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DOG & TIPS x Pili González
3 mitos y 3 realidades sobre el entrenamiento/educación canina
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En la actualidad, muchos de nosotros compartimos (o hemos compartido) nuestro hogar con una mascota. Con el tiempo y la experiencia, hemos aprendido mucho acerca de cómo debemos de cuidar y tratar a nuestros perros, aunque aún existen muchas dudas y concepciones equivocadas sobre cómo debemos educarlos, y sobre lo que conforma el entrenamiento canino.
Algunas personas que han tenido algún acercamiento o contacto con el mundo del entrenamiento se han quedado con dudas o ideas preconcebidas que pudieran no ser del todo ciertas.
En esta edición te comparto algunos mitos y realidades de la educación/entrenamiento canino para darte información valiosa que te ayudará a entender más sobre este mundo, y cómo puede beneficiarte a ti y a tu perro.
1) REALIDAD: El entrenamiento canino es mucho más que enseñarles trucos a los perros.
El entrenamiento canino trae consigo muchas variables. Claro que podemos enseñarle a nuestro perro a sentarse y a dar la pata. Incluso podemos enseñarle a recorrer una pista de obstáculos, prender la luz de la casa, o ayudarnos a traer nuestros zapatos (habilidades necesarias para perros de asistencia). Todos estos trucos además de ser muy útiles en la vida de nuestros perros (Por ejemplo, le puedo pedir a mi perro que se quede sentado y quieto en su cama, mientras yo recibo a las visitas en la puerta) también tienen diversos beneficios como fortalecer el vínculo humano-perro, proveer de estimulación mental y reducir niveles de ansiedad/ estrés… Pero el entrenamiento canino abarca mucho más que enseñarles trucos a nuestros perros. Lo primero que debemos buscar con el entrenamiento es enseñarles a nuestros perros las habilidades que requieren para vivir en armonía con humanos y otros animales. Es fácil olvidar que la vida doméstica trae consigo presiones y expectativas que los perros tienen que aprender a manejar. Por ejemplo, un perro no sabe intuitivamente que debe hacer al traer puesto un collar y correa, que los muebles no son para morderlos, o que no debe saltar sobre las visitas cuando llegan a nuestra casa. A través del entrenamiento les brindamos las herramientas para que aprendan a comportarse en esos momentos del día a día.
Igualmente, el entrenamiento nos sirve para modificar conductas. Por ejemplo, en caso de perros que reaccionan negativamente ante escobas, bicicletas u otros perros, en estos casos podemos enseñarles a no reaccionar de esta manera, buscando cambiar la emoción base (que suele ser miedo o ansiedad) por una sensación de tranquilidad, evitando por consiguiente la respuesta negativa. Este tipo de entrenamiento debe ser individualizado según las necesidades (miedos) de cada perro, por lo que no se recomiendan las clases de obediencia enfocadas en trucos.
MITO: Algunos perros necesitan de collares de castigo, shock y otras herramientas de castigo para que aprendan.
El entrenamiento positivo sin herramientas de castigo como los collares de shock y otros aversivos, no solo funciona en perros pequeños con problemas
menores, si no que funciona con todos los perros, incluyendo perros grandes de cualquier raza, edad y tipo de problema. Tomaré un caso de unos perros agresivos como ejemplo. La mayoría de los perros que son agresivos y muerden, lo hacen como respuesta al miedo. Si entendemos que “Fido” muerde porque tiene miedo; en lugar de combatir la agresión con agresión, muerdes y te ahorco, un entrenador positivo calificado busca sustituir el miedo por otra emoción que no genere que el perro ataque. Por ejemplo, si “Fido” muerde a otros perros porque siente temor, en vez de ponerle un collar de castigo (que nada más va a agravar el miedo y aumentar el riesgo y severidad de mordida) se busca enseñarle que los otros perros no representan una amenaza para él, atacando el problema de raíz y no únicamente el “síntoma”. Para algunos perros, esto se puede lograr con relativa rapidez. En cambio para otros puede llevar un tiempo, así que es importante ver a cada perro y cada situación como única.
2) REALIDAD: Necesitas formación y experiencia para ser un buen educador/ entrenador canino.
¿Confiarías la educación y bienestar psicológico de tu hijo, nieto o sobrino en manos de una persona que dice tener experiencia dando clases, pero que no es psicólogo, educador o maestro? ¿Sería suficiente si esta persona no tiene ninguna formación que valide sus conocimientos, pero que diga que ama mucho a los niños? Si tu respuesta es no, es porque la persona no está capacitada para cumplir con la responsabilidad del trabajo (aunque tenga buenas intenciones). Tampoco tomes esta decisión a la ligera con la educación de tus mascotas.
