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Ramos
La juventud liberal de Veraguas lo aclamó y corrió a empuñar las armas y a sumarse al ejército liberal que gozaba de un prestigio grande por su valentía y arrojo, y también porque el ejército liberal no hacía pillaje ni atropellos en su glorioso recorrido. El día 5 de Mayo del año 1900, Ezequiel Abadía asumió la jefatura un batallón como Capitán, junto con su asistente, Pablo J. Alvarado, y salieron de Soná rumbo a Santiago en marcha forzada para tratar de dominar su plaza antes de que se dieran cuenta de los efectivos de guerra que tenía el ejército revolucionario. Cuando estuvieron en Aguadulce y llegó Victoriano Lorenzo con un batallón de 300 indígenas, el general Emiliano Herrera lo presentó como el nuevo General a quien le asignó el mando de un batallón. En esa misma ocasión fueron comunicados varios ascensos en el ejército, entre los cuales, el de Coronel para el Capitán Médico Dr. Ezequiel Abadía.
Rescato de los recuerdos de Doña Nieves Gálvez, joven valerosa y liberal muy activa de Bejuco, aquella ocasión en que se ofreció para ayudar al Dr. Ezequiel Abadía en la curación de los heridos que llegaran al "Hospital de Sangre" de Bejuco, y cuenta ella que el primer herido liberal de aquella lucha tenía una pierna destrozada, por lo cual el doctor Abadía le infundió ánimo con un duro trago de aguardiente pues con una sierra y sin anestesia alguna debía amputarle la pierna herida, curándolo debidamente al terminar la operación. Esta lucha prueba una amarga derrota en el fatídico Puente de Calidonia, en donde había muerto la flor y nata de la juventud liberal por una táctica equivocada por la alta dirección del ejército donde prevalecía un estado de ánimo de intrigas, rencores y malos entendimientos, que produjeron esa situación.
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Don Ezequiel Abadía regresa a su pueblo como muchos liberales decepcionados y perseguidos, pero sin perder la voluntad de seguir luchando por alcanzar la anhelada libertad.
Vivienda del Dr. Ezequiel Abadía en Soná. Foto de José Félix Ruiz.
Referencias: Vigencia de Victoriano Lorenzo por DH Turner, La Guerra de los mil días por Alfredo Carbona Tobón, Recuerdos de la Guerra de los mil días, Pablo J. Alvarado, Horror y paz en el Istmo, Ruben Darío Carles.
‘Identidad’ (¿?): un pueblo creado bajo los apodos o sobrenombres. Por Arístides Ureña Ramos
Dibujo Terminal de Santiago de Veraguas.
Por Peña Morán
Somos muchos los que, con serios empeños cuestionamos sobre altos conceptos de homologaciones, de las raíces y de la identidad, un debate abierto en el tiempo... junto al amigo de pluma Manuelito Oreste Nieto que en fugases discusiones abrimos ventanas en el tiempo. Te dedico este ELENCO empaquetado en cartucho, con sabor de concolòn, un rebencazo para despertar la curiosidad , para que vivas un pueblo creativo que construye su identidad. Apenas usted llega a la Terminal de buses de Santiago, ve el continuo ir y venir de personas ocupadas en el trasporte de personas y cosas... este hormiguero de humanidades en movimiento parece un caótico CIRCO de un pueblo que se ha quedado chiquito para tanta gente. Mi mirada, en su curioso observar, es guiada por los indiscutibles olores, que penetran en la profundidad de mis entrañas, despertando aquellos recuerdos enterrados, únicos e irrepetibles de esta ciudad.
— “¡Ey, Perico, Pata de palo, bájate esas vainas!— , grita un agitado trabajador uniformado de la compañía de trasporte, los gritos acompañan la acción de descarga de las maletas, que continúan así: — ”Boca de Zuiche vente pa’cá” — . Y me doy cuenta de que sí es verdad... estoy en mi Santiago querido, pueblo creado bajo los apodos o sobrenombres.
