Condominio marino

CONDOMINIO MARINO poesía ilustrada

Haydee Ramos Cadena

• Ilustración Abigail Matías Ortiz

CONDOMINIO MARINO Escrito: Haydee Ramos Cadena Editado e ilustrado: Abigail Matías Oaxaca de Juárez, Oaxaca Agosto del 2013 Derechos Reservados: Editorial Come Libros y Manitas de Cuche Creative Commons

Presentación

E

stos poemas fueron escritos en el cárcamo de la ciudad de México que se encuentra en el Bosque de Chapultepec, donde también está el mural de Diego Rivera “El origen de la vida”. Esta pieza de arte pintada en la concavidad donde antes se concentraba el agua, a través de sus figuras rehace la evolución de la humanidad desde las especies marinas hasta el hombre.

Aquí, en este sitio, también se escucha la máquina Lamndona, un instrumento de Ariel Guzik que capta las vibraciones del agua, viento, sol y las traduce en música.

La curiosidad por estos habitantes marinos me motivaron a realizar una documentación para conocer el modus vivendi de cada especie, así conocí a estos seres vivientes con su instinto de sobrevivencia. Aunque ellos vivan en otro medio ambiente, de alguna manera la inteligencia que nos creo jugó con nuestra existencia como metáforas y espejos donde nos reflejamos los unos en los otros.

Este poemario lo dedico a la vida que me ha dejado llegar hasta este preciso momento donde el pájaro canta, el disco suena, bebo café, escribo y puedo seguir aprendiendo de mí y la vida.

Espero que en algún momento me lleve a vivir cerca del mar.

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Ammonite El dios de los vientos ocultos te ofreció una pequeña cabeza, una espiral símil de sus cuernos.

En lo cálido de la marea hundes cada tentáculo, tocas burbujas, piedras, tomas aire cada vez más profundo, te sumerges, un submarino contra depredadores vacilantes que acechan en la arena.

Caracola de las mareas (paciente descifras cada habitante) mientras te expandes dentro de ti misma.

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Asteroidea En algún momento póstumo del Big Bang (exhalación crucial del universo), tocas las aguas por primera vez estrella exiliada de tu pedazo de cielo, podías morir o refrendarte a dios, así en acto de fe, ante un suicidio de tu especie juntas las extremidades y en oración caes, tu piel brilla en texturas, comienzas a respirar por cada abertura, tu centro se abre como boca, eras un lucero Bing Bang que el mar dejo Bang Bang reproducirse, sin ocupar sus entrañas. así coges la vida.

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Coral De la figura de tus ramas crece un árbol geométrico, nada es una sola cosa ni una apariencia permanente, tú eres hoja y animal.

Tus tentáculos delineados acarician el oleaje, que pintas puntilloso con sal y movimiento.

Tu cuerpo (cuerpos) que se multiplica en miles de caminos que se reúnen en uno, solo.

Un Jardín que podría desdibujase, en las manos de nuestro vacío.

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Coral de fuego Centello rojo sobre la arena sobrevives, un contrario en medio de la marea, a los enemigos hay que tenerlos cerca, y t煤 Mar, guardas llamas rojas dentro, Yin Yang de este chill贸n universo que se balancea caprichoso, entre los extremos del tiempo, en un oleaje enciendes la furia y amenazas un tsunami, volver.

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Coral cerebro El sol alimenta laberintos, sinuosos retoños, resistentes de tu cuerpo.

Tú, vivienda amable, para el alga verde que da cobijo.

Tú, habitación de muerte, para quien interfiere con la luz cálida del alimento.

No permitas que la confusión sea sobreviviente de estos dos mundos.

Ampáranos en la lucidez de tus veredas, sin la extinción de nuestro pensamiento.

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Hippocampus Trotas sobre prados azules, embates peces que te salen al camino, mientras llevas a tus crĂ­os entre la armadura de picos y anillos.

Tu espiral se aferra a las plantas, y esa hembra te seduce y abandona.

Eres igual a la mujer incubadora que espera vida.

Entre el trajĂ­n aspiras presas, te contraes de un color a otro, tu carne en turbulencia expulsa nuevos brotes.

Sabes que tus hijos siguen el curso del viento marino, y no regresarĂĄn al nido.

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Medusa En la profundidad viven lĂĄgrimas transparentes, elĂŠctricas, (nadie las cobijĂł), navegan sigilosas entre los siglos.

Las eras hicieron cambios.

Ellas nadan con sus cuerpos avispas en aguas malas, con espasmos sinuosos, en secreto viajan de arriba abajo.

Son leyendas que lloran mares y buscan hijos, entre las piernas de nadadores perdidos.

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Caracoles La orilla del mar tiene tesituras toc tac petallaceas, notas din den lepetidaes que llegan con la ola, especies bong, golp, nang, refinadas plinf con el roce de la arena, familias Gong con eco y pequeĂąas sin Ăąung.

En la arena cantan esqueletos mientras esperan la siguiente marea, quienes los escuchan les llaman caracoles (fosa comĂşn), aunque son prosobranchia con identidades.

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Argonauta Houdini de la profundidad en múltiples artilugios, con más manos que el dios hindú sujetas sin atadura y no se vuelve de tu abrazo.

Si duro se te resiste el indefenso la navaja suiza sacas y la entierras en su coraza, incorporas tu dulce negrura en su sangre.

Si atacado te percibes, brincas del café al azul según sea el beneficio, o liberas tu poderosa arma que entinta la visión, y el olfato del incrédulo que por chico, te cree indefenso.

Si ya la batalla es dura, te encierres en tu concha con destellos engañas, usas tu suerte de escapista para no morir.

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Concha Un molusco que te habita deja el mundo y una riqueza sin testamento.

Las perlas usadas en su defensa por el intento de expulsar al parรกsito contra el que lucho largo tiempo, por resistencia las heredaste.

Conchita utiliza tu propio nรกcar para blancarte la herencia violenta que te embarga.

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Tsunami Agua y corrientes, principio al fin de la torrente de circunstancias, un dique ya no es suficiente se abrió la boca del cañón (dispara para todas partes).

Silencio azul estalla sobre olas sin cubrirnos del frío, que aún no revela lo que seremos.

Burbujas revientan la vida que fuimos, y afloran del fondo de la arena los sobrevivientes de este condominio.

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