Aleph

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NĂşmero 0


INDEX

Índice Editorial 3 Estimado lector... Carta del director de la publicación, en la que se resumen los temas de la edición

Biografía

4 Anatole Guérin y su doble Una biografía inédita de un misterioso escritor de enigmas

Opera 12 Obras y ficciones Compendio de vídeos y relatos escritos

Fragmentos 16 Cuentos de Talpa Fragmento de Talpa de Juan Rulfo y otro de Gustavo Rodríguez

2 Aleph Abril 2016


Editorial

Estimado lector:

E

n este número cero, sin hacer alusión a ningún escrito reciente de un difunto escritor, al que cierto editorial definía como “una de las más profundas y fructíferas amistades que ha producido la literatura fue la que mantuvieron Sherlock Holmes y el escritor italiano Umberto Eco. No importa que uno de ellos sea un personaje de ficción: es un detalle insignificante”. En el caso de la presente publicación sucede algo semejante una amistad literaria entre dos personas y caminos que, entre tanta bifurcación, convergen en este punto, la búsqueda la verdad y la ficción, por medio de la creación literaria y si uno de ellos es un personaje de ficción: es un detalle insignificante… Aleph, es el nombre de una narración Jorge Luis Borges, donde Borges es un personaje importante de la historia, que da nombre al libro homónimo de cuentos publicado en 1949 y reeditado en 1974. También El Aleph, tuvo la desgracia de ser el título la novela del escritor brasileño Paulo Coelho de 2011.

Aleph es la primera letra del alfabeto hebreo

Áleph, además, es la primera letra, del alfabeto hebreo, de la lengua sagrada y la primera del alfabeto arábigo. Para la Cábala, esa letra “significa el En Soph, la ilimitada y pura divinidad. También se dijo que tiene la forma de un hombre que señala a la Tierra y al Cielo, para indicar que el mundo inferior es el espejo y es el mapa del superior”.

Por otra parte se trata de un caso borgiano, o por lo menos vilamatesco, en el que se confunden las verdades, llevadas al extremo en el que se confunden con las fantasías y las quimeras, y las ficciones de los sueños y las publicaciones que, escapando a la dimensión en la que existen, han llegado a ocupar un espacio en la mente y en las líneas del misterioso Anatole Guérin y de la no menos enigmática Zahara Santos, quienes deambulan en estas páginas. En esta edición, aparecen biografías, cuentos, narraciones (extra)ordinarias, cuentos recopilados en más de una peregrinación, entre las que destacan el pueblo mágico de Talpa, un pueblo en el que hay algo más que dulces de guayaba, raicilla y columnas de madera únicas que sostienen artesonados tan viejos como su historia. Su historia está en las cruces que pueblan el camino hacia la meta, en las historias de los miles que visitan año con año el santuario, en las bayas de café y en los infinitos susurros que pueblan la niebla que cubre los campos en el invierno. Gustavo Rodríguez Director de Aleph

Por si fuera poco, el Aleph “es uno de los puntos del espacio que contiene todos los puntos”, “un lugar donde están sin confundirse, todos los lugares del orbe, vistos desde todos los ángulos” Aleph Abril 2016 3


Biografía

Anatole Guérin y su doble 4 Aleph Abril 2016

Una biografía i escritor de enig


inĂŠdita de un misterioso gmas

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Anatole Guérin y su doble Una biografía inédita de un misterioso escritor de enigmas Por Gustavo Rodríguez

