G&R #3

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EDITORIAL


INFORMACIÓN

Diseño portada: Inge Conde Diseño logo Granite & Rainbow: Inge Conde

Creadora y directora:

Ainize Salaberri

Página web: www.graniteandrainbow.com Blog: http://graniteandrainbow.wordpress.com

Contacto: graniteandrainbow@gmail.com


ÍNDICE DE CONTENIDOS

EDITORIAL..................................................... 4 CHISHOLM...................................................... 7 LOS ÚLTIMOS DÍAS DE... PERTER PAN............................. 8 LA TRASTIENDA, DE FUSA....................................... 11 CHARLES DICKENS.............................................. 14 EL RETRATO DE DORIAN GRAY.................................... 18 CAMPOS DE LONDRES............................................ 20 RELATO....................................................... 25 UNAI ELORRIAGA............................................... 28 GRACIAS, SEÑOR STOKER........................................ 32 MÁSCARA SOBRE LONDRES........................................ 36 UN PASEO POR LONDRES......................................... 39 A ORILLAS DEL RÍO OUSE....................................... 49 ABADÍAS Y CATEDRALES - VIRGINIA WOOLF........................ 53 RETRATO DE UNA LONDINENSE - VIRGINIA WOOLF................... 58 RELATO....................................................... 62 84, CHARING CROSS ROAD....................................... 67 RELATO....................................................... 71 1984......................................................... 75 SHERLOCK HOLMES.............................................. 77 EVELYN WAUGH................................................. 82 EL LONDRES DE JM COETZEE..................................... 83 RELATO....................................................... 87 EL RIDÍCULO DE LA CLASE MEDIA................................ 93 AGATHA CHRISTIE.............................................. 95 FROM HELL - ALAN MOORE....................................... 98 RECUERDA EL CINCO DE NOVIEMBRE.............................. 102 SARAH WATERS................................................ 106 VIRGINIA WOOLF Y SU CUARTO PROPIO........................... 110 LA DISTANCIA ENTRE LA CIMA Y LAS CLOACAS.................... 113 BLOOMSBURY.................................................. 115 CRÉDITOS FINALES............................................ 117


EDITORIAL Londres es para mí la ciudad soñada. En ella está todo lo que quiero: mi Londres literario. En esta ciudad se forjó mi vida actual, la vida que llevo, el camino que ya he andado y el que me falta por hacer. Londres fue el principio de todo, el pistoletazo de salida. Y lo mismo que es para mí lo fue previamente para todos estos autores que se dan cita en este tercer número. El Londres del

librero

escritores,

y

del

esa

adicto,

ciudad

el

Londres

británica

que

que

inspira

encandila

a

para

tantos

siempre.

Virginia Woolf, Henry James, Charles Dickens, Alan Moore, Martin Amis,

Chesterton,

Arthur

Conan

Doyle,

Shakespeare,

John

Donne.

Recluidos en las cárceles imaginarias de Londres se encuentran todos

ellos,

perennes

en

el

recuerdo,

para

discutir

sobre

literatura y enzarzarnos con ellos en la pelea. Londres. Se me llena la boca, y se me infla el corazón. Qué tendrá Londres que todos volvemos a ella. Sé lo que es para mí: empezando por

su

literatura,

por

sus

calles,

por

el

olor

especial,

londinense, único; sus recuerdos: los edificios, la historia, lo que son; mi inspiración. La capital inglesa es mis letras, y mi modo de vida. Los redactores han realizado un trabajo magnífico en este número, igual que en los anteriores. A ellos he de agradecerles que todo esto sea posible, que este otro sueño siga siendo realidad. Por ello les doy las gracias, de todo corazón. En este número tres encontraréis artículos realmente maravillosos, que todos esperamos que disfrutéis. Si, al menos, conseguimos que leáis alguno de los libros

tratados

en

este

número,

estaremos

cerca

de

nuestro

objetivo principal: hacer llegar la literatura a un rinconcito más. Bienvenidos al número 3 de Granite & Rainbow. Bienvenidos a un nuevo mundo literario. JUNIO ’10

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Londres es la moderna Babilonia.

Benjamin Disraeli


Me fui a Londres porque para mĂ­ era la cuna de la literatura. Fui allĂ­ por Dickens y por Shakespeare. No, por Shakespeare y por Dickens, por ponerlos en orden. Ben Okri


...c...h...i...s...h...o...l...m... Sueño con una habitación en Londres, que dé a sus calles y me muestre su belleza. Sueño con el silencio del interior y el bullicio del exterior, con sus gentes y sus acentos, con el cockney, con el más puro estilo británico. Sueño con encontrarme con sombreros de copa, con gente con abrigos negros imitando a Jack el Destripador, con economistas que anden rápido por la acera con un café del Starbucks, o de Nero, en la mano. Busco la felicidad de despertarte por mi misma y acercarme a la ventana y sentir el poder de una ciudad que nunca ha parado su maquinaria, que nunca ha cogido aliento porque, si lo hiciera, se achantaría ante tamaño poder, ante tamaña belleza. Sueño con salir por la puerta hacia el exterior y bajar las típicas escaleras grises y frías. Abrigarme, ceñirme la bufanda, expirar aire por la boca y ver el vaho extinguiéndose en la magnitud inglesa, y caminar sin rumbo disfrutando de los sonidos, de los olores, de los sabores, de la mejor ciudad del mundo. Perderme en el mapa del metro de Londres, antiguo, repleto de sueños y esperanzas, y zambullirme en las fuentes de Trafalgar Square y bautizarme británica en ellas. Montarme en el London Eye y sentir que la ciudad, por unos instantes, me pertenece. Mirar al Big Ben y detener sus agujas. Pintar libros en las estanterías de su cuerpo, rezar literatura a las puertas de Westminster, o de St.Paul. Acercarme al globo y clamar venganza por aquellos que osan a dudar de la verdad shakesperiana. Aplaudir ante una obra, cualquiera, llena de versos y de juegos en el lenguaje, y tomarme un té en el Embankment,

pasear

por

las

cientos

de

librerías

de

primera,

segunda y tercera mano de Charing Cross, y creerme escritora. Soñar las letras necesarias para que Londres me siga inspirando desde la distancia hasta que por mí misma pueda acercarme a la ventana de mi biblioteca en mi casa de Londres, y respirar sus palabras para poder vivir. Porque sólo estando en Londres se puede vivir de verdad.

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LOS ÚLTIMOS DÍAS DE... PETER PAN - PEDRO LARRAÑAGA Londres

es

una

megalópolis

de

quedó

prendado

de

George,

Peter,

dimensiones más que considerables,

Michael y su madre Sylvia. No sé

un

sabe

enjambre

humano

en

el

que

a

ciencia

cierta

hasta

qué

metro

punto, pero los tres niños y la

cuadrado en que no viva, o haya

mujer mucho tuvieron que ver en el

vivido un ser humano. Pero sí lo

nacimiento

hay.

perviven en el oeste de la ciudad,

adoraba pasar el tiempo con los pequeños, moviendo las orejas y

como

contándoles

parece

no

Los un

existir

jardines

un

de

corazón

Kensington

verde

que

se

de

Peter

Pan.

secretos

James

sobre

los

piratas, las hadas y los duendes.

resiste a dejar de latir.

Lo que no les contaba el bueno de En Londres, abundan los parques y

Barrie

los

muy

nacido de una angustia. El propio

pocos

dolor del escritor por la temprana

mágica

muerte de su hermano David cuando

jardines.

diversos pueden

Los

hay

tamaños,

compararse

de

pero al

aura

era

que

No en vano, en ellos pervive uno

convertido en niño para siempre en el recuerdo de la familia. James

más

grandes

mitos

de

la

esas creaciones que termina por desprenderse de las hojas de un

hueco, por lo que creó a Peter Pan

cuaderno, para cobrar vida propia

islote

y correr entre nosotros, con tinta

Serpentine,

escocesa en las venas: Peter Pan.

se encargaba de “cavar una tumba y

Sin embargo, el niño eterno, ese

erigir

que toca la flauta para alegría de

niños que se perdían y morían de

las hadas; el que sabe el camino a Nuncajamás; el mismo que perseguía

frío en medio de la noche. Oficio trágico el suyo, desnudo, solo,

a

convertido

hasta

el

cuarto

de

nunca

cubrir

y

Barrie

sombra

pudo

crecer

historia de la humanidad. Una de

su

no

poder

había

era

los

sin

Pan

que envuelve a Kensington Gardens. de

pequeño,

Peter

ese

para que él lo hiciera. Desde su en

una

el en

centro

Kensington,

lápida”

en

de

para

la

Peter

aquellos

sepulturero

y

con

Wendy; tiene su propia historia de tintes dramáticos más allá del

una edad de siete días para toda

final

A

de

Barrie. pequeño,

la

obra

Sí,

de

aquel

periodista

y

James

M.

escocés, con

sueños

la eternidad. pesar

de

lúgubres, la

obra

todos

sabiamente teatral

disimulados, estrenó

párrafo a párrafo, una leyenda de

aquellas

dimensiones

casi siempre, el mundo no fue tan

enseñando a un Peter Pan algo más crecido, que ya no extrañaba a su

amable con todos los implicados.

madre,

Desde aquella primera noche, en la Nochevieja de 1989, en la que

indiferente hacia esos personajes

Barrie conoció a los Davies, se

iba a ser un adulto jamás, ya que

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como

Barrie

en

1904.

pero,

M.

tintes

de escritor, fue capaz de trazar, épicas,

James

se

esos

pinceladas

si

no

que

acomodó oscuras,

se

mostraba

autoritarios y protectores. Él no

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LOS ÚLTIMOS DÍAS DE... PETER PAN - PEDRO LARRAÑAGA tenía cosas más importantes de las

bolsillo

de

que

encontró

una

ocuparse:

pasárselo

ser

bien

Gardens.

¿Qué

un

en mejor

niño

y

Kensington plan

puede

haber? De

el

irresponsable

divertido

muchacho

e

tenía

uniforme,

carta

de

se

James

Barrie, en la que le contaba cómo le

iba

a

tarde,

hecho,

su

Peter

en

la

Pan.

Poco

misma

más

contienda,

sería el otro Peter, el mediano, quien

quedaba

inválido

por

una

bastante que hacer luchando con el Capitán Garfio y volando hasta

herida. Finalmente, el pequeño de los hermanos, Michael moría

Nuncajamás

ahogado en 1921.

con

desgracia

Wendy,

de

para

Campanilla,

profundamente

enamorada

de

tan

En Londres, cada año, desde 1913,

él.

se representa, el 24 de Diciembre,

Así, Peter Pan contaba con todo lo

la

necesario para ser feliz, pero, ni

Inevitablemente,

siquiera él, eternamente joven en

sentarme a la mesa, en la cena de

el

Nochebuena,

inconsciente

colectivo,

pudo

obra

teatral

poco

Pan.

antes

acuerdo

Barrie, Campanilla, Garfio y los niños perdidos junto a sus tumbas

que hacía de epílogo a la historia

en

de

Kensington.

permanecía

igual,

mágicos

a

los

En 1908, se estrenó en Londres “Cuando Wendy creció”, una obra Él

imagino

de

de

Davis

esos

me

Peter

resistir el paso del tiempo.

Peter.

y

me

de

Peter,

jardines

Porque,

a

pesar

de de

pero Wendy ya no, y cuando volvió

haberse quedado a vivir en nuestra

a por ella, ya había crecido. Ya

memoria, Peter Pan, así como nació

había

gracias

cambiado.

De

ese

modo,

probablemente, el propio James M.

parcialmente

Barrie

muchachos.

relataba

incapacidad

su

por

propia

a

ellos, con

aquellos

murió tres

proteger

eternamente a los pequeños Davies, por mantenerlos lejos de la crueldad

del

mundo

real.

Daban

igual sus esfuerzos, todo su genio creador y la fuerza de Peter Pan, no

hubo

negra

forma

sombra

de

que

alejar

aquella

perseguía

a

la

familia. Primero fue el padre de los niños, Arthur

Davies

quien

falleció

en

1906, por lo que Barrie se hizo cargo de ellos y de su madre. Más tarde, en 1915, en una trinchera en

plena

George veintidós

Primera era años

Guerra

abatido, de

JUNIO ’10

edad.

Mundial, a

los En

el

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Y es que si se había vivido en Westminster –¿cuántos años ya?, más de veinte–, Clarissa estaba convencida de que incluso en medio del tráfico, o al despertarse por la noche, se sentía un silencio especial, un no se sabía qué de solemne, una pausa que no era posible describir, una ansiedad (aunque eso podía ser su corazón, tocado, decían, por la gripe) que atenazaba antes de que el Big Ben diera las horas. ¡Ya había llegado el momento! Ya resonaba. Primero, un aviso musical; luego, la hora, irrevocable. Los círculos de plomo disolviéndose en el aire. ¿Por qué somos tan necios?, se preguntó mientras cruzaba Victoria Street. Sólo Dios sabe por qué la amamos tanto, por qué la vemos como la vemos, inventándola, construyéndola a nuestro alrededor, derribándola, creándola de nuevo a cada momento; porque hasta las mujeres menos atractivas que pudiera imaginarse, los deshechos más miserables que se sentaban en los umbrales de las puertas (derrotados por la bebida) hacían lo mismo: estaba completamente convencida de que ninguna ley lograría dominarlos, y por esa misma razón: la de que también ellos amaban la vida.!En los ojos de la gente, en cada vaivén, paso y zancada, en el fragor y el tumulto, en los coches de caballos, automóviles, ómnibus, camionetas, hombres-anuncio que giraban y arrastraban los pies, en las bandas de música, en los organillos, en el júbilo y el tintineo y el extraño canto agudo de algún aeroplano que cruzaba el cielo, estaba lo que ella más amaba: la vida, Londres, aquel instante del mes de junio.

La señora Dalloway - Virginia Woolf

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LA TRASTIENDA, de Fusa DÍAZ


VOCES EN EL CUARTO DE LA CRIADA - FUSA DÍAZ

Virginia

coge

los

volantes

de

su

falda

y

mueve

el

aire

para

soportar el calor. Está completamente sofocada. Se levanta de una esquina de la cama donde duerme su criada y coge uno de los pantalones que guarda para cuando pasa

algunas mañanas allí donde

ella. Se los pone y, tocando en los bolsillos, suenan monedas. Se pregunta: ¿y entonces, por qué, por qué? La criada de Virginia le dio permiso para que, nada más levantarse ella, pudiera acudir a trabajar. Puede confiar en mí, le dijo, puede dejar todas sus cosas sin temer que yo vaya a mirarlas. La criada de Virginia, todas las noches, antes de irse a dormir, coge los cuadernos y los huele y sabe que adentro hay algo, hay vida, pero no sabe leer y se conformaría sólo con que alguien pudiera contarle en palabras que ella pudiera entender -porque la señora habla de una manera que no se la puede seguir de ninguna manera-, le pudiera contar lo que Virginia intenta en todas esas mañanas en que se refugia en su habitación

y

consigue

lo

que

ni

siquiera

ella

en

su

cuarto:

sentirse a salvo. Virginia habla por los pasillos y dice sin que se la entienda: en ese cuarto no se puede, no se puede en ese cuarto, que todavía huela, que se reconozcan las sombras, que se comprenda el orden, que se elijan todos los detalles. Sabe que si escribiera en el mismo lugar donde duerme y donde comparte la noche con su marido, sabe que si lo intentara, sería un fracaso. Hace tiempo que tiene un despacho donde todo está adecuado para que se concentre y, precisamente por eso, le resulta imposible. Es completamente imposible que me concentre en ese lugar donde todo está

dispuesto

para

que

me

concentre,

Leonard,

y

debes

comprenderlo. Lo único que quieren todos, los criados, el marido,

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VOCES EN EL CUARTO DE LA CRIADA - FUSA DÍAZ la hermana, los sobrinos, lo único que quieren es saber dónde está, qué piensa, qué hace, pero pronto comprenderán que Virginia no tiene unos límites claros. Mientras, se esconde de las voces en el cuarto de la criada y toca sus bolsillos y suenan monedas y, si mira a un lado y a otro, está sola y, sin embargo, oh, diablos, sin embargo no es capaz ni siquiera de escribir una sola palabra simple como floreado o como anfitriona. Va de un lado a otro del cuarto y oye cómo su hermana sube las escaleras del primer piso y la maldice, puede sentir cómo la envidia sin haberle visto todavía la cara y sabe que, cuando abra la puerta, sonreirá si no la ve sentada con un cigarrillo en la boca humeándole los ojos y con la pluma en la mano derecha, con los cuadernos abiertos, flameando. Sonreirá y Virginia deseará ser solamente la criada que duerme en esa cama y sueña con vidas que ni siquiera comprende cuando está totalmente

despierta,

lo

más

despierta

que

pudiera

estar

la

sirvienta que hace las camas y lava y tiende y plancha la ropa. Piensa en un hombre que va desnudo y tiene el cuerpo del color de un árbol, piensa en que podría estar bailando en medio de una fiesta concurridísima, piensa en un pájaro que choca impertinente contra una ventana cerrada, piensa en una mujer que se besa en la boca

abierta

con

una

niña,

piensa

en

un

cuarto

propio,

envidiablemente vacío, y sabe que pronto va a morir con la boca completamente cerrada, con los ojos bien abiertos.

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CHARLES DICKENS, CABALLERO ANDANTE INGLÉS - NOEMÍ CAMBLOR «Cuentan que una frutera del mercado de Londres, al enterarse de la muerte de Dickens, exclamó consternada: “¿Ha puerto Dickens? Entonces, ¿morirá también Papá Noel?”»1.

Cuando comencé a documentarme para hablarles del autor de obras clásicas como Canción de Navidad, Oliver Twist o Historia de dos ciudades, Charles John Huffan Dickens (1812-1870) y su íntima relación con la ciudad de Londres, en donde vivió desde que era muy niño, lo primero que se me ocurrió fue sacar una fotografía a la calle que llevara su nombre en esta ciudad.

En

bautizara

ningún

alguna

momento

importante

dudé

de

que

vía

de

la

el

nombre

capital

del

gran

inglesa,

Dickens

así

que

mi

sorpresa se convirtió en consternación cuando descubrí que yo daba como hecho indiscutible una fantasía: Charles Dickens, el hombre que sufría lejos de la variedad gentil de sus calles y su propia arquitectura; el que llamaba a la ciudad de Londres su «linterna mágica» no aparece en el mapa de su adorada ciudad, en la que ambientó todas esas historias que han llegado hasta nosotros con el mismo entusiasmo con el que eran recibidas en las lecturas públicas que Dickens debía de hacer ante los miles, aunque desgraciadamente en su mayor parte, iletrados fans.

Leer la obra de Dickens es

ver

Londres

a

la

como

personaje

ciudad

de

si

un

de

más

tratara:

se

intensamente

concienciado

con

la

injusticia y la miseria humana,

extremadamente

patente en una metrópoli en

pleno

desarrollo

industrial Pie de foto: mapa interactivo de la Londres de Charles

pero

Dickens.

del

también

s.XIX,

convencido

de la belleza del hombre como remedio a todos esos desastres e infortunios; el que debería de ser un

mero

decorado,

participante:

Londres,

latiendo

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su

cobra

corazón,

vida

como

oliendo

si a

fura

perfumes

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otro y

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personaje a

escoria,

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CHARLES DICKENS, CABALLERO ANDANTE INGLÉS - NOEMÍ CAMBLOR hablando con sus múltiples y nuevos sonidos industriales, trabajando, sufriendo, descansando… ofreciendo oportunidades y provocando miserias al igual que el resto de los protagonistas humanos. Este, era el cosmopolita y

frenético

Londres

que

acunaba

a

Oliver

Twist:

«Compatriotas,

carniceros, ganaderos, vendedores ambulantes, niños, ladrones, vagos y vagabundos de todos los grados bajos, se mezclaban en una masa, el silbido

de

los

troperos,

el

ladrido

de

los

perros,

los

mugidos

y

hundiendo de los bueyes, los balidos de las ovejas, los gruñidos y chillidos de los cerdos, los gritos de los vendedores ambulantes, los gritos, juramentos, y pelear por todos los lados; el repique de campanas y el estruendo de voces, que salían de cada taberna, el hacinamiento, empujar, conducir, luchando, gritando y gritando, el débil y discordante horrible que resonó en todos los rincones del mercado, y sin lavar el, sin afeitar, sórdido, sucio y las cifras en constante funcionamiento un lado a otro, y que estalla dentro y fuera de la multitud, sino que hizo una impresionante y desconcertante escena, que bastante confundido a los sentidos»2. Supongo todos ustedes han leído o visto (ya que se han hecho innumerables versiones para cine, televisión y teatro) alguna de las obras del autor que nos ocupa; si les ha entusiasmado alguna de ellas y quieren volver a leerlas

yo

les

propongo

que

esta

vez

tengan

la

novela

al

lado

del

ordenador y utilicen una página web muy interesante: Charles Dickens Page,

http://charlesdickenspage.com3, en donde podrán encontrar un mapa

interactivo (apartado Dicken’s London) por el que desplazarse, ver y conocer la historia de los lugares en los que vivió y trabajó el mismo Dickens o los lugares reales en donde transcurren los pasajes de sus relatos. Dickens,

aunque

sentimentalista

para y

el

lector

adoctrinador,

es

moderno para

puede uno

resultar de

los

más

demasiado insignes

retratistas sociales, obras como Canción de Navidad e Historia de dos ciudades son un par de

pruebas de ello. Aunque sin duda es un escritor

con mucho oficio, no es su habilidad para contar, para entretener y al mismo tiempo enseñar lo que más me cautiva sino el tratamiento de las lacras sociales del S.XIX

tales como la pobreza, la precariedad laboral,

la avaricia del poderoso, el rencor, la bajeza humana, la enfermedad…y el triunfo de sus opuestos; contado no sólo con palabras sino con los olores, sabores, aires, sonidos y sensaciones del sombrío e intrigante Londres victoriano.

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CHARLES DICKENS, CABALLERO ANDANTE INGLÉS - NOEMÍ CAMBLOR Dicho esto sobre la obra del novelista, y con ojos de ciudadana del S.XXI observo con inmenso pesar cómo aquellas lacras sociales contra las que Dickens arremetía sin descanso han cambiado de nombre, algunas incluso de rostro, pero de ninguna nos hemos despojado: la pobreza ahora se llama «en vías de desarrollo», la precariedad laboral tiene cara de crisis, la avaricia del poderoso se esconde detrás del libre mercado, la vieja enfermedad sigue matando millones de infantes en tres continentes, la nueva

enfermedad

despierta

barriendo

sin

complejos

en

tierra

«civilizada», el rencor se pasea por el templo de todas las religiones… La pequeña Dorrit y

Tiempos difíciles son dos de esas excelentes pero

durísimas novelas que el novelista acometió sobre la década de 1850…A mí me parece que dos siglos es mucho tiempo para cambiar tan poco. Ahora, con más convencimiento aún, creo que es imprescindible abrir una nueva calle con el nombre de Charles Dickens. 1

Canción de Navidad. Charles Dickens. Ediciones Vicens Vives. S.A. p.VII.

(1996). 2

Oliver Twist. Charles Dickens. Ediciones Vicens Vives. S.A.(2006).

