REFLEXIONES
Bondad y Maldad
H.C. ELÍAS
Bondad y Maldad H.C. ELÍAS
Extracto del libro: “El Hombre de las Mil y una Voces” ©H.C. Elías Registro Indautor 03-2012-110712193400-01 ISBN 978-607-00-7741-8
Renacimiento YESHÚA dice Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre Celestial Evangelio de Mateo 5:48 G´mar que en este versículo se tradujo como perfecto, también significa consumar o lograr la realización personal. Otro significado es consumirse por completo, acabarse o desaparecer. Aunque de primera impresión no lo parezca, este versículo está muy ligado a la comunidad interior que conforma el napsha según vimos en REFLEXIONES 50. Cuando ya no son necesarias las imágenes del ser como son sustentadas en el napsha, esto es, cuando han cumplido su propósito, se esfuman y se transforman, como si se diera un renacimiento. La verdad es que, estrictamente hablando, ni se esfuman, ni se transforman, ocurre algo similar a las imágenes que se forman con cuadros más pequeños de fotografías con temas distintos a la imagen mayor. Visto de cerca conservan sus propias imágenes individuales, pero a la distancia, parecen esfumarse y transformarse en una imagen nueva totalmente diferente. La palabra abba que se traduce como padre se base en la raíz AB que apunta hacia todos los movimientos que buscan perfeccionarse a sí mismos o encontrar un fin. La raíz también se refiere al deseo de tener, así como aquello que rinde frutos. Una palabra ligada a esta es la que YESHÚA usa en la oración del Padre Nuestro, abwoon, palabra que utiliza para expresar un tipo de paternidad en el sentido cósmico, que está más allá del género. En cuanto a sus raíces, esta palabra indica un proceso o un ser que empieza en la Unidad (A) y da vida (B) por medio del Hálito Sagrado o Sagrada Espíritu (U) a nuevas formas (N). Vosotros pues, busquen evolucionar plenamente, consumiéndose y diluyéndose en la Unidad, así como la fuente de Todo da vida mediante la Sagrada Espíritu a nuevas formas, que se esfuman y transforman en un continuo renacimiento. En el Evangelio de Tomás encontramos una declaración de YESHÚA que va muy de la mano con esta idea de perfeccionamiento,
…y cuando os conozcáis a vosotros mismos, sabréis que sois hijos del Padre Viviente. Pero si no os conocéis a vosotros mismos, estáis empobrecidos y sois el empobrecimiento. (Apotema 3).
Evangelio de Tomás
El Momento Preciso En tiempos antiguos y aún ahora, es de vital importancia saber reconocer el momento preciso y el lugar adecuado en varias empresas humanas, como la siembra, la introducción en el mercado de un nuevo producto, la pesca de ciertas especies, etc. Para describir este ritmo de precisión y madurez, el lenguaje arameo utiliza la palabra taba que por lo general se ha traducido como bueno. Sin embargo y nuevamente recurriendo a su raíz TB, representa algo que mantiene su integridad y su salud por un sentido interior del crecimiento en armonía con lo que lo rodea. En otras palabras, bueno sugiere un crecimiento en armonía con todo lo que le rodea, mientras mantiene su integridad y salud, con madurez en un ritmo de precisión. Es por esto que cuando YESHÚA utiliza la palabra taba en los Evangelios la imagen que conlleva es la de estar a tono, a tiempo y en armonía con la Unidad Sagrada. De tal suerte que ser “bueno” equivale a estar en el lugar adecuado en el momento preciso con la acción apropiada. Es en este sentido que al “bueno” se le considera preparado, siempre y cuando por preparado se entienda ponerse a tono, a tiempo y en armonía con la Unidad Sagrada. Es dentro de este contexto que la declaración de Juan el Bautista citada en Lucas 3:4 “preparad el camino al Señor” se entiende más claramente. Por otra parte bisha que por lo general se traduce como malo, en realidad representa la idea de algo que se ha salido de ritmo respecto a la Unidad Sagrada. Esto significa que aun no está preparado para el objetivo que se le ha designado, esto es, que todavía no está listo para ocupar el lugar que le corresponde dentro del Plan Divino de Unicidad. También puede significar que el ser ya no está dispuesto, esto es, que tuvo su tiempo y lugar apropiado, pero lo dejó pasar alejándose de la cadencia o ritmo del YO SOY Divino en definitiva. Esta visión de taba y bisha, nos da la idea de que el ser pasa por tres etapas a lo más, la inmadurez, donde aún no ha alcanzado su lugar y momento preciso para estar a tono con la Unidad Sagrada, la madurez, cuando cada una de sus partes encuentra su lugar y momento preciso y entra en ritmo con la Unidad Sagrada, y la que surge al dejar pasar este momento y a consecuencia de esto cada parte se va “pudriendo”, y por tanto se va dejando en el olvido. En el lenguaje arameo la bondad equivale a estar a tono o en ritmo con toda la creación como expresión de la Unidad.
