Todo sobre la psicología del gato
Los trastornos psicosomáticos Lo psicosomático y la medicina integral Se denomina psicosomática a la enfermedad que tiene un desencadenante psicológico y una expresión somática (física). Por ejemplo, la cistitis intersticial idiopática del gato está ligada a trastornos psicológicos (ansiedad y estrés) y se expresa con una inflamación de la vejiga de la orina sin que existan infecciones microbianas ni otra causa física conocida. Los mecanismos del estrés y la psico-neuro-endocrino-inmunología permiten imaginar cómo un factor psicológico, sea cual sea tiene una influencia patógena sobre el organismo. Cuando se dice que una enfermedad es psicosomática, no quiere decirse que la psicología sea la única causa del trastorno físico, éste no actúa sino como desencadenante, entre otros factores. En conclusión, los aspectos psicológicos y somáticos pueden ser ambos secundarios a una interferencia energética (cuántica). Cargar toda la culpa sobre el estrés, es olvidar que un ser vivo puede ser sensible o resistente. Un estresor no afecta a un gato igual que a otro, existe una interferencia entre el factor estresante y la personalidad del individuo estresado. En una visión global, holística, no es más importante lo psicosomático que lo somatopsíquico, el cuerpo y la psique no están divididos (separados), sino unificados. La creencia de que el estrés es la causa de la enfermedad orgánica implica que se realicen tentativas para eliminar el estrés para curar la enfermedad. Incluso si se logra, esto no significa que la enfermedad desaparezca inmediatamente, la curación puede llevar varios días o varias semanas o no llegar si hay otros factores desencadenantes no psicológicos como causantes del trastorno.
Las enfermedades psicosomáticas más frecuentes en el gato Los órganos que van a manifestar síntomas tras una situación de estrés varían de una situación a otra. Se puede hablar de predisposición específica. Por ejemplo el gato está mucho menos sujeto a la úlcera de estómago y a la hipertensión que el hombre. Por contra, es muy sensible al asma bronquial, a la colitis crónica y a la cistitis intersticial. El asma bronquial
La participación del estrés, de la alergia y de las sobreinfecciones está mal definida en esta afección respiratoria que se caracteriza por la aparición de toses y de insuficiencia respiratoria.
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Vivir con un gato
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Cuando el gato no se adapta
La colitis y la diarrea crónica
El intestino del gato es muy sensible y el menor indicio de estrés puede ocasionar diarreas agudas, intermitentes o crónicas. La inflamación intestinal puede aparecer varios días después de haber actuado un factor estresante agudo. La cistitis idiopática
El gato desarrolla una inflamación de la vejiga de la orina con pérdida de sangre en la orina, dificultad para orinar. La cistitis es intermitente. Los análisis microbiológicos son negativos. La alopecia psicógena
Algunos gatos pierden o se arrancan el pelo (por lamido) sin que se pueda encontrar ninguna razón dermatológica o atópica. En el caso de pérdida de pelo, la presencia del factor estresante es a menudo evidente. En el caso del arrancamiento del pelo, se atribuye esta alopecia al comportamiento de lamido, que está exacerbado, se ha convertido en una esterotipia o es compulsivo debido a causa psíquicas (ver página 205). La hiperestesia felina
La hiperestesia es una sensibilidad excesiva a nivel cutáneo. Es al menos la interpretación que se le da a esta acepción, en la cual se observa la piel del gato ondularse (como una ola), y al gato lamerse, atacarse el flanco o el rabo, huir, orinar y defecar en un estado de crisis análogo a la crisis de pánico, incluso tener crisis convulsivas parciales. La hiperestesia felina es un ejemplo típico de una afección holística (global) que entraña problemas psicológicos y somáticos a la vez. Las enfermedades autoinmunes
En la mayoría de las enfermedades autoinmunes, comprendida la diabetes, encontraremos el factor estrés. Tratar los trastornos psicosomáticos
La aproximación terapéutica a los problemas psicosomáticos es holística. Es el dominio ideal de las terapias energéticas como la homeopatía, la quinesiología o la acupuntura. La gestión del estrés es esencial reduciendo por una parte los factores estresantes en el ambiente y favoreciendo, por otra parte, la resistencia del organismo, es decir proporcionándole mayores capacidades de adaptación. Estamos ante el vasto dominio de los medicamentos psicotrópicos y de las terapias comportamentales y sistémicas.
