LA POBREZA, MAL ENDÉMICO PERUANO. ¿Cómo no creerse pobre, si los ricos nos han machacado por años que somos un país pobre? ¿Cómo no creerse pobre si así seremos bienaventurados? ¿Cómo no creerse pobre si todos hacen apología a la pobreza desde todos los proscenios? ¿Cómo no creerse pobre si así tendremos a todos los gobiernos que se sucedan trabajando por nosotros? Agustín Figueroa afirma que la pobreza no se ha reducido en el Perú (si entendí bien), que si se hace una encuesta, encontraremos que más del 70% reportará que es pobre. Estoy de acuerdo que la encuesta sí reportaría esas cifras y aun más altas. En casi todas las regiones del Perú, rurales y/o periféricas, si preguntamos a cualquiera si es rico o pobre, con seguridad nos va a responder que es pobre (¿Quién, en su sano juicio, respondería que es rico?) porque hemos aprendido que ser pobre es una virtud. Cuando llegan los agentes de los programas Juntos o Pensión 65, muchos, ricos y pobres, hacen sus respectivas colas para inscribirse. Es tiempo de cambiar el mensaje. Ser pobre no es una virtud, es un baldón, es desidia, son deudas de padres y autoridades con sus hijos y ciudadanía en general. Ciertamente, hay circunstancias que impedirían dejar la pobreza, como enfermedades, calamidades, desgracias en general, pero la tasa de ocurrencia de estos eventos es muy inferior a la tasa de pobreza. Las explicaciones tienen que ser otras y los remedios también. La visión citadina de muchos opinólogos de clase media alta, al ver todo de lejos, hacen que sus opiniones sean, necesariamente, sesgadas a sus propias vivencias. Lo que nos señala que la fallida descentralización es consecuencia de la centralización emocional de los influyentes. El Perú es un país muy rico en recursos, falta que los peruanos aprendamos a ser ricos por medio del estudio, trabajo, ahorro e inversión. seuo Grocio Herrada Vigo