La intuición, la disposición y la habilidad para percibir el momento preciso y el lugar correcto yacen en el corazón de todo ser, sin importar que tan velados se encuentren a causa de su estado de disonancia. La habilidad para distinguir el momento y lugar precisos la poseemos, el problema es que no siempre decidimos ejercer la acción requerida en esos momentos, y la dejamos pasar. Esos momentos se repiten durante la vida en este plano, así es que en ocasiones se dejan pasar varias veces por inmadurez, hasta que un día cada voz interna alcanza su nivel de madurez que le permite actuar cuando ha reconocido el momento y lugar adecuado e inicia el proceso de integración del yo soy mediante la entrada en ritmo con la Unidad de cada una de sus partes. Lo mismo ocurre cuando cada yo soy se encuentra íntegramente maduro y puede irse integrando a otros yo soy con el suficiente nivel de madurez para ir formando parte del YO SOY Divino. Pero no todo se integra en armonía, algunas partes, aunque pertenecen a la Unidad, lo hacen con un ritmo discordante, son aquellas que como he dicho, pasan a formar parte del olvido de ALaHa. En el mundo en el que YESHÚA vivió, donde el lenguaje que utilizaba para expresar sus ideas, conceptos y enseñanzas era el arameo, un mal separado de la Unidad de ALaHa simplemente no existe. Desde esta concepción del mundo el mal forma parte de la Unidad Sagrada y se comporta como un velo discordante; esto significa misma naturaleza pero tono distinto. Es por esta razón que la maldad constituye el olvido de ALaHa, y por no estar a tono con el resto de la Unidad, no existe posibilidad de comunicación entre ambas. En otras palabras, hay una pérdida definitiva de la comunión con ALaHa. En relación a esto, el apotema 9 del Evangelio de Felipe, dice, La luz con la oscuridad, la vida con la muerte, la derecha con la izquierda son hermanos entre sí. No es posible separar los unos de los otros. A causa de esto, ni son buenos los buenos, ni son malos los malos, ni es vida la vida, ni es muerte la muerte. Así cada individuo será devuelto a su propio origen desde el principio. Pero los exaltados por encima del mundo son inmortales y existen en la eternidad. (Apotema 9) Evangelio de Felipe
Uno existe o en este mundo o en la resurrección o en las regiones de transición. ¡Qué no ocurra que me encuentre en estas últimas! En este mundo hay lo bueno y lo malo. Sus buenos no son buenos y sus malos no son malos. Pero hay maldad después de este mundo, la cual en verdad es mala, lo que se llama la transición – es la muerte. Mientras existamos en este mundo nos es apropiado nacer en la resurrección, a fin de que si somos despojados de la carne nos encontremos en el reposo y no vaguemos en la transición. Pues muchos se extravían en el camino. Así bueno es salir del mundo antes de que la humanidad sea llevada a transgredir. (Apotema 68) Evangelio de Felipe En este apotema se mencionan claramente nuestras regiones de existencia, cuando estamos en este mundo al principio, somos inmaduros, pero si logramos llegar al estado de madurez entonces nacemos en la resurrección, pero si no es así, y dejamos este plano de existencia sin haber renacido, pasamos a formar parte de la región que Felipe denomina de transición donde la maldad es verdaderamente mala, es decir donde el olvido es definitivo.