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La colitis y la diarrea crónica
Lo psicosomático y la medicina integral Se denomina psicosomática a la enfermedad que tiene un desencadenante psicológico y una expresión somática (física). Por ejemplo, la cistitis intersticial idiopática del gato está ligada a trastornos psicológicos (ansiedad y estrés) y se expresa con una inflamación de la vejiga de la orina sin que existan infecciones microbianas ni otra causa física conocida. Los mecanismos del estrés y la psico-neuro-endocrino-inmunología permiten imaginar cómo un factor psicológico, sea cual sea tiene una influencia patógena sobre el organismo. Cuando se dice que una enfermedad es psicosomática, no quiere decirse que la psicología sea la única causa del trastorno físico, éste no actúa sino como desencadenante, entre otros factores. En conclusión, los aspectos psicológicos y somáticos pueden ser ambos secundarios a una interferencia energética (cuántica). Cargar toda la culpa sobre el estrés, es olvidar que un ser vivo puede ser sensible o resistente. Un estresor no afecta a un gato igual que a otro, existe una interferencia entre el factor estresante y la personalidad del individuo estresado. En una visión global, holística, no es más importante lo psicosomático que lo somatopsíquico, el cuerpo y la psique no están divididos (separados), sino unificados. La creencia de que el estrés es la causa de la enfermedad orgánica implica que se realicen tentativas para eliminar el estrés para curar la enfermedad. Incluso si se logra, esto no significa que la enfermedad desaparezca inmediatamente, la curación puede llevar varios días o varias semanas o no llegar si hay otros factores desencadenantes no psicológicos como causantes del trastorno.
Las enfermedades psicosomáticas más frecuentes en el gato Los órganos que van a manifestar síntomas tras una situación de estrés varían de una situación a otra. Se puede hablar de predisposición específica. Por ejemplo el gato está mucho menos sujeto a la úlcera de estómago y a la hipertensión que el hombre. Por contra, es muy sensible al asma bronquial, a la colitis crónica y a la cistitis intersticial. El asma bronquial
La participación del estrés, de la alergia y de las sobreinfecciones está mal definida en esta afección respiratoria que se caracteriza por la aparición de toses y de insuficiencia respiratoria.
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El intestino del gato es muy sensible y el menor indicio de estrés puede ocasionar diarreas agudas, intermitentes o crónicas. La inflamación intestinal puede aparecer varios días después de haber actuado un factor estresante agudo. La cistitis idiopática
El gato desarrolla una inflamación de la vejiga de la orina con pérdida de sangre en la orina, dificultad para orinar. La cistitis es intermitente. Los análisis microbiológicos son negativos. La alopecia psicógena
Algunos gatos pierden o se arrancan el pelo (por lamido) sin que se pueda encontrar ninguna razón dermatológica o atópica. En el caso de pérdida de pelo, la presencia del factor estresante es a menudo evidente. En el caso del arrancamiento del pelo, se atribuye esta alopecia al comportamiento de lamido, que está exacerbado, se ha convertido en una esterotipia o es compulsivo debido a causa psíquicas (ver página 205). La hiperestesia felina
La hiperestesia es una sensibilidad excesiva a nivel cutáneo. Es al menos la interpretación que se le da a esta acepción, en la cual se observa la piel del gato ondularse (como una ola), y al gato lamerse, atacarse el flanco o el rabo, huir, orinar y defecar en un estado de crisis análogo a la crisis de pánico, incluso tener crisis convulsivas parciales. La hiperestesia felina es un ejemplo típico de una afección holística (global) que entraña problemas psicológicos y somáticos a la vez. Las enfermedades autoinmunes
En la mayoría de las enfermedades autoinmunes, comprendida la diabetes, encontraremos el factor estrés. Tratar los trastornos psicosomáticos
La aproximación terapéutica a los problemas psicosomáticos es holística. Es el dominio ideal de las terapias energéticas como la homeopatía, la quinesiología o la acupuntura. La gestión del estrés es esencial reduciendo por una parte los factores estresantes en el ambiente y favoreciendo, por otra parte, la resistencia del organismo, es decir proporcionándole mayores capacidades de adaptación. Estamos ante el vasto dominio de los medicamentos psicotrópicos y de las terapias comportamentales y sistémicas.
