Boletín espeleológico informativo y científico no 6 (edición especial no 3) parte ii

Page 1


Sumario

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana Memorias

Pág. 2

Por: Ángel Graña González

Antonio Núñez Jiménez

Pág. 7

Por: Pedro Luis Hernández Pérez

Fiesta frente a la Gran Caverna de Santo Tomás Por: Hilario Carmenate Rodríguez

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje Por: Hilario Carmenate Rodríguez y Pedro Luis Hernández Pérez

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje II Por: Hilario Carmenate Rodríguez y Pedro Luis Hernández Pérez

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje III Por: Hilario Carmenate Rodríguez y Pedro Luis Hernández Pérez

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje IV Por: Hilario Carmenate Rodríguez y Pedro Luis Hernández Pérez

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje V Por: Hilario Carmenate Rodríguez y Pedro Luis Hernández Pérez

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje VI Por: Hilario Carmenate Rodríguez y Pedro Luis Hernández Pérez

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje (Final) Por: Hilario Carmenate Rodríguez y Pedro Luis Hernández Pérez

Antonio Núñez Jiménez, naturaleza, cultura y revolución Por: Yinett Planco

El joven Antonio

Pág. 11 Pág. 13 Pág. 16 Pág. 19 Pág. 21 Pág. 23 Pág. 27 Pág. 30 Pág. 34

Pág. 37

Por: Ángel Graña González

Antonio Núñez Jiménez y la variante cultural Seboruco Por: Luis Formigo Espinosa

Núñez Jiménez, el joven de iluminada madurez Por: Nicolás Guillén

Reflexiones de un viajero

Pág. 40 Pág. 43 Pág. 46

Por: Pedro Luis Hernández Pérez

De barba rebelde, negra o blanca

Pág. 49

Por: Hilario Carmenate Rodríguez No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II


Sumario

Testimonio de Gerardo Ortega sobre Antonio Núñez Jiménez Por: Gerardo Ortega Rodríguez

El legado de Núñez Jiménez

Pág. 53 Pág. 55

Por: Carlos Benedetto

Los petroglifos de la Cueva de la Iguana Por: Antonio Núñez Jiménez y Pedro Luis Hernández

Desde el corazón de Pica Pica

Pág. 57 Pág. 62

Por: Hilario Carmenate Rodríguez

Comunicado de prensa por el Aniversario 85 del nacimiento del Dr. Antonio Núñez Jiménez

Pág. 64

Por: Sandra Delgado

Revelaciones desde Guanímar

Pág. 67

Por: Hilario Carmenate Rodríguez

Cincuenta Aniversario de una frase histórica. Setenta Aniversario de una institución histórica

Pág. 69

Por: Ángel Graña González

Develan en Cienfuegos busto en memoria de Antonio Núñez Jiménez http://www.5septiembre.cu/

Pág. 73

Reflexiones filosóficas acerca de la relación Hombre-Naturaleza en la obra de Antonio Pág. 74 Núñez Jiménez Por: Adriana Ortiz Blanco y María del Carmen Rodríguez

El lugar más frío del planeta

Pág. 80

Por: Ángel Graña González

Un gran tesoro pétreo

Pág. 88

Por: Luis Orlando Hernández

Mis vivencias espeleológicas

Pág. 91

Por: Humberto Vela Rodríguez

Algunas fechas recordatorias de quien fue Antonio Núñez Jiménez Compilación de datos por: José Luis Gómez Cabrera

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 93


A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

Memorias1 Por: Ángel Graña González* angel@fanj.cult.cu Secretario de la Sociedad Espeleológica de Cuba Introducción En que día, de que mes del año 1963 fue, no lo recuerdo, aún no había aprendido lo que Núñez daba como regla inalterable, escríbelo todo y guárdalo todo, es por eso que el día en que recibí la invitación a través de Alejo Lanier, Director del Dpto. de Espeleología y Carsología del Instituto de Geografía de la naciente Academia de Ciencias de Cuba en forma escueta y sencilla ha quedado en el olvido:

-Graña, el capitán te invita el domingo a una exploración a las Cuevas de Bellamar. Recuerdo que al colgar el teléfono mis saltos y gritos eran alarmantes, mi mamá rápidamente me pregunto qué pasaba y mi padre desde la ventana del comedor que da al patio también me pedía aclaración. Rápidamente les conteste: es que Núñez me ha invitado a ir mañana a las Cuevas de Bellamar y debo estar temprano en casa de Lanier para ir con él para la casa de Núñez. El resto del día fue para preparar los equipos, casco, linternas, ropa apropiada y sobre todo para imaginarme dentro de las Cuevas de Bellamar con el Dr. Antonio Núñez Jiménez, presidente de la Academia de Ciencias de Cuba, fundador de la Sociedad Espeleológica de Cuba y el mejor espeleólogo cubano. Pero también debo recordar los años 1954 o 1955

cuando era miembro de los Boys Scouts y uno de los jefes de la tropa: Armando Cruz Bustamante, que era miembro de la Sociedad Espeleológica de Cuba me invitó a una conferencia que impartiría Antonio Núñez Jiménez, sobre los últimos descubrimientos en la Gran Caverna de Santo Tomás. Armando Cruz años después se unió a los sicarios de Batista y asaltó la SEC, traicionando a todos sus antiguos compañeros.

Pero recordando más en esa década del 50 fui miembro del Instituto Cubano de Arqueología, que radicaba en la Playa de Santa Fe donde vivía y ya había hecho algunas excursiones espeleoarqueológicas, a la Cueva de Lamas en esa localidad, junto a Roberto Pérez de Acevedo, Oscar Arredondo y otros. Ya a principios de la década del 60 ingresé en el Grupo de Exploraciones Científicas y comenzaron con más periodicidad los viajes espeleológicos, fundamentalmente a las cuevas del Valle de Pica Pica. Esa noche de la conferencia llegué temprano al local de la SEC en la antigua muralla cerca de la terminal de ferrocarriles, modestamente tome asiento en la ultima fila y casi en uno de sus extremos, mis ojos recorrían el salón y se detenían en los rostros de algunos de los allí presentes, de esa forma pude ir reconociendo a los exploradores que había conocido a través de los artículos publicados por Núñez en la

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 2


Memorias1

revista Carteles y Bohemia, en un extremo del salón Manuel Rivero de la Calle conversaba con Oscar Arredondo, más allá reconocí al Dr. Heriberto Valcárcel, a Ramón Dacal y su esposa Liduvina Azcuy que conversaba con Xiomara Castellar la esposa de Valcárcel, Gilberto Silva y muchos más, una gran alegría sentía el ver personalmente a todas estas personas que eran mis héroes al conocer de ellos a través de los escritos de Núñez. Que lejos estaba yo en aquel momento de saber que unos pocos años más adelante todos ellos serían mis compañeros de exploración en muchos lugares de Cuba, cosas como esa son las sorpresas que le tiene preparada la vida a cada persona. Unos minutos antes de la hora señalada, llega Núñez, con su traje y corbata de lacito, saludando a sus compañeros, según caminaba hacia el lugar donde impartiría la conferencia. Ese día, que como dije al principio, no tenía la costumbre de anotarlo todo en la agenda, se ha perdido, ni aún en la actualidad he podido determinarlo ya que en los archivos de Núñez aparecen muchas conferencias sobre Santo Tomás en esos años, pero sea cual fuera el día y el mes lo importante para mí es que ese día vi por primera vez a ese gran estudioso de Cuba y el presidente de la SEC, la vida me llevaría después a ser su compañero de exploración, de trabajo y del que sería hasta el momento de su muerte su ayudante y su secretario en la Sociedad Espeleológica de Cuba que presidía en el momento de su desaparición física. El día del viaje a Bellamar desde luego que casi ni dormí desconfiaba del despertador, de que no sonara

y llegara tarde a casa de Lanier, ya que me lo había dicho bien claro. -Él capitán es muy puntual y hay que estar listo a la hora que dice. Antes de la hora indicada ya estaba tocando el timbre en casa de Lanier. Tomamos el jeep soviético de dos puertas pintado de beige y con las letras en rojo “Academia de Ciencias de Cuba”. Llegamos a casa de Núñez y ya se encontraban allí otros carros, estaba René González Broche, Eladio Elso, Fernando Jiménez, Francisco Rodríguez Cowan y otros miembros de su escolta devenidos en espeleólogos, a la hora indicada abría la puerta de su casa y con su uniforme verde olivo y los grados de capitán a grandes pasos se acercó a todos los que esperábamos junto a los carros, uno a uno fue saludando a los compañeros y al llegar junto a mí solo me dijo -me alegro de que te haya llegado el recado para que aceptaras mi invitación. Yo creo que no pude decir nada, solo moví la cabeza y la voz de Alejo me hizo volver a la realidad. -Monta Graña que nos vamos. Durante el viaje hasta la ciudad de Matanzas yo iba junto a la ventanilla del jeep y me sentía la persona más importante viajando en ese carro con los rótulos de la Academia de Ciencias Al llegar a las cuevas nos esperaba el Administrador de las mismas, Eladio Pérez Rivera, conocido por Perezito, amigo de Núñez desde la época de los

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 3


Memorias1

estudios de esa cueva para su Tesis de Grado, él nos invita a un café y Núñez aprovecha ese tiempo para explicarnos nuestro plan de trabajo. Nos informa que visitaremos la parte no turística de las cuevas con vista a tomar algunas fotos y ver algunas pequeñas gateras para ver si continúan, y después recorreremos el tramo abierto al público y entraremos por el Baño de la Americana hacia el Salón de las Nieves, esta última parte no está abierta al público. Todos preparados comenzamos la exploración. No quiero en estas notas entrar en detalles sobre lo que se hizo en todo los viajes que pude realizar junto a él sino mi interés es mostrar el Núñez Jiménez que pude llegar a conocer a lo largo de más de 34 años de trabajos juntos. En esa exploración a las Cuevas de Bellamar me sentía como si me estuvieran examinando, Núñez me preguntaba de todo: cómo crees que se formó esa extraña concreción, qué tipo de roca tú crees que sea esa, tú eres miliciano, simpatizas con la Revolución, qué has estudiado, dónde trabajas. Después de ese día mis visitas al Instituto de Geografía de la Academia de Ciencias se hacían más frecuentes para visitar el Dpto. de Espeleología y Carsología que dirigía Alejo Lanier y conversar con Eladio, Fernando y Panchito sobre cuevas y otros temas. Otro de esos días al llegar y después de saludar a todos los compañeros Lanier me pide que me siente frente a él en su buró y sin mucho protocolo me plantea, - Francisco Rodríguez Cowan se va a trasladar para

el Instituto de Biología de la Academia, por lo que nos queda una plaza libre y el capitán quiere saber si te interesa optar por esa plaza para que trabajes con nosotros aquí. Mi cabeza no podía procesar tan rápidamente esta información inesperada, las piernas temblaban, posiblemente si hubiera hablado en ese momento hubiera tartamudeado, debía estar blanco como el papel. Después de tomar un resuello solo fui capaz de decirle a Lanier. -Es que como usted sabe yo trabajo en la Cía. Cubana de Teléfonos y hay una política de no dar traslados a los técnicos a mí me encantaría pero temo embullarme y que después no se pueda lograr. Lanier con la calma que lo caracterizaba al hablar me dijo, -ya el capitán pensó en eso solo quiere saber si te interesa el traslado él lo resuelve con el Ministro Montané. -Pues dígale que sí, trabajar aquí sería lo inimaginable. En esa época yo trabajaba como operador de larga distancia nocturno en la Playa de Santa Fe y de la Academia de Ciencias seguí directo para el Centro Telefónico para hablar con la Jefa del Centro y explicarle lo que pasaba. Después de oír mi historia, María Teresa, la jefa del Centro me dijo, -me alegro mucho por ti porque sé que te vas a superar mucho en lo que te gusta, pero tengo mis temores que si te dan el traslado no podrá ser

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 4


Memorias1

inmediatamente, por la falta de personal que tenemos, así que no te embulles mucho. Pasaban los días, continuaba en mis visitas periódicas al Instituto de Geografía pero era incapaz, aunque no me faltaban ganas, de preguntar cómo iban los trámites para mi traslado. Pocos días después dormía en la casa después del trabajo de una larga noche que estuvo complicada con la muerte de un viejo vecino de Santa Fe y toda la noche tuve que estar atendiendo llamadas con motivo del deceso, en esa época la pizarra de Santa Fe era manual y había que estar poniendo las llamadas tanto internas como las externas de forma manual. Mi mamá se acercó a mi cama y me despertó anunciándome que María Teresa quería que fuera por el centro lo más pronto posible, le pregunté a mi mamá si ella le había dicho para que cosa era o si había pasado algo y si Caridad, mi esposa que también trabajaba en el Centro sabia para lo que era. No ella no sabe nada y María Teresa no dijo que hubiera pasado nada, solo que quería verte dijo mi madre. Me vestí y caminé las pocas cuadras que me separan del Centro Telefónico. Al llegar al despacho de María Teresa, me dijo. -Sé que trabajaste anoche y que fue muy dura, pero no quería dejar de darte personalmente esta noticia, mañana debes estar en el Departamento de Cuadros de Águila y Dragones para que recojas tu expediente y lo lleves a Cuadros de la Academia de Ciencias en el Capitolio Nacional, te dieron el traslado, Felicidades.

Tuve que entrar en el Salón de trabajo donde estaba mi esposa junto a tres compañeras más y les di la noticias todas me felicitaron y me desearon suerte en mi nuevo centro, que para mí no iba a ser trabajo pues eso era lo que me gustaba y hasta ese día yo tenía que pagarme los gastos para ir a una cueva y a partir de ahora me iban a pagar a mi por ir a una cueva, eso no podría ser catalogado de trabajo. Al día siguiente y después de recoger mi expediente (en la Compañía Cubana de Teléfonos en Águila y Dragones) me dirigí al cercano Capitolio Nacional donde radica la Academia de Ciencias, allí tuve que ver a Erasmo Dumpierre él que me dio una carta de presentación para el Dr. Salvador Massip Director del Instituto de Geografía donde le notificaba mi nombramiento como Auxiliar de Investigación. Al llegar al Instituto situado en Oficios y Muralla, fui inmediatamente recibido por el Dr. Massip y su esposa Sara Ysalgue a los que también me unieron grandes lazos de amistad al cabo de los años, con su acento característico el Dr. Massip me invitó a sentarme y después de recibir los documentos que llevaba y leerlos con detenimiento, me deseó muchos éxitos en mis nuevos empeños, y me pidió que pasara al ver a Alejo Lanier. Una vez en el Departamento, Lanier me dijo que tomara el buró que usaba Rodríguez Cowan y que en la tarde íbamos a tener todos una reunión para discutir los planes de trabajo. Esas primeras semanas en el Dpto. fueron más bien para conocer cómo funcionaba todo el grupo de trabajo, Manrique era el oficinista, mecanógrafo, Eladio se ocupaba del almacén de equipos, de su

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 5


Memorias1

reparación y cuidado, Fernando, fundamentalmente se ocupa de la realización de los mapas de las cuevas y Alejo de los estudios del Clima subterráneo. Por aquellos días llegan a Cuba por primera vez y por convenio entre las dos academias dos carsólogos checoslovacos Vladimir Panos y Otakar Stecl, y le corresponderá al Dpto. atenderlos en sus investigaciones, Núñez estaba casi todos los días con nosotros y los checos en todo lo referente a la organización de una gran expedición a Guanahacabibes donde se estudiara toda esa zona cársica.

soviéticos que venían a Cuba a estudiar el Carso. Y así comenzó una larga trayectoria junto al Dr. Antonio Núñez Jiménez a lo largo de muchos años y que me permitió junto a él estudiar y explorar todo el Archipiélago Cubano, visitar cuevas y cavernas en muchos países del mundo, participar en muchos congresos espeleológicos internacionales, conocer Mamouth Cave en Estados Unidos, estudiar el Arte Rupestre de la Isla de Pascua, visitar cuevas en la República Popular China, viajar en Canoa del Amazonas al Caribe, visitar la Antártica y otros muchos lugares de nuestro planeta.

Todos estos años finales de la década del 60 fueron de viajes con distintos especialistas checos y 1 Esta es la Introducción de mi libro inédito Memorias que me parece que puede ser muy interesante sobre todo a las nuevas generaciones de espeleólogos, en el fundamentalmente trato de reflejar el carácter del presidente fundador de la Sociedad Espeleológica de Cuba, este material como el resto del libro aún está en la etapa de revisión pero aprovecho a El Explorador para dar las primicias del mismo. Espero con muchos deseos conocer la opinión de mis hermanos espeleólogos sobre este material. *Miembro Ordinario de la Sociedad Espeleológica de Cuba. Durante muchos años fue secretario del Dr. Antonio Núñez Jiménez Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 6, Cuba, 26 de octubre de 2004.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 6


A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

Antonio Núñez Jiménez Por: Pedro Luis Hernández Pérez Director del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador” Comité Espeleológico de Pinar del Río. Sociedad Espeleológica de Cuba "Queridísimos hermanos del Partido, del Gobierno de Pinar del Río, la amada Vueltabajo de nuestros abuelos. Compañeras y compañeros: Si alguna prueba me faltaba para considerar superado un cuarto infarto que sufrí recientemente, era escuchar, ver, este homenaje que me rinde lo mejor del pueblo de Cuba. Participar, en esta medalla para mí tiene un significado muy grande, porque no puedo hacer abstracción de que en esta provincia se forjó gran parte y diría, lo más decisivo de mi vida. Fue en los años 40 que comenzamos a identificarnos, no solamente con la Cordillera de Guaniguanico, sino también con su pueblo. Desde nuestros primeros trabajos, destacamos a los campesinos de Pinar del Río, de aquella Cenicienta que ha quedado atrás, como parte del paisaje. Estudiábamos tanto el paisaje geográfico, como el paisaje humano, así aprendimos a querer a Pinar del Río. Pasaron por debajo de nuestros talones el Pan de Guajaibón, el Cerro de Cabras, los sumideros del Cuyaguateje, la Península de Guanahacabibes, las costas del Norte y del Sur. Participamos en muchas realizaciones revolucionarias junto con Fidel, fundamos la primera cooperativa de Cuba, que le

pusimos el nombre del Moncada, participamos con el Comandante en Jefe en la fundación de la primera milicia cubana, victoriosa milicia cubana, en fin, son muchos los recuerdos, la lucha por el Valle de Viñales, por proclamarlo Monumento Nacional, las realizaciones que tan ostensibles se hacen hoy, gracias al esfuerzo del Partido, del Gobierno, de las organizaciones, todas de nuestro país, que han convertido en un jardín maravilloso aquella Cenicienta de Cuba.

Les agradezco infinitamente esta medalla, que llevaré para siempre en mi corazón. Palabras del Dr. Antonio Núñez Jiménez cuando recibió el Escudo de Pinar del Río, en abril 1998 en Viñales." Así resumía su paso por Pinar del Río, el padre de la espeleología cubana –cinco meses antes de su muerte–. Antonio Núñez Jiménez había nacido en un pueblito eminentemente cársico de la provincia Habana, Alquízar, el 20 de abril de 1923, hijo de Antonio Núñez Faccio y Rosario Jiménez de la Osa, de origen humilde, sus padres tuvieron que realizar loables esfuerzos para sostener la familia compuesta por ellos y tres hermanos más. A partir del 4 de abril de 1939, comienza una nueva etapa en la vida del adolescente que sólo contaba con 15 años de edad, las inquietudes de muchacho lo llevaron a efectuar su primera expedición espeleológica cuando visita la espelunca de la Loma

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 7


Antonio Núñez Jiménez

de Candela, elevación perteneciente a las alturas Bejucal-Madruga-Coliseo. Durante este año efectúa varias expediciones a la zona de Mayarí, como la cueva de Serones, cuevas de Seboruco, el río del propio nombre, Manacal y el Puente Natural del río Bitirí; exploraciones que continuaron a través del arroyo Guayabo, las cuevas de Cotilla en el municipio San José de las Lajas –que se convirtió en la mayor caverna visitada por aquel entonces y durante varios años jugó un papel importantísimo en el desarrollo de los espeleólogos habaneros, ya que en ella se daban las clases prácticas de los cursos de espeleología–. Esas ansias del conocimiento llevó a un grupo de estudiantes –encabezados por él–, a un hecho histórico que trascendería y superaría a sus propios miembros, la fundación de la Sociedad Espeleológica de Cuba, sus otros compañeros por aquel entonces fueron: Omelio Sánchez Serrú, Osvaldo Aguirre Noy y Arturo Díaz García. Durante los años 1940 a Marzo 1943, estos fundadores y lo entusiastas que se incorporaban a la exploración del subsuelo cubano, escudriñaron en las provincias de la Habana y Mayarí decenas de cavidades, este último lugar producto a la separación de los padres de Antonio Núñez Jiménez, que lo obligó a viajar en varias oportunidades a esa región oriental. Sin embargo, el 13 de marzo de 1943 se sale del entorno de sus tradicionales áreas de trabajo y arriba por primera vez a Pinar del Río, estudiando y aportando datos nuevos a la geografía de nuestro país, en zonas tan intrincadas como: la región de Pica-Pica, donde exploró el hoyo de Potrerillo, cueva Clara y Oscura, la cueva del Resolladero del río Cuyaguateje y el valle de Luis Lazo. Es en estas

expediciones donde precisa la existencia de dos cavidades por las que pasa el río Cuyaguateje y no, como aparecía en los libros de que era una sola. Tan poderoso fue el impacto de todos estos estudios que sólo un mes después de este extraordinario hecho, la Sociedad Geográfica de Cuba el 5 de abril del propio año reconoce oficialmente a la Sociedad Espeleológica de Cuba. Donde Antonio Núñez Jiménez dicta la conferencia “Explorando las cavernas de Cuba” y recibe encumbrados reconocimientos por parte del más destacado geógrafo cubano de aquellos tiempos, el eminente Dr. Salvador Massip quién era a su vez el presidente de tan benemérita institución. A partir de este impulso que el propio biografiado ha expresado que constituyó la mayoría de edad de la joven institución, Antonio Núñez Jiménez y sus seguidores se lanzaron a una cruzada en pos del conocimiento del país. En el propio mes visita Matanzas ascendiendo a su mayor altura, el Pan de Matanzas y recorre las lomas del Palenque. Escala el Cerro de Cabras, visita San Vicente, La Palma y la mayor altura del extremo oeste de Cuba, el Pan de Guajaibón, el cual corona el 27 de septiembre del propio año,en compañía de campesinos de la región. El año de 1944 lo consolida en el mundo académico, luego de ser aprobado el 6 de diciembre de 1943 como socio titular de la Sociedad Geográfica de Cuba, es electo en febrero del 44 a ocupar el sillón 46 del Consejo de dicha institución –honor sólo conferido a los grandes naturalistas de esos años– y el 13 de marzo de 1944 fue electo Presidente de la Sección de Espeleología, que por primera vez se creaba en la Sociedad Geográfica de

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 8


Antonio Núñez Jiménez

Cuba. En mayo del propio año otro grande de la historia científica de nuestro país el Dr. Emilio Roig de Leuchsenring, valora elogiosamente las actividades y dicha designación. También en este año visita la Isla de Pinos, recorriendo junto a Omelio Sánchez Serrú la Capilla Sixtina del arte rupestre cubano, la cueva de Punta del Este, donde estudia los dibujos existentes en las paredes y techo, pertenecientes a nuestros primeros habitantes. El año de 1945 marca una nueva etapa de la historia de la Sociedad Espeleológica de Cuba, auspiciado a instancia de la Sociedad Geográfica de Cuba se inicia la Expedición Geográfica a Oriente, donde participa él, Arturo Díaz y Julio Steifel. El 27 de marzo alcanzan el techo de Cuba el Pico Turquino, exploran Mayarí, Banes, el río Toa, Maisí, Jauco, Felicidad de Yateras. Este hecho extraordinario para la época consolida aún más la Sociedad Espeleológica de Cuba. El encuentro con la realidad de los campos de Cuba, la vida mísera de nuestros obreros y campesinos, llevaron a la radicalización del pensamiento y la acción de algunos miembros de la Sociedad Espeleológica de Cuba, sus artículos tuvieron un carácter de denuncia acerca de la realidad del pueblo cubano. Esto hizo que desde muy temprano la Sociedad Espeleológica de Cuba estuviese vigilada por los órganos represivos de los gobiernos de turnos. En fecha tan temprana como el 24 de noviembre de 1945, son detenidos varios miembros de esta organización cuando preparaban el pabellón de los espeleólogos en la feria del libro en el Parque Central. En 1946 es acusado de comunista ante el tribunal de urgencias de la Habana.

Transcurriendo este último año visita la provincia de Camagüey, al recorrer el Boquerón del río Jatibonico del Norte y al final del año visitan la provincia de Las Villas que incluyó: Cayo Fragoso, Cayo Caguanes, Cayo Salinas en la zona de Caibarién. Un año después arriba a Sancti Spíritus en vista a Trinidad-Topes de Collantes. Este año en el mes de junio sale el primer número del Órgano Oficial de la Sociedad Espeleológica de Cuba, “Espelunca”. En 1948 visita la última provincia de Cuba que le quedaba por recorrer, Cienfuegos, haciendo realidad el lema de la Sociedad Espeleológica de Cuba: “llevar la luz a las tinieblas”. En sólo 8 años se había recorrido todo el país y se logró un nuevo conocimiento y una nueva dimensión de nuestra geografía. Esta revolución en la ciencia, se reafirmó también en lo social, Antonio Núñez Jiménez, fiel al líder máximo de la revolución cubana, y otros intelectuales progresistas, unieron sus inteligencias a la sabiduría natural de los obreros y campesinos cubanos y destronaron al oprobioso, entreguista y de facto desgobierno de Fulgencio Batista. Antes fue necesario pasar a la clandestinidad, cuando los sicarios del régimen hostigaron, quemaron al estilo fascista su Geografía de Cuba, asaltaron la sede de la Sociedad Espeleológica de Cuba en las antiguas Murallas de La Habana y persiguieron a muchos de los viejos miembros de la organización, pero al final, entraron triunfante, el ocho de enero de 1959 y fue Camilo Cienfuegos el que en nombre de la revolución y del pueblo entregó en manos de sus antiguos miembros la escamoteada Sociedad Espeleológica de Cuba.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 9


Antonio Núñez Jiménez

No por gusto en el vigésimo aniversario de fundada, Fidel Castro expresaba: “Y esto lo logramos con la ayuda de la Naturaleza; porque tuvimos la fortuna de descubrir en ella la fuerza necesaria; y eso es algo que me vincula a los compañeros buenos que supieron fundar, mantener y llevar adelante esta Sociedad Espeleológica.” El trabajo incansable en que se sumió Antonio Núñez Jiménez luego del triunfo revolucionario lo llevó a cargos tan importantes como el Presidentefundador de la nueva Academia de Ciencias de Cuba, creador del Departamento de Espeleología y Carsología de dicha institución y Presidente de la Comisión Nacional de Patrimonio. Desde estos altos cargos, desempeñó una laboriosa y útil tarea en pos de su cruzada “Hacia una Cultura de la Naturaleza”, que se materializó, con la Fundación de la Naturaleza y el Hombre y la fundación de la Escuela Nacional de Espeleología que hoy se honra con su nombre. En el ámbito de la divulgación fue incansable, hizo de la letra impresa su actividad vital diaria, junto a sus expediciones y altas responsabilidades en complejas tareas de la

Revolución. Logrando la heroicidad según su BioBibliografía hasta febrero de 1997 de: 190 libros y folletos, entre ediciones sucesivas y traducciones; ha escrito 1665 artículos publicados; 16 prólogos; 72 entrevistas, dadas a conocer en periódicos y revistas; 5 colecciones de afiches; 15 documentales de televisión y cine que suman 1 948 títulos. Fue nombrado con 95 condecoraciones y 180 diplomas de Cuba y de muchos otros países. Antes de fallecer fue nombrado por sus compañeros espeleólogos y geógrafos el Cuarto Descubridor de Cuba. El Domingo13 de septiembre de 1998, deja de latir su corazón –según Alexis Schlachter en su crónica del periódico Granma acerca de su fallecimiento–“media hora antes, en la tarde de ese domingo, estaba trabajando en su obra Cuba: la Naturaleza y el Hombre”. En su sepelio, emocionado por la tristeza de la pérdida del amigo, Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad de La Habana expresó a los presentes: “Hombres como él vivirán siempre en la agitación y en la creación científica y revolucionaria a la cual consagró su vida hasta el último momento.

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 15, Cuba, 26 de abril de 2005.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 10


Homenaje a Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

Fiesta frente a la Gran Caverna de Santo Tomás Por: Hilario Carmenate Rodríguez El 31 de agosto de 1959, el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, con la participación del Capitán Antonio Núñez Jiménez, dejó organizado aquel grupo de 12 guajiros de los valles de Quemado de Pineda y Santo Tomás, que tras breve entrenamiento militar capturaron la primera banda contrarrevolucionaria en la cordillera Guaniguanico. Conocidos como Los Malagones, varios de ellos fueron colaboradores y partícipes de las exploraciones espeleológicas dirigidas por Núñez en los años 1954. 1956, en la Gran Caverna de Santo Tomás.

En el valle Santo Tomás se crearon la primera cooperativa agraria y la segunda comunidad de la Revolución –nombradas El Moncada–, con las tierras unidas de los campesinos que después habitaron las casas construidas para ellos y con su participación personal durante 1959-60. La Comunidad El Moncada recibió el premio Mi Barrio, otorgado por la Dirección Nacional de los Comité de Defensa de la Revolución (CDR), por su destacada participación en las tareas cederistas. Se realizan proyectos de educación ambiental y desarrollo sostenible; tiene un taller literario, una sección de base de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHIC) y un taller de creación de artes pláticas en su escuela primaria; varios de sus vecinos son fundadores y trabajadores de la Escuela Nacional de Espeleología Dr. Antonio Núñez Jiménez, de la que parten esos proyectos culturales y ambientalistas.

Comunidad con más de 1000 habitantes y merecedora por su historia e importancia económica y social de una mejor atención para la solución de sus carencias. Durante varios días del pasado septiembre estuvieron trabajando como colmena, en labores de limpieza y embellecimiento de sus calles, patios y casas, como familia que espera una visita especial. Porque delegados cubanos y extranjeros del evento Internacional Turnat 2005, visitarían la comunidad en la noche del 27 y participarían con sus pobladores en la fiesta cederista “esperando el 28”, Aniversario 45 de los CDR. En cada casa, en cada cuadra o barrio, las familias crearon y pusieron adornos de colores, artificiales y naturales; pintaron sus casas, hicieron carteles de propaganda y bienvenida, colocaron la bandera cubana, y sacaron a la calle o al patio mesas que se llenaron de fuentes y platos con apetitosas y variadas golosinas caseras, cake, frutas de sus patios, la ya tradicional caldosa cederista, refrescos naturales o de la shopping, y, aunque innecesarias para animar el ambiente sí bienvenidas, unas cajas de cerveza fría y ron distribuidas equitativamente por cada CDR. Y música grabada en cada punto de reunión. En el parque el grupo musical Atabey ponía a bailar a los jóvenes (… y debió haber compartido el escenario algún grupo de música tradicional campesina con sus canturias y controversias, para satisfacción de los muchos decimistas y amantes del género en el Moncada).

