Este libro es producto de la línea de investigación Patrimonio Construido de la Compañía de Jesús en Colombia, del grupo Patrimonio Construido Colombiano, categorizado por Colciencias.
JOSÉ DEL REY FAJARDO, S.J.
Educadores, ascetas y empresarios LOS JESUITAS EN LA TUNJA COLONIAL (1611-1767)
T OMO I
Educadores, ascetas y empresarios
El presente libro ofrece por vez primera una visión completa de la acción de los jesuitas en la ciudad de Tunja (1611-1767) a través de sus facetas de educadores, ascetas y empresarios. El Colegio de Humanidades serviría para iniciar en las letras humanas a las juventudes tunjanas y prepararlas para los estudios superiores dotándolas del lenguaje universal de la ciencia que era el latín. El Noviciado fue la “escuela de espiritualidad ignaciana” en la que recibían formación ascética los candidatos a ingresar en la Compañía de Jesús y a ella debían regresar al culminar sus estudios universitarios con el fin de revalidar el espíritu genuino de su vocación jesuítica. En este sentido no dudamos en reconocer lo significativa que fue la Universidad Javeriana para la historia de las ciencias neogranadinas, de igual manera se debe considerar el aporte del Noviciado de Tunja para la historia de la religiosidad en Colombia. Complementan las estructuras anteriores la información sobre los hombres que levantaron las instituciones jesuíticas tunjanas, como rectores, educadores, lingüistas, historiadores, humanistas, pensadores, ascetas y teólogos. Finalmente, el régimen hacendístico estuvo diseñado para financiar ese complejo mundo de proyectos encaminados a la promoción humana, cultural, social y espiritual de sus hombres.
T OMO I
JOSÉ DEL REY FAJARDO, S.J.
JOSÉ DEL REY FAJARDO, S.J. Profesor titular de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas. Doctor en Letras de la Universidad de Los Andes (Mérida) y en Historia de la Pontificia Universidad Javeriana. Académico de número (Sillón S) de la Academia Nacional de la Historia de Venezuela. Miembro correspondiente de las academias Colombiana de Historia, de la Boyacense de Historia y de la de Cartagena. Rector fundador de la Universidad Católica del Táchira (Venezuela). Desde 1992 miembro del Observatorio Nacional de Ciencia y Tecnología del Ministerio de Ciencia y Tecnología en su máximo nivel y emérito desde el año 2007. Doctor honoris causa por las universidades: Los Andes (Mérida); Zulia (Maracaibo); Rómulo Gallegos (San Juan de Los Morros) y Cecilio Acosta (Maracaibo). Su bibliografía histórica contiene 55 libros. En la actualidad se desempeña como presidente del Consejo Superior de la Universidad Valle del Momboy (Valera, Estado Trujillo).
Educadores, ascetas y empresarios los jesuitas en la tunja colonial (1611-1767)
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Educadores, ascetas y empresarios los jesuitas en la tunja colonial (1611-1767)
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Reservados todos los derechos
Corrección de estilo:
© Pontificia Universidad Javeriana
Leonardo Holguín Rincón
© José del Rey Fajardo, S.J.
Diseño y diagramación:
Primera edición: Bogotá, D.C., mayo de 2010 ISBN: 978-958-716-316-2 Número de ejemplares: 300 Impreso y hecho en Colombia
Marcela Godoy Betancur Impresión:
Javegraf Fotografía de cubierta:
Retablo capilla mayor del
Printed and made in Colombia
Templo San Ignacio de
Editorial Pontificia Universidad Javeriana
Londoño. 2009.
Transversal 4 a Núm. 42-00, primer piso, edificio José Rafael Arboleda, S. J. Teléfono: 3208320 ext. 4752 www.javeriana.edu.co/editorial editorialpuj@javeriana.edu.co Bogotá, D. C.
Tunja. Fotografía de Manuel
Las imágenes que no tienen una fuente específica, pertenecen al Instituto Carlos Arbeláez Camacho para el patrimonio Arquitectónico y Urbano.
Rey Fajardo, José del, S.J., 1934 Educadores, ascetas y empresarios : los jesuitas en la Tunja colonial (1611-1767) Tomo I/ José del Rey Fajardo, S.J. -- 1a ed. -- Bogotá : Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2010.
2 v. ; 24 cm. Incluye referencias bibliográficas. ISBN : 978-958-716-316-2
1. COLEGIO DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS (TUNJA, COLOMBIA) - HISTORIA. 2. JESUITAS EN COLOMBIA - TUNJA - SIGLOS XVII-XVIII. 3. JESUITAS Y EDUCACIÓN - TUNJA (COLOMBIA) - SIGLOS XVII-XVIII. I. Del Rey Fajardo, José, S.J. Pontificia Universidad Javeriana. CDD 271.53 ed. 21 Catalogación en la publicación - Pontificia Universidad Javeriana. Biblioteca Alfonso Borrero Cabal, S.J. ech.
Enero 19 / 2010
Prohibida la reproducción total o parcial de este material, sin autorización por escrito de la Pontificia Universidad Javeriana.
Contenido
Introducción
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libro i El pensamiento educativo de la Compañía de Jesús
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Capítulo I Las fuentes del sistema educativo jesuítico 1. Filosofía educativa 2. Ratio Studiorum 3. Los hombres 4. Los alumnos 5. La documentación fundacional 6. La vida cotidiana 7. La economía 8. La formación integral 9. La visión historiográfica 10. L a expulsión Capítulo II El pensamiento educativo jesuítico y su evolución 1. La Ratio Studiorum 2. La implantación de la Ratio Studiorum en el Nuevo Reino 3. Los movimientos renovadores de las humanidades en España y su influjo en América Capítulo III La formación integral 1. La formación integral 2. La nobleza de espíritu 3. Vida política, crianza y civilidad 4. La formación religiosa
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Capítulo IV Los métodos de enseñanza y su didáctica 1. Los métodos de enseñanza jesuíticos 2. La “prelección” 3. La prelección en los ejercicios prácticos
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libro ii El colegio de la Compañía de Jesús en Tunja Capítulo I El proceso fundacional 1. Los aspectos jurídico-legales 2. Tunja y las tramitaciones fundacionales Capítulo II Tunja: colegio provinciano de Indias 1. La estructura organizativa 2. La organización económica 3. La organización académica
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Capítulo III La iglesia de San Ignacio 295 1. La iglesia de San Ignacio: lugar de encuentro con la tunjanidad 298 2. Vida sacramental 300 3. La dirección espiritual 302 4. La enseñanza del catecismo 302 5. Los sermones y pláticas de doctrina cristiana 303 6. Misiones circulares 305 7. Ejercicios Espirituales de Ignacio de Loyola 308 8. Las Congregaciones 313 9. Las procesiones 321 Capítulo IV Las propiedades urbanas y rurales 325 1. Notas previas 327 2. La estructura organizativa 330 3. Las haciendas 338 4. La realidad interna de las finanzas de los jesuitas en Tunja 354
Capítulo V El destierro a Italia (1767) y la extinción de la Orden (1773) 1. Los expulsos
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libro iii Los hombres del Colegio de Tunja Capítulo I Los rectores del Colegio de Tunja en la cotidianidad de la ciudad La comunidad de Tunja según los catálogos trienales Capítulo II Profesores y pedagogos en el Colegio de Tunja 1. El Colegio de Tunja 2. Los maestros de primeras letras 3. Las humanidades para los jesuitas Capítulo III Humanistas, pensadores y teólogos 1. Filósofos y teólogos 2. Crónica e historia Capítulo IV El Colegio de Tunja y su aporte a las lenguas indígenas 1. En las fronteras del chibcha
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Capítulo V Los procuradores y administradores del Colegio de Tunja
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Índice onomástico
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SIGLAS
AAC = Archivo Arzobispal de Caracas. Caracas.
AAH = Archivo de la Real Academia de la Historia. Madrid.
AAM = Archivo Arquidiocesano de Mérida. Mérida.
ACC = Archivo Capitular de la Catedral de Caracas. Caracas.
AGI = Archivo General de Indias. Sevilla. AGN = Archivo General de la Nación. Caracas.
AHAn = Archivo Histórico de Antioquia. Medellín. AHEM = Archivo Histórico del Estado Mérida. Mérida
AHM = Archivo Histórico de Mérida. Mérida.
AHN = Archivo Histórico Nacional de Madrid. Madrid.
AIUL = Archivo inéditoUriarte-Lecina. Universidad de Comillas. Madrid.
ANB = Archivo Nacional de Colombia. Bogotá.
ANCh = Archivo Nacional de Chile. Santiago de Chile. APC = Archivo de la Provincia Colombiana de la Compañía de Jesús. Bogotá. APQu = Archivo de la antigua Provincia de Quito de la Compañía de Jesús. Quito.
APT = Archivo de la Provincia de Toledo. Alcalá de Henares.
ARPM = Archivo del Registro Principal de Maracaibo. Maracaibo.
ARSI = Archivum Romanum Societatis Iesu. Roma. ASB = Archivo del Colegio de San Bartolomé. Bogotá.
AUCAB = Archivo del Instituto de Investigaciones Históricas. Universidad Católica Andrés Bello. Caracas. AUCV = Archivo de la Universidad Central de Venezuela. Caracas.
AUL = Archivo de la Universidad de Los Andes. Mérida.
BNBFC = Biblioteca Nacional. Biblioteca Febres Cordero. Mérida. BRAHM = Biblioteca de la Real Academia de la Historia. Madrid. N.R. et Q = Provincia Novi Regni et Quiti.
Introducción
En las últimas décadas ha sido tal la serie de movimientos dedicados al estudio del aporte de los jesuitas a las culturas europeas, americanas y asiáticas que resulta imposible sintetizar tal proliferación de investigaciones, congresos y publicaciones llevados a cabo en el mundo occidental.1 El horizonte de estas investigaciones es tan amplio que abarca desde la contribución de la Compañía de Jesús a las ciencias2 hasta las repercusiones que supieron infundir los colegios de los seguidores de Ignacio de Loyola en la pintura, la arquitectura, la música, el teatro y hasta la danza.3 Sin lugar a dudas podemos destacar, entre otras, dos publicaciones monumentales que recogen ese esfuerzo mundial por recuperar el alma de la cultura jesuítica: nos referimos al Diccionario histórico de la Compañía de Jesús, editado en castellano en Madrid el año 2001,4 y al Diccionario
El estudioso podrá seguir esta ingente bibliografía a través de la Revista Archivum Historicum Societatis Iesu que edita el Instituto Histórico de la Compañía de Jesús en Roma.
Véase: Mordechai FEINGOLD (Ed.). Jesuit Science and the Republic of Letters. Cambridge, Mass. MIT Press 2003. Marcus HELLYER. Catholic Physics: Jesuit Natural Philosophy in Early Modern Germany. Notre Dame, Ind. University of Notre Dame Press, 2005. Antonella ROMANO. La Contre-Réforme mathématique: Constitution et diffusion d’una cultuea mathématique jésuite à la Renaisance. Roma, École francçaise de Rome, 1999.
John O’MALLEY. “Saint Ignatious and the Cultural Mission of the Society of Jesus”. En: John O’MALLEY y Gauvin Alexander BAILEY (Edits.). The Jesuits and the Arts, 1540-1773. Philadelphia, Saint Joseph’s University Press (2005) 3-16. John O’MALLEY et alii. The Jesuits: Cultures, Sciences, and the Arts, 1540-1773. Toronto, University of Toronto Press, 1999. John O’MALLEY et alii. The Jesuits II: Cultures, Sciences, and the Arts, 1540-1773. Toronto, University of Toronto Press, 2002. Hugo BALDINI. Saggi sulla cultura della Compagnia di Gesù. Padua, CLEUP Editrice, 2000.
Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, Institutum Historicum S. I.-Comillas, 2001, 4 vols.
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de espiritualidad ignaciana, que ha conocido la luz pública en la capital española el año 2007.5 La historiografía colombiana no ha sido insensible a este llamado de la historia de las ciencias, y la obra que hoy presentamos sobre el Colegio de Tunja evidencia que los ignacianos neogranadinos supieron responder a su manera a los desafíos de su tiempo. Así lo confirman los aportes que se vienen llevando a cabo sobre la Universidad Javeriana colonial6 y su presencia en las artes y letras del ámbito neogranadino.7 Sin embargo, no es fácil acercarse a la biografía de la ciudad de Tunja con ojos desapasionados. Germán Colmenares escribirá que “la huella humana de más de 400 años es como una cicatriz en sus suburbios áridos de tierra rojiza y erosionada”.8 Pero la “urbs quadrata” del escribano Juan de Vargas y del beneficiado Juan de Castellanos vive en el corazón de la ciudad y sobre todo en su historia y en sus hombres. Germán Arciniegas, a raíz de su estudio de El desierto prodigioso, “descubre una de las primeras sociedades literarias de América” y concluye que “por los lados de Tunja todo eran místicas reflexiones en la muerte, vidas de San Bruno, charlas de cartujos, historias en verso, gongorismos desbordados (…)”.9 Quizá sería conveniente apelar a la visión que Federico García Lorca trazó de su ciudad natal: “Granada, no es como las otras ciudades que está a la orilla del mar o de los grandes ríos, que viajan y vuelven enriquecidas con lo que han visto. Granada: solitaria y pura, se achica, ciñe su alma extraordina ria y no tiene más salida que su alto puesto natural de estrellas”.10
José GARCÍA DE CASTRO (Director). Diccionario de espiritualidad ignaciana. Bilbao-Santander, Ediciones Mensajero y Sal Terrae, 2007.
Juan Manuel PACHECO. “La Universidad Javeriana de Santafé de Bogotá durante la época colonial”. En: J. DEL REY FAJARDO (Edit.). La pedagogía jesuítica en Venezuela. San Cristóbal, I (1991) 7-111. José DEL REY FAJARDO. Catedráticos jesuitas de la Javeriana colonial. Bogotá, CEJA, 2002. José DEL REY FAJARDO. La “Facultad de Lenguas” en la Javeriana colonial y sus profesores. Bogotá, 2004. José DEL REY FAJARDO. La biblioteca colonial de la Universidad Javeriana de Bogotá. Caracas, s/f. José DEL REY FAJARDO. El aporte de la Javeriana colonial a la cartografía orinoquense. Bogotá, 2003. José DEL REY FAJARDO. Jesuitas, libros y política en el Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé. Bogotá, 2004. Así como la serie intitulada “Maestros javerianos” que está bajo la dirección de Germán Marquínez Argote y quien escribe estas líneas.
José DEL REY FAJARDO. Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos. Bogotá, Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2006.
Germán COLMENARES. La Provincia de Tunja en el Nuevo Reino de Granada. Ensayo de una historia social (1539-1800). Tunja, Biblioteca de la Academia Boyacense de Historia (1984) 9.
Manuel BRICEÑO JAÚREGUI. Estudio histórico-crítico de ‘El desierto prodigioso y prodigio del desierto’ de don Pedro de Solís y Valenzuela. Bogotá, Instituto Caro y Cuervo (1983) 16-17.
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Federico GARCÍA LORCA. “Impresiones. Granada Paraíso cerrado para muchos”. En: Libro de Oro Ibero Americano. Catálogo Oficial y Monumental de la Exposición de Sevilla. Santander, Unión Ibero Americana /Aldus, S/a [1929].
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A Tunja hay que comprenderla “solitaria y pura”, ceñida por sus sierras y definitivamente anclada, porque su alma extraordinaria fijó desde su nacimiento su alto puesto natural en las estrellas. En verdad, la ciudad de Suárez Rendón se dejó seducir por la tentación de saciar su sed mirando a las estrellas y dejó para sus hijos la sed de aventuras, porque en última instancia es una urbe diseñada para la contemplación y la fantasía. Los tunjanos convocan a la ciudad y también son convocados por ella. El espacio urbano es sagrado y cada ciudad se construye con la riqueza de sus hitos, mitos y tradiciones. Vive un eterno presente; Tunja siempre ha sido un diálogo eterno entre la ciudad de los hombres y la ciudad de Dios. El diálogo entre los hombres de la ciudad y los de la Casa de Dios les ha obligado a convivir, pues, como dice el poeta Hölderlin, los hombres hemos aprendido a nombrar lo divino y los poderes secretos del universo desde que somos un diálogo y podemos oírnos los unos a los otros. Tunja y su historia espiritual son inseparables; son un diálogo que a veces se identifica y a veces se contradice, pues es el hombre y las sucesivas generaciones los que piensan, sueñan, hacen y rehacen el ritmo de sus instituciones. Estas antinomias constituyen un proceso creador para la comprensión mutua, “circunstancia que empuja a ensayar caminos para definir una identidad cuestionadora y conflictiva, siempre en relación con ese otro que es también parte de uno mismo”.11 La ciudad ha escuchado a la sabiduría de la religiosidad cuando las carencias han necesitado de sus luces, y los hombres de Dios han tenido la obligación de interpretar las carencias y las aspiraciones de Tunja mu cho antes del diálogo. Han sabido mantener sus individualidades propias en un lar que las ha religado a un mismo destino: salir adelante en los laberintos de la historia. Desde el punto de vista de la historia de la cultura neogranadina la capital boyacense adquiere una importancia vital para poder entender la presencia de la Compañía de Jesús en tierras colombianas (1604-1767) y su decisivo influjo a la hora de estudiar los valores espirituales, científicos, culturales, sociales y educativos que colaboraron a construir las sociedades en el Nuevo Reino de Granada. En efecto, podríamos visualizar la importancia de Tunja en la biografía jesuítica neogranadina de la siguiente manera. Tras la austera fachada de la Casa de la Compañía de Jesús que se asomaba al camino real, hecha más para afrontar los rigores del clima que las exquisiteces del arte, actuaban cuatro instituciones con personalidad propia pero regidas por la cabeza única que era el Rector del “Collegium et domus Probationis tungensis”.
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Consuelo TRIVIÑO. “De Montaigne a Arciniegas: la escritura y la construcción del ser americano”. En: Cuadernos Hispanoamericanos. Madrid, n.º 551 (1996) 61.
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La primera era la “Escuela de espiritualidad ignaciana”, en la que recibían formación ascética los candidatos a ingresar en la Compañía de Jesús y a ella debían regresar al culminar sus estudios universitarios con el fin de revalidar el espíritu genuino de su vocación jesuítica. La segunda era el “Colegio de Humanidades”, que serviría para ilustrar en las letras a las juventudes tunjanas y prepararlas para los estudios superiores. La tercera se concentraba en lo que denominaríamos la “Residencia”, que debía encargarse del culto de la Iglesia de San Ignacio, de las “Misiones circulares” y de fomentar la vida espiritual entre la feligresía que acudía al templo de los ignacianos. La cuarta vendría a ser la “Procura”, es decir, la gestión de la red de haciendas que debían sustentar la gratuidad de la enseñanza y financiar los movimientos religiosos que definirían la convocatoria de los tunjanos ante la oferta jesuítica de buscar a Dios. El marco conceptual urbano en el que se inscribe la acción de esta cuádruple institución parte de la concepción que traían los europeos de la ciudad renacentista. Según Adolf Muschg, se fundamentaba en la siguiente trilogía: la Iglesia como el lugar de la verdad religiosa; el Ayuntamiento como arena para la res publica; y la Plaza del Mercado como espacio para el intercambio de los bienes económicos. Pero esta concepción del espacio y del hombre se sustentaba en las exigencias de equilibrio impuestos por la filosofía de lo social: cuando el balance entre Religión, Política y Economía se desequilibraba, se iniciaba el camino hacia la servidumbre, la cual podía adoptar muy diversas máscaras.12 Sin embargo, para poder atajar los caminos de las servidumbres y sus máscaras la Tunja colonial diseñó una geopolítica espiritual13 cuyos rasgos pueden ser trazados gracias a un fenómeno peculiar de la geografía del espíritu, pues logró asomar a los tunjanos a la vastedad del mundo a través del imaginario representado por las iglesias de San Francisco, Santo Domingo, San Agustín, San Ignacio y como es natural la Iglesia Mayor. A ellas habría que añadir los dos conventos de monjas: Santa Clara y la Concepción. Así se explica que la urbe de Suárez Rendón sea la biografía de un ideal traducido en proyectos que fueron gestados por hombres y mentalidades muy diversas, llevados a cabo en diferentes épocas, lugares, situaciones y convicciones. Por ello, cuando se intenta interpretar la arquitectura intelectual y moral de la ciudad es necesario percibir el contraste entre el discurso que supone “imaginar el Mundo” y la práctica que se construye más allá de ese
Warnfried DETTLING. “Was heisst Solidarität heute”. En: Die Zeit, 27 Dezember (1996) 1.
Michel FOUCHER. “Géographie de la Compagnie de Jésus: une géopolitique spirituelle”. En: Hérodote, 56 (1990) 55-66.
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sueño de las generaciones tunjanas en busca de nuevos referentes capaces de alcanzar el mundo soñado. Pero la Compañía de Jesús creía en las posibilidades del cambio social, y para explicar la sociología de ese cambio es necesario clarificar que uno de los rasgos de modernidad de la naciente Orden religiosa radicó en su carácter de corporación activa y en su actitud militante destinada a la recuperación de las almas. Había sido fundada para vivir en el mundo y sus actividades debían convertirse en constante ejemplo para la sociedad. La escritora checa Marieta Krizova interpreta que igual “importancia fue el acento puesto en el orden, la disciplina y el trabajo; y estas característica la acercan, más bien que la apartan, a la Reforma protestante”.14 Y más adelante expresa que la Compañía de Jesús “se aproximaba a la sociedad utópica por los preceptos de obediencia, de jerarquía estricta y de disciplina pedida a todos los miembros”.15 Esta visión habría que completarla con el sentido y compromiso que suponía el vigor del concepto de “Misión”. Wolfgang Reinhard parte del supuesto que la modernización de la Compañía de Jesús se debió a su programa pedagógico y a sus proyectos misionales fuera de Europa. Y estatuye: “Por muy controvertidos que hoy sean, los intentos de adaptar el mensaje cristiano a las concepciones autóctonas y de propiciar un cambio cultural dirigido, que [la Orden] llevó a cabo en sus misiones, representan algunas de las escasas alternativas serias al por lo demás brutal etnocentrismo de la expansión europea por todo el planeta y constituyen, por eso mismo, un experimento de seductora actualidad”.16 Si quisiéramos acercarnos al alma del carisma jesuítico para interpretar la historia del Colegio y Noviciado de Tunja tendríamos que recurrir a ese arquetipo espiritual que debía portar en su conciencia individual y comunitaria un auténtico seguidor de Ignacio de Loyola. John O’Malley sintetiza ese proyecto originario en cinco grandes “misiones” o funciones que iluminaron la visión de los doctores parisinos a la hora de solicitar la aprobación como Instituto religioso por parte de la Santa Sede.17
Markéta KRÍZOVÁ. La ciudad ideal en el desierto. Proyectos misionales del Compañía de Jesús y la Iglesia Morava en la América colonial. Praga, Universidad Carolina de Praga (2004) 57.
Markéta KRÍZOVÁ. La ciudad ideal en el desierto…, 102.
Wofgang REINHARD. “Gegenreformation als Modernisierung? Prolegomena zu einer Theorie des konfesionellen Zeitalters”. En: Archiv für Reformationsgeschichte. Güttersloh, 68 (1977) 241. [226-252]. Citado por Michael SIEVERNICH. “La Misión de la Compañía de Jesús: inculturación y proceso”. En: José Jesús HERNÁNDEZ PALOMO y Rodrigo MORENO JERIA (Coord.). La Misión y los jesuitas en la América española, 1566-1767. Sevilla, Consejo Superior de Investigaciones Científicas-Escuela de Estudios Hispano-Americanos (2005) 284-285.
John O’MALLEY. “Cinco misiones del carisma jesuita. Contenido y método”. En: Apuntes ignacianos. Bogotá, 51 (2007) 4-38.
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La primera fue la “Misión espiritual”, sintetizada en la lucha por el progreso de las almas en la vida y doctrina cristianas así como en la propagación de la fe. Los fundadores de la Compañía de Jesús entendieron que había que rehacer la “República cristiana” y por ello encauzaron sus esfuerzos en la predicación de la “christianitas”, es decir, en la renovación de las creencias y prácticas fundamentales compartidas por los cristianos de todas las edades y clases sociales.18 Para comprender la importancia y los horizontes asignados a la “catequesis” por los primeros jesuitas nos remitimos a la interesante síntesis que ofrece Francis J. Buckley.19 Enseñar la “cristiandad” abarcaba tanto a los creyentes como a los no creyentes, de esta forma abrían una visión global en los horizontes de la Iglesia y así entendían la propagación de la fe.20 Entre estas perspectivas es conveniente señalar el nacimiento de un nuevo ministerio, el del retiro espiritual, cuya promoción contribuyó a la auto-definición y carisma de los jesuitas. La segunda Misión fue la “eclesiástica”. En los fundadores de la Orden la palabra Iglesia fue adquiriendo mayor precisión y ello les fue abriendo a una “mayor conciencia de su función en la extensa escena eclesiástica”.21 Solo señalamos un interesante aporte como fue el de la fundación del Colegio Romano (Universidad Gregoriana) y los colegios Germánico, Inglés, Griego y otros a través de los cuales se insertaron los seguidores de Ignacio tanto en el mundo de la ciencia y la cultura como en la forma ción intelectual del clero.22 La tercera Misión fue la “social”. Los Ejercicios Espirituales fueron con cebidos como un elemento transformador de la persona y a través de ella de la sociedad. En última instancia invitaban al hombre de su tiempo “a realizar un camino hacia el interior y ofrecía diversas rutas para lograrlo”.23 Al ministerio de la palabra unieron las obras de caridad como ele mento esencial de su existencia y por ello se convirtieron en “agentes comprometidos en la construcción de instituciones de asistencia social”. Los historiadores suelen mencionar como primer ejemplo la implantación de las farmacias, la primera se estableció en Roma en tiempos de Ignacio;24
John VAN ENGEN. “The Christian Middle Ages as an Historiographical Problem”, En: American Historical Review, 91 (1986) 519-552.
Francis J. BUCKLEY. “Catequesis”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús, I, 713-718.
John O’MALLEY. “Cinco misiones del carisma jesuita…”, 14-18.
John O’MALLEY. “Cinco misiones del carisma jesuita…”, 19.
Par la visión de este interesante panorama nos remitimos a Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús, I, 840-852.
John O’MALLEY. “Cinco misiones del carisma jesuita…”, 21.
Sabine ANAGNOSTOU y Clement J. McNASPY. “Farmacias”. En: Diccionario histórico de la Compañía de Jesús, II, 1377-1379.
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de esta forma se fue configurando en la personalidad del jesuita una triple dimensión: la humana, la pedagógica y la espiritual. La preocupación de Ignacio por mejorar a los hombres y al mundo le condujo a practicar el contenido filosófico del “bien común” como criterio para la misión social de la Orden. Una carta del P. Polanco a Antonio Araoz, 1.º de diciembre de1551, esclarece el ideario que tenía Ignacio sobre la importancia de los colegios para obtener los quince objetivos de su fundación.25 Los seis últimos contemplaban los diversos beneficios para las ciudades y pueblos en que funcionaban los colegios, y el penúltimo dice lo siguiente: “Los jesuitas fomentarán y colaborarán en la fundación de hospitales, casas de convertidas (prostitutas que buscar cambiar sus vidas), e instituciones similares”. Por tanto, en la mente de Ignacio y de los demás existía “una correlación entre las escuelas y las labores de asistencia social, con una clara conciencia de los beneficios para la ciudad”.26 La cuarta Misión miraba a lo “cultural”. El escritor norteamericano O’Malley no duda en afirmar que a través de los colegios los ignacianos adquirieron un compromiso con la cultura, la urbanidad, la civilidad, la con versación y con el diseño de un hombre honesto. Bebieron esta inspiración en la tradición de la formación para el bien de la ciudad que nace con Isócrates en Atenas y que se incrustó en el corazón de los humanistas del Renacimiento. Los clásicos encontraron un excelente escenario en los colegios jesuíticos y fueron enseñados “no simplemente como modelos de vida sino también como fuentes de inspiración ética”.27 La Ratio Studiorum aconsejará “la lectura diaria de las obras de Cicerón, especialmente aquellas que contienen lecciones sobre el modo de vivir la vida en la rectitud moral”. La quinta Misión cultivaba lo “cívico”. Es curioso anotar que los segui dores de Ignacio de Loyola pasaron de ser hombres itinerantes a educadores residentes. Ello conllevó el asumir compromisos con las ciudades en las que se insertaban. El P. Polanco, en la carta antes citada, resaltará que en los colegios jesuíticos la dimensión cívica fue crucial, pues sus estudiantes se convertirían en líderes comunitarios a través de funciones como las que había que desarrollar en las cortes de justicia, los senados, la administración pública e incluso las grandes celebraciones culturales. Así, hay que entender la retórica como “la ciencia cívica que utilizamos para hablar de asuntos cívicos”,28 y de esta forma la practicaron los jesuitas como el arte de ganar consenso para unir a la comunidad tras una causa
Podría seguirse en John W. O’MALLEY. Los primeros jesuitas. Bilbao-Santander, Ediciones Mensajero-Sal Terrae (s/f) 207-248.
John O’MALLEY. “Cinco misiones del carisma jesuita…”, 24-27.
John O’MALLEY. “Cinco misiones del carisma jesuita…”, 28.
Ver: John MONFASINI. George of Trebizond: A Biography and a Study of His Rhetoric and Logic. Leiden: E. J. Brill (1976) 208.
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común para el bien de la ciudad o el Estado.29 Las ciudades, sobre todo las provincianas, supieron asumir su papel protagónico, ya que, como diría Francisco González Cruz, estamos ante la localidad global pues el mundo es de todos, pero cada una de las partes de ese todo conserva sus rasgos.30 En una palabra, los jesuitas se alucinaron por contribuir al “bien común” con el tiempo, el talento y el esfuerzo. La respuesta a estos retos la encontrará el lector en el presente libro. En el momento de hacer un balance del significado de la presencia de la Compañía de Jesús en tierras boyacenses debemos reconocer que tanto la historiografía jesuítica como la colombiana no han sido muy generosas a la hora de precisar y recoger su verdadero aporte al mundo cultural y espiritual tunjano. Desde los inicios de la presencia jesuítica en el Nuevo Reino la ciudad de los zaques adquirió una importancia excepcional y estratégica. En efecto, en la primera década de asiento en tierras neogranadinas los ignacianos san tafereños ya habían trazado el mapa geográfico para fijar sus enclaves vitales. Por una parte, irían asegurando progresivamente la ruta del río Magdalena con puntos terminales de Cartagena y Bogotá en 1604 y los intermedios de Honda en 1620 y Mompós en 1643; por otra, abrirían hacia el oriente dos rutas estratégicas: la búsqueda de territorio venezolano y el insular de Santo Domingo con la apertura de Tunja en 1611, Pamplona en 1625 y Mérida en 1628. Hacia la gran provincia de Guayana y el Atlántico establecerían el camino que desde Tunja se dirigía por Chita (1625) a los Llanos casanareños para llegar hasta Santo Tomé de Guayana en 1646. Las vías del sur hacia Quito se instaurarían con la fundación de Popayán en 1640.31 De igual forma debemos señalar algunos contextos que deben ser tenidos en cuenta a la hora de establecer juicios de valor sobre la Tunja jesuítica. En un primer golpe de vista podríamos aseverar que lo que significó la Universidad Javeriana para la transformación de las sociedades neogranadinas a través de las ciencias y los saberes se equipara al protagonismo que el Colegio Noviciado de Tunja alcanzó por medio de la Escuela de Espiritualidad ignaciana, pues fue capaz de iluminar la vaga difusión de los imaginarios espacios morales trazados por los hombres del Nuevo Reino. Por ello, la historia de la Compañía de Jesús en la Colombia colonial quedaría trunca sin la ascética y la mística labradas por sus hombres en esta ciudad zurcida de horizontes silenciosos y fantasías capaces de domesticar los espacios infinitos.
Véase: John O’MALLEY. “Cinco misiones del carisma jesuita…”, 32-36.
Francisco GONZÁLEZ CRUZ. Globalización y lugarización. La Quebrada, Universidad Valle del Momboy y Centro de Estudios Provinciales y Locales, 2001.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia. Bogotá, 1959. Véase el tomo I.
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El recinto que hoy ocupa el Colegio Boyacá fue testigo íntimo del despertar de muchas esperanzas y de muchas tierras prometidas. Junto a las ilusiones sin compromiso de las juventudes tunjanas sedientas de ser, se agitaron fantasías capaces de fabricar nuevos mundos. Sus protagonistas buscaron saciar su sed de aventuras en la santafereña Universidad Javeriana, tras ella transitaron la vastedad del mundo y regresaron empapados de los rostros y las voces de otros universos. Otros tomaron como destino el poblar los inhóspitos territorios de las fronteras de la nueva nación y así asumieron las responsabilidades adquiridas, pues portaban en su interior la semilla iluminada de los hombres que se sembraron en las tierras de su existencia. Toda esta historia se inserta con los libros II y III de la presente obra que estudia el Colegio de Tunja como inserto en la red de instituciones educativas jesuíticas coloniales y los hombres que laboraron en la entidad boyacense para hacer realidad el gran proyecto educativo. Otro gran aporte de la Tunja jesuítica consiste en haber sido el corazón que iluminó la conquista y el descubrimiento científico de la Orinoquia, o dicho en otras palabras, el valor de la visión estratégica de la gran Provincia de Guayana. Entre las concepciones de la Compañía de Jesús neogranadina, la ciudad de Cartagena y el río Magdalena definieron el primer mapa de su acción geopolítica. Es de lamentar que la intuición similar que nació con la segunda generación jesuítica neogranadina que ofrecía la isla de Trinidad y el río Orinoco –uno de los retos de la utopía jesuítica americana– no mereciera hasta el siglo XVIII la atención de la cúpula directiva de los ignacianos, pues hubiera significado la arteria del desarrollo de la gran Provincia de Guayana, matriz territorial de la nueva Venezuela. El cinturón de misiones jesuíticas que se iniciaba en el alto Orinoco y pasaba por Mainas, Quijos, Mojos y el Paraguay32 significó un bloqueo y una tentación para el avance portugués, siempre ajeno al espíritu de Tordesillas. Lamentablemente, la política amazónica española acabaría ignorando las posiciones estratégicas y la diligencia mostrada por la Compañía de Jesús para mantener los extensos territorios que el Tratado de Tordesillas le había conferido a la Corona hispana. El “Mare Liberum” transformó el Mediterráneo americano en zona de ensueño y fantasía para los aventureros de toda índole: bucaneros que saqueaban las haciendas de los españoles y filibusteros que se convirtieron en corsarios de todo navío mercante a la vez que ambicionaban como
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Para una información sistemática, véase: Ángel SANTOS HERNÁNDEZ. “Actividad misionera de los jesuitas en el continente americano”. En: José DEL REY FAJARDO (Edit.). Misiones jesuíticas en la Orinoquia. San Cristóbal, I (1992) 34-56; 65-83.
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botín de guerra los galeones hispanos. En su deambular por los mares caribeños y atlánticos, Inglaterra, Francia y Holanda buscarían hábitats para asegurar sus monopolios comerciales en la fachada construida entre la desembocadura del Amazonas y el rosario isleño caribe. Tristemente, la Orinoquia sería un lugar desafortunado de encuentro entre el Tratado de Tordesillas y el Mare liberum, pero esa es la realidad histórica. Sin embargo, los seguidores neogranadinos de Ignacio de Loyola pronto sintonizaron las visiones guayanesas y optaron por su gran “Proyecto de Guayana”. Es natural que los jesuitas se insertaran de lleno no solo en las preocupaciones y retos que suponía la fijación de los grandes territorios que iban definiendo la realidad jurídica del Nuevo Reino, sino que además tuvieran sus contactos con protagonistas de las empresas guayanesas tanto de Bogotá como de Tunja. También es lógico suponer que más allá de todas las imaginaciones míticas y fabulosas que se desarrollaban sobre los territorios doradenses, los ignacianos bebieran el agua pura de la fuente de la familia Berrío y dejaran bien asentado en su conciencia geográfica que la Provincia y Gobernación de Guayana comprendía la doble Provincia integrada del Dorado de PapamenePauto de Quesada y de la propia Guayana y Caura de Ordaz, luego de Serpa, que se estructuraba con todo el complejo mesopotámico que hoy conforman las cuencas colombo-venezolanas del Orinoco y del Amazonas. Don Antonio de Berrío (c. 1527-1597)33 sería el primer gran visionario de la Guayana integrada, pues pronto intuiría que la mítica Manoa no se encontraba en tierras amazónicas ni en las orinoquenses, sino en suelo guayanés. Con la fundación de San José de Oruña en Trinidad y de Santo Tomé de Guayana en el Orinoco se diseña la nueva Guayana y establece la línea de comunicación desde el Puerto de Casanare hasta la desembocadura del Orinoco, pasando por el Meta.34 En verdad la familia Berrío se había instalado en Chita desde 1583 y allí fijaría el cuartel general para todas sus expediciones don Antonio.35 Don Martín de Mendoza y Berrío fue hijo de doña Antonia María de la Hoz Berrío y don Martín de Mendoza y Cárdenas.36 Poco sabemos de su
Pablo OJER. Don Antonio de Berrío, gobernador del Dorado. Caracas, Universidad Católica Andrés Bello, 1960. José Rafael LOVERA. Antonio de Berrío, la obsesión por el Dorado. Caracas, Petróleos de Venezuela, 1991.
Pablo OJER. La década fundamental en la controversia de límites entre Venezuela y Colombia 18811891. Caracas (1982) 514.
AGI. Patronato, 254, Ramo 1, fol. 3. Carta al Presidente y Oidores de Santa Fe. Riveras del Casanare, 1 de abril 1587.
Dado lo extenso de la familia Berrío, nos remitimos a Enrique CARRIZOSA ARGÁEZ. Índices de los árboles de las Genealogías del Nuevo Reino de Granada de Juan Flórez de Ocáriz. Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, Instituto Colombiano de Cultura Hispánica (1990) 18-19.
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biografía. En 1622 atravesó el Atlántico con su tío Fernando Berrío, ambos fueron cautivados por los sarracenos y trasladados a Argel donde murió don Fernando. Tras casi cuatro años de cautiverio fue mandado rescatar por el Rey de España y regresado al Nuevo Reino; en 1626 solicitaba las encomiendas vacas de su tío Fernando, el título de Adelantado y la Gobernación de Guayana.37 Para julio de 1635 ya se había casado, pues el 19 de julio de ese año otorgaba un poder a su esposa Serafina de Orozco y Zúñiga.38 El 28 de mayo de 1638 don Martín se encontraba en San José de Oruña próximo a partir para España.39 El 30 de agosto de 1642 llegó a Guayana como Gobernador: reedificó la ciudad destruida a orillas del río Usupamo, fundó el Castillo de San Francisco para defenderla y la dotó de artillería. Durante su administración se abrió la comunicación con el río Apure. Murió en 1655.40 Pensamos que fue don Martín de Mendoza de la Hoz Berrío,41 gobernador de Guayana, el que ayudó a los jesuitas a formular el Proyecto guayanés, quizás a través de una de las figuras más vinculadas a la primera historia misional llanera: nos referimos a doña Serafina Orozco, esposa de don Martín de Mendoza, encomendera de Chita y al parecer persona cercana a los miembros de la Compañía de Jesús que misionaron el balcón andino en el trienio 1625-1628.42 Lo cierto es que en 1646 llegaban a Santo Tomé de Guayana los PP. Andrés Ignacio (1599-1648)43 y Alonso Fernández (1617-1654),44 invitados por el gobernador don Martín de Mendoza de la Hoz Berrío.45 Al fracasar la acción jesuítica, don Martín recurre a un hecho insólito
AGI. Santafé, 2. Lo que parece en las pretensiones de Don Martín de Mendoza y Berrío.
ANB. Encomiendas, t. XIII. Doña Antonia María de la Hoz y Berrío vecina de la Ciudad de Tunja en razón de que de las demoras del pueblo de Chita se le den alimentos, fol. 649. En cuanto al nombre de doña Serafina aparece más adelante con el siguiente: Serafina de Orozco y Vargas.
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ANB. Encomiendas, t. XIII. Doña Antonia María de la Hoz y Berrío, fol. 649v.
Miguel Ángel PEREIRA. La provincia fantasma. Guayana siglo XVII. Ecología cultural y antropología histórica de una rapiña, 1598-1704. Caracas, Universidad Central de Venezuela (2003) 137. Sin embargo, DUARTE LEVEL. Historia Patria. Caracas (1911) 105 afirma que falleció en 1656.
María Elena PARRA PARDI [M.E.P.P.]. “Mendoza y Berrío, Martín de”. En: FUNDACIÓN POLAR. Diccionario de Historia de Venezuela. Caracas, III (1997) 127.
Juan RIVERO. Historia de las Misiones de los Llanos de Casanare y los ríos Orinoco y Meta. Bogotá (1956) 84.
José DEL REY FAJARDO. Bio-bilbiografía de los jesuitas en la Venezuela colonial. San CristóbalSantafé de Bogotá (1995) 309.
José DEL REY FAJARDO. Bio-bilbiografía…, 220.
ARSI. N. R. et Q., 12-I, fols. 196-197v. “La Mission de la Guayana se jusgo por informes auia de ser de grande seruiçio de Dios, grande gloria suya, en conuersion de mucha gentilidad, y en direcçion de muchos catholicos destituidos de dotrina… haçiendo la costa Don Martin de Mendoza Gouernador y Capitan general de esa Prouinçia”.
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pero audaz: invitar a los jesuitas franceses que laboraban en las islas caribeñas en la persona del P. Denis Mesland con una invitación que le formulara el 12 de octubre de 1652 para trasladarse de Guarapiche a Santo Tomás a fin de que “tantas gentes y naciones puedan recibir la doctrina evangélica sin el estrépito de las armas pero con la persuasión del espíritu”.46 La Compañía de Jesús se había vinculado, definitivamente, como coheredera de las visiones del gran Antonio Berrío para el proyecto guayanés. Otro contexto que debe ser tenido en cuenta como punto de encuentro vital entre los tunjanos y los jesuitas fue el Colegio Mayor de San Bartolomé47 y su complemento en la Universidad Javeriana. En el Colegio Máximo de Santafé –y no en San Bartolomé– se abrieron los cursos de Filosofía en 160848 y los de Teología en 1612.49 Los alumnos de San Bartolomé siempre tuvieron que cruzar la calle 6.ª para asistir a las clases del Colegio Máximo y a partir de 1623, a las de la Universidad Javeriana.50 Desde su nacimiento contó con tres Facultades: Lenguas,51 Filosofía y Teología.52 El 13 de junio de 1706 se anexaba al claustro la
Pierre PELLEPRAT. Relato de las Misiones de los Padres de la Compañía de Jesús en las Islas y en Tierra Firme de América Meridional. Estudio preliminar por José del Rey. Caracas, Academia Nacional de la Historia (1965) 58: “Vestram Paternitatem huc voco, desiderans ut Pagani, favore vestrae presentiae, luce fidei illuminati, januam Baptismi optatius et facilius ingrediantur; hic totum habebit vestra Paternitas quod ad iter impellat, hic quod itineris longi labores sublevet, ubi tot gentes et nationes, absque strepitu armorum sed sporitus persuasione evangelicam doctrinam accipient...”.
Daniel RESTREPO y Guillermo y Alfonso HERNÁNDEZ DE ALBA. El Colegio de San Bartolomé. I. El Colegio a través de nuestra historia. Por el P. Daniel Restrepo S. J. II. Galería de Hijos insignes del Colegio. Por Guillermo y Alfonso Hernández de Alba. Bogotá, 1928. José RESTREPO POSADA. “Rectores del Colegio-Seminario de San Bartolomé (1605-1767)”. En: Revista Javeriana. Bogotá, XXXVIII (1952) 89-101. William JARAMILLO MEJÍA. Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé. Bogotá, Instituto colombiano de cultura hispánica, 1996. Renán SILVA. Saber, cultura y sociedad en el Nuevo Reino de Granada siglos XVII y XVIII. Bogotá, Universidad Pedagógica Nacional, 1984.
ARSI. N. R. et Q., 12-I. Letras annuas de 1608 y 1609, fol. 43.
ARSI. N. R. et Q., 12-I. Letras annuas de la Provincia del Nuevo Reino de Granada de los años 1611 y 1612, fol. 63. Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 109.
AGI. Santafé, 403. Allí se inserta copia de la Real Cédula de 2 de febrero de 1622. Al pie del documento se lee: “El 13 de junio de 1623 se presentó con el breve y esta cédula el P. Baltasar Mas Burgués, rector del colegio de la Compañía de Jesús de Santafé y dijo: que para conferir grados estaban hechas unas reglas y constituciones que se habían de confirmar en el real consejo de Indias, y que en el ínterim las confirmase el presidente, y en esta conformidad el mismo año de 1623 se fundó la academia, conforme a dicha cédula y brevé. (Véase: Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 514).
José DEL REY FAJARDO. La “Facultad de Lenguas” en la Javeriana colonial y sus profesores. Bogotá, 2004.
José DEL REY FAJARDO. Catedráticos jesuitas de la Javeriana colonial. Bogotá, 2002.
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Facultad de Derecho, Canónico y Civil.53 La Facultad de Medicina (16361641) tendría una vida efímera.54 Ciertamente, el Real Colegio Mayor de San Bartolomé fue uno de los hogares privilegiados donde se formó gran parte del capital humano y social neogranadino en virtud, letras y política, porque siempre fue una ventana abierta a las corrientes intelectuales provenientes de Europa y a la vez centro de suministro de ideas, libros e inquietudes para mejorar las virtudes cívicas y la comunidad del pensamiento. La historia del Colegio y Noviciado de Tunja no quedaría completa sin la debida interpretación espacial de sus edificios que en determinado tiempo y en un espacio específico conformaron el complejo urbano jesuítico compuesto por el colegio, el templo y el noviciado. A la fecha del presente estudio, la ciudad de Tunja conserva el antiguo templo de San Ignacio que, a pesar de haber sido arquitectónicamente intervenido, aún refleja las características espaciales de su traza y la solidez de su fábrica, para continuar con su significado simbólico y como hito importante de la capital boyacense. Igualmente, sobreviven algunos de los tramos coloniales de la casa que ocupó el colegio jesuítico, hoy propiedad del Colegio de Boyacá, institución educativa que pasó a ocupar las antiguas instalaciones de los jesuitas en 1835, ocasionando desde el siglo XIX serias demoliciones de arquitectura colonial para dar paso a nuevas estructuras más modernas y funcionales. No se puede decir lo mismo respecto a la casa del noviciado, pues lamentablemente la casa que ocupó esta institución fue derribada hace algo más de treinta años para dar paso a una desabrida plazoleta, dejando en evidencia un vacío urbano que afectó irremediablemente el perfil urbano de la vía. Gracias a la existencia de los edificios antes mencionados, contando con el apoyo de las cartas annuas del siglo XVII, las fuentes publicadas de los historiadores jesuitas y la bibliografía relacionada, se ha podido abordar el estudio urbano y arquitectónico correspondiente, detectando las característi cas de la arquitectura y sus transformaciones en el tiempo. Debido a la falta de los inventarios de bienes y alhajas del Colegio de Tunja, que a la fecha se hallan desaparecidos, el autor ha recurrido a la interpretación espacial del programa arquitectónico del noviciado y el colegio en las casas donde estas instituciones se establecieron. De igual manera, se logró interpretar y fechar la sucesiva adquisición de los predios de la manzana por parte de los religiosos, hasta la configuración definitiva del complejo urbano jesuítico a finales del siglo XVIII.
Véase: Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, III, 409-414.
Véase: Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 538-539.
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Un aporte importante es la inclusión en el presente estudio de las principales propiedades rurales que apoyaron económicamente el personal y funcionamiento del colegio tunjano, adquiridas en el tiempo y localizadas en notorios enclaves geográficos como son las fértiles tierras del altiplano cundiboyacense para el caso de las haciendas de Tuta, “La Ramada”, “El Salitre” y de “La Compañía”; y la hacienda de “San Fernando” en el valle de Lengupá, espacio articulador del altiplano con la región llanera La estructura de la obra que hoy presentamos al público consta de dos partes. La primera se subdivide en cuatro libros: el primero aborda el pensamiento educativo de la Compañía de Jesús; el segundo se adentra en lo que fue el Colegio de la Compañía de Jesús en Tunja; el tercero presenta los hombres que levantaron la mencionada institución educativa: rectores, educadores, lingüistas, historiadores, humanistas, pensadores y teólogos; el cuarto está consagrado al Noviciado y a la sugerente vertiente de la espiritualidad ignaciana. La segunda tiene como objetivo el estudio espacial arquitectónico y urbano de los edificios que formaron el complejo jesuítico del Colegio de Tunja. Para mejor comprensión del lector, esta parte está subdivida en cinco capítulos o libros. En el primero se trata el marco espacial y jesuítico en la ciudad de Tunja, la traza de la ciudad y su estructura urbana; seguidamente, se estudia el primer solar adquirido por la Compañía para la formalización de su residencia, después colegio; las primeras donaciones otorgadas por el cabildo para garantizar el sostenimiento inicial de la primera fundación y un análisis detenido de la configuración espacial de la manzana jesuítica en los años 1610, 1611, 1613 y 1623, incluyendo las sucesivas adquisiciones de predios hasta la configuración definitiva del complejo jesuítico reflejado en el noviciado, el templo y el colegio. En el segundo se estudia detenidamente el noviciado, su solar inicial desde 1613 hasta 1691 y luego su nueva casa, espacio que ocupó de 1691 a 1767. El tercero trata sobre la arquitectura del inmueble del templo jesuítico, su solar y los períodos constructivos de la fábrica durante los siglos XVII-XVIII, complementado con la relación de lo sucedido con el edificio religioso en el siglo XIX, las intervenciones arquitectónicas en el siglo XX, para finalizar con el estado actual. El cuarto hace relación al colegio desde su solar inicial (1613-1691) para seguir el análisis con las nuevas casas adquiridas para la institución (1691-1767). Se complementa con el uso del inmueble después de la expulsión de la orden en 1767, la ocupación de las casas por el Colegio de Boyacá en 1835, las consecuencias arquitectónicas y el estado actual de la edificación. El quinto y último capítulo versa sobre las principales propiedades rurales del Colegio de Tunja, con sus principales características sobre su
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adquisición, localización, componentes espaciales, vocación económica y el estado actual del inmueble en el caso de su existencia. Antes de concluir, los autores desean expresar su gratitud a todos los que colaboraron para poder llevar a cabo tan interesante proyecto que hoy ponemos en manos de los estudiosos del mundo colonial neogranadino. En la parte histórica, dada la complejidad de temas que conlleva tanto la temática espiritual como la cultural y educativa, dejamos constancia de nuestra gratitud a los profesores Francisco de Borja Medina y Manuel Ruiz Jurado de la Universidad Gregoriana de Roma; a los profesores Manuel Revuelta y José Martínez de la Escalera de la Universidad de Comillas de Madrid así como a José Antonio Ferrer Benimeli de la Universidad de Zara goza. Asimismo, hacemos extensivo este reconocimiento a los profesores Fabio Ramírez y Alberto Gutiérrez de la Pontificia Universidad Javeriana. Y como siempre, a la Sra. Marleni Lozano por su abnegada labor editorial en la preparación de los textos que hoy ofrecemos al público. En la parte arquitectónica deseamos testimoniar nuestro agradecimiento al R. P. Oswaldo Martínez, a la Sra. María Teresa Niño y al Dr. Carlos Gabriel Salazar que nos ayudaron en todas nuestras visitas al templo de San Ignacio de Tunja. De igual forma extendemos los mismos sentimientos a la Sra. Nelly Sol Gómez, rectora del Colegio de Boyacá, y al Sr. Freddy Fonseca, director del archivo de la mencionada institución educativa, quien gentilmente nos prestó las fotos antiguas del inmueble. También incluimos en este elenco de gratitudes a la arquitecta Mariana Patiño, por sus gentilezas a la hora de conocer de cerca la hacienda de Firavitoba o “Hacienda de la Compañía”; a la historiadora María Mercedes Ladrón de Guevara, incansable en la búsqueda y trascripción de documentos, y al arquitecto Mauricio Villamil Pérez, por su elaboración gráfica y planimétrica de los edificios coloniales del Colegio de Tunja. Finalmente, dejamos constancia expresa de nuestro reconocimiento a la Dra. Myriam Marín, directora del Archivo Histórico de la Pontificia Universidad Javeriana, siempre dispuesta a todo tipo de ayudas archivísticas, y al interés y ayuda mostrados por el Dr. Javier Ocampo López en la elaboración de este libro, que no dudamos hará honor a las categorías investigativas que siempre ha demostrado la Academia Boyacense de Historia a la hora de resucitar y reivindicar el gentilicio boyacense. Los autores
libro i
El pensamiento educativo de la Compañía de Jesús
Capítulo I
Las fuentes del sistema educativo jesuítico
Al iniciarse el siglo XVII la Compañía de Jesús ya había desplegado y experimentado en todo el mundo la intuición de su modernidad, y gracias a su 5.º General, el P. Claudio Aquaviva (1543-1615),1 pudo solidificar su gran aparato burocrático así como la definición del clima espiritual de todos los jesuitas dispersos por todo el mundo conocido. En este sentido, dejó códigos durables, como el Directorium de los Ejercicios Espirituales o la Ratio Studiorum en 1599,2 así como un cuerpo de Instrucciones y Normas que regularon tanto la vida interna como la externa de la Orden y de los jesuitas.3 Así, pues, si tenemos en cuenta que la Provincia del Nuevo Reino de Granada se inicia en 16044 es lógico concluir que Colombia ingresa a la historia de la Compañía de Jesús a comienzos del siglo XVII cuando la Orden de Ignacio de Loyola ya había fijado las fórmulas comunes a todas sus instituciones educativas. Viniendo a nuestro propósito fundamental debemos sentar un principio ideológico previo a todo el estudio. Quien pretenda comprender la verdadera esencia de la formación jesuítica deberá tener presente la íntima interrelación que se establece entre tres documentos fundamentales que integran el alma de la Compañía fundada por Ignacio de Loyola: los
Mario FOIS. “Aquaviva, Claudio”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, II (2001) 1614-1621.
La Ratio Studiorum de 1599 la firma el P. Domingo Domenichi, Secretario de la Compañía de Jesús, por orden del P. General. En: Ladislao LUKACS. Monumenta Paedagogica Societatis Iesu. Romae, V (1986) 355-356.
Mario FOIS. “Aquaviva, Claudio”, II, 1620-1621.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 90-118.
