Alfonso Ruano para GRETEL

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El Máster en Libros y Literatura para niños y jóvenes tiene el honor de contar con Alfonso Ruano como autor e ilustrador invitado de este mes.

Alfonso Ruano Martín nace en Mocejón (Toledo) en el año 1949. Realiza estudios de Filosofía al tiempo que prepara el ingreso en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, donde estudia pintura. Actualmente es director artístico de la editorial SM. Sus primeros contactos con el libro comienzan en 1976 siendo director de arte de una editorial, aunque no comienza a ilustrarlos hasta pasado un tiempo. Desde entonces ha publicado varias decenas de libros y obtenido algunos de los más prestigiosos premios, como los diplomas del “Catalonia” y de la Feria Internacional de Leipzig, (1984), por El Señor Viento Norte, o el Premio Lazarillo (1985) y el Premio Nacional de Ilustración (1986) por el Caballo Fantástico. Compagina su trabajo de dirección gráfica y diseño con la ilustración de libros infantiles, además de las colaboraciones en prensa. La obra El guardián del olvido (1990), fue seleccionada en el VI Simposio sobre literatura Infantil y lectura, organizado por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, en junio de 2000 como una de las cien obras de la Literatura Infantil española del siglo XX. En el mismo año se destacó La composición con los premios de la Biblioteca del Congreso de EEUU y de la Unesco. En julio de 2011 se inaugura la exposición “Alfonso Ruano — Ilustraciones — Primer Recuento”, en el Museo del Patio Herreriano de Arte Contemporáneo Español de


Valladolid, que recoge trabajos realizados por el ilustrador desde 1984 hasta 2010. En enero de 2012 esta muestra abre sus puertas en el Museo ABC de Madrid. PREMIOS Premio Bolonia 1984, por El Señor Viento Norte. Diploma de Honor del Premio Catalonia 1984, por El Señor Viento Norte. Premio Libros Mejor Editados (Modalidad Infantil y Juvenil) 1984, por El Señor Viento Norte. Premio Lazarillo de Ilustración 1984, por El caballo fantástico. Premio Nacional de Literatura Infantil (Ilustración) 1986, por El caballo fantástico. Premio Libros Mejor Editados del Ministerio de Cultura 1986, por El caballo fantástico. Medalla de Bronce del Premio Ezra Jack Keats 1987. Segundo Premio Nacional de Literatura Infantil (Ilustración) por El Circo de Paco. Lista de Honor del IBBY 1990, por Zapatones. Premio Catalonia 1990, por El Guardián del olvido. Premio Sorcieres 1991, por El Guardián del olvido. Premi Llibreter Álbum Il.lustrat 2000, por La composición. Lista de Honor del Premio CCEI de ilustración 2003, por Insomnio.


Texto de Alfonso Ruano para GRETEL

SIEMPRE, COMO EMPEZANDO DE NUEVO

En abril, hace casi un año, me dejé enredar en la propuesta de la Fundación SM de convertir mis piezas de ilustración en una muestra para acompañar las jornadas de Ilustratour, de julio a septiembre, en el Museo Patío Herreriano de Valladolid; esa misma exposición que titulé “Recuento” se exhibe ahora en el Museo ABC de Madrid.

Pongo por delante estas noticias porque dada mi inclinación natural a la discreción, todo esto me tiene descolocado.

En noviembre viajé a la FIL y di un taller sobre mi trabajo a universitarios mexicanos de Guadalajara. Siento cada vez más dudas al explicar mis dibujos y pinturas, y no sé qué sentido tiene qué quien las hizo las relate. No me falta voluntad para ello y de la buena, pero considero que deberían ser otros los que hablaran, criticaran, catalogaran…

Aunque este comentario manifiesta mi resistencia a cumplir con lo que me habéis pedido desde Gretel, me dejo enredar y camino de nuevo sobre mis apuntes de ilustrador y en el qué, cómo y por qué lo hago.

Empecé a ilustrar mientras diseñaba o aprendía a diseñar en Ediciones SM, a mediados de los años setenta. Al comienzo dibujaba e ilustraba en la oficina, mucho y de todo y casi no diseñaba. Entonces se tenían en las empresas editoriales ilustradores en plantilla y tanto ilustrar como diseñar era un oficio. También para mí era un medio de vida, “una tarea alimenticia”.

