REFLEXIONES
Amor
H.C. ELÍAS
Amor H.C. ELÍAS
Extracto del libro: “El Hombre de las Mil y una Voces” ©H.C. Elías Registro Indautor 03-2012-110712193400-01 ISBN 978-607-00-7741-8
Amor Radiante Rehem es el tipo de amor que YESHÚA utiliza en sus enseñanzas acerca de cómo debemos amar tanto a la Unidad Sagrada como a nuestro prójimo. Es interesante ver que esta palabra por su raíz se vincula y más aún se deriva del vocablo hebreo rahm que significa vientre y que también se relaciona con Hokhmah. Este tipo de amor también evoca la compasión y la misericordia, e indica un sentimiento que viene de lo profundo del ser. Más aún y de forma prácticamente literal, presenta la imagen de un resplandor (RE) que proviene de un interior oscuro o impenetrable (CHM). Esta segunda raíz, evoluciono hasta generar el vocablo al-chem-y en árabe y que finalmente llegó a pronunciarse como alquimia, que significa de manera textual un trabajo que se hace con y a través del interior impenetrable y oscuro. Del mismo modo en el que un cierto tipo de transformación está implicada en todo proceso de alquimia, la clase de amor conocida como rahm es el resultado final de un proceso de transformación. Como mencione anteriormente cada parte del napsha que eventualmente se irá integrando para conformar el yo soy, en sí misma posee una imagen propia que en sí es diferente de la imagen en conjunto. Por esto al unirse parecen transformadas, pues la imagen individual se diluye en la imagen colectiva. Es así como un nuevo ser nace cuando los diversos miembros de una comunidad, bien sea interna o externa, se reúnen y se transforman al diluir sus imágenes individuales en la imagen colectiva, es entonces que bajo esta nueva naturaleza el amor - rehem- brota naturalmente desde lo más profundo del ser. Después de que esos “pequeños egos” o voces del napsha, se transforman y se relacionan de manera diferente en el Yo soy este amor se irradia como resultado natural y resplandece en todas direcciones. De la misma manera en la que la gestación precede al nacimiento físico, la alquimia interior debe adelantarse a su expresión externa. YESHÚA nos enseña que debemos despertar el rehem. No basta con la transformación interna, las partes integradas del nuevo ser deben despertar como unidad y ser capaces de sentir y proyectar este tipo de amor al que YESHÚA se refiere mediante el uso de la palabra rehem. YESHÚA nos advierte que una forma de lograrlo es a través de la devoción hacia aquello que consideramos sagrado en nuestra vida. Como ya mencioné el exterior es un espejo de nuestro interior, y el amor que recibes es igual al amor que otorgas, por eso cuando podemos sentir que este amor se vuelve a reflejar hacia nosotros, es como si estuviera contenido en un rayo de amor proveniente de ALaHa, así estos rayos de rehem
penetrarán nuevamente nuestro ser subconsciente, en un ciclo de retroalimentación que invita a los egos aún no integrados a unirse para, con este tipo de amor, seguir reuniéndose en la conformación del yo soy.
Amor misericordioso YESHÚA dice, Dichosos los compasivos, porque ellos obtendrán misericordia Evangelio de Mateo 5:7 Esta Bienaventuranza, aunque a primera vista no lo parezca, refleja el nacimiento de un nuevo ser. Aquí la palabra en arameo para obtendrán se deriva del vocablo alawa que representa una visión en estado alterado o un despertar; también puede significar “se les mostrará”. Ahora la quinta Bienaventuranza descrita en Mateo 5:7 se escucha así: Maduros están aquellos que irradian un amor compasivo y misericordioso, desde un nuevo ser interior, a ellos se les mostrará y despertarán, y en este estado tendrán la visión de la esencia de la Unidad, y serán cobijados con compasión y misericordia. Ahora si resulta claro que esta Bienaventuranza no solo habla del nuevo ser que irradia amor, sino también de la retroalimentación que inicia el ciclo de la completa transformación. Si se irradia amor, se recibe amor.