Disponibilidad La parábola que trata sobre los obreros de la viña descrita en Mateo 20:1-16 presenta el concepto del momento preciso bajo una nueva perspectiva. Cuando las uvas maduran deben cortarse de inmediato, en especial si van a utilizarse para elaborar vino, por ningún motivo se puede dejar pasar ese justo momento. YESHÚA nos relata en esta parábola cómo el dueño de la viña contrata a cierto número de obreros a primera hora de la mañana. Cuando mide su progreso hacia la hora tercera se da cuenta que no van tan rápido como el suponía y contrata más obreros. Hace lo mismo a la hora sexta, novena y undécima. Luego el propietario da a todos el mismo salario y los obreros que llegaron temprano se quejan, diciendo: Estos últimos trabajaron solo una hora, pero les pagaste igual que a nosotros que soportamos el peso y el calor del día, pero él, contestándole a uno de ellos, dijo: Amigo mío, no cometo contigo ninguna injusticia; ¿no hiciste acuerdo conmigo por un denario? Toma lo que es tuyo y vete, porque yo deseo dar a este último lo mismo que a ti. Surge la pregunta, ¿cuáles obreros son más valiosos, los que empezaron temprano y trabajaron sin interrupción durante todo el día, o los que, por estar disponibles a una hora tardía como es la hora undécima, hicieron posible que se terminara el trabajo? Luego el dueño continua diciendo, ¿o no me es permitido hacer con lo mío lo que quiera?, ¿o tienes envidia porque yo soy bueno? En otras traducciones en vez de utilizar la palabra permitido se usa la palabra legal, ambas vienen del vocablo en arameo salita que significa con poder, autoridad u orden armonioso y que se relaciona por su raíz con shalama que significa paz. La expresión que se tradujo como envidioso viene del uso conjunto de dos vocablos arameos, bisha que significa malo o inmaduro, o en tono discordante y ´aina que se traduce comúnmente como ojo. De esta forma envidioso también significa ojo maligno. Veamos ahora esas preguntas que plantea el dueño de la viña desde la perspectiva aramea, ¿Acaso no tengo la autoridad para, en armonía con la Unidad Sagrada, hacer con lo que es mío lo que quiera? ¿ o tu ojo maligno te hace estar fuera de tono al no sentir satisfacción en el presente porque yo si estoy en ritmo con la Unidad Sagrada y por eso cuido de lo mío en el momento preciso? Este relato recalca la idea de disponibilidad aun en el último momento para hacer lo que sea necesario. Desde cierto punto de vista, en este caso el del trabajador, las acciones del propietario de la viña parecieran ser injustas, sin embargo, desde la perspectiva del dueño, el relato se trata de equidad, pero en términos de tiempo preciso o momento oportuno. Los trabajadores que llegaron al final no se ganaron la paga por su trabajo, pero lo hicieron por su disponibilidad. Cuando fueron absolutamente necesarios, ahí estuvieron; se encontraban, por así decirlo, lo bastante maduros o preparados y listos para actuar en el momento preciso.
