Algunas notas personales sobre la casa AOZ

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Fachada principal de la casa AOZ, hacia el pasaje central de la quinta (izquierda) y vista parcial de la sala de la casa AOZ (derecha). Archivo de AOZ Arquitecto y Urbanista.

ALGUNAS NOTAS SOBRE

LA CASA AOZ

Gianmarco André Silva Tezén Bachiller. FAUA UNI, Lima. Perú gsilvat@uni.pe

Augusto Ortiz de Zevallos (AOZ) es hombre de cultura densa, con peso en sus interrogantes y afirmaciones; y, sin embargo, este peso suyo no le abruma y camina ligero, su inteligencia no le perturba, sino que le divierte… Algunas interacciones que he tenido con él —y con otros pensadores, no siempre proyectistas— promovieron esta idea: que los hombres más respetables, respetabilísimos, aborrecen ese excesivo respeto con el que son, merecidamente, tratados. Creo que ellos prefieren la contestación, la crítica (incluso la agresiva), la “insolencia”, y no este sometimiento parcial, llámese respeto, admiración o seducción, que usualmente provocan en los demás. Para escribir estas breves notas, me valgo un poco de esa idea y de esta otra: que la teoría y la práctica arquitectónica (y no arquitectónica) son inseparables.

Cualquier planteamiento arquitectónico encierra teoría: consciencia de deseos, influencias y límites, una serie de decisiones, de posturas estéticas, de lógicas estructurales y constructivas, una mirada sobre el hombre y la historia… La arquitectura es testimonio, afirma, dice. El objetivo, a veces olvidado, de los Talleres de Diseño Arquitectónico es ese: “fabricar” teoría, hacer proyecto, no aparatos. La casa AOZ, como Augusto, se niega a llevar corbata, traje y cualquier otro tipo de formalidad. Tal vez a eso se refiere su arquitecto cuando destaca que la casa carece de retórica (Ortiz de Zevallos, 2023). Yo pienso que sí la tiene, que toda obra la tiene. Incluso las obras iniciales del movimiento moderno, que se constituyeron como elementos tangibles de su retórica: manifiestos. La casa tiene una retórica, pero esta no consiste en la acumulación. Y no me refiero a que busque 1


minimalismos inexpresivos, pues la casa se expresa contundentemente en sintaxis coloridas y variadas. Quiero decir, más bien, que no tiene disfraces de ningún tipo, que no ostenta, que no pretende, sino que es. Sus afirmaciones son claras y son dichas con una cierta pedagogía tectónica. Además, las afirmaciones de la casa no están restringidas por una narración — por un discurso preconcebido y limitante, por una palabrería—, como sí ocurre en muchos otros proyectos, a veces por inducción de las facultades de arquitectura y por la presencia de asociaciones confusas como la de “concepto-arquitectónico”. Creo que la arquitectura es un tanto más compleja como para reducirla a un único concepto o idea, de misteriosa procedencia además. Prefiero, en todo caso, que se hable y se discuta de ideas e intenciones en la arquitectura, sobre qué es aquello que se busca con un planteamiento y no otro. De lo contrario, es fácil caer en formalismos vacíos y (ahora sí) en retórica, en el peor de sus sentidos. Se ubica en lo que considero una isla, fuera de la ciudad pero dentro de ella, con cuyos límites (físicos, socioeconómicos y psicológicos) colisiona la Lima conurbada, que es excluyente de todo aquel que no viva o trabaje en ella, donde los “parques” suelen ser, más bien, bermas, y donde no se aprecian los valores de colectividad, sociabilidad y apertura propias de una ciudad. Aunque también es cierto que Lima pocas veces exhibe esos valores y que acontece en ella una suerte de urbanización que no hace ciudad… Ante estas nulidades y ficciones, está la casa AOZ y la quinta de la cual forma parte, cuyo planteamiento (en quinta) es racional y logra generar mínimamente la sensación de barrio, voluntariamente aislado… Desde el acceso a la quinta, la casa contesta algunas posturas del movimiento moderno. Aquellas que muchas veces

fueron asumidas como verdades irrefutables por algunos de los profesores de AOZ en la Universidad Nacional de Ingeniería. Libre de tales ataduras, bastante viejas en su momento y mucho más viejas

