Sumario
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana La sencillez de Núñez Jiménez
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Por: Ramón Artiles Avela
Mis vivencias espeleológicas
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Por: Humberto Vela Rodríguez
Presentó a la prensa matancera, el libro “El otro Antonio” Por: José Miguel Solís Díaz
Cuba pasaje a la naturaleza (LXXII) Por: Pedro Luis Hernández Pérez y Jorge Freddy Ramírez Pérez
Cuba pasaje a la naturaleza (LXXIII) Por: Pedro Luis Hernández Pérez y Jorge Freddy Ramírez Pérez
Cuba pasaje a la naturaleza (LXXIV) Por: Pedro Luis Hernández Pérez y Jorge Freddy Ramírez Pérez
Cuba pasaje a la naturaleza (LXXV) Por: Pedro Luis Hernández Pérez y Jorge Freddy Ramírez Pérez
Cuba pasaje a la naturaleza (LXXVI) Por: Pedro Luis Hernández Pérez y Jorge Freddy Ramírez Pérez
Cuba pasaje a la naturaleza (LXXVII) Por: Pedro Luis Hernández Pérez y Jorge Freddy Ramírez Pérez
Cuba pasaje a la naturaleza (LXXVIII) Por: Pedro Luis Hernández Pérez y Jorge Freddy Ramírez Pérez
Cuba pasaje a la naturaleza (LXXIX) Por: Pedro Luis Hernández Pérez y Jorge Freddy Ramírez Pérez
La geografía de Cuba quemada. Sinopsis de los hechos y consecuencias Por: Ángel Graña González
Antonio Núñez Jiménez. Fundaciones y primacías Por: Ángel Graña González
Organizaciones y leyes proteccionistas en Cuba. Lo que tenemos y disfrutamos hoy se debe en mucho al trabajo de Antonio Núñez Jiménez
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Por: Ángel Graña González
Visiones de Núñez Jiménez sobre el Che Por: Amelia Duarte de la Rosa y Henry Delgado Manzor No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte III
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Sumario
Antonio Núñez Jiménez. Tiempos de pensamientos Por: Pedro Luis Hernández Pérez
La Gran Caverna de Santo Tomás, Viñales, Pinar del Río Cuba Por: Ángel Graña González
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A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
La sencillez de Núñez Jiménez Por: Ramón Artiles Avela En enero de 1986 se celebró en el Palacio de las Convenciones de Cuba el Primer Simposio Mundial de Arte Rupestre, desde el año anterior La Sociedad Espeleológica con Núñez Jiménez a la cabeza venía preparando este magno evento, en los meses finales del 1985, Núñez informó en un curso que se impartía en la sede de la Academia de Ciencias de Cuba de la ausencia de unos colegas extranjeros y que si los que estábamos allí deseábamos participar debíamos presentar la documentación necesaria en su oficina del Ministerio de Cultura, en el plazo que se determinaba, después de tramitar la autorización en la Dirección de Educación y otras gestiones de rigor con la escuela donde trabajaba, me avisaron de mi participación como delegado en este magno evento. Había ingresado a la Sociedad Espeleológica de Cuba dos años atrás y participaba con mis compañeros de las visitas a las cuevas de las Alturas Bejucal Madruga Coliseo y las Alturas HabanaMatanzas, primero como aventura, después de forma sistemática y mucho más seria como miembro del grupo de espeleología del municipio Madruga; a Núñez lo conocía por mi padre y mi abuelo paterno, de este último recuerdo como disfrutaba los partes meteorológicos que daba Núñez cuando se acercaba un ciclón a nuestro país, era la época en que Núñez dirigía la academia de Ciencias al principio de nuestra Revolución, mi padre conservaba el libro Geografía de Cuba, la edición de 1959 como un tesoro, la exhibía en su librero y recuerdo que era intocable para mi
hermana y yo, solo podía usarla él cuando nos leía fragmentos de ella, hoy conservo este tesoro en mi librero, él me hablaba de su sapiencia y casi lo veneraba por su conocimiento de la geografía cubana, crecí con ese amor a la figura de Núñez como una leyenda. Visité junto a mi padre las cuevas desde muy niño, siempre me hablaba de descubrimientos, de expediciones a la provincia de Pinar del Río, a cueva de Mesa y otras tantas. Mi padre ha sido un autodidacta de la espeleología cubana, y logró interesarme en la Geografía y la Historia, en cuanto salió publicada la obra: Cuba, dibujos rupestres la adquirí en la librería y me la bebí literalmente, todavía hoy la consulto muchísimo, la utilicé como bibliografía en mi tesis de maestría, poco a poco me adentré en el maravilloso mundo de la cultura aborigen hasta enamorarme de este tema del cual converso con mis colegas y estudiantes universitarios. Nunca le conté a Núñez como fue que me hice espeleólogo, me apenaba hablarle de este tema en las múltiples veces que lo encontraba en reuniones así como en las exploraciones de cuevas, pienso que fue de los temas que dejé para otra ocasión y al final pasó la oportunidad, solo una vez le pedí un autógrafo, cuando en la cueva de la Candela, en Güines antigua Habana, hoy Mayabeque, presentó el libro Medio siglo explorando a Cuba, él me dijo que para que quería que le firmara el libro, le respondí que lo hacía para la historia. En los primeros días de enero de 1986 comenzó el
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La sencillez de Núñez Jiménez
Primer Simposio Mundial del Arte Rupestre, excelente oportunidad para intercambiar y conocer a otros estudiosos del tema, nos habían explicado que para hacer uso de la palabra debíamos pedir permiso a la mesa central, solo identificándose con nuestro nombre y primer apellido y el país que representábamos, recuerdo cuando comenzó el evento en las primeras sesiones un colega cubano constantemente en el momento de intervenir se identificaba con gran parte de su currículo haciendo mención del nivel universitario que poseía entre otros títulos que ostentaba, eso era totalmente incorrecto, esto lo hizo en repetidas ocasiones y
comenzó a incomodar a algunos que lo veían como un rasgo de falta de modestia y de sencillez, quien presidía el evento era Núñez y con esa nobleza que siempre lo caracterizó puso al colega en su sitio y al hacer uso de la palabra después del colega pronunció la siguiente frase que la recuerdo como si fuera dicha ahora: Yo, simplemente, Antonio Núñez Jiménez de Cuba, y comenzó a hacer la explicación refiriéndose al tema del arte rupestre en nuestro país a mí me pareció más que aleccionadora la frase, el colega aludido cambió de color y a partir de ese momento enmudeció durante el resto del evento.
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 105, Cuba, 29 de enero de 2013.
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A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
Mis vivencias espeleológicas Por: Humberto Vela Rodríguez 348@vcl.insmet.cu Grupo Espeleológico Cayo-Barién. Miembro Ordinario de la Sociedad Espeleológica de Cuba. Conociendo a Núñez Jiménez Lo conocí en las páginas de su libro Geografía de Cuba, en los ya lejanos días de la enseñanza media, un texto satanizado por sicarios, condenado a la hoguera y resucitado de las cenizas; que marcaba un hito espeleológico con frecuentes fotos y alusiones; y exhalaba un irrefutable hálito de aventura y peregrinaje. Lo reconocí entonces como el maestro ideal, identificado con su vehemente vocación por las cuevas. Otro libro le siguió a la Geografía: Cuba, con la mochila al hombro, para un nuevo acicate a mis efusivas inclinaciones, recreando andanzas, parajes y gente humilde de la campiña y el mar, en momentos en los que corría yo los cerros cercanos en románticas exploraciones de adolescente. Después llegaron otros libros: científicos, humanistas y hasta de arte. Lo seguí conociendo con Clasificación genética de las cuevas de Cuba, que vi como la taxonomía acuciosa del subsuelo cubano, capaz de permitir el ordenamiento infalible de cuanta cueva descubriera en el campo, repleto también de gráficos y fotografías elocuentes; con las Series Espeleológicas y Carsológicas sobre
Cayo Caguanes; con Cuba: Dibujos Rupestres... Todo esto en momentos en que mi andar poético daba paso al escrutinio científico e iba sintiendo que de la mano de la ciencia marchaba mejor el romance y la aventura. Lo encontré otra vez cuando andando La Habana Vieja entré al local de un vendedor de libros usados y vi, entre disímiles vejestorios, Primera expedición bioespeleológica cubano- rumana, cuando daba mis primeros pasos en el fascinante mundo viviente de las cavernas. Seguí conociéndolo imaginariamente en las andanzas de los sistemas naturales que con afán recorría en los años pasionales: Caguanes, donde él viviera momentos tan emotivos explorando el cayo y sus cuevas, cartografiándolas, estudiando los murales pictográficos, las formaciones fungiformes, el clima subterráneo... Cómo no percibirlo en Punta Judas, en Santo Tomás, en Punta del Este, en la cima del Turquino... Él, siempre presente en la palabra escrita, en la foto precisa, en mi andar de novel naturalista... Era entonces el Núñez incorpóreo, etéreo... hasta un buen día en que se corrió el telón de un teatro y lo vi sentado al centro de una larga mesa, tangible y manifiesto, con la serena mirada puesta en el reverente auditorio. Y lo seguí conociendo en sucesivos certámenes: reuniones nacionales, simposios y congresos.
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Mis vivencias espeleológicas
En uno de los primeros decidí abordarlo, con la natural timidez de quien ha concebido un dios devenido de los regulares lecturas, y lejos de eso encontré al hombre sencillo y gentil, que siempre me acompañara incorpóreo en las páginas de sus libros y en los parajes subterráneos. Pude conocerlo más, pero cayó la noticia trágica una tarde de septiembre, y con ella el dolor punzante como de familiar allegado. Había
desaparecido el Núñez tangible con su mochila colmada de sueños y enseñanzas, y me quedaba de nuevo el otro, el de siempre y para siempre, etéreo y real. El primer homenaje póstumo de mi Grupo “CayoBarién”, tuvo por escenario el íntimo umbral de una caverna, cuando la caliza se encarnó con el fulgor de la fogata y nos sumimos en un coloquio reverente sobre su vida y su obra.
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 105, Cuba, 29 de enero de 2013.
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A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
Presentó a la prensa matancera, el libro “El otro Antonio” Por: José Miguel Solís Díaz El otro Antonio, un compendio de 24 crónicas sobre Antonio Núñez Jiménez, es la propuesta que el doctor Ercilio Vento, historiador de la ciudad del occidente cubano y vicepresidente de la Sociedad Espeleológica de Cuba compartió con la prensa yumurina el pasado viernes 7 de junio. Bajo el sello de Ediciones Matanzas, y recién salido de imprenta, “El Otro Antonio” es una interesante forma en la que Ercilio propone acercarse al revolucionario, al científico, al ser humano que fue Núñez Jiménez. De grata lectura y con el recurso de colocar los vínculos entre ambos científicos como una subtrama, posibilita que en la medida que avanza la narración también lo haga la relación entre ellos, por tramos, de forma gradual, de tal forma que se completan los matices de la personalidad. Pero, como señala Ercilio, no toda la información que da pie a estas páginas proviene exclusivamente del intercambio directo entre ellos dos; sino que también se revelan ideas, anécdotas que parten de un libro de recuerdos (inédito) y un manuscrito autobiográfico (no concluido) de Núñez Jiménez, así como de remembranzas de otras personas que le conocieron y trabajaron con él.
El quehacer como espeleólogo, su conocimiento, su erudición en ese sentido, y la manera en que contribuyó a su desarrollo en Cuba y en el mundo, se convierten en el principal eje temático de los recuerdos que Ercilio propone en este volumen. Aparece Núñez Jiménez, con toda razón histórica, como protagonista de hechos capitales como la creación de la Sociedad Espeleológica de Cuba en 1940, su papel como director de la Academia de Ciencias de Cuba y al frente de la Comisión Nacional de Monumentos, sus vínculos con la Unión Internacional de Espeleología y su persistencia para crear una organización de este tipo que uniera a los especialistas de América Latina, en el mítico viaje del Amazonas al Caribe. Ercilio Vento Canosa (Matanzas, 1947) ensayista, investigador e historiador. Es vicepresidente de la Sociedad Espeleológica de Cuba e Historiador de la Ciudad de Matanzas. Ha publicado los libros El alma de la ciudad (2001), La última morada. Historia de los cementerios en Matanzas (2002), La momia de Matanzas (2005) y Marcas de agua (2009)…
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 110, Cuba, 28 de junio de 2013.
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A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
Cuba pasaje a la naturaleza (LXXII) Por: Pedro Luis Hernández Pérez Jorge Freddy Ramírez Pérez Miembros Ordinarios de la Sociedad Espeleológica de Cuba. Antonio Núñez Jiménez y su obra “Clasificación Genética de las Cuevas de Cuba” Resumen de los capítulos 10 y 11. Cueva del Tipo “Aston”1 Espeleogénesis Las cuevas del tipo Aston se han originado al parecer por la acción disolvente de las aguas freáticas en su parte superior, aprovechando la línea de menor resistencia de los estratos horizontales y de las grietas. Las fluctuaciones del nivel superior del manto freático a través del tiempo geológico han provocado la tendencia a hundirse, tal vez debido al descenso del nivel marino o a la elevación gradual de la llanura cársica, proceso que ha dejado huellas de bóvedas altas o solapas (nichos de lagos fósiles) con pisos planos sobre los actuales lagos subterráneos de Aston, como se ve entre otras cuevas, como de la Lechuza y de Paredones. La más pequeña fluctuación estacional del nivel superior del manto freático ha debido ser factor importante en el agrandamiento de las bóvedas subterráneas. A veces se ven hasta dos de estos nichos de lagos fósiles sobre la solapa más reciente que es abierta por la disolución freática actual. Es posible que la forma semiesférica o campaniforme de la parte superior de las cuevas del tipo Aston se deba no a las aguas freáticas sino a las vadosas, que en pequeñas cantidades penetran por sumideros o claraboyas o por huecos de grietas o de disolución que comunicaban con la cueva freática
preexistente y circulando aciduladamente en todas direcciones, que resbalando sobre el techo interior de la bóveda, le fue dando su morfología campaniforme. Las raíces de los árboles, principalmente las de los jagüeyes, pueden haber sido también factores importantes en la génesis de estas cuevas, ya que las raíces al perforar el manto calizo pueden haber servido de guía para la penetración del agua vadosa a la cueva.
Esas bóvedas aparecen constantemente desplomadas con su cono de derrumbe sobre el piso de tales cuevas, lo que nos indica que la morfología abovedada puede originarse físicamente y no exclusivamente por disolución vadosa o freática. En términos generales, el desarrollo vertical de las cuevas de origen freático puede producirse bien por disolución vadosa posterior o por la coalescencia de sistemas de galerías superpuestas, como se ve que ha ocurrido en algunas secciones de las cuevas de Caguanes y de Aston. El hecho señalado de la mayor facilidad de la formación de cuevas próximas al nivel superior freático no excluye la existencia de cuevas de disolución freática a niveles profundos como parece demostrar el trabajo de Moneymaquer y Rhoades.2 Fauna Cavícola Las cuevas de Aston, al igual que muchas otras de
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la “Llanura Cársica Meridional” poseen una fauna interesantísima, formada por peces ciegos de las especies Lucifuga subterraneus de unos 9 cm de longitud y la Stygicola dentata3 de unos 15 cm de largo, ambas de la familia Brotulidae, representantes de la cual viven en los mares profundos de Cuba (a más de 300 m de profundidad) donde ya se encuentran despigmentados, pero con ojos; las especies cavícolas los presentan en estado embrionario. La fauna de los peces ciegos Lucifuga y Stygicola se extiende, de acuerdo con nuestras exploraciones, desde la zona de Artemisa hasta Quivicán. Junto a los peces cavícolas viven otras especies, camarones y cochinillas ciegas. Los camarones pertenecen al género Troglocubanus y las cochinillas corresponden al género Troglocirolana. Al respecto de estos reportes existe una actualización en el libro “Sinopsis de la espeleofauna cubana”, compilado por el Dr. Gilberto Silva Taboada, publicado por la editorial Científico-técnica, 1988, que denomina a estos reportes como “supragenéricos adicionales” y aporta un total de 17 espeluncas en la localidad de Artemisa que completan los reportes hechos por Núñez Jiménez para esa localidad, las cuevas son: de Emilio, del Baño, de los Animales, Modesta, Lechuza, Diamante, de los Pérez, de Eugenia, de los Murciélagos, del Dragón, de Ashton, caverna de Ashton, cueva en Caña, cuevas cerca de Cañas, cavernas en San Isidro y cueva en Las Frías. En la zona de Caimito, cueva de Paredones, en el barrio Vereda Nueva, cueva de Sandoval, del Curro y de los Barrenos; en Guanímar (Alquízar), cueva
del Cafetal La Concordia y del Cafetal La Industria y en el barrio de San Andrés, cueva del Quintanal. En Quivicán, barrio Güiro Marrero, cueva de Juanelo Piedra, entre otras cuevas de origen freático que han sido estudiada en la antigua provincia de Pinar del Río, luego La Habana y en la actualidad Artemisa. De los estudios de la fauna en esta zona geográfica y donde se incluyeron cuevas de este tipo se encuentran además estudios realizados por la Expedición Bioespeleológica Cubano-Rumana en 1969, de la cual se publicaron, en cuatro tomos, los Resultats des expeditions biospéologiques cubanoroumaines a Cuba, entre 1973 y 1974, como parte de esos tomos los trabajos de Antonio Núñez Jiménez, C. Fundora, V. Decu y S. Negrea. Premiere expedition biospéologique cubanoroumaine a Cuba, 1973 y T. Orghidan. Stations hypogées et épigées prospectées a Cuba entre el 3 novembre et 12 décembre 1970, dado a conocer en ese propio año. El trabajo de C. Bolívar Pieltain en 1944, del cual se publicó, “Exploración biológica de algunas cavernas de Cuba” y en 1974 el propio Gilberto Silva Taboada publicó “Sinopsis de la espeleofauna cubana”. Serie Espeleológica y Carsológicas # 43. Capítulo 11 Fases de la cueva del tipo Aston A continuación se expone la evolución de las cuevas del tipo “Aston”, tomando los ejemplos de la misma región de Las Cañas, Artemisa. Esta evolución comprende desde la cueva que conserva su techo, sus lagos freáticos y su cono de derrumbe, símbolos
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de la madures de la espelunca (fase Diamante) hasta que estos tres factores desaparecen, cuando la cueva se convierte en una dolina cubierta por arrastres lateríticos (fase San Isidro), pasando por las etapas intermedias de cueva sin techo, sin cono de derrumbes, pero con lago freático (fase Animales) y la fase más avanzada de “Sobrante Asilo” que no
posee ni siquiera el lago y solo muestra una dolina con solapas laterales (nichos de lagos fósiles), lo que no se ven cuando son casi enteramente cubiertos por los arrastres, como la dolina de San Isidro. De las características de las fases Lechuza, Quintanal, Juanelo Piedra y Paredones se ampliará más adelante.