Amor disperso YESHÚA dice, El que ama a padre o a madre, más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí. Biblia Peshitta Evangelio de 10:37
Sawa, la palabra para digno, también significa ser igual o estar en equilibrio con. Aún más, la raíz de esta palabra SW, se utiliza para referirse a ciertas acciones como poner una mesa, tender una cama, o nivelar algo que está desnivelado. En el marco del trabajo interno, sawa, sugiere un estado de equilibrio entre las partes integradas del napsha en el yo soy y ALaHa. La palabra sela, que significa orar viene de la misma raíz que sawa, y describe una práctica espiritual que nos ubica justamente en tal estado de equilibrio con lo Divino. La frase “que a mí”, también se puede traducir como “que yo”, “que conmigo”, o “en la manera en que yo lo hago”. El que irradia con un amor compasivo y misericordioso hacia padre o madre, pero más profundo de lo que YO lo hago, no está aún preparado para estar conmigo a ritmo con el cosmos. Y el que expresa mayor compasión y misericordia para hijo o hija, que por la Unidad, de la manera en que Yo lo hago, aún no está listo para vibrar a Mí ritmo y entrar a un estado de equilibrio con la Unidad. En esta enseñanza YESHÚA deja muy en claro que para lograr la integración consciente a la Unidad es necesario que todo nuestro rehem-amor compasivo y misericordioso sea enfocado a lo Divino, en lugar de dispersarse. Además este versículo recalca la importancia de aprender el camino a través del contacto con el ritmo del Maestro. De ninguna manera este versículo desestima el amor por padre, madre, hijo o hija, pero deja en claro que no debemos amar, con el tipo de amor rehem, más intensamente a las creaturas que al Creador. Ni tampoco debemos amar con este amor al prójimo que aún no ha aprendido a amar con rehem al Creador. Esta enseñanza en cierta forma es una extensión de los dos primeros mandamientos, el referente al amor a Di-s y el referente al amor al prójimo. Esto mismo se aplica a nuestra comunidad interior, cada parte de nuestro ser conforme vaya amando a la Unidad (amar a Di-s) con el tipo de amor a que se refiere el vocablo rehem, se irá integrando y tomando su lugar correspondiente en el nuevo ser, y una vez integrado amará a las demás partes integradas con ese mismo amor rehem (amar al prójimo). En relación a este tipo de amor, hay varios apotemas interesantes contenidos en el Evangelio de Felipe:
El amor espiritual (en verdad) es vino con fragancia, todos los ungidos con él lo gozan. Mientras los ungidos permanecen, los que están de pie a su lado (también) lo gozan…(Apotema 118) Evangelio de Felipe
La unión de las partes que conforman nuestro napsha para convertirse en un nuevo ser que se expresa a sí mismo como el yo soy, se realiza por afinidad. El humano naturalmente se junta con el humano, el caballo se junta con el caballo, el burro se junta con el burro; las especies naturalmente se juntan con sus mismas especies. Así la Espíritu naturalmente se junta con la Espíritu, y el Logos se aparea con el Logos, [y la] Luz se aparea [con la Luz. Si te] haces humano, (entonces) [la humanidad] te amar[á]; si te haces [espiritual], (entonces) la Espíritu se apareará contigo; si te haces razonable, (entonces) el Logos se juntará contigo; si te haces iluminado, (entonces) la Luz se apareará contigo; si te trasciendes, (entonces) lo Trascendental reposará sobre ti. (Pero) si te acostumbras de hacerte (como un) caballo o burro o becerro o perro u oveja u otro de los animales afuera e inferior, (entonces) ni la humanidad ni la Espíritu ni el Logos ni la Luz ni los de arriba ni los de adentro podrán amarte. No podrán reposar en ti, y tu herencia no estará entre ellos. (Apotema 120) Evangelio de Felipe
Cuando enfocamos este tipo de amor, como lo mencione anteriormente, lo debemos hacer hacia algo que consideramos sagrado en nuestras vidas, por lo que si nos queremos transformar en un nuevo ser, debemos enfocar el amor rehem en los rostros de la Unidad con los que queremos unirnos. De esta forma, si queremos ser Espirituales, debemos amar a la Espíritu, si queremos ser iluminados, amemos la Luz, y así según la afinidad que deseemos desarrollar. Como el vino, las partes que no están aún ungidas, pero disfrutan del bouque, por afinidad se unirán, y darán origen a un nuevo ser, con el rostro o los rostros de su afinidad. Pero si no somos capaces de enfocar todo nuestro amor a lo Divino, y lo dispersamos enfocándolo a las creaturas y no al creador, seremos semejantes a ellas, y nuestra afinidad será con ellas, y no tendremos parte en lo Divino. Amemos pues a los rostros de la Unidad y a la diversidad que ha despertado en conciencia y ama de forma afín a nosotros la Divinidad.
