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H.C. ELÍAS

INTROSPECCIONES DE UNA MENTE EXPUESTA


INTROSPECCIONES DE UNA MENTE EXPUESTA H.C.ELÍAS

Autor Hiram Castro Elías Reg. INDAUTOR 03-2017-111411390900-14 Ishhara85@gmail.com


CONTENIDO Prólogo

3

El Dilema

4

Ausencia

5

Vida

6

Imposibilidades

8

El Viento

9

El Mar

11

La Mente Caótica

12

Después del Tiempo

13

Eternidad

14

Los Mundos

15

Soñadores

16

Alma

17

Hechos y Posibilidades

19

El Hubiera

20

Noche y Día

22

Incongruencias

24

Imaginación

26

Gemas

28

Lo Ignorado y la Ignorancia

29

Conciencia y Realidad

30

El loco, el Genio y el Sabio

32

Soy Tu

34

Himno a Ptah

35

Recuerdos

36

Realidad-es

37

Amor

38


PRÓLOGO Las hojas que siguen pretender desnudar mis pensamientos respecto a diversos temas, ideas que llegan una tras otra, a veces con sentido, a veces sin él. Conforme avanzan sobre el papel van tomando forma, prefigurando un orden, luchando desesperadamente por conformarse en sensatez, no siempre es fácil, a veces solo se retuercen y se ríen de mí escabulléndose, asomándose ligeramente con la esperanza de ser vistas, pero no atrapadas. Ideas y más ideas, golpeando la puerta y corriendo para no ser vistas y mucho menos capturadas. Pero el buen cazador no persigue su presa, solo se sienta y espera hasta que desprevenida la atrapa. Los temas no los busco, no los pienso, solo los escucho cuando los espero, ellos llegan, se asoman, no siempre como son, a veces solo se muestran como semejanzas, y piensas que atrapas nuevos, cuando son los que ya tenías. Veinticinco pensamientos, algunos hermanados, otros tan ajenos como es posible, pero cada uno buscando penetrar en la mente y el corazón de quien ha conocido lo que expresan. Otros solo pretenden mostrarse fugazmente, para que la curiosidad los siga y se sorprenda. Les doy la cordial bienvenida a mi mundo, espero que la fascinación de lo impensable, la incongruencia de lo inimaginable, la insensatez del mundo virtual que se esconde y se muestra a través de las puertas de la percepción, los capture y los subyugue, los someta con dulzura y los acoja con amor.


EL DILEMA

Del horizonte tres siluetas comenzaron a prefigurarse, aunque se ocultaban detrás de los dorados rayos solares del atardecer, como gacelas avanzaban por trechos, luego el gran salto. Un viento del norte parecía sostenerlas, húmedo, brumoso, desvanecido y evanescente, y aún como figuras, su falta de definición inspiraba miedo. ¿Por qué el viento del norte era su guía?, mejor hubiese sido el del este, o del sur, o del oeste, ¿por qué el del norte?, ahí solo hay demonios que claman por ser, y solo oscuridad son, garabatos de sí mismos sin nombre conocido. Su aliento portador de las criaturas del crepúsculo, es lo único que da testimonio de aquellos. ¿Cuándo entenderán su lugar perdido? Saber qué son es el reto, sombras sin forma que la noche oculta y engulle como monstruo de mil fauces. El primer rayo del alba tímidamente proclama la victoria sobre las sombras, ¿acaso ellas saben que se han ido?, ¿acaso conocen la luz? ¿Cómo conocerla si jamás la han visto? Al hombre le ha sido dado conocer la luz y la oscuridad, solo a él se le ha liberado del peso de ser luz, o ser oscuridad. ¿Si la luz no sabe que es luz, como comprende la oscuridad? Y si la oscuridad no sabe que lo es, ¿por qué habría de huir de la luz si no la conoce, si va más allá de su ser? El dilema entre el ser o no ser se pierde, se diluye, y solo quedan dos naturalezas libres y espontáneas, no reveladas entre sí, desconocidas para ambas. Y sin embargo, al hombre le es dado conocerlas, será porque no es ninguna, o porque es ambas. ¿Se trata de un dilema, de una paradoja o de una falacia? Quinientos años atrás Shakespeare se preguntaba ¿ser o no ser?, he ahí el dilema. Yo digo, ser y no ser, he ahí la paradoja.


AUSENCIA

Miles de pequeñas luces titilando dan testimonio de sí mismas, inalcanzables, incognoscibles, mudos testigos de mis actos. Y yo sin pensarlo, devoro su luz cada noche, ellas, al menos en parte, viven en mí, soy todas y ninguna. ¿Qué es la luz?, quizá un intangible vehículo que traslada algo de mí a cada presencia en el universo. Mi ser está en todo ser, y todo ser, está en mí. Y ¿qué hay de la ausencia?, acaso será la luz que jamás emito, aquella que se queda en mí. La luz que comparto es presencia, la luz que conservo es ausencia. ¡Soy presencia en otros y ausencia en mí! Soy luz ausente congelada en el espacio, confinada a un solo tiempo… ahora. Desde la oscuridad de mi ausencia, ilumino las imágenes multicolores de mi presencia en ellas, aquellas ausencias que al igual que yo claman por ser, siendo sin ser. Ese puente entre ausencias, multicolor y pletórico de presencia soy yo. Esas imágenes que me llenan de matices, tonos, colores, que provienen de toda ausencia que conozco, imagino, pienso y desconozco, también soy yo. Su presencia y mi ausencia, mi presencia en su ausencia, eso soy yo. Ahora el alma, embriagada de verdad exclama libremente: ¡yo soy aquello, yo soy!