Mi zona expresiva, mi lado derecho se sustentaba desde otro horizonte en esa época. Seguía preocupado por las batallitas de la plástica y el arte de los setenta, conceptual, “povera”, variados realismos y nihilismos convenidos. El río de la transición política y el compromiso ciudadano nos transportaba a todos. La formación en el final de la dictadura se había quebrado combinada con la política y la protesta. Salí de la escuela de Bellas Artes de San


Fernando con la mala conciencia de no haber dibujado y pintado bastante, de no haber aprendido nada. Ahora sé que eso era un comportamiento natural de crecimiento, de destete.

Mientras cursaba primero de pintura en Madrid expuse oleos y dibujos en la sala la Mandrágora de Málaga junto con un compañero malagueño. Obra que transformaba el “Pop” en denuncia, nacida de lo más adolescente del artista. En los años sucesivos participé en Badajoz y Sevilla en exposiciones colectivas o de grupo de amigos hoy desconectados y dispersos. Acabé teniendo obra en una galería de Madrid, ya desaparecida donde vendía esporádicamente. Esa situación pedía optar por un solo camino y elegí el plato editorial de lentejas. He seguido dibujando y pintando como un ejercicio personal sin objetivo exterior. Es durante los primeros años de los ochenta cuando me proponen la tarea de ilustrar un álbum con rasgos expresivos propios. Acepté el reto y reorienté todos los impulsos de sensibilidad personal para plantear una forma, un estilo identificador que permitiese además de interpretar, ayudar y enriquecer el relato ajeno.

He manifestado más de una vez que para mi ilustrar libros infantiles ha sido un accidente que no he querido evitar. Y es así como sucedió. Por esa razón considero El señor Viento Norte de Carmen Posadas, publicado en la colección de la Torre y la Estrella de SM y editado entonces por Isabel Cano, como mi comienzo en el campo. Fue Jorge Delkader, recién llegado como director de la empresa quien me lo propuso con la confianza de los amigos. Desde esa publicación hasta hoy he ilustrado una cantidad moderada de libros, diría que pocos para casi tres décadas. Algunos se pueden ver en la exposición mencionada, en el catálogo y programa de mano, acompañados de un texto que los explica como línea temporal.

No me voy a extender en el balance de los mismos. Se pueden consultar en mi bibliografía, así como el currículo y los premios.

He querido contaros y contarme mis inicios porque muchos de los que os acercáis a esta página sois jóvenes o nuevos en este oficio de relatar con imágenes y querréis reflexionar alrededor de las tareas de representar con trazos el mundo, o los mundos. Historias, pintadas o esculpidas en muros y fachadas de otros siglos, que poblaron lienzos y tablas, en museos con mitologías, sagas, leyendas, credos y sus cuerdas literarias. Que vivieron también sobre las hojas de piel, en rollos, páginas y papeles hasta llegar al libro divulgador de hace cinco siglos, hasta este presente en trance donde la mayor parte de nuestras ilustraciones van dirigidas a un público infantil.


Amo por ello al Beato de Liebana y sus ángeles, a Masaccio, a Giotto, a las pinturas de Pompeya, a Simone Martini, a Piero della Francesca, a Paolo Uccello, a Fray Angélico, a Luca Della Robbia, a Benozzo Gozzoli, a Durero, a Bellini, a Piero de Cosimo, a El Bronzino, a Pontormo, a Caravaggio, aTintoretto, a El Bosco, a Patinir, a Breugel, a Van Eyck y su cordero místico, al descendimiento de Van der Weyden, a Rembrant cuando dibuja, a Velázquez cuando pinta, a Chardin, a W. Blake, a los grabadores de la Enciclopedia, a Fuseli, a Ingres, a Degas a P. Bonnard a Giorgio de Chirico, a Morandi, a Matisse, a Picasso, Picasso, Picasso, a Balthus, a Steinberg, a Lindner, a F. Bacon, a Andrew Wyeth, a Peter Blake, a A. López García, a Jorge Castillo, a David Hockney, a Winsor Mccay, a G. Herriman, a Beatrix Potter, a John Tenniel, a Carl Larsson, a Asun Balzola, a M. A. Pacheco, a Miguel Calatayud, a Heinz Edelmann, a klaus Ensikat, a Milton Glaser, a Jindra Capek, K. Pacovska, Dusan Kallay, August Sander, Alexey Brodovitch, a Robert Frank, Victor Erice, a Wim Wendersr, a Alain Resnais, P. Greenaway, C. Dreyer, a A. Tarkovsky y a John Ford.

