16
El Agua
El Agua
17
Tabla 2. Recomendaciones de uso del agua en función de su salinidad. Salinidad (mg/l)
Recomendaciones
<1000
Agua segura. No presenta ningún problema.
1000-2999
Generalmente segura, pero puede ocasionar alguna diarrea temporal.
3000-4999
Los animales pueden presentar diarreas temporales y rechazar el agua al principio. Puede inducir un descenso de la producción consecuencia de un bajo consumo hídrico.
5000-6999
No se debería ofrecer a animales gestantes, ni a vacas en producción.
>7000
No debería ofrecerse al vacuno lechero.
La salinidad del agua es más importante en verano que en invierno, ya que aguas de salinidad elevada pueden reducir la producción de leche durante periodos de temperatura elevada, pero no durante periodos de temperaturas bajas o moderadas. La dureza del agua es una medida que suele determinarse con frecuencia, aunque tiene relativamente poca importancia en el vacuno lechero. La dureza del agua no tiene repercusiones evidentes sobre la producción o consumo del vacuno lechero adulto. La presencia de nitratos es cada vez más frecuente debido al progresivo aumento de la contaminación. Los nitratos, a bajas concentraciones, son una fuente de nitrógeno para el crecimiento microbiano en el rumen. Sin embargo, parte de los nitratos se reducen a nitritos en el rumen. Los nitritos bloquean la capacidad de la hemoglobina para transportar oxígeno, y dosis moderadas de nitritos pueden acabar con la vida del animal por asfixia. Niveles bajos-medios de nitratos en el agua se han asociado a producciones bajas y problemas reproductivos. Los niveles de nitratos en agua que se consideran seguros están por debajo de los 44 mg/l (NRC, 2001). La Tabla 3 muestra las recomendaciones de uso de aguas con distintos niveles de nitratos según el NRC (2001). Tabla 3. Recomendaciones de uso del agua en función de su contenido en nitratos. Nitrato (NO3 mg/l)
Recomendaciones
0-44
No representa ningún problema.
45-132
Se considera segura si los ingredientes de la ración tienen un contenido bajo de nitratos.
133-220
Puede ocasionar trastornos si se consume durante periodos de tiempo largos.
221-660
Las vacas no deberían consumir este agua. Gran riesgo de intoxicación e incluso muerte.
>660
No debería usarse como fuente de agua.
El contenido de sulfatos en el agua para el vacuno lechero adulto debería ser inferior a 1000 ppm. Existen varias formas de sulfatos en el agua (sulfito de hidrógeno, sulfato cálcico...), y cada una de estas formas tiene una toxicidad distinta. Todas las formas de sulfato son laxativas, en especial el sulfato sódico, por lo que uno de los signos indicadores de que el agua contiene un exceso de sulfatos es la incidencia de diarrea en las vacas. Sin embargo, sólo muestran diarrea al principio de su exposición al agua rica en sulfatos ya que con el transcurso del tiempo son capaces de adaptarse.
La Tabla 4 muestra los límites máximos de solutos en agua recomendables para el consumo del vacuno lechero. Para la toma de una muestra de agua se recomienda obtenerla lo más cerca posible del bebedero.
Uno de los signos indicadores de que el agua contiene exceso de sulfatos es la incidencia de diarrea en las vacas. Sin embargo, sólo muestran diarrea al principio de su exposición al agua rica en sulfatos ya que con el transcurso del tiempo son capaces de adaptarse.
Tabla 4. Niveles máximos recomendables de varios compuestos en el agua ofrecida al vacuno lecheroa. Componente
Nivel máximo recomendable
Aluminio, ppm Arsénico, ppm Bario, ppm Bicarbonato, ppm Cadmio, ppm Calcio, ppm Cloro, ppm Cobre, ppm Cromo, ppm Flúor, ppm Fósforo, ppm Hierro, ppm Magnesio, ppm Manganeso, ppm Mercurio, ppm Molibdeno, ppm Níquel, ppm Plata, ppm Plomo, ppm Potasio, ppm Selenio, ppm Sodio, ppm Sulfatos, ppm Vanadio, ppm Zinc, ppm Contenido bacteriano, UFC/100 ml Nitratos (NO3), ppm Salinidad, ppm pH a
10 0,2 1,0 1000 0,005 100 100 0,2 0,1 2,0 0,7 0,2 50 0,05 0,01 0,03 0,25 0,05 0,05 20 0,05 50 500 0,1 5,0 1000 132 960 6-8,5
Adaptado de Socha et al. 2002; Puls, 1994; Hutcheson, 1996; Bergsrud y Linn, 1990.