D

espués de un día tedioso, cuando termina el invierno y la primavera aún no se decide a entrar por la puerta, fui al Scratch para tomar una cerveza y esperaba refrescar no solo mi garganta, sino también mis ideas. Pedí una cerveza oscura y una mirada curiosa me mostró que había un tipo bastante extraño sentado en la mesa de la esquina. Por una corazonada me acerqué a él, como si intuyera que iba a encontrar algo interesante. Él vestía una gabardina negra y una boina, en la mano derecha apretaba su pluma (un bolígrafo que literalmente tenía la forma de una pluma) sobre un cuaderno grueso con forro de cuero, y con la mano izquierda sostenía una chabela de cerveza clara. Encima de él se veía un cuadro, que si mal no recuerdo ya no está allí, en el que se veía a un niño envuelto en una negra atmósfera y que cuidaba una esfera luminosa en la que se veían miles de puntitos blancos. Le pregunté si me podía sentar allí y espera un gruñido o algo por respuesta, pero me dijo que no había problema. Me sorprendí. Le pregunté qué estaba escribiendo, y por qué en ese lugar. Los escritores habitualmente van a un café, como Rulfo que se sentaba en el Café Madrid, o Sartre que frecuentaba Café de Flore, pensé.

Él me respondió que le gustaba allí, porque la cerveza le da más agilidad a las ideas y más libertad para expresarlas, además el ambien6 Aleph Abril 2016

te semi-oscuro que rodeaba ese punto junto al cuadro del Aleph, aunado a los saxofones melancólicos que tocaban jazz le inspiraba, lo demás ya estaba agotado. Él era Anatole. Le pedí que me dejara leer un poco y extendió el libro:

“S

alieron hacia las 11:30 del Lipstick, aturdidos por el ruido e encandilados por la oscuridad de la noche. Aún reían, mientras caminaban por la oscura calzada Independencia, ya vacía del tráfago que se apodera de ella desde temprano. Llegaron pronto hasta allí, la casa vacía. La habían preparado, además de que ya se habían reunido allí para tomar cervezas sin que los vieran las patrullas nocturnas de la ciudad. Su aspecto era de abandono como cualquiera de las casas que rodean el parque Morelos, viejas y ruinosas, grafiteadas, y con la yerba creciendo por doquier, sucias y basurientas, con grietas por todas partes, y si aún estaban en pie podía considerarse un auténtico milagro. Alex abrió la puerta de una patada y se tiró al suelo como si eso le fuera a bajar el alcohol de la cabeza. Los otros lo siguieron hasta quedar sumergidos en la sombra. Una cruel oscuridad los rodeaba, habían hecho un pacto de sangre con una navaja que Alex sacó de su bolsillo para cortar las palmas y los pulgares de cada uno y verter la sangre sobre la estrella de seis picos que “el chato” había trazado con un gis blanco sobre el piso, iluminados por la luz pálida de las velas, solo Abraham


Andador Coronilla El Scratch se encuentra ubicado en el Andador Coronilla, que está ubicado a dos cuadras de Federalismo, entre Morelos e Hidalgo. Desde hace tres años es un referente para los amantes del buen café y la cerveza artesanal, así como para los jazzistas en la perla tapatía.

Andador Coronilla. Foto Gustavo Rodríguez

Scratch. Cortesía Scratch El Scratch es un bar en el que desde finales del 2012 se reunen los amantes del jazz y de la música alternativa. Es el lugar al que asistía Anatole Guérin para buscar inspiración, ya sea en sus cuadros o en los murales que ostenta, así como el ambiente. Aleph Abril 2016 7


Cortesía

Andador Coronilla por la noche

que era un poco más supersticioso llevaba una veladora de la Santa Muerte que había comprado en San Juan de Dios. Después colocaron una ouija de madera. Alex la había tallado a mano”. Sentí un temblor que me recorría el cuerpo, sentí frío. Di un trago a mi cerveza y pensé que estaba frente a uno de esos escritores malditos. —Es un libro de cuentos, pero aún no lo terminó— me dijo mientras tomaba el cuaderno. —Están muy bien, ¿piensas publicarlos? —No— dijo categóricamente— solo lo hago para distraerme. Dejó pasar un momento de silencio después dar un trago a su cerveza. —No me gusta esta ciudad, hace poco que llegué aquí, pero pienso irme pronto. 8 Aleph Abril 2016

