82
radiología del traumatismo torácico
lesión pulmonar
83
Caso 2.34
2
2
Día 1
• Historia clínica: “Wojo”, un gato macho Doméstico de Pelo
Corto de 1 año, había sido atrapado por la puerta de un garaje durante 30 minutos, soportando gran presión sobre su tórax. • Exploración física: la disnea era grave. • Procedimiento radiológico: se efectuaron radiografías torácicas. • Diagnóstico radiológico (día 1): podía observarse un infiltrado pulmonar en todos los lóbulos pulmonares, siendo más destacado caudalmente. Había una cantidad mínima de fluido pleural. No se apreciaba ninguna lesión en la pared torácica, ni la presencia de líquido peritoneal.
Día 5
• Diagnóstico radiológico (día 5): las radiografías hechas 4
días después mostraban la eliminación de los líquidos pulmonar y pleural. • Tratamiento/manejo: la contusión pulmonar fue probablemente el resultado de la rotura de alveolos pulmonares debida al enorme esfuerzo requerido en la inspiración frente a la gran presión externa ejercida por la puerta sobre el tórax. Sin embargo el patrón bronquial no fue demasiado destacado. La relativamente rápida recuperación indicó que los pulmones no habían sufrido un traumatismo directo al cerrarse la puerta sobre el gato.
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radiología del traumatismo torácico
lesión pulmonar
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Caso 2.34
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Día 1
• Historia clínica: “Wojo”, un gato macho Doméstico de Pelo
Corto de 1 año, había sido atrapado por la puerta de un garaje durante 30 minutos, soportando gran presión sobre su tórax. • Exploración física: la disnea era grave. • Procedimiento radiológico: se efectuaron radiografías torácicas. • Diagnóstico radiológico (día 1): podía observarse un infiltrado pulmonar en todos los lóbulos pulmonares, siendo más destacado caudalmente. Había una cantidad mínima de fluido pleural. No se apreciaba ninguna lesión en la pared torácica, ni la presencia de líquido peritoneal.
Día 5
• Diagnóstico radiológico (día 5): las radiografías hechas 4
días después mostraban la eliminación de los líquidos pulmonar y pleural. • Tratamiento/manejo: la contusión pulmonar fue probablemente el resultado de la rotura de alveolos pulmonares debida al enorme esfuerzo requerido en la inspiración frente a la gran presión externa ejercida por la puerta sobre el tórax. Sin embargo el patrón bronquial no fue demasiado destacado. La relativamente rápida recuperación indicó que los pulmones no habían sufrido un traumatismo directo al cerrarse la puerta sobre el gato.
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RADIOLOGÍA DE LOS TRAUMATISMOS MUSCULOESQUELÉTICOS Y CASOS DE URGENCIA
Capítulo 4 Radiología de los traumatismos musculoesqueléticos y casos de urgencia 4.1. Introducción Entendemos por traumatismo la acción repentina de una fuerza física que produce como resultado alteraciones anatómicas y fisiológicas. El daño varía en función de la cantidad de fuerza aplicada, la manera en la que es ejercida y los órganos musculoesqueléticos a los que afecta. El proceso puede ser local o generalizado, de manera que afecte sólo a un hueso o articulación o a múltiples estructuras. Las repercusiones de la lesión en el sistema musculoesquelético son variadas, podemos estar ante un paciente con lesiones aparentemente mínimas, como cojera, incapacidad para soportar peso, o encontrarnos con un paciente paralítico o con shock grave. Los propietarios pueden traer al animal inmediatamente después de producirse el traumatismo o bien un tiempo después, ya sea porque el animal no se encuentra en casa o por la falta de decisión o las dificultades que tienen éstos a la hora de reconocer las lesiones. La mayoría de los traumatismos son accidentes en los que un objeto móvil, como un coche, autobús, camión o bicicleta, impacta con el animal. La naturaleza de la lesión varía dependiendo de si el paciente ha salido despedido tras el impacto, ha chocado con el vehículo y éste ha pasando por encima de él, o ha sido arrastrado por el automóvil. Otro tipo de traumatismos son los producidos por caídas del animal, en los cuales el daño depende de la distancia de caída y de la manera en la que impacta contra el suelo. Una lesión particular se produce cuando los perros saltan a corta distancia desde la parte de atrás de un vehículo en movimiento, en estos casos el traumatismo se produce como resultado del impacto con la carretera a alta velocidad. Este tipo de lesiones sufren graves complicaciones si el animal queda sujeto por una cuerda o correa larga a la parte trasera del vehículo, ya que es arrastrado detrás del vehículo y se producen desgarros graves y lesiones erosivas en la piel. Otros posibles traumatismos tienen lugar cuando un objeto cae sobre el animal, o el animal es golpeado por algo. Las heridas por mordedura constituyen una causa frecuente de lesión tanto en pacientes pequeños como grandes y pueden complicarse con una osteomielitis secundaria de desarrollo posterior. Las heridas penetrantes son una clasificación independiente de lesiones y pueden ser debidas a múltiples tipos de proyectiles. La causa más común de traumatismos en algunas sociedades son los disparos (ver Capítulo 6). Los maltratos físicos son una clasificación especial de traumatismos y debemos sospechar de ellos ante algunos tipos de lesiones (ver Capítulo 7). Los casos de urgencia, por ejemplo aquellos que amenazan la vida del animal, no se producen normalmente como consecuen-