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 11


Fiesta frente a la Gran Caverna de Santo Tomás

Los delegados del Turnat, con dirigentes del gobierno y de organizaciones políticas y de masas, se distribuyeron por varios CDR, cercanas ya las 12 de la noche: la bandera y el himno nacional presiden la fiesta patriótica; se escucha la proclama nacional por la TV y la radio, se leen comunicados de bienvenida, se intercambian palabras de gratitud, y los vecinos comparten con los visitantes todo lo que tienen y el reclamo por la libertad de los 5 héroes cubanos, más que prisioneros, secuestrados por el gobierno de los Estados Unidos, por luchar contra el terrorismo. Pasada la 1 de la madrugada, tras los delegados se fueron los músicos, y los bailadores se quedaron

con la cintura caliente, deseosos de que hubiesen continuado siquiera hasta las 2. Las mesas y las botellas quedaron vacías; algunos trasnocharon alegres hasta las 3, en que se apagó la última grabadora y se cerró la última puerta.

Este relator, en camino solitario a la Escuela Nacional de Espeleología Dr. Antonio Núñez Jiménez, sabía que los vecinos se acostaban satisfechos, y agradecidos al cielo que había amenazado por la tarde con aguar la fiesta, pero dio paso a las estrellas, que alumbran allí las noches salidas del monte y las cavernas; estrellas que alumbraron aquellas calles y barrios a donde no llegaron las farolas nuevas para la fiesta…

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 18, Cuba, 26 de octubre de 2005.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 12


A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje. Por: Hilario Carmenate Rodríguez (Pte. Del CEP Pinar del Río) Pedro Luis Hernández Pérez Miembros de los Grupos Espeleológicos Guaniguanico y GEDA. Sociedad Espeleológica de Cuba. En 1943 cuatro jóvenes amantes de la naturaleza realizaron una excursión de 120 kilómetros, desde el pueblo de Viñales a La Palma, Cajálbana, la cumbre del Pan de Guajaibón, hasta concluir en San Diego de los Baños, “famélicos y con los pies lacerados” pero orgullosos.

¿Quién no conoce hoy al Dr. Antonio Núñez Jiménez, quién no tiene siquiera una idea de su gran obra científica, cultural y revolucionaria? Aquel joven alquizareño, fundador de la Sociedad Espeleológica de Cuba en 1940, hoy con barba blanca, de 70 años y aún explora cuevas y escala montañas, investigando siempre, y cuando camina el mundo, va Cuba en él.1 En el 50 aniversario de aquella expedición, el Comité Espeleológico Provincial de Pinar del Río se propuso repetir dicha hazaña. Entre los días 24 al 27 de septiembre de 1993, rememorando y en homenaje a quienes abrieron el camino, y como reafirmación multiplicada de amor a nuestra naturaleza y a los seres humanos que la habitan. Para lograrlo tuvimos el apoyo logístico de Gaviota S.A y del Sectorial Provincial de Cultura.

Grupo Espeleológico Guaniguanico (Pinar del Río): Hilario Carmenate Rodríguez – Téc. auxiliar en investigaciones científicas Academia de Ciencias de Cuba (ACC). Pedro Luis Hernández Pérez Provincial de Espeleología ACC.

Funcionario

Orlando Sotolongo Escobar – Botánico de la Empresa Cubana de Apicultura. Alexis Vega Alfonso- Botánico de la ACC. Leovaldo Rodríguez Maqueira – Téc. del Matadero de aves, Combinado Avícola Nacional de Pinar del Río. Enrique D. Gort Henríquez – Especialista de costos, Hospital Provincial. Ernesto Suárez Campos – Profesor de natación ESPA Pinar del Río. Grupo Espeleológico Cimarrones (Candelaria, Pinar del Río): Alaín Sánchez Martín – Fotógrafo. Pedro Valdez Sánchez – Guía Cinegético La Víbora. Pinar del Río. Grupo Gaviota S.A. Pinar del Río: Carlos R. López Rodríguez – Gerente Comercial Villa Gaviota. Pinar del Río.

Participaron: No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 13


El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje.

Rumbo al Pan de Guajaibón. Viernes 24

ómnibus (guaguas) de transporte público.

El tramo de Viñales a La Palma se decidió no realizarlo por ser una zona más conocida. Así que al amanecer del 24 un camión del Sectorial Provincial de Cultura, con combustible de Gaviota S.A., dejó al grupo en la cima de loma la Yaya, hasta donde llegan las últimas casas del pueblo. En esa cima se estableció el puesto de mando de las tropas del General Antonio Maceo durante el combate de La Palma en la Guerra de Independencia de 1895.

Definido con el guía el trayecto a seguir, reemprendimos la marcha con rumbo Este, dejando atrás el batey en su despertar. Sobrepasamos la loma los Frijoles y bajamos la del Sitio, hay a la izquierda (norte) un mogote que llaman “de Felipe”, nombre de antiguo dueño de estas tierras Felipe Díaz. “¿Tiene cuevas?”; -pregunta enseguida algún espeleólogo-. “Sí, hay dos probablemente arqueológicas”, y quedó pendiente una exploración de Hilario y Mireyo con Lino Lemus “Yeyo”, conocedor de la zona y vecino del Sitio.

El lucero de la mañana estaría marcando las 6:00 a.m., cuando el grupo entusiasta de nueve jóvenes, mochila al hombro emprendió la marcha. A dos kilómetros del pueblo, en el Mameyal, la carretera de La Palma a San Andrés entronca con la carretera de montaña a Mil Cumbres. El entronque está bordeado por las casas de la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA)2 “Vladimir Ilich Lenin”, batey donde se combinan casas de madera y guano con las de mampostería y placa y el círculo social, destacándose el Consultorio del Médico de la Familia por sus dos plantas pintadas de blanco, típico de las viviendas locales, como en todos los campos de Cuba, son los jardines donde abundan las matas de marpacífico y rosas de diferentes tipos. Aquí se encontraron los jóvenes con Hilario Carmenate y José María González Murguía (Mireyo), guardabosque que nos acompañaría como guía hasta San Juan de Sagua. Abrazos y expresiones de alegría, rompen la rutina de los campesinos, obreros y maestros que se levantan al aclarar para aprovechar los primeros camiones y tractores que transitan, pues la falta de combustible ha interrumpido el normal funcionamiento de los

Pasamos frente al caserío de la C.P.A. “Miguel Betancourt”: casitas iguales de madera con techo de guano o tejas rojas, algunas de bloques y placa; junto a una hay un “polaquito”3 particular y balones de gas en otras; al camino llegan las sintonías de radios y la música de una grabadora (reproductora); es raro un techo sin antena de televisión. El local del núcleo del Partido de la Cooperativa sirve de aula de preescolar: la joven maestra en la puerta y varias cabecitas en las ventanas nos miran pasar, devolviendo adioses con sus manitas. Una escogida de tabaco da empleo a las mujeres que viven en los alrededores, quienes procesan el tabaco que siembran sus esposos y familiares o amigos, todos vecinos en total unidad. Sobresale otro consultorio médico blanco de dos pisos. A ambos lados de la carretera ondulantes, de poste a poste, los tendidos eléctricos y telefónicos. A las nueve de la mañana cruzamos el puente del río Maniguas, donde los exploradores del 43 se bañaron y almorzaron. Núñez describe la triste escena de campesinos cruzando el río con un enfermo en

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 14


El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje.

camilla, a pie hacia el pueblo… Por suerte escenas como esas son solo el mal recuerdo de tiempos pasados, contados por abuelos de la región. La granja estatal4 abarca tierras de: El Sitio, Caimito y Sagua: tierras aún sin la necesaria y posible eficiencia agrícola, pues no hemos logrado todavía el sentido de pertenencia sobre lo colectivo, del pueblo, ara sentirlo como nuestro y por lo tanto trabajar y hacer producir esas tierras con el mismo celo que si fueran particulares (o mejor). Una puerta corrediza con un venado y un tocororo pintados, señalan la entrada a las oficinas de la Empresa Nacional para la Protección de la Flora y la Fauna Mil Cumbres. Nos detenemos por diez minutos, las camisas ya sudadas reflejan que el calor comienza a elevarse. En una pared, rotulado

en letras grandes: “Los flojos respeten, los grandes adelante” –frase martiana–. En la pequeña cafetería que tiene la empresa tomamos cocimiento de caña santa: ni un pan con algo, ni un refresco o un dulce. Así resistimos en el período especial. En una ventana otro cartel: “La orden de combatir está dada siempre” –palabras de Fidel–. 1. Este artículo se escribió en octubre de 1993. Antonio Núñez Jiménez falleció en La Habana el 13 de septiembre de 1998. 2. Forma de unidad campesina para producir de conjunto. 3. Auto pequeño hecho en Polonia. 4. Forma de producción del estado agropecuaria y forestal.

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 30, Cuba, 26 de octubre de 2006.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 15


A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje II Por: Hilario Carmenate Rodríguez (Pte. Del CEP Pinar del Río) Pedro Luis Hernández Pérez Miembros de los Grupos Espeleológicos Guaniguanico y GEDA. Sociedad Espeleológica de Cuba. No pudimos tomar el camino antiguo de Pino Solo, pues la presa “Héroes de La Palma” cubre un tramo del mismo; hay que seguir la carretera un buen trecho, dando un rodeo por el este. Cruzamos otro puente sobre un arroyo que bordea por el sureste otro mogotito aislado. Ya vamos saboreando las guayabas silvestres o cotorreras agridulces, pero buenas al paladar que crecen a orillas de la carretera. Al sur, el bosque corona la sierra de Mil Cumbres, con potreros y reses a media falda y más abajo tierras aradas. Si se presta atención al canto de las aves se pueden escuchar –y ver– tomeguines del pinar, judíos, arrieros, negritos, sabaneros, chichinguacos, totíes, sinsontes, bijiritas, pitirres, tinguilillos, palomas, cernícalos, zunzunes, bobitos, carpinteros… el “falcón” y el ruiseñor ya cuando la carretera se adentra en los pinares. Si cerramos los ojos escuchando el concierto de los pájaros, nos parece mejor conservado el medio ambiente. A las 9:30 a.m. pasamos por loma de Mongo Hernández –o loma del Azufre–, con una altura al nivel de la carretera de 110 metros sobre el nivel medio del mar, donde se hizo un pozo de 149,35 metros y apareció agua sulfurosa, pero contaminada con otros minerales que la hacen nociva a la salud humana. Un hilo de agua mantiene activos algunos charcos que pintan de gris azulado el suelo e invade el aire con su olor fuerte a “huevo clueco”. 1 Una colmena de abejas zumba sobre la carretera, la hilera de cajas a la orilla, y Mireyo comenta que la

producción melífera ha bajado por la falta de azúcar que necesitan en estos meses de menor floración. ¡Hasta ellas, tan trabajadoras, son dañadas por las carencias del período especial! Descendiendo al norte cruzamos el puente del río Puercos (“la posada” le dicen), con su bosque ribereño de pomarrosas, y poco después el del arroyo Corral, donde la presa “enseña el bigote” pues hasta allí llegan sus aguas, donde habitan tilapias, camarones de agua dulce, que bajan por los arroyos desde las montañas circundantes, (curiosa la decisión de la naturaleza de no criar camarones que bajen por los ríos hacia el sur), excepto el río Cuyaguateje, donde una trastada geográfica le juega una mala pasada a la natura, ya que en su inicio el río corre al norte, pero al penetrar en los valles intramontanos toma rumbo oeste y finalmente va al sur ¿tendrá que ver en esto la posible cuenca del río Palmarito, donde suponemos existe un doble cauce?, y es porque los manantiales y cañadas donde nacen están al norte del parteaguas central. ¿Qué línea divisoria impide que elijan vivir al sur? ¿Qué condiciones? Y se dice que soltaron una pareja de peces parchis –que pueden alcanzar hasta setecientas libras–, enviada por Fidel para su reproducción. A unos cien metros del puente hay un campamento de pioneros exploradores, que realizan excursiones por los alrededores de El Burén.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 16


El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje II

Al norte de la carretera se observan siembras de arroz en lugares bajos, con bullangueros bandos de totíes; algunos cultivos de viandas, y pequeñas tumbas recién abiertas, como tumores en el bosque. Son tierras de la Empresa Municipal Agropecuaria (EMA). Al sur las tierras pertenecen al área protegida Mil Cumbres, “que de protegida tiene muy poco” –según expresión de Mireyo–. Él nos cuenta de un negrito “que es el diablo”…, un día hizo una caldosa con cuatro pichones de gavilán, ranas y cativos –y nos enseñó el pino y la altura hasta donde subió para coger los pichones. Entre cuentos, cantos de pájaros y guayabas, saneando nuestros pulmones con ese aire puro de los pinares, llegamos a loma la Cuaba a las 10:25 a.m. Sobre el horizonte verde de pinos, todavía a diez kilómetros al este, se nos presenta en azul oscuro la primera vista del Pan de Guajaibón, la mayor cumbre pinareña, imagen captada por Alain con su cámara, quien va de la vanguardia a la retaguardia, de un lado a otro, inquieto. En la primera casa de La Cuaba vive un matrimonio joven: vuelve a aparecer la antena de televisión sobre el techo de guano, aparato que informa y divierte, al cual el cubano se ha aferrado, al mismo tiempo que va borrando información, entretenimientos y cultura tradicional. ¡Qué raro es ver hoy un guateque en nuestros campos! Entre el monte y árboles frutales se ocultan otras tres casas, y a dos grandes ceibas, hermosas como todas (el árbol debería ser sagrado, como lo era para algunas tribus aborígenes en el mundo; pero las ceibas, con el derecho agregado del respeto a la belleza y su disfrute).

Tres kilómetros al norte en lo alto de la altiplanicie de Cajálbana se aprecian la torre de televisión y los edificios del Instituto Tecnológico Forestal “Invasión de Occidente” Recordando los años de becados imaginamos a los alumnos estudiando y enamorándose entre los pinos. Descendiendo hacia El Burén, dejamos la carretera unos cien metros antes del puente sobre el río Tortugas, y rumbeamos por trillo al norte para coger el camino viejo de la costanera, por donde pasaron los exploradores en 1943. Sobre la vereda, conversamos con “Pipe”, Pedro Robaina, en descanso que agradecen los bueyes con que ara la tierra. Hacia el este, con 79 metros sobre el nivel del llano, se destaca la loma del Chino, nombrada así por el dueño millonario de estas tierras antes de 1959, que le decían “el chino Can Can”. Elevación recién desmontada, de roca caliza, en la que sobresalen grandes árboles aislados testigos del antiguo bosque que la cubría. No entramos al batey del Burén, con unas 70 casas más o menos dispersas en el lomerío, de familias Cruz, Pérez, Naranjo, Murguía, Valdés, Martínez… Unos diez matrimonios jóvenes se han quedado a vivir allí, en parte por los beneficios del Plan Turquino, quizás más por las ventajas que ofrece la montaña en estos momentos críticos por los que pasamos. El sendero a veces rojo, a tramos amarillo, desciende sombreado por helechos arborescentes y altos pinos, con guías de bejuco colorado que al rozar la piel hacen un rasguño superficial ardiente como quemadura. Al sur baja el monte en pendiente

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 17


El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje II

abrupta y sube de lo profundo el rumor del río Tortuga, que corre entre rocas con forma de semicantos rodados. Llegamos al hoyo de Andrés, vega de Andrés Martínez Pimentel, quien llegó a este lugar a trabajar a los ocho años y va por noventa y tres. Conversamos con Marino Martínez, de cuarenta y nueve años, hijo adoptivo del viejo Andrés, quien heredó el don del trabajo en este hoyo que ha sostenido a la familia por más de ochenta y cinco años, sitio situado al sureste y al pie de loma del Gato. Subiendo las estribaciones por trillo poco transitado, observamos sembradíos de yuca y frijoles en tumbas recién abiertas –hay tocones de árboles aún negros por la quema– y tierras aradas, rojas, como si

sangraran cada vez que la yunta les pasa por arriba. Llegando a la cima vemos hacia el noroeste loma Peluda –la que han pelado y no precisamente a máquinita de barbero– y descendimos al norte bordeando la del Gato por el sureste. Bajo pomarrosas caminamos la orilla oeste del río Tortugas, de tramos anchos y profundos, y lo cruzamos por un vado sobre cantos rodados y brincando de roca en roca. Es el río que Núñez y compañía denominaron Caimito (nombre que se mantiene en las cabezadas al norte de La Catalina) y lo describió como “el más bello de todo el trayecto”. Ha disminuido el caudal, pero sigue alegre y limpio entre piedras multicolores, atravesando entre loma Peluda y Cajálbana en su viaje hacia el mar.

1- Huevo echado a perder Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 31, Cuba, 26 de noviembre de 2006.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 18


A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje III Por: Hilario Carmenate Rodríguez (Pte. Del CEP Pinar del Río) Pedro Luis Hernández Pérez Miembros de los Grupos Espeleológicos Guaniguanico y GEDA. Sociedad Espeleológica de Cuba. El camino de la costanera viene de los Magueyes, al oeste. En sus alrededores debió estar el ranchito de leñadores donde Núñez y sus compañeros se guarecieron de “un diluvio”. Caminamos sobre cascajos de las rocas metamórficas que predominan en la base de esta elevación aplanada en su cima; que en sus laderas, predominantemente en el sur, da lecho a interesantísima flora con especies endémicas exclusivas y plantas comunes achaparradas, que reúnen condiciones particulares en forma de bonsái japonés, en aquellos árboles que en otros sitios alcanzan más de veinte metros de altura. Aquellos jóvenes, en su paso al pie de Cajálbana, se sorprendieron al ver “un gran salto de agua, de aproximadamente 100 metros de altura”, que parecía “un hilo de plata en la verdura de los pinares”. Para verlo ahora hay que serpentear por el cauce y las márgenes del arroyo, en ascenso fuerte, y llegar hasta la base de las varias cascadas que lo integran, a la sombra de altos pinos, copeyes, cuajaníes, almácigos, moruros, ocujes, macurijes, guanos manacas y espinosos, que defienden con sus raíces el borde escarpado del arroyo en las crecidas estacionales. En el arroyo Carlitos, afluentes del Tortuga, merendamos pan con azúcar y naranjas y

descansamos media hora bajo granadillos y pomarrosas. Pedro Luis aprovechó para mostrar los cantos rodados aún con bordes angulosos, indicios de la cercanía de las cabezadas del río. Algunos refrescamos bañándonos en una pocetica, entre guajacones y camaroncitos asustados. A las 12:50 pm continuamos camino. Cruzamos tres veces el mismo arroyo Carlitos y otros dos más, casi secos, con cantos con huellas de óxido rojo, y pisando nuestras sombras. Cuando no hablamos escuchamos el silencio de la hora: solo el zumbido suave de los pinos y el pst pst de un tomeguín. Al borde del camino vimos una orquídea terrestre, con dos hermosos ramos violetas: no más ejemplares. Atrás se quedan Alexis y Alain, quien le dice “que no te vea Hilario”, cuando el botánico se dispone a colectarla. Pero lo vió: –“Coño Alexis, precisamente tú… Al menos espera a comprobar si hay otros ejemplares en la zona”. –“Alabao Hilario, con lo difícil que resulta ahora hacer coincidir una expedición con la época de floración de estas especies, no puedo perder la oportunidad. Además ahí quedaron varios hijos y no afectará su conservación”. Hilario quedó atrás, molesto, pensando en aquella enseñanza de su padre –él tendría unos diez años– todo un código de ética: “cuando vayas a hacer algo, piensa: ¿qué pasaría si todos lo hicieran? Si el resultado fuera bueno, hazlo, pero si fuera malo, no

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 19


El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje III

lo hagas”. Delante sobresaliendo del saco colector del botánico, y moviéndose de un lado a otro al golpe de los pasos sobre las piedras, va la espiga triste, como diciendo adiós, quién sabe si a su “ignorante” defensor o al entorno que ya no volverá a respirar… (Después de la expedición, al clasificarla, resultó ser la Bletia purpurea, especie abundante en distintos medios geográficos. ¡Menos mal! Pero ¡y si hubiese sido una especie escasa?... Tal vez se conservaría en un patio). Dejamos el interior del bosque atrás y desembocamos en la carretera central de montaña – construida en 1980–, en un tramo de quinientos metros sin asfalto: le habían pasado bulldózer para arreglarlo, y llegó el período especial. Pero lo inaceptable es que quién conducía al aparato aplastador (¿y quienes lo dirigían?), destruyeron dos hileras de hicacos, ya nacidas, sembradas por Mireyo. Con el amor de un guardabosque de vocación, nos llevó a una matita superviviente, de un metro de altura, y nos dijo: “nació el 12 de marzo de 1985”. Quedan doce de mil cuatrocientos. Al lugar donde arribamos le denominan “loma del Arroyo del Muerto” (y hubo 1 388 muertes, bulldozeadas por la indolencia). La carretera, que asciende desde el suroeste atravesando una zona de cultivos y potreros, dobla al este y va entre pinares. Sobre las copas de los pinos vemos la cima del Pan, ahora con la imagen del radar que la corona. Una corriente de aire proveniente del nordeste surge apretada entre las montañas del Pan y de Cajálbana, y nos obliga a empujar e inclinar un tanto el cuerpo

hacia delante para avanzar. Entre el zumbido del viento y el chirriar estridente de las chicharras en los troncos de los pinos, Mireyo nos habla de un área de autoconsumo de la Forestal, allí en El Cayo. Tomamos agua en la poceta abierta por el chorro que sale de la alcantarilla en las crecidas del arroyo del Muerto, afluente del río Las Vueltas. ¡Esa agua refrescante y sabrosa de las cañadas en los pinares! Allí con un limo verde ondulante, en los cantos de tonalidades oscuras y cientos de caracolitos negros. Por la carretera Hilario va comiendo frutitos de guasimilla. Llegamos a San Juan de Sagua a las 2:45… ¿Qué le dará ese sabor especial a este lugar y su nombre? ¿La belleza y variedad de los paisajes que lo rodean? ¿La majestuosidad del Guajaibón? ¿el aire cargado de olor a monte? ¿cierta sensación de lo antiguo? ¿o el ritmo de “san-juan, sa-gua, y el agua de sagua?... Debe ser todo junto al mezclarse en nuestros sentidos y nuestra percepción. Desde el puente sobre el río Las Vueltas observamos su poco caudal y las líneas estratificadas plegadas en su lecho de rocas. Dejamos la carretera y bajamos al batey de Sagua. Hay un gentío comprando en la bodega y el consultorio médico vacío, blanco y verde, bonito. En el portal del comedor obrero de la EMA, soltamos las mochilas y nos tiramos en el piso a descansar los pies adoloridos, tras veintidós kilómetros –medidos en la hoja cartográfica 1: 50 000, donde no se cuentan las mil vueltas que se dan en el terreno, ni lo que se sube ni lo que se baja.

1- Huevo echado a perder Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 32, Cuba, 26 de diciembre de 2006. No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 20


A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje IV Por: Hilario Carmenate Rodríguez (Pte. Del CEP Pinar del Río) Pedro Luis Hernández Pérez Miembros de los Grupos Espeleológicos Guaniguanico y GEDA. Sociedad Espeleológica de Cuba. Mientras nuestro leal guía buscó y contactó con Felipe Martínez Alfaro guardabosque y compañero suyo que nos acompañará en lo adelante, pues Mireyo tiene que regresar al Mameyal a una tarea de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana al día siguiente. Todo el grupo, uno por uno se despidió de él agradecido. También por gestión de Mireyo llegó Ada, cocinera de la E.M.A. en San Juan de Sagua. Es delgada, feucha, de 34 años con hijo de 16, activa y tratable. Nos preparó un almuerzo riquísimo, aporte de Gaviota S.A.: coditos, arroz, jamonada con queso y yuca que trajo Felipe. Almuerzo reparador, y después el estimulante mejunje de H.C., con pimienta cimarrona, cáscara de cuajaní, jengibre, hojas de naranja, toronjil de España y cañasanta. Una hermosa muchacha de ojos verdes llega, conversa con Ada y se va, quedándose multiplicada en veinte retinas masculinas. Ante nuestras miradas inquisidoras, Felipe informa que es Mercedes, la Doctora, y vive sola en el consultorio… A las 4 de la tarde cayó tal torrencial aguacero que no se veía el Guajaibón ni sierra Chiquita, a 300 m. Casi a esta misma hora y día de 1943, Núñez y sus compañeros se guarecían de un aguacero semejante en un ranchito de leñadores allá en la Costanera de Cajálbana. Entonces en Sagua apenas habían unos bohíos aislados en parcelas arrendadas por el latifundista dueño, un tal Mr. Yak. Llegaron al

bohío de Mamerto Alfonso, donde les ofrecieron la tradicional hospitalidad campesina. Y llegó Mamerto con la carga de sus 93 años, preguntando por Núñez Jiménez. Desilusionado, nos escuchó explicarle qué hacíamos, y a solicitud nuestra nos contó sobre sus relaciones con Núñez: “la primera vez llegaron como a las 7, mojados, y así mismo iban a tirarse en el piso; yo les puse unas tapas de cuero para que durmieran. Al otro día vendí una novilla en 12 pesos y fui a San Diego y traje una saca de azúcar y otros mandados en el caballo”; para comer apenas tenía de la vianda que cosechaba. Cuenta que subió con Núñez en el segundo viaje (1944), cuando ondearon por primera vez allá arriba la bandera nacional. Relató Núñez que había jóvenes de 20 años que no la habían visto nunca. Y sigue Mamerto: Núñez subió a la cueva de los Huesos por una Yaya y sacó dos catauros de huesos; cirnieron el polvo blanco y recogieron muchas cuentecitas pero no encontraron el medallón del collar”. Mamerto le contó a Núñez en el 43 que sufría de unos “andancios” que le producían “una fuerte dolor en el estrógamo”. En el 79 “el hueso de la espina de la columna le chocaba con el riñón y lo ñangueteaba de tal manera que lo dejaba “to derrengao”. A los 93 nos dice: “tengo profaga” (problemas en la próstata), “me dio la artrosa” “y estoy ancina (así) que no duermo de noche ni de día, lo que cojo unos piensecitos (sueños cortos). Pa´ la artrosa tenía que estar

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 21


El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje IV

tomando pastillas permanentes, y cuando vine pa´ quí voté las pastillas; me ofrecí unos baños de yerba de la sangre, la tomé en cocimiento y me acosté… y me cayó un pincheteo de la rodilla pa´ bajo, que me recordaba una máquina de escribir (y escenificó el pincheteo), pero me curé de la artrosa. Tuve un tabardillo y me dio paludismo, y veo poco”. Le escuchamos con oídos pacientes, pues relata lento, con esfuerzo de la memoria: “yo vendí unas matas de fruta bomba y no me las pagaron; la chequera debía ser de unos 100 pesos según Núñez, y me llegó de 65. Fui a La Habana y vi a Núñez, y después me pagaron las frutas, pero la chequera sigue igual. Quiero ir a La Habana a verlo otra vez”. Se refiere a Núñez con evidente admiración y respeto. Con humildad y orgullo nos mostró la medalla por el 50 aniversario de la Sociedad Espeleológica de Cuba que le fue entregada, y la lleva en el bolsillo de su vieja camisa, sucia de muchos días encima, de viejo solo y sin buena atención familiar… y tuvo 17 hijos, el último a los 79 con una segunda esposa de 18 años. Mientras hablaba, Hilario le hizo un retrato a lápiz en su cuaderno de campo: más que el físico, le retrató el reflejo de la carga de dolores y añoranzas que soporta su cuerpo debilitado.

