Reflexiones 43 el poder del nombre

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REFLEXIONES

El Poder del NOMBRE

H.C. ELÍAS


El Poder del NOMBRE H.C. ELÍAS

Extracto del libro: “El Hombre de las Mil y una Voces” ©H.C. Elías Registro Indautor 03-2012-110712193400-01 ISBN 978-607-00-7741-8


SHEM YESHÚA dice: Porque donde estén dos o tres reunidos en mi Nombre, allí estoy entre ellos. Evangelio de Mateo 18:20 En arameo la palabra asociada a Nombre es Shem, su raíz (SHM) puede significar luz, palabra, sonido, reputación, Nombre y atmósfera, más aún SH indica el espacio o movimiento que se extiende desde un punto, mientras M define cierta forma específica de existencia. Tomando todo esto en cuenta puede asociarse a Shem la idea de todo aquello que vibra en su camino hacia la existencia como un ser en apariencia separado, pero que lleva su propio e inimitable shem. El propósito final es que todo shem, es decir, las vibraciones individuales de nombre-luz regresen en diversas formas al único y sagrado SHEM divino, que va más allá de los nombres, palabras o conceptos humanos. Conforme a esto toda vibración individual es parte del universo y de acuerdo al principio holográfico la vibración divina NOMBRE-LUZ está en cada partícula de la existencia. Tan es así que la palabra para universo o cosmos en arameo se forma de la raíz Shm y la terminación aya, misma que agrega la idea de extensión. De esta forma universo en arameo se escribe shemaya. En REFLEXIONES 42 se introdujo la idea del YO SOY divino y del Yo soy individual, esto desde luego transmite la noción de algo puntual y fijo en contraste con el concepto del shem, que se asocia a extensión y movimiento o vibración. Nuevamente ambas visiones nos remontan al principio en física cuántica de la dualidad partícula-onda. Mientras que el Yo soy es un concepto puntual y en cierta forma ligado a la diversidad dentro de la Unidad, el shem sugiere extensión y vínculo. Tierra-imagen-cuerpo-Yo soy van ligados a la noción de individualidad dentro de la diversidad, en tanto que cielo-semejanza-espíritu-Shem, a la vibración que unifica la diversidad. Veamos algunas formas alternas para la frase “en mi Nombre”, para eso debemos tener en cuenta que la preposición “en”, también puede significar dentro, junto con, entre o desde dentro, considerando los significados alternos para Shem, obtenemos lo siguiente,


Desde el interior de mi luz; junto con mi atmósfera; dentro de mi vibración; en el mismo ritmo de mi palabra, junto con la luz de mi esencia, entre otros. Escuchemos con oídos arameos a YESHÚA decir Mateo 18:20, Porque donde están reunidos dos o tres con mi atmósfera, en mi misma vibración, junto con la luz de mi esencia, en el mismo ritmo de mi palabra, en mi experiencia del cosmos, vibrante y resplandeciente, el “Yo Soy” está ahí, alrededor, entre y dentro de ellos. De acuerdo a los principios de la física cuántica el electrón que es considerado partícula vive en su mundo de posibilidades, es decir en diferentes ubicaciones simultáneamente (onda de probabilidad), y solo cuando es observado, deja su mundo de posibilidades y colapsa como partícula de experiencia. Como ya mencionamos la idea de observar implica la necesidad de una conciencia que observe. Para que un yo soy observe, requiere ser observado por otro yo soy y así hasta que todo es observado por el Yo Soy Divino u Observador Final. La expresión del shem dentro del mundo “material”, es vibración que puede traducirse en luz, sonido, etc. Pero también más allá de lo sustancial, el shem-inmaterial- individual está vinculado al mundo de las posibilidades para cada partícula (yo soy) antes de colapsar como tal producto de ser observada. En otras palabras cuando un yo soy observa el sheminmaterial de otro yo soy, este colapsa justamente en el yo soy asociado al sheminmaterial observado. Para que este proceso ocurra se requiere de al menos dos “yo soy” uno que observe y otro que sea observado ( donde están reunidos dos...), y para indicar que el proceso sigue y define un evento único, en el versículo se agrega “…o tres”. En algebra a toda secuencia de números que se genera bajo ciertas condiciones se le llama serie. Por ejemplo la serie de números pares 2,4,6,8,10,… o la serie de números nones 1,3,5,7,9…, estas series no tienen fin, y como todas, requieren de al menos los tres primeros números para poder generar el resto de la secuencia. Para comprender esto pensemos en una tercera serie, la correspondiente a los números generados elevando el número 2 a la potencia n, 2ⁿ, donde n=1,2,3,4… , de esta forma la serie sería 2,4,8,16…, si comparamos la serie 1 de números pares con esta serie de potencias de 2, vemos que sin un tercer número no podríamos saber de cuál de las dos series se trata, por eso se dice que se requieren al menos los tres primeros números de la serie para poder reconocerla. Volviendo al versículo, menciona “dos” para que pueda haber observación y de esta forma el shem-inmaterial pueda colapsar en el yo soy, y “tres” para que la conexión final o transfinita con el Yo Soy sea única.


¿Quién iba a pensar que Mateo 18:20 en el fondo se tratara de una bellísima declaración de uno de los principios más misteriosos y profundos dentro de la física cuántica? Como hemos dicho, desde la perspectiva aramea el shem no solo es nombre, también es esa vibración de luz que es única para cada ser y que se manifiesta en este plano de realidad como su yo soy. En muchas culturas de la antigüedad el nombre era algo especial que expresaba la luz, la atmósfera o el sentimiento con el que el ser entraba a la existencia. El propio nombre de YESHÚA significa El Único Ser sin Nombre (Yah) que salva o restaura (shua). YESHÚA utiliza frecuentemente en los Evangelios la frase “en mi nombre”, sobre todo cuando ora, cura o hace alguna petición. Al usar esta frase está enfatizando la importancia de realizar estas prácticas espirituales estando a tono o en sincronía con la atmósfera o vibración de una persona que este a tono con el SHEM divino, en sí, el mismo YESHÚA. Esta manera de llevar a cabo la práctica espiritual resalta el valor de la presencia del maestro como la entrada a una experiencia que trasciende la percepción individual. Al respecto YESHÚA nos dice: Yo te daré lo que ningún ojo ha visto y ningún oído ha escuchado y ninguna mano ha tocado, y que no ha surgido en la mente humana. (Apotema 17). Evangelio de Tomás


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