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Teatro Juárez de Guanajuato
La actividad minera de la ciudad de Guanajuato determinó en gran medida su trazo urbano y el crecimiento de su población hasta convertirse en un asentamiento importante en el siglo XIX. Se pensó entonces que debía construirse un teatro que estuviera a tono con los mejores del país. El Teatro Juárez fue edificado de 1872 a 1903, dividido en tres etapas que concluyeron con el recinto que conocemos hoy en día.
Uno de los primeros teatros edificados en el país, y el primero que tuvo la ciudad de Guanajuato, fue el llamado primero Corral de Comedias, y después Teatro Principal, cuya construcción se inició en enero de 1788 en la calle de Cantarranas. En abril de ese año tuvo lugar su inauguración.
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El Teatro Principal fue considerado uno de los mejores de la República, después de las reformas que se le hicieron en 1826 y 1830 (véase figura 1). La transformación más importante en la vida del Teatro Principal se llevó a cabo en 1887, cuando se cambió su techumbre, entre otras reformas. En 1899 se hicieron otras mejoras, y no obstante ello se vinieron abajo dos techos de los cuartos de actores uno de los días de las fiestas de reinauguración. Hacia mayo de 1905 el teatro se hallaba destruido y mal acondicionado. La inundación del 1˚ de julio, tan desastrosa para la ciudad de Guanajuato, empeoró aún más las condiciones del Teatro Principal, lo que ameritó nuevas obras de reconstrucción. El 24 de enero de 1921 este teatro fue consumido completamente por el fuego. El Teatro Principal estuvo en servicio durante 133 años. Hubo otro teatro, cuyo lugar de emplazamiento se desconoce pero del que se tiene noticia por algunas notas periodísticas. Sin embargo, por la importancia de Guanajuato se hacía necesaria la erección de un teatro de condiciones superiores, como prueba del adelanto cultural y económico de una ciudad del siglo XIX.
Antecedentes del Teatro Juárez
En gran parte del terreno que hoy ocupa el Teatro Juárez se comenzó a construir, en el año 1663, el Convento de San Diego, fundado por los religiosos de esa orden. El monasterio comprendió en su construcción el edificio del convento, el Templo de San Diego, el Templo de la Tercera Orden y tres capillas: la del Señor de Burgos, la de la Purísima y la de San Antonio.
Debido a la reducida extensión del territorio de la ciudad de Guanajuato, y al haber pasado el Convento de San Diego a dominio de la nación en 1859 como resultado de las Leyes de Reforma, el 10 de octubre de 1861 la Jefatura Política determinó formar una plaza entre dicho convento y la Casa de Moneda, por lo que fue necesario derribar el Templo de la Tercera Orden y una parte del edificio del propio convento. La Constancia fue el nombre dado a la nueva plaza.
El edificio del convento que se encontraba en pie aún en su mayor parte y que lindaba por su frente con la plazuela de San Diego, por detrás con la de Zaragoza, por el costado derecho con la plaza La Constancia y por el izquierdo con el Templo de San Diego fue vendido por el gobierno al coronel Florentino Soria.
La otra parte del convento fue derruida y en su lugar se edificó el Hotel del Emporio, que fue sede de la empresa Diligencias Generales y de la imprenta de la ciudad.
El 3 de agosto de 1872, el general Florencio Antillón, siendo gobernador del estado de Guanajuato, determinó públicamente “construir en esta capital un nuevo y soberbio teatro…” Ese mismo día, el arquitecto José María Noriega, a quien se había encargado el proyecto y construcción, presentó los planos respectivos. El sitio elegido para la edificación del teatro fue el terreno que ocupaba el Hotel del Emporio y gran parte de la plaza La Constancia.
José Noriega fue además autor de tres notables teatros: el Teatro Doblado, en León, Guanajuato; el Teatro Morelos, en Aguascalientes, y el Teatro de la Paz, en San Luis Potosí.
Durante el gobierno del general Antillón (1867-1876) se fomentaron las obras materiales en el estado gracias a la iniciativa que consistía en destinar la octava parte de las contribuciones otorgadas a las municipalidades a aquellas obras de “utilidad o de ornato para mejorar su condición y embellecer sus poblaciones”.
El 25 de septiembre de 1872, la Cámara de Diputados autorizó al Ejecutivo estatal a comprar el Hotel del Emporio y a construir un teatro según diseño y presupuesto presentados.