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Ejercicios Espirituales,5 la cuarta parte de las Constituciones de la Compañía de Jesús6 y la Ratio Studiorum.7 El presente capítulo se circunscribe a la síntesis última, denominada Ratio Studiorum de 1599, que recoge la acción y el estudio llevados a cabo durante medio siglo por los grandes teóricos y pedagogos de la Compañía de Jesús. Con todo, es necesario advertir que, aunque el mencionado documento no representa el rico itinerario seguido por la Orden de Ignacio de Loyola para diseñar su ideal educativo, hay que admitirlo como el código oficial que rigió la conducta de los colegios jesuíticos en Europa, América y Asia durante los siglos XVII y XVIII. 1. Filosofía educativa Dada la ingente literatura que existe sobre este tema, es imposible siquiera hacer una síntesis; por ello optamos por remitir a los libros consagrados como clásicos dentro de la Compañía de Jesús. El Comentario a las Constituciones de la Compañía de Jesús del P. José Manuel Aicardo8 abarca el estudio de la carta magna de los jesuitas no solo en el contexto del fundador, sino de los primeros compañeros de Ignacio de Loyola.
Ignacio de LOYOLA. Ejercicios Espirituales. Directorio y documentos de San Ignacio de Loyola. Glosa y vocabulario de los Ejercicios por el P. José Calveras S. I. Barcelona, Ed. Balmes, 1944. Una visión panorámica: Manuel RUIZ JURADO. “Ejercicios Espirituales”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, II (2001) 1223-1230. Santiago ARZUBIALDE. Ejercicios espirituales de S. Ignacio. Historia y análisis. BilbaoSantander. Mensajero y Sal Térrae, 1991. También puede verse: Ignacio IPARRAGUIRE, Cándido de DALMASES y Manuel RUIZ JURADO. Obras de San Ignacio de Loyola. Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1991.
Ignacio de LOYOLA. Constitutiones Societatis Jesu latinae et hispanicae cum earum declarationibus. Romae, Apud Curiam Praepositi Generalis, 1937.
Anita MANCIA. “El concetto di <dottrina> fra gli Esercizi Spirituali (1539) e la Ratio Studiorum (1599)”. En: Archivum Historicum Societatis Iesu. Roma, LXI (1992) 3-70.
José Manuel AICARDO. Comentario a las Constituciones de la Compañía de Jesús. Madrid, 1919-1932, 6 vols. Una visión francesa puede verse en la entrada “Jésuites” del Dictionnaire de Spiritualité ascétique et mystique, doctrine et histoire. Paris, VIII (1974) 958-1041. Para una interpretación moderna nos remitimos a: Dominique BERTRAND. Un corps pour l’Esprit. [Paris] 1974. André de JAER. Faire corps pour la misión. Lire les Constitutions de la Compagnie de Jésus. Buxelles, Editions Lessius, 1998. S. ARZUBIALDE, J. CORELLA, J. M. GARCÍA LOMAS (Eds.). Constituciones de la Compañía de Jesús. Introducción y notas para su lectura. Bilbao, s/f. (Una bibliografía selecta, véase en: Ignacio IPARRAGUIRE, Cándido de DALMASES y Manuel RUIZ JURADO. Obras de San Ignacio de Loyola. Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos (1991) 460464. Paul de CHASTONAY. El espíritu de las Constituciones de la Compañía de Jesús. México, 1974. André RAVIER. Ignacio de Loyola funda la Compañía de Jesús. México, 1991. G. MARELLA (Ed.). La <Ratio Studiorum> e la parte Quarta delle Costituzioni della Compagnia di Gesù ed appendici. introd. e nota di G. Marella. Roma, 1926. Mario BARDERA. La <Ratio Studiorum> e la parte Quarta delle Costituzioni della Compagnia di Gesù. Trad. Con introtroduzione e note di Mario Bardera. Padova, 1942.
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Respecto al difícil mundo de la espiritualidad, nos remitimos a la obra del P. José de Guibert: La espiritualidad de la Compañía de Jesús.9 Sin embargo, el estudioso de esa interesante área de las ciencias del espíritu encontrará una guía de inapreciable valor en el Diccionario de espiritualidad ignaciana publicado en el año 2007.10 Además, para los siglos XVI-XVIII existe una veta muy rica representada por los autores espirituales que infundieron el espíritu de la ascética de la Compañía de Jesús en sus hombres. Michel de Certeau habla de “retórica y espiritualidad” en los colegios de la Compañía de Jesús franceses y lo traduce al “humanismo devoto” producto de una técnica: la retórica. Para ello se remite al tomo I de la Histoire littéraire de Henry Bremond.11 Se trata de la técnica de la persuasión, y cita a Luis Richeome: “Es una cosa humanamente divina y divinamente humana saber manejar dignamente el espíritu y lengua de un tema (…), alinear sus pensamientos con una sabiduría ordenada, revestirlos de un rico lenguaje (…), plantar nuevas opiniones y nuevos deseos en corazones y arrancar los viejos, ablandar y someter las voluntades inflexibles (…), y victoriosamente persuadir y disuadir aquello que se quiere”.12 Desde sus inicios la Compañía de Jesús independiza la retórica de la lógica y de la dialéctica, pues no existe una verdadera teoría de la significación. Una doctrina de la verdad es sustituida por los teólogos jesuitas por un “moralismo”. La verdad a la que se adosa la retórica le es externa. Ella está cercada en la práctica y garantizada por las reglas ad pietatem et bonos mores, resorte y norma íntima de la vida religiosa o escolar. Significada por una organización de acciones y de la afectividad (opera et affectus), la verdad es custodiada allí dentro por un conjunto de prácticas. También las operaciones retóricas tienen por objetivo producir fuera, en los lectores o auditores, conductas y afectos (mores et pietas) análogas a aquellas que le sirven de apoyo. No se puede considerar la literatura devota de forma aislada; esta parte ‘retórica’ implica otra mitad, interna aquella y ascética. Una estricta “disciplina” condiciona la ‘perfección de la elocuencia’.13
José DE GUIBERT, S.J. La espiritualidad de la Compañía de Jesús. Santander, Ed. Sal Terrae, 1955. También puede verse: M. CASCÓN. Obras maestras espirituales de los jesuitas españoles. Santander, 1924. Más información en: André DERVILLE. “Jesuites”. En: M. VILLER et alii. Dictionnaire de spiritualité ascétique et mystique, doctrine et histoire. Paris, VIII (1974) 958-963.
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José GARCÍA DE CASTRO (Director). Diccionario de espiritualidad ignaciana. Bilbao-Santander, Ediciones Mensajero y Sal Terrae, 2007.
Henry BREMOND. Histoire littéraire su sentiment religieux en France. Bloud, I, 1916.
Louis RICHEOME. “L’académie d’honneur dressé par le Fils de Dieux au royaume de son Eglise (1614)”. En: Oeuvres. Paris 2 (1628) 648.
Michel de CERTEAU. “Le 17.e siècle français”. En: André DERVILLE. “Jesuites”. En: M. VILLER et alii. Dictionnaire de spiritualité ascétique et mystique, doctrine et histoire. Paris, VIII (1974) 997.
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En el Nuevo Reino podemos destacar tres autores ascéticos que influyeron tanto en las lecturas de los jesuitas como en las ideas directrices de su visión espiritual de la conducta y de las acciones educativas. El primero es el riobambeño P. Pedro de Mercado (1684-1689),14 prolífico escritor ascético, quien nunca salió de las fronteras neogranadinas. A través de sus obras se puede llegar al conocimiento de la mentalidad ascética de los jesuitas neogranadinos hasta bien entrado el siglo XVIII. Libro de cabecera para los seguidores de Ignacio de Loyola en España e Hispanoamérica durante muchos siglos fue el Ejercicio de perfección y virtudes cristianas del P. Alonso Rodríguez (1538-1616).15 Se puede afirmar que reposaba en todas las bibliotecas, aun en las misionales perdidas en los espacios profundos de la Orinoquia,16 y significó una cátedra permanente de sabiduría ascética. Ruiz Jurado no duda en afirmar que “esta obra, después de la Biblia y la Imitación de Cristo, es uno de los más leídos por los cristianos en estos tres últimos siglos”.17 En el ámbito francés, pero también en los hispanos, es necesario destacar la obra del jesuita galo Antonio Le Gaudier (1572-1622),18 sobre todo la De natura et statibus perfectionis.19 Si apelamos a la devoción de sus lectores, debemos concluir que ejerció un gran influjo; dos siglos después sus obras se publicaron en París con el título De perfectione vitae spiritualis (1856-1858).20 La edición príncipe reposaba en la biblioteca de la Universidad Javeriana colonial.21 En relación con la pedagogía jesuítica, el investigador encontrará en el trabajo de François Charmot22 no solo la interpretación de su concepción filosófico-teológica, sino también una abundante bibliografía sobre la actividad pedagógica de su primer medio siglo de existencia. En un
José DEL REY FAJARDO. Catedráticos jesuitas de la Javeriana colonial. Bogotá (2002) 219-226.
Manuel RUIZ JURADO. “Rodriguez (Alphonse), jesuite, 1538-1616)”. En: M. VILLER, M., F. CAVALLERA, J. DE GUIBERT. Dictionnaire de spiritualité ascetique et mystique, doctrine et histoire. Paris, XIII (1988) 853-860.
José DEL REY FAJARDO. Las bibliotecas jesuíticas en la Venezuela colonial. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1999.
Manuel RUIZ JURADO. “Rodriguez (Alphonse), jesuite, 1538-1616)”… 855.
Henri de GENSAC. “Le Gaudier (Antoine), jesuite, 1572-1622”. En: M. VILLER, M., F. CAVALLERA, J. DE GUIBERT. Dictionnaire de spiritualité ascetique et mystique, doctrine et histoire. Paris, IX (1976) 529-539.
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Antonio LE GAUDIER. De natura et statibus perfectionis. Paris, 1643.
Henri de GENSAC. “Le Gaudier (Gaudier), Antonine”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, III (2001) 2303.
José DEL REY FAJARDO. La biblioteca colonial de la Universidad Javeriana de Bogotá. Caracas, s/f., 539-540.
F. CHARMOT. La pedagogía de los jesuitas. Sus principios. Su actualidad. Madrid, Sapientia, 1952. En los apéndices (367-397) el lector encontrará una información básica sobre la Ratio y sobre los pensadores jesuitas que influyeron en la pedagogía durante los primeros años de la Orden.
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primer apéndice le dedica una amplia información a Francisco Sacchini (1570-1625),23 Antonio Le Gaudier (1572-1622),24 Juan Bonifacio (15381606),25 Antonio Posevino (1533-1611),26 José Juvencio (1643-1719)27 y Jerónimo Nadal (1507-1580).28 Sin embargo, es de justicia añadir a esta lista, entre otros, a Diego Ledesma (1524-1575)29 y a Pedro Juan Perpiñá (1530-1566).30 El tema es tan extenso que preferimos remitir al lector a tres fuentes de referencia cultivadas por la Compañía de Jesús. La primera es la entrada “Educación” del Diccionario histórico la cual, aunque tiene un talante histórico, ofrece una visión bibliográfica de gran ayuda.31 La segunda recurre a la bibliografía de László Polgar, síntesis de lo publicado en todo el mundo y recogido por la revista Archivum Historicum entre 1901 y 1980.32 la tercera es la continuación de lo anterior (1981-2004), pues la mencionada revista, que edita el Instituto Histórico de la Compañía de Jesús con sede en Roma, ofrece anualmente una bibliografía de lo que se publica sobre la Compañía de Jesús en todo el mundo, y en su haber la pedagogía jesuítica adquiere siempre un capítulo especial. En varias oportunidades hemos
F. CHARMOT. La pedagogía… 367-370. Mario SCADUTO. “Sacchini, Francesco”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. RomaMadrid, III (2001) 3458.
F. CHARMOT. La pedagogía… 370-372.
F. CHARMOT. La pedagogía… 372-373. José ESCALERA y Francisco de Borja MEDINA. “Bonifacio, Juan”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, I (2001) 487-488.
F. CHARMOT. La pedagogía… 373-377. Mario SCADUTO. “Possevino, Antonio”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. RomaMadrid, IV (2001) 3201-3203.
F. CHARMOT. La pedagogía… 377-380. Georges BOTTERAU. “Jouvancy (Juvencius), Joseph de”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, III (2001) 2157-2158.
F. CHARMOT. La pedagogía… 380-388. Miguel NICOLAU. “Nadal (Jerome), jésuite, 1507-1580”. En: M. VILLER, M., F. CAVALLERA, J. DE GUIBERT. Dictionnaire de Spiritualité ascetique et mystique, doctrine et histoire. Paris, XI (1982) 3-15. Manuel RUIZ JURADO. “Nadal, Jerónimo”. En: Charles E. O´NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, III (2001) 2793-2796.
L. LUKACS. “Ledesma, Diego”. En: Charles E. O´NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, III (2001) 2318-2319.
John Patrick DONNELLY. “Perpinyà (Perpiñá), Pedro Juan”. En: Charles E. O´NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, III (2001) 30993100.
James SAUVE, Gabriel CODINA y José ESCALERA. “Educación”. En: Charles E. O´NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, II (2001) 1202-1214.
László POLGAR. Bibliographie sur l’histoire de la Compagnie de Jésus 1901-1980. I. Toute la Compagnie. Roma, I, 1981.
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hecho alusión al Diccionario histórico de la Compañía de Jesús,33 instrumento indispensable para cualquier información sobre la historia y sobre el ser y el existir de los jesuitas. 2. Ratio Studiorum Para conocer en síntesis este documento pedagógico es recomendable revisar la entrada que le dedica el Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús a este tema34 y para una visión global de su bibliografía nos remitimos a la citada obra de László Polgár.35 Instrumento muy valioso para quien desee conocer el alma, la biografía y las diferentes redacciones de la Ratio Studiorum es la Monumenta Paedagogica Societatis Jesu36 del investigador húngaro Ladislao Lukács. Hasta el momento han aparecido siete volúmenes que recogen toda la información escrita entre 1540 y 1616. El autor mantiene una estructura de recopilación documental basada en las categorías legales de la Compañía de Jesús: 1) Constituciones, reglas y ordenaciones generales. 2) De los estudios, colegios, seminarios e internados. 3) Actas de las Congregaciones Generales y de los Visitadores. 4) Cartas selectas y Actas. 4) Catálogo de los pensa de estudios. 5) Varia. Se trata de una edición crítica cuyas notas y comentarios están en latín, aunque, como es natural, los textos se reproducen en su idioma original. Por otra parte, es conveniente señalar que una buena parte de la producción escrita sobre la Paideia jesuítica es anterior a la edición crítica del P. L. Lukács. En tal sentido, debemos hacer mención de dos colecciones fundamentales. La primera pertenece al mundo alemán: nos referimos a los cuatro tomos publicados por el P. Georg Michael Pachtler entre 1887 y 1894: Ratio Studiorum et Institutiones Scholasticae Societatis Jesu per Germaniam olim vigentes.37 La segunda apareció en Madrid en 1901 recopilada por
Charles E. O´NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, 2001, 4 vols.
Ladislao LUKACS. “Ratio Studiorum”. En: Charles E. O´NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, IV (2002) 3292-3296.
László POLGÁR. Bibliographie sur l’histoire de la Compagnie de Jésus, 1901-1980. T. I: Toute la Compagnie. Roma, I (1981) n.º 4090-5018. Esta bibliografía se enriquece anualmente en la Revista Archivum Historicum Societatis Iesu.
Ladislao LUKACS. Monumenta Paedagogica Societatis Jesu penitus retractata multisque textibus aucta. Edidit Ladislaus Lukács. Romae, Institutum Historicum Societatis Iesu, I (1540-1556). Romae, 1965; II (1557-1572). Romae, 1974; III (1557-1572). Romae, 1974 (2 vols.); IV (15731580). Romae, 1981; V Ratio atque institutio studiorum Societatis Jesu (1586, 1591, 1599) Romae, 1986. VI Collectanea de Ratione studiorum Societatis Jesu (1582-1587). Romae, 1992. VII Collectanea de Ratione studiorum Societatis Iesu (1588-1616). Romae, 1992.
G. M. PACHTLER. Ratio Studiorum et Institutiones Scholasticae Societatis Jesu per Germaniam olim vigentes collectae concinnatae dilucidatae a G. M. Pachtler S. J. Volumen III: Ordinationes Generalium et ordo Studiorum generalium ab anno 1600, ad annum 1772. Hemos utilizado la
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un grupo de jesuitas españoles pertenecientes a “Monumenta Historica” de Roma: Monumenta Paedagogica Societatis Jesu quae primam Rationem studiorum anno 1586 editam praecessere.38 Con todo, hay que reconocer que para el investigador moderno tales colecciones presentan una dificultad muy especial debido a que la mayoría de sus documentos están en latín. Esta situación nos llevó hace años a traducir al castellano los documentos que consideramos fundamentales para seguir la evolución de la Ratio Studiorum de 1599: por ello nos remitimos tanto a nuestro libro La pedagogía jesuítica en la Venezuela hispánica39 como a la fenecida revista Paramillo40 de la Universidad Católica del Táchira. No obstante, en los últimos años son muchos los estudios que se han llevado a cabo para profundizar tan importante documento y queremos mencionar los que pueden ser guía para el estudioso de estos temas. La Ratio, en texto bilingüe latín-castellano y con excelentes índices, ha conocido la luz pública en la Universidad de Comillas (Madrid) bajo la dirección del profesor Eusebio Gil.41 En el ámbito francés existe una excelente edición latín-francés dirigida por Adrien Demoustier con la traducción de Léone Albrieux con anotaciones y comentarios de Marie-Madeleine Compère.42 Como es natural, han surgido estudios parciales que ilustran la riqueza de este tan citado texto, pero igualmente desconocido en sus fuentes. Un acercamiento a la génesis y elaboración lo ofrece Dominique Julia43 y un estudio sobre la estructura y funciones en el ejercicio del poder académico corresponde a A. Demoustier.44 reproducción aparecida en Osnabrück en 1968 en la Biblio-Verlag. También es interesante hacer mención de Marcus HELLEYER. “The construction of the Ordinatio pro Studiis Superioribus of 1651”. En: Archivum Historicum Societatis Iesu. Roma, fasc. 143 (2003) 3-43.
Monumenta Paedagogica Societatis Jesu quae primam Rationem studiorum anno 1586 editam praecessere. Ediderunt Caecilius GÓMEZ RODELES, Marianus LECINA, Vincentius AGUSTI, Fridericus CERVOS, Aloisius ORTIZ e Societate Jesu praesbiteri. Matriti 1901, 1912 p.
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en la Venezuela hispánica. Caracas, Academia Nacional de la Historia (1979) 161-277.
En el número 2-3. San Cristóbal (1984) aparecen: 1) Sistema y ordenamiento de los estudios del Colegio Romano (1564-1565) 287-358. 2) Sistema y ordenamiento de estudios elaborado por seis padres designados para ello por orden del R. P. Prepósito General (1586) 359-392. 3) Sistema y ordenamiento de los estudios. Roma (1591) 393-450. 4) Ratio Studiorum (1599) 451540.
Eusebio GIL (Ed.). La pedagogía de los jesuitas, ayer y hoy. Madrid, Conedsi-Comillas, 2002.
Adrien DEMOUSTIER, Léone ALBRIEUX y Dolorès PRALON-JULIA. Ratio studiorum. Plan raisonné et institution des études dans la Compagnie de Jésus. Paris, 1997.
Dominique JULIA. “L’élaboration de la Ratio Studiorum, 1548-1599”. En: Adrien DEMOUSTIER (Ed.). Ratio studiorum. Plan raisonné et institution des études dans la Compagnie de Jésus. Paris (1997) 29-69.
Adrien DEMOUSTIER. “La distinction des fonctions et l’exercie du pouvoir selon les regles de la Compagnie de Jésus”. En: Luce GIARD (Dir.). Les Jésuites à la Renaissance. Système éducatif et production du savoir. Paris (1995) 3-33.
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Con motivo del V Centenario del nacimiento de Ignacio de Loyola abundaron los congresos y las publicaciones sobre muy diversos temas jesuíticos en la mayoría de los países donde han laborado los miembros de la Compañía de Jesús. Tan sólo quisiéramos citar algunos que pueden ser de interés: Ignatianisch en Alemania;45 Les jésuites à la Renaissance46 y Les jésuites à lâge baroque47 en Francia; en la Provincia de Loyola (España) Ignacio de Loyola y su tiempo;48 La pedagogía jesuítica en Venezuela en Venezuela.49 De igual forma, las revistas científico-culturales que dirigen los jesuitas en todo el mundo dedicaron números extraordinarios a los temas que estamos tratando. Una orientación valiosa la constituyen los artículos de Miguel Batllori sobre la acción de los jesuitas en la historia de la primera Compañía de Jesús y a ellos conviene recurrir para actualizar la información sobre el tema jesuítico. En realidad se trata de una visión bibliográfica comentada desde la fundación en 1540 hasta la extinción en 1773. El ex profesor de Historia Eclesiástica de la Universidad Gregoriana de Roma recorre el largo trayecto temporal que se inicia con la época comprendida entre el Renacimiento y la Contrarreforma,50 prosigue la ruta del setecientos51 para concluir con la extinción de la Orden en 1773, aunque prolonga su información hasta comienzos del siglo XIX.52 Ello no excluye que también haya incluido como visiones temáticas tanto la Ilustración53 como los escritos relativos a la expulsión de los jesuitas del Imperio español en 1767.54 Como es natural dedicó amplios comentarios a los centenarios de la fundación de
Michael SIEVERNICH y Günter SWITEK. Ignatianisch. Eigenart und Methode der Gesellsachat Jesu. Freiburt. Basel. Wien, 1991.
Luce GIARD (Ed.). Les jésuites à la Renaissance. Système éducatif et production du savoir. Paris, 1995.
Luce GIARD y Louis de VAUCELLES (Edits.). Les jésuites à lâge baroque (1540-1640). Grenoble, 1996.
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Juan PLAZAOLA (Ed.). Ignacio de Loyola y su tiempo. Bilbao [1991].
José DEL REY FAJARDO (Ed.) La pedagogía jesuítica en Venezuela. San Cristóbal, 1991.
Miguel BATLLORI. “En torno a los jesuitas, del renacimiento a la contrarreforma”. En: Archivum Historicum Societatis Iesu. Roma, LIX (1990) 117-132.
Miguel BATLLORI. “Sobre los jesuitas en el setecientos”. En: Archivum Historicum Societatis Iesu. Roma, LVI (1987) 171-208.
Miguel BATLLORI. “Los jesuitas en tiempos de Carlos de Borbón y de Tanucii. De fines del siglo XVII a principios del XIX”. En: Archivum Historicum Societatis Iesu. Roma, LVIII (1989) 355-371.
Miguel BARTLLORI. “Historia y cultura de la Ilustración”. En: Archivum Historicum Societatis Iesu. Roma, fascículo 97 (1980) 449-479.
Miguel BATLLORI. “Antes y después de la expulsión”. En: Archivum Historicum Societatis Iesu. Roma, fascículo 64 (1989) 169-185.
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la Compañía de Jesús así como al nacimiento de Ignacio de Loyola.55 El aporte de Batllori se complementa en el ámbito del teatro, la cultura y la educación con las recensiones llevadas a cabo por el investigador húngaro László Szilas.56 Asimismo, en los años noventa son importantes las visiones dadas en diversos congresos y encuentros sobre el tema de la educación jesuítica tanto en Europa57 como en América.58También resulta imprescindible hacer referencia a la enseñanza de la teología,59 filosofía,60 las matemáticas,61 y las humanidades.62 Del mismo modo, en el Nuevo Reino de Granada fueron ley estas disposiciones de la Compañía de Jesús. Hasta el momento solo conocemos la Praxis de los Estudios Mayores y Menores63 del colegio de Quito, ciudad que en aquel entonces formaba parte de la Provincia del Nuevo Reino,
Miguel BATLLORI. “En la doble conmemoración pluricentenaria de la Compañía de Jesús (1540-1990) y de San Ignacio de Loyola (1491-1991)”. En: Archivum Historicum Societatis Iesu. Roma, LXI (1992) 189-209.
László SZILAS. “Schule, Bildung, Theater”. En: Archivum Historicum Societatis Iesu. Roma, LXI (1992) 211-234.
Es imposible reseñar todos los congresos que se realizaron en la década de los noventa en relación con la Compañía de Jesús anterior a la extinción de 1773. Muchos de esos eventos han sido recogidos por revistas especializadas o de la propia Compañía de Jesús. Así, la Revista Portuguesa de Filosofia. Braga, t. LIV, fascículo 2 (1998) dedica ese número a «Os jesuitas e a Ciência (Sécs. XVI-XCVIII). François Xavier DUMORTIER (et alii). Tradition jésuite. Enseignement, spiritualité, misión. Namur, Presses universitaires de Namur, 2002. También existe una traducción castellana publicada por la Universidad Católica del Uruguay el año 2003.
Miguel PETTY (Ed.). La Ratio Studiorum en América Latina. Su vigencia en la actualidad. Córdoba, Universidad Católica de Córdoba 1696-2001, 2001.
A. MINCIA. “La controversia con i protestanti e i programmi degli studi teologici nella Compagina di Gesù, 1547-1599”. En: Archicum Historicum Societatis Iesu. Roma, t. LIV (1996) 3-43; 209-266.
Luce GIARD. “La <libertas opinionum> dans les collèges jésuites”. En: Sciences et religions de Copernic à Galilée. Actes du colloque international. Roma, 12-14 décembre 1996.
G. CONSENTINO. “Le matematiche nella ‘Ratio Studiorum’ della Compagnia di Jesu”. En Miscellanea storica ligare, t. 2 1970, pp. 169-213. U. BALDINI. Legem impone sub actis. Studi su filosofia e scienzia dei Gesuiti in Italia, 1540-1632. Rome, 1992. Antonella ROMANO. La contrereforme mathematique: constitution et diffusion d’une culture mathematique jesuite a la Renaissance, 1540-1640. Rome, 1999.
F. DAINVILLE. La naissance de l’humanisme moderne. Paris, 1940. IDEM. “L’évolution de l’enseignemente de la thétorique au XVIIe siècle”. En: XVIIe. Siècle, 80-81 (1968) 19-43. P. KUENTZ. “Le <rhétorique> ou la mise à l’écart”. En: Commnications (École pratique des Hautes Etudes), 16 (1970) 143-157. A. COLLINOT y Fr. MAZIERE. L’exercice de la parole. Fragments d’une rhétorique jésuite. Paris, 1987. Giuliano RAFFO. La <Ratio Studiorum>. Il metodo degli studi umanistici nei collegi dei gesuiti alla fine del secolo XVI. Introd. e trad. De Giuliano Raffo. Milano, 1989.
Praxis de los estudios para este colegio de Quito sacado de varias órdenes que han dejado acerca de esto el P. Rodrigo Figueroa Visitador y los Padres Provinciales de esta Provincia; los cuales ha reducido a método el P. Hernando Cavero Provincial de ella, habiéndolos primero consultado con el Padre Rector y sus Consultores y con los Maestros de este colegio a 15 de abril de 1666. El texto original reposa en el Archivo de la Provincia de Quito y fue publicado por el P. José JOUANEN. Historia de
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por lo cual opinamos que, con alguna variación, esas normas regían en el resto de los colegios de la demarcación jesuítica. Este documento trata de adaptar la Ratio Studiorum a la realidad espacio-temporal de una entidad jesuítica americana. Como es natural, la vida histórica de las ideas y de las instituciones sufre, con el correr de los tiempos, grandes mutaciones porque en definitiva están no solo al servicio del hombre en perpetuo devenir, sino también de la sociedad en que el hombre desarrolla su existencia. Al comenzar el siglo XVIII el neoclasicismo francés ya había diseñado nuevos valores culturales y literarios que no tardaron en difundirse por toda Europa. Esa encrucijada también la vivió la Compañía de Jesús,64 pero se impuso la línea tradicional que insistía en los modelos aceptados como clásicos. De esta suerte, la Congregación General XIV promulgó como obligatoria la obra de Juvencio [Jouvancy] Ratio discendi et docendi.65 Con todo, hemos de confesar que quien desee adentrarse en lo que fue el método jesuítico de la enseñanza de las humanidades, encontrará en Juvencio una de las más limpias y profundas interpretaciones de la Ratio Studiorum. El autor divide su tratado en dos partes. En la primera, el arte de aprender, insiste en el conocimiento de las lenguas, de las ciencias y de la metodología del estudio privado. En la segunda, el método de enseñar, apela a las virtudes del profesor, a los libros que debe utilizar el maestro, en los métodos específicos de la enseñanza de la gramática, humanidades y retórica, para concluir con algunos consejos prácticos. También en España se dan a mediados del siglo XVIII intentos renovadores de los estudios de humanidades clásicas y hasta el presente vienen referidos fundamentalmente a dos grandes personalidades: José Finestres (1688-1777)66 en la Universidad de Cervera y Gregorio Mayans y Siscar (1699-
la Compañía de Jesús en la antigua Provincia de Quito 1570-1774. Quito, I (1941) 569-593. Este mismo texto lo reprodujimos en La pedagogía jesuítica en la Venezuela hispánica, pp. 279-309.
François de DAINVILLE. L’éducation des jesuites. Paris. Les Editions de Minuit (1978) 194-208.
JUVENTIUS. Ratio discendi et docendi. Florencia, 1703. La única traducción castellana que conocemos se debe a nuestro admirado amigo el P. Martín Muguruza y la publicamos tanto en La pedagogía jesuítica en la Venezuela hispánica (pp. 639-752) como en la Revista Paramillo. 2-3 (1984) 829-907. Debemos reconocer que no hemos encontrado ningún ejemplar de este libro de Juvencio en las bibliotecas de los colegios jesuíticos venezolanos durante el período hispánico.
Miguel BATLLORI. “Finestres y de Montalvo, José”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, II (2001) 1461.
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1781) en Valencia.67 Una guía importante para el estudio de todo este proceso se encuentra en Humanistas, políticos e ilustrados de Antonio Mestre.68 De igual forma existieron dentro de la Compañía de Jesús hispana algunos brotes renovadores que se pueden verificar, aunque hayan pasado inadvertidos para los analistas y su vigencia haya sido tan exigua. Como es lógico las personalidades jesuíticas preocupadas por los estudios clásicos también tienen sus vinculaciones con los renovadores antes mencionados. Sin lugar a dudas hay que mencionar, entre otros, a Francisco Javier Idiáquez (1711-1790)69 y Andrés Marcos Burriel (1731-1762).70 Igualmente, hay que señalar que los núcleos renovadores se ubican en las cuatro provincias jesuíticas españolas. El más importante fue el que giró en torno a la Universidad de Cervera.71 El Colegio de Villagarcía de Campos72 también asumió una importancia decisiva en la Provincia de Castilla. Como es natural la Provincia de Toledo tuvo su mejor exponente en el Colegio Imperial de Madrid.73 la Provincia de Andalucía ha sido estudiada por Francisco de Borja Medina,74 catedrático de la Universidad Gregoriana. En todo caso existe un marco histórico internacional y regional que es necesario conocer, pues es un esfuerzo por recuperar la biografía de las instituciones educativas llevadas a cabo por los jesuitas en tierras americanas. Nos referimos a las investigaciones realizadas en las grandes demarcaciones geográficas por donde se expandió la Compañía de Jesús gracias a las obras de Antonio Astrain,75 Francisco Rodrígues,76 Pietro Tacchi
Miguel BATLLORI. “Mayans y Siscar, Gregorio”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, III (2001) 2584-2585.
Antonio MESTRE SANCHIS. Humanistas, políticos e ilustrados. Alicante, Universidad de Alicante, 2002.
Conrado PÉREZ PICÓN y José ESCALERA. “Idíaquez, Francisco Javier”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, II (2001) 1990-1991.
A. ECHANOVE. La preparación intelectual del P. Andrés Marcos Burriel (1731-1750). Madrid, 1971. Antonio MESTRE y Jesús GÓMEZ FREGOSO. “Burriel, Andrés Marcos”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, I (2001) 575-576.
José MARTÍNEZ DE LA ESCALERA. “Ciencias y letras entre los jesuitas de la Corona de Aragón (1747-1767)”. En: Miscelánea Comillas. Madrid, t. XL, n.º 77 (1982) 263-325.
Conrado PÉREZ PICÓN. Un colegio ejemplar de Letras Humanas en Villagarcía de Campos (15761767). Valladolid, 1983.
José SIMÓN DIAZ. Historia del Colegio Imperial de Madrid. Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1992.
Francisco de BORJA MEDINA. “Ocaso de un provincia de fundación ignaciana: la Provincia de Andalucía en el exilio (1767-1773)”. En: Archivo teológico granadino. Granada, 54 (1991) 5-90.
Antonio ASTRAIN. Historia de la Compañía de Jesús en la Asistencia de España. Madrid, 19121925, 7 vols.
Francisco RODRIGUES. Historia da Companhia de Jesus na Asitencia de Portugal. Porto, 19311950, 4 vols.
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Venturi,77 Henry Fouqueray78 y Bernhard Duhr,79 entre los europeos. Para el entorno americano siempre será recomendable tener a la vista, entre otras obras, las escritas por Gerardo Decorme,80 Juan Manuel Pacheco,81 Manuel Aguirre,82 José Jouanén,83 Rubén Vargas Ugarte,84 Francisco Enrich,85 Guillermo Furlong,86 Pablo Hernández,87 Pablo Pastells88 y Serfím Leite.89 Expresamente dejamos de lado las referencias a las historias generales de la educación en España e Hispanoamérica, pues volvería casi inmanejable esta sucinta guía del investigador. 3. Los hombres Para el estudio de los hombres que laboraron en los colegios jesuíticos neogranadinos la primera fuente de consulta la constituyen los Catálogos de la Provincia del Nuevo Reino, documento en principio trienal, que recogía la actividad de cada uno de los jesuitas que residían en la demarcación geográfica concreta, denominada Provincia. Toda esta documentación original se encuentra en Roma en Archivum Historicum Societatis Jesu.90 Bajo la denominación de catálogo se deben entender cinco clases de documentos distintos y específicos.
Pietro TACCHI VENTURI. Storia della Compagnia di Gesù in Italia, narrata col sussidio di fonti inediti. Roma, 1910-1951, 2 vols.
Henry FOUQUERAY. Histoire de la Compagnie de Jésus en France des origines a la suppression (1528-1762). Paris, 1910-1925, 5 vols.
Bernhard DUHR. Geschichte der Jesuiten in den Länder deutscher Zunge. Freiburg y MuenchenRegensburg, 1907-1928, 4 vols.
Gerardo DECORME. La obra de los jesuitas mexicanos durante la época colonial. 1572-1767. México, 1941, 2 vols.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia. Bogotá, 1959-1989, 3 vols.
Manuel AGUIRRE ELORRIAGA. La Compañía de Jesús en Venezuela. Caracas, 1941.
José JOUANEN. Historia de la Compañía de Jesús en la antigua provincia de Quito. Quito, 19411943, 2 vols.
Rubén VARGAS UGARTE. Historia de la Compañía de Jesús en el Perú. Burgos, 1963-1965, 4 vols.
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Francisco ENRICH. Historia de la Compañía de Jesús en Chile. Barcelona, 1891, 2 vols.
Guillermo FURLONG. Los jesuitas y la cultura rioplatense. Buenos Aires, 1933.
Pablo HERNÁNDEZ. Organización social de las doctrinas guaraníes de la Compañía de Jesús. Barcelona, 1913, 2 vols.
Pablo PASTELLS. Historia de la Compañía de Jesús en la Provincia del Paraguay (Argentina, Paraguay, Uruguay, Perú, Bolivia y Brasil), según los documentos originales del Archivo General de Indias. Madrid, 1912-1949, 9 vols.
Serafím LEITE. História da Companhia de Jesús no Brasil. Lisboa-Río de Janeiro, 1938-1950, 10 vols.
ARSI. Provincia Novi Regni et Quiti (N. R. et Q.), legajos, 3, 4 y parte del 5.
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Catalogus Publicus.91 Agrupa por domicilios a cada uno de los miembros que integraban una comunidad. Existe un lapso temporal (1649-1664) en que, ignoramos las causas, abandonan el criterio de catalogar a los jesuitas por domicilios para establecer un orden alfabético de nombres, no de apellidos, como era costumbre en aquel entonces. La estructura informativa es permanente y uniforme: Patria (lugar de origen). Aetas (edad. Hasta el catálogo de 1711 solo indican los años que tenía cada sujeto en el momento de redactar el catálogo; a partir de 1711 se transcribe la fecha exacta de nacimiento). Vires (salud). Tempus Societatis (hasta el catálogo de 1649 en este apartado se señalaban los años que cada sujeto llevaba de jesuita al redactar el catálogo; a partir de 1649 se incluye la fecha exacta de ingreso). Tempus Studiorum (recoge los años dedicados al estudio de las Humanidades, Filosofía y Teología). Tempus Ministeriorum (describe de forma sintética la actividad desarrollada por cada jesuita desde que culminó su formación). Gradus in Litteris (se refiere y recoge al título de Maestro en Filosofía o Doctor en Teología. Se supone que lo normal era adquirir la Licenciatura en Filosofía en tres años y la Licenciatura en Teología en cuatro años). Gradus in Societate (informa del día en que pronunció los votos que le incorporaban definitivamente a la Compañía de Jesús). Ciertamente es el más completo e importante de todos los catálogos. Catalogus Secretus.92 Era remitido, de forma codificada, a Roma y generalmente se remitía a los números que antecedían al nombre de cada sujeto del Catálogo Público. No se guardan sino los de 1700 y su utilización
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En ARSI. N. R. et Q. 3, se encuentran los siguientes catálogos: Año de 1610 (fol. 4-9); no está datado. Año 1616 (fols. 17-24v); no está datado. Año 1623 (fols. 39-46); no está datado. Año 1642 (fols. 47-79v); no está datado. Año 1649 (fols. 80-93); no está datado y ordena a los jesuitas no por domicilio sino por orden alfabético de nombres. Año 1651 (fols. 107-119v). Está datado el 31 de julio (fol. 118v). Año 1655 (fols. 135-145); no está datado. Año 1657 (fols. 157-169 bis); no está datado. Año 1660 (fols. 181-196); no está datado. Año 1664 (fols. 210-224v); no está datado. Año 1668 (fols. 238-254v); está datado el 30 de septiembre (fol. 238) y vuelve a la estructura normal por domicilios. Año 1671 (fols. 275-290); datado el 20 de enero (fol. 275). Año 1678 (fols. 313-340v); datado el 16 de julio (fol. 313). Año 1684 (fol. 346-361v); datado el 15 de julio (fol. 346). Año 1687 (fols. 378-394v); datado el 31 de julio (fol. 378). Y en el Legajo 4 del mismo fondo: Año 1691 (fols. 5-14v); sin datar. Año 1702 (fols. 37-44v); datado el 30 de enero (fol. 37). Año 1711 (fols. 59-108). Se trata de un Catálogo muy complejo en el que cada domicilio data su documento en fechas distintas y además incluye información relativa a los otros tipos de Catálogos. Año 1713 (fols. 112-121v); datado al fin del año 1713 (fol. 112). Año 1715 (fols. 130-139v); datado hacia fin del año 1715 (fol. 130). [Este catálogo ofrece un texto de muy difícil lectura por cuanto su tinta está muy desvaída]. Año 1718 (fols. 156-164v); datado a fines de 1718 (fol. 156). Año 1720 (fols. 197-222v); datado el 8 de septiembre (fol. 197). Este catálogo, al igual que el de 1711, incluye por domicilios los diversos catálogos que generalmente vienen por separado. Año 1736 (fols. 226-250); no tiene datación. Año 1738 (fols. 262-274); no tiene datación. Año 1753 (fols. 302-314v); datado el 14 de octubre de 1753 (fol. 315). Año 1763 (fols. 349-373); sin datar. El Catálogo de 1711 incluye en cada domicilio esta información (ARSI. N. R. et Q. 4, fols. 59-108). Año 1713 (fols. 123-129v); datado hacia fin del año 1713 (fol. 122). Año 1718 (fols. 165-173v);
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debe ser muy cuidadosa porque los criterios no siempre eran uniformes; su perspectiva provenía fundamentalmente desde el ángulo de la observancia religiosa. Su estructura era la siguiente: Ingenium (dotes intelectuales). Iudicium (criterios para formular juicios). Prudentia (forma de actuar en la vida). Experientia Rerum (experiencia para la vida). Profectus in Litteris (aprovechamiento intelectual). Naturalis complexio (carácter psicológico). Talentum (aptitud para los ministerios de la Orden). Catalogus Brevis Personarum.93 Recoge la información sobre cada jesuita por domicilios y explicita en cada uno cuál era su actividad en el preciso momento en que se redactaba el catálogo. Completa la visión del Catalogus Publicus. Catalogus Brevis Rerum.94 Informa por domicilios cuál era la realidad financiera en el año en que se redacta el catálogo. Nunca habla de personas. Y los Supplementa95 a los Catálogos Públicos que mantienen en general la siguiente estructura informativa: Admitidos (con sus fechas). Votos de Bienio (los datado a fines de 1718 (fol. 165). Año 1720 (fols. 197-222v); incluye en cada domicilio esta información. Año 1738 (fols. 275-284v); no tiene datación.
En el legajo 4 se encuentran los catálogos: Año 1691 (fols. 1-2); datado el 31 de julio (fol. 1). Año 1711 (fols. 57-58); datado el 1 de noviembre (fol. 58). En el catálogo público de 1711, cada domicilio incluye su Catálogo Breve Año 1718 (fol. 154-155); datado el 13 de noviembre (fol. 154). Año 1720 (fols. 197-222v); datado el 8 de septiembre (fol. 197) incluye en cada domicilio esta información. Año 1736 (fols. 224-225); no tiene datación. Año 1738 (fol. 290-290v); no tiene datación. Año 1751 (fols. 298-299v); datado el 1 de abril de 1751 (fol. 298). Año 1753 (fols. 300-301v); datado al fin del año 1753 (fol. 300). Año 1756 (fols. 347-348v); datado a fines de 1756 (fol. 347). Año 1763 (fols. 374-375); sin datar.
En ARSI. N. R. et Q. 3, se encuentran los catálogos: Año 1668 (fols. 269-270v); datado en septiembre de 1668 (fol. 269). Año 1671 (fols. 305-308); datado el 20 de enero (fol. 305). Año 1678 (fols. 340-341v); datado el 16 de junio (fol. 340). Año 1687 (fols. 408-410v); datado el 31 de julio (fol. 408). En el legajo 4 se encuentran los catálogos: Año 1691 (fol. 33-34); datado el 8 de enero de 1692 (fol. 33). Año 1711 (fols. 59-108) cada domicilio incluye su respectiva información. Años 1713-1715 (fol. 143-144v); datados el 2 de febrero de 1716. Año 1720 (fols. 197-222v); datado el 8 de septiembre (fol. 197). Incluye en cada domicilio esta información. Año 1733 (fols. 258-259); datado el 15 de octubre (fol. 259). Año 1738 (fol. 285-286); datado el 28 de octubre. Año 1742 (fol. 294-294v); datado el 1 de enero de 1742 (fol. 294). Año 1753 (fol. 326-327v); datado el 14 de octubre (fol. 326).
En ARSI. N. R. et Q. 3 se encuentran los siguientes Supplementa: Año 1661 (fols. 271-272v): Supplemento de los Catalogos hechos por el P. Gaspar Vivas Prouincial de el nueuo Reyno y Quito en Santa Fee a 20 de enero de 1671. AÑADIDO aora de nueuo en Quito por el mismo en 15 de Jullio de el mismo año de 1671. A continuación se encuentra el Segundo Supplemento de los Cathalogos hechos por el P. Gaspar Vivas Prouincial de el nueuo Reyno y Quitto en Santafee a 20 de enero de 1671 años. AÑADIDO aora de nueuo en Quitto por el mismo: en 1º de Febrero de 1672 años. (fols. 273-274v). Años 1671-1675 (fols. 309-310); datados el 4 de junio de 1675 (fol. 309). Años 16711675 (fol. 311-312); datados el 8 de junio de 1675 (fol. 312). Años 1671-1678 (fol. 342-345); no están datado. Años 1684-1688 (fols. 414-419v); del 1 de marzo de 1684 al 15 de octubre de 1688 (fol. 414). Y en el legajo 4 se encuentran: Año 1702 (fol. 56); datado el 24 de mayo (fol. 56). Año 1711 (fols. 59-108) cada domicilio incluye su propio suplemento. Años 1710-1711 (fol. 109-109v); del 5 de agosto de 1710 al 1 de noviembre de 1711 (fol. 109). Año 1711 (fols. 109v-110v); datado el 1 de noviembre de 1711 se trata de un catálogo de personas, ordenadas
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que pronunciaban sus votos después de dos años de noviciado). Ordenación Sacerdotal (día en que fue ordenado sacerdote y a veces el nombre del Obispo). Profesos. Coadjutores Formados. Expulsados. Los que dejan la Compañía de Jesús. Difuntos (generalmente aportan el día, mes, año y lugar de defunción). Por otra parte, la Pragmática-Sanción del Rey Carlos III que expatrió de sus dominios a todos los miembros de la Compañía de Jesús en 1767 conllevó la elaboración de prolijos inventarios, algunos de los cuales coadyuvan hoy de forma definitiva a describir la biografía americana de los expulsos. Llamamos la atención sobre dos fuentes importantes. La primera recoge la declaración jurada levantada en el Puerto de Santa María (1767-1768) por los oficiales reales de cada uno de los jesuitas desterrados, conforme iban arribando a la Península.96 La segunda responde al control que los agentes del Rey de España tenían de los expulsos en los Estados Pontificios; uno de ellos fue lo que se ha denominado Catálogo de Archimbaud97 que informa, por domicilios, cuál era la situación de cada exjesuita de la Provincia del Nuevo Reino en 1774. En relación con las fechas de defunción de los jesuitas coloniales, además de las indicadas anteriormente en los Supplementa de los catálogos, conviene que el investigador conozca algunas fuentes oficiales y oficiosas que ayudan en gran manera a datar el día y el lugar de defunción. En el
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por grados. Años 1711-1713 (fol. 111-111v); del 1 de noviembre de 1711 al 1 de noviembre de 1713 (fol. 111). Años 1713-1715 (fols. 140-140v); del 1 diciembre de 1713 al 26 de diciembre de 1715. Años 1715-1718 (fols. 142-142v) y (fol. 174-175); del 26 de diciembre de 1715 al 1 de septiembre de 1718 (fol. 142). Años 1722-1723 (fols. 193-193v); del 15 de agosto de 1722 al 15 de junio de 1723 (fol. 193). Año 1720 (fols. 197-222v); datado el 8 de septiembre (fol. 197). Incluye en cada domicilio esta información. Años 1733-1736 (fols. 251-252); del 11 de julio de 1733 al 6 de marzo de 1736 (fol. 251). Años 1729-1730 (fol. 253-253v); del 1 de junio de 1729 al 26 de junio de 1730 (fol. 253). Años 1730-1732 (fol. 254-255); del 26 de junio de 1730 al 20 de abril de 1732 (fol. 254). Años 1732-1733 (fol. 256-257); del 20 de abril de 1732 al 11 de julio de 1733 (fol. 256). Años 1733-1734 (fol. 260); del 12 de octubre de 1733 al 15 de enero de 1734 (fol. 260). Años 1733-1735 (fol. 261). Años 1736-1737 (fols. 287-288v); del 6 de marzo de 1736 al 2 de junio de 1737 (fol. 287). Años 1737-1738 (fol. 289-289v); del 2 de junio de 1737 al 11 de octubre de 1738 (fol. 289). Años 1738-1742 (fol. 292-293); del 11 de octubre de 1738 al 1 de enero de 1742 (fol. 292). Años 1742-1743 (fol. 296-296v); del 1 de enero de 1742 al 1 de enero de 1743 (fol. 296). Años 1749-1751 (fol. 328-328v); del 1 de octubre de 1749 al 1 de abril de 1751 (fol. 328). Años 1751-1753 (fol. 329-330); del 1 de abril de 1751 a octubre de 1753 (fol. 329). Años 1753-1754 (fol. 331-331v); del 15 de octubre de 1753 a julio de 1754 (fol. 331). Años 1754-1755 (fol. 332-332v); del 25 de julio de 1754 al 15 de junio de 1755 (fol. 332). Años 1755-1756 (fol. 333-333v); del 11 de julio de 1755 al 30 de junio de 1756 (fol. 333). Año 1756 (fol. 345); del 30 de junio al 31 de diciembre de 1756 (fol. 345). Años 1756-1757 (fol. 346); del 31 de diciembre de 1756 al 30 de junio de 1757 (fol. 346). Años 1762-1763 (fol. 376-377); del 8 de mayo de 1762 al 30 de noviembre de 1763 (fol. 376). La Provincia del Nuevo Reino se encuentra en: AHN. Jesuitas, 827/2. Existen varios manuscritos de este documento, en nuestra investigación hemos utilizado el que reposa en el Archivo de Monumenta Historica Societatis Jesu de Roma. Armadio, F-10. El Ms. romano tiene añadiduras posteriores que generalmente indican la fecha de defunción del ex jesuita.
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Archivo Romano de la Compañía de Jesús existe un fondo que recoge por orden cronológico todos los decesos de los miembros de la Orden dispersos por todo el mundo. Tal información la procesaban en la Ciudad Eterna de acuerdo con la documentación remitida por los provinciales de cada provincia. El fondo se denomina Historia Societatis.98 En el contexto neogranadino son de gran utilidad los libros que se llevaban tanto en la Sacristía de la Iglesia de Santafé,99 residencia del Provincial, y en la Sacristía del Noviciado de Tunja.100 Como fuentes impresas necesarias para cualquier indagación biográfica o bibliográfica es recomendable servirse de las dos bibliotecas jesuíticas tradicionales: Sommervogel101 y Uriarte-Lecina.102 Dentro de la Provincia del Nuevo Reino de Granada se pueden consultar tanto nuestra Bio-bibliografía de los jesuitas en la Venezuela colonial103 como la obra similar para los jesuitas que laboraron en Santo Domingo –hoy República Dominicana– del P. José Luis Sáez.104 Para el lector que desee adentrarse en el estudio de la producción escrita por los hombres de Loyola en la Colombia colonial recomendamos nuestro libro Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos.105 Otro capítulo obligado es el estudio del centro universitario donde se formaron los educadores jesuitas que prestaron sus servicios en las diversas instituciones educativas neogranadinas durante el período hispánico. Los que estudiaron en el Nuevo Reino recibieron su educación en la Univer-
ARSI. Historia Societatis. La documentación guarda un orden cronológico, pero el lector debe saber que existen suplementos especiales dentro del fondo. Para el investigador moderno existe una invalorable ayuda en los tomos publicados por el P. Josephus FEJER. Defuncti secundi saeculi Societatis Iesu 1641-1740. Romae, I (1985) A-C; II (1986) D-H; III (1988) I-M; IV (1989) N-R; V (1990) S-Z. A ellos hay que añadir: Defuncti primi saeculi Societatis Jesu 1540-1640. Romae, 1982. Pars prima: Assistentia Italiae et Germaniae (cum Gallia usque ad 1607). Pars secunda: Assistentia Hispaniae, Lusitaniae et ab anno 1608 Galliae.
Archivo de la Provincia Colombiana de la Compañía de Jesús. Libro Quinto de la Iglesia y Sacristía del Colegio de la Compañía de Jesús de Sancta Fe, hecho por orden del muy Reverendo Padre Pedro Calderón Provincial della en esta Provincia del Nuevo Reyno. Año de 1701.
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Biblioteca Nacional de Bogotá. Mss. 105. Libro de la Iglesia y sacristía de este colegio de Tunja desde el dia 8 de enero de el año 1717.
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Carlos SOMMERVOGEL. Bibliothèque de la Compagnie de Jésus. Paris, 1890-1932, 13 vols.
José Eug. de URIARTE y Mariano LECINA. Biblioteca de escritores de la Compañía de Jesús pertenecientes a la antigua Asistencia de España, desde sus orígenes hasta el año de 1773. Madrid, 1925-1930, 2 vols. También hay que mencionar el Archivo inédito Uriarte-Lecina, fundamento de la obra antecedente, que reposa en la Universidad de Comillas. Madrid.
José DEL REY FAJARDO. Bio-bibliografía de los Jesuitas en la Venezuela colonial. San CristóbalSantafé de Bogotá, 1995.
José Luis SÁEZ. “Los jesuitas en el Caribe Insular de habla castellana (1575-1767)”. En: Paramillo. San Cristóbal, 16 (1997) 5-155.
José DEL REY FAJARDO. Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos. Bogotá, Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2006.
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sidad Javeriana y su historia se puede seguir en Los jesuitas en Colombia,106 obra del P. Juan Manuel Pacheco. 4. Los alumnos Es llamativo el silencio que observamos tanto en las fuentes locales manuscritas como en las impresas en relación con todo lo que signifique información sobre los alumnos que estudiaron en el colegio de Tunja. Lo cierto es que la Ratio Studiorum es taxativa en exigir los siguientes libros. El Libro de Admitidos,107 en el que se debía asentar: el nombre del alumno; el apellido; el lugar de origen; la edad; los nombres de los padres o de los que cuidan del joven; el día y el año de admisión. El Libro de Notas,108 instrumento esencial tanto para el colegio como para los examinadores. Finalmente, el Catálogo de Alumnos109 que el profesor debía entregar al Prefecto al inicio de cada período escolar. Adicionalmente se prescribían los libros respectivos a dos instituciones muy propias de la Compañía de Jesús: los de la Academia110 y las Congregaciones.111 Hasta el momento no podemos certificar la existencia de tales instrumentos de administración escolar. Con todo, debemos dejar constancia de los manuscritos que conocemos, aunque ellos se refieran al ColegioSeminario de San Bartolomé y a la Universidad Javeriana. En efecto, el Libro para assentar todos los colegiales, que ay, y van entrando en este real colegio Mr. y Seminario de San Bartolomé. Corre desde el primero de enero de 1702,112 creemos que responde al Libro de Admitidos indicado por la Ratio. En el propio archivo de San Bartolomé existe un fondo sugerente y poco inexplorado: los Expedientes de sangre.113 También debemos incluir aquí el
J. M. PACHECO. Los jesuitas en Colombia. Bogotá, I (1959) 507-540; II (1962) 249-273; III (1989) 409-415; 424-455. José DEL REY FAJARDO. Catedráticos jesuitas de la Javeriana colonial. Bogotá, CEJA, 2002.
Ratio Studiorum [=RS]. “Reglas del Prefecto de los Estudios Inferiores”. Regla 11.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios Inferiores”. Regla 20.
Ratio Studiorum. “Reglas Comunes de los Profesores de las clases inferiores”. Regla 38. Este libro debía estar organizado por orden alfabético y ser revisado a lo largo del año. Además, debía distinguir la cualificación de los alumnos: buenos, medianos, dudosos, etc.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios inferiores”. Regla 34. Además: “Reglas de la Academia”. Regla 10.