cia de daños muculoesqueléticos. Los pacientes con daño en la columna vertebral son un grupo especial, en los que puede ser requerido un tratamiento de urgencia y son necesarias pautas de movimiento del animal específicas para evitar daños adicionales en la médula espinal. Los pacientes con lesiones en la cabeza son poco frecuentes, sin embargo este tipo de traumatismos acaban a menudo con la muerte del animal. Si el traumatismo sólo afecta a la porción más rostral de la cabeza, se producen daños en las regiones nasal y frontal, que obviamente producen deformación, pero la vida del animal no corre peligro. La radiología musculoesquelética puede llevarse a cabo de manera relativamente económica, rápida y segura, y proporciona resultados rápidos que sirven de base para la toma posterior de decisiones. Los estudios radiográficos normalmente pueden llevarse a cabo en animales no sometidos a sedación o anestesia. Cuándo y cómo utilizar estas técnicas resulta, a menudo, bastante obvio (ver Tabla 4.1). La radiología es el sistema que se emplea más frecuentemente a la hora de examinar pacientes accidentados sospechosos de sufrir lesiones en huesos o articulaciones. El uso de la técnica varía con la naturaleza de la lesión, desde una simple revisión radiográfica hasta el empleo de contraste en una mielografía ante la sospecha de daño espinal. Emplear la radiología para evaluar las posibles lesiones existentes en las extremidades es frecuente y esos pacientes constituyen la mayor parte de esta sección. El examen físico en caso de fractura/luxación aporta información y ayuda al examen radiológico de una manera directa. Las heridas por mordedura y disparos se asocian a lesiones en tejidos blandos que hacen sospechar de este tipo de traumatismos. En algunos pacientes que no son capaces de soportar peso en una extremidad, obviamente la atención debe ir dirigida hacia esa pata. En aquellos pacientes con lesiones menos graves o cojeras crónicas, el papel del traumatismo no es tan obvio, y muchas enfermedades que afectan a huesos o articulaciones pueden considerarse, de manera errónea, como las causantes de la cojera aunque ésta sea consecuencia del traumatismo.A menudo, el examen físico en un paciente que ha sufrido un traumatismo se ve comprometido a causa del dolor o de la falta de cooperación del animal, y es frecuente que se cometan errores en la interpretación. El mayor error que se comete a la hora de examinar pacientes que han sufrido un traumatismo es la tendencia a centrar toda la atención en la zona donde el daño es más manifiesto y obviar o restarle importancia al resto del animal. Por ejemplo, esto puede conducir al diagnóstico de una fractura pélvica sin detectar una rotura en la
Introducción
vejiga de la orina, o a tratar una fractura femoral ignorando una hernia diafragmática. Dependiendo de la naturaleza del traumatismo puede ser necesario realizar radiografías de todo el cuerpo. Esta necesidad depende de la discutible información de la historia clínica, y de los posibles errores cometidos a la hora de obtener información de utilidad en el examen físico. La utilidad de las radiografías de todo el cuerpo no debe ser sobrevalorada. Tabla 4.1. Uso del examen radiológico en un paciente accidentado o de urgencia sospechoso de sufrir daños musculoesqueléticos. 1. La radiografía permite seleccionar el área de estudio. a. Posibilidad de evaluar el cuerpo entero: I. Cuando la historia clínica completa del traumatismo no está disponible. II. Cuando no se puede realizar una exploración física rigurosa. III. Con mayor precisión que con un simple examen físico. b. Posibilidad de limitar la evaluación únicamente al área en la que sospechamos que existe lesión. c. El empleo de estudios comparativos ayuda en pacientes esqueléticamente inmaduros. d. La naturaleza de la lesión puede limitar el estudio a una sola proyección. 2. La radiografía puede llevarse a cabo: a. De manera no traumática. b. En pocos minutos. c. Con un coste mínimo para el cliente. d. Con relativa facilidad en la mayoría de los pacientes. 3. El diagnóstico radiológico permite la detección de: a. Más de una lesión. b. Aquellas lesiones de mayor importancia clínica. 4. El diagnóstico radiológico permite tomar decisiones acerca de: a. La secuencia de tratamiento. b. El pronóstico. c. El tiempo y coste esperado del tratamiento. 5. La radiografía identifica factores complicantes como: a. Aquéllos que ya existían anteriormente. I. Lesiones no traumáticas. II. Lesiones traumáticas. III. Artrosis en la extremidad afectada. b. Lesiones en tejidos blandos. 6. La radiografía proporciona un historial clínico que permite: a. La mejor comprensión por parte del propietario sobre: I. Las lesiones. II. El tratamiento propuesto. b. Al clínico: I. Evaluar el tratamiento. II. Reexaminar las radiografías. III. Solicitar la evaluación de las radiografías a un experto de referencia. 7. La radiografía permite: a. Comprobar la efectividad de la terapia en el caso de que la mejoría sea lenta. b. Determinar el momento oportuno de extracción de los sistemas de fijación. c. Determinar el momento en el que se dará el alta al paciente. d. Determinar el tiempo que tardará el paciente en recuperar su actividad física completamente.