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El Agua
El Agua
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Tabla 2. Recomendaciones de uso del agua en función de su salinidad. Salinidad (mg/l)
Recomendaciones
<1000
Agua segura. No presenta ningún problema.
1000-2999
Generalmente segura, pero puede ocasionar alguna diarrea temporal.
3000-4999
Los animales pueden presentar diarreas temporales y rechazar el agua al principio. Puede inducir un descenso de la producción consecuencia de un bajo consumo hídrico.
5000-6999
No se debería ofrecer a animales gestantes, ni a vacas en producción.
>7000
No debería ofrecerse al vacuno lechero.
La salinidad del agua es más importante en verano que en invierno, ya que aguas de salinidad elevada pueden reducir la producción de leche durante periodos de temperatura elevada, pero no durante periodos de temperaturas bajas o moderadas. La dureza del agua es una medida que suele determinarse con frecuencia, aunque tiene relativamente poca importancia en el vacuno lechero. La dureza del agua no tiene repercusiones evidentes sobre la producción o consumo del vacuno lechero adulto. La presencia de nitratos es cada vez más frecuente debido al progresivo aumento de la contaminación. Los nitratos, a bajas concentraciones, son una fuente de nitrógeno para el crecimiento microbiano en el rumen. Sin embargo, parte de los nitratos se reducen a nitritos en el rumen. Los nitritos bloquean la capacidad de la hemoglobina para transportar oxígeno, y dosis moderadas de nitritos pueden acabar con la vida del animal por asfixia. Niveles bajos-medios de nitratos en el agua se han asociado a producciones bajas y problemas reproductivos. Los niveles de nitratos en agua que se consideran seguros están por debajo de los 44 mg/l (NRC, 2001). La Tabla 3 muestra las recomendaciones de uso de aguas con distintos niveles de nitratos según el NRC (2001). Tabla 3. Recomendaciones de uso del agua en función de su contenido en nitratos. Nitrato (NO3 mg/l)
Recomendaciones
0-44
No representa ningún problema.
45-132
Se considera segura si los ingredientes de la ración tienen un contenido bajo de nitratos.
133-220
Puede ocasionar trastornos si se consume durante periodos de tiempo largos.
221-660
Las vacas no deberían consumir este agua. Gran riesgo de intoxicación e incluso muerte.
>660
No debería usarse como fuente de agua.
El contenido de sulfatos en el agua para el vacuno lechero adulto debería ser inferior a 1000 ppm. Existen varias formas de sulfatos en el agua (sulfito de hidrógeno, sulfato cálcico...), y cada una de estas formas tiene una toxicidad distinta. Todas las formas de sulfato son laxativas, en especial el sulfato sódico, por lo que uno de los signos indicadores de que el agua contiene un exceso de sulfatos es la incidencia de diarrea en las vacas. Sin embargo, sólo muestran diarrea al principio de su exposición al agua rica en sulfatos ya que con el transcurso del tiempo son capaces de adaptarse.
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La Tabla 4 muestra los límites máximos de solutos en agua recomendables para el consumo del vacuno lechero. Para la toma de una muestra de agua se recomienda obtenerla lo más cerca posible del bebedero.
Uno de los signos indicadores de que el agua contiene exceso de sulfatos es la incidencia de diarrea en las vacas. Sin embargo, sólo muestran diarrea al principio de su exposición al agua rica en sulfatos ya que con el transcurso del tiempo son capaces de adaptarse.
Tabla 4. Niveles máximos recomendables de varios compuestos en el agua ofrecida al vacuno lecheroa. Componente
Nivel máximo recomendable
Aluminio, ppm Arsénico, ppm Bario, ppm Bicarbonato, ppm Cadmio, ppm Calcio, ppm Cloro, ppm Cobre, ppm Cromo, ppm Flúor, ppm Fósforo, ppm Hierro, ppm Magnesio, ppm Manganeso, ppm Mercurio, ppm Molibdeno, ppm Níquel, ppm Plata, ppm Plomo, ppm Potasio, ppm Selenio, ppm Sodio, ppm Sulfatos, ppm Vanadio, ppm Zinc, ppm Contenido bacteriano, UFC/100 ml Nitratos (NO3), ppm Salinidad, ppm pH a
Adaptado de Socha et al. 2002; Puls, 1994; Hutcheson, 1996; Bergsrud y Linn, 1990.
