La niña de los lápices de colores por Marianne Dubuc Ya de muy pequeña mi madre me repetía que yo era "la niña con más lápices de colores del mundo”. Si hay un regalo que mis padres nunca me negaron, éste fue una caja con lápices de colores. ¡Tenía un montón! Así que dibujaba siempre y en todas partes. Como era hija única, mis padres me llevaban siempre con ellos cuando quedaban con amigos o iban a cenar a restaurantes. Y así iba pasando el tiempo, dibujando en un rincón de la mesa, e incluso algunas veces, debajo de las mesas. Adoraba, y aun adoro, ver como se plasma el color del lápiz sobre el papel. Esta marca que deja en el papel, es para mí pura magia. Encontré recientemente una caja de rotuladores sin estrenar, nunca la había utilizado por temor a dañar sus finas puntas. ¡Qué lástima! Ahora todos ellos están secos. Y esto es algo que se aprende con la edad: hay que aprovechar en la vida las cosas que te pasan por delante, de lo contrario se secan, se marchitan. Así que siempre me ha gustado dibujar, y ya de muy joven que quería hacer libros para niños Aunque nunca pensé que ese sueño se convertiría en realidad. Siempre me bañé en un universo creativo. Primero en casa con mis padres, después durante mis estudios en Artes Visuales y Diseño Gráfico. Sin embargo, es principalmente a través de una persona en particular, que encontré mi propio estilo. Conocí a Mathieu 1 durante mis estudios en la universidad, y con su ayuda continué ilustrando. Dibujé sin cesar, con perseverancia, lloré rompiendo miles de toneladas ennegrecidas de papel, hasta que finalmente, un día dibujé un gato anaranjado con ojos verdes.
Este dibujo (y muchos otros) ganó el Premio Investigación Personal en el concurso Lux/Grafika (un premio de ilustración de gran prestigio en Quebec). Martin Brault, editor de la editorial La Pastèque, un sello editorial del Quebec, fue miembro del jurado. El día después del anuncio de los ganadores, se puso en contacto conmigo para invitarme a hacer un libro con ellos. Y así, de repente, comenzó mi carrera como autora e ilustradora de libros para niños. De todos los libros que he publicado hasta ahora, mi primer libro publicado por Pastèque es uno de mis preferidos. Se publicó bajo el título de El mar. Es un libro sin texto que cuenta la historia de un gato que intenta para atrapar un pez volador rojo. Un recorrido que le lleva al espacio y a las estrellas.
1 Mathieu es también autor e ilustrador, acaba de fundar su propia editorial “Comme des géants” [como gigantes], y es también el padre de mis hijos. En resumen, colaboramos conjuntamente en varios proyectos.
Con El mar descubrí que mi proceso de escritura se inicia con las imágenes. Cuando concibo una historia, las imágenes me sirven de palabras y es a través de éstas que desarrollo las historias. El texto viene después, y frecuentemente como complemento a ésta. Es quizás por esta razón que algunos de mis libros tienen una influencia cinematográfica, como si se tratara de diferentes escenas de una película.
Debo admitir que me encantan los libros sin textos. Permiten que las imágenes hablen por sí mismas, y que cada lector encuentre lo que le conmueva y cree su propia historia. Me complace ofrecer esta posibilidad de múltiples lecturas de mi trabajo. Me gusta la gente se apropie de mi trabajo y lo haga suyo.
Es con este enfoque que hice uno de mis últimos libros, Le Lion et l'oiseau 2 [El león y el pájaro] también publicado por Pastèque. Aunque aparezca algo de texto en este álbum, éste es muy escueto. Me ocupé de poner un mínimo de palabras para que las imágenes pudieran completar el sentido, poner de relieve algunos momentos de la historia sin decir demasiado. Esta brevedad en los textos permite al lector apropiarse de la trama. Este libro narra la historia de un león que se cruza con un ave migratoria herida un día de otoño. Empiezan así una amistad, pero una vez que llega la primavera, la pequeña ave deberá decidir si 2 Aun no traducida al español
se queda con su amigo o si se va con su familia de aves. Algunos verán aquí una alusión al exilio, al luto, o otros quizás al abandono de un ser querido... El lector participa entonces en la historia, haciendo parte del trabajo y narrando su propia trama a medio camino. ¡Oh! Hay que aclarar una cosa, no soy un tipo de persona que se sienta en su escritorio y escriba conscientemente la historia: "Narraré la historia de un león que conoce a un pájaro y hablaré del tema de la amistad". ¡No! mi forma de escribir, de crear una historia es de hecho muy espontánea: mientras pienso voy escribiendo. Escribo y escribo frases, fragmentos de historias, escribo cualquier cosa. Converso con una hoja de papel, y es de esta manera que me vienen las ideas. Puedo ennegrecer hasta 10 páginas, ensayando y escribiendo lo que pienso. Y de repente, aparece la historia. Escribir la versión final me puede tomar minutos, pero preciso de dos semanas para ir ensayando en mi libreta antes de llegar esta última versión. No soy nada organizada, así que todo este proceso sucede en un nivel que no puedo controlar, agotador, pero que funciona por ahora. Con el tiempo me he dado cuenta de que la principal fuente de mi inspiración es mi memoria. Los recuerdos son muy importantes para mí. Desde el inicio guardo todo, y aprecio cada historia, cada momento que pasé con mis abuelas, mis primos, mis juguetes, etc. Y me doy cuenta que de repente, todos ellos resurgen dentro de mis historias sin previo aviso. Así, mis ilustraciones de gatos se inspiran en un gato que aparecía en una emisión televisiva de mi infancia. O también la cama del oso pequeño de Ricitos de Oro, es la misma cama que aparecía en la historia que yo leía cuando era pequeña. Con mis hijos, por ejemplo, lo anoto todo, tomo fotos de todos los momentos importantes. Soy una gran nostálgica, pero en el buen sentido, es decir, no me arrepiento de mi presente, pero me encanta mi pasado. Creo que puedo concluir afirmando que he tenido la suerte de tener una infancia muy feliz! Quizás por este motivo, por mi amor hacia los recuerdos, me gusta hacer pequeños desvíos en la cultura popular dentro de mis historias. Los pasajes son a menudo citas de cuentos populares, personajes que habitan en el imaginario colectivo. De este modo, nos encontramos en mis libros a menudo con la Caperucita Roja, el Lobo Feroz, los hombres lobo, el abominable hombre de las nieves, etc. Me gusta hacer guiños a obras que todos compartimos, para así crear un puente entre el lector y mis historias.
Podría haberles contado toda mi carrera, mencionar que Delante de mi casa, mi segundo libro ha sido traducido a 15 idiomas y ha lanzado mi carrera internacional; también les podría haber contado cómo entonces encontré una gran agente (Veronique Kirchhoff) con quien sigo trabajando, cómo después de encontrarla pude publicar libros en diferentes países, y cómo tengo la gran suerte de compartir mi espacio de trabajo, que tanto me fascina, dentro de mi propia casa, con mis dos hijos. De hecho, todo esto que quería contarles, ya ha sido resumido en este párrafo final. Bueno, ya está, ¡terminado! Junio 2014