Los Últimos y los Primeros La última frase que YESHÚA refiere en esta parábola es, Por lo tanto, los últimos serán los primeros y los primeros, últimos, porque muchos son los llamados, pero pocos los escogidos. Evangelio de Mateo 20:16 La palabra para último, haraya significa también demorar, postergar, prolongar o rezagar, cuando se utiliza en expresiones como “los que vienen después”, hace referencia a los descendientes. Por su parte el vocablo arameo para primero, qadmaya también implica aquello que está antes o ha existido desde los tiempos más remotos. Considerando ambos significados la primera parte del versículo con su juego de palabras, podría aludir al comportamiento tanto de las partes más antiguas y recónditas del alma, como a las más recientes o superficiales. Es decir, nos plantea un esquema en el que las partes que se unifican al final con ALaHa son las más antiguas, en tanto que las partes que despiertan primero y se hacen conscientes de su pertenencia a la Unidad Sagrada son las más superficiales. De esta forma, la parte más antigua, más profunda y recóndita, quizá hasta olvidada, en cierto sentido, de nuestro napsha tarda más en tomar conciencia de su pertenencia a la Unidad Sagrada – AlaHa, no así aquellos aspectos más recientes o superficiales, como lo es, entre otros, la parte racional del estado consciente. Esto nos sugiere que dependiendo de nuestros sistemas de creencias o paradigmas, primero se despiertan al estado consciente de pertenencia a la Unidad Sagrada los aspectos racionales, luego los emocionales y al final los espirituales. Muchos, sagija viene de un verbo que significa aumentar, multiplicar o proliferar. Su raíz invoca la imagen de un círculo que se abre. Por su parte el vocablo zaura que se traduce como pocos proviene de un verbo que significa disminuir, debilitarse por miedo al futuro o estar confinado por todas partes en razón de la existencia material. Llamar- q´ra - puede traducirse también como invocar o invitar. Este vocablo corresponde al hebreo kara, el cual se emplea en el relato de la creación de ELOHIM contenido en el Antiguo Testamento, cuando la narración describe la manera en que ELOHIM imprime cada nueva realidad en el Universo naciente. G´ba- escoger, además significa, aprobar o reunir. Esta palabra también está ligada al vocablo hebreo gebe, que representa aguas que se acumulan en un estanque, cisterna o laguna.
Al reunir YESHÚA en esta enseñanza ambas palabras, g´ra y g´ba cuya fonética da un tono de rima, crea la imagen de que cada nueva realidad impresa en el Universo naciente tiene la posibilidad, y la capacidad de fluir hacia un lugar donde las aguas permanecen en reposo. Muchos son llamados y pocos los escogidos, evoca la visión de formas fluyendo como agua entre las rocas hasta llegar a su destino, un lugar de quietud y reposo. Además sólo los que están disponibles en el lugar correcto y en el tiempo exacto son los escogidos, recordemos que uno de los dones de Hokhmah es precisamente el de guiarnos a ese lugar y momento, lo cual ocurre cada vez que el Yo soy interior toma conciencia de su pertenencia a la Unidad Sagrada, aunque al principio sólo sean destellos. Escuchemos esta enseñanza de YESHÚA con oídos arameos, Es así que las partes menos profundas, arraigadas, o antiguas de nuestro napsha, aquellas ligadas al aprendizaje racional, desarrollan más rápidamente una afinidad para unirse entre ellas, en tanto aquellas partes antiguas, arraigadas, misteriosas, desconocidas, demasiado encerradas en sí mismas e incluso aisladas o en olvido tardan en integrarse para conformar el Yo soy, y aunque todas son invitadas solo las que están maduras y disponibles en el lugar y tiempo adecuados por ser guiadas bajo la tutela de Hokhmah se van sumando a la conformación del Yo soy, que permite la percepción consciente de la pertenencia a la Unidad, esta unión fluye como agua hasta que llega y se incorpora en el lugar preparado para que las aguas reposen en suave quietud. Regresando a la analogía del rompecabezas, este versículo representa a los dos tipos de piezas con las que podemos tratar en nuestro camino por conformar la imagen total. Hay piezas que son fáciles de colocar, pues se identifican de manera sencilla unas con otras, y en cierta forma, al integrarse rápidamente no tuvieron tiempo de encerrarse en ellas mismas con tal intensidad que llegaran a pensar que sólo ellas existían y por tanto no formaban parte de algo más grande. Pero las piezas que han pasado más tiempo apartadas, son las más difíciles de integrar, pues no es fácil identificar a que parte pertenecen y se dejan relegadas e incluso en un cierto olvido. De estas hay dos tipos, las que han estado dispuestas esperando el momento preciso para integrarse y eventualmente lo hacen, y las que llevan tanto tiempo separadas que parecieran que no pertenecen a ninguna parte; que conllevan la idea de que tan sólo son en sí mismas, pues las partes de imagen (o información) que contienen no parecen encajar en ningún lugar.
Este esquema lo mismo aplica a las voces internas que conforman el napsha, como a cada Yo soy que eventualmente lograrรก despertar y serรก consciente de su pertenencia al YO SOY Divino. Esto desde luego en un esquema fractal.