VIDA ¿Qué es la vida?, me pregunto, ¿algo tan trivial como la ausencia de la muerte? Pero si así fuera, todo lo que muere no tendría vida, y por tanto todo lo que vive no tendría muerte. Parece que la vida es algo más allá del simple espejismo de la existencia, aquella que pensamos que es, aquella envuelta en las sensaciones que nuestros sentidos a manera de agudos exploradores nos informan, señales de colores, desde el morado hasta el rojo, sonidos agudos y graves acomodándose en cascadas tonales, algunos armonías de la naturaleza, otros, evidencia del alma humana, pero todos mostrándonos algo que intuimos, ¡estamos vivos! Colores, sonidos, aromas, sabores y sensaciones, ¿son suficientes?, ¿eso es todo?, ¿verdad o engaño perfecto? ¿Y si perdiera todos mis sentidos, sino pudiera ver, oír, oler, degustar, sentir con el tacto?, ¿ya no estaría vivo? No lo creo, la vida es algo que viene de dentro, no depende de los estímulos externos, estos sólo nos hacen parte de un contexto, algo que nos implanta la idea que existimos. He aquí la falacia, la existencia no es intrínseca al ser, este existe en las realidades de quienes lo observan, pero la vida, si lo es, no depende de reflejos, ni de imágenes, la vida no admite muerte, la vida es. En tanto la existencia, a veces es, a veces no, viene y va, sujeta a ciclos, a retornos, a cambios, a presencias simultáneas. Estos movimientos pasando del ser al no ser, son lo que equivocadamente hemos llamada vida y muerte. He aquí el error que nos infunde miedo, confusión, frustración, tristeza, desesperanza, angustia, noción de pérdida. La vida, la verdadera, la original, la infinita que busca transcenderse a sí misma para fusionarse con la eternidad no admite muerte, pues en ella nada muerto hay. La existencia se diluye y se extingue, pero no muere, ¿cómo puede morir lo que muerto está? La muerte como acción es una falacia, la muerte como estado es una posibilidad, lo que no somos capaces de sentir, comprender, apreciar y gozar, es la vida, como única verdad.


No aspiramos a gozar de vida eterna, somos vida que emana de la eternidad, gozamos de las Vidas del Eterno en su seno infinito, y asĂ­ mediante la inmortalidad retornamos a la eternidad, en neutralidad, en reposo, sin cambio.


IMPOSIBLES

Siempre no es mejor que nunca, ambos son imposibles, pero nada es imposible, y sin embargo, aún la nada es imposible al igual que lo imposible. Entonces todo es posible, y el todo ¿acaso también es imposible? Si los absolutos son imposibles, cada siempre tiene un poco de nunca, cada nunca tiene algo de siempre, cada luz tiene un tinte de oscuridad, cada oscuridad tiene un destello de luz. Cada verdad tiene un toque de mentira, cada mentira tiene un halo de verdad. Los opuestos no se oponen, se unen entrelazándose unos con otros, como hilos trenzados de diferentes colores, parecen nada y parecen todo, pero no son nada y no son todo. Lo posible surge de la unión de imposibles, a pesar de que lo imposible es imposible. Así entonces lo posible es imposible. ¡Todo es imposible! Y sin embargo el todo y lo imposible son imposibles, ¿acaso esto los vuelve posibles? La existencia y la ausencia imposibles en sí, danzan en la nada su imposible danza, opuestos absolutos, opuestos imposibles, frenéticamente se abrazan tocándose, sin tocarse, de esencia distinta no pueden unirse, y sin embargo no pueden separarse, de un giro tras otro en la imposibilidad, surge el milagro de la vida. La vida es imposible, y sin embargo existe en la imposibilidad. ¡Somos y no somos!


EL VIENTO

Cierra tus ojos y siente el viento que roza tu piel, ¿acaso sabes de dónde viene?, ¿acaso sabes a dónde va?, ¿de quién o de qué te ha traído un algo de su ser?, ¿a quién llevará una parte de ti? El viento viaja tan sin sentido como tú viajas para él, no sabe qué es un algo hasta que siente tu ser. En su vagar por aquí y por allá, se desconoce, un instante es una eternidad, no hay tiempo hasta que se conoce, hasta que se encuentra en ti. Fluye, fluyendo sin fluir. En su suave roce comparte todo cuanto le acompaña, y recoge la sutil esencia de quien lo topa, un intercambio de existencia, un punto de convergencia. Un ser sin ser que se desplaza desplazando, un camino sin sendero, una ausencia que se esconde de sí misma y se manifiesta en aquello que no es. ¿Habrá alguien que pueda seguir al viento?, ¿acaso habrá alguien que pueda tomarlo entre sus manos y decir, aquí estas y aquí te quedarás?, ¿quién podrá detener el tiempo para cautivar el viento y arrancarle sus más íntimos secretos? Si el tiempo se suspende en sí mismo, envuelto en un halo de eternidad, el viento dispuesto revelará los secretos de un instante, si te vuelves su fiel compañero, a su lado el instante se hará eterno, y el viento te susurrará al oído la misma eternidad, pero si cambias de cara cual dios Jano, el viento irá en tu contra al igual que él tiempo, revelando sus secretos de todo instante a cada instante. El tiempo que fluye contigo solo te acompaña como el viento, discreto amigo que no revela nada que tú mismo no conozcas, pero el tiempo que fluye en sentido opuesto, aquel que golpea tu rostro oculto, el que no percibes en tu camino, ese es el indiscreto, el que todo conoce y nada se guarda, el que te muestra imágenes imprevistas, acciones insospechadas, caprichos del destino que te mueven de camino. Ese es el viento que proviene del aliento de los dioses, emisario de sus inesperados humores, caprichos que encienden pasiones y moldean acciones.


El rostro oculto, oculto está, solo el tiempo lo conoce, solo el viento lo anima y lo importuna, ¿qué sabe que el otro rostro desconoce?, y ¿qué podrá ignorar de aquello que su gemelo opuesto lleva con el viento? Dos inseparables misterios unidos por lo que ambos ignoran y separados por lo que ambos conocen. No hay camino sin recuerdos, como no hay senda sin enigmas.