3

Charles Dickens Web . David Perdue. © 1997-2010. Visit. 7-jun-10. URL: http://

charlesdickenspage.com/

http://isaacsonpaintings.com/Paintingspages/ charles_dickens.html

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EL RETRATO DE DORIAN GRAY - J. ÁLVARO GÓMEZ

¿Qué pasaría si pudiéramos tener una vida dentro de un cuerpo joven de veinte años? Para algunos sería un horror, para otros un privilegio. A la espera de ver la película que han estrenado sobre esta novela y decir la mítica frase de “está mejor el libro”, me queda volver a enredarme entre las hojas de este maravilloso texto que, hasta el título en inglés, me parece elegante, The Picture of Dorian Gray. Oscar Wilde (Dublín 1854- Paris 1900) publicó esta novela por primera vez en trece capítulos, en una revista literaria anglo norteamericana (Lippicontt´s Monthly Magazine) en 1890. Fue un éxito, por lo que el escritor Dorian

alargó Gray

la

vida

durante

del

siete

señor

capítulos

más, ahora en forma de libro y con unas bellas

ilustraciones

de

Charles

Ricketts. Es un libro al más puro estilo de Poe (por

lo

menos

matices

eso

oscuros,

personajes

que

me

parece),

con

se

con

elegantes

mueven

entre

la

aristocracia inglesa y la debilidad más humana.

Personas

que,

según

se

va

adentrando uno en el libro, entran y salen

y

historia

vuelven para

a

marcar

aparecer el

ritmo

de

la

y

al

protagonista Dorian Gray. El libro comienza con el descubrimiento por parte de Lord Henry Wotton de un precioso

retrato

pintado

por

Basil

Hallward y donde, desde el principio, se expone la base de esta novela; la vanidad. En este momento, el lector, comienza un viaje de los sentidos. Las descripciones de Dorian Gray, las conversaciones entre Basil, Dorian y Henry, los decorados donde enmarca las circunstancias y ciertas frases (por ejemplo ese “los feos y los estúpidos son quienes mejor lo pasan en el mundo”), hacen que se produzca un viaje muy poco dado en la literatura actual. El retrato pintado por

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EL RETRATO DE DORIAN GRAY - J. ÁLVARO GÓMEZ Basil va a ser el tormento de Dorian, va a ser el que va a sufrir todo el envejecimiento que el señor Gray no sufre (“hora a hora, semana a semana, la criatura del lienzo envejecía”), va a ser el que, de una manera horrible,

padecerá

retratado

Dorian

los

excesos

Gray,

del

seguirá

protagonista,

joven

mientras

indefinidamente.

que,

La

el

primera

desfiguración que sufre el retrato se produce con el rechazo de Dorian Gray hacia su prometida Sibyl, también en ese momento, la novela cambia de

escenarios.

horriblemente

Todo

lo

engloba

impersonal,

la

donde

vanidad

de

un

mundo

elegante

y

la

virtud mas admirada es la belleza. El

final,

hace

rápido

pensar

realizar

en

una

si

y

muy

este

descriptivo, libro,

denuncia

quiere

sobre

la

arrogancia y la moral perversa y torcida de la sociedad de aquella época, o de ésta. Todavía lo dudo mirando ciertos programas de televisión. Caso

especial

merece

ese

diminuto

y

mención

Prefacio

texto

no

del

aparte

se

autor.

Un

publicado

en

la

primera edición, aquella que se realizó en la revista, y que envuelve toda una declaración

de

intenciones

hacia

aquellos

que

no

entendieron,

en

un

principio, esta obra. Este prefacio debe servir como iniciación a la obra (para

aquellos

que

no

la

hayan

leído)

y

como

el

comienzo

de

una

excelente, viva, elegante y audaz novela, recordando al lector que: “

Quienes

encuentran

significados

bellos

en

cosas

hermosas

son

espíritus cultivados. Para ellos hay esperanza. Son los elegidos, y en su caso las cosas hermosas sólo significan belleza.” Esperemos que, aun llevando la contraria al gran Oscar Wilde, todos tengamos esperanza.

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CAMPOS DE LONDRES: AMIS Y EL FIN DE LOS TIEMPOS - ROSARIO CURIEL

Londres:

la

diana

en

el

centro

del

blanco.

Un

lugar

de

lluvia

perpetua rebosante de mentiras en donde los habitantes circulan con el viento enrollado bajo el brazo. Una cloaca, símbolo de la Gran Bretaña suburbial y plutocrática. La zona en donde se concentran los campos de fuerza de unos seres que circulan por calles abarrotadas y atascadas, llenas de coches en doble fila. El escenario de la lucha fratricida de finales del siglo XX.

El narrador de Campos de Londres lanza sus dardos contra la ciudad, contra el espacio en el que la lluvia cae permanentemente (llueve la biosfera, y no sólo el cielo de Londres), el escenario en el que los taxis

negros

delincuentes,

son el

inhóspitos velatorio

lugares

de

anticipado

los

en

que

el

que

te

arrancan

los

languidecen

las

flores miserables bajo el canto amenazante y retador de pájaros nada amenos.

Sí, Londres es la ciudad del crimen. El cometido contra Nicola Six (la

novela

muerte

es,

entre

anunciada),

europea-occidental angelicales),

el

el

otras

cosas,

cometido

(esos cometido

una

contra

matrimonios contra

la

verdadera las

bases

destruidos, humanidad

Crónica de

la

esos

de

sociedad

niños

entera.

una

nada

Porque

la

humanidad entera agoniza en las páginas de Campos de Londres, entre zarpazos

fratricidas:

el

engaño,

el

adulterio,

el

crimen,

la

delimitación territorial de los animales humanos. El final del siglo XX ha llegado con una mueca ácida y con sabor a apocalipsis.

Un eclipse. La conmemoración del 5 de Noviembre, el Día de las Hogueras. Pareciera que, al igual que el rebelde (¿o los rebeldes?) que en un día homónimo de 1605 quisieron volar los cimientos de Inglaterra volando el Parlamento, el rebelde Amis quiera socavar la encantadora apariencia británica de la necrópoli, quiero decir de la metrópoli, londinense. Un lugar en el que, según el narrador, todos están ya muertos, asesinados por la modernidad. La “modernidad” es

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CAMPOS DE LONDRES: AMIS Y EL FIN DE LOS TIEMPOS - ROSARIO CURIEL un estado (quizás un espacio) sintético que convierte el corazón de los

humanos

en

una

víscera

retráctil

y

desapareciente.

La

“modernidad” acaba con los seres humanos: dejan de ser humanos, para pasar a “no-ser”, para pasar por la vida como individuos vacíos sin instrucciones para seguir viviendo. Porque es difícil amar cuando te estás preparando para el apocalipsis. Porque en el avance del tiempo la humanidad ha retrocedido al estado reptiliano.

Dice Martin Amis, en una nota que sirve de prólogo a Campos de Londres, que tituló así la novela para referirse a algo que está presente

todo

vive

y

cada

página.

de

el

respira,

Londres)

tiempo: o

lo

algo

intenta,

London

Fields

es

pequeño

un

que en

(Campos parque

situado al noroeste de Londres. Un pulmón, propiamente, de la ciudad. Un pulmón que suministra oxígeno en el caos del apocalipsis, en el fin de los tiempos. Frente a los campos de fuerza, a los campos de batalla, de

lucha

fratricida

entre

seres

antiguamente humanos, London Fields (el

parque)

se

presenta

como

el

lugar adonde huir, el lugar adonde volver, en donde quedarse… para siempre. El mejor lugar para habitar una granja y una tumba.

Londres, la ciudad, es el verdadero personaje, el que se desgrana (y desangra) a lo largo de las páginas de la novela. El espacio sirve para calificar conductas y situaciones, modifica circunstancias y tramas (las dobles filas y los atascos que acaban variando el curso y el discurso de la historia), caracteriza individuos (cansados y neblinosos) y naciones: a pesar de ser identificada con una cloaca, con

un

sumidero

de

mentiras,

Londres

es,

frente

a

Nueva

York

(emblema de lo americano), el último espacio en el que es posible

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CAMPOS DE LONDRES: AMIS Y EL FIN DE LOS TIEMPOS - ROSARIO CURIEL vivir y, por lo tanto, morir. Un espacio que atrae la podredumbre, pero que alberga el pulmón de London Fields: el único lugar que parece fuera de la historia, el último lugar en el que refugiarse cuando el mundo parece a punto de explotar.

Campos de Londres es y puede ser muchas cosas: una gran novela, una novela agotadora, una novela de múltiples tramas, una novela que gusta, enferma y disgusta a partes iguales… Si exploramos lo escrito sobre

ella

veremos

opiniones

excelentes

y

opiniones

deleznables.

Esto es Amis: amor u odio, pero jamás indiferencia. Hacia su obra, hacia la persona, hacia el narrador especialmente displaciente que aparece en sus páginas.

Amis, en general, y Amis, en particular en

Campos de Londres, engancha y agota a la vez. No podía ser de otra manera: mientras esperamos que se acabe el mundo (nuestro mundo, el de

todos)

y

quizá

sostenemos

la

leve

esperanza

de

que

existan

universos paralelos (para sobrevivir en ellos), una buena sobredosis de su retrato irónico-salvaje de la realidad que, antes o después, va a acabar con nosotros, puede servirnos para ver más claro.

¿Aún quedan dudas? Coloque usted el libro ante sus ojos. Ábralo. Prepárese. Campos de Londres, y Amis como artífice, consiguen hacer del espaciotiempo de lectura un espaciotiempo diferente al resto del universo. Porque, más allá de todo apocalipsis, más allá de todo fin de los tiempos, lo que tenemos entre las manos es el mejor manual de escapismo que he leído en los últimos tiempos.

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La crudeza desapacible de un día gris de diciembre reinaba en St. James Park, ese santuario del césped, del árbol y del estanque en que ha penetrado una y otra vez el innovador burgués, ambiciosamente y con prisas, para verse de pronto obligado a descalzarse del charol que lleva en sus pies, pues la tierra que pisa es tierra santa. (...) St. James Park, con su césped y sus paseos y sus aves acuáticas, todavía conserva ese vínculo con los hombres y las mujeres de los tiempos pasados, cuyas penas y alegrías, tan grises y apagadas hoy como antaño vivas y brillantes, están bordadas en su historia igual que un dibujo desvaído en la tela de un antiguo tapiz.

El insoportable Bassington - Saki


CREACIÓN LITERARIA A PARTIR DEL LIBRO EL INSOPORTABLE BASSINGTON - AINIZE SALABERRI Quisieron casarme con una mujer para salvar la casa en la que vivía mi madre gratuitamente y yo me aproveché del poder que tenía en Oxford

para

que

la

idea

se

le

quitase

la

cabeza

consiguiendo,

además, que esa familia me odiase. Pero estaba acostumbrado, oh sí, muy acostumbrado, porque casi desde que nací la gente me odiaba. Mi madre esperaba mucho de mí, y es la única a la que respetaba, pero mis primeras acciones maleducadas y fuera de norma me pusieron para siempre el sambenito de rebelde, intransigente, descerebrado y sin futuro. Así que como era lo que todo el mundo esperaba de mí, era exactamente eso lo que les daba. Ni te imaginas lo gracioso que era y lo mucho que me divertía ver qué tipo de reacción tenían ellos hacia mis fechorías; ver cómo se ruborizaban, cómo miraban a otro lado, desentendiéndose por completo del asunto y mirando al cielo como dando las gracias a un dios inexistente por no tenerme como hijo ni como familiar. Actuaba como un descarado adolescente, un irremediable muchacho con el que ya no conseguiría hacer nada mi madre. Estaba condenado a ser un desgraciado del que todo el mundo hablaría fuera inteligente o un estúpido integral. Avocado al fracaso, un despojo humano. Qué más daba. Entré en una especie de competición conmigo mismo: mi reto era saber a quién avergonzaban más mis acciones. Pronto descubrí que era a mi tío Henry, quien siempre me ponía en contacto con gente “importante” para buscarme un porvenir, una decencia en la vida. Era a él, más que a ningún otro, al que mis acciones derrumbaban y sonrojaban. Desde que lo supe, lo martiricé. Muchas veces me pasé, lo reconozco, pero me divertía tanto, hasta límites insospechados, que hacer todo lo posible por molestarle era mi objetivo en la vida. En la intimidad lo pasaba mal por mi madre. Sabía que yo no era, ni de lejos, el tipo de hijo que esperaba. Era la única a la que obedecía, y la única persona a la que me hubiese gustado explicarle que en realidad la gente me había hecho

así,

introvertido,

que muy

yo

era

tímido,

un al

niño que

normal, una

mala

agradable, acción,

un

una

poco acción

traviesa, de niño pequeño, había condenado para siempre. La mala prensa me licenció en las malas artes, y una vez que empiezas no puedes parar. Tienes una imagen que conservar. Pero nunca se lo dije, y ya nunca podré decírselo. Ella y el tío Henry me trajeron aquí, después de darme una fiesta de despedida. Sabía que jamás volvería a Londres, a ese Londres maravilloso de fiestas, de etiqueta, de ensueño. Sabía que nunca volvería a pasear por esas calles abarrotadas de gente, de coches de caballos. Cuando miro atrás y recuerdo la ciudad la veo en blanco y negro, soy incapaz de

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CREACIÓN LITERARIA A PARTIR DEL LIBRO EL INSOPORTABLE BASSINGTON - AINIZE SALABERRI verla

como

era.

Pero

lo

recuerdo

todo,

absolutamente

todo.

Las

calles, los adoquines, los excrementos de caballo, las fiestas, las apariencias, los pobres que actúan como ricos, los ricos que sólo se preocupan de ellos mismos y de su imagen al exterior. Y recuerdo a tu abuela, hijo, como si la hubiese visto ayer mismo. Recuerdo cómo cada vez que me veía me sonreía y cómo milésimas de segundo después se le torcía el gesto por la vida que llevaba. Estuve enamorado de una mujer que acabó por casarse con mi mejor amigo. Y se casó con él porque yo era un necio sin escrúpulos, al que no se le ocurrió mejor idea que pedirle dinero, sin preocuparme si quiera por ella. Nunca le pidas dinero a una mujer, hijo. Nunca. Antes de eso trágate tu orgullo y compórtate como se esperaba de un hombre. Nunca muestres inseguridad, siente tus pies en el suelo, y camina siempre con la cabeza alta. Sé que serás un hombre de provecho, porque papá se va, se va enseguida, y crecerás con mamá. Tienes una mamá inteligente, hijo, que sabrá cuidarte como te mereces. Yo, me temo, que ni para esto serviría. Ya no. Aprovecha tu vida, normas, y hazte un hombre. Prométemelo.

vívela,

dentro

de

las

Comus entonces cerró los ojos, besó a su hijo en la frente, y volvió a su habitación. Nunca había encajado en África, pero su hijo le había dado toda la felicidad que nunca fue capaz de rescatar en aquel Londres, ya inhóspito y lejano, que le había llevado al precipicio. Añoraba Londres, añoraba a su madre, y a partir de ahora añoraría la vida. Se moría. La fiebre se había agarrado con uñas y dientes a su salud y se moriría en las próximas horas. Despedirse de su hijo y de su mujer era todo lo que le quedaba. Así que buscó los labios de Zadie y temblorosamente la besó. La muerte le había devuelto la humanidad que perdió cuando de niño hizo su primera travesura y la injusticia se cebó con él. Abrazó a su mujer, le

dijo

cuánto

la

quería,

cerró

los

ojos

y

se

imaginó

en

Londres,

paseando con su familia, acallando las voces de los envidiosos, de los airados, y sonriendo a su madre, quien le esperaba en la puerta de su cada en Blue Street, con el té preparado en el salón de su alma.

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LONDRES ES DE CARTÓN, UNAI ELORRIAGA - IRAIDE TALAVERA Phineas

espera

la

llegada

de

su

que

el

protagonista

empieza

a

hermana Sora sentado en el tejado

buscar pistas que le indiquen el

número 17. Hacía veinte años que

paradero de su hermana. Sabe que

no sabía nada de ella, pero hace

hay

poco recibió una carta en la que

varios médicos durante el Libro de

ella le comunicaba que volvería a

Barda,

la ciudad durante el verano. Desde

desvelarle la verdad.

entonces, se

todos

sienta

los

sobre

días

las

unas

grabaciones

y

que

hechas

éstas

por

podrían

Phineas

tejas

y

la

Londres es de cartón es la cuarta

espera con dos manzanas asadas que

obra

al final regresan intactas a casa.

recibió

de

Unai el

Elorriaga,

Premio

quien

Nacional

de

Narrativa en 2002 por Un tranvía Sora desapareció cuando él aún era

en SP, su primera novela. En este

un niño. Un día, de repente, ya no

último trabajo, el autor vuelve a

estaba. Todo ocurrió en la época

hacer patente su estilo: el uso de

del

recursos

Libro

oscuros,

de

de

Barda,

dictadura.

unos

años

Por

aquel

estilísticos

sinestesia

o

la

como

la

elipsis,

la

entonces mucha gente se disolvía,

presentación de escenas inconexas

como por arte de magia, y nunca se

para crear sensación de confusión

volvía a tener noticias de ellos.

o irrealidad y un estilo narrativo

Ese

tiempo

aciago

cercano

aún

quedan

restos,

ya

pasó,

pero

personas

que

hacen

a que

las

novelas

podamos

infantiles

identificarlo

aún quieren ejercer el poder y con

sin tener que mirar el título del

las que hay que tener cuidado. No

libro.

todo el mundo quiere que regresen los desaparecidos.

Casi todos los días, los amigos de

Sin embargo, la temática de esta

Phineas

historia es mucho más áspera que

le

hacen

compañía

en

el

tejado. Así no se siente tan solo,

la

y puede hablar mientras vigila la

portada ya nos augura un universo

estación. Sora tiene que llegar en

de marrones y grises, y al pasar

tren,

está

la

las páginas también percibimos una

traen

en

aparcar

opacidad y una melancolía que no

convencido,

coche

lo

hará

y

si

de

los

tres

anteriores.

La

allí, y él la verá. Con todo, los

se

días pasan y nada se mueve, por lo

intensidad en novelas como El pelo

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manifestaron

GRANITE & RAINBOW

con

#3

tanta

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LONDRES ES DE CARTÓN, UNAI ELORRIAGA - IRAIDE TALAVERA de Van’t Hoff. Esta vez el autor

Unai

nos

quiere

hablar

totalitarismos

y

del

Elorriaga

de

los

época

del

dolor

que

corresponder

confiesa

Libro

de

que

Barda

a

la

puede

cualquier

éstos acarrean, y quizá por eso ha

totalitarismo, ya que en todos hay

recreado

un poder que pretende imponer sus

una

repetitiva,

atmósfera en

la

que

lúgubre la

y

acción

queda atascada.

ideas

sobre

el

resto

de

la

sociedad y erradicar a todos los que protestan contra

Durante

la

parte

del

sólo

está

mayor

ellas.

libro

cuentas,

la

espera,

fría

para

a

de

ser

verano,

el

tacto

rugoso

de

los

agudos

y

las

ansiedad

víctimas

sentimientos de

los

futuro.

No resulta difícil

descubrió

palpar

su

la

incertidumbre

del

mezclada

documentación

que

un

que

psiquiatra

desesperanza:

lo

época

aquel

a

esa

hermana

entonces

personas

apenas sabe nada. Y sus amigos, a

había

pesar

considerable.

ayuda

apoyarlo, muda,

familiares la

son

personas

también

desdicha

sólo

de

en

con

franquista

el

que

por

número

de

brotes

aumentado

la

psicóticos de

forma

cuyos

protagonizaron

vivir

tiempo.

una

en

científicamente

desaparecida hace tanto, de la que

durante de

estudió

encontrar

hecho,

proceso

la

demostró

el

escritor

con

más probable es que no vuelva a

por

De

el

de

miedo, e

amigos de Phineas.

joven,

son

inquietud

de

las

dictaduras

conversaciones escuetas

común

todas

de

de el

las

pesar

tejados

fin

denominador

que

imaginamos

A

aquel

Sin duda, existe la obligación de recordar el perjuicio y la lacra que las dictaduras suponen para el género

humano.

Unai

Elorriaga

lo

ha hecho a través de una historia

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LONDRES ES DE CARTÓN, UNAI ELORRIAGA - IRAIDE TALAVERA concentrada

en

la

de

un tema tan hondo como el que ha

Sora, aunque ésta simboliza la de

tratado en su último libro no sea

todas

el mayor de los aciertos, pero ha

aquellas

desaparecieron

ausencia

personas o

que

que fueron

tenido

el

mérito

de

abordarlo

torturadas y desterradas. A pesar

desde la imaginación, sin ofrecer

de todo, el ambiente de opresión

datos

que recrea Elorriaga es demasiado

dictadura

denso. Son muchas las páginas en

cabo,

las que la trama no avanza, y esta

expresar con esta historia es que

vez

todos los totalitarismos son parte

el

peculiar

estilo

narrativo

la

nos

remitan

concreta. idea

que

él

sino

víctimas salen perdiendo.

aún

más

la

en

a

fin

de

ralentiza

ecuación

Al

del autor no supone un aliciente, que

una

que

la

una y

al

quiere

que

las

historia.

Por otro lado, en la segunda parte del libro Elorriaga introduce una historia

paralela

relacionada

de

forma tangencial con el argumento principal, cambio

pero

resulte

consigue natural.

que Más

el

bien

parece que trata de compensar con cápsulas concentradas de suspense la falta de acción de la primera parte enlazar

del

libro.

bien

los

Tampoco

logra

pequeños

textos

en los que se exponen las normas de la época del Libro de Barda, o las

conversaciones

mantenidas

en

las grabaciones. Estos fragmentos quedan

descolgados,

sin

conexión

alguna con el ritmo del relato.

A pesar de todo, siempre merece la pena disfrutar de un autor que ha logrado literario

innovar actual

el

panorama con

su

característica de escribir. Quizá

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GRACIAS, SEÑOR STOKER - IVAN MOURIN

"Me cobraré mi venganza. La extenderé durante siglos. El tiempo está de mi lado" Drácula, Bram Stoker

Recuerdo aquel año en que tenía nueve años, agazapado bajo el escritorio del

viejo

despacho

de

una

casa

aún

más

vieja,

con

un

ejemplar

de

“Drácula” que encontré en una de las librerías, escondido como el niño que fuma un cigarro con la intención de crecer prematuramente. Fue como mi

primera

experiencia

sexual:

caótica

e

inolvidable.

Bajo

la

luz

amarillenta de una linterna de latón, me fui nutriendo de aquel libro ajado, como lo haría el vampiro a lo largo de las páginas. Pero,

como

digo,

es

un

recuerdo.