Ratio Studiorum. “Reglas del Rector”. Regla 23.
Archivo del Colegio de San Bartolomé. Bogotá.
William JARAMILLO MEJÍA. Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé. –Nobleza e hidalguía– Colegiales de 1605 a 1820. Santafé de Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, 1996.
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interesante y decisivo Libro de la Universidad y Academia114 que en su medida respondería a uno de los libros de notas. Por otra parte, tenemos que confesar que no hemos hallado rastro de esta información en los inventarios de la expulsión de 1767, hecho que en sí no es definitivo, aunque sospechamos que ese tipo de documentación tuvo que llamar la atención de los ejecutores de la Pragmática-Sanción de Carlos III. Otra fuente imprescindible para la historia de la educación en la provincia neogranadina la constituyen las cartas escritas por los Generales de la Orden a los Provinciales115 de esta circunscripción; en ellas se trasluce la visión que tenían en Roma de nuestras obras educativas y las recomendaciones y críticas que generaban la conducta de los jesuitas. 5. La documentación fundacional Por su propia esencia, este tema constituye una de las principales preocupaciones del investigador a la hora de hacer historia local y establecer la génesis del plantel educacional. En definitiva, la tramitación dependía en lo civil del Consejo de Indias y en lo eclesiástico del P. General de la Compañía de Jesús. En la mayoría de los casos se trata de dos acciones paralelas. En el Archivo Romano de la Compañía de Jesús existen dos legajos para los aspectos fundacionales de los colegios del Nuevo Reino.116 Esta información se complementa con las solicitudes de las Congregaciones Provinciales,117 especie de senado de notables que se debía reunir cada seis años, con las
Archivo del Colegio de San Bartolomé. Libro de la Universidad y Academia, fundada en el Colegio de la sagrada Religión del dulce nombre de Iesús desta ciudad de Sanctafé; en que se escriven y asientan los exámenes que se hacen a los estudiantes en ella y sus aprovaciones y grados que dan en las sciencias y facultades de Artes y Sagrada Theología, en conformidad de las Bulas y breves Apostólicos y Cédulas Reales concedidas a la dicha Religión y sus Colegios. Siendo Secretario della Alonso Rodríguez Vernal, por título de los superiores de la dicha Religión, el qual mandó hacer e hizo este libro.
El bloque más significativo reposa en el legajo 132 del Archivo de la Provincia de Toledo. También son útiles los extractos de las cartas conservadas en ARSI. N. R. et Q., 1. Epistolae Generalium. Al momento de redactar estas líneas debemos manifestar que el Archivo de la Provincia de Toledo, sito en Alcalá de Henares, dispone de una nueva catalogación.
ARSI. N. R. et Q., 17 y 18. Historia fundationum collegiorum.
ARSI. Congregationes Provinciales. Las del Nuevo Reino son las siguientes. 1610 (t. 53, fol. 140 y ss.). 1615 (t. 55, fol. 222 y ss.). 1621 (t. 56, fol. 254 y ss.). 1627 (t. 61, fol. 218 y ss.). 1630 (PACHECO. Ob. cit., I, 434-436). 1636 (t. 64, fol. 260 y ss.). 1642 (t. 71, fol. 186 y ss.). 1651 (PACHECO. Ob. cit., I, 477-478). 1657 (t. 74, fol. 132 y ss.). 1668 (t. 77, fol. 267 y ss.). 1678 (t. 80, fol. 106 y ss.). 1685 (JOUANEN. Ob. cit., I, 271-275). 1695 (PACHECO. Ob. cit., II, 216219). 1711 (t. 87, fol. 286 y ss.). 1720 (t. 88, fol. 322 y ss.). 1729 (ANB. Notaría 3, t. 160, fol. 1). 1738 (AGI. Santafé, 406). 1750 (t. 90, fol. 162 y ss.). 1757 (t. 92, fol. 115 y ss.). 1763 (t. 92, fol. 106 y ss.).
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cartas de los Provinciales y por las respuestas que daba el General de la Orden en ambos casos. Para lo civil hay que manifestar que con el correr de los tiempos el Consejo de Indias fue multiplicando las exigencias para tales fundaciones y requería la anuencia de los estamentos más significativos de la ciudad que solicitaba la fundación, así como el parecer favorable del Gobernador y del Obispo. Su lugar apropiado es el Archivo General de Indias de Sevilla y su localización es bastante difícil por lo disperso del material. También son imprescindibles las consultas al Archivo Histórico Nacional de Madrid, el Archivo Nacional de Colombia, la Biblioteca Nacional de Chile y en menor escala los archivos locales de las ciudades donde funcionaron los colegios. Los archivos tunjanos no son muy ricos en información jesuítica, aunque como es natural se encuentra material disperso, sobre todo en el Archivo Regional de Boyacá y en el Archivo de la Catedral de Tunja. 6. La vida cotidiana Otra área inexplorada en la historia de la pedagogía jesuítica es el estudio de la cotidianidad en las instituciones educativas neogranadinas. Existen modelos metodológicos concretos sobre la vida de ciertos planteles jesuíticos que podrán orientar desde ángulos muy diversos al futuro historiador de las instituciones educativas neogranadinas; en tal sentido, nos referimos al Colegio Romano,118 al Imperial de Madrid119 o al de San Bartolomé de Bogotá.120 La Ratio Studiorum ofrece informaciones sobre el currículum, los textos fundamentales que debían utilizarse, los actos literarios y la metodología que debía observarse en la enseñanza de las humanidades.121 Hay dos instituciones que gozaron del apoyo irrestricto de la Compañía de Jesús: las Academias y las Congregaciones. La Ratio define la Academia como “un grupo de estudiosos, escogido entre todos los escolares, que se reúnen bajo algún Prefecto de los Nuestros, con objeto de realizar especiales ejercicios relativos a los estudios”.122 Era un estímulo a
Ricardo GARCÍA VILLOSLADA. Storia del Collegio Romano dal suo inizio (1551) alla soppressione della Compagnia di Gesù (1773). Roma, 1954.
J. SIMÓN DÍAZ. Historia del Colegio Imperial. Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1952 y 1959. Segunda edición: Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1992.
Daniel RESTREPO, Guillermo y Alfonso HERNÁNDEZ DE ALBA. El Colegio de San Bartolomé. I. El Colegio a través de nuestra historia. Por el P. Daniel Restrepo, S. J. II. Galería de hijos insignes del Colegio. Por Guillermo y Alfonso Hernández de Alba. Bogotá, 1928.
No pormenorizamos aquí las fuentes ya que serán desarrolladas ampliamente en su lugar oportuno.
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la excelencia, pues sus integrantes debían aventajar a los demás en virtud, diligencia en los estudios, en el cumplimiento de las leyes del aula y en el ejemplo.123 Hasta el momento no hemos podido encontrar referencia alguna sobre tan decisivo método para la educación jesuítica.124 De las Congregaciones hablaremos más adelante. La publicación que hemos venido realizando de los Inventarios tanto de los archivos como del contenido de las bibliotecas de los colegios jesuíticos venezolanos (adscritos a la jurisdicción de la Compañía de Jesús neogranadina)125 abre nuevos espacios para el estudio de la mentalidad y aspiraciones de los profesores jesuitas y las preocupaciones culturales de la ciudad en que residían.126 En lo que respecta a la historia local y a la vida íntima de cualquier colegio existe una fuente inapreciable; nos referimos al denominado Libro de Consultas, obra que recoge la síntesis de la reunión que debía convocar el Rector de cada colegio, mensualmente, con sus cuatro consultores para conocer el estado y la marcha de la institución. El Libro de Consultas del Colegio San Francisco Javier de Mérida127 se erige en una guía privilegiada para la tarea que pretendemos de reconstruir la vida diaria de un plantel colonial. El P. Leonardo Deubler escribió para el colegio de Popayán el Becerro,128 especie de historia doméstica que sirve en gran manera para rehacer la cotidianidad de tan importante centro jesuítico. También puede ser de interés el libro Usos y costumbres de esta Provincia del Nuebo Reino de Granada. Dispuesto por el Padre Provincial Manuel de [Arceo] y añadidos por el Padre Rodrigo de Figueroa en treinta y tres capitulos sobre distribuciones de la
Ratio Studiorum. “Reglas de la Academia”. Regla 3.
Ratio Studiorum. “Reglas de la Academia de los Gramáticos”.
José DEL REY FAJARDO. La expulsión de los jesuitas de Venezuela (1767-1768). San Cristóbal (1990) 73-363.
Aunque la investigación sobre los archivos y bibliotecas de los colegios neogranadinos está todavía por llevarse a cabo (con contadas excepciones), nos permitimos hacer alusión al libro de Araceli GUGLIERI NAVARRO. Documentos de la Compañía de Jesús en el Archivo Histórico Nacional. Madrid, Editorial Razón y Fe, 1967.
AUCAB. Libro de Consultas.
Archivo de la Provincia Colombiana de la Compañía de Jesús. Becerro o Sumario de la fundación, principios, progresos y otros acaecimientos del Colegio de Popayán, de que consta por su Archivo.
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Yglesia, fiestas, entierros, govierno de refictorio y otros caseros.129 Una versión de este documento la publicó el P. Jouanén en 1941.130 En el mundo occidental se ha escrito mucho sobre el teatro jesuítico,131 pero en el ámbito del Nuevo Reino se puede afirmar que hasta el presente no se conoce ninguna investigación sobre el tema, a pesar de ser un aspecto muy importante de la cultura jesuítica. 7. La economía Las haciendas jesuíticas adquirieron una dimensión específica durante el período colonial, pues se convirtieron en el verdadero soporte económico para mantener los objetivos que debían cumplir los colegios: educativos, sociales, culturales y religiosos. Una guía de la realidad financiera que cada colegio vivía en el momento de la información la diseñan los Catalogus Rerum de los que hablamos al desarrollar la información sobre los Catálogos. Los Inventarios llevados a cabo con motivo de la expulsión de los jesuitas de América también significan un aporte decisivo para reconstruir la realidad de cada entidad jesuítica, ya que tal documentación fue buscada con ansiedad por directrices expresas de Madrid. En varios archivos reposan los fondos relativos a los bienes jesuíticos: hacemos especial mención tanto del Archivo Histórico Nacional de Madrid como de la Biblioteca Nacional de Chile.
Archivo de la Provincia Colombiana de la Compañía de Jesús. Usos y costumbres de esta Provincia Nuevo Reyno de Granada y especialmente de este colegio de Santafé dispuestos por el P. Provincial Manuel Arzeo, confirmados y añadidos por el Padre Rodrigo Figueroa, y aora nuebamente arreglados a lo que dexó ordenado el Padre Francisco Sierra, Visitador de esta Provincia. En el Archivo de la Provincia de Toledo (APT), Legajo 315, reposan los Usos y costumbres de la Provincia del Nuevo Reyno de 1635 a 1702. Y en el mismo Archivo, en el Fondo Astráin, leg. 18: Ordenes antiguas que por orden del Padre Lorenzo Ricci no están en uso y deben guardarse en el Archivo.
José JOUANEN. Historia de la Compañía de Jesús en la antigua provincia de Quito 1570-1774. Quito, I (1941) 594-619.
La revista Archivum Historicum Societatis Iesu se edita de forma semestral en Roma en el Instituto Histórico de la Compañía de Jesús. En el fascículo que corresponde al segundo semestre del año aparece siempre un capítulo o apartado intitulado “Bibliographie sur l’histoire de la Compagnie de Jésus” y recoge una riquísima información sobre los producido por los jesuitas –o sobre los jesuitas– en todo el mundo. Su estructura fundamental es la siguiente: I. Sobre toda la Compañía de Jesús. A. Historia General. B. Historia Especial, que abarca los siguientes acápites: 1. San Ignacio de Loyola. 2. Instituto de la Compañía de Jesús. 3. Ejercicios Espirituales. 4. Espiritualidad. 5. Actividades pastorales. 6. Actividades culturales. 7. Escritos polémicos. II. Por países. A. Europa. B. América. C. Asia. D. África. III. Las personas. 1. Diccionarios. 2. Las personas por orden alfabético. 3. Lista complementaria de personas. 4. Índice de autores. Desde hace muchos años esta sección está a cargo del investigador húngaro László Polgár, S. J. Un ejemplo concreto, entre muchos, lo ofrece el artículo de L. J. OLDANI y M. J. BREDECK. “Jesuit theater in Italy: A bibliography”. En: Archivum Historicum Societatis Jesu. Roma, LXVI (1997) 185-235.
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Para la Provincia del Nuevo Reino se ha logrado elaborar un método para estudiar las haciendas que sirvieron de base para el mantenimiento de los respectivos colegios. Nos referimos al libro-modelo de Edda Samudio, Las haciendas del Colegio San Francisco Javier de la Compañía de Jesús en Mérida. 1628-1767.132 La autora ha seguido la biografía del plantel jesuítico a través de todas las acciones de compra y venta y contratos suscritos desde 1628 por las autoridades competentes del colegio. Hay que señalar que Edda Samudio va mucho más allá en su investigación de las haciendas coloniales americanas jesuíticas que los especialistas que la han precedido, entre ellos Chevalier,133 Macera134 o Colmenares.135 En efecto, la exhaustiva documentación recopilada por la autora le ha permitido describir los antecedentes, origen y expansión de las propiedades del colegio; sus características organizativas, la productividad, etc., en el contexto final que era la consecución de los objetivos integrales del centro educativo. Finalmente, el completo apéndice documental le facilita al investigador la consulta de los documentos, el cual habla del rigor académico tanto de la trascripción como del rastreo del tema por parte de Samudio no solo en los archivos merideños, sino en los ya tradicionales, como el Archivo Nacional de Colombia, el General de Indias o el Romano de la Compañía de Jesús. Para el resto de los colegios del Nuevo Reino existen estudios generales que facilitarán el acceso a la investigación concreta que se realice sobre cada una de las ciudades en las que los jesuitas llevaron a cabo su acción educativa. En primer lugar es necesario recurrir a la obra del P. Juan Manuel Pacheco: Los jesuitas en Colombia, porque recoge cuidadosamente la formación del capital en cada colegio que se fundaba así como el desarrollo financiero hasta su consolidación. Asimismo, existe en Colombia una serie de estudios sobre las haciendas jesuíticas, pero en general se circunscriben a las de las Misiones de la Orinoquia. Según el historiador José Eduardo Rueda Enciso, “Salvo algunos trabajos aislados como el de la historiadora Zamira Díaz sobre Las haciendas ignacianas en la antigua Gobernación del Cauca, y el trabajo, muy general, aunque lleno de datos, de Hermes Tovar Grandes Empresas Agrícolas y Ganaderas (1980) no existen trabajos regionales ni de caso que profundicen e ilustren la actividad no
Edda SAMUDIO. Las haciendas del Colegio San Francisco Javier de la Compañía de Jesús en Mérida. 1628-1767. Mérida, 1985.
François CHEVALIER. Instrucciones a los Hermanos Jesuitas Administradores de Haciendas. México, 1950.
Pablo MACERA. Instrucciones para el manejo de las haciendas jesuíticas del Perú. Lima, 1966
Germán COLMENARES. Las haciendas de los jesuitas en el Nuevo Reino de Granada. Bogotá, 1969.
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sólo económica, sino social, cultural y evangelizadora de los jesuitas”.136 Entre otros trabajos, podemos citar los de José Eduardo Rueda Enciso137 y Héctor Publio Pérez Ángel;138 sin embargo, hay que destacar la obra realizada por Germán Colmenares139 respecto a sus estudios sobre el sistema económico implantado por los jesuitas en sus haciendas neogranadinas y quiteñas. Existe un interesante estudio sobre el régimen socioeconómico desarrollado por los seguidores de Ignacio de Loyola en el corregimiento de Tunja escrito por María Elena Torres de Pinto como tesis de maestría en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia; es lamentable que no haya conocido la luz pública, pues arroja muchas luces sobre el desarrollo económico y social del actual departamento de Boyacá.140 8. La formación integral El humanismo integral contempla cinco elementos tradicionales que deben desarrollarse de forma armónica y jerarquizada; ellos son: el físico, el social, el intelectual, el estético y el espiritual. Como entre ellos debe existir interrelación, todos colaboran para conseguir el fin último: el hombre integral. La Ratio Studiorum significó un camino para llegar a esos altos objetivos; y aunque las personas, la geografía y la idiosincrasia fueran distintas, las metas trazadas eran comunes. Para la función integradora de la enseñanza
José E., RUEDA Enciso. “El complejo económico administrativo de las antiguas haciendas jesuíticas del Casanare”. Boletín Cultural y Bibliográfico. Bogotá, Biblioteca Luis Ángel Arango, vol. XXVI, n.º 20 (1989) 1.
José Eduardo RUEDA ENCISO. “Cravo: La Antigua Hacienda Jesuítica”. En: Revista Lámpara. Bogotá, vol. XXV, nº. 105, (1987) 7-15. Del mismo: “El desarrollo geo-político de la Compañía de Jesús en los Llanos Orientales de Colombia”. En: Los Llanos: una historia sin fronteras. Simposio de Historia sobre los Llanos colombo-venezolanos. (Octubre, 1988) 184-196. También: “Un complejo económico-administrativo de las antiguas haciendas jesuitas del Casanare”. En: Boletín Cultural y Bibliográfico. Bogotá, Banco de la República, vol. XXVI, n.º 20 (1989) 3-16.
Héctor Publio PÉREZ. “El papel de las misiones religiosas en la conformación de las ciudades coloniales de Los Llanos”. En: Javier GUERRERO (Compilador). Regiones, ciudades, empresarios y trabajadores en la Historia de Colombia. IX Congreso de Historia de Colombia. (Tunja, mayo de 1995) 23-40. Del mismo: La hacienda Caribabare. Estructura y relaciones de mercado. Tunja, 1997.
Germán COLMENARES. Las haciendas de los jesuitas en el Nuevo Reino de Granada. Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1969. Del mismo autor. “Los jesuitas. Modelo de empresarios coloniales”. En: Boletín Cultural y Bibliográfico. Bogotá, Biblioteca Luis Ángel Arango, vol. XXI, n.º 2, (1984) 42-55.
María Elena TORRES DE PINTO. El funcionamiento socio-económico de los jesuitas en Boyacá 1611-1767. Tunja, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Facultad de Ciencias de la Educación, 1992.
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nos remitimos al estudio de Miguel Bertrán Quera141 en el que el investigador podrá verificar la fidelidad al espíritu y a las fuentes jesuíticas así como a su interpretación. El P. Pedro de Mercado desarrolló un gran influjo como escritor ascético durante la segunda mitad del XVII y primera del XVIII., Los escritos de este jesuita criollo, que nunca pisó Europa, interpretan la forma de concebir la vida y de realizarse según la espiritualidad de la Compañía de Jesús.142 El estudio de su prolífica obra es imprescindible para poder comprender la mentalidad colonial y la búsqueda de fórmulas propias aun dentro del espíritu cosmopolita que practicaba la Orden de Ignacio de Loyola. Un escrito que publicamos por vez primera en 1979, el cual recoge los métodos de urbanidad que se impartían en las aulas jesuíticas neogranadinas, también merece ser mencionado. Nos referimos a Lo mejor de la vida, religión, doctrina y sangre recogido en un noble joven colegial de el Real, Mayor y Seminario Colegio de San Bartholomé.143 A nuestro modo de ver, este manuscrito debe ser atribuido a la pluma del P. Ignacio Julián.144 El historiador de la pedagogía jesuítica debe hacer hincapié en el papel desarrollado por las Congregaciones en la vida institucional de los centros educativos en Tierra Firme. Para conocer la vida interna de una Congregación neogranadina disponemos de dos puntos cronológicos de referencia. El primero se centra en la obra ascética del P. Pedro de Mercado,145 que cubre la segunda mitad del siglo XVII; el segundo, casi inmediato a la expulsión de los jesuitas en 1767, es Breve noticia de la Congregación de Nuestra Señora del Socorro, obra publicada en Madrid en 1760.146
Miguel BERTRÁN QUERA. “La pedagogía de los jesuitas en la Ratio Studiorum”. En: Paramillo. San Cristóbal, n.º 2-3 (1984) 1-283.
Para las obras: José DEL REY FAJARDO. Bio-bibliografía de los jesuitas en la Venezuela colonial. Caracas (1974) 352-361. Véase también: PACHECO. Ob. cit., II, 297-316.
Biblioteca Nacional de Colombia. Sección de Libros Raros y Curiosos. Mss. 17. Lo mejor de la vida, Religión, Doctrina y Sangre recogido en un noble joven colegial de el Real, Mayor y Seminario Colegio de San Bartholomé, propuesto en Ynstrucción Christiano-Politica para el uso de dicho Colegio a quien lo dedica un Estudiante Theologo de la Compañía de Jesús en su segundo año a suplicas de la misma juventud noble. El texto íntegro lo publicamos en La Pedagogía jesuítica en la Venezuela hispánica, pp. 325-427.
José DEL REY FAJARDO. “Un manual de urbanidad y cortesía para estudiantes de humanidades (1762)”. En: Boletín de la Academia Nacional de la Historia. Caracas, t. LXII, n.º 246 (1979) 389400. Juan Manuel PACHECO. “Dos curiosos manuscritos coloniales”. En: Boletín de Historia y Antiguedades. Bogotá, vol. 66, n.º 727 (1979) 507-519. El argumento que utilizamos para llegar a la paternidad literaria del documento es la exclusión ya que el único de los estudiantes de Teología que en 1763 estaba de pasante en el Colegio-Seminario de San Bartolomé es el P. Ignacio Julián.
José DEL REY FAJARDO. Bio-bibliografía de los jesuitas en la Venezuela colonial. Caracas (1974) 352-354.
Fernando de VERGARA. Breve noticia de la Congregación de Nuestra Señora del Socorro erigida en la Iglesia de la Compañía de Jesús de la ciudad de Santa Fe del Nuevo Reyno de Granada. Su autor,
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9. La visión historiográfica La primera impresión que percibe el estudioso de la biografía escrita por los miembros de la Compañía de Jesús en Tunja es la ausencia de huellas significativas en la historiografía tunjana a pesar de haber servido durante ciento cincuenta y seis años a los hombres y a los ideales de la capital del Corregimiento. En la historiografía jesuítica y local, la ciudad de Tunja puede ubicarse en varias perspectivas. En el marco de la visión de la Compañía de Jesús del siglo XVII, Pedro de Mercado (1620-1701)147 es el primer historiador jesuita que escribe en castellano sobre la Provincia del Nuevo Reino y Quito y sus hombres. Hay que resaltar que la redacción de la obra mercadiana llega hasta 1684, pero su manuscrito permaneció inédito hasta 1957.148 La Historia de la Provincia del Nuevo Reino y Quito de la Compañía de Jesús no es una historia crítica, se trata de una crónica rica en informaciones sobre la actividad externa de los jesuitas en esa demarcación geográfica. La cantidad de biografías de hombres de virtud y letras que incluyó en su obra como parte de la historia significan un gran aporte del autor. Además, es fuente obligada de consulta, ya que a partir de –o de las bases documentales que la sustentan–los historiadores que le siguieron proyectaron sus respectivas realizaciones.149 Sería el P. José Cassani (1673-1750),150 quien con su Historia de la Provincia del Nuevo Reino151 daría a conocer en el mundo culto hispano y europeo la biografía de la Compañía de Jesús en el Nuevo Reino de Granada. Aunque su Historia ha sido objeto de las más variadas opiniones críticas, debemos confesar que su obra se constituye en la primera visión histórica de los jesuitas en tierras colombianas. Además, su condición de miembro fundador de la Real Academia,152 su polifacética obra escrita,153 su posición el P. Fernando de Bergara, Prefecto de dicha Congregación, quien la dedica a María Santísima, con título del Socorro. Con licencia. Madrid. Por Joachin Ibarra, calle de las Urosas. Año 1760. Existe un ejemplar en la Biblioteca Nacional de Bogotá.
Juan Manuel PACHECO. “Mercado, Pedro de (II)”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, III (2001) 2632.
Pedro de MERCADO. Historia de la Provincia del Nuevo Reino y Quito de la Compañía de Jesús. Bogotá, Biblioteca de la Presidencia de Colombia, 1957, 4 vols.
Para el Colegio de Tunja, véase el tomo I, 349-494.
José DEL REY FAJARDO. Bio-bibliografía… 131-141.
Joseph CASSANI. Historia de la Provincia de la Compañía de Jesús del Nuevo Reino de Granada en la América. Madrid, 1741. Segunda edición: Caracas, 1967.
Constacio EGUIA RUIZ. “El P. José Cassani, cofundador de la Academia española”. En: Boletín de la Academia Española. Madrid, XXII (1935) 7-30.
José Eug. DE URIARTE y Mariano LECINA. Biblioteca de escritores de la Compañía de Jesús pertenecientes a la antigua Asistencia de España desde sus orígenes hasta el año de 1773. Madrid, II (1930) 143-151.
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al frente de la cátedra de Matemáticas en el Colegio Imperial de Madrid y su autoridad científica y literaria154 constituían en ese momento el mejor aval para la publicación que ofrecía el jesuita académico en 1741. En la historiografía jesuítica neogranadina conviene hacer referencia a un contexto cultural en el que se inserta indirectamente la ciudad de Tunja: si El Orinoco ilustrado del P. José Gumilla es la primera interpretación científica de la Guayana para los europeos, el Saggio di Storia Americana de Felipe Salvador Gilij se puede considerar como una de las primeras visiones holísticas de Tierra Firme escrita para los hombres del Viejo Mundo que pretenden reinventar la historia de nuestras tierras y nuestros hombres. A Gilij hay que estudiarlo desde las diferentes facetas que ofrece su obra. Y en las provincias de la historia de la cultura hay que resaltar que el tomo IV de su Ensayo de Historia americana es una visión histórica, cultural, social y religiosa de Tierra Firme: Venezuela y Colombia. El misionero italiano escribe como testigo presencial del auge que vivió en la capital del virreinato, donde estudió las ciencias teológicas y fue profesor de Retórica en la Universidad Javeriana. También se convierte en actor de un proyecto culturizador de la Orinoquia al mediar el siglo XVIII (17491767), después de haber conocido y convivido con los actores históricos de esa época ya fuera por sus tareas de Superior de la Misión (1761-1765), ya por sus conexiones con los miembros de la Expedición de Límites, ya por las interminables horas de estudio, observación y análisis que conllevó su vida solitaria en la reducción de San Luis de la Encaramada. Estamos ante el juicio de un europeo que ha vivido 26 años en la Tierra Firme y pretende presentar al mundo de habla italiana una idea justa de la Orinoquia y de la Tierra Firme, pues, a su juicio, muchos autores europeos habían deformado y alterado su verdadera imagen.155 El siglo XIX se abre con la obra del escritor boyacense José Joaquín Borda,156 cuyo objetivo es ofrecer a los lectores americanos una historia de los jesuitas en Colombia. Concibe su trabajo como circunscrito a la nueva Colombia que nace en 1830 tras la fragmentación del ideal grancolombiano. Es de lamentar que, como hijo del siglo XIX, haya adoptado
Gabriel BOUSEMART. Carta del Padre Gabriel Bousemart, Rector del Colegio Imperial de Madrid, para los Padres Superiores de la Provincia de Toledo, sobre la religiosa vida, y virtudes del Padre Joseph Cassani, difunto el día doce de noviembre de 1750. [Madrid, 1750].
GILIJ. Ensayo de historia americana, I, 45. “El prurito de formar libros sobre cosas no bien comprobadas ha inducido a no pocos a tejer una fábula sobre las comarcas de América”. GILIJ. Ob. cit., IV, p. XIX. “Y esta mía (…) no tiene otro fin que el de dar a muchos que me lo han pedido una justa idea de los países americanos, idea ahora necesaria para conocer bien esta parte del mundo, años atrás tan alterada y aun deformada por la exageración o por las falsedades (…)”.
José Joaquín BORDA. Historia de la Compañía de Jesús en la Nueva Granada. Poissy, 1872, 2 vols.
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un criterio metodológico que hoy no es aceptado por la ciencia histórica, aunque lo confiesa con toda honestidad. Al hablar de la bibliografía utilizada, añade que sus “citas se han omitido en el testo para hacer más fácil su lectura”,157 al tiempo que confiesa que se ha servido de doscientos expedientes del Archivo Nacional de Colombia, que ha podido utilizar la Biblioteca Pineda –rica en bibliografía colombiana– y expone las obras que considera “principales”.158 El aporte de Borda hay que completarlo con la Historia de don José Manuel Groot; en ella la acción jesuítica en tierras neogranadinas adquiere un lugar justo en la historiografía colombiana del siglo XIX.159 Al igual de Borda, este autor padece de la misma enfermedad crítica, aunque tras su lectura se descubre de inmediato que sus análisis históricos están fundamentados en un severo estudio de las fuentes documentales, pero no las cita.160 Trata el tema de la expulsión de los jesuitas con una precisión admirable. El siglo XX ha corrido con mejor suerte y con otros intereses históricos. En una historia general de los jesuitas en España y sus provincias ultramarinas hay que recurrir de forma obligada a la Historia de la Compañía de Jesús en la Asistencia de España161 del P. Antonio Astráin.162 En cada uno de los tres últimos tomos de su obra dedica un capítulo a la Provincia del Nuevo Reino de Granada.163 Obra crítica y documentada, se erige como
BORDA. Historia de la Compañía de Jesús en la Nueva Granada, I, XI.
BORDA. Historia de la Compañía de Jesús en la Nueva Granada, I, XI-XII. Sobre la historia jesuítica aduce: José Cassani (Historia de la Provincia de la Compañía de Jesús del Nuevo Reyno de Granada en la América. Madrid, 1741). Jacques CRÉTINEAU-JOLY. (Histoire religieuse, politique et littéraire de la Compagnie de Jésus. Paris-Lyon, 1844-1846, 6 vols.). Idem. (Clément XIV et les jésuites. Paris, 1847). José GUMILLA. (El Orinoco ilustrado y defendido. Madrid, 1745). Idem. (Breve Noticia de la Apostolica y exemplar vida del P. Juan Ribero. Madrid, 1739). Antonio JULIÁN. (La Perla de América, Provincia de Santa Marta, reconocida, observada y expuesta en discursos históricos por Don Antonio Julián. Madrid, 1787). Juan RIVERO. “Historia de las misiones de los llanos de Casanare y san Martín (inédita)”. (La primera edición impresa fue: Historia de las Misiones de los Llanos de Casanare y los ríos Orinoco y Meta. Bogotá, 1883). Manuel RODRÍGUEZ. (El Marañon y Amazonas. Historia de los descubrimientos, entradas y reduccion de naciones, trabajos malogrados de algunos conquistadores y dichosos otros, así temporales como espirituales, en las dilatadas montañas y mayores rios de America. En Madrid, en la Imprenta de Antonio Gonçalvez de Reyes. Año de 1684). Juan VELASCO. (Historia del Reino de Quito en la América Meridional. Quito, 1841-1844). José Manuel GROOT. Historia eclesiástica y civil de Nueva Granada. Escrita sobre documentos auténticos. Bogotá, II (1890) 23-26.
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José Manuel GROOT. Historia eclesiástica y civil de Nueva Granada. Escrita sobre documentos auténticos. Bogotá, 1889-1893, 5 vols.
Antonio ASTRAIN. Historia de la Compañía de Jesús en la Asistencia de España. Madrid, 19121925, 7 vols.
Rafael M.ª SANZ DE DIEGO. “Astrain, Antonio”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús, I, 258-259.
A. ASTRAIN. Historia de la Compañía de Jesús… V (1916) 457-478; VI (1920) 633-660; VII (1925) 433-450.
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marco de referencia para cualquier historiador que desee trajinar la vida de la Compañía de Jesús en España y América. Para seguir en el surco de la historiología jesuítica colombiana, el P. Daniel Restrepo sería quien esbozaría la historia de los jesuitas en Colombia en 1940; en general, se reduce a sintetizar los aportes de José Manuel Groot, de José Joaquín Borda y del P. Antonio Astráin.164 La historia de la Provincia del Nuevo Reino de Granada adquirió un impulso definitivo con los aportes del historiador santandereano P. Juan Manuel Pacheco. Su obra Los Jesuitas en Colombia165 abrió nuevas rutas documentales y enriqueció de modo significativo el aporte inicial ofrecido por el P. Antonio Astráin para la Provincia del Nuevo Reino de Granada, y por supuesto su anexo colonial, como lo fue Venezuela. En la actualidad se erige como la obra obligada de consulta para la historia de la Compañía de Jesús en Colombia. Como Tunja fue no solo casa de formación para los jesuitas que laborarían en Venezuela, República Dominicana, Panamá y Ecuador, sino también “ruta jesuítica” para esas geografías, es natural que sobre todo las biografías de sus hombres se inserten en la historia de la capital del Corregimiento. De esta forma, siempre serán autores consultables: para la Isla de Santo Domingo, Antonio Valle Llano166 y José Luis Sáez;167 para Venezuela, Manuel Aguirre Elorriaga168 y José del Rey Fajardo;169 para la gran Provincia de Guayana, Pedro de Mercado y José Cassani, de quienes ya hemos hablado, Juan de Rivero,170 Matías de Tapia,171 José Gumilla,172 Agustín de
Daniel RESTREPO. La Compañía de Jesús en Colombia. Compendio historial y Galería de ilustres varones. Bogotá, 1940.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia. Bogotá, I: 1567-1654 (1959); II: 1654-1696 (1962); III: 1696-1767 (1989).
Antonio VALLE LLANO. La Compañía de Jesús en Santo Domingo durante el período hispánico. Ciudad Trujillo, Seminario de Santo Tomás, 1950.
José Luis SÁEZ. “Los jesuitas en el Caribe insular de habla castellana (1575-1767)”. En: Paramillo. San Cristóbal, 16 (1997) 5-156. Idem. J. L. SAEZ. “Universidad Real y Pontificia Santiago de la Paz y de Gorjón en la Isla Española (1747-1767)”. En: José DEL REY FAJARDO (Ed.). La pedagogía jesuítica en Venezuela. San Cristóbal, I (1991) 175-224.
Manuel AGUIRRE ELORRIAGA. La Compañía de Jesús en Venezuela. Caracas, 1941.
José DEL REY FAJARDO. Los jesuitas en Venezuela. Tomo I: Las fuentes. Caracas-Bogotá, 2006. Tomo II: Los hombres. Caracas-Bogotá, 2007. Tomo VI: La república de las letras. Caracas, 2007. Tomo V: Las Misiones germen de la nacionalidad. Caracas-Bogotá, 2008.
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Juan RIVERO. Historia de las Misiones de los Llanos de Casanare y los ríos Orinoco y Meta. Bogotá, Biblioteca de la Presidencia de Colombia, 1956.
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Matías de TAPIA. Mudo lamento de la vastísima, y numerosa gentilidad, que habita las dilatadas márgenes del caudaloso Orinoco, su origen, y sus vertientes, a los piadosos oídos de la Magestad Cathólica de las Españas, nuestro Señor Don Phelipe Quinto (que Dios guarde). Madrid, 1715.
José GUMILLA. El Orinoco ilustrado y defendido. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1993.
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Vega173 y Felipe Salvador Gilij;174 para Ecuador y Panamá175 José Jouanén.176 Y como complemento, para el estudio de los caminos que unían a Tunja con los Llanos casanareños, Héctor Publio Ángel.177 Para poder situar la acción de los jesuitas en la Tunja religiosa podemos hacer referencia en primer lugar al horizonte que traza Juan Manuel Pacheco en su Historia eclesiástica tanto en el tomo II dedicado al siglo XVII178 como en el tomo III consagrado al siglo XVIII.179 Ciertamente, los hijos de Francisco de Asís se insertaron pronto en el pueblo colombiano; a ello responden las investigaciones realizadas por el académico Luis Carlos Mantilla consignadas en Los Franciscanos en Colombia. En el siglo XVII estudia con detención el Convento de Santa María Magdalena de Tunja;180 en el XVIII se detiene con mayor amplitud en el análisis de su proyección interna y externa.181 La bibliografía elaborada por los seguidores de Agustín de Hipona es copiosa para algunas regiones de Colombia, y a fin de poder manejarse con soltura en ese complejo mundo, pensamos que será de gran utilidad la obra colectiva dirigida por Luis Alberto Monroy quien ha recopilado en tres tomos los hechos y las acciones de los agustinos en la Provincia de Nuestra Señora de Gracia en Colombia.182 En sus “Apuntes para la historia de la Provincia agustiniana de Nuestra Señora de Gracia en Colombia”,183 José Pérez Gómez da mucha luz respecto a la historia agustiniana en la capital
Agustín de VEGA. Noticia del principio y progresos del establecimiento de las Missiones de gentiles en la río Orinoco por la Compañía de Jesús. Estudio introductorio: José del Rey Fajardo, S.J. y Daniel de Barandiarán. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 2000.
Felipe Salvador GILIJ. Ensayo de Historia Americana. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1965, 3 vols. I, II, III. El IV apareció en Bogotá en 1955 (Biblioteca de Historia Nacional).
Su historia puede seguirse a través de las obras de José Jouanén y Juan Manuel Pacheco. J. A. SUSTO LARA. A dos siglos del extrañamiento de los jesuitas y de la clausura de la Real y Pontificia Universidad de Panamá. Panamá, 1968.
José JOUANEN. Historia de la Compañía de Jesús en la antigua Provincia de Quito 1570-1774. Quito, Editorial Ecuatoriana, I (1941), II (1943).
Héctor Publio PÉREZ ÁNGEL. Caminos reales de Casanare. Yopal (Casanare), Llanoletras, 2003.
Juan Manuel PACHECO. Historia eclesiástica. Tomo II: La consolidación de la Iglesia. Siglo XVII. Bogotá, Historia Extensa de Colombia, vol., XIII, 1975.
Juan Manuel PACHECO. Historia eclesiástica. Tomo III: La Iglesia bajo el regalismo de los bobones. Siglo XVIII. Bogotá, Historia Extensa de Colombia, vol. XIII, 1986.
Luis Carlos MANTILLA. Los franciscanos en Colombia. Bogotá, Editorial Kelly, II (1987) 122-126.
Luis Carlos MANTILLA. Los franciscanos en Colombia, III/1, 113-133.
Padre José PÉREZ GÓMEZ, Agustino y otros. Provincia agustiniana de Nuestra Señora de Gracias en Colombia (Escritos varios). Santafé de Bogotá, 1993. Tomo I (1993). Tomo II (1993). Tomo III (2000).
José PÉREZ GÓMEZ. “Apuntes para la historia de la Provincia agustiniana de Nuestra Señora de Gracia en Colombia”. En: Padre José PÉREZ GÓMEZ, Agustino y otros. Provincia agustiniana de
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del Corregimiento. El profesor de la Universidad de Valladolid, Fernando Campo del Pozo, quien ha dedicado algunos estudios a los hombres y al convento de Tunja, también plantea puntos de vista interesantes.184 De igual manera, la Orden de Santo Domingo ha sido prolífica en el estudio de la historia de sus hombres tanto en Tunja como en el ámbito boyacense. Como es natural la primera información la suministra la Historia de la Provincia de San Antonino del P. Alonso de Zamora185 para los siglos XVI y XVII. Como historias generales recomendamos La Orden dominicana en Colombia de Enrique Báez Arenales (1881-1954),186 todavía inédita, que consta de veintiún volúmenes, “riquísima colección de datos y documentos en orden cronológico, pero lastimosamente deficiente por falta de referencia a las fuentes”.187 Andrés Mesanza también es digno de consideración con La Orden Dominicana en Colombia.188 El P. Alberto Ariza, escritor prolífico a quien se debe la obra Los dominicos en Colombia,189 fue heredero de la riqueza del boyacense Enrique Báez. Como estudios dedicados a los seguidores de Santo Domingo de Guzmán en la capital departamental hay que señalar a Humberto Molano190 y a Antonio José Rivadeneira Vargas con Los dominicos en Tunja (1551-2001).191 El aporte de Myriam Báez Osorio es muy interesante, pues pone en manos del lector una guía de la documentación que reposa en los archivos de Tunja.192
Nuestra Señora de Gracias en Colombia (Escritos varios). Santafé de Bogotá, 1993. Tomo I (1993) 149-164.
Fernando CAMPO DEL POZO. “Convento San Agustín de Tunja”. En: Repertorio Boyacense. Tunja, 63 (l979) 18-26.
Fray Alonso de ZAMORA. Historia de la Provincia de San Antonino del Nuevo Reino de Granada. Prólogo del Dr. Caracciolo Para y notas ilustrativas de Fray Andrés Mesanza. Bogotá, Biblioteca Popular de Cultura Colombiana, 1945, 4 vols. [Edición príncipe en 1701].
Enrique BÁEZ A. La Orden dominicana en Colombia. Mss. 21 volúmenes. El índice puede verse en Andrés MESANZA y Alberto ARIZA. Bibliografía de la Provincia Dominicana de Colombia, 41-42.
Andrés MESANZA y Alberto ARIZA. Bibliografía de la Provincia Dominicana de Colombia. Caracas, Universidad Católica Andrés Bello (1981) 41.
Andrés MESANZA. La Orden Dominica en Colombia. Caracas, 1936.
Alberto E. ARIZA. Los dominicos en Colombia. Santafé de Bogotá, Provincia de San Luis Bertrán de Colombia, 1992, 2 vols.
Humberto MOLANO. “Monografía histórica del Convento de Santo Domingo de Tunja”. En: Repertorio Boyacense. Tunja, 54 (1919) 259-290; 55 (1920) 309-347.
Antonio José RIVADENEIRA VARGAS. Los dominicos en Tunja (1551-2001). Tunja, Universidad de Santo Tomás, 2004.
Myriam BÁEZ OSORIO. “Fuentes para la Historia de los dominicos en Boyacá. Siglos XVI-XIX”. En: José BARRADO BARQUILLA (Ed.). Los dominicos y el Nuevo Mundo. Siglos XVIII-XIX. (Actas del IV Congreso Internacional. Santafé de Bogotá, 6-10 septiembre 1993). Salamanca, Editorial San Esteban (1995) 129-153.
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Finalmente, para el estudioso de la obra científica o literaria de los dominicos que laboraron en Tunja es conveniente la consulta tanto la Bibliografía de Andrés Mesanza193 como la de Alberto Ariza.194 Respecto a los Hermanos de San Juan de Dios, da la impresión de que han pasado a la historiografía colombiana más por su acción sanitaria195 y humanitaria que por su acción apostólica, verdaderamente encomiable. Un género literario interesante en el derecho diocesano de la Iglesia colombiana lo constituyen los sínodos y concilios realizados en la época colonial bien en territorio neogranadino,196 bien en las sedes episcopales foráneas que tenían alguna conexión con los hombres o los hechos ya fuera de la Audiencia, ya del Virreinato.197 En el caso concreto de Tunja es interesante el Sínodo de Santafé realizado en 1606 con el fin de adaptar para el Nuevo Reino el Concilio Provincial de Lima llevado a cabo en 1583.198 También asume una gran importancia el Concilio Provincial que se inició en 1625 y al que asistieron los sufragáneos que pudieron hacerse presentes.199 En 1617 la Iglesia tuvo su Sínodo en Popayán;200 en este contexto deberíamos añadir el Concilio Provincial Dominicano (1622-1623)201 y tener presentes el Sínodo de Puerto Rico
Andrés MESANZA. Bibliografía de la Provincia Dominicana de Colombia. Caracas, Editorial SurAmericana, 1929.
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Ernesto PORRAS COLLANTES. Crónica colonial de Tunja y su provincia. Tunja, Biblioteca de la Academia Boyacense de Historia (2006) 169-193.
Carlos E. MESA. “Concilios y sínodos en el Nuevos Reino de Granada”. En: Missionalia Hispanica. Madrid, 31 (1974) 129-171.
Para una visión general resumida: Pedro BORGES (Ed.). Historia de la Iglesia en Hispanoamérica y Filipinas (siglos XV-XIX). Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, I (1992) 175-192.
Juan Manuel PACHECO. Historia eclesiástica. Tomo II: La consolidación de la Iglesia. Siglo XVII. Bogotá, Historia Extensa de Colombia, vol. XIII (1975) 46-49. Juan Manuel PACHECO. “Constituciones sinodales del sínodo de 1606, celebrado por don Bartolomé Lobo Guerrero”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, 5 (1955) 153-201.
Juan Manuel PACHECO. Historia eclesiástica. Tomo II: La consolidación de la Iglesia. Siglo XVII, 79-81. José RESTREPO POSADA. “El Sínodo Provincial del señor Arias de Ugarte (1625)”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, 14 (1964) 79-130.
Juan Manuel PACHECO. Historia eclesiástica. Tomo II: La consolidación de la Iglesia. Siglo XVII, 193-195. José RESTREPO POSADA. “El Sínodo diocesano de Popayán del año 1617”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Popayán, 24 (n.º 214-218. 1950) 706-709.
Cesáreo de ARMELLADA. Actas del Concilio Provincial de Santo Domingo (1622-1623). Caracas, Universidad Católica Andrés Bello, 1970. Odilo GÓMEZ PARENTE. Concilio Provincial Dominicano (1622-1623). Aportación venezolana. Madrid, 1972. Carlos RODRÍGUEZ SOUQUET. El concilio provincial dominicano (1622-1623). Un aporte para la historia de las Antillas y Venezuela. México, Siglo XXI Editores, 2003.
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Damián LÓPEZ DE HARO. Sínodo de San Juan de Puerto Rico de 1645. Madrid-Salamanca, Centro de Estudios Históricos del CSIC, 1986.
Manuel GUTIÉRREZ DE ARCE. El Sínodo Diocesano de Santiago de León de Caracas de 1687. Valoración canónica del regio placet a las constituciones sinodales indianas. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1975. Manuel GUTIÉRREZ DE ARCE. Apéndices a El Sínodo Diocesano de Santiago de León de Caracas de 1687. Valoración canónica del regio placet a las constituciones sinodales indianas. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1975.
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Sínodos de Mérida y Maracaibo de 1817, 1819 y 1822. Introducción y edición crítica por Fernando Campo del Pozo. Madrid, Centro de Estudios Históricos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Colección Tierra Nueva e Cielo Nuevo, XXVI, 1988.
205
Darío ACHURY VALENZUELA (Ed.). Obras completas de la Madre Francisca Josefa de la Concepción de Castillo. Introducción, notas e índices elaborados por Darío Achury Valenzuela. Bogotá, Banco de la República-Biblioteca Luis Ángel Arango, 1968.
María Piedad QUEVEDO ALVARADO. Un cuerpo para el espíritu: Mística en la Nueva Granada, el cuerpo, el gusto y el asco 1680-1750. Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2007. Elisa MÚJICA. Sor Francisca Josefa del Castillo. Bogotá, Procultura, 1991.
Manuel BRICEÑO JAÚREGUI. Estudio histórico-crítico de <El desierto prodigioso y prodigio del desierto> de don Pedro de Solís y Valenzuela. Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1983.
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Ozías S. RUBIO y Manuel BRICEÑO. Tunja desde su fundación hasta la época presente. Tunja, 1909.
209
Ramón C. CORREA. Historia de Tunja. Tunja, I, 1944.
210
Libros de Cabildo de la Ciudad de Tunja. Bogotá, Ediciones del Concejo de Bogotá, 1941.
211
Ulises ROJAS. Corregidores y justicias mayores de Tunja y su Provincia desde la fundación de la ciudad hasta 1817. Tunja, Imprenta Departamental, 1962.
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de Ocáriz212 sobre las genealogías sigue sin perder vigencia; pero una guía imprescindible para el investigador es el selecto material que durante casi un siglo ha venido ofreciendo el Repertorio Boyacense.213 En el mundo netamente cultural la extensa y cualificada obra de Javier Ocampo arroja muchas luces. Al referirnos a los estudios más significativos podríamos elegir de forma cronológica los siguientes aportes: Historia del pueblo boyacense (1983);214 Los hombres y las ideas en Boyacá (1989),215 y sobre todo el capítulo dedicado a “Las letras y las artes en la época colonial”;216 para la intelección del mundo mítico indígena y su supervivencia en la sociedad colonial, Supersticiones y agüeros colombianos (1989);217 completa el horizonte cultural en el 2001 con El imaginario colectivo en los pensadores boyacenses.218 En la perspectiva del ámbito educativo es importante el aporte de Ernesto Porras Collantes en su Crónica colonial de Tunja y su provincia,219 pues aborda la temática desde la visión archivística, fundamentalmente local, hecho que hace beber el agua informativa de las fuentes más puras; por tal motivo su contribución es punto obligado de referencia. A ello hay que añadir el entorno culturalista que contiene esta imprescindible investigación, pues lleva al lector desde los escenarios del espectáculo hasta el mundo sanitario, así como desde los topónimos desaparecidos hasta las relaciones interprovinciales. En el marco de la educación jesuítica colonial es interesante para el estudioso del mundo educativo en el Nuevo Reino La pedagogía jesuítica en Venezuela,220 obra en colaboración, que recoge el haber documental y el estado de la investigación hasta 1991.
Juan FLÓREZ DE OCÁRIZ. Libro primero de las Genealogías del Nuevo Reino de Granada. Edición facsimilar. Bogotá, 1990.
213
ACADEMIA BOYACENSE DE HISTORIA. Índice general del Repertorio Boyacense 1912-1986. Tunja, Academia Boyacense de Historia, 1986. El lector encontrará aquí los trabajos de Ramón C. Correa y Ulises Rojas.
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Javier OCAMPO LÓPEZ. Historia del pueblo boyacense. De los orígenes paleo indígenas y míticos a la culminación de la independencia. Tunja, Ediciones Instituto del Cultura y Bellas Artes de Boyacá, 1983.
215
Javier OCAMPO LÓPEZ. Los hombres y las ideas en Boyacá. Tunja, Publicaciones de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, 1989.
Javier OCAMPO LÓPEZ. Los hombres y las ideas en Boyacá, 39-49.
Javier OCAMPO LÓPEZ. Supersticiones y agüeros colombianos. Bogotá, El Áncora Editores, 1989.
Javier OCAMPO LÓPEZ. El imaginario colectivo en los pensadores boyacenses. II. La identidad del pueblo boyacense y su proyección en la simbología regional. Bogotá, Universidad Distrital Francisco José de Caldas, 2001.
Ernesto PORRAS COLLANTES. Crónica colonial de Tunja y su provincia. Tunja, Biblioteca de la Academia Boyacense de Historia (2006) 195-216.
José DEL REY FAJARDO (Ed.). La pedagogía jesuítica en Venezuela. San Cristóbal, Universidad Católica del Táchira, 1991, 3 vols.
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Pero si de la literatura histórica boyacense pasamos a la colombiana observamos que el estudio de los colegios provincianos coloniales es un tema casi inédito. Pensamos que sería conveniente revisar el concepto de “escuela pública”, pues, aunque situar su inicio tras la expulsión de los jesuitas en 1767parece lógico, entenderla como una expresión de las ideas ilustradas221 deja en la oscuridad el gran esfuerzo realizado por las diversas Órdenes religiosas que durante más de dos siglos entregaron a su manera excelentes aportes a la historia de la educación. Un ejemplo de esta forma de ver la historia de la educación en Colombia nos lo ofrece Jairo Acevedo222 quien, aunque dedica todo un capítulo a la época colonial,223 inicia su verdadero estudio con la “Primera reforma”.224 En todo caso es necesario llamar la atención de los estudiosos sobre la enseñanza de las humanidades en la Facultad de Lenguas de la Javeriana colonial225 y su influjo sobre los colegios jesuíticos dispersos por todo lo que hoy es el territorio nacional. La reconstrucción de este hecho histórico va a facilitar la historia local de la provincia neogranadina. Llama la atención que en el período 1950-1960 hubo varios autores que trataron de penetrar esta interesante temática. Podemos considerar a Luis Antonio Bohórquez Casallas como un preocupado por descubrir esa zona de la pedagogía jesuítica neogranadina que se mantiene inédita. Sin embargo, aunque hace historia fundacional sin entrar en el ámbito pedagógico, se remite a un buen conocedor de la paideia de la Compañía de Jesús: Ramón Ruiz Amado.226 También merece ser tenido en cuenta Danilo Nieto Lozano,227 quien dedica el capítulo III a la educación en la Colonia, pero en realidad es una visión de este ramo en toda América Latina.228 A nuestro juicio, lo más valioso para las fechas en que escribe su obra es el elenco que establece de los principales centros educativos en el Nuevo Reino, aunque curiosamente no cita a Tunja.229
Véase: Diana SOTO ARANGO (Ed.). Estudios sobre historia de la educación latinoamericana. De la colonia a nuestros días. Tunja, 1993.
Jairo ACEVEDO. Historia de la educación y la pedagogía. Medellín, 1984.
Jairo ACEVEDO. Historia de la educación… 185-212.
Jairo ACEVEDO. Historia de la educación… 189.
José DEL REY FAJARDO. La “Facultad de Lenguas” en la Javeriana colonial y sus profesores. Bogotá, Pontificia Universidad Javeriana, 2004. Llama la atención que un caso tan significativo no sea recogido todavía en la Historia de la educación colonial. Véase: Olga Lucía ZULUAGA (Coordinadora). Historia de la educación en Bogotá. Bogotá, 2002.
Luis Antonio BOHÓRQUEZ CASALLAS. La evolución educativa en Colombia. Bogotá (1956) 104-128. En la parte cualitativa de la enseñanza jesuítica recurre a la Ramón RUIZ AMADO. Historia de la educación y pedagogía. Barcelona, Librería Religiosa (1917) 105-107.
Danilo NIETO LOZANO. La educación en el Nuevo Reino de Granada. Bogotá, 1955.
D. NIETO LOZANO. La educación… 64-120.
D. NIETO LOZANO. La educación… 133-149.
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Comprendemos que no es fácil realizar estudios globales si no existen las investigaciones sectoriales que faciliten esta encomiable tarea. Así le sucede a Antonio Cacua Prada en su prolífica producción sobre la historia educativa colombiana.230 En un sentido de justicia y de esperanza se abren nuevos espacios para futuras investigaciones con la Revista de Historia de la Educación en Colombia que edita la Universidad Pedagógica de Tunja bajo la dirección del consagrado catedrático y académico Javier Ocampo López.231 Aunque se han hecho presentes diversas historias de la educación en España y América queremos hacer referencia a dos que establecen un marco conceptual e histórico digno de ser tenido en cuenta en cualquier investigación. La primera es la Historia de la Educación en España y América que dirige Buenaventura Delgado Criado.232 Se trata de una obra colectiva en la que los especialistas toman a su cargo los temas específicos de su ramo. Sin embargo, debemos afirmar que en el caso concreto de la enseñanza de las humanidades en los pequeños colegios provincianos del Nuevo Reino de Granada su contribución es casi nula. La segunda es Historia de la acción educadora de la Iglesia en España,233 publicada en la Biblioteca de Autores Cristianos de Madrid bajo la conducción del prolífico escritor B. Bartolomé. Las investigaciones realizadas por Germán Colmenares234 nos acercan a la historia social. 10. La expulsión El 20 de febrero de 1767 el rey Carlos III firmaba en el Pardo el Real Decreto de expulsión de la Compañía de Jesús de todos sus dominios235 y el 2 de abril promulgaba la Pragmática sanción para el extrañamiento de los jesuitas de sus reinos, ocupación de sus temporalidades y prohibición de su
Antonio CACUA PRADA. Historia de la educación en Colombia. Santafé de Bogotá, 1997. El capítulo III lo intitula “Colegios y universidades coloniales”, pero en su contenido no hace referencia a los colegios.