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La técnica radiográfica que aporta más información a la hora de evaluar posibles lesiones en el sistema musculoesquelético consta de dos proyecciones, incluyendo en la radiografía las articulaciones proximales y distales a la zona sospechosa de lesión. A la hora de examinar un animal con el esqueleto inmaduro, comparar radiografías con la extremidad opuesta es útil para realizar una evaluación más exacta de las áreas de crecimiento del hueso. A causa del traumatismo, colocar la extremidad en una de las posiciones habituales para realizar la radiografía puede resultar doloroso o dañino para los tejidos de alrededor y es necesario tenerlo en cuenta. Puede ser mejor contar con una radiografía de la extremidad mal posicionada que tener que pelear con el animal para tratar de conseguir un mejor posicionamiento. Los errores de posición son especialmente frecuentes en lesiones de pelvis y fémur, en las que la vista VD perfecta con las extremidades extendidas es tan dolorosa que tiene que realizarse con ambas extremidades flexionadas es una posición similar. El diagnóstico radiológico se obtiene tras analizar las radiografías óseas que presentan información en un solo plano, las cuales únicamente aportan una descripción global de las complejas estructuras tridimensionales correspondientes a la corteza y médula de los huesos. La imagen radiográfica no muestra los detalles anatómicos precisos del hueso cortical y trabecular pero, en lugar de eso, representa diferentes patrones fotográficos producidos por superposición, agrupación y acumulación de un gran número de trabéculas finas y gruesas, así como de la corteza ósea que las rodea. En un hueso con una morfología compleja, la interpretación radiográfica de las lesiones se complica. Al contrario de lo que ocurre en los traumatismos abdominales y torácicos, el diagnóstico radiográfico en pacientes con daños en el sistema musculoesquelético es más específico y puede incluir una descripción detallada de la fractura y su localización en un hueso. En comparación, por ejemplo, con la radiografía torácica, en ésta puede detectarse un líquido, sin embargo, sólo podrán hacerse conjeturas sobre el tipo de fluido hasta que se realicen los análisis pertinentes. El diagnóstico diferencial normalmente no es necesario en los traumatismos musculoesqueléticos. Sin embargo, cobra importancia cuando el traumatismo se da en casos de enfermedad ósea o articular, o cuando la historia clínica no es correcta y las lesiones óseas no han sido producidas por el traumatismo. En algunos pacientes este apartado incluirá una completa discusión del diagnóstico diferencial cuando sea necesario. El tratamiento y manejo en este tipo de traumatismos es predecible y suele resumirse en el texto con un breve comentario sobre la reducción y estabilización de la fractura. Esta parte del caso no se trata en profundidad en este libro, ya que es más apropiado desarrollarlo en los textos ortopédicos. En otros pacientes, el manejo del animal incluye comentarios específicos que se han considerado de interés para los lectores. La evolución del caso se conoce a menudo, por lo que se incluyen comentarios al respecto para los lectores. Cuando se ha
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RADIOLOGÍA DE LOS TRAUMATISMOS MUSCULOESQUELÉTICOS Y CASOS DE URGENCIA
Capítulo 4 Radiología de los traumatismos musculoesqueléticos y casos de urgencia 4.1. Introducción Entendemos por traumatismo la acción repentina de una fuerza física que produce como resultado alteraciones anatómicas y fisiológicas. El daño varía en función de la cantidad de fuerza aplicada, la manera en la que es ejercida y los órganos musculoesqueléticos a los que afecta. El proceso puede ser local o generalizado, de manera que afecte sólo a un hueso o articulación o a múltiples estructuras. Las repercusiones de la lesión en el sistema musculoesquelético son variadas, podemos estar ante un paciente con lesiones aparentemente mínimas, como cojera, incapacidad para soportar peso, o encontrarnos con un paciente paralítico o con shock grave. Los propietarios pueden traer al animal inmediatamente después de producirse el traumatismo o bien un tiempo después, ya sea porque el animal no se encuentra en casa o por la falta de decisión o las dificultades que tienen éstos a la hora de reconocer las lesiones. La mayoría de los traumatismos son accidentes en los que un objeto móvil, como un coche, autobús, camión o bicicleta, impacta con el animal. La naturaleza de la lesión varía dependiendo de si el paciente ha salido despedido tras el impacto, ha chocado con el vehículo y éste ha pasando por encima de él, o ha sido arrastrado por el automóvil. Otro tipo de traumatismos son los producidos por caídas del animal, en los cuales el daño depende de la distancia de caída y de la manera en la que impacta contra el suelo. Una lesión particular se produce cuando los perros saltan a corta distancia desde la parte de atrás de un vehículo en movimiento, en estos casos el traumatismo se produce como resultado del impacto con la carretera a alta velocidad. Este tipo de lesiones sufren graves complicaciones si el animal queda sujeto por una cuerda o correa larga a la parte trasera del vehículo, ya que es