El amor no se apropia de nada, pues ¿cómo puede apropiarse de algo puesto que todo le pertenece? No dice esto es mío, ni eso es mío, sino dice son tuyos. (Apotema 117) Evangelio de Felipe
Amor demandante YESHÚA dice, Ninguno puede servir a dos señores, porque odiará a uno y amara al otro, o favorecerá a uno y despreciará al otro. No pueden ustedes servir a Di-s y a las riquezas. Biblia Peshitta Evangelio de Mateo 6:24 Amar con amor rehem a las creaturas en lugar de al Creador, hace difícil que logremos despertar la conciencia a la percepción de la Unidad, pero amar los objetos crea una verdadera división, una separación radical, que posiciona al ser en el olvido. El vocablo para servir-palah, también se traduce como ejecutar, trabajar, cultivar, arar o meditar. Odiar-sana, proviene de una raíz que significa tamizar, filtrar o esclarecer. También se usa en ocasiones para designar a la luna. Favorecer equivale a sostener-yiqar que también puede significar honrar. Por su parte despreciar-sat denota descuidar o considerar sin valor. Por último la palabra para riquezamammon, que es una adaptación del vocablo, también arameo mamona, por su raíz sugiere la acción de acumular cosas exteriores o apariencias que se convierten en la definición de nuestro propio ser o vida. Desde la perspectiva aramea esta enseñanza de YESHÚA se escucharía así, No puedes recorrer o cultivar dos caminos a la vez, porque harás de uno tan solo una silueta, siendo su luz como luna menguante, y afirmarás el otro, cuya luz brillante te envolverá y será como imán en tu vida, o te sostendrás en uno y considerarás sin valor el otro. No puedes trabajar en ritmo con la Unidad, sin que al mismo tiempo tú no estés unificado. No puedes trabajar a tono con la Unidad, en tanto acumules las cosas exteriores o apariencias que se irán convirtiendo en la definición de tu propio ser o vida. Rehem es un tipo de amor que transforma, si lo enfocamos a la divinidad, nos volveremos cualesquiera de sus Rostros, si lo diluimos y lo enfocamos a las creaturas, nos haremos
creaturas y si lo enfocamos a las riquezas-mammon estas se irán convirtiendo en la definición de nuestro propio ser. En última instancia nos “transformamos” en objetos. Mientras el corazón este con los bienes materiales y, en contraste, los sentidos con el evangelio de YESHÚA. El alma tendrá dos amos y ambas cosas no podrán hacerse compatibles.
Amor por el Enemigo Como hemos visto en los versículos anteriores la palabra utilizada para amor ha sido rehem, sin embargo cuando YESHÚA toca el tema del amor por el enemigo, tanto en Mateo como en Lucas, el vocablo arameo utilizado es hab. Esta palabra para amar se deriva de una antigua palabra hebrea, ahabah, que también evoca la imagen de un fuego que arde con facilidad, como la hojarasca. De forma paradójica, la misma palabra puede significar cultivar o producir algo en un espacio cercado o en un lugar secreto. La primera imagen nos sugiere que aún surgiendo de algo “muerto” como lo es la hojarasca, se puede producir con facilidad fuego. En cierta forma, la hojarasca representa la sustancia muerta de una relación, y paradójicamente para que este tipo de amor surja y se manifieste necesita forzosamente la presencia de dicha sustancia muerta. La segunda imagen sugiere que este tipo de amor se abre paso desde lo más profundo del napsha dentro de sus propias limitaciones en su camino de expresión en el mundo exterior. Sigamos escuchando y aprendiendo de las enseñanzas de YESHÚA, quien nos dice, Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os odian y orad por los que os utilizan con malicia y os persiguen. Evangelio de Mateo 5:44 Analicemos cada una de las frases en este versículo por la gran riqueza que encierran, cuando lo escuchamos desde la perspectiva aramea. Amad a vuestros enemigos. En esta frase la palabra utilizada para enemigo fue tares, la que en su momento vimos que se había traducido como cizaña. La raíz de esta palabra