Ya oscureciendo Hilario lo acompañó a su casa, Mamerto encendió un candil: en esa semioscuridad se veía una sala-comedor llena de trastes y maderas, bultos colgados de las soleras con tapas de latas para que no le lleguen los ratones. Un gato le acariciaba los pies. Vive al parecer en la misma casa en que lo visitó Núñez en 1979, cuando dijo que vivía en el mismo bohío del 43. En el jardín: mar pacíficos… ¿los mismos del 43? Para dormir nos acomodamos en el portal del comedor obrero, pues el encargado del local dijo que no podíamos quedarnos dentro porque hay un almacén. Es natural la negativa, pero de estar Mireyo habríamos dormido dentro. De la casa vecina llegaban las voces y música de “La Sucesora” (novela televisiva), y seguro que hasta allí llegaban las voces, cuentos y chistes, risas y palabrotas, comentarios… y las espontáneas expresiones fisiológicas, para oídos y narices. Compartimos hamacas, sacos de dormir, mantas térmicas, sabanas y mosquiteros como diez hermanos en una misma cama dura y fresca. Cada uno, en la medida de su cansancio, fue quedando solo con sus pensamientos…

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 33, Cuba, 26 de enero de 2007.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 22


A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje V Por: Hilario Carmenate Rodríguez (Pte. Del CEP Pinar del Río) Pedro Luis Hernández Pérez Miembros de los Grupos Espeleológicos Guaniguanico y GEDA. Sociedad Espeleológica de Cuba. Ascenso al Guajaibón. Sábado 25 El amanecer empieza exactamente tras el Guajaibón y sierra Chiquita propicio para los ejercicios matutinos de Hilario antes que el grupo se levante. Llegó temprano Felipe, desayunamos mejunje con yuca y café, y a las 8:40 salimos rumbo al Pan. Ya el sol pintando de colores rojizos los ocres de los altos paredones del sur. El puente sobre el río Sagua ha provocado tal acumulación de cantos rodados y arena, que formó un “tibaracón” –como una isla– cubierta de caña de castilla, que abre al río en dos. Una hilera de tamarindos acompaña al camino que se encuentra 1300 metros al este. Cruzamos el cauce seco del arroyo que brota intermitente de una cueva con un gran lago interior, al fondo de la ensenada, donde se construyó después de 1980 una minihidroeléctrica, por estudios hidrogeológicos de un proyecto cubano-polaco. Actualmente está inactiva por insuficiente caudal. En 1983 había unas 20 viviendas en la ensenada abierta entre los extremos occidentales del Pan y de sierra Chiquita; solo quedan 10, aisladas, las demás se han mudado al pueblito de Sagua. Al bordear la falda occidental del Pan enriquecimos el desayuno con guayabas. En el río Canillas

tomamos agua “como camellos” y llenamos las cantimploras para el día. Felipe nos llevó hacia el este por un trillo que atraviesa un cafetal sembrado de altas tecas, huesos y cauchos, árboles exóticos “sembrados” por Mr. Jack. En su fronda, algarabía de totíes. Para comenzar el ascenso Pedro Luis Hernández tomó como referencia la nota de Núñez Jiménez de “más de un kilómetro y medio después del río Canillas” Allí entramos a una cueva de amplia boca que según Felipe es la Lechuza: un primer salón de 20 m de ancho iluminado por la luz natural que le entra, con abundantes formaciones secundarias; todo el piso, de sedimentos terrígenos con huecos de excavaciones. En la pared sur, ya borrosa la pintura, se observa la marca hecha por el Departamento de Arqueología de la ACC en Pinar del Río, señalando la cueva como sitio arqueológico con el número 286 de la provincia. Pedro con un grupo exploró unos 110 m por galería hacia el este, de dos niveles y que termina en un sumidero. Sus características no coinciden con la descripción hecha por Núñez de cueva La Lechuza. Ochenta metros más al este y a unos 30 sobre el nivel base 140 metros sobre el nivel medio del mar, nos encontramos una cuevita de minado lateral, de 12 m de longitud 8 de ancho máximo y 3 de puntal. Sobre el piso de tierra roja a la entrada hay unos palos quemados en hoguera; quizás por esclavos cimarrones. La nombramos cuevita del Guajaibón.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 23


El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje V

A 20 o 30 metros más arriba hay un abrigo rocoso de apenas 6 metros de longitud, al que ni haríamos referencia, a no ser por un pequeño accidente ocurrido a Hilario (sin casco con una gorra de tela) al apoyar la mano en una estalactita al salir, y se desprendió, le rozó la cabeza y le abrió una pequeña herida que asustó Alain al verlo sangrar; el propio Hilario se contuvo la sangre con un pañuelo, se limpió y explicó sin alarma a los compañeros lo sucedido. El ascenso es zigzagueante, según permitían u obligaban las condiciones del terreno – paredes verticales, derrumbes, grandes bloques, escalones, árboles, bejucos espinosos pero con rumbo general sur-suroeste. A unos 250 metros sobre el nivel de base, el segundo susto lo recibió Valdín al ver al guía, que iba delante, venirle arriba: ¡se le partió un palo seco y cayó hacia atrás, giró en el aire y 3 metros más abajo se sujetó con las manos a unos árboles, de frente y casi cabeza abajo! Dice Felipe que él no se asustó… y se le puede creer: en esos casos no hay tiempo de asustarse, actúa el instinto de conservación. Varios troncos de ébano carbonero pudriéndose con los años y la humedad, y raíces retorcidas de viejos guaos, como esculturas de un rojo oscuro, llamaron nuestra atención. Pedro Valdés “se escapó” y dando un rodeo llegó el primero a la cima a las 11:45. A las 12:20 llegaron los últimos que se desviaron muy al oeste. Carlos llegó con el overol empapado de sudor, pero como siempre de buen ánimo y dispuesto a un chiste. Algunos trepamos a la copa achatada de los sabicúes que coronan el pico y desde allí disfrutamos el aire, el sol y el paisaje que nos rodea:

sin primeros planos por la inmediata pendiente abrupta, con abismos al sur y al noroeste, las auras volando más debajo de nosotros. Hacia el sur, primero las elevaciones de sierra Chiquita con su bosque de cerrado dosel –igualado por la red de bejucos que lo cubre– con jagüeyes, palmas reales y ceibas a las que no llega la bejuquera. Después Mil Cumbre y 10 km más de serranías cársicas alternando con otras formaciones rocosas; mogotes y valles intramontanos, potreros y áreas de cultivo como parches más claros en el verde oscuro de los bosques naturales. Alfombra interrumpida por el abra que separa el extremo suroccidental de Sierra del Rosario, del extremo suroriental de Sierra de los Órganos, en sierra de la Güira. Después la llanura sur con sus azules borrando el horizonte de tierra, mar y cielo. Al norte alturas de pizarras con pinares reforestados, hasta la carretera que bordea la estrecha llanura donde alternan los cañaverales, cultivos varios y potreros hasta la faja de manglares con sus bahías, esteros y desembocaduras de los ríos que nacen en las montañas; y el mar con sus cayos –Cayo Levisa en desarrollo turístico, una rayita de espuma y arena blanca. Después el horizonte difuso de azules. Al oeste se destacan la meseta de Cajálbana primero y sierra Guacamaya a lo lejos. Al este una pendiente abrupta nos separa de la cumbre más alta del Guajaibón y de la Cordillera de Guaniguanico, donde divisamos las siluetas del radar a más de 500 m de distancia y a mayor altura. Tratamos de definir en el mapa: 1:50 000 de 1971 que llevábamos, en qué cima estábamos, pero discrepamos de su ubicación cartográfica. (Unos días después de la

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 24


El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje V

expedición, revisando otra vez el relato de Núñez y hojas cartográficas de los mapas 1:10 000 y 1:25 000 actualizados en 1980-81 y 1983 respectivamente, nos percatamos de que por errores de apreciación el pico que escalamos fue el ubicado en coordenadas X: 255900, y: 330500, de 420 metros sobre el nivel medio del mar). Por la descripción de Núñez se infiere que ellos escalaron la cumbre situada en: X: 258870 Y: 330920, de 697 metros sobre el nivel medio del mar, aunque introduce dudas la afirmación de que vieron “muy cerca” de ellos hacia el oeste “a menos de un kilómetro… la cumbre occidental del Pan, la más alta” –que se encuentra a 2 500 metros al este de la cumbre de 700.1 m, hay otro mapa que señala 699 metros sobre el nivel medio del mar. Esa es otra expedición pendiente, quizás en homenaje al sabio Tranquilino Sandalio de Noda, uno de los primeros en escalarlo. Tiradas las fotos colectivas de rigor, a la 1:30 iniciamos el descenso con rumbo noroeste. Alexis va llenando de muestras florística su saco colector, mientras Felipe nos conduce por pendientes siempre tan abruptas que obliga a ir sujetándonos de tronco a tronco, agarrados a bejucos resbalando de pie o de nalgas, frenando el impulso, a punto de perder el equilibrio a cada paso. Pero como “para abajo todos los santos ayudan” resultó fácil: a las 2:30 estábamos ya en la base del macizo sorprendidos por la rapidez. Atravesamos el cafetal chupando el jugo dulce de sus granos rojos y tomamos agua en cueva Jordán, que funciona como torplén, pues el arroyo Canillas se asoma al pie del paredón y penetra otra vez. Nos bañamos en la poceta de 10 metros de diámetro donde resurge, con ese azul

misterioso de las aguas profundas. Visitamos las cuevas que Núñez nombra en su exploración de 1944 como cueva Chica de Canillas y cueva de la Fuente. En la primera reportó el primer hallazgo arqueológico aborigen del Guajaibón, aunque desde 1855 había noticias imprecisas sobre huesos humanos encontrados allí. Está marcada con el número 285 por el Departamento de arqueología de la ACC de Pinar del Río, que realizó allí una pequeña excavación en 1983. En la segunda también arqueológica, y de abundante formaciones secundarias, se observan la huella de grandes excavaciones que han eliminado todo vestigio de la habitación primitiva. Nos indignamos al ver que “espeleólogos” inconscientes la han convertido en basurero; por unos nombres y siglos escritos en la pared. Pedro Luis asegura que es obra de un grupo de estudiantes del ISCAH, cuyo jefe el conoció y al que le va a decir hasta C… cuando lo vea. A las 5 llegamos al comedor directo a los calderos. Después de la comida varios compañeros insistieron “muy preocupados”, en llevar a Hilario al consultorio a curarse la herida. La doctora de ojos verde le dio tres puntos, ayudada por Carlos porque le costaba trabajo pasar la aguja por el cuero cabelludo –ya casi sin cabellos– del cabeciduro. A Ernesto le curó un arañazo en el codo y a Orlandito un golpe en la canilla: todos querían tener algo que curarse. Ella, con amabilidad y una sonrisa que paraba a un muerto, los curó a todos y consintió, además, a que fuésemos más tarde a su casa a ver “la primera película del sabado… la segunda no”, nos dijo con cierta picardía.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 25


El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje V

Y enseguida volvimos llenándole la sala, sentados en cómodos butacones y sillones, en las sillas del comedor, y en el suelo; nos ofreció agua fría con hielitos redondeados en molde, y bebió nuestro mejunje… Ni el más soñador de aquellos cuatros jóvenes del 43 hubiera imaginado algo así. Sin embargo a pesar de (y por) las profundas transformaciones económicas, políticas y sociales,

permanece aquella hospitalidad campesina que siempre destacó Núñez, encarnada también en la juventud de Mercedes, 50 años después. Arriba la luna invita a soñar. Abajo otra vez la cama dura, ahora más silenciosos, pensando, cuántos de nosotros, en la reina de los ojos verdes, sola en su consultorio...

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 34, Cuba, 26 de febrero de 2007.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 26


A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje VI Por: Hilario Carmenate Rodríguez (Pte. Del CEP Pinar del Río) Pedro Luis Hernández Pérez Miembros de los Grupos Espeleológicos Guaniguanico y GEDA. Sociedad Espeleológica de Cuba. Desde Sagua a Corralillo. Domingo 26 Hilario detiene sus ejercicios matutinos: el pintor que lleva dentro le revela una visión erótica del Guajaibón, y nos llamó para compartirla: un monumental perfil de mujer desnuda acostada, de unos turgentes, sobre el fondo rojizo del amanecer. Y se concedió ese derecho humano al disfrute de la belleza, y al placer de dibujarlo en su cuaderno de campo. Hicimos un “calentao” de arroz con frijoles y yuca como desayuno, y una cantimplora de agua para el camino. Quisimos despedirnos de Mercedes pero aún dormía. Le dejamos una nota de agradecimiento y una flor. Salimos a las 8:50, Felipe amarró varias mochilas en su caballo y él como nosotros, a pie. Al pasar junto a tres niños que jugaban frente a su casa, Hilario habló con ellos y les pidió que le hicieran un dibujo. Marceli G. Sánchez, de 8 años y 3er grado, le dibujó una bandera cubana, en lo alto de un asta que le ocupa media página del cuaderno, con una estrella brillando. Vamos rumbo a Mil Cumbres por la carretera de montaña. Cruzamos el puente sobre el arroyo El Dos, y a unos 500 metros la existencia de dos puentes sobre el río Sagua en un tramo de 100 metros, le dan al lugar el nombre de Dos Pasos o Los Pasos juntos. Felipe nos señala hacia el sur, a la cordillera ondulante de La Catalina: -“allá están los mogotes de Fornaguera, y hay una colonia de

Microcycas calocoma, de unas 40 palmas.” Nos dice. Y va contándonos que “por los años 40, el general Montes, oficial de las Fuerzas Armadas, y latifundista, era el dueño; por él se desmontaron esas lomas y se convirtieron en potreros. Le pagaban 40 centavos al día a los monteros y como alimento funche. También construyó una carreterita… todavía quedan algunos puentes viejos. Manolo Ferro y Vicente Carvajal le compraron la finca y eran los dueños en 1959”. Subiendo Fornaguera, a la izquierda de la carretera baja el arroyo El Cusco, activo siempre. En un vivero forestal una mujer riega miles de posturas en bolsitas de polietileno. Después vimos áreas reforestadas con caobilla antillana, ocuje yarúa… Desde la loma del arroyo Boca manga (175 metros sobre el nivel medio del mar), hay una vista del Guajaibón que muestra sus cumbres cimeras desde el sur. En el batey de Mil Cumbres –conocido antiguamente como Echevarria o Manacas– se conserva la casa de madera del general Montes, pintada de azul con tejas francesas rojas. Hoy es casa de visita del área protegida. Hay una

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 27


El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje VI

caballeriza y un vivero pobre con una especie de palma que quieren desarrollar en la zona. Por una tubería les llega el agua por gravedad desde lo que llaman “El Acueducto” –expresión campesina bien lógica- abastecido por manantiales más arriba.

Por la carretera actual una guagua hace 4 ó 5 viajes al día entre el pueblo de La Palma –cabecera del municipio- y el batey El Mameyal a siete kilómetros al este de Sagua; serpenteando entre sierra Chiquita y Mil Cumbres. De San Cristóbal llega otra hasta el batey, pasando por Rancho Mundito y Sabanilla, pero ahora casi nunca viene. Avanzamos al sur subiendo la loma de Seguí, pedregoso por el afloramiento de estratos calizos verticales. Cerca de la cima (305 metros sobre el nivel medio del mar), una vereda casi perdida pues ya no se usa, señala el antiguo camino a la Hoyada de La Catalina. El actual, mejorado con buldózer, bordea la cima por el este en un tramo de dos kilómetros y desciende al sur, sombreado de guásimas, algarrobos, cedros, yagrumas, guasimillas y bejucos que penden de lo alto, las malvas hacen del camino casi un trillo, y las guayabas maduras perfuman el aire y nos nutren. En otra cima del mismo cerro pero que llaman La Altura, hicimos un alto. Felipe con su índice activo nos señala al oeste y describe “la loma de la jocuma, hasta donde llegan los potreros de Seguí y del Caimito, cerrados al sur por las Sierras de La Hoyada, La Jía, El Congo… Al este los potreros del Pinar de Flores y las serranías de Galván, El Mameyal y Seboruco. Descendimos a la hondonada de Laguna Villar, ahora seca, y tomamos agua en el arroyito de igual nombre, que se pierde en un

sumidero estrecho son las 11:25. En la Puerta del Mamey –hoy una puerta de golpe en la cerca de potreros y una enorme mata de mamey colorado-, entroncan el camino actual y el viejo. Otra vez afloran en el camino los estratos calizos, ahora más gruesos. Pocos rayos del sol consiguen traspasar el enramado de algarrobos, guásimas, guaras, copeyes, ciguarayas y jagüeyes, dagames, majaguas, cabos de hachas, llamaos, ayúas, macurijes, tengues, helechos arborescentes… Al oeste de Puerta del mamey hay otra colonia de palma corcho. Cien metros al sur de la puerta Valdín y los dos Pedros le hicieron el croquis topográfico a dos pequeñas cuevas al borde del camino: al este, Furnia Vereda La Hoyada, de apenas siete metros de profundidad y galería muy estrecha incógnita; al oeste cueva del Jagüey, de quince metros, ambas funcionan como sumideros de las aguas de la región. Ochenta metros después, también al borde del camino, se le hace croquis hasta los siete metros a Furnia La Palma. Avanzamos otros noventa metros y aparece Furnia Grande, de doce metros de diámetros en la boca y dieciocho de profundidad, al este y a seis metros del camino. Cincuenta metros al sur de esta y diecisiete al oeste del camino, vimos cuevita El Majá, un ponor que dejamos incógnito a los dieciocho metros. Setenta metros más y al borde del camino otra furnia de boca ancha que nombramos cueva El Ficus, de veinte metros. Participaron en la exploración espeleológica Pedro Luis, Valdín, Alain, Orlando Sotolongo, Enrique, Alexis, Hilario y Pedro Valdés, quién se destacó además haciendo los croquis topográficos. Fueron

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 28


El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje VI

ubicadas en el mapa topográfico 1: 25 000 y y observamos que las seis cuevas están en unos 300 metros, al borde del camino: es una zona potencialmente rica para estudios espeleológicos y del carso en general.

A la 1:15 salimos del monte a la Hoyada de La Catalina: un valle intramontano que se extiende tres kilómetros de este a oeste por uno de ancho, con mogotitos aislados, ensenadas y abras penetrando las sierras que lo rodean. La división políticoadministrativa entre los municipios de La palma y Los Palacios lo divide al centro: la parte norte pertenece a la E.M.A de La Palma (¡no no! no vayan a pensar que lo siembran hasta la mitad y la otra parte la E.M.A de Los Palacios…! sería el colmo de las pinareñadas!) Hay cultivos de plátanos, yuca y malanga, pero vimos platanales de burro censa con la yerba hasta los racimos, y mucha área abandonada, sin sembrar. Conversando con tres obreros en el comedor del plan –modesta construcción de madera y guano-, nos explicaron que allí trabajan quince, de ellos directos en el surco seis, cuatro boyeros; un montero, la cocinera, dos custodios, el tractorista y dos jefes. Ninguno vive allí, vienen en carreta desde San Andrés de Caiguanabo –unos 27 kilómetros- y ahora con la escasez de combustible, vienen poco. La sequía está afectando mucho. Nos brindaron almuerzo: yuca y plátano burro. “-En 1943 aquí no vivía nadie” –y nos contó Felipe: “Después vivió un viejo de apellido Blanco

con tres hijos llamados Juan. Por los años 50 llegó un montero de los Ferro también llamado Juan, al que para diferenciarlo lo apodaron “El Aparecido”. Actualmente allí vive Justo Ávila, el montero del plan, pero solo temporalmente pues tiene su casa en Corralito, cerca de San Diego de los Baños. Los exploradores del 43 llegaron sin guía; salieron de La Hoyada rumbo al suroeste y anduvieron perdidos en los pinares, sin alimentos desde el día anterior. Núñez relata: “En estos terrenos, nuestros zapatos terminan por deshacerse y entonces sacamos de nuestras mochilas las frazadas, las partimos en dos y nos las atamos a los pies para poder seguir caminando (…). De nuevo la noche nos sorprende por el camino. Estamos exhaustos. Durante los altos que hacemos para descansar nos quedamos dormidos, y cuando despertamos, proseguimos (…)”. Pensamos explorar un poco La Hoyada y acampar allí, pero decidimos dejar la exploración para otra expedición en que podamos dedicarle varios días, y avanzar hoy hasta Las Lleguas. Así que a las 2:55 pm, en marcha otra vez. Un monte reforestado de majaguas sombrea el camino hasta al pie de loma La Tasajera. Allí nos alcanza Justo Ávila acompañado de su mujer y un hijo en dos caballos; han estado un mes en La Hoyada y bajan a su casa. Él se ofrece como guía y nos despedimos de Felipe, que regresa jinete a Sagua, sin más pago que el agradecimiento de personas que no conocía ayer, y que quizás no vuelva a ver.

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 35, Cuba, 26 de marzo de 2007.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 29


A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje (Final) Por: Hilario Carmenate Rodríguez (Pte. Del CEP Pinar del Río) Pedro Luis Hernández Pérez Miembros de los Grupos Espeleológicos Guaniguanico y GEDA. Sociedad Espeleológica de Cuba. Noble, flaco y de ojos avivados, Justo nos lleva en su caballo las mochilas más pesadas, y ascendimos la larga loma. Camino empedrado nuevamente por los estratos calizos que afloran, como enrrajonado (fue construido antes del 59 y llegaba hasta las fincas de un hacendado que dejó su apellido en esa zona: Galván). Arriba cerrado de monte, con zumbido de abejas y silencio de pájaros. El calor y la marcha sin parar hasta la cima de la Tasajera nos hace sudar abundantemente. –¡”De p….! –escribe Pedro Luis en su cuaderno. Allí cogimos un aire (240 metros sobre el nivel medio del mar). El camino desciende bordeado de cumbres que lo sobrepasan por el norte en más de 100 metros. En loma La Paloma, en el alto de La Lechuza, a las 4:10, el paisaje obliga a otra parada: una profunda ensenada se extiende al sur, con potreros y cultivos variando el colorido de ciena, rojo y verde; hay casas junto al camino amarillo hasta el abra formada por los extremos de las sierra del Rosario y de la Güira (donde tantos sitios de cimarronería india y negra esperan por los también intrépidos rancheadores-investigadores modernos de nuestra historia en estas serranías).

Vemos la represa La Juventud y los edificios de Paso Quemado; después el horizonte difuso. En el alto entronca el camino de Seboruco, hacia el este, que pasa como vereda frente a cueva La Comandancia, campamento del Ejército Rebelde en 1958. Seguimos descendiendo hacia Las Yeguas y Corralitos entre bosques de pinos y encinos. Justo señaló un encino viejo y maltrecho: “le dicen Encino de la Consulta, porque un médico de San Diego de los Baños venía y consultaba a los campesinos ahí, cuando los gobiernos no se ocupaban de la salud pública”. Llegamos a la cuadra de burros donde hay una casa y agua que llega por gravedad, pero no nos gustó el lugar para acampar y aceptamos la invitación del buen Justo de que siguiéramos hasta su casa. “– aunque no sé si habrá agua en el pozo, pues con la sequía escasea mucho por aquí”. En un naranjal estatal chupamos y comimos naranjas ácidas que nos parecen dulces. El alto de Corralitos es una loma de marabú atravesada por el camino con varias casitas de madera y guano o fibras negras de asfaltiti. Una muchacha nos recibe alegre al llegar a casa de Justo, se abrazan y besan: es su hija, enfermera graduada que trabaja en La Covadonga, en Ciudad de La Habana. ¡Que agradable sorpresa también para nosotros! Justo fue al pozo y avisó “muchachos hay agua”. Es un espacio de 3 metros de longitud, 1.20

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 30


El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje (Final)

metros de ancho y 3 de profundidad, abierto en una cañada; por las paredes bien empedradas se filtra el agua que va acumulándose en el fondo, de donde se extrae con un cubo atado a una soga. Agua turbia, con 6 o 7 renacuajos negros en cada cubo que se extrae. Tiene un brocal de cemento y bloques de 50 X 50 cm. Hay además tres tanques de 55 galones situados alrededor de la casa, bajo canaletas del techo para recoger agua de lluvia: en su fondo cientos de guarisapitos suben y bajan en una cuarta de agua. Con facilidad establecimos una relación amistosa de ayuda mutua en las tareas de la cocina. Cuando los calderos humeaban los olores de los coditos con queso, yucas y plátanos con sardinas, ya éramos dueños del portal, del patio y de la cocinita. Comimos una barbaridad (“quién a buen árbol se arrima…” Gracias Gaviota S.A). En la cocina dejamos la sal y el azúcar que nos quedaba, pues la familia no tiene. (¡Ach, período especial, 1993…! Cuanta escasez sumada –impuesta–, y esa idiosincrasia centenaria del cubano para reírse hasta sufriendo, ahora estimulada por una esperanza cierta y utopías construidas con sus manos y su inteligencia. ¡Cuánta resistencia humilde! De sobremesa bebimos el mejunje de pimienta cimarrona y aprovechamos las cualidades de Olga la enfermera: cerró la herida de Hilario y la que se hizo Alexis en un dedo pelando yucas ¡Que escenas! De oler alcohol por la fatiga y “aguantar como un hombre” “Ni mi padre ni mis hermanos se curan conmigo” –confiesa ella. Pero mejor así que con lástima. Sentados en y frente al portal conversamos: “Yo no había visto caminantes como ustedes” dice Justo.

Los muchachos hacen cuentos y chistes, pero sin mucho entusiasmo: los pies adoloridos y el cuerpo todo pide descanso tras nueve horas y 20 km de caminata. Dormimos unos en el piso, otros en hamacas, en el portal y en dos casitas, una de ellas sin techo. El cielo amenazando lluvia. San Diego de los Baños. Lunes 27 Pero no llovió, por suerte. Unos niños que pasan por el camino hacia la escuela nos miran curiosos de vernos dormidos en el portal. “¡De pieee!” nos gritan jodedores, y siguen riéndose. Justo había madrugado y estaría ya en La Hoyada. Salen la madre, el muchacho con Olga, que regresa a Ciudad de La Habana. Dueños de la casa nos desayunamos unos frijoles que no se habían ablandado para la comida y, sin apuro, a las 9:15 salimos para San Diego de los Baños, distante apenas algo más de un kilómetro. Al pasar frente a la escuela primaria de Corralitos se oye al maestro explicando a los niños nuestros símbolos patrios. La bandera ondea libre, izada por pequeñas manos libres. A la entrada del pueblo el camino está desbaratado, con rellenos de escombros y piedras. Hubo allí una antigua cantera. Las primeras casas, más humildes, son de madera con techos de guano, tejas de barro, de zinc, fibrocén o asfaltiti; alguna de mampostería ¡chiquitas y grandes, algunas pintadas, viejas y nuevas, con TV la mayoría, sin planificación urbana. Hoy la mitad de las casas son de esas que son serruchadas por un divorcio. Después, un edificio de dos plantas, casas de mampostería la mayor parte, aunque hay viejas casas de madera. Pasan padres en bicicletas con niños para la escuela, mujeres con jabas y litros de leche, viejitas en las puertas, puercos en los patios, un campo de pelota

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 31


El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje (Final)

rústico. En la primera calle asfaltada hay más gente en su ajetreo cotidiano, a pie y en bicicleta, un tractor, un camión-guagua, una iglesia centenaria y cartelitos en las puertas de muchas casas: “Virgen de la Caridad, Patrona de Cuba, ruega por nosotros”. Gente vestida de limpio o con huellas de trabajo; más mujeres que hombres; estudiantes de secundaria básica; del balneario suben familiares con viejitos en sillones de rueda; allá una calle llena de pioneros que juegan, bulliciosos. En la cafetería, solo café. Núñez cuenta que entraron a San Diego a las 11 de la noche del 28: “Las personas que nos ven tan famélicos y cansados, con las ropas hechas harapos y caminando tan despacio que parecemos semiparalíticos por tener los pies lacerados, nos preguntan de dónde hemos venido, y les contestamos orgullosos: –¡nosotros escalamos el Pan de Guajaibón!–. En el cuartel los acogieron amablemente, sorprendidos por aquellos jóvenes que habían andado más de 120 kilómetros en cuatro días por caminos montañosos. Nosotros caminamos 55 km en tres días y medios. A las 9:50 llegamos al hotel Balneario de San Diego y al Mirador, donde se ejecutan obras de ampliación: se escuchan golpes de martillos y tablas, hay tubos, troncos de pinos, un silo de cemento, una retroexcavadora; los constructores que se ven no parecen apurados, pero muestran una bandera de “Mejor Brigada de Obra de Turismo de la UNECA, Sindicato Provincial”.

En un área con césped, pastan carneros y en un campo de voleibol y baloncesto jóvenes de secundaria practican con sus instructores deportivos. El río San Diego corre turbio por lluvias arriba en las montañas, pasa bajo grandes algarrobos y del viejo puente de hierro, sin reflejar en sus aguas rojizas los montones de caña brava y caña castilla que protegen la margen Este con sus raíces fuertes, y que gustan –cuando el río fluye tranquilo y limpio – reflejarse en su espejo como en los paisajes de Domingo Ramos. Mientras esperábamos a que llegara el camión que debía recogernos allí al mediodía, nos bañamos en el río. El camión no llegó. Hicimos el viaje de regreso a Pinar del Río en “botella”, vía San DiegoAutopista-Pinar. Molestos por el embarque, pero satisfechos como grupo por el homenaje rendido a Núñez y sus compañeros y a la vez honrados porque “honrar, honra”. Y en lo personal, además, por otras motivaciones que los compañeros escribieron en el cuaderno de campo de Hilario, como mensajes de amistad: “Una experiencia inolvidable en el sentido amplio de la palabra. Conocí nuevos lugares, subí al Pan por otro lugar que no conocía. Me sirvió de preparación para el futuro (…) Gracias por haber sido uno de los diez que conmemoramos el cincuenta aniversario del ascenso al Pan de Guajaibón por Núñez Jiménez”. Orlando “Agradezco, con toda sinceridad, esta oportunidad de compartir con todos y de coger un poco de experiencia”

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 32


El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje (Final)

Ernesto “En esta expedición conocí a un nuevo colectivo de amigos, lo que más me sorprendió es su capacidad de trabajo y de tirarse p…” Carlos “Creo que esta expedición nos marcó para toda la vida (…) para mí en particular creo que será inolvidable, porque fueron cuatro días con nueve compañeros magníficos, donde reinó un espíritu de sacrificio tremendo, todos nos ayudamos y

compartimos lo poco y lo mucho como hermanos. Quisiera sinceramente que se repitiera” Alexis “En estos días aprendí a confiar más en mí, fui a un lugar que siempre quise ir, lo recordaré siempre, me di cuenta del buen grupo donde me había metido, se fastidia mucho pero todos son como uno solo”. Enrique Final

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 36, Cuba, 26 de abril de 2007.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 33


A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

Antonio Núñez Jiménez, naturaleza, cultura y revolución Por: Yinett Polanco Entrevista con Lupe Veliz En la Fundación La Naturaleza y el Hombre evocar el nombre de Antonio Núñez Jiménez es hablar de la esencia misma de la institución. Conversar allí con Lupe Velis, la compañera de toda la vida del “cuarto descubridor de Cuba” es hablar de una existencia intensa, fructífera, íntimamente ligada a la historia de Cuba y al trabajo espeleológico, geográfico y arqueológico de muchas partes del mundo. Autor de más de 190 libros y folletos y 1 665 artículos, así como documentales para el cine y la televisión, Antonio Núñez Jiménez se dedicó al estudio del archipiélago cubano y sus aborígenes, al de regiones y civilizaciones como la Maya en Centroamérica, la Incaica en el Perú, los asentamientos en Yucatán, México, particularmente Machu Picchu y el Cuzco. Realizó exploraciones en República Dominicana, Venezuela, Islas de Pascuas, China, varios países europeos y ambas regiones polares. Organizó y realizó la expedición latinoamericana y caribeña "En canoa del Amazonas al Caribe" por 20 países. Luego del triunfo revolucionario Núñez Jiménez desempeñó importantes cargos que también le dejaron innumerables anécdotas narradas por su esposa para La Jiribilla. Conocí a Núñez en el año 1951, yo tenía 18 años y el 28. Me impresionó porque era un hombre que a los 28 años ya había hecho muchas cosas. Era una

figura conocida, publicaba mucho en Bohemia, en el magazine Mella, en todos los lugares que pudiera, ya había creado la Sociedad Espeleológica de Cuba, era miembro de la Sociedad geográfica de Cuba y de muchas otras sociedades científicas a pesar de su juventud. En ese entonces yo estaba en el Ballet Alicia Alonso y fui a trabajar en la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación dirigida por Raúl Roa que tenía un proyecto llamado las Misiones Culturales. Yo iba como bailarina, un día hacíamos bailes folclóricos de América Latina y otro día hacíamos una síntesis de Sílfides, había un concierto donde Odilio Urfé tocaba el piano, había una obra de teatro, una exposición de pintura universal y una exposición de arqueología que llevaba Núñez. Era una gran rastra que se abría y se hacía como un teatro y actuábamos en pueblecitos pequeños dos días. Era un trabajo hermoso. Pero el 10 de marzo con el Golpe de estado de Batista, todos renunciamos a eso. Por esa época mi padre tenía un periódico en Cienfuegos, y al clausurarse el periódico Hoy, mi padre vino con el nombre y el crédito de su diario para La Habana a sustituirlo por Última hora, y la primera vez que Núñez se me acercó lo hizo para preguntarme por mi padre y el periódico; así surgió el amor. Desde que lo conocí lo admiré mucho y siempre digo que después de 47 años de casados, cuando él murió, lo admiraba todavía más que cuando lo conocí. Él se graduó de Filosofía y Letras, fue

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 34


Antonio Núñez Jiménez, naturaleza, cultura y revolución

profesor de geografía en el Instituto del Vedado, después por oposición se ganó una cátedra de geomorfología en la Universidad de Santa Clara. Una de las cosas que más le admiro es esa concepción tan integral de la vida, de la humanidad y de la naturaleza. Fue de los precursores de la lucha por las cuestiones medioambientales. Sufría cada vez que veía algo que dañaba la naturaleza. Además tenía mucha disciplina de trabajo, no perdía un momento de su vida, a pesar de tener altas responsabilidades desde el triunfo de la Revolución como fue ser Director del Instituto de Reforma Agraria (ISRA), fundar la Academia de Ciencias de Cuba, ser Embajador en Perú y Viceministro de Cultura, nunca dejó de hacer su trabajo, sus investigaciones y sus exploraciones. Recuerdo la felicidad de Núñez cuando estaba preparando una salida al campo y cuando estaba 15 días sin entrar en el campo se ahogaba, él necesitaba ese contacto directo con la naturaleza. Además tenía mucha admiración y lealtad a Fidel, a Raúl, a la Revolución, era una cosa inconmovible. Fue un gran hombre y nosotros todavía seguimos investigando en todos los archivos y papeles que él dejó porque en ellos hay muchas cosas importantes de la historia del país y de la Revolución, de geografía y arqueología de la Isla y estamos haciendo ese trabajo para que este material sea de utilidad a las jóvenes generaciones. Tenía una calidad humana extraordinaria y sus trabajos en el campo de Cuba —no había rincón de la Isla que Núñez no hubiera visitado y estudiado— lo pusieron en contacto con los problemas del ser humano del país, eso fue lo que formó su pensamiento político y su fidelidad al ideal de

luchar por un mundo mejor. Es conocida la anécdota del libro de Geografía suyo que Batista mandó a recoger. Yo lo ayudé a mecanografiar ese libro y en mi inmadurez de aquella época le decía: ¿por qué pones esto si eso no tiene nada que ver con la geografía?, pero ese libro en realidad es una denuncia, si tú lo lees ahora te das cuenta que estaba muy en sintonía con lo que Fidel plantea en La Historia me absolverá. La historia de ese libro es tremenda porque él lo hizo con mucho esfuerzo y sacrificio, él fue a ver al del linotipo y le dijo que lo único que faltaba era el linotipo, que tenía todo lo demás resuelto; vio a Sánchez Roca, el de la editorial y le dijo que nada más le faltaba la impresión; vio a otro señor que era el que importaba papel y le dijo, “nada más me falta el papel, tengo todo lo demás”, o sea, que cuando ese libro salió no solo estaba ahí su trabajo intelectual, sino todo el esfuerzo que hizo para lograr que se imprimiera el libro. Al poco tiempo de salir hubo profesores de la época que lo pusieron como libro de texto hasta el día que Batista vio a un hijo de él estudiando con él. Batista tenía ese fin de semana una pesquería por Isla de Pinos y cuando se leyó el libro lo mandó a recoger, con la orden de que lo quemaran. De todas maneras a cada rato me encuentro a alguien por ahí que rescató un tomo. A Fidel Núñez lo conoció en la universidad, donde participaron en varias actividades juntos y siempre tuvieron una gran afinidad porque Fidel también es un amante de la naturaleza. Recuerdo los primeros años de la Revolución cuando se estaba aplicando la Ley de Reforma Agraria, viajábamos frecuentemente por todo el país, y Fidel eso lo disfrutaba mucho.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 35


Antonio Núñez Jiménez, naturaleza, cultura y revolución

Ahora lo vemos en sus reflexiones, su mayor preocupación hoy en día es el problema de la situación medioambiental y el daño que el hombre le está haciendo a la naturaleza. Núñez se incorporó al Ejército Rebelde en Santa Clara porque ahí nos habíamos mudado después que él se presentó a las oposiciones en la Universidad de allá. Allí él pertenecía al Movimiento clandestino y cuando el Che llega a Las Villas él se le une antes de la toma de Fomento. A partir de ahí estuvo trabajando como ayudante suyo, le hizo el mapa de la batalla de Santa Clara y yo fui el día 25 de diciembre a llevar esos mapas para la toma de la ciudad. Estuvo trabajando con el Che hasta que Fidel le pidió que pasara a trabajar con él. Núñez estuvo en la Comisión que redactó la Ley de Reforma Agraria junto con el Che, Pino Santos, Vilma Espín, Alfredo Guevara, Segundo Ceballo, Crescencio Pérez, Waldo Medina y Fidel. Pero Núñez además no dejó de publicar, no solo libros eruditos, sino también trabajos divulgativos, publicaba mucho en Bohemia, y al triunfo de la Revolución se vio en la necesidad de hacer rápidamente un libro de historia de Cuba y uno de historia de las Américas para la enseñanza, porque los libros de primaria hablaban de que el símbolo de las Américas eran el Pentágono, la Estatua de la Libertad, o sea, que no tenían nada que ver con lo que políticamente estábamos haciendo. A él siempre le gustó mucho explorar la naturaleza, tuvo la suerte y la oportunidad de visitar los dos polos, viajar por toda África, por Suramérica,

cuando estuvo de embajador en Perú tuvo la oportunidad de hacer importantes estudios en los petroglifos del Perú y ese fue un trabajo muy importante porque nadie se había dedicado a investigar el rico arte rupestre de ese país.