10 0,2 1,0 1000 0,005 100 100 0,2 0,1 2,0 0,7 0,2 50 0,05 0,01 0,03 0,25 0,05 0,05 20 0,05 50 500 0,1 5,0 1000 132 960 6-8,5
Proteínas y Aminoácidos
Proteínas y Aminoácidos
Predicción de la Producción de Proteína Microbiana y su Flujo al Intestino La proteína microbiana aporta entre el 55 y el 100% de la proteína disponible a nivel duodenal. Además, su perfil de aminoácidos es de excelente calidad, por lo que representa la fuente de proteína más importante para el vacuno lechero. El crecimiento de las bacterias ruminales depende del aporte de energía fermentescible y de la disponibilidad de nitrógeno. La energía fermentescible procede principalmente de los hidratos de carbono, mientras que las fuentes de nitrógeno ruminal son la proteína verdadera y el NNP (presentes en la proteína degradable). Uno de los factores más importantes en la determinación del flujo microbiano es la eficiencia con las que las bacterias ruminales utilizan la energía y proteína disponibles para sintetizar proteína microbiana. La Tabla 2 muestra la importancia relativa de los aportes proteicos microbianos y de la ración en función del nivel de producción y la eficiencia de síntesis de proteína microbiana (ESPM; g de nitrógeno microbiano por kg de MO fermentada). La ESPM oscila entre 12 y 54 g de N microbiano por kg de MO fermentada en el rumen. Por ejemplo, las vacas de baja producción (<25 kg/d) podrían cubrir sus necesidades de aminoácidos metabolizables sólo con el aporte de la proteína microbiana si la ESPM fuese de 40 g de nitrógeno bacteriano por kg de materia orgánica fermentada en el rumen (cubre el 116% de las necesidades). Sin embargo las vacas que produzcan 45 litros de leche no podrían cubrir sus necesidades de proteína metabolizable sólo con proteína microbiana incluso cuando la ESPM fuese de 40 g de N/kg de MO fermentada (cubre el 85% de las necesidades).
contenido energético de la ración (131 g de proteína microbiana por cada kg de TDN ingerido). Sin embargo, este enfoque es poco preciso ya que los lípidos aportan energía a la vaca pero no aportan energía para estimular el crecimiento microbiano. Por lo tanto, el NRC (2001) sobreestima la producción de proteína microbiana con raciones altas en extracto etéreo. Tanto el INRA (1988) como el NRC (2001) tienen en cuenta el efecto del balance de N ruminal sobre la ESPM y el flujo de proteína microbiana al duodeno. El INRA (1988) estima el flujo de proteína microbiana al duodeno a partir de la MO fermentescible (proteína digestible de origen microbiano limitada por la energía –PDIME–) y la proteína degradable disponible a nivel ruminal (proteína digestible de origen microbiano limitada por el nitrógeno –PDIMN–). El valor más bajo es el limitante del crecimiento microbiano y es el que se usa para el cálculo de la producción de proteína microbiana (INRA, 1988). El NRC (2001) adopta un sistema muy parecido al propuesto por el INRA (1988) y considera que las necesidades nitrogenadas de las bacterias ruminales son de 1,18 g de PDR por cada g de proteína microbiana sintetizada. Por lo tanto, cuando el aporte de PDR es superior a 1,18 x proteína microbiana (crecimiento microbiano limitado por la disponibilidad energética), la proteína microbiana se calcula como 0,131xTDN. Cuando el aporte de PDR es inferior a 1,18 x proteína microbiana (crecimiento microbiano limitado por la disponibilidad de nitrógeno), la proteína microbiana se calcula como 0,85 x PDR (el factor 0,85 se obtiene del inverso de 1,18). Figura 4. Relación entre la eficiencia de síntesis de proteína microbiana y el balance de nitrógeno ruminala. 60
Tabla 2. Contribución teórica de la proteína bacteriana a los aportes de proteína metabolizable en función del nivel de producción y la eficiencia de síntesis proteica microbiana.
