CHOMSKY, Noam. Chi sono i padroni del mondo?, Ponte alle grazie, novembre 2016. __________________ ¿Quién domina el mundo?, ediciones B, octubre 2016. El lingüista, pensador, filósofo y politólogo americano Noam Chomsky da una vuelta de tuerca más al imperialismo americano que ha imperado en el mundo desde la Guerra Fría hasta la actualidad. Muchos son los frentes que aborda, desde la política internacional de EEUU, pasando por el choque de fuerzas con Rusia, el problema de Israel y Palestina, las armas nucleares de destrucción masiva o el terrorismo religioso de Medio Oriente. Un amplio abanico de cuestiones económicas, culturales e históricas dominadas por el viejo lema adoptado por Adam Smith, fundador del liberalismo económico, del “todo para nosotros; nada para los demás” que han aplicado los EEUU desde la era Reagan hasta la actualidad.
El análisis supera lo meramente ideológico desde el momento en que se manejan fuentes fiables y constatadas y datos históricos que demuestran la validez empírica de sus afirmaciones. Para ello recurre a declaraciones, documentos o hechos reales vinculados a los acontecimientos de los que se habla en cada momento. En este sentido, los hechos hablan por sí solos.
El libro lo componen diversos artículos, y se sustenta en un denominador común: el imperalismo americano de un país que se cree autorizado para hablar en nombre de la comunidad internacional, hasta el punto de limitar el concepto del mundo a sus propios intereses económicos y geoestratégicos. Estos son las las conclusiones más destacadas a las que llega el lector después de leerlo:
- Kennedy trazó un plan destinado a someter y dominar a los países latino-americanos a los deseos de los EEUU. Apoyó a todos y cada uno de los regímenes dictatoriales que se sucedieron en ellos con el fin de evitar que el sentimiento de identidad nacional pusiera en peligro los intereses imperiales y de dominio mundial de USA. Pongamos el ejemplo de San Salvador, Brasil o Chile. En este último caso apoyó el golpe militar de Pinochet.
- Reagan fue el presidente que más puso en riesgo la seguridad del mundo. Hizo todo lo posible por conservar a cualquier precio ese 50% de las reservas mundiales de las que eran propietarios los EEUU al final de la Guerra Fría. Fortaleció el embargo con Cuba y temió que el ejemplo del castrismo pudiera extenderse como un virus por el resto de Hispanoamérica.
- Bush y Sam Husseim fueron de la mano mientras este respetó las condiciones que le impuso el primero. En cuanto se le ocurrió desobedecerlo, le declaró la guerra con la excusa de que poseía armas de destrucción masiva, falacia que también defendieron Aznar y Blair en el famoso pacto de las Azores.
- La crisis de los misiles de Cuba entre EEUU y la URSS de octubre de 1962 pudo provocar una guerra nuclear de consecuencias imprevisibles si no hubiese sido por un comandante ruso que desobedeció la orden de responder a los misiles lanzados por los americanos contra reactores submarinos rusos.
- En nombre de la seguridad mundial se han cometido infinidad de ataques a civiles en Irán, Iraq, Palestina, Gaza y Cisjordania que han provocado millones de muertos. Los EEUU apoyan a Israel en el problema con Palestina porque les brindan tecnología a la vanguardia y poseen un gran potencial nuclear.
- Tras el 11 de septiembre de 2001, el mundo no es más seguro, sino que se ha acrecentado el terrorismo de raíz islámica, se han gastado miles de millones de dólares en guerras (500.000 dólares costó el atentado contra las Torres Gemelas, y se ha gastado un importe diez millones de veces superior) que no han aportado ningún beneficio al mundo, se ha agravado la tragedia de los refugiados procedentes de Siria de los que tan solo algún país arabe como el Líbano se hace cargo, y han aumentado el número de víctimas.
- Cuando se perpetra un atentado en Occidente de raíz islámica, se habla de desestabilizar el orden mundial, pero si es al contrario, se aducen exactamente razones de orden mundial relacionadas con la estabilización.
- Las grandes multinacionales y grupos financieros firman con los Estados “acuerdos de libre comercio” que nada tienen que ver con facilitar las transacciones comerciales. Por contra, sirven a los intereses de estos núcleos de poder, que someten a su antojo a las economías de los países, y buscan el beneficio propio sin el mínimo escrúpulo. Todo para nosotros y nada para los demás.