Uno

agradable,

de

esos

que

siempre perduran en la memoria, en un rincón iluminado por el tiempo que siempre está libre de polvo. Hoy

releo

aquella

obra

decimonónica,

como

en

otras

ocasiones

después de veinte años, y me sorprende comprobar que aún consigue que aquel crío que se iniciaba en el terror emerja de mi interior. “Drácula” es, al igual que la magnífica “El retrato de Dorian Gray”, de Oscar Wilde, un cántico a lo lascivo, a la lujuria, el azote al ficticio y recatado puritanismo de la sociedad decimonónica, velado por la niebla del opio y los vapores de la absenta. ¿Que cómo puedo decir esto, si es una novela romántica encauzada en el terror? Porque es cierto, y ahí van unos ejemplos: el personaje de Lucy Westenra es como una muñeca hinchable manejada por Drácula a su antojo, hasta que, tras ser convertida, pasa a ser un monstruo sádico con una perversa atracción hacia los niños; la potente influencia que ejercen las concubinas del vampiro sobre Jonathan Harker, un mero juguete sexual, y que ejercitan de nuevo

sobre

el

viejo

profesor

Van

Helsing;

y

el

más

claro,

el

sometimiento de Mina ante su marido dormido por el Conde, donde se insinúa una fuerte pulsión erótica (pero se muestra poco).

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GRACIAS, SEÑOR STOKER - IVAN MOURIN El vampirismo es el usurpador de los instintos primarios, una plaga sexual que, en caso de la novela, afecta principalmente a las mujeres; pero, en realidad, viene a ser un reflejo del mismo desastre que también vampirizó a muchos ciudadanos de la época, incluyendo al propio Stoker: la sífilis. Pero la pregunta importante es qué se sabe realmente de Drácula. ¿Se le llega a conocer? La primera vez que lees esta obra, y más si es a tan temprana edad, apenas te das cuenta de que el personaje que da nombre al título no es más que un miembro del reparto; es el cine el que le da, posteriormente, un protagonismo importante, el que se merece. El lector se basa en el juicio que ofrecen Harker (especialmente él), su séquito de cazadores y las víctimas, pero en ningún momento se le permite al propio vampiro dar su punto de vista, así que tampoco sabemos qué es lo que le mueve a matar. ¿El temor a la extinción? ¿Un deseo de erradicar a la humanidad? ¿O ese toque seductor y melancólico de anhelo por un alma gemela

que

auténtico

le ser,

han

otorgado

perverso

y

novelas diabólico?

póstumas Lo

que

que

casi

está

destruyen

claro

es

que

su el

personaje es difuso, y ni siquiera se muestra directamente cómo se nutre de sangre, aunque tal vez sí de la psique, como sucede con el desdichado Jonathan,

al

que

acaba

transformando

en

un

ser

débil,

sumiso

y

de

prematuro envejecimiento, una clarísima plasmación de la imagen que tenía Stoker de sí mismo. Habrá quien opine que lo más normal sería que el autor crease al gran vampiro a su imagen, pero no anda tan desencaminado: Drácula fue creado como el alter ego que tanto codiciaba Stoker y que jamás pudo ser: apuesto, poderoso, hipnótico, como Henry Irving, en quien se inspiró y para quien trabajaba, que podríamos añadir que era un tirano que rozaba la sociopatía. Y puestos a hablar de personajes, merece una mención honorífica Abraham Van Helsing, que pasa de ser un hombre de ciencia a un místico anegado por el ocultismo con una facilidad poco justificable (y creíble), como si fuese un miembro más de The Golden Dawn, la sociedad a la que perteneció Bram Stoker. A diferencia de otras obras de terror o de género fantástico, donde en ocasiones se crean mundos y escenarios inexistentes, “Drácula” se caracteriza en que la gran mayoría de éstos son reales, lugares que merecen ser visitados, tanto si eres un amante de la obra como si no.

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GRACIAS, SEÑOR STOKER - IVAN MOURIN Pasear por la costa de Whitby, donde el cielo es eternamente gris como una capa de aluminio deslustrada, imaginando al Demeter varado en la tierra apelmazada, rodeado por peñascos grotescos y acantilados, donde aún se conserva la vieja abadía en ruinas; recorrer el zoo de Regents Park y detenerte ante la jaula de los lobos; o, lo mejor, visitar el cementerio de Highgate, un auténtico escenario de la Hammer, donde las lápidas son arrastradas a la tierra por las raíces y devoradas por la hiedra, hay multitud de símbolos que hacen referencia a Saint George (que nadie se esfuerce en esperar a que aparezcan llamas azules en uno de los sepulcros para indicarles que hay un tesoro debajo, otra muestra del conocimiento

esotérico

de

Stoker),

y

donde

aquel

que

sea

muy

Dawn

Browniano puede entretenerse buscando tumbas masónicas. Resumiendo, creo que jamás una indigestión de cangrejo hizo tanto por y para tantos. Ojalá algún día un atracón de pizza consiga crear una obra inmortal como esta. Desde aquí, le doy las gracias, señor Stoker.

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MASCARA SOBRE LONDRES - YANINA ROSENBERG (Acerca de El hombre que fue Jueves de Chesterton)

En

el

modernidad

libro como

Obras

la

en

prosa

aspiración,

(1864),

la

búsqueda,

Baudelaire el

fin

habla

más

de

elevado

la del

hombre. Syme, el protagonista de El hombre que fue jueves de Chesterton retruca: "Los modernos dicen que no debemos castigar a los herejes. La única duda que tengo es si tenemos derecho a castigar a alguien más". Y se dispara la polémica que discurre a lo largo de toda la novela. Influenciado por ciertas vanguardias europeas -enciéndase la luz sobre

el

surrealismo

francés

y

su

deslindamiento

de

toda

sujeción

racional al margen de preocupaciones estéticas y morales, lo que permite hablar de una poética del sueño-, Chesterton se debate entre ser o no ser moderno, en su forma

de

pensar,

y

en

la

adecuación

de

Londres a ciertos aspectos de la modernidad. Así, cubierto creación

se de

despliega

un

surrealismo.

de

escenario

Pero

verosímiles

de

en

dicha cuento

maravilloso, se vislumbra, sin claroscuros, los matices de la anarquía.

Y los mágicos

cielos emplumados se tiñen de irreverencias. Precisamente porque adjudica lo artístico al mero plumaje. Es decir, a las apariencias. El mejor ejemplo es el de Saffron Park, un barrio con aires de colonia artística, cuyas pretensiones de centro intelectual apenas se quedan en una esfera agradable a la vista. Chesterton

pinta

a

Londres

como

la

ciudad de las plumas y las apariencias, donde nada es lo que parece. Ni siquiera el aspecto de Lucien Gregory. Para el poeta, los cabellos rojos constituyen una anarquía respecto de su condición de hombre: ¨Sus cabellos rojo-oscuros —la raya en medio—, eran como de mujer, y se rizaban suavemente cual en una virgen pre-rafaelista. Pero en aquel óvalo casi santo del

rostro, su fisonomía era tosca y brutal, y la barba

se adelantaba en un gesto desdeñoso de "cockney", de plebe londinense;

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MASCARA SOBRE LONDRES - YANINA ROSENBERG combinación atractiva y temerosa a la vez para un auditorio neurasténico; preciosa blasfemia en dos pies, donde parecían fundirse el ángel y el mono.¨ De

manera

similar,

para

pertenecer,

Syme

debe

arreglar

su

apariencia: “…se hizo arreglar pelo y barba, compró un sombrero decente, un elegante traje de verano azul-gris, pálido, se puso una flor amarilla en la solapa y, en suma, se transformó en ese sujeto impecable y casi insoportable

que

Gregory

había

encontrado

por

vez

primera

en

el

jardincillo del Saffron Park.” Todos los objetos que lo rodean, aún los más vulgares, también adquieren

un

tinte

poético,

intelectual.

Son

aquellos

su

carnet

de

pertenencia al debate. De tal manera, Chesterton presenta la duda acerca del matiz real de un mundo en el que los hombres se metamorfosean con barbas,

gafas

y

narices

para

reflexionar,

debatir

y

confesar

sus

verdades. !

Disfrazado de policial, El hombre que fue Jueves funciona como

un sueño, una pesadilla en donde Londres está en la mutación propia de principios de siglo y resulta, por ende, casi imposible reconocerla o catalogarla.

Se

preanuncia

el

surgimiento

del

policial

negro

en

una

Londres que comienza a mostrar la vulgaridad y la pobreza en sus calles. Y se parodia la pulcritud de Sherlock Holmes: se analizan pistas que no se ven

¿que no existen?- , aunque todo con la única finalidad de

debatir: avances científicos versus la fe, el arte de la anarquía o la anarquía del arte. Syme se declara como un ¨poeta de la legalidad, un poeta del orden, y hasta un poeta de la respetabilidad.¨ Hete aquí su paradoja,

porque,

intercambiables:

el

claro poeta

está, es

uno

poeta con

la

y

anarquía

anarquía.

son

Quizás

términos por

eso,

Chesterton no titubea en afirmar que el criminal más peligroso es el culto, el filósofo moderno que ha roto con todas las leyes. !

El debate se encuentra en todos los ámbitos, se difunde en el

aire como la bruma que desdibuja los limites del

Tamesis. Es la realidad

de

atraen

Chesterton,

donde

los

clubes

de

debate

a

los

jóvenes

estudiantes, que ven reorientada su vocación artística hacia la búsqueda de la verdad. Una verdad que permanece oculta detrás de una moderna neblina londinense.

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UN PASEO POR UN LONDRES POÉTICO

Las horas que pintan los cielos que trabas y escuchan piadosos los lamentos del pasado creando risas del futuro ding dong ding ding dong y aplauden como mosquitos en la ventana se acaba se acaba se acabó.

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UN PASEO POR UN LONDRES POÉTICO

transcurren por sus calles sueños deambulantes tristezas arrepentidas contra los rincones los abismos las casas de ladrillo y pobreza. transcurren por sus calles ladridos de esperanzas alaridos de venganza, monedas, peniques, caballeros andantes y mendigos malolientes. los caballos se ríen en su jerga y los ricos piden paso a su belleza. transcurren por sus calles

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UN PASEO POR UN LONDRES POÉTICO

palabras escuchas periódicos mentiras dominicales insultos belleza palabras libros letras sobrevolando el suelo el abecedario incluso de los analfabetos y por contra siempre a la contra el abecedario insulso de los cultos los presuntos mecenas palabras literatura en eso se resume el mundo la belleza de las líneas y los versos la belleza de la escucha y la narración la belleza de una calle abarrotada de sabiduría charing cross charing cross road

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UN PASEO POR UN LONDRES POÉTICO

tu belleza supera mi amor que se suicida desde el punto más alto para caer en el punto más bajo y alcanzar así tu piedad revuelta de lodo, cristal, y mármol fino. tus aguas recorren mis venas y tamborilean mi corazón volver a ti no es una opción y roto y roto y retorno siempre inmensa delirando por tu visión.

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UN PASEO POR UN LONDRES POÉTICO

rojos y azules el corazón de Londres está más cerca de lo que creemos siempre estamos ahí, montados en sus autobuses que suben al infinito surcando su cielo lluvioso, su niebla, su bruma y creyéndonos reyes y reinas del mundo de Londres de sus calles y sus pasadizos de su tráfico y sus sonidos roncos Londres, Regent Street, siempre ahí, siempre al alcance del sueño

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tus dedos me abrazan

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poder y figura honestidad e inocencia fingida tú, Victoria, viviste cuando cambió el mundo gobernaste con los sedientos y los hambrientos y mirabas a otra parte, otra, allí, otra, aquí, y firme en tus creencias de luto te resguardaste en los páramos y en silencio esperaste tu muerte Muerte fingida, pues aún estás en Londres ojo avizor, cuidando de tu ciudad

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corre, acompáñame, acelera el paso recorramos el mundo, mira la gente pasar, que viene que va esos rostros que no volverán, como las golondrinas. recuérdalo todo pues esto es lo que nos queda

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los pozos de agua ya no son excusas los charcos se han adherido a mis pies y el frío que me atormenta se mezcla con tu huída. el verde de la esperanza se desprendió, suicida, de la imagen porque ya no estás, porque estoy lejos y mis manos aquí no alcanzan ni tus sonidos, ni tu ira, ni tu desprecio, ni tus sueños y este parque se me ha quedado pequeño, minúsculo, inhóspito como esta charca, este salto, en el que me he congelado

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pi-cca-di-lly el círculo vicioso del Londres más antiguo donde convergen pensamientos, odios donde tu luz, la nuestra, no alumbra nuestro pasonuestro pasonuestro pasonuestro paso donde sólo se cambia el sentido cuando una mano te arrastra a otro de sus brazos y la historia vuelve a empezar, y a girar, y gritar pi-cca-di-lly cir-cus ruge, aúlla, ladra, muge, distorsiona la realidad, la ausencia, y en la fuente, su fuente, nuestra sed que como máquinas saciamos que como humanos buscamos

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Virginia Woolf por Gusi Bejer


/A ORILLAS DEL RÍO OUSE/ EL INABARCABLE LONDRES DE HENRY JAMES Y VIRGINIA WOOLF - AINIZE SALABERRI Hablar de Virginia Woolf y de Henry James es hablar Londres. Virginia nació en la capital inglesa, James

de se

enamoró de ella, de la ciudad, y nunca volvió a abandonarla. Se hizo incluso inglés. Ambos compartieron una pasión que mucha gente en la actualidad entiende a la perfección; el poder de la ciudad les embaucó y no podían dejar de hablar de ella. A ella retornaban una y otra vez. Ambos dedicaron un libro a Londres: una serie de relatos enlazados entre sí mostrando la belleza y lo horripilante de la ciudad. Woolf, es bien sabido, amaba Londres hasta el punto de que se moría por ella. Es posible que su suicidio estuviese impulsado, en parte, por la ausencia del bullicio londinense en Monk House, su última residencia. James quedó atrapado en las calles de Londres y se perdió en ellas consciente de lo que hacía. Ambos libros, titulados Londres, son el resultado del amor: un amor único, un enamoramiento pleno. Ambos estaban entregados a la ciudad en cuerpo y alma. Henry James vivía en Bolton Street, con vistas a Green Park, cerca de Picadilly y decía, de la que podría decirse con seguridad que sentía su ciudad: “Londres es la capital de la raza humana, el lugar preciso del mundo que con más fuerza comunica la sensación de estar vivo”, y parece que con esta afirmación se acercaba a la de Samuel Johnson, quien en su momento dijo: “Cuando un hombre se harta de Londres es que está harto de la vida, pues en Londres se encuentra todo cuanto la vida puede proporcionar”. En su libro Londres, Henry James menciona tres motivos que hacen de Londres un lugar bello. Él los llama “accidentes de estilo”, y son: la grandeza en general, el ambiente de la ciudad, y “la última de éstas es la congregación de los parques, que constituye un ornamento sin igual en el mundo entero, lo cual otorga al lugar una superioridad que ninguna de sus múltiples fealdades bastaría para teñir”. ¿No os imagináis ahora, a James, paseando por Green Park, Hyde Park,

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/A ORILLAS DEL RÍO OUSE/ EL INABARCABLE LONDRES DE HENRY JAMES Y VIRGINIA WOOLF - AINIZE SALABERRI Kesington Gardens, o por St.James Park? ¿No son, acaso, los parques, de lo lugares más hermosos de los que dispone Londres? A Virginia le encantaba pasear por St.James, igual que a la señora Dalloway, y escuchar el ruido de los aviones surcando el cielo en busca de protección. Una estampa sin igual, desde luego. Y Henry James, además de muchas otras cosas, también dijo de Londres: “Londres, sin lugar a dudas, es en gran medida e niño malcriado del mundo entero”. Una verdad como un puño de grande.

Pero, ¿qué podemos encontrar en la obra de James titulada Londres? En el prólogo del libro Iñigo García Ureta nos lo aclara: “(el libro) contiene en su interior todas las chimeneas de Mary Poppins; una librería en el 84 de Charing Cross; la torre de BT que se alza sobre Fitzrovia en un sábado de Ian McEwan; el 221B de Baker Street, y el orwelliano Ministerio del Amor; el atardecer de Waterloo en la voz discreta de Ray Davies, que desemboca en una noche lluviosa en el Soho; un paso de cebra en Abbey Road y las crestas y las tachuelas de Camden Town; la tumba de Marx en Highgate y la casa de Freud en Hampstead; el logo de la Thames Television en nuestros televisores años atrás; una puerta azul en Notting Hill y una tienda de discos en Holloway, en donde resuena ese London Calling que cantó Joe Strummer”. ¿Por qué perdérselo?

¿Y cuál es el Londres de Virginia Woolf? Es el Londres de la primera guerra mundial y del período de entreguerras. Es el Londres por el que sobrevuelan aviones, que mantiene una actividad frentética en Oxford Street y en Regent Street y JUNIO ’10

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/A ORILLAS DEL RÍO OUSE/ EL INABARCABLE LONDRES DE HENRY JAMES Y VIRGINIA WOOLF - AINIZE SALABERRI que guarda silencios en St.Paul y en Westminster. El Londres que crear historias de miedo en la cámara de los comunes y que escribe historias en las salas de té de Charing Cross. Es el Londres de las y los londinenses, del oportunidades. El Londres donde se reunía su los Bloomsbury, y debatían sobre la vida, sus por supuesto, sobre literatura. Es el Londres

amor, de las grupo y ella, corrientes y, donde todo es

posible y el único lugar en el mundo donde podía estar loca y ser feliz. El libro incluye seis relatos y dos de ellos los reproducimos aquí. “Retrato de una londinense” se creyó mucho tiempo perdido hasta que se recuperó en una biblioteca. “Abadías y catedrales” habla de belleza y de literatura. No os los podéis perder.

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ABADÍAS Y CATEDRALES - VIRGINIA WOOLF Es un lugar común -pero no podemos evitar repetirlo- decir que Saint Paul domina Londres. Vista desde lejos, la catedral parece hincharse como una burbuja gris. Al acercarnos, se cierne sobre nosotros, gigantesca y amenazadora. Pero de repente se desvanece. Y, detrás de Saint Paul, debajo de Saint Paul, alrededor de Saint Paul, cuando no podemos ver Saint Paul, ¡cuánto se encoge Londres! Otrora, hubo universidades, plazas rectangulares y patios, y monasterios con lagos y peces, y claustros, y corderos pastando en prados verdes, y posadas en las que grandes poetas estiraban sentados las piernas y hablaban cuanto querían. Ahora este espacio se ha encogido. Los campos, los lagos con peces, los claustros, han desaparecido. Incluso los hombres y las mujeres se han encogido y se han transformado en multitudinarios y leves, en vez de ser individuales y recios. Allí donde Shakespeare y Jonson en otros tiempos se enfrentaron y se dijeron cuanto quisieron, un millón de señores Smith y de señoritas Brown andan presurosos y ajetreados, saltan del autobús, se sumen en el metro. Causan la impresión de ser demasiados, demasiado pequeños, demasiado parecidos entre sí, para tener cada cual su nombre, su carácter, su propia vida separada. Si dejamos la calle y entramos en una iglesia ciudadana, reparamos en el espacio de que disfrutan los muertos en comparación con aquel del que disfrutan en nuestros días los vivos. En el año 1737, murió un hombre llamado Howard, y fue enterrado en Saint Mary-le-Bow. La lista de sus virtudes ocupa una pared entera. “Gozó de la bendición de una mente inteligente y recia, que brilló conspicuamente en el habitual ejercicio de grandes y divinas virtudes... En una edad de disipación, fue siempre inviolablemente fiel a la justicia, la sinceridad y la verdad”. Este hombre ocupa un espacio que podría servir casi para instalar una oficina cuyo alquiler ascendería a un buen montón de libras esterlinas. En nuestros tiempos, cualquier hombre igualmente oscuro tendría una porción de piedra blanca, de tamaño reglamentario, entre miles de porciones iguales, y no se daría constancia de sus grandes y divinas virtudes. En Saint Mary-le-Bow también se pide a la posteridad que se detenga y se alegre pues la señora Mary Lloyd “terminó una ejemplar e inmaculada vida”, sin sufrir y, desde luego, sin recuperar el conocimiento, a la edad de setenta y nueve años. Deteneos, reflexionad, vigilad vuestras costumbres, es lo que estas viejas lápidas nos aconsejan, y aquello a que nos exhortan. Uno sale de la iglesia maravillado de los espaciosos días en que ciudadanos desconocidos podían ocupar tanto espacio con sus huesos, y pedir con tal seguridad tanta atención a sus virtudes,

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ABADÍAS Y CATEDRALES - VIRGINIA WOOLF mientras nosotros andamos entrechocando los unos con los otros, esquivándonos y hurtándonos los unos y los otros, en la calle, doblando esquinas ceñidamente, y dejándonos atropellar con toda facilidad por los automóviles. El simple proceso de mantenernos vivos exige todas nuestras energías. íbamos a decir que no tenemos tiempo para pensar en la vida y en la muerte, cuando de repente nos topamos con los inmensos muros de Saint Paul. Aquí está otra vez, cerniéndose sobre nosotros, como una montaña, inmensa, más gris, más fría y más silenciosa que antes. Y, en el mismo instante en el que entramos, experimentamos esa sensación de pausa y de expansión, de liberación de las prisas y de los esfuerzos, que Saint Paul, más que cualquier otro edificio del mundo, tiene el poder de infundir. En parte, el esplendor de Saint Paul radica simplemente en su gran volumen, en su incolora serenidad. Tanto la mente como el cuerpo parecen ensancharse en este recinto, parecen ampliarse bajo su gran techumbre, donde la luz no es del sol ni de las lámparas, sino un ambiguo elemento situado entre una y otra. Una ventana arroja hacia abajo un ancho chorro verde, otra cubre las losas de un fresco y pálido color purpúreo. Hay espacio suficiente para que cada amplia franja de luz caiga con suavidad. Muy grande, muy cuadrada, sonando a hueco, con ecos de perpetuos pasos lentos y de amplias sonoridades, la catedral es sumamente augusta, pero en modo alguno misteriosa. Entre las columnas se amontonan las tumbas como mayestáticas camas. Aquí está la digna estancia de reposo a la que los grandes estadistas y hombres de acción se retiran, ataviados con todo el esplendor de sus ropajes, para aceptar las gracias y el aplauso de sus conciudadanos. Todavía lucen sus estrellas y sus jarreteras, sus emblemas de pompa cívica y de militar orgullo. Sus tumbas son limpias y bellas. No se ha permitido que el herrumbre o la suciedad las manchen. Incluso Nelson causa la impresión de sentirse bastante cómodo. Y la contorsionada y atormentada figura de John Donne, envuelta en los pliegues marmóreos de sus graves ropas, da la sensación de haber salido ayer del taller del marmolista. Pero ha estado aquí, en su tormento, durante trescientos años, y ha sufrido incólume las llamas del incendio de Londres. Se ha prohibido aquí la entrada de la muerte, y de la corrupción de la muerte. Aquí se guarda celosamente la virtud cívica y la cívica grandeza. Cierto es que sobre una pesada puerta labrada una leyenda dice que a través de la muerte pasamos a nuestra gozosa resurrección. Pero las pesadas hojas de la puerta no sugieren que se abran a campos de amaranto y flores de fábula, donde suenan arpas y coros celestiales, sino que dan paso a escalinatas de mármol que conducen a solemnes cámaras de consejos y espléndidas salas, con estandartes, donde suenan