Eficiencia microbiana (g nitrógeno microbiano por kg de MO fermentada)
54
Eficiencia de síntesis proteica microbiana g N/kg MO fermentada Producción de leche, kg/d
Ingestión de MS, kg/d
20
30
40
Porcentaje de las necesidades de proteína metabolizable cubierto por los aportes de proteína microbiana 25 35 45
19 22 24
58 49 42
87 74 64
116 98 85
50
40
30
20
10
0
La mayor parte de la energía aprovechable en el rumen procede de los hidratos de carbono, y por ello la cantidad de hidratos de carbono no fibrosos de la ración es uno de los factores que más afecta a la ESPM (a mayor cantidad de éstos, mayor es la ESPM). Otro de los factores que afecta a la ESPM es la disponibilidad de nitrógeno (N) fermentable a nivel ruminal. La Figura 4 muestra que a mayor balance de N ruminal (entendiéndose por balance de N la cantidad de N en exceso –balance positivo– o defecto –balance negativo– respecto al que podría ser potencialmente capturado por la población microbiana), menor es la ESPM. Los dos sistemas de predicción del flujo microbiano al duodeno más usados son el propuesto por el INRA (1988) y el NRC (2001). El sistema PDI (proteínas digestibles en el intestino) del INRA (1988) predice el flujo microbiano a partir de la materia orgánica (MO) fermentescible en el rumen asumiendo una eficiencia constante. Sin embargo, el uso de un valor fijo para estimar el flujo bacteriano al intestino a partir de la MO fermentescible es poco preciso debido a la gran variación existente en la ESPM. El NRC (2001) basa la predicción del flujo microbiano a partir del
-50
-40
-30
-20
-10
0
10
20
30
40
50
Balance de N aparente en el rumen, % a
Adaptado de NRC (2001).
Una vez calculado el aporte de proteína bacteriana a nivel intestinal es necesaria su conversión a proteína metabolizable. Para esta conversión el NRC (2001) asume que el contenido en proteína verdadera de las bacterias es del 80% (el resto del N está en forma de ácidos nucleicos) y tiene una digestibilidad del 80%. Por lo tanto, el paso de proteína microbiana a proteína metabolizable de origen microbiano se calcula multiplicando la proteína microbiana total por 0,64 (0,80 x 0,80).
Necesidades de Proteína Metabolizable La vaca necesita un aporte equilibrado de aminoácidos, e idealmente se deberían confeccionar raciones usando criterios de proteína neta (concepto equiparable al de energía neta) y su perfil de
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Proteínas y Aminoácidos
Proteínas y Aminoácidos
Predicción de la Producción de Proteína Microbiana y su Flujo al Intestino La proteína microbiana aporta entre el 55 y el 100% de la proteína disponible a nivel duodenal. Además, su perfil de aminoácidos es de excelente calidad, por lo que representa la fuente de proteína más importante para el vacuno lechero. El crecimiento de las bacterias ruminales depende del aporte de energía fermentescible y de la disponibilidad de nitrógeno. La energía fermentescible procede principalmente de los hidratos de carbono, mientras que las fuentes de nitrógeno ruminal son la proteína verdadera y el NNP (presentes en la proteína degradable). Uno de los factores más importantes en la determinación del flujo microbiano es la eficiencia con las que las bacterias ruminales utilizan la energía y proteína disponibles para sintetizar proteína microbiana. La Tabla 2 muestra la importancia relativa de los aportes proteicos microbianos y de la ración en función del nivel de producción y la eficiencia de síntesis de proteína microbiana (ESPM; g de nitrógeno microbiano por kg de MO fermentada). La ESPM oscila entre 12 y 54 g de N microbiano por kg de MO fermentada en el rumen. Por ejemplo, las vacas de baja producción (<25 kg/d) podrían cubrir sus necesidades de aminoácidos metabolizables sólo con el aporte de la proteína microbiana si la ESPM fuese de 40 g de nitrógeno bacteriano por kg de materia orgánica fermentada en el rumen (cubre el 116% de las necesidades). Sin embargo las vacas que produzcan 45 litros de leche no podrían cubrir sus necesidades de proteína metabolizable sólo con proteína microbiana incluso cuando la ESPM fuese de 40 g de N/kg de MO fermentada (cubre el 85% de las necesidades).