EL MAR Caminando sentía como mis pies se regocijaban en la arena, un paso un abrazo, un tierno roce acariciando mis plantas, luego el mar con su blanca espuma como burbujeante

champaña

se

entrelazaba

con

mis

piernas,

jugueteando,

intercambiando sensaciones, al final del juego aburrido se retiraba, solo para tomar fuerza y regresar con mayor ímpetu buscando revivir el primer encuentro, solazándose en cada giro de su inquieta espuma, distraído se alejaba, no sin antes borrar las huellas de mi encuentro con la arena. Me alejo imprimiendo nuevas marcas, testimonios de mi andar sin rumbo ni cadena, lejos del mar las huellas quedan, cerca se las lleva, ¿qué será mejor?, ¿que permanezcan como mudos testigos de mi soledad?, ¿o que el mar las vuelva olvido, que las nombre inmensidad? ¿Quién es más libre?, ¿aquel que es perseguido por las huellas de un andar sin caminos, ni guías, ni destino, o ¿aquel cuyas marcas de su andar se han ido y no hay más que recordar? Las huellas que reclama el mar ¿dónde están?, ¿quién podrá encontrarlas en la inmensidad? Las que deje en la arena, eso es otra cosa, permanecen como mudos testimonios que señalan el camino de regreso, sin limitar la libertad de ir y seguir, dejando huellas y más huellas, y aun así sin saber a adónde voy más sabiendo de dónde vengo. Huellas que dejo y me persiguen, ¿cómo deshacerme de ellas?, no puedo, sólo el mar puede, ¿acaso hallaré mayor libertad cuando se hallan ido? La que deje lejos del mar no se irán, pero las nuevas, esas en el mar, ni siquiera existirán, se desvanecerán en cuanto se formen, no darán testimonio alguno y solo iré sin saber de dónde vine, ¡ahora soy libre! Solo el roce con el agua, impregnándome de un inmenso gozo, solo el mar y yo, nada de huellas, nada de andares sin rumbo, solo el mar y yo.


LA MENTE CAÓTICA

De una caótica mente surgen pensamientos irreverentes, extraños, extravagantes, irreales, intensos y espectaculares. ¿Qué hay más allá de las fronteras de la cordura?, ¿quién es el cuerdo?, ¿acaso no hay peor locura que encerrarse a sí mismo dentro de las fronteras de las propias convicciones? De una caótica mente surgen actitudes desafiantes que confunden el orden y asustan como fantasmas informes a los zombis que solo se mueven como de ellos se espera. Un espíritu indomable, indomado, no pertenece al mundo de las formas constantes, sus acciones amenazan e importunan la simpleza de la torpeza. De una caótica mente surgen emociones ciertas e inciertas, claras y confusas, retadoras y sumisas. Emociones que emulan el jugar de los jaguares, astutos, inquietos, rápidos, sagaces, alertas y tiernos. Un torrente de fuego derramado en la infértil tierra de la imaginación muerta. De una caótica mente surgen sueños sutiles, volátiles siluetas de difusos contornos girando sobre sí mismas, diluyendo sus fronteras, penetrando tímidamente como hilos de agua la realidad durmiente. Poco a poco lo no existente se moldea a sí mismo, paso a paso da vida a la materia inerte, impávida, quieta y expectante. De una caótica mente surgen dudas, inquietudes, preguntas que rompen los cristales de la niebla que asume como verdadero solo aquello conocido. No hay peores horrores para los muertos vivos que aman la insensata rutina que una mente inquisitiva. El miedo los paraliza y los arroja hacia dentro de sí mismos donde están seguros, donde están a salvo, donde la verdad no llega y no ilumina la oscuridad que tan bien les sienta.


DESPUÉS DEL TIEMPO

¿Quién me recordará después que el tiempo se haya ido?, ¿quién pronunciará mi nombre cuando el universo este en silencio?, solo las memorias del mañana serán mudos testigos de lo que pudo ser, caminos perdidos, olvidados, anhelados y extraviados, todos brotando de mi alma, siendo y no siendo, mirándome, animándome, clamando por ser y yo, envuelto en un eterno ensueño, distraído en mi ego sigo en el olvido. Yo soy mi esencia y mis caminos, yo soy el rey y la tierra, y soy el deseo de residir en ella. Un hoy en la eternidad, un todo en la nada, en aquella nada que se revela a sí misma a través de mí ser. Caminando sin andar, hoy estoy aquí y mañana también, porque como es mañana, así será ayer, no hay nada nuevo bajo el sol, ni nada viejo sobre él. Y sin embargo todo está en el sol y nada fuera de él. ¿Cuántos caminos hay?, quién puede saberlo, ¿cuántos no hay?, solo el olvido lo sabe.


ETERNIDAD

¿Qué tan grande debe ser la ventana de la conciencia para percibir la eternidad, y qué tan pequeña para comprenderla? Pensar la eternidad es excelso, sentir la eternidad, vivir la eternidad, ser la eternidad, es simple, porque pensándola o sin pensarla, se es ella. La eternidad lo es todo y es nada, en ella convergen, se entrelazan, se abrazan, se unen y se aman lo inprincipi y lo infinito. Como Oroborus se devora ciclo tras ciclo para renacer conforme se extingue en sí misma. En la eternidad el alma se percibe conociéndose en lo que conoce, ignorándose en lo que ignora, proyectándose en lo que no es, reflejándose en lo que es. Cada nombre se conoce a través de la fractalidad de su nombre, sus nombres son él, aunque cada nombre desconoce su nombre. ¡Ah! la eternidad, pletórica de nombres conocidos y olvidados, conocidos por el que olvida, olvidado por el que conoce. Si en la eternidad eres luz, uno con ella eres; si eres vacío, uno con él eres. La eternidad viaja contigo y sin embargo no se mueve. Llevas la eternidad a todas partes y te preguntas por ella, ¿por qué buscas lo que ya te ha hallado? Lo uno y lo no uno, ambos son uno, ambos son eternidad. Tú no eres eterno, pero eres eternidad.


LOS MUNDOS

¿Qué se escucha en el silencio?, ¿acaso el bullicio de la ausente nada? ¿Qué brilla en la oscuridad?, ¿acaso la vestimenta de los mundos emergentes? Mundos que muestran formas virtuales tímidamente engarzados como perlas, todos unidos por la luz eterna, revelando y ocultando, mostrando y escondiendo. Los conocidos, claman sus virtudes y guardan en secreto la preciosa flor que hay en ellos. ¿Quién los anima?, ¿Qué les da vida? Figuras desconocidas, extraños recuerdos de lo no ocurrido, caminan, corren, juegan, ríen, se burlan y se jactan de la ignorancia de quien las espera. Un desenfrenado torrente de formas surgen y resurgen, generándose y regenerándose en el entorno de quien observa. Asfixiados y devorados por la abrumadora tormenta, gota tras gota, van refrescando e inundando la mente. ¿Quién quiere escapar? ¿Quién podrá hacerlo? ¿Quién podrá liberarse del torbellino de las formas si la salida se mueve con aquel que la está buscando? ¿Acaso la mente surge de los mundos?, o ¿los mundos surgen de la mente? Si los mundos son el crisol de la mente, no hay escape posible. ¿Podrá la pata escapar del gato?, o ¿el ala del halcón? Pero si los mundos surgen de la mente, la mente en sí es el escape. No hay salida, cierto es, pero ¿quién la necesita?, ¿para qué buscar algo que puedes formar? La salida de los mundos es la mente misma, tú eres el mundo, una extensión tuya que se construye a sí misma reflejando la esencia de quien eres. Tu esencia es tu nombre, y es el nombre el que cambia los mundos. Cada vez que te reinventas un nuevo mundo surge, ¡tú y tu mundo son uno!