Este proyecto lo desarrolló Noriega en forma suntuosa, empleando elementos que en ninguna de sus obras se ven, como son la balaustrada, el gran grupo escultórico y varias estatuas aisladas para rematar el pórtico (véase figura 2).
El proyecto de Noriega cumplía con varias de las exigencias para un teatro digno de la ciudad, pero fue víctima de diversas críticas; una muy importante era que su fachada solo podía ser apreciada desde los callejones.
Seguramente por ello el gobierno solicitó a Noriega la modificación del proyecto, con las fachadas laterales libres de cualquier ornamentación y decoración, pues no se apreciarían por las razones expuestas. Pero la condición más importante del Ayuntamiento fue que el Templo de San Diego se respetara.
El 1˚ de enero de 1873 se comenzó la demolición del Hotel del Emporio, así como los trabajos de cimentación del teatro. Se inició también la construcción de una ladrillera cerca de la Presa de la Olla, con el fin de proveerse el material.
Según las crónicas, “se tropezó con una grave dificultad, la cual consistió en que, a consecuencia de las inundaciones, se había ido elevando progresivamente el piso del local que iba a ocupar el teatro, y al hacer las excavaciones para los cimientos, apareció un convento subterráneo semejando una pequeña Pompeya, lo cual hacía que estuviera demasiado profundo el terreno macizo, indispensable para soportar el gigantesco edificio. Sin embargo, pronto se llenaron aquellas excavaciones con robustísimos calicantos…” (Marmolejo, cit. por Alcocer, 1984).
La ceremonia de colocación de la primera piedra se efectuó el 5 de mayo de 1873, cuando ya estaban terminados los cimientos.
Según el presbítero Lucio Marmolejo (Alcocer, 1984), la construcción del teatro se suspendió el 31 de diciembre de 1874 debido a que el gobierno decidió dedicar más recursos a la conservación de la paz en el estado, pues las Leyes de Reforma se elevaron a rango constitucional y se percibía un espíritu antieclesiástico que estaba “adquiriendo síntomas de revolución”. La construcción del teatro estaba bastante adelantada al ser suspendida.
En las figuras 3 y 4 se aprecia el estado de la obra en 1893, casi dos décadas después de haber sido detenida.
Los cambios hechos por Noriega a su proyecto anterior no fueron muchos, pues el número de columnas y su disposición en el frente del pórtico permaneció igual, así como los vanos de puertas y ventanas; la sala de espectáculos, el escenario y el número de camerinos tampoco fueron modificados, con excepción de los interiores.
El área del edificio se hallaba definida, salvo la escalinata de acceso al pórtico. Los muros exteriores e interiores habían ya sido levantados. El pórtico estaba formado únicamente por las columnas que abarcaban dos pisos, con su pedestal, fuste hasta el collarino y estriadas hasta su tercera parte. La altura del muro de frente al pórtico, ranurado horizontalmente, se alzaba hasta la altura de lo que habría de ser el arquitrabe; los vanos de puertas y ventanas se hicieron con arcos de medio punto en la planta baja y rectangulares en la alta. En el interior, en la sala de espectáculos, el orden de palcos se formó en tres pisos, y faltaba por definir la galería y el arco del proscenio. El foyer, que ya había sido techado, tenía columnas de estilo corintio.
La construcción del teatro, la primera de las dos obras que por causas ajenas a él nunca concluyó el arquitecto Noriega en la ciudad de Guanajuato, fue durante varios años víctima de la indiferencia de los gobernantes para su terminación. En 1883 era tal el desinterés por concluirlo, que se pensó en reformarlo para convertirlo en un nuevo palacio de gobierno.
Segunda etapa
Cuando tomó posesión del gobierno del estado de Guanajuato el general Manuel González (1885-1893), decidió emprender los trabajos para la conclusión del teatro, bajo la dirección del arquitecto Antonio Rivas Mercado y del ingeniero mecánico Alberto Malo, quienes presentaron el presupuesto a fines de 1891; la mayor parte de los materiales y elementos adquiridos entonces son los que forman actualmente al teatro. Fue realizado con base en un nuevo proyecto en el que se respetaba casi en su totalidad la construcción levantada por Noriega, salvo el pórtico, vestíbulo y foyer, que serían dispuestos de otra forma. Además, Rivas Mercado introducía dos pórticos laterales y una gran terraza. Gran parte de los materiales (madera, cristal y hierro) debían ser adquiridos en Estados Unidos.