significa dominio, poder y arrogancia llevados al extremo, a tal grado que el individuo se manifiesta externamente con un crecimiento constante desde un interior vacío y carente. También puede señalar a una imagen del ser fuera de tiempo o ritmo; o hacia una voz del napsha que ejerce un control sin proporción respecto a su aportación real. En la Biblia Peshitta la palabra enemigo- ba eldababa se traduce como adversario. En este sentido evoca la idea de algo que se opone, o que no está en armonía o a tono. Adversario puede ser tanto una voz del napsha como la descrita en el párrafo anterior, cierta parte de nuestro cuerpo, o algún miembro de la sociedad, e incluso de la naturaleza. Considerando esto, la primera frase del versículo se escucharía así: No desdeñes la sustancia muerta de una relación con tu comunidad interior, con tu cuerpo, o con la comunidad exterior, deja que sirva de elemento para que un nuevo fuego se inicie en tu interior y se desplace al exterior. La hojarasca equivale a la sustancia muerta de una relación, gracias a la cual el fuego inicia fácilmente. Pensemos en esta imagen, es decir, la de la hojarasca quemándose, una vez terminado el proceso, lo cual ocurre cuando ya se ha quemado toda, aun quedan cenizas. En última instancia la energía latente e inerte que estaba encerrada en la hojarasca se ha convertido en energía útil que emana luz y calor, en tanto, de la hojarasca solo quedan cenizas, esto es, material del que ya no puede extraerse ni más calor ni más luz. Este amor en cierta manera sana el napsha, pues libera luz y calor atrapados en yo´s internos que son renuentes a tomar su lugar correspondiente en la integración del Yo soy. Mientras que el amor-rehem opera un tipo de transformación en el que el ser toma las características de aquello en lo que enfoca su amor, el hab, produce una transformación de liberación, donde la luz y el calor atrapados en la oscuridad del yo que se niega a integrarse, se libera, y fortalece al rehem, en tanto el yo del que se ha obtenido luz y energía queda confinado al olvido. Este olvido, como ya hemos visto, no es definitivo en tanto no abandonemos este plano de existencia. Al final de este capítulo hablaré de cómo el yo, ya sea, que lo tengamos en mente como voz del napsha, o como un yo externo, puede dejar el olvido e integrarse a ALaHa. Aquí la hojarasca como dije, representa un adversario, pero siempre se refiere a una imagen o voz interna. Esto implica que si consideramos a alguien o algo de la comunidad exterior, o incluso las partes de nuestro propio cuerpo como adversarios, el amor hab solo opera en sus imágenes o yo´s correspondientes o afines que pertenezcan al napsha.
Mientras el amor opera en nuestro interior puede actúar como rehem o como hab, en cuanto se proyecta al exterior irradia en forma de rehem. Esa luz y calor que surgen del proceso de liberación provocado por hab en el napsha como dije, se integran al rehem, y este en su faceta de compasión y misericordia actúa sobre los yo´s del napsha de otro individuo, para despertar su capacidad de amar con amor-rehem a la Unidad y a su prójimo. Cuando el napsha se libera del adversario interior, en cierta forma emite un haz de luz y calor, compasivo y misericordioso hacia la contraparte exterior. Analicemos la segunda frase, bendecid a los que os maldicen. Otra traducción para el vocablo arameo bendecir-berek es arrodillarse o inclinarse, sin embargo lo interesante de la imagen que evoca esta palabra está en el significado de su raíz, en la que se sugiere la estructura o personificación del potencial de una fuerza creadora. El vocablo arameo para maldecir-lat también puede denotar cubrir, esconder, desprender o ensuciar algo; vistos estos significados en conjunto sugieren la idea de envolvimiento, aislamiento, encubrimiento e incluso misterio. Como antes, escribamos esta frase haciendo uso de la riqueza de los significados del arameo, Encuentra la paz que sientes al doblegarte ante aquellos que te mantienen aislado, esos que te envuelven con sus propias emociones, con el fin de ensuciar tu napsha. Aprovecha este aislamiento para retirarte de la superficie de tu imagen, de la arrogancia y la soberbia a la que esas emociones se adhieren, transforma su intención en el potencial de una fuerza creadora. En otras palabras, no dejes que el sentir que proviene de un ser de la comunidad exterior o de la interior alimente la superficie de tu imagen, es decir la arrogancia o la soberbia, se como la planta que se dobla con el viento, y no como aquella que por querer mostrar su fortaleza, ante su embate se quiebra. No te opongas ni entres en conflicto con esas emociones, mejor deja que te mezan y disfruta del roce del viento en tus hojas. Aunque parezca paradójico, entre más oscile la planta por causa del viento, más fortaleza va adquiriendo. Toca el turno a la tercera frase, haced bien a los que os odian. La palabra para hacer-abad, también puede significar elaborar o trabajar, así como someter, subyugar o reprimirse uno mismo o alguien más. Una visión en conjunto de todos estos significados sugiere la idea de lograr algo por medio del sometimiento.