SOÑADORES

Los soñadores, amantes de lo imposible, sujetando sus mentes al infinito, siempre buscando y escudriñando en la escurridiza sabia del Árbol de las Vidas. Emanaciones de Luz Divina bañan el corazón del que sueña, del que otorga y se anula a sí mismo para transformarse en bondad hacia otros. El soñador, cual artesano de la realidad, la moldea, le da color, forma, luego, el Gran Espíritu le susurra cubriendo su ser con Su Aliento Divino, es tiempo, el artesano está listo, ahora puede imprimirle su corazón para dotarla de vida. ¡Bereshit!, ¡Bereshit! escucha el alma, la realidad está en alerta. El artesano se acerca sigiloso, cuidadoso, tierno pero decidido, no es fácil sorprender a la ostentosa realidad, tan segura siempre de sí misma, tan necia e inflexible, dominante y arrogante, confiada y desafiante. Tomada por sorpresa la realidad se rinde no por fuerza, solo se entrega a su amante que la abraza, penetrándola, disolviéndose en ella, haciéndola suya y entregándose a ella sin reserva. Nacieron uno aunque se enfrentan, se ignoran y se temen. En la falacia de la diferencia se pierden, se confunden, pero el soñador se atreve a conocerla, con amor le arranca los secretos de su esencia y del nombre que la forma. Con amor el poder de rehacerla lo revela. Ambos se recuerdan, reconociéndose el uno en el otro, no son dos, nunca lo han sido.


ALMA

El fuego con sus tentáculos brillantes, sin sentido, totalmente aleatorios y espontáneos, caprichosos, juguetones, retando a cada instante a los dioses del alba, ¿quién es más bello, el sol o el fuego? ¿Qué siluetas insinuantes oculta la llama de tonos escarlata, adornada con destellos blancos y naranja? Pálidos fantasmas, desafiantes bestias de temibles fauces chocando entre sí, extinguiéndose para renacer en formas diferentes, una danza eufórica sin sentido, ni prejuicio. Frenética algarabía que empieza y termina en la disolución y el renacimiento de ella misma. ¡Yo soy fuego!, clama el alma, incontenible y traviesa, bromista y honesta. Fuego interno que consume y alimenta, ¿quién podrá domarla?, ¿quién podrá comprenderla? El alma espera que la conciencia entienda, caballo salvaje, libre, sin rienda, ahogada en su naturaleza. ¿Hasta cuándo ha de esperar a la conciencia?, ¿hasta cuándo despertará y será en ella para conocerle? Cada lengua de fuego en la gran llamarada, no sabe qué es, ni dónde está, para ella, sólo ella existe, sólo ella es. Se ignora a sí misma como parte de algo mayor, grandioso, igual en esencia, diferente en presencia. Cada lengua se siente ausencia y carencia en tanto es incapaz de entenderse como parte de algo mayor, algo más fuerte. Ella piensa que se expresa como quiere, cuando en realidad solo sigue el ritmo de la llama, aquella es quien la rige. Ahí está el engaño y la paradoja, la falsa independencia, la ilusoria autonomía de cada llama, solo perdura porque está sujeta al fuego, él es el verdadero, el que prescribe cada movimiento, solo el egoísmo de las pequeñas llamas

impide

comprenderlo. No hay diferencia entre las llamas y el fuego, todas se rigen por un mismo ritmo, crecen se extinguen y se regeneran, todas proyectando formas caprichosas, incomprensibles para sí mismas, reconocibles solo en las conciencias que


observan. El fuego es el mismo, pero las formas que adopta dependen de cada conciencia.


HECHOS Y POSIBILIDADES

¿Dónde termina la subjetividad y comienza lo objetivo?, ¿dónde acaba el reino de las posibilidades y comienza de dominio de los hechos? No hay flexibilidad sin rigidez, como no hay rigidez sin flexibilidad. ¿Qué resiste más al viento, una rama que se mece con el violento embate, o el tronco fuertemente arraigado a la tierra que confronta el poder de los vientos estoicamente inmóvil? ¡El empirismo lógico es mi religión!, clama el hombre de ciencia analizando objetivamente a través de sus sentidos aquello que estudia en el mundo que percibe, ciego a lo que lo genera y lo sustenta, enlazado a los hechos sólidos y concretos. ¡La intuición y los estados alterados de conciencia

son mi religión!, clama el

chamán, intuyendo y percibiendo más allá de los sentidos el mundo psíquico, cuántico en esencia, extraño a la razón. El científico ama los hechos, para el chamán son imágenes en el agua. Un hecho, dice el chamán, es un hecho en tanto las creencias y convicciones lo refuercen a cada instante. Un hecho, debate el científico, es una verdad en sí misma. En el mundo de los sentidos no hay debate, un hecho es un hecho, objetivo y veraz, rígido y dominante, o es un hecho, o no lo es. En el mundo más allá de los sentidos nada es rígido, todo es posible, un hecho es y otro también, lo subjetivo doblega a lo objetivo, el reino de la Y, subyuga al mundo de la O. Donde hay hechos, no hay posibilidades, pero donde hay posibilidades todas son hechos en tanto estén sujetas a la subjetividad de las creencias y las convicciones de quien observa. Una posibilidad es un hecho naciente, un hecho es una posibilidad consumada en la subjetividad de la mente.