Yo también le conté que había llegado hace poco y que no me había bien en la ciudad. Al final conversamos de otros temas y le pedí que me prestara su cuaderno para leer los cuentos y fui transcribiendo los textos, aunque no entendía muchas palabras porque su letra era bastante fea. Olvide mencionar que no utilizaba redes sociales ni tenía teléfono y que se lo entregara cuando terminara allí mismo, que solía ir los sábados y los jueves porque le gustaba el jazz. Fui al Scratch cada sábado durante un mes, pero no lo encontré, al punto que dudaría de haberlo visto si no tuviera el cuaderno. Y porque no fue la única vez que me pasó algo semejante con una chica, de la que me enamoré hace tiempo. Zahara Santos Ella se llamaba Sahara, era una chica more-


na con los ojos muy negros y el cabellos lacio y muy oscuro. Iba en la misma escuela que yo, solo que era muy tímida o al menos lo parecía. Solía sentarse en el escritorio de atrás y no hablaba con nadie, habitualmente llegaba tarde y salía antes de que se acabaran las clases. Muchos le tenían miedo porque no sabíamos nada de ella. A veces yo me sentaba con ella e intentaba conversar con ella, pero platicaba poco.

justos a pensar en el eterno de retorno del que hablaba Nietzsche, de esa vida única que se repetía incesantes veces o en ese momento único e irrepetible, el presente, en el que el movimiento y el tiempo nos engañaba con sus ilusiones. En efecto, pasé de ser religioso y de profesar los votos religiosos en una orden a estar… Después de un par de meses, Sara y yo íbamos a desayunar, cuando coincidíamos y ella me regañaba por mis hábitos poco saludables como tomar un jugo de naranja, decía que tenía demasiada azúcar y que me iba a hacer daño o por dormir poco, porque nos escribíamos por Facebook durante las noches insomnes, hablábamos de todo un poco, a veces de cine, de poesía, de literatura.

Cortesía

Alguna vez la invité a tomar un café y ella aceptó. En cierta ocasión me prestó unos textos, ella escribía poesía y a veces cuentos cortos, me dijo que se lo devolviera después. Eso me gustaba de Sarita, era misteriosa, taciturna, reservada, más que yo. Intuía que sentía un gran dolor, solo que era impenetrable y desconfiada. Yo no era aceptado por mis compañeros y ella tenía la posibilidad, aunque parece que no quería ser aceptada. Pero me desvié un poco, a lo que iba, es que después del texto, ya no la vi más, desapareció como si fuera por arte de magia, cerró su cuenta de Facebook, ya no tenía su teléfono y por lo que creo, abandonó la ciudad.

Zahara se caracteriza por ser misteriosa Sabíamos poco de ella, solo que venía de Acapulco o algo así por su acento y las alusiones que hacía a la playa. De hecho, eso era una de las pocas cosas que teníamos en común, llegamos casi al mismo tiempo a la ciudad que entramos a los 21 años mientas que todos nuestros compañeros tenían 18 años y nos llamaban “señores” o “viejitos”, porque para ellos tres años era demasiado. El pasado y el tiempo

“El tiempo tenía otro valor, acostumbrado a pensar en la eternidad, pasé de meditar en la vida y en el cielo que prometía Yahvé a los justos a pensar en el eterno de retorno del que hablaba Nietzsche, de esa vida única que se repetía incesantes veces o en ese momento único e irrepetible” La desaparición de Zahara

Para mí el tiempo tenía otro valor, acostum- Pregunté por ella en la escuela, aunque nadie brado a pensar en la eternidad, pasé de meditar supo de quién hablaba. Después fui a su último en la vida y en el cielo que prometía Yahvé a los trabajo, pero no me supieron decir qué había pasado con ella. Incluso fui a su casa. Vivía cerca de Aleph Abril 2016 9