contenido energético de la ración (131 g de proteína microbiana por cada kg de TDN ingerido). Sin embargo, este enfoque es poco preciso ya que los lípidos aportan energía a la vaca pero no aportan energía para estimular el crecimiento microbiano. Por lo tanto, el NRC (2001) sobreestima la producción de proteína microbiana con raciones altas en extracto etéreo. Tanto el INRA (1988) como el NRC (2001) tienen en cuenta el efecto del balance de N ruminal sobre la ESPM y el flujo de proteína microbiana al duodeno. El INRA (1988) estima el flujo de proteína microbiana al duodeno a partir de la MO fermentescible (proteína digestible de origen microbiano limitada por la energía –PDIME–) y la proteína degradable disponible a nivel ruminal (proteína digestible de origen microbiano limitada por el nitrógeno –PDIMN–). El valor más bajo es el limitante del crecimiento microbiano y es el que se usa para el cálculo de la producción de proteína microbiana (INRA, 1988). El NRC (2001) adopta un sistema muy parecido al propuesto por el INRA (1988) y considera que las necesidades nitrogenadas de las bacterias ruminales son de 1,18 g de PDR por cada g de proteína microbiana sintetizada. Por lo tanto, cuando el aporte de PDR es superior a 1,18 x proteína microbiana (crecimiento microbiano limitado por la disponibilidad energética), la proteína microbiana se calcula como 0,131xTDN. Cuando el aporte de PDR es inferior a 1,18 x proteína microbiana (crecimiento microbiano limitado por la disponibilidad de nitrógeno), la proteína microbiana se calcula como 0,85 x PDR (el factor 0,85 se obtiene del inverso de 1,18). Figura 4. Relación entre la eficiencia de síntesis de proteína microbiana y el balance de nitrógeno ruminala. 60
Tabla 2. Contribución teórica de la proteína bacteriana a los aportes de proteína metabolizable en función del nivel de producción y la eficiencia de síntesis proteica microbiana.
Eficiencia microbiana (g nitrógeno microbiano por kg de MO fermentada)
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Eficiencia de síntesis proteica microbiana g N/kg MO fermentada Producción de leche, kg/d
Ingestión de MS, kg/d
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Porcentaje de las necesidades de proteína metabolizable cubierto por los aportes de proteína microbiana 25 35 45
19 22 24
58 49 42
87 74 64
116 98 85
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La mayor parte de la energía aprovechable en el rumen procede de los hidratos de carbono, y por ello la cantidad de hidratos de carbono no fibrosos de la ración es uno de los factores que más afecta a la ESPM (a mayor cantidad de éstos, mayor es la ESPM). Otro de los factores que afecta a la ESPM es la disponibilidad de nitrógeno (N) fermentable a nivel ruminal. La Figura 4 muestra que a mayor balance de N ruminal (entendiéndose por balance de N la cantidad de N en exceso –balance positivo– o defecto –balance negativo– respecto al que podría ser potencialmente capturado por la población microbiana), menor es la ESPM. Los dos sistemas de predicción del flujo microbiano al duodeno más usados son el propuesto por el INRA (1988) y el NRC (2001). El sistema PDI (proteínas digestibles en el intestino) del INRA (1988) predice el flujo microbiano a partir de la materia orgánica (MO) fermentescible en el rumen asumiendo una eficiencia constante. Sin embargo, el uso de un valor fijo para estimar el flujo bacteriano al intestino a partir de la MO fermentescible es poco preciso debido a la gran variación existente en la ESPM. El NRC (2001) basa la predicción del flujo microbiano a partir del
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Balance de N aparente en el rumen, % a
Adaptado de NRC (2001).
Una vez calculado el aporte de proteína bacteriana a nivel intestinal es necesaria su conversión a proteína metabolizable. Para esta conversión el NRC (2001) asume que el contenido en proteína verdadera de las bacterias es del 80% (el resto del N está en forma de ácidos nucleicos) y tiene una digestibilidad del 80%. Por lo tanto, el paso de proteína microbiana a proteína metabolizable de origen microbiano se calcula multiplicando la proteína microbiana total por 0,64 (0,80 x 0,80).
