La evolución de la escultura romana es similar a la que sufrió su arquitectura. Partiendo de un cauce etrusco, oscuro y desconcertante, fue deslizándose lentamente sobre las huellas de los griegos hasta encontrar su propio estilo, tan alejado de los unos como de los otros, pero nunca lo suficiente para que podamos decir que sus artistas crearon un estilo original.
Texto de Ernesto Ballesteros