arrastrado detrás del vehículo y se producen desgarros graves y lesiones erosivas en la piel. Otros posibles traumatismos tienen lugar cuando un objeto cae sobre el animal, o el animal es golpeado por algo. Las heridas por mordedura constituyen una causa frecuente de lesión tanto en pacientes pequeños como grandes y pueden complicarse con una osteomielitis secundaria de desarrollo posterior. Las heridas penetrantes son una clasificación independiente de lesiones y pueden ser debidas a múltiples tipos de proyectiles. La causa más común de traumatismos en algunas sociedades son los disparos (ver Capítulo 6). Los maltratos físicos son una clasificación especial de traumatismos y debemos sospechar de ellos ante algunos tipos de lesiones (ver Capítulo 7). Los casos de urgencia, por ejemplo aquellos que amenazan la vida del animal, no se producen normalmente como consecuen-
cia de daños muculoesqueléticos. Los pacientes con daño en la columna vertebral son un grupo especial, en los que puede ser requerido un tratamiento de urgencia y son necesarias pautas de movimiento del animal específicas para evitar daños adicionales en la médula espinal. Los pacientes con lesiones en la cabeza son poco frecuentes, sin embargo este tipo de traumatismos acaban a menudo con la muerte del animal. Si el traumatismo sólo afecta a la porción más rostral de la cabeza, se producen daños en las regiones nasal y frontal, que obviamente producen deformación, pero la vida del animal no corre peligro. La radiología musculoesquelética puede llevarse a cabo de manera relativamente económica, rápida y segura, y proporciona resultados rápidos que sirven de base para la toma posterior de decisiones. Los estudios radiográficos normalmente pueden llevarse a cabo en animales no sometidos a sedación o anestesia. Cuándo y cómo utilizar estas técnicas resulta, a menudo, bastante obvio (ver Tabla 4.1). La radiología es el sistema que se emplea más frecuentemente a la hora de examinar pacientes accidentados sospechosos de sufrir lesiones en huesos o articulaciones. El uso de la técnica varía con la naturaleza de la lesión, desde una simple revisión radiográfica hasta el empleo de contraste en una mielografía ante la sospecha de daño espinal. Emplear la radiología para evaluar las posibles lesiones existentes en las extremidades es frecuente y esos pacientes constituyen la mayor parte de esta sección. El examen físico en caso de fractura/luxación aporta información y ayuda al examen radiológico de una manera directa. Las heridas por mordedura y disparos se asocian a lesiones en tejidos blandos que hacen sospechar de este tipo de traumatismos. En algunos pacientes que no son capaces de soportar peso en una extremidad, obviamente la atención debe ir dirigida hacia esa pata. En aquellos pacientes con lesiones menos graves o cojeras crónicas, el papel del traumatismo no es tan obvio, y muchas enfermedades que afectan a huesos o articulaciones pueden considerarse, de manera errónea, como las causantes de la cojera aunque ésta sea consecuencia del traumatismo.A menudo, el examen físico en un paciente que ha sufrido un traumatismo se ve comprometido a causa del dolor o de la falta de cooperación del animal, y es frecuente que se cometan errores en la interpretación. El mayor error que se comete a la hora de examinar pacientes que han sufrido un traumatismo es la tendencia a centrar toda la atención en la zona donde el daño es más manifiesto y obviar o restarle importancia al resto del animal. Por ejemplo, esto puede conducir al diagnóstico de una fractura pélvica sin detectar una rotura en la
Introducción
vejiga de la orina, o a tratar una fractura femoral ignorando una hernia diafragmática. Dependiendo de la naturaleza del traumatismo puede ser necesario realizar radiografías de todo el cuerpo. Esta necesidad depende de la discutible información de la historia clínica, y de los posibles errores cometidos a la hora de obtener información de utilidad en el examen físico. La utilidad de las radiografías de todo el cuerpo no debe ser sobrevalorada. Tabla 4.1. Uso del examen radiológico en un paciente accidentado o de urgencia sospechoso de sufrir daños musculoesqueléticos. 1. La radiografía permite seleccionar el área de estudio. a. Posibilidad de evaluar el cuerpo entero: I. Cuando la historia clínica completa del traumatismo no está disponible. II. Cuando no se puede realizar una exploración física rigurosa. III. Con mayor precisión que con un simple examen físico. b. Posibilidad de limitar la evaluación únicamente al área en la que sospechamos que existe lesión. c. El empleo de estudios comparativos ayuda en pacientes esqueléticamente inmaduros. d. La naturaleza de la lesión puede limitar el estudio a una sola proyección. 2. La radiografía puede llevarse a cabo: a. De manera no traumática. b. En pocos minutos. c. Con un coste mínimo para el cliente. d. Con relativa facilidad en la mayoría de los pacientes. 3. El diagnóstico radiológico permite la detección de: a. Más de una lesión. b. Aquellas lesiones de mayor importancia clínica. 4. El diagnóstico radiológico permite tomar decisiones acerca de: a. La secuencia de tratamiento. b. El pronóstico. c. El tiempo y coste esperado del tratamiento. 