Necesidades de Proteína Metabolizable La vaca necesita un aporte equilibrado de aminoácidos, e idealmente se deberían confeccionar raciones usando criterios de proteína neta (concepto equiparable al de energía neta) y su perfil de
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Vitaminas y Minerales
Vitaminas y Minerales
de forma importante. Cuando se cumplen las recomendaciones de calcio y fósforo, la relación Ca:P de la ración es poco importante, siendo el rango de relaciones apropiadas entre 1:1 y 8:1. Por otra parte, el exceso de fósforo en la ración puede causar problemas en el metabolismo del calcio (reabsorción de calcio óseo, cálculos urinarios,…). Niveles altos de fósforo en la ración (0,65%) interfieren, además, en la absorción de magnesio, e inhiben la producción de vitamina D en el periparto. El nivel máximo de tolerancia se considera en el 1% (MS). Además, la actividad fitasa de los microorganismos permite la utilización completa del fósforo fítico, en contraste con los monogástricos, cuya utilización es más limitada. Por último, el fósforo es el macromineral más caro de la ración, y su formulación debe ser precisa. Debido a la variabilidad entre alimentos y entre muestras de un mismo alimento, es necesario realizar análisis del contenido en fósforo de los alimentos por química húmeda. En cualquier caso, tanto en el fósforo como en cualquier otro mineral, las necesidades determinadas por el método factorial se establecen en g/d de fósforo absorbible, por lo que el efecto de la digestibilidad y la estimación razonable de la ingestión de MS es fundamental para determinar con precisión la concentración de P óptima de la ración. Sodio El ganado vacuno utiliza el sodio muy eficientemente, pero no es capaz de almacenarlo para su uso posterior. El sodio participa fundamentalmente en el mantenimiento del volumen hídrico del cuerpo, en el mantenimiento del equilibrio ácido-base, como parte de la estructura del hueso, en el funcionamiento de la bomba sodio-potasio de la membrana celular y sus funciones (transmisión nerviosa, transporte de nutrientes,…) y como componente fundamental de las sales salivares que participan en el mantenimiento del pH ruminal. El sodio se absorbe a lo largo del tracto digestivo con mucha eficacia a través de un transporte activo. Su control homeostático se realiza a nivel renal a través de la acción del sistema endocrino renina-angiotensina y la aldosterona. De dicho control depende el volumen hídrico, la presión arterial, la concentración de potasio y el procesado de otros nutrientes en el riñón. Las necesidades de sodio se calculan de forma factorial: a. Las necesidades de mantenimiento se expresan como 0,015 g/kg PV para animales no lactantes, y 0,038 g/kg PV en animales lactantes. Sin embargo, dichas necesidades deben incrementarse con 0,001 g/kg PV cuando la temperatura está entre 25 y 30 oC, y con 0,004 g/kg PV cuando la temperatura supera los 30 oC. b. Las necesidades de gestación son de 1,39 g/d a partir de los 190 días de gestación. c. Las necesidades de lactación son de 0,63 g/kg de leche producida. Estas necesidades están calculadas en base a sodio absorbible. El coeficiente de absorción varía entre ingredientes, pero el contenido en sodio de la mayor parte de los alimentos es bajo, y siempre debe suplementarse con fuentes minerales. Las fuentes minerales son muy digestibles, y el NRC (2001) asigna un valor medio de digestibilidad del 90% para todas las fuentes inorgánicas. Con estos parámetros, las necesidades estimadas de sodio están entre 0,22 y 0,23% MS.
La incorporación de niveles de sodio por encima de las necesidades calculadas (hasta 0,8% en MS) estimula la ingestión de materia seca.
Sin embargo, estudios empíricos demuestran que la formulación de raciones con niveles de sodio por encima de los cálculos resultan en un incremento en la ingestión de MS y producción de leche. En base a estos datos, parece razonable considerar la suplementación de niveles superiores a los calculados (de 0,7 a 0,8 % en base a MS). Este incremento puede atribuirse a la interacción con los otros minerales presentes en la ración (principalmente potasio, cloro y fósforo), y a su efecto estimulante de la ingestión de MS y agua.
