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Serradilla

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BMW iX50

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La Autenticidad Es Su Sello

Personal

A Lo Largo De Su Vida Ha

SIDO FIEL A SUS CONVICCIONES; EN ESA TESITURA, COMO ACTRIZ BUSCA HISTORIAS

Creativas E Interesantes

Para Ofrecer Al P Blico

Cuesti N De Estilo

¿Qué otra pasión tienes aparte de la actuación?: “La psicología, la pintura, la lectura, la cocina y los animales, que son lo que más amo en este mundo”

Cantante o grupo preferido: “No podría decir que tengo uno como tal, pero de culto, mi banda favorita siempre será Pixies”

¿Qué grosería dices con más frecuencia?: “No, cállate, tengo mi carita de princesa, pero de repente suelto cada grosería que me dicen: ‘Ana, ¿con esa boquita comes?’, jajaja” Comida favorita: “Híjole, es la pregunta más difícil que me has hecho hasta ahora porque me encanta comer, y decir una es difícil, pero creo que el taco es el mejor invento de la historia, podría comerlos a diario, no hay nada más rico que un taco al pastor”

Un lugar ideal para vivir: “Amo México, y mira que he viajado y he vivido en otros países, pero México es casa, es hogar”

El brillo que proyecta su sonrisa ilumina ahí donde se encuentre; en tanto, su sencillez y buen trato derrumban cualquier atisbo de formalidad al charlar con ella.

Y es que la verdad y la honestidad que Ana Serradilla imprime a sus personajes son las mismas características con las que transita en la vida.

Por eso, en más de 25 años de trayectoria la artista ha interpretado con igual veracidad a la ingenua Dianita, “la de las vueltecitas” (Un mundo raro), que a la soñadora Martha (Cansada de besar sapos) o a la perturbadora Una (Pájaro negro).

De sangre española y corazón mexicano, la artista se abre de capa y en plática plena de risas y ocurrencias nos revela detalles de lo que han sido su vida y trabajo.

Empezaste como modelo de comerciales y luego incursionaste en la actuación, ¿siempre supiste que lo tuyo era estar frente a la cámara?

No sé si lo sabía, más bien la vida me llevó hacia ese punto. Tuve que luchar contra mis monstruos y miedos porque era tímida y no entendía cómo una mujer de mi carácter podía estar en un escenario o frente a una cámara. Fue un doble reto para mí.

Eres una actriz que lo mismo participa en propuestas comerciales que en otras más alternativas, ¿cómo eliges tus proyectos?

Me gusta encontrar un justo medio; cuando veo que ya hay un exceso de comedias románticas, de cine comercial o demasiada televisión, busco mi proyecto teatral o mi película de un corte diferente o de otro género para encontrar un equilibrio. Es importante hacer cosas comerciales, pero también aquellas que te llenan el alma, no sólo el bolsillo.

Antes se criticaba mucho a los actores que hacían telenovelas, ¿tú nunca tuviste un prejuicio, un prurito ideológico?

No tuve un prejuicio como tal, pero me reconozco como una actriz que le dio mucho la vuelta a las telenovelas; intentaba no hacerlas en exceso, cuidar el tipo de melodramas que hacía o la historia que estaba contando, porque para mí era evidente de pronto ver en esos productos una carencia de calidad, de verdad o un exceso de melodrama, y no era lo que, como actriz, creativamente me interesaba contar.

¿Ha sido complejo equilibrar tu vida personal y laboral?

Lo fue porque no lo hacía, siempre le di todo el peso al lado profesional y nunca al personal. Pero de seis años para acá estoy en busca de ese equilibrio, dándole prioridad a mi vida. Hoy ya no hay proyecto que tenga más peso que mi vida personal, porque ya estuve más de 20 años dándole prioridad a mi carrera.

Al elegir a tus personajes, ¿le haces más caso a tu intuición o a la razón?

A la intuición, por supuesto, es a lo que le tienes que hacer caso. Muchas veces, todo parece indicar que puede ser el personaje perfecto, y no lo es, pero rara vez se va a equivocar el corazón, entonces es importante hacerle caso. Sé que la cabeza manda y uno vive de esto, y muchas veces toca pagar los gastos, las rentas, pero uno también tiene que ser fiel a sus convicciones y no traicionarse de más.

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