Producto de eso el gobierno peruano le dio la Orden del Sol. Núñez tenía también una relación con Guayasamín muy estrecha porque ellos tenían una gran empatía, acá tenemos gran cantidad de dibujos y pinturas de él. Cada vez que era su cumpleaños Guayasamín mandaba unas invitaciones que eran unos dibujos, y Núñez todo lo enmarcaba. Guayasamín fue uno de los patrocinadores del viaje por el Amazonas. La idea de ese viaje surgió en una reunión en Caracas previa al quinto centenario de lo que gran parte de la gente llama Descubrimiento de América y nosotros le decimos Encuentro de dos culturas. Cada país de América Latina se comprometió a dar una cantidad y Guayasamín los puso en contacto con los indígenas que hicieron las canoas de un solo árbol que hay que tumbar y la Televisión Española también ayudó al financiamiento. En aquel viaje participaron más de 400 latinoamericanos: botánicos, geólogos, pintores, poetas, geógrafos, fue una manera bonita de demostrar que a nosotros no nos descubrieron. Después que hizo el viaje en canoa Del Amazonas al Caribe, quería hacerlo por el Nilo. Hasta los días que estaba ya debilitado, todavía planificaba expediciones. Su vida siempre fue muy inquieta.

1- Tomado de la Revista Digital de Cultura Cubana “La Jiribilla”, Año VI, # 315, La Habana, 19 al 25 de mayo de 2007. Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 38, Cuba, 26 de junio de 2007. No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 36


A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

El joven Antonio Por: Ángel Graña González angel@fanj.cult.cu Vicepresidente Primero. Sociedad Espeleológica de Cuba. El día 20 de abril del año 1923, en Alquizar, pequeño poblado de la provincia de La Habana, al matrimonio de Antonio Núñez Faccio y Rosario Jiménez de la Osa le nació su segundo hijo, un varón que según la costumbre llevó el nombre del padre como su hermana, la primogénita, llevo el nombre de su madre. Su padre trabajo como campesino, después fue comerciante y por último obrero azucarero, su mamá se desempeñó primeramente como carbonera y después como costurera El pequeño vivió sus primeros años en este típico poblado campesino. A los pocos años la familia se muda para la capital del país, y su mamá se dedica a coser.

El niño Antonio cursa su primera enseñanza en distintas escuelas públicas de La Habana, así como hace un curso en el colegio del Sagrado Corazón de Sagua la Grande, adonde había sido enviado por sus padres, a casa de familiares por lo difícil de la vida, finalmente termina la primaria en el colegio Sánchez Itian de La Habana. Desde muy joven se siente atraído por las exploraciones y estudios y el 4 de abril de 1939 realiza su primera expedición espeleológica a la

Cueva de Candela, situada al norte del poblado de Güines, en la provincia de La Habana, junto a otros jóvenes estudiantes como él. ¿Qué motivó al joven Antonio su interés en explorar y conocer su país? Resulta que al escuchar a sus profesores hablar sobre la geografía de Cuba, se sorprendía del desconocimiento práctico que tenían de las características de los distintos lugares de nuestro país, no coincidían los datos dados por los profesores, con los datos que aparecían en los libros, como por ejemplo la referencia a la altura del pico Turquino y de otros lugares importantes en la geografía de Cuba. Ya en esos momentos el joven Antonio pensaba en poder visitar todos esos lugares y rectificar si fuera necesario sus datos geográficos. Ese año de 1939 resulta muy duro para el joven Antonio, ya que sus padres se divorcian, y al trasladarse su padre para trabajar en el Central Preston, en Mayarí, compartirá su vida entre La Habana y ese poblado al norte del oriente cubano. Pero sus andanzas exploratorias ven con agrado la posibilidad de explorar y conocer esa región, y en una exploración que realiza cercana al río Guayabo, descubre la cueva de Seboruco, encontrando en ella una manifestación arcaica en piedra de los indios cubanos. En el colegio Instituto Cuba de la capital, termina en el curso escolar 1939-40 su enseñanza primaria superior.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 37


El joven Antonio

Con solo 16 años y ya destapadas en él sus aptitudes como explorador, junto a un grupo de amigos deciden formar una organización para proceder a estudiar la Geografía de Cuba, y el 15 de enero de 1940 ese pequeño grupo de jóvenes como él crean la Sociedad Espeleológica de Cuba, en aquel momento con un nombre un poco rimbombante pero que en definitiva nos daría la personalidad de Antonio años más tarde. A él no le gustaban las cosas pequeñas sino las grandes tareas y esa de la Sociedad Espeleológica era su primera gran tarea. Estudiantes e hijos de trabajadores, eso era igual a personas con bajos recursos económicos, tampoco la situación del país era la mejor al inicio de esa década del 40, por esos sus primeras expediciones, a las que ellos mismos llamaron domingueras, se realizarían en los alrededores de la capital del país y con sus propios recursos pagaban los gastos de sus viajes. Estos primeros viajes dieron por resultado que como buenos exploradores, se dedicaran a colectar, muestras de rocas, minerales y todo lo que encontraban en las cuevas y Antonio estimó que ya tenían suficiente material para hacer un “museo”. El local de ese “museo” resultó ser la sala de su casa en Villegas 11 y en un pequeño estante fueron colocadas y clasificadas todas las piezas colectadas por Antonio y sus compañeros de la SEC. Años después, con orgullo enseñaba la foto del estante con sus piezas y el cartel “Museo de la Sociedad Espeleológica de Cuba”; continuaba forjándose el carácter de Antonio. Otra y muy importante característica de Antonio era su comunicación, la que lo acompañó toda la vida, y

siendo un joven de poco más de 16 años comenzó a escribirle a importantes figuras de la ciencia en Cuba, Dr. Carlos de la Torre, Dr. Salvador Massip, Dra. Sara Ysalgue y muchos otros a los que comunicaba los resultados de sus exploraciones y hallazgos y les hacía incontables preguntas sobre las dudas que ya comenzaban a surgir en su mente. Todos estos grandes investigadores veían con agrado el interés de Antonio y de su grupo de compañeros en los estudios geográficos y naturales de su país y cooperaban con él en todas sus posibilidades. Ya es un estudiante de Bachillerato en el Instituto de la Víbora y comienza a ser un asiduo oyente de las reuniones y conferencias de las sociedades científicas existentes en el país, la Sociedad Geográfica de Cuba, la Sociedad Cubana de Historia Natural Felipe Poey. Al fin, el 20 de febrero de 1943, logra su primer deseo: es electo Socio Titular de la Sociedad Cubana de Historia Natural. El 5 de abril de 1943 y en su calidad de presidente de la SEC es invitado a la Sociedad Geográfica de Cuba a impartir una conferencia que dio a llamar “Explorando las cavernas de Cuba”, la que motivó que el presidente de la Sociedad Geográfica de Cuba, el Dr. Salvador Massip dijera que esa conferencia era “un valioso aporte al conocimiento de nuestro país”.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 38


El joven Antonio

Al año siguiente, el 14 de febrero, es elegido por unanimidad para cubrir el Sillón Vacante número 46 del Consejo de la Sociedad Geográfica de Cuba. El 14 de octubre Antonio termina sus estudios de Bachillerato en el Instituto número 1 de La Habana graduándose de Bachiller en Ciencias y Letras, y matricula la carrera de Ingeniería Agronómica en la Universidad de La Habana. En ese alto centro de estudios conoce a otro joven y comienza a gestarse una gran amistad entre ellos, era Fidel Castro Ruz, estudiante de Derecho. Conoce que necesita muchos conocimientos para poder afrontar todas sus inquietudes científicas y recibe cursos de Arqueología Cubana, Técnicas de Excavación, dictadas por prestigiosos investigadores cubanos. Sus investigaciones por nuestro Archipiélago continúan, los más remotos paisajes de Cuba son recorridos por él, las mayores montañas del país son escaladas, sus datos sobre la Geografía de Cuba crecen por día, es una geografía nueva, una geografía escrita a través de decenas de

exploraciones. En el año 1947 ya ha cambiado de carrera universitaria y ahora estudia Filosofía y Letras, estudios que realiza ya como trabajador, una veces como vendedor ambulante, otras como jornalero en el Ministerio de Obras Públicas, laborando en la construcción de las carreteras que unen Consolación del Norte con Viñales, la Vía Blanca, la de La Habana a Varadero, o como mensajero en la casa fotográfica Minican de La Habana, donde como pago de su trabajo pide que le den una cámara fotográfica para documentar sus exploraciones. Esos fueron los primeros años de quien fuera el Dr. Antonio Núñez Jiménez, el capitán del Ejército Rebelde, el presidente fundador de la Academia de Ciencias de Cuba, el embajador de Cuba en la República del Perú, el Viceministro de Cultura, el presidente de la Comisión Nacional de Monumentos, el gran maestro y ejemplo de los espeleólogos cubanos, a quien con mucho orgullo llamamos el Padre de la espeleología cubana.

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 39


A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

Antonio Núñez Jiménez y la variante cultural Seboruco Por: Luis Formigo Espinosa sancristobaleco@pri.ecc.cu Grupo Sierra del Rosario. Comité Espeleológico de Pinar del Río. Sociedad Espeleológica de Cuba. El año 1939 marcó un punto importante en el conocimiento de la historia Arqueológica aborigen indoantillana. El descubrimiento del residuario aborigen multicomponente de la región de Seboruco en Mayarí, provincia de Holguín, por parte del Doctor Antonio Núñez Jiménez, abre una nueva e importantísima página en el conocimiento de nuestra prehistoria. Se presenta por primera vez la Fase Cazadores como muestra de la cultura más arcaica en nuestro país y se trató de describir por primera vez la primera clasificación del silex lasqueado de Cuba. El grupo preagroalfarero más antiguo de Cuba fue descubierto en la zona rural de Seboruco, en sus farallones, frente a la ladera norte de la sierra de Nipe, municipio Mayarí, provincia de Holguín. Este notable descubrimiento se lo debemos al eminente científico Dr. Antonio Núñez Jiménez (1923-1998) cuando con solo dieciséis años de edad realizó la primera expedición espeleológica a las cuevas de Seboruco, aproximadamente 6 km al sur del pueblo de Mayarí. Por entonces el destacado explorador declaraba: “...en ellas (las cuevas de Seboruco) se han hallado esporádicos restos indígenas, según los guajiros, y si no se han descubierto verdaderos yacimientos arqueológicos, estamos convencidos se debe a la falta de una exploración sistemática...” (Núñez Jiménez 1945). Muy pronto se confirmarían sus sospechas, cuando

ese mismo año, durante la titulada “Expedición geográfica a Oriente”, pudo comprobar que las citadas cuevas albergaban un valioso tesoro arqueológico. En el mes de abril de ese año recomenzaron las exploraciones arqueológicas en los farallones y cuevas de Seboruco. Realizan algunas calas de prueba y entonces van apareciendo a los ávidos ojos de los exploradores, interesantísimos artefactos de silex que presentaban a todas luces, visibles huellas de un trabajo inteligente. Se presenta por primera vez en la historia aborigen cubana, los primeros vestigios de una nueva cultura. Cuchillos de silex de longitudes de hasta trece centímetros de largo, raspadores, masas cortantes muy filosas, percutores o martillos líticos y un enigmático disco con sus extremos achatados. Asociado a este ajuar encuentran restos de la dieta de sus habitantes, principalmente caracoles terrestres vulgarmente conocidos como “Gallos”. Es necesario consignar que en la cuarta cueva que exploran, debajo de una masa rocosa, descubren un fragmento de cráneo humano y de mandíbula inferior. En 1950 en la cueva marcada con el número siete, excavan un esqueleto completo en posición acuchillada, con el cráneo sin deformar y mirando al Este; lamentablemente este material osteológico desapareció del museo de la Sociedad Espeleológica de Cuba al ser asaltado por policías batistianos en 1951.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 40


Antonio Núñez Jiménez y la variante cultural Seboruco

LA FASE CAZADORES Y CULTURAL DE SEBORUCO

LA

VARIANTE

EL Dr. Núñez Jiménez se encontró ante una nueva incógnita en el complicado panorama arqueológico de Cuba. Los instrumentos o artefactos hallados muestran una técnica muy superior a las piezas de la industria de la piedra tallada de anteriores hallazgos preagroalfareros. Para ese entonces solo se habían reportado simples raspadores y toscos cuchillos de silex. Sin embargo, lo más notable de este nuevo ajuar lítico es la variedad y el gran perfeccionamiento de la industria de silex, lo mejor encontrado hasta el momento para esta cultura. El 8 de octubre del 1950 el Dr. Núñez publica en la revista Carteles de La Habana el artículo titulado: “Un viaje arqueológico en Mayarí”, donde describió: “…los descubrimientos de Seboruco ponen de manifiesto una cultura inferior (...) posiblemente los indo cubanos que habitaron las cuevas de Seboruco fueron los Siboneyes, pero Siboneyes muy primitivos. Tal vez Seboruco sea una de las estaciones arqueológicas más antiguas de esa cultura.” (Núñez Jiménez 1945). De entonces a la fecha por excavaciones estratigráficas naturales, estudios tipológicos y fechados radiocarbónicos, se describen fechas como de 5 170 a.n.e. para el séptimo nivel del sitio Levisa, cercano a Seboruco y en éste, de unos 6 000 a.n.e. por el método del calógeno (J. Francisco Álvarez 1994). En 1993 el Dr. Antonio Núñez Jiménez expresaba al

respecto de la cultura Seboruco: “... Tuvimos una intuición extraordinaria: decir que esa era la cultura arcaica de Cuba. Ya señalábamos ahí algo que diferenciaba a esta cultura de las culturas históricas de Cuba (...) Poco después le dimos el nombre de Seboruco a esa cultura, basándonos en que siempre que se descubre una cultura distinta se le pone el nombre, generalmente de la localidad...”(Catauro # 8 / 2003). Hay que señalar que estos protoarcaicos deben de haber llegado a Cuba aproximadamente hace unos 10 000 años. Posiblemente a través de las Bahamas procedente de Norte América. Se asentaron en la región de Mayarí, actual provincia de Holguín, desplazándose posteriormente por las cuencas de los grandes ríos de Mayarí y Levisa donde vivieron aproximadamente hasta el año 2 500 a.n.e. Desarrollaron su economía fundamentalmente sobre la base de la caza (fase cazadores). PRIMERA DESCRIPCIÓN TÉCNICA DE UN AJUAR DE SÍLEX EN CUBA Y EL ÁREA DE LAS ANTILLAS

Los hallazgos arqueológicos de silex y de otras rocas realizadas en 1945 en Seboruco sirvieron para hacer por parte del Dr. Antonio Núñez Jiménez, la primera descripción técnica de un ajuar de silex en nuestro país y en el área de las antillas. Transportado el material lítico para La Habana, se clasificó y se publicaron los resultados ese año de 1945, en un folleto, segundo de una serie de la “Expedición Geográfica a Oriente”, titulado “Estudio de la región de Mayarí”. En él, realizan la primera clasificación del silex lasqueado de Cuba, donde hace una descripción pormenorizada de los

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 41


Antonio Núñez Jiménez y la variante cultural Seboruco

tipos de sílex que encontraron con sus respectivas descripciones tecnológicas. Se basó para la misma, en estudios europeos de la talla del mismo ya que aún no existían estudios para la cuenca del Caribe. La materia prima de dichas herramientas son las llamadas silicitas del tipo Mayarí abundante en la margen oeste del río, donde existen en forma de guijarros de corteza carmelita o rojas, que no facilita retoques superficiales finos, ni un lascado regular en muchos casos (CD Taino, 1996). La gran importancia de estas descripciones tecnotipológicas estriba precisamente en ser el primer intento, puesto que los estudios sistemáticos de la industria de la piedra tallada de los aborígenes de Cuba no comienzan hasta 1972, cuando arriba a Cuba J. K. Kozlowski, director del Instituto de Arqueología de la Universidad de Jaqueilonian en Polonia. Años más tarde lo hace J. Trzecia Kowski, especialista del Instituto de Historia de la Cultura Material de la A. C. de Polonia junto al especialista cubano Jorge Febles Dueñas que representaba a la

Academia de Ciencias de Cuba. La arqueología cubana le debe a Núñez Jiménez el descubrimiento de la Fase Cazadores y la variante cultural Seboruco incluyendo el primer intento descriptivo de la industria de la piedra tallada. Por esto y mucho más ¡GRACIAS DOCTOR! BIBLIOGRAFIA  Álvarez, Juan Francisco. “Cuba, sesenta siglos antes de Colón” Publicigraf, 1994. 

Historia Aborigen de Cuba (por datos arqueológicos). CDRom Taino, 1996. departamento de Antropología. A. C. Cuba. 

Núñez Jiménez, Antonio. “Las cavernas de Cuba”. Periódico Antigüedades, la Habana, 1942. 

Núñez Jiménez, Antonio. “Un viaje arqueológico a Mayarí”, Revista Carteles, 1945. Núñez Jiménez, Antonio. “Mayarí II, Expedición Geográfica a Oriente”, Sociedad Espeleológica de Cuba. La Habana, 1948.

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 42


A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

Núñez Jiménez, el joven de iluminada madurez1 Por: Nicolás Guillén Poeta Nacional de Cuba Antonio Núñez Jiménez tiene nombre de conquistador español. ¿Por qué no, también, de personaje de García Lorca? Magro, inquieto, ha recorrido nuestra isla de punta a cabo, registrándole las entrañas con sus instrumentos de espeleólogo. Y no solo las entrañas, sino la tierra que sube, en busca del aire azul. El Pico Turquino, casi con dos mil metros de elevación, pero de ascensión fatigante, le ha hospedado en su cúspide; y el Pico Potrerillo, en la región central del país, y la Sierra de los Órganos, en el oeste tabacalero, el alteroso Pinar del Río. Núñez Jiménez regresa ahora de Venezuela. Estuvo allá con nuestra egregia Alicia Alonso. Viene alegre de haber tocado la carne de aquel pueblo, de haber sentido vibrar su alma inmensa, tendida desde las nieves del Pico Bolívar, donde aletea el cóndor, hasta el abrasado pajonal de los Llanos, donde bestias y hombres acezan bajo el duro castigo solar. Viene también de Colombia –«Bogotá melancólica…»– tierra de obispos y poetas.

Solo que la hermosa peripecia con Alicia ha sido un breve paréntesis artístico en la vida científica de este maduro muchacho, hecho a la investigación rigurosa. Nos vimos hace unos días. Llegó a traerme su último trabajo, un estudio sobre la cueva de Bellamar –¿se acuerda usted, don Henrique Otero?, que Núñez Jiménez conoce como su casa. El descubrimiento de esta cueva es reciente y se debe al azar, como al azar debióse el hallazgo de Pompeya. No hace todavía un siglo, cierto día de

febrero del año 1861, trabajaba un grupo de esclavos en las canteras de cal que muy cerca del puerto de Matanzas poseía don Manuel Santos Parga, rico minero de aquella región. De pronto, uno de los negros sintió que la barreta con la que trataba de levantar una enorme piedra íbasele hacia el abismo. Asustado, dio cuenta de la ocurrencia a su amo, y este, que era hombre emprendedor, ordenó investigar la causa de aquel fenómeno. Al principio, los trabajos no adelantaron mucho, por temor a bajar hasta aquel antro, del cual salía un vaho cálido y mal oliente. Hasta que el propio Santos Parga se hizo cargo de la averiguación. Núñez Jiménez, en su libro, que es en realidad su tesis de grado para el título de doctor en Filosofía y Letras, cita un interesante pasaje de José Victoriano Betancourt, escritor cubano de la época: “Es el caso [cuenta Betancourt] que como Parga viese que el Mayoral no obedecía sus órdenes, ya corridos dos meses, un día se fue con la gente al punto en que había desaparecido aquella (se refiere a la barreta) ordenando se trabajase allí; y apenas abierto un espacio un poco más que una vara, salió por el agujero practicado una gran corriente de aire repugnante de olor; caliente y como humoso; no retrajo a Parga eso, sino antes por el contrario, continuando el trabajo, pudo convencerse de que aquello era la entrada de una cueva, y con un arrojo que rayaba en temeridad siguió ensanchando la abertura y después aventuró un descenso empleando una escala que fue preciso alargar, y en llegando a

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 43


Núñez Jiménez, el joven de iluminada madurez1

lo que le pareció el suelo, se encontró envuelto en tinieblas. Mas como él fuese gran práctico en punto a minas, no se arredró y se propuso explorar la caverna, dominado sin embargo por la idea de que allí había algo: era Colón, entreviendo el Nuevo Mundo…” Meses y meses estuvo Santos Parga entregado a la dura tarea de abrirse paso en aquellas profundidades. Más de mil toneladas de piedra fueron removidas, extensos lagunatos interiores desecados, millares de pesos invertidos. Hasta que un día púdose poner al servicio público la cueva, con pingües ganancias para su dueño –¿cuánto alcanzaría el esclavo?–, y largo entretenimiento y asombrada delectación de sus visitantes, entre los cuales figuraron desde los primeros momentos hombres de grande inteligencia e ilustración.

detuvieron. La misma desconfianza creadora que lo llevó a rectificar la altura del Pico Potrerillo, mantenida durante años en textos universitarios y escolares, lo conduce también en su visita a Bellamar hacia caminos nunca hollados. Así logra destruir la leyenda de que el bellísimo Baño de la Americana se comunica con el mar, en la bahía de Matanzas; así descubre y bautiza parajes cuyo conocimiento modifica la antigua concepción de la cueva, aún en científicos eminentes, como acontece con el pasaje rocoso que él denomina la Galería Escondida. Ante lo desconocido, un investigador de raza no puede vacilar. Avanza siempre, que ése es el camino de la gloria.

A fines de nuestra segunda guerra de independencia, en 1897, el gobierno español clausuró Bellamar, tapiando la entrada, para que los libertadores no la utilizaran como guarida. Lo mismo aconteció en la segunda guerra mundial, y solo fue abierta en 1947. Hoy su explotación está en poder –no olvidemos la tierra que pisamos –nada menos que de una empresa, la Compañía Operadora Cuevas de Bellamar, S.A. ¡Qué se le va a hacer!

El caso de Núñez Jiménez es señero en nuestra juventud. Este valiente muchacho, este joven sabio, no pertenece a la categoría de los eruditos enclenques, a quienes el estudio succiona la vida, como si los secara, apartándose de cuanto no sea el grueso infolio. Núñez Jiménez aprende, pero emprende. Además, en un país ganado por disciplinas directas y brillantes, que atraen rápidamente la atención hacia quien las ejerce, él se entrega… a la espeleología, dedica su tiempo a visitar oscuras cavernas, a hojear duras páginas de piedra donde está escrita la historia de nuestro mundo.

Más de ciento cincuenta páginas nos regala Núñez Jiménez en la descripción de la célebre espelunca. En una prosa fácil y fina nos cuenta no solo una visita más o menos veteada de turismo científico, para ver y decir lo que muchos, sino que, como acostumbra siempre en todas sus investigaciones, adelanta atrevidamente un paso allí donde otros se

A mí me recuerda un poco –y se lo he dicho a él– el caso de nuestros grandes sabios del siglo XIX, un Poey, un Carlos de la Torre. Particularmente Don Carlos, qué llegó hasta nuestros días y que fue no solo un naturalista eminente, respetado en todo el mundo científico, sino también un hombre de acción, que no desdeñó lo político cuando fue

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 44


Núñez Jiménez, el joven de iluminada madurez1

necesario, ni lo humano cada vez que la calle invadió el sosiego de su laboratorio, dejó a Cuba un tesoro inmenso de sabiduría bien organizada, obra de investigador activo, que vivirá cuanto viva nuestra cultura. Núñez Jiménez empieza ahora, con una madurez que bien quisieran muchos que están

terminando. Ya escucharéis un día no lejano hablar de este hombre honesto, puro, trabajador, de clarísima inteligencia, señalando tanto para ganar con su obra la gloria propia como para brindársela al país que hoy le señala entre sus más prometedores hijos.

El Nacional, Caracas, XI, 1952. Tomado de Prosa de prisa. T II. Compilación, prólogo y notas de Ángel Augier. Editorial Arte y Literatura, 1975. 1- Este trabajo ha sido tomado de La Jiribilla. La Habana. 2002. Por ser un artículo de nuestro Poeta Nacional y poco conocido por nuestros espeleólogos es que decidimos reproducirlo. Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 45


A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

Reflexiones de un viajero1 Por: Pedro Luis Hernández unhicpinarte@cubarte.cu Grupos Guaniguanico y GEDA. Comité Espeleológico de Pinar del Río. Sociedad Espeleológica de Cuba. “El sentido más entrañable y trascendente de la Expedición “En Canoas del Amazonas al Caribe” es el de lograr, en el V Centenario del Descubrimiento-Encuentro de Dos Mundos, que los científicos de América Latina y el Caribe calcen botas de siete leguas y, con espíritu bolivariano echen andar por sus selvas, ríos, mares e islas, en una cruzada para redescubrir, con ojos propios, lo que hasta ahora, en gran medida, han realizado investigadores, principalmente de Europa” Antonio Núñez Jiménez Informe de la Expedición Serie: Expedición en Canoa del Amazonas al Caribe. #1. 1987. Etimológicamente Pensamiento significa entre muchas acepciones: Cada una de las ideas o sentencias notables de un escritor. Apoyándome en la licencia que concede la Real Academia de la Lengua Española, pretendo hacer el intento, por demás osado, de revisar desde lejos y con el margen de subjetividad que implicaría, la no presencia en los actos que se narran, de la huella dejada por el pensamiento geográfico y social del Dr. Antonio Núñez Jiménez, en su andar por nuestras tierras de América. Yo agregaría al concepto semántico del vocablo, que no se redujera simplemente a un escrito, sino a la obra de toda la vida y entonces me estaría dando la posibilidad de perderme entre el mar de escritos y acciones prácticas de un hombre incansable que escribió su mejor libro en el contexto

propio de su hacer. Nació el 20 de abril de 1923 y nos regaló 75 años de laboriosa vida, en entrega total a la causa por la que se definió desde muy joven, cuando muchos aún no han marcado su andar, ya Núñez, como le decíamos sus compañeros espeleólogos, pactaba con la naturaleza y con los hombres que la habitan. Muchas veces en reflexión callada en lo íntimo de una cueva, la cumbre más elevada, el bosque más intrincado, he pensado cuántas vidas me harían falta para lograr igualar lo que este mortal ha hecho al paso por la tierra. Cuánto orgullo debe haber recibido cuando sus seguidores de la Sociedad Espeleológica de Cuba lo propusimos como el Cuarto Descubridor de Cuba, título apoyado por geógrafos y geólogos de todo el país. Sencillo reconocimiento epocal, pues tres grandes hombres le precedieron, con derechos propios a ese mérito, al verse igualado a figuras históricas que él mismo veneró: Cristóbal Colón, Alejandro Vont Humbolt y Fernando Ortiz. De algo sí estoy convencido, ningún cubano como él ha tenido la oportunidad de conocer a Cuba y al mundo. Y no fue simple viajero, sino mucho más, se convirtió en fervoroso estudioso y defensor, abarcó todo cuanto pudo en pos de la verdad científica y trató de descubrir la relación directa entre la naturaleza y el hombre como necesidad no antagónica de resolver las graves crisis que se generan a diario.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 46


Reflexiones de un viajero1

De él dijo Cintio Vitier en el prólogo a su Biobibliografía: “incansable geógrafo de Cuba e investigador de las disímiles regiones del planeta, y de temas geohistóricos fundamentales”. Parto de estas sabias palabras para titular estas simples reflexiones, incapaces de acaparar todo el conocimiento que nos legó. Reunía en sí mismo al hombre de acción y pensamiento profundo, al escritor analista pausado y a su vez punzante ante las injusticias, al sabio estratega que dirimía a favor de la naturaleza las contradicciones más irreconciliables, tenía la estatura de los grandes, de esos que su sola presencia inspira respeto y admiración, pintaba con la palabra oral y escrita, tanto como con su cámara fotográfica, era el explorador indetenible por fronteras espirituales y materiales. Con solo 17 años funda la Sociedad Espeleológica de Cuba que le permitió darse a conocer junto a sus compañeros en el mundo científico y académico del decenio de los 40 del siglo pasado, llevándolo a ser reconocido con solo 20 años como el más joven científico que tomaba por asalto las tribunas de la Sociedad Geográfica de Cuba y convertirse en Socio Titular de tan docta institución, que reunía lo más brillante del pensamiento naturalista de nuestra nación. Las fronteras que impone el Mar Caribe a los naturales de este archipiélago se quedaron pequeñas ante el empuje del joven revolucionario científico. En 1948 recorre por primera vez la tierra azteca, presidiendo la Delegación Estudiantil de la Universidad de La Habana a un congreso de instituciones similares y gracias a esa movilidad

constante en pos de lo desconocido, encuentra tiempo y energía para recorrer las regiones arqueológicas de Teotihuacan y Tenayuca entre otros sitios; entraba por primera vez en contacto real con nuestros primeros padres, conociendo la historia y la geografía mexicana. La fascinación por lo descubierto lo llevó a enrolarse como representante cultural del Ballet de Alicia Alonso en periplo caribeño por Colombia, Venezuela y Jamaica, que al decir del intelectual colombiano, Apolinar Díaz Callejas, testigo presencial de este recorrido, “la compañía realizó presentaciones artísticas que conmovieron a Bogotá y al país”. Acompañado de quien fue su compañera en la vida Lupe Véliz y el pintor Leovigildo González Morrillo aprovecha su estancia en estos países para realizar profundos estudios de las cuevas y el arte rupestre. Marcaba con estos dos viajes el inicio del peregrinaje constante a las raíces de la América sufrida y hermosa que lo llevó durante 50 años a realizar más de 70 viajes a la semilla latinoamericana. Cuanto de bueno y bello escribió lo reflejó en múltiples obras para niños y adultos, en hermosos libros, folletos, artículos o discursos inéditos, que han servido a los cubanos para conocer los pueblos al sur del río Bravo y a los latinoamericanos, para entender a esta insignificante isla en extensión, pero grande en ideas y convicciones. Su posición de fidelidad absoluta a la causa de los humildes le permitió sufrir y respetar a los hombres que habitan el hemisferio sur de la América toda, quererlos y ayudarlos en todo lo que pudo y se convirtió en comunicador de estas tristezas y en paladín de la

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 47


Reflexiones de un viajero1

cultura y la grandeza del hombre americano a través de los siglos; sus palabras fueron denuncias ante los desafueros de los gobiernos corruptos, militaristas y títeres de los Estados Unidos.