5. La radiografía identifica factores complicantes como: a. Aquéllos que ya existían anteriormente. I. Lesiones no traumáticas. II. Lesiones traumáticas. III. Artrosis en la extremidad afectada. b. Lesiones en tejidos blandos. 6. La radiografía proporciona un historial clínico que permite: a. La mejor comprensión por parte del propietario sobre: I. Las lesiones. II. El tratamiento propuesto. b. Al clínico: I. Evaluar el tratamiento. II. Reexaminar las radiografías. III. Solicitar la evaluación de las radiografías a un experto de referencia. 7. La radiografía permite: a. Comprobar la efectividad de la terapia en el caso de que la mejoría sea lenta. b. Determinar el momento oportuno de extracción de los sistemas de fijación. c. Determinar el momento en el que se dará el alta al paciente. d. Determinar el tiempo que tardará el paciente en recuperar su actividad física completamente.
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La técnica radiográfica que aporta más información a la hora de evaluar posibles lesiones en el sistema musculoesquelético consta de dos proyecciones, incluyendo en la radiografía las articulaciones proximales y distales a la zona sospechosa de lesión. A la hora de examinar un animal con el esqueleto inmaduro, comparar radiografías con la extremidad opuesta es útil para realizar una evaluación más exacta de las áreas de crecimiento del hueso. A causa del traumatismo, colocar la extremidad en una de las posiciones habituales para realizar la radiografía puede resultar doloroso o dañino para los tejidos de alrededor y es necesario tenerlo en cuenta. Puede ser mejor contar con una radiografía de la extremidad mal posicionada que tener que pelear con el animal para tratar de conseguir un mejor posicionamiento. Los errores de posición son especialmente frecuentes en lesiones de pelvis y fémur, en las que la vista VD perfecta con las extremidades extendidas es tan dolorosa que tiene que realizarse con ambas extremidades flexionadas es una posición similar. El diagnóstico radiológico se obtiene tras analizar las radiografías óseas que presentan información en un solo plano, las cuales únicamente aportan una descripción global de las complejas estructuras tridimensionales correspondientes a la corteza y médula de los huesos. La imagen radiográfica no muestra los detalles anatómicos precisos del hueso cortical y trabecular pero, en lugar de eso, representa diferentes patrones fotográficos producidos por superposición, agrupación y acumulación de un gran número de trabéculas finas y gruesas, así como de la corteza ósea que las rodea. En un hueso con una morfología compleja, la interpretación radiográfica de las lesiones se complica. Al contrario de lo que ocurre en los traumatismos abdominales y torácicos, el diagnóstico radiográfico en pacientes con daños en el sistema musculoesquelético es más específico y puede incluir una descripción detallada de la fractura y su localización en un hueso. En comparación, por ejemplo, con la radiografía torácica, en ésta puede detectarse un líquido, sin embargo, sólo podrán hacerse conjeturas sobre el tipo de fluido hasta que se realicen los análisis pertinentes. El diagnóstico diferencial normalmente no es necesario en los traumatismos musculoesqueléticos. Sin embargo, cobra importancia cuando el traumatismo se da en casos de enfermedad ósea o articular, o cuando la historia clínica no es correcta y las lesiones óseas no han sido producidas por el traumatismo. En algunos pacientes este apartado incluirá una completa discusión del diagnóstico diferencial cuando sea necesario. El tratamiento y manejo en este tipo de traumatismos es predecible y suele resumirse en el texto con un breve comentario sobre la reducción y estabilización de la fractura. Esta parte del caso no se trata en profundidad en este libro, ya que es más apropiado desarrollarlo en los textos ortopédicos. En otros pacientes, el manejo del animal incluye comentarios específicos que se han considerado de interés para los lectores. La evolución del caso se conoce a menudo, por lo que se incluyen comentarios al respecto para los lectores. Cuando se ha
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RADIOLOGÍA DE LOS TRAUMATISMOS MUSCULOESQUELÉTICOS Y CASOS DE URGENCIA
HÚMERO Y ARTICULACIÓN DEL CODO
Caso 4.8
Caso 4.9
4 • Historia clínica: “Rocky” era un Pit Bull Terrier de 3 años al que había atropellado un coche un mes antes y que había cojeado de la extremidad anterior izquierda desde entonces. • Exploración física: la palpación del hombro fue dolorosa y el movimiento de la articulación del hombro era limitado. • Procedimiento radiológico: se llevaron a cabo radiografías de la articulación del hombro. • Diagnóstico radiológico: una línea de fractura conminuta separaba la tuberosidad supraglenoidea, entraba en la articulación del hombro y se extendía unos 3 cm proximalmente a lo largo del margen craneal, separando la escotadura de la escápula. El fragmento más grande estaba desplazado cranealmente por tensión en el tendón largo de origen del músculo bíceps. Se identificó un solo fragmento en la superficie articular (flecha negra), así como formación de callo en el fragmento grande (flechas blancas), y entre el fragmento grande y el hueso principal. El aspecto de la fractura era acorde con el tiempo transcurrido desde la lesión.