Revista de Historia de la Educación en Colombia. Es una publicación de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Tunja. Bajo la dirección de Javier Ocampo López. El número 1 data de 1998 y el 5 del 2002.
Buenaventura DELGADO CRIADO (coord.). Historia de la educación en España y América. Vol. II: La educación en la España moderna (siglos XVI-XVIII). Madrid, Fundación Santa María, 1993.
B. BARTOLOME et alii. Historia de la acción educadora de la Iglesia en España. Madrid, 1995.
Germán COLMENARES. La Provincia de Tunja en el Nuevo Reino de Granada. Ensayo de Historia social (1539-1800). Tunja, Academia Boyacense de Historia, 1984.
AGI. Caracas, 210. Texto íntegro, fols. 1r-3v.
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restablecimiento.236 En 1773 el Papa Benedicto XIV extinguiría la Orden religiosa fundada por Ignacio de Loyola en 1540. En un término de seis años (1767-1773) el gran edificio que la Compañía de Jesús había levantado en todo el mundo se convertiría en ruinas. Ese breve espacio de tiempo bastaría para trazar una línea divisoria entre dos fronteras que interpretan dos mundos distintos para los hombres de la Compañía de Jesús que habían nacido o laborado en la América hispana: atrás quedaba el gran proyecto americano del que habían sido protagonistas; por delante, llama a reflexión la producción literaria y científica que desarrollaron los expulsos en tierras italianas,y esos escritos representan la eclosión de un alud que hubiera florecido en América en el contexto de un verdadero proyecto de la nueva América. Estas premisas sugieren tres áreas de investigación distintas. La primera, que designamos como “literatura de expatriación”, abarca toda la problemática de las causas que motivaron la decisión real de privar de la nacionalidad a los seguidores de Ignacio de Loyola y de excluirlos de los territorios del Imperio hispano. Como es natural su temática desborda los límites fijados para el presente trabajo.237 Sin embargo, el profesor de la Universidad de Zaragoza, José Antonio Ferrer Benimeli, en varias entregas en la fenecida Revista Paramillo, ha tratado de desentrañar las causas de la expulsión a través de la correspondencia secreta entre el embajador de Francia en Madrid y el Ministro de Relaciones Exteriores francés en los años cruciales de la crisis (1766-1770).238 La segunda, que podríamos denominar como “literatura de la expulsión”, se circunscribe a los inventarios levantados in situ en el momento de poner en práctica la decisión cesárea en 1767 y a la documentación anexa. Este acervo constituye hasta el momento la fuente más rica de esta trilogía temática.239 Lamentablemente, los expedientes relativos al colegio de Tunja no han aparecido hasta ahora.
José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos relativos a la historia de la Compañía de Jesús en Venezuela. Caracas, Academia Nacional de la Historia, III (1974) 103-109.
237
Isidoro PINEDO. J. BAPTISTA. Miguel BATLLORI. “Expulsión de la Compañía de Jesús de España y de sus dominios y exilio en Italia (1767-1814)”. Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, II (2001) 1347-1364.
238
José Antonio FERRER BENIMELI. “Carlos III y la extinción de los Jesuitas”. En: Paramillo. San Cristóbal, 9-10 (1990) 417-436. José Antonio FERRER BENIMELI. “Córcega y los jesuitas españoles expulsos 1767-1768. Correspondencia diplomática”. En: Paramillo. San Cristóbal, 14 (1995) 5-196. José Antonio FERRER BENIMELI. “La expulsión y extinción de los jesuitas según la correspondencia diplomática francesa 1770-1773”. En: Paramillo. San Cristóbal, 17 (1998) 5-386. En los últimos años un grupo de investigadores de la Universidad de Alicante (España) están adelantando interesantes y vitales estudios sobre el tema.
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Sobre la expulsión de los Jesuitas de la Provincia del Nuevo Reyno: Juan Manuel PACHECO. “Los Jesuitas de la Provincia del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”. En: Ecclesias-
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La tercera, que calificaremos como la “literatura del exilio”, recoge la producción intelectual desarrollada por los miembros de la Provincia del Nuevo Reino de Granada desde su salida de tierras americanas hasta su muerte,240 y ofrece mayores posibilidades a la hora de evaluar el carácter científico y humanístico de los jesuitas coloniales así como su significación en sus respectivos países. Un pionero en estas difíciles investigaciones fue el P. Miguel Batllori;241 pero la importancia del tema ha convocado diversas iniciativas que han fraguado en obras colectivas, como Los jesuitas españoles expulsos de Manfred Tietz242 o las investigaciones llevadas a cabo en la Universidad de Alicante bajo la dirección de Enrique Jiménez López.243 También juzgamos de utilidad el trabajo de Enrique Villalba Pérez, de la Universidad Carlos III de Madrid, como síntesis de consulta para el estudioso de los temas jesuíticos en América.244 El sorpresivo extrañamiento de los miembros de la Orden fundada por Ignacio de Loyola, la consiguiente incautación de todos sus haberes sin excepción, la proscripción oficial de todo vestigio jesuítico y el forzado destierro a los Estados Pontificios facilitan, y a la vez dificultan, la intelección de tan inaudito fenómeno histórico. A pesar de las razones antes mencionadas, hay que señalar que la Provincia de la Compañía de Jesús del Nuevo Reino de Granada sí produjo algunos documentos que han venido a ser conocidos en la segunda mitad del siglo XX. Señalamos los más importantes. En primer lugar una relación anónima, atribuible con fundamento al P. José Yarza, cuyo título es: Expulsio sociorum, 1767. Narratur historia laborum Societatis inter indianos, quorum indoles et mores describuntur. Iter exsulium Jesuitarum in Italiam. Suppressio Societatis.245 La segunda pertenece tica Xaveriana. Bogotá, 3 (1953) 23-78. José DEL REY FAJARDO. La expulsión de los jesuitas de Venezuela (1767-1768, San Cristóbal, 1990.
Juan Manuel PACHECO. “La expulsión de los jesuitas del Nuevo Reino de Granada”. En: Revista de Indias. Madrid, 113-114 (1968) 351-381. Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia. Tomo III (1696-1767). Bogotá (1989) 507-537.
Miguel BATLLORI. La cultura hispano-italiana de los jesuítas expulsos. Madrid, 1966. Alexander VIVIER. Nomina Patrum ac Fatrum qui Societatem Jesu ingressi in ea supremum diem obierunt (7 augusti 1814-7 augusti 1894). Parisiis, 1897.
Manfred TIETZ. Los jesuitas españoles expulsos. Su imagen y su contribución al saber sobre el mundo hispánico en la Europa del siglo XVIII. Frankfurt/M, 2001.
Enrique GIMÉNEZ LÓPEZ (Ed.). Expulsión y exilio de los jesuitas españoles. Alicante, 1997. Idem (Ed.). Y en el tercer perecerán. Gloria, caída y exilio de los jesuitas españoles en el s. XVIII. Universidad de Alicante, 2002.
Enrique VILLALBA PÉREZ. Consecuencias educativas de la expulsión de los jesuitas de América. Madrid, Biblioteca del Instituto Antonio de Nebrija de estudios sobre la Universidad, 2003.
Una traducción parcial del manuscrito la publicó el P. Juan Manuel Pacheco: José YARZA. “La expulsión de los jesuitas del Nuevo Reino de Granada en 1767”. En: Revista Javeriana. Bogotá,
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al P. Ignacio Duquesne, estudiante de Teología en la Universidad Javeriana de Bogotá en el momento de la expulsión: Relazione sopra il viaggio dei Gesuiti della Provincia di Sta. Fede di Bogota.246 Un valioso complemento a estas fuentes lo constituye la obra inédita del P. Juan de Velasco: Historia moderna del Reino de Quito y Crónica de la Provincia de la Compañía de Jesús del mismo Reino.247 Aunque la Provincia del Nuevo Reino es una de las menos estudiadas, sin embargo es necesario volver a la obra del profesor de la Universidad Javeriana, Juan Manuel Pacheco, con dos extensos artículos que dieron a conocer tanto la tragedia como las dimensiones de lo que significó la expulsión de los jesuitas de Colombia.248 Para las Misiones de la gran Orinoquia nos remitimos a nuestro análisis realizado en La expulsión de los jesuitas de Venezuela (1767-1768).249
XXXVIII (1952) 170-183. El mencionado artículo lo reprodujimos, íntegramente, en nuestra obra: Documentos jesuíticos relativos a la historia de la Compañía de Jesús en Venezuela. Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, t. III (1974) 72-90.
Archivo de la Provincia de Toledo (APT). Alcalá de Henares. Legajo 700.
APT. Leg. 382. Sobre el P. Juan de Velasco, véase: José JOUANEN, S.J. “Breves rasgos biográficos del P. Juan de Velasco, S.J.”. En: Introducción a la Historia moderna del Reino de Quito. Quito, I (1941) 1-47.
Juan Manuel PACHECO. “Los jesuitas del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, III (1953) 23-78. Juan Manuel PACHECO. “La expulsión de los jesuitas del Nuevo Reino de Granada”. En: Revista de Indias. Madrid, 113-114 (1968) 351-381.
José DEL REY FAJARDO. La expulsión de los jesuitas de Venezuela (1767-1768). San Cristóbal, 1990.
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Hablar de la educación en el mundo europeo, americano, africano y asiático en el espacio bisecular (1550-1767) es hacer referencia a la acción educativa de la Compañía de Jesús. Pese a las críticas de antaño y ogaño, hay que reconocer que la bondad estratégica del método humanístico llevado a cabo por los jesuitas mereció las alabanzas de figuras del pensamiento tales como Montaigne, Descartes, Bacon o Goethe. 1. La Ratio Studiorum La explicación de todo este movimiento radica en el libro Ratio Studiorum1 que se publica en 1599 –final del gran siglo de las Reformas– y se inscribe en el desafío de respetar las aspiraciones de los particularismos de las ciudades renacentistas frente a las exigencias de los poderes nacionales empeñados en dar una respuesta “a la demanda universal de una formación que correspondiera a la racionalidad económica, jurídica y cultural”.2 La sociedad europea del siglo XVI vivió una intensa aceleración que supuso la transición de una cultura oral a la escrita en el marco de la comercialización del libro impreso y en la demanda de escolarización para satisfacer las exigencias de las nuevas clases medias emergentes.
1
Ratio atque institutio Studiorum Societatis Jesu. Superiorum Permissu. Neapoli, apud Tarquinium Longhum, 1599.
2
Adrien DEMOUSTIER. “Les jésuites et l’enseignement à la fin du XVIe siécle”. En: Adrien DEMOUSTIER y Dominique JULIA. Ratio Studiorum. Plan raisonné et institution des études dans la Compagnie de Jésus. Paris. Belin (1997) 12-13.
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La Ratio3 es un código pedagógico-escolar, o un auténtico plan de estudios, y un método pedagógico bien estructurado que ha regulado la educación y la enseñanza de las instituciones docentes de la Compañía de Jesús en todo el mundo desde su publicación hasta el siglo XX. Fue una tarea colectiva que convocó a los mejores talentos de la Orden de Ignacio de Loyola durante medio siglo. Los redactores se inspiraron además en los ordenamientos de los estudios de las mejores universidades de Europa, sobre todo en el “modus parisiensis”,4 en las corrientes del humanismo renacentista y experiencias como las desarrolladas por los Hermanos de la Vida común de los Países Bajos y Alemania en sus instituciones educativas.5 A fin de poder comprender el nacimiento y la acción de la Compañía de Jesús educadora, hecho histórico que supuso la adquisición de una identidad no contemplada en el proyecto original de la institución fundada por Ignacio de Loyola en 1540,6 nos fijaremos tres contextos: uno histórico, otro metodológico y el último americanista. Dos necesidades contribuyeron paralelamente al éxito del modelo educativo puesto en marcha por los jesuitas. Una es interna y mira al crecimiento súbito de la Orden y al consiguiente aseguramiento de un semillero que garantizase la recluta de las vocaciones que heredasen la reputación de sacerdotes sabios, devotos y abnegados adquirida por los fundadores. Otra es externa y se concentra en la realidad política y social de un mundo que había sufrido cambios radicales e insospechados. En efecto, la tarea de la “educación” es una identidad adquirida más allá del tiempo en que se define el carisma y la misión delineadas por las primeras Constituciones de la Compañía de Jesús, redactadas por el maestro parisiense Iñigo de Loyola. Este hecho convirtió a los jesuitas en la primera orden religiosa que se consagró a la educación media y superior dentro de la Iglesia Católica.7 Si en 1540 el grupo fundador de la Compañía de Jesús se reducía a diez académicos, en 1556 –a la muerte de su fundador– a 938 miembros, en 1574 a 4088 y en 1600 había ascendido a 8272 y regía 236 colegios distribuidos
Para una vision general, véase: Ladislao LUKÁCKS. “Ratio studiorum”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús, IV, 3292-3296.
Gabriel CODINA MIR. “Modus parisiensis”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús, III, 2714-2715.
J-B. HERMAN. La pédagogie des jésuites au XVIe siècle. Ses sources. Ses caractéristiques. LouvainBruxelles-Paris (1914) 99-106.
Ver la bula Regimini militantis Ecclesiae, 27 de septiembre de 1540.
Para el proceso de evolución conceptual de Ignacio y de su Orden: ver Ladislao LUCKAS. De origine collegiorum externorum deque controversiis circa eorum paupertatem obortis 1539-1608. Romae, 1961.
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por todo el mundo,8 es lógico que esta violenta expansión exigiera hombres formados en las mismas ideas y doctrinas, disciplinados en la misma metodología espiritual y actores eficaces de un ideal común. Por otra parte, los jesuitas captaron rápidamente la ruptura creciente que se establecía entre las instituciones educativas, sus métodos y sus maestros, así como la presión de las corrientes renovadoras que necesitaban garantizar un status social emergente a las nuevas sociedades. Así, no es de extrañar que muchos príncipes, obispos, municipalidades y hombres de poder se apresuraran a buscar a los jesuitas como hombres bien formados, consagrados, seguros, competentes para sus respectivas jurisdicciones. Pero la respuesta de la Compañía de Jesús a los planteamientos formulados por Occidente adoptará nuevos rostros y nuevas fórmulas tanto en América como en África y ensayará innovaciones radicales en ciertas misiones de Asia. En segundo término existe un contexto metodológico sobre el que conviene reflexionar. Por un lado, somos conscientes de que la reflexión y el método deben preparar al entendimiento para las exigencias del análisis y que el ordenamiento de sus resultados debe servir para construir el edificio científico. Por ello, el método sin alma puede conducir a un formalismo dialéctico cuando su técnica se convierte en un fin en sí mismo y deja de lado la realidad objetiva. Por otro lado, la norma debe iluminar el camino para la realización de un proyecto, y la Ratio no se puede circunscribir al contenido de su última redacción de 1599 sino que conlleva en su interior una historia de medio siglo de intuiciones, esfuerzos, ensayos, experiencias, errores y revisiones que hicieron posible el edificio de la paideia jesuítica en todo el mundo.9 Este gigantesco esfuerzo desembocó en un modelo pedagógico experimentado en el mundo conocido y, al decir de Luce Giard, sustentado “en un método eficaz, bien estructurado, cuidadoso de los mecanismos de adquisición de conocimientos, adaptado a las necesidades de su tiempo”,10 todo lo cual avaló el ideal de intelectualidad que acompañó a la primera Compañía de Jesús. En esta interiorización diaria radica exactamente el valor de nuestro planteamiento: no basta leer el texto de la Ratio a la luz de los Ejercicios –tarea anual de cada jesuita inmerso en su misión en cualquier parte del mundo– sino que era necesario la experiencia del compromiso –individual y colectiva. En la Weltanschaung ignaciana la adaptación continuada a los tiempos, lugares y personas define la unidad en la diversidad; en la concepción,
Luce GIARD. “Le devoir d’intelligence ou l’insertion des jésuites dans le monde du savoir”. En: Luce GIARD. Les jesuites à la Renaissance. Paris, Presses Universitaires de France (1995) XIII.
8
F. CHARMOT. La pedagogía de los jesuitas. Madrid (1952) 367-394.
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Luce GIARD. Ob. cit., p. LVI.
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desarrollo y adaptación de la Ratio también hay que tener muy presente este principio. No es lo mismo el Colegio Romano, el Colegio Imperial de Madrid, el Colegio de La Flèche de París o el Colegio de Coimbra que los que germinaron en lo que hoy denominaríamos tercer mundo. En la misma América existieron grandes diferencias entre las instituciones educativas de los virreinatos primigenios y los de las Audiencias o Capitanías Generales. Esta radical diferencia la recogía la Formula acceptandorum collegiorum anno 1588 recognita11 en la que se pormenorizaban las exigencias que definían un colegio jesuítico tanto en la integración de la comunidad, como en el curriculum, la dotación del edificio y de las clases y los ministerios que debían desarrollarse en torno a la Iglesia. Sin embargo, esta Formula excluía expresamente a las Indias y a las regiones transalpinas. Suponemos que la exclusión contempla la letra de algunas disposiciones, pero no el espíritu global del documento. En las provincias americanas hispanas de la Compañía de Jesús, solo ciudades como México o Lima podían aspirar a disponer de hombres y medios para llevar adelante el genuino ideal de la formación ignaciana; en un segundo grado, Córdoba, Quito, Santa Fe y otras; en el resto del continente se interponían grandes espacios en los que pequeñas ciudades pugnaban por adquirir identidad a la vez que levantaban lentamente su estructura institucional como parte de la maquinaria administrativa de la monarquía hispana. Esta era la realidad de la mayoría de las poblaciones donde la Compañía de Jesús fundó colegios en las provincias surgidas en las tierras descubiertas por Colón.12 Como es natural las exigencias y los planteamientos de estas ciudades provincianas eran en muchos aspectos distintos a los de las grandes urbes, aunque los ideales educativos fueran idénticos. De esta manera se debe estudiar la inserción de los miembros de la Orden de Ignacio de Loyola en la ancha y extensa geografía americana como agentes de los prolegómenos de una historia intelectual en la que hay que dilucidar cómo y por qué han concurrido a la obra común de engendrar la modernidad.13 La identidad jesuítica universal, para ser genuina, debía encarnarse en la identidad local de acuerdo con los tiempos, lugares y personas. Dicho proceso
ARSI. Institutum, 40, fol. 109-111v. Posteriormente, sin variaciones de fondo, se promulgó la Formula acceptandorum collegiorum iuxta V Generalis Congregationis, Decretum 87, a R. P. N. Claudio Aquaviva, Praeposito Generali, explicata.
La cronología de ingreso de la Orden de Loyola en la América hispana es tardía y doblado el siglo XVI: en 1566 llegan a la Florida, en 1567 al Perú, en 1572 a Méjico, en 1586 a Ecuador, en 1593 a Chile y posteriormente a la región del Plata, al Paraguay y al Nuevo Reino.
Luce GIARD. Art. cit., p. XV. Para un estudio de la misión e identidad de la Compañía de Jesús nos remitimos a: Michael SIEVERNICH y Günter SWITEK (Edit). Ignatianisch. Eigenart un Methode der Gesellschaft Jesu. Freiburg-Basel-Wien, 1991.
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lo vivieron las Provincias del Nuevo Reino, Quito, Perú, Chile y Paraguay en la Sudamérica hispana, pues la criollización integró en visiones americanas la mezcla de jesuitas españoles, europeos, americanos y criollos. Los “Colegios Máximos” –centros de formación y de educación superior en cada provincia– son la clave para la lectura de todos los proyectos implementados en cada demarcación geográfica. Y explicitamos: así como los Ejercicios de San Ignacio suponían en el jesuita adquirir un arquetipo espiritual, así también para los jesuitas americanos su respectivo Colegio Máximo se erigía en su arquetipo de identidad como punto de referencia en su conciencia ideal, simbólica o imitativa. Para poder desarrollarse, la función psíquica exige sustancia y promesas, es decir, arquetipos de identificación. Por ello, el jesuita americano –lo mismo que el europeo, el africano o el asiático– necesitaba encontrar en su Alma Mater una herencia cultural que le hiciera habitante de una historia y partícipe de una sociedad, para así sentirse actor de una red de relaciones a partir de las cuales pudiera elaborar comportamientos en respuesta a problemas existenciales. De esta manera, cada hijo de San Ignacio, cada colegio, cada rincón misional, cada hacienda reiteraba un modelo creador que invitaba no solo a la imitación, sino al riesgo de la superación. A través del estudio del respectivo “Colegio Máximo” se debe reconstruir la historia de las academias jesuíticas en nuestro subcontinente, pues ellas son las que diseñaron una totalidad de proyectos que tuvieron como fuente de reflexión el hombre, la ciencia, la religión y la sociedad coloniales. En consecuencia, a la hora de interpretar la Ratio hay que buscar siempre una visión holística con la cual los saberes y su respuesta en la cultura y en la sociedad adquieren relevancia protagónica porque ellos fueron el instrumento eficaz para la transformación de hombres y de sociedades concretas. Por ello, dejamos sentado que no pretendemos entrar en el fondo de una problemática que conlleva antinomias no fáciles de entender en el momento actual: cómo los jesuitas interpretaron la relación entre teología, filosofía y ciencia en el marco de su dependencia de la tradición escolástica, el genuino interés por los nuevos descubrimientos en el campo de las ciencias de la naturaleza y su obediencia a la fe católica y al Papa y su preocupación por el uso de la razón en busca de la verdad.14 De igual forma, no podemos reducir nuestra investigación al exclusivo estudio del cultivo de las ciencias exactas como fuente de la ciencia nueva. Pretender
14
Véase: Alfredo DINIS. “Giovanni Battista Riccioli, crítico de Galileu”. En: Revista Portuguesa de Filosofia. Braga, t. LIV, fasc. 2 (1998) 163-193.
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en un continente nuevo disponer de científicos en todas las ramas de los saberes como en el Viejo Mundo es una proposición desmedida.15 2. La implantación de la Ratio Studiorum en el Nuevo Reino Para poder acercarnos a la realidad educativa llevada a cabo en la entidad tunjana nos serviremos de la experiencia santafereña y la completaremos para el siglo XVIII con todos los movimientos reformistas que nacieron en la Península ibérica, trasplantados por los ignacianos que vinieron a trabajar en tierras del Nuevo Reino.16 Un primer ensayo de este proyecto lo hemos realizado con nuestro estudio sobre la Facultad de Lenguas en la Universidad Javeriana colonial.17 Este intento de diseño sobre las humanidades santafereñas hay que completarlo con el estudio de la Biblioteca de la Academia Javeriana18 y con el aporte del Real Colegio Mayor de San Bartolomé.19 El 1 de enero de 1605 se inauguraron con toda solemnidad los estudios de humanidades en el recién fundado colegio de Santafé.20 La lección inaugural estuvo a cargo P. José Dadey (c.1576-1660),21 genuino representante del humanismo italiano, quien no solo inició a sus discípulos en “los meteoros y la esfera del P. Clavio”,22 sino que además aportaba la intuición de la Compañía de Jesús italiana: pasión por la lingüística, la retórica, la astronomía y la matemática23 así como el convencimiento del valor del arte barroco.24
Véase: Ugo BALDINI. “As Assistências ibéricas da Compahia de Jesus e a actividade cientifica nas Missôes asiáticas (1578-1640). Alguns aspectos culturais e institucionais”. En Revista Portuguesa de Filosofia. Braga, t. LIV, fasc. 2 (1998) 195-246.
Para poder elaborar un estudio completo sobre la enseñanza de las humanidades en el colegio jesuítico de Tunja sería necesario conocer la biografía de los profesores que ejercitaron la docencia en cada unidad educativa; las respectivas bibliotecas; los posibles escritos tanto de maestros como de alumnos y los testimonios directos e indirectos de los actores.
José DEL REY FAJARDO. La “Facultad de Lenguas” en la Javeriana colonial y sus profesores. Bogotá, 2004.
José DEL REY FAJARDO. La biblioteca colonial de la Universidad Javeriana de Bogotá. Caracas, s/f.
José DEL REY FAJARDO. Jesuitas, libros y política en el Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé. Bogotá, 2004.
ARSI. N. R. et Q. 12, fol. 33. Carta annua anonima.
Véase: José DEL REY FAJARDO. Biobibliografía, 178-181.
MERCADO. Ob. cit., I, 183.
Pedro MERCADO. Historia de la Provincia del Nuevo Reino y Quito de la Compañía de Jesús. Bogotá, I (1957) 183. Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 104.
Patricia RENTERÍA SALAZAR. Arquitectura en la Iglesia de San Ignacio de Bogotá. Bogotá (2001) 98-102.
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Existen varios indicadores para poder inducir la calidad de los estudios santafereños. Los ejercicios escolares son un exponente de la calidad de la enseñanza jesuítica y en la primera etapa del colegio de Santafé toda la gama de certámenes y representaciones debió ser abundante. El Seminario de San Bartolomé se inauguró en 1605 con una comedia latina “que se juzgó podía ser buena en la corte”, según la Carta annua de dicho año.25 Asimismo, los grandes acontecimientos civiles y religiosos convocaban el ingenio y la productividad literaria de los colegiales bogotanos. Las exequias de la reina Margarita de Austria se celebraron con declamaciones, oraciones latinas, epigramas y jeroglíficos;26 por su parte, la beatificación de Ignacio de Loyola (27 de julio de 1609) es lógico que provocara el entusiasmo de la joven provincia jesuítica del Nuevo Reino, sobre todo con la presentación de comedias y coloquios.27 La monotonía escolar también se rompía a veces con acontecimientos como la llegada a Santafé, en 1612, de varias reliquias traídas por el P. Luis de Santillán, hecho que generó suntuosos festejos como un certamen poético y la representación de la Vida y muerte de San Victorino.28 En junio de 1625 se llevaron a cabo solemnes actos dramáticos en San Bartolomé, hecho que nos induce a pensar que por las sumas invertidas tuvo que tener magnitudes fuera de lo normal. En esa ocasión se representó la fábula de Orfeo y por sus cuentas sabemos que se compraron morriones, petos, culebras, lienzos, fique, cera negra, libros de oro y plata, así como instrumentos para apariciones y tablados.29 Al año siguiente se gastaron treinta y seis pesos “en figuras y aparatos para el coloquio que se hizo al señor arzobispo [Julián de Cortázar].30 Lamentablemente, la ausencia de Cartas anuas en los años subsiguientes nos impide verificar este tipo de acontecimientos que sin lugar a dudas debieron seguir dándose en la capital santafereña. Otro indicador de la preocupación intelectual de los alumnos javerianos se muestra en la producción literaria o gramatical llevada a cabo por ellos, aunque hoy resulta difícil rastrear esa veta tan frecuente en otras latitudes hispanoamericanas, por ejemplo en México. Es el caso de Fernando Fernández de Valenzuela, quien en su libro Thesaurus linguae latinae rememora a su profesor, el P. Hernando Cavero, y dice de él que era
ARSI. N. R. et Q. 12, Historia, 1, fol. 33v.
ARSI. N. R. et Q. 12, Historia, 1. Letras Annuas (1611-1612) del P. Gonzalo de Lyra, fol. 63.
ARSI. N. R. et Q. 12, Historia, 1. Letras Annuas (1611-1612) del P. Gonzalo de Lyra, fol. 69.
Pedro de MERCADO. Historia de la Provincia… I, 81.
Archivo de San Bartolomé. Libro de gasto ordinario y extraordinario deste Collegio de San Bartolomé, fol. 123.
Archivo de San Bartolomé. Libro de gasto ordinario y extraordinario deste Collegio de San Bartolomé, fol. 136.
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“expertísimo en todas las lenguas, y especialmente en la latina”.31 También incluye una breve pieza dramática intitulada Laurea critica.32 Otro ex alumno de la Javeriana colonial es el doctor José Ortiz Morales,33 alumno de San Bartolomé entre 1669 y 1676, concluye su redacción en 1713. Escribe su biografía y en ella se pueden seguir datos muy interesantes de la vida interna bartolina. La impresión que saca el lector es que los estudios humanísticos eran florecientes y dedica a sus profesores palabras de admiración. En 1672, el P. Juan de la Peña, Provincial, dejaba en sus instrucciones la siguiente disposición: “Tengan conclusiones los Maestros de Gramática cada 15 días llanamente en el aula, y sin premios y vaya el Prefecto de los estudios menores a fomentar esto de quando en quando cada mes estas conclusiones por lo menos”.34 En el mismo documento manda poner al día y guardar un libro que hubiera sido de vital interés para el tema que nos ocupa: es un libro que debía reposar en la Biblioteca y en el que debían trascribirse las “resumptas”, dedicatorias y discursos que se llevaban adelante en los actos literarios35. La actividad cultural de los estudios humanísticos debía ser de gran intensidad, pues el 12 de enero de 1682 el Provincial P. Juan Martínez Rubio se veía precisado a recordar que “estando como están doce pesos para pintura, y adorno del pergamino en las conclusiones de los de casa, no se permita excedan de esta cantidad en el gasto de colonias y botones, ni tampoco el que en el teatro se pongan sillas sin licencia del Padre Rector, ni que se enciendan y quemen pebetes con riesgo de quemar las alfombras (…)”.36
Fernando FERNÁNDEZ DE VALENZUELA. Thesaurus linguae latinae: explicatio libri quarti, frases, vocabula, verba sinónima, sententiae simul cum adagiis ex diversis authoribus recopilatae… Santafé [1629]. Mss. de la Biblioteca Nacional de Colombia. Mss., 4, fol. 15r.
PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 542. El texto lo reprodujimos en nuestro libro La pedagogía jesuítica en la Venezuela hispánica. Caracas (1979) 435-448.
José ORTIZ Y MORALES. Observaciones curiosas y doctrinales que ha hecho en su vida política desde el día 11 de febrero del año 1658… [Biblioteca Nacional de Colombia. Mss., 130]. En: Germán MARQUÍNEZ ARGOTE. Breve tratado del cielo y los astros del M. Javeriano Mateo Mimbela (16631736). Santafé de Bogotá-San Cristóbal, 2000.
APT. Fondo Astráin, 18. Ordenes antiguas, que por orden de N. R. P. Lorenzo Ricci, ya no están en uso y deven guardarse en el archivo. “Ordenes que dejo en este Collegio de Santa Fee el Padre Juan de la Peña, Provincial de esta Provincia del Nuevo Reyno y Quito visitando esta cassa en 22 de noviembre de 1672”, fol. 31.
APT. Fondo Astráin, 18. Ordenes antiguas, que por orden de N. R. P. Lorenzo Ricci, ya no están en uso y deven guardarse en el archivo. Doc. cit., fol. 31v.
APT. Fondo Astráin, 18. Ordenes antiguas, que por orden de N. R. P. Lorenzo Ricci, ya no están en uso y deven guardarse en el archivo. “Ordenes del Padre Juan Martinez Rubio Provincial desta Provincia del Nuevo Reyno y Quito, que dejó vissitando este Colegio de Santa Fe en 12 de Henero de 1682 años”, fols. 45-45v.
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En 1689 el Visitador, P. Diego Francisco Altamirano exigía la perfección en el dominio del latín, y escribía: En la segunda hora leerá las composiciones el Maestro, notando quantos yerros hubiere por pequeños que sean en la gramática [y] en la ortografía, en el modo de escribir las partes, cláusulas y letras, no poniendo S por X ni viceversa, no separando las letras de una palabra, ni las consonantes de las vocales a que pertenecen al fin del renglón de la contra: ni poniendo letras mayúsculas en medio de dicci y las comas, puntos, interrogaciones y admiraciones, notas de adverbios y de acentos largos y todo lo demás que se requiere para mostrarse gran Maestro de latín y en dicción porque es cosa indigna de un Jesuita que ha de enseñar a tantos el que cometa cualquiera de los yerros dichos y no sepa después corregirlos a sus discípulos.37
En 1691 el maltés Juan Francisco Riccio (1659-1744)38 se encargaba de la formación humanística de los jesuitas javerianos.39 Sobre su gestión, el General de los jesuitas escribía el 15 de agosto de 1692 acerca de los estudios humanísticos: Mucho me he alegrado de ver el grande recogimiento y mucha aplicación que tienen en el mismo Colegio al estudio de las Letras humanas los Hermanos Seminaristas, reconociéndoseles en el aprovechamiento el cuidado grande con que le procura el Padre Francisco Ricci su Maestro, ejercitándoles en oraciones y panegiricos de todo género; es un ornamento grande de las Provincias el que tengan sujetos ventajosos en estas buenas letras, y así estimo a V. R. el cuidado de haber puesto Maestro tan cuidadoso y que tanto se desvela por sacarlos aventajados.40
El Visitador de la Provincia, P. Francisco Antonio Altamirano, escribía una carta a la Provincia del Nuevo Reino y Quito en la que invitaba a los estudiantes para que en Navidades pudieran componer poemas. Su tema se fijaba en un cartel; de la producción, uno tenía que ser en latín y los demás en castellano. Los mejores poemas se debían copiar en un libro destinado a este fin.41
APT. Fondo Astráin, 18. Ordenes antiguas que por orden de N. R. P. Lorenzo Ricci ya no están en uso y deben guardarse en el Archivo. “Instrucción para el Seminario de nuestros Hermanos humanistas, dispuesta y mandada observar por el Padre Diego Francisco Altamirano, Visitador y Vice Provincial del Nuevo Reyno y Quito de la Compañía de Jesús en la visita de 9 de Junio de 1689”, fol. 53-53v.
PACHECO. Ob. cit., III, 133-134.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 1. Catálogo breve de 1691: «Praefectus juniorum quos docet litteras humaniores».
APT. Leg. 132. Cartas de Padres Generales, fol. 86v. Carta del P. Thyrso González al P. Diego Francisco Altamirano. Roma, 15 de agosto de 1692.
APQu. Leg. 6. Carta del P. Francisco Antonio Altamirano a la Provincia del Nuevo Reino y Quito. 25 de marzo de 1696.
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Pensamos que dos escritores jesuitas españoles tuvieron un gran influjo, tanto en la Península como en los territorios ultramarinos, en la enseñanza de las humanidades: nos referimos a Diego García de Rengifo (1553-1615)42 y a Baltasar Gracián (1601-1658).43 A pesar de las severas prescripciones de la Ratio Studiorum para que el latín fuera la lengua oficial tanto de la Compañía de Jesús como de su enseñanza hay que reconocer que los jesuitas hispanos escribieron muchos poemas en castellano, como lo demuestra el manuscrito Cancionero de Jesuitas, dado a conocer por D. Antonio Rodríguez-Moñino.44 “La poesía, escribe Ángel Pérez Pascual, era uno de los principales vehículos de celebración, exaltación y propaganda, y las justas poéticas y las academias literarias, civiles o religiosas, se servían de ella para dar lustre a la ocasión y para ganarse el favor de alguna figura destacada”.45 En este contexto se inscribe el Arte poética española escrita por el P. Diego García y publicada con el seudónimo de Juan Díaz Rengifo.46 Esta obra es un manual de preceptiva literaria, un auténtico libro de texto para los colegios jesuíticos en el que se describen los principales tipos de verso y de estrofa de la poesía española e italiana. El éxito alcanzado en España e Hispanoamérica por este libro lleva a Ángel Pérez a hablar de una ‘poética jesuítica’ y estatuye: “(…) lo cierto es que los textos del Cancionero y del Arte poética española guardan tantas similitudes que es inevitable concebir estas dos obras como testimonios complementarios de una misma escuela poética aún por definir”.47 Ciertamente fue el tratado literario más recurrido y consultado por alumnos y profesores, y como manual práctico de creación poética resultaba mucho más útil que las otras poéticas del momento, las de Sánchez de Lima (1580), Pinciano (1596), Carvallo (1602) o Cascales (1617), por citar las más importantes, Rengifo triunfó comercialmente sobre ellas (…) porque en el tratado del
José ESCALERA. “García de Rengifo, Diego”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, II (2001) 1574.
Miguel BATLLORI. “Gracián y Morales, Baltasar”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, II (2001) 1796-1797.
Antonio RODRÍGUEZ-MOÑINO. “Tres cancioneros manuscritos”. En: Abaco, 2 (1969) 127-272.
Ángel PÉREZ PASCUAL. “La poética de los jesuitas en el siglo de oro: Rengifo y su Tratado”. En: Javier VERGARA CIORDIA (Coordinador). Estudios sobre la Compañía de Jesús: los jesuitas y su influencia en la cultura moderna (S. XVI-XVIII). Madrid, Universidad Nacional de Educación a Distancia (2003) 274.
Ángel PÉREZ PASCUAL. “La poética de los jesuitas…”, 275. Véase también la obra del mismo autor: “El verdadero autor del Arte poética española (Salamanca, 1592) y el uso de seudónimos en los escritores jesuitas del Siglo de Oro”. En: M.ª Cruz GARCÍA DE ENTERRIA y A. CORDON (Eds.). Actas del IV Congreso Internacional Siglo de Oro (AISO). Alcalá de Henares, 22-27 de julio de 1996. Madrid (1998) 1223-1235.
Ángel PÉREZ PASCUAL. “La poética de los jesuitas…”, 276.
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jesuita abulense era mucho más fácil que en cualquier otro la localización y comprensión de cada uno de los esquemas métricos habituales en la poesía española e italiana.48
El texto de Diego García reposaba en los anaqueles de la Universidad Javeriana, por ende, fue conocido por profesores y alumnos neogranadinos.49 El segundo autor que merece especial atención por su influjo en el mundo americano, concretamente en tierras de la Provincia del Nuevo Reino, es Baltasar Gracián. La estética graciana fue la estética del siglo XVII. Como lo anota Batllori, la Agudeza y Arte de ingenio fue una de las pocas obras que Gracián sometió sin temor a la censura de su orden, la cual la aprobó con loa y encomio,50 hecho que demuestra que la Compañía de Jesús no la consideró contraria a las tendencias clasicistas de la Ratio. En la biblioteca del colegio de Mérida encontramos dos ejemplares de la Agudeza;51 en el de Caracas aparecen El Criticón, El Oráculo y El Héroe.52 Pensamos que el influjo de Gracián fue definitivo en muchos campos de la Retórica hispana, aunque hay que reconocer con Batllori que el problema del paso de la Retórica de la Ratio a la retórica jesuítica del pleno barroco, es el mismo problema del tránsito de la retórica aristotélica a la retórica barroca (…). Los portillos de escape fueron los tópicos y figuras, el ingenio y la invención. Aristóteles los alaba y encomia, pero los recomienda con moderación (…). Lo mismo hace la Ratio jesuítica. Bastó perder el sentido de la medida –y en esto radica la esencia del barroco– para desbocarse por el sendero del barroquismo.53
En este sentido, la acotación de Ceferino Peralta resulta muy atinada respecto a que al integrarse la Ratio en el equilibrio de la Escuela Aragonesa, “se situaría en una zona también integradora del barroquismo y
Ángel PÉREZ PASCUAL. “La poética de los jesuitas…”, 90-291. Miguel SÁNCHEZ DE LIMA. Arte poética en romance castellano. Alcalá de Henares, 1580. Alonso LÓPEZ PINCIANO. Filosofía antigua poética. Madrid, 1596. Luis Alfonso CARVALLO. Cisne de Apolo. Medina del Campo, 1602. Francisco de CASCALES. Tablas poéticas. Murcia, 1617.
José DEL REY FAJARDO. La biblioteca colonial de la Universidad Javeriana de Bogotá. Caracas, s/f., 413, n.º 1351.
Miguel BATLLORI. Gracián y el Barroco. Roma (1958) 105.
José DEL REY FAJARDO. La expulsión de los jesuitas de Venezuela. San Cristóbal (1990) 209: La primera corresponde a la edición de Huesca de 1649 y la segunda como parte de sus Obras en la edición de Madrid, sin año.
José DEL REY FAJARDO. Ob. cit., 292.
M. BATLLORI. Ob. cit., 111.
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clasicismo”.54 En todo caso, nos parece muy interesante la hipótesis formulada por el investigador madrileño Bernabé Bartolomé, quien afirma: Miguel Batllori cree que los síntomas de barroquización de la Ratio se asoman en la permisividad para utilizar las lenguas romances en la enseñanza del latín. Después de haber leído bastantes obras de certámenes y fiestas literarias de colegios jesuíticos del siglo XVII y XVIII, en gran parte en castellano, y después de observar la carga de elementos clásicos en los autores castellanos del siglo XVII –algunos discípulos de la Compañía– llegamos a aventurar la hipótesis de que en muchas aulas de gramática de estos religiosos la enseñanza del latín era un pretexto para mejor aprender la lengua castellana y desde aquí se podría entender mejor la falsedad de algunas acusaciones en torno a la metodología en la enseñanza del latín. La teoría emblemática de las empresas, los simbolismos y alegorías, algunos modelos de jeroglíficos y desarrollos de geometría lingüística que hemos contemplado en documentos relacionados con el Colegio Imperial de Madrid nos hacen rebasar la idea del barroco para llegar hasta los caligramas del movimiento surrealista. Este apartamiento de lo clásico provocó la reacción de la Congregación XIV de la Compañía imponiendo la vuelta al clasicismo con la Ratio Docendi de Jouvancy.55
Al llegar a la segunda década del siglo XVIII parece que la crisis de las humanidades invadió a la Universidad Javeriana. En la correspondencia de los Generales de la Orden y los Provinciales del Nuevo Reino descubrimos para esas fechas un planteamiento que llama a reflexión: La segunda cosa (…) es la falta de Latinidad en nuestros hermanos estudiantes, de donde se sigue necesariamente el poco aprovechamiento en las facultades superiores. Témome que la ansia de hacer gente y de tener recibos sea la causa de este desorden (…) Tengo por necesario que haga V. R. un serio encargo con carta circular ordenada a este solo fin de que no se muestran tantos deseos de aumentar la Provincia en número de personas que disminuyan su honor con la falta de cualidades necesarias; y siendo entre estas la principal la Latinidad de nuestros Escolares, cargará V. R. las conciencias de los examinadores sobre que no aprueben a los que no supieren la Gramática, de suerte que en el año que tiene destinado la Compañía después de el Bienio no sólo sean capaces de perfeccionarse en ella sino adelantarse en la Retórica y Letras humanas.56
Ceferino PERALTA. “Gracián, entre Barroco y Neoclásico en la Agudeza”. En: Paramillo. San Cristóbal, 2-3 (1984) 552.
Bernabé BARTOLOMÉ MARTÍNEZ. “Las cátedras de gramática de los jesuitas en las universidades de Aragón”. En: Hispania Sacra, 34 (1982) 56.
APT. Leg. 132. Cartas de los PP. Generales, fols. 266v-267. Carta del P. Miguel Angel Tamburini al P. Franacisco Antonio González. Roma, marzo 27 de 1723.
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En realidad, la década 1720-1730 constituye una gran crisis académica de la Universidad Javeriana, tanto que el 15 de septiembre de 1733 el P. Francisco Retz, General de la Compañía de Jesús al Provincial del Nuevo Reino, escribía: Se me dice que nuestros Hermanos estudiantes con sola una medianía de Gramática, y sin saber Poesía y Retórica, son señalados para los estudios mayores de Filosofía y Teología; que en algunos de los Maestros no hay el celo y aplicación que se requiere, repitiendo en formales términos las materias de otros y a gozar no bajando a las clases sino dando el cartapacio al Hermano Bedel para que dicte (…) Todo esto, si es así, cede en perjuicio no pequeño de nuestros estudios y de nuestros estudiantes. De V. R. las providencias que juzgare más convenientes para el efectivo remedio.57
3. Los movimientos renovadores de las humanidades en España y su influjo en América El hecho llamativo de que se hayan extraviado los inventarios levantados en la expulsión de los jesuitas de Tunja en 1767 nos impide verificar, a través de un documento fundamental como era la biblioteca, el mundo de los hombres e ideas que alimentaron los imaginarios intelectuales y culturales de los jesuitas en Tunja. Con todo, ensayaremos diseñar el movimiento de renovación de las humanidades que se llevaba a cabo en lugares muy precisos de la geografía española para establecer un telón de fondo de las posibles influencias pedagógicas que se agitaron antes de la expulsión de 1767. Existe un intervalo temporal entre lo que se ha dado en llamar el primer siglo XVIII y el segundo, período que está totalmente virgen para la investigación. Rara vez en la historia se dan cambios bruscos. Aguas subterráneas recogen el sentir de los espíritus preocupados y solo emergen cuando los hombres y las circunstancias les ofrecen o les imponen la oportunidad. Al mediar el siglo XVIII la Compañía de Jesús era consciente de la crisis que vivían las humanidades tanto en su propio seno como en el mundo circundante.58 La lectura atenta de la carta circular que remite el General de los jesuitas, P. Ignacio Visconti, el 17 de julio de 1752 a todos los provinciales expandidos por el mundo conocido nos ubica en el
APT. Leg. 132. Cartas de Padres Generales, fol. 331-331v. Carta del P. Francisco Retz al P. Francisco Antonio González. Roma, 15 de septiembre de 1733.
Quien desee una información global sobre las letras humanas en Europa, véase: Marc FUMAROLI (Ed.). Histoire de la rhétorique dans l’Europe moderne 1450-1950. Paris, PUF, 1999.
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momento álgido de la crisis.59 La Compañía de Jesús, dice, ha practicado con honor el cultivo de las letras en las denominadas “Escuelas inferiores” que son fundamentalmente “el estudio de las lenguas latina y griega, de la oratoria y del arte poético”. Más adelante el P. Visconti afronta el reto de una realidad nueva: “(…) ahora en muchos lugares, existen muchas [escuelas] que compiten con las nuestras, y queda por tanto el peligro de que mientras aquellas se vayan fortaleciendo, las nuestras languidezcan y su fama vaya a empobrecerse”. El General propone que la permanencia de los jóvenes en nuestras instituciones educativas no sea más de lo justo, así como el propósito de que “no salgan de ellas con una cultura mediocre en lo que se refiere al conocimiento de las ciencias”. Este reto no tendrá éxito si los maestros no son excelentes, “y, en cuanto sea posible, mejores que los demás”. En concreto, propone las siguientes medidas. En primer lugar exalta el aprecio que la Compañía de Jesús siempre ha mostrado por la enseñanza de las humanidades, en consecuencia, los profesores dedicados a la enseñanza de la retórica no pueden ser considerados “como maestros de segunda categoría (…) y merecen igual aprecio (…) como los que presiden otras facultades”. Asimismo, critica a aquellos profesores que se contentan con “buscar un mero y estéril aplauso, como ocurre actualmente y a menudo”. La segunda exigencia se centra en que a los futuros profesores hay que darles “preceptores muy aptos (…) que no solamente sobresalgan en cuanto a esta facultad, sino que sepan enseñarla y exponerla”. En sus clases deben exponer solamente los autores más antiguos y aprobados, los que se acercan a la edad de Augusto. Concluye este apartado con la siguiente prescripción: “Obsérvese, en cuanto sea posible, la costumbre de la Compañía en cuanto a que se consagre un trienio íntegro al estudio de la retórica; y ninguna parte de este tiempo, salvo en caso de necesidad, sea disminuida”. La tercera sugerencia considera el nombramiento de los profesores de humanidades, pues se debe tener en cuenta “de manera especial las cualidades de ingenio, de ciencia y talento especial”, adecuadas a la enseñanza de la juventud. El cuarto punto se centra en la biblioteca y es taxativo: “Provéase oportunamente a nuestros maestros de cuanto les sea necesario para el aprendizaje y la enseñanza, particularmente de los libros”. El Rector también debe colaborar de forma activa en proporcionar los premios, en aportar el dinero apropiado para la presentación de actos literarios o recitales y
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“R. P. N. Ignatii Vicecomitis epistola ad Provinciales Soc. De studiis humaniorum litterarum promovendis”. Romae, 17 julii 1752. En : G. M. PACHTLER. Ratio Studiorum et Institutiones Scholasticae Societatis Jesu per Germaniam olim vigentes… Osnabrück, III (1968) 128-132.
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para las representaciones teatrales, las cuales “son muy favorables tanto como testimonio de ciencia como para logran un acrecentamiento en la estimación por la escuela”. El quinto punto es muy significativo: “No se impongan a los maestros ocupaciones extrañas a su trabajo”. Las humanidades exigen todo el hombre y por ello el Rector debe tratar no solo de “aligerarles su tarea, de la cual consta lo rudo y muy pesado que lleva consigo”, sino además “proporcionarles con intervalos de tiempo un merecido descanso”. La última recomendación vuelve los ojos al recto orden que debe imperar en las aulas de forma tal que el Rector y el Director de Estudios hagan que se practique el estatuto consagrado en el libro De ratione Studiorum de forma tal “que nuestras escuelas resulten tan parecidas unas con otras que, a pesar del cambio de maestros, ellas mismas permanezcan iguales”. La consecución de estos fines ayudará a que cada maestro disponga del libro de Juvencio De ratione discendi et docendi. Existe un segundo foco de atención –esta vez oficial– que se centra en la presencia del Confesor Real y del grupo de jesuitas que le asesoraba en el corazón de la Corte representada:: nos referimos al P. Francisco Rávago.60 En efecto, el P. Andrés Marcos Burriel (1719-1762)61 le presentó a Rávago unos Apuntamientos de algunas ideas para fomentar las letras (1750), en los que proponía la necesidad de encuadrar corporativamente a la Compañía de Jesús, con la selección de sus mejores miembros, dentro de un plan sistemático que debería contribuir al renacimiento cultural de las letras hispanas.62 Burriel proyectaba una Junta Académica de jesuitas selectos –uno por cada una de las provincias jesuíticas españolas– que “han de ser los hombres de más fino gusto de toda la nación española, y como levadura de toda masa de la Compañía y de la nación”. Hasta conseguir sede propia, deberían instalarse en el Colegio Imperial de Madrid. El proyecto tenía como mira dos preocupaciones fundamentales: una, la elaboración y publicación de trabajos de investigación; otra, la reforma de la enseñanza tanto en la Compañía de Jesús como fuera de ella.63 Otro jesuita también penetraba en los deseos de política cultural de Rávago: nos referimos al P. José Martínez (1703-1791). Llega a París en 1749 donde permaneció unos diez años. En 1761 aparece en Londres
José F. ALCARAZ GÓMEZ. Jesuitas y reformismo. El Padre Francisco de Rávago (1747-1755). Valencia, 1995.
Antonio MESTRE y Jesús GÓMEZ FREGOSO. “Burriel Andrés Marcos”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, I (2001) 575-576. A. ECHANOVE TUERO. La preparación intelectual del P. Andrés Marcos Burriel S. I. (1731-1750). Madrid-Barcelona, 1971.
José F. ALCARAZ GÓMEZ. Jesuitas y reformismo… 565.
A. ECHANOVE TUERO. La preparación intelectual… 255-260.
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como confesor del embajador Conde de Fuentes y en 1762 residía en Madrid como Procurador de la Provincia de Aragón.64 En 1749 le escribe desde la capital francesa al P. Confesor proponiéndole la creación de una Academia de Ciencias como la de París; además, le envía el Reglamento de la mencionada corporación académica. A todo esto se añade la sugerencia de traducir algunos de los periódicos eruditos que recogían y criticaban el movimiento intelectual europeo y cita concretamente a dos: el Journal des sçavans y el de los jesuitas franceses, el Journal de Trévoux.65 Después del Tratado de Aquisgrán se impone la apertura de las fronteras y la preocupación española por preparar a sus hombres en el extranjero. En 1752 Sarmiento escribía: “Hierve la Corte de proyectos literarios. Por docenas se entablan Academias para todo género de ciencias y artes. Los Padres Jesuitas, acaso previendo los futuros, han restablecido en el Colegio Imperial el estudio de las matemáticas. Prosiguen en el Real Seminario [de Nobles] y en otros que fuera de la Corte se van fundando, en educar a la noble juventud en las Bellas Letras, Física Experimental, Matemáticas, Geografía, Historia, etc.”.66 Más adelante añade: “Dos o tres jesuitas españoles los costea el Rey en París para que allí aprendan el método de estudiar y de enseñar, para venir a entablarlo en sus Colegios (…)”.67 Los escogidos para este proyecto serían seis: el tarraconense Tomás Cerdá (1715-1791),68 el asturiano Isidro López (1721-1795),69 el gaditano Antonio Zacagnini (1723-post 1803),70 el salmantino José Miguel Petisco (1724-1800),71 el compostelano-madrileño Antonio Mourín (1707-1783)72
Más información en: José MARTÍNEZ DE LA ESCALERA. “Ciencias y letras entre los jesuitas de la Corona de Aragón (1747-1767)”. En: Miscelánea Comillas. Madrid, t. XL, n.º 77 (1982) 270.
Puede verse la trascripción de ambos documentos en: J. MARTÍNEZ DE LA ESCALERA. “Ciencias y letras…”, 274-281. Cita como fuente: Biblioteca del Palacio de Santa Cruz. Valladolid, Ms. 478.
P. ROCA. “Orígenes de la Real Academia de ciencias exactas, físicas y naturales. (Historia científica del primer Gobierno de Fernando VI)”. En: Homenaje a Menéndez Pelayo. Estudios de erudición española. Madrid, II (1899)851-853.
Ibidem.
Miguel BATLLORI. “Cerdá Tomás”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, I (2001) 734-735.
J. ESCALERA. “López Isidro”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, III (2001) 2414-2415.
Alberto DOU y Francisco de Borja MEDINA. “Zacagnini, Antonio”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, IV (2001) 4062-4063.
Gabriel M.ª VERD. “Petisco, José Miguel”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, III (2001) 3115-3116.
Carlos SOMMERVOGEL. Bibliothèque de la Compagnie de Jésus. Bruxelles-Paris, V (1894) 1347; IX (1900) 695; XII (1911) 597.