Al alejarme de la Terminal de buses, comienzo a recordar un interminable ELENCO de apodos, con el cual cuenta mi ciudad, y en mi mente comienzo a enumerar en a mi familia: El Líder, La Gallina Culeca, para mis padres; Cuándo canta el birulí, Wuarifundango, Nazará cara cafá, Fra pincel (yo), Arroz dormido, Tutito, Come caliente, Sor Tita, Cholo matapollo, Monina, Bolonchón, La chata, Pildorita, Coconut’s para mis 13 hermanos y yo... Los que evocan historia de pueblo: Abusión, Policarpios, Perico, Malanga, Califa, Muñiri, Chinclé, Matón de yegua, Cacique mée, Garrotillo, Ñeñe plaó, Matraca, Caliche...Y para no quedarse atrás de los famosos políticos capitalinos como: El Toro, Bimbín, La Chola, El Perro, El Loco y Patacón; los políticos del patio usaron sus nombres en campaña electoral como: El Chavo, Chalo, Porky, Cachete, Bolita. A ellos les sigue el elenco de intelectuales veragüense como: Chico perico (C. F. Changmarín), Cabeza de huevo (A. Herrerabarría), Tuntuneco, Cachito, Tres metros, Gato solo, Soldadito de plomo, Tom Jones, Ojito de leche, Güeso de Micha, Escopeta, Guarxel.
Un ELENCO de apodos con referencias sexuales como: Picha seca, Paja, Borrador, Sapo de Micha, Culo pecho, Pelo de Micha, Picha de corcho, Culo de pato, Tripa de culo, Pico de mula, Polvo loco Macló, Picha de oro... con referencias a la Zoología: Mataperro, Mapache, Pichón de policía, Gallote, Grillo, Topo, Vaca loca, Pechuga de burro, Conejo, Caballo viejo, Perico, El puma, La gata, Mangote, José Gallo, Zorro viejo, Ciro puerca, El potrillo, Juan yegua, Coyote, Sapito chi, Culo de Abispa, Mario Víbora, Noneco, Iván puerca, Lagarto para’ó, Sapo trucha. Personajes de la radiofonía local como: Ña Duba, Ño Gerto, Mano Baristo... de las respetables familias “aristocrática” santiagueña: Niña Manango, Niña Gata, Niña Bicha, Niña Susanita.Todos apodos cariñosos para identificarse entre los paisanos como para la Normal, Sor Yeye; para los más pudientes, como: Hitler, Ganancia, Cocoña... y la fantasía del ELENCO no tiene límite siguiendo con: Los burros de la calle, Los mangueras, Los pichas seca, Los puercas, Los corflake, Los ñopos, Los guarina, Los pingüe, Los zorros...
Continuando con una serie interminable de fantasiosos apodos, como: Bonito pa’ verga, Puyé ye papa, Mentirita fresca, Arma’ó en chácara, Foto de Jediondo, Tamal mal amarra’ó, Cholo Güebón, Pisa candela, Ñato, Balomba, Chicharón, Checherito, Flatia’ó, Cholo Winetú, Culembo, Facio, Conclá, Moflé, El siete, El Sherif 4 plumas, Calimán, Ojo, Chiquitín, Bodega, Manito pingüé, Momia, Pan de pasa, Pan de dulce, Payaso chispa, Pecho de lata, Mondonguera, Nene Chiquito, Nene Grande y Nene a mitad, Pirichanga, Un cuarto para las doces, Punto y coma, Galope, Chingo, Patacón, Cabezón, Mocho, Pato de Palo, Pellejo; a personajes populares como Kankan, TiKi, Salsa, La turca, Mazinyer, Chucha de hierro, La macana, La guaricha, Flecha, Río feliz, Media micha, Pedrito... y el elenco sigue con Chinclé, Vaquerito, Geñito raspadura, Bolongo, José Joe Baby, Guacho de loro, Micho quema’ó, Veneno, Satanás, Cholo, Guanrule, Mollín, Pulgar, Papaye, Centavo, Chola Mía, Bili Black, Rami, Cabeza de Piano, Chichi, Zanja Madre, Aguas negras, Ñopa mano Ñeque, Fran mée, Cuchillo largo, Coche viejo, Toño peseta, Califa, Babimbo, Matón de yegua 1, Matón de yegua 2, Juan boliche, Ñeca, Chemero, Perro envenena’ó, Tomorrow, Juan teléfono, Picuiro, Even Majay, Pinkay, Flaco mello, Flaco yegua, Cabeza de Clavo, Panchita, Tito mojón, Sin pescuezo, Payiyo, Pescuezo de lata, Pescuezo de litro, Chalín, Eva leva... y el ELENCO continua enriqueciéndose de una cultura popular que evoca a través del APODO o SOBRENOMBRE el vivir de un pueblo —mi pueblo— , donde las voces vivas, pese a las adversidades, proyectan a través de un simple ELENCO su propia identidad.