Al igual que hizo con Cuba se dignó a redescubrir a los ojos de los propios americanos del sur y al mundo desarrollado a Nuestra A mérica, como la definiera José Martí, y se convirtió en defensor

1- Introducción al libro del autor: “El Pensamiento Geohistórico-Revolucionario latinoamericano del Dr. Antonio Núñez Jiménez” en proceso e edición. Pinar del Río. 2007. Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 48


A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

De barba rebelde, negra o blanca Por: Hilario Carmenate Rodríguez Presidente del Comité Espeleológico Provincial Pinar del Río Miembros de los Grupos Guaniguanico y GEDA Creo que fue a principios de 1965. Estudiábamos artes plásticas en la Escuela Nacional de Arte de Cubanacán (guajiritos de todo el país, en el antes Country Club y en mansiones de millonarios). No sé cómo llegó al albergue una pequeña revista donde leí un artículo del Dr. Antonio Núñez Jiménez, en que se refería a la espeleología y su importancia para el país. Lo leí a otros compañeros y acordamos ir a la ACC a ver al tal Núñez, expresarle nuestro deseo de hacer espeleología y pedirle que nos orientara cómo. Enseguida nos recibió, de verde olivo y barba rebelde de Capitán de la Sierra. Mostró satisfacción, estimuló nuestro propósito y nos llevó a ver a Fernando Jiménez, a quien le dijo que nos ayudara. Allí mismo Fernando nos fijó fecha para unas expediciones a Matanzas. Parece que con Núñez había que ser ejecutivo, porque ese mismo año participamos en una expedición de varios días a cueva Fuente en sierra de Mesa. Conservo con mucho cariño fotos y recuerdos de aquellos primeros contactos con este mundo maravilloso de Las Tinieblas. En Marianao existía el primer grupo Pedro A. Borrás Astorga y nos incorporamos a él. Graduado de la E.N.A., en 1967 vine a Pinar del Río a hacer el servicio social como profesor en la Escuela Provincial de Arte. Al mes de estar allí organicé con alumnos un grupo de espeleología que tuvo la pretensión inicial de ser Delegación del

Pedro Borrás en Pinar del Río, y comenzamos a explorar y cartografiar cuevas en El Cuajaní, Viñales (en lo que años después se denominaría Sistema Cavernario Palmarito). Pero el contacto con Enrique Alonso Alonso, pinareño con antecedentes de explorador de montañas y cuevas, y enseguida el vínculo con las Comisiones de Historia de la UJC y el Partido Comunista de Cuba provinciales, hicieron que el grupo se orientara más hacia la actividad arqueológica. Quizás esto, quién sabe entre qué otras causas, no me propició más vínculos con Núñez que algún encuentro ocasional, como su participación en un tramo de la cabalgata rememorando la excursión a Vueltabajo de Cirilo Villaverde (1838-1839), reeditada por el grupo Guaniguanico en 1979. Después en 1984 con el primer curso de las Formaciones Especiales Espeleológicas de las Milicias de Tropas Territoriales (MTT), y aquel recorrido con velas por el primer cauce y otras galerías de la Gran Caverna de Santo Tomás, con Núñez a la cabeza megáfono en mano, enseñando a los milicianos que se iniciaban como espeleólogos. Y recuerdo el último encuentro en el monte el 24 de agosto de 1996. Seguramente mi vocación por las artes plásticas motivó que en la arqueología me atrajera con especial interés el arte rupestre. En 1977 se conocían solo tres sitios con esa manifestación

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 49


De barba rebelde, negra o blanca

cultural en Pinar del Río. En 1996 con una exploración más sistemática aunque por lo general sin ese objetivo específico, arqueólogos y espeleólogos de la provincia habíamos elevado la cifra a 23 (actualmente son 25, con los últimos reportes de la cueva la Iguana en Pan de Azúcar y cueva del Francés en Cabo de San Antonio). Núñez se interesó por los dos reportados en San Vicente y El Quemado, Viñales y los tres de sierra Cabezas y sierra Gramales; y coordinó con nosotros para que lo lleváramos a visitar esos lugares. El 19 de agosto del 1996 visitamos la solapa de los Círculos en la ensenada de Los Burros, sierra Cabezas, descubierta en 1987 pero no estaba bien definido el acceso. La cantidad de avispas revoloteando y “en guardia” en los panales que cubrían la pared y el techo de la solapa, impidió que hiciéramos croquis de las pictografías. El 24 llegó Núñez y en la mañana visitamos la solapa de la Vaquería en el valle de San Vicente. Allí tomó fotos a color, hizo sus croquis de las pictografías, ordenó mediciones de las solapas, orientó que llevásemos para el museo de Viñales dos de los majadores-percutores que aparecen en superficie. Para el croquis de los dibujos contaba los círculos concéntricos y las líneas varias veces, nos pedía opinión… pero en definitiva prevalecía la suya (yo discrepaba un poco, pero no insistía en discutir una raya más o menos o si eran cinco o siete círculos). Aún estaba pendiente por nuestra parte el calcado en acetato con una observación minuciosa para la mayor fidelidad posible en aras de evitar interpretaciones personales que pudieran alterar una

futura y mejor lectura científica de esos signos. Le mostramos también un trazado de rayas al carbón que existe en el techo de una cueva cercana y que nosotros no habíamos reportado como arte rupestre. Él los consideró evidentemente aborígenes y la bautizó como cueva Los Estratos. Por la tarde visitamos la solapa de Los Pintores en sierra Cabezas. Por el camino él afirmaba haber estado allí hacía muchos años, pero no recordaba bien, pues su descripción no concordaba con la solapa ni el lugar. Ya ante uno de los más importantes murales pictográficos de la provincia, dijo que “antes se veían muchos más dibujos” (Esto nos obliga a explorar más la zona con el objetivo de ubicar ese otro posible sitio visto por él). Tomó fotos, pero aquí la profusión de dibujos superpuestos, la gama de tonalidades en rojo y negro, los muchos trazos borrosos, hacen muy difícil hacerle croquis. Nosotros habíamos hecho ya el calcado en láminas de acetatos y pasado a papel alba tras una muy cuidadosa copia, y se lo ofrecimos para su estudio y reproducción (en la sede de la Fundación de la Naturaleza y el Hombre existe una reproducción al óleo a tamaño natural, de su sección más significativa). Recuerdo que de regreso, en los pasos de mayor dificultad del descenso de la sierra, como ya sus extremidades –al cabo de 73 años del Cuarto descubridor de Cuba– no tenían las habilidades requeridas en esos parajes, él, risueño y con toda la dignidad de su personalidad, los bajaba arrastrándose de nalgas. El 25 estuvimos en la solapa de El Quemado, que el rebautizó como solapa del esqueleto por los restos

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 50


De barba rebelde, negra o blanca

humanos que en una excavación de rescate recuperamos allí, pues buscadores de tesoros lo habían alterado sacándolo en parte a la superficie. Además de las fotos de rigor, hizo sus croquis y consideró “otra localidad” una solapa contigua que nombró de Las Avispas, donde habíamos visto unas manchas indefinidas. Yo lo miraba hacer sus croquis con el ánimo de aprender, pero él dibujaba trazos que su experiencia y conocimientos le permitían ver y que yo, por más que me esforzaba no los veía… y callado en mi ignorancia, discrepaba sinceramente. En un momento en que cogía “un quinto” –según expresión suya– sentado en una piedra, comentó que si en cada provincia hubiesen “20 Hilarios Carmenate no sería posible publicar todos los libros de artes rupestres que podían hacerse”. Claro, no tendrían que ser “20 Hilarios”, sino 20 exploradores perseverantes tras esas huellas de nuestra historia, cuya importancia aquilatan pocos y que (¡aquí también el cambio climático!) es evidente el daño acelerado que sufren por causas naturales en los últimos… 20 años quizás. Sí, además del perjuicio que personas ignorantes e indolentes causan en sitios de nuestro patrimonio cultural. A mi juicio eso hace urgente la necesidad de una mayor

prospección con el objetivo específico de descubrir los muchos sitios que sin duda existen en las serranías –porque coincidimos con Núñez en que lo que falta son ojos investigadores “enfocados” a tal objetivos–. Y la necesidad también de retomar la polémica respecto a si se debe dejar que sencillamente desaparezcan, o buscar el modo científico que permita una restauración fiel de lo que todavía se ve, utilizando pigmento semejantes a los originales y realizada por especialistas amorosos y leales, que posibiliten su perdurabilidad. Retomando el relato, permítanme decir –aquí entre nosotros–, que en otro momento me comentó sobre mis cuadernos de campo “que si yo quisiera y pudiera publicarlos…” Ni recuerdo como terminamos el tema, y lo cuento no por alusión propia sino como reflejo de su atención personal. En fin, se fue satisfecho con las nuevas localidades de arte rupestre y pendiente la visita a otros sitios. Pero dos años después se fue definitivamente. Seguro que también satisfecho. Satisfecho de una vida y obra que lo sobrevivirá más allá de nuestras muertes, por una cultura de la naturaleza ¡tan urgente!

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 51


A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

Testimonio de Gerardo Ortega sobre Antonio Núñez Jiménez Por: Gerardo Ortega Rodríguez ortega@cubarte.cult.cu Historiador y escritor. Pinar del Rio Conocí al Dr. Antonio Núñez Jiménez en el año de 1971, durante la premiación del concurso literario convocado por la UJC Nacional en el Centenario de Vladimir Ilich Lenin. Fue en el Hemiciclo Camilo Cienfuegos de la Academia de Ciencias. Yo había obtenido la Primera Mención Nacional en Poesía y al final del acto de entrega de premios, durante el brindis, intercambiamos unas palabras... no recuerdo de qué hablamos, pero sin dudas hubo una corriente de simpatía, pues no todos los que allí estábamos continuamos a su lado y recuerdo que de allí fuimos al Hotel Nacional invitados por él precisamente, terminamos en el área de la piscina, donde, con otro de los premiados desvié mi atención acerca de los temas del arte y la Literatura pues ambos éramos profesores de preuniversitario en esa disciplina.

los trabajos para el Atlas de la Cultura Cubana y más tarde en 1980, desde Sandino, donde ya me encontraba viviendo, tuvimos contactos de trabajo, pero, por supuesto, en actos en que él ocupaba la presidencia como viceministro y yo era un simple asistente entre tantos que colmaba el teatro y sólo consistía todo en un ligero saludo. Luego, como soy fundador desde la base de la Comisión del Nombre Geográfico que él dirigía a nivel nacional, nos relacionamos indirectamente en ese trabajo, además de continuar con nuestras cartas. En una de ellas me pide un trabajo mío sobre La Toponimia del Cabo y sé que consultó mi monografía sobre el municipio Sandino.

Mucho tiempo después, cuando inicié mi correspondencia con Núñez, al preguntarle si recordaba aquel primer encuentro me manifestó que no lo había olvidado, que me recordaba a mí y que recordaba mi poema y me asombró refiriéndose a él de memoria (no leyéndolo, comprobé, pues equivocó algunos versos del fragmento que citó).

Núñez Jiménez, Capitán de la Revolución durante la lucha armada, compañero del Che, Presidente del INRA y Presidente de la Academia de Ciencias, Vice Ministro de Cultura y una de las figuras más importantes del Estado Cubano por desempeñar además funciones de vital importancia, es una figura principalísima de nuestra historia. En el caso de la Cultura y de la Historia, presidir la Comisión Nacional de Monumentos, la Comisión Nacional del

Por supuesto que nos encontramos otras veces...ahora recuerdo que en ocasión del inicio de

Además de sus cartas, conservo documentos que me hacía llegar con valiosas informaciones de Historia que yo le solicitaba, uno incluso es una fotocopia de un documento del Archivo de Indias que yo le había pedido por sugerencia de Eusebio Leal, quien me había visitado en mi Oficina del Historiador de Ciudad Sandino.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 52


Testimonio de Gerardo Ortega sobre Antonio Núñez Jiménez

Nombre Geográfico, la Fundación del Hombre y la Naturaleza –que hoy lleva su nombre– ya sería suficiente para trascender por la utilidad de la virtud.

por su cultura y sus conocimientos acerca de la Cultura Cubana.

Pero Núñez Jiménez es además un cronista de la Revolución (En Marcha con Fidel) y un estudioso de la naturaleza americana de consulta imprescindible (El viaje por el Amazonas y el Caribe) un navegante, un historiador, el GEÓGRAFO MAYOR Y EL ARQUEÓLOGO MAYOR, y para mí EL CUARTO DESCUBRIDOR DE CUBA (respetando como él a Cristóbal Colón, sobre quien escribió lo mejor que he leído –en libro precioso que me dedicó y conservo como un tesoro, como muestra de su amistad– respetando a Don Alejandro Von Humboldt, a quien se parece por su carácter de intrépido investigador y defensor de la naturaleza y respetando a Don Fernando Ortiz, a quien semeja

Por eso, las palabras de Georgina Leyva Pagán (GINA), autora principal del libro "Guanahacabibes: donde se guarda el Sol de Cuba", cuando valoró mi colaboración con ese libro diciendo que habíamos sido Núñez y yo los más consultados, las he tomado como un reconocimiento mayor.

Antonio Núñez Jiménez siempre estuvo del lado de la Luz.

Núñez para la Historia de Cuba y su Geografía siempre será de obligada recordación, desde aquella primera obra suya sobre la Geografía de Cuba (molestó tanto a la Dictadura de Batista que fue prohibida), hasta sus volúmenes publicados por la Fundación que creó.

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 53


A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

El legado de Núñez Jiménez Por: Carlos Benedetto benedetto@rucared.com.ar Argentina. Secretario General FEALC Conocí a Antonio Núñez Jiménez personalmente en 1992, en ocasión del Congreso de Espeleología realizado en Viñales. Antes me era familiar por sus libros, por sus artículos, por aquellas fotos periodísticas en que los comandantes Castro y Guevara compartían con él una conferencia de prensa apenas iniciado el período revolucionario y en la que lo nombran sólo por su segundo apellido, sin el “Núñez”… como siguen haciendo aún hoy algunos colegas. Conocerlo personalmente fue algo así como un cable a tierra de la historia de la espeleología latinoamericana. Allí en Viñales estaba nuestra cuna como “Federación Espeleológica de América Latina y del Caribe” (FEALC). Ese año el congreso se hizo en el mismo hermoso paisaje cubano donde 9 años antes había sido creada nuestra Federación. Y es eso lo que buscamos rescatar en estas líneas.

Porque se pueden hablar de sus travesías por el Amazonas, sus aportes a la geografía cubana, al nacimiento de la espeleología en su país, a su compromiso político. Pero desde el extremo sur de América Latina no podemos pasar por alto otro legado: el de la latinoamericanidad aplicado a la espeleología, más allá de “su país” (expresión cuestionable si nos autopensamos como provincias de una Patria Grande soñada por Bolívar y otros grandes).

La espeleología latinoamericana no podía seguir siendo un mosaico de compartimentos estancos donde cada país hacía lo que podía. Así surgió, en un congreso de la UIS realizado en 1981 en EEUU, la idea de crear una federación latinoamericanacaribeña, y eso se plasmó definitivamente en Viñales, en 1983. Núñez Jiménez, como uno de los propulsores de la idea junto a Franco Urbani (Venezuela), Eleonora Trajano (Brasil) y otros, fue el primer presidente de la FEALC, y lo fue hasta 1988. No eran tiempos fáciles, porque nada de lo que recién comienza se hace sin dificultades, pero fue en ese período que se sentaron las bases de lo que hoy es la FEALC: una confluencia de espeleólogos latinoamericanos que necesitan imponer reglas de respeto a lo que hacen, que necesitan ayudarse recíprocamente para crecer. Hoy la FEALC está ganando en respeto en el concierto de las naciones con una espeleología organizada. Tiene comisiones de trabajo, rutinas de congresos, consultas permanentes, 3 publicaciones periódicas, actos de solidaridad ante agresiones extra-regionales, ayuda recíproca en varios planos, un mismo lenguaje. La Federación ha tenido sus momentos de esplendor y sus momentos de crisis, y los seguirá teniendo como todo organismo vivo que se precie de tal. Pero es indudable que este momento no habría sido posible sin aquellos cimientos, aunque entonces no

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 54


El legado de Núñez Jiménez

se hayan visto los resultados. Cuando en 1992 conocí a Antonio, me presentó a otro pilar de la espeleología caribeña: Dato Pagán Perdomo. Y me lo presentó de una manera cómica, al mejor estilo cubano: lo llamó y le dijo “oye, te quiero presentar al Dato Pagán de la Argentina”.

gestión de Franco Urbani como presidente desde 1988 no habían sido suficientes para ordenarnos a escala continental. Habría que esperar varios congresos y asambleas más para alcanzar la consolidación que hoy exhibimos, a pesar de que muchas debilidades perviven en nuestra estructura

Caramba, uno no se espera tantos elogios de alguien a quien solamente se conoce por correspondencia.

Hoy pienso que hubiera sido bueno que Antonio estuviera vivo para ver cómo ha crecido la criatura que él ayudó a concebir.

En aquel momento la FEALC tenía pocos logros para exhibir. Apenas 9 años de vida, y la excelente

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 55


A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

Los petroglifos de la Cueva de la Iguana1 Por: Antonio Núñez Jiménez y Pedro Luis Hernández Dibujos: Hilario Carmenate Rodríguez Sociedad Espeleológica de Cuba INTRODUCCIÓN En 1955 el coautor Antonio Núñez Jiménez dirigió una expedición a la Cueva de Mesa de la gran caverna de Santo Tomás, en la sierra de Quemado, en los Órganos, provincia de Pinar del Río. Se trataba de la primera mención del arte rupestre en dicha sierra de los Órganos, donde los petroglifos hallados estaban realizados con la técnica del rallado sobre una capa muy fina de arcilla que cubría la roca estructural caliza del jurásico. Allí en un largo mural estudiamos una serie de dibujos que representaban especies de “M" entrelazadas, colocadas entre líneas paralelas, cruces formadas por serie de líneas paralelas, una figura antropomorfa muy esquemática con una serpiente rodeándola, entre otras figuras. Otra de las primeras cuevas descubiertas en la sierra de los Órganos con arte rupestre, es la del Garrafón en la ladera sur de la sierra de Viñales, con dibujos rayados de forma rediforme.

Treinta y tres años después de nuestros estudios en la cueva de Mesa, hicimos las investigaciones en la cueva de los Petroglifos, abierta en la falda septentrional de la sierra de Galeras, en sierra Los Órganos, a 12 km al noreste de la cueva de Mesa. Estudiamos allí conjuntamente con el compañero espeleólogo Divaldo Gutiérrez Calvache, miembro del grupo Pedro Borrás de la Sociedad Espeleológica de Cuba, sus manifestaciones de petroglifos. Lo sorprendente de esta nueva localidad

de arte rupestre fue que se trataba de dibujos realizados con la misma técnica del rayado y con el mismo estilo de líneas geométricas, en todo semejante a los de las cuevas de Mesa y del Garrafón. El rompecabezas que a veces forma una localidad específica de arte rupestre se va resolviendo con nuevas piezas que al unirse contribuyen a solucionar las incógnitas que se abren a la investigación. En el caso de la sierra de los Órganos, ya no se trataba de un caso aislado sino de dos cuevas área o región rupestre de los Órganos. La única pista que poseíamos del menaje arqueológico era el hallado por nosotros en la boca de la cueva de Mesa: objetos fabricados a partir del Strombus gigas, así como un esqueleto aborigen de 3 500 años de antigüedad, descubierto en la cueva de la Incógnita de la misma gran caverna de Santo Tomás. Ambos hallazgos correspondían a una cultura primitiva de cazadores y recolectores, pero no teníamos una pista segura para adscribirlo a la cultura del Guayabo Blanco o de Cayo Redondo. Hacía falta encontrar otras piezas del rompecabezas de la “Región de Arte Rupestre de la sierra de los Órganos”. Esa pieza pudiera ser el hallazgo de una cuarta cueva con petroglifos de la misma técnica del rayado, y esa correspondió a la cueva de la Iguana en la ladera septentrional de la sierra de Pan de Azúcar, localizada por la expedición conjunta

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 56


Los petroglifos de la Cueva de la Iguana1

cubano-vasca, realizada en febrero de 1998 y que pudimos estudiar junto a Pedro Luis Hernández y otros espeleólogos el 4 de abril de 1998. Este hallazgo pudimos relacionarlo con el estudio realizado en 1944 por el coautor Antonio Núñez Jiménez en la cueva de Brea, en la citada ladera septentrional de la misma sierra de Pan de Azúcar, en el que logramos hallar seres humanos, asociados a bolas líticas o esferolitias, un buen índice para fijar su filiación a la cultura Cayo Redondo, mesolítico. Entre los hallazgos en la cueva de Brea fue muy interesante el de varias pequeñas mazorcas de maíz, índice de que aquel grupo ya practicaba algún tipo de agricultura. De aquella expedición escribimos en un artículo de divulgación popular: “A unos 300 metros hacia el sur-suroeste de la casa del señor José Brea, hundida en las paredes verticales de la sierra de Pan de Azúcar (frente septentrional) se halla una amplia cueva, que por carecer de nombre fue bautizada con el de Brea en honor a nuestro hospitalario amigo.” Esta cueva había sido reportada por una expedición anterior de la Sociedad Espeleológica de Cuba y sabíamos su contenido arqueológico. Tan pronto llegamos a la espelunca hicimos un reconocimiento de la misma. Se trata de un amplísimo salón, continuado hacia adentro por un estrecho y profundo pasadizo. Después de levantado el mapa de la cueva comenzamos a excavar en su terroso suelo. Pronto aparecieron restos muy primitivos de los aborígenes de Cuba, probablemente Complejo Cultural Dos, intermedio entre los más rústicos Guanahatabeyes y los más

cultos Taínos. Las piezas arqueológicas consistían principalmente en ciertas esferas o bolas de piedras (casi todas partidas) comunes a este grupo cultural y cuya utilidad realmente desconocemos; muchas piedras aplanadas, en forma de triángulos rústicos; percutores de dura piedra; varias gubias construidas con material de caracol; morteros con huellas en su interior de hematite; y también huesos muy destruidos por el tiempo pertenecientes a los seres humanos que habitaron esta gruta pinareña. De gran importancia resultó el descubrimiento de algunos cráneos pequeños, que fueron identificados por Arredondo y luego por el profesor Aguayo, como correspondientes al Solenodon (almiquí), por ser esta la primera vez que se encuentra fuera de la región oriental de Cuba. Esta cueva aumenta el número de paraderos o residuarios de la cultura siboney entre los mogotes de la sierra de los Órganos. Es de destacarse que también en la sierra de Sumidero, en la sierra de Galera y en otras, pertenecientes al grupo de los Órganos, nuestra Sociedad Espeleológica halló restos similares a los de la cueva de Brea, lo que nos indica lo extendido que estaba este grupo precolombino por la comarca de Vueltabajo. La posible relación cultural entre los petroglifos de la sierra de los Órganos con las bolas líticas se repite también con los dibujos rupestres de las cuevas de cayo Caguanes, donde se descubrieron entierros aborígenes con esferolitias. El dato anterior de la localidad arqueológica de la cueva de Brea pudiera relacionarse con la muy cercana cueva de la Iguana, abierta en la misma falda septentrional de la sierra de Pan de Azúcar,

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 57


Los petroglifos de la Cueva de la Iguana1

separadas ambas por unos 2 km. Como posible relación cultural entre las espeluncas de Mesa-Garrafón-Brea-Iguana-Petroglifos, pudiera pensarse tentativamente en la cultura Cayo Redondo, o grupo II, cuyos miembros aborígenes pudieran haberse comunicado fácilmente como sospecha el coautor Pedro Luis Hernández, a lo largo del valle de Pan de Azúcar, regado por el río de este nombre, ahora llamado erróneamente en las últimas ediciones de la carta 1: 50 000, río de los Cimarrones.

LA CUEVA DE LA IGUANA Esta espelunca, bautizada así por la expedición cubano-vasca no aparece en los mapas, pero puede ser localizada en la ladera norte de la sierra de Pan de Azúcar, a 1.5 km, muy cerca de donde finaliza el terraplén que viene desde el poblado de Pons, punto correspondiente a la hoja 3483-IV de la carta 1:50 000 del Instituto Cubano de Geodesia y Cartografía. Con nuestro GPS la cueva fue situada por las coordenadas geográficas en la latitud: 22o 37´026´´ y en la longitud: 83o 49´ 18´´. La cueva de la Iguana se abre entre rocas de la formación Guasasa, con estratos calizos que buzan 30o noroeste. La boca se abre a unos 6 m sobre la superficie del valle cársico de Pan de Azúcar, a 57 metros sobre el nivel medio del mar, y la espelunca corresponde a una galería fluvial o resolladero que es parte de la cercana boca del río subterráneo de Pan de Azúcar,

es decir se trata de una cueva del tipo genético Cuyaguateje. La boca de la cueva de la Iguana está en gran parte cubierta por derrumbes que dan paso a una galería baja y estrecha, en forma de gatera, por donde casi siempre hay que avanzar agachado o de rodillas, por espacio de 13.45 m, donde aparece el primer petroglifo y después por unos 9,82 m que es el largo de la zona petroglífica. DESCRIPCIÓN DE LOS PETROGLIFOS DE LA CUEVA DE LA IGUANA PETROGLIFO 1 Se encuentra situado a 13.45 metros de la entrada de la espelunca a una altura de 1.50 metros sobre el piso. El dibujo fue realizado en el fondo de una campana de disolución, y dentro de un círculo natural a manera de marco, puesto de manifiesto precisamente por la disolución al perforar los pequeños planos estratigráficos, de manera que es notable en este y en otros dibujos de esta galería subterránea la armónica combinación de la obra de la naturaleza y la artística del hombre. El primer dibujo que describimos está formado por una figura rediforme constituida por cuatro líneas horizontales de once centímetro de largo cruzada por seis líneas verticales de trece centímetros de largo, tema muy repetitivo en los petroglifos realizados tanto con la técnica del rayado como con la técnica de la pintura. PETROGLIFO 2 Se encuentra situado a 1,65 m de altura sobre el piso

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 58


Los petroglifos de la Cueva de la Iguana1

de la cueva, a 1,33 m de distancia del petroglifo. Representa un dibujo por dos contiguas bien diferentes por sus formas; realizadas con la técnica del rayado fino y total tiene 1,33 m de largo.

primer figuras ambas que en

El tema de la figura de la izquierda representa en lo esencial un conjunto de rayas oblicuas cruzadas. Estos conjuntos de rayas están formados por series de cuatro líneas paralelas, salvo una que lo está solo por tres. Del centro de uno de los cruceros citados salen cuatro líneas paralelas y horizontales, continuada en una sola que a poco se combina con otra paralela sobre la cual parten hacia arriba dieciséis líneas ligeramente inclinadas y otra más separada y que todas tienen treinta y cinco centímetros de alto y que ocupan un espacio de ochenta centímetros. La figura se completa con diez pequeñas líneas casi verticales agrupadas en tres series de veinticinco centímetros de alto, que parte de las dos líneas horizontales descritas. Como vemos por la descripción de los petroglifos anteriores, estos representan extrañas figuras geométricas que en ocasiones hacen pensar en expresiones numerales o en una clave indescifrable para nosotros y como en el caso de la figura recién descrita del petroglifo 2, recuerdan en algo a los famosos quipus andinos. PETROGLIFO 3 Se encuentra ubicado a 1.20 m de distancia del petroglifo 2 en el fondo de una campana de disolución, con un círculo vertical a manera de marco. El dibujo está formado por una figura muy semejante a la primera parte del petroglifo 2, con

cuarenta centímetro de alto por treinta y cinco de ancho, formada por series de cuatro líneas oblicuas, una de ellas de tres líneas dispuestas de manera vertical. Esta forma geométrica repetitiva y las series de cuatro y tres líneas paralelas deben tener su significado para la cultura que trazó tales esquemas. PETROGLIFO 4 A setenta centímetro del petroglifo anterior se encuentra el que hemos numerado con el cuatro, dibujado igualmente dentro de un círculo natural e irregular. La figura, de treinta centímetro de alto por treinta y cinco de ancho, está representada, arriba, por cuatro líneas oblicuas y hacia abajo muestra otras diez horizontales. Dentro de las mismas se insertan dos figuras formadas por líneas dobles o triples semejantes a una “I” y a una “N”. PETROGLIFO 5 A continuación y separado del número 4 por 6,27 m y a 1,30 m de altura, tenemos el petroglifo 5 dentro del marco de líneas naturales que casi rodean el dibujo, formado por un cuadrado de veintiún centímetros de alto y veinticinco de ancho, constituido por diez líneas horizontales, marginado por dos líneas paralelas y verticales por cada lado de la figura. PETROGLIFO 6 Casi contigua a la anterior tenemos el 6, formado por tres grandes líneas paralelas, dos de ellas de setenta centímetros de alto. De la parte superior y a la derecha se suceden seis líneas oblicuas y paralelas. PETROGLIFO 7 Igualmente y casi contigua al petroglifo 6, se

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 59


Los petroglifos de la Cueva de la Iguana1

extienden cuatro líneas oblicuas con otras tres horizontales encima de las anteriores. PETROGLIFO 8 También casi contiguo al anterior se suceden a lo largo de cincuenta centímetros veintiséis rayas o líneas ligeramente oblicuas; a su lado hay un complejo sistema de rayas inclinadas, casi verticales, ligeramente curvas, cruzadas con otras semejantes y también en su centro por otras dos horizontales. Este último petroglifo está situado a 1,35 m sobre el piso de la cueva. Nota: La expedición anterior fue realizada por la Sociedad Espeleológica de Cuba, financiada por la Fundación de la Naturaleza y el Hombre, con el doble propósito de estudiar el arte rupestre de la cueva de la Iguana y hacer una inmersión subacuática en la galería del accidente un ramal de Segundo Cauce de la Gran Caverna de Santo Tomás, para estudiar mediante la técnica del espeleobuceo, una posible y nueva galería fluvial a unos seis metros de profundidad la que al realizarse por un equipo formado por Carlos Aldana Vila, Abel Pérez González, Antonio Padrón Núñez, Luis Fernández, Arjemí y Manuel Valdés Suárez, se comprobó la existencia de un boquete que no se pudo penetrar debido a la estrechez del mismo, pero fue importante ya que se comprobó que en ese sector inundado viven especies de camarones que solo pueden existir en un manto freático, dato de interés pues es el único lugar de la Gran Caverna de Santo Tomás que por su nivel inferior llega al

manto de esas aguas subterráneas. Sobre el hallazgo de los mencionados camarones, el Dr. Nicasio Viñas Bayés nos dice que en 1969 durante la expedición espeleológica cubano rumana se encontraron, en niveles altos de la Gran Caverna de Santo Tomás, dos especies: un camarón del género Typhlatya y un isópodo del género Cyathura, que estaban viviendo en acumulaciones de aguas vadosas de la cueva de Las Represas y de la cueva de Salón. Ambas especies convivían con otro camarón de la especie Procambarus niverus que es un habitante de las aguas fluviales subterráneas, pero en zonas de corrientes de poca turbulencia. Por el contrario las dos primeras especies eran troglobios típicos de las aguas tranquilas de los mantos freáticos. Desde entonces estuvimos convencidos de la existencia de un nivel freático por debajo de los niveles fluviales de la Gran Caverna de Santo Tomás, donde podían vivir estas especies y que durante las crecidas y las consiguientes inundaciones de los niveles altos, quedaban atrapadas en los charcos de aguas vadosas, donde fueron colectados durante la citada expedición.