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y el zaragozano José Martínez (1703-1791).73 Las biografías de estos hombres se vinculan a los fermentos de cambio que sufrió la Compañía de Jesús en España durante esta etapa. A estas acciones gubernamentales hay que añadir un tercer núcleo institucional: la Compañía de Jesús española que trata de asimilar los aires de cambio que comienzan a respirarse en los ambientes cultos. Así se lo manifestaba el P. Burriel a Gregorio Mayans: “Por otro lado, la verdad sea dicha, en pocas comunidades hai tantos amadores de las letras como en casa; luego que se ha empezado a disipar la niebla que cubría la nación vemos que la gente moza jesuita de todas partes se anima más que otra alguna a bien aprender y a bien enseñar”.74 Desde muy diversos ángulos se dan, entre otras, tres acciones que en el fondo aspiraban a encontrar fórmulas nuevas para el cambio: los centros de formación jesuítica en cada una de las provincias hispanas, los colegios de Nobles, y un indicador de todas esas reformas: los denominados certámenes literarios. Un primer ensayo de renovación lo constituyen los colegios de Nobles,75 experimento que al parecer se había iniciado en Viena y en Gratz en 1710.76 Se trata de una “pieza típicamente dieciochesca en el sistema educativo de la Compañía de Jesús” al decir de Carmelo Sáenz de Santa María.77 Lo funda Felipe V mediante Real Cédula de 21 de setiembre de 1725 “para la enseñanza y educación de la noble juventud, en que aprenda las primeras letras, lenguas y habilidades que condecoran a los nobles, para que sirvan a la patria con crédito y autoridad”.78 Amén de la formación religiosa estudiaban: Dogma, Teología Moral, Escritura Sagrada, Cánones, Filosofía Natural y Artificial, Filosofía Moral, Política e Historia, Geometría, además de las lenguas, las matemáticas y las distintas habilidades que condecoraban al noble: equitación, esgrima, música y
José MARTÍNEZ DE LA ESCALERA. “Ciencias y letras entre los jesuitas de la Provincia de Aragón 1747-1767”. En: Miscelánea Comillas. Madrid, n.º 77 (1982) 270 y ss.
Gregorio MAYANS Y SICAR. Epistolario II. Mayans y Burriel. Transcripción, notas y estudio preliminar de Antonio Maestre. Valencia (1972) 532. Burriel a Mayans. Toledo, 10 de septiembre de 1751.
Antonio ASTRAIN. Historia de la Compañía de Jesús en la Asistencia de España. Madrid, VII (1925) 40-45. F. AGUILAR PIÑAL. “Los Reales Seminario de Nobles en la política ilustrada española”. En: Cuadernos Hispanoamericanos. Madrid, 356 (1980) 329-349.
A. ASTRAIN. Historia… VII, 41.
Carmelo SÁENZ DE SANTAMARÍA. “El colegio de Nobles de Madrid y las visiones morales de Quevedo-Torres de Villarroel”. En: Letras Deusto. Bilbao, 20 (1980) 179-189.
Memoria histórica de la fundación del real seminario de Madrid. Madrid, 1755.
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danza.79 Sabemos por Torres de Villarroel que el número de catedráticos jesuitas en 1728 era diecinueve.80 En esta concepción elitesca de la educación jesuítica es importante señalar una proposición del P. Ignacio Julián para el Colegio Mayor de San Bartolomé de Bogotá, capital de la Provincia del Nuevo Reino de Granada. Julián había estudiado en la Universidad de Cervera y en 1763 escribió, como pasante en el Colegio Mayor, lo que podríamos denominar como un manual de cortesía y buenas costumbres para los bartolinos.81 En este cuadro de intentos de renovación se han estudiado muy poco los actos públicos –o certámenes, como los llamaban entonces–, verdaderos indicadores de las preocupaciones intelectuales de profesores y alumnos. Se trata de una literatura científica muy dispersa que ameritará en el futuro un estudio analítico el cual arrojará, probablemente, resultados poco sospechados por el estado actual de la investigación científico-pedagógica. El 10 de septiembre de 1751 Burriel le escribía a don Gregorio Mayans: “En esa Provincia [de Aragón] se acaban de hacer cosas muy buenas, y Vm. debe procurar ver los Certámenes de este año en Gerona y Calatayud, que le alegrarán”.82 Posiblemente los certámenes de Gerona son los compuestos por el P. Ignacio Campserver en Manresa en 1722: De excellentia Linguae Craecae Oratio y Pro lingua Latina Declamatio, puestos a nombre de sus discípulos Francisco Xavier Dorca y Narciso Caragol.83 El de Calatayud es el Certamen Oratorio-Poético, publicado en Madrid en 1751.84
C. SÁENZ DE SANTAMARÍA. “El colegio de nobles…”, 185-187.
Diego de TORRES VILLARROEL. Sueños morales, visiones y visitas, con don Francisco de Quevedo, por Madrid. Barca de Aqueronte y Residencia Infernal de Plutón, trasladolos desde la fantasía al papel el Dr. D. de R. V… En Salamanca, s/f, 123. Y añade: “En cambio aquí <a sus horas determinadas acuden prontos diez y nueve jesuitas, que estos públicamente dictan a todos, todas las facultades y ciencias…>, incluídas las lenguas <griega, francesa, hebraica>… y finalmente el <estudio de las matemáticas, a que había ayunado la España muchos años; y en mi universidad… había un siglo que no la saludaban>. Citado por C. SÁENZ DE SANTAMARÍA. “El colegio de nobles”… 188.
José DEL REY FAJARDO. “Un manual de urbanidad y cortesía para estudiantes de humanidades (1762)”. En: Boletín de la Academia Nacional de la Historia. Caracas, t. LXII, n.º 246 (1979) 389400. El texto íntegro lo publicamos por vez primera en La pedagogía jesuítica en la Venezuela hispánica. Caracas (1979) 325-427.
Gregorio MAYANS Y SICAR. Epistolario II. Mayans y Burriel. Trascripción, notas y estudio preliminar de Antonio Maestre. Valencia (1972) 532. Burriel a Mayans. Toledo, 10 de septiembre de 1751.
José MARTÍNEZ DE LA ESCALERA. “Ciencias y letras entre los jesuitas de la Corona de Aragón (1747-1767)”. En: Miscelánea Comillas. Madrid, t., XL, n.º 77 (1982) 265. S. BARTINA. “El colegio de San Martín de Gerona (1700-1767)”. En: Annals de l’Institut d’Estudis Gironins. Gerona, 25 (1981) 153-166.
Existe una amplia información en: J. Eug. De URIARTE. Catálogo razonado de obras anónimas y seudónimas de autores de la Compañía de Jesús pertenecientes a la antigua Asistencia de España. Madrid, 1904-1916, 5 vols.
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Ya dijimos que se trata de un género literario poco estudiado, que se utilizaba para que el público asistente tuviera un criterio claro de lo que se enseñaba en las aulas y, por ende, el nivel de los estudios. Para el caso de Villagarcía, Conrado Pérez aduce algunos ejemplos que constituyen una información útil para el futuro investigador.85 Para el objetivo de nuestra investigación el estudio de centros como la Universidad de Cervera, el Colegio de Villagarcía de Campos, el Colegio Imperial de Madrid adquiere gran importancia, así como los esfuerzos realizados por la Provincia de Andalucía. El primer centro de formación humanística que inició las reformas fue la Universidad de Cervera.86 Todo el proceso gira en torno a la gran figura de don José Finestres, catedrático de derecho Romano y Neohumanista.87 A través de este ilustre hombre de letras un grupo selecto de jesuitas de Cervera88 se puso en contacto con la vanguardia del pensamiento preilustrado español –catalán y valenciano– como Gregorio Mayans y Siscar89 y otros.90 Según M. Batllori, se consideraban discípulos de Finestres, el latinista Blas Larraz91 y el lingüista Luciano Gallisá;92 el helenista y primer historiador de la filosofía en España Bartolomé Pou;93 el físico y filósofo Tomás
Conrado PÉREZ PICÓN. Un colegio ejemplar de Letras Humanas en Villagarcía de Campos (15761767). Valladolid (1983) 163-178.
Ignacio CASANOVAS. La cultura catalana en el siglo XVIII. Barcelona, Editorial Balmes, 1953. Pilar BOLEDA ISARRE. “El fondo bibliográfico greco-latino de la Universidad de Cervera”. En: Noticia de Cervera y la Segarra, 10 (1978) 21-61. M. BATLLORI. “La Universitat de Catalunya, a Cervera. 1718-1842”. En: Cultura e fianze. Studi sulla storia dei Gesuiti da S. Ignacio al Vaticano II. Roma (1983) 273-284. Miguel BATLLORI. “Evolución pedagógica de la Universidad de Cervera en el siglo XVIII”. En: Anthropos. Suplemento n.º 23 (1990) 95-103. J. M. BENÍTEZ I RIERA. La contribució intellectual dels jesuites a la Universitat de Cervera. Barcelona, 1988. (Tesis doctoral de la Universidad de Barcelona). Una visión distinta a la jesuítica ofrece J. PRATS CUEVAS. La Universitat de Cervera i el reformisme borbónic. Lérida, 1993.
Miguel BATLLORI. “Finestres y de Monsalvo, José”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, II (2001) 1461.
Puede verse el elenco de jesuitas en: Manuel RUBIO Y BORRAS. Historia de la Real y Pontificia Universidad de Cervera. Barcelona, II (1916) 275-281.
Miguel BATLLORI. “Mayans y siscar, Gregorio”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, III (2001) 2584-2585.
Ignacio CASANOVAS. La cultura catalana en el siglo XVIII. Barcelona, 1953.
Miguel BATLLORI. “Larraz, Blas”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, III (2001) 2287-2288.
Miguel BATLLORI. “Gallissá y Costa, Luciano”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, III (2001) 2287-2288.
Miguel BATLLORI. “Pou y Puigserver, Bartolomé”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, II (2001) 1560-1561.
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Cerdá94 y el científico y canonista José Pons;95 el historiador y ensayista filosófico Mateo Aymerich,96 así como muchos otros jesuitas que regentaron las cátedras de humanidades en la universidad cervariense antes de la expulsión de 1767.97 No hacemos referencia a las publicaciones de estudios humanísticos que salieron de la imprenta de la Universidad porque nos desviaría del objetivo principal de este capítulo y porque preferimos hacerlo con las de Villagarcía. De igual forma, hay que tener presente que algunos jesuitas de la Provincia del Nuevo Reino provenían de esta significativa universidad y entre ellos figuran algunos jesuitas catalanes que integraron las principales comunidades de los colegios neogranadinos. Para la visión global de este período en la Provincia de Aragón nos remitimos al estudio del P. José Martínez de la Escalera.98 El segundo centro jesuítico de renovación fue el Colegio de Villagarcía de Campos,99 sito en plena meseta castellana entre Valladolid y León. Muchos jesuitas se formaron en su Seminario y pasaron a todas las provincias de América; de ahí el influjo que ejerció este centro de humanidades clásicas sobre los que se fundaron en tierras colombinas. Los Estudios de Villagarcía –como lo afirma Pérez Picón– fueron el modelo y la admiración de todos los centros jesuíticos similares que existían entonces en España. Los alumnos procedían de toda la Península y también de Indias, por ello no es de extrañar que su población estudiantil fuera numerosa y que rondara casi siempre los mil alumnos.100 El P. Juan de Loyola anota en su Vida del P. Bernardo Francisco de Hoyos: (…) se ve poblada de niños y jóvenes, no sólo del país, sino de las provincias más remotas de España: Andalucía, Extremadura, Vizcaya, Galicia y otras más lejanas. Aun de las Indias envían mucha parte de su nobleza a estos Estudios celebradísimos por todo el orbe. Pues muchos héroes de nuestra nación, ilustrísimos obispos, militares, políticos, ministros y
Miguel BATLLORI. “Cerdá, Tomás”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, I (2001) 734-735.
Miguel BATLLORI. “Pons y Massana, José”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, IV (2001) 3190.
Miguel BATLLORI. “Aymerichi, Mateo”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, I (2001) 311-312.
Miguel BATLLORI. La cultura hispano-italiana de los jesuitas expulsos. Madrid, 1966.
José MARTÍNEZ DE LA ESCALERA. “Ciencias y letras entre los jesuitas de la corona de Aragón (1747-1767)”. En Miscelánea Comillas. Madrid, n.º 77 (1982) 263-325.
Conrado PÉREZ PICÓN. Un Colegio ejemplar de Letras Humanas en Villagarcía de Campos (15761767). Valladolid, 1983.
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hombres grandes de toda línea, destinados a lo sumo del honor, se glorían de haber empleado sus primeros años en los Estudios de gramática de Villagarcía. El número de estos héroes que hoy viven es mayor de lo que pudiera comprender un difuso catálogo.101
Al mediar el siglo XVIII Villagarcía adquiere un nuevo vigor gracias a la visión y preparación del P. Francisco Javier de Idiáquez.102 De joven había estudiado las humanidades en el colegio de la Magdalena de Burdeos que regían los jesuitas franceses. Hombre de sólida formación humanística, asumió la revigorización de los estudios clásicos en Villagarcía cuyo proyecto lo mejoró en 1758 y lo publicó con el nombre de Prácticas e industrias para promover las letras humanas.103 En última instancia, las medidas adoptadas por Idiáquez para llevar adelante sus ideas reformistas fueron tres: buscar la excelencia del profesorado; dotar a los alumnos de selectos textos para sus clases, para ello consiguió una excelente imprenta; renovar la metodología de la enseñanza. La producción de la imprenta de Villagarcía se puede agrupar en cuatro grandes líneas editoriales.104 La primera podría titularse “Preceptiva y lexicografía”. Para la Preceptiva seleccionaron a tres escritores clásicos entre la bibliografía jesuítica: el portugués Cipriano Soares,105 el francés Domingo de Colonia106 y el italiano Juan Bautista Riccioli.107 Soares publicó en Coimbra en 1562 su De Arte Rhetorica libri tres ex Aristotele, Cicerone et Quintiliano,108 libro que alcanzó unas ciento treinta
Juan de LOYOLA. Vida del P. Bernardo Francisco de Hoyos. Mss. Citado por PÉREZ PICÓN. Un colegio ejemplar… 35-36.
C. PÉREZ PICÓN y J. [MARTÍNEZ DE LA] ESCALERA. “Idiáquez, Francisco Javier”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. RomaMadrid, II (2001) 1990-1991. Juan Andrés NAVARRETE. De viris illustribus in Castella Veteri Societatis Jesu ingressis. Bononiae, II (1797) 201-375.
Francisco Javier IDIAQUEZ. Prácticas e industrias para promover las Letras humanas. En: Villagarcía, 1758.
Nos guiaremos por el capítulo de C. PÉREZ PICÓN. Un colegio ejemplar… 101-127.
J. [MARTÍNEZ DE LA] ESCALERA. “Soares (Soarez, Suárez), Cipriano”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, IV (2001) 3593.
Paul MECH. “Colonia, Dominique de”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, I (2001) 867-868.
Thomas F. MULCRONE. “Riccioli, Giovanni Battista”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, IV (2001) 3353.
Cipriano SOARES. De Arte Rhetorica libri tres ex Aristotele, Cicerone et Quintiliano. Coimbra, 1562.
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y cinco ediciones en Europa hasta 1792.109 El P. Juan Andrés Navarrete se encargó en 1762 de la edición de Villagarcía.110 En 1704 Domingo Colonia sacaba a la luz pública su De arte rhetorica,111 obra que todavía era reeditada en 1877.112 La impresión de Villagarcía reproduce una edición compendiada de la de Colonia a la que se añadieron los cinco libros de Institutiones poeticae de Juvencio y notas en castellano del P. Navarrete.113 La personalidad del P. Juan Bautista Riccioli no deja de ser curiosa, pues dedicó su vida al cultivo de las ciencias astronómicas y enseñó matemáticas aplicadas, filosofía y teología.114 En 1639 publicó su erudita Prosodia bononiensis,115 cuyo texto arreglaría el profesor de Villagarcía Juan Andrés Navarrete y aparecería con el título de Prosodia Villagarciense.116 Consta de dos partes: en la primera introduce un catálogo, por orden alfabético, de más de cuarenta mil palabras con su correspondiente cualificación de breve, larga o común; en la segunda añade otro índice mucho más breve de palabras cuyas cuantidades discuten los eruditos. Tampoco podía faltar un instrumento de trabajo fundamental como lo eran los diccionarios. Para ello se optó por reeditar el Diccionario hispanolatino del P. Valeriano Requejo (1621-1686).117 Este jesuita castellano fue humanista y lexicógrafo y durante veintiséis años se dedicó a la enseñanza de la gramática y retórica en Pamplona, Segovia y Villagarcía. En 1729 apareció en Salamanca su Thesaurus hispano-latinus,118 obra en la que había corregido y aumentado la producción lexicográfica de sus antecesores: el
J. [MARTÍNEZ DE LA] ESCALERA. “Soares (Soarez, Suárez), Cipriano”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, IV (2001) 3593.
Summa Artis Rhetoricae ex Cipriano Suario Societatis Jesu expressa. Villagarsiae. Anno 1762.
Domingo COLONIA. De arte rhetorica. Lyon, 1704.
Paul MECH. “Colonia, Dominique de”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, I (2001) 867.
D. COLONIA. De Arte Rhetorica libri quinque, lectissimis auctorum aetatis aureae, perpetuisque exemplis illustrati; auctore P. Dominico Decolonia Societatis Jesu, praesbytero. Accessere in hac novissima editione Institutiones poeticae, auctore P. Josepho Juvencio ex eadem Societate. Villagarsiae, 1762.
Thomas F. MULCRONE. “Riccioli, Giovanni Battista”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, IV (2001) 3353. SOMMERVOGEL. Bibliothèque… VI, 1796-1805.
J. B. RICCIOLI. Prosodia bononiensis. Bolonia, 1639.
J. B. RICCIOLI. Prosodia Villagarciensis in duos indices tributa, et ex ea quam Joannes Baptista Ricciolus e Societate Jesu fusiorem scripsit excerpta. Villagarsiae, 1762.
J. [MARTÍNEZ DE LA] ESCALERA. “Requejo, Valeriano”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, IV (2001) 3333.
Valeriano REQUEJO. Thesaurus hispano-latinus. Salamanca, 1729. SOMMERVOGEL. Bibliothèque, VI, 1669; XII, 737. URIARTE. Catálogo razonado… I, 400, 402. 906; II, 2128.
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Thesaurus verborum ac phrasium (Zaragoza, 1597) del P. Bartolomé Bravo,119 que alcanzó veinticinco ediciones hasta 1728, y el Thesaurus hispano-latinus (Valladolid, 1645) del P. Pedro de Salas.120 La reimpresión de Villagarcía data de 1761.121 Es interesante reproducir el dictamen que dio el P. Francisco de Miranda sobre el libro en 1729: Este libro cuyo título es Thesauro hispano-latino, me consta que ha muchos años que tiene la aprobación y con encarecidos elogios de todos los consumados Maestros de latinidad y letras humanas, que ha tenido siempre nuestro gran Colegio de la Compañía de Jesús en Villagarcía (cuyos Estudios son el verbi gratia de la más diestra y cuidadosa enseñanza de este género de letras) en donde se ha conservado, por haberle faltado su autor antes de darle a luz, en la obscura fortuna de manuscrito; asegurando cuantos le leyeron con especial observación, desempeña bien el nombre que tiene a la frente de Tesoro, y lastimándose de que le tocase la desgracia de escondido.122
También circuló otro pequeño libro del P. Requejo titulado Compendio para saber escogidamente latín.123 Este folleto fue conocido entre el argot estudiantil como “Platiquillas de Aurelio”, por haberse publicado con el nombre de Aurelio Anónimo, y también como “Platiquillas de Villagarcía”, por haberse utilizado en aquel colegio para explicar los rudimentos de la gramática.124 Pero el primer libro que salió de la imprenta villagarciense fue el Sintagma Grammaticum del P. Requejo.125 Podríamos considerar la sección latina como la segunda línea editorial villagarciense y afirmar que fue la más prolija.
J. [MARTÍNEZ DE LA] ESCALERA. “Bravo, Bartolomé”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, I (2001) 538. URIARTE-LECINA. Biblioteca de escritores… I, 545-554. SOMMERVOGEL. Bibliothèque… VII, 449-451.
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J. [MARTÍNEZ DE LA] ESCALERA. “Salas, Pedro de”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, IV (2001) 3467.
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Valeriano REQUEJO. Thesaurus hispano-latinus, utriusque linguae verbis et phrasibus abundans olim a Bartholomaeo Bravo e Societate Jesu inventus, postea a P. Petro de Salas ex eadem Societate lucupletatus, nunc mendis expurgatus, multis dictionibus formulisque elegantibus auctus et excultus, particulisque ad orationem perpoliendam obiter explicatis illustratus a P. Valeriano Requejo in Provincia Castellana ejusdem Societatis humaniorum litterarum professore. Villagarsiae. Anno 1761.
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Citado por: C. PÉREZ PICÓN. Un colegio ejemplar… 122.
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Valeriano REQUEJO. Compendio para saber escogidamente latín. Bayona, 1669.
URIARTE. Catálogo razonado… I, 402.
Valeriano REQUEJO. Sintagma grammaticum, sive de politiore latinitate notationes ad usum scholarum Societatis Jesu diligenter olim collectae, nunc accessionibus aliquot illustratae. Villagarsiae. Anno 1756. URIARTE. Catálogo razonado… II, 2128.
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La persona clave de toda esta producción escolar latina fue sin duda el P. José Petisco,126 excelente humanista y buen conocedor de la literatura bíblica, pues dominaba el hebreo, el caldeo, el siríaco y el árabe así como el latín y el griego. Fue pensionado por el Gobierno español para ir a Lyon a especializarse en estudios de griego y hebreo. A su retorno a Villagarcía emprende la tarea de los textos escolares. Se inicia con Orationes selectae de Cicerón127 en los que estudia seis discursos pertenecientes a los géneros deliberativo, judicial y demostrativo. Fray Cayetano de la Concepción, religioso franciscano, dice en su dictamen que esta obra es “clara y luminosa; muy útil y conveniente para ilustrar a la juventud deseosa de aprender la pureza de la lengua latina y los más nobles ejemplares de la retórica”.128 En 1757 sacó a la luz pública un tratado que titula Historiae, sacadas de los libros de Cicerón. Son anécdotas, ejemplos y narraciones referentes a las cuatro virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza de que habla el orador romano en el libro primero De officiis.129 Para completar los comentarios de Cicerón, el P. Idiáquez hizo reimprimir las Elegantes formulae130 del P. Gaspar Sánchez,131 libro que, según Menéndez y Pelayo, está “muy bien hecho, y de gran utilidad para el estudio comparativo de las lenguas latina y castellana; y para los ejercicios de la composición de una y otra”.132 También colaboró en esta empresa editorial villagarciense el P. José Francisco de Isla, quien se había retirado al Colegio de Villagarcía para redactar su Historia del famoso predicador Fray Gerundio de Campazas, alias Zotes. Para la colección de libros clásicos comentó los diálogos De Senectute y De
Gabriel M.ª VERD. “Petisco, José Miguel”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, III (2001) 3115-3116. SOMMERVOGEL. Bibliothèque… VI, 620. URIARTE. Catálogo razonado… III, 4157, 4195. Julián PEREDA Y BARONA. El P. José Petisco: su tiempo y sus obras. Madrid, 1915.
José PETISCO. M. T. Ciceronis orationes selectae, argumentis, notis hispanicis et analysi rhetorica illustratae a P. Josepho Petisco e Societate Jesu. Villagarsiae. Anno 1758.
Citado por C. PÉREZ PICÓN. Un colegio ejemplar… 113-114.
José PETISCO. Historiae ex libris Ciceronis depronptae, notulis hispanicis illustratae. Villagarsiae. Anno domini 1757. De estos dos textos dice Menéndez y Pelayo se hicieron varias impresiones pero sin el nombre del autor (M. MENÉNDEZ Y PELAYO. Bibliografía hispano-latina clásica. Santander, II (1950) 299.
Gaspar SÁNCHEZ. Elegantes formulae ex ómnibus Ciceronis operibus selectae et ad usum loquendi familiarem accommodatae Gaspare Sanctio, Soc. Jesu, collectore et interprete. Villagarsiae. Anno, 1758.
J. [MARTÍNEZ DE LA] ESCALERA. “Sánchez, Gaspar”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, IV (2001) 3487-3488. SOMMERVOGEL. Bibliothèque… VII, 524-526.
M. MENÉNDEZ Y PELAYO. Bibliografía hispano-latina clásica. Santander, II (1950) 119.
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amicitia.133 Fray Juan de la Transfiguración, presidente del convento de los franciscanos descalzos de Palencia, dice del libro: “Y en todo se trasluce y deja bien conocer la mucha inteligencia que tiene el autor de las frases más propias de la latinidad, leyes de la más culta retórica y de todo género de historia; sabiendo sacar de su precioso tesoro lo nuevo y lo antiguo. Digno es que salga a luz este tesoro de claras letras, para que enriquezca a cada uno según lo necesitare”.134 Las Cartas escogidas de Cicerón135 completan los estudios ciceronianos, traducidas del latín al castellano por el ex profesor de Villagarcía, el P. Isidro López (1721-1795),136 uno de los jesuitas elegidos por el Marqués de la Ensenada para estudiar en Francia (1751-1754) en el Colegio Luis el Grande de París. Asimismo, el P. Francisco Javier Idiáquez, Rector del colegio, ilustró con sumarios y notas castellanas las vidas de los generales ilustres de Cornelio Nepote.137 El censor de la obra escribía con toda razón escribía: porque “sobre las buenas costumbres que beberán en los cristales de Nepote, encontrarán los niños en cada nota del P. Idiáquez una estrella, y en cada sumario un lucero que los alumbre”.138 En 1764 aparecía otra edición de Cornelio Nepote preparada por el P. Agustín Escudero (1726-1803),139 Prefecto de Estudios y profesor de Gramática. Se trata de la mejor impresión que salió de las prensas villagarcienses.140 A la pluma del P. Ramón Aguirre (1730-1816),141 profesor de Villagarcía, se debe el libro escolar De rebus gestis Alexandri Magni142 del que el Censor don Francisco Viguezal escribirá:
José Francisco ISLA. M. T. Dialogi de senectute et amicitia, summariis et notis hispanicis illustrati a P. Josepho Francisco Isla, Soc. Jesu. Villagarsiae. Anno 1760.
C. PÉREZ PICÓN. Un colegio ejemplar… 105.
Isidro LÓPEZ. Cartas escogidas de M. T. Cicerón, traducidas del latín en castellano. Burgos, 1755. URIARTE. Catálogo razonado… I, 329.
J. [MARTÍNEZ DE LA] ESCALERA. “López, Isidro”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, III (2001) 24142415. SOMMERVOGEL. Bibliothèque… IV, 1949. Constancio EGUIA RUIZ. Jesuitas expulsados por Carlos III. 1: El P. Isidro López y el motín de Esquilache. Estudio hecho sobre las fuentes. Madrid, 1935.
Francisco Javier IDIAQUEZ. Cornelius Nepos de vitis excellentium imperatorum, breviariis et notis hispanicis illustratus a P. Francisco Xaverio de Idiáquez, Soc. Jesu. Villagarsiae. Anno 1758.
C. PÉREZ PICÓN. Un colegio ejemplar… 115.
URIARTE-LECINA. Biblioteca de escritores… II, 507.
Agustín ESCUDERO. Cornelius Nepos, de Vitis Excellentium Imperatorum. Villagarsiae, ann. 1764. URIARTE. Catálogo razonado… II, n.º 3512.
URIARTE-LECINA. Biblioteca de escritores… I, 61.
Ramón AGUIRRE. Curtii Rufi, De rebus gestis Alexandri Magni Libri VIII, breviariis ac notis hispanicis illustrati, cum locupelitssimo indice urbium omnium, regionum, fluminum, etc. Quae apud auctorem frequentes occurrunt a P. Raymundo Aguirre e Soc. Jesu. Villagarsiae. Anno 1759.
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Clara y brevemente compendia la serie de cada capítulo; y en las notas, acomodadas al lacónico y elegante hispanismo de nuestros tiempos, aclara los lugares dificultosos. Todo lo tengo por útil y digno de la pública luz; no restándome otra cosa más que dar muchas gracias a la esclarecida Religión de la Compañía, que de los abundantes tesoros de sabiduría, produce cada día nuevos héroes, que así procuran enriquecer la república literaria.143
Los tres grandes poetas latinos también tuvieron su espacio en las prensas del colegio castellano. El P. José Petisco anotó y comentó todas las obras clásicas de Virgilio. Las Bucólicas tuvieron como censor al P. José Francisco Isla.144 Después continuó con las Geórgicas145 y culminó sus estudios virgilianos con la Eneida.146 El revisor de la Eneida fue el franciscano Alejandro Zurro, profesor de Teología, quien estampaba los siguientes conceptos: Útil fue aquel hilo de oro que franqueaba la entrada y salida del celebrado laberinto de Creta; y el romano Homero, sin las luces que este libro administra, fue laberinto sin hilo de oro; pero con ellas, o deja de ser laberinto o en caso, que terca su oscuridad, persista en dejarle en si mismo intrincado, no lo será para el joven que tuviese a mano las notas del P. Petisco. Estas eruditas y lucidas cifras privilegian a los jóvenes de las incomodidades y trabajos a que les destinan.147
Ovidio también tuvo sus comentaristas dentro del claustro de profesores de humanidades villagarciense. El P. Juan Antonio Palomares (1725-1794)148 comentó los cinco libros de Las Tristes.149 El P. Juan Andrés Navarrete publicó las elegías desde su lugar del destierro.150 El censor del libro, don Manuel González Romero, se expresaba de la siguiente forma: “Su clara y perceptible explicación –aunque lacónica– de la erudición, de la historia, de la fábula y costumbres que toca en su Ponto, Ovidio, es tan admirable, que para entender los pasos arduos de este corifeo de los poetas elegíacos, no se pueden desear mejores comentarios que los sumarios y notas de nuestro autor”.151
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C. PÉREZ PICÓN. Un colegio ejemplar… 116.
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Francisco Javier IDIAQUEZ. P. Virgilii Maronis Bucólica notis hispanicis illustrata a P. Josepho Petisco e Societate Jesu. Villagarsiae. Anno 1758.
F. J. IDIAQUEZ. P. Virgilii Maronis Georgica notis hispanicis illustrata a P. Josepho Petisco e Soc. Jesu. Villagarsiae. Anno 1760.
F. J. IDIAQUEZ. P. Virgilii Maronis Aeneis notis hispanicis illustrata a P. Josepho Petisco e Soc. Jesu. Villagarsiae. Anno, 1760. Véase URIARTE. Catálogo razonado… II, 9-10.
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SOMMERVOGEL. Bibliothèque… VI, 157. URIARTE. Catálogo razonado… II, 8.
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Juan Antonio PALOMARES. Ovidii Nasonis Tristium libri V, argumentis et notis hispanicis illustrati a P. Joanne Antonio Palomares e Soc. Jesu. Villagarsiae, 1766.
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Juan Andrés NAVARRETE. P. Ovidii Nasonis de Ponto libri IV, argumentis et notis hispanicis illustrati a P. Joanne Andres Navarrete e Soc. Jesu. Villagarsiae. Anno 1766.
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Para el poeta Horacio, el P. Idiáquez no pudo buscar mejor intérprete que el P. José Juvencio (1643-1719), una de las autoridades más respetadas de la Compañía de Jesús en el campo de las letras humanas.152 En 1758 salía de las prensas del colegio castellano De arte poetica que Juvencio153 había editado en París. El editor español advierte: “El Horacio se imprimirá con las notas y paráfrasis en latín, con que le hizo tan apreciable el P. Juvencio. Sería cosa vergonzosa que los jóvenes salieran de los Estudios sin haber construido nada de Horacio. Lo más útil es el Arte Poética, en que también se enseña a discurrir y a hacer crisis de todo género de obras de ingenio, y por eso lo primero que se imprimirá será el Arte Poética”.154 Finalmente, Idiáquez introduce en la serie latina villagarciense las Fábulas de Fedro.155 La reimpresión desplaza a Esopo de los textos escolares de Villagarcía, porque “las Fábulas de Esopo están traducidas al latín por varios autores que están muy lejos de ser del siglo de oro. Las de Fedro, liberto de Augusto, son la pureza misma, el candor y la nata de la latinidad. Y lo que no tiene duda es que la experiencia enseña que con Fedro aprovechan mucho los niños”.156 Dejamos de lado toda la serie griega, pues para el siglo XVIII los estudios helénicos habían desaparecido157 en el Nuevo Reino, así como las Sátiras de los PP. Cordara y Lagomarsini contra los pedantes que alardeaban de cultura clásica.158 El tercer centro de influencia lo ejerce el Colegio Imperial de Madrid que como entidad educativa de la Corona española atrajo lo mejor y más lucido del pensamiento jesuítico en los siglos XVII y XVIII. Para quien desee conocer a fondo la historia de esta espectacular entidad educativa lo remitimos a la investigación llevada a cabo por el profesor José Simón Díaz.159
G. BOTTEREAU. “Jouvancy (Juvencius), Joseph de”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, III (2001) 2157-2158. SOMMERVOGEL. Bibliothèque… IV, 830-859; IX, 518-520; X, 1802; XI, 1757-1759. François DAINVILLE. “Le Ratio discendi et docendi de Jouvancy”. En: Archivum Historicum Societatis Jesu. Roma, 20 (1951) 3-58.
José JUVENCIO. Q. Horatii Flacci De Arte poetica liber, cum notis ac perpetua interpretatione P. Josephi Juvencii e Soc. Jesu. Villagarsiae. Anno 1758.
Francisco Javier IDIAQUEZ. Prácticas e industrias para promover las Letras Humanas. Villagarcía. En la imprenta del Seminario (1758) 43-44.
Francisco Javier IDIAQUEZ. Fábulas de Pedro, liberto de Augusto, traducidas de latín a castellano e ilustradas con algunas notas para el uso de los principiantes de las Escuelas de gramática de la Compañía de Jesús. Burgos, 1755. Para la autoría véase: URIARTE. Catálogo razonado… I, 295-296.
F. J. IDIAQUEZ. Prácticas e industrias… 22.
Información en: C. PÉREZ PICÓN. Un colegio ejemplar… 111-113.
C. PÉREZ PICÓN. Un colegio ejemplar… 124-126. URIARTE. Catálogo razonado… III, nº 4135.
José SIMÓN DIAZ. Historia del Colegio Imperial de Madrid. (Del estudio de la Villa al Instituto de San Isidro: años 1346-1955). Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1992. J. [MARTÍ-
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En realidad fueron tres las instituciones educativas que la Compañía de Jesús llevó a cabo en la capital española: el Colegio Imperial (16031767),160 los Reales Estudios del Colegio Imperial (1625-1767)161 y el Real Seminario de Nobles (1725-1767).162 Es lógico que los jesuitas hispanos que laboraban en las universidades jesuíticas desparramadas por los amplios espacios americanos miraran al Colegio Imperial como un arquetipo de inspiración sin excluir que los extranjeros (alemanes, italianos y centroeuropeos) hicieran lo mismo con las Casas de Estudio en que se habían formado. En este sentido, queremos mencionar tres entes concretos: los grandes maestros de las humanidades, el estudio de las matemáticas y las boticas. No vamos a detenernos en la enumeración de los grandes profesores que dedicaron su vida a la enseñanza de las letras clásicas en la capital española. Para ello nos remitimos al Apéndice que trae Simón Díaz en su ya mencionada obra de Historia del Colegio Imperial.163 Todavía no hemos podido precisar el estudio de las matemáticas en el pensum de los colegios que integraban la Provincia del Nuevo Reino de Granada. Ciertamente, esta disciplina formaba parte del currículum del curso de Artes o Filosofía. Pero cabe preguntarse si se enseñaba en los Estudios Inferiores. Se ha achacado a los jesuitas la crisis de los estudios matemáticos en España durante los siglos XVII y XVIII. Nosotros nos adherimos a las investigaciones del matemático español Alberto Dou, quien escribe: Las causas de la decadencia y del atraso de las matemáticas en España son complejas. Ahora bien, el Colegio Imperial no sólo es ajeno a ellas, sino que es la institución española que, gracias a sus continuos contactos y apertura a los progresos científicos en el extranjero, más contribuyó a la asimilación de la emergente ciencia moderna por la sociedad española. V. Navarro Brotons ha examinado el fenómeno de la decadencia española en matemáticas en el siglo XVII con extraordinaria profundidad, y a él me remito.164
NEZ DE LA] ESCALERA. “Colegio Imperial de Madrid”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, I (2001) 844-845.
J. SIMÓN DIAZ. Historia del Colegio Imperial… 45-148.
J. SIMÓN DIAZ. Historia del Colegio Imperial… 149-236.
J. SIMÓN DIAZ. Historia del Colegio Imperial… 237-239.
José SIMÓN DIAZ. Historia del Colegio Imperial de Madrid. Madrid (1992) 513-550. Bernabé BARTOLOMÉ MARTÍNEZ. “Las librerías e imprentas de los jesuitas (1540-1767). Una aportación notable a la cultura española”. En: Hispania Sacra. Madrid, XL (1988) 315-388. Para Madrid, pp. 343-348.
Albert DOU. “Matemáticos españoles jesuitas de los siglos 16 y 17”. En: Archivum Historicum Societatis Jesu. Roma, n.º 132 (1997) 316. Cita a V. NAVARRO BROTONS. “El cultivo de las matemáticas en la España del siglo XVII”. En: Contra los titanes de la rutina. Madrid,
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Las investigaciones modernas sobre este tema están arrojando conclusiones muy lejanas a lo que se venía repitiendo como un axioma. A. Dou concluye su estudio de esta manera: “Parece que puede decirse que más de la mitad de la educación matemática y de la producción científica matemática de la España del período 1629-1700 es obra del Colegio Imperial”.165 Y V. Navarro, autoridad en esta materia, afirma: (…) y llegar así a una imagen más precisa de la ciencia cultivada en España en la fase culminante de la revolución científica. El estudio de los novatores de finales de siglo XVII ya me había dado algunas importantes pistas, sobre todo de la enorme importancia de los jesuitas y de algunos autores no jesuitas, pero en estrecha relación con éstos, en la transición a España de la ciencia moderna.166
Aunque disponemos de información muy escasa sobre el tema de las boticas, es bueno mencionar aquí la que existía en el Colegio Máximo de Santafé de Bogotá.167 Para las misiones orinoquenses baste aducir los recuerdos del P. Felipe Salvador Gilij, quien, desterrado en Roma, traerá a su memoria la visita que le hizo al autor de El Orinoco ilustrado en su reducción de Betoyes en 1749, y escribirá: “En su casa, o cabaña, tenía toda suerte de útiles medicinas caseras, y al primer aviso del fiscal, dedicándose como amorosa madre a cuidarlos, era todo agilidad, todo prontitud, todo alegría. Yo estaba a su lado sorprendido de sus dulces maneras. (…) Y movido del ejemplo de tan gran hombre, una vez que hube llegado al Orinoco me afané por imitarle en algo”.168
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Ed. S. Garma (1994) 135-149. Quien desee conocer los hombres de los matemáticos que enseñaron en el Colegio Imperial durante el XVII, véase: A. DOU. “Matemáticos españoles jesuitas…”, 310-311. Joaquín SARRALLE [Pseud. de IRIARTE]. “Los matemáticos del Colegio Imperial”. En: Razón y Fe. Madrid, 156 (1957) 421-438. Joaquín IRIARTE. Pensares e historiadores. Casa de Austria (1500-1700). Madrid, 1960. Albert DOU. “Las matemáticas en la España de los Austrias”. En: L. ESPAÑOL. Estudios sobre Julio Rey Pastor. Logroño (1990) 167-169. En un cuadro más general pueden consultarse: Joseph MAC DONNELL. “Jesuits Mathematicians before the suppresion”. En: Archivum Historicum Societatis Jesu. Roma, vol. XLV (1976) 139-148. Karl Franz Adolf FISCHER. “Jesuiten-Mahematiker in der deustchen Assistenz bis 1773”. En: Archivum Historicum Societatis Jesu. Roma, XLVII (1978) 159-224. Iohannes SCHREIBER. “Die Jesuiten des 17 und 18 Jahrhunderts und ihr Verhältnis zur Astronomie”. En: Natur und Offenbarung, 49 (1903) 129-143; 208-221. August ZIGGELAAR. “Ciencias naturales y matemáticas”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, I (2001) 803-804. A. DOU. “Matemáticos españoles jesuitas…”, 315.
V. NAVARRO BROTONS. “El cultivo de las matemáticas en la España del siglo XVII”. En: Contra los titanes de la rutina. Madrid, Ed. S. Garma (1994) 135-149.
José DEL REY FAJARDO. Catedráticos jesuitas de la Javeriana colonial. Bogotá (2002) 17-18.
GILIJ. Ensayo de historia americana, III, 81-82.
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Es lógico que un espíritu inquieto como el del P. José Gumilla, quien además escribió su Orinoco ilustrado en el Colegio Imperial de Madrid,169 se dejara impresionar por la botica y la enfermería que tenía el colegio madrileño.170 La cuarta entidad que sin duda también ejerció su influjo sobre toda América fue la Provincia de Andalucía, y más concretamente Sevilla, Cádiz y el Puerto de Santa María. De estas ciudades partieron todas las expediciones de jesuitas europeos que atravesaron el Atlántico en busca de las Indias para insertarse bien en la acción misional, bien en la educativa que adelantaba la Compañía de Jesús en todo el continente.171 Como a veces las esperas eran largas, los españoles seguían sus estudios en los colegios de las urbes antes mencionadas; los extranjeros aprendían el castellano y si eran estudiantes proseguían su currículum de la misma manera que los hispanos; entretanto, los hermanos coadjutores aprendían artes y oficios sobre todo en Sevilla.172 ¿Qué impresión percibían los extranjeros que en tierras andaluzas esperaban la hora de embarcarse para las Indias occidentales? En 1742 el jesuita bohemio Francisco Javier Reittenberger173 le escribía al General de la Compañía de Jesús, desde la Isla de Rota en las islas Marianas, y recordaba los meses llenos de tristezas y penas pasadas en el Hospicio de Sevilla; concluía haciendo alusión a la ignorancia de la ciencia moderna que había observado entre los jesuitas españoles.174 Sin embargo, el P. Sweerts recordaba que en 1757, a su paso por Granada el P. Isidro López había alabado el gusto de los jóvenes y maestros de Granada; también traía a la memoria el tesón con el que los preceptores de gramática en los colegios de Córdoba y Sevilla limpiaron del mal gusto las letras humanas. En cuanto a la filosofía, confesaba que su maestro “el
José GUMILLA. El Orinoco ilustrado y defendido. Caracas (1993) 74: “… lo mismo que todos los días de enero sucede aquí en Madrid, donde estoy escribiendo esto en enero”.
Rosa María BASANTE POL y Ramón GRACIA ADA. “La botica del Colegio Imperial de Madrid”. En: Boletín de la Sociedad Española de Historia de la Farmacia, 33, 132 (1982) 219-221. M. E. DEL RÍO HIJAS y Manuel REVUELTA GONZÁLEZ. “Enfermerías y boticas en las casas de la Compañía en Madrid siglos XVI-XIX”. En: Archivum Historicum Societatis Iesu. Romae, LXIV (1995) 39-81.
Para una información de todas y cada una de las expediciones misioneras, véase: Agustín GALÁN GARCÍA. El Oficio de Indias de los Jesuitas en Sevilla 1566-1767. Sevilla, 1995.
A. GALÁN GARCÍA. El Oficio de Indias… 161-182. La edición que poseemos corta bruscamente el texto que pensamos era más largo.
Hermann HOFFMANN. Schlesische, mährische und böhmische Jesuiten in der Heidenmission. Breslau (1939) 47.
ARSI. Fondo Jesuítico, 1466. Carta del P. Francisco Javier Reittenberger al P. Francisco Retz. Rota, 20 de enero de 1742. “(…) in Hispania deteriora et quasi parum aut nihil illi de Scientijs intelligant et sapiant”.
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granadino Luis de Valdivia, les instruía en secreto y con disimulo en la filosofía moderna”.175 En el ámbito cultural gaditano no podía pasar por alto la Real Cátedra de Matemáticas del colegio de Cádiz.176 El erudito y polígrafo José de Cañas (1646-1735)177 fue catedrático de matemáticas en la Real Armada (1684-1687) y el primero en regentar esta cátedra al trasladarse al colegio gaditano (1689-1692) por orden de Carlos II. Sus vastos conocimientos científicos obligaron al Ayuntamiento de Sevilla a encargarse de las obras de limpieza del río Guadalquivir.178 El matemático Antonio Hugo de Omerique, en su Analisis geometrica (1698), considera a Cañas “In omni genere litterarum vir eruditissimus”.179 También enseñaron en Cádiz el moravo Jacobo Kresa (1648-1715), catedrático de matemáticas en los Estudios Reales establecidos en el Colegio Imperial y cosmógrafo mayor de Indias,180 y el inglés Carlos Powell (1660-1738), catedrático de matemáticas en el colegio inglés de Lieja.181 Con la llegada de los Borbones desapareció la cátedra real del colegio, pero pervivió en algunos miembros de la provincia. El P. José Mesa (1704-1784), amén de su dominio de la matemática, se dedicó a la náutica y mecánica, disciplinas que enseñaría en el Colegio Real de la Marina de Cádiz.182 Esta disciplina fue cultivada igualmente los PP. Juan Fernández de los Luengos (1719-1776),183 Luis de Valdivia (1724- ¿?)184 y Gabriel Ruiz (1713-1768).185
F. B. MEDINA. “Ocaso de un provincia de fundación ignaciana…”, 30-31.
Isabel AZCÁRATE RISTORI. Los jesuitas en la política educativa del Ayuntamiento de Cádiz (15641767). Granada, Facultad de Teología, 1996. M. RAVINA MARTIN. “Notas sobre la enseñanza de las matemáticas en Cádiz a fines del siglo XVII”. En: Gades. Cádiz, 18 (1988) 47-64. URIARTELECINA. Biblioteca de escritores… II, 88-90.
F. B. MEDINA. “Cañas, José de”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, I (2001) 640-641.
F. B. MEDINA. “Ocaso de un provincia de fundación ignaciana…”, 31-32.
Citado por F. B. MEDINA. “Cañas, José de”… 32.
Jan KRAJCAR y F. B. MEDINA. “Kresa (Kreza, Cressa), Jakub”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, III (2001) 2227. SOMMERVOGEL. Bibliothèque… IV, 1236. URIARTE. Catálogo razonado… II, n.º 2161, 3366.
Geoffrey HOLT. The English Jesuits 1650-1829: A Biographical Dictionary. London, 1984.
F. B. MEDINA. “Ocaso de un provincia de fundación ignaciana…”, 34-35. SOMMERVOGEL. Bibliothèque… XII, 1153. URIARTE. Catálogo razonado… I, n.º 512; II, n.º 3981.
SOMMERVOGEL. Bibliothèque… V, 173. F. B. MEDINA. “Ocaso de un provincia de fundación ignaciana…”, 35.
SOMMERVOGEL. Bibliothèque… VIII, 382; XII, 1236. F. B. MEDINA. “Ocaso de un provincia de fundación ignaciana…”, 30-31.
SOMMERVOGEL. Bibliothèque… XII, 1208. F. B. MEDINA. “Ocaso de un provincia de fundación ignaciana…”, 35.
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Está por estudiar el influjo del sevillano H. Lorenzo Ortiz (16321698),186 maestro, administrador y autor de obras pedagógicas, poéticas y espirituales. Tuvo mucho contacto con todas las provincias americanas, pues fue ayudante del Procurador de Indias en Sevilla desde 1669 y su titular en Cádiz, al menos desde 1680.187 Hay dos obras que pensamos pudieron influir en la docencia americana: ABC del Calculador o computista188 y El maestro de escribir.189
Francisco Borja MEDINA. “Ortiz de Bruxedo, Lorenzo”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, II (2001) 2927. SOMMERVOGEL. Bibliothèque… V, 1963-1965; XII, 619. URAIRTE. Catálogo razonado… I, 97; III, 3713. F. B. MEDINA. “Ocaso de un provincia de fundación ignaciana: la Provincia de Andalucía en el exilio (1767-1773)”. En: Archivo teológico granadino. Granada, 54 (1991) 36-38.
F. B. MEDINA. “Ortiz de Bruxedo, Lorenzo”… 2927.
Lorenzo ORTIZ. ABC del Calculador o Computista: con los rudimentos de Arismetica [sic] y exposición breve de las cuentas, que se enseña a los niños en la Escuela. Dirigido a sus Maestros… Sevilla, 1678.
Lorenzo ORITZ. El Maestro de escrivir. La theórica y la práctica de este utilíssimo arte, con dos artes nuevos: uno para saber formar rasgos; otro para inventar innumerables formas de letras… Venecia, 1686.
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C a p í t u l o III
La formación integral
Denominamos “formación integral” al proceso instructivo y formativo observado por los colegios de la Compañía de Jesús durante el período colonial para obtener un resultado final que conjugara de forma armónica la capacitación intelectual y profesional, la práctica de las virtudes y el desenvolvimiento correcto en la sociedad. En este capítulo pretendemos reconstruir esos ideales tal como se enseñaron y practicaron en los colegios neogranadinos. Para lograr tales objetivos se necesita no solo conocer a los artífices del sistema, es decir, los rectores, profesores y espirituales que tuvieron como misión específica llevar adelante tal proyecto, sino además verificar si las líneas maestras de la concepción ignaciana de la educación se sometieron en las urbes colombianas a la metodología contemplada en la Ratio Studiorum. La concepción educativa de la Compañía de Jesús se basa en una orientación eminentemente finalística, en consecuencia, toda su actividad pedagógica se diseña según los fines que se pretenden. El fin último de la educación jesuítica está determinado por el fin último del educando, que según la espiritualidad de Ignacio de Loyola, es el fin para el que ha sido creado todo hombre. Pero como el fin último de la educación coincide con el fin último de la vida y ambos se ubican en la trascendencia, exigen como consecuencia una serie de valores que sobrepasan el horizonte de tiempo, lugar o persona. De ahí la preocupación de conjugar fines y medios así como el cuidado en la jerarquización que debe ocupar cada uno. Ignacio de Loyola establece como “Principio y Fundamento” de su arquitectura espiritual que el ser del hombre se realiza en una salida hacia
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Dios; por ello su desidaratum consiste en abrir su ser a Dios y caminar hacia Él a través de su situación concreta en el mundo.1 La misión, pues, del hombre en la tierra es ser testigo de Dios y aportar con su vida la prueba de que Dios realmente existe. Para obrar la transparencia de Dios a los ojos del mundo el hombre debe asumir un reto, es decir, abrirse paso continuamente hacia la perfección con el objeto de ser cada día más hombre a fin de hacer brotar de la propia esencia lo vital, lo justo, lo que promete un futuro al ser humano. Pero desde que Dios se hace hombre en Jesucristo la encarnación establece una nueva dinámica en el ser mundano y la creación no se agota en el hacer sino que se desborda en el rehacer y en el renovar. La creación solamente estará consumada cuando todos se asimilen a Cristo. Para el fundador de la Compañía de Jesús es evidente que el hombre se transforma a sí mismo y se entrega a Dios en la medida en que lo conoce. Por ello, el hombre deberá usar el mundo y sus cosas como algo que se le otorga en estado de provisionalidad transitoria. El fin que persigue este “Principio y Fundamento” es doble: la “indiferencia” y el “más”. Indiferencia equivale al estado de libertad interior que distancia al hombre de las cosas y lo hace libre para los otros y para Dios. Por ello exige un esfuerzo renovado, cargado de renuncias, abnegación y dolor porque lo que muere en el ejercicio de la indiferencia es solo el egoísmo del hombre. El “más” es un impulso interior que empuja al hombre hacia adelante; dicho de otro modo, es un deber que supera todos los deberes humanos. Es un nuevo compromiso que no permite que el rostro de Cristo se oscurezca en la humanidad. Su perfección consistirá en la disponibilidad para interpretar a Dios en las voces de la cotidianidad. 1. La formación integral Desborda los propósitos de este capítulo adentrarse en la filosofía que subyace en el concepto de formación integral tal como la concibieron los seguidores de Ignacio de Loyola durante los siglos XVII y XVIII. Tan solo trataremos de dibujar los trazos esenciales que ayuden a comprender el contexto en el que se desarrolló la educación en el colegio San Francisco Javier. Los jesuitas coloniales sintetizaron la formación integral del hombre en sus tres dimensiones: virtud, letras y política; es decir, sabiduría, ética y comportamiento social, todo ello entroncado en un humanismo intelectual.
1
Seguimos aquí la concepción del principio y fundamento de los Ejercicios Espirituales de Ignacio de Loyola interpretado por Ladislaus BOROS. Decisión liberadora. Los Ejercicios de San Ignacio en su dimensión actual. Barcelona, Ed. Herder (1979) 13-30.
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Según Bertrán Quera, la Ratio persigue esta acción integradora de la educación del estudiante mediante la formación básica y el desarrollo de todas las facultades de su mente desde el núcleo de la actividad intelectual y para fines superiores de orden supraindividual. Para ello convoca cinco elementos de la naturaleza humana que deben relacionarse de forma equilibrada: el físico, el social, el intelectual, el estético y el espiritual. En otro capítulo y en el presente desarrollamos, por separado, todos los acápites mencionados menos el que se refiere al elemento físico. El objetivo final es el bien común, intelectual, social y religioso.2 Para ello los jesuitas se sirvieron de diversos medios, aquí nos circunscribiremos a dos fundamentales: la actividad y la palabra. La actividad en las cinco áreas antes mencionadas adquiría su fisonomía singular en cada una de ellas. En el campo intelectual otorgaba más importancia a ejercitar y desarrollar las funciones mentales que a la adquisición de conocimientos en cualquiera de las ciencias. Su objetivo no se cifraba en adquirir amplitud de conocimientos sino en profundizar en ellos; así, el método tenía que dedicar el tiempo necesario para repetir la explicación del profesor de muy diversas maneras y ángulos, pues la asimilación de conocimientos se constituye en un “instrumento para alimentar, crecer y desarrollar a todo el hombre desde su interior”.3 En consecuencia, esta formación pretendía directamente el aprovechamiento del alumno en su capacidad de saber y de aprender a pensar, a reflexionar, a resolver problemas con el mejor acierto. El arte de pensar es un objetivo terminal o casi diríamos un desideratum de todas las pedagogías. La educación humanística persigue formar un juicio recto y una conciencia ilustrada. La Ratio intentaba favorecer el desarrollo de las facultades humanas del alumno y para ello se esforzaba en abrir espacios inéditos en su mente e imaginación, despertando la curiosidad, la novedad, en definitiva, el sentido por la investigación. En esta tarea, los jesuitas merideños empezaron por cultivar, de modo armónico, la memoria, la curiosidad y la imaginación. El ejercicio de la memoria no solo pretendió aumentar la capacidad de recordar, también debía erigirse en instrumento de vital importancia en la formación, pues el alumno asimilaba paulatinamente una serie de conocimientos selectos que mediante un proceso casi subconsciente se convertían en propios y enriquecían su panorama cultural en la medida que
Miguel BERTRÁN QUERA. “La pedagogía de los jesuitas en la Ratio Studiorum”. En: Paramillo. San Cristóbal, 2-3 (1984) 166.