En este caso la palabra que YESHÚA utilizó para bien no fue tab, como en otras enseñanzas, en esta ocasión uso el término shaphira el cual confiere una sensación de belleza y salud y está asociada a las palabras que se emplean para luminiscencia y amanecer, incluso el primer destello de luz. Por otra parte la palabra para odiar-sana es la misma que YESHÚA ha utilizado con anterioridad y por tanto tiene los mismos significados, es decir, tamizar, filtrar o esclarecer. Escuchemos esta frase desde la perspectiva aramea. Sé como un destello de luz para aquellos cuyo brillo es como de luna menguante. Devuelve su luminiscencia a las siluetas que han dejado ir su luz. Lo que percibes como imagen tamizada es el reflejo de tu propio ser renuente, sánalo con belleza, esto te servirá para cernir lo verdadero de lo falso que hay en ti. El odio es tan solo el reflejo de algo interno que ha perdido su belleza, un yo hueco y carente de imagen alojado en el napsha que necesita ser sanado, una silueta en espera de recuperar su atenuada luz. Por fin llegamos a la cuarta frase: orad por los que os utilizan con malicia y os persiguen. El vocablo arameo para orar-sela es el mismo que hemos presentado en enseñanzas anteriores donde se tradujo como: inclinarse o doblarse hacia, escuchar a, o tender un lazo. Por su parte la palabra utilizar-dabar también puede significar conducir, tomar, gobernar, o guiar. Malicioso o rencoroso-qatira viene de un verbo que significa atar, amarrar, anudar o unir por la fuerza o por necesidad. Significados alternos de la palaba perseguir–redap son ahuyentar, y desterrar. Por su raíz se relaciona con otra palabra que significa viajar, fluir o continuar. Háganse flexibles ante aquellos que pretenden conducirlos por la fuerza hacia su propio andar. Escuchen y tiendan lazos a quienes quieren gobernar sus emociones atándolas a sus propias necesidades, a esos que buscan desterrarlos de su vínculo con la Unidad. Aprovechen la fuerza que encierra la mansedumbre, para despertar la conciencia de la Unidad en aquellos que viven en el destierro por querer imponer por la fuerza, o por buscar la satisfacción de sus necesidades, su ego a los demás. El tipo de amor hab, que proviene de ahabah, es uno que pretende unir a las voces del napsha en un Yo soy y luego unir cada Yo soy al YO SOY Divino. Conforme va aumentando el grado de integración de los diversos yo´s del napsha, el ser irradia con amor rehem más intensamente.
Recorrer el camino del amor ahabah requiere dejar en el “olvido” algunas partes del napsha para lograr la unidad total entre todos los aspectos del ser y entre este y el Único. En el amor ahabah, uno percibe las condiciones externas y los eventos como un espejo. En el amor rehem el espejo desaparece y uno brilla de igual manera que el sol.