El 4 de abril de 1998, durante la exploración de un sifón de la galería del accidente de la Cueva del Segundo Cauce, se colectó un ejemplar joven de Procambarus y varios de Typhlatya que nos permitieron conocer que este sifón se alimenta de las aguas freáticas del sector de la sierra de Quemados.

1- Inédito hasta hoy. Escrito con el coautor en los meses finales de la vida del Dr Antonio Núñez Jiménez Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007. No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 60


A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

Desde el corazón de Pica Pica1 Por: Hilario Carmenate Rodríguez Ayer, rodeado por las sierras de Pica Pica, de Sumidero y del Resolladero, me enteré por la radio que el Dr. Antonio Núñez Jiménez había muerto. Estábamos alertados de su mal estado de salud, pero confiábamos en que la cantidad de tareas y propósitos importantes que él siempre se traía entre manos y mente, espantaría la muerte, que anda a ciegas; pero como tantas veces, ha obrado injustamente llevándose a un hombre tan ocupado, tan útil, tan necesario para el enriquecimiento y defensa de nuestra cultura y del medio ambiente que la sustenta.

Imaginaba que debía salir lo más rápido posible para Pinar del Río, donde el Comité Espeleológico Provincial estaría gestionando el modo de facilitar la presencia de los espeleólogos pinareños en el primer tributo ante la ausencia espiritual de Núñez (porque después siempre habrá motivos y razones para rendirle merecido homenaje en su ausencia física). Imaginaba que debería ir allá, a la funeraria de Calzada y K, y dar personalmente a sus familiares y compañeros más cercanos el pésame que nunca sé decir, y estar unos segundos ante su ataúd, contemplarlo en ese terrible instante de ausencia. Imaginaba otras cosas… la presencia allí de tantos compañeros suyos, desde dirigentes del Estado, la ciencia y la cultura cubana en general, representaciones de otros países, hasta sencillos vecinos y espeleólogos, viejos y jóvenes…

Imaginaba que ni el más radical oponente –que puede haberlo, en aspectos científicos u otros de la existencia social– sentiría ni un segundo de satisfacción por la fatal ocurrencia. Porque no ha caído un dios: ha muerto un hombre de excepcionales cualidades, con errores y defectos como todo humano, pero en estos casos resaltan las cualidades positivas. Imaginaba que debería estar allí rindiéndole mi humilde homenaje póstumo. Debería…; pero preferí hacerlo desde aquí, desde este rincón tan querido por él, donde aún quedan viejos testigos de su quehacer científico por el conocimiento de nuestra nación y la defensa de sus recursos naturales, y de los valores culturales del hombre que en ella ha vivido y vive, que es en definitiva defender al hombre mismo. Y me quedé reflexionando en la manera de continuar haciendo el homenaje digno de los hombres que de cualquier manera han dedicado su vida a luchar por sus semejantes. Modestamente… Reflexionaba –y reflexiono– que en mi caso particular es contradictorio: mi principal actividad como espeleólogo daña en cierta medida nuestra riqueza espeleológica y por tanto ese medio ecológico. Considero honestamente que por imperativos del país, impuesto contra su voluntad, algunos compañeros –también honestamente– ya lo cuestionan y alertan sobre este problema. En eso reflexionaba… en la manera de conciliar lo más racionalmente posible la necesidad impuesta de usar

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 61


Desde el corazón de Pica Pica1

parte de esa tremenda riqueza de nuestro subsuelo, con la imperativa necesidad de conservarla. El compromiso de concretarlo en trabajo útil alivia algo la pena por este momento de ausencia de Núñez, que su obra convertirá en ausencia presente para los actuales y futuros miembros de la Sociedad Espeleológica de Cuba. Ruego me perdonen las anónimas referencias

personales. Pienso que habrá comunicaciones oficiales del Comité Espeleológico Provincial u otras organizaciones e instituciones. Pero estas reflexiones íntimas creo que expresan más que el sentimiento personal, el de todos los espeleólogos pinareños. Valle de Pica Pica 14 de septiembre 1998

1- Nota necesaria: Este texto inédito hasta hoy, fue el sentir de Hilario Carmenate Rodríguez el día en que se enteró de la muerte del Dr. Antonio Núñez Jiménez. Escrito en pleno corazón de la Cordillera de los Órganos y debatiéndose entre la difícil aparente contradicción de ser útil a la defensa del país y a la naturaleza y entre el pensamiento militante y el naturalista, Hilario desgarra palabras ante el hecho real del maestro desaparecido, quien había sido su faro y guía en el duro bregar de las exploraciones espeleológicas. El Explorador se honra en dar a conocer quizás el homenaje más profundo y humilde de los brindados en aquel momento y es a su vez, reflejo epocal de alto valor histórico de la contradicción en que se encontraba el pensamiento espeleológico de entonces. El Director Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 62


A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

Comunicado de prensa por el Aniversario 85 del nacimiento del Dr. Antonio Núñez Jiménez Por: Sandra Delgado sandra@fanj.cult.cu Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre El pasado domingo 20 de abril se conmemoró el Aniversario 85 del nacimiento del Dr. Antonio Núñez Jiménez, insigne científico, diplomático y revolucionario cubano, nacido en Alquízar en el año 1923. Desde temprana edad demostró su vocación por la espeleología. A los 16 años comenzaron sus exploraciones en la Loma de la Candela, en Güines, Provincia de la Habana. En 1940 fundó la Sociedad Espeleológica de Cuba, desde la cual organizó numerosas expediciones por todo el país que conllevaron a importantísimos resultados científicos en el campo de la Geografía, Arqueología y Espeleología como son el descubrimiento de la mayor caverna del país, la Gran Caverna de Santo Tomás, en la Sierra de los Órganos y el estudio detallado de los restos arqueológicos de la cultura de Seboruco, que datan de más de 600 años. En la interminable lista de títulos que obtuvo a lo largo de su vida profesional y académica está el de Dr. en Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana, 1951. A partir de ese momento se estableció como profesor de Geografía en el Instituto del Vedado y más tarde en la Universidad Central de Las Villas. En 1981 obtuvo el grado de

Doctor en Ciencias Geográficas de la República de Cuba. La Sociedad Espeleológica de Cuba y la Sociedad Cubana de Geografía le otorgaron la condición de "Cuarto Descubridor de Cuba", en los años 1995 y 1996 respectivamente. Por su actividad revolucionaria es detenido en varias ocasiones, e incluso torturado. Después del Asalto al Moncada participa en la distribución de “La historia me absolverá” junto a su esposa, Lupe Velis, y otros compañeros. Desde 1958 ejerce el cargo de Capitán del Ejército Rebelde de la Columna 8 "Ciro Redondo" y toma parte en la liberación de Fomento, Cabaiguán, Placetas, Remedios, Caibarién y Santa Clara, a las órdenes del Comandante Ernesto Che Guevara. Al triunfar la Revolución es nombrado Capitán Ayudante del Che en la Fortaleza Militar de La Cabaña. Por orden del Comandante Fidel Castro participa en la creación de la primera Milicia Campesina de Cuba, organizada especialmente para la captura de la banda contrarrevolucionaria que operaba en la Sierra de los Órganos. Además, entre 1960 y 1961 se le asigna la dirección de la Escuela de Artillería "Camilo Cienfuegos", donde se formaron diez mil milicianos en las armas antitanques y antiaéreas, siendo también fundador del Partido Comunista de Cuba. Entre las múltiples responsabilidades que asumió después del triunfo revolucionario se encuentran

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 63


Comunicado de prensa por el Aniversario 85 del nacimiento del Dr. Antonio Núñez Jiménez

la de Presidente del Instituto Nacional de Reforma Agraria, Presidente del Banco Nacional de Cuba en 1960, Director Técnico de la Escuela para Instructores de Arte en 1961, Presidente ­Fundador de la Academia de Ciencias de Cuba desde 1962 hasta 1972. Durante ese período, funda los institutos y museos de esta Academia. Se desempeñó como Viceministro de Cultura de 1978 a 1989. Además ejerció como Presidente de la Comisión Nacional de Monumentos desde 1978 hasta finales de su vida. A lo largo de su vida imparte conferencias en diversas universidades de Inglaterra, Francia, URSS, Alemania, Perú, Ecuador, Santo Domingo, Estados Unidos y otras. Así mismo obtiene importantes títulos y grados científicos internacionales como son los de Doctor en Ciencias Geográficas de la Universidad Lomonosov de Moscú, Dr. Honoris Causa de la Universidad Central de Ecuador y Profesor Honorario de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, República Dominicana. Fue miembro de la Academia de Ciencias de Checoslovaquia y de la Sociedad Venezolana de Espeleología. Además miembro de Honor de The National Speleological Society, y miembro de The National Geographic Society. Núñez se destacó también en el campo de las relaciones internacionales. Fue Embajador de Cuba en Perú, 1972­1977, fundador de la Comisión Nacional Cubana de la UNESCO, en 1978 y presidente de numerosas delegaciones gubernamentales, artísticas, científicas y comerciales que representaron a Cuba en reuniones, foros, giras, eventos y negociaciones en la arena internacional.

Una vez avanzadas sus exploraciones a lo largo de la Isla, decidió explorar el mundo. Entre las investigaciones geográficas, espeleológicas y arqueológicas pueden mencionarse las expediciones al Polo Norte (1972) y a la Antártica (1982), y las exploraciones en la Cordillera de los Andes desde Perú hasta Venezuela (1972-1977). Llevó a cabo investigaciones geográficas y arqueológicas en China, Islas Galápagos, Pascua y otros sitios del mundo. Organizó y dirigió la expedición "En Canoa del Amazonas al Caribe" (1987­1988), en la que recorrió más de 17 400 kilómetros y veinte países de las cuencas del Amazonas y el Orinoco, y del Mar de las Antillas. Dirigió investigaciones en el campo del arte rupestre en Cuba, América del Sur, México, Italia, Isla de Pascua, entre otros. Realizó estudios espeleológicos, carsológicos e históricos en varios países. En 1994, cuando contaba con 71 años, crea la Fundación de la Naturaleza y el Hombre, que hoy lleva, además, su nombre, institución cultural y científica de carácter civil, no gubernamental, sin ánimos de lucro, dedicada a la investigación y promoción de programas y proyectos para la protección del ambiente en su relación con la cultura y la sociedad. La Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre cumple el 16 de mayo de este año su 14 Aniversario. Bajo el lema “Hacia una Cultura de la Naturaleza”, la Fundación trabaja en pos de la armonía entre la sociedad y su entorno a través de la difusión de la obra y el pensamiento del Dr. Antonio Núñez Jiménez y de la activación de procesos participativos y de investigación geohistórica, ambiental, cultural y

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 64


Comunicado de prensa por el Aniversario 85 del nacimiento del Dr. Antonio Núñez Jiménez

social. Además, trabaja en el diseño, gestión y ejecución de proyectos de conservación, recuperación ambiental y la promoción de diálogos ambientales para la solución de conflictos ambientales, brindando también asesorías y capacitación sobre temas ambientales a productores y otros públicos interesados.

del libro La Cuenca del Toa, que llevan la autoría del propio Núñez, el último en coautoría con Liliana Núñez Velis. La realización del documental “Permacultura para un futuro sustentable en Cuba” y las ya tradicionales siembras de árboles en el Parque Ecológico Monte Barreto son ejemplos también de las acciones dedicadas a la efeméride.

En el momento de su deceso, el 13 de septiembre de 1998, su obra escrita se extendía a más de 190 libros y cientos de artículos, prólogos y conferencias. Entre sus obras más conocidas se encuentra "Geografía de Cuba", publicada en 1954, la cual fue recogida y quemada en su primera edición por los agentes de la tiranía batistiana , debido a que además de la detallada descripción física de nuestro país, exponía las miserias del paisaje humano y sus causas. Muy conocidas son la historia documentada de la Sociedad Espeleológica "Veinte años explorando a Cuba", publicada en 1961 y la colección “Cuba: la Naturaleza y el Hombre”, en 50 tomos, publicada a partir de 1982, en especial el título “En marcha con Fidel”, uno de los más vendidos, donde relata el andar heroico de todo un pueblo junto a su Comandante.

La Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre y la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana también unen esfuerzos para conmemorar la fecha. Con tal motivo han organizado dos exposiciones fotográficas en el Centro Histórico de La Habana Vieja. La primera lleva por título “En Canoa del Amazonas al Caribe”, y rememora la expedición del mismo nombre organizada por el Dr. Antonio Núñez Jiménez en el año 1987. La muestra estará dedicada además al Aniversario 20 de la culminación de la Expedición. La inauguración tendrá lugar el miércoles 23 de abril a las 3:00 P.M. en la Galería Carmen Montilla, ubicada en Oficios # 162 entre Amargura y Teniente Rey, La Habana Vieja. Escorzos es el nombre de la propuesta fotográfica del artista Lázaro Luis García del Campo, homenaje de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana al Dr. Antonio Núñez Jiménez en el Aniversario 85 de su nacimiento. La exposición será inaugurada el jueves 24 de abril a las 3:00 P.M. en la Galería del Palacio de Lombillo, sita en Empedrado 151 esquina a Mercaderes, Plaza de La Catedral .

Este año La Fundación Antonio Núñez Jiménez dedica un sin número de acciones al Aniversario 85 del nacimiento de su presidente-fundador. Entre ellas, la Primera Convergencia Nacional de Permacultura, la Mesa Redonda “SOS Río Toa + 10” en la Ciudad Primada de Baracoa, la presentación del libro “Geología” y el lanzamiento

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 48, Cuba, 26 de abril de 2007.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 65


A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

Revelaciones desde Guanímar Por: Hilario Carmenate Rodríguez Presidente del Comité Espeleológico de Pinar del Río ¡Primera vez que veíamos un helicóptero ahí, cerquita! Descendió levantando el polvo arenoso de Guanímar con sus enormes hélices y tanto ruido. Medio asustados y curiosos, vimos al hombre de verde olivo y barba negra que bajó del aparato. Habló con pescadores y carboneros de la playa… mi padre le ofreció, por manos de mi hermanita de 7 años, un tabaco torcido por él. Era el capitán del Ejército Rebelde Antonio Núñez Jiménez; y 1959. Durante varios años, cada 6 de enero, Día de los Reyes, una mujer de La Habana llevaba juguetes para los niños del poblado. Rosario se llamaba, pero no sabíamos que era la madre de aquel capitán. Tuve algún vínculo directo con Núñez, en más de 30 años de actividades espeleológicas: la visita en 1965 a su oficina en el Capitolio por un grupo de estudiantes de la Escuela Nacional de Arte, interesados en hacer espeleología; cuando nos acompañó cabalgando un tramo durante la rememoración, en 1979, de la Excursión a Vueltabajo de Cirilo Villaverde; en la inauguración y primeros cursos de la Escuela Nacional de Espeleología en Dos Hermanas y El Moncada; un recorrido por la Gran Caverna de Santo Tomás; en algunas reuniones anuales de la S.E.C.; la visita a varios sitios de arte rupestre descubiertos por el

autor en Pinar del Río, poco antes de su muerte… La lectura reciente de las narraciones de su abuela Julia de la Osa y Sierra me han ofrecido la revelación de otros interesantes puntos de contacto familiar. No tienen mayor importancia que la simple curiosidad de coincidencias en espacios en el decursar del tiempo. Mi padre, descendiente de naturales de Islas Canarias, en épocas de tiempo muerto, cortó leña para panaderías, hizo carbón y cortó guano en sitios de la costa sur de La Habana, donde trabajaron Celestino Núñez y Julia como carboneros, y estuvo en muchos lugares de los mencionados por ella. Vivimos en Guanímar, donde vivieron ellos, y nos bañamos en la playita de fango medicinal en que lo hacía Julia, y en el río. Allí tuvimos un maestro – Luis Núñez– “de sonrisa pícara y ojos azules”, igual que describe Núñez a su abuelo Celestino. Después, durante más de 40 años nos asentamos en La Luz, potrero del ingenio San Martín (propiedad de un pariente de sus ancestros) cuyas ruinas visitamos, cerca de la casa; pegados a la finca de Estrella, donde se casó Rosario su primera hija, madre de Antonio; y cerca de las cuevas de Frías, que Julia visitó, y donde todavía, en una de ellas, pobladores de la zona van a bañarse. En el Museo de Historia Municipal Álvaro Reinoso hay una vitrina con dos fotos de Núñez, como muestra del mes por el 86 Aniversario de su natalicio. Fui a visitar la casita de madera en Pedro Díaz, 62 –actual avenida 89 donde nació Antonio el

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 66


Revelaciones desde Guanímar

20 del presente pero de 1923–, y encontré una casa de mampostería con techo de fibrocem, habitada por una familia que permutó recientemente. En la pared que hace esquina, una tarja estrellada con la efigie a relieve del perfil de Núñez, dice:

EN ESTE LUGAR NACIÓ EL 20 DE ABRIL DE 1923 ANTONIO NÚÑEZ JIMÉNEZ HIJO ILUSTRE DE ALQUÍZAR, QUIEN CONSAGRÓ SU VIDA AL BIEN DEL HOMBRE Y A LA PROTECCIÓN DE LA NATURALEZA. EL PUEBLO DE ALQUÍZAR 2003 Los humazos para espantar la plaga de mosquitos y jejenes en la costa, el aroma profundo que expanden

los hornos de carbón con su humo blanco tan cargado de miserias en la memoria, el sabor de la corúa, el salitre de la playa de Guanímar enjuagado en el río, el conocimiento de lugares como Majana, El Corojal, las zanjas del Fangal y Peñalver, el canal de Las Caguamas, las fincas La Luz, La Estrella, los apellidos Núñez, Moreira, Ledesma, Sierra, de la Osa, Ferrer –que aún viven por la zona…– todo eso mezclado en la experiencia y la memoria me hace sentir, junto al respeto y admiración por Núñez y su obra, la afinidad de un camino compartido que no concluye con la muerte, sino que se reinicia siempre con la vida.

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 60, Cuba, 26 de abril de 2007.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 67


A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

Cincuenta Aniversario de una frase histórica. Setenta Aniversario de una institución histórica. Por: Ángel Graña González angel@fanj.cult.cu Vicepresidente primero de la Sociedad Espeleológica de Cuba “El futuro de nuestra patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia”, esa frase tan importante para todo nuestro pueblo y por qué no para el mundo también, fue dicha el 15 de enero de 1960, en el XX Aniversario de la Sociedad Espeleológica de Cuba (SEC), por nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz; se cumplen 50 años de ese día.

culturales del país, reunidos para celebrar el Aniversario 20 de dicho acontecimiento; en la presidencia del paraninfo de la Academia, se hallaban Fidel Castro Ruz, Antonio Núñez Jiménez, Eduardo Queralt Martín, presidente de la Sociedad Espeleológica de Cuba por entonces, Gilberto Silva Taboada, Heriberto Valcárcel Pineda y Xiomara Castellar; entre el público, Alicia Alonso, Fernando Alonso, Lupe Velis, todos miembros de la Sociedad Espeleológica de Cuba.

Cierto que Sociedad Espeleológica de Villegas, hubiera resultado demasiado local, y Núñez pensaba en grande; él quería que su institución fuera de todos los cubanos, y así ha sido. Lo que empezó como una agrupación de amigos, hoy es una hermandad de todo el archipiélago, los cuales continúan las ideas de aquel 15 de enero de 1940.

Después del Himno Nacional, Núñez Jiménez se refiere a los primeros 20 años de la Sociedad; habla de su fundación, de Omelio Sánchez Serrú, otro de los fundadores, de las primeras expediciones, “las domingueras”, como les llamó, cumpliendo los deseos de todos de ampliar las investigaciones; eran hijos de obreros, con una economía muy limitada y, por tanto, para llevar a vías de hecho sus exploraciones, se les ocurrió recurrir a los choferes de las rastras, quienes viajaban por toda Cuba por la Carretera Central y pedirles ayuda: lo logran, y sobre los encerados de esos grandes camiones viajaron a muchos lugares para después caminar decenas y decenas de kilómetros, y llegar a los puntos a estudiar: Pan de Guajaibón, Cerro de Cabras, entre otros.

En mi memoria, aparecen la antigua Academia de Ciencias en la Habana Vieja, Fidel, Núñez, espeleólogos y distintas personalidades científicas y

Hay que ir a Oriente”, dice alguien y todos empiezan a preparar, en la temprana fecha de 1945, la Expedición Geográfica a Oriente.

En esta misma fecha, conmemoramos también 70 años de haberse creado, por un pequeño grupo de jóvenes, con Antonio Núñez Jiménez, de solo 16 años, al frente, la Sociedad Espeleológica de Cuba. Hoy nos preguntamos ¿qué pensaría en aquel momento el joven Núñez al nombrarla: de Cuba, y por qué no de Villegas, que era la calle en Ciudad de La Habana, donde vivían casi todos?

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 68


Cincuenta Aniversario de una frase histórica. Setenta Aniversario de una institución histórica.

Parten, suben el Turquino, navegan por el Río Toa, visitan Mayarí, Seboruco, Pinares de Mayarí y van obteniendo importantes resultados.

Fidel recibe el diploma, abraza a Núñez y le pide a éste que le permita agradecer ese gesto y dar las gracias.

Núñez, entonces, decide, aprovechando todo lo visto y aprendido, escribir una Geografía de Cuba, y en ella habla de la realidad cubana existente; aparecen por primera vez en un texto geográfico cubano las palabras: abusos, atropellos, latifundios, terratenientes. Este texto llega, casualmente, a manos del tirano Fulgencio Batista, presidente de Cuba en ese momento, quien, iracundo, ordena recoger el libro de todas las librerías e imprentas, quemar todos los ejemplares, destruir los originales y apresar a Núñez, su autor.

Creo que ese discurso de Fidel del 15 de enero de 1960, publicado luego por Núñez en sus libros 20 años explorando a Cuba, 40 años explorando a Cuba y Medio Siglo explorando a Cuba, así como en muchos periódicos de la época, debe ser lectura obligada para todos los espeleólogos, y más aún para los jóvenes futuros espeleólogos.

De todos estos avatares, hablaría Núñez en su discurso del 20 de enero de 1960: el asalto de la policía al local de la Sociedad junto a la Terminal de Ferrocarriles, los golpes que recibieran Dacal, Valcárcel y otros miembros de la SEC, su integración a la Columna 8, junto al Che; del triunfo revolucionario y la toma, por miembros de la propia Columna 8, del local de la SEC, asaltado en la dictadura por la policía de Batista y, ahora en la Revolución, su reintegro inmediato a los espeleólogos. Así de forma profesional, ecuánime, amena y con justeza histórica, describe esos primeros años de la Sociedad Espeleológica de Cuba. A continuación, en este acto memorable, Eduardo Queralt Martín, presidente de la Sociedad, anuncia que será entregado el primer Título de Honor de nuestra Institución al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz nombrándolo Miembro de Honor de la SEC.

Ese memorable día, Fidel dijo: … muy útil también en cuanto a nuestra economía, porque una gran parte de las iniciativas que nosotros hemos tomado en distintos lugares del país fueron inspiradas en el conocimiento que los espeleólogos habían adquirido, no solo sobre cuestiones de cuevas o de grutas subterráneas, sino sobre otra serie de cuestiones de la geografía nacional. Más adelante, señaló: Gracias a la insistencia del compañero Núñez Jiménez fuimos a la Ciénaga de Zapata y se despertó el interés de todos nosotros por la Ciénaga de Zapata. Gracias a esos conocimientos de Núñez Jiménez hemos explorado numerosos lugares del país que hoy se están convirtiendo en centros de riqueza de nuestra patria. Y continuaría Fidel: En realidad trataban de enseñarnos geografía, pero no sabían enseñarnos geografía. La geografía resultaba una enumeración de cabos, ríos, de picos, de penínsulas sin que de veras se nos despertara el interés por las maravillas que encierra la naturaleza y esa debe de ser también unas de las lecciones de la

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 69


Cincuenta Aniversario de una frase histórica. Setenta Aniversario de una institución histórica.

historia de la Sociedad Espeleológica de Cuba, y es que se ha podido escribir en una geografía no solo la enumeración fría y metódica de los accidentes de la naturaleza, sino de los seres que moran en esa naturaleza. Es decir, una geografía también humana, se nos enseñaban los accidentes de la naturaleza, pero no se nos enseñaban los tremendos accidentes de la Humanidad, se nos enseñaban las fallas de la Naturaleza, de la tierra. Mas no se nos enseñaban los grandes desniveles de la sociedad humana. Y enfatizaría: Allá por el año 1940, Núñez y un grupo de jóvenes fundaban la Sociedad Espeleológica de Cuba y escalaban el Pan de Guajaibón. Allá más o menos por la misma fecha otro grupo de jóvenes, por otro lado, guiados también por ese mismo deseo de contacto con la naturaleza, nos reuníamos y escalábamos el Pan de Guajaibón, es decir, por distintos caminos y en distinto ambiente Núñez Jiménez y yo hacíamos cosas similares. El Comandante en Jefe, continuaría diciendo: … Y eso es algo que me vincula a los compañeros, a los compañeros buenos que supieron fundar, mantener y llevar adelante esta Sociedad Espeleológica. Quizás por esas circunstancias es por lo que ellos consideraron que tenía justificación para iniciarme en esta Sociedad, pero más que un miembro o un socio de Honor, debo de ser incluido en la categoría de Aprendiz de Honor a Espeleólogo; por eso vemos con buenos ojos que los jóvenes exploren las grutas; por eso hay que buscar nuevos espeleólogos, hay que despertar el interés en nuestra juventud para que investigue, para que se entrene.

Y finaliza, enfatizando: Así que nosotros tenemos que convertir a la gente joven, tenemos que despertar en ellos esta actividad y ojalá que en los años venideros crezca la Sociedad Espeleológica de Cuba y crezcan nuestras instituciones científicas. El futuro de nuestra patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencias, tiene que ser un futuro de hombres de pensamiento. Quién duda que mientras nuestro Comandante mencionara esa frase, no pensara que nuestro pueblo sería un pueblo donde todos sabrían leer y escribir, el desarrollo científico de nuestro país sería muy alto, nuestra biotecnología estaría a la vanguardia en el mundo, nuestros médicos estarían por todos los países del mundo, curando y enseñando, y tendríamos una Escuela Latinoamericana de Medicina. Así fue el acto, así quedó para la Historia esa frase, esa enseñanza y esa orientación al estudio, la superación, la hermandad, el trabajo colectivo. Un discurso para leer, reflexionar y estudiar. La Sociedad Espeleológica de Cuba ha continuado con sus trabajos, ha tenido dificultades, problemas, pero siempre con ese afán de ser mejores, como lo inculcara el propio Núñez y también lo refiriera Fidel. Eso nos ha mantenido como fuerte haz, ya que sabemos que entre todos lo conseguiremos todo; desunidos no lograremos nada: axioma y principio, por los cuales se ha logrado que la Sociedad celebre por todo lo alto, en el Congreso en agosto del 2010, en Matanzas, la Atenas de Cuba, su cumpleaños 70 y el Aniversario 50 de este discurso de Fidel, junto a los hermanos de América Latina, el

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 70


Cincuenta Aniversario de una frase histórica. Setenta Aniversario de una institución histórica.

Caribe y el Mundo que nos acompañarán en estos días de fiestas, de aniversarios, de unión, conjuntamente con la celebración del 6to. Congreso de la Federación Espeleológica de América Latina y el Caribe, creada también en Bowling Green, Estado Unidos, por el Dr. Núñez Jiménez y cuyo primer Congreso se realizó, en Viñales, en 1984. Durante esa semana, estaremos siempre juntos: en las sesiones de trabajo, en la visita a las cuevas, siempre juntos con todos nuestros invitados

aprendiendo y enseñando, unos con otros. Este Congreso nos servirá para conocer lo que hacemos y cómo lo hacemos; todos podrán dar sus opiniones de nuestras investigaciones y marcaremos una línea de trabajo bien definida para los tiempos por venir, siempre pensando igual que Antonio Núñez Jiménez cuando aquel 15 de enero de 1940, le dio nombre a la Institución que fundara: Sociedad Espeleológica de Cuba.

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 68, Cuba, 26 de abril de 2007.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 71


A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

Develan en Cienfuegos busto en memoria de Antonio Núñez Jiménez Lunes, 15 de Agosto de 2011 http://www.5septiembre.cu/ A la memoria del Doctor Antonio Núñez Jiménez, destacado científico, geógrafo, arqueólogo y espeleólogo cubano, fue develado un busto en el Pico San Juan, la mayor altitud del macizo de Guamuhaya, en la provincia de Cienfuegos. "Precisamente a este lugar llegó Núñez Jiménez en 1948 con un grupo de estudiantes de la Universidad Central Marta Abreu, para proclamarlo como el punto más alto de toda la región centro occidental del país, a 1 140 metros sobre el nivel del mar, ", recordó en las palabras inaugurales, Alejandro Romero Emperador, vicepresidente de la Sociedad Espeleológica de Cuba. La obra fue esculpida por el artista espirituano Félix Madrigal Echemendía, quien expresó a CINCO de Septiembre digital el privilegio de ejecutar este proyecto dedicado a uno de los hombres insignes de la Ciencia, considerado por demás, el cuarto descubridor de Cuba. Agregó el escultor, que empleó el hormigón blanco macizo, para lograr la solidez necesaria al enfrentar los elementos de la naturaleza, propios de esta parte de la región montañosa. El busto queda de cara al sol naciente y el pedestal, con una base profunda, está revestido de lajas de piedra de la zona, tratando

de lograr la integralidad.