1- Antonio Núñez Jiménez: “Clasificación Genética de las Cuevas de Cuba”. Departamento de Espeleología, Instituto de Geografía de la Academia de Ciencias de Cuba, edición provisional, pp. 98-149, 1967. 2- Berlen C. Moneymaquer, Roger Rhoades: Deep Solution Channel in Western Kentucky, en: Bulletin of the Geological Society of America, v. 56, 1945, pp. 39-44. 3- En la actualidad Lucífuga dentatus. Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 117, Cuba, 29 de enero de 2014.
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Cuba pasaje a la naturaleza (LXXIII) Por: Pedro Luis Hernández Pérez Jorge Freddy Ramírez Pérez Miembros Ordinarios de la Sociedad Espeleológica de Cuba Antonio Núñez Jiménez y su obra “Clasificación Genética de las Cuevas de Cuba” Cueva del Diamante1 Se localiza en las coordenadas 274-286 de la hoja 3684-II en la finca Aston, barrio Las Cañas, municipio de Artemisa, “actual provincia de igual nombre” antigua Pinar del Río. Se abre en la Llanura Cársica Meridional, el plano de esta cueva representa a grosso modo un círculo cuyo diámetro mayor de norte a sur, es de 39 m. Hacia el lado NE y en toda la mitad meridional, la cueva está ocupada por sendos lagos freáticos que tienen la forma de herradura y se les ve perderse hacia las profundidades debajo de la bóveda cavernaria sifonante. El interior de la única cámara subterránea visible de la Cueva del Diamante es como un hemisferio en forma de cúpula; en el centro de esta se alza un cono de derrumbes, evidentemente desprendido de la bóveda superior que cubría la cueva al centro de la misma. Estos conos de derrumbes a veces se van disolviendo pero en ocasiones se cubren de formaciones secundarias. En el primer caso ocurre el mecanismo de desplome-disolución; en el segundo sucede el de desplome estalagmitización. El techo está perforado por cuatro claraboyas, por
las que se penetra a este subterráneo, las cuales tienen menos de 1 m de diámetro. Sobre el cono se ven bellas estalagmitas con sus correspondientes estalactitas, muy cristalinas, como formadas en ambiente cerrado; muchas están teñidas superficialmente de color rojizo por el óxido de hierro. En la pared circular de la cueva se ve, bastante cerca del techo, una serie de duros estratos calizos que buzan 4o al sur. Esta caliza está constituida por granos muy finos, algo deleznables de color crema, con escasos foraminíferos no identificados. Esos estratos calizos están intercalados en masas de roca de marga calcárea con abundantes moldes fósiles de conchas marinas como A rchalas sp., Miliólidos, etc, que parecen corresponder al Mioceno. Sobre la superficie de los lagos freáticos, situada a 9 m bajo la superficie del suelo, se observa una fina y brillante capa de carbonato de calcio, debajo de la que vemos burbujas de aire2 entre la superficie del agua y la capa carbonatada; al quebrar nosotros parcialmente dicha capa, los grandes fragmentos, como si fueran de vidrio plano, se van al fondo suavemente, donde van constituyendo formaciones finamente estratificadas. Visto un fragmento de esas capitas de calcita al microscopio se observan los cristales planos a veces
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dejando huecos entre ellos; igualmente se aprecian impurezas de óxido de hierro, inclusive pequeñísimas algas que han conservado su color verde brillante. Esas capas se forman por la sobresaturación de carbonato de cal sobre el agua y son un índice seguro para localizar la superficie de los antiguos lagos freáticos ya desaparecidos y que se encuentran en algunas cuevas del tipo Aston, ahora totalmente desaguados, como se observa en la cueva de los Animales. Esas formaciones reciben el nombre de calcita flotante.
La fase “Diamante” es representativa de la juventud de la cueva del tipo Aston, es decir que esta ha alcanzado su máxima magnitud y comienza a orificarse su bóveda con múltiples claraboyas que al desarrollarse harán desaparecer el actual techo; el cono está cubierto por brillantes estalagmitas que a medida que la bóveda se perfore y el techo caiga, perderán su madre nutricia, las estalactitas y que terminarán por desaparecer bajo la luz solar rodeadas por la vegetación que acelerará el proceso de disolución junto con la de los bloques que ahora forman el cono.
1- Antonio Núñez Jiménez: “Clasificación Genética de las Cuevas de Cuba”. Departamento de Espeleología, Instituto de Geografía de la Academia de Ciencias de Cuba, edición provisional, pp. 98-149, 1967.
2- Igual observación hace Gèze al escribir sobre la calcita flotante “[…] a veces se producen pequeños remolinos (por la caída de gotas de aguas, por la llegada de un minúsculo chorreo) insuficientes para desencadenar esta precipitación pero lo suficientemente fuertes como para que una burbuja de aire se encuentre aprisionada en una película de calcita flotante. De este modo se forman singulares burbujas de calcita que, aunque raras, han sido señaladas en Inglaterra, Francia y Estados Unidos. Sus dimensiones son siempre escasas (algunos milímetros) y su fragilidad es extrema”. (En: Bernard Gèze: “L’ Spéleologie Scientifique”. ed. Du Seuil, Paris, pp. 96-97, 1968). Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 118, Cuba, 2 de marzo de 2014.
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Cuba pasaje a la naturaleza (LXXIV) Por: Pedro Luis Hernández Pérez Jorge Freddy Ramírez Pérez Miembros Ordinarios de la Sociedad Espeleológica de Cuba Antonio Núñez Jiménez y su obra “Clasificación Genética de las Cuevas de Cuba” Cueva de los Animales1 Se encuentra ubicada en las coordenadas 275-287 de la hoja 3684-II en la finca Aston, barrio Las Cañas, municipio Artemisa, actual provincia de igual nombre, es decir a 170 m al E, ¼ al N de la Cueva del Diamante en la Llanura Cársica Meridional. Ella constituye una fase más avanzada de destrucción del anterior de la espelunca, pues ha perdido prácticamente el techo, ha desaparecido uno de los dos lagos freáticos de herradura y en gran medida el cono de derrumbe, constituyendo no una verdadera cueva sino más bien una dolina-cueva, en la que a veces caen animales como vacas, caballos, etc, de ahí su nombre. El plano de la espelunca se muestra circular con un diámetro de norte a sur de 20 m de este a oeste, tiene 36 m, es decir es más bien ovalada, con un lago freático debajo de la bóveda del lado occidental y sobre el mismo una gran solapa seca del lado oriental, evidentemente un nicho de lago fósil, ahora completamente seco. Sobre el piso del nicho se ven las típicas capitas carbonatadas estratificadas que se fueron formando sobre la antigua superficie líquida hace miles de años. En las paredes de este nicho de lago fósil se ven conglomerados lateríticos muy endurecidos. La superficie del lago de la parte occidental se
encuentra a 6,50 m debajo del suelo exterior. Tiene unos 10 m de ancho y menos de 1 m de profundidad; el nicho de lago fósil del lado oriental tiene 4 m de fondo y continúa tan bajo que no se puede ver el final. En el fondo de la dolina se notan aun grandes bloques que debieron formar parte del cono de derrumbes, cuando la cueva de los Animales estaba cubierta por su techo calizo. La vegetación penetra por la dolina hasta la cueva y las poderosas raíces perforan la dura roca que ante sus puntas aciduladas cede y se ahueca. Cueva de Sobrante Asilo Se localiza en las coordenadas 267-285 de la hoja 3684-II de la finca Aston, barrio La Cañas, en igual municipio y provincia anterior, a 500 m al WSW de la cueva del Diamante. El plano de esta cueva es un óvalo en medio del cual se ve una dolina de forma circular. El largo del óvalo, casi de norte a sur es de 16 m y el diámetro de la dolina es de 8 m. La profundidad vertical de la misma es de 3,47 m. En los extremos norte y sur de la dolina se adentran dos solapas “nichos de lagos fósiles” resguardadas por la bóveda recesiva que forman las paredes de la dolina, solapas que son las que dan aspecto ovalado a la planta y que fueron las áreas ocupadas
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antiguamente por los lagos freáticos que debieron tener la típica forma de herradura o arco, tal como se ve en la cueva del Diamante, del Baño, de Emilio y de los Animales, todas en la misma zona de Aston.
La solapa septentrional tiene 3 m de fondo y la meridional 4,90 m. El fondo de la dolina es plano, cubierto por arrastres lateríticos y pocas rocas calizas sueltas, la vegetación ha invadido la dolina. La estratigrafía es casi horizontal, los estratos buzan solo 2o al este. En la fase Sobrante Asilo presenta un gran avance del estado destructivo que ya no tiene techo, lagos, ni cono de derrumbe. El nivel del manto freático se encuentra hoy por debajo del piso de la cueva.
que se parecen a un abanico, cuyos planos se dirigen hacia el oeste. Las diaclasas tienen casi la misma dirección de la pared de recesión de la solapa; de abajo hacia arriba tales diaclasas tienen la siguiente inclinación 34o, 31o, 34o, 11o, 25o, 6o; en la pared opuesta, la del NE, las diaclasas tienen dirección SW y buza con valores de 21o y 36o, es decir que todas las diaclasas cortan oblicuamente la estratigrafía local. Estos datos indican que a pesar del sistema de diaclasas, la disolución general en la cueva adoptó la forma circular de todas las cuevas tipo Aston y una planta horizontal, disolución controlada por el nivel horizontal del manto freático y no por el sistema oblícuo o inclinado de las diaclasas.
En la pared SW se observan una serie de diaclasas 1- Antonio Núñez Jiménez: “Clasificación Genética de las Cuevas de Cuba”. Departamento de Espeleología, Instituto de Geografía de la Academia de Ciencias de Cuba, edición provisional, pp. 98-149, 1967. Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 119, Cuba, 26 de marzo de 2014.
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Cuba pasaje a la naturaleza (LXXV) Por: Pedro Luis Hernández Pérez Jorge Freddy Ramírez Pérez Miembros Ordinarios de la Sociedad Espeleológica de Cuba Antonio Núñez Jiménez y su obra “Clasificación Genética de las Cuevas de Cuba” Dolina de San Isidro 1 Se localiza en las coordenadas 268272 de la hoja 3684-II, en la finca de igual nombre, barrio Guanímar,2 municipio Artemisa, actual provincial homóloga, a 1,9 km al NNE de la cueva del Diamante. El grado de destrucción es tal en este caso que no se le puede dar ni tan siquiera el nombre de cueva o gruta. La dolina tiene su planta bastante circular, con un diámetro de 20 m y una profundidad de menos de 2 m por debajo de la superficie del suelo exterior. Alrededor de casi toda la dolina sus paredes son ligeramente recesivas, formando solapas (nichos de lagos fósiles muy pocos profundos). El fondo de la dolina está todo relleno por arrastres lateríticos, sin bloques pétreos y con pocos cultivos como plátanos, donde se abre un pozo de 8 m de profundidad que capta el manto freático para el abastecimiento de agua a una familia campesina que vive en el borde de este fenómeno cársico. Es evidente que los arrastres ocurridos después del desplome del techo de la cueva han cubierto la antigua cámara subterránea. El grado de destrucción de esa cueva es tal que no existen ninguno de los
seis factores espeleológicos enumerados como típicos de la fase Diamante del tipo cueva Aston. Cueva de la Lechuza Se encuentra casi en la coordenada 275-287 de la hoja 3684-II, es decir muy próxima a la cueva de los Animales, a 65 m al sureste de esta, en la finca Aston, barrio La Cañas, municipio Artemisa, de la provincia de igual nombre. La caliza de la cueva es de grano fino, con macrofauna muy escasa y recristalizada, parece ser del mioceno. Es una cueva del tipo Aston, muy próxima a la fase Animales, aunque por presentar una prolongación notable en dirección vertical la hemos tomado como una fase propia que con posterioridad puede desarrollarse en cuevas longitudinales de bastante inclinación como la cueva de Quintanal y otras. Esta gruta ha perdido casi todo el techo por desplome, es decir forma de dolina con sobresalientes cornisas a su alrededor. Vista de plano presenta una morfología casi circular de 20 m de diámetro. Más de la mitad suroeste de su circunferencia está ocupada por un lago freático en forma de herradura; la otra mitad, la correspondiente al noreste es seca; vista de perfil la cueva presenta la forma de semiesfera tan típica de Aston, pero ya deformada por el derrumbe de la bóveda; se ve bien claro dos salones casi iguales superpuestos, perforados por la dolina central, es
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decir que aquí estamos en presencia de la típica superposición de nichos, el superior de carácter fósil y debajo el nicho ocupado por las aguas freáticas. El centro de la gruta lo ocupa parcialmente un cono de derrumbe sobre el que la vegetación ha crecido profusamente. El urticante chichicaste, con sus hojas grandes se destaca sobre el resto de la vegetación. La dolina, de forma entre circular y cuadrada, está enmarcada en tres de sus lados por diaclasas rectilíneas; las del lado oriental se cruza con las otras. Estas grietas sirvieron de líneas de menor resistencia para la disolución primero y luego para provocar el derrumbe de la bóveda. Sobre el piso cerca de la orilla del lago han crecido algunas estalactitas; en el piso y techo del lago fósil abundan más estas formaciones secundarias. Un accidente digno de destacarse es la presencia en la pared noreste de “Boxwork” más arriba del nivel del lago freático. Allí la caliza presenta la forma compleja de “cajas” de distintas formas que constituyen un complicado sistema de grietas que al rellenarse de material calcáreo secundario y luego producirse la disolución interna, ha originado una estructura de “cajuelas”. Bretz señala que estos “Boxwork” son ejemplos del origen freático de las cuevas que los presenten pues una corriente fluvial hubiera destruido tales formas.
Realizamos una exploración subacuática en la que observamos que las paredes del lago presentan “estructuras espongiformes”, tanto en la partes en contacto con el aire como dentro del lago. Como otras cuevas del tipo Aston el lago freático se pierde hacia la pared posterior. En este caso de la cueva de la Lechuza exploramos subacuáticamente con escafandra autónoma el interior del lago. En la pate sureste la profundidad resultó de 8 m; en el lado occidental presentaba hacia abajo un túnel de unos 5 m de diámetro de mucha inclinación de 13 m de profundidad, es decir que la disolución freática ha llegado, relativamente a grandes profundidades; en este caso, desde la superficie terrestre al fondo del lago, la disolución ha excavado 23 m. Como la superficie de la llanura donde se abre la cueva se encuentra en la cota de los 18 m de altitud y el fondo del lago se halla a 23 m por debajo de esa cota, dicho fondo se sitúa a 5 m por debajo del nivel del mar. El túnel lacustre de 13 m es un claro índice de que el tipo Aston además de desarrollarse en cuevas más o menos planas y circulares, también se desarrolla ocasionalmente en forma de túnel inclinado. La culminación de este proceso puede ser la fase representada por la cueva Quintanal.