Amor y Deleite Deleite y deseo desde la perspectiva aramea son equivalentes, de esta forma conforme avanzamos en cualquier sentido en los caminos del amor, también nos adentramos en la energía de un deseo apasionado. La energía que emana de sebyana, esto es de la voluntad, el deseo, el anhelo o la delicia, es la única que puede rescatar del olvido a las partes apartadas del napsha, aquellas que mencionamos con anterioridad y que en su momento habrían jugado el papel de la hojarasca. Las raíces de esta palabra sugieren algo que se prende y sube, que sigue una cierta armonía y se mueve como un sin número de estrellas. En cierta forma el amor ahabah, está vinculado al aspecto de partícula, o puntual; en tanto el amor rehem lo está a la manifestación continua o de campo. Lo interesante es que el sebyana es tan profundo e intenso que provee la energía necesaria para unificar ambos aspectos el continuo y el puntal, esto es, el de campo y el de partícula. Esta propiedad desde el punto de vista de la física cuántica es asombrosa, pues sitúa a cualquier manifestación en el plano físico a nivel de campo unificado. ¿Cuál es su importancia?, para entender esto permítanme explicar brevemente que es el campo unificado, bien, este término se aplica a la región en la cual las cuatro fuerzas conocidas en la naturaleza, es decir, la fuerza de gravedad, la fuerza electromagnética, la fuerza nuclear fuerte y la fuerza nuclear débil aún no se separaban o diferenciaban. De acuerdo a la teoría del Big Bang, este estado era previo a la gran explosión durante la cual la fuerza de gravedad se separo de las tres restantes. “Asomarnos“ de alguna manera a esa región de campo unificado, nos deja una sensación de que somos parte de un todo, por un momento somos conscientes de nuestra pertenencia a la Unidad, vamos más allá de la diversidad aparente que percibimos cotidianamente. Esta región es importante porque funciona como un crisol de realidades. Es aquí donde surge la comprensión del papel que juega cada uno en el Plan Divino de ALaHa, y donde, a través de este amor entendemos el porqué y el para qué, y llenos de sebyana encontramos la fuerza que hay en ese amor, misma que nos permite cumplir el
deseo y el deleite de ALaHa. Así que sin importar cual sea ese deseo lo que verdaderamente hemos encontrado es la actitud amorosa con la que deseamos realizarlo. El nombre de campo unificado, refleja justamente eso, una región en la cual nada está separado, ni fuerzas ni partículas, se trata de un todo no diferenciado. O en el lenguaje de YESHÚA algo anterior al shem y al Yo soy que los abarca a ambos, una región donde rige un tipo de amor unificado cuyas dos caras en este plano de existencia son el rehem y el ahabah. La energía del sebyana podría no considerarse como una clase de amor, sino no fuera porque expresa el llamado profundo de nuestro ser cuando estamos en armonía con el universo. Este es un llamado a integrarnos completamente en una imagen distinta y nueva, más allá de la manifestación de las imágenes en este plano de existencia. Un claro ejemplo del poder de sebyana, lo tenemos cuando YESHÚA dice en Getsemani: …hágase Tu voluntad. Evangelio de Mateo 26:42 Cuando YESHÚA pronuncia esta frase, seguramente tiene en mente una idea similar a esto, Que tu deseo sea, lléname de ese poder que sostiene todo, que integra y transforma, y por el cual todo se sujeta a tu Plan Divino. Que ese poder que es amor, un amor más allá del amor, me sustente y se mueva a través de mí.
Amor que Sana Es de esperarse que el poder del deseo este vinculado con los actos de sanación que realizó YESHÚA, pues, como mencioné, está íntimamente ligado al crisol de las realidades o campo unificado. Como ejemplo, en el Evangelio de Marcos 1:40-41 se relata que cuando YESHÚA iniciaba su ministerio un hombre que padecía una enfermedad de la piel (lepra), le dice, “si quieres, puedes limpiarme”. Ante esto YESHÚA le responde ¡Saba ana! (quiero), de esta forma YESHÚA le daba a entender que poseía el poder del deseo, el cual está en armonía con el cielo y la tierra, y de inmediato el hombre sanó. La visión occidental ante los llamados “milagros” da por hecho que la naturaleza no es consciente ni sagrada, sin embargo no es así, pues todo es parte de la Unidad Sagrada. La sanación ocurre justamente ahí en el ámbito de la Unidad. Cuando me refiero a sanación
