GARCÍA JAMBRINA, Luis. La sombra de otro, ediciones B, octubre 2014.
Nos encontramos ante una bigrafia novelada sobre Miguel de Cervantes
en orden cronológico. La narra un antiguo compañero de fatigas llamado Antonio de Segura, que habiendo sido acusado de la muerte de Cervantes, deja escrita desde la cárcel una memoria en español aljamiado (al igual que el manuscrito de Cide Hamete, historiador arábigo que Cervantes considera el verdadero autor de su obra) sobre lo que fue la vida de ambos, dominada por la envidia, la vanagloria y el peso del destino.
Rememorando la vieja técnica narrativa del manuscrito encontrado, usada en el Quijote y
habitual en los libros de caballerías que parodiaba, el manuscrito redactado por Segura cae en manos de un profesor, que lo halla en una librería de viejo de Toledo. Acto seguido, se lo da a un amigo suyo para que lo transcriba al castellano. El profesor lo publica, pero aduciendo que los editores no quieren considerarlo un documento histórico sino que le dan el calificativo de ficticio. El recurso metaliterario de Jambrina le cubre las espaldas todavía más al afirmar que el manuscrito original escrito por Segura se lo han robado de su propia casa. Con todo, se interesa por la veracidad de los hechos desde el momento mismo en que en la nota final escrita por el editor solicita que lo ayuden a encontrarlo.
En esta encrucijada, ¿qué dice el manuscrito de Segura que pueda resultar
comprometedor, inapropiado, inmoral o políticamente incorrecto?
En primer lugar, y según atestigua el subtítulo de la novela, “la mejor novela de Cervantes fue su vida”. El problema surge cuando nos percatamos que ésta estuvo marcada por los vicios, los desatinos familiares y políticos, la falta de escrúpulos, el culto por las apariencias y por la corrupción moral y política. Todo esto lo descubrimos de la mano de Segura, que habiendo coincido con Cervantes durante su estancia juvenil en Madrid y Alcalá, sufrió un episodio bronco con él que le llevó a jurarle venganza mientras viviera. A partir de entonces se convierte en la sombra de Cervantes y pone todos los recursos que están en su mano para hacerle la vida imposible y evitar que triunfe en lo político y en lo literario. Para lograrlo, no duda en estorsionar y chantajear, en infintrarse en los círculos de poder de la corte de Felipe II y Felipe III, afrontando incluso a válidos como el duque de Lerma o en seguir todo tipo de triquiñuelas con tal de vencer las voluntades de quien entorpezca su macabro plan.
Lo peor de todo es que Segura acaba siendo una víctima de su propia envidia, pues
Cervantes, si bien enfermo y poco reconocido por sus contemporáneos por no ser buen poeta y no haber tenido éxito en el teatro, en parte ensombrecido por el ingenio de Lope, logra escribir el Quijote y elevar la prosa a la cima literaria. Lo curioso de todo es que en parte lo logra espoleado por el propio Segura, que consciente del drama humano que fue la vida de Cervantes, termina reconociendo su valía humana y artística.
Algunos episodios sobre la vida de Cervantes que Jambrina narra con
maestría artística y fidelidad histórica:
• Tuvo una hija fuera del matrimonio que no reconoció por miedo al qué dirán. La hizo pasar por sirvienta de su hermana en los últimos años de su vida para poder tenerla cerca.
• Sufrió penurias ecocómicas y duras condiciones de vida, debido a su escaso reconocimiento literario, que le llevaron a desempeñar los oficios más bajos y a su hermana a abrir las puertas de su casa a bribones, calaveras y rufianes que se aprovechaban de ella.
• Para la corona española hizo las veces de espía contra los turcos en Argel, y en Sevilla, de racionero del trigo estatal y de recaudador de impuestos. Esta última ocupación le generó una deuda de ochenta mil reales que la Corona, con el duque de Lerma a la cabeza, le reclamaría hasta el final de sus días. Esta cantidad correspondía a los impuestos recaudados en Sevilla, y de hecho se la entregó a un empresario para que la consignase a las arcas del Estado, pero acabó quedándosela para sí y declarándose en suspensión de pagos.
• Fue encarcelado en varias ocasiones por no poder afrontar el pago de sus deudas. En la cárcel de Sevilla conoció los bajos fondos de la España del siglo XVII1 .
• No quiso hacer un teatro al servicio de los gustos del vulgo como Lope. Creía en lo didáctico y buscaba enseñar, denunciar lo malo y defender lo bueno del género humano2 .
• Subsistió desempeñando los más bajos oficios y dependió de la caridad y los caprichos del duque de Béjar, al que dedicó la primera parte del Quijote, y el de Lemos, que fletó desde Barcelona hasta Nápoles una expedición de escritores respetados capitaneada por los hermanos Argensola en la que no figuraba Cervantes3 . En definitiva, una personalidad idealista que luchó entre ser fiel a sus ideales y doblegarse a la realidad política y literaria de su tiempo, y terminó dignificando una forma de expresión literaria como la prosa, cuando él en realidad lo que deseaba era ser poeta y terminar con su existencia miserable triunfando en el teatro, algo que nunca consiguió. De hecho, varias de sus comedias las dio a la imprenta sin haber sido nunca representadas.
1 Por aquel entonces también el dinero compraba cualquier voluntad. En ella intervenía una hermandad del hampa que actuaba
siguiendo una estructura mafiosa con proyección hasta los más altos cargos del Estado. De hecho, el duque de Lerma, valido de Felipe III, le encarga en la novela a Cervantes investigar esta organización porque temía que confabulara contra él. En Rinconete y Cortadillo describe todo este mundo usando un lenguaje de germanías que conocía de primera mano.
2 Pongamos como ejemplo las Novelas ejemplares y el Persiles. Las primeras inauguraban un género literario basado en la novella
renacentista italiana, que innovaba ante la preponderancia del realismo de la novela picaresca. Por lo que respecta al Persiles, el didactismo surge de la idea acuñada por Availle-Arce sobre la cadena del ser y la redención humana de la Contrarreforma católica y la Roma cristiana como destino y reencuentro final de los amantes.
3
Jambrina lleva a su personales a la ciudad condal, donde se encontrará con el mismísimo Quijote en un virtuoso ejercicio metaliterario que encontrará su contrapunto en el encuentro final con Segura.