El 30 de enero de 1893, luego de poco menos de 18 años de haber sido suspendida la construcción que iniciara el arquitecto José Noriega, se dieron por comenzados los trabajos para la conclusión del Teatro Juárez, nombre que ya se le daba en esos días en el Periódico Oficial.
No fue mucho el tiempo que permaneció en actividad la obra en esta etapa, pues el 8 de mayo de 1893, día en que falleció el gobernador, se suspendió nuevamente.
Tercera etapa
Dos días después ocupó el cargo como gobernador interino el licenciado Joaquín Obregón González. Las obras del teatro se suspendieron únicamente tres días, pues el 12 de mayo se habían retomado las tareas aunque con un nuevo plan, que consistió en la supresión de la construcción de los pórticos laterales y de la gran terraza, así como un cambio en la clase de algunos materiales y un aumento en la riqueza de los trabajos de ornamentación y decoración de todo el edificio.
El Congreso del Estado decretó el 12 de agosto de 1893 que debían emplearse las sumas necesarias para la rápida terminación del teatro. En esos días, los trabajos de construcción se encontraban en el estado siguiente, según el periódico El Partido Liberal:
“Está enteramente concluida la techumbre del cuerpo del teatro, así como el armazón de hierro del foyer, en el vestíbulo ha quedado concluida la elegante escalera de honor, también de hierro, que da acceso a los palcos primeros; éstos, los palcos segundos, terceros y galería, están asimismo armados ya y con sus respectivas balaustradas […] En el exterior se están colocando los capiteles de bronce de las macizas y airosas columnas que sostendrán el frontispicio”.
A mediados de febrero de 1894, la ornamentación, decoración y construcción en general de la sala de espectáculos estaba casi concluida.
Algunas de las piedras extraídas de las canteras del cerro de La Bufa fueron conducidas a la obra para ser labradas.
La fisonomía del Teatro Juárez en junio de 1894 estaba ya casi definida (véase figura 5). La construcción del pórtico continuaba por medio de andamiajes, y faltaban por concluir algunos detalles, como el nombre del edificio en el centro del friso, así como el remate a los muros laterales al pórtico.
El cambio hecho por Rivas Mercado al pórtico, que dejara inconcluso el arquitecto Noriega, consistió en la supresión de 12 columnas, manteniendo las otras, salvo dos, en su sitio original, lo que provocó una reducción de la profundidad del pórtico. Además de que los fustes de las columnas se terminaron de estriar en toda su altura, la otra parte de la construcción fue respetada. Respecto a la otra parte del edificio que levantara Noriega, cuya estructura estaba ya definida, sufrió también algunas modificaciones. El primer volumen (hacia el pórtico), que sería parte del vestíbulo, foyer y algunas dependencias, se amplió en su profundidad, vedándose tres hileras verticales de puertas y ventanas de las fachadas laterales. El segundo volumen, donde está incluida la sala de espectáculos, fue aumentado en altura para dar cabida a la galería. El orden de los palcos, así como el número de puertas hacia la sala, permanecieron iguales.
El 1˚ de abril de 1897 el gobernador del estado declaró que el teatro estaba terminado y ese año pudo haberse inaugurado, pero por el hecho de esperar que el general Porfirio Díaz acudiera a la ceremonia, y por aguardar que alguna compañía europea de ópera de primer orden accediera a presentarse, se inauguró seis años más tarde.
Luego de casi 31 años de haberse iniciado su construcción, el 27 de octubre de 1903 se inauguró el Teatro Juárez (véase figura 6)
Elaborado por Helios Comunicación con base en las siguientes fuentes: Alfonso Alcocer, Teatro Juárez, Gobierno del Estado de Guanajuato, 1984. Lucio Marmolejo, Efemérides guanajuatenses o datos para formar la historia de la ciudad de Guanajuato: obra escrita con presencia de los mas auténticos e interesantes documentos / por el presbítero Lucio Marmolejo. T. IV, capítulos XXXIX y LX. Imprenta del Colegio de Artes y Oficios, Guanajuato, México, 1884. Disponible en: cdigital.dgb.uanl.mx/ cultura.guanajuato.gob.mx
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