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• Diagnóstico diferencial: las fracturas antiguas desarrollan un modelo de callo óseo que da lugar a márgenes de fragmentos poco nítidos. Un patrón radiográfico de este tipo invitaba a un posible diagnóstico de fractura patológica, y la corta edad del perro y la ausencia de signos clínicos compatibles con infección favorecía el descarte de neoplasia maligna u osteomielitis. De todas formas, la naturaleza de la fractura era peculiar y se consideraron otras posibilidades además del traumatismo. • Tratamiento/manejo: dada la antigüedad y naturaleza de la lesión, se consideró que no se podrían recolocar los fragmentos y se dejó que evolucionara a modo de fractura con consolidación defectuosa, pero esta decisión fue desafortunada, debido a que resultó en una alteración persistente de la superficie articular de la escápula.
Húmero y articulación del codo La mayoría de fracturas de húmero son diafisarias y condíleas, puesto que el extremo proximal parece estar bien protegido por los músculos del hombro. Las fracturas diafisarias suelen ser en espiral y pueden explorarse fácilmente mediante radiografías laterales, aunque la colocación para las proyecciones craneocaudal o caudocraneal pueden ser dolorosas y no son fáciles de llevar a cabo debido al problema de extensión o flexión de la extremidad. Las fracturas condíleas distales suelen hallarse en los miembros inmaduros de las razas más pequeñas. En estos casos, la extremidad opuesta también requiere exploración, puesto que la fractura puede estar relacionada con un resto de cartílago persistente que se halla entre los dos cóndilos, y, además, este tipo de fracturas pueden ser bilaterales. En el animal adulto, las fracturas pueden ser lineales y dar lugar a la separación del cóndilo lateral, o bien pueden adquirir una configuración en “T” o “Y” y separar ambos cóndilos. En estos pacientes la posición oblicua puede ser útil para determinar la posible entrada de una línea de fractura distal en el espacio de la articulación del codo. La exploración del codo suele ir dirigida a la búsqueda de artrosis secundaria a una displasia. La luxación de codo debida a traumatismo puede producirse con o sin fracturas relacionadas. Por otra parte, la avulsión del olécranon puede tener lugar tanto en pacientes inmaduros como en animales maduros, mientras que la del epicóndilo medial sólo tiene lugar en los animales esqueléticamente inmaduros, aunque este tipo de lesión, una vez consolidada, también puede observarse en radiografías de pacientes adultos.
• Historia clínica: unaYorkshire Terrier de 4 meses había sido mordida por un perro unos días antes. Desde entonces, había dejado de apoyar la extremidad anterior izquierda. • Exploración física: la exploración puso de manifiesto crepitación en la parte superior de la extremidad anterior izquierda, que sugirió una fractura de húmero. • Procedimiento radiológico: se llevaron a cabo radiografías de la extremidad anterior izquierda. • Diagnóstico radiológico: se observó una fractura simple y ligeramente oblicua en la unión de los tercios medio y distal del húmero, que había dado lugar al cabalgamiento de los fragmentos con una considerable inestabilidad.Tanto la articulación del hombro como la del codo eran radiográficamente normales. • Tratamiento/manejo: la fractura se trató con un solo clavo intramedular. Posteriormente, el fragmento distal se desplazó cranealmente, provocando la salida del clavo de dicho fragmento. El propietario no quiso invertir más en el tratamiento y se fue enfadado y con una fractura inestable que en el mejor de los casos cicatrizaría con consolidación defectuosa. • Observaciones: una fractura de este tipo sin nada de conminución es peculiar y representa una fractura de baja energía que, teniendo en cuenta la edad del paciente, habría consolidado fácilmente si la estabilización hubiera sido suficiente.