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ABADÍAS Y CATEDRALES - VIRGINIA WOOLF altas las trompetas. El esfuerzo, el sufrimiento y el éxtasis no tienen cabida en este majestuoso edificio. Difícilmente puede verse un constraste mayor que el que se da entre Saint Paul y la abadía de Westmister. Lejos de espaciosa y serena, la abadía es estrecha y puntiaguda, usada, inquieta y animada. Se tiene la sensación de haber abandonado la democrática barahúnda variopinta de la calle y haber entrado en una brillante asamblea, en una selecta sociedad de hombres y mujeres dotados de la más alta distinción. Los presentes parecen hallarse en pleno cónclave. Gladstone se adelanta y, luego, Disraeli. En todos los rincones, en todos los muros, hay alguien que se inclina o escucha, o se adelanta como si se dispusiera a hablar. Los que se encuentran recostados parecen yacer atentamente, como si se dispusieran a incorporarse al instante siguiente. Sus manos sostienen nerviosas los cetros, sus labios están prietamente cerrados en pasajero silencio, sus párpados levemente cerrados para meditar durante un instante. Estos muertos, si es que muertos son, han vivido con toda plenitud. Tienen cara marchita, nariz afilada, mejillas hundidas. Incluso la piedra de las viejas columnas parece frotada y desgastada por la intensidad de la vida que las ha rozado durante siglos. Las voces y el órgano vibran agudos entre las intrincadas formas del techo. Los delicados abanicos de piedra que se despliegan para formar la techumbre parecen desnudas ramas, despojadas de todas sus hojas y prestas a ser sacudidas por un vendaval de invierno. Pero su auteridad está bellamente suavizada. En todo momento, las luces y las sombras cambian y contrastan. Pasan el azul, el dorado y el violeta, y tiñen, se intensifican y palidecen. La piedra gris, a pesar de su antigöedad, cambia como un ser vivo, bajo las incesantes oleadas de la luz cambiante. Por esto, la abadía no es un lugar de muerte y reposo, no es la estancia de descanso en que los virtuosos yacen de cuerpo presente para recibir las recompensas merecidas por la virtud. ¿Es que realmente estos muertos han llegado a donde están en mérito de sus virtudes? A menudo, han sido violentos, han sido brutales. A menudo, solo la grandeza de su cuna les ha elevado. La abadía está llena de reyes de reinas, de duques y príncipes. La luz incide en coronas de oro, y todavía quedan rastros de oro en los pliegues de los ropajes de ceremonia. El rojo y el amarillo lucen aún en escudos nobiliarios, en leones y unicornios. Pero la abadía también está llena de otra realeza, que es incluso, quizá, más poderosa. En ella se encuentran los poetas muertos, todavía pensativos, todavía mesurando, todavía interrogándose sobre el

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ABADÍAS Y CATEDRALES - VIRGINIA WOOLF significado de la vida. Riendo, Gay dice: “La vida es una chanza, y todo así lo indica. Lo pensé otrora, y ahora me consta”. Chaucer, Spencer, Dryden y todos los demás parecen todavía escuchar con todas sus facultades alerta, mientras al afeitado clérigo, con su ropaje atildado, rojo y blanco, entona por millonésima vez los mandamientos de la Biblia. Su voz suena madura, autoritaria, en todo el edificio, como si no fuera irreverente que uno haya llegado tal vez a suponer que Gladstone y Disraeli se disponen a someter la propuesta recién expuesta -que los hijos deben honrar a sus padres- a votación. En esta brillante asamblea, cada uno de los que la componen tiene ideas y voluntad propias. Agudas voces traspasan la abadía. Ademanes enfáticos y actitudes personales quiebran en ella la paz. No hay ni una sola pulgada de sus muros que no hable, proclame e ilustre. Reyes y reinas, poetas y hombres de Estado siguen interpretando sus papeles, y no se les permite que se transformen silenciosamente en polvo. Todavía en animado debate se elevan sobre el oleaje inútil de la vida humana corriente y lo hacen con los puños crispados y los labios abiertos, con un orbe en una mano y un cetro en la otra, como si les hubiéramos obligado a alzarse en nuestra representación y dar testimonio de que la naturaleza humana puede de vez en cuando elevarse por encima de los murmullos del democrático desorden de las presurosas calles. Detenidos, traspuestos, allí están, sufriendo una esplendente crucifixión. ¿Adónde se puede ir, en Londres, para hallar la tranquilidad, a saber de cierto que los muertos duermen en paz? A fin de cuentas, Londres es una ciudad de tumbas. Pero también es una ciudad que se halla en medio del presuroso discurrir del caudal de la vida humana. Incluso Saint Clement Dane, esa venerable antigualla situada en medio del torrente del Strand, ha quedado sin aquellos apacibles elementos, los sauces llorones y el verde prado, a que incluso la más humilde iglesia rural tiene derecho. Hace ya tiempo que los autobuses y los camiones la han despojado de ellos. Saint Clement Dane se alza como una isla, a la que solo la más estrecha franja de pavimento que quepa imaginar separa del mar. Además, Saint Clement Dane tiene que cumplir sus deberes para con los vivos. Como es natural, Saint Clement Dane participa vociferante, estridentemente, con casi frenética alegría, aunque con voz ronca, como si la herrumbre de los siglos hubiera entorpecido su lengua, en la felicidad de dos seres mortales. Se celebra una boda. Saint Clement Dane da la bienvenida, a lo largo del Strand, al novio con chaqué y pantalones grises, a las damas de honor de la novia, virginalmente ataviada de blanco, y por fin

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ABADÍAS Y CATEDRALES - VIRGINIA WOOLF a la novia, cuyo coche se detiene ante la puerta. Y la novia baja ondulante y como un destello de blanca elegancia, pasa a la penumbra interior para aceptar el yugo matrimonial, con el acompañamiento del rugido de los autobuses, mientras fuera las palomas alarmadas vuelan en círculo, y la estatua de Gladstone queda atestada, como las gaviotas puedan atestar una roca, de entusiastas turistas que mueven la cabeza y gesticulan. Los únicos lugares tranquilos que hay en toda la ciudad quizá sean esos viejos cementerios transformados en jardines o pequeños parques infantiles. Las lápidas ya no sirven para señalar tumbas, sino que su blancura se alinea junto a las paredes. Aquí y allá, una hermosa escultura funeraria cumple la función de ornamento del jardín. Las flores alegran el césped, y bajo las copas de los árboles hay bancos para que en ellos se sienten las madres y las niñeras, mientras los niños hacen rodar aros y juegan a la rayuela, sin riesgos. Aquí, uno se puede sentar y leer Pamela de cabo a rabo. Aquí, uno puede dormitar durante los primeros días de primavera o los últimos del otoño, sin sentir con excesiva fuerza los impulsos de la juventud o la tristeza de la vejez. Sí, por cuanto aquí los muertos duermen en paz, nada demuestran, de nada dan testimonio, nada reclaman, como no sea que gocemos de la paz que sus viejos huesos nos proporcionan. Sin ofrecer resistencia, han renunciado a sus humanos derechos a destacar nombres o peculiares virtudes. Pero no tienen motivos de queja. Cuando el jardinero planta los bulbos o siembra la hierba, vuelven a florecer y cibren la tierra de hierba verde y flexible. Aquí, las madres y las niñeras parlotean, los niños juegan, y el viejo mendigo, después de consumir el almuerzo que lleva en una bolsa de papel, arroja migas a los gorriones. Estos cementeriosjardín son los más apacibles refugios de Londres, y sus muertos son los más silenciosos.

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RETRATO DE UNA LONDINENSE - VIRGINIA WOOLF

Nadie puede asegurar que conoce Londres si no conoce a un verdadero cockney –si no puede doblar por una lateral, lejos de las negocios y de los teatros, y golpear en una puerta particular en una calle de domicilios particulares – . Estas casas en Londres tienden a ser el mismo perro con diferente collar. La puerta da paso a un pasillo oscuro; del pasillo oscuro emerge una estrecha escalera; desde el descanso de la escalera surge un salón doble, y en este salón doble hay dos sofás, unos leños ardiendo a cada lado, seis sillas, y tres largas ventanas que dan a la calle. Qué sucede en la mitad posterior del salón que da a los jardines de las otras casas es a menudo materia de conjetura. Pero es el salón que da al frente el que nos ocupa ahora; porque era allí donde la señora Crowe estaba siempre sentada en el sillón junto al fuego; allí era donde vivía, allí donde servía el té. Es un hecho que nació en el campo, aunque suene extraño; también parece ser cierto que a veces se marchaba de Londres, durante esas semanas de verano en que Londres deja de ser Londres. Pero nadie sabía ni podía imaginar a dónde se dirigía o qué cosas hacía cuando abandonaba Londres, y dejaba su sillón, el hogar a leña sin fuego y la mesa sin tender. Representarse a la señora Crowe con su vestido negro y su velo y su sombrero, que camina por un campo de nabos o asciende una colina donde pastan vacas, parece incluso más allá del poder de la imaginación más desenfrenada. Junto al fuego en invierno, junto a la ventana en verano, permaneció sentada durante sesenta años –aunque no estuvo sola–. Hubo siempre alguien sentado en el sillón de enfrente, visitándola. Y antes de que esta primera visita permaneciera sentada durante unos diez minutos, la puerta invariablemente se abría y María, la criada, la de ojos saltones y dientes prominentes, la criada que había abierto esa puerta durante sesenta años, la abría una vez más anunciando a un segundo visitante; y luego a un tercero, y luego a un cuarto. Un tête-à-tête con la señora Crowe es algo que nadie ha presenciado. A la señora Crowe le disgustaban los tête-à-tête. Una peculiaridad que compartía con muchas anfitrionas ha sido la de jamás haber intimado con una persona. Por ejemplo, estuvo allí siempre un hombre anciano, en un rincón junto al armario – por cierto, asemejándose tanto a una parte integrante del maravilloso mobiliario dieciochesco como una garra de bronce–. No obstante, se lo llamó siempre el señor Graham, nunca John, nunca William: aunque a veces ella lo llamó “querido señor Graham”, para subrayar que lo conocía desde hacía sesenta años. La verdad es que ella no deseaba ninguna intimidad; lo que deseaba era conversar. La intimidad alimenta el silencio, y ella aborrecía el silencio. Deben entablarse conversaciones, y deben orientarse

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RETRATO DE UNA LONDINENSE - VIRGINIA WOOLF hacia generalidades, y sus temas deben incluir a todo y a todos. No deben ser demasiado profundas, y no deben ser demasiado ingeniosas, porque si una conversación se extendiera demasiado hacia alguna de estas dos direcciones, habría alguien, seguramente, que se sentiría excluido, y quedaría sentado balanceando su taza de té, sin decir nada. Así es que el salón de la señora Crowe tenía poco en común con los célebres salones que describen los autores de libros de memorias. Iban allí a menudo personas inteligentes –jueces, doctores, miembros del Parlamento, escritores, músicos, gente que viajó por el mundo, gente que jugaba al polo, actores y personas completamente insignificantes–, pero si alguien decía algo brillante era percibido como una infracción a las reglas de la etiqueta, algo que había que ignorar, como un ataque de tos y estornudo o una catástrofe con un muffin. La conversación que complacía y alentaba la señora Crowe era una versión con pretensiones del chisme de pueblo. El pueblo era Londres, y el chisme era sobre la vida en Londres. Sin embargo, el enorme talento de la señora Crowe consistía en convertiresta extensa metrópoli en una pequeña aldea con una sola iglesia, una casa señorial y unas veinticinco casitas. Tenía información de primera mano sobre cada obra de teatro, sobre cada exposición, sobre cada juicio, sobre cada divorcio. Sabía quién se casaba, quién se moría, quien permanecía en la ciudad y quién la abandonaba. Podía mencionar que acababa de ver el auto de Lady Umphleby, y arriesgar que iría a visitar a su hija, cuyo bebé había nacido ayer a la noche –como lo haría una mujer de pueblo acerca de la esposa del hacendado, que se dirige a la estación en busca del señor John, que viene de la ciudad. Y como ella realizaba este tipo de observaciones desde hace cincuenta años, había adquirido un asombroso caudal de información acerca de la vida de las personas. Cuando el señor Smedley, por ejemplo, comentó que su hija se casaría con Arturo Beecham, la señora Crowe añadió inmediatamente que en ese caso ella sería prima segunda de la señora Firebrace, y en un sentido sobrina de la señora Burns, por el primer matrimonio que contrajo con el señor Minchin de Blackwater Grange. Pero la señora Crowe no era en absoluto una snob. Era, simplemente, una coleccionista de relaciones y parentescos; y su sorprendente habilidad en esto servía para imponer en sus reuniones un tono familiar y un carácter doméstico, porque cuántas personas son primos vigésimos, sin que ellos mismos lo sepan. Haber sido admitido en la casa de la señora Crowe equivalía, por lo tanto, a ingresar como miembro a un club, y la suscripción exigida como pago era contar con una buena cantidad de chismes al año. Mucha gente pensó, cuando una casa ardía, o estallaban las tuberías o la criada se fugaba con el mayordomo, que iba a ir y contarle todo a la señora Crowe. Pero aquí también había que respetar distinciones.

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RETRATO DE UNA LONDINENSE - VIRGINIA WOOLF Ciertas personas tenían el derecho de ir a la hora del almuerzo; otras, y éstas eran la mayoría, debían ir entre las cinco y las siete de la tarde. Las del escalafón que tenía el privilegio de cenar con la señora Crowe eran pocas. Quizás sólo el señor Graham y la señora Burke lo hicieron, pues la señora Crowe no era una mujer rica. Su vestido negro era viejo y raído; el broche de diamante en el vestido era siempre el mismo broche de diamante. Su comida favorita era a la hora del té, porque la mesa de té es económica y promueve una elasticidad que satisfacía sus hábitos gregarios. No obstante, fuese un almuerzo o un té, la comida tenía un carácter inconfundible, al igual que el vestido y sus joyas le sentaban a la perfección y tenían, a su modo, un carácter único. Allí nunca faltaría una torta especial, un budín especial, la particularidad de la propia casa y una institución como María, la vieja criada, o el señor Graham, el antiguo amigo, o el viejo chintz de las sillas, o la vieja alfombra. Es verdad que a veces la señora Crowe salía a tomar aire y era invitada a almorzar y a tomar el té en casa de otras personas. Pero en sociedad se mostraba furtiva y fragmentada e incompleta, como si observara la boda o la noche de fiesta o el entierro apenas para retener los pedacitos de información que necesitaba para alimentar su propio tesoro. Así es que rara vez la inducían a aposentarse; permanecía siempre al margen. Se sentía fuera de lugar entre las sillas y las mesas de esa otra gente; debía tener su propio chintz y sus propio juego de mobiliario, y su propio señor Graham para ser ella misma, completamente. A medida que pasaron los años estas pequeñas incursiones en el mundo exterior se fueron extinguiendo hasta cesar por completo. Había construido un nido tan sólido y tan completo que el mundo exterior no podía ofrecerle ni una sola pluma o ramita para agregarle. Por otra parte, su círculo de amigos era tan fiel que podía confiar en ellos para que le acerquen los fragmentos de información que debía incorporar a su colección. Era innecesario que abandonara en invierno el sillón junto al fuego, la ventana durante el verano. Y con los años sus conocimientos se volvieron, aunque no más profundos – pues la profundidad no iba con ella-, sí más redondeados, y más completos. De modo que si una obra de teatro tenía éxito en su estreno, la señora Crowe no sólo se refería a ella al día siguiente añadiendo comentarios de lo que había ocurrido entre bambalinas, sino que recordaba otras noches de estreno, en los ‘80, o ‘90, y describía el vestuario de Ellen Terry, o lo que había hecho la Duse, y qué cosas dijo el querido señor Henry James –acaso nada muy notable–; y allí, hablando de ese modo, parecía que todas las páginas ilustradas de la vida de Londres durante los últimos cincuenta años pasaban suavemente ante nuestros ojos, para el regocijo de uno. Había muchas; y las ilustraciones eran nítidas y

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RETRATO DE UNA LONDINENSE - VIRGINIA WOOLF brillantes y de gente famosa; pero de ninguna manera la señora Crowe se estancaba en el pasado, de ningún modo lo exaltaba por sobre el presente. De hecho, lo que más importaba siempre era la última página, el momento actual, inmediato. El encanto de Londres consistía en que siempre ofrecía algo nuevo para observar, algo insólito de qué hablar. Uno sólo tenía que mantener los ojos bien abiertos; y permanecer sentado de cinco a siete, todos los días de la semana. Sentada en el sillón junto a sus invitados, de vez en cuando ella arrojaba breves miradas hacia la ventana a vuelo de pájaro, y era como si tuviera un ojo en la calle, o un oído ocupado en los autos y en los ómnibus y en los gritos de los diarieros, allí debajo de la ventana. Porque algo nuevo estaba sucediendo en ese preciso momento. Uno no podía dedicarle mucho tiempo al pasado; uno no debía centrar toda su atención en el presente. Nada era más característico, y quizá sí un poco desconcertante, que la mirada ávida que dirigía, interrumpiendo sus propias palabras, hacia la puerta abierta por María quien, ya más pesada y más sorda, anunciaba la llegada de un nuevo invitado. ¿Quién era el que estaba a punto de entrar? ¿Qué tendría, él o ella, para agregar a la charla? Pero su destreza para extraer lo que cada visitante podía aportar, su habilidad para ponerlo en común eran tales que nunca producía ningún daño; y era parte de su peculiar triunfo que la puerta nunca se abriera demasiado a menudo; el círculo nunca crecía más allá de lo que ella podía dominar. Así es que para conocer Londres no sólo como un glorioso espectáculo, un centro comercial, una corte, una colmena de industrias, sino como un espacio en donde la gente se reúne y conversa, ríe, se casa y muere, pinta, escribe y actúa, gobierna y legisla, es esencial conocer a la señora Crowe. Es en su salón que los fragmentos innumerables de esta extensa metrópoli parecen conformar una totalidad viva y animada, exhaustiva, agradable y divertida. Los viajeros ausentes durante años, maltratados, achicharrados bajo el sol y recién llegados de la India o de Africa, desde remotísimos lugares y aventuras entre salvajes y tigres, deberán venir directamente a la pequeña casa de esta calle tranquila y reservada para ingresar de nuevo, y de un solo paso, en el corazón de la civilización. Pero ni siquiera Londres podía mantener con vida a la señora Crowe por toda la eternidad. Es un hecho que un día la señora Crowe no se acomodó en su sillón junto al fuego mientras el reloj daba las cinco; María no abrió la puerta; el señor Graham se alejó por propia voluntad del juego de mobiliario. La señora Crowe ha muerto, y Londres –no, aunque Londres todavía existe–, la ciudad de Londres nunca volverá a ser la misma.

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CARTA DEL 27 DE ENERO - SANTIAGO BUSTAMANTE Se nos vino el invierno y no dejamos de salir a caminar, las hojas

que

tapizaban

los

prados

ya

no

los

adornan,

ni

los

vendavales ni la lluvia existen ya, a veces despierta uno y al mirar por la ventana observa la nieve, tal cual, sin más ni más, blanco todo a imitación de la pureza; los cuervos que había antes

encima

de

los

árboles

esqueléticos

ya

emigraron,

los

paraguas son todos grises y ya no se ven más los rojos y verdes en los vestidos de las mujeres; sólo el gris y negro a cuadros, las botas de cuero y los guantes; el amarillo en los cabellos ya no se ve casi, y seguimos caminando, incansables, ora por ver los

mapas

de

la

ciudad

en

la

exposición

de

la

Librería

Británica, ora por ver a Van Dyck en una galería que mucho tiene de Salón Lautrec. Marías dice que escribir literatura le permite a uno dejar de escribir como un notario, y que escribir es una forma de pensar activa.

Las

estudios

notas

sobre

en

mi

Rembrandt

libreta y

van

de

Picasso;

a

listas veces

de hay

música un

a

aviso

“obsérvense los rostros en el tren”, o “recuérdese la historia de Michaela en Hamleys”. Hemos sabido que antes de morir el Rey Arturo se convirtió en cuervo, y desde allí que está prohibido cazar cuervos en el Reino Unido porque él habrá de volver, y que en La Torre de Londres ha habido desde hace novecientos años un entrenador

de

cuervos,

vestido

de

negro

y

con

sombrero

aplastado. Según Borges Londres es un laberinto roto, y trata uno entonces de caminar con una sóla pregunta en la cabeza, a través

de

Oxford

Street

o

Marylebone,

“¿dónde

se

rompió

el

hechizo, dónde dejó de ser laberinto?”. Un café que se enfría antes de ser terminado, un cigarrillo que pierde las nociones las largor y disfrute y se transforma en tiempo, la bufanda que habrá de bambolearse, la loción italiana a la que no nos acostumbramos todavía y que se siente a pesar del tabaco, los rastros minúsculos de sangre que ha dejado la cuchilla de afeitar, el andar sonoro y largo, la mirada fija en ningún lado y la música que progresa en mi cabeza y que tiene tintes de infancia. Nos hemos acostumbrado a ver las calles llamadas con apellidos, las letras sajonas en las esquinas de

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CARTA DEL 27 DE ENERO - SANTIAGO BUSTAMANTE los bloques, los árboles enchamizados y los adoquines de mármol; nos hemos acostumbrado a los parques de interminables verdores, el blanco en las avenidas y las columnas talladas. Seguimos mirando

con

sorpresa

el

ojo,

el

reloj,

las

catedrales,

los

callejones inesperados, los mapas que nunca dejamos de estudiar; nos sigue conturbando la plaza y Piccadilly. All Souls nos sigue pareciendo perdida entre edificios cuadrados de ventanales y nos da la impresión de que Oxford ya no es lo mismo de antes. Tomamos pintas en los pubs que los ingleses siempre decoran con madera y lámparas rojas, con caligrafías que no parecen nuestras escribimos

sobre

sus

mesas,

esbozamos

mapas

o

simplemente

fumamos; no hemos dejado de comer con afán en las tiendas de indianos o tampoco dejamos de escuchar a Bach; no volvimos nunca a la tabacalera o a las librerías de Charing Cross y nos da la impresión de que Londres sigue aún sin ser perturada, que sigue siendo

el

mismo

lugar

de

nadie

que

no

nos

ha

albergado

lo

suficiente, y que nos sigue invitando a descubrirlo. Las mujeres, siempre las mujeres, nos recordaron a Schubert y su Serenade,

las

amarguras

de

los

sonetos,

y

nos

invitaron

a

descubrir a Thomas Moore y a Rossetti: Las hemos visto tomar el tren, treparse en el bus y perderse entre pasajeros, tomar un cab y dejarlas de ver tras los cristales. Nunca les prometimos más amor que el que les dimos cuando estuvieran de regreso. Nunca dimos más de lo que teníamos, y aún así el peso del recuerdo nos embargó, y lloramos, y muchas veces nos dijimos no más, y siempre volvimos a ellas en la frescura de la mañana para buscarlas según el rastro que dejaron sus labios en un sueño que algo tuvo de recuerdo, una caminata corta hasta Trafalgar o hasta Bone Street. Permitimos que entreran a decidir el rumbo de nuestros desvelos cuando nos prometían un no sé qué con unos ojos claros, que se olvidaran de las palabras al oído y las caricias atinadas cuando se adentraron en la estación de tren, o en el bus o al cerrar certera la puerta de cab. Muchas veces decidimos olvidarlas y las recordamos aún, otras las quisimos recordar por la promesa de un amor o por nostalgia y dejamos de pensar en ellas al verlas desaparecer entre el tráfico; las vimos reaparecer por la misma acera por donde partieron y ya no

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CARTA DEL 27 DE ENERO - SANTIAGO BUSTAMANTE las queríamos, otras las seguimos queriendo y volvieron y otras dejaron de venir y aún las queremos. Les dijimos cosas en una noche o através de los meses, las quisimos con el mismo afán una noche o durante los meses de la agonía, (el fondo de la ciudad cambió para repetir los acordes idílicos), nos vieron ebrios y ebrios

de

amor

y

nos

correspondieron,

nos

rechazaron

y

nos

pidieron más, nos quisieron y nos dijeron que nos fuéramos, que no volviéramos más. Las cosas que escribimos nunca dejaron de ser nuestras, la vida se nos iba en cada palabra porque habíamos caminado por la ciudad, la habíamos sentido, la habíamos buscado, la habíamos llorado.