EL HUBIERA

¡Cuán temible es el tiempo pretérito imperfecto del verbo haber! La reverberación de su sonido penetra lo más profundo de mi alma como raíces en la tierra, abriéndose camino, rompiendo lo que encuentran. La apacible tierra, compacta, quieta, reposando en sí misma, alejada del mundo que está sobre ella, solo perturbada por la raíz que la penetra quebrando a diestra y siniestra su apacible estado. Detener su avance quisiera, pero lo hecho, hecho está, yo sembré la planta, y aunque no lo quiera, arraigada está a la tierra. Arrancarla quisiera, pero es de raíz profunda y al sacarla la tierra se hundiría tan hondo que nada más podría sembrar, la tierra quedaría herida, lastimada, rota y mancillada, irreparable, la raíz se llevaría parte de ella. La planta está ahí y no se moverá, la misma tierra que lastima, la abraza y la arraiga, la abriga, la sostiene y la sustenta. Entre más nutrida está más hondas penetran la tierra sus raíces, más profundo la socaba y la tierra lejos de expulsarla la alimenta y la acoge. ¿Es por bondad que la sustenta?, o, ¿es porque esa es su naturaleza? La tierra así fue hecha para albergar en ella todo árbol, flor y planta, ¿he de conservar aquello que no quiero?, la tierra se pregunta. Si dejo de alimentarlas, aun muertas su raíz queda, poco gano, solo muerte. Alternativas no hay, en tanto la tierra este convencida de lo que de ella se espera, de los supuestos que la envuelven y asfixian. Ella solo es receptiva, ella solo amamanta flores, árboles y plantas. Cada planta tiene su forma, sus características y propiedades, y con ellas entra en la tierra y de ella toma lo que necesita para crecer y mantener su esencia. Si arrancar o matar no es opción, ¿por qué no transformar?


Lo no deseado por sí mismo no lo hará, la labor le corresponde a la tierra. ¿Quién puede imaginar una planta, flor o árbol cambiando de forma, color y aroma? ¿Quién lo ha visto?, nadie que conozca. Lo no visto, no es creído, lo no creído, no es cierto, sin certeza no hay convicción, sin convicción, no hay opción, sin opción, no hay posibilidades, y sin ellas no hay transformación. ¿Podré transformar a la planta? se pregunta la tierra. Desde luego, se percata, pues está en mí y yo en ella. De pronto una revelación le llega como relámpago fugaz ¡Si me transformo, ella se transforma! No más miedo al hubiera, ahora sé que el hubiera ¡si existe!


NOCHE Y DÍA

El Gran Espíritu cuando oculta, revela, cuando revela, oculta; cuando calla se muestra, cuando habla disfraza; en el caos esconde orden, en el orden encubre caos ¿Cómo discernir el mundo manifiesto, si en lo incomprendido está el entendimiento, y en la comprensión, el desconocimiento? Día y noche se crearon, más no en ese orden. En las Sagradas Escrituras se lee, “y fue la tarde y fue la mañana un día”. Heshuka, la temible, la revelación más antigua, la espontánea y la curvada, la caótica que está incrustada en una comprensión mental que filtra la percepción a través del anárquico remolino de los paradigmas adquiridos sin reflexión ni entendimiento consciente, es oscuridad de la mente que lucha por predominar, por ser primera. Nuhra, la revelación más reciente simbolizada por un rayo de luz que brilla sobre el ser, implicando orden y rectitud, línea que avanza firme siguiendo el camino que la geometría le indica, en sus brazos lleva la percepción consciente, el discernimiento y la reflexión. Lailah, la enigmática, la que no se rige por secuencias causales, la sin sentido, la reina de los sueños. Hija de la oscuridad, noche que reclama su lugar en el caos de la incongruencia de la percepción inconsciente. Este es el dominio de Lailah, la libertina, la que se goza en posibilidades, la oculta, la velada. Yom, hijo de Nuhra, estricto, formal, simple, desplegándose sobre sí mismo como cauce de río, designio que se expande como narración interminable, suceso a suceso avanza, deslizándose suavemente del antes al después. “Y fue la tarde… de lo oculto y lo incomprensible, de lo flexible e infinitamente posible, lo revelado en lo que se ignora, lo secreto detrás del velo; y fue la mañana… de lo revelado, lo ordenado en secuencias rígidas, invariantes, inefables, de ritmo perpetuo, sin alteración ni cambio. El insondable destino oculto en la confianza de


lo conocido. Un día…, lo oculto se revela, lo revelado se oculta, la noche no es sin el día, como el día no es sin la noche, cuando se tocan se diluyen la una en la otra, lo oculto se revela, en lo revelado que oculta. Inconsciente de mis posibilidades, alardeo con profundo discernimiento de mi percepción consciente, sin saber que es la ilusión revelada la que carcome mi entendimiento. En lo manifiesto busco lo oculto, cuando en lo oculto está lo revelado, y grito lleno de impotencia por no poder arrancarle sus secretos a este mundo. Ahora más tranquilo, me percato que he buscado peces en el cielo y aves en el agua. Y aunque no soy pez, ni ave, ni cielo, ni agua, comprendo al fin que lo oculto y lo revelado, son como el pez y el agua, o como el ave y el cielo, ¡el uno es el hogar del otro!


INCONGRUENCIAS

El sonido del viento jugueteando con la maleza, extraviado en sí mismo, envolviendo en frenéticos torbellinos toda rama que a su paso lo abraza, lleno de gozo canta, deslizándose como furtiva serpiente se regocija en su tonada, entre más veloz, más aguda es su voz. ¿Quién podrá ver el sonido del viento? La sutil y etérea luz, escurridiza, alegre y fugaz, siempre pasando tan de prisa, chocando con sin igual algarabía, cada choque un destello, cada destello un color. La luz a su paso se entrega, regala una parte de sí misma, se pierde en el placer de otorgar. Llega sin ser notada, se desvanece, se pierde, renaciendo como ave fénix en un abanico de múltiples tonalidades. ¿Quién podrá escuchar los colores de la luz? El espíritu llega sin demora y se posesiona de su acogedora morada. ¡Un nuevo ser ha sido concebido! El alma paciente espera a que el ser nazca, en el primer suspiro ella entra y se entrelaza al espíritu y a la materia. ¿Soy espíritu o materia?, confundida el alma se turba y desconcertada medita, no soy espíritu ni soy materia, y sin embargo soy en ellas. ¿Quién podrá percibir el aroma de las sensaciones del alma? ¡Qué extraño le parece al cerebro la incongruencia entre nociones! Supuestos libremente consensuados que distraen a la razón y la enloquecen. No hay mayor incongruencia en la incongruencia, que la incongruencia misma. Los supuestos, supuestos son, como yerba mala se despliegan, como cristales de Murano crecen dificultando ver a través de ellos. Hermosos a la vista, atractivos a los sentidos, con una belleza que atrapa la mente. ¿Qué hay detrás de lo que ocultan?, ¿qué es aquello que los dioses no quieren que entendamos?