En apenas dos días, espeleólogos y constructores erigieron el pequeño monumento en condiciones adversas por lo abrupto del terreno, el cual se encuentra a escasos metros de la Estación Meteorológica del Pico San Juan. Esta ubicación entraña, asimismo, un tremendo simbolismo, pues resultó Núñez Jiménez, a la sazón presidente de la Academia de Ciencias de Cuba, quien determinó en la década de los años 70 la posición geográfica de los tres radares meteorológicos construidos tras el triunfo de la Revolución. El también capitán del Ejército Rebelde, bajo las órdenes del Comandante Ernesto Che Guevara durante la etapa de liberación, nació el 20 de abril de 1923 en Alquízar. Fue graduado de Doctor en Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana (1951) y de Doctor en Ciencias Geográficas en la Universidad Lomonosov, de Moscú (1960). Fundó, con sólo 17 años, la Sociedad Espeleológica de Cuba. Participó en expediciones al Polo Norte (1972) y a la Antártica (1982). Realizó exploraciones en la Cordillera de los Andes desde Perú hasta Venezuela. Llevó a cabo investigaciones geográficas en China, África, Islas Galápagos, Isla de Pascua y otras partes del mundo. Dirigió la expedición "En Canoa del Amazonas al Caribe" (1987-1988), expresión de la integración bolivariana de nuestros pueblos de América.

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 88, Cuba, 26 de abril de 2007. No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 72


A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

Reflexiones filosóficas acerca de la relación Hombre-Naturaleza en la obra de Antonio Núñez Jiménez Por: Adriana Ortiz Blanco María del Carmen Rodríguez Clímax de madurez científica

Desde lo cognoscitivo Núñez Jiménez aporta una serie de conceptos y categorías de una importante repercusión para los estudios sobre la naturaleza y el hombre, con una pertinente preocupación filosófica sobre el hombre y el mundo. Entre la década de los años 80 y 90 del pasado siglo, se considera marca un clímax en su producción científica, ya se pronuncia por el desarrollo de una cultura hacia la naturaleza, donde su obra del mismo nombre es representativa de tal afirmación. Desde el punto de vista filosófico y en vínculo directo con lo ético, sigue una línea de análisis en relación con el sentido de la responsabilidad ante los recursos naturales, y ésta es valorada como la que debe asumir el hombre que participa de los movimientos subordinados a la veda de fauna, control de erosión, control de aguas, por lo que evidencia la necesidad de que la naturaleza forme parte del sentido de vida del hombre, de su yo interno, porque así de forma directa contribuye a su preservación. Se aprecia que la responsabilidad ante la naturaleza no recae en el hombre de forma aislada, sino que la vincula directamente con el hombre de ciencia, el que ejecuta planes, proyectos y mueve a otros hombres a su alrededor con tales fines. A lo anterior une su visión estética en los estudios sobre la naturaleza en Cuba, cuando apuntó que se

posee encantos naturales, blanquísimas arenas, lindas playas, espumosas olas, el verdor oscuro de sus bosques, lo cual puede ser apreciado por el hombre. Un aspecto que interrelaciona los intereses sobre el lugar del hombre y la naturaleza en los estudios que se presentan es el relacionado con la relación entre responsabilidad y humanismo, donde al hombre le caracteriza una actitud hacia la naturaleza como muestra de la interacción hombre–naturaleza, en el establecimiento de aspectos que se convierten en forma de actuar del hombre tales como: no contaminar, no talar, protección a los recursos naturales, entre otros. El vínculo esencial de esto es la relación hombre naturaleza y por tanto, debe cambiar la proyección del primero hacia la segunda, o sea debe operarse una nueva actitud frente a la naturaleza tanto de índole individual como social, es ésta la muestra fehaciente del sentido de la responsabilidad ante el entorno natural. Esta reflexión, que pasó de lo teórico a lo práctico, se convierte en una necesidad no sólo para los estudios sobre la naturaleza y el hombre en general sino en zonas particulares donde una demanda de la sensibilidad estética popular se necesita. El desarrollo de una cultura estética, o en general una cultura hacia la naturaleza, fomentada de forma teórico - práctica por Núñez Jiménez, incluye el

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 73


Reflexiones filosóficas acerca de la relación Hombre-Naturaleza en la obra de Antonio Núñez Jiménez

mejor manejo técnico y científico de los recursos de la naturaleza en zonas como el Yunque de Baracoa, esto exige una sensibilidad popular. Con ello impulsa la necesidad de ampliar los conocimientos del hombre sobre el entorno.1 Una de las particularidades en el estudio de la naturaleza en contextos concretos por la que aboga Núñez Jiménez que contribuyen a desarrollar una cultura hacia la naturaleza es el paisaje cársico, en ello vincula lo cognoscitivo con la conducta para desarrollar en el hombre; es partidario de un amplio conocimiento de la carsología como aspecto que tributa al desarrollo económico. Es significativo el estudio realizado en este aspecto por la Sociedad Espeleológica de Cuba,2 en la zona oriental donde se destacan los referidos a los movimientos tectónicos intramontañosos en la zona de Palma, Contramaestre, y la erosión diferencial, las depresiones de la misma por esta causa.3 Otro aspecto que favorece el conocimiento del hombre sobre su entorno, y con ello el logro de una cultura hacia su protección, es el referente al paisaje montañoso de las serranías orientales, donde Núñez sugirió la práctica de una agricultura que respete la tumba del monte. He aquí un elemento previsor, porque de no tenerse en cuenta provoca la pérdida no sólo del bosque, sino de la capa vegetal y se altera así el régimen hidrológico. En una palabra, se destruye un ecosistema y con él la fauna que lo habita y el suelo que lo sustenta.4 La perspectiva planteada para acometer estudios sobre la naturaleza y el hombre, teniendo en cuenta aspectos filosóficos que la medien de tipo ético son: la responsabilidad hacia la naturaleza y la

orientación del sentido de la vida del hombre hacia su cuidado y conservación; en lo estético, la marcada sensibilidad hacia la observación de la naturaleza. No menos importancia reviste el aspecto cognoscitivo, como el capaz de establecer una relación coherente entre la naturaleza y la práctica humana de incidencia en la misma. Los aspectos filosóficos asumidos por Núñez propician una particular visión integradora sobre la naturaleza y lo humano en su totalidad, es decir, una profunda reflexión sobre el mundo que asume al hombre capaz de desarrollar papeles responsables en la naturaleza. He aquí la esencia de por qué se recurre a este estudio en pleno siglo XXI, donde las indagaciones filosóficas acerca de la naturaleza y el hombre tienden hacia una adecuada valoración y orientación de la cosmovisión hacia la relación que se estudia, donde se incluye lo ético, se manifiesta desde lo bueno, lo malo, la virtud, hasta la responsabilidad y el sentido de la vida respecto a la naturaleza, sin descuidar lo importante del desarrollo cada día mayor de conocimientos respecto al entorno natural con una adecuada sensibilidad y observancia. Uno de los principios que consideramos importantes y que enriquecen los estudios sobre la relación hombre-naturaleza, desde el prisma de Antonio Núñez, es el referido a la consideración del problema, situación o aspecto del ambiente por estudiar, sea visto como totalidad o con una relación de lo investigado y sus posibles efectos negativos o positivos para el hombre y para el medio particular lo anterior se enriquece cuando se integra la visión de cultura hacia la naturaleza, con la conducta

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 74


Reflexiones filosóficas acerca de la relación Hombre-Naturaleza en la obra de Antonio Núñez Jiménez

asumir por diferentes pobladores acorde con las características de sus zonas, con la protección de suelos, la atención a la erosión de los mismos expuesta en diferentes momentos de la obra de Núñez Jiménez.

Estos aspectos son incluidos en el debate en articulación directa con lo cognoscitivo, lo ético, lo estético, lo cual permite establecer diferenciaciones reales en contextos concretos en vínculo directo con la objetividad, como dinamismo de articulación que incluye diferentes esferas de fenómenos relacionados de forma recíproca Este razonamiento conduce a afirmar que en la realidad no pueden ser delimitados en función de un marco teórico, un problema o grupo de ellos, dados sin una articulación o relación dialéctica con otros con sus exigencias cognoscitivas, de ahí la necesidad de buscar las especificidades de lo investigado y utilizar la totalidad como constructora de conocimientos. En Núñez Jiménez, se aprecia en esta etapa un análisis desde la totalidad como relación esencial dada entre el hombre y la naturaleza, en vínculo con el nivel de desarrollo de una sociedad dada, con la práctica productiva-social del hombre. Si se desglosan estas últimas ideas se observa que la relación hombre–naturaleza, presupone una relación dinámica, la que depende de los procesos históricos, tecnológicos, culturales, lo cual especifica las relaciones sociales en vínculo directo por ejemplo con el uso racional de recursos naturales, utilización adecuada de los recursos del bosque, de las aguas, aquí el hombre interactúa con una diversidad de aspectos no en una sola dirección de un estudio de

estado actual desde lo teórico, sino también desde la transformación práctica. En la propuesta del conocimiento de la naturaleza en lo analizado se expresa una realidad objetiva por medio de conceptos y relaciones que se desarrollan dinámicamente por lo cual este proceso no puede ser interpretado de manera lineal y mecánica, según esquemas o procedimientos de investigación únicos y definitivos, sino con enfoques flexibles y dinámicos que brinden alternativas que guíen y orienten el desarrollo del conocimiento del hombre hacia la naturaleza, la forma de actuar y conducirse en la misma en correspondencia con los requerimientos que exige la práctica social en cada situación concreta, en la que se tome en consideración los sujetos sociales y las condiciones histórico concretas. La obra de Núñez Jiménez –aquí expuesta– se considera un punto de partida importante para los análisis filosóficos en el tema. La misma posee un nexo de continuidad en cuanto al análisis de las condiciones materiales que rodean al hombre y que estas a su vez pueden afectar su entorno; es el caso del uso racional de los recursos naturales, alternativa para los regadíos y la electricidad entre otros aspectos, por lo que se considera que exponen una óptica verdaderamente científica en esta rama del saber filosófico, sin estar catalogado como filósofo. Antonio Núñez Jiménez ofrece aportes teóricoprácticos para el estudio de la naturaleza y la incidencia en la misma del hombre, toda su vasta obra dedicada al conocimiento de la espeleología con fines cognoscitivo - educativos forma parte

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 75


Reflexiones filosóficas acerca de la relación Hombre-Naturaleza en la obra de Antonio Núñez Jiménez

de sus aportes. Se considera que su preocupación por lograr una cultura en el hombre hacia la naturaleza cubana, en general conociendo sus particularidades, forma parte de la importancia de su estudio. Si bien no definió cultura como concepto, sus enseñanzas a la protección y transformación de la naturaleza de forma planificada, son aspectos para tener en cuenta muestra de su desarrollo científico, los cuales pone en práctica para fomentar el cuidado de la naturaleza. Sus postulados tienen vigencia en nuestros días porque parten de un carácter previsor, las actuales generaciones deben conocer sus creaciones científicas, sus conocimientos históricos; el rico arsenal investigativo de cada uno de ellos para utilizarlos allí donde los conocimientos humanos den explicación a la contradictoria situación ambiental en el siglo XXI. Por ello, se considera que Núñez Jiménez manifiesta su formación cognoscitiva multidisciplinaria, estudioso del hombre, su entorno con un enfoque integral de la vida de los seres humanos en sociedad. Esta visión antropológica sobre el hombre, le permite reconocerlo como ser capaz de reflexionar sobre la realidad, sujeto que se valora a sí mismo, sobre sí mismo y en relación con el entorno socio natural que le rodea. De esta forma, muestra la necesidad de la creación y fomentación de hábitos de cuidado hacia la naturaleza, así como del desarrollo de una sensibilidad estética, la cual parte de la observación. El humanismo en este contexto no puede ser entendido como un accesorio del trabajo científico sino como una dimensión que permite apreciar con intensidad y calidad los conflictos del ser humano y

sus relaciones sociales, reflejar en lo cualitativo y trascendente lo que el desarrollo científico y técnico no ha podido aún someter a precisiones y magnitudes. Desde el punto de vista filosófico, se considera que refleja una visión conceptual de naturaleza, con un nivel de interacción con la responsabilidad y el sentido de la vida. Desde el punto de vista ético, como resultado de la relación naturaleza-hombre y de las relaciones entre éstos en un contexto social, van conformando históricamente un sistema de valores de orden espiritual donde, de forma implícita, abordan el sentido de la vida dirigido a la naturaleza, como sentido de pertenencia, como manifestación de conciencia. La cultura hacia la naturaleza de forma explícita como concepto en Núñez Jiménez, es muestra de su preocupación por las nuevas generaciones. En ello se entrelaza el conocimiento, el cual actúa como algo estratégico si se tiene en cuenta que en estos análisis se necesita de la actualidad, del diseño de estrategias adecuadas con la responsabilidad, sensibilidad y socialización del cuidado del entorno. En razón de lo antes expuesto, es válido precisar que el alcance de la obra de Antonio Núñez para el estudio de la relación de la naturaleza y el hombre puede resumirse en correspondencia con otros aspectos de profunda significación para las nuevas generaciones, como son los referidos a que tuvo en cuenta la relación que se estudia en una unidad de lo educativo, con lo cognitivo, la responsabilidad. En general, los estudios que se presentan se adentran en un análisis de la relación hombrenaturaleza que, aunque las obras esbozadas no se

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 76


Reflexiones filosóficas acerca de la relación Hombre-Naturaleza en la obra de Antonio Núñez Jiménez

caracterizan por una sistematización de la relación estudiada, contribuyen a desarrollar una visión integral de la misma porque se respeta lo histórico, el contexto natural general. Lo anterior se debe valorar como una continuidad respecto a la orientación de la cosmovisión del hombre hacia la naturaleza, porque el dominio de la misma significa ser responsables, y para ello se debe tener conocimientos sin descuidar lo estético hacia la naturaleza.

explicación filosófica, y con ello contribuir a desarrollar el cuidado de la naturaleza: (…)" acción creadora o destructora, en su evolución, tiene su base en las maravillas naturales, en la belleza de un atardecer, en el misterio de los astros, en las formas coloridos de las flores, en la armonía de las mariposas, en el susurro del viento, en el sentimiento de impotencia que experimenta el hombre ante el huracán y el rayo o el terremoto que todo lo destruye".5

Se considera que se deben distinguir, como muestra de la trascendencia del quehacer de Núñez Jiménez en relación con la naturaleza y el hombre, la presencia de tendencias internas connotadas en obras concretas, como es la referida a explicar el estudio de la relación hombre-naturaleza desde lo espeleológico, y para ello dota en su vasta obra de estudios de cuevas, la presencia aborigen en las mismas, y cómo la incidencia antrópica puede destruirlas; Medio Siglo Explorando a Cuba, es un ejemplo de ello.

Bibliografía

En general, se aprecia una tendencia a interpretar la relación hombre-naturaleza como ente cultural donde incluye las experiencias de los hombres en el conocimiento de la naturaleza, sus disímiles formas de actuar y comportarse, el uso racional de los recursos naturales, del suelo, de la tecnología. Aquí vincula lo educativo con lo cognoscitivo, hacia el logro de una cultura hacia la naturaleza, que implica cada día más atenuar los cambios negativos que el hombre puede realizar a la misma. Estos aspectos son muestra de que hoy, en el siglo XXI, la interrelación entre el hombre y la naturaleza desde el prisma filosófico, requiere de una adecuada visión científica en busca de una apropiada

Núñez, Antonio, A. Geografía de Cuba, Editorial Lex, La Habana, 1960. ________, Medio siglo explorando a Cuba, 2t, Imprenta central de las FAR, 1990 ________, (comp.), 20 años explorando a Cuba, La Habana, 1961. ________, Cuba con la mochila al hombro, La Habana, Ediciones Unión, 1963. ________, La erosión desgasta a Cuba, La Habana, Instituto Cubano del Libro, 1968. ________, Hacia una cultura de la naturaleza, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1998 Hechavarría, Israel; Luisa Fernández; Villalba Roxana; Antonio Núñez Jiménez Bio-bibliografía, Antonio Núñez Jiménez. Editado por la Fundación de la Naturaleza y el Hombre Antonio Núñez Jiménez, La Habana, 1997. Roig de Leuchsenring, Emilio, “Expedición a Oriente”, en 20 Años explorando a Cuba, La Habana, Cuba

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 77


Reflexiones filosóficas acerca de la relación Hombre-Naturaleza en la obra de Antonio Núñez Jiménez

1- Emilio Roig de Leuchsenring. "Expedición a Oriente" (En: 20 Años Explorando a Cuba, pp. 45-47). 2- La Sociedad Espeleológica de Cuba se destacó en el estudio y conocimiento de cuevas, su formación y composición. Mantuvo un vínculo directo con el Instituto de Geografía y Geología de la Academia de Ciencias de Cuba. Se destaca en su haber la creación del Laboratorio Bioespeleológico, la clasificación genética de las cuevas cubanas, los estudios sobre morfología cársica y las exploraciones subacuáticas, por citar algunos resultados. Véase: a Guillermo Oliva: «Los que aman la naturaleza», en Medio Siglo Explorando a Cuba, págs.235-238.

3- I. Kartashov y N. Mayo en: “A lgunos resultados del estudio de los depósitos continentales del Cuaternario de Cuba Oriental” , en Antonio Núñez Jiménez. Medio siglo explorando a Cuba, t. II, pp.78-79. Además estudios sobre Barbourias cubensis en estudios realizados en Siboney, Santiago de Cuba, el estudio incluyó índices de salinidad en las aguas de la cueva estudiada que tiene sus formación abierta por una fractura «en el borde inferior de la segunda terraza marina de esta zona. Véase: Nicasio Viña Bayes, Cuevas de Cuba, pp. 25-26. Entre otros estudios referidos a la zona oriental por este autor se encuentran la Laguna Baracoa donde se precisa el drenaje de sus aguas, el transporte de rocas de este proceso, en ella se unen tres depresiones «en caliza con las fisuras colmadas por arcilla que mantienen el agua durante todo el año y que están aisladas del nivel freático regional. Véase: Nicasio Viña y otros en Medio Siglo Explorando a Cuba, pp. 136-137. Otros estudios de la región oriental se refieren a los Cambios climáticos en la Caverna de los Majaes, Siboney, Oriente, realizado por Domingo Deaz y J. Marrero donde se incluyen cambios ocurridos en los parámetros de humedad relativa y absoluta, evaporación, en Medio Siglo Explorando a Cuba, t. II, pág.159. 4- Antonio Núñez Jiménez. Medio siglo explorando a Cuba, t. I, p. 190. 5- Antonio Núñez Jiménez, Hacia una Cultura de la Naturaleza, p. 17. Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 89, Cuba, 30 de septiembre de 2011.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 78


A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

El lugar más frío del planeta1 Por: Ángel Graña González angel@fanj.cult.cu Miembro Ordinario de la Sociedad Espeleológica de Cuba Como todos los días ese lunes 18 de octubre llegué temprano a casa de Núñez, ya en el jardín estaba Jino regando las plantas y después de saludarme me dijo que ya estaba abierta la nave, así era como llamábamos al salón donde Núñez trabajaba, construido por orientaciones de Celia Sánchez al dejar él la Academia de Ciencias y marchar al Perú como Embajador de Cuba. Al pasar por el pasillo hacia la nave por una gran puerta de cristal que tiene la casa de Núñez, lo veo en pijamas, hablando por teléfono, al darse cuenta de que soy yo me hace una seña con la mano de que entrara y me sentara frente a él. Por la conversación me doy cuenta de que está dando algunas medidas de ropa, tapando el teléfono con la mano me pregunta: –¿Qué número de gorra tú usas? Le respondí que no sabía, él levantando la mano del teléfono dice:

–La misma que la mía. Vuelve a tapar el teléfono y me pregunta: –¿Qué número de pantalón usas? –32 por 30, –respondo. Vuelve a hacer la operación de quitar la mano del teléfono y dice: –La misma que la mía. –También me pregunta el número de camisa y zapato y siempre la respuesta

fue: –La misma que la mía. Al terminar de hablar por teléfono, se despide en ruso y una sonrisa se dibuja en su rostro. Yo estaba extrañado de todo eso, cuando me dispongo a levantarme para pasar a la oficina, me dijo: –Busca tu pasaporte, aquí tienes el mío, ve a ver a Modesto en Relaciones Internacionales de Cultura, el viernes nos vamos para la Antártida, voy a terminar de desayunar y después te cuento. Yo estaba que no atinaba a hacer nada, daba vueltas y vueltas por la oficina esperando a que él llegara y me dijera que pasaba, unos minutos después llega con un grupo de libros bajo el brazo Y me dice: Siéntate. Me han invitado a participar en la XXVII expedición Soviética a la Antártida, y vas conmigo, debemos salir el viernes a Moscú donde nos reuniremos con el resto de los participantes, las medidas que pedían eran para la ropa que debemos usar allá, ve a Cultura que Modesto te está esperando para arreglar los pasaportes. Todo esto sucedía un lunes, la salida estaba prevista para el día 25, al regresar del Ministerio de Cultura, ya Núñez estaba leyendo algunos libros sobre el continente blanco y me dijo debemos leer lo más

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 79


El lugar más frío del planeta1

que podamos sobre esta región y me dio algunos libros para que leyera. Toda esa semana fue de preparativos para el viaje. Esa semana fue muy agitada, Núñez leía un libro sobre la Antártida y me lo daba para que yo lo leyera, también preparamos todos los equipos que llevaríamos, maletín de geólogo, brújulas, las cámaras de fotografía y cine. Me entregó, para que aprendiera a usarla, una cámara de vídeo. El miércoles de esa semana temprano estábamos los dos en el Instituto Cardiovascular donde su director el Dr. Cañero, nos haría un chequeo médico y nos enseñaría los métodos de recuperación, respiración boca a boca y otras instrucciones. Para practicar el boca a boca nos llevaron a una camilla, donde estaba un muñeco de goma del tamaño de una persona, y con él practicamos los dos. La noche antes de partir, como a las once de la noche, Núñez me llama a casa, en esa época yo vivía a unas dos cuadras de la de él, y me dice: “Ven un momento, que mi amigo está aquí en la casa”; al decir mi amigo yo sabía que era que el Comandante en Jefe, yo le pedí que avisara para poder pasar el cordón de seguridad, me respondió: “Ven ya te esperan”. Me vestí y caminé las pocas cuadras hasta su casa, en la esquina de 7a y 66 se encontraba un carro detenido en el medio de la cuadra que no dejaba pasar ningún vehículo por frente a casa de Núñez, al llegar allí, e identificarme con el oficial me dijo que pasara, me estaban esperando. Fue un momento muy emocionante cuando estuve frente a Fidel, Núñez le dice:

–Él es Graña, mi ayudante, me va a acompañar al viaje.– Fidel asiente con la cabeza y dijo: –Es una experiencia inolvidable lo que van a hacer ustedes, de verdad, siento mucho no poder acompañarlos.

Núñez le entrega una bandera cubana a Fidel y le pide que la firme en la estrella blanca ya que él desea que esa bandera sea izada en la Antártida a nuestra llegada, Fidel acepta, se sienta en la mesa del comedor y pone su firma en la estrella solitaria. Tomo algunas fotos de ese momento histórico y luego nos sentamos en los sillones de la sala. Núñez le explica a Fidel todo el recorrido que debemos hacer para llegar al continente helado y señala que esta invitación estaba pendiente desde que él, diez años atrás, había estado en el Polo Norte. Ya en la madrugada, Fidel se retira dándole un fuerte abrazo a Núñez y al saludarme a mí me dijo: “Tienes la responsabilidad de cuidarlo”. El lunes de la partida, desde temprano comencé a cerrar todos los paquetes que llevábamos para el viaje, después fui al Ministerio de Cultura a recoger los pasajes y pasaportes. Saldríamos a las 5 de la tarde en un vuelo de Aeroflot hacia Moscú, allí estaríamos dos o tres días, para después junto a todos los participantes salir para la Antártida. Al llegar al aeropuerto y dirigirnos al salón de Protocolo encontramos allí, al Dr. Wilfredo Torres, Presidente de la Academia de Ciencias y al Dr. Ismael Clark, quienes también volarían a Moscú en el mismo vuelo. A la hora indicada pasamos al IL 62 de Aeroflot y nos acomodamos en primera clase, inmediatamente

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 80


El lugar más frío del planeta1

la aeromoza nos trae unas copas con champaña y el Dr. Wilfredo Torres hace un brindis por el éxito de la misión.

el día de la salida para la Antártida, vuelo que haríamos en un IL 18, preparado especialmente para este tipo de viaje.

Al llegar al aeropuerto Sherematievo 2, a las 6 de la mañana hora de Cuba, nos esperan Yuri Israel y personal de Servicio Hidrometeorologico y Luis Felipe Vázquez y otros funcionarios de la Embajada de Cuba, nos llevan al salón de protocolo y allí se realiza un brindis de bienvenida, hace bastante frío en Moscú.

Almorzamos en la Embajada y Lorenzo nos prepara un programa para los días de estancia en Maputo. Al terminar el almuerzo se recibe una llamada de la Embajada Soviética en Maputo donde le dicen a Lorenzo que está en camino un carro con nuestras ropas polares. Efectivamente, unos minutos después se detiene frente a la embajada de Cuba un carro Volga negro y bajan dos grandes sacos de color verde olivo, marcados con nuestros nombres en ruso, los traía nuestro amigo Nikolai Muravjev, Nick, el científico devenido en traductor.

Después de recoger el equipaje nos llevan para el hotel del Partido y comunican que esa noche tendrá lugar una cena en el mismo hotel, donde podremos conversar sobre el viaje; yo ocupo la habitación 510 y Núñez la 511. En la cena me entero que volaremos hasta Maputo, capital de Mozambique y allí recibiremos la ropa polar y nos uniremos al resto del grupo. Con nosotros volará a Maputo, Nicolás Miravjev, que habla inglés, francés y un poco de español; es uno de los jefes de esta expedición. Estuvimos en Moscú dos días, los que aprovechamos para visitar la Plaza Roja y el Memorial de Lenin. El día 28 salimos en el vuelo 453 en un TU 154 de Aeroflot rumbo a Maputo, con escalas en Sinferapol, El Cairo, Jibuti, Dar El Salan y Maputo a donde llegamos a las 11:10 am del día 29. En esta ciudad la temperatura era igual a la de Cuba, nos esperaba Rafael Lorenzo, Encargado de Negocios de la Embajada de Cuba, el embajador estaba para La Habana. Nos llevan para la Residencia del Embajador, donde estaríamos hasta

Inmediatamente y como si fuéramos unos niños en Día de Reyes comenzamos a abrir los grandes bultos y a sacar la ropa y a probárnoslas, también se encontraba en la Embajada Edelmiro Bonachea, del Sectorial de Cultura de Sancti Spiritus en funciones culturales en Maputo, que conocíamos y que había ido a la Embajada a saludarnos al saber de nuestra llegada a Maputo. Filmo en vídeo a Núñez mientras se prueba las ropas y sacamos muchas fotografías de este momento.

Cada uno recibía: un par de botas hasta la rodilla, un par de zapatos forrados de lana, un overol azul relleno de lana, un abrigo, también azul relleno de lana, un pantalón de cuero con su chaqueta, un par de medias de lana negra, dos juegos de pullover de mangas largas, un abrigo con cuello de tortuga de lana, un par de guantes azules, un chapka, y un par de espejuelos oscuros. Después de la apertura de los bolsos y que Nick explicara el uso de algunas piezas especiales, como

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 81


El lugar más frío del planeta1

unas de lanas para abrigarse los pies, invitamos a Nick a tomar unos tragos de ron cubano. El lunes primero de noviembre es señalado para la partida, pero debe esperarse el aviso de la Embajada Soviética, porque primero se comunicarán con la base Soviética en la Antártida, para ver si las condiciones del tiempo son las mejores. Estamos despiertos desde las 5 de la mañana y a las 5:30 se produce la esperada llamada: A las 6:30 am despegará el avión hacia la Antártida, según plan. Al llegar al aeropuerto vemos en un extremo de la pista el IL 18 de color rojo, el carro de la embajada llega hasta la misma escalerilla y en ella esperan los funcionarios de la Embajada Soviética, Nick y el Comandante de la Nave; nos llamó mucho la atención el color rojo del avión, pues a pesar de tener el letrero de Aeroflot, no poseía los colores normales de esa compañía de aviación, Nick explica que este cambio se hace para que en caso de accidente, pueda ser localizado rápidamente sobre el blanco de la nieve, los colores oficiales blanco y azul de Aeroflot no ayudarían a descubrirlo fácilmente; tragamos en seco, porque eso no sucederá con nosotros. Nos despedimos de Lorenzo y Argelio, el chofer y subimos al avión. Una vez a bordo, el Comandante de la nave dice en perfecto inglés que el vuelo será de 9 horas; por suerte en Maladiosnaya, la base adonde iremos, hay –15 ºC. En definitiva no salimos hasta cerca de las 8 de la mañana, recorremos el avión, el cual está adaptado para travesías largas; en la cabina trasera se han colocado grandes tanques de combustible: Nick explica que a mitad del vuelo, se debe tener comunicación con la Antártida, para conocer como

está el tiempo por allá, ya que solo en dos estaciones soviéticas puede aterrizar este equipo, si a las cuatro horas y media no hay posibilidades de aterrizar en alguno de los dos puntos, por mal tiempo, el avión regresa a Maputo y si se pasa de ese lugar intermedio, el avión no tendría combustible suficiente para retornar. El vuelo transcurría muy tranquilo, interiormente ardía en deseos de llegar al punto donde se recibiría la noticia de poder continuar o volver atrás. La atención en el vuelo fue de primera clase: a cada hora se acercaba a nosotros el propio Nick, devenido ahora en sobrecargo a ofrecernos algo de beber o de comer. Exactamente a las cuatro horas y media del despegue, el propio Comandante de la nave se acerca a Núñez y le comunica que el tiempo era normal en Maladiosnaya y continuamos viaje, en sus manos lleva un periódico Pravda, al abrirlo nos sorprende con una botella de Vodka y con unos vasos brinda junto a nosotros por el éxito del viaje. A las 5 de la tarde anuncian que aterrizaremos, lo que hace el Comandante con gran pericia, la nave corre por la pista de hielo, señalada a tramos por botas, como las que nos entregaron, enganchadas en palos, la pista debe ser gigantesca pues el avión no utiliza los frenos y sencillamente lo dejan correr hasta que se detenga por sí mismo, una vez que lo hace, poco a poco, va regresando hasta donde se encuentra un enorme container, que es donde están la base de operaciones del aeropuerto, cientos de soviéticos esperan, en lo alto del container la bandera soviética y la cubana. Nick orienta cambiar las ropas por las polares, ya

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 82


El lugar más frío del planeta1

que hay –15 ºC, lo cual hacemos con rapidez. Al abrir la puerta del avión una corriente helada entró a la cabina, fue el saludo a los huéspedes del trópico del continente helado. Gritos, aplausos, hurras, llegan a nuestros oídos, Núñez me dice que baje con la cámara de vídeo y al llegar al suelo caigo enterrado en la nieve hasta cerca de la rodilla, debo decir aquí que era la primera vez en mi vida que veía y sentía la nieve. Núñez desciende saludando con la mano a los cientos de científicos presentes y hacia él se dirige Rurik Maximovich Galkin, jefe de la XXVII expedición soviética, para darle la bienvenida. El grupo se hace compacto alrededor de Núñez y Yurik, casi no puedo operar la máquina de vídeo, un cocinero con ropa blanca, sobre la ropa polar exhibiendo su gran gorro blanco, se acerca con una bandeja con pan y sal para darnos la bienvenida. A pesar de la ropa siento frío, debo decir que no me puse el traje de piel, pues pensé que no haría falta, pero me doy cuenta que la ropa que nos dieron es para ponérsela toda. Rurik nos invita a pasar a una tanqueta todo terreno, diciéndonos que el equipaje nos lo llevaran hasta la casa. Ya en la tanqueta y por la calefacción me siento mejor y en ella avanzamos los 12 km que existen del “aeropuerto” a la casa, por el camino vemos que se repite la señalización del mismo por las botas viejas puestas sobre palos que marcan la “vía”. Llegamos a Maladiosnaya, poblado de container, casas donde viven los científicos y unos mayores convertidos en laboratorios, nos llevan a nuestra morada, donde encontramos una temperatura muy

agradable; abre la puerta Vladimir Andreivich Krasnov, Volodia, simpático personaje quien será el que nos atenderá en la casa, nos recibe con un fuerte abrazo y los característicos besos rusos y dice en español: ¡Viva Cuba! ¡Viva Fidel! Núñez responde rápidamente, — ¡Viva la Unión Soviética! ¡Viva Brezhnev! Volodia tenía abierta sobre la mesa una botella de vodka y unas copas, y nos sirve un gran trago para brindar, diciendo Medicin Medicin, esa palabra se la oiríamos a él durante nuestra estancia varias horas del día, inclusive antes de tomar el café por la mañana nos recetaba como medicina un trago de esa fuerte bebida. Nuestra “casa” constaba con dos habitaciones cocina, comedor, pequeño salón de reuniones, baño y una rica despensa con productos enlatados y embutidos, nuestra habitación tenía dos camas, un pequeño escaparate, dos sillas y las ventanas con cortinas negras, que también me llamaron la atención. Rápidamente Volodia le pregunta a Núñez en ruso y a Rurik que le avisaran a qué hora queríamos cenar. Por las ventanas veíamos el día claro e imaginábamos que era casi las ocho de la noche, fue cuando comprendí el porqué de las cortinas negras, en la Antártida durante la primavera austral la puesta del sol es cerca de media noche y el amanecer a las tres de la madrugada. Rurik le dice a Volodia que sí, que prepare la cena y que también cenará con nosotros Nick. Durante la cena y después de ella Rurik le explica a Núñez nuestro programa en esa estación, así como la celebración el 7 de noviembre, fiestas por la

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 83


El lugar más frío del planeta1

Revolución de Octubre, Núñez le dice que trae una bandera cubana con la firma de Fidel para que sea izada ese día tan especial para los revolucionarios del mundo, Rurik asiente con la cabeza. Ya en la madrugada, muy cansados por el largo viaje, nos despedimos de nuestros anfitriones y retiramos a dormir. Los próximos días fueron de mucha actividad, recorrimos toda la estación, visitamos todos los laboratorios, así como realizamos recorridos en tanqueta a la isla de Maioll, donde convivimos con pingüinos y vimos lanzar cohetes meteorológicos que hacen una vez a la semana. Fue muy emocionante pues en casi todos los lugares que visitamos sentimos el calor de la amistad de ese pueblo hacia la Revolución Cubana y hacia Fidel, uno de los jóvenes investigadores nos enseñó el libro “La Historia me Absolverá” traducido al ruso, el cual tenía entre sus libros preferidos, en casi todos los lugares visitados, a solicitud de ellos, Núñez tenía que hablar de la Revolución cubana, apoyándose en Nick para la traducción al ruso, todos oían a Núñez con dedicación y después lo colmaban de preguntas sobre Cuba. Nuestras cámaras fotográficas y de vídeo no estaban quietas, siempre teníamos que hacerlas funcionar, el paisaje bellísimo, la tranquilad y el silencio molestaban en los oídos. Un día al visitar uno de los laboratorios vimos a la entrada una motocicleta especial, con esquís para transitar por la nieve; Volodia por señas me dice que la utilizara, como he montado motos tradicionales, me aventure a aceptar la invitación, él mismo la arrancó y una vez en ella recorrí los

alrededores de dicha nave, como me iba bien, me aventuré a alejarme un poco y realicé un recorrido realmente inolvidable por la nieve, con la convicción de que si me caía lo haría sobre una mullida capa de nieve.