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RADIOLOGÍA DE LOS TRAUMATISMOS MUSCULOESQUELÉTICOS Y CASOS DE URGENCIA
HÚMERO Y ARTICULACIÓN DEL CODO
Caso 4.8
Caso 4.9
4 • Historia clínica: “Rocky” era un Pit Bull Terrier de 3 años al que había atropellado un coche un mes antes y que había cojeado de la extremidad anterior izquierda desde entonces. • Exploración física: la palpación del hombro fue dolorosa y el movimiento de la articulación del hombro era limitado. • Procedimiento radiológico: se llevaron a cabo radiografías de la articulación del hombro. • Diagnóstico radiológico: una línea de fractura conminuta separaba la tuberosidad supraglenoidea, entraba en la articulación del hombro y se extendía unos 3 cm proximalmente a lo largo del margen craneal, separando la escotadura de la escápula. El fragmento más grande estaba desplazado cranealmente por tensión en el tendón largo de origen del músculo bíceps. Se identificó un solo fragmento en la superficie articular (flecha negra), así como formación de callo en el fragmento grande (flechas blancas), y entre el fragmento grande y el hueso principal. El aspecto de la fractura era acorde con el tiempo transcurrido desde la lesión.
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• Diagnóstico diferencial: las fracturas antiguas desarrollan un modelo de callo óseo que da lugar a márgenes de fragmentos poco nítidos. Un patrón radiográfico de este tipo invitaba a un posible diagnóstico de fractura patológica, y la corta edad del perro y la ausencia de signos clínicos compatibles con infección favorecía el descarte de neoplasia maligna u osteomielitis. De todas formas, la naturaleza de la fractura era peculiar y se consideraron otras posibilidades además del traumatismo. • Tratamiento/manejo: dada la antigüedad y naturaleza de la lesión, se consideró que no se podrían recolocar los fragmentos y se dejó que evolucionara a modo de fractura con consolidación defectuosa, pero esta decisión fue desafortunada, debido a que resultó en una alteración persistente de la superficie articular de la escápula.
Húmero y articulación del codo La mayoría de fracturas de húmero son diafisarias y condíleas, puesto que el extremo proximal parece estar bien protegido por los músculos del hombro. Las fracturas diafisarias suelen ser en espiral y pueden explorarse fácilmente mediante radiografías laterales, aunque la colocación para las proyecciones craneocaudal o caudocraneal pueden ser dolorosas y no son fáciles de llevar a cabo debido al problema de extensión o flexión de la extremidad. Las fracturas condíleas distales suelen hallarse en los miembros inmaduros de las razas más pequeñas. En estos casos, la extremidad opuesta también requiere exploración, puesto que la fractura puede estar relacionada con un resto de cartílago persistente que se halla entre los dos cóndilos, y, además, este tipo de fracturas pueden ser bilaterales. En el animal adulto, las fracturas pueden ser lineales y dar lugar a la separación del cóndilo lateral, o bien pueden adquirir una configuración en “T” o “Y” y separar ambos cóndilos. En estos pacientes la posición oblicua puede ser útil para determinar la posible entrada de una línea de fractura distal en el espacio de la articulación del codo. La exploración del codo suele ir dirigida a la búsqueda de artrosis secundaria a una displasia. La luxación de codo debida a traumatismo puede producirse con o sin fracturas relacionadas. Por otra parte, la avulsión del olécranon puede tener lugar tanto en pacientes inmaduros como en animales maduros, mientras que la del epicóndilo medial sólo tiene lugar en los animales esqueléticamente inmaduros, aunque este tipo de lesión, una vez consolidada, también puede observarse en radiografías de pacientes adultos.
• Historia clínica: unaYorkshire Terrier de 4 meses había sido mordida por un perro unos días antes. Desde entonces, había dejado de apoyar la extremidad anterior izquierda. • Exploración física: la exploración puso de manifiesto crepitación en la parte superior de la extremidad anterior izquierda, que sugirió una fractura de húmero. • Procedimiento radiológico: se llevaron a cabo radiografías de la extremidad anterior izquierda. • Diagnóstico radiológico: se observó una fractura simple y ligeramente oblicua en la unión de los tercios medio y distal del húmero, que había dado lugar al cabalgamiento de los fragmentos con una considerable inestabilidad.Tanto la articulación del hombro como la del codo eran radiográficamente normales. • Tratamiento/manejo: la fractura se trató con un solo clavo intramedular. Posteriormente, el fragmento distal se desplazó cranealmente, provocando la salida del clavo de dicho fragmento. El propietario no quiso invertir más en el tratamiento y se fue enfadado y con una fractura inestable que en el mejor de los casos cicatrizaría con consolidación defectuosa. • Observaciones: una fractura de este tipo sin nada de conminución es peculiar y representa una fractura de baja energía que, teniendo en cuenta la edad del paciente, habría consolidado fácilmente si la estabilización hubiera sido suficiente.