1- Antonio Núñez Jiménez: “Clasificación Genética de las Cuevas de Cuba”. Departamento de Espeleología, Instituto de Geografía de la Academia de Ciencias de Cuba, edición provisional, pp. 98-149, 1967. 2- Se aclara por el autor del libro que Guanímar también es un barrio del municipio Alquízar. Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 120, Cuba, 26 de abril de 2014. No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte III
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A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
Cuba pasaje a la naturaleza (LXXVI) Por: Pedro Luis Hernández Pérez Jorge Freddy Ramírez Pérez Miembros Ordinarios de la Sociedad Espeleológica de Cuba Antonio Núñez Jiménez y su obra “Clasificación Genética de las Cuevas de Cuba” Cueva de Quintanal 1 Se localiza en las coordenadas 338342 de la hoja 3684-I, en la finca de igual nombre, barrio La Paz, municipio Artemisa, actual provincial homóloga, a 8,5 km al NE de la cueva del Diamante a unos 30 m sobre el nivel medio del mar. La caliza está formada por gruesos estratos horizontales que parecen corresponder al mioceno. Se ha desarrollado en un plano inclinado a través de una galería descendente de 68 m que finaliza en un lago freático, cuyo nivel superior se encuentra a unos 25 m debajo de la superficie, continuando la cueva bajo condiciones de inundación.
El plano de esta cueva representa una galería de 97 m de largo total, orientada en líneas generales de SSW a NNE. La parte más alta, el salón de la Claraboya, es el extremo SSW y el salón del lago la más baja es el NNE, es decir que la poca circulación del agua vadosa actual es hacia este último rumbo, al igual que el primitivo proceso freático generador de la cueva, aunque en términos generales la Llanura Cársica Meridional se inclina hacia el Sur,
determinando cierta tendencia de la dirección de las cuevas regionales hacia la parte meridional. El hecho de que la estructura estratigráfica es prácticamente horizontal, produce que la dirección de las cuevas regionales no tenga que ser forzosamente una línea de norte a sur, como es comúnmente el drenaje de las aguas subterráneas freáticas en esa llanura. En este caso parece ser el sistema de diaclasas, pues a lo largo del salón de la grieta (en el techo) se ve una en dirección al NNE, que fue la línea de menos resistencia para la formación de la galería. En el salón del Lago, donde la cueva tiene una tendencia a prolongarse al W, precisamente presenta otra diaclasa en esa dirección. Tales diaclasas se localizan en el estrato calizo blanco puro, en contraste con el resto de la cueva, constituida por una masa de conglomerados fundamentalmente madrepórico. El salón de la Claraboya se encuentra en el fondo de una dolina de unos cien metros de diámetro, embudiforme, de piso ligeramente inclinado hacia el centro, donde se abre la cueva a través de una claraboya de 7 m de largo por unos 4 de ancho, que comunica con el citado salón de forma casi ovalada, menos por su extremo NE, por donde continúa la espelunca; dicho salón tiene el perfil propio del tipo
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Aston en su fase Animales, con un cono de derrumbes esparcidos por casi todo el interior. En la boca de la cueva crece una tupida vegetación con el destaque para el jagüey, la yagruma y la pica pica.
Después del salón de la Claraboya se continúa por una galería bastante amplia de unos 7 m de ancho, con el piso cubierto por rocas desplomadas o por tierra rojiza. El techo muy plano en el salón continuo, está formado por un estrato calizo en el que se ven varias campanas de disolución donde viven los murciélagos. En la superficie del techo se observan centenares de goticas de agua de color áureo, cuya presencia también se señala en la cueva Grande de Caguanes, así como en cueva Jíbara y en otras que deben su color a la presencia de microorganismos.
Hacia arriba se observan chimeneas muy irregulares que se pierden en la masa rocosa. Se observa un pequeño túnel horizontal junto al techo estratificado, lo que se observa también en el anterior salón Rojo.
En el fondo de la cueva se abre el lago freático, que presenta una orilla de 8 m de largo. El agua muy transparente, se prolonga profundamente detrás de la pared sifonante. Peces ciegos nadan en el lago freático, el cual inunda totalmente la continuación de la espelunca. La cueva vista en sección longitudinal, muestra una galería inclinada de unos 15 grados con caídas casi verticales en dos puntos.
En el piso estructural de la cueva se ve la superficie horadada por millares de pequeños huecos de 1 cm de diámetro, formados por la disolución de las aguas vadosas que allí penetran ocasionalmente.
En el salón de la Claraboya todavía se nota junto al piso el nicho de lago fósil. En la masa rocosa madrepórica no se forman las típicas campanas de disolución, sino un intrincado sistema de huecos irregulares, entrantes y salientes. En los estratos calizos sí se ven nítidas campanas de tamaño pequeño.
Hacia adentro la galería continúa descendiendo suavemente hasta presentar, en el inicio del túnel, caídas muy inclinadas de 3 m de ancho por 2 m de alto hasta desembocar en el salón Rojo, con un desnivel de 5 m y ramificaciones hacia el oeste. Al final se llega al salón del Lago, coronado por un techo horizontal formado por un plano de estratos calizos de gran pureza, donde se abren las campanas de disolución, que en las paredes también se ven pero ya no verticales como en el techo sino, inclinadas, como nichos circulares.
Los nichos y pequeños túneles laterales a veces cilíndricos de casi toda la cueva se ven completamente tapiados en los pequeños huecos del techo, demostrándonos que en una etapa toda la cueva debió estar rellena por dicha arcilla. Este hecho que observamos en la cueva de Quintanal también ocurre en otras cuevas y ya Bretz señalaba, en su obra, un ciclo de relleno arcilloso, posterior al ciclo freático y anterior al ciclo seco o aéreo de la caverna. Los derrumbes ocupan casi todo el piso de la espelunca.
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Salvo unas poquísimas estalactitas del salón de la Claraboya apenas la cavidad presenta formaciones secundarias. Hay predominio de la disolución sobre la sedimentación secundaria. 1- Antonio Núñez Jiménez: “Clasificación Genética de las Cuevas de Cuba”. Departamento de Espeleología, Instituto de Geografía de la Academia de Ciencias de Cuba, edición provisional, pp. Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 121, Cuba, 30 de mayo de 2014.
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A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
Cuba pasaje a la naturaleza (LXXVII) Por: Pedro Luis Hernández Pérez Jorge Freddy Ramírez Pérez Miembros Ordinarios de la Sociedad Espeleológica de Cuba Antonio Núñez Jiménez y su obra “Clasificación Genética de las Cuevas de Cuba” Cueva de Juanelo Piedra1
nivel del mar.
Esta espelunca se encuentra en las coordenadas 554231 de la hoja 3784-III, en la finca Juanelo, barrio de Güiro Marrero, municipio Quivicán, actual provincia de Artemisa, a unos 9 m sobre el nivel medio del mar, a solo 2 km al norte de la ciénaga litoral y a 30 km al ESE de la cueva del Diamante, en la extensa Llanura Cársica Meridional, donde sobresalen el diente de perro y las piedras sueltas o carsolitos y afloran las tierras rojas, que permiten una incipiente agricultura y la explotación ganadera. La caliza masiva, sin formar estratos con fragmentos de microfósiles, corresponde al período mioceno.
La parte visible del lago tiene 48 m de longitud por 20 m de ancho; en sus extremos este y oeste la bóveda desciende en sifón impidiendo ver la continuación del lago en esos rumbos opuestos.
El plano de esta cueva representa una galería rectilínea de 136 m de largo total, por un ancho promedio de 20 m; salvo una pequeña parte del “salón de las Claraboyas”, la cueva está ocupada por un gran lago freático y orientado casi de SW a NE. A la cueva se penetraba originalmente por una de sus dos claraboyas, abiertas en el techo; debajo de estas se ve un pequeño cono de derrumbes, cubierto por formaciones secundarias, rodeado por un lago. Una entrada artificial escalonada, abierta en el siglo pasado permite un cómodo acceso por su lado sur. El espejo de agua del lago se halla a 7 m debajo de la superficie de la llanura, es decir a 2 m sobre el
El “salón de las Claraboyas” tiene una morfología muy semejante a la cueva tipo “Aston” en una fase “Diamante”. En ese punto la bóveda, aproximadamente semiesférica, tiene casi 7 m de altura, mientras que la bóveda de la “galería del Lago”, en su prolongación hacia el occidente, apenas tiene 2 m de altura sobre el nivel del espejo de agua, aunque entre el techo (libre de agua freática) y el piso (ocupado por dichas aguas) hay unos 7 m de separación. Al bucear la “galería del Lago” se encuentran en el piso de la cueva estalagmitas debajo de las puntiagudas estalactitas pendientes del techo. Era evidente que tales formaciones secundarias se habían originado en una fase del desarrollo de la cueva en que esta se encontraba libre de las aguas y que luego de formarse dichos espeleothemas, la cavidad volvió a inundarse, demostrando los cambios del nivel de las aguas en esta localidad. Hacia el oeste la profundidad del agua aumenta hasta los 5 m. El fondo se ve a veces cubierto por manchas oscuras formadas por las deyecciones de
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las golondrinas que han hecho sus nidos de barro en los huecos del techo de la cueva libre del nivel de las aguas; en otros tramos el piso rocoso de la galería está cubierto por estalagmitas. En dirección al NW, luego de nadarse unos 40 m, la bóveda del techo cavernario va descendiendo hasta llegar a la superficie del agua. En ese extremo existe un amplio sifón, en ese punto es necesario sumergirse y bucear en un amplio salón por donde continúa la cueva inundada de agua en su totalidad. Ya no se ve ni un pálido reflejo de la luz solar que penetra por la claraboya, a la luz de las linternas se observan blanquísimos mantos, cuyas gotas de agua, al rodar por su superficie aérea, es decir antes de que se inundara la cueva, formó pliegues dentados. Este salón fue bautizado con el nombre de “salón Blanco”. Una estalactita casi en el centro de ese salón presenta su cónica superficie erizada por miles de helictitas. A continuación se desarrolla un túnel con morfología similar a la del salón del lago, pero desciende hacia el occidente, donde la cueva continúa más estrecha, cubierta de esbeltas columnas; el techo desciende bastante y la prudencia indica el retorno. El piso muy irregular deja ver trechos de roca estructural perforada por huecos cilíndricos. Durante la exploración del 4 de mayo de 1966, por Antonio Núñez Jiménez, Nicasio Viñas y otros expedicionarios se tomaron temperaturas a las 10:40 horas en el aire exterior con 24.4o en el interior de la cueva 23.0o y en el agua 25.3o. Además, durante la exploración subacuática se tomaron muestras de
agua a distintas profundidades para realizar análisis de salinidad y oxígeno disuelto: Oxígeno ML/L Salinidad 5o/00 Profundidad (milímetro por (gramos por mil (m) litro) gramos de agua) 0.00 m 4.02 0.5o00-5% 3.00 m 3.98 0.5o00-5% 6.00 m 4.22 0.5o00-5% 10. 00 m 4.60 0.5o00-5% El O2 fue determinado mediante el “Método de Winkler”. La salinidad titulada con solución NO3Ag, y también midiendo la conductibilidad eléctrica del agua. Los resultados son una proporción de salinidad casi nula y el oxígeno no disminuye con la profundidad, sino que aumenta. Se calculó que el piso de la cueva en el fondo del “Salón Blanco” se encuentra a unos 8 m por debajo del nivel del mar y sin embargo existen las estalagmitas ya descritas. Se demuestran los niveles del mar durante el pleistoceno. En dirección opuesta al “salón Blanco”, casi NW a partir del “salón de las Claraboyas” la cueva vuelve a descender, totalmente ocupada por el agua. Es necesario bucear de nuevo en sifón como 5 m de profundidad para pasar al “salón de los Cristales”, por presentar bellas estalactitas cristalinas, casi transparentes, de la más pura calcita. Curiosamente, numerosas estalactitas muestran su superficie como estriadas horizontalmente, es decir ligeramente “cordadas” como las bautizó Núñez Jiménez y ellas se deben a las huellas de las fluctuaciones del nivel del manto freático; esta forma cordada ya fue observada en las formaciones secundarias de “Cueva de La Lechuza”.
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El rumbo de esa nueva dirección es casi norte 10o, la cueva sigue a través de un ancho sifón en cuya superficie existe una campana de aire, respirable, sin equipos de escafandra autónoma. A esta parte de la espelunca se le nombró “salón del Sifón”; presenta en su centro el cono de derrumbes con la bóveda de morfología semiesférica, pero sin presentar la claraboya, esto permite suponer que algunas cuevas y salones del sistema subterráneo Aston se encuentran en “rosario”, unidos por sifones y galerías inundadas que dejan libre la comunicación, que aprovecha para su movimiento la fauna que atesora. A los lados del cono de derrumbe del “salón del sifón” se observa que dicho cono tiene unos 15 m de altura desde su base hasta la cima, lo que indica que el piso de esta cueva se encuentra 13 m por debajo del nivel del mar. La tierra roja penetra entre sus grietas y se deposita en el fondo de la cueva inundada, en forma de cono. A 24 m de distancia de la entrada al “salón de los Cristales” es necesario sumergirse unos 7 m para pasar por una galería de deslumbrante belleza, porque compiten los cristales de las más variadas formas en helictitas. A través de ellos nadan lo peces ciegos. Se avanza a través de un bosque de estalagmitas cónicas de aspecto alabastrino. A esta sección se le denominó la “galería de las Helictitas”,
la más bella de Juanelo Piedra. Se prolonga esta galería y se observan mantos purísimos colgados de sus techos y paredes, la cavidad parece una geoda cuajada de cristales con las formas más fantásticas. Se avanzó en esa galería unos 45 m, hasta que comienza a estrecharse y ante el peligro se retornó. De esta forma este tipo de cueva Aston presenta las siguientes características: 1. El plano de la cueva muestra una galería rectilínea sin ramificaciones laterales. 2. El perfil longitudinal muestra la galería en que algunos “salones” tienen forma más o menos abovedada, siendo secciones transversales arqueadas.
3. El piso de casi toda la cueva está ocupado por el agua freática que ha inundado la cueva después de un período seco en que se formaron bellas formaciones secundarias como estalactitas, estalagmitas y mantos hoy sumergidas. Sobre el piso se ven grandes conos de derrumbes subacuáticos. Gran parte del techo también está en contacto con el agua freática y del mismo cuelgan esbeltas estalactitas. El techo es de morfología abovedada y en algunos salones es como una semiesfera hueca, forma peculiar de las cuevas tipo Aston en su fase Diamante.
1- Antonio Núñez Jiménez: “Clasificación Genética de las Cuevas de Cuba”. Departamento de Espeleología, Instituto de Geografía de la Academia de Ciencias de Cuba, edición provisional, pp. 98-149, 1967. Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 122, Cuba, 26 de junio de 2014.
