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Cronograma del Miércoles de Tertulias de Historias de Veraguas
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"El Coronel Ezequiel Abadía en tiempos de guerra"
Por Ángel Manuel Hernández.
Don Ezequiel Abadía, médico colombiano de gran renombre titulado en la Universidad del Rosario de Bogotá, llegó a Soná en 1886 y se casó con una distinguida dama sonaeña, Eladia Ortiz, quien pertenecía a una de las familias más acaudaladas de esta población.
En el ambiente político fue un entusiasta liberal aspirando a un puesto político en las elecciones de 1898 cuando Panamá era un Departamento de la República de Colombia.
A pesar de que eran tiempos de intranquilidad y las elecciones electorales se realizaban en un tenso ambiente de crisis política resultó favorecido por mayoría como aspirante a la Cámara de Representantes por el entonces Distrito de Veraguas. Sin embargo, su triunfo fue anulado con motivos tabulescos por los jueces de escrutinios de estas elecciones que permitieron un fraude electoral que también le arrebató el triunfo a los candidatos presidenciales del liberalismo, por lo cual estalló en todo el territorio de Colombia la revolución que inició la Guerra de los Mil Días. Dr. Ezequiel Abadía. Foto de Isela González de Abadía Continuó su lucha ayudando al Dr. Belisario Porras durante la gestión de ayuda solicitada a los gobiernos de Guatemala y Nicaragua, la cual fue recibida el 31 de marzo de 1900, en el vapor Momotombo que desembarcó en Punta Burica de Chiriquí, con efectivos de guerra y más de cien hombres. En esa misma fecha, junto a otros ilustres personajes de la época, participó en la consolidación de una Junta Militar en donde fue proclamado el Dr. Belisario Porras como Jefe Civil Militar del Istmo y el Dr. Ezequiel Abadía fue nombrado Jefe del Cuartel Médico del Ejército revolucionario. Por orden del Dr. Belisario Porras y el Capitán Emiliano Herrera se entregó al Dr. Abadía el armamento gestionado el cual sería escondido en su finca de Soná, para que lo distribuyera de modo conveniente para ayudar a las tropas de Victoriano Lorenzo y a los suyos. El Dr. Abadía, en su afán de ayudar a la revolución puso en ejecución un plan de suministro de armas para las guerrillas de Victoriano Lorenzo, designando a Pablo J. Alvarado (mesano) la entrega de escopetas, rifles y cápsulas través de la serranía por Santa Fé y Calobre. Cuenta la historia que por el pueblo de Soná entró el batallón comandado por el General Emilano Herrera, quien atravesó toda la provincia de Chiriquí hasta Tolé para luego cruzar a Veraguas y encontrarse con el Dr. Porras en los Llanos de Divisa, a los alrededores de Aguadulce, plaza fortificada del gobierno conservador.