Ibidem.
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podían ser recreados en contextos muy diversos.4 Pero este ejercicio diario tenía que ser racional y prospectivo, pues, por un lado, no es aconsejable confiar a la memoria lo que antes no ha comprendido el entendimiento,5 y por otro, la mente no se puede lanzar a explorar y descubrir el futuro sin el conocimiento del pasado. Desde un punto de vista de psicología educativa el ejercicio de memoria se insertaba metódicamente con la declamación, pues de esa manera el alumno asimilaba de forma más vital el contenido de los grandes textos y su recitación tenía menos peligro de convertirse en un fenómeno rutinario. Sacchini estimaba que fomentar la memoria de los niños y jóvenes era prestarles un gran servicio: Del acrecentamiento de esta facultad resulta una doble ventaja, ambas de primer orden. Lo primero, poseer una excelente memoria es un auxilio inestimable para todas las empresas de este mundo. Lo segundo, se acumula un magnífico caudal de conocimientos y palabras útiles en el transcurso de toda la vida; porque lo que se graba en la mente en la primera edad suele ser endeleble.6
Junto a la memoria cultivaban el ingenio o la imaginación creadora, acción que se encomendaba especialmente a las clases de Humanidades y Retórica.7 La imaginación es un elemento fundamental y constante en la ascética ignaciana, pues el autor de los Ejercicios Espirituales exige en cada meditación lo que él denomina “composición de lugar”,8 vale decir, dotar de cuerpo y color –parodiando el sentido del proceso de las ideas en la caverna platónica– a la reflexión sobre las verdades más abstractas de la teología o de la fe. Todavía más, exigirá una metodología para lo que él designa como “aplicación de sentidos”, que no es otra cosa que obligar al ejercitante a hacerse presente en los hechos históricos que medita. Según el P. La Palma, es una “forma de contemplación perfecta, en la cual el alma, levantada sobre sí misma y sobre los sentidos, siente las cosas espirituales como si las oliera y oyera, y toma sabor en ellas como si las gustara y se conforta en ellas como si las oliera y se abraza y besa los lugares que tiene ausentes como si los tocara”.9 Por ello tendrá que acostumbrarse a revivir la escena evangélica que estudia, observar cuidadosamente a las personas, sus movi
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BERTRAN QUERA. “La pedagogía de los jesuitas en la Ratio Studiorum”, 181.
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de Humanidades”, 1, 9. “Reglas del Profesor de Retórica”, 7.
Francisco SACCHINI. Paraenesis ad magistros scholarum inferiorum Societatis Jesu. Romae, 1625. Caput VIII: “De exercenda puerorum memoria”. Citado por CHARMOT. Ob. cit., 156-157.
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de Humanidades”, 10. “Reglas del Profesor de Retórica”, 5.
Ejercicios Espirituales, n.º 47.
Ignacio de LOYOLA. Obras. Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos (1991) 251.
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mientos y todos sus pormenores, escuchar sus palabras, sensibilizarse con los sentimientos de las personas que interviene en la acción, y así con el resto de los sentidos corporales.10 Así se comprende que el dominio de la imaginación y la curiosidad se convirtiera en cada jesuita, al practicar los Ejercicios Espirituales, en una convicción, una experiencia y un hábito.11 Se puede presumir que el tránsito de estas virtudes del maestro al discípulo en la pedagogía cotidiana era continuo pero insensible. Saber pensar para poder juzgar era la meta de la metodología de las humanidades. Para ello cada alumno debía recorrer ese proceso interno por el que se liberaba del pensamiento espontáneo para acceder gradualmente al pensamiento reflejo, es decir, al que responde al por qué y cómo accede a la verdad en sus vertientes literarias, sociales, morales y espirituales. La metodología específica de este proceso la hemos descrito en el capítulo anterior. 2. La nobleza de espíritu Deseamos destacar la versión americana y neogranadina de la educación integral adaptada a nuestro medio. Para ello nos inspiraremos en un curioso escrito del siglo XVIII que descubrimos en Bogotá y cuya paternidad literaria se puede atribuir con mucha probabilidad al P. Ignacio Julián.12 La tesis sustentada en torno al educando se centra fundamentalmente en un concepto de continua y metódica superación, en cuya cima se alcanza la nobleza. El fin del libro, fuera de toda discusión, se orienta a proponer “una idea cabal” de un joven, “verdadero dechado de nobleza, que con sus obras transcribe más que el nombre”.13 La nobleza se define por aquello que no inspira “sino deseos de lo sublime”. De esta suerte, será noble el entendimiento que no admita “sino representaciones de cosas grandes” además de ideas que ennoblezcan directamente las acciones. Y será noble la voluntad cuando se mueva por acciones que lleven “el sobrescrito de ilustres”.14 Pero esta concepción no es estática, sino dinámica, y una vez aceptada, el alumno entra en un proceso dialéctico que se mueve hacia la continua superación:
Ejercicios Espirituales, n.º 122-125.
Citado por CHARMOT. La pedagogía de los jesuitas, 151.
José DEL REY FAJARDO. “Un manual de urbanidad y cortesía para estudiantes de humanidades (1762)”. En: Boletín de la Academia Nacional de la Historia. Caracas, t. LXII, n.º 246 (1979) 389-400. El texto íntegro lo publicamos por vez primera en La pedagogía jesuítica en la Venezuela hispánica. Caracas (1979) 325-427. [En adelante citaremos: JULIÁN. Lo mejor de la vida].
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 3v.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 1.
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Piensan, pero no se contentan con pensar sino que quieren pensar bien. Hablan, pero con mejor estilo; tratan y se saludan pero con más decoro. Conversan, pero con racionales expresiones de gustosa armonía, circunspección y seriedad agradable. Para esto, el mismo bien pensar y sentir, el concebir como se debe de la excelencia del hombre y sus potencias y la laudable costumbre y porte de la mejor gente han puesto ciertas leyes particulares, en que se condenan las acciones del vulgo y se establecen propias tan admirables que saca con ellas el observante de sus talentos todos los frutos de que son capaces.15
Así, pues, las leyes de una implacable exigencia son las que establecen la distinción real entre nobleza y vulgo. Estos conceptos se contraponen en cuanto que son fruto de una decisión personal, cuya opción gira en torno a dos vidas: por una parte, la rústica, grosera, agreste e inculta; por otra, la civil, culta, política y urbana (es decir, noble).16 Esta opción fundamental queda claramente formulada como un acto decisivo de la libertad individual: Quiso Dios que el método de bien vivir no se alegara a nadie, sino como en venta pública dejara opción a todos. Y así, el que quiere vivir como príncipe, o como rústico, tiene en su mano la elección.17
La nobleza no se concibe como un estado, sino como una vocación abierta a toda clase de sangre, y establece una hermandad educativa entre los alumnos una vez que asumen los ideales del colegio y los ponen en práctica. No quisiéramos insistir en este concepto educativo de la vocación a la nobleza del espíritu y de la acción sin hacer alusión al arquetipo literario que había que conseguir en los colegios jesuíticos desparramados en la amplia geografía de la Provincia del Nuevo Reino. Las Letras son el último perfil de la nobleza, porque poco representa en la República un noble con peluca y espada hecho un zoquete y el truhán del Pueblo (…) un noble literato es exemplo de las Repúblicas, honra de sus padres, venerado de todos, oráculo de la plebe y luz de cuantos acuden a él a buscar consejo.18
Lo mejor de la vida, Religión, Doctrina y Sangre viene a ser un auténtico manual de urbanidad y cortesía en el que el lector encontrará una descripción pormenorizada de cómo un alumno joven de las aulas jesuíticas debía desenvolverse tanto en su vida social como en la personal. La filoso-
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 10.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 9.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 10v.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 14-14v.
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fía educativa del libro se centra en la consecución de la nobleza integral, entendida no como un estado de vida, sino como un reto de una vocación que impone la inflexible ley de la continua superación. El manual está dirigido a jóvenes de aproximadamente trece años, momento en que se iniciaban en el estudio de las Humanidades. Por ello, el método está adaptado a la psicología y a los ideales de la edad que irrumpe a la juventud: todas las principales enseñanzas y normas están plasmadas en elegantes versos latinos de los maestros clásicos, de manera tal que su memorización fuera fácil y erudita. 3. Vida política, crianza y civilidad El contenido abarca la capacitación urbana y cortés del estudiante en todas las dimensiones que le proporcionan tanto el mundo de la persona como el de la comunidad en la que se realiza y el de la sociedad en la que debería desenvolverse. En definitiva, nos hace conocer la “política” tal como se concebía y ponía en práctica en el Nuevo Reino en el siglo XVIII. Una vez más recurrimos al manual de urbanidad y cortesía del P. Ignacio Julián, escrito especialmente para los alumnos del colegio San Bartolomé de Bogotá. Su contenido nos remite, servatis servandis, a una forma de actuar común a los jesuitas del Nuevo Reino de Granada. Para poder desarrollar el análisis de la “policía y urbanidad, cortesanía y buen trato” la educación jesuítica neogranadina hacía descansar la política sobre dos pilares: el hombre y el hombre en sociedad. El hombre “fue criado para vivir en comunicación y sociedad humana”.19 La instrucción comienza desde lo más simple y desde el primer momento; por ello, en el momento de ingrasar al colegio, se le hace tomar conciencia de que está ante “gente nueva, nuevas caras, nuevo modo, nueva lengua, nuevo andar, nuevas costumbres, en casa para mí nueva, todo se me hace nuevo”.20 Y el punto de llegada será: El cuerpo recto sin afectación, la cara serena y alegre, pero con la molestia de ojos grave y seria, que infunda respeto; el vestido decente y limpio, con aseo aunque sea viejo, que en todo cabe también el aseo pero sin afectación femenil; cara y manos como quiere Marcial: Splendida sit nolo, sordida nolo cutis. Los pasos y modo de andar grave y respetuoso, sin columpearse ni correr sino cuando inste la unción. Las palabras cultas, doctas y al caso y tiempo, afables y cariñosas pero no afectadas; la risa amable para mostrar aprecio (…) Los juegos de manos son para niños que no tienen edad para estar serios, ni saben de otro modo divertirse (…) Lo
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JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 5v.
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que le dije acerca de la persona corresponde a proporción a todo lo que le pertenece (…) consulte en lo tocante a su aposento con su nobleza y su plata. Esta le pide los adornos, aquella la gravedad y orden porque ya se ve que su aposento sucio, mal ordenado, con confusión de alhajas sin que ninguna tenga el lugar destinado, más es de gente baja, que ningún desorden les disuena, que de nobles.21
Al hablar de “lo que ha de guardar en su persona y lo que le pertenece”, esboza un tratado de la cortesía llamando la atención sobre las manifestaciones externas personales: compostura, vestido, conversación y el caminar. El sentido de la “estoica gravedad” parece ser el alma de toda concepción del trato cortés. El retrato que hay que conseguir del pequeño Catón es: “Una frente serena como un cielo, unos ojos alegres pero modestos, sin dejarlos andar a todo objeto; los hombros y todo el cuerpo recto con la cabeza, la risa moderada, sin carcajadas y amable; todo el rostro grave, circunspecto y alegre (…)”.22 Los avisos para el vestido son minuciosos y prácticos, y la regla fundamental es que debe ser “proporcionada al carácter” y gravedad de la persona. “Guarde en su vestido una decencia correspondiente a su conveniencia y calidad, según viere, lo de su carácter, pero grave (…) Y cuando se ponga ropa especialmente buena que sea para hacer distinción de días, ha de ser sin pavonearse, ni mostrar que busca miradores por las calles, sino con gran circunspección hará al que no pone en eso el caudal y felicidad (…)”.23Completa la vestimenta con este último consejo: “(…) deje que los sastres, zapateros y peluqueros adornen mucho lo que no tienen adornos propios, y vuestra merced busque méritos que no se consuman”.24 Cuando se trata de explicar la circunspección en el andar, recurre a la figura de Aristóteles: yo me figuro –dice el ahijado– “un hombre taciturno y pensativo, recto y grave, muy majestuoso en sus pasos, sin el más mínimo indicio de cosa que no fuera grande”.25 La lengua también debe representar el carácter de la persona. El autor resalta su importancia: “(…) la lengua es lo mejor que tiene el hombre para el trato y alcanzar honra, si se refrena; y lo más venenoso, si se deja libre”.26 No se debe hablar mucho y sin ton ni son; en consecuencia, hace
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JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 15v-16.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 16v.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 17.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 17v.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 18.
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una disección de cómo deben ser las palabras de un humanista: “Hay palabras que se llaman no sólo impolíticas sino inmodestas, otras viles, otras groseras y otras limadas y cultas. Las primeras (…) son contra las buenas costumbres. Las segundas, como terminachos que dicen las personas de casas llenas de humo y apodos infames (…) Las terceras, que son vulgaridades, truhanerías para hacer reir solamente, estribillos, dichitos sin substancia (…) frase de calle, expresiones de mercado (…) que se llaman impolíticas y de falta de educación”.27 Por el contrario, las palabras deben ser “modestas, bien sonantes, limadas, esto es, bien pensadas antes, suaves, cariñosas, llenas de substancia y bien aplicadas las sentencias graves, llenas de decoro y honestidad”.28 Las relaciones comunitarias definen una serie de actitudes que abarcan desde la amistad hasta el discernimiento que exige la convivencia y la psicología individual de las personas, así como las relaciones que se establecen en la jerarquía familiar, escolar y social. Para ello hay que tener presentes dos premisas fundamentales: primero, su convivencia se desarrolla entre muchos y de diferente carácter; segundo, su área de acción debe contemplar tres niveles: autoridades, mayores e iguales. A las autoridades, que están en lugar de sus padres, se les debe “obediencia”, y además ejecutada con alegría.29 Las mayores le merecerán “proporcionado respeto” y las deberá “respetar, atender, honrar y obedecer en los consejos”.30 Respecto a los iguales, conviene señalar algunos principios. Sobresale la valoración de la amistad: “El mayor consuelo de la vida es un fiel amigo”.31 Con los compañeros de habitación observará “honrada correspondencia que le haga olvidar el sinsabor de vivir muchos. Procure en no dar a sentir nada a alguno, sino esmerarse en dar gusto y servir a todos cuanto pudiere”.32 Más adelante completa la idea: “Con los compañeros de aposento tratará con toda urbanidad, guardando a cada uno sus fueros y respetos”.33 Las recomendaciones en este punto son muy oportunas: no debe pasar el día entrando y saliendo de las habitaciones.34 Así desciende a los mínimos detalles: cómo tocar a la puerta;35 cómo después de tocar debe
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 18.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 18v.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 22.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 23.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 23v.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 23.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 24.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 24-24v.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 25v.
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esperar;36 y una vez dentro se especifica minuciosamente cómo comportarse.37 Aprovecha la ocasión para disertar sobre el saludo, las visitas y la conversación. El saludo se debe iniciar “por orden de carácter y méritos”; no debe dar la espalda a nadie y esperará a que le indiquen que tome asiento, etc.38 Las visitas han de ser breves y ha de tener presente las diversas clases de huéspedes con que podrá encontrarse, incluso a gente “de cada que no guste”.39 Julián le atribuye mucha importancia a la conversación. Describe así la actitud: La afabilidad de rostro, ojos, risa y demás movimientos de la cabeza nunca se echan de ver más que en la seriedad y presencia de muchos juntos. Todos los movimientos del cuerpo que no se conforman con los demás, son allí notables, y así andarse meneando al compás de las palabras como columpio, recostarse o tenderse sobre los brazos o respaldar de la silla, poner una pierna encima de otra, jugar de manos o pies, rascarse indecentemente, bostezar sin volverse a un lado y poner la mano u otra cosa en la boca, toser sin inclinarse para no salpicar con la fuerza del pecho, escupir y gargagear en medio del corro, desperezarse, acercarse mucho a los vecinos y hablarles a la boca u oído, accionar mucho, todas son manchas de un noble en la conversación.40
Asimismo, describe con lujo de detalles cómo debe intervenir en la conversación.41 En términos generales, “como de hombre noble y sabio observará esto con más puntualidad”.42 Los consejos son muy aleccionadores: “La palabra que salió ya no vuelve dentro; no murmurar jamás de nadie”;43 los secretos deben guardarse, además porque “hay poca fidelidad entre los hombres”.44 También deberá evitar los saltos en la conversación, los estribillos, los dichos agudos para zaherir.45 Entre las cosas que debe practicar, destaca: disimular las descortesías; no servirse de “latinajos y textos a porfía”;46 no querer imponer, y menos de repente, conversacio-
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 25.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 25v.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 26.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 26v.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 27.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 27v.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 28.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 28v.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 29.
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JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 29v-30.
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nes a su gusto, aunque sean sabias y santas.47 Y, por fin, le invita a huir de los aduladores.48 Al salir de la habitación, “procurará que todo su traje esté decente y de como quien es limpio y aseado, y compuesta toda la ropa”.49 Aquí también abunda en la descripción de las cortesías.50 Completa el recuento de las normas que deben cuidarse, sobre todo las referentes al comportamiento en los actos religiosos y en la mesa. En la capilla explicita “con qué modestia ha de entrar, en qué postura se ha de poner, los pensamientos que ha de llamar, las palabras que ha de hablar, las salutaciones y despidos que ha de ejecutar”.51 “La pieza más respetable que hay en una comunidad, después de la Iglesia, es el refectorio”.52 El modo de comportarse en la mesa es un verdadero tratado de urbanidad. Recomienda un buen paseo por los corredores a las 11:30. “Luego lavarse las manos es diligencia siempre practicada”.53 Una vez sentado, “apartará el cubierto a la derecha, desdoblará su servilleta, cortará pan y esperará que le traigan por comenzar a comer, y en viniendo, no se ha de echar luego a él (…) no se mostrará que tenga hambre (…) antes con mucha madurez y circunspección guardará esto, en cuanto al gesto”.54 La descripción está salpicada de rasgos de humor. Con tres dedos se hace muy aseada toda la maniobra dicha. El cuchillo solo pide toda la mano. Ahora, no obstante, si quiere sacudirse de todas estas menudencias peleando a brazo partido como Sansón desquijarando leones vuestra merced desmigajando pan, despojando tamaños huesos hasta la última diferencia del tuétano despedazando trozos de carne, y todo a tropel y fuerza, sin dejar ni coger al tenedor, ni partir al cuchillo abreviará más, logrará fama de forzudo, pero no de medianamente noble.55
“La misma forma alcanzará, si en lugar de llevar la comida a la boca con los instrumentos baja vuestra merced la cabeza a buscarla al plato; y quien no lo vea bajarse a la taza de caldo, pensará que se quiere bañar, y le avisará que a las espaldas está el chorro de soplar la comida, si al tomar el
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caldo hace tal ruido que parezca minero desmoronando”.56 Así podríamos ir aduciendo finos textos relativos a la buena urbanidad. Muy vinculados a lo anterior son las apreciaciones que recogen “lo que debe guardarse fuera de casa” y “visitas a estrados o damas”. La finalidad de estos dos puntos es capacitar al joven humanista para que sepa desenvolverse con finura, cortesía y destreza tanto en la vida ordinaria como en la del gran mundo. Los buenos modales dentro de casa son una garantía para fuera, y así “piense antes de salir que lleva la honra de todo el colegio en la frente”,57 pues “la circunspección y seriedad en el andar gana muchos conceptos, ojos y voluntades de gentes desconocidas”.58 La calle no dispensa la gravedad de casa, Ahijado, y así paciencia, que luego se hará a ella. Y oiga lo que hemos de hacer si topamos caballeros. Si pasan de otro lado del caño, haremos nuestra graciosa cortesía no más. Si del mismo lado que nosotros, a cosa de ocho pasos de distancia para que ninguno se vaya al caño, y no turbándonos, nos inclinaremos ya hacia el caño, nos quitaremos el bonete y suplicaremos sea servido pasar con esta diferencia: si es personaje muy superior hasta tres veces suplicaremos, que es el término de estos cumplidos, quedando quietos hasta que se determine; si no tanto o igual, dos; y si es inferior, no más que ofrecimiento, y pasaremos. Si es persona con quien el tomar o ceder se quiera haber punto crítico, con tiempo y gran disimulo pasaremos al otro lado (…) Si alguna persona muy grave del otro lado hiciera ademán de querernos venir a hablar, pasaremos nosotros a ahorrarle el trabajo, y poniéndolo en medio, si proseguimos camino o nos paramos, estaremos descubiertos hasta que nos avise y de licencia, sin decirle a él que se cubra; si es igual suplicaremos y nos cubriremos juntos; si es inferior nos cubriremos y le mandaremos a él. En medio no me ponga usted a nadie de gente de peluca para abajo. Si alguno nos acompaña, acuérdese de hacer pasar adelante, y medias vueltas tanto para cuando se nos juntan como para separarse que le dije arriba. En pasos estrechos, esquinas, entradas y salidas, me dejará vuestra merced ir delante, y hacer los cumplidos que avisé para corredores de casa (…).59
Con esta minuciosidad puntualiza la visita a un canónigo: cómo anunciarse, cómo ubicarse en la sala, cómo saludarlo, cómo sentarse, cómo iniciar la conversación, cómo tomar el refresco, cómo despedirse.60
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 39v.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 42.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 42v.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 43.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 43v-44.
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Las mismas especificaciones se aducen en las visitas a las damas: si la señora está en una reunión, se indica la forma del saludo y la salutación a las demás damas y caballeros; cómo actuar si llegan más visitas; cómo hablar cosas privadas; cómo desenvolverse con los “degolladores” y con los que siempre visitan la misma casa, etc.61 Al hablar de los banquetes resume de nuevo las normas de educación dadas para comportarse cortésmente en la mesa.62 “Las atenciones ordinarias” también merecen un capítulo especial. Comenzaremos por la correspondencia. Al aconsejar al ahijado sobre las cartas, el padrino le trae sabiamente a la memoria que la opinión y crédito “(…) depende de sus escritos, y es fijo que a cada uno lo pinta su pluma, hasta los sentimientos, pasiones y virtudes, el genio, sabiduría y prudencia se esculpen en cuatro renglones”.63 Tras analizar los diversos genios de personas, el autor opta por el sabio: Qué gusto, Ahijado, leer una carta suya, qué estilo tan concertado a la materia que trata, qué bien ordenado, qué metódico, qué grave, qué alegre, qué espiritoso, qué afable, qué vivo, qué finalmente lleno de meollo y de lepor; todo lo que sabe significar y pintar, la universalidad de sus sentimientos y prendas dejando conocer lo mejor que es la sabiduría en saber diestramente ejecutarlo todo según lo pide la materia.64
Pasa después a indicar cómo debe ser la metodología que debe seguir en la carta: “Primero saluda y descubre el gusto que ha tenido en recibir la ajena, si es respuesta, luego, en otro acápite, responde a los puntos que le piden sin dejar uno. En otro, propone los encargos y negocios de que quiere sea sabedor, y concluye con participar su salud, desear la ajena y ofrecimiento de sus cosas al servicio del amigo (…).65 En relación con las leyes y normas de la correspondencia aseverará: Si se parte de un lugar para otro no olvide favores, atenciones y amistades, y así, al llegar al destino dé pronto razón a sus semejantes de su llegada ofreciendo su industria sin esperar que se le adelanten, que no les toca a los que dejó; responda puntual cuanto se pueda a las cartas que recibe, y si no son personas a quien no debe obligaciones y no gusta de su comunicación, a lo menos responda de agradecido a la primera sea quien fuere el autor de ella.66
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 45-46.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 46v-47.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 56v.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 57.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 57v.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 57-57v.
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Y así podríamos continuar con otras referencias a los títulos, estilo, etc. En los entierros y fiestas ha de tomar conciencia de que se impone una “correspondencia” de las comunidades a estos actos. Por tanto, deberá ser puntual y además cuidará en “componer vuestra merced su persona a la norma de un prudente varón, con circunspección y modestia, y procure aprender del compañero”67 Transcribimos como ejemplo una de las fórmulas sugeridas: Después de haber pedido y respondídole en orden a la salud: Señor Don Fulano, después de tener gusto de ver a vuestra merced, y halládole con la felicidad que deseaba, el negocio que me trae es venir a participar a vuestra merced, de parte del Colegio (u otro), cómo tal día, con ocasión de tal festividad, etc. se celebra tal fiesta, o entierro, o acto, y así suplicarle sea servido honrarnos la función con su presencia. Después de haber el otro respondido y hecho una breve pausa, se levantará pidiendo licencia para ir a continuar su encargo, con que despidiéndose se quedarán tan prendados de su atención, que desearán venga pronto otro convite.68
El estudiante de humanidades también deberá esforzarse en los títulos, ”dando a cada uno lo que le compete, sin pecar por nimios, ni quitar a nadie lo que se merece, y advierta que es un punto muy crítico porque en una acción misma se ofenden mucho si se peca en esto”;69 pero también le reconvendrá que “cuanto es bueno tener títulos y distinciones merecidas y darlas a quien las merece con gran esmero, tanto es abominable el ser demasiado celoso en ellos (…) los nobles disimulan mucho esto”.70 Así concretará que Vuestra Excelencia no lo puede dar a cualquiera; usía, a canónigos, oidores y gente de título; doctor y maestro, “al que lo posea”.71 Concluye este aparte precisando cuáles son los días indicados para realizar visitas y cómo debe cumplimentar a los parientes, amigos o recomendados de la familia que llegan a la ciudad.72 Para completar la fisonomía del arquetipo del noble, el autor de Lo mejor de la vida concluye su extenso tratado con un llamamiento al ahijado para que sepa “separar praetiosum a vili en algunos actos de atenciones ordinarias para no pecar contra la cortesía (…) pues quita a un noble esta tacha los gloriosos epítetos de discreto, atento y formalísimo que no se dan al que sin discreción y orden todo lo confunden en su trato para alcanzar la alabanza cortés y noble que nada menos merece”.73
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 55-55v.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 56.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 52v.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 53v.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 52v.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 54-54v.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 51.
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Discreción y prudencia en la línea del trato es “saber dar lo suyo a cada persona según su carácter, dignidad y méritos de cada uno, ya comunes, ya peculiares”.74 Todas estas virtudes son alcanzables “si observa lo que le he dicho en la larga instrucción, pues con ello guardará su decoro, los fueros de su sangre y educación, y merecerá toda atención y aplauso”.75 4. La formación religiosa La ignorancia religiosa fue una de las causas profundas que produjo la Reforma y la escisión de la cristiandad. Por esta razón los jesuitas entendieron que había que dar respuestas directas y sabias a las controversias de sus contemporáneos, y restablecer la estima y veneración de los cristianos por el mensaje evangélico. Así se entiende que el binomio virtud y letras –moral y ciencia, diríamos hoy en día– se constituyera en la primera tarea que debían afrontar los profesores de las clases inferiores, según la Ratio Studiorum.76 Esta actitud principista es subrayada por todos los ordenamientos de estudios jesuíticos anteriores a la Ratio oficial. Así, por ejemplo, la Ratio de 1586 establece: Los que se dedican al estudio de las letras deben hacerlo no para adquirir ciencia únicamente o para que les granjeen riquezas y honores, sino para que, mediante el conocimiento de la verdad, se ayuden a si mismos y a los demás a honra y gloria de Dios (…) Y ya que, fuera de la recta intención, es menester que los estudiosos posean ingenio: agudo para comprender cuanto leen u oyen, recto para juzgar, memoria tenaz para conservar la enseñanza y cierta inclinación a los estudios, no sea que los abandonen; quien se sienta dotado de estas cualidades, debe parar mientes en no ser ingrato por tantos beneficios, ni abuse de ellos, sino más bien debe emplearlos para la gloria de Dios.77
En tiempo del P. Claudio Aquaviva, el ordenamiento final de los estudios de la Compañía de Jesús asumió un estilo casi de código y trató de
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 51-51v.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, fol. 51v.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de Estudios Inferiores”, 1: “(…) para que quienes las frecuentan [las escuelas] aprovechen no menos que en las buenas artes en la probidad de vida”. “Reglas comunes a los Profesores de las Clases Inferiores”, 1: “De tal manera forme el maestro a los adolescentes confiados a la disciplina de la Compañía, que junto con las letras también aprendan las costumbres dignas de cristianos”. “Reglas del Prefecto de la Academia”, 1: “Promueva en los académicos la piedad y no sólo los estudios…”.
Sistema y ordenamiento de Estudios elaborado por seis Padres designados para ello por orden del R. P. Prepósito General. Roma, 1586. “Reglas para aprovechar en el espíritu y en las letras en las clases inferiores”. En: Paramillo. San Cristóbal, n.º 2-3 (1984) 362-363.
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resumir la riqueza conceptual de los estudios anteriores a 1591 en breves reglas que no siempre traducen el trasfondo cultural e ideológico de su contenido. Al Provincial se le encomienda encarecidamente que: Juzgue importantísimo para él cuanto se prescribe en las reglas comunes de todos los maestros acerca de la piedad y la disciplina de las costumbres y de enseñar la doctrina cristiana en las reglas de los maestros inferiores (y de las costumbres y la piedad en las reglas de todos), a fin de acercarse a lo que se desea de la salvación de las almas y tantas veces se inculca en las Constituciones.78
La vida espiritual así como la intelectual necesitan estudio, método, ilustración y ejercicio. La construcción del edificio espiritual del joven no es obra del azar y debe correr paralela a la formación científica, cultural y social, pues la instrucción religiosa debe modelar la disciplina de las costumbres y a la vez crear la piedad en el joven.79 Así, el colegio y el templo serán el escenario obligado en el que el alumno diseñará su carta de navegar en el mundo de la conciencia, de la moral y de las costumbres. Se trata, pues, de una acción triple en la que el actor principal es el joven y en la que colaboran el profesor y el espiritual. Ciertamente, quien actúa directamente sobre el alma del discípulo es el profesor, puesto que de él recibirá el ejemplo; la enseñanza de la doctrina cristiana; las pláticas con que cíclicamente deberá ilustrar su formación integral; en fin, esa rica erudición cultural que irá sembrando en el alma del joven al realizar la prelección de los textos clásicos. El hecho de que el mismo maestro que abría los caminos de la sabiduría a los discípulos fuera también quien les guiara en las rutas del espíritu constituyó un gran acierto. Las razones nos parecen acertadas: por una parte, virtud y letras se erigían como un ideal único consolidado; por otra, qué mejor autoridad para enseñarlos que la del profesor que practicaba y vivía la identidad de esos ideales humanos y espirituales. En este contexto se explica la advertencia que el P. Francisco Sacchini (1570-1625) –uno de los pilares de la pedagogía jesuítica del siglo XVI– formulaba a los profesores de los colegios jesuíticos acerca de la enseñanza de la doctrina cristiana. Esta debía practicarse con un gran impulso del corazón, pues “es la gramática de Cristo nuestro Maestro. Si se debe enseñar con celo la gramática humana, ¿con qué cuidado no habremos de enseñar la gramática divina?”.80
Ratio Studiorum. “Reglas del Provincial”, 40.
Ratio Studiorum. “Reglas de los oyentes externos de la Compañía”, 1 y 15.
F. SACCHINI. Paraenesis ad magistros scholarum inferiorum Societatis Iesu. Roma (1625) cap. XIII. Citado por CHARMOT. La pedagogía de los jesuitas, 333.
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Desde el punto de vista curricular, había que dedicar la última media hora del viernes o la primera del sábado a la explicación catequística.81 El texto guía variaba de acuerdo con las regiones; así, en Alemania se utilizó el catecismo de San Pedro Canisio;82 en España y en el Nuevo Reino creemos que fueron los tradicionales de los PP. Astete y Ripalda.83 La instrucción debía ser gradual y encaminada al desarrollo de las capacidades religiosas del alumno para adquirir de este modo la mentalidad cristiana. El primer núcleo lo constituían los textos más simples del catecismo y las oraciones generales (Padre nuestro, Ave María, Credo, etc.), algunas prácticas de vida de piedad familiar (bendición de la mesa y acción de gracias) y personal (oraciones al levantarse y al acostarse) y el ayudar a misa. El segundo núcleo se construía sobre la misma doctrina con las definiciones y brevísimas declaraciones del catecismo. En el tercer núcleo se recoge lo estudiado en los años anteriores y se añaden más declaraciones, acomodadas a la edad y capacidad.84 El P. Judde describe cómo se desarrolla una clase de catecismo. . A los jóvenes de las clases inferiores hay que explicarles todo lo que debe saber un cristiano. Concretamente, se debe insistir en el modo de enseñar las condiciones requeridas para hacer bien la confesión. Después inculca la explicación del sentido de la pregunta y la respuesta del catecismo de tal manera que los alumnos comprendan su contenido y no se queden en la superficie de las palabras. Sus razonamientos deben acompañarse con comparaciones para de ahí llegar a algunos puntos importantes de la moral a fin de combatir las faltas e irregularidades comunes a su edad. Se concluía con una exhortación que convocaba el espíritu de los jóvenes para ser mejor o con alguna historia de la Escritura que confirmara el tema de la instrucción.85 A la explicación de la doctrina cristiana hay que añadir por parte del maestro algunas pláticas o exhortaciones espirituales de carácter práctico y aplicado86 que buscan la generación de un núcleo central de la instrucción religiosa: oración, devociones y examen de conciencia.87
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de las clases inferiores”, 4. Similar indicación recogen las Reglas relativas a los demás curatio Studiorumos.
Monumenta Paedagogica. Nadal. “Ordo Studiorum”, 113.
En la Praxis de los estudios mayores y menores (José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en la Venezuela hispánica. Caracas (1979) 302) se lee: “En la declaración de la Doctrina cristiana se tenga particular cuidado, haciéndoles decorar y entender el catecismo…”.
Monumenta Paedagogica. Nadal. “Scholarum Regulae”, 657-658. RS. “Reglas comunes a los Profesores de las clases inferiores”, 4.
JUDDE. Thesaurus spiritualis magistrorum scholarum inferiorum Societatis Jesu. Gandavi, 1874. Citado por André SIMBERG. L’éducation morale dans les collèges de la Compagnie de Jésus en France. Paris (1913) 187.
Ratio Studiorum. “Reglas del Rector”, 20.
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de las clases inferiores”, 5.
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A nuestro entender, la “Prelección” fue uno de los medios más eficaces y a la vez más desapercibidos de que dispuso el profesor para abrir espacios morales y patrones de conducta en la conciencia del alumno. De ello trataremos al hablar en detalle sobre la “Prelección”. Un segundo capítulo gira en torno al templo, el cual se erige en otra cátedra permanente de formación religiosa. La religión consiste, en último término, en un proyecto de vida al que se accede por voluntad propia y cuyo camino establece un compromiso personal con Dios. La iglesia significaba para el alumno del Colegio de Tunja un hábitat espiritual distinto al del aula de clase y cuya atmósfera debía compartir con el resto de la sociedad. Si en el aula era un ciudadano privilegiado de la república de las letras, en el templo tenía que desempeñar el papel de un seguidor esforzado de Cristo al que deberá imitar para llegar incólume al reino definitivo. El clima del recinto sagrado le deberá asomar a horizontes en los que debe asumir nuevas tomas de conciencia, pues su situación existencial se inserta en una comunidad específica y, por tanto, también pertenece a una sociedad concreta que debe regirse por el bien común, bien que en definitiva es mucho más que la sumatoria de todas las voluntades que comulgan con ese mismo ideal. Esta concepción permanece inmutable no solo durante el período de gestación de la Ratio sino también hasta la extinción de la Orden en 1773. Baste citar como ejemplo unos avisos del P. Diego Laínez, segundo Prepósito General de la Compañía de Jesús, dirigidos a las clases inferiores: Los que se dedican a los estudios, no lo hagan solo por saber, o para conseguir riquezas y honores, sino para ayudar a los demás y a si mismos con el conocimiento de la verdad a gloria y honra de Dios. Y si llegáremos por medio de la ciencia a puestos y dignidades, debemos referirlo todo al Señor, de quien lo hemos recibido.88
Así, pues, la enseñanza religiosa tiene su prolongación en la iglesia y en la capilla de la Congregación en donde el alumno tenía que escuchar todos los domingos y días de fiesta el sermón correspondiente.89 De esta suerte, la vida de la sociedad merideña tenía que ser el objeto principal de la prédica de los oradores sagrados del colegio San Francisco Javier, quienes con sus análisis socio-religiosos y sus proposiciones morales debieron crear en la mente de los alumnos un punto de referencia y de
Citado por: José Manuel AICARDO. Comentario a las Constituciones de la Compañía de Jesús. Madrid, 3 (1922) 205.
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de las clases inferiores”, 3.
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contraste entre los ideales concebidos en la escuela y la realidad de la vida vista desde el púlpito. El recinto sagrado también reviste vital importancia en la vida interior del joven escolar, ya que en él se desarrolla la práctica de los sacramentos; de este punto hablaremos más adelante. No obstante, todo lo expuesto caería en terreno yermo si no actúa la voluntad decidida del educando. Las vertientes en las que se desarrollará la acción personal del joven en el ámbito moral religioso son tres. En el plano intelectual debe abrirse, de forma sistemática, a la formación de la inteligencia y a la educación de la conciencia. En el plano volitivo tiene que fomentar el dominio de la voluntad y la reiteración de hábitos para la virtud. En el plano moral deberá percibir el reto del mundo de los valores a fin de dar una respuesta generosa en su vida tras haberlos asimilado en su conducta. Los medios que menciona la Ratio para la educación religiosa práctica son los siguientes: la oración, el examen de conciencia, la asistencia a Misa, la frecuencia de los Sacramentos, la lectura espiritual y las devociones. El fin de la oración consiste en mantener el diálogo con Dios a fin de renovarse interiormente y servir mejor al Todopoderoso. El P. Nadal describe así el alcance de esta oración juvenil: No se pase por alto el enseñarles cada día el renovar el propósito de una vida mejor y más sincera, como si nada hubieran hecho hasta aquella hora en el servicio de Dios. Pidan gracia a Dios por la que puedan servirle, guardar sus mandamientos y trabajar para fructificar en una vida cristiana más plena: consoliden el propósito de querer con la divina gracia dirigir todo lo que durante el día piensen, hablen y obren a mayor gloria y honor de Dios omnipotente.90
Quizá podrá parecer nimio al lector de hoy lo pormenorizado de ciertas prescripciones que tenían su fundamento en aquellos ambientes. Al profesor de las clases inferiores se le recuerda que debe exhortar a sus alumnos a la oración diaria y sobre todo a rezar el rosario o el oficio de la Santísima Virgen;91 asimismo, los sábados debe recitar en clase con los alumnos las Letanías lauretanas, “o si es costumbre, llévelos a oirlas a la iglesia con los demás”.92 Pero en el reducido mundo de un estudiante de las clases inferiores es lógico que la oración deba estar vinculada con las acciones que definen su vida estudiantil como es, en este caso concreto, el estudio; por ello se recomienda que antes de comenzar cada clase alguno recite una breve oración
Monumenta Paedagogica. Nadal. “Generalis ordo Collegii Tornacensis”, 844.
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de las clases inferiores”, 5.
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de las clases inferiores”, 7.
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apropiada.93 Con estas pormenorizadas se pretende, como lo anota Bertrán Quera, “que el discípulo, por el lenguaje de las actitudes, aprenda intuitivamente esta cortesía exterior con Dios que suele ser indicativa de una sincera y ferviente oración interior”.94 En la pedagogía ignaciana la oración era un medio para enseñar a vivir en la presencia de Dios en todas sus acciones y, lógicamente, conforme avanzaban en edad, los modos de oración tenían que supeditarse a sus capacidades. El deseo de perfección es, en definitiva, el norte de toda oración. Así lo exige el P. Nadal después de su visita al colegio de Viena: Sean todos incitados poco a poco a la piedad según su capacidad, y no sólo a la piedad sino también a la perfección religiosa; y todos se resuelvan a ayudar a las almas, e impriman este deseo en el corazón desde los más tiernos años.95
El autor de los Ejercicios Espirituales, maestro en los flujos y reflujos del bien y del mal en el alma de todo hombre, no quiso que la juventud fuera ajena a este complejo y rico mundo interior; por ello quería que desde sus primeros años aprendieran a identificar y describir estos fenómenos espirituales y consecuentemente a buscar sus causas. No es de extrañar entonces que la Ratio exhorte a los alumnos a examinar su conciencia cada noche.96 En la metodología espiritual de Ignacio de Loyola se concibe el examen de conciencia no solo como una oración activa encaminada a detectar y corregir las equivocaciones que se dan en el ser humano, sino también como un método psicológico natural para conocerse a sí mismo mediante la introspección. La lucha por la realización de los ideales que definen la primera juventud está sometida a una dialéctica de aciertos y fracasos que provienen fundamentalmente de la necesaria conjunción de generosidad e inexperiencia. En este sentido se impone la sabia dirección de un buen maestro que le señale las luces y las sombras, las virtudes que conducen al éxito incontaminado y los defectos que hay que prevenir o corregir. El P. Croiset señalaba los siguientes para los escolares franceses: Los defectos más ordinarios de los jóvenes consisten en una desgana por el trabajo, un espíritu de libertad, una inclinación al placer, poco discernimiento de lo que les puede ser ventajoso y de lo que les puede ser desfavorable, mucho de presunción en el peligro, un gran fondo de inconstancia y ligereza en la práctica del bien, fáciles en dejarse deslumbrar por
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de las clases inferiores”, 2.
Miguel BERTRÁN QUERA. “La pedagogía de los jesuitas en la Ratio Studiorum”, 87.
Monumenta Paedagogica. “Quae dixit P. Natalis pro Collegio Viennensi”, 812.
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de las clases inferiores”, 5.
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falsos brillantes y dejarse cautivar por todo lo que lisonjea; el mal ejemplo arrastra, una vida llana les cansa, toda moderación les disgusta.97
El hábito de realizar este examen mantiene la delicadeza del corazón e impide que se endurezca en el contacto cotidiano con las realidades de la vida.98 Además del examen general existe el particular que se dirige exclusivamente a exterminar el defecto dominante. Si hay voluntad decidida en el joven para aceptar estos retos hay que reconocer que posee los medios para llegar a crear una atmósfera de paz y de dominio de sí, aval para cualquier lucha interna o externa. Sin embargo, parece que entre las recomendaciones a la juventud, la primera fue la de oír la Santa Misa diariamente99 y pensamos que su asistencia debía ser a las siete de la mañana. Este iniciar el día con tan importante acto religioso suponía toda una preparación: (…) sean enseñados particular y diligentemente con cuanta atención, devoción y reverencia del alma han de oír la Misa. Esto se hará si se les explican los misterios de los que trata la Misa, especialmente de aquellos que son más importantes como la consagración del Cuerpo y Sangre de Cristo y el sacrificio y oblación sacrosanta.100
Si los sacramentos se erigen como el lugar privilegiado para el encuentro y el diálogo de Dios con el hombre, es evidente que asumen esa importancia en la pedagogía jesuítica. Al profesor se le recuerda que debe exhortar a sus discípulos a que frecuenten “con las debidas disposiciones” los sacramentos de la penitencia y de la eucaristía.101 Por ello le trae a la memoria la confesión mensual del alumno.102 Son muchos los beneficios pedagógicos de la genuina confesión. Ciertamente, es un auxiliar precioso del esfuerzo personal pues ayuda a aclarar la vida interior, a discernir los vicios, los defectos de carácter, las malas inclinaciones, a conocer las causas y sus efectos de nuestras acciones, en fin, todo aquello que debilita la identidad personal. Por otra parte, ayuda al joven a combatir la falta de atención con el peligro próximo de convertirlo en superficial, impetuoso, caprichoso
CROISET. Règlement pour MM. les pensionnaires des PP. Jésuites qui peuvent leur servir de règle de conduite por toute leur vie. Lyon (1715) 57. Citado por André SHIMBERG. L’éducation morale dans les collèges de la Compagnie de Jésus en France. Paris (1913) 225.
Laurent LEBRUN. Institutio juventutis christianae. Paris (1653) 64.
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Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de las clases inferiores”, 3.
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Monumenta Paedagogica. Nadal. “Generalis ordo Collegii Tornacensis”, 845.
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de las clases inferiores”, 5.
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de las clases inferiores”, 9.
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e irresponsable. Se trata de llegar a las raíces del mal, hasta el deseo y el pensamiento culpable. Y ese control reiterativo abre un espacio idóneo a la fuerza de la voluntad que proviene de un conocimiento exacto de la vida moral. En la confesión no se trata tanto de arrancar para el olvido las huellas de la acción injusta o deshonesta sino de reasumir la firme decisión de no volverla a cometer en el futuro. La Ratio considera la Santa Misa y la recepción de los sacramentos como el medio más eficaz para vivificar la piedad del joven en proceso de maduración. De ahí que la asistencia al sacrificio eucarístico se recomiende como diaria.103 Sin embargo, hay que resaltar que los textos pedagógicos más antiguos insisten mucho en la preparación que se debe dar a los alumnos para que asistan con fruto a la misa.104 Así, por ejemplo, el P. Nadal recordaba a las autoridades del colegio Tornacense: (…) sean enseñados particular y diligentemente con cuanta atención, devoción y reverencia del alma han de oir la Misa. Esto se hará si se les explican los misterios de los que trata la Misa, especialmente de aquellos que son más importantes como la consagración del Cuerpo y Sangre de Cristo y el sacrificio y oblación sacrosanta.105
Por ello no es de extrañar que también se apele aquí al principio pedagógico del ejemplo al recomendar que el profesor esté presente como un testimonio vivo de piedad ante sus alumnos.106 La piedad busca en el joven la violencia de convertirse en un hombre nuevo. La piedad hay que concebirla, pues, en función del perfeccionamiento moral y por ello debe ser un instrumento práctico y eficaz para la educación de la conciencia y entrenamiento de la voluntad. No se trataba de fabricar una piedad superficial y pasajera que se deshiciera con el cambio de edad, ambiente o estado. La virtud que debe cultivar el joven es un caudal de religión inalterable, un temor eficaz de un Dios dulce, un horror al pecado que crece con la razón y con la edad, un amor a Dios sin reservas, una observancia muy exacta de todos los mandamientos, una puntualidad perseverante para cumplir todos los deberes de su estado, un respeto, una sumisión, una ternura invariable por vuestros padres.107
Para la literatura clásica la virtud consistía en el brillo esplendente del héroe que se esforzaba por ganar las alturas, era la armonía y la plenitud
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de las clases inferiores”, 3.
Monumenta Paedagogica. Ledesma “De ratione et ordine studiorum Collegii Romani”, 394.
Monumenta Paedagogica. Nadal. “Generalis ordo Collegii Tornacensis”, 845.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de Estudios inferiores”, 45.
CROISET. Règlement pour MM. les pensionnaires des PP. Jésuites… 11-12.
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del hombre de nobles y magnánimos sentimientos que se entregaba por completo al bien. Por ello el Aquinate la definía como los sumo de lo que uno puede ser. De facto es el proceso concreto por el que el hombre se autorrealiza mediante la decisión y la responsabilidad. Es la llamada constante a la consumación del poder ser humano. En otras palabras, la virtud fabrica la integridad del hombre. Lo dicho explica que la piedad del estudiante tenía que ser ilustrada no solo porque su contexto estaba penetrado por los recuerdos y ejemplos de la antigüedad clásica, sino también porque los nuevos modelos se insertaban en la imitación de Jesucristo y de los santos. De ahí la importancia que se asigna a la lectura espiritual,108 concretamente a la lectura de las vidas de santos,109 la Imitación de Cristo y otros.110 Ese clima cultural y espiritual tenía que traducirse en el ejercicio del cumplimiento del deber,111 de la virtud de la ejemplaridad o del testimonio112 y la sinceridad y pureza de alma;113 es decir, la sinceridad de un alma noble y recta. En Lo mejor de la vida, religión, doctrina y sangre del P. Julián se sintetiza la cotidianidad práctica de un estudiante de la siguiente manera: la primera acción de la mañana consistirá en ofrecer a Dios todas las obras del día y en renovar los propósitos particulares. Después se les recomienda frecuentar los sacramentos como aval en el perfeccionamiento de su vida interior y exterior. Cada noche deberá dedicar un tiempo al examen de su conciencia y a leer un libro espiritual. Su conciencia la deberá encomendar a un confesor permanente, también escogerá a un santo como patrono para sus estudios. Y, por supuesto, se le reitera la devoción a la Santísima Virgen. Todo ello se logrará al “poner el pensamiento en alto y acertar siempre a lo más grande”.114
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de las clases inferiores”, 8.
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de las clases inferiores”, 8.
Monumenta Paedagogica. Nadal “Scholarum Regulae”, 661: “Tenga cada uno su doctrina cristiana y también un Gerson de imitatione Christi u otro libro devoto”.
Ratio Studiorum. “Reglas de los alumnos externos”, 14.
Ratio Studiorum. “Reglas de la Academia de los Gramáticos”, 3.
Ratio Studiorum. “Reglas de los alumnos externos”, 14.
JULIÁN. Lo mejor de la vida, 13-14v.
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C a p í t u l o IV
Los métodos de enseñanza y su didáctica
Dividiremos el capítulo en dos partes: en la primera expondremos la metodología adoptada por los jesuitas para la enseñanza de las humanidades; en la segunda insistiremos en la “Prelección” como elemento fundamental de su didáctica. 1. Los métodos de enseñanza jesuíticos El jesuita inglés Campion resumía de forma muy precisa en su discurso De iuvene academico la concepción pedagógica de la Compañía de Jesús: ¿Qué hay que desear primero a los estudiantes? La viva voz del maestro. ¿Y en segundo lugar? El método. ¿Y en tercer lugar? El método. ¿Y en cuarto? El método. ¿Y en el quinto? El ejercicio.1
De esta suerte el ejercicio se supedita al método, el método a la formación académica, la formación académica a la integral y la integral queda siempre abierta a una verdadera superación. El profesor jesuita, tras su estancia en la universidad, venía adiestrado en el manejo de dos metodologías complementarias: la escolástica, a la que había dedicado siete años, y la de las humanidades, en la que se había formado antes de iniciarse en el curso de Filosofía.
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Citado por CHARMOT. La pedagogía de los jesuitas, 143.
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Las técnicas fundamentales de enseñanza en la Escolástica eran tres:2 la lección (lectio), la cuestión (quaestio) y la disputa escolar (disputatio, quaestio disputata). La primera operación del método escolástico es la lectio. La información y transmisión de los conocimientos se efectúa a través del texto. Por ello la lectio consiste en la adquisición de la ciencia mediante el estudio de los textos consagrados como clásicos. Desde el punto de vista metodológico el análisis del texto comienza en la palabra, pues ella puede ser utilizada por diversos autores con diversas significaciones. Sin embargo, el uso del lenguaje se impone frecuentemente al significado esencial de los términos. Sigue después el análisis del estilo de cada autor, su modus loquendi, que viene dado por la gramática, las imágenes, la conceptualización y el género literario. Pero la lectura suponía tres niveles. El primero (littera) constituía la exégesis literal que clarificaba su significación inmediata. El segundo (sensus) se introducía en el análisis y la significación de cada uno de los elementos del texto a fin de percibir su sentido. El tercero (sententia) explicaba el contexto doctrinal en que debía ubicarse el texto. En este punto había que distinguir la expresión del pensamiento del mismo pensamiento expresado en el lenguaje. Antes de proseguir en la labor exegética había que dilucidar la autenticidad o inautenticidad del texto estudiado, puesto que a la pureza de la fuente se oponen las falsificaciones, las interpolaciones y los errores. A continuación había que someter la evaluación del pensamiento del autor a dos pruebas. La primera, el valor de las fuentes utilizadas; la segunda, la homogeneidad del pensamiento de los autores; es decir, si el sentido del texto se presta a equívocos hay que apelar al contexto bien sea próximo, bien remoto, este último se constituye por los lugares paralelos, el sistema doctrinal, o equivalentes. Este proceso imponía un doble propósito: respetar el texto y descubrir la intención última del autor para de esta forma dar el salto a un sistema doctrinal más amplio. Felicísimo Martínez anotará que el olvido de estos principios directivos por parte de los lectores condujo de manera progresiva a la decandencia de la Escolástica, pues los textos llegaron a convertirse en un elemento de estancamiento intelectual desde el momento en que los comentadores se encerraron en ellos como un saber completo y definitivo. En lugar de abrir
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Fundamentalmente seguimos el artículo de Felicísimo MARTÍNEZ DIEZ. “La Escolástica y su aporte metodológico”. En: José del REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. San Cristóbal, I (1991) 225-300.
