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EN PARQUES, PLAZAS Y JARDINES. Medidas preventivas y cuidados
Los juegos en los espacios públicos de recreación no siempre están adaptados a las necesidades de los niños. Estos espacios deberían estar en lugares alejados del tránsito y con barreras físicas protectoras, para que los niños no las puedan traspasar. Se deben evitar las zonas donde haya animales sueltos.
En plazas, parques y jardines:
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Medidas preventivas y cuidados
En general, los areneros son una fuente de contaminación o accidentes por elementos que pueda haber en ellos, por lo que conviene evitarlos.
Los toboganes deben ser anchos, de una pieza única, llegar hasta el piso y de un material que no pueda astillarse. Diferenciar las hamacas de los niños más grandes de las de los bebés, que tienen que tener correas para sujetarlos. Verificar que las cadenas de las mismas estén en buen estado.
Enseñar a los más grandes a no pasar por delante o por detrás de los niños que se están hamacando. Los sube y baja son juegos adecuados únicamente para los niños más grandes.
Después del primer año de vida los varones son más proclives que las niñas a padecer accidentes.
Los niños más pequeños y los discapacitados de cualquier edad deben ser receptores de una consideración especial. Es ideal que jueguen niños de edades parecidas para que no se produzcan brusquedades de los más grandes. En los jardines es necesario evitar el contacto de los niños con plantas que presenten púas o espinas. Las hormigas y los insecticidas son un riesgo que requiere extremar los cuidados. No acercarse ni tocar perros, gatos, ni otros animales desconocidos por muy amistosos que parezcan, para evitar posibles mordeduras o contagios. Enseñar a los niños a no correr frente a un perro desconocido. Si el niño es atacado, gritar y agitar un palo o prenda de vestir voluminosa para espantar al animal. Las picaduras de insectos son difíciles de prevenir en los espacios abiertos, a diferencia de los ambientes cerrados en los que es más factible aplicar métodos para erradicar los insectos (no se recomienda el uso de espirales o tabletas en la habitación cuando hay menores de seis meses). En los espacios abiertos hay que proteger a los bebés con tules o mosquiteros cerciorándose de que estén bien cerrados alrededor del elemento que los contenga (“huevito”, moisés, cochecito, etc.). Para disminuir riesgos de picaduras, se puede aplicar a los mayores de un año repelentes en base a aceite de citronela. Es recomendable cubrir la mayor parte del cuerpo posible. Para prevenir las picaduras de insectos y arácnidos, evitar su contacto con los niños. Enseñarles que nunca deben molestar a avispas o abejas. Los mosquitos entran durante el día a las habitaciones (además de picar en el exterior en partes descubiertas del cuerpo) y se esconden en sitios oscuros: detrás de los cuadros o debajo de mesas y camas. Por lo tanto, antes de acostar al niño se recomienda ahuyentarlos, haciéndolos salir de sus escondites.