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Los trastornos psicológicos en el gato Una enfermedad es una colección de síntomas que están correlacionados. Es una descripción de signos que se encuentra a menudo juntos. Esta descripción es subjetiva. Cada autor propone sus propias descripciones utilizando su propio vocabulario. No hay acuerdo internacional sobre las enfermedades psicológicas del gato. Para poderlo hacer más didáctico, utilizo tanto como es posible la terminología empleada en psiquiatría humana86. La utilización de términos de la psiquiatría humana no significa que la enfermedad en el gato sea idéntica, pero lanzo la hipótesis de su similitud. Por supuesto, hay también enfermedades psicológicas típicamente felinas. La descripción de enfermedades, denominada nosografía, permite a los especialistas discutir y comunicarse entre ellos de manera que se puedan entender utilizando el vocabulario especializado. Es una tentativa de proporcionar una estructura, una forma, al panorama borroso de la sintomatología psicológica. La descripción de las enfermedades se basa en los síntomas más relevantes, aquellos que son más evidentes en el cuadro general. Las enfermedades se agrupan siguiendo sus afinidades y semejanzas87: Los trastornos relacionados con la edad: desarrollo o senectud. Los trastornos del estado de ánimo y de las emociones: trastornos de ansiedad, depresivos e “hiper”. Los trastornos relacionados con el territorio y con la organización social. Los problemas relacionados con los comportamientos repetitivos. Los trastornos disociativos. Los trastornos relacionados con alteraciones orgánicas. Los trastornos ligados a sustancias. Los trastornos de la personalidad. Los trastornos diversos: problemas de apetito, sexuales, de sueño… Esta clasificación es didáctica. Una enfermedad no excluye a otra. Se pueden encontrar juntos problemas de ansiedad y trastornos repetitivos o trastode la personalidad. Hay que recordar que el objetivo del tratamiento no es un diagnóstico sino un gato con síntomas. Se puede administrar un buen tratamiento sin conocer el diagnóstico de la enfermedad.
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Vivir con un gato
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Cuando el gato no se adapta
Los trastornos relacionados con la edad Esta categoría reúne a las enfermedades que se observan principalmente en los dos extremos de la vida, es decir, durante el periodo de desarrollo y en el periodo de senectud.
Los trastornos relacionados con el desarrollo Se observan enfermedades psicológicas que aparecen en las primeras edades, en el gatito, o se remontan a ellas.
El trastorno de la hiperactividad Este trastorno está compuesto de tres elementos indispensables: una condición “hiper”, una ausencia de control de la motricidad y una disminución de las fases de parada. Criterios de diagnóstico
Trastorno de comportamiento de los gatos jóvenes, que aparece antes de la edad de tres meses, caracterizado por signos objetivos que se pueden observar todos los días, la mayoría en horario diurno, de nerviosismo, hiperactividad, y de falta de control de sus movimientos, con numerosos síntomas de la siguiente lista: Aumento de la actividad motriz (hiperactividad) en comparación con el nivel de actividad que se considera normal en un gato de esa edad: corre, salta, juega, maúlla… en exceso. Desorganización de la actividad motriz: movimiento de un lugar a otro, exploración de manera incompleta y repetitiva de los mismos lugares y objetos. Se precipita sobre el plato de alimento antes que sea depositado en el suelo. Reducción de los signos de parada en la actividad motriz: juegos prolongados (lo que es particularmente visible en los juegos con otros gatos equilibrados que se detienen para reposar). Hipervigilancia: observan todo, durante todo el tiempo, en diferentes tipos de ambientes, incluidos los ambientes bien conocidos. Hiperreactividad: preparado para comenzar una actividad ante la menor solicitud (“on the go”), reacciona a la menor estimulación, incluso habitual en el entorno. Hiperexcitabilidad: se convierte en hiperexcitable, por ejemplo, araña las superficies lisas como espejos, ventanas, puerta del frigorífico, se lame bruscamente entre dos actividades (como si hubiera recibido la picadura de un parásito), le lame de manera repetitiva, lo que puede conducir a agresiones redirigidas, a autoagresiones o a esterotipos.