Foto: Gustavo Rodríguez

La casa de Zahara lucía un estado de abandono al igual que el edificio

‘‘Fui a visitar el resto de los departamentos, pero también estaban vacíos y en un estado de deterioro tal, que pensé en una de aquellas ciudades fantasmas que se esconden entre los montes de Cantabria” Cortesía

Pueblo fantasma de Cantabria

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la Expo Guadalajara, en un pe- Aquello no podía ser, me senqueño departamento, en el se- tía víctima de una fantasía. gundo piso, pero no había nadie. Quise corroborar los datos y El lugar daba muestras de aban- buscar en las hemerotecas para dono, pero no de un mes, que ver si algún periódico de dos fue cuando desapareció, sino de años antes de la fecha en la que años. Encontré la puerta abier- nací, decía algo, sobre alguta y en los muros había grafitis, na catástrofe, una plaga (es un el techo había pedazos de techo mal hábito que adquirí cuanen el suelo, en el que había casi do estuve trabajando en el pe5 centímetros de polvo. Los mar- riódico de preguntar a todos cos de las ventanas estaban reti- los implicados, dudar de lo que rados y solo una habitación tenía escuchaba, buscar evidencias, un cristal roto por una pedrada. referir textos ya escritos anteriormente, investigar, buscar en Fui a visitar el resto de los de- libros, bibliotecas, hemerotecas). partamentos, pero también estaban vacíos y en un estado Para entender lo que escribo, de deterioro tal, que pensé en basta con ver cómo funcionan una de aquellas ciudades fan- los alarmismos en México, como tasmas que se esconden en- sucede ahora con el zika o con tre los montes de Cantabria. el chikungunya o como sucedió hace pocos años con la influenza. Bajé a las escaleras y fui a las casas vecinas, para preguntar qué El hecho me extrañaba sobre había pasado, a lo que los veci- todo porque un día que fuimos nos me respondieron que esos a unas conferencias y estábamos departamentos estaban aban- cansados me invitó a su casa para donados desde los años 90, que tomar una limonada, solo me adhubo una plaga de tarántulas virtió que no sabía cocinar, pero y de alacranes que subían des- yo le dije que no importaba, de de los jardines y que mataron hecho me prestó algunos de sus a más de uno de sus inquilinos. libros y me siento tan perplejo


que dudaría de que aquello fue un sueño, a no ser porque sus los libros que conservo tienen su nombre en la primera página y su letra es muy bonita, a diferencia de la de Anatole, y porque a veces ponía dibujos entre las páginas cuando se sentía estresada. Además tengo una foto impresa en la que aparecemos un día que fuimos a una fiesta. Una cruz en el crucero No es el único caso, como este, con el que me topo, cuando trabajaba en Rótulos Nitto, un taller de diseño gráfico y de rotulación manual. Mi antiguo jefe, el señor Ángel Gómez, refiere que hace varios años, cuando sus hijos que son de mi edad más o menos, eran pequeños, pasó un señor barbón y descalzo, con los pies sangrados por el camellón de Circunvalación, más o menos desde el edificio de Tránsito hasta la Parroquia del Tepeyac, un templo de estilo neoclásico, cuya fachada exterior está pintada de blanco y de color azul, las austeras volutas al estilo de Vignola. El misterioso personaje cargaba una cruz, al llegar al lugar que referí más arriba, en el camellón que está entre la iglesia y el taller, escarbó en la tierra en un claro en el que no había árboles y enterró la cruz. Una semana después, don Ángel vio cómo unos vándalos tiraban la cruz. El los echó de allí y después le propuso al párroco que resguardara la cruz en una capillita, pero el cura no quiso hacerlo, aunque el insistió. Por esa razón, tomo la cruz y la llevó al taller, donde aserró la parte inferior de la cruz para que cupiera en el segundo piso del taller, al que se subía por una escalera de caracol. Era una estancia pintada de blanco, cuya única ventana estaba cubierta por una lona que al exterior publicitaba el negocio.