Muchas

veces,

en

la

desesperación,

caminábamos

apresuradamente por la calle, apartando gente, conteniendo las lágrimas para vertirlas todas y de una vez por todas en la Plaza Trafalgar,

y

ésta

se

nos

abría,

y

entonces

bajábamos

las

escaleras de piedra blanca con despacio, casi solemnes, para llorar a solas en una banca bajo la sombra del General. Los días que estuvimos allí los recorrimos sin afán, quizás tratando de menguar el ritmo de la ciudad, sin éxito, amainando los pasos frente a una arquitectura o una mujer sajona, trazando rutas en los mapas que más se nos parecían a la ciudad que imaginábamos, más extensa y más nuestra, sin saber que siempre nos equivocábamos, las fronteras se nos desvanecían al cambiar de acera, el río nunca nos tuvo por suyo y sus parajes en las riberas

jamás

nos

dejaron

hacer

parte

del

paisaje.

Los

cigarrillos que nos fumamos nunca aplacaron la desdicha que nos produjo

el

caminar

a

ciegas

entre

glorias

muertas

y

los

edificios del Centro, los cafés se nos enfriaban tratando de dibujar con pluma un momento en Shaftesbury Avenue o sobre el puente de Waterloo; las fotografías que tomamos carecieron por completo del sabor inglés y siempre añoramos volver a recorrer las calles y ver el sol detrás de las Casas del Parlamento y volver a ver una inglesa de paso rápido, rauda y bella sin más; las noches que añoramos en soledad un matiz de tal cabello rubio o tal cadera, el acento y la desidia, nos hicieron querer más la ciudad y más nos impulsaron a descifrarla, mil veces caminamos por

Charing

Cross,

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mil

veces

caminamos

la

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ruta

del

#3

Salón

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CARTA DEL 27 DE ENERO - SANTIAGO BUSTAMANTE Lautrec, a través de Oxford Circus, Regent Street y Piccadilly hasta Trafalgar, donde encendíamos un cigarrillo sin afán y lo fumábamos bajo la estatua de Nelson, mirando hacia la Torre Victoria que nos miraba desde un lugar no muy lejos entre los edificios

que

Portobello

y

rodeaban Wembley

la

Plaza.

fueron

Los

señales

mercados

firmes

de

del que

Borough, todo

era

posible en la ciudad, y las gentes que conocimos nos confirmaron que Londres era el Mundo, en su polifonía, en su inmensidad, su prisa, sus museos, su Westminster y los muertos bajo sus fosas; las cervezas y el Whisky nos enseñaron que desde cualquier lugar y a cualquier hora era posible volver a casa, que Londres era un sirviente

del

beodo,

amigo

del

turista

y

consuelo

del

melancólico; en la Galería Nacional supimos que también Monet pintó las riberas del Támesis, en el Tate conocimos a Turner; sabíamos de antemano que Händel compuso en Londres, y por ella compuso, y durante nuestras caminatas recordamos la Música del Agua y la Música de los Fuegos Artificiales, desciframos los trazos y el color de las olas y los nombres de los barcos que atracaban en Aldwych; vimos la réplica del bajel de Sir Francis Drake, la armadura del Rey Eduardo y los aposentos de Enrique VIII durante su reinado, en la construcción de la Abadía de Westminster. Ahora pienso que Londres no nos necesita, pero sí nos pide la vida que cantemos por ella; es más, se hace necesario escribir para dar fe de la ciudad y la vida y las tristezas a las épocas venideras, no como ejemplo pero sí de regocijo; entonces, te digo, debemos coger las plumas y escribir, porque, más que una labor es un deber ya, se nos pide que seamos voceros de las glorias que ya no están, que murieron y que fueron olvidadas, a pesar de mirarnos sin ver a través de sus ojos de cobre o mármol que

fueron

cincelados

por

un

maestro

que

nosotros

también

alabamos.

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84, CHARING CROSS ROAD - AINIZE SALABERRI 84, Charing Cross Road es una historia de amor a la literatura, a los libros. Es una historia que narra cómo dos personas se enamoran a través de ellos. Todo comienza con un intercambio de cartas a propósito de libros que la escritora no puede encontrar en Nueva York. Ella, Helene Hanff, “una escritora pobre amante de los libros”, tal y como ella misma se define, se pone en contacto con la librería Marks & Co., regentada por Frank Doel, para conseguir auténticas reliquias de segundas y terceras manos. Ávida lectora y ácida escritora, pone siempre en un brete al pobre Frank (“¡Vamos, Frank Doel! ¿Se puede saber qué HACE usted ahí? No veo que haga NADA, salvo pasarse todo el día SENTADO.”), quien se mantiene siempre caballeroso y estirado, sin captar humor ni ironía por ningún sitio, educado y amable al más puro estilo británico. La correspondencia continúa durante meses, años, en los que las relaciones se estrechan, en especial las de Helene con familiares y compañeros de trabajo de Frank. Éste, sin embargo, siempre se mantiene un poco más alejado y discreto, menos inmiscuido, quizás por temor, quizás por vergüenza, o quizás para no alimentar más sentimientos que no puede del todo entender. Helene les manda paquetes de comida con huevos y carne porque el Londres de la posguerra no disponía de esos manjares. Así, nace entre ellos una intimidad que unirá sus lazos para siempre, crucen el charco o se queden en su país. Helene y Frank se enamoran sin saberlo, ajenos al resto del mundo, inmersos en sus libros, sus palabras, y con las letras perdidas que surgen de la relación, nace este libro, infinito, de una librería pequeña en el 84 de Charing Cross Road: “Es una tiendecita antigua y encantadora, que parece salida directamente de las páginas de una novela de Dickens”. Los avatares del destino ponen a Helene trabajando a destajo para poder seguir comprando libros e intentando ahorrar para visitar a sus amigos y a su ciudad querida, Londres. Esto es lo que le dice a Maxine, una amiga suya que visita Londres por motivos laborales: “Escríbeme, por favor, y cuéntame cosas de Londres. Vivo esperando el día en que pueda bajar del ferry y sentir bajo mis pies sus sucias aceras. Quiero ir caminando hasta Berkeley Square, bajar luego por Wimpole Street, estar un rato en el interior de la catedral donde predicaba John Donne, sentarme en el escalón donde Isabel se sentó cuando se negó a entrar en la torre, y cosas así. Un periodista que conozco, que estuvo destinado en Londres durante la guerra, dice que los turistas viajan a Inglaterra con ideas preconcebidas y que por eso se encuentran exactamente lo que buscan. Yo le expliqué que me gustaría ir en busca de la Inglaterra de la literatura inglesa y me respondió: ‘Pues está allí, sí’.” Del amor por los libros, las antigüedades y la literatura nace una historia de amor que sólo puede encontrar salida en una novela. Un cuento de hadas, príncipes y princesas, que a los literatos nos hace recordar una y otra vez por qué leemos y por qué somos como somos.

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A LONDRAS A LONDRES - SI LE - ES “POUNDEMONIUM”, DE JULIÁN RÍOS - JOSÉ MANUEL PRADO A bate pronto, Poundemonium, es un “pandaimonenium” – la firma con la que Julián Ríos rubrica sobre el mundo: el paso de su rubricón, con elefante y todo. Sobre todo, por la trompa que todo el mundo muestra y todo el mundo pilla y alguna agraciada de mamas, mama como

buena

“amamante”.

Ante

todo,

porque

todos

los

demonios

emergen del Tam-tam-tam-amnesis, ese Támesis que es memoria y es moralia, pero, contra todos, moralina victoriana, no victoriosa. El rubricón que se recuerda: pan-amnesis, tan-amnesis, Támesis. Un río que es todos los ríos, Julián “oneriver”.

A bote tonto, todo se inicia fenicio en una hoja de aligeramiento, la

primera,

aquella

cuya

frase

incipiente

es

un

esplendor

luciferino en la oscuridad reinosa, copiosa, ruinosa, porque da paso con peso, desde las sombras fondosas de Brook Green a los escaparates

oscuros

de

Shepherd’s

Bush

Road,

acaudalando

a

un

pobre diablo de sucia manta, todo el Spirit of London y a que alguien remembre mimbroso, un viaje al fondo de la mar, en verdad, una “beodisea” desde “Ship and Whale” hasta el “Albany”, la mar de la mer de quijotesco, de tasca en tasca, ver-odo, lo que incita, citando de buena cítara, a verlo todo, incluso la muerte, la buena fuente, the long wáter, el tam-amnesis que nunca se a gota a gota. A brote de buen cubero, son las eternas historias de los odiseosos sedados de alcohol, que, como alondras, van por Londres, en un vuelo, en busca de su fuel, y brusca mente, hallan a la turgencia, que con urgencia, aquí al lado, contra locas y “estravestidores” de puerto, les practican un abrasante “chupatirón” con los labios emporrados, oh, la lang, que longjhon.

A

canto

seguido,

cuenta

cuántas

personas

son,

milalias

con

milebrios: Rimbaudelaire y Reybaldo Reis, que si beben se iluminan erróticamente y

les entra un leighmotiv tervergisivo, y se hacen

a la Babel de una noche de San Juan, con mil de focs, foscos y ofuscos. Es Ra el que los guía por las extrabraganzas ofelísticas, por los móvil Dicks de la noche, y se mueven con dinero, con LSD,

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A LONDRAS A LONDRES - SI LE - ES “POUNDEMONIUM”, DE JULIÁN RÍOS - JOSÉ MANUEL PRADO libras, chelines y peniques, pounds and pounds, Ezra Pound que ha muerto.

Ha muerto el mejor fabricante de versos, el poeta, el gran Pound merece un velorio y un villorio, este ingente degente Londres de la patria mía, muros que no muraran, murmurarán! Curioso este poeta que pretendió modificar la poesía a fuerza de traducir del chino un Cathay de poemas, que Confucio! tan confundido. Tal que crea escuela la esquela y su muerte es INRI, es un auto de fénix, fenixio. A cuatro voces en el cuarto discruten discursiblos con la treta en la mano, sobre personae y sorben a la personae de la “madama de manos de mantequilla”.

Y

buscan

bucaneros

a

los

bruscaneros,

el

Albany

al

fin,

en

Deptford, Tam- amnesis abajo, y finalizar esa vela diosvelante, violantes, en los brazos graciosos de Babelle, que es la mejor frígida

para

frostarse

y

acostarse

fock con male west!, que sueña con un el

Albany,

o

con

detener

y

vrigidamente,

virginamente,

alba que no llega nunca en

detonar

el

alba

con

tanto

desdoblamiento en su última nota, peregrinos por este Londres de alondras.

Como a buen entendingdong, cualquier disco le fonograss, diré que Poundemoniun es un “Long Pound of a great picture book”, un larga duración de imágenes de libro, un libro de larga duración puesto en imágenes, una imagen que no vela en mil palabras, y las vale. ¡Vale, venga, vengrass above us! Abre el libro y leerelelelé!

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HISTORIA FICTICIA SOBRE ANNE PERRY Y JACK EL DESTRIPADOR - AINIZE SALABERRI En

las

calles

de

un

Londres

que

nadie

conoce,

entre

bruma

y

pitidos, entre sonidos de pisadas y pubs alborotados y abarrotados de

borrachos,

los

pasos

de

Jack

el

Destripador

resuenan

con

especial candor. Son las huellas de un maníaco, de un loco que mata prostitutas sin piedad. Descorazonado. Inhumano. Detrás de él,

a

la

sombra,

dentro

del

cobijo

que

permiten

las

calles

londinenses poco iluminadas, una mujer le sigue de cerca. En su mano lleva una libreta y una pluma. Va vestida como un hombre, capa

y

sombrero

alto,

zapato

grande,

toda

de

negro

y

pelo

recogido, no puede levantar sospechas. Cuando Jack se detiene ella se arrima a la pared y contiene la respiración, siempre con un ojo en su sombra y con el otro en la posible escapatoria. Jack sigue adelante,

por

Regent

Street,

una

calle

señorial,

distinguida,

silenciosa ésta. Lleva siguiendo a Jack desde Whitechapel, donde acaba de matar a otra mujer en una esquina, muy cerca de un pub donde poco antes había estado tomando una pinta. Nadie le reconoce porque nadie sabe quién es. Ella sí, lo supo desde el principio, ella lo creó. Una madre sabe que su hijo es un criminal desde la primera vez que lo coge en brazos, y ya desde pequeño Jack tenía mirada ausente y asesina. Ahora lo sigue de cerca y toma notas porque está escribiendo su novela. Se acabaron las novelas en las que el inspector Pitt descubre al asesino en las últimas páginas. Se acabaron los crímenes pasionales en Buckingham Palace, o los cuerpos descubiertos en el Serpentine, al amparo de los árboles y los patos mareados por la sangre. Se acabaron los misterios de las clases adineradas que, aburridas y avariciosas, matan por placer. Ahora, la madre del Jack literario, Anne Perry, escribirá sobre su propio hijo, al que creó en el silencio de las noches londinenses, entre fiesta y fiesta, y que ni el superintendente Pitt podrá encontrar. Se terminó la hegemonía de Scotland Yard. Jack está aquí para acabar con la tranquilidad de la capital inglesa, y Anne le persigue para controlarlo y para contarlo. Anne escribe, Jack mata. Perry tiene entre manos el mejor de los relatos: un asesino en serie que ni Sherlock Holmes ni Agatha Christie podrían haber creado jamás. Crímenes que sólo podrían ser resueltos por una mujer como Perry, que ha visto y vivido el crimen de cerca, que ha

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HISTORIA FICTICIA SOBRE ANNE PERRY Y JACK EL DESTRIPADOR - AINIZE SALABERRI sentido cómo entre sus manos se ha ido una vida. Jack se enganchó al último suspiro de sus víctimas y por eso continúa matando. Anne supo

sesgar

su

vida

del

asesinato

y

comenzó

a

escribir

bajo

seudónimo. Siguen bajando la temperatura. Las manos de Perry se congelan y Jack comienza a andar más deprisa entre los callejones desconocidos

de

ciudad

para

que,

una más

ciudad

que

inri,

será

jamás

siempre

descubrirá

desconocida. la

identidad

Una del

despiadado Jack. Perry se pierde, no sabe dónde está. Jack está escondido, ¿dónde estará Jack? Perry cruza una calle, se mete en otro callejón. Le ha parecido ver una sombra un poco más adelante. Anne contiene el aliento, Jack contiene el aliento. Algo tintinea en la oscuridad, algo parecido al filo de un cuchillo. Anne se acerca a esa leve luz, como hechizada.

- Hola, mamá. Cuánto tiempo sin verte.

La hoja del cuchillo se hunde en las esperanzas noveladas de Perry.

La

sangre

brota

y

descansa

en

el

suelo,

formando

una

sonrisa malvada a los pies de Jack. Le degolla el cuello y deja una J en la mejilla de Anne Perry. En su pecho, tras sacarle las entrañas y guardarse el corazón, escribe la palabra FIN. Se acabó. Un sueño más. El último asesinato de Jack. Su madre tenía que acabar lo que ella misma había comenzado.

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"Las bombas voladoras que caĂ­an a diario sobre Londres eran probablemente lanzadas por el propio gobierno de OceanĂ­a 'sĂłlo para mantener a la gente asustada'".

1984 - George Orwell


1984, GEORGE ORWELL - J. ÁLVARO GÓMEZ

Hablar hablar

de de

repleto

la

novela

1984

es

comunicación y la falta total de

mundo

libertades mantienen a un sistema

actualidad.

Un

cámaras

seguridad

de

de

que vigilan todos y cada uno de los

rincones

bien

se

de

una

podría

metrópolis

trasladar

a

la

ciudad planteada por Orwell o por la

que

del

paseamos

trabajo.

controlado nuestra

cada

Todo

con

día

es

el

camino

vigilado pretexto

seguridad,

aunque

y de

nadie

sepa ni se preocupe de a dónde van esas

imágenes

nuestras

caminamos

por

observamos

con

talla

de

ropa

el

mientras metro

u

detenimiento

la

interior

que

nos

vamos a comprar.

venerado

y

temido

por

sus

habitantes. En

este

libro

se

describe

una

sociedad

estancada

en

desigualdad

de

gobernado

un

país

la

por una sola persona, llamada Gran Hermano nombre

(de al

aquí conocido

televisión), reducido

le

y

de

viene

el

programa

de

por

un

grupo

privilegiados

del

partido que controlan, a través de radicales y oscuros ministerios, a una población pobre y subordinada. Una

ciudadanía

ignorante

y

impasible,

acomodada

ante

su

propia desdichada,

El Sr. Orwell recrea un mundo centrando la

y

historia

intelectualmente,

capital país Un

en de

Londres, un

llamado Londres

la

por

la

maquinaria

de

propagandística

que

misión

completamente

anulada

Oceanía.

telepantallas tienen

es

enorme

lleno

que,

del gobierno. Todo

de

controlar

y

lanzar

basado

en

el

mensajes

constantes

“miedo

a”,

hay

a

ejercer

derechos,

a

allí implantado y que

charlar,

a

invaden el pensamiento

mantener

que

favorecen

sistema

miedo

al

totalitario

único de los ciudadanos una y otra

relaciones sexuales o a manifestar

vez.

cualquier

La

democracia

ha

muerto

y

ha

opinión. nacido

sin

Una

población

solo un partido es el que gobierna

que

libertad

ni

el país. Los medios de

derechos y que, por lo tanto, no se plantean nada distinto a lo que

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1984, GEORGE ORWELL - J. ÁLVARO GÓMEZ les

obligan

desde

el

hasta donde llegó el Gran Hermano

tal

el

en su intento de controlarlo todo,

lavado de pensamiento que, en un

es una charla que tienen ambos y

momento de la lectura, aparece el

que se preguntan desde cómo sería

siguiente

un

poder

y

enseñan

establecido.

lema;

Es

o

una

naranja,

PAZ, LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD,

sorprenderse

por

ver

LA

verdad. El final también sorprende

IGNORANCIA

LA

ES

GUERRA

LA

ES

FUERZA.

LA

Con

limón

esta frase no me digan que no es

y

deja

un

actual.

reflexión. George

La

novela

comienza

pensamientos

y

dudas

con

de

los

Winston,

el cual no está de acuerdo con el sistema

y,

como

desacuerdo, duda

comienza

todo

Entre

parte

el

medias

a

ese

poner

régimen

aparece

de

en

opresivo.

Julia,

otra

persona contraria al estado, y que juntos, empiezan a dar forma a sus dudas

sobre

sus

lo

implantado.

Todos

interrogantes

enfrentamientos amor

no

entre

darán

conocido

ambos

historia

en

entonces.

y

ellos

Ahora

fruto

hasta

que

y a

un

entonces

centrará

la

partir

de

a

comenzará

otro

tipo de lucha, el de la búsqueda de

rincones

alejados

de

las

cámaras o de las miradas y oídos espías de las gentes de la ciudad.

azúcar

espacio

Orwell

hasta

para

(Motihari

de

la

1903-

Londres 1950), que en realidad se llamaba Eric Arthur Blair, era un escritor

que

opinión

dejó

sobre

su

plasmada

su

oposición

a

cualquier tipo de totalitarismo en Rebelión en la granja, donde hace una

crítica

sobre

el

sistema

soviético por medio de una fábula. En la novela “sátira”, como así la llamó

el

crítica control rechaza

mismo, feroz de

a

1984,

al

sistema

todo

los

hace

pero

individuos

y

una su

también que

no

luchan por una sociedad mejor, más libre y menos ignorante. Describe la

importancia

que

supone

el

pasado para evolucionar y como la verdad

es

tan

objetiva

nombre

del

medio

de

como

el

comunicación

que dé la noticia.

A través de ellos nos descubren el

Entre sus frases descubrirán que,

mundo

que

aunque la novela sea de 1948 (si

el

cambian de sitio las últimas dos

del

controla

Gran

desde

Hermano,

la

economía

o

pensamiento hasta el alimento que

cifras

toma

entre

título

claro

vigencia absoluta en su trasfondo.

Julia

la y

gente. Winston

Un

diálogo

deja

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muy

de

ese

del

GRANITE & RAINBOW

año

les

libro),

dará

tiene

#3

el una

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A mi modo de ver, Watson, basado en mi experiencia, los mรกs bajos barrios de Londres no prestan un record mรกs terrible de pecado que el sonriente y bello campo.

Sir Arthur Conan Doyle


SHERLOCK HOLMES, EL HIJO FICTICIO DE SIR ARTHUR CONAN DOYLE - LUIS PASTOR

El 7 de julio se cumple el 80 aniversario de la muerte de uno de los

grandes

escritores

de

novela

policíaca

del

siglo

XX.

