REFLEXIONES Paz
H.C. ELÍAS
Paz H.C. ELÁIS
RETORNO A EDÉN © H.C. Elías Registro INDAUTOR No. 03-2010-121614310200-01 ISBN: 9786070048739
Parece ser que la conciencia a través del campo funciona también bajo los principios holográficos, es decir que el todo está contenido en cada parte. Esto implica que cada uno de nosotros como pequeñas partes de un patrón más grande estamos conectados. Además a cada aparentemente insignificante momento de nuestras vidas estamos teniendo comunicación directa con este campo, este Holograma Cuántico, individualmente. Cuando juntamos la relación de cada uno con el campo estas se convierten en la respuesta colectiva, así el campo u holograma cuántico nos refleja nuestro amor colectivo, nuestro miedo colectivo. Este principio funciona en ambas direcciones, así como el todo está contenido en cada parte, también el todo contiene a cada parte. En tanto sintamos los sentimientos de las experiencias que elegimos vivir el holograma nos reflejara esas experiencias en nuestra vida. Nosotros somos pequeños pedazos de este gran holograma, de esta gran conciencia y por el hecho de simplemente sentir y usar esta energía para “saltar” a la posibilidad que hayamos elegido, el efecto existe ya en todos lados todo el tiempo. Cuando sentimos algo en un lugar, ese sentimiento esta existiendo al mismo tiempo en todos lados. Esto nos da la capacidad de curar tanto al cuerpo como a la humanidad. Esta nueva visión de la ciencia nos dice que hay un campo, una inteligencia viva que conecta todo en la creación sin excluir nada.
Sabemos que estamos conectados a este campo a través de los sentimientos expresados por nuestros corazones como lenguaje de comunicación entre ambos. El campo no reconoce los procesos mentales del lenguaje pero sí reconoce el sentir que encierra cada sentimiento como si lo que pensamos o imaginamos estuviera sucediendo fuera de nosotros. El poder de la oración como continuo sentir de sentimientos ligados al amor representa una poderosa tecnología de cambio, confianza, seguridad y fe, pues continuamente nos comunicamos con el holograma cuántico, el que simplemente refleja ese amor en nuestras vidas. Desafortunadamente lo contrario también ocurre, si nuestra oración la construimos con sentimientos derivados del miedo, el holograma cuántico reflejara eso mismo en nuestras vidas, tristeza, rencor, soberbia, angustia, soledad. Pensamos que no tenemos poder sobre lo que ocurre en el mundo pero todo lo que sucede no es nada más ni nada menos que un reflejo de aquello en lo que nos hemos convertido internamente. Debemos transformarnos en paz, tranquilidad, salud, cooperación, armonía, compasión, amor, humildad, fe, para que el campo pueda reflejarlas generando los “saltos” cuánticos que nos encaucen a recorrer el camino del Plan Divino. Al hacer esto estaremos rescatando ese universo que en el principio fue creado bueno.
Citando nuevamente la gran sabiduría contenida en la Biblia recordemos que los mandamientos de los que inevitablemente se derivan los demás son los dos primeros.
… «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.»…
… «Amaras a tu prójimo como a ti mismo»…
Ahora es claro que el Holograma Cuántico tiene los mismos atributos que aquello a lo que la fe llama Di-s. Desde esta perspectiva el primer mandamiento podría interpretarse como vivir en constante comunicación fundamentada en la unión del pensamiento y la emoción amor con el Holograma Cuántico ya que este es un puente entre todas las cosas y el espejo que nos muestra lo que internamente somos. Si damos un sentido más amplio a la palabra prójimo y no solo la interpretamos como ser humano, sino como todo compañero nuestro en la creación, con base en la imagen holográfica del universo podemos decir sin lugar a dudas que amar al prójimo es amarse a sí mismo. ¿Por qué amar el todo y a cada una de sus partes?, en primera porque esencialmente son lo mismo y en segunda por que todo está conectado con todo. Es amar la Unidad y la Diversidad en la que esta se manifiesta.
Cada célula representa la unidad de conciencia más pequeña del cuerpo y esta comunicada con las demás fuera del marco espaciotemporal debido al entrelazamiento cuántico y es por esta propiedad del campo que cuando es separada del cuerpo se mantiene siempre en contacto aunque no esté más unida físicamente a este. De forma similar cada ser vivo puede pensarse como una unidad de conciencia con un origen común y por tanto en entrelazamiento con todas las conciencias sin importar si hay o no contacto físico. Si así fuera seriamos el equivalente a las células de nuestro cuerpo, una célula del cuerpo Divino y por tanto con todos sus atributos, sin embargo por el solo hecho de estar ahí no necesariamente somos parte coherente de ese cuerpo. ¿Qué se necesita para ser parte coherente del cuerpo Divino y por tanto gozar de sus mismos atributos?, simplemente integrarse de forma coherente al campo, o dicho de manera más simple amar a Di-s sobre todas las cosas y amar a tu prójimo como a ti mismo. ¿Simple no? Solo que tuvieron que pasar cientos de años antes de que lo obvio se olvidara y que la ciencia husmeando en lo falso e ilusorio lo reencontrara. Para vivir conforme a estos principios debemos primero buscar la paz en el interior de nuestros propios cuerpos. Nuestro cuerpo es como un lago de montaña que refleja el sol cuando está quieto y claro. Cuando está lleno de barro y piedras, no refleja nada.
Luego deberemos buscar la paz en nuestros propios pensamientos así como la paz en nuestros sentimientos. La paz es la clave de todo conocimiento, de todo misterio, de toda vida. Continuamente debemos buscar paz en todo lo que está vivo, en todas nuestras acciones, en cada una de nuestras palabras. No resulta extraño o raro que YESHÚA siempre usara la frase ¡Que la paz sea contigo! Los componentes de la oración como forma de vida son pensamiento y emoción, sin embargo faltaba agregar algo y es que deben ser alimentados a través de los sistemas operativos de la paz. Esta paz debe conocerse con la mente, desearse con el corazón, realizarse con el cuerpo. Cuando el hombre sea capaz de hacer esto alcanzará el amor requerido para traer unidad a sus acciones. A través de la lógica de nuestra mente hemos de conocer esta paz, luego hemos de experimentarla en nuestras vidas y en nuestro mundo para confirmar su viabilidad. Y con la fuerza que reside en nuestro corazón hemos de desear esta paz en todo lo que experimentamos. Por último debemos buscarla y reconocerla en todo lugar, en toda acción, en todo ser.
Que la paz sea contigo! Jesús de Nazaret