debe entenderse en el más amplio sentido de la palabra, es decir, no solo asociada al cuerpo físico, sino también al alma y en última instancia al entorno del ser. La sanación es en sí un proceso de apertura a lo divino, que inicia al hacer un espacio y después darle forma en palabras y acciones para crear y sanar. Se trata en última instancia de una apertura creativa hacia lo sagrado. La expresión utilizada en arameo para lograr este espacio es ith phathah que se traduce como ábrete. Así que la sanación requiere básicamente de dos frases ith phathah y saba ana a través de la primera se crea el espacio para abrir la conciencia a la percepción de lo divino y la segunda representa esa energía que modifica la forma que ha de ser percibida. Recordemos que a nivel de la Unidad, todas las posibilidades existen como una superposición de estados probables, ambas frases al trabajar juntas nos permiten abrir nuestra percepción a los estados que no recreamos continuamente, sino a alternativas diferentes y proveen del deseo o energía necesarias para modificar nuestras creencias o manera en la que nos percibimos a nosotros mismos y a la comunidad exterior, e imprimir esa forma nueva o alternativa en nuestro plano de existencia… Y listo, hemos presenciado lo que comúnmente llamamos en occidente “milagro”. La respiración en la sanación juega un papel muy importante, pues ubica al paciente en el mismo ritmo del sanador. Luego el deseo sebyana entregado a través del que sana, junto con la toma de conciencia devuelve al paciente a su integridad. Desde luego sebyana encierra el poder del sentimiento, el cual resulta de la conjunción del pensamiento y las emociones, las cuales solo son de dos tipos, amor o miedo. Por lo que entre líneas se percibe que la sanación debe ir acompañada del amor que unifica a rehem y a ahabah. De acuerdo a lo registrado por Mateo en su Evangelio, YESHÚA dice,
Porque, ¿qué es más fácil decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y Anda”? Pues para que sepan que el Hijo del Hombre tiene en la Tierra autoridad para perdonar los pecados (dijo al paralítico): Levántate, tomo tu camilla y vete a tu casa. Evangelio de Mateo 9:5,6
Este versículo pone de manifiesto que el cuerpo sana en cuanto el alma sana. Cuando YESHÚA perdona el pecado lo que está haciendo es restituyendo el alma a su estado original; recordemos que perdonar en arameo conlleva la idea de retornar al lugar a donde se pertenece. Cuando el alma sufre algún cambio, este de inmediato se refleja tanto en el cuerpo como en el exterior. Cuando se modifica la información o el estado del alma, de inmediato, esto es, como si se tratara de un efecto no local, se modifica el cuerpo. Recordemos que en el cuerpo se reflejan las “dolencias” del alma en forma de “enfermedad”. Las palabras, y en particular las que se pronuncian en lengua hebrea o aramea, encierran un gran poder de transformación para plasmar nuevas formas en el plano real. Esta idea se ve reflejada en el siguiente versículo, La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos. Proverbios 18:21 En última instancia las palabras mismas llevan la energía vibrante que modifica la realidad, y más aún este poder está encerrado en cada una de las 22 letras del alefato hebreoarameo. Considerando esta perspectiva la frase saba ana involucra tres letras, la alef (a), la nun (n) y la samej (s). A la alef se le vincula con la imagen del hombre en perfecta unidad con la voluntad infinita de Di-s, alejándose del engaño de la diversidad y retornando a la Unidad (ALaHa). La alef también representa el Divino Uno, revelándose a través de la pluralidad de la Creación, entendida como la forma o el algo que surge a partir de la nada, y el algo que surge a partir de algo. La nun representa humildad, así como la autoanulación inherente que antecede al despertar de la conciencia. También se asocia al estado rectificado del mundo. Por último la samej representada por el círculo infinito simboliza la fe fundamental reflejada en todos los niveles de la Torá y la realidad: "Su final está insertado en el comienzo, y el comienzo en su final". Esta comprensión y percepción de la unidad inherente entre comienzo y final, que al ser comprendida en profundidad implica ecuanimidad en todas las etapas del "ciclo infinito", es de hecho la manifestación de la Luz Trascendente de Di-s (sovev kol almin), que abarca por igual cada punto de la realidad. La samej también está relacionada con el vacío creado en la contracción inicial de la Infinita Luz de Di-s, y la milagrosa continuidad de la vida frente a la entropía.