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Cuba pasaje a la naturaleza (LXXVIII) Por: Pedro Luis Hernández Pérez Jorge Freddy Ramírez Pérez Miembros Ordinarios de la Sociedad Espeleológica de Cuba Antonio Núñez Jiménez y su obra “Clasificación Genética de las Cuevas de Cuba” Cueva de Paredones 1 La cueva se localiza en las coordenadas 327-259, en la hoja 3684-I (antigua finca de Paredones, en el año 1967 perteneciente a la Granja del Pueblo “El Vaquerito”, barrio de Ceiba del Agua, actual provincia de Artemisa. La boca de la cueva, abierta en el fondo de una dolina, está situada a 90 m de la carretera de Ceiba del Agua a Alquízar. Dicha espelunca se ubica a 2 km al NW ¼ N de la cueva de Quintanal. Se abre en la Llanura Cársica Meridional a unos 50 m sobre el nivel medio del mar, a pesar de su poca altura está alejada a 18 km del litoral meridional, por lo que el nivel freático se encuentra más profundo que en la localidad de Aston o Juanelo, zonas que se encuentran mucho más cerca de la ciénaga litoral o del mismo mar y a una altitud mucho menor, 15 m, en la localidad de la cueva del Diamante (Aston) y 9 m en Juanelo Piedra. La zona de Paredones está erizada de diente de perro y horadada por casimbas y pequeños huecos casi cilíndricos que tienen como promedio 6 cm de diámetro. Se ven numerosos embudos de infiltración y dolinas muy desdibujadas por la disolución. Entre el diente de perro se ve la tierra
roja. Esta penetra al fondo de las cuevas y dolinas, transportada por las lluvias, independientemente de la tierra que se forma por descalcificación en el interior de las cavidades y demás formas huecas. En la roca caliza de la cueva descubrimos un diente fósil de Charcharodon megalodon, típico de los grandes tiburones del mioceno. La cueva de Paredones representa la fase del tipo Aston en que la cueva se ha desarrollado notablemente en forma de galería, la que ya ha sido desaguada, hallándose sobre el nivel freático (si se exceptúa su parte final a más de medio kilómetro de la boca de la entrada principal). El plano de la cueva de Paredones la muestra en forma de galería más o menos rectilínea, orientada en términos generales de NE a SW, por una distancia total de 580 metros. Aunque las formaciones secundarias han enmascarado en parte la morfología original de la cueva, se ve claramente que la galería no es muy regular, como suele verse en los cauces fluviales subterráneos, los salones presentan formas irregulares, con tendencia a las formas ovaladas, salvo la galería Final, que tiene morfología de túnel, 136 m de largo, en cuyo final se ve el nivel freático, donde viven peces ciegos Los salones de la cueva de Paredones a pesar de las
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alteraciones sufridas por una larga evolución, todavía recuerdan algo de la morfología original y se parecen aun a las cámaras subterráneas del tipo Aston que en su juventud eran circulares u ovaladas, y que al unirse en forma de rosario con otras grutas semejantes constituyeron las largas cuevas en forma de galerías como se ve en la cueva de Juanelo Piedra. A lo largo de toda la galería de la cueva solamente se ven unos pocos salones laterales al eje central de la misma: el salón Escondido, de forma ovalada, que se encuentra al mismo nivel que dicho eje, lo que demuestra que se formó al mismo tiempo que el resto de la cueva. En la pared opuesta a la de este salón se abre otro más pequeño, formando ambos como un crucero de galerías, único caso en toda la cueva de Paredones. El salón Escondido visto en sección muestra un piso estructural intermedio, casi destruido, es decir, forma dos cámaras superpuestas; la superior se prolonga en chimenea irregular hacia arriba. El salón superior debe haberse originado antes que el inferior; este debe su formación al ocurrir el descenso del nivel freático. En otros pocos lugares de Paredones se ve esta superposición de salones. La prolongación hacia arriba en forma de irregular chimenea es muy común en Paredones; por estos conductos inclinados e irregulares a veces penetra el agua cargada de tierra roja. Estas chimeneas de origen vadoso parecen formarse a partir de un domo o campana de disolución que en ocasiones alcanza el exterior y es la primera fase para constituir después una dolina. Las aguas de lluvia, al penetrar por tales chimeneas
alteran las formas originales y los primitivos domos se transforman en conductos más irregulares, muchas veces inclinados. Vista en sección longitudinal la cueva muestra un perfil casi horizontal (piso de la cueva) con ligera inclinación hacia el rumbo SW, siguiendo la pendiente general de la llanura cársica que es coincidente con el buzamiento estratigráfico, es decir influido por la estratigrafía regional. La cueva está formada por una sucesión de salones abovedados contiguos unos a los otros, recordando esta morfología sólo muy ligeramente a los salones hemisféricos de las fases originales del tipo Aston. Al desarrollarse hacia arriba por efecto de la disolución, tales salones abovedados alcanzan la superficie para formar claraboyas, a veces se ha desplomado la precaria bóveda originándose conos de derrumbes, como se ve en los salones de los ídolos y de la catedral y otros que alcanzan 10 m de alto. En los techos se observan algunas “campanas de disolución a partir de diaclasas”; en las paredes se notan “cilindros de disolución” y también “huecos espongiformes”. Las secciones transversales de la cueva muestran generalmente bóvedas en forma de media luna, es decir arcos convexos (techos) con una base (piso) bastante recta. Este piso original no puede estudiarse bien porque está casi siempre enmascarado por los depósitos de tierra roja o por los derrumbes. Tales secciones en arcos son típicas de las cuevas freáticas, es decir originadas por la disolución de las aguas más o menos en reposo y no
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por las aguas corrientes o turbulentas. Parte del piso de la cueva de Paredones se ve ocupado por gruesos depósitos de tierra roja. Estos depósitos han sido cortados en forma de valle por las ocasionales corrientes que se forman después de los grandes aguaceros. El perfil de estos valles excavados entre la tierra roja a veces presenta una morfología en terrazas, correspondiéndose las formas del lado izquierdo con las del derecho. La galería de los fósiles muestra la típica sección en arcos, pero en la parte septentrional el techo presenta hacia arriba dos conductos o chimeneas que se pierden en la masa rocosa; tales conductos penetran las aguas después de grandes aguaceros. A veces los perfiles transversales dejan ver en ambas paredes opuestas los típicos “nichos de lagos fósiles” En el salón de los Ídolos en la parte inferior, dos nichos de lagos fósiles encima de la bóveda que en su parte superior presenta otros dos nichos cuya bóveda ha sido destruida por la claraboya del Pozo. Debajo de esta, se alza el cono de derrumbe, es decir, todos los factores de las cuevas del tipo Aston.
En esa misma sala se observan varias esbeltas estalagmitas con rostros humanos (ojo, boca, nariz) tallados por manos no muy artísticas. En nuestra exploración de 1943 los campesinos nos contaron que eran obras de los negros esclavos que celebraban ceremonias en este salón. Advertimos que sobre una de las cuatro estalagmitas talladas, y con posterioridad a nuestras primeras exploraciones, manos contemporáneas nada cultas alteraron los rasgos primitivos dañándolas irreparablemente.
En el salón de la Gubia, ya que en las primeras exploraciones apareció ese instrumento de caracol Strombus, contiguo a la dolina de la entrada se ven bien claro dos amplias grutas o nichos superpuestos a la galería principal de la cueva, lo que nos indica en general tres estadios de la disolución freática. Estos nichos colgados, unos sobre otros, son muy característicos de las cuevas tipo Aston y en general de las grutas formadas por disolución freática, en que cada prolongado estacionamiento de un nivel freático produjo un nicho lateral (nicho de lago fósil), que quede desaguado al ocurrir el hundimiento del referido nivel, descenso que al estacionarse nuevamente originó otras galerías. Si nos fijamos en el dibujo de la sección del salón de la Gubia se distinguen claramente estos nichos de origen freático, su parecido con el tipo Aston en su fase primigenia es bastante notable. Sobre el techo del salón de la Gubia se ven tres claraboyas por una de las cuales sale el tronco de un jagüey, un árbol evidentemente espeleofílico y que debe haber influido poderosamente en la génesis y control de las morfologías de las cuevas cubanas. Parte del techo, paredes y piso de la cueva de Paredones están tapizado por formaciones secundarias: estalactitas, estalagmitas, mantos, perlas de cueva, etc. Algunas estalagmitas crecidas a veces sobre los derrumbes de la galería de la Catedral han sufrido una redisolución que ha alterado extrañamente sus formas originales, llegando en ocasiones hasta hacerlas desaparecer. Esta acción destructiva por la vía química se debe principalmente a factores biológicos como la presencia de guano de
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murciélago y a los orines y a los propios cadáveres de dichos quirópteros. Algunas estalagmitas terminan en forma de cresta de gallo, muy blancas. Su goteo procede desde muy alto.
Las perlas de cuevas, completamente esféricas y pulidas se localizaron en el interior de las represas levantadas levemente sobre el suelo calcáreo. A 444 metros de la dolina de entrada, la cueva cambia su morfología. De una cueva amplia en que la anchura promedio es de 20 m y la altura de la bóveda a veces es de 7 m, en la galería final se reducen a unos 2 o 3 m de ancho, por 1 o 1,5 m de altura. Desde el comienzo de este túnel de 136 m de largo se observa una diaclasa casi vertical en medio del mismo que sirvió de guía a las aguas freáticas para su formación. Solo unas pequeñas estalactitas adornan su techo y paredes en contraste con las opacas y grandes formaciones secundarias de las restantes galerías. El aspecto cristalino de las estalactitas de la galería final se debe a la quietud del medio ambiente de la misma (es un túnel estático desde el punto de vista anemométrico) en contraste con el resto de la cueva, perforada por varias claraboyas que la convierten en una espelunca dinámica, con corrientes de aire, etc. El túnel final es de superficie muy irregular. En el piso se ven curiosos huecos como de unos 30 cm de diámetro. Durante la exploración realizada el día 12 de junio de 1954 (época de lluvias) observamos que en alguna parte de la galería Final fluían pequeños hilos de agua que iban a morir en el lago freático, es
decir, que dicha galería, si se formó freáticamente, hoy recoge las aguas vadosas infiltradas y por lo tanto sirve de pequeñísimo cauce estacional. No existe en toda dicha galería un tramo liso de paredes techo o piso. Todo allí se ve agujereado, irregular. Es también notable la presencia en la galería Final, especialmente cerca del salón de los Derrumbes como de unas estalactitas geoides circulares muy achatadas, de unos 30 cm de diámetro y unos 12 de alto que se muestran estructuralmente formadas por capitas concéntricas como las cebollas. Tales capitas son cristalinas, de fosforita de color achocolatado brillante y recuerdan algo a las formaciones “fungiformes” descubiertas por nosotros en las cuevas de Caguanes. En las paredes, formando un nivel muy nítido, se observan restos de fosforitas a lo largo de esta galería. Formados igualmente de fosforitas se ven en muchas partes principalmente junto al techo “estratos” que a veces buzan 14o al W, constituídos por finas capitas de ese mineral oscuro. Hay partes del piso, formado por roca estructural caliza, que al partirlo se ve en su estructura interna zonación de fosforita arriba y más abajo la caliza pura, sin alteración fosforítica. Como la fosforita se forma en las cuevas por el contacto prolongado entre el carbonato y el guano de murciélago, es de creer que las formaciones fungiformes fosforíticas descubiertas por nosotros en esta cueva se hayan originado cuando la galería Final se hallaba inundada de agua y en este medio
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líquido había fosforita en disolución que se nucleó alrededor de una estalactita o de un saliente del techo, concrecionándose concéntricamente como las capitas de una cebolla. Los estratos de fosforitas mencionados más arriba debieron originarse sobre depósitos más o menos planos de guano o tierra con guano.
todas las formas estudiadas en el tipo Aston. La caliza regional de toda la cueva de Paredones no se muestra muy estratificada, más bien en términos generales es masiva, salvo en el salón de los Ídolos donde se ve buzar 12o al SW.
En el lago freático localizado donde termina la galería Final viven peces y camarones ciegos.
La morfología de la galería Final difiere mucho de 1- Antonio Núñez Jiménez: “Clasificación Genética de las Cuevas de Cuba”. Departamento de Espeleología, Instituto de Geografía de la Academia de Ciencias de Cuba, edición provisional, pp. 98-149, 1967. Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 123, Cuba, 30 de julio de 2014.
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Cuba pasaje a la naturaleza (LXXIX) Por: Pedro Luis Hernández Pérez Jorge Freddy Ramírez Pérez Miembros Ordinarios de la Sociedad Espeleológica de Cuba Antonio Núñez Jiménez y su obra “Clasificación Genética de las Cuevas de Cuba” Sumidero del río San Antonio de los Baños1 Existe en la obra ya citada del Dr. Antonio Núñez Jiménez que no pertenece a las cuevas tipo Aston como él las clasificó, pero que sí son parte de la provincia de Artemisa, territorio por el cual hoy se mueven las exploraciones de los autores de estos artículos. En el número 86 de El Explorador se hizo un recorrido por el territorio de San Antonio de los Baños y no se profundizó en el tema de la cueva fluvial del río de esa localidad; no queremos dejar de citar el libro “Clasificación Genéticas de las Cuevas de Cuba”, sin dejar de mencionar lo que al respecto escribiera Núñez: El sumidero del río San Antonio de los Baños constituye un subtipo del “Cuyaguateje”.2 Este carso no está formado por el carso cónico como en la sierra de los Órganos, sino por una llanura cársica de estructura casi horizontal con ligero y general buzamiento hacia la costa sur. El San Antonio de los Baños no presenta un evidente resolladero, aunque sí un bien definido sumidero, pues hasta ahora nadie ha podido explorar esta espelunca. El ponor de entrada del río se localiza en las coordenadas 462-404 en la hoja 3784-VI a una altitud de 50 m sobre el nivel medio del mar. Dicho sumidero se encuentra en el interior del pueblo de San Antonio de los Baños. Se abre en la Llanura
cársica Meridional, región fisiográfica HabanaMatanzas. El río San Antonio de los Baños nace en la margen suroriental de la laguna cársica de Ariguanabo. La laguna, por el contrario, por la margen oriental vierte sus aguas al arroyo Govea que corre casi de este a oeste. El San Antonio de los Baños o Ariguanabo, después de fluir 5 km al sur de la laguna hace la sumersión en el ponor. La laguna de Ariguanabo, que en ocasiones se seca completamente, es un curioso accidente geográfico: Tradicionalmente se ha considerado la laguna de Ariguanabo como la más extensa de Cuba; pero esta ha ido disminuyendo de caudal y extensión a medida que se taló la zona y se extrajo de su cuenca agua para el abastecimiento de industrias y ciudades. En la sequía de los años 1961-62, una de las más desastrosas acaecidas en Cuba, esta laguna quedó completamente seca. Tiene 8 km de largo de este a oeste y 2,5 km en su parte más ancha. La laguna de Ariguanabo, de forma larga y estrecha, está situada en la provincia de La Habana, a 3 km al sureste del extremo oriental de la sierra de Anafe. Sus aguas se encuentran a 60 m sobre el nivel del mar. Ocupa la cima de un pequeño anticlinal erosionado constituido por rocas calizas del oligoceno.
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Poco antes de que el río penetre en la caverna, ha sido represado para operar una antigua fábrica de levadura. La caverna es poco conocida y no se sabe a dónde van a brotar sus aguas. El naturalista Ramón de la Sagra al tratar de este interesante lugar dice que el río “parece correr subterráneamente pues en el punto de la costa llamado Cagío brota una considerabilísima cantidad de agua” y más adelante agrega que “estas corrientes subterráneas se perciben en todos los pozos de la región”. En realidad los pozos captan el manto freático que solo en mínima parte es alimentado por el río San Antonio de los Baños. Los doctores Massip e Ysalgué exponen que es posible que el manantial llamado Catorce Arrobas, situado a poca distancia del litoral de Quivicán y de bastante caudal, sea la desembocadura submarina de río Ariguanabo. En toda esa región de la Llanura Cársica Meridional, son frecuentes los potentes manantiales, como el llamado “Ojo de Agua” en Guanímar, no lejos de la costa meridional de La Habana. Sabemos que en la década del 40 el Dr. Guillermo Lage realizó pruebas con fluoresceína para conocer el resolladero del mencionado río, sin obtener resultados positivos. Es posible que sus aguas fluviales subterráneas se rieguen entre los estratos de la llanura cársica y no resuellen en parte alguna definida, sino que engrosen el caudal freático regional. El sumidero está situado entre rocas calizas del mioceno. No podemos aportar una descripción de la caverna
porque su exploración es en extremo dificultosa ya que su boca se halla tapiada por una espesa capa de plantas acuáticas introducidas por el río en el ponor, materia vegetal muy compacta. En ocasiones el río fluye por debajo de esa capa.
El sumidero se abre en medio de la llanura porque el río ha excavado un estrecho valle en esta para seguir su curso subterráneo al pie de una gran ceiba. La boca tiene 6,30 m de altura, su anchura es de 21,80 m. El río corre a 9,70 m por debajo de la superficie de la llanura. La forma de la bóveda es como de media luna y la pared posterior a solo 6 m de la boca se muestra sifonante. En algunas partes de la superficie caliza se distinguen huellas de borrosos scallops. El río después de correr subterráneamente por espacio de más de 200 m, reaparece por un resolladero de casi iguales características que el sumidero descrito, pero el río no sale por esta boca, sino que sigue fluyendo por una galería inferior con rumbo al ESE. Frente a esta boca, en la llanura cársica se ve un pequeño valle seco de más de 5 m de ancho por unos 2 m de profundidad con su fondo formado por calizas con diente de perro y casimbas.
Este valle superior que se dirige al oeste-suroeste es continuación del curso subterráneo del río Ariguanabo, solo es utilizado por la corriente en épocas que la cueva se inunda totalmente y las aguas al subir de nivel alcanzan el citado valle superficial, por donde corren hasta formar una laguna ocasional a pocos cientos de metros del resolladero. Cerca de dicho resolladero las paredes del valle muestran huellas que nos permiten suponer que este
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se formó en parte por desplome de las bóvedas subterráneas, pues en la margen oriental se ve dentro de la masa caliza una campana de disolución. El resolladero (coordenadas 461-403 de la hoja 3684-I) es utilizado por un matadero para echar en él sus desperdicios, los que ocupan casi toda el área
visible de la caverna, de manera que la pudrición y la pestilencia, unidas a las heces fecales que vierten las aguas de albañal en esta cueva, casi imposibilitan su exploración. Los estratos calizos en el resolladero buzan 20o al oeste.