Con el “Western” acabo esta enumeración algo desordenada de lo que me gusta. Supongo que permito así sacar muchas y variadas conclusiones, si se cruza este imaginario con mis comienzos de ilustrador muchas más. No están ni J. Beuys ni M. Duchamp porque los amo tanto como los detesto y porque encuentro su capacidad de relato siempre escondida o distorsionada.

He tardado muchos años, demasiados, con algo de calma en tomar conciencia de lo que tenía entre manos.

Ahora sé que no quise nunca ser ilustrador pero sabía que podía hacerlo. He conocido ilustradores “de raza” y he concluido que no lo soy porque no me comporto como tal. No vivo de ello. He ilustrado y si tengo ocasión seguiré haciéndolo. Siempre como empezando de nuevo.

Como un reto entre la sensibilidad propia y la de los demás. Como diseñador gráfico he perseguido, más que la notoriedad identificadora, los atributos más transparentes o intangibles como el equilibrio, la claridad, la mediación.

Al final de los años setenta, cuando tuve ocasión, me dio miedo asumir el papel del artista. Percibía el peligro de las fronteras en las que transita el arte contemporáneo, su cercanía a la demencia y al abandono y decidí con prudencia ponerme bajo techado.

Quizá mi forma de no sentirme ilustrador sea, por fin, mi manera permanente de serlo.


BIBLIOGRAFIA DE OBRAS ILUSTRADAS POR ALFONSO RUANO EN EL CENTRO DE DOCUMENTACION DEL BANCO DEL LIBRO

EL CABALLO FANTASTICO. Moisés Ruano. 1ra. ed. Madrid: SM, 1985. EL MONO IMITAMONOS. Consuelo Armijo. Madrid: SM, 1986. EL GUARDIAN DEL OLVIDO. Joan Manuel Gisbert. Madrid: SM, 1991. Postulado en los Mejores de 1993.

EL TALISMÁN DEL ADRIÁTICO. Madrid: SM, 2003. ¿Podrá sortear Matías las celadas que le esperan en los bosques de Croacia? Un mentiroso alquimista del siglo XV le ha encargado transportar una mercancía valiosísima y extraña, y hay muchos dispuestos a arrebatársela. Pero Matías es un muchacho dispuesto a hacer frente a los peligros... PIPETO, EL MONITO ROSADO. Carlo Collodi. Madrid: SM, 1991. MARÍA. Madrid: SM, 1989. EL CIRCO DE PACO. Francisco Carvajal. Madrid: SM, 1989. EL LIBRO DE LA SELVA. Rudyard Kipling . Madrid: SM, 1986. EL SEÑOR VIENTO NORTE. Carmen de Posadas Mañé . Madrid: SM, 1983. ZAPATONES. Madrid: SM, 1988. BESOS. Alfonso Ruano Martín. Madrid: SM, 1993. LA ESCUELA DE MAGIA Y OTROS CUENTOS. Michael Ende. Madrid: SM, 1995. Postulado en los Mejores de 1997 Una sorpresiva escuela de magia, ubicada en el país de Desideria, muestra las posibilidades que tiene el ser humano de hacer realidad las cosas que imaginas. Cuentos fantásticos, llenos de la potente imaginación del autor, ampliamente conocido por La Historia Interminable y Momo.


LA COMPOSICION. Antonio Skármeta. Caracas: Ekaré, 2000. Ganador en los Mejores 2000 El partido de fútbol en el barrio se ve súbitamente suspendido; un hombre ha sido apresado por la policía. Los niños murmuran sobre la dictadura y Pedro comienza a atar cabos. Al día siguiente, un militar les pide a los niños de la escuela que escriban una composición sobre lo que hacen sus padres durante las noches. Pedro escribe con picardía y heroicidad una composición inesperada... El reconocido escritor chileno presenta una impactante historia sobre la libertad. El texto con tono ligero esconde la tensión de lo no dicho, de lo prohibido y punitivo. Las ilustraciones, estáticas y grises, crean un clima tirante y de zozobra que se corresponde con la terrible realidad política que subyace. Un libro excelente que invita a la reflexión y hace pensar en el peligro de los regímenes totalitarios. INSOMNIO. Antonio Skármeta. Madrid: SM, 2002.


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