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INTOXICACIÓN
INTOXICACIÓN POR HERBICIDAS
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8.1.2. Intoxicación por herbicidas Caso 8.7
Día 1
• Historia clínica: “Pooper” era una hembra Labrador Retriever de 8 años, con una historia de fiebre elevada durante 24 horas, respiración rápida y superficial y dolor abdominal. Llegó remitida para una laparotomía exploratoria. La cirugía se pospuso debido a la ausencia de signos clínicos definitivos que justificaran la intervención. Dos días más tarde presentaba un cuadro respiratorio bien definido. • Procedimiento radiológico: se efectuaron radiografías del tórax. • Diagnóstico radiológico (día 1): se observó un leve incremento de los signos intersticiales pulmonares debidos a la edad del animal. Estas alteraciones sugerían también un derrame pulmonar. La consolidación defectuosa de las costillas 7ª y 8ª del lado derecho indicaba un traumatismo antiguo.Además, se podía apreciar que la pleura adyacente a estas fracturas estaba engrosada. El corazón era normal, no se observó fluido pleural y el diafragma estaba intacto.
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Día 3
• Diagnóstico radiológico (día 3): el notable aumento de la densidad en todos los lóbulos pulmonares junto con un patrón bronquial sugerían un incremento del fluido alveolar difuso. No se apreció líquido pleural. • Observaciones: la distribución de fluido alveolar difuso no fue hiliar como lo sería en caso de un edema cardiogénico. Tampoco fue lobular, como ocurriría en una neumonía de vías aéreas, y no se caracterizaba por lesiones focales diseminadas como en una neumonía hematógena. El inicio agudo de los síntomas clínicos complicaba el diagnóstico. En este caso, la intoxicación por paraquat sólo podía probarse por la información aportada por el propietario. El paraquat es un herbicida muy popular y efectivo, sin embargo es un irritante intestinal muy fuerte y, además, presenta un impacto sumamente destructivo sobre el tracto respiratorio. La intoxicación puede producirse vía oral, parenteral, por aerosol o por exposición dérmica. Los síntomas en las personas son dolor intestinal y vómitos durante las primeras 24 horas, seguidos de fallo respiratorio. La causa de la alteración pulmonar intersticial aguda se desconoce. La producción de radicales de oxígeno tóxicos es suficiente para dañar el parénquima pulmonar normal y provocar una alveolitis secundaria. Las lesiones pulmonares pueden clasificarse como pertenecientes al grupo de Alteraciones Pulmonares Intersticiales de Etiología Desconocida o dentro del grupo de Síndrome de Dificultad Respiratoria Aguda o Síndrome de Dificultad Respiratoria.
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564
INTOXICACIÓN
INTOXICACIÓN POR HERBICIDAS
565
8.1.2. Intoxicación por herbicidas Caso 8.7
Día 1
• Historia clínica: “Pooper” era una hembra Labrador Retriever de 8 años, con una historia de fiebre elevada durante 24 horas, respiración rápida y superficial y dolor abdominal. Llegó remitida para una laparotomía exploratoria. La cirugía se pospuso debido a la ausencia de signos clínicos definitivos que justificaran la intervención. Dos días más tarde presentaba un cuadro respiratorio bien definido. • Procedimiento radiológico: se efectuaron radiografías del tórax. • Diagnóstico radiológico (día 1): se observó un leve incremento de los signos intersticiales pulmonares debidos a la edad del animal. Estas alteraciones sugerían también un derrame pulmonar. La consolidación defectuosa de las costillas 7ª y 8ª del lado derecho indicaba un traumatismo antiguo.Además, se podía apreciar que la pleura adyacente a estas fracturas estaba engrosada. El corazón era normal, no se observó fluido pleural y el diafragma estaba intacto.
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Día 3
• Diagnóstico radiológico (día 3): el notable aumento de la densidad en todos los lóbulos pulmonares junto con un patrón bronquial sugerían un incremento del fluido alveolar difuso. No se apreció líquido pleural. • Observaciones: la distribución de fluido alveolar difuso no fue hiliar como lo sería en caso de un edema cardiogénico. Tampoco fue lobular, como ocurriría en una neumonía de vías aéreas, y no se caracterizaba por lesiones focales diseminadas como en una neumonía hematógena. El inicio agudo de los síntomas clínicos complicaba el diagnóstico. En este caso, la intoxicación por paraquat sólo podía probarse por la información aportada por el propietario. El paraquat es un herbicida muy popular y efectivo, sin embargo es un irritante intestinal muy fuerte y, además, presenta un impacto sumamente destructivo sobre el tracto respiratorio. La intoxicación puede producirse vía oral, parenteral, por aerosol o por exposición dérmica. Los síntomas en las personas son dolor intestinal y vómitos durante las primeras 24 horas, seguidos de fallo respiratorio. La causa de la alteración pulmonar intersticial aguda se desconoce. La producción de radicales de oxígeno tóxicos es suficiente para dañar el parénquima pulmonar normal y provocar una alveolitis secundaria. Las lesiones pulmonares pueden clasificarse como pertenecientes al grupo de Alteraciones Pulmonares Intersticiales de Etiología Desconocida o dentro del grupo de Síndrome de Dificultad Respiratoria Aguda o Síndrome de Dificultad Respiratoria.
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