1- Antonio Núñez Jiménez: “Clasificación Genética de las Cuevas de Cuba”. Departamento de Espeleología, Instituto de Geografía de la Academia de Ciencias de Cuba, edición provisional, pp. 98-149, 1967. 2- Al respecto Núñez expresa con el nombre de “Cuyaguateje” a un tipo muy numeroso de cavernas fluviales que principalmente se localizan en la sierra de los Órganos, donde la morfología del carso cónico es tan característica. Se trata de cuevas excavadas en la roca caliza por ríos que en su mayoría son alóctonos, nacen como el prototipo (río Cuyaguateje), en las lomas arcillosas de la formación San Cayetano para bajar por valles normales que lo conducen a una polja marginal, para después perforar subterráneamente las laderas verticales de los mogotes y salir de nuevo al exterior, bien a otra polja o a una llanura cársica marginal. Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 124, Cuba, 29 de agosto de 2014.
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La geografía de Cuba quemada. Sinopsis de los hechos y consecuencias Por: Ángel Graña González Miembro Ordinario de la Sociedad Espeleológica de Cuba La primera nota sobre esta obra se publicó en la prensa el 14 de agosto de 1954, en el diario cienfueguero La Correspondencia, Efraín Iznaga escribiría: “El tesoro editorial cubano acaba de enriquecerse con la publicación de un magnífico texto sobre Geografía de Cuba, del Dr. Antonio Núñez Jiménez, adaptada a los programas de Bachillerato”. ¿Y después qué ocurrió?, que motivaría acaloradas protestas: sencillamente la desaparición de este texto que fuera incautado de la librería por un grupo de militares al mando del Primer Teniente José de Jesús Castaño y Quevedo, quien con un grupo de policías recogió de la Librería “Casa Lorié” los libros que allí existían para la venta de “Geografía de Cuba” del Dr. Antonio Núñez Jiménez. ¿Cuál fue la causa verdadera que originara esta medida monstruosa y de atentado contra la cultura y la libertad de expresión de un país? Muy sencillo, se publicaba un libro que servía de texto a las nuevas generaciones, en el que no solo se explicaban temas geográfico-históricos, sino en el que se denunciaban todos los abusos y latrocinios que sufría el pueblo cubano y en el que, por primera vez, aparecían impresas palabras como latifundio, imperialismo, desalojo. Eso no lo podía permitir el dictador Fulgencio Batista, que no solo violó la Constitución cubana de 1940 al llegar al poder por un golpe de estado, sino que en esos momentos ahogaba sangrientamente cualquier manifestación en contra
de su régimen. La orden “desaparecer semejante libro”.
fue
perentoria:
El informe oficial del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), del 17 de enero de 1955 dice: La obra fue redactada en la Cátedra de Geografía de la Universidad de La Habana. Está inspirada y orientada en la tesis nacionalista del Dr. Salvador Massip, colaborador del Dr. Núñez en la obra. La Editorial Lex convino en imprimir 3 000 ejemplares, Ha entregado al Dr. Núñez 2,283 ejemplares. Se ocuparon 717 y el plomo del linotipo. En la “Librería Lorié” se ocuparon 11 ejemplares; en “La Moderna Poesía” 42, y 3 en la “Librería Cervantes”, en la “Minerva” se habían agotado. Hay distribuidos muchos en el interior y, en particular, en la “Librería Renacimiento” de Santiago de Cuba. El mismo 17 de enero en el que secuestraron los libros de la “Casa Lorié”, el propio teniente Castaño se presentó en la Editorial Lex que dirigía el Dr. Mariano Sánchez Roca, a ocupar los libros allí existentes, llevarse los grabados de la obra, así como el plomo utilizado en la impresión, siendo informado el Dr. Roca que los libros serían quemados. Igual situación había sufrido Europa durante la Segunda Guerra Mundial cuando Hitler y sus hordas quemaron los libros de los países ocupados por los nazis. Al mismo tiempo, los sicarios asaltaron la casa del Dr. Núñez Jiménez y
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se llevaron de su biblioteca privada, un único ejemplar de esa obra, dedicado por él a su pequeña hija Olimpia. José Pardo Llada, en el Diario Nacional denunciaba el 21 de enero el asalto a la Editorial Lex por los esbirros de Batista, y la sustracción de los libros. El 22 de enero, en el periódico de Marianao, El Sol, el periodista y escritor Imeldo Álvarez, denunciaba el hecho. Poco después, el Ministro de Educación del régimen batistiano dicta la Resolución Ministerial número 07594 de fecha 30 de enero de 1955, en la que en sus Por Cuantos dice: “Segundo: Prohibir su uso, como texto, obra de consulta o material de lectura en las escuelas, Institutos, Centros Medios, o en las instituciones privadas incorporadas, o simplemente sometidas a la inspección de los funcionarios técnicos del Ministerio” y lo firma el propio Ministro de Educación Dr. José López Isa. Esto sucede casi 15 días después de ser recogidos los libros en la “Casa Lorié” y otras librerías, a escasos días del Aniversario XV de la Sociedad Espeleológica de Cuba, institución fundada por el Dr. Núñez Jiménez el 15 de enero de 1940 cuando tenía solo 16 años de edad. Las protestas continúan. Vanguardia, Órgano Oficial del Consejo Directivo de Maestros y Equiparados de Las Villas, en su edición de febrero de 1955 (número 32 año IV), publica la protesta del Colegio Provincial de Maestros por la ocupación del libro “Geografía de Cuba”. Los alumnos de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas también alzan sus voces y el Consejo de esa universidad acordó protestar contra la actuación del Servicio de Inteligencia Militar al ocupar los ejemplares de esa obra que constituye un acto de restricción a la libre expresión
del pensamiento así como señala también que no existe razón alguna que impida considerarla como obra rigurosamente científica y recomendable como texto de estudio sobre la materia que comprende. Estas noticias aparecieron en el periódico Información del martes 22 de febrero de 1955. Ulises Carbó, director de Prensa Libre, publica el 19 de marzo de 1955 una entrevista realizada al Dr. Antonio Núñez Jiménez donde este manifiesta que “El deber de un maestro es decir siempre la verdad” y continúa diciendo: “Mi libro fue secuestrado al amanecer del día 17 de enero de este año. Dos miembros de la fuerza pública entraron en mi hogar y una docena de ellos fueron a la casa editora. En horas de la mañana se dirigieron a las librerías requisando la totalidad de los que estaban en venta, se los llevaron sin pagar su importe... seis mil pesos que constituían todos mis ahorros y muchos años de labor compilatoria deshechas en pocas horas”. La protesta estudiantil universitaria no se haría esperar y su comité creado en el Alma Mater universitaria, llamado Comité de Defensa de la Libertad de Expresión, regido por el presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), José Antonio Echeverría, denunciaría fuertemente el monstruoso acto, catalogando a su autor de joven científico y miembro de la Sociedad Geográfica de Cuba y lanzando como tarea inicial una encuesta pública para levantar fondos que sirvieran a Antonio Núñez Jiménez para resarcir las pérdidas sufridas por la desaparición de la edición. La prensa de la época, en sus ediciones del 17 de marzo de 1955, reseñaría el hecho y la participación acusatoria del
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propio José Antonio. El Buró de Represión de Actividades Comunistas (BRAC) sale a combatir la colecta. El teniente José Castaño informa a sus superiores: Asunto: tentativa colecta popular para reeditar la Geografía de Cuba, cuyo autor es el connotado líder juvenil marxista Dr. Antonio Núñez Jiménez. Un grupo de intelectuales izquierdistas y extremistas, entre ellos Carlos Rafael Rodríguez, Juan Marinello, Salvador Massip, Francisco Carone y Vicentina Antuña, han logrado que la FEU recogiera la idea de constituir en el seno de la propia FEU, un llamado Comité de Defensa por la libre Expresión del Pensamiento, para organizar protestas ciudadanas contra la acción represiva supuestas del Gobierno contra profesionales, estudiantes e intelectuales en sentido general. Un grupo de jóvenes marxistas, estudiantes permanentes de la Universidad como el hijo del Dr. Massip, José Massip Ysalgué (dirigente comunista), Alfredo Guevara, Marx Lesnick y otros han hecho un llamamiento popular por una colecta para reeditar en la imprenta de la Universidad la Geografía de Cuba de Antonio Núñez Jiménez. Aparecen otros criterios, como el del ciudadano Pedro Jiménez Gutiérrez, de la Víbora, en la columna Nuestros Lectores Dicen del periódico Prensa Libre, quien expone: Señor Director: Hay un libro de geografía que ha sido puesto este año, como libro de texto en no pocas escuelas, y que realmente pone muy mal el nombre de Cuba, caso de que este libro llegase al extranjero. Es verdad que el libro en cuestión
tiene magníficas fotos de paisajes cubanos, y está hecho con una impresión impecable, pero pone al guajiro cubano y algunos aspectos de la vida nacional, como verdaderas miserias, cuando todos sabemos que si los cuadros de pobreza existen, como existen en cualquier parte, no es una cosa general, y mucho menos para ponerla como algo definitivo en Cuba. El libro a que me refiero, señor Director está aprobado para el programa de Tercer año de Bachillerato. Hay que tener mucho cuidado con estas cosas. Creo que lo más cierto que dice el Sr. Pedro Jiménez es que no se puede exponer como algo definitivo la pobreza en el campo cubano, por eso a partir del 1 de enero de 1959, con el triunfo revolucionario, todo cambiaría. El 30 de enero de 1955, la revista Bohemia publicó un artículo de Jorge Mañach titulado “Decomiso de libros y cuarentena de ideas” y en él denuncia no solo el caso de la “Geografía de Cuba”, sino también el allanamiento de la casa de Carlos Rafael Rodríguez, donde ocuparon de su biblioteca 3 700 ejemplares. El 12 de febrero el Dr. Mañach publica en la sección “Relieves”, del periódico Diario de la Marina la nota titulada “ El autor se defiende” y en ella Núñez Jiménez dice: De las cartas escritas por mí, la que recuerdo más es la que, tras la quema de mi libro Geografía de Cuba por las fuerzas militares de la tiranía de Fulgencio Batista el 17 de enero de 1955 y publicada en la sección “Relieves”, del profesor Jorge Mañach, en el periódico Diario de la Marina el 10 de febrero de aquel año, dice: “ Mi tan estimado profesor: En el día de hoy he
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podido leer en el Diario de la Marina la carta que usted dirige al señor Luis G. Mendoza, y que se refiere tanto a su artículo “Decomiso de libros y cuarentena de ideas” (publicado recientemente en la revista Bohemia) como a mi libro “Geografía de Cuba”, el cual ha sido destinado, ilegal y arbitrariamente, a la pira que trata inútilmente de destruir las ideas y la libertad misma del pensamiento. Como mi libro ha alcanzado tanta resonancia, debido principalmente a su ocupación por el SIM, quiero exponer aquí algunos datos sobre el mismo. Escribí esa obra después de recorrer a pie, mochila al hombro, todo el archipiélago cubano, desde las azules cumbres del Turquino hasta los abismos de sus cavernas más notables, desde el Norte hasta el Sur, de Isla de Pinos a Cayo Romano. En el largo peregrinar por montes y valles, por las guardarrayas de los centrales azucareros, por los míseros bohíos perdidos entre la serranía, pude ver una realidad social mucho más dramática, triste y bochornosa que la expuesta en los capítulos de la Geografía Humana de mi libro. Créame el doctor Mañach y también el señor Mendoza, que un día de 1944, al pie del Cerro de Cabras, en la casi feudal Pinar del Río, vi a un campesino pagar con su única vaca la visita de un médico que venía a consultar a su hijo moribundo. En Camagüey presencié el desalojo campesino de muchas familias, y entre ellos vi guajiros ancianos sobre cuyos pechos colgaba la medalla del Ejército Libertador. Esos casos no son particulares. El campo entero es un escenario de niños parasitados, de hombres famélicos, de mujeres desnutridas, de campesinos sin tierras, de seres humanos sin esperanza. Y
ésta es una verdad tan grande que en los propios Censos Oficiales de la República se destaca estadísticamente. Coincido con el señor Mendoza cuando afirma que mi libro “puede ser muy útil para personas mayores”, pero estoy en desacuerdo con él cuando dice que a los niños y a los jóvenes no debe enseñárseles esa terrible verdad social de nuestra Patria, que debe explicárseles otra cosa. Yo creo que la más alta función de un Maestro es siempre decir la verdad, aunque decir esa verdad le acarree la cárcel o el despojo de su cátedra. De lo contrario no sería un Maestro. Ocultar la verdad no es de hombre entero y vertical. El Maestro que por defender su pan mienta no es un Maestro. Es un ganapán. Y yo prefiero cualquier sacrificio a sacrificar mi deber tal como lo entiendo. Yo no tengo ninguna americanofobia, como dice el señor Mendoza en la carta que le escribe. Para el pueblo de los Estados Unidos tengo el mismo amor que para todos los pueblos de la tierra. Lo que sucede es que yo no puedo aplaudir en las páginas cubanas de mi libro la intervención norteamericana en los asuntos de mi Patria. No puedo elogiar la actitud del Ejército norteamericano al prohibir al general García en 1898 su entrada gloriosa al frente de sus mambises cuando Santiago de Cuba cayó bajo el heroísmo de nuestro Ejército Libertador. No puedo ver con buenos ojos de cubanía el bochorno que representó al ideal martiano de la Independencia Nacional la funesta Enmienda Platt. No me hace feliz, como cubano, la realidad de que los recursos naturales, las tierras y las riquezas más valiosas de mi Patria sean
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propiedades extranjeras. Y eso son tópicos de Geografía Humana y Política que no podía dejar de tocar en mi libro. Es más, el programa oficial de la asignatura “Geografía de Cuba” exige que se expliquen temas como los siguientes: “Latifundismo en Cuba”, “Capital extranjero”, “Carácter colonial de nuestra economía”... Mi libro ha sido secuestrado porque en el tema del latifundismo digo que existe; porque en el tema del capital extranjero repito que es opuesto a la mejor formación de nuestra nacionalidad por lo que acarrea en la merma de nuestra depauperada soberanía; porque en el tema del carácter colonial de la economía cubana digo la verdad monda y lironda, aunque yo en mi libro hablé de “economía semicolonial”. Fíjese el doctor Mañach que en esto fui más conservador que el propio programa Oficial del Bachillerato de nuestro Ministerio de Educación. Antes de terminar estas líneas apuradas, deseo transcribirle a usted, a quien tanto agradezco la protesta que ha realizado contra el abuso de autoridad que significa la destrucción de la edición de mi libro, el acuerdo tomado por nuestro más alto centro geográfico, la Sociedad Geográfica de Cuba, acuerdo que me ha llenado de orgullo sano: “La Geografía de Cuba del doctor Antonio Núñez Jiménez es la obra más notable de Geografía publicada en el año de 1954 en nuestro país. Está esmeradamente impresa e ilustrada con numerosos mapas, diagramas y fotografías, que muestran la realidad humana y económica de Cuba. La Sociedad Geográfica de Cuba (a la cual pertenece el doctor Antonio Núñez Jiménez como socio activo y de la cual ha sido secretario)
lo felicita por la publicación de su libro, que es magnífico aporte a la Geografía de Cuba”. De usted muy afectuosamente. Pasarían los años, Núñez se convertiría en el Capitán Núñez Jiménez, se uniría al Che en la Columna 8, a finales de 1958, participaría en las últimas batallas y en la toma de Santa Clara; por orden del Che iría a pedir la rendición al Cuartel Leoncio Vidal, y junto al Guerrillero Heroico, cumple la orden de Fidel de avanzar hacia La Habana y tomar la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Luego del triunfo de la Revolución, el Gobierno Revolucionario da la orientación de publicar una nueva edición de la secuestrada y quemada Geografía de Cuba de 1954. El 19 de octubre de 1959 y ante la presencia de los comandantes Raúl Castro Ruz y Camilo Cienfuegos se presenta la segunda edición de la Geografía de Cuba y vuelve la Editorial Lex con el Sr. Roca al frente a preparar la edición. Las anteriores dificultades económicas para publicar la obra ya han desaparecido gracias a la Revolución; se amplía el texto con nuevos datos referidos a la Guerra de Liberación en la Geografía cubana; se detalla la Sierra Maestra, bastión principal de la Revolución. El comandante Raúl Castro el día de la presentación de la obra dijo: “... a principios de 1955 oíamos hablar por primera vez del joven profesor Antonio Núñez Jiménez de Las Villas, a consecuencias de la ocupación ilegal de la primera edición de esta obra que hoy todos saludamos con alegría su nueva publicación, lo que nos orgullece”. Posteriormente el Jefe del ejército,
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Camilo Cienfuegos expresó: “Si antes a esta casa vino un ejército a arrebatar y quemar este libro, hoy viene el ejército del pueblo para recibir este libro y ver en él las verdades que le dicen...” La solidaridad amiga de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, hace que se publique una edición en ruso. La República Popular China también lo tradujo a su idioma. Núñez Jiménez, tenía siempre muy claro que el teniente Castaño fue a secuestrar los libros por una orden superior del propio tirano Batista, pero esas respuestas no las corroboró hasta la década del 70 cuando llega a sus manos un ejemplar del libro de Fulgencio Batista titulado “Piedras y Leyes”, publicado en México por Ediciones Botas en 1961. Al leer el libro, Núñez se sorprendió cuando en la página 100, en la nota al pie número 4, Batista dice: Un viernes, lo recordamos bien, encontramos entre los libros (de sus hijos: Nota del editor de ese libro), una geografía de Cuba que alguien había traído ese día. La abrimos por natural curiosidad. Nos sorprendieron algunas fotografías y ciertas expresiones. Libro de texto, lo era, y autorizado por el gobierno (...) no conocíamos al autor. Era un desconocido entonces. Su nombre Antonio Núñez Jiménez (...) ni una sola fotografía edificante. Hábiles incitaciones a la juventud y al campesino hacia el
comunismo. El libelo, con pretensiones de geografía, sería desde luego recogido y retirado como libro de texto. Las ideas no mueren y Núñez nos enseñó mucho sobre eso; las ideas se mejoran y superan, del embrión de esa “Geografía de Cuba” de 1954 quemada por Batista, se hicieron varias ediciones más en los primeros años de la Revolución; también el Ministerio de Educación necesitaba libros de textos y publica para la primera enseñanza “Así en mi País”, complemento de la Geografía de 1954. El desarrollo en Cuba crece y ya no es necesario escribir en un libro de Geografía sobre el latifundio, ni sobre el analfabetismo, ni defender a ningún campesino, como aquel que tuvo que vender su única vaca para pagar la consulta de un médico para que viera a su hijo moribundo. Ahora sí hay que escribir mucho, pero sobre el desarrollo del país. Núñez redactaría, luego, una Geografía en 4 tomos, pero la semilla comenzó a nacer en 1954, siguió creciendo y ya el autor no solo piensa en un texto, sino en una enciclopedia cubana, que no podía tener otro nombre que “Cuba: la Naturaleza y el Hombre”, que contiene en la actualidad 50 volúmenes, y abarca todo su quehacer geográfico, histórico, político, social y humano, en la que como premisa está el inculcar a todos una Cultura en Defensa de la Naturaleza, a la que tanto amó y tanto estudió durante toda su vida.