Me

refiero a Sir Arthur Conan Doyle. Muchos, tal vez, consideren como mejor figura del crimen a Agatha Christie, conocida como la Reina del

Crimen,

pero

fue

Conan

Doyle

quien

popularizó

la

novela

policíaca gracias al mejor detective de la literatura: Sherlock Holmes. Aquí comienza la honra al autor y su obra. William

Sherlock

Scott

Holmes,

conocido

mundialmente como Sherlock Holmes, fue el detective

más

famoso

de

la

época

victoriana. Desde el 221b de Baker Street resolvió, junto a su compañero y amigo el Dr. John Watson, alrededor de 162 casos, de

los

cuales

Arthur

Conan

Doyle

sólo

relató 60. Bien conocida era su fama de detective

consultor

en

el

Londres

de

finales del XIX y principios del XX, pues todo aquel que quería ayuda acudía a él. Sin embargo, no siempre había visita en el 221b de Baker Street y en esos días de aburrimiento

Holmes

se

inyectaba

una

disolución al 7% de cocaina. Su mente se rebela ante el estancamiento y así se lo decía, de vez en cuando, a su amigo el Dr. Watson: «Mi mente es como un motor de carreras, que se rompe en pedazos porque no está conectado con el trabajo para el que fue construido». Tan famosa era su fama de detective y la de resolver los casos que los propios agentes Scotland Yard, la famosa Policía Metropolitana de Londres, acudían a él en busca de ayuda. Uno de los más famosos agentes que le visitaba con frecuencia era el Inspector Lestrade, al quien Holmes tenia tanta estima como a un bufón. Su metodo era tan simple, pues se basaba en la pura deducción lógica del modus ponendo ponens (modo que afirmando afirma): [(p ! q) ^ p

q], es

decir, si p, entonces q. Hay p, entonces hay q (donde p son las

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SHERLOCK HOLMES, EL HIJO FICTICIO DE SIR ARTHUR CONAN DOYLE - LUIS PASTOR pruebas visibles y q lo que dichas pruebas demuestran). Tal vez esto sea difícil de entender para todos aquellos que no tenga un mínimo conocimiento de lógica, pero pueden entender muy bien el método de Holmes en la famosa frase que le dice al Dr. Watson en la

aventura

“La

Corona

de

Berilos”:

«cuando

has

eliminado

lo

imposible, lo que queda, por muy improbable que parezca, tiene que ser la verdad». Pero para aplicar su metodo hay que tener un conocimiento amplio, además de pruebas, pues «es un error capital el teorizar antes de poseer datos. Insensiblemente uno comienza a alterar

los

hechos

para

encajarlos

en

las

teorías,

en

lugar

encajar las teorías en los hechos». A parte dedicar su tiempo a su labor de detective, hacía otras muchísimas cosas como disfrutar del arte en las galerías de Bond Street,

tocar

su

violin

Stradivarius,

hacer

experimentos

de

química, dedicarse a la apicultura en South Downs, pescar en el delta y estuarios de Donnithorp o jugar al golf, entre otros. Además, es un artista del disfraz y así lo

dejo

demostrado

en

varios

casos:

marinero (El signo de los Cuatro), cura (Escándalo en Bohemia), adicto al opio (El

hombre

del

(La

corona

de

labio

retorcido),

Berilos),

vago

vendedor

de

libros (La aventura de la casa vacía), fontanero Augustus

(La

Milverton)

aventura

del

También escritura

era

"Sobre

las

de

Charles

moribundo dotes

autor

de

diferencias "Los

Lasso",

analizadas",

(La

moribundo).

sus

tabacos",

polifónicos separadas

o

destacar

pues

diversos

de

detective

cabe

libros:

aventura

"Los

"La

de

varios de

los

moteles escritos

datación

de

secretos,

160

documentos",

cifras

"Biografía

sobre tatuajes", "El trazado de pasos", "La influencia del oficio en la forma de la mano", "El libro de la Vida", "Manual Práctico de

la

Cultura

relación

con

de

el

las

Abejas",

crimen",

"La

"Llantas

maquina

de

de

bicicleta"

escribir y

y

"Nombres

su y

marcas de las principales marcas mundiales de pistolas".

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GRANITE & RAINBOW

#3

79


SHERLOCK HOLMES, EL HIJO FICTICIO DE SIR ARTHUR CONAN DOYLE - LUIS PASTOR Poco se ha sabido de su vida privada, pues sólo se sabe que tenia un hermano llamado Mycroft Holmes. Mycroft trabaja en el Foreign Office,

el

convirtió

Ministerio en

experto

de

Asuntos

asesor

Exteriores

ministerial.

ingles,

Tenia

una

donde

se

capacidad

deductiva mucho mayor que la de Sherlock, pero sus construyes reglamentadas

le

impedían

abandonar

el

famoso

y

selecto

Club

Diógenes, un lugar donde reinaba el silencio. Sherlock sólo acudió a él unas pocas veces, sobre todo cuando el caso que tenía entre manos era bastante peculiar. En cuanto a amores se refiere, Sherlock no mostró nunca ningún acercamiento hacia una mujer, salvo en una ocasión. Al principio del caso “Escándalo en Bohemia” el Dr. Watson ya bien describe la única mujer que llamó la atención del detective: «Para Holmes ella siempre fue la mujer». Ella fue Irene Adler. Poco se sabe de esta desconocida dama y su relación con Sherlock después del “Escándalo en Bohemia”, pero muchos dicen o quieren creer que durante los años desaparecidos de Holmes, este volvió a encontrarse con Irene en Montenegro y Paris. Como todo buen protagonista de sus casos, Sherlock Holmes también tenía a un enemigo, o como diría él, el “Napoleón del crimen”: el Profesor James Moriarty. Profesor de matemáticas y ciencias del joven

Holmes,

pero

enemigo

indiscutible

del

Holmes

detective.

Moriarty muere en las cataratas de Reichenbach (Suiza), tras una pelea con Holmes, en la cual el detective tambien muere. Este fue el final que le dió Sir Arthur Conan Doyle a su hijo ficticio después de cansarse de él. Pero la decision del autor no gustó al público

y

muchos

se

manifestaron

en

contra

del

autor

en

las

oficinas del Strand Magazine, revista que publicaba los relatos del

detective,

o

enviaban

cartas

amenazantes

pidiendole

que

resucitara a Holmes. Es más, incluso la madre del propio Arthur Conan Doyle dejó de hablarle una temporada. Finalmente, volvió a resucitar al detective en el relato “La aventura de la casa vacía” y siguio relatando sus casos hasta pocos años antes de su muerte, el 7 de julio de 1930. Tras su muerte dejó el mayor legado de la novela policiaca, la figura del detective; y a su mayor representante, Sherlock Holmes.

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SHERLOCK HOLMES, EL HIJO FICTICIO DE SIR ARTHUR CONAN DOYLE - LUIS PASTOR A pesar de que muchos no le consideren como el mejor detective del genero

policíaco,

Sherlock

Holmes

ha

sido

protagonista

de

4

novelas y 56 relatos cortos, y hoy en día sigue siendo fuente de nuevos relatos, series y peliculas. Muchos actores han tomado el papel del detective en la pequeña y gran pantalla. Entre los actores que han interpretado a Sherlock Holmes en la gran pantalla hay que mencionar a Peter Cushing en la pelicula “El Perro de Baskervilles” (1959), a Robert Stephens en “La vida privada de Sherlock Holmes” (1970) o a Robert Downey Jr. en “Holmes”, en donde Jude Law interpreta al Dr. Watson. Mientras que en la pequeña pantalla hay que mencionar a Basil Rathbone y a Jeremy Brett, el mejor actor que se ha metido en el papel de Sherlock Holmes. Su

influencia

ha

tenido

que

ver

en

la

creación

de

nuevos

personajes de series de televisión, de los cuales el Dr. Gregory House de la serie “House” es el mejor ejemplo. Las similitudes que existen entre Holmes y House no son pura casualidad. Una de ellas es la de los propios apellidos de los personajes, pues ambos hacen referencia al termino “casa”. Por otra parte, ambos sólo tienen un amigo, Holmes al Dr. Watson y House al Dr. Wilson; ambos son adictos a una cosa, Holmes a la cocaína y House a la vicodina; ambos tocan un instrumento, Holmes el violín y House el piano; o que ambos viven en el nº 221b. Está claro que Sherlock Holmes es una de los mejores detectives de la novela policíaca y lo seguirá siendo por los siglos de siglos. «Pensar de tarde en tarde en Sherlock Holmes es una de las buenas costumbres que nos quedan» decía Borges.

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_LA FALSA MODERNIDAD LONDINENSE_ UN PUÑADO DE POLVO, DE EVELYN WAUGH - AINIZE SALABERRI ! La

sociedad

londinense

londinense decadente,

del

período

prisionera

de de

entreguerras. sus

La

sociedad

placeres

y

su

superficialidad. Los londinenses atrevidos, cabareteros, chismosos, arrogantes,

peseteros,

vacíos

de

satisfacciones,

locos

por

vivir

aventuras y relaciones extramatrimoniales. Sucesores del mismísimo Narciso, irresponsables, llenos de prejuicios, carentes de valores. Cínicos, crueles, movidos por el interés. Creyentes del dinero y de que

éste

da

la

felicidad,

de

que

las

propiedades

lo

son

todo.

Devotos a las apariencias, modernos victorianos. Despilfarradores. Personajes que se aburren y que necesitan llenar su vacía vida de superficialidades. Adulterio, cotilleos, estar al abrigo del sol que más calienta. Egoísmo, ausencia de empatía, maldad en exceso. Brenda es infiel y todo Londres lo sabe menos su marido, que es incapaz de ver la verdadera naturaleza de su mujer. Tony Last, el cornudo, introvertido, un inútil integral cuando de disfrutar de la vida se trata. John Beaver, el amante, capaz de fingir amor por mantenerse vivo en una sociedad que le rechaza constantemente. Un Londres que se rige por la moda, por lo que la gente estirada y arrogante dicta, aquellos que hacen tintinear las monedas de sus bolsillos para marcar la diferencia entre un ser humano y otro. El Londres de las fiestas, de los actos sociales. El Londres de la falsa modernidad. Pero el mismo Londres apasionante que te roba el alma y que experimenta con ella. Ese Londres que los personajes eligen para vivir y desarrollarse, y al que los lectores volvemos una y otra vez.

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EL LONDRES DE JM COETZEE EN JUVENTUD - EDUARDO LAPORTE Leí

Juventud,

del

premio

Nobel

mecánico

y

sin

sudafricano John Maxwell Coetzee,

perspectiva.

en 2006, creo que en invierno, en

poeta que no se atrevía siquiera a

Madrid. Empecé sus páginas en un

confesar su

centro Pío,

comercial,

un

domingo

deprimente, lunes

el

ni

a

pesar

trabajar.

Aquello

la

como

de

una

y

de

no

algo

que

al

tenía

Llené

aquel

que

garabatos,

no

trabajar

subrayados

cosa

híbrida

haber

enmarcado,

tiene

unos

madrugar, hacer

lo

no que

tener a

que

obligaciones,

uno

le

diera

la

una

enfáticos.

¿Era

tener

libro,

bonita

anotaciones

de

no

un

edición de Mondadori, de múltiples

nombre

privilegio

para

poética condición.

entre el castigo y la bendición. un

aún

Príncipe

extraño

siguiente

vivía

de

Menos

ninguna

Segunda

a

Recuerdo

boli

Motherwell,

bic,

el

pìntor

que

sobre

la

cuadros

República,

y

Elegías

a

la

República española, que siempre me

gana, poder dedicarse a escribir?

inquietaron

Desde fuera suena bien, pero hay

citados en aquel tomo. Terminé el

algo

libro

de

desazón

en

el

tipo

que

en

y

que

pocos

me

gustó

días,

ver

conectado

está en su casa, solo, dedicado a

como un lector ideal al derrotero

la extraña tarea de escribir sin

solitario

saber si publicará jamás, es más,

londinense,

si tiene talento para publicar. En

bildungsroman

esas

Coetzee

horas,

Juventud,

un

libro

relato

como

autobiográfico

del

joven

Coetzee

carnaza sin

que

supiera

de

el

qué

propio diantre

significaba aquel palabro (novela

con gran sabor a nuevo, que se lee

de

como ficción pero con el aliciente

Coetzee

del

Caulfield quizá más valioso que el

sustrato

vivido,

de

de

lo

lo

real,

de

íntimo,

Juventud,

digo,

experiencia

reparadora.

lo

leer

era

una El

JM

Coetzee que se reflejaba a través

HC

aprendizajo había

de

sonaba

El tanto

protagonista

o

formación).

creado

un

Holden

guardian..., o

más

del

porque

real

famoso

que

el

libro

de

Salinger.

de esas páginas estaba más solo, más perdido y más confuso que el lector lado.

que Y

permanecía eso,

en

al

otro

literatura,

Acabé el libro y se lo presté a mi hermano Pablo, para su viaje a Australia

que,

el

de

quería

York de Caulfield/Salinger, iba a

poeta,

nada

menos,

y

estaba en Londres, donde trabajaba

ser

para

bildungsromaniano.

la

IBM,

nada

menos,

desde Sudáfrica. Un trabajo

JUNIO ’10

venido

su

Londres,

o

escenario

siempre engancha. El protagonista ser

Coetzee,

como

propio

el

Nueva

escenario

Lo

perdí,

lo

perdió mi hermano, se lo dejó a un

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EL LONDRES DE JM COETZEE EN JUVENTUD - EDUARDO LAPORTE tipo

extraño

librado

que

su

formación,

aún

no

había

propia

novela

de

sesentón,

con

una

la

tecnología

que

conocemos

hoy,

es frío y esquivo para el joven. Duerme

en

lugares

inhóspitos,

identidad sexual mal gestionada. Y

pensiones en su mayoría, y muchos

por allí se quedó, en algún rincón

días los pasa en la cama. Es una

de

cama

Melbourne,

gigantesca, autor,

en

en

la

la

misma que

instalado

isla,

vive

desde

su hace

algunos años en Adelaida.

londinense,

emoción

al

recordaba

esta

de

circunstancia

la

que

mundo

y

el

cuesta

Granite Rainbow sobre el libro del

económica,

sudafricano.

proveerse

procuré

otro

no

moverse

cuando decidí hacer la reseña para Me

principio,

tiene pero

su

luego

no deja de ser una cama solitaria, porque

No

que

apetece es

enfrentarse

mundo

arriba. y

está

aún

Hay

para

un

moverse al muy

necesidad

eso

trabajo,

habrá un

que

trabajo

ejemplar, una edición de bolsillo

acorde con la formación matemática

que encontré por ahí, inmaculada,

del

virginal, y sentí que lo mejor era

divergente

prescindir de esas anotaciones que

creativa, artística, literaria que

ya no tenía, y escribir la reseña

anida en el personaje, y que no

a

puede compartir con nadie.

pelo.

Tan

impresiones

sólo

que,

decía

afloran

por

quedaron

registradas

de

la

memoria

precisa

de

Hecha

toda

en

notas

ni

porque

un

lugar

que

bolis

esta

no

bic.

larga

y

introducción,

a

del

través

de

un

con

trabajo

la

vocación

Proust,

indeleble,

pues,

coetziano,

esas

solas,

prescindible hablemos,

con

personaje,

Londres lo

quedó

filtrado en mi memoria lectora.

En

Londres

femenino, también

hay

poco hay

algún

satisfactorio, una

reafirmación,

encuentro

de

búsqueda, la

y o

identidad

sexual. La ciudad como escenario, insistimos,

del

formación, descubrir

de qué

proceso

de

aprendizaje,

del

coño

somos

y

qué

podemos hacer con nosotros mismos. Algo de lo que pensaba mi hermano

Londres es una gran ciudad, y las grandes la

ciudades,

Serna,

nada.

nos

Coetzee,

decía

dan el

el

Gómez todo

Coetzee

y

en

sus

días el

australianos.

Coetzee

de

noche,

la

Coetzee, o que sí es Coetzee, se

de

deja

caer

que

en

un

no

Una es

barrio

Juventud encuentra mucha nada. Su

frecuentado por homosexuales, y se

casa, Sudáfrica, está lejos, y el

deja engatusar, y se deja tocar.

Londres de los años sesenta, en el

Necesita

que se empiezan a sentar las bases

suyo

de la sociedad de la información y

experiencia,

JUNIO ’10

o

saber

si

qué

GRANITE & RAINBOW

sin

aquello

cosa

es

lo

pasa.

La

disgustarle

del

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EL LONDRES DE JM COETZEE EN JUVENTUD - EDUARDO LAPORTE todo, no le convence y se lleva a

su

casa

claro: se la traen al pairo esos

una

duda

menos.

Algo

tiene

claro, que no es poco.

secreto,

malditos ser

aunque

él

ordenadores,

poeta.

De

hecho,

lo

tiene

el lo

quiere es

ya,

Londres es la ciudad en la que el

haya o no haya escrito una sola

hastío

línea. Por eso su sitio no es esa

y

la

apoderando días

desesperanza

del

de

se

personaje.

rutina

van

Pasan

solitaria,

de

rumias a lo Raskólnikov que bien podrían

haber

cualquier

terminado

vieja

muerta

con

de

cárcel con paga a fin de mes.

un

Todo Juventud es un gran poema, aunque no haya un solo verso ni una

intención

lírica

explícita.

hachazo, pero no. El personaje se

Pero se nos presenta a un ser a un

golpea con un tipo en el metro y,

ser desvalido, un hombre solo, en

perdido

una

siente

el

hábito

una

gran

del

habla,

ciudad

en

la

puede

una

conquistar

decir

“lo

nada. Londres. El Coetzee que no

esfuerzo

es Coetzee pero sí lo es llega al

titánico y el personaje nota una

fondo de esa nada, toca fondo, y

voz de alarma en su interior. Su

debe agradecer a esa ciudad que,

aislamiento

de

mayúscula:

siento”

supone

un

está

llegando

un

modo

pero

se

pereza,

desazón

todo,

que

también

descarnado

bálsamo

de

verdad. Londres ayuda a encontrar

soledad

cobra

en

la

muchedumbre

cuerpo de modo magistral en

estas páginas.

el

camino

le

acerca

sin

demasiado lejos. La clásica imagen la

ninguno,

y

la

personal

a

a

su

aquel

famélico aspirante a poeta que hoy ostenta

el

premio

literatura

informáticas

infatigable para crear literatura

y

pronto constata que ese no es su sitio,

que

los

programación,

toda

tecnificada, Sus

esa

le

tremendamente él.

códigos,

capacidad

(y para creer en la literatura).

la

rutina resulta

inhumana,

superiores

una

de

Consigue el trabajo en esa IBM de rudimentarias,

y

Nobel

le

ajena

a

reprenden

por su actitud taciturna, apocada, qué le pasa, no tiene motivos para quejarse, tiene un empleo, está en una

de

las

competitivas capital

del

mundial.

empresas sector, Pero

en

nadie

más una le

entiende, y a nadie puede revelar

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86


...


THEUC Bueno. Ya está bien. Hoy toca hablar de mí. Basta de proyecciones y de antihéroes flojeras y de amor con espermicida. Soy yo y es Londres, esta vez. Otras veces han sido otros sitios. Pero hoy es el turno de Londres. Y quiero empezar por Carnaby. La primera vez que estuve allí, en 20 minutos ya me había condenado a comer fideos el resto del mes y no podía quitarme de la cabeza la idea de ir puesto de anfetamina con J a recorrer todas las tiendas en el menor tiempo posible. Dios Santo. Pero qué era aquello. Necesitaba con urgencia que alguien subiera los BPM para poder ver todo mínimamente, aunque la verdad es que ya íbamos acelerados tan solo con nuestro consumismo. En Carnaby encontré algo tras lo que llevaba bastante tiempo, y dado que todo el mundo decía que me iba a arrepentir, me lo compré. Era como el leve movimiento de aprobación que uno necesita en los momentos de duda previos al posible desembolso de una cantidad importante. Como si seguir los consejos de la gente iba a hacer algo aparte de joderme a conciencia. Como si no tuvieran suficiente con sus vidas y tuvieran que repartir trozos de la misma a modo de flyer por las calles. Tras

surcar

miles

de

tiendas

de

hindús

gurús

de

la

informática,

acabamos en un pub cuyo nombre debe estar pintado en algún lado de la fachada, pero que no logro identificar entre los miles de mensajes de la misma, situado tras el museo británico. Ahí me imagino a M en la barra pidiendo 2 fish and chips grandes y 4 pintas para 2, porque nos gusta

comer

grasa

y

beber

alcohol.

Y

tiene

cojones

que

hasta

en

Londres tengan que venir varios soplapollas a intentar convencerte de cualquier mierda que les han metido a presión a ellos en la cabeza previamente, como si fuera una postura elaborada con esmero sobre la cual se aplican ideas intrépidas y avanzadas, como si no fuera la verdadera patraña que en realidad es, pensada para vender banderas y descontento, y mártires por la causa. Afortunadamente parecen entender mi get the fuck out, o quizá no, pero al menos se largan, que es lo que queríamos. Aunque claro, pretender que los problemas se vayan bebiendo, no es más que una tirita sobre la piel irritada, así que enseguida aparecen más personas dispuestas a joder.

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THEUC A medida que la cosa se calienta, nos echan del bar y M apunta que es la segunda vez que esto le pasa y que la vez anterior también estaba conmigo,

en

un

infecto

sports

bar

de

Estocolmo.

Yo

me

encojo

de

hombros y me da la risa, hasta que salimos por fin y un inglés (o al menos lo parece) nos dice que ya le hemos tocado los cojones, que nos va a apuñalar gratis y que íbamos a ver cómo no teníamos sangre azul. Por un momento intento pasar del tema, pero dado que si mis reflejos fueran peores ahora estaría intentando poner mi vena aorta de nuevo en su sitio, decido que cada uno tiene sus mierdas y que yo no tengo ganas de aguantar las de este payaso, así que como puedo le tiro al suelo y le piso la cara hasta que dejo de verla. Imagino

que

ningún

juzgado

me

condenaría

aunque

tampoco

consigo

convencerme demasiado. Y así transcurren los días en Londres, que no es más que un gigantesco decorado en el cual cada persona tiene un papel que cumplir. Todo parece tener trampa, todas las fachadas parecen ser de cartón piedra y estar rellenas de un vacío defraudador. Y el guión imposible que siguen estas gentes, te envuelve en situaciones absurdas. Ahora tu vecino sirve ramen en Wagamama y le puedes tocar los cojones a destajo por lo cabrón que ha sido toda su vida. Aunque bien pensado, lo observas mejor y compruebas que el cansancio de su mirada indica que cada 4 horas viene algún conocido a hacer lo propio. Así que te callas y lo envidias secretamente, porque él es esclavo en Londres y tu aún no. Además te alojas en un hostal que no es gran cosa, y que te da miedo pese haber dormido en agujeros mucho peores. En él, admiten a niñas de 19 años para que se paseen por la sala común sin ropa interior debajo del pijama y los zopencos noruegos babeen y les pregunten directamente si quieren follar. Eh, y si cuela, cuela. En ese mismo salón, esas mismas niñas te enseñan a vivir basándose en su dilatada experiencia como comebolsas, y tú desgraciadamente, eres un despojo alcoholizado que no puede ponerlas en su lugar como lo hubiera hecho 3 horas antes. Hay que buscarse la vida. - ¿Estudias? - Sí, bueno, estudio inglés y me gustaría acabar el bachillerato este año.

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THEUC - Guau, espero que seas consciente de que en todo caso aquí será más guay pero más difícil. - Yo llevo viviendo sola desde hace 2 años en el extranjero, así que creo que podré hacerlo – dice mostrando un incipiente enfado -. - Ah, perdona. Claro que te lo has montado de forma que no pases más de 3 días sin que algún amigo te visite. Creo que ahora me iré a dormir. Hasta mañana. La niña en cuestión, estaba bastante buena aunque había entendido mal cómo se trata el acné: L’Oreal no tiene productos de color anaranjado para paliar esta afección. Mientras vamos a Candem e intento recordar en qué tienda trabajaba para ir a molestar y así vengarme de su existencia, me compadezco de sus futuros novios y me santiguo mirando al suelo con los ojos cerrados. Pobres. Ya aprenderán. El mercado de Candem es un error en la ciudad. Se les ha ido de las manos a los hosteleros, a los comerciantes, y a las autoridades. Es una mina de oro que marea al verla, una masa de asquerosos turistas briznados con algún que otro lugareño que parece cagarse en Dios a cada paso. Y nosotros, no somos parte de este exclusivo grupo, así que en efecto: damos asco. Llevamos andando ni se sabe y decidimos ir a comer algo. Unos 15 000 chinos me ofrecen pollo y me insultan cuando declino la oferta, hasta que me tocan los cojones y comienza una fuerte discusión. El encargado del establecimiento nos invita a comer y consigue tranquilizar al cocinero, que era quien había empezado todo. Antes de irnos S le dice al cocinero que la comida es asquerosa y que no volvería a comer ahí ni aunque le pagaran el doble de lo que cuesta. Más discusión. Al final nos vamos riendo, y acabamos en una tienda regentada por ex militares del este. En ella venden chaquetas rescatadas de fosas comunes de soldados alemanes, y americanas de gala de compañeros caídos en guerras de combustible y sangre. El petróleo siempre será más puro que la sangre, por supuesto, así que menos I, que decide arriesgarse y compra una chaqueta militar, los demás nos decantamos únicamente por las máscaras de gas rusas que se hacinan en una caja de madera.