El día 7 de noviembre amaneció un cielo azul y frías temperaturas, Volodia al llegar esa mañana no llegó con el trago de vodka acostumbrado, sino con una botella de champaña y tres copas, para brindar por la Revolución de Octubre, sentados en nuestras camas hicimos el brindis, Volodia hoy vestía de traje con corbata y todo, después del brindis comunico que el desfile comenzaría a las diez de la mañana, a la misma hora del de Moscú, debo explicar aquí que en esta estación corresponde la misma hora que en la capital de la URSS. Todos los habitantes de Maladionaya visten sus mejores ropas, vemos en los alrededores de la tanqueta, devenida en tribuna, la concentración de todas las personas, con carteles y banderas rojas con la hoz y el martillo listos para comenzar el desfile. A la hora indicada comienza el desfile, por los amplificadores de la estación trasmitían el de la Plaza Roja y a miles de millas de ese lugar comienzan a desfilar los trabajadores polares, gritos de Hurras llenan el espacio. Cientos de carteles en ruso, entre ellos dos en español ¡Viva Cuba! y ¡Viva Fidel! Una vez terminado el desfile frente a todos los participantes, Rurik se sube en la tanqueta y les dirige la palabra, Nick nos traduce lo dicho por Galkin, con posterioridad, Núñez sube también a la tanqueta y pronuncia en español su discurso, y anuncia que será izada la bandera de Cuba firmada

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 84


El lugar más frío del planeta1

por Fidel junto a la de la URSS. Cuando nuestra bandera llega a la cima del mástil, un gigantesco grito de hurra hace que se muevan los hielos, Núñez abraza a Galkin y Volodia, los cuales estaban junto a mí, con lágrimas en los ojos me da un fuerte abrazo. Ese día era de fiestas, algunos jugaban balompié, otros con sus cañas de pescar se acercaban al mar congelado, abrían unos hoyos y a través de ellos trataban de pescar. El 9 de noviembre, día del regreso, fue también muy agitado, preparábamos de nuevo los bultos que deberían regresar a Moscú y posteriormente a La Habana, ahora estaban aumentados por una buena cantidad de rocas que llevábamos de muestra y algunos regalos hechos por los propios exploradores. La salida fue cerca de las 4 de la mañana y ya el sol estaba afuera desde hacía dos horas, una fuerte ventisca a modo de despedida nos hacía tener que limpiarnos la cara constantemente de las partículas de nieve, Rurik, Volodia y Nick estaban con nosotros, regresábamos en el IL 18 solo Núñez y yo, con fuertes abrazos nos despedimos de nuestros anfitriones y subimos la escalerilla del avión.

Por nuestras ventanillas veíamos a nuestros amigos y a otro grupo de soviéticos que movían las manos como despedida, el avión hizo rugir sus motores y tomo velocidad y rápidamente despegó rumbo a Maputo. Tras las nueve horas de vuelo aterrizamos en el Aeropuerto Internacional de Maputo, nos esperan funcionarios de la Embajada Soviética, y Lorenzo y Argelio, después de los saludos de rigor, colocamos

toda nuestra carga en la camioneta de la Embajada de Cuba y Núñez va en el carro del Embajador junto a Lorenzo, yo acompaño a Argelio en la camioneta. Ya en la Embajada y con una temperatura mucho más caliente, procedo a darme un buen baño llenando la bañadera de agua caliente y estando en ella casi una hora, no es necesario destacar que durante los días de nuestra estancia en Maladiosnaya no nos fue posible bañarnos. Durante la cena de ese día, a la que Lorenzo había invitado al Embajador Ruso, pudimos contarle de todas nuestras actividades y de lo fructífero del viaje. Esa noche dormí como los angelitos. Al día siguiente, 10 de noviembre de 1982, al asomarme por la ventana de mi habitación, con vista al frente de la Embajada, observé que nuestra bandera estaba a media asta, rápidamente fui a la habitación de Núñez a comunicárselo y el me dijo que Lorenzo le había avisado que había fallecido Leonid Brezhnev Aunque estaba previsto nuestro regreso a Moscú, ese día Núñez llamó a Lupe a la Habana para ver si había alguna noticia para él, Lupe le contesta que Fidel saldría para Moscú para los funerales. El vuelo de Maputo a Moscú tuvo las mismas escalas que la vez anterior, al llegar a la capital moscovita, nos esperaba Luis Felipe, comunicándole a Núñez que de La Habana habían llamado para que se uniera a la delegación oficial de Cuba para el sepelio y que Fidel llegaba esa noche. Núñez me orientó que saliera para Cuba inmediatamente con toda la carga y que comenzara a editar el vídeo en el Consejo de Estado, junto a

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 85


El lugar más frío del planeta1

Roberto Chile, para tratar de tenerlo cuando el regresara. El día de mi partida fue el del funeral, cuando me dirigía al aeropuerto en un gran carro negro de protocolo, nos cruzamos con el carro que llevaba al vicepresidente de los Estados Unidos que participaría en los actos, la vía al aeropuerto era

expedita y por la ancha avenida los soldados rusos que estaban de guardia al ver pasar el carro de protocolo se ponían en atención. Una vez en el aeropuerto abordé el avión casi inmediatamente muy cerca del IL 62 de Aeroflot estaba estacionado el US 1 que trajo al vicepresidente de Estados Unidos.

1- Tomado del libro inédito del autor “Andazas”. Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 103, Cuba, 29 de noviembre de 2012.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 86


A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

Un gran tesoro pétreo Por: Luis Orlando Hernández digital@juventudrebelde.cu Conoció personalmente, en 1960, con solo 16 años, al eminente geógrafo y espeleólogo Antonio Núñez Jiménez, y trató de seguir su ejemplo. En la década de los 70, mientras Jiménez ejercía funciones como embajador cubano en Perú, lideró el Comité de Coordinación Espeleológica. Hoy, después de jornadas interminables de fusión entre el día y la noche en las tinieblas de las cavernas, Alejandro Romero Emperador preside desde esta central provincia la Sociedad Espeleológica de Cuba.

Las más de 20 000 cuevas existentes en el país y las otras que aún quedan por descubrir en los suelos cárcicos cubanos, constituyen un gran reto para él y para los cerca de 600 aficionados que integran la Sociedad en diferentes grupos espeleológicos provinciales. «Núñez Jiménez dijo que en Cuba había lugares que el hombre nunca había explorado. Cada vez que uno va a una elevación aparecen resultados no reportados, lo que puede demostrarse, por ejemplo, con que espeleólogos espirituanos han descubierto 11 nuevas especies de arácnidos», argumenta. -Usted cataloga a Cuba como un gran tesoro pétreo, ¿por qué? -Por tener importantes e irrepetibles cuevas, por solo citarte algunas, en Matanzas están las de Bellamar, Ambrosio y Santa Catalina, todas muy bellas, con abundante arte rupestre, hongos o formaciones cristalinas. En Pinar del Río está Santo

Tomás y otras de gran tamaño y con importantes evidencias arqueológicas y paleontológicas. “En la Sierra de Cubitas, de Camagüey, aparece la Cueva de los Generales, profusa en arte rupestre. Y el Oriente del país, aunque no es prolijo en este tipo de formaciones por la carencia de suelo cárcico, tiene cavernas en Maisí que guardan petroglifos grabados en las rocas por nuestros antepasados”. -No ha mencionado las cavernas del sistema montañoso de Guamuhaya… -Porque en esas alturas, sobre todo en el municipio de Cumanayagua, en Cienfuegos, existen las cavernas que más distinguen a Cuba, que espeleólogos espirituanos hemos tenido el placer de descubrir. “Martín Infierno tiene la estalagmita más grande del mundo, con 67 metros. La Cueva de los Perros es la más alta del país con 1 029 metros. La más profunda del territorio nacional es Cuba-Hungría, con 440 metros. Y la cueva Santiago resguarda el espagueti (formación calcárea muy cristalizada) más grande del universo, de cuatro metros”. Romero Emperador todavía recuerda con orgullo cómo, a finales de la década de los 90, Discovery acudió a Cuba a realizar un documental –varias veces trasmitido por la televisión nacional– sobre la estalagmita de la cueva Martín Infierno. -Sobre esta estalagmita han existido algunas confusiones de autoría que creo necesario aclarar. En 1964 la descubrimos espeleólogos espirituanos,

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 87


Un gran tesoro pétreo

y en 1967 la exploramos por primera vez. “Cuando bajaba la furnia inmensa, como de 300 metros de ancho y totalmente oscura, pensé que esta cueva, que antes se llamaba Martín, debía tener el segundo nombre de Infierno. En 1970 fue aceptada así en el simposio de la Sociedad y la registramos como la formación cárcica más grande del mundo”. -¿Condiciones para ser un espeleólogo? -Se debe amar sobremanera la naturaleza. Tener un conocimiento mínimo de varias especialidades, sentirse seducido por el mundo de las tinieblas y nunca ser temerario. “Para ingresar en la Sociedad Espeleológica de Cuba, sea estudiante o trabajador el interesado, debe dirigirse a los comités espeleológicos provinciales. Se afiliará un año como aspirante y pasará uno de los cursos básicos que ofertamos. Luego vendrá la superación”. -¿Riesgos de la espeleología? -Desde el punto de vista personal he pasado muchos sustos. Una vez me perdí por cinco horas en la cueva del Jagüey, en Trinidad, pues se agotó la batería de la lámpara después de separarme un momento del grupo. Tan solo me quedó esperar sentado en la oscuridad a que me rescataran. “El sobresalto más terrible lo pasamos en CubaHungría, luego de una tormenta local severa. Varios colegas quedaron atrapados por una rápida crecida del río que inundó la cueva. Después de 24 horas de espera, pues no podíamos hacer nada, ellos mismos lograron salir. Se refugiaron en lugares altos y resistieron la hipotermia”.

-Ahora existen una serie de implementos que hacen más fácil la espeleología… -Antes uno bajaba a una cueva con cuerdas poco resistentes y luces inadecuadas. Hoy hay equipos y medios para convertir a la espeleología no solo en un deporte y una distracción, sino en una necesidad para el país en caso de desastres naturales u otras contingencias. Importantes descubrimientos científicos han sido reportados gracias a los espeleólogos. El Presidente de la Sociedad recuerda cómo fueron encontrados en Martín Infierno restos del mesofonte, que se decía que estaba extinto en Cuba desde hacía 10 000 años, y después de las pruebas científicas se demostró que aún existía cuando Cristóbal Colón llegó a Cuba. -¿Qué falta por hacer en la conservación de las cuevas? -Individuos inescrupulosos exterminan jutías, murciélagos y demás especies cavernícolas. De igual forma contaminan el manto freático y las aguas del subsuelo, rayan las paredes, arruinan el arte rupestre y destruyen formaciones que demoran cientos de años en desarrollarse. “Falta educación ambiental, a pesar de los ingentes esfuerzos que se hacen, y todavía necesitamos de una acción más coordinada entre la Academia de Ciencias, los parques naturales nacionales y los medios de difusión”. -¿Qué impronta dejó en usted Antonio Núñez Jiménez? -En lo personal fue mi maestro y mi amigo. Desde el 15 de enero de 1940 existe esta organización

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 88


Un gran tesoro pétreo

gracias a él. En 1987 tuve la oportunidad de formar parte de la expedición En canoa del Amazonas al Caribe, que nos sirvió para demostrar que las culturas arahuacas fueron las primeras en llegar a Cuba, desde el Orinoco, hace más de 7 000 años.

“Su espíritu está más vivo que nunca en cada roca,

en cada planta, en cada especie animal. Como dijo Fidel en el aniversario 20 de la Sociedad Espeleológica de Cuba: «el futuro de nuestro país debe ser de hombres de ciencia». Esa fue una de las tareas de Núñez Jiménez y de todos los que seguimos su ejemplo”.

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 104, Cuba, 27 de diciembre de 2012.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 89


A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

Mis vivencias espeleológicas Por: Humberto Vela Rodríguez 348@vcl.insmet.cu Grupo Espeleológico Cayo-Barién. Miembro Ordinario de la Sociedad Espeleológica de Cuba. Sobre "El otro Antonio" El libro ya está disponible en las librerías de por acá. Algunos miembros de nuestro grupo Cayo-Barién lo han adquirido y comenzado a leer y a comentar. Por vía del correo certificado nos llegó desde Matanzas el ejemplar que leí, obsequio del colega Henry Delgado Manzor, estudioso de la vida y obra de Antonio Núñez Jiménez quien recientemente, durante el Segundo Encuentro Provincial de los Espeleólogos de Villa Clara, nos deleitó con una conferencia sobre el tema en el sitio más idóneo concebible: uno de los salones de la emblemática Cueva de Guajabana; asiento de aborígenes; residencia solitaria de Esteban Montejo, el insigne protagonista de la obra de Miguel Barnet “Biografía de un Cimarrón”, y visitada por Núñez en sus primeros años de andanzas espeleológicas. Para alguien como yo, que tuvo la fortuna de encontrarse muy tempranamente con el Núñez etéreo de sus libros, desde su vapuleada y digna Geografía de Cuba en los años de estudiante; pasando por “Cuba con la Mochila al Hombro”, que llegó para un nuevo acicate y soltar las amarras de mis naturales inclinaciones echándome a andar por los cerros cercanos en románticas correrías de

adolescente; hasta mucho de lo publicado, incluyendo todo lo de Cayo Caguanes, ese idílico sistema cavernario devenido laboratorio natural de mis ya largas investigaciones sobre los murciélagos… Para alguien como yo, repito; que a contrapelo de lo anterior nada más se le ofreció en raras ocasiones la oportunidad de encontrarse con el otro Núñez de carne y huesos, siempre en los azarosos ajetreos de los relampagueantes eventos científicos, el libro de Ercilio, ahora, me conduce, si no al Núñez tangible, al menos a la conformidad de disfrutar fugazmente al hombre sabio y sencillo de todos los días. Sentado en mi sillón preferido, rodeado de elementos alusivos a nuestro quehacer espeleológico –reproducciones pictográficas, afiches, fotografías y paredes cuajadas con rúbricas de los colegas– al frescor de estas tardes de marzo y de la estimulante compañía de un jarrón de vino con hielo frapeado, he sentido correr sin pausa los amenos relatos jocosos, dramáticos, conmovedores e insólitos, disfrutando de una prosa locuaz y fluida, ausente de rebuscados artificios literarios, pero siempre con la palabra precisa y la imagen acertada, en extensas oraciones y luengos párrafos donde discurren, además de las anécdotas del otro Antonio, pasajes históricos de nuestra querida Sociedad Espeleológica de Cuba sustentados por anónimas vivencias personales del autor, para terminar convencido de que si éste no hubiese

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 90


Mis vivencias espeleológicas

alcanzado su oficio de médico, le aguardaba seguro el de escritor exitoso. Y así, en uno de esos tersos ocasos, concluí la lectura. Releí “La negra Juana” y “El último libro”, que me parecieron los mejores y después, con un nudo en la garganta, “A manera de epílogo”. Lo cerré y me di a pensar en lo inmenso del corazón humano, ufanado por la reforzada convicción de

haber escogido una afición que, por aventurada e insólita, precisa en acentuar la fraternidad entre los hombres. Terminé agradecido, seguro de que se trataba de un sensible homenaje más al maestro de todos en sus noventa cumpleaños; y, además, con los vehementes deseos de seguir conociendo al otro Antonio, aunque sí compensado por la sorpresa de haberme encontrado con el otro Ercilio…

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 109, Cuba, 24 de mayo de 2013.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 91


A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

Algunas fechas recordatorias de quien fue Antonio Núñez Jiménez Compilación de datos por: José Luis Gómez Cabrera jlgcpr@yahoo.com Miembro del Grupo Espeleológico Ernesto Tabío. Sociedad Espeleológica de Cuba. Miembro de la Federación de Investigación Espeleológica del Karso Puertorriqueño. Federación Espeleológica de Puerto Rico 1923-1929 20 de abril de 1923. Nace en Alquízar , pr ovincia La Habana. Hijo de Antonio Núñez Faccio y de Rosario Jiménez de la Osa. Al divorciarse sus padres, comparte su vida entre La Habana y Mayarí, donde vivían sus progenitores. 1930-1939 4 de abril de 1939. El joven Antonio Núñez Jiménez realiza su primera excursión a la cueva de Candela, situada al norte de Güines, provincia La Habana, en la que participaron compañeros del primer año de bachillerato del Instituto de Segunda Enseñanza número 1 de La Habana; en ese mismo año, efectúa exploraciones de las cuevas de Seboruco, Mayarí, provincia Oriente, y cueva de Cotilla, loma de La Cumbre, San José de las Lajas, provincia La Habana 1940-1949 15 de enero de 1940. Cuando sólo contaba con dieciséis años de edad, funda la Sociedad Espeleológica de Cuba, junto a otros compañeros. Creación juvenil que con el transcurso de los años no dejó rincón de Cuba que no fuera explorado, reportando y rectificando datos sobre elevaciones, nacimientos de ríos, cuevas, entre otros accidentes geográficos. 20 de febrero de 1943. Electo socio titular de la Sociedad Cubana de Historia Natural Felipe Poey.

La Habana. Abril de 1943. En la Sociedad Geogr áfica de Cuba, dicta la conferencia “Explorando las cavernas de Cuba” (publicada en la Revista de la Sociedad Geográfica de Cuba, La Habana, octubre-diciembre, 1943), en su calidad de presidente de la Sociedad Espeleológica de Cuba. El doctor Salvador Massip, presidente de la Sociedad Geográfica de Cuba, felicita al disertante por considerar su trabajo “… una valiosa aportación al conocimiento de nuestro país”. El 6 de diciembre es aprobado su ingreso como socio titular de la Sociedad Geográfica de Cuba. 1944 Obtuvo el título de Bachiller en Ciencias y Letras en el Instituto de Segunda Enseñanza Número 1 de la capital del país y ese mismo año ingresó en la Escuela de Agronomía de nuestro primer centro docente universitario, lugar en el que cursó el primer año de esa carrera. 13 de marzo de 1944. Electo pr esidente de la sección de Espeleología de la Sociedad Geográfica de Cuba, cargo que desempeñó hasta 1953. Octubre de 1944. Ingr esó en la Escuela de Agronomía de la Universidad de La Habana, donde cursó el primer año de la carrera de Ingeniería Agronómica. 14 de julio de 1945. Elegido socio numer ar io de la Sociedad Cubana de Botánica.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 92


Algunas fechas recordatorias de quien fue Antonio Núñez Jiménez

Sociedad Universitaria de Exploración. Una vez dentro informa acerca de su segunda excursión a la región del Pan de Guajaibón (Pinar del Río). La institución acuerda dejar constancia en acta de felicitación por la excursión realizada y el correspondiente informe. Entre el 14 y 17 de noviembre de 1946. Par ticipa en el Quinto Congreso Nacional de Historia, celebrado en La Habana; la Sociedad Espeleológica de Cuba presentó varios trabajos a la sección cuarta (Pre-historia de Cuba), entre ellos: “El Guanahatabey: troglodita Indocubano”, donde expuso la tesis acerca de la cultura troglodita que hubo de extenderse por toda la Isla y sus cayerías adyacentes. También se consideraba que podían haber arribado a Cuba desde la Florida por vía marítima, tal vez unos dos o tres milenios atrás, “… sin que exista ningún dato cierto sobre este particular, probablemente sus antepasados fueron los timukuas”. Julio y agosto del año 1947. Par ticipa en los cursos de Arqueología Cubana: Técnica de Excavaciones Arqueológicas y Ensayo de Geología, Economía de Cuba, en la Escuela de Verano de la Universidad de La Habana, dictados respectivamente por los profesores Carlos García Robiu y Antonio Calvache. Ese propio año acompañado por Eduardo Queral Martín, César García del Pino y Ramón Dacal Moure, miembros de la Sociedad Espeleológica de Cuba descubrieron importantes indicios de los guanahatabeyes en la cueva de Carlos Ayala, aportando dichos hallazgos para la fundación del museo arqueológico en la ciudad de Trinidad, bajo la dirección del señor Manuel J. Bécquer,

Historiador Oficial de la misma. Un detallado informe de esta exploración fue rendido al ministro de Agricultura, Dr. Germán Álvarez Fuentes y a la Junta Nacional de Arqueología. 7 de marzo de 1949. Elegido miembr o individual de la Comisión Nacional Cubana de la UNESCO, establecida por el decreto presidencial número 401 de febrero de 1949. Siendo el más joven de sus miembros, por lo cual se desempeñó en el cargo de secretario durante el acto de constitución. 1950-1959 1ro de abril de 1950. Nombr ado dir ector del Museo de la Sociedad Espeleológica de Cuba. 1951 Se graduó en filosofía y letras en la Universidad de La Habana. 1954. Publicó Geografía de Cuba. Obra quemada por la dictadura de Fulgencio Batista, al estilo fascista. 1955. Profesor de la cátedra de Geografía Regional y Geomorfología en la Universidad Central de Las Villas, lugar en el que realizó importantes investigaciones geográficas en esta zona central de Cuba y sentó las bases para la fundación del museo y archivo geográfico de Las Villas. 13 de febrero de 1956. Reingr esa como miembr o regular de la National Speleological Society, Washington, Estados Unidos. A finales de julio de 1956. J unto a Manuel River o de la Calle realizó un viaje de estudios arqueológicos a la provincia Camagüey, visitaron dos importantes localidades, primero la cueva del Cerro de Tuabaquey, ubicada en el grupo orográfico de la Sierra de Cubitas, donde habían sido reportadas importantes pictografías aborígenes.

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 93


Algunas fechas recordatorias de quien fue Antonio Núñez Jiménez

Después, al residuario arqueológico enclavado en la cima de las lomas de Guaney, elevación próxima a la costa norte del municipio Esmeralda, donde descubrieron el primer montículo representativo de la cultura Taína fuera de la provincia de Oriente. Dichas excursiones por ambas zonas camagüeyanas fueron organizadas por las cátedras de antropología y geografía de la Universidad Central de las Villas. 3 al 7 de agosto de 1956. Nombr ado vocal del Comité Organizador del XII Congreso Nacional de Historia, celebrado en Jigüaní, Granma. Congreso presidido por el insigne historiador cubano Emilio Roig de Leuchsenring. 1957 Publicó varios artículos en el periódico “El Villareño” en los que hizo fuertes críticas a la vida de la Universidad. De igual forma en ese mismo órgano de prensa mantuvo una columna con el nombre de “Jorobemus”, bajo el seudónimo de Juan de los Palotes, para combatir con sátiras las lacras entronizadas en la Universidad Central de Las Villas. 1958 Laborando en esta casa de altos estudios, con el auxilio de su esposa Lupe Velis, brindó el apoyo necesario a la Columna No 8. “Ciro Redondo” que conducía el comandante Ernesto Che Guevara; éste lo nombró jefe del Servicio Topográfico del Ejército Rebelde en Las Villas, en el cual alcanzó los grados de capitán, poniendo una vez más la ciencia geográfica al servicio de la patria. Del 1959 al 1962. Dir ector del INRA (Instituto Nacional de Reforma Agraria). 1960-1969 1960. Doctor en Ciencias Geográficas de la Universidad Lomonosov de Moscú. 1960. Presidente del Banco Nacional de Cuba.

1960 al 1962. J efe de Ar tiller ía. 20 de febrero de 1962 hasta 1972. Pr esidente fundador de la Academia de Ciencias de Cuba. 3 de diciembre de 1963. Inaugur a el Museo Histórico de las Ciencias Carlos J. Finlay. 17 de abril de 1964. Inaugura el Departamento de Geofísica de la Academia de Ciencias de Cuba. 19 de octubre de 1964. Inaugur a el Departamento de Antropología de la Academia de Ciencias de Cuba. 1964. Creó el departamento de Meteorología de la Academia de Ciencias de Cuba. 1965. Inaugura el Instituto de Meteorología. 15 de enero de 1965. Inaugura el Instituto de Geografía y el Departamento de Geología de la Academia de Ciencias de Cuba. 28 de enero de 1965. Inaugur a el Instituto de Oceanología de la Academia de Ciencias de Cuba. 23 de julio 1965. Inaugur a el Instituto de Biología de la Academia de Ciencias de Cuba. 12 de octubre de 1965. Inaugur a el Instituto de Meteorología de la Academia de Ciencias de Cuba. 1966. Propone la creación de las primeras Reservas Naturales: Cabo Corrientes y El Veral, en la Península de Guanahacabibes; Cupeyal del Norte, en Holguín; Jagüaní, en Guantánamo, y Cayo Caguanes, en Sancti Spíritus. 6 de septiembre de 1966. Inaugura en la Gran Piedra, la red de radares meteorológicos del recién inaugurado Instituto de Meteorología, Santiago de Cuba. 8 de noviembre de 1966. Inaugura el Instituto de Investigaciones Tropicales de la Academia de Ciencias de Cuba. 1966-1967. Profesor del curso de carsología de la

No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 94


Algunas fechas recordatorias de quien fue Antonio Núñez Jiménez

Escuela de Geografía de la Universidad de La Habana. 4 de octubre de 1967. Cr ea el depar tamento de Botánica de la Academia de Ciencias de Cuba. 23 de marzo de 1969. Inaugur ó la pr imer a estación receptora de la información de los satélites meteorológicos y se obtuvieron otras estaciones especializadas y recursos técnicos. 1970-1979 1972. Expedición al Polo Norte 1972 al 1978. Embajador de Cuba en el Perú 1975. Publica Cuba: dibujos rupestres, precedida de otras monografías sobre el tema. 1976 al 1993. Diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular. 1980-1989 1982. Expedición a la Antártida, en unión de científicos soviéticos. 18 de marzo de 1984. Clausur a la I Reunión Nacional de Microbiología, Academia de Ciencias de Cuba. 12 de octubre de 1986. Pr esentó la ponencia “El turismo como motor de rescate de las fuerzas culturales”, en el XXIX Congreso de la Federación de Periodistas y Escritores de Turismo, La Habana. 1986. Nombrado presidente de la delegación cubana a la IV Reunión Iberoamericana “Descubrimiento de América-Encuentro de Dos Mundos”, Buenos Aires, Argentina. Allí se entrevista con el presidente Raúl Alfonsín. Lleva a cabo un viaje cultural a Bogotá, Colombia. Imparte la conferencia: “El Eurocentrismo y el Encuentro de Dos Mundos”,

dictada en la cátedra de las Américas que dirige Germán Arciniegas. Se reúne con el presidente de la república, Virgilio Barco, y con los ex-presidentes Carlos Llera Restrepo, Misael Pastrano Borrero y Alfonso López Michelsen. Aquí realiza viaje al Amazonas colombiano, para después preparar la expedición “En Canoa del Amazonas al Caribe”. 1986 a 1988. Par ticipa en la confección del nuevo Atlas Nacional de Cuba. 2 de marzo de 1987 al 28 de junio de 1988. Dir ige y organiza la expedición, “En canoa del Amazonas al Caribe”, por veinte países a lo largo de 17 422 km; por la cuenca del Amazonas, el Orinoco y el Mar Caribe. 1990-1998 Desde 1993. Fungió como investigador del Instituto de Geografía de la Academia de Ciencias de Cuba, donde impartió cursos de post-grado: acerca de la “Historia de las ideas geográficas” e “Historia de las ideas geográficas en Cuba”. 1995. Se le confirió el título de Doctor Honoris Causa en Ciencias Geográficas de la Universidad de La Habana. 1995. Recibe el Diploma de "Cuarto Descubridor de Cuba", aprobado por sus compañeros de la Sociedad Espeleológica de Cuba. 1997. Nombrado Investigador de Mérito de la Academia de Ciencias de Cuba. 13 de septiembre de 1998. Muer e. Su cuer po yace en la necrópolis de Colón. El duelo estuvo a cargo de Eusebio Leal y estuvo presente el Comandante en Jefe Fidel Castro.

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007. No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II

Pág. 95


No. 6 (Edici贸n Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte II


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.