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 125, Cuba, 7 de octubre de 2014.
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Antonio Núñez Jiménez. Fundaciones y primacías Por: Ángel Graña González Miembro Ordinario de la Sociedad Espeleológica de Cuba (Texto leído por el autor en el Instituto de Geografía en abril de 1998 durante la celebración de los 75 años de Antonio Núñez Jiménez) En el día de hoy celebramos los 75 años de Antonio Núñez Jiménez, cubano que ha dedicado toda su vida al estudio de su país y al cuidado de la Naturaleza, y más aún del planeta Tierra, así como a las luchas revolucionarias y el Socialismo. Decir unas palabras de alguien que tiene una obra tan vasta es muy difícil y es que Núñez Jiménez es autor de 190 libros y folletos, de 1 165 artículos en periódicos y revistas, 16 prólogos, 72 entrevistas, 15 documentales de cine y video. Por este motivo, traté de buscar en su quehacer, algo que pudiera ser expresado en una ocasión como esta y pensé en las fundaciones y primicias que han caracterizado su vida de creador. En fecha tan temprana como 1940, fundó la primera Sociedad Espeleológica de Cuba, siendo su primer presidente y al frente de la misma ha realizado importantes aportes al conocimiento geográfico de nuestro país. Esta Institución trascendería como la primera de su clase en el Nuevo Mundo. Estos estudios dieron como resultado la edición de su libro Geografía de Cuba que denunciaba los atropellos que recibían los campesinos, el desalojo y
la entrega del país a transnacionales, lo cual motivó que el gobierno del tirano Fulgencio Batista ordenara quemar este texto. Gracias a la Revolución, aquella Geografía renació como ave Fénix de entre sus cenizas. En aquel momento, en su nueva presentación, estuvieron el hoy general de ejército Raúl Castro Ruz, el comandante Camilo Cienfuegos y otros héroes de la Revolución Cubana. Núñez fue elegido secretario de la Comisión Cubana de la Unesco el 5 de febrero de 1949, siendo el delegado de menor edad. Profesor del Instituto de El Vedado y la primera persona en llegar al Pico Suecia del Turquino en 1954. Creó la primera clasificación genética de las cuevas de Cuba y el primero en hacer una clasificación del carso cubano. Fundador del periódico histórico A ntigüedades y de las revistas Islas de la Universidad Central de Las Villas, INRA , Revista A gricultura, Revista de la Sociedad Científica de Espeleología, Espelunca, Órganos oficial de la Sociedad Espeleológica de Cuba y Canoa, Órgano oficial de la Sociedad Cubana de Geografía. En sus viajes de estudio por el mundo, fue el primer cubano en llegar al Polo Norte (Estación Polo Norte 19) y, 10 años después, el primero en llegar a la
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Antártida y el primero también en sus investigaciones sobre Islas Galápagos e Isla de Pascua. Dirigió la Expedición En Canoa del A mazonas al Caribe que durante un año recorrería 20 países por las cuencas de los ríos Amazonas, Orinoco y el Mar Caribe; fundador de la Artillería Antiaérea y Terrestre del Ejército Rebelde, en 1960, así como de la Escuela de Artillería “Camilo Cienfuegos”; fundador y primer Presidente de la Comisión Nacional de la Academia de Ciencias de Cuba, donde crea los Institutos de Geografía, Geología, Oceanología, Suelos, Biología, Meteorología, de Investigaciones de la Caña de Azúcar, Investigaciones Tropicales, Energía Nuclear, Historia, Astronomía, así como las delegaciones de la Academia de Ciencias en Isla de Pinos, Santiago de Cuba, los departamentos de Arqueología, Geofísica, Botánica, Museo Histórico de las Ciencias “Carlos J. Finlay”; Museo de Historia Natural “Felipe Poey” y el “Tomás Romay” en Santiago de Cuba, así como las primeras Reservas Naturales de Caguanes, Cabo Corrientes, El Veral, Cupeyal del Norte y Jaguaní. En 1981 funda la Federación Espeleológica de América Latina y el Caribe, de la que es su primer presidente. Su labor creadora lo llevó a acuñar nuevos nombres y conceptos en el campo de la Espeleología y Carsología: Carsolito, Nivelita, Formación Fungiforme, más los conceptos de Sistema Subterráneo, Gran Sistema Subterráneo y Sistema Mayor Subterráneo. En la esfera gubernamental, fue presidente de la
primera delegación oficial del Gobierno Revolucionario a la Unión Soviética, Polonia, Checoslovaquia, República Democrática Alemana; y desde el punto de vista científico, presidió las primeras delegaciones de la Academia de Ciencias de Cuba a China, Unión Soviética, Checoslovaquia, Polonia, Rumanía, Alemania, Hungría… En muchas oportunidades oí preguntarle a Núñez Jiménez qué de dónde tenía tiempo para tener una vida autoral tan activa y productiva, y la respuesta siempre era la misma: no perder un minuto de tiempo, y aprovecharlo al máximo. Ahora, a sus 75 años de edad nos viene a la mente el joven Núñez Jiménez ascendiendo el Pico Turquino, navegando en cayuca por el Río Toa, colocando en la cima del Pico Suecia las banderas de Cuba y Suecia, conversando con los descendientes de nuestros indios en las intrincadas sierras orientales, explorando la Gran Caverna de Santo Tomás, con más de 50 kilómetros de bellas galerías, estudiando hasta el más pequeño islote de nuestro Archipiélago. Ha sido iniciador sistemático del estudio del Arte Rupestre con su libro Cuba: Dibujos Rupestres, los que continuó fundamentalmente en Perú con una obra en 4 tomos, editada por la Unesco, así como en otros países sudamericanos y el Caribe, Isla de Pascua, México, etcétera. Sin olvidar que Núñez Jiménez es el autor de todo un programa ecológico y ambientalista que se sintetiza en la expresión: “Hacia una cultura de la Naturaleza”. Su obra Cuba: La Naturaleza y el Hombre, escrita en 50 volúmenes reúne en una pieza no solo una verdadera enciclopedia de Cuba, sino una certera visión Geohistórica del Archipiélago Cubano.
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Antártida y el primero también en sus investigaciones sobre Islas Galápagos e Isla de Pascua. Dirigió la Expedición En Canoa del A mazonas al Caribe que durante un año recorrería 20 países por las cuencas de los ríos Amazonas, Orinoco y el Mar Caribe; fundador de la Artillería Antiaérea y Terrestre del Ejército Rebelde, en 1960, así como de la Escuela de Artillería “Camilo Cienfuegos”; fundador y primer Presidente de la Comisión Nacional de la Academia de Ciencias de Cuba, donde crea los Institutos de Geografía, Geología, Oceanología, Suelos, Biología, Meteorología, de Investigaciones de la Caña de Azúcar, Investigaciones Tropicales, Energía Nuclear, Historia, Astronomía, así como las delegaciones de la Academia de Ciencias en Isla de Pinos, Santiago de Cuba, los departamentos de Arqueología, Geofísica, Botánica, Museo Histórico de las Ciencias “Carlos J. Finlay”; Museo de Historia Natural “Felipe Poey” y el “Tomás Romay” en Santiago de Cuba, así como las primeras Reservas Naturales de Caguanes, Cabo Corrientes, El Veral, Cupeyal del Norte y Jaguaní. En 1981 funda la Federación Espeleológica de América Latina y el Caribe, de la que es su primer presidente. Su labor creadora lo llevó a acuñar nuevos nombres y conceptos en el campo de la Espeleología y Carsología: Carsolito, Nivelita, Formación Fungiforme, más los conceptos de Sistema Subterráneo, Gran Sistema Subterráneo y Sistema Mayor Subterráneo. En la esfera gubernamental, fue presidente de la
primera delegación oficial del Gobierno Revolucionario a la Unión Soviética, Polonia, Checoslovaquia, República Democrática Alemana; y desde el punto de vista científico, presidió las primeras delegaciones de la Academia de Ciencias de Cuba a China, Unión Soviética, Checoslovaquia, Polonia, Rumanía, Alemania, Hungría… En muchas oportunidades oí preguntarle a Núñez Jiménez qué de dónde tenía tiempo para tener una vida autoral tan activa y productiva, y la respuesta siempre era la misma: no perder un minuto de tiempo, y aprovecharlo al máximo. Ahora, a sus 75 años de edad nos viene a la mente el joven Núñez Jiménez ascendiendo el Pico Turquino, navegando en cayuca por el Río Toa, colocando en la cima del Pico Suecia las banderas de Cuba y Suecia, conversando con los descendientes de nuestros indios en las intrincadas sierras orientales, explorando la Gran Caverna de Santo Tomás, con más de 50 kilómetros de bellas galerías, estudiando hasta el más pequeño islote de nuestro Archipiélago. Ha sido iniciador sistemático del estudio del Arte Rupestre con su libro Cuba: Dibujos Rupestres, los que continuó fundamentalmente en Perú con una obra en 4 tomos, editada por la Unesco, así como en otros países sudamericanos y el Caribe, Isla de Pascua, México, etcétera. Sin olvidar que Núñez Jiménez es el autor de todo un programa ecológico y ambientalista que se sintetiza en la expresión: “Hacia una cultura de la Naturaleza”. Su obra Cuba: La Naturaleza y el Hombre, escrita en 50 volúmenes reúne en una pieza no solo una verdadera enciclopedia de Cuba, sino una certera visión Geohistórica del Archipiélago Cubano.
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También vemos al joven Núñez en sus luchas revolucionarias, presidente de la delegación cubana al Tercer Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, en Berlín, 1951; miembro de la Juventud Socialista, organizador del Frente guerrillero de El Escambray, junto al mártir de la revolución, Ramón Pando Ferrer. Lo recordamos junto al Guerrillero Heroico en la Campaña de Liberación del Centro del Cuba con los grados de Capitán sobre sus hombros, como jefe del Servicio Topográfico de la Columna 8 del Ejército Rebelde; en su misión de reunirse con el jefe militar de la ciudad de Santa Clara, sitiada, para conminarlo a la rendición, y su viaje de regreso junto al Che desde
esa ciudad hasta la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña. En los primeros años del triunfo revolucionario y junto al Comandante en Jefe, Fidel Castro, organiza la primera milicia: Los Malagones, los que serían sus guías en las exploraciones en Pinar del Río. Indudablemente, la vida y obra del Dr. Antonio Núñez Jiménez nos asombra por su ritmo y su variedad; nos sorprende por las diferentes tareas realizadas a lo largo de su fructífera vida; nos llama la atención la dedicación a una obra y nos orgullece pertenecer al grupo de compañeros que hemos estado cerca de él. .
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 126, Cuba, 13 de noviembre de 2014.
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A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
Organizaciones y leyes proteccionistas en Cuba. Lo que tenemos y disfrutamos hoy se debe en mucho al trabajo de Antonio Núñez Jiménez Por: Ángel Graña González Miembro Ordinario de la Sociedad Espeleológica de Cuba La Sociedad Espeleológica de Cuba, desde su fundación en 1940, ha realizado un plan de divulgación sobre el cuidado de la naturaleza; su presidente, Antonio Núñez Jiménez, publicó en 1968, como primer número de la Serie Espeleológica y Carsológica, editado por la Academia de Ciencias de Cuba, el trabajo titulado “Conservación de las Cavernas”, en el que expone las ideas básicas para la protección y conservación de las cuevas. En Cuba, existen antecedentes históricos de la destrucción de cavernas y es el célebre geógrafo español Miguel Rodríguez Ferrer, quien planteara sobre un acto vandálico llevado a cabo por un grupo de marinos ingleses que visitaron la famosa cueva de Bellamar, en la provincia de Matanzas, a mediados del siglo pasado: Hace poco que he leído en los periódicos de Cuba que la marinería de un buque de guerra inglés se había permitido hacer grandes destrozos en estas nuevas cuevas llamadas de Bellamar, profanando así estas bizarras creaciones de la naturaleza, cuyo acto no creo propio de hijos de una nación tan civilizada. Para tristeza de los cubanos, los actos vandálicos en cuevas del país no han cesado y todavía el desconocimiento de algunos individuos ocasiona la pérdida de verdaderos tesoros artísticos legados por
los antepasados aborígenes. La revista Bohemia de Cuba publicó, el 3 de julio de 1981, el artículo “Vandalismo en la cueva de los Generales”, donde expone: Lo que hasta hace poco era un museo natural de relevante valor arqueológico, es ahora muestra del peor vandalismo. Las originales pinturas que sobrevivieron al discursar de los siglos, manos irresponsables las destruyeron virtualmente en corto tiempo. La hermosa visión pictórica indocubana acerca de la conquista y colonización españolas, plasmada en la cueva de los Generales, ya solo queda en fotografías, calcos y descripciones, así como en el recuerdo de quienes la vieron antes de ser dañada. Trazos modernos de diversos tipos deterioran la sierra de Cubitas, Camagüey, uno de los tesoros más importantes del Arte Rupestre, ejecutados por los aborígenes en color negro con carbón vegetal: un atentado a nuestro patrimonio cultural, sancionable legalmente. Para contrarrestar estos duros golpes a las cuevas cubanas, la Sociedad Espeleológica de Cuba una vez más se pone al frente de los conservacionistas y lanza la consigna “Hacia una cultura de la Naturaleza”. Esta campaña debe
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encaminarse por dos senderos armónicos y paralelos: el amor y la sensibilidad estética hacia la Naturaleza cubana: sus paisajes, su flora y su fauna, y la mejor utilización o transformación de aquella para preservarla para las generaciones futuras, a las que debemos legar una Cuba más bella y útil para disfrute de su pueblo en todos los tiempos por venir. Toda esta tarea social de preservación de las cuevas y la naturaleza en general tiene el apoyo del Estado Cubano, el que el 4 de agosto de 1977 dictó la Ley No. 1, Ley de Protección del Patrimonio Cultural y la Ley No.2, Ley de los Monumentos Nacionales y Locales. Más recientemente, se crearon leyes que protegen el medio ambiente así como regulaciones y zonas donde, para poder visitarlas, es necesario previamente tener una autorización de las autoridades competentes. Veamos ahora algunos de los artículos más importantes de las referidas leyes. En su Artículo 1, la Ley 1 expone: La presente ley tiene por objeto la determinación de los bienes que, por su especial relevancia en relación con la arqueología, la prehistoria, la historia, la literatura, la educación, el arte, la ciencia y la cultura en general integran el Patrimonio Cultural de la Nación, y establece medios idóneos de protección de los mismos. La Ley No. 2 también en su Artículo 1 expresa: Se entiende por Monumento Nacional todo centro histórico urbano y toda construcción, sitio u objeto que, por su carácter excepcional, merezca ser conservado por su significación
cultural, histórica o social para el país y que, como tal, sea declarado por la Comisión Nacional de Monumentos. La ley establece en su Artículo 1 los principios básicos para la conservación, protección, mejoramiento y transformación del medio ambiente y el uso racional de los recursos naturales, conforme a la política integral de desarrollo del país, a fin de aprovechar óptimamente el potencial productivo nacional. El artículo 2 hace importantes definiciones de los temas que abarca la ley: A los efectos de esta ley se entiende por medio ambiente el sistema de elementos abióticos, bióticos y socioeconómicos con que interactúa el hombre, a la vez que se adapta al mismo, lo transforma y lo utiliza para satisfacer sus necesidades. Las actividades dirigidas a proteger el medio ambiente y utilizar de este modo racional los recursos naturales comprenden principalmente las aguas terrestres, los suelos, la atmósfera, la fauna, la flora y los asentamientos humanos y el paisaje, así como los recursos agropecuarios, marinos, minerales y turísticos. La protección del medio ambiente y el uso racional de los recursos naturales es responsabilidad del Estado, la sociedad y el individuo, los que tienen la obligación de mantenerlos en condiciones óptimas, a fin de posibilitar la vida en un ambiente adecuado para el pleno desarrollo de sus actividades. La Ley también expresa que el medio ambiente y los recursos naturales son patrimonio común de la
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sociedad y constituyen interés fundamental de la nación, por lo que su atención integral tiene carácter obligatorio. Sobre la protección del Medio Ambiente la Ley expone: a) Conservación o transformación planificada.
