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No hay solución gremial sin solución política

El cartel azul con letras blancas que coronaba la mesa que compartieron Cristina Fernández de Kirchner y el titular de la UOM, Abel Furlán, pasó casi desapercibido en el análisis político que muchos colegas se esmeran por realizar sobre las palabras de la vicepresidenta. Sin embargo, esta idea fundamental dialoga y complementa de manera directa el discurso de Cristina: «Es necesario representar y organizar el peronismo», dijo y para eso la solución es política. La solución política está íntimamente ligada a la discusión interna del peronismo. Es política porque no es corporativa, no es sectorial ni gremial. Es una respuesta holística, integral, estratégica y de país. No es la salida de un grupo con intereses particulares compartidos, la de «los movimientos sociales» o la de una fracción de la dirigencia sindical. Es una propuesta de soluciones conjuntas y no por las partes. La salida es política y la representación debe ser del peronismo. Primero la Patria, después el Movimiento. Cristina volvió a la centralidad de la escena política para reivindicar su rol de conductora del peronismo. Ya casi nadie de quienes intentaron poner en duda este hecho incontrastable de la realidad lo discute. Uno de los pocos es el propio Alberto. Urgido por recuperar capital político, el Presidente se tomó el primer vuelo charter a São Paulo para abrazarse con Lula, tras el tercer triunfo del metalúrgico en Brasil. Ahora se encontrará con Andrés Manuel López Obrador en un intento de mostrar músculo internacional. Nobleza obliga: así como su gestión interna ha sido cuanto menos inconsistente, las apariciones de Fernández en materia internacional han sido correctas. Un hombre de Estado for export, más de los barcos que de la selva o los árboles.

El regreso de Lula fue un insumo invaluable para reabrir las discusiones en una Argentina golpeada. Dejó varios saldos: las finales las ganan los titulares, los sectores minoritarios deben acompañar y no pretender protagonizar, la memoria histórica de los pueblos persiste a pesar de la cárcel y las persecuciones.

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Caso Lucas González

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