Medellín: una playa sepultada en el olvido
“Un vecindario, un barrio, un distrito, una localidad, un pueblo, una vereda, o una ciudad, se constituyen, muchas veces (en su dimensión tanto social como espacial) en lo único que la mayoría de los habitantes del planeta pueden entrar a atesorar y, de tal suerte, llamar “suyo”. Carlos Yory
Hombres y mujeres llenos de afán cruzan el centro de la ciudad durante todo el día; algunos y algunas llevan su mascota de paseo y otros cuantos salen a trotar. Una mirada al reloj, una mirada al semáforo, pasos largos y precipitados, buenas ropas, un niño o niña, algunos actores del espacio público pendientes, unos cuántos policías, habitantes de calle. Vallas, muchas vallas, hombres que entregan publicidad, buses, carros, motos, edificios comerciales y residenciales,
Perspectivas de Ciudad ventas. Esta descripción en sí misma, es el resultado de una observación detallada de los sujetos y escenarios que circundan la ciudad, da cuenta de unas calles que hablan, que se visten de una identidad determinada y habitan su espacio con la velocidad de los tiempos actuales. Si se plantea un recorrido por el centro de la ciudad de Medellín ubicándose en “La playa”, de forma consciente y reflexiva, puede comprenderse el gran valor que tiene para la historia de los paisas, no sólo por quienes la circulan en una mera descripción, sino por lo que esconde su historia. Algunos textos literarios antioqueños, en sintonía con el primer lugar recorrido, a saber el Parque Bicentenario ubicado en el fin de la avenida La playa, cerca del Teatro Pablo Tobón Uribe, hacen una invitación a tejer memoria colectiva. El parque bicentenario es un lugar en el que se puede reconocer el origen de una ciudad atravesada por múltiples cambios y dividida por el “progreso” en una zona rural.