b) Lucha sistemática contra las causas y condiciones que originan su contaminación, daño o perjuicio. c) Aplicación de medidas preventivas que contribuyen a la eliminación o disminución de su contaminación, daño o perjuicio, su rehabilitación cuando proceda y estatuye que dentro del Sistema Nacional de Educación deben incluirse la enseñanza de las cuestiones fundamentales sobre la protección del Medio Ambiente y el uso racional de los recursos naturales. En el Artículo 34 por primera vez en la historia jurídica de Cuba se incluyen términos carsológicos, expresando: Se prohíbe el vertimiento de escombros o basuras en las zonas cársicas, cauces de ríos y arroyos, cuevas, sumideros, depresiones del terreno y drenes, a fin de prevenir el peligro de inundaciones y evitar problemas sanitarios, ya que perjudican el normal escurrimiento o infiltración de las aguas pluviales y fluviales. Entiende la Ley por paisaje, el entorno geográfico, tanto superficial como subterráneo y subacuático, cuyos componentes, naturales o creados por el hombre reúnen características funcionales y estéticas que integran una unidad definida. Como vivo ejemplo de la protección de un paisaje
geográfico, Cuba ha declarado Monumento Nacional al famoso Valle de Viñales, Pinar del Río. La Resolución No. 4 de la Comisión Nacional de Monumentos declaró Monumento Nacional al Valle de Viñales, el 27 de marzo de 1979:
POR CUANTO: En el Municipio de Viñales, provincia de Pinar del Río, coinciden extraordinarios factores geológicos, fisiogeográficos y biológicos, entre los que se destacan las elevaciones conocidas por Alturas de Pizarras formadas por las rocas más antiguas de Cuba y las Islas del Caribe, así como por los mogotes de la Sierra de los Órganos, formaciones geomorfológicas extraordinariamente singulares en el Planeta, constituidas por rocas calizas contentivas de fósiles del Período Jurásico como los Ammonites, Plesiosaurios y otros. Existen también especies botánicas muy valiosas, como la Microcycas calocoma, llamada popularmente con el nombre de “Palma de Corcho”, sobreviviente del Período Carbonífero y, entre otros atractivos, Viñales presenta bellezas naturales únicas en el mundo que hacen de la zona, especialmente de este Valle, un lugar de excepcional valor desde el punto de vista científico y estético. POR CUANTO: El poblado de Viñales, fundado en la primera mitad del siglo XIX, en el valle del mismo nombre, conserva numerosas construcciones de valor histórico y arquitectónico, así como notables ejemplos de arquitectura popular, en tanto que su desarrollo urbano se ha enmarcado armónicamente dentro del paisaje del valle.
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POR CUANTO: Se hace necesario conservar estas áreas naturales y arquitectónicas para el conocimiento y disfrute de las generaciones actuales y futuras, al tiempo que debe promoverse su desarrollo acorde con los valores antes mencionados. POR CUANTO: La Comisión Nacional de Monumentos, en sesión del día 27 del mes de marzo del año 1979, analizó y valoró los aspectos antes expuestos. POR TANTO: En uso de las facultades que le están conferidas por el inciso 3) del Art. 4 de la Ley No 2, Ley de los Monumentos Nacionales y Locales de fecha 4 de agosto de 1977, la Comisión Nacional de Monumentos: RESUELVE PRIMERO: Declarar Monumento Nacional el Sitio Natural conocido como Valle de Viñales, en el Municipio del mismo nombre, provincia de Pinar del Río. SEGUNDO: Como parte del paisaje cultural del centro histórico urbano de Viñales debe desarrollarse en armonía con la estética general del Valle de Viñales, por lo que su área urbana colonial queda incluida como parte del Monumento Nacional aquí declarado. TERCERO: Se orienta a la Comisión Provincial de Monumentos de Pinar del Río para que, de acuerdo con los lineamientos de la Comisión Nacional, se realicen las investigaciones, delimitaciones y estudios pertinentes con el fin de que el sitio natural y el centro histórico urbano, arriba mencionados, sean inscriptos en el
Registro de Monumentos Nacionales y Locales para su debida protección. CUARTO: Se derogan cuantas disposiciones se opongan a la presente. QUINTO: Notifíquese la presente Resolución al Ministro, Viceministros y Directores del Ministerio de Cultura, a las Comisiones Provinciales de Monumentos, a las Direcciones sectoriales, provinciales y municipales del Poder Popular y a cuantos más organismos y organizaciones deban conocer la misma. Dada en la Ciudad de La Habana a los 27 días del mes de marzo de mil novecientos setenta y nueve, “AÑO XX DE LA VICTORIA”.
Antonio Núñez Jiménez - Presidente Marta Arjona Pérez - Secretaria ejecutiva Comisión Nacional de Monumentos Comisión Nacional de Monumentos Poco después, en otra resolución de la referida Comisión Nacional de Monumentos se declara otro Monumento Nacional y ese honor correspondió a la muy celebre Cueva No. 1 de Punta de Este, Municipio Especial Isla de la Juventud. A continuación, la referida Resolución No. 10 del 25 de diciembre de 1979: POR CUANTO: Existen en el territorio de la República de Cuba numerosos Sitios Naturales de extraordinario valor científico y cultural que representan parte esencial del patrimonio cultural del pueblo cubano. POR CUANTO: Han sido elevadas a la Comisión Nacional de Monumentos distintas
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proposiciones para la declaración de Monumento Nacional, Sitios Naturales ubicados en distintas provincias.
de que estos Sitios Naturales sean inscriptos en el Registro de Monumentos Nacionales y Locales para su debida protección.
POR CUANTO: La Comisión Nacional de Monumentos, en sesión del 25 de diciembre de 1979, “AÑO XX DE LA VICTORIA”, analizó y valoró dichas proposiciones.
TERCERO: Se derogan cuantas disposiciones se opongan a la presente.
POR TANTO: En uso de las facultades que le están conferidas por el inciso 3) del Artículo 4 de la Ley No. 2 del 4 de agosto de 1977, Ley de los Monumentos Nacionales y Locales, la Comisión Nacional de Monumentos: RESUELVE PRIMERO: Declarar Monumento Nacional los siguientes Sitios Naturales: Punta del Este, en el Municipio Especial Isla de la Juventud, incluyendo el bosque circundante, la playa, el farallón, la barrera de corales y, en especial, las cuevas con sus valiosas pictografías aborígenes. El Farallón de Seboruco, en el municipio de Mayarí, provincia de Holguín, con sus cuevas de altísimo valor arqueológico.
El Yunque de Baracoa, en el municipio de Baracoa, provincia de Guantánamo, destacado sitio geográfico que con su forma característica es el símbolo de la Ciudad Primada de Cuba. SEGUNDO: Las Comisiones Provinciales de Monumentos y la del Municipio Especial Isla de la Juventud, de acuerdo con los lineamientos que la Comisión Nacional de Monumentos trace al efecto, realizarán las investigaciones, delimitaciones y estudios pertinentes con el fin
Dada en la Ciudad de La Habana a los 25 días del mes de diciembre de 1979, “Año XX de la Victoria”. Antonio Núñez Jiménez - Presidente Marta Arjona Pérez - Secretaria ejecutiva Comisión Nacional de Monumentos Comisión Nacional de Monumentos En 1980, se declara Monumento Nacional la cueva conocida con el nombre de El Cubano Libre, en Sao Corona, provincia de Holguín, donde se editó, durante la guerra en 1868, el periódico mambí El Cubano Libre. En 1981, a propuesta de los espeleólogos reunidos en el Simposio XL Aniversario de la Sociedad Espeleológica de Cuba, fue declarada Monumento Local la sierra de los Farallones de Gran Tierra de Moa, donde se encuentra la cueva de Moa excavada en las calizas marmóreas rosadas de la referida sierra, rodeada de rocas ultramórficas, por lo que en dicha sierra existe una flora y fauna características. En 1987, la Comisión Nacional de Monumentos, declara Monumento Nacional la Cueva de los Portales en la provincia de Pinar del Río, jefatura del Ejército Occidental durante la Crisis de los Misiles, en octubre de 1962, al mando del Comandante Ernesto Guevara de la Serna, Che. El 5 de junio de 1989, es declarada Monumento
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Nacional la Gran Caverna de Santo Tomás, Sierra de los Órganos, por sus interesantes hallazgos arqueológicos, sus más de 45 kilómetros de bellas galerías y formaciones secundarias, y haber sido allí donde se fundó por el Comandante Fidel Castro la primera Milicia Campesina de Cuba.
declarada Monumento Nacional.
En ese año también se declara Monumento Nacional la Cueva de Bellamar, Matanzas, con sus más de 3 000 m de longitud; esta cueva, descubierta en 1861 y abierta al público unos pocos años después, aún se mantiene a disposición de los turistas, quienes pueden observar sus interesantes y bellas formas subterráneas.
Es necesario aclarar que la gran mayoría de los Monumentos Nacionales y Locales que protegen sitios históricos indirectamente también protegen la geografía cubana, el Hoyo de Monterrey, famoso por el cultivo del tabaco, es un paisaje protegido; igual sucede con el Valle de los Ingenios, en Trinidad, y si se observa uno a uno siempre protegen algún paisaje campestre o urbano, como es el caso de la Casa de Martí, la Finca El Abra, o el Cuartel Moncada, por citar solo algunos.
El 28 de septiembre de 1989, se declaran Monumentos Locales 71 cuevas con arte rupestre de todo el país, divididas por provincias en: Pinar del Río 7; La Habana 10; Ciudad de La Habana 1; Matanzas 5; Cienfuegos 3; Sancti Spíritus 16; Camagüey 7; Holguín 6; Granma 2; Guantánamo 6 y en el Municipio Especial Isla de la Juventud 8. En 1989, los grandes sistemas subterráneos de Cuba, Majaguas-Cantera, en la Sierra de San Carlos; Fuentes, en la Ceja de Francisco y Los Perdidos en la Sierra del Rosario, todos en la provincia de Pinar del Río, fueron declarados Monumentos Locales por su interés científico, así como por su magnitud. También fue declarada Monumento Local por sus importantes pictografías aborígenes la Furnia Grande de Santa Isabel, en el Municipio Especial Isla de la Juventud. En la provincia de Cienfuegos, se encuentra la Cueva Martín Infierno, que posee entre sus bellezas la estalagmita mayor del mundo con 67 m de altura,
La Resolución No. 11 de fecha 15 de diciembre de 1979, ampara la preservación y conservación de los sitios arqueológicos del país. Esta resolución fija las normas de protección y asegura la conservación de todos los sitios conocidos.
Esta cifra aumentará en los próximos años, dado el continuo trabajo que realizan las organizaciones que protegen nuestra naturaleza. El trabajo conjunto de los organismos oficiales: Agencia de Medio Ambiente del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente, Comisión Nacional de Monumentos, ONG como la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre, y Sociedad Espeleológica de Cuba, Sociedad Cubana de Geografía, Pro naturaleza, entre otros, garantizan que nuestros nietos puedan disfrutar de los paisajes cubanos, y debe recordarse que no existe otra opción que cuidar el Medio Ambiente: ese es el frente de trabajo más importante, preservar para las generaciones futuras a una Cuba tan bella como la actual
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 127, Cuba, 26 de diciembre de 2014. No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte III
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Visiones de Núñez Jiménez sobre el Che Por: Amelia Duarte de la Rosa Colaboración: Henry Delgado Manzor Como una obra de gran valor para la historiografía cubana y universal definieron los investigadores Adys Cupull y Froilán González, el libro “El Che en combate. La campaña guerrillera en Cuba Central”, compilación de memorias y testimonios del investigador, científico, espeleólogo y geógrafo cubano Antonio Núñez Jiménez, capitán de la columna al mando del Guerrillero Heroico. La segunda edición del volumen fue presentada durante la Feria del libro pasada, en la sala José A. Portuondo, de la Cabaña, bajo el sello de la propia Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre. Esta nueva entrega –cuya cubierta la ilustra un óleo de Orlando Yanes– fue catalogada por los presentadores como una obra que invita a pensar en el humanismo y la ternura del Comandante Guevara, de la misma forma que vincula la naturaleza, el hombre y la guerra. “Es una narración acuciosa que resalta la ética, la moral y la dignidad del Che y de otros combatientes
que participaron en la gesta del Ejército Rebelde”, señalaron. “El autor –además–, hace justicia al hablar de la participación de la mujer y narra todos los acontecimientos que hicieron posible el triunfo de la Batalla de Santa Clara”. Sobre Núñez Jiménez, los investigadores subrayaron que fue un fiel intérprete del pensamiento de Fidel y del Che, y que para él escribir este libro fue –según sus propias palabras– “como pagar una deuda con el luchador revolucionario”. En alrededor de 290 páginas, el libro registra no solo las palabras del geógrafo cubano sino también un amplio testimonio gráfico, con información inédita en muchos casos. La presentación formó parte de las actividades de la Feria del Libro que conmemoran los 50 años de la publicación de “El socialismo y el hombre en Cuba”, una de las obras más conocidas del Che.
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 132, Cuba, mayo de 2015.
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Antonio Núñez Jiménez. Tiempos de pensamientos1 Por: Pedro Luis Hernández Pérez Miembro Ordinario de la Sociedad Espeleológica de Cuba La evolución del pensamiento latinoamericano del Dr. Antonio Núñez Jiménez, al igual que las ideas acerca de nuestro país, pasan por el lógico proceso de acercamiento constante a la radicalización del conocimiento, que no se convierte en extremo ideal, ya que lo concreto y lo abstracto son expresiones más allá de la simple teoría, para convertirse en la obligación propia que genera las contradicciones de una época en el contexto del tiempo real. Las realidades del pueblo cubano le permiten interiorizar al Dr. Antonio Núñez Jiménez la necesidad de una “Revolución Geográfica” que revierta el conocimiento de los conceptos academicistas enclaustrados entre las paredes de los locales, donde se discuten las teorías geográficas y aplicarlas en bien de la humanidad. Si fuera necesario discernir períodos cronológicos de esta evolución, como forma orientadora y resumida de su accionar, consideraríamos tres etapas esenciales en el discurrir de sus ideas: Período pre-revolucionario: (1943-1958). Periodo post-revolución: (1959-1982). Período profundización Colombista: (1983-1998).
del
pensamiento
Período pre-revolucionario 1943-1958 Es el comienzo del conocimiento acerca de los valores geográficos, históricos y sociales de Latinoamérica. Se puede enmarcar sus inicios al ser aceptado a ocupar el 20 de febrero de 1943 como
“Socio Titular de la Sociedad Cubana de Historia Natural Felipe Poey de La Habana”; el 6 de diciembre del propio año es seleccionado con igual categoría en la benemérita Sociedad Geográfica de Cuba. Ambas instituciones reunían en su seno lo mejor y más docto de los científicos de la naturaleza cubana. En esta última institución, entre 1943 y 1944, se abordaron temas relacionados con problemas científicos de América: “Formación del Volcán Paricutín en Michoacán, México”; “Consecuencias que para la cuenca del Caribe tenía la II Guerra Mundial”; “Proyección geográfica y política en América de Ávila Camacho y Lázaro Cárdenas” y el desarrollo del volcán Guiyutsiro. Es Indudable que estos temas analizados por personalidades de tan vasta cultura, sirvieron de un acercamiento a Latinoamérica. Tanto fue su talento en aportes geográficos demostrados con sus intervenciones y acciones prácticas en el estudio de Cuba, que en 1947 es nombrado relator de la Sociedad Geográfica de Cuba. Durante la lectura de su informe a la asamblea defiende el derecho que le asistía a los países de América del Sur sobre territorios del Polo Sur reclamados por Argentina y Chile, entre los 65o de latitud y los 20o de longitud sur, ante la rapiña de las potencias económicamente más fuertes. De esta forma se extendían las fronteras de ambos países hasta la Tierra del Fuego2, espacio geográfico donde las expediciones de científicos de estas naciones,
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entre 1946-1947, habían montado la primera estación meteorológica de la región. Quizá esta sea la primera expresión consiente, escrita y publicada de la preocupación por los derechos y problemas de América Latina en el contexto mundial. En este propio informe, da a conocer los resultados obtenidos por la expedición de la “Konti Ki” y defiende la posición del explorador y arqueólogo noruego Thor Heyendalt de que la Polinesia pudo haber sido poblada por hombres provenientes del Perú. En 1948 comienza a dejar su huella en la lucha incesante que sostuvo a lo largo de toda su vida, en defensa de los pueblos latinoamericanos cuando escribe el artículo “El caso venezolano”. En él denuncia el Golpe de Estado ocurrido en ese país, por parte del general Marcos Pérez Jiménez, férreo dictador que con el apoyo de las fuerzas armadas, sacó del poder al socialdemócrata, escritor y verdadero presidente electo, Rómulo Gallegos. Este dictador ejerció el mando usurpado hasta 1958, cuando un movimiento cívico-militar lo derrocó el 23 de enero de 1958. Núñez no sólo denunció este abuso de poder, sino que en patriótico comentario, publicado en el periódico El Mundo, en su sección Nuestros lectores opinan, defendió la integridad democrática del pueblo y del escritor venezolano.