Busca profesionales con credenciales. Hoy todos podemos aprender muchas cosas en internet. Sin embargo, el contenido en redes no es el adecuado para volverte en un profesional calificado. Hacer algo mal por muchos años tampoco da como resultado experiencia profesional.
MITO: El problema nunca es el perro, siempre es culpa del dueño/ guía.
Esto es falso. Aunque todos cometemos errores como dueños de perros, cada perro es diferente y no es correcto hacer esta generalización. Juzgar a los dueños y culparlos, únicamente agrava el problema, ya que no estamos ayudando a nadie a solucionar ningún inconveniente ni dando las herramientas necesarias para cambiar la vida de ese perro.
Es cierto que existe un problema real relacionado con la falta de tiempo dedicada a entender, enseñar, corregir correctamente y disfrutar a nuestros perros; y todos podemos hacer mucho por mejorar nuestras habilidades como dueños/ guías de nuestras mascotas. No obstante, también es cierto que los perros son individuos y existen ciertos comportamientos que pueden surgir por causas genéticas, médicas o simplemente factores externos ajenos a los dueños. Si un perro tiene miedo, no necesariamente es porque el dueño lo ha golpeado (o algo similar), la causa puede ser completamente ajena a la familia. Lo importante es buscar soluciones con la ayuda de un profesional, en lugar de enfocarnos en culpar al vecino, tío o amigo.
3) REALIDAD: Los cachorros pueden ser educados desde los 2 meses.
Los cachorros empiezan a aprender del mundo que los rodea desde que nacen. A pesar de que no ven, los sentidos del tacto y olfato ya están desarrollados, por lo cual existen protocolos de estimulación temprana desde este momento. La memoria se encuentra completamente desarrollada desde los dos meses. Por ello, el perro es capaz de recordar todo a partir de esa edad y está listo para aprender lo que se espera de él/ella con paciencia y constancia. Debemos tener en cuenta que el entrenamiento a esta edad está enfocado en criar a un perro equilibrado, que entienda las reglas de casa (hacer sus necesidades en los lugares designados, no morder manos/muebles, socializar con humanos y otros animales, etc.) y no a cumplir con tareas exhaustivas.
que corregir antes de enseñarle la conducta adecuada. Entre más pronto inicie será más fácil tanto para la familia como para el cachorro.
Mi recomendación es empezar a entrenar al cachorro en el preciso momento en el que llegue a casa. De esta manera se inicia con el pie derecho, enseñándole lo que esperamos de él, evitando que desarrolle “vicios” que posteriormente son más difíciles de corregir.
Además, el periodo más importante de la vida de un perro es entre los 21 días de nacido y los 3 meses (“periodo de socialización”). Por ese motivo, es clave intervenir en este tiempo. El servicio a esta edad debe ser a domicilio para proteger al cachorro de posibles enfermedades y parásitos. Por eso, muchos entrenadores no recomiendan el entrenamiento hasta después de los 5-6 meses cuando su esquema de vacunación esté completo y puedan llevarse al alumno a entrenar a las instalaciones del centro de entrenamiento, sin que corran riesgo de contagiarse al tener contacto con otros perros. Lamentablemente, a esta edad (5-6 meses) el periodo de socialización ya cerró, y tal vez el perro lleva algunos meses practicando conductas no apropiadas (comer chancletas). Por esa razón, hay Los perros necesitan un liderazgo efectivo de nuestra parte, pero la idea de dominancia es un concepto ampliamente malinterpretado, que casi siempre nos lleva por el camino equivocado. Tu perro no te quiere dominar. Contrariamente a la creencia popular, no necesitamos actuar como un “alfa” al tratar con nuestros perros... Esta idea fue desbancada hace décadas, aunque sigue muy presente entre la población en México. Por el contrario, debemos buscar ser un guía con límites claros y concisos, con un lenguaje común, recompensando el buen comportamiento, redirigiendo el mal comportamiento y generando un vínculo sano para vivir con éxito, cumpliendo las reglas de convivencia.
MITO: Los perros solo respetan y aprenden de líderes “dominantes”.
Como puedes observar, la educación canina conlleva muchos procesos diferentes según las necesidades, problemas u objetivos que tengan cada familia y cada perro. Todavía existen muchos mitos que rodean la educación canina. No dudes en contactar a un profesional si tienes dudas de qué podría funcionar con tu perro.