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la inteligencia al conocimiento de la realidad, acabaron convirtiendo a los textos en objetos de saber.3 La segunda operación es la quaestio. La lectio es una actividad informativa, la quaestio va más allá y supone un paso más creativo: la investigación. Como es natural, un camino obligado para llegar al conocimiento es la pregunta, la interrogación. La ciencia es interpelada cada día por el hombre, por la conciencia, por la sociedad, por la vida; el escolástico se vio en la obligación de recurrir a la dialéctica y a la lógica de la demostración. El punto de partida es la oposición entre las autoridades que muchas veces proponen soluciones contrarias al problema. Así, pues, agotada la exégesis del texto, se recurre al método dialéctico del si y no. El razonamiento especulativo se intensifica y se comienzan a estudiar, en sí mismas, las doctrinas propuestas por los textos. De este modo, en todo problema se generaliza la interrogación con el objetivo exclusivo de hallar una inteligencia más profunda de las razones de los textos y de las cosas. El escolástico pregunta, cuestiona y problematiza en busca de la verdad y del sentido de la realidad radical. En consecuencia, la autoridad del texto ya no es el criterio definitivo sino la certeza, la evidencia y el valor de las razones aportadas. Sedano acota con acierto que “la quaestio escolástica es distinta de la interrogación socrática, de la duda cartesiana y de la dialéctica hegeliana; incluso en la Edad Media dejaba subsistir otros caminos, inductivos y deductivos”.4 Pero la quaestio, como método, cayó en definitiva en un formalismo dialéctico cuando su técnica se convirtió en un fin en sí mismo y dejó de lado la realidad objetiva. La tercera operación es la disputatio. Así como las divergencias en la exégesis de textos generaron la quaestio, de la misma forma las opiniones y criterios tanto en el planteamiento como en la solución de las quaestiones llevó a los maestros a disputar en clase las divergencias. Entre otras formas se distinguieron dos: la disputatio escolástica propiamente dicha a la que asistían libremente los maestros y la disputatio de quolibet o disputa acerca de cualquier cosa a voluntad de cualquiera. El método tanto en la quaestio como en la en la disputatio constaba de cuatro partes. La primera es el planteamiento de la cuestión. La formulación del planteamiento comienza siempre por la palabra latina utrum (Si lo verdadero y lo falso son contrarios). En cada pregunta o problema se busca la solución en respuestas razonadas con la fuerza y vigor de que goza la aporía aristotélica. Esta posición implica una duda real o metódica, pues su 3
F. MARTÍNEZ. “La Escolástica y su aporte metodológico”, 276-277.
4
J. SEDANO. El método teológico de Santo Tomás. Bogotá, Universidad de Santo Tomás, 35.
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planteamiento se formula en forma alternativa ya que la duda es siempre una fluctuación de la inteligencia entre dos partes opuestas, sin encontrar razones suficientes para inclinarse por una parte o por la contraria. Así se inicia desde el comienzo la fuerza cuestionante del método escolástico. La segunda es el estado de la cuestión. Aquí se recoge la discusión sobre el problema, es decir, los argumentos a favor o en contra de la cuestión planteada. De ninguna manera se trata de dar una respuesta definitiva inmediata. El recuento de las opiniones y el análisis de sus argumentos que las sustentan nos asoman a las verdaderas causas de la duda y a las dimensiones del problema. Se trata de abrir camino hasta el corazón de la cuestión mediante un proceso de razonamiento y discusión sustentado en argumentos a favor y en contra y en objeciones. En este sentido se dan dos líneas de argumentos. La primera, en cierto sentido dubitativa, se inicia con la fórmula Videtur quod (parece que) y recoge la argumentación en contra de la respuesta que al final dará el maestro. La segunda línea comienza con la fórmula Sed contra (por el contrario) y presenta un argumento de autoridad en favor de la respuesta que posteriormente dará el maestro. El profesor no compromete todavía su opinión. Tan solo trata de descubrir al lector las grandes corrientes del pensamiento que inciden en el problema planteado y establecer un diálogo con esas corrientes sin prejuzgar aún su verdad o falsedad. Acepta la contradicción dialéctica del pensamiento humano mirando los diversos rostros de la alternativa con que se presenta la pregunta. De esta suerte la historia y la tradición se asumen en el marco de la creatividad. La tercera es la respuesta al problema. El maestro responde de forma personal, demostrativa y original al problema propuesto y discutido por ambas partes en el planteamiento. Su respuesta es una exposición completa de la doctrina. En su discurso debe seguir el siguiente esquema: • Proposición de opiniones y su evaluación crítica. • Indicación de las distinciones que se han de tener en cuenta. • Exposición de los presupuestos necesarios para construir la solución. • Finalmente, la proposición de la solución del maestro. Chenu señala que en este proceso los procedimientos más importantes son: el análisis, la definición y las distinciones.5 El análisis debe proporcionar una visión global y unitaria de la realidad a través de la agudeza de ingenio y de la profundidad de pensamiento. En el análisis es necesario reunir los datos observados para catalogar sus
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M. D. CHENU. Introduction à l’étude de Saint Thomas. Paris (1945) 132 y ss.
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constantes y caracteres permanentes. Solo la reflexión y el método preparan al entendimiento para las exigencias del análisis. Los diferentes análisis tienden a expresarse y concretarse en la definición.6 Definir es propio del científico. La lógica escolástica es una lógica de determinación e identidad, siendo su obra maestra la definición y la distinción. La definición ideal es la que se labra por el género próximo y la diferencia específica. Cuando esto no es posible, hay que recurrir a las causas, a los principios y a las propiedades. El tercer instrumento es la distinción. Se practica constantemente para clarificar y clasificar los conceptos, para responder a las objeciones y para evaluar críticamente la fuerza probativa de los argumentos. “Distinguir para unir” era el ideal del saber escolástico. La distinción llevaba al hombre de ciencia a dominar todas las técnicas de análisis. La cuarta es la respuesta a las hipótesis contrarias. En esta parte hay que dar respuesta a las posiciones y a los argumentos reseñados en la segunda parte. Su redacción se presenta de forma ordinaria mediante la técnica de la distinción, resaltando la parte de verdad que hay en cada una de ellas. En cierto sentido, completa la exposición doctrinal dada por el maestro en la respuesta al problema. Una respuesta es verdadera cuando es completa, puesto que la verdad parcial también puede ser paradójicamente un error parcial. Tomás de Aquino explica el espíritu de estas respuestas: Todos contribuimos al esclarecimiento de la verdad y nos ayudamos recíprocamente, bien de manera directa con nuestros aciertos, incluso parciales, que otros podrán aprovechar para una visión más completa; o de una manera indirecta, con nuestros tanteos y equivocaciones que darán ocasión a un examen más diligente en orden a la manifestación clara de la verdad. Justamente todos cuantos nos han ayudado son merecedores de nuestra gratitud (…); no sólo aquellos con cuya posición comulgamos, sino también cuantos, hasta con su misma superficialidad de miras, nos han impulsado más a la búsqueda de la verdad.7
El profesor de las denominadas “Clases Inferiores” tenía que enseñar a los jóvenes gramática, humanidades y retórica; su objetivo final consistía en dotar al alumno de unos hábitos valederos a fin de obtener “una facilidad, una destreza, una ductilidad, una fuerza vital que le permitieran producir después una obra de arte”.8
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Un ejemplo: STO. TOMAS. Suma Teológica, I-II, 90, 4: La definición de la ley. STO. TOMAS. Commentaria in Metaphysicam Aristotelis, Lib. II. Lect. 1, nn. 287-288.
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F. CHARMOT. La pedagogía de los jesuitas. Sus principios. Su actualidad. Madrid, Sapientia (1952) 179.
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El método didáctico de la Ratio Studiorum adopta un esquema tríptico: la intervención del maestro (prelección); la actuación inmediata del alumno (repetición) y finalmente la acción conjunta profesor-alumno (ejercicios). La prelección es una de las fases más normadas en la Ratio Studiorum.9 Supuesta la preparación inmediata de la clase por parte del profesor,10 la prelección constaba de seis partes: la lectura del texto; el argumento; la explicación literal; la gramática; la erudición o comentario y las costumbres. La lectura del texto debía ser toda seguida,11 y al otorgarle la entonación apropiada al sentido, el alumno podía comenzar a aprender por el oído el contenido del texto. El segundo paso consistía en la narración del argumento del texto leído. Este breve resumen debía hacer referencia a la conexión lógica con las lecciones anteriores.12 El tercer paso contemplaba la explicación literal,13 a saber: exponer el orden de las palabras y la estructura de la oración así como declarar las palabras más oscuras. El cuarto paso accedía a la exacta intelección de las palabras y modos de expresión, es decir, a la gramática. Para ello había que volver a cada palabra y explicar el género, la declinación, la conjugación, los modos, los tiempos, etc.14 Como es natural, la graduación de este paso variaba de acuerdo con la clase: superada la gramática se daba comienzo al estudio comparativo de los diversos estilos literarios; es de notar la referencia repetida a la lengua vernácula del alumno y la exigencia en la elegancia del estilo.15 El proceso culminaba con la Estética.16 El quinto paso se abría a la erudición, es decir, a la explicación más ilustrativa del fondo del texto analizado. El contexto de la erudición podía ser tan amplio y profundo como extenso y medular era el tema contenido en el texto seleccionado. También se medía aquí la información del profesor.17 Se trata, pues, de un medio auxiliar cuyo principal fin consistía en atraer el interés del alumno y dar variedad a lo tratado. Para ello se servía de los testimonios de la historia, de otras ciencias y de la cultura.18 Sin embargo, 9
Véase: Ratio Studiorum: “Reglas comunes a los Profesores de los cursos inferiores”; “Reglas del Profesor de Gramática ínfima”; “Reglas del Profesor de Gramática Media”; “Reglas del Profesor de Gramática Superior”; “Reglas del Profesor de Humanidades”; “Reglas del Profesor de Retórica”.
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de los cursos inferiores”, 27.
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de los cursos inferiores”, 27.
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de los cursos inferiores”, 30.
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de los cursos inferiores”, 27.
JUVENCIO. Ars discendi et docendi. Artículo, IV, Párrafo, III, n.º III.
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de Humanidad”, 5.
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de Retórica”, 6.
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de Retórica”, 7 y 8.
Miguel BERTRÁN QUERA. “La pedagogía de los jesuitas en la Ratio Studiorum”. En: Paramillo, 2-3 (1984) 210.
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la Regla 1 del profesor de Humanidades advertía que la erudición debía emplearse con moderación para despertar el ingenio y avivarlo, pero en ningún modo debía perjudicar el conocimiento profundo de la lengua.19 El último paso es el que Juvencio denomina bajo el concepto de Costumbres. Era la aplicación a la vida diaria de lo estudiado en el texto; el momento de reflejar los mejores modelos de vida, de ideas y costumbres tanto de los personajes antiguos como actuales, sin omitir reflexiones filosóficas.20 La segunda fase del método didáctico pertenece al alumno y se denomina repetición, acción que no debe confundirse con el ejercicio de memorizar lo explicado. Como lo apunta Bertrán Quera, se trata de un “proceso de aprendizaje programado con rigor y de modo sistemático, para mejor asimilar y personalizar lo aprendido”.21 La utilidad fundamental de esta técnica se basaba en el principio de que cuanto más se repite, tanto más profundamente se graban las cosas.22 En el fondo era una labor progresiva y gradual de síntesis parciales hasta obtener la suma global del todo, también intervenían el estudio privado del alumno, las propuestas de los compañeros y el juicio del profesor. Se distinguen tres tipos de repetición: la primera inmediatamente después de la prelección; la segunda, al día siguiente; la tercera, cada semana, ordinariamente el sábado.23 La primera repetición –o inmediata– tiene como objetivo fijar la atención del alumno en lo esencial, es decir, un resumen de lo más importante y útil24 a fin de poder formar “un primer núcleo alrededor del cual se puedan agrupar y estructurar los contenidos siguientes. Se pretende con ello, establecer y asentar con relieve unos puntos de referencia, a los que irán convergiendo los posteriores puntos de enseñanza y de aprendizaje”.25 La segunda repetición –al día siguiente– es semejante a la primera y equivale a dar la lección ante los demás en presencia del profesor. Pero como ha mediado un espacio de tiempo, el alumno ha podido asegurar la memoria y precisar el contenido mediante el estudio, la reflexión y la consulta. En este ejercicio debía participar todo el grupo de la siguiente norma: intervenía uno y su “émulo” debía corregirle si fallaba.26 De esta suerte
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de Humanidad”, 1.
M. BERTRÁN QUERA. “La pedagogía de los jesuitas…”, 211.
M. BERTRÁN QUERA. “La pedagogía de los jesuitas…”, 212.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de Estudios Inferiores”, 8, IV.
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de los Cursos inferiores”, 25 y 26.
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de los Cursos inferiores”, 25.
M. BERTRÁN QUERA. “La pedagogía de los jesuitas…”, 213.
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de los Cursos inferiores”, 25.
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se instaura de forma gradual el paso de la función retentiva a la función intelectual y comprensiva del texto.27 En la tercera repetición–semanal o sabatina–28 se repasaba la labor de toda la semana. Su técnica era distinta, pues intervenía en forma competitiva todo el curso, dividido en dos bandos, o algunos defensores elegidos por el profesor para que contestasen las preguntas de los demás.29 La tercera fase de la metodología didáctica de la Ratio la integran los ejercicios en acción conjunta profesor-alumno. La palabra ejercicios escolares cobija tanto las múltiples formas orales (repeticiones, declamaciones, discursos) como escritas (composiciones) en las que debieron ejercitarse los alumnos en las aulas jesuíticas. Era el camino obligado para aprender a pensar a través de la expresión exacta de la palabra y del dominio del lenguaje. Haremos alusión primero a la composición, es decir, al ejercicio escrito. Los tipos fundamentales de composición fueron dos: el primero asumía la traducción escrita bien fuera del latín a la lengua vernácula o viceversa;30 el segundo se encaminaba a la redacción de temas muy diversos, pero todos conexos con las explicaciones de la clase. En todo caso, como bien lo anota Bertrán Quera, la traducción no era lo más típico de la composición, sino la redacción en lengua vernácula.31 El tema dependía del grado o clase; abarcaba desde cartas, narraciones, descripciones32 hasta temas libres,33 pasando por discursos y poesías para las clases mayores. Regularmente, este ejercicio se realizaba en la clase por lo que exigía del profesor la más cuidadosa preparación y el tema debía meditarlo y aun escribirlo.34 Dada su importancia, el ejercicio era diario con excepción de los sábados, pero podía variar según el aula.35 Con respecto al tiempo que se debía dedicar al ejercicio escrito, pareciera que las traducciones o sus equivalentes debían ser diarios por una hora; el tema libre debía consumir una hora semanal.36
M. BERTRÁN QUERA. “La pedagogía de los jesuitas…”, 214-215.
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de los Cursos inferiores”, 26.
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de Retórica”, 2.
Ratio Studiorum. “Reglas del Maestro de Infima clase de Gramática”, 4. Prácticamente se repite el mismo texto en las demás clases.
M. BERTRÁN QUERA. “La pedagogía de los jesuitas…”, 218.
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de ínfima”, 6.
Ratio Studiorum. “Reglas del profesor de Humanidades”, 6.
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de las clases inferiores”, 20.
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de las clases inferiores”, 20.
Ratio Studiorum. “Profesor de Retórica”, 4.
27 28 29 30
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También había temas de composición, en prosa o en verso, que el alumno debía realizar en privado; los mejores se exponían en las paredes de las aulas de clase.37 Cabe preguntarse dónde radicó la eficacia de la composición. Hay dos elementos que garantizaban su valor pedagógico: el método y la corrección sistemática del profesor. En el método el alumno debía practicar dos fases consecutivas: primero la imitación de los grandes autores y segundo el estilo de su propia creación. La imitación no significa copia servil sino adentrarse en las formas de expresión, en la estructura literaria y en las concepciones estéticas de los autores que había que imitar.38 Una vez dominada la esencia del lenguaje y las formas precisas de dicción, el alumno debía tratar de superar a los maestros que imitaba y después buscar su propia identidad. Sin embargo, el trabajo desarrollado corría el peligro de ser estéril si no hubiera existido la corrección constante y oportuna del profesor.39 Debemos confesar que era una tarea ingrata y difícil, pues juicio e ingenio no siempre son fáciles de compaginar. En el colegio caraqueño sospechamos que era fácil para el maestro seguir la corrección diaria dado el reducido número de alumnos. En todo caso, el modo de corregir era el siguiente: (…) es generalmente indicar si hay alguna falta contra los preceptos; preguntar cómo se puede enmendar; mandar que los émulos, en cuanto descubran algo, lo corrijan en público y enuncien el precepto contra el que se ha faltado; finalmente alabar cuando se ha hecho perfectamente. Mientras esto se hace en público, la primera muestra de la composición del alumno (que siempre ha de llevarse además de la que tiene el maestro) ellos mismos la lean para sí y la corrijan.40
Pero la corrección también debía descender tanto a detalles como la ortografía, la caligrafía, la presentación41 y la puntuación;42 también afrontar problemas de fondo, como si el alumno trató de evadir las dificultades.43 Las exigencias eran cada vez mayores sobre todo en los niveles de humanidades y retórica.44
Ratio Studiorum. “Profesor de Retórica”, 17.
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de las clases inferiores”, 30.
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de las clases inferiores”, 21.
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de las clases inferiores”, 22.
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de las clases inferiores”, 22, II.
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de Gramática Infima”, 3.
Idem.
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de Retórica”, 4.
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Llama la atención el hecho de que los alumnos debían entregarle al profesor la última redacción corregida y guardaban para sí el texto sobre el que habían trabajado con todas sus añadiduras.45 Nos falta reseñar los recursos metodológicos orales utilizados en la didáctica cotidiana del aula; estos son las concertaciones y las declamaciones. La concertación era un ejercicio basado en el principio de la emulación pública y colectiva. Se trata de una clase de repetición en la que no se enfrentan los individuos sino el grupo total o las clases; además, los alumnos son actores y protagonistas de la competición. Bertrán Quera anota que con esta ejercitación se aprovecha la psicología evolutiva del adolescente en ese delicado tránsito de la etapa típica del juego a la etapa de competencia y lucha.46 De esta suerte se consigue armonizar los retos de la persona y las exigencias de la comunidad en la que el joven se encuentra inserto. Así, pues, la presencia del público le obliga a superar la pasividad e inercia mental y asume la responsabilidad de defender los intereses y el éxito de los que pertenecen al mismo equipo o bando. En los cursos inferiores se consideraba que la concertación debía convertirse en práctica habitual e incluso la composición podía reemplazarse por media hora de concertación,47 ya que esta emulación constituye un gran estímulo para el trabajo.48 La concertación conllevaba una infraestructura de dignidades y cargos adquiridos por la competencia en la excelencia. Los magistrados gozaban de puestos especiales y para mantenerse debían exponer continuamente su liderazgo académico.49 De esta forma se explica el contenido de la Regla 31 de las reglas comunes a los profesores de las clases inferiores: Ha de tenerse en mucho la concertación, que suele hacerse cuando el maestro pregunta y los émulos corrigen o entre sí discuten; y siempre que el tiempo lo permita ha de usarse, para que la honesta emulación se fomente, que es gran incentivo para los estudios. Podrán emplearse o cada uno por su parte o varios de cada parte, principalmente de los magistrados, o también uno solo atacar a varios. De ordinario el particular atacará al magistrado, el magistrado al magistrado; a veces también el particular atacará al magistrado, y podrá conseguir su dignidad, si venciere, o algún otro premio o señal de victoria, según lo pide la dignidad de la clase y el modo del lugar.50
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de las clases inferiores”, 22.
M. BERTRÁN QUERA. “La pedagogía de los jesuitas…”, 226.
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de las clases inferiores”, 35.
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de las clases inferiores”, 31.
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de las clases inferiores”, 35.
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de las clases inferiores”, 31.
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En cada clase estaba normada la forma de proceder en la concertación. Además, una vez al año debían competir dos cursos inmediatos.51 Llama la atención la norma impuesta para responder las preguntas, pues el modus operandi recuerda mucho a la metodología de la Escolástica: el interrogado debía repetir textualmente la pregunta y tras un momento de meditación pasaba a contestarla.52 Cierra el ciclo de las composiciones la denominada declamación, es decir, el arte de aprender a hablar, así como los anteriores ejercicios estimulaban el arte de pensar. La perfecta elocuencia que diseñaba la Ratio Studiorum integraba dos elementos fundamentales: la oratoria y la poética,53 pues a las fuentes lógicas y racionales se les debía abrir el horizonte siempre renovado de la poesía. Tres tipos distintos de declamación diseñaban este aspecto de la didáctica: la cotidiana del aula, la semipública, la pública y la solemne. La primera se servía de la lección de memoria de algún texto selecto para esforzarse en su recitación.54 La segunda era preparada por el alumno con antelación y debía versar sobre alguna prelección o autor no visto en clase, bien en prosa, bien en verso. Se tenía cada dos sábados y se debía invitar a los alumnos de humanidades.55 La tercera consistía en un discurso o en un canto poético que se pronunciaba en el salón o en la iglesia.56 La solemne venía a ser una pública con asistencia de público de fuera del colegio. Y aunque el texto de la Ratio de 1599 no baja a ciertos detalles, las anteriores sí insistían en ello, desde el cuidado de la pronunciación hasta la voz, los ademanes y gestos. Para concluir, queremos transcribir la síntesis del método que aduce el investigador Bernabé Bartolomé: La bondad estratégica del método humanístico de los jesuitas ha sido alabado por figuras del pensamiento como Montaigne, Descartes, Bacon o Goethe. En un estudio de la Ratio Studiorum se observa cómo bajo un planteamiento circular y concéntrico el desarrollo de la enseñanza se repite y crece en auténtico espiral, se proyecta integrador y uniforme perfeccionando potencias y habilidades. Como instrumento de trabajo el método se presenta eficaz y preciso. Como técnica factorial desarrolla los sectores lógico-simbólico, lingüístico, creativo, mnemónico, intuitivo. Como proceso recorre la praelectio, praecepta, compositio et eruditio. Como estragegia utiliza la concertatio, repetitio y repraesentatio. Cultivadores en
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de las clases inferiores”, 34.
Ratio Studiorum. “Reglas comunes a los Profesores de las clases inferiores”, 9.
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de Retórica”, 1.
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de Retórica”, 3.
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de Retórica”, 15.
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de Retórica”, 17.
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su metodología los jesuitas del eclecticismo habían ido acuñando con el tiempo realismo y progreso y sobre todo uniformidad.57
2. La “prelección” Después de esta introducción creemos oportuno hacer una exposición práctica de lo que se pretendía en la “prelección” para que el lector moderno pueda verificar tanto la minuciosidad del método como el desarrollo de una clase normal.58 A nuestro entender, la “prelección” fue uno de los medios más eficaces y a la vez más desapercibidos de que dispuso el profesor no solo para formar al alumno en el alma de las humanidades, sino también para abrir espacios morales y patrones de conducta en la conciencia del alumno. En la estructura de la prelección, el maestro tenía que hacer referencia al capítulo denominado “Costumbres”, el cual suponía un manantial inagotable para establecer aplicaciones y comparaciones entre los valores e ideales naturales, civiles y republicanos de los clásicos y los valores e ideales que se iban forjando en el interior del estudiante. De esta forma, del ideal del estilo se asciende al ideal humano y de este al ideal divino. Hay que reconocer que el P. Charmot captó con finura el alma de este proceso: A través de la historia y de la literatura pondrán la mente del niño cara a cara con los estados de alma más universal y profundamente humanos. Estos estados de alma pueden ser comunes a toda una generación, a una raza, a una patria; y entonces son problemas sociales los que se plantean en concreto y en su complejidad. O tales estados de alma se hallan en un personaje de categoría, caudillo, orador, historiador o poeta, y entonces nos encontramos con el problema también, infinitamente vario, de la inquietud humana. (…). Tal es la manera práctica de cristianizar toda la enseñanza de dentro a fuera. De las palabras y de los hechos penetrar profundamente hasta su sentido. De las ideas, penetrar hasta las almas. En las almas, penetrar hasta las pasiones malas y buenas que les atormentan y dividen. De este tormento y división, hacer brotar el problema psicoló-
Bernabé BARTOLOMÉ MARTÍNEZ. “Las cátedras de gramática de los jesuitas en las universidades de Aragón”. En: Hispania Sacra, 34 (1982) 53.
Reproducimos una parte de un capítulo aparecido en nuestro libro Virtud, letras y política en la Mérida colonial. San Cristóbal, I (1995) 426-511. Aunque el inspirador de todo él fue el P. Manuel Briceño según el diseño que realizamos en la ciudad de Mérida en 1990, su muerte súbita en Madrid el 28 de octubre de 1992 hizo que me tocara poner en limpio sus apuntes y darle la redacción final. Como discípulo de tan gran humanista de estas disciplinas en Santa Rosa de Viterbo (Colombia), manifiesto que me fue un método muy practicado y familiar. Asimismo reitero mi agradecimiento al P. Eduardo Cárdenas (Universidad Javeriana) quien colaboró en el texto final.
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gico o social, que es inmanente a la condición humana, mejor diría a la contradicción humana.59
Como al hombre de hoy le resulta difícil acercarse a la mentalidad de los educadores coloniales, hemos creído oportuno incluir algunos textos que recogen la esencia de la “prelección” para comprender su evolución a lo largo de los años de formación del estudiante en un colegio jesuítico. 3. La prelección en los ejercicios prácticos I. INFIMA GRAMÁTICA
1. Objetivo: su grado es el conocimiento perfecto de los rudimentos e inicios de la sintaxis –de declinaciones de los nombres a la construcción común de los verbos, libro I–, los catorce preceptos de la construcción, los géneros. 2. División del tiempo: a) A primera hora de la mañana, de memoria trozos de Cicerón y la gramática, corrección de composiciones, ejercicios. b) A segunda, repetir la última Prelección de Cicerón y explicación, media hora, de la nueva, y tema para trabajo. c) Última media hora, explicación de algo del libro I, repaso, todo o mutuamente por medio de la concertación. d) Tarde, primera hora recitación de memoria de la gramática latina o griega, examen de los escritos que se propusieron por la mañana o corrección de los de casa (media hora). Repaso de la última Prelección de la gramática. e) Segunda, explicación al orden superior de la sintaxis y al inferior de los rudimentos de los géneros de los nombres y las catorce reglas. Griego, un poco más de un cuarto de hora. Última media, concertación o un dictado de gramática. f) Sábado, primera hora recitación en público de memoria de las Prelecciones de toda la semana. Segunda, repaso; última media hora, concertación. Lo mismo después de la comida. Última media hora, explicación del catecismo.60 Supuesta la lectura de todo el fragmento o texto escogido, hecha por el maestro, de manera reposada, detenida, con la entonación que se requiera para dar bien el sentido, se pasa al primer paso que es un somero resumen o brevísima explicación del argumento, en que se haga notar la conexión lógica con lo estudiado anteriormente, si es el caso. Antes de la erudición, viene la explicación literal o aclaración de términos difíciles, modismos de especial significado, hasta llegar a la comprensión exacta de las expresiones de acuerdo con el nivel y capacidad de la clase.
F. CHARMOT. La pedagogía de los jesuitas, 344.
Ratio Studiorum. “Reglas del Maestro de Infima Clase de Gramática”, 1-2.
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EJEMPLO 1
---------------------------------------------------------------------------------------------------1. Texto: “Socratem ferunt, cum usque ad vesperum contentius ambularet, quaesitumque esset ex eo, quare id faceret, respondisse, se, quo cenaret, opsonare ambulando famem”. ---------------------------------------------------------------------------------------------------2. Traducción. Cuentan que Sócrates caminaba (desde medio día) hasta la tarde. Alguien le preguntó por qué lo hacía, y él respondió que para almacenar hambre para la cena. 3. Explicación. Podría analizarse así: Socratem, que Sócrates, ferunt, cuentan (algunas personas, sobreentendido), cum, como, usque ad, hasta, vesperum, tarde, contentius, con más esfuerzo, ambularet, caminara, etc. (con más esfuerzo que de ordinario lo hacen a grandes pasos), así, pues, pero eso sería bárbaro. Mejor analicemos así: Socratem ferunt, se cuenta que Sócrates, contentius (contente, adverbio, significa con esfuerzo); contentius es un comparativo, con más esfuerzo: los que marchan cum contentius ambularet, como paseara a grandes pasos, usque ad vesperum, hasta tarde, quaesitumque esset ex eo, y como se le preguntara, quare id faceret, por qué hacía esto, respondisse, respondió (Socratem ferunt respondisse, se cuenta que Sócrates respondió): Obsonare (es un verbo derivado de obsonium, vianda, pescado, hortaliza, alimentos, comida, provisiones de boca, de donde obsonare, comer bien, regalarse, hacer provisión). Así que Sócrates respondió: se obsonare famem, que hacía provisión de hambre (como quien dice se aprestaba a regustar, ambulando, caminando), quo melius cenaret, para cenar mejor. [Después de esto se les explica a los alumnos la construcción de infinitivo, la formación de los comparativos, reglas ya conocidas pero aplicadas al caso, y se hacen ejercicios parecidos].61 4. Erudición: ¿Quién era Sócrates, fecha, circunstancias de su vida, qué resonancia pudo tener esa respuesta en sus discípulos, en los admiradores actuales del filósofo…? ¿Quién era Cicerón, qué eran las Tusculanas, de qué tratan…? Notemos que se trata de los de ínfima gramática. Por consiguiente, la erudición ha de ser acomodada. Sócrates fue un gran pensador (filósofo) de Grecia, que vivió unos cuatrocientos cincuenta años antes del nacimiento de Nuestro Señor en Belén. Era un hombre sabio que dedicó toda su vida a enseñar a multitud de discípulos a buscar la verdad y el conocimiento interno de cada uno. En este caso la respuesta graciosa no era para que se
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Seguimos a Juvencio en el método.
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pusieran a comer, pasear y comer, sino que él en vez de ponerse a hacer la simple digestión por ahí durmiendo, caminaba para mejor pensar. Los filósofos de entonces daban sus clases caminando. Marco Tulio Cicerón nació en Roma en el siglo I antes de Cristo. Fue un gran orador y un excelente escritor en su lengua, que era la latina. Entre sus muchas obras están las Tusculanas, donde se reproducen cinco conversaciones de un maestro y un auditor, en Túsculo, ciudad de la antigua Italia. EJEMPLO 2
---------------------------------------------------------------------------------------------------1. Texto: “Personam tragicam forte Vulpes viderat: O quanta species inquit, cerebrum non habet”. ---------------------------------------------------------------------------------------------------2. Traducción: por casualidad una zorra vio una máscara de tragedia: ¡Oh!, dijo, ¡cuánta hermosura, pero no tiene cerebro! El profesor de la clase de ínfima explicará y, aunque todo esté escrito en latín, les hablará a los niños en lengua vernácula, porque todavía no entienden latín. Esta fábula de Fedro,62 un poeta latino del siglo I de nuestra era, quien escribió para los niños muchas fábulas o cuentos en latín, cuyos personajes son animales a los cuales les da la palabra, es analizada por Juvencio63 de esta manera: 3. Argumento. Se expone lo que dijo la zorra cuando encontró la careta. 4. Explicación. Principalmente consiste en dos cosas: 1) en exponer el orden de las palabras y la estructura de la oración; 2) en declarar las palabras más oscuras. Vulpes: a esta palabra latina le juntas la vernácula correspondiente, una volpe (si tienes clase en italiano); un renard si en francés, etc. Viderat (había visto) (júntale la palabra vernácula), “forte” (por casualidad) (traduce a la lengua vernácula). Personam: esta palabra, persona, a veces significa, una persona, une personne; a veces una máscara, una maschera, como sucede en las Bacanales, en
JUVENCIO. Método para aprender y para enseñar. Lib. I, VI.
JUVENCIO. Método para aprender y para enseñar. Cap. I, art. IV, párr. III.
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los coros, en las tragedias, cuando los hombres no quieren ser conocidos o pasar ocultos o aparecer con cara distinta; por eso se suele añadir la otra palabra, trágica; de semejante manera se explicarán las demás palabras en lengua patria, y no sólo una vez, sino dos o tres, si es necesario. 5. Gramática. Vuelve a cada palabra; explica ahora el género, la declinación, la conjugación, los modos, los tiempos de cada una; p. ej.: Vulpes, es nombre substantivo de la tercera declinación, como proles, clades, etc. Acuérdate siempre de traer ejemplos y, si es posible, que sean conocidos de los niños: después di la regla. Viderat, es un verbo en pretérito pluscuamperfecto, tercera persona del singular; el presente es Video, vides, videt. De la segunda conjugación, como doceo, doces, docet. El pretérito es vidi, vidisti, vidit; por la regla, etc. Está en tercera persona porque se refiere a Vulpes que es un nombre de tercera persona, por la regla, etc. Si es necesario, se explica esta regla, “vulpes viderat forte” (una zorra había visto por casualidad) (se repiten estas palabras en lengua vernácula). Forte es adverbio: el adverbio es una partícula de la oración, etc. ¿Qué había visto la zorra? (se repite de nuevo en lengua vernácula y se hacen preguntas con frecuencia; sirven para que penetren en los oídos y en la inteligencia). Viderat personam tragicam: Persona, personae, es nombre de la primera declinación como Musa, Musae. ¿Por qué se pone personam, no persona? ¿Por qué está en acusativo? Porque le precede el verbo viderat que pide un acusativo; se añade la regla Viderat vupes personam tragicam. Tragicam, es acusativo del género femenino del adjetivo tragicus, tragica, tragicum, como bonus, bona, bonum. ¿Por qué está en acusativo, en género femenino, en número singular? Porque se une con el substantivo precedente, es decir, Personam. Hay una regla que siempre que el adjetivo se junta a un substantivo, etc. Sería falta grave contra la Gramática si se dijese: Personam tragica, o tragicas, por qué, etc. Del mismo modo se van explicando las restantes palabras. 6. Erudición: ¿Qué nos impide el que enseñemos que la zorra es un animal masado de astucia y trampas? Y hasta se puede contar, si gusta, alguna historia graciosa, y también algún proverbio: con la zorra, hay que ser zorro, etc. Tragicam, esta palabra te da pie para explicar, conforme al saber de los niños, qué es una tragedia, o sea, un espectáculo en el que los hombres bajo la apariencia de otra persona representan un hecho en el teatro. Cerebrum, te da ocasión de explicar y sugerir en latín las diversas partes de la cabeza. Así van aprendiendo los niños.
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7. Latinidad: haz que los niños adviertan cómo se puede cambiar la colocación de las palabras para preferir unas a otras según la elegancia de la frase. Trae ejemplos semejantes al versículo que estás explicando. Fedro dice: “Personam tragicam vulpes viderat”; tú diles: fratrem tuum nuper videram (debemos usar mucho con los niños estos ejemplos familiares que están al alcance de todos), así está mejor que videram fratrem tuum nuper. Viderat de video, trae otras palabras: aspicio, intueor, etc. Personam enséñales el adjetivo derivado personatus, personata amicitia, etc. y explícales voces sinónimas larva, larvatus. Tragicam, les adviertes que a veces esta palabra indica algo lamentable o alguna acción terrible: muerte trágica, matanza trágica. La composición que se dicte, si se acomoda a la fábula desarrollada en clase, ayudará maravillosamente a la explicación. Se podrá estructurarla así: “Hace poco había visto a tu cultísimo hermano: ¡Oh! cuánta erudición, me dije, y no tiene recompensa”. De esta fábula te es posible deducir y sacar una sentencia moral. Muchas veces a los mismos a quienes la naturaleza les concede hermosura y riquezas, les niega el sentido común y la prudencia. 8. Costumbres: el fin de la fábula presente da lugar a extender un poco acerca de cuánto aventaja el sentido común y la prudencia (sobre todo la cristiana y evangélica) a todas las fortunas y dotes naturales, aun los más excelentes; lo podrás conformar con una pequeña narración apropiada a los niños. Luego, uno o dos de los más adelantados de la clase, la repetirán en latín o en lengua vernácula. II. MEDIA GRAMÁTICA
1. Objetivo: es “el conocimiento de toda la gramática, aunque menos pleno”. En griego, nombres contractos, verbos en mi, y las formaciones más fáciles. 2. División del tiempo: a) Primera hora de la mañana. Recitación de memoria de trozos de Marco Tulio y la Gramática. Corrección de composiciones. Ejercicios. b) Segunda, breve repetición de la última Prelección de Marco Tulio y, en media hora, explicación de la nueva. Se dicta el tema. c) Última media hora: repaso de algo del libro I de la Gramática, declinaciones, pretéritos y supinos. Concertación. d) Tarde. Primero recitación de memoria de la gramática latina y griega, y de un poeta. Corrección de composiciones y deberes de casa, repetición de la prelección de la gramática y poética. e) Segunda hora: treinta minutos para explicación de la sintaxis. Repetición. Luego, media hora para el griego. Última media hora: repetición y ejerci-
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cio. f) Sábado: Primero recitación en público de memoria de las lecciones de toda la semana o todo el libro. Repaso en la segunda hora. La última media, concertación. Lo mismo después de la comida, y la última media hora explicación del catecismo.64 EJEMPLO 3
---------------------------------------------------------------------------------------------------1. Texto:65 “Nihil igitur afferunt qui in re gerenda versari senectutem negant; similesque sunt, ut si qui gubernatorem in navigando agere nihil dicant, cum alii malos scandant, alii per foros cursent, alii sentinam exhauriant: ille autem clavum tenens sedeat in puppi quietus. Non facit ea quae juvenes; at vero multo maiora et meliora facit: non enim viribus aut celeritate corporumres magnae geruntur, sed consilio et auctoritate et sententia; quibus non modo non orbari, sed etiam augeri senectus solet”.66 ---------------------------------------------------------------------------------------------------2. Traducción: nada, pues, alegan los que niegan a la vejez el manejo de los negocios; y son semejantes a los que dijeran que el piloto nada hace en la nave cuando unos suben a los mástiles, otros andan maniobrando por los puentes del navío, otros vacían la bomba, y él teniendo el gobernalle está sentado en la popa. No hace lo que los otros mozos, pero en mayores cosas y de más importancia trabaja. Por que no se administran los asuntos graves con fuerza, prontitud y movimientos acelerados del cuerpo, sino con autoridad, prudencia y consejo: prendas que no solamente no se pierden en la vejez, sino que suelen aumentarse y perfeccionarse en ella. 3. Argumento: la primera de las cuatro causas por las que se acusa a la vejez es: que aparta del manejo de los negocios. Esta acusación la rechaza Cicerón con una doble comparación que comprende la Prelección de hoy: la primera comparación está tomada del piloto de una nave; la otra, de la misma juventud. Lo mismo hace el anciano de la familia o en la república que el piloto de la nave; muchas más cosas y más importantes que los mismos jóvenes. Por tanto, la vejez no es ociosa, ni inútil para el manejo de los negocios, ni debe ser apartada de ellos. Tal es el argumento de la lección. El argumento que en la primera clase, hay que desarrollarlo todo
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de la Clase de Media Gramática”, 2.
Siguiendo todavía a Juvencio citaremos otra explicación de un ejemplo diferente para una clase de nivel superior, denominada Media Gramática. Está tomado de un texto de Cicerón en De Senectute. “Tomo estas palabras del diálogo, escribe el pedagogo jesuita: Nihil igitur afferunt, que se leen enseguida de la partición del diálogo, hasta las palabras Nisi forte”. JUVENCIO. Método para aprender y para enseñar. II parte, cap. II, art. IV, párr. IV.
CICERÓN. De Senectute, VI.
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en latín, en ésta hay que hacerlo en latín y en lengua vernácula. Y repetirlo dos veces o tres, con unas y otras palabras, como todo lo demás. 4. Explanación: Nihil igitur afferunt. Nada prueban, nada convencen, usan razones poco aplastantes (todo esto en la segunda clase de Gramática, se expone parte en latín, parte en lengua patria). Aquella palabra igitur (por tanto) indica que esta frase hay que unirla a las dichas anteriormente. Tal es la unión por los ejemplos que he traído hace poco, es evidente que nada demuestran y nada prueban qui in re gerenda versari senectutem negant, los que afirman que los ancianos no hacen nada, que no son aptos para los negocios. Similesque sunt (son semejantes) esos que reprenden a los ancianos y los acusan de ociosos, son semejantes a los que se atrevieran a decir que el piloto nada hace en la nave, porque está sentado quieto en la popa y los otros corretean por aquí y por allá. El piloto es lo mismo que el maestro y director de la nave, llamado de otro modo el patrón, nauclero, un piloto, un nocchiero. Cum alii malos scandant, suben por los mástiles desde la base hasta la punta. El palo del mástil es un tronco de árbol que se levanta en medio de la nave. De él penden otros palos transversos que se llaman antenas, a las cuales se sujetan las velas. Los marineros suben a los mástiles para dar vuelta a las antenas y recoger las velas, etc. Alii per foros cursent, otros con frecuencia corren por los espacios libres. Los foros son unas maderas colocadas transversalmente en la misma nave y los asientos donde se sientan los remeros: de otro modo se llaman bancos. Cursent de curso, cursas, cursare; es verbo frecuentativo; se dice también cursito = corretear de aquí para allá. Alii sentinam exhauriant: sentina es la parte más profunda de la nave a la cual se desliza el agua de mar que penetra por las rendijas del maderamen, y de la cual de cuando en cuando se le va sacando. Ille autem (En cambio aquel), el piloto de la nave. Clavum tenens, el clavo es aquí el timón; la proa, por el contrario, es la parte anterior de la nave. Non facit (No hace), etc. Comienza la parte siguiente de la lección, en la que Cicerón dice que los ancianos hacen mayores y más importantes que los jóvenes. Cicerón se la propone como una objeción del adversario. Pero, dirá alguno, Non facit, senectus ea quae juvenes faciunt? Los ancianos ¿no hacen las cosas que hacen los jóvenes? Responde Cicerón: at vero maiora et meliora facit, pero las hacen mayores y mejores, más importantes. Como si dijera: te
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concedo, no hace las cosas que los jóvenes, sino, etc. Esto basta para dar un espécimen que indica claramente de qué modo hay que desarrollar una Prelección. 5. Erudición: se pueden decir datos acerca de las naves y de la cuestión naval; de la manera de exponer su parecer en el Senado, etc. 6. Latinidad: Nihil afferunt; no prueban nada: declarar varias significaciones del verbo affero; advertir versari in rebus gerendis, tomar parte en los negocios: nihil agere, no hacer nada; hacer otra cosa, hacer esto. El maestro de quinta de Gramática explique qué es un verbo frecuentativo, de dónde se forman y traigan ejemplos; el de cuarta recalcará una y otra vez esto mismo. Cessare (Cesar, descansar) se expone la fuerza de esta palabra; traiga otras parecidas como son feriari, otiari, etc. =guardar fiesta; estar ocioso, etc., y confírmelas con ejemplos. 7. Costumbres: suele compararse la vida con una navegación; igual el imperio. Los reyes están al timón, hay que obedecerles. Qué magnífica la sentencia siguiente: Res magnae non geruntur viribus, sed consilio. Las grandes empresas no se llevan a feliz término por la fuerza, sino por las ideas. Y aptísima para materia de composición o para que la transcriban los jóvenes. Pero si las grandes empresas se llevan a cabo por las ideas ¡cuánto más por la honradez y la virtud! Busca tanto en la historia contemporánea como en la antigua ejemplos acomodados al nivel de tu clase.67 EJEMPLO 4
---------------------------------------------------------------------------------------------------Vamos a tomar un ejemplo sencillo de un texto griego. Será un “chiste” de Jerocles. Como digo, es para principiantes que han visto naturalmente ya los fundamentos de la gramática, y pueden traducir algo fácil. Lo primero, decimos, es la lectura del texto (Como es en griego facilitaremos la escritura con transcripción internacional, cuando sea necesario). ---------------------------------------------------------------------------------------------------La traducción un poco libre es ésta: 1. “Un tonto queriendo atravesar un río se subió a caballo a un barco. Alguien le preguntó por qué causa, y él respondió que porque tenía prisa”.
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2. Argumento: en este caso no es necesario. 3. Explicación literal o gramatical sí tiene interés. Porque la primera palabra en griego (sholastikos) tiene relación con shole, que a la letra significa descanso, reposo, tiempo libre, tranquilidad, de donde viene el sentido de descanso del trabajo que es una discusión sabia, una disputa inteligente, el lugar donde se dan esas lecturas, es decir, la escuela. Y “escolástico”, como en el caso presente, en el primer sentido, es un ocioso, palabra que luego vino a designar al sabio, al que consagra todo su tiempo libre al saber. De la segunda palabra potamon, además de saber que está en acusativo (y aquí repasamos los casos de las declinaciones), podemos recordar o aprender algunas palabras que vienen al castellano de ésta, como hipopótamo. Sigue el boulomenos que es participio de un verbo deponente (y aquí se explica lo concerniente, con las etimologías respectivas, como abulia). Y así seguimos, palabra por palabra, con el objeto de que se asimile lo mejor posible cada matiz del texto propuesto, porque enseguida encontramos un genitivo absoluto y una construcción de infinitivo. Todo con el objeto de que los principiantes tomen conciencia de lo agradable e instructivo que es el análisis gramatical y puedan llegar lo mejor que puedan al pensamiento real del autor. 4. Erudición. Falta aún la ilustración o comentario de este pequeño trozo de dos líneas. Pues no sabemos todavía quién era Jerocles: pues nada menos que un estoico del tiempo de Hadriano (el emperador romano del siglo II después de Cristo). Este filósofo escribió unos Elementos de Ética, obra científica seria (en contraste con el llamado “chiste” que explicamos). Esta anécdota sin embargo nos sirve para comprender algo de la vida de entonces, de la sonrisa tan fácil e ingenua de otros tiempos. Estoicos se llamaban ciertos filósofos que profesaban una doctrina (estoicismo), la cual consistía en hacer creer que la substancia es fuego sutil, que es a la vez materia y fuerza. Según ellos el bien máximo es obedecer sólo a la razón y ser indiferentes al placer o el dolor. 5. Comentario. Lo anterior ha sido, a la manera de la Ratio, una Preelección para la cual nos hemos inspirado en las reglas y normas que se dan para aprender. Recordemos que nos hemos limitado únicamente a las letras, en concreto, al conocimiento del griego y del latín. Para las otras disciplinas habría que explicar a su manera. Siguiendo, por ahora, con el griego es indispensable conocer la mentalidad de la Ratio, cuando explica que “la erudición de un profesor dado a las letras, ha de abarcar sobre todo estas tres cosas: Primera, un perfecto conocimiento de las lenguas. Segunda, un conocimiento suficiente de aquellas ciencias que ayuden a completar el ciclo de las bellas artes. Tercero, destreza en el uso de aquellos recursos que alivian el trabajo y aguzan la fuerza del entendimiento”.
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De las lenguas se da una importancia especial al latín, desde luego, pero “en primer lugar” a la griega, por ser algo más difícil. “La importancia de la lengua griega es tal que quien no la domine no puede llamarse verdaderamente hombre culto. Su utilidad es tan grande para entender los autores de las materias principales (en Humanidades), que quien la ignore anda tanteando vergonzosamente sin poder comprenderlos”. Es verdad que no faltan intérpretes, pero ellos sufren con frecuencia alucinaciones y se equivocan, por la rapidez con que tienen que hacer sus trabajos y ni tiempo les queda para expresar la fuerza, la majestad y la propiedad de la lengua griega. “En estos casos, dice Juvencio,68 lo mejor es beber el agua pura en su misma fuente; la cual una vez derramada por cauces ajenos y alejados de su manantial, no tiene ya la limpieza de éste y muchas veces corre manchada con barro y lodo”. Tal es la estima que se tiene de esta lengua. Por eso añade unas normas para aprender el griego. Entre ellas dice que se requiere, igual que para cualquier otro idioma, conocer las palabras, los lazos de unión entre ellas, es decir, la sintaxis y el modo de usarla con propiedad, elegancia y gracia, o sea, el estilo.69 Para todo ello ayudan las etimologías, las raíces, leer, anotar, grabar de memoria, conocer la gramática, sus reglas, consagrar al estudio un tiempo fijo. “Al leer un autor, si se nos presenta una palabra más difícil, si aparece alguna excepción a las reglas generales, hay que examinarla con atención y no dejarla de la mano hasta que se llegue a la raíz misma de la dificultad”.70 Y luego arremeter con autores cada vez más complicados. En un año, “cualquiera que no sea completamente negado”, puede conseguir con facilidad alguna soltura en la lengua griega… III. SUPREMA GRAMÁTICA
1. Objetivos: son el conocimiento completo de la gramática, en el latín –sintaxis, apéndices, construcción figurada, arte métrica–; y en griego, las ocho partes de la oración, los rudimentos, menos los dialectos y lo más difícil. 2. División del tiempo: a) Primera hora de la mañana: recitación de memoria de Marco Tulio y la Gramática. Segunda: breve repetición de la última Prelección y treinta minutos para la nueva. Luego, se dicta el tema. Última media hora: se repite la Prelección de Gramática, se explica y exige la nueva. Concertación. b) Primera hora de la tarde: recitación de memoria del poeta y el autor griego. Hora y media siguiente: reposo o explicación
JUVENCIO. Método para aprender y para enseñar. I parte, cap. I, art. I.
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Ibid.
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del poeta y la prelección o composición griega. c) Última media hora: concertaciones. d) Sábado. Primero se recita en público de memoria todo lo de la semana o las Prelecciones de todo el libro. Segunda hora: repaso. Últimos treinta minutos: concertación. Lo mismo después de la comida. Última media hora, explicación del catecismo.71 Lo anterior es indispensable pues se trata de preparar como el piso de la elocuencia con el conocimiento de la lengua, alguna erudición y una breve información de los preceptos de retórica. EJEMPLO 5
---------------------------------------------------------------------------------------------------1. Texto: ‘Te quoque Vergilio comitem non aequa, Tibulle mors iuvenem campos misit ad Elysios, ne foret, aut elegis molles qui fleret amores aut caneret forti regia bella pede.’ ---------------------------------------------------------------------------------------------------2. Traducción: Tibulo, a ti la muerte inicua te envió a los campos Elíseos como joven compañero de Virgilio, a fin de que no quedara quien llorara en elegías los amores apasionados, o quien cantara con energía los combates de los reyes. 3. Argumento: es el epitafio de un contemporáneo de Tibulo, en el cual el amigo manifiesta la impresión tan honda, la tristeza, el vacío que en Roma causó la muerte de este joven poeta, fallecido en el mismo año –casi enseguida– en que murió Virgilio. 4. Explicación: este epitafio, como lo hemos llamado, es en realidad un epigrama. La diferencia que existe entre estos dos términos es que epitafio (del griego epi-sobre, y taphos, sepulcro) es “una inscripción que se pone, o se supone puesta, sobre un sepulcro o en la lápida o lámina colocada junto al enterramiento” (Acad.); y epigrama (del griego epi-sobre, y gramma, letra o escrito) es “una composición poética breve en que con precisión y agudeza se expresa un solo pensamiento principal, por lo común festivo o satírico” (Acad.). Como se ve, aquí es un escrito poético para conservar la memoria del bardo fallecido. 5. Gramática: Te quoque… comitem… iuvenem: elegantes acusativos de misit, el cual verbo a su vez rige con ad otro acusativo que es su complemento ordinario. Aquí es el ad Elysios campos.
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Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de la Clase de Suprema Gramática”, 1-2.
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Vergilio comitem: notar ese dativo en todo su sentido. Foret: subj. imperf. equivalente a esset, del v. sum, usado especialmente en frases condicionales y en históricas, pero muy raras veces en Cicerón. Fleret… caneret: otros subj. que responden al ne foret… qui fleret… aut caneret. Forti pede: difícil de traducir a la letra como fuerte, pues no da la idea cabal. Podría decirse “con valentía, con energía”, u otra forma semejante que se aplique lo mejor posible a los combates de los reyes –regia bella–. El vocativo viene muy al caso para el destinatario. 6. Erudición. Domicio Marso fue un epigramático mencionado varias veces por Valerio Marcial (poeta latino, c. 42 -c. 104 p. C. Su celebridad se debe a un famoso libro de Epigramas en que con mano maestra pinta las costumbres y corrupción de la sociedad romana de su tiempo). En el epigrama LXXVII del Libro II Marcial pondera a Domicio, cuando un tal Cosconio criticó a Marcial de que eran muy largas sus composiciones. Y dice: “También dirás tú que un coloso es demasiado fuerte, o que un enano es muy pequeño, o que las pirámides son muy altas. Aprende más bien lo que ignoras, y lee de Marso y el erudito Pedón cómo en una sola página compendian dos obras íntegras”: …Haec tu credideris longum ratione colosson et puerum Bruti dixeris esse brevem. Disce quod ignoras: Marsi doctique Pedonis saepe duplex unum pagina tractat opus. Albio Tibulo. No se sabe con seguridad si nació en Roma, ciudad que admira y celebra: Roma, tuum nomen terris fatale regendis72 (tu nombre, Roma, fatal para las tierras que vas a esclavizar) Los hombres de letras de la época cantaban al emperador para alabarlo y participaban de las fiestas oficiales… Tibulo, no, él escribía versos apasionados sobre su propia historia con la magia acabada de un artista, encerrado en el castillo interior de sus sueños y de sus tristezas, siguiendo la temática fundamental que alimentaba a los talentos jóvenes: el hermoso mundo femenino. En estas palabras podríamos resumir la vida de este hombre quien gastó su vida en amar y cantar sus amores, fracasados por cierto. Es que de su biografía apenas si sabemos nada, si no es por sus propias alusiones y referencias dispersas en sus versos. Su obra literaria consta de dos libros de Elegías y un corto poema amoroso de veinticuatro líneas.
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II, V, 57.
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De Publio Virgilio Marón (76-19 a. C.), el célebre poeta de perfección absoluta por el estilo y la armonía del verso, trataremos ampliamente en Retórica al estudiar la Eneida, la gran epopeya nacional y religiosa de Roma, y las Geórgicas, que son un admirable canto pastoril a la gloria del campo. Los Campos Elíseos eran, según la mitología grecorromana, la morada de las almas de los hombres virtuosos. No era un lugar de muertos sino la región a la cual eran trasladados los héroes para vivir una vida de felicidad. 7. Latinidad. (Prosodia). Dos dísticos (estrofas de dos versos cada una) que constan de hexámetros y pentámetros. El primero tiene seis pies métricos, de los cuales los cuatro del comienzo pueden ser dáctilos o espondeos; el quinto, dáctilo; el sexto, espondeo. La cesura es indispensable. El pentámetro se compone de un dáctilo o un espondeo, de otro dáctilo o un espondeo, de una cesura, de dos dácticos y de otro cesura. Cesura es, en la poesía griega y latina, la sílaba con que termina una palabra después de haber formado un pie; y sirve para empezar otro… Pie es cada una de las partes de dos, tres o más sílabas de que se compone un verso y con que se mide, y atienden a la cantidad. Por su parte, dáctilo es un pie de la poesía griega y latina compuesto de tres sílabas: la primera, larga y las otras dos, breves. Espondeo es el pie compuesto de dos sílabas largas. De viva voz completaremos la explicación con ejemplos prácticos y ejercicios en clase y en particular. EJEMPLO 6
---------------------------------------------------------------------------------------------------Pasemos ahora a un breve poema griego para analizar en Humanidades. Es el siguiente, escogido casi al azar. Y es de Anacreonte: 1. Texto y traducción. Dio la Naturaleza cuernos a los toros, cascos a los caballos, a los leones la abertura de los dientes, rapidez en los pies a las liebres, a los peces la propiedad de nadar, a las aves el volar, a los hombres la inteligencia que vale por todos los escudos y por todas las lanzas. ----------------------------------------------------------------------------------------------------
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2. Argumento y gramática. Lo primero hubiera sido la traducción de parte de los alumnos, mas para facilitar aquí la explicación, nos hemos anticipado a verter al castellano ese ejercicio. Sigue ahora la explicación del argumento, segundo o, mejor, tercer paso. El aspecto gramatical no tiene por el momento más observación sino advertir las construcciones dialectales del bardo, como odontos, genitivo con omega final (¿por qué?), el lagois, el orneois, y ¿por qué apantos y apason? 3. Explicación. El argumento, en realidad, es muy humano, dada la contraposición que hace el poeta pagano entre los animales y el hombre, entre las características más propias de diversos brutos y la inteligencia –phronema–, cuya significación en griego es rica: espíritu, inteligencia, pensamiento, manera de pensar, sentimiento, grandeza de alma, nobleza, voluntad, propósito, ingenio y aun orgullo, arrogancia, insolencia. ¡Qué contraste en todo sentido, y qué felicidad pensar en cuánto superamos a los simples animales! Es el momento de recordar aquellas palabras del salmo: “minuisti eum paulo minus ab angelis”… (8,6). 4. Erudición. Desde el punto de vista poético, y aquí entra también la erudición, nos remontaremos a la personalidad de Anacreonte, el bardo de los palacios y cortes, quien vivió en una época en que la civilización jónica pasaba por un período de degeneración, si así podemos llamarla. Por que el genuino espíritu heleno se había debilitado debido a la rápida expansión de los grandes imperios orientales, lo cual hacía imposible la rebelión por falta de organizaciones y de energía. No quedaba sino emigrar, abandonar la política y entregarse a la filosofía, o a los refinamientos de la vida persa… Anacreonte vivió cuando el lujo y la magnificencia habían llegado al más alto grado de desarrollo entre los griegos y cuando la poesía había bajado tanto que se había dedicado a enaltecer la pompa de los déspotas. Él fue esencialmente un poeta de corte, que sólo parecía estimar la vida embellecida por la sociabilidad, el amor sensual y frívolo, por la música, el vino, los gustos de la mesa, el placer fugaz del “momento palpitante”… Su memoria ha pasado a la posteridad como el tipo de la ligereza amable y brillante. Con estos datos podemos apreciar en su justo valor este poemilla “no comprometido”, pero sencillo, agradable, que hubiera dado oportunidad de extender más los ejemplos pero que con mucho sentido estético trajo lo fundamental. Inútil hubiera sido extenderse más. Para nosotros, al escribir, nos servirá de modelo, de concisión, de economía de palabras, casi diría de prudencia para no cansar a los lectores atiborrándolos de cosas evidentes, pero al mismo tiempo de estilo “sugestivo”.