Tenayuca. Tanto marcó su memoria este encuentro, que en múltiples ocasiones, de visita al DF., volvía a visitar sitios tan emblemáticos de la civilización amerindia. En 1982 sobrevoló y recorrió por tierra una vez más estas ruinas y dejó constancia de su asombro cuando expresó: “…lo mucho que falta por estudiar los complejos arquitectónicos mesoamericanos, infinitamente mayor que lo estudiado hasta hoy, pues las dificultades son tantas como las ciudades por limpiar de la maleza, más las que es necesario descubrir aún, y después excavar y restaurar en Yucatán y América Central…”3 La consolidación de su capacidad intelectual como estudiante y académico queda recogida el 7 de febrero de 1951, cuando obtiene el título de Doctor en Filosofía y Letras de la Universidad de La Habana. Ese mismo año comienza su labor revolucionaria en favor de Latinoamérica; nombrado miembro de la “Comisión cubana patrocinadora de la Conferencia Continental Americana por la Paz”. Colombia
México
Alicia Alonso, en gira por Colombia, Venezuela y Jamaica lo nombra, entre 1952-1953, representante del Ballet Nacional de Cuba, también representó a la Sociedad Geográfica de Cuba.
Su encuentro con la cultura Azteca queda como huella en su memoria. En 1948 visita la capital mexicana al frente de una delegación estudiantil de la Universidad de La Habana. En el marco de esa reunión explora las ruinas de Teotihuacán y
Durante la estancia en Colombia realiza intensos estudios en el arte rupestre de la región de Facatativá en los Andes Orientales. En su mochila, junto al plegable y la promoción de Alicia Alonso, iba la brújula, la lienza, el papel de calco, la cámara
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fotográfica, en compañía de su compañera Lupe Veliz y el eminente pintor muralista y alumno de Diego Rivera, Leovigildo González, visita en cuatro ocasiones, en el mes de julio, las piedras ubicadas a poco más de un kilómetro del poblado de Facatativá, municipio de Cundinamarca. En 1959 vio la luz un interesante libro: “Facatativá, Santuario de la Rana. Andes Orientales de Colombia”. Publicado por la Universidad Central de Las Villas, el autor aborda los estudios que realizó en la región y recoge el paisaje natural y cultural local. En su visión americana, pondera la importancia del arte rupestre, en la reconstrucción etnohistoria de la historia latinoamericana: […] las selvas, las praderas y las montañas de la América casi virginal, han ido dejando entrever los secretos ancestrales de sus culturas primitivas. Ora sobre farallones erguidos, ora en cavernas ascendidas, han ido apareciendo los símbolos que grabaron o pintaron los más antiguos habitantes del Nuevo Mundo, los indios. Muy primitivos debieron ser tales pictografías o petroglifos, que aún, para muchas tribus americanas del tiempo del descubrimiento, o de la exploración posterior, eran tan desconocidas como para los propios europeos.4 Gracias a estos estudios hoy conocemos en Cuba, el legado dejado por generaciones de antepasados, plasmado en las piedras de esta región, con su obra se convierte en promotor de la mística aborigen sudamericana al chocar entre los grabados estudiados con Bochita, padre de los Chibchas o Muiscas.
Durante este recorrido hizo estudios que le permitieron dar a conocer en Cuba, el legado artístico de los aborígenes de esa bella región y divulgó los mitos americanos sobre la rana. Wenceslao Cabrera Ortiz –quién lo había precedido en estudios de este lugar–, en 1970 volvió a retomar el tema de algunas generalidades de estos conjuntos pictóricos. Para su estudio, revisó la opinión de especialistas que trabajaron el lugar, entre ellos, la del Dr. Antonio Núñez Jiménez. Sobre este sitio singular se concentró en las pictografías de las Piedras de Tunja en Facatativá y refirió reconocer en esas evidencias el núcleo más numeroso que integran el llamado “Cercado del Zipa”, que según él, sería el conjunto pictórico más impresionante de Colombia, por la gran cantidad de dibujos distribuidos en 63 murales, entre pequeños y grandes, pintados sobre 32 piedras. Llama la atención de estos análisis, realizados por consagrados hombres de ciencias de vasta experiencia, que 18 años antes, Antonio Núñez Jiménez, apenas un estudiante, se internaba en mundo tan complejo y que haya sido capaz de llegar a conclusiones y criterios tales como para ser tomados en cuenta por un arqueólogo ya consagrado: El paisaje de Facatativa es como uno de los más atrayentes, bellos y aún misteriosos que pueda contemplar el hombre.5 Sin duda alguna que el dédalo o laberinto de gigantescos bloques, que dejan entre sí como boquerones de paso o abras, influyó en la mentalidad de los indios que convirtieron este
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Antonio Núñez Jiménez. Tiempos de pensamientos1
lugar de los Andes Orientales de Colombia, en un santuario donde practicar, ciertos ritos mágicos de su cultura. Ellos vieron, en aquellas piedras extrañas y erguidas, ramiformes, diríamos una distinción geográfica en aquel medio, y este carácter distintivo lo llevó a tener a las viejas “Piedras de Tunja” lugar propicio para las rudimentarias paletas de sus rasgos pintores.6 Pedro María Arguello García, realizó una monografía acerca de la “Historia de las investigaciones del Arte rupestre en Colombia”. Al referirse a Antonio Núñez Jiménez lo nombra como “[…] uno de los más importantes investigadores del arte rupestre en América”.7 Sobre lo general y lo singular en la interpretación del arte rupestre, en el marco de la obra de Núñez Jiménez, estos primeros pininos lo llevaron a ver con visión académica el arte aborigen ubicado en un área que ya estaba declarada, desde 1945, como
Parque Arqueológico y compuesta de 60 murales pintados en color rojo. Este escenario ya había recibido la visita de grandes estudiosos del tema y se convirtió en poco tiempo en tradicional visita por su cercanía a la capital del país y sitio predilecto de docentes y población citadina, quienes iban a conocer los restos del pasado indígena colombiano. Núñez aprovechó cada minuto que le daban sus obligaciones culturales para guardar distancia del simple acto contemplativo y convirtió sus visitas en ejercicios investigativos, que le permitieron ver más allá que muchos de sus contemporáneos. Ahí estuvo uno de los elementos que compusieron su pensamiento, la observación y la reflexión, sustentados en el estudio y la información, y que con el trabajo de campo le permitieron hacer grandes descubrimientos en favor de su Patria grande Latinoamérica.
1- Fragmento del libro del autor: “El pensamiento geohistórico-revolucionario latinoamericano de Antonio Núñez Jiménez” (en edición). 2- Antonio Núñez Jiménez. Informe de relator a la Sociedad Geográfica de Cuba, 1947, Revista de la Sociedad Geográfica de Cuba, a. XX (3-4), julio-dic, pp. 63-74, 1947. 3- Antonio Núñez Jiménez. “Mi Patria es América Latina”, Ed. Pueblo y Educación, La Habana, Primera reimpresión, p. 47, 2003. 4- Antonio Núñez Jiménez. “Facatativá, Santuario de la Rana. Andes orientales de Colombia”, Universidad Central de Las Villas, Cuba, p. 5, 1959. 5- Ídem., p. 14 6- Ídem., p. 16 7- Pedro María Argüello García. Historia de la investigación del arte rupestre en Colombia. Artículo tomado de Internet http://www.rupestreweb.info/colombia.htm (consultado 10/02/2007). Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 132, Cuba, mayo de 2015. No. 6 (Edición Especial No. 3) Septiembre 2015 Parte III
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A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
La Gran Caverna de Santo Tomás, Viñales, Pinar del Rio, Cuba Por: Ángel Graña González angel@fanj.cult.cu Miembro Ordinario de la Sociedad Espeleológica de Cuba Foto: Raudel del Llano La exploración y estudio de la Gran Caverna de Santo Tomás constituye una parte importante de la historia de la Sociedad Espeleológica de Cuba. El año 1954, catorce años después de su fundación, marcó el inicio de las investigaciones subterráneas a la sierra de Quemado por la Sociedad Espeleológica de Cuba, dirigida por Antonio Núñez Jiménez. Nadie podía prever que sus espeluncas serían admiradas después como las más importantes de Cuba, no sólo por su magnitud de 46,2 km, sino por los tesoros científicos que encierran, por sus fósiles pleistocénicos y las bellezas indescriptibles que las adornan, nombradas por Núñez, Gran Caverna de Santo Tomás, porque a lo largo de sus exploraciones pudo comprobar que la intrincada red de galerías subterráneas había sido originada por antiguos ríos, en la actualidad representados por el arroyo de Santo Tomás y sus afluentes, tributarios al río La Caoba, que a su vez confluye al Cuyaguateje. Las cuevas abiertas en la sierra de Quemado, eran sólo conocidas hasta entonces por los campesinos de la región en algunas de sus bocas y galerías
iniciales. Desde el siglo pasado, los habitantes del valle de Quemado visitaban la cueva del Salón, así denominada porque en sus primeros compartimientos celebraban ocasionalmente sus romerías y bailes. De otras de aquellas espeluncas los campesinos extraían guano de murciélago para fertilizar sus campos tabacaleros y utilizar aguas de sus pocetas cuando sobrevenían sequías extraordinarias y el arroyo de Santo Tomás prácticamente agotaba su caudal. Igualmente ciertas cuevas de la serranía mogótica de Quemado fueron conocidas por los indios precolombinos, que dejaron en ella manifestaciones de su arte rupestre. También las utilizaron como viviendas los negros cimarrones, fugados de las antiguas haciendas vueltabajeras. Esta Gran Caverna de Santo Tomás, la princesa de las espeluncas cubanas, por su importancia concentra en sí una historia que va desde los indios primitivos, hasta la Revolución Socialista. La exploración y estudio de la Gran Caverna de Santo Tomás se ha realizado en cuatro etapas: la primera se inició en el citado año 1954 hasta el triunfo revolucionario en enero de 1959; la segunda, desde ese año hasta la fundación de la Escuela Nacional de Espeleología en 1984; la tercera etapa
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se desarrolló hasta 1993 en que comenzamos la cuarta y actual etapa. Se ha estudiado también la sierra de Quemado como Sistema Subterráneo, de acuerdo con el concepto aprobado en el Simposium XXX Aniversario de la Sociedad Espeleológica de Cuba que dice: “Cuando se trate de las cavidades abiertas a veces sin comunicación subterránea en una región cársica que posee unidad geológica y geomorfológica”. Por lo que se han estudiado un número todavía pequeño de cavidades en la sierra de Quemado que no se encuentran directamente conectadas a la Gran Caverna de Santo Tomás, a lo cual el Dr. Antonio Núñez Jiménez ha nombrado Sistema Subterráneo de Quemado. La sierra de Quemado es uno de los bloques orográficos en que se divide la gran sierra de los Órganos, sector occidental de la cordillera de Guaniguanico, en el occidente de Cuba. Esta serranía es un notable ejemplo de carso mogótico, cónico o cupular. Limita por el norte con la sierra de Celadas, perteneciente a la sierra de Viñales-Pan de Azúcar, mientras que hacia el sur está limitada por el valle de Isabel María; por el oeste lo hace con el valle de Quemado y por el este con el valle de Santo Tomás y las Alturas de Pizarras del Sur. El macizo cársico de la sierra de Quemado, orientado de nornoreste-sursuroeste, se extiende a lo largo de 8,5 km con un ancho máximo de 2,5 km. Su altitud mayor, alcanzada en el mogote de los Álvarez, es de 457 m. Vista desde el aire, esta serranía se presenta en general como un murallón de superficie muy irregular, formado por mogotes y dolinas u hoyos cársicos, alineados a lo largo de su
eje longitudinal. A lo largo de la serranía se observan alturas mogóticas cupulares muy prominentes como Los Cerritos, una de las cuales posee 405 m de altitud, siendo el punto culminante del brazo orográfico oriental de la sierra.
De acuerdo con la clasificación popular de los campesinos de la región la morfología de la sierra de Quemado y sus valles colindantes está constituida por conos cársicos y otras elevaciones calizas que reciben el nombre de mogotes; a las dolinas o formas negativas del paisaje cársico les llaman hoyos, mientras que a los valles más amplios, originados entre los mogotes y las elevaciones más suaves, reciben ese nombre: valles. Las elevaciones de pizarras son sabiamente llamadas lomas por los campesinos; los recodos de los valles, abiertos dentro de la serranía mogótica, son denominados ensenadas; finalmente tenemos las costaneras, depresiones abiertas de forma estrecha entre los mogotes y las lomas. A los factores expuestos debemos agregar la estructura y composición geológicas de la sierra de Quemado. Este macizo se compone de rocas calizas de diferentes tipos y edades de las formaciones Guasasa, jurásico superior oxfordiano-tithoniano; también se encuentra el miembro Infierno del jurásico superior, tithoniano-cretácico y superior turoniano y Jagua, jurásico superior, según el Mapa Geológico de Cuba, a escala 1: 250 000 de 1985. La particularidad más destacada de la sierra de Quemado la constituyen sus redes de cuevas, las más extraordinarias de Cuba, no sólo por sus magnitudes espeleométricas, sino también por sus bellezas naturales, su interés paleontológico,
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arqueológico y otros muchos factores. La principal manifestación espeleológica de esta serranía es la Gran Caverna de Santo Tomás, de 46 250 m explorados y cartografiados por la Sociedad Espeleológica de Cuba; se abre diagonalmente a la sierra de Quemado y sus galerías han sido originadas por los arroyos que fluyen desde las formaciones impermeables de las Alturas de Pizarras de la formación San Cayetano (jurásico inferior), hasta penetrar en las calizas agrietadas y estratificadas de la serranía. Las pequeñas cuencas formadas por los arroyos de Santo Tomás, Peñate, El Bolo, La Tierra y Los Cerritos fluyen hacia la serranía formando una compleja red activa de galerías subterráneas que aprovechan los patrones de calcificación y se organizan en el interior de este macizo, para luego verter sus aguas hacia el valle de Quemado, principalmente por el resolladero del Arroyo de Santo Tomás, aunque la zona de manantiales y surgencias asociada a la Gran Caverna se extiende a lo largo de la ladera occidental por una distancia de 2,8 km al sur del citado resolladero, lo cual es sumamente
beneficioso para el riego de los cultivos y la supervivencia de los campesinos del valle de Quemado. La Gran Caverna de Santo Tomás posee siete niveles superpuestos, ubicados entre las altitudes de 113 m en el resolladero del Santo Tomás y la cueva Inalcanzada, a una altitud de 202 m, para un desnivel total de 89 m. Otras cuevas se abren también en el macizo cársico de la sierra de Quemado, las cuales hasta el presente no se encuentran conectadas a la Gran Caverna. Hemos dado el nombre de Sistema Subterráneo de Quemado al conjunto total de las grutas, cuevas, cavernas y ríos subterráneos que perforan las calizas de esta serranía y que poseen unidad geológica, geomorfológica e hidrológica. Alrededor de la sierra de Quemado se abren valles cársicos intramontanos muy hermosos; en sus superficies se alzan pintorescos mogotes solitarios, lo que los asemeja al tipo geomorfológico correspondiente al Valle de Viñales; son los valles de Quemado, Isabel María y Santo Tomás.
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 106, Cuba, 26 de febrero de 2013.
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