En fin, son ese tipo de cosas, sobre las que escuchamos —y vemos de cerca como en el caso de Sara o el de Anatole— con las que los dioses o algún ángel socarrón se divierte para poner a prueba hasta los espíritus más escépticos o los racionalistas ateos del siglo XXI, que por más que se esfuercen en demostrar lo contrario, vivimos en un mundo poblado de seres sobrenaturales y de hechos que desafían hasta el más lógico y consecuente de los científicos. Todo esto, para demostrar qué me sentía sorprendido por algunos de los hechos que hallaba referidos en los escritos de Sara y de Anatole, que pienso publicar pronto, porque creo que merece la pena, aunque ya he hecho algunas adiciones al transcribir los textos a la computadora. Solo espero sacar algo de tiempo en unos cuatro meses cuando termine la universidad. Pienso retirarme a Talpa de Allende, donde puedo gozar no solo de la tranquilidad del pueblo, sino también del tiempo de escribir y de verificar, si en efecto existe la cantina donde Anatole se enteró de que existían los textos y de si alguno de los habitantes de la región está enterado de las leyendas y de los relatos. Por otro lado, me encuentro dubitativo en cuanto a publicar los textos de ambos amigos y con el deseo y la esperanza de encontrarlos alguna vez no solo para devolverles sus cuadernos, sino también para dialogar sobre lo que ha pasado desede hace un año en que los dejé de ver, que si mal no recuerdo fue en el mes de abril de 2015.

En el fondo había una cama, una bicicleta estática, una mesita de noche, unas pesas, algunos caballetes, pinturas, brochas, pinceles y cuadros en los que reflejaba escenas de la pasión de Cristo, ángeles. La cruz estaba apoyada en la pared, cerca del armario y según me contó la había pintado. En una silla había un cojín sobre el que yacía la parte inferior, pintada del mismo color.

Dibujo de Zahara. Es parte de la secuentcia Amor a Segunda Vista

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Opera

Obras y fi

Lo más nuevo de Las h Borges soñó, pe Por Gustavo Rodríguez El año pasado María Kodama, la mujer que acompañó al escritor Jorge Luis Borges en sus últimos años impartió una conferencia, donde conocí a un Argentino que escuchó mientras preguntaba a los asistentes su opinión acerca de la charla para un artículo que escribía para el periódico Milenio. Él me dijo que Kodama era una leona que defendía los textos como algo sagrado y que se había convertido en una inquisidora avara del patrimonio borgiano. Me sorprendió escuchar tanta pedantería, pero después recordé que en Argentina es lo habitual. Él Me contó que conoció a Borges antes que fuera famoso, como un bibliotecario. —Che, un día fuimos a tomar un café. Me contó que el acudía a Borges, para pedirle consejo acerca de que cuál debería ser el siguiente libro que debería leer, y que en la Biblioteca, a veces se entretenía en mirar los libros que leía y las anotaciones para después tomarlos él. —En esa conversación, él me dijo que había soñado que se encontraba en la Biblioteca de Babel, de dónde tomó un libro que escribió un autor que aún no nacía. Él afortunadamente grabó las conversaciones, desafortunadamente era en casettes, me los dejó para que pudiera completar mi artículo, pero el editor no colocó esos textos en la publicación impresa, ni en web. Por lo que pensé guardarlos y reescribirlos más tarde, con algunas modificaciones porque creo que las historias no tienen pérdida. En otros libros añadí también algunos relatos de 12 Aleph Abril 2016

Miguel Esponda, un amigo del bachillerato, que despertó mi afición por el Quijote, y con el que competía en los concursos de cuentos de la comunidad de Castilla y León, y aunque le pesé a mi orgullo, debo admitir que él era muy superior a mí. También debo confesar que cometí el pecado literario de mezclar los relatos, pero lo hice con la intención de que los lectores que tengan la oportunidad de leerlos, lo hagan solo con la intención de disfrutar de los relatos buenos y los malos los arrojen al fuego, porque el arte no está en el escritor, sino en el relato mismo y las obras de arte una vez finalizadas, cobran vida y en su madurez se independizan del autor. Si no, basta con mirar las esculturas griegas, los libros anónimos o los conjuntos arquitectónicos del periodo romano y gótico, en los que desconocemos el autor, y no por ello dejan de ser una obra de arte.