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THEUC Huelen a hidracina. Nos sentimos mareados. Ni siquiera sé porqué he podido distinguir ese olor, pero no importa demasiado dado que estamos en CyberDog 7 horas después aún bailando con las máscaras puestas. Estamos prácticamente desnudos y rodeados de billetes de 10 libras que la gente nos tira. Me sangran los pies, y compruebo que me apellido Borbón en algún momento. Es una lástima no poder pasar de canción y estar en cualquier otro sitio. Hay que recoger toda esta mierda, pero no sin antes comprar varios dildos que ya usaremos más tarde, o no. La policía decide por nosotros si vibrador o no, y nos dejan sin cargos en el hostal por no mostrar ningún tipo de resistencia. Venga ya, 3 cámaras por habitante y a la hora de la verdad ni siquiera nos parten la cara cuando la liamos. País de locos. Tus hijos te denuncian y heredan tu miseria, pero se sienten satisfechos mientras mueres de viejo atado a una cama. Te murmuran porque

que

cuando

lo

sienten

vas

a

al

de

Inglaterra,

años

y

lo

compruebas

entiendes que

el

perfectamente, inglés

no

está

cifrado y que todo el mundo puede entender lo que digas, tanto allí, como

aquí.

Esto

es

importante.

Pasa

desapercibido

casi

todas

las

veces. Descansamos y me curas las heridas, y follamos. Decidimos ir a Fabric a bailar durante días. Y ahí estamos. Las copas son caras. La música está alta. Tenemos el sofá del fondo. M y A bailan desenfrenadamente, junto con todos los demás. He decidido hace 5 segundos que voy a quedarme ahí sentado pidiendo copas hasta que sea lo bastante de noche otra vez como para salir borracho sin levantar sospechas, así que ahí me quedo. Mi gesta dura 5 minutos, dado que no puedo fumar dentro, lo cual me parece un atropello. Escupo sobre la educación inglesa. Será en todo caso africana, pakistaní, china o turca, pero no inglesa. Malditos. Y las canciones se acaban, así que finalmente nos vamos. Como de costumbre, antes de lo previsto. La gente recoge a sus muertos y los vela, o se carga a los hombros a sus compañeros heridos mientras intenta justificarse para sus adentros, sin éxito. A lleva ese gorro amarillo tan gracioso. Yo me conformo con unas gafas de sol. M lleva una calculadora que marca 15.000.000 exactos. Me río y me vienen a la cabeza pabellones industriales y derrames cerebrales entre semana.

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THEUC Siguen los días de esta guisa. No es que sea lo mejor, pero qué demonios, lo pasamos bien siendo imbéciles mientras solucionamos el mundo

cada

8

minutos

y

medio.

Cada

8

libras

y

media.

Es

lo

que

decidimos camino al aeropuerto. Bueno, realmente lo decido yo, porque estoy sólo. Siempre lo estuve. Lo decido yo como me he drogado, he bailado, he insultado, he follado, he solucionado el mundo sonriendo como un imbécil completamente sólo. Yo a mí mismo. Yo mi me. Yo Mierda. Heathrow Mierda. Quizá

podría

pasar

el

control

con

2

five-seven

pegadas

a

los

testículos, o quizá no, pero lo que es seguro es que ganas de usarlas, tengo. Me enamoro 5 veces mientras espero a mi vuelo, y es entonces cuando decido que no puedo afrontar un viaje a casa sin beber. Volver a casa en un vuelo directo es como el trailer de lo que te espera. Es una muestra fiable y contrastada de lo que te espera, y no me gusta en absoluto

lo

que

me

espera,

sobre

todo

porque

me

invento

cosas

continuamente y se complica todo gratis. No puedo evitarlo. Así que voy al bar más cercano, y oigo: It’s been a long time, Mr R. Decido que no puede haber nada más triste y peor que un camarero del bar de un aeropuerto llamándote por tu nombre, y llamándote “señor”. Double Bourbon on the rocks. Asiente sonriendo y noto como si ya hubiera perdido todo mi dinero, aunque sólo me da tiempo a una antes de coger el avión. Me preguntan por vosotros y por mí, y yo sonrío y bebo, sonrío y bebo, y mi vaso es la mejor barrera que tengo aquí dentro, ya que no puedo fumar. Pago y me voy, sintiendo que no tengo derecho ni a estar ahí siquiera. No tengo derecho a abrir la boca siquiera, a quejarme, a nada. No tengo derecho a querer protagonismo, a querer que me escuche nadie. No tengo derecho a proyectarme más que en esta hoja de papel. Tengo derecho a sangrar, u obligación si se prefiere, y a recordaros. Siempre.

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EL RIDÍCULO DE LA CLASE MEDIA EN LA FERIA DE LAS VANIDADES, DE THACKERAY - AINIZE SALABERRI Thackeray consiguió ridiculizar a toda una sociedad victoriana londinense en un solo libro, La feria de las vanidades. Pudiera parecer un verdadero desatino, al fin y al cabo Thackeray vivía en Londres, en el Londres del siglo XIX, ese Londres que dominaba el mundo. El Londres del Palacio de Cristal en Hyde Park, el Londres de la reina Victoria, siempre de luto, imponente, ausente. La ciudad industrial, negra y oscura de un lado, brillante y alentadora de otro. Una calle separaba la realidad de la ficción. Una calle, y podría ser cualquiera –Charing Cross, Regent Street, Bolton Street, Bond Street, Tavistock Place– separaba la riqueza de la pobreza, el poder de la desnutrición, la sanidad de las enfermedades de aquellos que trabajaban en fábricas de carbón, de algodón o de metalurgia. Tres pasos separaban a un niño alfabetizado de aquel que tenía que meterse, a riesgo de morirse, debajo de grandes máquinas para poder recuperar un trozo de tela o para deshacer el atasco en alguna de ellas. Thackeray resume en una novela el desastre de una época, la victoriana, que significó el aupamiento de la sociedad británica al mundo, el lanzamiento de su poder, la estabilidad económica, con el desastre social y moral que resultaron de su codicia y avaricia. Describe, además, a la perfección, los códigos morales a los que la clase media estaba sujeta, las estrictas normas sociales y de conducta que debían seguir, y las diferencias, bien establecidas, entre un rango social y otro. Así, todo estaba bien estructurado, bien modelado, para que los nuevos ricos se mantuviesen en su posición y para que la aristocracia pudiese seguir marcando la distinción y el honor en lo alto de la jerarquía. El escritor ridiculiza a sus personajes, carentes por completo de moral y de ética, más inclinados y predispuestos a ganar dinero, y completamente entregados a las apariencias, a las buenas impresiones, a ser el más fuerte dentro de la jauría de víboras que se encontraban en salones de baile y edificios de cristal. Los describe, además, sordos y ciegos, ignorantes de la realidad que les rodeaba. Cuando se subían al coche de caballos no veían más que edificios y disfraces en sus calles, sin ver a los mendigos, a los niños desnutridos, a las mujeres enfermas; sin ser conscientes de las enfermedades que estaban matando a quienes, realmente, estaban levantando al país, y llenos de una mezquindad tan absoluta que eran incapaces de asistir a quienes estaban llenando sus bolsillos de oro y plata. Una novela reflejo de una época, que habla del resurgir de la hegemonía británica pero de la destrucción de su sociedad como consecuencia de la avaricia y la codicia. Una novela universal, que no dista tanto del tipo de sociedad en la que vivimos actualmente.

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http://vwcc.blogspot.com/2009_11_01_archive.html

La tristeza es la cuna de inspiraci贸n de todo escritor. Agatha Christie


EL CULPABLE ES USTED - MARTA GÓMEZ GARRIDO

Mr. Brown caminaba con su traje gris oscuro bajo la tenue luz de las farolas que alumbraban el Puente de Londres. El hueco sonido de sus pasos rasgaba el silencio que presidía el lugar. Al principio sus pisadas eran lentas, hasta que un sonido furtivo le asaltó desde su espalda, una voz que pronunciaba su nombre en un siseo. Mr. Brown se giró sorprendido, para descubrir el brillo metálico de un arma, demasiado tarde para huir del sonido de un disparo a quemarropa que le derribó sin remisión. Ésta bien podría ser una de las visiones más extendidas que existen de Londres gracias a la literatura, la de los detectives, que recrean para los lectores el papel de héroes intelectuales con la oscuridad de sus calles como perfecta cómplice del asesinato. Aunque ninguna colaboración se ha mostrado suficiente en los libros de la insigne Agatha Christie, en los que no existe el crimen perfecto, y es que si hablamos del Londres de los detectives y los criminales, no podemos olvidarnos de esta escritora, considerada, no en vano, la absoluta reina del crimen, con miles de millones de libros vendidos y más de ochenta obras publicadas. Ningún criminal pudo nunca contra las células grises de su más afamado personaje: Hércules Poirot que, con deducciones más certeras que las balas de otros compañeros de profesión, logró siempre encarcelar a aquellos que osaban sobrepasar la ley en su territorio, Londres, la ciudad que le acogió durante la I Guerra Mundial, si bien la intolerancia de los ingleses hacia los extranjeros como él, belga de nacimiento, no era ni mucho menos invisible. Al igual que Sherlock Holmes contaba con su atuendo y su pipa como icono inequívoco de su presencia, Poirot aparece siempre caracterizado con su célebre bigote y su graciosa cabeza de huevo. También su forma de desenmascarar al culpable, reuniendo en una sala a todos los sospechosos, ha hecho correr ríos de tinta en obras y rollos de celuloide en películas que han tomado como referencia al singular personaje de la autora inglesa. http://www.nicepapertoys.com/profile/Goobeetsa

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EL CULPABLE ES USTED - MARTA GÓMEZ GARRIDO <<“¿Qué

tal quedaría la galería de los susurros como escenario de un crimen?” Se preguntó Mrs. Oliver. “No, demasiado profano. No creo que estuviera bien”. Se encaminó pensativa hacia el teatro Mermaid. El teatro ofrecía muchas más posibilidades>>. Se cuestiona una escritora amiga del detective belga en la novela Tercera muchacha. Como bien muestra en su novela Agatha Christie, cualquier lugar era propicio para un crimen en ese escenario que supuso para su obra el Londres de entreguerras. El detective belga no podría haber elegido mejor su lugar de exilio. Frente a la relativa seguridad que ofrecía Gran Bretaña en período de guerra, sus días húmedos y nublados encarnan el perfecto escenario para el crimen, y es que el Londres de Agatha Christie no es cualquier Londres, es el de los atuendos con sombrero, el de las grandes cámaras de prensa con flashes de bombilla, el del ferrocarril y el de la distinción social y los criados, con sus impolutos uniformes preparados para servir un día más desde los lugares más recónditos de las casas de sus señores. A simple vista, seres relegados a meros instrumentos de los designios de sus superiores, aunque unos instrumentos muy especiales, pues realmente sus amos no podían vivir sin ellos: “¿Sólo se ocupa de los secretos gubernamentales y de las joyas de las condesas? Permítame que le diga que una sirvienta tiene tanta importancia como una diadema para una mujer de mi posición” le increpa a Poirot una clienta en el relato La aventura de la cocinera. Ahora bien, Mr. Brown no sólo podría haber muerto de un disparo en pleno centro de Londres, también podría haber resultado víctima de un complejo plan de venganza en un pequeño pueblo llamado Sant Mary Mead, donde el aire libre y el follaje tomarían el relevo a la oscuridad y la lluvia. En este caso, Miss Marple, la anciana más intuitiva que jamás haya surgido de las páginas de una novela, sería la encargada de poner en su sitio al malhechor. Aunque menos metódica que el detective belga, Miss Marple es capaz de leer los actos de las personas y entender sus verdaderos miedos y motivaciones, encajando a la perfección en el puzzle de un suceso verdad y mentira, culpable e inocente. Eso sí, entre crimen y crimen la perspicaz anciana no se olvida de tomar el té, como buena inglesa, ni siquiera cuando acude a El Hotel Bertram: “Como era la hora del té, el salón aquella tarde se hallaba completamente lleno. No es que el salón central fuese el único sitio donde podía tomarse el té. Había una salita de estar (floreada), un saloncito para fumadores (por alguna oculta influencia reservado únicamente a los caballeros)”. En última instancia es lo mismo o, como diría Poirot, c'est la même chose. Ya sea al abrigo de las solitarias calles londinenses o en un acogedor pueblo inglés Mr. Brown ha sido asesinado y sólo queda una cosa por hacer: resolver el misterio.

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97



FROM HELL, DE ALAN MOORE - DAVID GARCÍA ÁVILA Si ha existido y existe una ciudad

la que el humanismo sólo se deja

por

ver

antonomasia,

siglos

haya

que

sido

un

urbanismo, concentración económico

de

y

durante

ejemplo

para

aquellas

personas

que

de

saben leer las cicatrices que deja

cosmopolitismo,

la cultura y el paso del tiempo en

poder

militar,

político, lugar

que

recibe a todos los que llegan de

las

piedras.

Londres

de

la

Bienvenidos época

al

victoriana,

finales del siglo XIX.

fuera por necesidad, curiosidad o de paso, que atesora toneladas y

Si podemos decir que Alan Moore ha

toneladas

logrado con From Hell diseccionar

de

cuadros,

reliquias,

libros,

monumentos....

esta

ciudad es Londres.

las

escurridizas

pudieron

llevar

Destripador Cualquier

persona

sumergido

la

se

haya

el

Jack

asesinar

el a

recorrido

5

visual,

poético, histórico del Londres de

de

1888 no se queda atrás. Alejados

Vendetta o From Hell , es capaz de

de cualquier referencia romántica

intuir que Alan Moore, creador de

de

estas tres obras, une a todas las

momentos

tramas

industrial

(Los

páginas

mujeres;

a

a

que

de

Watchmen

en

que

razones

Vigilantes),

un

V

personaje

aparentemente

permanece

que

callado,

una

ciudad de

una

decisiva,

británico,

particular

ciudad.

Londres.

Y

de

mayor

cultural,

sus

apogeo nos

damos

cerveza

templada. junto

El

al

autor intenso

una

trabajo gráfico de Eddie Campbell,

metropolis que huele a humanidad.

nos acerca una gran urbe plagada

Una

de micro mundos. En particular, el

marea

viva

Todo

en

y

uno

de bruces con el sabor amargo de

pero cuya presencia en perpetua y la

en

de

gentes

abigarradas en calles adoquinadas

barrio de

que no dejan espacio a una brizna

End, en el que se desarrolla la

de hierba, que mata el tiempo y

casi

sus

lugar

almas

humeantes

dentro de

de

niebla

tabernas

etílica,

que

Whitechapel, en el East

totalidad

plagado

de

sobrevivir

arrodilla

clima

frota

sus

las

sexos

iglesias, en

una

que

oscura

la

deprimido,

pide perdón y consejo mientras se en

de

y

sociales.

almas entre

las

Un

empobrecido, que la

intentan

dureza

marcadas Pero,

obra.

del

diferencias

también,

un

callejuela con una valla de madera

conglomerado de escenarios idóneos

como única cama... Una ciudad

para

JUNIO ’10

en

las

novelas

GRANITE & RAINBOW

de

#3

terror

o

99


FROM HELL, DE ALAN MOORE - DAVID GARCÍA ÁVILA históricas,

incluso

para

desarrollar ensayos de arqueología

podamos entender hoy en día como turismo.

o antropología. Paganismo, William

Gull,

el

Destripador

de

From

recorre

Hell,

la

Jack

novela el

el

gráfica

barrio

de

judaísmo,

cristianismo

y masonería, se solapan mutuamente con

resquicios

babilónicos,

egipcios,

griegos

y

romanos,

Whitechapel aplicando, no sólo una

medievales,

de las cirugías más depravabas que

modernistas entre piedras, barro y

ha

hollín.

conocido

sino,

la

memoria

también,

literaria

tantos

rincones con mayor carga simbólica

extintas,

Alan

Moore

de

enriquece

“este

infierno”

gusta

de

visitar

conocer

Londres.

iglesias

la

mente

“Me para

de

sus

de

entre

recuerdos

historia

de

Pero,

y

los

la

algunos

románticos

pasado

a

formar

historia

uno

desaparecidos

sus

acompañantes

en

un

ya

también con

referencias de personajes que han

arquitectos”, dice William Gull a de

civilizaciones

parte

universal. la

Algunos

ya

época

hablaban

de

como

poeta,

pintor

y

Blake

o

arquitecto

Palace,

London

Cross,

London

Fields,

Sant

London este

último,

destacado

y

Hostipal, Fields,

George

Bridge

Buckingham King's Bunhill

Bloomsbury,

el

William

Jack

Nicholas

el

la

la

La

Londres,

de

en

que

de

titulares

la

momento de la novela: Westmister, Torre

los

en

de

prensa

Destripador,

el

místico

Hawksmoor.

Otros

y

Christ

Church,

coincidieron en el Londres de los

si

cabe,

el

asesinatos

nombrado

de

más todos

múltiples

Whitechapel.

Algunos

tan

como

iglesia

Joseph Carey Merrick (más conocido

protagonistas

muchos de

esta

de

los

historia.

como

“El

hombre

ejemplo,

Elegante”),

reina

conmemorativos,

plazas,

Unido e Irlanda y Emperatriz de la

fábricas,

India), Frederick George Abberline

palacios, tiendas, pubs,

mataderos, almacenes,

dormitorios

comisarías, infectos

(inspector

jefe

(Reina

de

del

la

Obeliscos, catedrales, cementerios puentes,

Victoria

Por

reales

ellos, ya que a los pies de esta pasan

literarios.

de

la

Reino

Policía

y

Metropolitana de Londres), Buffalo

salones de alta alcurnia, grandes

Bill (creador del espectáculo del

avenidas adoquinadas y esquivas y

“Viejo

Oeste”),

lúgubres

Sickert

(uno

callejuelas...

una

travesía que va más allá de lo que

JUNIO ’10

pintores

de

Walter los

más

impresionistas

GRANITE & RAINBOW

#3

Richard famosos de

su

100


FROM HELL, DE ALAN MOORE - DAVID GARCÍA ÁVILA época),

William

escritor, pintor Arts

Morris

activista

fundador and

político,

del

movimiento

Crafts),

Oscar

poeta

dramaturgo),

(escritor, Robert

(poeta,

Louis

y

Stevenson

Wilde

(autor

de

obras tan conocidas como La isla del

tesoro,

El

extraño

caso

del

doctor Jekyll y míster Hyde o La flecha negra) o Robert James Lees (espiritista

de

gran

fama

en

la

época victoriana).

From Hell es una obra que lleva al viajero

imaginario

profundidades

de

a

la

las

psicología

humana, del misticismo religioso y esotérico, de la alta política, de la denuncia social pasando por la prensa

sensacionalista

o

amarillista. Pero, también es una travesía

por

masificadas

a

solitarias

a

candiles

en

una

la

luz

la un

calles del

luz

gélido

sol

y

de

los

otoño

de

1888. De paseantes hundidos en una interminable

lluvia

que

cala

más

allá de los huesos, mientras son observados por las pétreas miradas de

los

campanarios

firmamento.

Londres,

que

rayan

el

columnas

de

carne y tierra.

JUNIO ’10

GRANITE & RAINBOW

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101



RECUERDA EL CINCO DE NOVIEMBRE - MARÍA ZARAGOZA esta obra de Alan Moore y David El cinco de noviembre de mil seiscientos

cinco

un

hombre

fue

Lloyd

es

una

las

explosivos.

reflexionar.

querer

acabar

organizada,

controlada, oscura. La gente sigue

ejecutado por intentar destruir el parlamento británico con Decía

ciudad

normas

y

es

relativamente

feliz. Una vez más Moore nos hace En

ese

estado

de

con la represión del rey Jacobo I

bienestar en el que jamás sucede

a los católicos, lo torturaron y ahorcaron. Su figura se quema cada

nada, un hombre ataviado como Fawkes hace volar edificios,

cinco de noviembre en la noche de

secuestra los medios, reclama los

las

atentados

hogueras.

Es

un

objeto

de

cuando

intentan

burla, un personaje detestado por

encubrirlos. Un hombre extraño que

todos los ingleses. Se llamaba Guy

habla

Fawkes y Alan Moore creyó que nos hizo pensar.

yámbicos,

utilizando que

pentámetros

se

disfraza

de

monigote y se hace llamar V grita

un

que

en

la protección compensa la pérdida

Inglaterra y sin embargo, en V for la

de la libertad. Las guerras han destruido una gran parte del mundo

porque

mientras Inglaterra pervive, pero

Parece estado

totalitario

vendetta que

imposible

se

es

la

parte.

que

progrese

premisa ¿Por

nadie

está

libre

miedo

hace

que

desde

qué?,

quizá

deberían

plantearse

si

de

pecado.

El

esa supervivencia, en cierto modo

los

hombres

se

es

una

forma

de

muerte.

Una

vuelvan débiles

existencia

y cómodos. sencillo

Es

llena

utilizar

el

libertad

de

para

opinión,

es

temor

miedos,

De

una falsa,

sin

muerte

aplastar

y

reprimir. repente, saber

de sin

vida es una

pospuesta. Los

cómo,

diferente

ingleses

significa

queman

peligroso, ser humano vuelve

Fawkes,

el se

qué

permisivo

con

control

oprime la diferencia, en el caso del Fawkes real a los católicos en

buen

día

no

existen las elecciones ni la

el libertad

de

prensa.

Después

la

de

cierto

V

todo

modo

al

cambio?

sino

luchar

Un

el

ese

manipulación de los medios, con el estatal.

por

¿pero

hizo

hombre

la

a

lo

que

Cuando

moleste

estado,

la

se

en

única

libertad misma es una fábula. El

solución es una revuelta violenta.

Londres

V cree que hay que abrir los ojos,

que

se

nos

JUNIO ’10

presenta

en

GRANITE & RAINBOW

#3

103


RECUERDA EL CINCO DE NOVIEMBRE - MARÍA ZARAGOZA perder el miedo, revelarse. V es

un héroe que lleva en su alma un

un terrorista, pero un terrorista

suicida. Cada revolución necesita

que

su

sabe

pueblo por

que,

sin

atontado poder

por

sangre, los

tener

el

objetos,

cosas,

por

mártir.

Fawkes

fue

detestado

porque fracasó, ¿pero qué hubiera pasado

de

haber

volado

el

sentirse a salvo del hambre o de

parlamento? Inglaterra sería otra.

la guerra, no reaccionará. Parece

Quizá

preguntar tras su grotesca máscara si esa salvación, esa burbuja es

noviembre un pelele que representase a Jacobo I. Los que

real.

escriben la historia son los que

Su

cómica

sonrisa

lo

dice

quemarían

cada

todo. Si es el miedo lo que hay

triunfan,

que combatir, lo haremos con más

tengan que morir primero.

miedo. Si se sienten a salvo de la

aunque

cinco

Tampoco

para

es

de

triunfar

casual

el

aire

violencia les haremos ver que eso

culto, la distinción, la educación

no es real, que la violencia puede

de

llegar

esos

a

casa

en

cualquier

V.