Los síntomas de deficiencia de sodio (síntomas de pica) aparecen entre 2-3 semanas y varios meses después de introducir una dieta deficitaria en sodio dependiendo del grado de deficiencia. Los síntomas revierten rápidamente con la adición de cloruro sódico a la ración. Por otra parte, el nivel de sodio causante de la toxicidad depende en gran medida de la cantidad y calidad del agua disponible. Para el vacuno lechero, se considera que el límite tolerable de sodio procedente de cloruro sódico es del 4.0% Tabla 2. Contenido en minerales de suplementos inorgánicos y sus coeficientes de absorción (adaptado del NRC, 2001). Contenido (% MS)
Coeficiente de Absorción
39,4 36,1 27,5 54,1 71,5 16,4 23,3 22,0 34,0
0,75 0,95 0,95 0,55 0,50 0,95 0,70 0,94 0,70
20,6 24,7 21,6 19,3 18,0 31,6 22,5 25,0
0,80 0,80 0,80 0,75 0,65 0,90 0,90 0,75
Calcio, (%) Carbonato cálcico Cloruro cálcico anhidro Cloruro cálcico dihidratado Hidróxico cálcico Óxido cálcico Fosfato cálcico monobásico Sulfato cálcico dihidratado Fosfato bicálcico dibásico Óxido de magnesio Fósforo, (%) Fosfato amónico dibásico Fosfato amónico monobásico Fosfato cálcico monobásico Fosfato bicálcico dibásico Fosfato Ácido fosfórico Fosfato sódico, monobásico monohidratado Tripolifosfáto sódico Sodio, (%)
(—)
0,90
Cloro, (%)
(—)
0,90
Potasio, (%)
(—)
0,90
Magnesio, (%) Carbonato de magnesio Cloruro de magnesio hexahidratado Hidróxido de magnesio Óxido de magnesio Sulfato de magnesio heptahidratado
30,8 12,0 41,7 56,2 9,8
0,35 0,90 0,70 0,70 0,90
Manganeso (mg/kg) Carbonato de manganeso Cloruro de manganeso Cloruro de manganeso tetrahidratado Óxido de manganeso Sulfato de manganeso monohidratado Sulfato de manganeso pentahidratado
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478 430 277 775 325 228
0,0015 0,0120 0,0120 0,0025 0,0120 0,0100
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Vitaminas y Minerales
Vitaminas y Minerales
de forma importante. Cuando se cumplen las recomendaciones de calcio y fósforo, la relación Ca:P de la ración es poco importante, siendo el rango de relaciones apropiadas entre 1:1 y 8:1. Por otra parte, el exceso de fósforo en la ración puede causar problemas en el metabolismo del calcio (reabsorción de calcio óseo, cálculos urinarios,…). Niveles altos de fósforo en la ración (0,65%) interfieren, además, en la absorción de magnesio, e inhiben la producción de vitamina D en el periparto. El nivel máximo de tolerancia se considera en el 1% (MS). Además, la actividad fitasa de los microorganismos permite la utilización completa del fósforo fítico, en contraste con los monogástricos, cuya utilización es más limitada. Por último, el fósforo es el macromineral más caro de la ración, y su formulación debe ser precisa. Debido a la variabilidad entre alimentos y entre muestras de un mismo alimento, es necesario realizar análisis del contenido en fósforo de los alimentos por química húmeda. En cualquier caso, tanto en el fósforo como en cualquier otro mineral, las necesidades determinadas por el método factorial se establecen en g/d de fósforo absorbible, por lo que el efecto de la digestibilidad y la estimación razonable de la ingestión de MS es fundamental para determinar con precisión la concentración de P óptima de la ración. Sodio El ganado vacuno utiliza el sodio muy eficientemente, pero no es capaz de almacenarlo para su uso posterior. El sodio participa fundamentalmente en el mantenimiento del volumen hídrico del cuerpo, en el mantenimiento del equilibrio ácido-base, como parte de la estructura del hueso, en el funcionamiento de la bomba sodio-potasio de la membrana celular y sus funciones (transmisión nerviosa, transporte de nutrientes,…) y como componente fundamental de las sales salivares que participan en el mantenimiento del pH ruminal. El sodio se absorbe a lo largo del tracto digestivo con mucha eficacia a través de un transporte activo. Su control homeostático se realiza a nivel renal a través de la acción del sistema endocrino renina-angiotensina y la aldosterona. De dicho control depende el volumen hídrico, la presión arterial, la concentración de potasio y el procesado de otros nutrientes en el riñón. Las necesidades de sodio se calculan de forma factorial: a. Las necesidades de mantenimiento se expresan como 0,015 g/kg PV para animales no lactantes, y 0,038 g/kg PV en animales lactantes. Sin embargo, dichas necesidades deben incrementarse con 0,001 g/kg PV cuando la temperatura está entre 25 y 30 oC, y con 0,004 g/kg PV cuando la temperatura supera los 30 oC. b. Las necesidades de gestación son de 1,39 g/d a partir de los 190 días de gestación. c. Las necesidades de lactación son de 0,63 g/kg de leche producida.