La mayor de las incongruencias, la que se muestra incongruente en sĂ­ misma, la que destruye los supuestos, aquella de la que estos huyen, la que no miente, ni se esconde, la que cobija la inocencia.


IMAGINACIÓN

Si es cierto que la imaginación no tiene límites, ¿cómo podré conocer los no límites, que la imaginación no respeta?, ¿cómo medir el alcance de la imaginación, si desconozco lo que hay más allá de ella? Imaginar es reacomodar piezas conocidas en nuevas y frescas imágenes ensambladas de una y mil formas, persiguiéndose, tocándose, riéndose unas de otras, corriendo para no ser alcanzadas. Las más extrañas alardean mientras se escurren de la mente como peces de las manos. Pero al final, aún las más exóticas, incongruentes, informes, irreconocibles, inesperadas, aún ellas, siempre están hechas de remiendos de imágenes conocidas, algunas expuestas y otras guardadas en lo más profundo de la mente. Como incansable costurera, la imaginación recorta y confecciona pedazos en formas caprichosas, a veces solo reacomoda los recuerdos, pero otras los trasquila, los gira, los combina, les cambia los colores, los sonidos, los sabores. Un colagge de cosas conocidas. ¿Qué imaginación puede concebir y dar a luz formas desconocidas, jamás percibidas, no formadas de recortes ni de hilachos? Aquella cuya mente penetra suavemente en lo que le es desconocido, sólo así descubre los no límites de su ignorancia. ¿Cómo puede conocerse lo que se desconoce?, si por definición son excluyentes. ¿Cómo puede verse lo que jamás se ha visto?, ¿cómo puede escucharse lo que jamás se ha oído?, ¿cómo puede olerse lo que jamás se ha olido?, ¿Cómo distinguir lo que no es comparable con lo conocido? Ante lo desconocido me siento como un niño en una habitación rodeada por millones de pasillos, de repente aparecen imágenes en algunos de ellos, corro y capturo las más que puedo, las traigo al centro del cuarto y las guardo como tesoros, luego el proceso se repite, imágenes surgen en otro pasillo, de momento no distingo que


son, así que las comparo con las que capturé en un principio, y entonces toman sentido, no todas, es cierto, solo las que se asemejan a las que ya tengo. Es claro que las imágenes que no se parecen a las que he guardado, no son fácilmente identificables, pero al menos se aquello que no son. Luego, nuevamente me levanto y voy por las que no conozco, las que perturban las imágenes de lo conocido, las persigo, las engaño, haciéndoles creer que se asemejan a lo que conozco, así confundidas, las atrapo desprevenidas, tal vez no sean del todo ellas, pero con su semejanza me conformo. Ahora que las tengo las agrego a las otras, los no límites de mi imaginación están creciendo.


GEMAS

En silencio toda piedra me habla, un delicado susurro casi imperceptible invade cada célula de mi ser. Mi ADN reacciona al bullicio del mutismo de toda forma. Quietas, impávidas, solo observan, aprenden y hablan y hablan y hablan, pero nadie las oye, y sin embargo todos las escuchan. ¿Qué es la geometría?, me pregunto, ahora sé que es la voz de Di-s cincelada en el tiempo. Las piedras son formas que nos hablan a través de su geometría, este es su lenguaje, toda gema tiene su idioma. Cada célula en su corazón reconoce el sonido de las gemas como el amor que brinda la Madre Tierra. Idiomas conjuntándose en la sinfonía de un lenguaje de formas, silencio bullicioso que entrelaza la vida orgánica con la no orgánica. Al final la vida se comunica, se entiende, se respeta, se conjuga, se sigue y se llama, se reconoce y se ama, se cuida y se procura. Son una enlazada en el lenguaje de las formas, estrepitosos silencios que resuenan en el universo. Sensaciones desbordadas, coloreadas en un interminable frenesí de delirantes geometrías labradas en el tiempo, todas gritan, todas callan, todas esperan ser oídas, y todas son escuchadas. Mensajes encriptados, ocultos revelados. Secretos escondiendo verdades ancestrales, limpias, transparentes, inalteradas, no pervertidas, ni adulteradas en voces firmes, sensatas y sinceras, solo acalladas por la terca ignorancia. Voces de libertad que pretenden protegernos de energías negativas, bajas, destructivas, no demandando nada, solo atención, silencio y amor.


LO IGNORADO Y LA IGNORANCIA

Las ideas fluyen como lluvia dorada de destellos multicolores prendiendo mi mente, unas se enlazan, otras se pierden, las menos se agitan y penetran como arietes en las anquilosadas formas de lo insistente. Aquello, lo no naciente, lucha por romper el velo de la tradición, de los supuestos, de lo consensuado por el monstruo del vacío y la ausencia. La ignorancia vestida de gala, con sus falsas luces engalana la noche del conocimiento. Como amante despechada se interpone entre la intuición y la sabiduría. Necia y persistente se levanta orgullosa, “he aquí mi obra”, dice sonriendo discretamente con cierto vejo de prepotencia, con la seguridad que proyecta quien sabe que no puede ser vencida, al menos no sin dar batalla. Lo no naciente tintinea con destellos luminosos que humildemente levantan su luz creciente. Temerosa al principio, francamente desconcertada, penetrando a un mundo extraño, rígido, patético, construido de fantasmagóricos supuestos, invadido por la niebla, dificultando sistemática y metódicamente la entrada de lo desconocido en la ignorancia. La luz que brilla desde lo ignorado amedrenta el bien forjado mundo construido en ladrillos falsos, pero fuertemente arraigados. Entre más extraña a una razón forjada, blindada y cimentada en la supuesta estabilidad que brinda lo conocido resulte el brillo de las incómodas luces provenientes de tierras lejanas e ignoradas, más se fortalece el muro que sistemáticamente las descalifica y ridiculiza. Al final no hay barreras lo suficientemente altas o gruesas que resistan el continuo embate de las luces destellando con infinidad de colores, acercándose con las buenas nuevas, hablando en lenguajes intuidos, aún desconocidos, mostrándose como parecen ser para, con el tiempo, ser comprendidas como son. ¡Lo ignorado ha penetrado la ignorancia!