No

es

casual

pentámetros

que

utilice

yámbicos

tan

Marlowe

o

momento. Que sin libertad no hay

utilizados

forma de defenderse. Él, héroe o monstruo, cómico triste, culto

Shakespeare para comunicarse con esa agilidad y esa acidez que sólo

anarquista,

tienen los genios. En el fondo la

pretende

sacar

de

la

por

ignorancia a los ingleses de ese

cultura

Londres tétrico e irreconocible, a

fascismo reprime. Lo he dicho ya

través

me

de

algo

que

no

pueden

es

lo

parece:

primero

diferente

que

el

significa

esperar. Para pescar un salmón hay

peligroso. Pero hay algo más, por

que

supuesto,

pensar

como

decían

los

Para

vencer

un

salmón,

indígenas a

que

americanos. un

estado

totalitario encubierto tras velo de miedo y amenaza,

un de

permitir

que

riesgo

para

podrían alarmas

el

ponerlo de

poder en

saltan

palabras

alguien

la

niños,

hay

que

para

transformarse

los en

levanta

porque

duda. Las pensamiento

independiente

caramelos

gente

piense por sí misma es siempre un

promesa de protección, de bonitas y

la

cuando

voz.

Después

hay muchas formas para que termine

algo mucho peor que él. Hay que

la

transformarse en un terrorista, un

desaparición,

asesino,

sin

cada día en una parte del mundo.

escrúpulos. No es casualidad que V

Parecía que Europa era otra cosa

se

en

hasta Alan Moore. Pero quien esté

Roma, el símbolo de la victoria. No es casual que se esconda tras

libre de pecado que tire la primera piedra. Quizá todo comenzó

un

como

un

llame

el

personaje

noviembre que

V,

personaje

sea

número

que

inmolan. capaz

irreal

de

cada No todo

cinco

cinco es

de

casual

para

que

Londres abra los ojos. Siempre hay

JUNIO ’10

historia:

una

tortura,

exilio.

crítica

Se

repite

soterrada

al

gobierno de Tatcher, pero es algo más, ha resultado ser una de esas historias

que

GRANITE & RAINBOW

nos

hacen

#3

temer

104


RECUERDA EL CINCO DE NOVIEMBRE - MARÍA ZARAGOZA llevar

razón

cualquier

cuando

tejemaneje

intuimos político,

resistir la

ante

fuerza

una

que

injusticia,

surge

cuando

es se

cuando algo nos dicen que eso que

supera el miedo y uno queda cara a

nos cuentan en las noticias de las

cara contra la verdad y sin más,

tres

le

mientras

nos

comemos

unos

escupe.

Sin

miedo,

las

en

realidad

no

macarrones no es nada más que la

consecuencias

verdad sino que se pretende quizá

existen,

otra cosa que puede que jamás sepamos, calentitos en nuestras

puede llorar porque quemen su efigie cada cinco de noviembre.

casas, bien,

no

comiendo yendo

clase

o

trabajo

son

nada.

Sin

libertad

a

somos

al

mejor

sin

Fawkes

muertos

nada.

no Es

estar que

miedo, o sí, con

hacer

ese

recuperarla.

miedo

no

nada

no por

instintivo que da la

conservación.

Ese miedo perder

a lo

conseguido,

a

perder el estatus que da llegar del trabajo y poder cenar y sentarse a ver televisión en un sofá. V,

por

esforzaran

mucho en

que

darle

se una

justificación a su ira, por mucho que hablaran de venganza, no es un justiciero. Ni siquiera es por completo un héroe. V no sólo es un personaje

grotesco

y

atractivo

a

la vez que pone en duda todo el sistema de la distopía londinense. V no sólo es la respuesta de la anarquía

al

demasiado

fascismo, extremo

eso

sería

y

no

interesaría, no nos haría pensar. V no es nadie, pero es todos. V representa esa fuerza vital que llevamos cuando

dentro

y

que

conseguimos

sólo vencer

sale el

miedo. V es esa rebelión que nos empuja a expresarnos, a unirnos, a

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EL LUSTRE DE LA PERLA - SARAH WATERS - ADAPTADA POR LA BBC -


CONTINUACIÓN BASADA EN LA NOVELA EL LUSTRE DE LA PERLA DE SARAH WATERS - AINIZE SALABERRI

Querida Nan,

He vivido durante quince años sin saber de ti, desde aquella última función tuya que vi en Londres. Te seguí de cerca durante un tiempo, de escenario en escenario, de noticia en noticia, hasta que me fui lejos de Londres y te perdí la pista. Llevo diez años separa de Walter, y no he vuelto a amar a nadie porque nunca dejé de amarte a ti. Sé que fui yo quien puso punto final a nuestra relación, y sé que nunca entendiste el por qué. Tampoco nunca te di una explicación; nunca tuve el valor suficiente para mirarte a los ojos y decirte que te quería tanto, que te amaba tanto que el mundo se me hacía grande, que la vida se abría bajo mis pies y no me dejaba respirar. Todo el tiempo que compartimos, maravilloso, fascinante y tremendamente feliz, lo pasé con miedo, aterrada, agazapada en una esquina esperando el momento en el que el temblor se atenuase y pudiese amarte con las puertas abiertas. Siempre tuve miedo del qué dirán, de los rechazos, de los insultos, de todo, porque tenía miedo hasta de despertarme por las mañanas y vivir

el

mundo

que

nos

había

tocado

en

gracia.

Nunca

pude

entregarme en cuerpo y alma a ti, pese a que te amaba como nunca, jamás, había amado a nadie. De repente mi vida era un huracán que era incapaz de controlar, y lo único que conseguí fue dañarte hasta la médula y revolver la herida con mi matrimonio con Walter. El día que nos descubriste en nuestra cama, la que durante meses habíamos compartido y en la que nos habíamos amado, tu mundo –y el mío, Nan, nunca pienses que no- se vino abajo, con todo lo que ello conllevaba. Sé que jamás me perdonarás, y tampoco lo espero. No he sido capaz de perdonarme a mí misma en todos estos años, y esta carta es una disculpa, y mucho más. Nunca he dejado de pensar en ti, nunca. Fuiste la mujer de mi vida, mi gran amor. Me casé con Walter pensando en ti, en que sin mí estarías mejor, en que debías encontrar a alguien con quien pudieras vivir el amor sin temor, sin reparos, sin excusas, ni

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CONTINUACIÓN BASADA EN LA NOVELA EL LUSTRE DE LA PERLA DE SARAH WATERS - AINIZE SALABERRI

dolor. Sé que con Florence lo conseguiste y aunque al pensar en vosotras se me claven miles de espinas por todo el cuerpo, sé que no podrías estar en mejores manos. Tu felicidad es mi tumba y mi medicina al mismo tiempo. Qué ironía. Yo, que pensaba que algún día te podía recuperar… No podía estar más equivocada. Qué osadía la mía. No me la tengas en cuenta, por favor. Nunca fui feliz con Walter. Al casarme con él me bajé de los escenarios –lo único que hacía feliz además de ti- y me condené a ser una mujer florero que seguía las estrictas normas de conducta victorianas, complaciente con mi marido, con una sonrisa en la cara perpetua mientras por dentro se me marchitaba hasta el alma. No era una víctima, pues yo elegí mi destino, pero supongo que es mejor

exponer

la

desgracia

para

aliviar

un

poco

el

peso

del

arrepentimiento, del daño causado. Vivíamos en una casa en Belgravia, con todo el lujo imaginado, con sirvientes, doncellas. Walter me trataba bien, no era un hombre injusto ni malo; me daba todo lo que necesitaba. Él intentaba llenarme de amor y yo lo rechazaba constantemente. En sociedad era distinto. Yo no podía hablar; tampoco se esperaba una opinión de una mujer como yo. Tú sabes bien cómo era ese mundo y en qué tipo de sociedad vivíamos, por lo que sé que no te sorprende. Y de ser una mujer dicharachera y feliz pasé a ser una mujer callada, introvertida, irrisoriamente infeliz y desdichada. Walter quería hijos, y cómo yo no me quedaba embarazada comenzó a ir con otras mujeres. Las traía a casa, se acostaba con ellas, y se justificaba diciendo que ellas iban a darme lo que yo era incapaz. Decía que lo único que me pedía era un hijo y que yo era tan egoísta que no se lo daba. Así comencé a ser una mujer maltratada y un día me escapé y no volví. Me marché al norte de Inglaterra, a Manchester, y comencé una nueva vida. Me he vuelto a subir a los escenarios con una función parecida a la que teníamos tú y yo en el West End. Qué recuerdos, Nan, qué recuerdos más felices. Pasear por las mugrientas calles

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CONTINUACIÓN BASADA EN LA NOVELA EL LUSTRE DE LA PERLA DE SARAH WATERS - AINIZE SALABERRI

de

Londres,

vestidas

de

punta

en

blanco,

con

los

caballeros

saludándonos con los sombreros de copa e intentando ligar con nosotras; los paseos nocturnos por las orillas del Támesis, la abadía,

imponente,

Westminster,

maravilloso.

Y

la

pobreza,

el

sálvese quien pueda que veíamos a través del cristal de nuestra carroza de ensueño. Todo lo que recuerdo de Londres forma parte de la felicidad que sé que compartimos. Hoy, sentada frente al fuego, con un té en la mesita, escribiendo estas palabras, siento que vuelvo a tener veintitrés años y me transporto a aquella cama en aquella habitación de aquel edificio inconfundible del centro de Londres,

jugando

contigo

entre

sábanas

e

imaginándonos

que

el

mundo era nuestro, nuestro, nuestro, y que todo era posible. Y, sobre todo, que seríamos siempre felices. No

he

podido

vivir

contigo

mi

vida,

pero

has

estado

conmigo

siempre. Siempre. Quizás

algún

día

una

estrella

caiga

del

cielo

y

me

lleve

directamente donde tú estés. Espero que estés bien, sirenita, de corazón.

Con amor, Kitty.

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VIRGINIA WOOLF Y SU CUARTO PROPIO - SANDRA ESCOBAR Un

cuarto

propio 1,

de

Virginia

Woolf.

¿Un

Arts

Poética

sobre

la

escritura femenina?

Es imposible leer a Virginia Woolf sin pensar en las improntas de su literatura:

la

experimentación

en

la

escritura,

un

constante

laboratorio de lo escrito; y la necesidad, atravesada por su posición histórica y socioeconómica de verificar y reivindicar el rol social, político y literario de la mujer, en particular en un época en que para ingresar a una biblioteca, una mujer debía de ser invitada por un profesor de la universidad a la que esa biblioteca perteneciera o llegar a la biblioteca con una carta de presentación. En la lectura de Un cuarto propio pueden verificarse sin dudas las dos líneas de su pensamiento. Respecto de la necesidad de verificar y reivindicar el rol femenino en la escritura, no significará una aprobación al modus en que esto se realice. Y centrándonos en particular sobre cuál es el papel de la mujer, y más aún, acerca de si realmente existe una escritura femenina citamos las palabras de la misma Woolf que en 1918, cuando las demandas del movimiento feminista estaban en alta tensión, decía: Fueron muchas, ciertamente, las mujeres que querían ser tomadas por hombres cuando escribían, y si han cedido el sitio a las mujeres que desean ser tomadas por mujeres no habremos mejorado mucho…2

Sin dudas esta reacción de Woolf se refería a la intención de algunas feministas

de

usar

la

literatura

femenina

como

panfleto.

Woolf

defiende ya a estas alturas una escritura femenina separándola de una escritura feminista que puede expresarse independientemente de la voz de los hombres. Con el avance de las décadas esta polémica se verá atravesada por las distintas voces del feminismo, y llegará a los ’70 y

’90

con

Julia

Kristeva,

Helene

Cixous

y

Judit

Butler

como

principales pensadoras y participantes en esta discusión Pero volvamos a Woolf y a su cuarto, a su escrito. A su escritura.

1

Woolf, Virginia, Un cuarto propio, AZ Editora, Buenos Aires, 1993

2

Woolf, Virginia, ‘Womens Novelist’, en Estética Feminista, Gisela Ecker (edit.),Icaria, Barcelona, 1986

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VIRGINIA WOOLF Y SU CUARTO PROPIO - SANDRA ESCOBAR Claro está pensar que es eso y no otra cosa: su cuarto propio es más allá del hábitat específico para escribir, como lo es el taller para el artesano, el lugar donde escritores y escritoras pueden desarrollar imaginación y pensamiento sin interrupciones externas. Pero también es cierto que Woolf puede hablar de un cuarto propio como ese espacio que la misma escritura puede crear, y que en su época, a la mujer, como creadora literaria, le era indispensable. En Un cuarto propio Woolf no se queda en su tiempo. Revisa, escudriña e investiga la escritura de distintas mujeres en siglos anteriores y su resonancia en la propia época. Se instala por momentos en la época de Shakespeare y discute sobre la posibilidad

histórico

política

de

que

una

voz

femenina

pudiera

sustraerse a las presiones de la edad isabelina y por tanto, firmar sus escritos. Ni qué pensar en poesía, un formato tan susceptible a las opiniones de sus críticos, más despiadados aún si el formato tenía por firma un nombre de mujer. Y ejemplifica con los versos, que en los 1600 una mujer de cuna noble e inglesa, Lady Winchilsea, escribía, y cita Woolf en Un cuarto propio: Ay la mujer que ensaya la pluma Criatura tan presuntuosa se la juzga Que ninguna virtud redime la falta. Erramos el sexo y el camino, nos dicen… Escribir, leer o estudiar Detendrían las conquistas de nuestra juventud.

Según Woolf el que se le censurara la escritura la obligaba a esta poeta a mezclar en sus cantos a la naturaleza y la reflexión, una intensa amargura y una dolorosa melancolía que, seguramente, y dada la recepción

burlona

de

la

época,

la

obligarían

a

encerrarse

en

un

cuarto, quizá en el campo:

Mis versos desvalorizados, y vista mi ocupación Como una locura o una falta insolente… (op. ibidem)

Y regresa a su época y dice Woolf en su análisis de contraponer en Un cuarto propio la literatura de hombres y mujeres que Cuando Coleridge se refería a que las grandes mentes son andróginas… se refería probablemente a que la mente andrógina es resonante y porosa, a que

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VIRGINIA WOOLF Y SU CUARTO PROPIO - SANDRA ESCOBAR transmite

sin

impedimento

la

emoción,

a

que

es

naturalmente

creativa,

incandescente e indivisa… uno se remite a la mente de Shakespeare como al prototipo

de

la

mente

femeninos,

aunque

sería

mujeres.

(op. ibidem)

andrógina, imposible

de

la

decir

mente qué

masculina

pensaba

con

componentes

Shakespeare

de

las

En este cuarto propio Woolf reivindica la escritura femenina, pero no como

de

existencia

única

desde

una

etiqueta

que,

desde

el

establishment patriarcal y masculino se hace indispensable colocar, sino desde un avance que desde esos primeros veinte años del S.XX ha experimentado la consideración y el reconocimiento de la actividad de la mujer, al menos, en Inglaterra. Finaliza este decurso diciendo que es el ejercicio de esa voz el que confirmará ese reconocimiento. Un ejercicio que amplíe la visión de mundo, que aúne planos y realidades, y no los escinda pensando que una escritura sólo responde a una clase de actividad, taxativa, que si se es escritora no se puede tener hijos: la mujer, dice Woolf, tiene ya “quinientas libras al año y un cuarto propio”, y por tanto debe ejecutar su escritura desde el hábito y la libertad de escribir exactamente lo que piensa.

Concluimos en que tal vez no sea Un cuarto propio un Ars Poética desde el sentido aristotélico. Pero sin dudas muchas mujeres, casi cien años después, han fortalecido y reivindicado esta idea de Virginia Woolf: la escritura trabajada desde la libertad y el compromiso, más allá del ámbito real en que se pergeñe.

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LA DISTANCIA ENTRE LA CIMA Y LAS CLOACAS - PEDRO LARRAÑAGA indignación Junto

a

un

cubierto,

río,

hoy

totalmente

formando

parte

del

hace

de

pestilente prensa

de

el

Londres,

británica,

siendo,

más la

sucio nació

y la

párrafo

de

esa

lectura

mandatarios

que

sigue

tierra,

la

mejor

consejeros,

probablemente,

suficiente

sofá y se coma mi bocadillo. Cada

como

lo

como para sentarse a mi lado en el

alcantarillado, el Fleet, conocido mucho

crezca

publicación,

obligada

en

cada

creadora

para

punto

de

de

la

opinión

en

periodistas

del mundo. Desde su trono, ya no

especializados y asesores de todo

recuerda

tipo,

aquellos

pestilentes

podría

orígenes, de los que tal vez no

manual,

esté tan lejos.

actualizado,

formar

desgracia,

la

situación

que

no

del

suficientes

crisis,

“buena”

inundado

toda

la

Yo,

dispongo

económica actual, la archirepetida ha

del

constantemente

neoconservador. Por

parte

perfecto sin

de

embargo,

conocimientos

para

entender

economía,

no

la

consigo

realidad. De ese modo, ya no hay

alejar de mí el olor a cloaca que

nada, real o imaginario, ligero o

acompañó

pesado,

que

londinense desde su nacimiento.

ese

El

haya

brillante

sido

capaz

o

pésimo,

de

huir

de

al

genial,

mítico y

muy

periodismo

recomendable,

filtro gris que todo lo mediatiza.

libro

Ni siquiera un artículo como este,

“Historias de Londres”, nos cuenta

algo

ha

como

de

imperios,

ingenuo

podido

y

salirse

pretencioso, de

esa

norma

obligado cumplimiento. Escuchando que

las

riesgo

las

no

en

las

evaluadoras

dejan

todos

González,

esos

como

gigantescos

el

de

Rupert

Sun,

surgieron

pestilencia

junto

perpetua

a

de

la

Fleet

Street. Esa calle, en el este de

peligros, carencias y déficits de

Londres, fue el centro neurálgico

las

del periodismo de la ciudad hasta

mismas bancos,

gritar

de

The

los

economías

de

Enric

Murdoch, poseedor de The Times y

noticias,

agencias

de

nacionales

economías fondos

de

multimillonarios

que

(las

salvaron

inversión sueldos

y de

la

década

de

los

80

del

siglo

pasado. En la actualidad, tan solo la

agencia

Reuters

permanece

en

directivos), no deja de crecer mi

ella,

asombro. Del mismo modo, ojeando,

historia

con idéntica sorpresa, las páginas

lugares como el edificio art decó

de The Economist, la revista

del

pero

todos

pueden

número

emplazamiento financiera

de

referencia

en

todo

esos

siglos

de

contemplarse

en

135, del

antiguo The

Daily

Telegraph.

el planeta, no puedo evitar que mi

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LA DISTANCIA ENTRE LA CIMA Y LAS CLOACAS - PEDRO LARRAÑAGA De

aquella

calle,

que

compartía

público o la rentabilidad de los

nombre con el río Fleet, el más

movimientos

sucio

desde

y

tanto

pestilente que

brotaron, campo

de

terminó

como

en

abonado,

Londres, soterrado,

medio

nombres

de

un

como

The

especulativos,

la

que

telescopio

puede

ni

pero

el

mejor

acercarles

a

la

realidad de los ciudadanos. Leyendo,

tranquilamente,

Independent o el Financial Times.

sesudos

Pero

The

llenos de verdades indiscutibles,

Economist terminó por sobresalir,

queda patente, en cada frase, el

por encaramarse hasta la cima del

consejo

periodismo

novatos que aún no se han hecho

entre

todos

ellos,

mundial.

Una

práctica

y

arrogantes

sus

que

reciben

desde 1843, se ha dedicado, con la

“entra en esa habitación, siéntate

precisión de un gran cirujano, a

delante

“predicar los mandamientos básicos

que eres Dios”. Está claro que en

del

el cielo todo se vive de una forma

Liberalismo

encima

ordenador

revista: e

pero

las cosas, y el libre comercio y

redacción

de

las monedas sólidas mucho más que

está, al fin y al cabo, demasiado

a ti mismo”. Esa definición, que

lejos

he

director de la revista, como nos

cambiar

ni

una

de

la

parece

imagina

distinta,

sin

de

la

todas

extraído

por

el

del

de

los

con

respetarás

estilo

todos

periodística de calidad, pero que,

capitalismo:

el

artículos,

The

cuenta

“Historias

reveló

que

es

un

ejercicio

de

la

Economist

no

cloaca.

coma del libro del señor González, que

que

la

Un

de

antiguo

Londres”,

abundancia

de

precisión en toda regla.

mujeres era debida a una razón muy

Aunque siempre ha querido mantener

propia

una

los

neoconservadora: “por el precio de

olores de Fleet Street, alejándose

un hombre de segunda categoría, se

de su mundanal ajetreo, en medio

puede

de los clubes privados y tiendas

primera”.

de lujo Saint James Street, no ha

Sí,

podido escapar a un cierto olor a

mandamiento:

podrido.

encima

prudencial

No

distancia

vamos

a

con

discutir

la

de

la

contratar ya

lo de

dice el

todas

calidad de sus textos, el trabajo

que

de

cima del mundo.

sus

desde

múltiples 1843,

se

redactores

han

que,

encargado

debe

a

lógica

una

mujer

su

principal

Liberalismo las

cumplirse

cosas. hasta

de

por Algo

en

la

de

elevar a The Economist hasta los altares del periodismo económico. Una

cima

desde

la

que

sólo

se

pueden ver los índices bursátiles, los

niveles

de

deuda

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y

déficit

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Miembros del grupo Bloomsbury reunidos.


B.L.O.O.M.S.B.U.R.Y Ana María Navales en Cuentos de Bloomsbury:

! Desde el 22 Hyde Park gate, donde nació Virginia Woolf, paseando por Fitzroy Street y Gordon Square, he rcorrido, una y otra vez, en mis últimos veranos londinenses, el corazón de Bloomsbury, los lugares que conservan la huella literaria y artística de quienes de este distrito de la ciudad del Támesis recibieron su nombre. Su latido se extiende hacia la región de Sussex, y puede escucharse en la Little Talland House, de Firle, cercana a la Charleston Farmhouse; en la Asham House, que se divisaba –antes de su reciente demolición– a través de los árboles al pie de Itford Hill; en la Monk’s House, de Rodmell; en la Berwick Church, casi enteramente pintada por Vanessa Bell y Duncan Grant; en Tilton... Más que la curiosidad, la pasión me hizo llegar a otros rincones de Inglaterra, siguiendo la huella de Bloomsbury por granjas, mansiones y castillos, o simples casas a la orilla del mar o al pie de las colinas. De todo ello quedan tres grandes álbumes de forografías, el alma llena de paisajes y sensaciones, y material para algún libro más que no sé si escribiré algún día. Estos cuentos son una libre recreación de algunos de los personajes que protagonizaron el grupo Bloomsbury. No siempre aparecen con sus nombres porque, a veces, el juego de la ficción me pareció exigirlo. La utilización de la primera persona en alguno de los relatos es también, obviamente, un recurso literario. ! Este libro, bajo la sombra tutelar de Virginia Woolf, pretende ser un homenaje a lo que ellos representaron, un momento de plenitud creadora.

(Porque a veces es mejor que los mismos autores expliquen su obra para hacernos la boca agua).

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Granite & Rainbow / 23.junio.2010 ... #2

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