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Los trastornos psicológicos en el gato Una enfermedad es una colección de síntomas que están correlacionados. Es una descripción de signos que se encuentra a menudo juntos. Esta descripción es subjetiva. Cada autor propone sus propias descripciones utilizando su propio vocabulario. No hay acuerdo internacional sobre las enfermedades psicológicas del gato. Para poderlo hacer más didáctico, utilizo tanto como es posible la terminología empleada en psiquiatría humana86. La utilización de términos de la psiquiatría humana no significa que la enfermedad en el gato sea idéntica, pero lanzo la hipótesis de su similitud. Por supuesto, hay también enfermedades psicológicas típicamente felinas. La descripción de enfermedades, denominada nosografía, permite a los especialistas discutir y comunicarse entre ellos de manera que se puedan entender utilizando el vocabulario especializado. Es una tentativa de proporcionar una estructura, una forma, al panorama borroso de la sintomatología psicológica. La descripción de las enfermedades se basa en los síntomas más relevantes, aquellos que son más evidentes en el cuadro general. Las enfermedades se agrupan siguiendo sus afinidades y semejanzas87: Los trastornos relacionados con la edad: desarrollo o senectud. Los trastornos del estado de ánimo y de las emociones: trastornos de ansiedad, depresivos e “hiper”. Los trastornos relacionados con el territorio y con la organización social. Los problemas relacionados con los comportamientos repetitivos. Los trastornos disociativos. Los trastornos relacionados con alteraciones orgánicas. Los trastornos ligados a sustancias. Los trastornos de la personalidad. Los trastornos diversos: problemas de apetito, sexuales, de sueño… Esta clasificación es didáctica. Una enfermedad no excluye a otra. Se pueden encontrar juntos problemas de ansiedad y trastornos repetitivos o trastode la personalidad. Hay que recordar que el objetivo del tratamiento no es un diagnóstico sino un gato con síntomas. Se puede administrar un buen tratamiento sin conocer el diagnóstico de la enfermedad.
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Los trastornos relacionados con la edad Esta categoría reúne a las enfermedades que se observan principalmente en los dos extremos de la vida, es decir, durante el periodo de desarrollo y en el periodo de senectud.
Los trastornos relacionados con el desarrollo Se observan enfermedades psicológicas que aparecen en las primeras edades, en el gatito, o se remontan a ellas.
El trastorno de la hiperactividad Este trastorno está compuesto de tres elementos indispensables: una condición “hiper”, una ausencia de control de la motricidad y una disminución de las fases de parada. Criterios de diagnóstico
Trastorno de comportamiento de los gatos jóvenes, que aparece antes de la edad de tres meses, caracterizado por signos objetivos que se pueden observar todos los días, la mayoría en horario diurno, de nerviosismo, hiperactividad, y de falta de control de sus movimientos, con numerosos síntomas de la siguiente lista: Aumento de la actividad motriz (hiperactividad) en comparación con el nivel de actividad que se considera normal en un gato de esa edad: corre, salta, juega, maúlla… en exceso. Desorganización de la actividad motriz: movimiento de un lugar a otro, exploración de manera incompleta y repetitiva de los mismos lugares y objetos. Se precipita sobre el plato de alimento antes que sea depositado en el suelo. Reducción de los signos de parada en la actividad motriz: juegos prolongados (lo que es particularmente visible en los juegos con otros gatos equilibrados que se detienen para reposar). Hipervigilancia: observan todo, durante todo el tiempo, en diferentes tipos de ambientes, incluidos los ambientes bien conocidos. Hiperreactividad: preparado para comenzar una actividad ante la menor solicitud (“on the go”), reacciona a la menor estimulación, incluso habitual en el entorno. Hiperexcitabilidad: se convierte en hiperexcitable, por ejemplo, araña las superficies lisas como espejos, ventanas, puerta del frigorífico, se lame bruscamente entre dos actividades (como si hubiera recibido la picadura de un parásito), le lame de manera repetitiva, lo que puede conducir a agresiones redirigidas, a autoagresiones o a esterotipos.