“Borges había soñado que se encontraba en la Biblioteca de Babel, de dónde tomó un libro que escribió un autor que aún no nacía”


ficciones

huellas, los cuentos que ero no escribió Las huellas Cuentos Es un libro de 15 relatos recopilados y transcritos de Zahara Santos y de Anatole Guérin, las ilustraciones están realizadas por la diseñadora gráfica Marlene Robles. Algunos de los cuentos que aparecen son: Las huellas, Juego Peligroso, El poema de los dioses, Náusea.

La ciudad en ruinas Novela Es una novela corta, de corte postapocalíptico el que se narra cómo un par de desconocidos y de personajes que sobrevivieron a la catástrofe que destruyó la ciudad de Guadalajara, pero no saben cómo sucedió, de ahí que se tengan que basar en los indicios que encuentran desperdigados en un mundo surrealista y agonizante.

Los cuentos de Talpa Cuentos Es un conjunto de relatos en el que Anatole Guérin relata cómo encontró a un señor que tenía recortes y unos apuntes de un viajero del tiempo de la cristiada. Es una compilación de cuentos realizada al estilo de Los Cuentos de Canterbury de Chaucer. Los apuntes que me dejó están incompletos, por lo que tuve que tomarme la libertad de completarlos con lo que me pareció cercano al texto. Pero mis escrúpulos me limitaron, por lo que dejé espacios con anacolutos.

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Fotografías Vídeo Es un vídeo con música realizado en compañía de Zahara Santos, aquella chica misteriosa que aparece en algunos relatos y autora del texto Vestida de sombras. Son fotografías que tomamos con su cámara: una Canon T5i, para la clase de Teoría de la imagen. Ella también eligió la canción. Una prueba de que el relato de Sara no es ficción. https://www.youtube.com/ watch?v=do_1Ud9ntPI

Ilusión entre manos Video Mini drama musical fuera de foco realizado en compañía de la camarógrafa Georgina Conteras de Geo Vlogs, y con la actuación de Juan Pablo García-Ulloa Gamiz, ex integrante del grupo musical CELO y Mary González. Realizado para la materia de Teoría de la imagen. Cuenta la romántica y triste historia de un par de enamorados que sufrieron el flechazo de Cupido y el desdén de Afrodita. https://www.youtube.com/ watch?v=mfG9BLBsP7c

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La via recreativa Documental

Es un pequeño vídeo documental que relata cómo funciona la vía recreativa con música de Capital Cities, fue mi primer ejercicio realizado para la clase de Alfabetización Visual. https://www.youtube.com/watch?v=9FqH_ZHoJUQ

Quemando llanta Stop motion

Vídeo realizado en compañía de Eder Salinas, simula una carrera de autos realizada con una pequeña cámara y con música rapera. Fue realizado para la materia de Teoría de la Comunicación. https://www.youtube.com/ watch?v=03P9CQRoFUk

Aleph Vídeo

Es un pequeño vídeo en el que hablo de mis gustos literarios, cinéfilos y por supuesto mis sueños. Está realizado ex profeso para esta publicación en línea. https://www.youtube.com/watch?v=-ZohZI0hpyM

