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Una lucha que ahora sigue

El Grito del Sur habló con Eduardo Cartoccio, integrante de la Asamblea en defensa del Arte Cinema de Constitución, quien acaba de lanzar el documental "¿Qué se hace para recuperar un cine?". A cinco años de su cierre, crecen las deudas con la cultura nacional.

Texto: Josué Ghiso

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Foto: Archivo El Grito del Sur

El edificio fue construido en la década de 1960 y ocupa una manzana entera, donde antes se encontraba el Teatro Variedades. Con el correr del tiempo se transformó en cabaret y en cine porno, hasta que fue demolido en 1961. La nueva construcción, por ley, debía ser un espacio dedicado a la cultura, y así nació la estructura que hoy conocemos y que funcionó como depósito hasta el año 2009.

Ubicado en Salta y la Avenida Juan de Garay, en el barrio porteño de Constitución, el Arte Cinema fue un cine que abrió en el 2009 como una sala de cine privada, por iniciativa de cinco inversores: los españoles José María y Miguel Morales, junto a los argentinos Daniel Burman, Diego Dubcovsky, Fer- nando Sokolowicz y Pablo Rovito. El proyecto falló, y en junio de 2010 pasó a ser gestionado por el INCAA. Pocos meses fue así, ya que en septiembre de ese mismo año volvió a truncarse su funcionamiento y cerró. Así fue hasta agosto de 2011, cuando el edificio volvió a abrirse como Cine Club Arte Cinema, aún de la mano del INCAA.

Y así fue hasta 2017, cuando se empezó a correr el rumor de que el edificio sufriría un nuevo cierre, esta vez definitivo frente a las políticas de ajuste del organismo estatal bajo la administración de Mauricio Macri.

El Grito del Sur entrevistó a Eduardo Cartoccio, integrante de la Asamblea que reclama por la reapertura del espacio, quien recientemente estrenó en diferentes espacios culturales el documental «¿Qué se hace para recuperar un cine?», que relata la lucha del Arte Cinema.

¿Qué motivos dieron para cerrar el espacio?

El espacio se cerró en julio de 2017. Se cerró porque el INCAA cortó el subsidio que daba para mantener el lugar. Esa sala era un emprendimiento privado que después no anduvo bien económicamente y entonces realizó un convenio con el INCAA, que subsidiaba y pagaba los sueldos de los empleados, y cubría ciertos gastos de la sala. Y bueno, por decisión de las autoridades del INCAA de ese momento se cortó ese convenio que tenían con Arte Cinema. Y los dueños privados de Arte Cinema evaluaron que no podían seguir solos con la sala.

¿Cómo comenzó la lucha para recuperar el cine?

La lucha comenzó antes de que se cerrara el cine, desde las primeras noticias que trascendieron sobre el cierre de la sala. La sala se cerró el 31 de julio de 2017. En el mes de mayo, trabajadores y trabajadoras de Arte Cinema comenzaron a comunicar la noticia del probable cierre a los espectadores habituales, y entonces surgieron las primeras reuniones. Se hicieron asambleas muy grandes, porque corrió la voz de que se iba a cerrar el cine. Yo fui a alguna de esas asambleas, no a las primeras, pero sí a algunas que se realizaron antes de que se cerrara. Se fueron realizando las primeras acciones para luchar contra el cierre. O sea que primero se luchó contra el cierre y después por la reapertura. Hubo un festival artístico muy grande. Yo iba como espectador de la sala y ahí también vi la convocatoria. Esas fueron las primeras asambleas que se realizaron. Las primeras acciones fueron juntas de firmas, petitorios y quedaron establecidos los miércoles como días de asambleas, que se hacían siempre en la vereda del Arte Cinema. Se hicieron un montón de actividades: festivales, proyecciones en la vereda del cine y todas las cuestiones que cuenta el documental.

¿Cuántas personas están actualmente reclamando la reapertura?

Los que estamos vinculados para hacer este reclamo somos un grupo de 12 personas, que quedamos desde aquellas épocas y que nos conectamos y estuvimos en contacto también durante la pandemia, y vamos generando propuestas para convocar a otras personas. Después hay otra gente que nos acompaña y por ahí no está activa en este núcleo, pero que siempre vienen a las actividades. Por ejemplo la última actividad que hicimos, que fue un documental, asistieron unas 50 personas, que es una buena convocatoria después de dos años de pandemia que no nos

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