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Riesgos y peligros ¿Qué riesgo y peligrosidad puede representa un gato que hace huir a los sujetos que pueblan su entorno? La respuesta depende, evidentemente, del sujeto que sufre el riesgo, a saber una posible presa (ratón, pájaro), un congénere (gato) con el que convive o extraño o un humano (con el que convive o extraño). Es necesario igualmente analizar el riesgo relacionado con la simple presencia y con los comportamientos generales del gato y el relacionado con diferentes formas de agresión, incluyendo las consecuencias de la agresión (infecciones, problemas psicológicos, pérdida de afecto).
Los riesgos para las presas del gato El gato es un depredador. Cualquier gato tiene capacidades para la caza, algunos más que otros. Si el gato tiene una oportunidad, cazará y, eventualmente, matará una presa que esté a su alcance. El impacto de la caza del gato sobre la fauna salvaje es real (ver página 346), no obstante el gato no puede erradicar una especie silvestre, sean los roedores, los pájaros de jardín o los reptiles. El impacto del gato sobre los animales de compañía no es para desdeñarlo : el riesgo para el pez rojo en su acuario o el koi del estanque, las tortugas bebés del estanque del vecino, o para el canario que se escapa de su jaula no es inexistente. Excepcionalmente el riesgo existe también para un gatito o un cachorro de perro que convive con un gato doméstico cazador o con una intolerancia agresiva. Es importante calcular el riesgo en estas ocasiones.
El riesgo para otros gatos Es necesario tener en cuenta dos casos: Los riesgos para los gatos que conviven. Los riesgos para los gatos extraños.
Los riesgos para los gatos que conviven El riesgo para los gatos que cohabitan depende de la personalidad de los gatos del grupo social. Un gato (activo, malicioso) puede acosar a otro gato (pasivo, temeroso) y las escaramuzas pueden terminar en heridas. Las heridas pueden sobrevenir tras una agresión colectiva (mobbing) contra un gato (pasivo) del grupo (ver página 428).
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Vivir con un gato
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Cuando el gato no se adapta
Un gato puede agredir a un gatito nuevo incorporado a la vivienda, a un gato adulto introducido en el grupo, a un gato enfermo o que vuelve tras estar hospitalizado o a un gato bajo la influencia de una sustancia psicotrópica (anestésico, antiemético, alcohol, cannabis…). El riesgo de mortalidad es muy bajo, no obstante la posibilidad de que se produzcan heridas infectadas es alto.
Los riesgos para los gatos extraños Los gatos extraños pueden ser victimas del gato residente tras una invasión o agresión territorial. Tras la monta, el macho puede herir a la gata y, en algunos casos, matarla.
Los riesgos para el hombre Los riesgos más frecuentes para las personas son: La caída que se puede producir cuando un gato se restriega contra los tobillos. La caída cuando un gato (hiperactivo) corre y golpea las piernas de una persona. El riesgo (raro) de asfixia de un bebé por un gran gato enroscado sobre un bébé en una cuna cuando nadie vigila. Los arañazos y mordeduras de un gato o un gatito juguetón (hiperactivo) al que el propietario deja jugar con sus manos y antebrazos. La agresión competitiva de un gato hambriento contra una persona que amenaza un recurso alimentario (ratón o pájaro capturado). La agresión por frustración (irritación,cólera) de un gato que tiene hambre y que no ha sido alimentado a su horario habitual. La agresión por irritación de un gato que se defiende contra los malos tratos. La agresión por irritación (anticipada y reactiva) del gato hacia una pesona que lo ha cuidado tras una patología dolorosa o con manipulaciones desagradables. La agresión de distanciamiento u ofensiva de un gato hacia ciertas categorías de personas. El ataque territorial a las piernas,brazos y cara por un raro “gato guardian”defendiendo la casa o el coche. El ataque a las partes corporales accesibles cuando una gata madre defiende su camada ante la proximidad de una persona. La agresión por miedo del gato que siente que su seguridad o su vida está amenazada por un humano. El ataque de los tobillos, de las manos o de la cabeza por un gato que no tiene otra manera de expresar sus comportamientos de caza (gato en un medio cerrado).
