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Cátedra Libre UIS marzo - abril 2020
Alix Juliana Obando Arias, economista egresada UIS, desarrolla desde hace un año un proyecto de investigación para su grado de maestría en Economía y Desarrollo, que busca develar si se han reducido los salarios de los trabajadores colombianos tras el ingreso de población migrante en edad de trabajar proveniente de Venezuela. Efectos de la inmigración venezolana en el mercado laboral colombiano
Redacción Cátedra Libre A unque históricamente Ve n e z u e l a había sido un país receptor de migrantes adonde arribaron miles de colombianos atraídos por el boom petrolero y mejores condiciones económicas y de seguridad, hoy los papeles se han invertido. Desde el inicio de la crisis venezolana en 2013,
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según el Banco Mundial, esta es la mayor movilización humana de la historia en esta región, con 5 millones de migrantes venezolanos que se calcula que hay en todo el mundo. Los principales destinos son Colombia, con 1,7 millones, Perú y Ecuador.
Dado que el Gobierno reconoce que hay que recibir e integrar a estas personas en todos los ámbitos: social, cultural y económico, el país no cuenta con la infraestructura y los recursos necesarios para dar solución a esta problemática y las soluciones no han sido suficientes.
Diferentes organismos consideran que esta es una oportunidad para aumentar la producción del país, dado que la población laboral venezolana es cinco años menor a la colombiana. La investigadora afirma que rebatir la hipótesis que circula acerca de que la migración va a reducir los salarios de los nativos colombianos también fue uno de sus motivos para iniciar este proyecto. Así mismo, considera que la inserción al mercado laboral no es solo preocupación del gobierno; también lo es de los mismos migrantes, para quienes generar ingresos es una prioridad, dado que necesitan cubrir sus gastos de instalación en el país. Los migrantes son conscientes de que sus salarios van a ser mejores que en su
país de origen, pero no iguales a los del país receptor.
El análisis de los resultados presenta dificultades, ya que hay antecedentes de que son nulos, positivos y negativos, pues estos efectos van desde que la migración impacte los salarios y los reduce hasta un 30%, hasta ser beneficiosa y aumente los salarios de los nativos en un 3%. No obstante, según cifras publicadas por la BBC, el principal mercado laboral afectado es el informal: vendedores ambulantes, limpiavidrios, recicladores y otras ocupaciones similares. También se mencionó que muchas mujeres migrantes estaban ejerciendo de trabajadoras sexuales, lo que denota no solo un problema económico, sino también social.
Se han registrado incrementos de 3,3% en el PIB en 2019, cifra que no se presentaba desde 2014 y se calcula para 2020 de 3,7%. También ha aumentado el desempleo. Esto ha sido porque la gran cantidad de migrantes venezolanos que ingresan al país no puede ser absorbidos en la economía en tan poco tiempo. No todos los migrantes que ingresan al país tienen una oferta laboral, la gran mayoría llegan en busca de trabajo; por ende, el desempleo es un impacto de corto plazo. La apertura de nuevas empresas aliviaría la presión en el mercado laboral.
De ahí el interés del Gobierno Nacional en impulsar la denominada “Economía Naranja”, que se abran más empresas y haya flexibilidad para contratar, con regulaciones como el permiso especial de
permanencia (PEP) para insertar legalmente la población venezolana al mercado laboral, tanto para población profesional como no profesional.
Venezuela ha tenido fuga de cerebros y ha perdido mucha mano de obra calificada. En Colombia se insertaron muchos profesionales altamente calificados, especialmente en la primera ola de migraciones, provenientes de compañías petroleras, como PDVSA. También llegó otra población cualificada, pero no se ha creado una estrategia para que esas personas se inserten de una vez en el mer
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cado laboral. Muchos empresarios temen contratar a personas sin documentos, que pueden estar calificados, pero que no pueden desarrollar actividades adecuadas a su nivel educativo porque se les impide incorporarse de manera legal. Esta vinculación podría trasmitir conocimientos y aumentar la productividad del país, es mano de obra calificada inactiva en este momento. Y Colombia la está desaprovechando.
La vinculación de algunos migrantes en las áreas rurales podría liberar la presión que hay en ciertas ciudades, ya saturadas de migrantes que presionan los servicios de salud y educación, entre otros. Aunque hasta ahora no hay resultados definitivos en esta investigación, existe un estudio en Bogotá sobre el impacto de la población migrante en el país. Allí se encontró que había ocurrido una reducción de 8% en los salarios de los colombianos en el periodo 2013 a 2017, que es una cifra alta y con un porcenta
je superior cuando se compara con la evidencia previa de otros países. Los datos de Alix Juliana Obando abarcan hasta 2019, pero con una metodología diferente, en la que se tiene en cuenta la clasificación por población y tipos de mano de obra. Ello, en razón de que se pretende comparar a los migrantes con los nativos cuando son sustitutos perfectos. Es decir, cuando tienen el mismo nivel educativo y la misma experiencia. Por otra parte, no se puede comparar a la población sin esta clasificación, dado que una persona con educación superior y mucha experiencia no competiría con un migrante que posee educación básica por un mismo puesto de trabajo. A la hora de contratar, los empleadores buscan habilidades específicas y exigen que quienes se presenten tenga determinado nivel educativo.
La evidencia también muestra que hay un aumento de la inactividad, es decir, se incrementa la cantidad de trabajadores colombianos inactivos tras el aumento de la tasa de migración. Se espera que los resultados finales de la investigación sean entregados en mayo. Se tiene como hipótesis que puede haber un impacto negativo en el sector informal al ser mayor el número de personas en estado irregular; por ende, estas personas tienden a incorporarse de forma informal en el mercado laboral y no reclamar por sus derechos laborales, que en algunos casos desconocen. Por otra parte, el 47% de la población colombiana que labora en el país, lo hace de manera informal. Ello hace suponer que la población informal se estaría afectando por la nueva oferta laboral migrante. Es importante aclarar que la tasa de informalidad no lo refleja, lo cual resulta paradójico.
El proyecto fue dirigido por la profesora Josefa Ramoni Perazzi y sus evaluadores fueron los profesores Héctor Luis Romero y Gonzalo Patiño Benavides.
El estudio se enmarca en una de las líneas de investigación del Grupo de investigación en Desarrollo Regional y Ordenamiento Territorial, GIDROT.