Tabla 2. Contenido en minerales de suplementos inorgánicos y sus coeficientes de absorción (adaptado del NRC, 2001). Contenido (% MS)
Coeficiente de Absorción
39,4 36,1 27,5 54,1 71,5 16,4 23,3 22,0 34,0
0,75 0,95 0,95 0,55 0,50 0,95 0,70 0,94 0,70
20,6 24,7 21,6 19,3 18,0 31,6 22,5 25,0
0,80 0,80 0,80 0,75 0,65 0,90 0,90 0,75
Calcio, (%) Carbonato cálcico Cloruro cálcico anhidro Cloruro cálcico dihidratado Hidróxico cálcico Óxido cálcico Fosfato cálcico monobásico Sulfato cálcico dihidratado Fosfato bicálcico dibásico Óxido de magnesio Fósforo, (%) Fosfato amónico dibásico Fosfato amónico monobásico Fosfato cálcico monobásico Fosfato bicálcico dibásico Fosfato Ácido fosfórico Fosfato sódico, monobásico monohidratado Tripolifosfáto sódico Sodio, (%)
(—)
0,90
Cloro, (%)
(—)
0,90
Potasio, (%)
(—)
0,90
Magnesio, (%)
Estas necesidades están calculadas en base a sodio absorbible. El coeficiente de absorción varía entre ingredientes, pero el contenido en sodio de la mayor parte de los alimentos es bajo, y siempre debe suplementarse con fuentes minerales. Las fuentes minerales son muy digestibles, y el NRC (2001) asigna un valor medio de digestibilidad del 90% para todas las fuentes inorgánicas. Con estos parámetros, las necesidades estimadas de sodio están entre 0,22 y 0,23% MS.
La incorporación de niveles de sodio por encima de las necesidades calculadas (hasta 0,8% en MS) estimula la ingestión de materia seca.
Los síntomas de deficiencia de sodio (síntomas de pica) aparecen entre 2-3 semanas y varios meses después de introducir una dieta deficitaria en sodio dependiendo del grado de deficiencia. Los síntomas revierten rápidamente con la adición de cloruro sódico a la ración. Por otra parte, el nivel de sodio causante de la toxicidad depende en gran medida de la cantidad y calidad del agua disponible. Para el vacuno lechero, se considera que el límite tolerable de sodio procedente de cloruro sódico es del 4.0%
Sin embargo, estudios empíricos demuestran que la formulación de raciones con niveles de sodio por encima de los cálculos resultan en un incremento en la ingestión de MS y producción de leche. En base a estos datos, parece razonable considerar la suplementación de niveles superiores a los calculados (de 0,7 a 0,8 % en base a MS). Este incremento puede atribuirse a la interacción con los otros minerales presentes en la ración (principalmente potasio, cloro y fósforo), y a su efecto estimulante de la ingestión de MS y agua.
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Carbonato de magnesio Cloruro de magnesio hexahidratado Hidróxido de magnesio Óxido de magnesio Sulfato de magnesio heptahidratado
30,8 12,0 41,7 56,2 9,8
0,35 0,90 0,70 0,70 0,90
Manganeso (mg/kg) Carbonato de manganeso Cloruro de manganeso Cloruro de manganeso tetrahidratado Óxido de manganeso Sulfato de manganeso monohidratado Sulfato de manganeso pentahidratado
478 430 277 775 325 228
0,0015 0,0120 0,0120 0,0025 0,0120 0,0100
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