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Riesgos y peligros ¿Qué riesgo y peligrosidad puede representa un gato que hace huir a los sujetos que pueblan su entorno? La respuesta depende, evidentemente, del sujeto que sufre el riesgo, a saber una posible presa (ratón, pájaro), un congénere (gato) con el que convive o extraño o un humano (con el que convive o extraño). Es necesario igualmente analizar el riesgo relacionado con la simple presencia y con los comportamientos generales del gato y el relacionado con diferentes formas de agresión, incluyendo las consecuencias de la agresión (infecciones, problemas psicológicos, pérdida de afecto).
Los riesgos para las presas del gato
Cuando el gato no se adapta
Un gato puede agredir a un gatito nuevo incorporado a la vivienda, a un gato adulto introducido en el grupo, a un gato enfermo o que vuelve tras estar hospitalizado o a un gato bajo la influencia de una sustancia psicotrópica (anestésico, antiemético, alcohol, cannabis…). El riesgo de mortalidad es muy bajo, no obstante la posibilidad de que se produzcan heridas infectadas es alto.
Los riesgos para los gatos extraños Los gatos extraños pueden ser victimas del gato residente tras una invasión o agresión territorial. Tras la monta, el macho puede herir a la gata y, en algunos casos, matarla.
Los riesgos para el hombre
El gato es un depredador. Cualquier gato tiene capacidades para la caza, algunos más que otros. Si el gato tiene una oportunidad, cazará y, eventualmente, matará una presa que esté a su alcance. El impacto de la caza del gato sobre la fauna salvaje es real (ver página 346), no obstante el gato no puede erradicar una especie silvestre, sean los roedores, los pájaros de jardín o los reptiles. El impacto del gato sobre los animales de compañía no es para desdeñarlo : el riesgo para el pez rojo en su acuario o el koi del estanque, las tortugas bebés del estanque del vecino, o para el canario que se escapa de su jaula no es inexistente. Excepcionalmente el riesgo existe también para un gatito o un cachorro de perro que convive con un gato doméstico cazador o con una intolerancia agresiva. Es importante calcular el riesgo en estas ocasiones.
El riesgo para otros gatos Es necesario tener en cuenta dos casos: Los riesgos para los gatos que conviven. Los riesgos para los gatos extraños.
Los riesgos para los gatos que conviven El riesgo para los gatos que cohabitan depende de la personalidad de los gatos del grupo social. Un gato (activo, malicioso) puede acosar a otro gato (pasivo, temeroso) y las escaramuzas pueden terminar en heridas. Las heridas pueden sobrevenir tras una agresión colectiva (mobbing) contra un gato (pasivo) del grupo (ver página 428).
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Los riesgos más frecuentes para las personas son: La caída que se puede producir cuando un gato se restriega contra los tobillos. La caída cuando un gato (hiperactivo) corre y golpea las piernas de una persona. El riesgo (raro) de asfixia de un bebé por un gran gato enroscado sobre un bébé en una cuna cuando nadie vigila. Los arañazos y mordeduras de un gato o un gatito juguetón (hiperactivo) al que el propietario deja jugar con sus manos y antebrazos. La agresión competitiva de un gato hambriento contra una persona que amenaza un recurso alimentario (ratón o pájaro capturado). La agresión por frustración (irritación,cólera) de un gato que tiene hambre y que no ha sido alimentado a su horario habitual. La agresión por irritación de un gato que se defiende contra los malos tratos. La agresión por irritación (anticipada y reactiva) del gato hacia una pesona que lo ha cuidado tras una patología dolorosa o con manipulaciones desagradables. La agresión de distanciamiento u ofensiva de un gato hacia ciertas categorías de personas. El ataque territorial a las piernas,brazos y cara por un raro “gato guardian”defendiendo la casa o el coche. El ataque a las partes corporales accesibles cuando una gata madre defiende su camada ante la proximidad de una persona. La agresión por miedo del gato que siente que su seguridad o su vida está amenazada por un humano. El ataque de los tobillos, de las manos o de la cabeza por un gato que no tiene otra manera de expresar sus comportamientos de caza (gato en un medio cerrado).
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