La samej también encierra la experiencia de ser sostenido por Di-s en todo momento, el salto cuántico de plano en plano y la anulación de los espacios de la dimensión inferior en los espacios de la dimensión superior. Considerando esto, el significado de la frase saba ana encierra el proceso de autoanulación que antecede al despertar de la conciencia, al igual que la acción de crear el espacio para lo sagrado, similar al proceso de contracción de la luz infinita para dar espacio a la creación, el llamado avir kadmon o vacío primordial. Desde la perspectiva de la física cuántica, este vacío es similar o equivalente al llamado vacío cuántico, en el que de la “nada” surgen las partículas que constituyen aquello que denominamos realidad, y que por su extremadamente pequeño tiempo de existencia se dice que son virtuales. A pesar de que estas partículas provienen de la nada y son virtualmente nada, de acuerdo al significado de las letras que nos ocupan, están sostenidas por Di-s en todo momento, y su luz trascendente, cuya manifestación en este plano de realidad es kav o luz de la mañana, representa su luz inmanente, que permea cada punto de esta realidad. Es en este mundo, el del vacío cuántico, en el que el hombre logra la perfecta unidad con la voluntad infinita al alejarse de la diversidad y despertar su conciencia a la Unidad Sagrada (ALaHa). Es justamente en esta región que se realiza el salto cuántico de una posibilidad a otra, alcanzándose un estado nuevo o rectificado, que en cierta forma es como retornar a su estado original. Estas palabras (saba ana) son energía vital, que al ser pronunciadas con la fuerza del amor que unifica a rehem y ahabah, desencadenan el proceso descrito que culmina con la cristalización de una realidad alterna, tomando forma en este plano de existencia. (Esto es lo que llamamos “milagro”)
Amor que Encuentra Otra palabra que en ocasiones también se traduce como deseo es eskah, la cual proviene de un verbo que significa encontrar, inventar o recuperar. Su raíz representa una fuerza que regenera a la naturaleza en cada una de las estaciones, e implica una forma que comprende el fuego sagrado. YESHÚA utiliza esta palabra cuando dice, ¡Qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y pocos son los que la encuentran. Evangelio de Mateo 7:14
Estrecho o qatina también significa recto, derecho, delgado, frágil, sutil, delicado, ligero o etéreo. La palabra para entrada tar´a, se deriva de un verbo que significa fluir o abrir, y que por su raíz se relaciona con ithphatah (abrete). Considerando esto, la apertura a la que se refiere este versículo nos permite ir sobre o a través de las fronteras. En sí, una entrada que conecta diversos mundos. Estrecho alisa, puede interpretarse como aflicción y por su raíz se relaciona a un verbo que significa forzar, restringir, apremiar o urgir. Camino urha por su raíz, como ya mencione anteriormente se relaciona al tipo de luz llamado nuhra. Esta es una luz en línea recta. Sabemos que pocos-zaura viene de un verbo que significa disminuir, reducir o debilitarse, sin embargo, en el contexto del napsha, la palabra significa pusilánime. Por último está el vocablo vida jaye que como se mencionó anteriormente representa la energía vital, pero también recordemos que es una palabra en plural, así que en el versículo debe leerse “…el camino que lleva a las Vidas!” (Las Vidas del Eterno). Considerando esto, el versículo se escucharía como algo así, Frágil y sutil es la puerta que abre la conexión entre los mundos y permite traspasar nuestras fronteras; y cuan virtual y evanescente es la luz que nos vincula directamente con la energía del cosmos en las Vidas del Eterno. No es senda para el pusilánime, ni para aquellos que no utilizan la totalidad del fuego sagrado que mora en ellos, para manifestar un deseo apasionado por penetrar la puerta de los mundos. La luz nuhra, nos vinculará con las Vidas del Eterno por el camino del amor y el deseo sin importar que tan confuso parezca este andar. Cada punto en el espacio tiempo de nuestro mundo representa el lugar exacto y el momento preciso, donde en cada evanescente instante se abre la comunicación entre los mundos, el de la diversidad y el de la Unidad. El sitio exacto y el momento precio es siempre y en todo lugar, pues cada punto es una puerta. ¿Entonces, porque el camino nos resulta confuso?, porque no se trata de estar, sino de proyectar desde lo más profundo de nuestro napsha el deseo apasionado por participar del camino estando conscientes de nuestra pertenencia a la Unidad Sagrada, solo así podremos sobrepasar nuestras propias fronteras y “vivir”, más allá de las limitaciones de nuestra realidad.