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Fragmentos

Los cuentos de Talpa... “Tardamos veinte días en encontrar el camino real de Talpa. Hasta entonces habíamos venido los tres solos. Desde allí comenzamos a juntarnos con gente que salía de todas partes; que había desembocado como nosotros en aquel camino ancho parecido a la corriente de un río, que nos hacía andar a rastras, empujados por todos lados como si nos llevaran amarrados con hebras de polvo. Porque de la tierra se levantaba, con el bullir de la gente, un polvo blanco como tamo de maíz que subía muy alto y volvía a caer; pero los pies al caminar lo devolvían y lo hacían subir de nuevo; así a todas horas estaba aquel polvo por encima y debajo de nosotros. Y arriba de esta tierra estaba el cielo vacío, sin nubes, sólo el polvo; pero el polvo no da ninguna sombra. Teníamos que esperar a la noche para descansar del sol y de aquella luz blanca del camino. Luego los días fueron haciéndose más largos. Habíamos salido de Zenzontla a mediados de febrero, y ahora que comenzaba marzo amanecía muy pronto. Apenas si cerrábamos los ojos al oscurecer, cuando nos volvía a despertar el sol el mismo sol que parecía acabarse de poner hacía un rato. Nunca había sentido que fuera más lenta y violenta la vida como caminar entre un amontonadero de gente; igual que si fuéramos un hervidero de gusanos apelotonados bajo el sol, retorciéndonos entre la cerrazón del polvo que nos encerraba a todos en la misma vereda y nos llevaba como acorralados. Los ojos seguían la polvareda; daban en el polvo como si tropezaran contra algo que no se podía traspasar. Y el cielo siempre gris, como una mancha gris y pesada que nos aplastaba a todos desde arriba. Sólo a veces, cuando cruzábamos algún río, el polvo era más alto y más claro. Zambullíamos la cabeza acalenturada y renegrida en el agua verde, y por un momento de todos nosotros salía un humo azul, parecido al vapor que sale de la boca con el frío. Pero poquito después desaparecíamos otra vez entreverados en el polvo, cobijándonos unos a otros del sol de aquel calor del sol repartido entre todos”

Fragmento de Talpa, Juan Rulfo

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Talpa de Allende, pueblo mágico. Foto Gustavo Rodríguez

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Foto Gustavo Rodríguez

Sierra de Atenguillo (parte de la ruta del peregrino). En Semana Santa miles de peregrinos visitan Talpa

L

a suave brisa mecía los primeros retoños de la primavera que habían penetrado en la campiña de Jalisco, y la luna iluminaba la ruta secular por la que vagaban los caminantes nocturnos en medio de la niebla. En Semana Santa, como es costumbre, los piadosos peregrinos toman sus mulitas en marcha camino para cumplir sus mandas y llevar sus exvotos a la Virgen de Talpa desde los parajes más recónditos de México. A diferencia de mis compañeros de viaje, no soy muy piadoss, más aún soy escéptico y el único milagro en el que creo es el de…” Hasta aquí se conserva el manuscrito del que dispongo para componer esta historia, las páginas posteriores o las anteriores, según sea el caso y eso dependerá del lector, pues no encontré otra forma más razonable de ordenar estos fragmentos, a los que mi fantasía pone la tentación de completar. En cierta ocasión que visitaba Talpa con ocasión de un documental fui a una de las tradicionales cantinas que decoran todo pueblito de México. Pasaba debajo de un tejado junto a las pintorescas columnas y buscando un establecimiento donde pudiera tomar algo para amortiguar la sed que sentía, pensé en una cerveza, aunque también me apetecía una raicilla. Encontré al fin una cantina, de cuyo nombre no puedo acordarme. Me senté en un equipal cer-

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ca de la barra y al final me decidí por una raicilla. Era una tarde soleada y calurosa, por lo que encontré el lugar casi vacío, a excepción de unos señores de cierta edad, con la piel tostada por el sol y los rostros algo más que arrugados, aunque se notaba cierto vigor en sus movimientos. Ellos jugaban dominó y platicaban de las fiestas que acaban de pasar hace poco, de las miles de personas que visitaron el Santuario y uno de ellos comenzó a contar el relato de como su suegra se curó del cáncer después de venir a visitar a la Virgen. Según el relato la señora caminó desde Ameca para pedir la intercesión de la Santísima Virgen, al regreso dice que ella se sentía mejor. Cuando fue a Guadalajara para que el médico la revisara dice que ya no tenía cáncer. Al final el señor dijo: “a veces Dios nos pone a prueba” y “pero una suegra es una suegra” y terminó con el chiste del judío al que se le murió su suegra en Jerusalén y pidió que no la enterraran allí, porque los muertos resucitan. Le pregunté al cantinero cómo le había ido la semana anterior y si alguna vez había escuchado acerca de un milagro. Él me contó que había escuchado miles de historias de enfermos que se curaban, de familias que volvían a es-


