
1 minute read
Analía Isabel Kozur
Dos mujeres extrañas de lugares de la nada
“Al poema le incumbe todo, aún la tierra más ingrata”, Susana Thenon de “La edad sin tregua”,1958.
Advertisement
¿Qué cuentas en tus renglones de moradas imposibles; el castigo verdugo de aquella mujer que grita o esos instantes en que se descubre un rostro que todavía tortura la fugaz memoria en un espejo?
En los libros de las horas, la soledad fluye como un río, el lecho se ensucia y caen las hojas desde lejos, nadie abre el final, nadie chapotea sobre el enigma de la poesía y la hora se inclina y como boca convaleciente y reseca. No hay ropa que aguante, están ajadas sin la nostalgia de luna que las quema y envejecen nuestras manos juntas de marrón claro pedregullo al querer alcanzarlas. Y en la tarde, en donde el infierno desconfías más que nunca de la distancia y la memoria
te leo a ti y no existe ningún edificio en pie y ungida por el rayo de la libertad reescribo sobre las páginas del libro que tengo en mis manos parecen trozos de cuero que construyo y demuelo, como harapos curtidos separadas de la edad sin prisa, escarbo un verso y espero entre retazos de la aurora que el tiempo arrugue los caminos hasta que llegue el día de abrazarnos como moribundas eternas, como espinas de rosas.