CONCIENCIA Y REALIDAD

¿Qué precede a la realidad? ¿Acaso lo no contado, lo no escrito, ni siquiera mencionado? ¿Qué precede a la realidad?, vuelvo a preguntar, ¿qué es la realidad?, debiera cuestionarme. Si la masa es energía en un estado de alta densidad, ¿no será la realidad conciencia en estado similar? Energía, masa, conciencia y realidad, cuatro caras de un ser, cuatro facetas de una misma esencia. Cual querubín formado por la voluntad de ser, cada una se asoma en su propia semejanza, imagen de la otra, espejo de sí misma. La moneda está en el aire, ¿qué será?, ¿conciencia o realidad? En su vuelo esfera es, no se distinguen en ella ni planos ni círculos, de superficie limpia, lisa, sin imperfecciones, aún no es realidad, aún no es conciencia, solo sus embriones van en ella. Gira uno y gira el otro perdiendo su imagen y adquiriendo otra, diferente en forma, igual en esencia. La esfera en su trance por el aire no es conciencia, ni realidad, y sin embargo, es conciencia y realidad. Cuando el vuelo termina, los embriones adquieren forma, han nacido, realidad y conciencia, una activa observando, otra pasiva esperando. El milagro de la materia se prefigura en las tendencias adquiridas, la conciencia observa, la realidad la envuelve. Cual gacela corriendo por el bosque, desbocada, saltando descontrolada, se siente libre. Con cada brinco y cada zancada materializa la etérea nada. Los secretos que oculta la realidad, revelados, aunque celosamente guardados, se encuentran vagando en un recóndito lugar, llamado olvido de la conciencia.


Encriptados en apariencias borrosas, difusas, como siluetas difuminadas y perdidas en la ausencia no requieren ser buscados, ¿por qué buscar lo que no está perdido? Nombres, solo nombres, energías vibrantes que traen forma a la estéril nada… nombres y más nombres, que traen vida a la inerte nada… nombres, tantos que la razón se nubla y se confunde, nombres que visten la etérea nada de sensaciones y percepciones que le dan morada y la guían a su antigua casa. La hija perdida está de regreso, la conciencia se está conociendo.


EL LOCO, EL GENIO Y EL SABIO

Para el loco todo es esto o aquello; para el genio todo es esto y aquello; para el sabio, esto es aquello. El loco busca, el genio encuentra, el sabio solo espera pues lo que el loco busca, y lo que el genio haya, ya lo ha encontrado a él. El loco utiliza palabras para expresarse, el genio conoce el lenguaje de la vida, el sabio calla, en el silencio escucha las palabras que dicen lo indecible. El loco recorre distancias, emplea tiempo solo así se traslada, el genio solo brinca sin tiempo de un punto a otro, el sabio se traslada sin moverse, sin saltar, solo percibe lo que él es. El loco se ahoga en un mar de imposibles, para el genio, todo es posible. El sabio es la posibilidad misma. El loco vive atrapado en los miedos que su insensatez cultiva, el genio procura comprender sus miedos y vencerlos, el sabio no se afana tratando de comprender lo que desconoce, solo es, solo existe y su existencia llama a aquello esto, y a esto aquello. El loco busca respuestas en lo que percibe, el genio comprende que las respuestas surgen de lo que es, más no percibe, el sabio es la respuesta misma a preguntas no planteadas, solo conoce al conocerse, solo trasciende al trascenderse, solo ilumina al iluminarse, solo avance en la paz del reposo absoluto. El loco anda a ciegas, pues se desconoce; el genio comprende sin comprenderse; el sabio entiende que él y su realidad son lo mismo. Para el loco el tiempo fluye inalterable, implacable, marchando como tropa a paso de ganso, nada lo detiene, nada lo intimida. El genio juega con el tiempo, lo estira, lo encoge, e incluso lo invierte, piensa que lo conoce y conversa con él como viejos amigos, ya no le teme, pero lo desconcierta, no siempre se comporta como lo


espera, es caprichoso y juguetón, se esconde, aparece y desaparece, es bromista, pero al menos ya no asusta. El sabio entiende que él es el tiempo, él lo acelera o lo detiene, él lo libera o lo retiene, él lo oculta o lo muestra, él lo procura o lo abandona. Él y sólo él, el tiempo es él.


SOY TU

¿Cómo percibiré el mundo cuando mi conciencia se esclarezca? ¿Cómo me percibiré cuando la luz me alcance? Cuando el ego no sea mi amo, cuando el periodo de esclavitud termine, ¿el yo se irá de mí?, ¿me perderé en la inmensidad del infinito?, ¿seré eternidad en un instante? ¿Siquiera sabré que sigo siendo yo?, ¿dónde he de buscarme, si en todos lados me encuentro?, ¿dónde he de perderme si no hay lugar donde ocultarme? Diluido en la nada todo escucho y todo soy, me oculto en las imágenes, y me revelo en ellas. Estoy aquí y estoy allá, no hay aquí, no hay allá. Toda historia conozco y en cada una me encuentro, me quiebro en infinidad de imágenes, pedazos que insinúan lo que soy, en ellos me pierdo, en ellos me encuentro, en ellos me reflejo, y en ellos me ignoro. Tanto de mi aquí y allá, imágenes prestadas, furtivas, llameantes, y yo sigo igual. Soy el yo que siempre he sido, soy el yo que nunca he sido, soy tu, sin que te percates que eres yo.


HIMNO A PTAH

La oruga cansada de caminar por la tierra, de no mirar más allá de lo que hay frente a ella, no conoce el arriba, ni el abajo, para ella todo camino es igual. Cansada se oculta de sí misma, teje y se envuelve. Comienza el sueño, el cambio se acerca. El momento llega, se desdobla el espacio en que se había confinado, ahora comprende lo que es, el corazón se da a conocer. Respira hondo, retiene el aliento, la voz se esclarece y exclama con todas sus fuerzas su nuevo nombre ¡“Mariposa”!, ¡“Mariposa”!, ¡soy “Mariposa”! Resurge en su nueva imagen, la vida se crea. El mundo es igual, pero no para la mariposa, su percepción de la realidad no es la misma, pues ella ha cambiado.