tar juntas, y de toda clase de prodigios que había oído a familiares, amigos y conocidos. Y le pregunté si alguna vez alguien había escrito eso y me dijo que su padre coleccionaba historias… Después de unos momentos fui con el señor, era un anciano me dijo que él empezó a guardar las historias desde que era niño. La cantina perteneció a su abuelo y en cierta ocasión, cuando los cristeros venían a refugiarse al pueblo llegó un forastero, venía embozado, con un gabán pardo y con un sombrero de paja, se los entregó a mi abuelo, le pidió que se los guardara, dijo que eran muy importantes. Eran una serie de manuscritos atados con una cinta de cuero que mi abuelo guardó en un cofrecito que tenía. —No tengo el cofre, no recuerdo cómo lo perdí ni porqué, a lo mejor fue por el incendio o las termitas, chingue su madre, pero aquí tengo lo queda Sacó una caja de zapatos debajo de un mueble, la abrió y tenía muchas hojas amarillentas que olían a humedad.

“Uno de los peregrinos llamado Pedro, un cronista del municipio de Atenguillo que se unió a los caminantes relató lo siguiente: En el año 1641 el Sr. Cura Pedro Rubio Félix, encontró que los talpenses conservaban en su capilla algunas imágenes de Jesucristo y de la Santísima Virgen, en pésimo estado de conservación. Al irse al lugar de su residencia dispuso que estas estampas se encontraran en la sacristía. El 19 de septiembre de 1644 los naturales principales del pueblo, mayordomos y priostes, decidieron que se cumpliera el mandato del párroco. A una india de nombre María Tenanchi fue a quien se le reveló el suceso. Ella al tratar de tomar en sus manos una imagen de la Santisima.

La imagen carcomida y rota de la Virgen del Rosario se transfiguró delante de María Tenachi. Su cara envuelta en la niebla dijo a quienes la rodeaban: ¿No véis esa virgen desbaratada está resplandores de fuego rodeado de nubes que me hizo así? ¿Qué será esto?

Portada Gustavo Rodríguez

Le pedí que me prestara aquellas hojas para transcribirlas, aunque muchas estaban incompletas y no estaban enumeradas ni tenían fecha, por lo que no pude saber quién las escribió ni cuando, pero…

Virgen del Rosario, carcomida y rota, un resplandor vivísimo la deslumbró; su azoro fue inmenso y no pudiendo resistir la impresión cayó sin sentido, cuando se recuperó de esa impresión las indias que allí se encontraban le preguntaron que qué le pasó. Fue la primera testigo del milagro, María cuya cara envuelve la neblina del misterio, respondió ¿No véis esa virgen desbaratada que esté de otra manera echando resplandores de fuego rodeado de nubes que me hizo así? ¿Qué será esto? De este suceso debió estar enterado el Sr. Cura Pedro Rubio Félix, quien fue avisado por el cantor Francisco Miguel. Llegaron a Talpa el 22 de septiembre y solamente se celebraron vísperas, y misa al siguiente día. 2 candelas que días antes habían encendido los naturales talpenses, intactas e inalterables; continuaban iluminado el altar improvisado de la imagen renovada de la Santísima Virgen del Rosario”.

Fragmento de Cuentos de Talpa Gustavo Rodríguez

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Próximamente Espéralo @yael144_ Gustavo Rodríguez yael144@yahoo.com.mx


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