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ingenuidad funcionalista ni formalista: la casa va adoptando matices según convenga, como cuando aparece en un costado el volumen de las escaleras conducentes al estudio en el tercer nivel. Hay un desorden meticulosamente ordenado por la disposición de su estructura porticada. La casa es tectónica, es una clase breve de construcción. Acentúa sus líneas estructurales y explica así cómo se ha construido y dónde se soporta. Por ello, prefiere las columnas de sección circular — que son precisamente “líneas” en el léxico arquitectónico—, cuyas aristas verticales, producto del encofrado, logran que se perciban más esbeltas. Las cargas así se reparten en esta estructura: cuatro columnas en el centro de la casa, desde donde parten vigas en direcciones oblicuas hacia las vigas y columnas en su perímetro. Es brutalista pero no lo es, porque exhibe sus materiales, como el concreto y el ladrillo, sin monumentalismos militares ni cerrazón ante ocasionales y diversos revestimientos. Los busca de hecho, pero no para encubrir, sino para sincerar: para destacar y diferenciar el primer nivel en sus fachadas, el recibidor, el basamento de la escalera, etc. Y si bien ni AOZ ni su casa adoptan credos, es verdad que esta sí manifiesta en colores una única filiación, del tipo futbolística. Como un buen cuadro, esta casa no se agota. Llevo algún tiempo visitándola y no creo haber advertido todos sus detalles —entiéndase “detalle” en su sentido arquitectónico de diseño, de acabamiento fino, de superación del esquema—. La profusión de sus detalles, de encuentros de materiales, de rincones y demás eventos, no incurre en el exceso ni en la inelegancia. Está ejecutada del modo en que se admite esta diversidad: del modo correcto (John Ruskin, 2018). Reconoce en cada uno de sus muchos elementos (estructura, cerramientos, carpinterías, pisos, muebles, etc.) medios de expresión, que solo logran

Vista de la escalera principal (arriba a la izquierda), vista del acceso principal (abajo a la izquierda), vista del comedor (arriba a la derecha) y vista de la cocina (abajo a la derecha). Archivo de AOZ Arquitecto y Urbanista.

ahora, la casa afirma que la simetría no excluye la complejidad, en su trazado regulador simétrico con variantes espaciales que juguetean con el significado de casa. Aun cuando el eje de simetría de la casa, protagónico en su fachada, ya no es virtual, sino volumétrico, no hay 3


Detalle de la carpintería de madera del comedor. Archivo de AOZ Arquitecto y Urbanista.

expresividad y fuerza con el diseño. La pretensión de sobriedad significa, en este caso, renunciar al diseño. Me parece, por ello, que tiene algo de barroca. Es peruana, no peruanista. Porque no existe preocupación nacionalista en su hechura, ni alusiones figurativas a una “peruanidad” ambigua. Integra la arquitectura peruana en tanto se realiza responsablemente, con conciencia de la creatividad (la autonomía y la rebeldía) que implica el quehacer arquitectónico, cuyo objetivo último es transformar las estructuras simbólicas de la realidad por medio del lenguaje arquitectónico (Oriol Bohigas, 1969). Una casa debe tener sala, comedor, cocina, dormitorios, etc., pero es el planteo formal de ese programa (la dación de forma, la transformación de tipos arquitectónicos…) lo propio del arquitecto. Su comedor emerge de su estructura ordenada y se asoma hacia el jardín, con medio techo transparente. Su cocina se cubre y descubre con un mueble de repisas que muestra (porque su fondo es de vidrio) copas, platos, esculturas. Su escalera principal se tuerce para generar el

Vista de la escalera conducente al estudio de la casa en el tercer nivel (arriba), vista de un rincón del jardín (abajo). Archivo de AOZ Arquitecto y Urbanista.

contacto con la quinta en su remate en esquina… La casa AOZ tiene este aspecto de ruina inagotable, que envejece con dignidad, cuya vejez e imperfección en algunos encuentros suman a su expresión. Y aunque sus imperfecciones, sus diversas texturas y algunos rincones de difícil acceso complican el a veces necesario mantenimiento de la casa, está diseñada de tal manera que no puede ser de otra forma, que no puede ser dicha de otra forma: divertida y “sin convenciones” (Ortiz de Zevallos, 2023).

Referencias Ortiz de Zevallos, A. (2023). Casa propia AOZ [Inédito]. Bohigas, O. (1969). Contra la arquitectura adjetivada. Editorial Seix Barral. Ruskin, J. (2018). Las siete lámparas de la arquitectura. Ensayo de estética prerrafaelita. Evergreen.

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