RECUERDOS

Los destellos del futuro iluminan el pasado alumbrando el camino que ya ha sido hecho, geometrías que caen como copos de nieve formando nombres, pixeles de una nueva realidad envejeciendo, cuando aún no ha nacido. El hombre se afana por encontrar su destino, sin saber que todo cuanto busca, si lo hace en el silencio de su interior, ya lo ha encontrado. Se tortura una y otra vez, preguntándose ¿por qué se me ha dado recordar el pasado y no el futuro?, de pronto, de lo profundo del silencio, lugar de donde provienen las grandes verdades, hogar de las mil y una voces escucha un suave susurro, tan delicado como el más sutil suspiro, “el futuro es quien te recuerda”. ¿Qué hay en ese futuro del que proviene mi historia?, aquel en el que he decidido lo que hoy vivo. ¿Quién seré si soy aquel que aún no soy?, ¿qué viviré si experimento lo que ya viví?, ¿qué aprenderé si aprendo lo que ya aprendí? Los recuerdos del pasado son como cascadas en mi mente, los recuerdos del futuro, se esconden furtivamente en el inconsciente. De quién soy esclavo ¿del futuro o del pasado? La incertidumbre de la desconocida certeza desgarra mis entrañas, el misterio carcome mis huesos, solo el asombro, esa sensación de emoción refrescante que provoca alcanzar lo inesperado, lo desconocido, revitaliza mi alma. Esa sorpresa que los dioses envidian, esa es la que reaviva la llama del poder de la vida. ¡Qué insulsa existencia sería la mía, si recordara el futuro, como recuerdo el pasado! Solo el asombro es capaz de iluminar mi alma para darle verdadera vida a mi camino. Solo el asombro puede atenuar la muerte en vida que traen consigo los recuerdos del futuro. Andar por un sendero que ya ha sido andado, solo es tolerable si fingimos no conocerlo, solo engañándonos con el velo del asombro se hace soportable.


REALIDAD-ES

El viaje más extraordinario es al interior de uno mismo, ahí se ubica cada realidad anidada en sí misma, dispuesta a brillar, a desquebrajar la alforja que la contiene, lista para revelarse como águila que surca la inmensidad, despreocupada, confiada y dominante, cautelosa, sagaz y aguda, lista a tomar a su presa, la conciencia, por sorpresa. La realidad nace del silencio en el fondo del cáliz que guarda los misterios ocultos de la verdad, generándose y regenerándose, diluyéndose en el vacío y el silencio de la nada, para resurgir, como poderosa fénix, del fuego abrazador que todo transmuta, ocultando su aspecto en las llamas que la consumen y le dan vida. Si la realidad es caprichosa, no lo es por sí misma, solo sigue el devenir de los juegos antagónicos que se montan en la terquedad de los muchos yo´s que moran confundidos y desorientados en mi interior. La realidad se construye con cada yo como pantalla gigante de innumerables pixeles, ninguno se parece a la imagen final, y sin ellos el semblante de la realidad no existe. Unos corren a ubicarse en su sitio como niños persiguiendo dulces, otros solo esperan por una oportunidad para identificarse, saber que pertenecen a algo mayor y diferente para entrelazarse en la desconocida forma, hermosa a veces, otras no, pero siempre imposible de anticipar con certeza total. Los menos se apartan, se aíslan, solo saben de ellos, desconociendo la grandeza que hay en la unión, sufriendo la angustia, la tristeza, la soledad, la desolación que le inspira su aparente separación, se regocijan en las mieles del ego, ¡somos ego!, claman todos, ignorándose y despreciándose los unos a los otros. La realidad es tan incompleta, disfuncional, confusa, desconectada, incoherente, indescifrable, insondable como fragmentado sea mi ser, como dominada por el ego sea mi alma, como ausencias haya en mi mente. ¡Ahora entiendo que el universo brilla en mí, en tanto yo sea luz!


AMOR

En cuanto al amor, el no amor es peligroso, sigiloso, nocivo y pernicioso. Se disfraza de cariño, felicidad y seguridad, pero solo es egocentrismo, necesidad, satisfacción, deseo, inseguridad. El no amor está lleno de bichos camaliónicos que logran engañar al más dispuesto creando espejismos que atrapan a los vulnerables, a los necesitados de afecto, a los solitarios, inseguros y olvidados. Los otros, aquellos que se apoderan del papel del bicho, son patéticos, se ven a sí mismos dominantes, su falsa arrogancia la tejen como araña afanada para cubrir su profundo temor. Miedo es lo que los asfixia, miedo es lo que los alimenta, miedo es lo que los amamanta, miedo es lo que son. Narcisistas que destruyen todo lo que tocan, buscan amarse en el reflejo de su presa, se afanan por hacer felices a los demás, de acuerdo a su idea de felicidad, ven en su víctima arcilla para moldear, buscando crear esculturas de sí mismos para amar, amándose, para aceptar, aceptándose, para reír, riéndose, para llorar, llorándose, para clonar su desolación, para volver estéril el terreno fértil, para esclavizar en la total oscuridad la chispa del Mashiaj. Bicho, ¡No te ames a ti mismo, ama a la Divinidad y tu prójimo te amará como a sí mismo! Presa, ¡Muévete por donde no está, percibe lo que no conoces, solo así encontrarás lo que no buscas! Ambos aprendan… a reconocer que para entablar un diálogo se requiere de al menos dos interlocutores, cerebro y corazón, esto es, inteligencia y humildad, sin estos elementos cualquier intento de diálogo se convertirá en monólogo Presa recuerda… todo requiere tiempo para prosperar, tiempo que se entreteje con el don de soñar, el poder de realizar, la experiencia de cada vivencia, la fuerza de la convicción y la magia de la transformación.


Presa comprende… que el amor es un estado de conciencia cuyas raíces emanan de lo más profundo del campo cuántico. El amor no es satisfacción, es felicidad; el amor no es presunción, es humildad; el amor no es sufrimiento, es compasión; el amor no es soberbia, es comprensión. El amor es el estado más sublime que el ser puede alcanzar, es una ventana a la divinidad, es la luz de cada estrella en el brillo de los ojos, es fuego interno que emana pasión, es la chispa del Mashiaj redimiendo la propia realidad.

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HIMNO A PTHA VIDA

LA MENTE CAOTICA HECHOS Y POSIBLIDADES

GEMAS

CONCIENCI Y REALIDAD


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