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IV. RETÓRICA
1. Objetivos: este grado dispone a la perfecta elocuencia con dos facultades, la oratoria y la poesía, que son elementos de utilidad y ornato. Para ello se necesitan los preceptos del hablar (cf. Cicerón y Aristóteles), y la erudición (“de la historia y costumbres de los pueblos, de la autoridad de los escritores y de cualquier enseñanza”). 2. División del tiempo: a) Primera hora de la mañana: recitación de memoria de pasajes de Cicerón y del arte métrica ante los “decuriones”. Otros ejercicios. Recitación en público. b) Segunda hora: breve repetición de la última Prelección, se explica la nueva (treinta minutos). Concentración mutua de los discípulos. c) Última media hora: “recórrase al principio del primer semestre el historiador y el arte métrica en días alternos”; en el segundo, se explica a diario la retórica de Cipriano, o se repasa y se disputa. d) Primera hora después de medio día: recitación de memoria de un poeta y autor griego, corrección de trabajos de casa. Se dan nuevos temas. e) Hora y media siguiente: repasar o explicar el poeta y la Prelección o la composición en griego. f) Día de vacación. Primera hora: se recita de memoria lo que se preleyó en la anterior vacación. Se corrigen composiciones. Segunda: se explican y repasan epigramas, odas o elegías, o del libro III de Cipriano los tropos, figuras, ritmo y pies métricos oratorios. Concertación. g) Sábado por la mañana, primera hora: pública recitación de memoria de las Prelecciones de toda la semana. Segunda: repaso. Última media hora: declamación o Prelección o concertación. Después de la comida, media hora para repetir de memoria el poeta o el catecismo. Hora y media siguiente: repaso o explicación de una breve poesía, para pedir luego cuenta de ella. Última media hora: explicación del catecismo.73 Estudiado lo anterior, vamos a explicar el curso más avanzado de todos, el de Retórica. En este caso, como estamos analizando los griegos, vamos a escoger un fragmento de Demóstenes. Más adelante nos entenderemos con un poeta latino, para variar. Recordemos sí que lo primero es leer el texto en su lengua original y que cada uno trate de verterlo a la lengua materna, sin olvidar que en la Prelección puede dar una primera traducción literal el profesor, como ayuda o estímulo a los alumnos, según parezca prudente u oportuno. EJEMPLO 7
---------------------------------------------------------------------------------------------------1. Texto y traducción: el texto de Demóstenes74 vertido al castellano por la pluma del jesuita José Sautu se lee así:
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de Humanidades”, 1-2.
De la Tercera Filípica. Es solo un mínimo fragmento. ¿Cómo será el discurso completo?
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“…Ni dejéis tampoco de reparar, atenienses, que si los griegos padecieron algún agravio de parte de vuestros mayores y de los Lacedemonios, al fin y al cabo, de sus propios hermanos, de hijos legítimos de Grecia lo padecieron: ¡que no es poca la diferencia! Vosotros, cuando veis a un hijo legítimo y noble administrar mal las pingües riquezas que heredó de sus padres, cierto, le reputáis digno de reprensión y de castigo, pero de ningún modo os atrevéis por eso a denigrarle con la nota de ladrón o mal heredado. Pero un esclavo, un bastardo que metiese mano en fortuna ajena y comenzase a derrocharla y a despilfarrarla a su capricho, ¡cielos, cuánta mayor indignación excitaría en vuestro pecho! De seguro que no habría nadie que no le tuviese por digno de execración y de muerte. Y, sin embargo, para los ultrajes que nos hace el tirano no hay odio; no hay execración para Filipo, que no sólo no es griego, ni tiene que ver nada con los griegos; pero no es bárbaro siquiera de los decentes, sino de la más ignominiosa ralea, vilísimo macedón, que ni para esclavo azacán le hubieran comprado nuestros mayores…” ---------------------------------------------------------------------------------------------------Vendría ahora un ejercicio muy recomendado por la Ratio, y sería la versión de esto mismo, aun cuando sea literal pero en latín correcto, como trataremos de hacerlo. Hela aquí: 1am illud quoque nostis, quidquid a vobis et Lacedaemoniis Graeci perpessi fuerunt; ea saltem a germanis Graeciae civibus esse perpessos idque perinde aestimari potuit, ac si filius natus in ampla familia legitimus, aliquid non bene neque recte administraret. Is ob idipsum dignus esset reprehensione et accussatione sed eum ut alienum aut non haeredem eorum illa facere, non posset dici. Quod si servus aut subditivus ea quae nihil ad ipsun attinerent, perderet et vastasset, o Iupiter, quanto id indignius et gravius ferendun esse omnes dicerent? Num vero erga Philippun et eius actiones ita nunc affecti sunt? Qui tantum abest Graecus sit, Graecisve ullo modo coniunctus; ut nec inter barbaros sit honesto loco natus, sed perditus Macedo, unde frugi mancipium olim nullum emi potuit. Los pasos que se han de seguir son varios en Retórica: después de la lectura y versión tanto en la lengua común como en latín, son el argumento, la explanación, la retórica, la erudición y la “grecidad”, y si así puede llamarse en castellano. 2. Argumento. En cuanto al argumento, hemos de explicar de qué se trata. Filipo II de Macedonia había gobernado con poder absoluto todas las regiones norteñas y las costas noroccidentales del golfo Termaico, que forman a Macedonia en el sentido estricto. Desde el punto de vista histórico, son muchas las vicisitudes de sus reyes hasta que llegamos a Filipo II, quien subido al trono como regente comienza por asegurar su propia posición eliminando a los rivales y fortaleciendo su propia posición. Avanza al oriente contra los habitantes de Tracia, porque allí existen minas de oro… Sin este preciado metal no podrá llevar adelante sus planes militares.
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Entretanto los atenienses no se preocupan de lo que está haciendo el monarca, el cual resuelve avanzar al sur, es decir, al norte de Grecia en sus planes de expansión agresiva y de conquista. Filipo ha convertido el ejército macedonio en una fuerza irresistible para su época, utilizado y mejorado lo que se llama la táctica de la falange oblicua, y dotado a su país de una potente flota. Preocupado, con éxito creciente, de los asuntos de Grecia, dividida entonces por guerras intestinas, en Atenas se vuelve contra él, nada menos que Demóstenes, encarnizado y violento en sus discursos (Filípicas). Otros grandes oradores (Esquines entre ellos) defienden al invasor. La llamada III Filípica es la que tratamos de analizar en este corto fragmento. 3. La explanación verbal y sintáctica merece la mayor atención, dada la elocuente sinceridad y riqueza de vocabulario y los giros riquísimos del estilo oratorio que merecen la pena imitarlos para aprender a escribir en nuestra propia lengua. Fijémonos, por ejemplo, en aquella sencillez del primer párrafo en que habla del hosper an uios en ousia polle gegonos gnesios diokei ti, o en aquel axios mempseos y en esa acumulación de verbos fuertes en su significado apollue kai elymaineto, y el contraste tan marcado con el all ouch hyper Philippou… y el impresionante olethrou Makedonos, hothen oud’ andrapodon spoudaion ouden en proteron priasthai… 4. Retórica. A todo ello hemos de añadir las posibles etimologías que se desprendan de las voces griegas que aparecen en el texto demosteniano, y son numerosas. Respecto a la retórica haremos un breve comentario, pues en el discurso íntegro (y en este trozo algo se alcanza) es donde puede apreciarse en todo su vigor, la fuerza, la energía y la vehemencia del genial orador. El pensamiento, desde luego, es vigoroso en la invención del argumento, en la explotación de toda su fuerza, en el agotamiento de sus aspectos, en el desarrollo dialéctico, en el orden de la construcción. En todo ello descubrimos todo lo más hondo y decisivo de la elocuencia demosteniana. Es el fruto de una inteligencia oratoria que Cicerón denominaba perfecta. El sentimiento es asimismo apasionado y patriótico. El estilo es enérgico, conciso, irónico, hiriente. No podemos omitir el esmero con que Demóstenes preparaba sus discursos. Continuando ahora con la Retórica vale la pena resumir la impresión concreta de la Filípica y compararla someramente con cualquier oración de Marco Tulio, pues en uno y otro se advierte el dominio del auditorio y la fuerza del ataque. En ambos oradores los exordios suelen ser maravillosos, claros, concisos, elegantes. Demóstenes acusa directamente a los atenienses de no haber obrado contra Filipo. Tiene plena conciencia de sus propios valores. Quiere salvar a Grecia con su palabra. En cuanto a la fuerza del ataque, vimos por las pocas líneas que presentamos cómo se lanza contra Filipo, el desprecio con que lo trata, la manera de decir que no es un bárbaro siquiera de los decentes “sino vilísimo Macedón
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que ni para esclavo azacán le hubieran comprado nuestros mayores”… Es clara la fuerza del ataque, de la embestida de un miura. Cicerón, por su parte, “le quitó a Demóstenes la gloría de ser el único gran orador”. En el Pro Murena, por ejemplo, Marco Tulio juega en forma parecida a la del griego con el auditorio: cambia de tono, de estilo, de argumentación con agudeza y dominio asombrosos, y agrada, deleita, subyuga. En la II Filípica contra Marco Antonio es estupendo en su género, lo mismo que hace en las Catilinarias, con preguntas, admiraciones, frases mordaces, casi diríamos insultos apasionados. Es que Marco Tulio, como Demóstenes, busca levantar hondo desprecio por sus dos víctimas. La fuerza pasional de ambos oradores es incontenible. ¿Y qué decir de la lógica de los hechos, de la sinceridad, de los sentimientos, de la desbordada rapidez y riqueza idiomática en estos dos colosos de la palabra? 5. Erudición. Como un punto de erudición falta añadir algunos datos de la personalidad de Demóstenes, quien nació el año 384 antes de Cristo y murió en el 322. Fue el más importante de los diez oradores áticos. A los diez años de edad perdió a su padre, mas vio que su herencia fue disipada por sus tutores. A los veinte de edad obtuvo su primer éxito en los tribunales ganando el pleito que había planteado contra ellos. Pero no fue mucho lo que logró salvar de sus propios bienes, y tuvo que ganarse la vida ejerciendo la profesión de logógrafo (escritor de discursos para otros). Como estadista y político intervino en innumerables casos, de los cuales el más resonante fue contra Filipo. Su más célebre rival en la oratoria y en la política fue Esquines con quien tuvo que habérselas en varias ocasiones, pero sobre todo en el celebrado pleito Por la corona, consiguiendo hacer que marchara al exilio su competidor. Demóstenes ha sido considerado como el más grande de los oradores griegos, e incluso como el más grande de toda la Antigüedad. Gracias a su estilo infinitamente variado y flexible, elevó la elocuencia ática a su apogeo. “El tono tan noble de sus peroratas políticas aún nos emociona”. Y hay que reconocer la profundidad de su amor por la libertad y la democracia, su actitud intransigente ante lo que consideraba como el imperialismo de un usurpador. Este es Demóstenes, el hombre.
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EJEMPLO 875
---------------------------------------------------------------------------------------------------1. Texto: Tu ne quaesieris, scire nefas, quem mihi, quem tibi finem di dederint, Leuconoe, nec Babylonios temptaris numeros, ut melius, quidquid erit pati, seu plures hiemes seu tribuit Ioppiter ultimam, quae nunc oppositis debilitat pumicibus mare Tyrrhenum, sapias, vina liques, et spatio brevi spem longam reseces, dum loquimur, frugerit invida aetas: carpe diem quam minimum credula postero.76 ---------------------------------------------------------------------------------------------------2. Traducción. Tú no intentes saber, Leucónoe (mira que no es lícito) qué fin los dioses han ordenado para mí y para ti: ni lo quieras adivinar con las tablas de azar de los caldeos. ¡Cuánto mejor es sufrir lo que vendrá! Bien sea que Júpiter conceda muchos más inviernos, bien sea este solo, el que ahora rompe la furia del mar Tirreno con las esponjadas rocas gastadas por las olas. Aprende a ser sabia, aclara el vino y, pensando en el breve lapso de la vida, recorta las largas esperanzas. Mientras hablamos ambos ya el tiempo ha huido avaro. Arrebata este día, fiándote lo menos posible de mañana. 3. Argumento. El poeta exhorta a Leucónoe a que goce de la vida, que es un soplo, y se desentienda de lo por venir. Por eso no investigue qué será de los dos, del poeta y de ella, ni vaya a consultar los astros para sobrellevar los trabajos. Aun cuando viva ella muchos inviernos o sea este sólo el último, debe considerarlo todo como un regalo de lo alto. Déjese, pues, de largas esperanzas, aprovechando el presente sin aguardar el mañana. 4. Explanación. Es la parte más comentada y más explicada. Imaginemos la escena. Es la hora convenida, al comenzar la noche. Charla sabrosa, suave, cara a cara. Una joven frente al poeta de Venusia. Inquietud de alma de una y otro. No es el amor vulgar, de todos los días de dos seres que hablan por matar el tiempo. Hay una secreta preocupación del más allá desconocido. Son momentos de honda sinceridad. Faltan aún veintinueve años para que nazca el Redentor. Dos almas paganas. Después de la superflua palabrería inicial, empieza el inquietante diálogo. Ella, “la de blancos
Siguiendo las huellas de Juvencio, vamos a presentar conforme al espíritu de la Ratio un ejemplo seleccionado a voluntad, para los cursos superiores que llaman de Retórica. Es una Oda íntegra de Horacio.
Lib. I, Od. 11.
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–claros– pensamientos” (Leucónoe), como la apellida cariñosamente el poeta, le cuenta su tortura: ¿Qué fin hemos de tener tú y yo? (Horacio está solo con ella: quem mihi, quem tibi). Interrogación que otras amigas han tratado de resolver consultando a unos adivinos caldeos que acaban de llegar. Quizás ellos lean en los astros nuestro destino… “Nadie les cree” –escribirá casi un siglo después Tácito, con graficismo tajante–; “son falaces con los que en ellos confían; pero siempre serán en Roma prohibidos, y retenidos siempre”. – Horacio amigo, repite la joven, otras compañeras han consultado a esos adivinos de Babilonia, echando los números en la mesa. ¿Qué me aconsejas? – “No, no, tú no, Leucónoe, tú no. Deja a las otras, tú no vayas a investigar qué fin nos tienen reservados a ti y a mí los dioses…”. Así comienza el eterno atormentado. Son las primeras palabras de la oda. He ahí el valor del intrigante pronombre personal “tú”: tu ne quaesieris… ¡Fatalismo desesperante! No te amargues la vida, que jamás podremos saber nada de ultratumba. Tales cosas no son para nosotros. Son un arcano: scire nefas. Ya los poderes de arriba lo predeterminaron (di déderint:) ¡impotencia humana de escapar! No consultes, pues, a los astrólogos caldeos de Babilonia…77
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Como es de creer que los maestros de la Ratio referían todos estos pensamientos y sentimientos analizados a los poetas contemporáneos, también nosotros haremos en notas una aplicación parecida relacionada con nuestro tiempo. Posiblemente así lo harían ellos. En efecto, con mucha fluidez, aunque quizá sin la hondura secreta del vate latino, convierte I. E. Arciniegas, poeta colombiano, estos dos primeros versos en esta estrofa: Como es hondo misterio, bella amada. la suerte que nos tiene reservada los altos dioses conocer no quieras, y ni curiosa, con febril mirada babilónicos números inquieras. Y continúa, resignado el lírico de Apulia: Cuánto mejor aguardar paciente lo que vendrá: út melius quidquid erit pati!, que traduce Ismael Enrique Arciniegas A lo que venga, rostro lisonjero. Pero esta desconsoladora idea nos lleva a reflexionar un momento en nuestros días… Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto, y el temor de haber sido y un futuro terror… Y el espanto seguro de estar mañana muerto, y sufrir por la vida y por la sombra y por lo que no conocemos y apenas sospechamos. Y la carne que tienta con sus frescos racimos, y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos, ¡y no saber a dónde vamos ni de dónde venimos!… (Rubén Darío, Lo fatal)
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“Venga lo que venga, sufrirlo es mejor”. Es verdad que el latino toma ese sufrir (pati) por el aspecto más doloroso para el hombre. Y, como debe hacerlo un poeta, nos presenta la idea encarnada en una imagen, la que más le impresiona, la que tiene más semejanza con la muerte: el invierno. Y así añade: “Sea que Júpiter te haya destinado (tribuit) muchos inviernos o te quede uno solo, éste de ahora, que está quebrantando las fuerzas del Tirreno mar contra los acantilados gastados por las olas”. Es –en dos versos– la tragedia
– “A lo que venga, rostro lisonjero”, dice el vate latino. Resignación humilde del pagano, que contrasta con la moderna rebeldía, después de veinte siglos de la Redención. Advirtamos –en el siguiente poema– el tono cargado de la más amarga ironía, que se torna insolente, brutal, desesperado, para volver a ser acibarado e Irónico al final: ¿Mi nombre? Tengo muchos: canción, locura, anhelo… ¿Mi acción? Vi un ave hender la tarde, hender el cielo… ¡Busqué su huella y sonreí llorando, y el tiempo fue mis ímpetus domando! ¿La síntesis? No se supo: un día fecundaré la era donde me sembrarán. Don nadie. Un hombre. Un loco. Nada. Una sombra inquietante y pasajera. Un odio. Un grito. Nada. Nada. ¡Oh desprecio, oh rencor, oh furia, oh rabia! La vida está de soles diademada… (Porfirio Barba Jacob, Espejo) Ironía esta última que es una expresión de llanto contenido: “¡La vida está de soles diademada!”. Contraste impresionante con la resignación de Horacio aquí como en otras odas de la muerte: ¡Es duro pensarlo! Empero, sólo a fuerza de paciencia se hace más sufrible cuanto no podemos corregir!… (Oda 24. Lib. 1) El exaltado Espronceda desafiará desdeñoso al futuro: ¡Yo indiferente, sigo mi camino a merced de los vientos y la mar: y, entregado en los brazos del destino, no me importa salvarme o zozobrar! (A una estrella) Las citas serían interminables de esa desemejanza vital característica. Pero recordemos al malogrado vate ecuatoriano, que puso trágico fin a sus veintidós años: Madre: la vida enferma y triste que me has dado no vale los dolores que ha costado; no vale tu sufrir intenso, madre mía, este brote de llanto y de melancolía… …¡Más valiera no ser a este vivir de llanto, a este amasar con lágrimas el pan de nuestro canto, al lento laborar del dolor exquisito del alma ebria de luz y enferma de infinito! (Medardo Angel Silva, Lo tardío) O, como se queja en otra ocasión el mismo joven desesperado, esta vez con soberbio hastío y cansancio: … Mi herida no mendiga limosnas de piedades ajenas; yo tengo una tragedia, y se llama Mi Vida; para escribirla usé la sangre de mis venas. (Palabras de Otoño)
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humana. Mas termina con un grito de satisfacción: “Sé estoica”, como audazmente interpreta Pombo. “Filtra el vino”… ¡que mañana moriremos! Más aún (así parece darlo a entender el Venusino), por más que te enfurezcas como este mar, la fatalidad debilitará tu coraje contra los farallones de la vida. Por eso, “saborea” (sapias) los placeres que tienes a la mano, “sé prudente” (sapias). “El vino alegra el corazón. No hay más remedio que recortar (réceses) la esperanza larga para acomodarla al espacio tan corto de nuestra vida”78. Y concluye el poeta latino con estas palabras literales: “El tiempo (aetas) que no puede ver con buenos ojos (ínvida) nuestra felicidad efímera, se va deslizando, huye, a medida que hablamos. Luego… aprovecha, coge el momento de hoy y gózalo (carpe diem), y fíate lo menos posible del incierto día de mañana”79.
En este punto nos parece casi milagroso el verso castellano de Arciniegas: Sé cuerda. Filtra el vino, y sonreída tus largas esperanzas atempera a lo breve y mudable de la vida. Idea esta, a la que hace eco el bardo chileno: Una voz severa exhorta a tener resignación… –¿Quién murió?… ¡La vida es corta! ¡Qué te importa! ¡Qué te importa, lacerado corazón! (Eduardo de la Barra)
Pombo, voluntarioso en su magnífica versión traduce: ¡Recoge el presente, y apúralo, y nunca le fíes ni un ápice al sol que vendrá! Mientras el gran Miguel Antonio Caro: Sé cuerda, vinos filtra, y estrecha en breve círculo las largas esperanzas. Esquiva nuestra edad vuela mientras hablamos, ¡paso! No fíes crédula en día venidero; goza éste que se va. Y Arciniegas corona su versión: Mientras ambos hablamos, acelera su curso el tiempo que en correr se afana. Aprovecha tu día placentera y no esperes el día de mañana. Seria el momento de citar algunas versiones castellanas escogidas al azar, de estos dos pasajes como los han entendido algunos traductores: Que largas esperanzas no sufre corta vida. . . . . . . De lo presente goza, lo venidero olvida. (Javier de Burgos) Coge la flor que hoy nace alegre, ufana, ¿qué sabes si otra nacerá mañana? (Luis de Góngora) Corta el vuelo a la esperanza… …………………………………
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Pensamiento final de un pagano, sin la Revelación de Cristo, cuyo eco –¡todavía hoy!– se refleja en aquellos versículos que el libro de la Sabiduría (2, 6-8) pone en boca de los impíos: “Corta es y penosa nuestra vida, y no hay remedio para la muerte del hombre… Venid, pues, y disfrutemos los bienes de ahora, y aprovechémonos de lo creado, como en la juventud, afanosamente; llenémonos de vinos exquisitos y de perfumes, y no pase la flor del tiempo; coronémonos de rosas antes de que se marchiten…”.80
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Goza el día de hoy: ¿Quién sabe si mañana otro tendrás? (Aurelio Espinosa Pólit, S.J.) Y largo afán no entregues a plazo tan pequeño. ………………………… ¡Goza este día! Nada fíes del venidero (Bonifacio Chamorro) … Con estrechos lindes tus dilatadas esperanzas mide. ………………………………… Goza el presente, y nunca del mañana con verdadera certidumbre fíes. (Francisco Campos) Así hablan. Pero hay en sus palabras un fondo de amargura indefinible. Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo, y más la piedra dura, porque esa ya no siente, pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, ni mayor pesadumbre que la vida consciente. (Rubén Darío, Lo fatal) O, en boca de Espronceda: Dame vino; en él se ahoguen mis recuerdos; aturdida, sin sentir huya la vida; paz me traiga el ataúd… (A Jarifa, en una orgía) Y ahora que ya comprendemos mejor los ocho versos del texto horaciano, leamos íntegra, para concluir, la versión de Ismael Enrique Arciniegas, gran traductor colombiano, que si no tan lograda en las primeras, es digna sí de admiración en las demás estrofas: Como es hondo misterio, bella amada, la suerte que nos tienen reservada los altos dioses conocer no quieras, y ni curiosa, con febril mirada, babilónicos números inquieras. ¡A lo que venga, rostro lisonjero! Que te dé Jove vida larga o corta, o que este invierno sea el postrimero que el mar toscano despedaza fiero contra sombrío peñascal, no importa. Sé cuerda. Filtra el vino, y sonreída tus largas esperanzas atempera a lo breve y mudable de la vida. Mientras ambos hablamos, acelera su curso el tiempo que en correr se afana. Aprovecha tu día placentera y no esperes el día de mañana.
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5. Retórica. Parte del placer de la poesía se funda en el reconocimiento y exploración por uno mismo de las imágenes, metáforas, sutilezas, armonía, concisión, matices humanos en versos a la vez sencillos y grávidos de sentido como son los del vate de Venusia. El nombre mismo femenino con que se llama a la destinataria –Leucónoe– ya encierra un hondo significado. Es un nombre griego de mujer –Leukos–, Noe (Nous): ‘la de blancos pensamientos, la inocente, ¡la que no debe pensar en lo oscuro, en la tristeza, en preocupaciones de angustia por el porvenir!’ Los números babilonios aluden a los cómputos astrológicos de los asirios y caldeos, tan en boga en la época. Por el número y movimientos de las estrellas pronosticaban éstos los sucesos futuros. En Babilonia, ciudad opulenta del Asia, sobre Éufrates, capital de Caldea, cultivaban los sabios la astronomía y los charlatanes la astrología, que allá se inventó. Júpiter, el Zeus de los griegos, era entre los pueblos itálicos la personificación de la luz, de los fenómenos celestes, y de la agricultura. En Roma era la divinidad del rayo, hacedor de la lluvia, soberano del mundo, protector y defensor del Estado, padre de los dioses, el que regía el destino de los mortales. El mar Tirreno, sector del Mediterráneo occidental, es el que baña las costas vecinas a Roma. La idea del Spatio brevi/spem longam receses, está desenvuelta con más propiedad, aunque casi en los mismos términos, en la Oda 4: Vitae summa brevis spem nos vetat inchoare longam, y en la 9, se había dicho: quid sit futurum cras fuge quaerere. Son los mismos pensamientos expresados de igual modo y con más gracia quizás y exactitud. El arte de traducir, que pudiera parecer labor secundaria y humilde, es mirada tal vez por muchos con desdén. Pero la historia de todos los países ha considerado, con admiración agradecida, el talento de aquellos pocos seres que han llegado a adquirir –en género tan difícil– una maestría singular sin perder la “exactitud en la libertad”. Hay lenguas y hay autores que ofrecen mayor o menor tormento a quien los convierte a otro idioma. Pero entre los que menos satisfacción ofrece a sus traductores, está Horacio: por su acerada concisión, su atormentadora precisión y sus “armónicos de sentido”. Traducir, pues, a Horacio entregándonos un Horacio total, que sirva de sustituto del original latino, es una de las tareas más difíciles –si no imposibles– en el campo literario, y que hasta hoy al menos no se ha logrado en ninguna lengua. Mucho se ha pensado, y seguirá pensándose, sobre la meta a que el traductor deba aspirar con relación al original. Acres discusiones podrán derivarse –quizá sin fruto– de su sola exposición. Enunciaremos dos:
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“La traducción debe ser tal que el lector pueda –hasta donde le sea posible– olvidarse totalmente de que es algo traducido; y que se arrulle con la ilusión de que está leyendo una obra original, algo original en su lengua”. En ese caso, el original verdadero sólo se tomará como base para escribir un poema “que haya de afectar a aquellos para quienes se escribe hoy, tal como puede imaginarse que el original afectó a sus oyentes naturales”. La objeción evidente a esta teoría es que no podemos decir cómo “el original afectó a sus oyentes naturales”. Y la impresión que dejan unos poetas es distinta de la de otros; y los lectores actuales son de muy variada cultura quizá, como para comprender –en nuestro caso– a un poeta como Horacio. ¿Y quién puede asegurarnos si el traductor reproduce todos los matices del original? Una segunda teoría opina que la meta del traductor ha de ser precisamente el extremo contrario: es decir, “retener cada peculiaridad del original, hasta donde sea capaz, con el máximo cuidado, para que sea lo más extranjera posible”; porque “no debe olvidar que está imitando, e imitando en un material diferente”. Lo cual vale decir que “su primer deber es histórico, o sea, el de ser fiel”. ¿Pero en qué consiste esa fidelidad? ¿Quién puede asegurar que el traductor se ha adherido perfectamente a la manera del poeta? ¿Quién va a decir cómo Horacio afectó a los romanos? ¿Y cómo exactamente es su manera para transvasarla con fidelidad al verso castellano? Y nosotros podemos ser pueblo sencillo, personas cultas, profesores de universidad, especialistas en letras clásicas… En realidad, los que comprenden las concisas estrofas del venusino confiesan, por lo común, que ninguna traducción les ha parecido el Horacio íntegro, como para que pueda reemplazar al original latino “vital y constrictor”. Muchas han sido las tentativas de traducirlo a las lenguas modernas y, en concreto, al castellano: prueba clara de que nadie ha acertado a entregárnoslo entero en nuestro idioma imperial. Pero entre los más felices, nuestro compatriota Ismael Enrique Arciniegas está en primera línea, con cierto dejo romántico y moderno. 6. Erudición. De la riqueza literaria y poética de esta breve oda, vamos a detenernos en una sola expresión, la célebre carpe diem. Y nos preguntamos: ¿Cuál es el significado real, cuál es su alcance más profundo, qué sugiere en último término el poeta? Pese a que, a primera vista el sentido parece obvio, ¿a qué se debe que los críticos lo han entendido de las más diversas maneras y los traductores lo difuminen? ¿Y el carpe diem, se relaciona con spatio brevi? Tratemos de acercarnos lo más posible al corazón del vate.
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Réceces (recorta) en el v. 7 es una metáfora tomada de los jardines. Resex es un término técnico de la vinicultura. El verbo mismo es empleado por Catón el Viejo en su tratado De Agri Cultura (33,2) cuando dice que el mejor tiempo para cortar una vid nueva es cuando ya está fuerte: vitem novellam resicari tum erit tempus ubi valebit. Esta alusión no es extraña al interés de Horacio quien sabe de ciertas técnicas de la arboricultura. En el Epodo 2 (9-19), por ejemplo, esa metáfora es vital, donde aparecen la labor campesina y los injertos de vides y álamos: ergo aut adulta vitim propagine altas maritat populos… Parecida metáfora aparece en el Arte Poética (v. 445-448) en que juega el autor con la idea de podar los ramos largos y duros a fin de abrir luz en los sitios oscuros. En muchas traducciones no se ve claro porque se ha perdido la imagen. El amigo sincero y prudente –enseña Horacio tratando de la crítica literaria– condenará los versos sin arte, echará a la basura los duros, tachará con trazos negros los desarreglados, cortará los demasiado hinchados para dar luz a los lugares poco claros. Todo esto es propio de un buen agricultor. Ese recortar de ramos explica el spatio brevi spem longam reseces de la oda 11 (6-7), cuyo sentido literal causa no poca perplejidad cuando se prescinde de la referencia metafórica a la vida. Porque literalmente reseces (cortar una rama larga para tener un tallo corto) si lo referimos a las esperanzas juveniles no es difícil de entender. El bardo romano está tensionado y como jugando líricamente con los dos significados. Conocida, pues, la imagen de la vinicultura, el carpe diem quam minimum credula postero se ve que es perfectamente aplicable al de la vida, en dos sentidos: ‘¡goza el día, fiándote lo menos posible del mañana!, o ‘toma las uvas en el día en que maduren, y deja las más pocas que puedas para después’. El sentido literal era vital para el autor, quien en otros lugares emplea el carpe tres veces entre diez, en este mismo sentido, igual que la metáfora de podar. A todo esto no faltará quien diga que nada de importancia se gana o se pierde con la discusión, porque el sentido general del pasaje queda intacto. Es verdad, pero es todo el poema el que pierde o gana. Veamos, si no. El tema puede ser gastado, de puro sabor epicúreo. Pero es la maestría del Venusino la que penetra muy hondo en el pensamiento escueto de ‘tratar este día como si fuera el último’. Sólo que en el poema está colocado contra la soberbia imagen del mar que no desgasta las rocas sino sus propias fuerzas, enfurecido con playas volcánicas de las costas itálicas. Coloquemos la vida humana en su lugar, y nos estremecerá la imagen.
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Pero en seguida nos sosiega el final de la oda. Horacio mira la vida como una rama larga y extendida: “No te preocupes del futuro y disfrutarás más del presente”. Como si dijera: “Poda sin compasión y obtendrás más fruto”. Porque existe el peligro de dejar las uvas en el campo madurando a la intemperie expuestas a los vientos, a las bestias salvajes que acechan los racimos en sazón, para emplear la expresión de Horacio en otras odas (4, 20, 4; 3, 1, 30) en que menciona el fundus mendax… Muchas de las odas del Venusino, como la mayor parte de los Epodos, derivan su peculiar sabor literario del trasfondo en que los coloca y del carácter típico que les imprime. No lo dice todo, como tiene que hacerlo un “poeta”, un “vate”. Él deja sus claves sutilmente; para captar ese peculiar sabor lírico hace falta que lo sigamos de cerca, con un sano sentido. Cuando Horacio dice: “Tú, Leucónoe, no preguntes…..”, es claro que necesita de nosotros; con la lectura del poema, debemos suponer que existía una mujer llamada Leucónoe quien hizo una pregunta que le inquietaba. El aedo le responde gentilmente, como debía ser tratándose de una insistencia femenina muy razonable. El aforismo epicúreo cobra entonces su pleno sentido y sabor romano, enfrentando la corta vida humana al inmenso poder, extensión y longevidad del mar: cuando Horacio, al concluir, le dice a una mujer carpe diem, no puede haber duda de lo que quiere significar primariamente. 7. Latinidad. Una de las características de Horacio es la densidad del lenguaje, la precisión y los armónicos de sentido, la palabra exacta en el sitio exacto, todo lo cual no puede apreciarse sino teniendo a la vista el original latino. Examinemos unas palabras: Ne quaesieris. Quaerere: buscar, procurar, instituir, examinar, desear, investigar. Nefas: algo contrario a la ley divina, pecaminoso, ilegal, execrable, abominable, criminal, impío, pecado, crimen. Todos estos matices tiene esta palabra. Quae nunc. Ese nunc: da a entender que la escena tiene lugar en pleno invierno, en este de ahora, mientras estamos hablando (dum loquimur). Pumicibus. Pumex: roca, es propiamente piedra esponja (pómez), pero aquí son las peñas porosas, huecas, agujereadas, poco a poco por las olas. Oppositis debilitat pumicibus. Armónico de sentido: cuánto dice el verbo debilitat colocado entre las rocas que le opone la playa. Ante estas piedras se quiebra, se debilita la violencia de las olas agitadas.
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Sapias. Sapere: literalmente, es saborear, tener sentido del gusto, tener buen gusto, tener sentido, discernimiento, ser sensible, discreto, prudente, sabio. Liques: promas, fundas, per coles, vale decir, cuela, filtra, clarifica, purifica el vino para desecarlo o enfriarlo. Los antiguos pasaban por una especie de coladera el vino añejo para purificarlo más, y a esto llamaban vinum liquare. Spatio brevi spem longam: observemos el armónico de sentido: el contraste de lo corto y lo largo, la vida y la esperanza. Invida: envidiosa, que ve con malos ojos, hostil, enemiga, desfavorable. Las inquietudes que despiertan las odas de Horacio cuando se trata de profundizar en el original son abundantes, como se ha visto, en especial cuando se explican a través del acerado vigor romano del latín. EJEMPLO 9
---------------------------------------------------------------------------------------------------EL DIRCURSO «PRO MILONE» DE CICERÓN
---------------------------------------------------------------------------------------------------PRIMERA PARTE: LA CAUSA DE MILÓN NO ESTÁ PERDIDA EXORDIO: ¿Armas en el foro?
I. 1. Aunque temo, jueces, no sea bochornoso para mí empezar la defensa de un valiente temblando, y no digan bien que, cuando el mismo Tito Anio se preocupa más del bienestar de la Patria que del suyo propio, yo no sea capaz de afrontar esta causa con una grandeza de alma semejante a la suya, sin embargo es lo cierto que esta nueva manera de juicio impresiona mi vista, que, a donde quiera que la dirijo, echa de menos el estado normal del foro y de los antiguos juicios. 2. Porque no rodea vuestros escaños la corona acostumbrada de curiosos, no se amontona a mi alrededor el numeroso círculo de mis amigos, no veo en esas guarniciones, que estáis contemplando delante de todos los templos –aunque puestas para evitar violencias–, una seguridad para el orador. De este modo que en esta causa forense, a pesar de hallarnos protegidos de tan útil y necesaria defensa, no es posible considerarnos tan
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seguros que no se tenga algún temor. Y si esa gente armada a mi juicio estuviese puesta contra Milón, yo cedería ante las circunstancias, y diría que ante tanto despliegue de fuerzas está demás la elocuencia. Pero a mí me da alientos y me sostiene la decisión de Cneo Pompeyo, tan prudente, tan recto; quien sin duda no creerá propio de su justicia, a un reo a quien una vez ha confiado al fallo de los jueces, entregarle ahora a los dardos de los soldados, ni de su prudencia armar la osadía de un pueblo exaltado con la autoridad oficial. 3. Por eso todas esas armas, esos centuriones, esas cohortes, no nos anuncian un peligro para nosotros, sino una ayuda; no nos exhortan sólo a estar tranquilos, sino hasta animosos, y no sólo nos prometen seguridad en la defensa pero hasta el silencio. Y la demás multitud, la de los verdaderos ciudadanos, toda está de nuestra parte, porque todos esos que estáis viendo con qué interés nos miran, desde todos los sitios de donde se contempla un resquicio del foro, ansiosos ante el desenlace de este juicio, no sólo están de parte de Milón, sino, que saben, que hoy se decide de su vida, de sus hijos, de su patria y de sus fortunas. II. Sólo hay una clase de personas que nos es contraria y hostil, la de aquellos a quienes la demagogia de Clodio apacentó con sus robos, con sus incendios y con toda clase de crímenes públicos; que ayer mismo fueron hostigados en un mitin, a que os dictasen a vosotros a gritos la sentencia que debíais dar. Pues bien, esos gritos, si es que se llegan a oír, deberán deciros, que retengáis a un ciudadano, que supo siempre despreciar tal clase de hombres y sus ensordecedores gritos por defender vuestras vidas. 4. Por eso ánimo, jueces, y si os queda algún temor desechadlo. Porque si alguna vez se os ha dado potestad de juzgar a ciudadanos honrados y valientes, si alguna vez se os ha dado potestad de juzgar a ciudadanos beneméritos de la patria, en fin si alguna vez se ha concedido a hombres escogidos sentarse en estos escaños, para que confirmasen con la obra y con su voto la simpatía hacia los intrépidos y honrados ciudadanos, que ya muchas veces habían manifestado con su rostro y con sus palabras: éste, sin duda, es el tiempo en que podéis hacerlo. Ahora es cuando debéis determinar si es que nosotros –que siempre hemos reconocido vuestra autoridad– hemos de estar siempre lamentando nuestra desgracia, o si, al fin, después de haber sufrido tanto tiempo las vejaciones de los ciudadanos perversos, podremos descansar gracias a vosotros, a vuestra lealtad, valor y prudencia. 5. Por que, ¿qué se puede decir, ni pensar, jueces, que sea para nosotros dos más desagradable, más ingrato y más penoso que, habiendo entrado en política con la esperanza de grandes recompensas, no podamos apartar de nosotros el miedo a las más crueles represalias? Porque ciertamente yo siempre pensé que Milón solamente había de afrontar las tormentas y alborotos de esos mítines revolucionarios, porque siempre se había manifestado
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en favor de los buenos contra los malos ciudadanos. Pero tratándose de este juicio y esta asamblea, en donde quienes juzgan son los ciudadanos más esclarecidos de todas las clases sociales, jamás me pasó por la imaginación que pudieran concebir la menor esperanza los enemigos de Milón de valerse de vosotros, no ya para hundirle, pero ni siquiera para quebrantar su gloria. PROPOSICIÓN: Clodio el agresor
6. Aunque en esta causa no he de explotar el tribunado de Tito Anio ni todo lo que él hizo en bien de la Patria, para defenderle de la acusación de hoy. Si es que no viereis con vuestros propios ojos que hubo asechanzas armadas por Clodio contra Milón, no os rogaré que nos perdonéis este crimen en gracia a sus muchos beneficios adquiridos para con la patria; ni os pediré que, si la muerte de P. Clodio ha sido para vuestro bien, la atribuyáis más al valor de Milón que a la buena estrella del Pueblo Romano. Pero si resultan más claras que la luz del día estas asechanzas, entonces sí que os rogaré y aun os conjuraré, jueces, a que pues lo hemos perdido todo, al menos esto se nos conceda: que podamos defender con impunidad nuestras vidas contra la violencia armada de nuestros enemigos. REPUTACIÓN PREVIA: no es causa perdida la de Milón
III. 7. Pero antes de llegar al punto, objeto de este tribunal, creo necesario refutar las afirmaciones muchas veces propaladas por nuestros enemigos en el Senado, por los revolucionarios en los mítines, y poco ha por los acusadores: para que, disipado todo error, podáis ver con claridad la causa, tal como viene a este juicio. 1. Le mató en derecho de legítima defensa Dicen que no debe ver la luz del sol quien confiesa haber matado un hombre. Pero… ¿en qué ciudad del mundo pretenden sostener tal afirmación esos ignorantes? ¡Nada menos que en Roma, que el primer juicio de asesinato que vio, fue el del héroe Marco Horacio! Aún no conocía Roma las libertades republicanas, y sin embargo, los comicios del Pueblo Romano absolvieron al reo que confesaba haber dado muerte a su hermana con su propia mano. 8. ¿O es que hay nadie que no sepa, que las causas de asesinato conocen dos soluciones, una, negar terminantemente el hecho, otra, sostener que se le mató con justicia y con derecho? A no ser que tengáis por tonto a P. Africano; por que preguntándole maliciosamente en un mitin el tribuno de la plebe C. Carbón qué sentía sobre la muerte de T. Graco, respondió que le parecía justa. Criminales tenían que llamarse, si no, un Servilio Ahala, un P. Nasica, un L. Opimio, todo el Senado, siendo yo cónsul, si a
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los ciudadanos criminales no se les pudiese matar. Por eso, jueces, en las mismas tragedias del teatro nos legaron los sabios literatos la leyenda de Orestes, el cual, habiendo dado muerte a su madre para vengar a su padre, llevado a los tribunales y empatados los votos de los jueces, fue absuelto por el voto, no de una diosa cualquiera, sino de la diosa personificación de la sabiduría. 9. Y si las Doce Tablas mandaron que se diese impunemente la muerte al que robe de noche, siempre, y al que robe de día, si se defiende con las armas, ¿quién se atreverá a sostener que todo homicidio es punible, cuando ve que hay ocasiones en que las mismas leyes nos ofrecen la espada para matar a un hombre. IV. Pues si hay ocasiones para matar a uno, y éstas son muchas, hay una sobre todo en que además de ser justo es necesario: cuando se responde a la fuerza con la fuerza. Queriéndole arrebatar la castidad a un soldado cierto tribuno de Mario, pariente del mismo general, le mató el soldado defendiéndose. Prefirió el honrado joven arriesgar su vida a ser víctima de aquella torpeza. Pues bien, aquel gran general declaró al joven inocente y libre de toda sanción. 10. Y para el criminal y el ladrón, ¿podrá jamás haber muerte injusta? ¿Qué hace, si no, nuestra escolta? ¿Qué nuestras espadas? Y ciertamente no sería lícito llevarlas si en ningún caso pudiéramos hacer uso de ellas. Luego existe, jueces, esta ley: ley que no hemos aprendido, ni recibido, ni leído, sino que de la naturaleza misma hemos tomado, sacado, exprimido. Ley para la cual no hemos sido enseñados, sino hechos, no hemos sido instruidos, sino imbuídos: que si alguna vez nuestra vida es víctima de algún atentado, ante el arma alevosa de un ladrón o de un criminal, cualquier medio para salvar la vida es legítimo. Porque callan las leyes entre las armas; ni pretenden que se las espere, cuando, el que quisiera esperarlas, antes tendría que sucumbir injustamente, que no poder exigir la justa sanción. 11. Aunque muy atinadamente, y en cierto modo entre líneas, nos da la misma ley escrita autorización para defendernos, al prohibir no el matar a un hombre, sino el llevar armas con intención de matarle. Cuando la ley se fija en el motivo, no en las armas, el que las use en defensa propia no se podrá decir que las lleva contra la ley para matar a otro. Por lo tanto, quede esto bien asentado en nuestra causa, porque no dudo que habéis de dar por buena mi defensa si tenéis presente el principio que no podéis olvidar: que al asesino con todo derecho se le puede matar. 2. El Senado no prejuzgó la moralidad del hecho V. 12. Sigue lo que los enemigos de Milón tanto repiten, que la refriega en que quedó muerto P. Clodio la consideró el Senado atentatoria a la
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seguridad de la patria. Falso. Con sus votos y con sus muestras de simpatía por Milón la dio por buena el Senado. Porque ¡cuántas veces no suscité yo mismo esa cuestión allí, con qué adhesiones de todo el orden senatorial, tan claras, tan manifiestas! ¿Hubo nunca sesión plenaria en que se encontrasen cuatro o, a lo más, cinco senadores que no aprobasen la conducta de Milón? Bien lo declaran aquellos entrecortados discursos de ese chamuscado tribuno de la plebe, con que día tras día me atacaba para hacer antipático mi poder. Decía que el Senado decretaba no lo que sentía sino lo que yo quería. Si esto se ha de llamar poder, y no más bien por mis grandes ser vicios a la Patria cierta autoridad para defender las nobles causas, o por mi abnegación en el desempeño de mis deberes profesionales alguna simpatía entre los buenos, llámese así enhorabuena con tal que me sirva para defender a los que lo merecen contra las locuras de los malvados. 13. Por lo que toca a este tribunal extraordinario, aunque es verdad que no es ilegal, no es menos verdad que nunca pensó el Senado en nombrarlo. Porque había leyes, había tribunales para el asesinato y la violencia, ni era tanta la pena y el luto que al Senado causaba la muerte de Publio Clodio que fuera a constituirse un nuevo tribunal. Clodio, contra cuyo crimen vergonzoso estupro no pudo sentenciar el Senado por habérsele arrebatado la potestad, ¿iba a ver en su muerte a ese mismo Senado constituyendo un tribunal extraordinario para vengarlo? –¿Por qué pues al incendio de la curia, al asalto de la casa de Marco Lépido, al choque este mismo sangriento, lo calificó el Senado en su decreto de atentatorio contra la seguridad pública?–. Porque nunca se acude a la acción directa en una sociedad civilizada para dirimir contiendas entre ciudadanos, sin que sufra el orden público. 14. Luego, rechazar la fuerza con la fuerza nunca lo debemos desear, aunque a veces tampoco se pueda evitar. Como si el día en que dieron muerte a Tiberio Graco o a Cayo Graco o a las huestes armadas de Saturnino, porque las aplastó la autoridad pública, no saliera por eso herida la patria. VI. He ahí por qué yo mismo apoyé con mi voto el decreto ante la colisión cierta de la Vía Apia. Entendía no que el que se hubiera defendido había atentado contra la seguridad pública, sino que como los hechos denunciaban premeditación en el ataque, remití la apreciación de la responsabilidad a los tribunales, y protesté del hecho. Lo que es, si aquel demagogo de tribuna hubiese dejado maniobrar al Senado como sentía, no tendríamos hoy tribunal extraordinario ninguno. Porque el Senado quería decretar que se llevase la causa según las leyes antiguas, con la única particularidad de que se viese la primera. La moción se dividió para dos votaciones a petición de no sé quién, pues no hay necesidad ninguna de que yo publique aquí las torpezas de todos. Así la segunda parte de la moción del Senado –interviniendo el veto de un vendido– se vio privada de votación.
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3. Pompeyo autoriza su defensa: a) Con sus leyes 15. Pero Pompeyo con su proyecto de ley ha prejuzgado el hecho y ha prejuzgado el derecho, porque el proyecto lo presentó por las revueltas de la Vía Apia, donde fue muerto P. Clodio. –¿Y qué proponía?– Que se investigase. –Y ¿qué se había de investigar? ¿Qué le mató?– ¡Si es evidente! –¿Quién?– ¡Si está patente! Luego vio Pompeyo que aun confesado el hecho, cabía con todo la defensa del derecho. De no haber visto que podía ser absuelto quien se confesase reo de homicidio, al ver que nosotros lo confesábamos, nunca hubiera ordenado más informaciones ni hubiera puesto en vuestras manos lo mismo esa letra salvadora de la absolución que aquella otra triste de la condena. Por eso a mí me parece que Cn. Pompeyo no sólo no ha prejuzgado nada especial contra Milón, sino más bien ha indicado lo que vosotros debéis tener en cuenta al juzgar. Pues quien no impuso castigo a un reo confeso sino que le dio lugar para defenderse es que opinó que no debía hacerse información sobre la muerte sino sobre sus causas. VII. 16. Por lo demás las medidas que ha adoptado por su sola iniciativa, él mismo nos dirá si lo ha hecho por consideración a P. Clodio y no más bien forzado por las circunstancias. Marco Druso, noble tribuno de la plebe, defensor y en sus días casi protector del Senado, tío de uno de nuestros jueces –del íntegro Catón– fue un día asesinado en su propia casa. Mas para nada se consultó al pueblo sobre su asesinato. Ningún tribunal extraordinario constituyó el Senado. ¿Qué llanto no hubo en esta nuestra Roma, al decir de nuestros padres, cuando mientras dormía en su casa, recibió aquel golpe mortal P. Africano? ¿De qué pecho no salió entonces un gemido? ¿Quién no ardió en dolor y en ira porque al hombre que si fuera posible todos harían eterno, no se le dejó vivir hasta la hora inevitable de la muerte natural? ¿Y se nombró acaso ningún tribunal extraordinario que investigase sobre el caso del Africano? –No, ninguno por cierto–. 17. ¿Y por qué así? Porque no es distinto el crimen que mata a un noble y el que mata a un plebeyo. Haya en buena hora diferencias sociales en vida entre la nobleza y el pueblo, pero la muerte violenta de unos y de otros debe caer bajo las mismas penas y las mismas leyes. A no ser que sea más parricida el que mata a un padre cónsul que el que mata a un padre obrero, o que sea más grave el asesinato de P. Clodio por haber acaecido en la Vía Apia, monumento glorioso de sus antepasados. Porque esto es lo que andan esos diciendo, como si Apio el Ciego hubiese construido esa carretera más que para servicio del pueblo para que sus descendientes ejerciesen en ella impunemente el pillaje. 18. Según eso, cuando P. Clodio mató al caballero Papirio en la Vía Apia, no era punible su delito porque un noble mataba a un caballero en un
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monumento de sus antepasados. Y ahora el nombre de la Vía Apia ¡cuántos trágicos aspavientos no suscita! La que ensangrentada antes con muerte de un hombre ilustre y honrado no suscitaba ningún comentario, y de un malvado la sangre que la ha empapado. Mas ¿para qué recordar cosas pasadas? Fue cogido en el templo de Cástor un esclavo de P. Clodio, esclavo que el mismo Clodio había allí apostado para asesinar a Pompeyo. Le arrancaron convicto y confeso el puñal de sus manos. Desapareció después Pompeyo del foro, desapareció del Senado, desapareció del público. Con las puertas y paredes de su casa, no con protección de nuevas leyes ni de tribunales tuvo que protegerse. 19. ¿Y se presentó acaso algún proyecto de ley? ¿Se nombró algún tribunal extraordinario? Y eso que si hubo crimen, persona o circunstancia agravante que lo mereciese, nunca como en aquella ocasión. El asesinato había sido apostado en el foro, a la entrada misma del Senado; la persona a quien se quería asesinar era la del personaje que con su vida garantizaba la vida de Roma; y las circunstancias políticas eran tales que de haber muerto Pompeyo se hubiera hundido ésta, nuestra capital, con todas las naciones. A no ser que porque el crimen no se consumara no se le deba castigar. Como si sólo los crímenes consumados y no también su planeamiento cayeran bajo la sanción de las leyes. Menos doloroso fue por no llevarse a cabo, pero debiera castigarse de todos modos. 20. ¡Cuántas veces yo mismo, jueces, no he escapado del puñal de P. Clodio y de sus ensangrentadas manos! y si mi buena estrella y la de mi Patria no me hubiesen salvado, ¿quién jamás hubiese pensado en constituir un tribunal investigador de mi muerte? VIII. Pero tonto de mí que a un Druso, a un Africano, a un Pompeyo, a mí mismo, me atrevo a comparar con P. Clodio. Tolerable fue todo aquello, la muerte de P. Clodio es lo que nadie puede llevar en paciencia: llora el Senado, está triste el orden ecuestre, toda Roma se consume de pena, escuálidos están los municipios, afligidas las colonias, hasta los mismos campos, por último, añoran al tan benéfico, tan provechoso, tan manso ciudadano… b) Con este tribunal garantizador 21. No fue esta la causa, jueces, no, por lo que Pompeyo creyó que se debía constituir un tribunal especial, sino que hombre de talento y dotado de una inteligencia preclara y casi divina vio muchas cosas: que Clodio había sido su rival, y Milón su amigo, y ha temido que si en medio de la universal alegría se alegraba él también, iba a parecer poco sincera su reconciliación con Clodio. Otras muchas cosas vio, pero nada tan claro que por rigurosas que fuesen sus medidas, vosotros sabríais ser enteros en vuestros fallos. Por esto ha escogido entre las más distinguidas clases sociales verdaderas lumbreras. Y no es verdad –como andan algunos diciendo– que de la lista
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de los jueces elegibles apartó los que eran mis amigos. Ni cabe tal pensamiento en un hombre espejo de justicia, ni puesto a escoger hombres de bien lo hubiera podido conseguir, aunque hubiese querido: porque mis relaciones no se limitan a mis amistades, que nunca pueden ser muchas, como no pueden ser muchos los invitados a la propia mesa. Pero si mis relaciones son más amplias es porque la República ha unido mi suerte con la de los mayores ciudadanos, y puesto Pompeyo a escoger entre los más aptos, no ha podido escoger sino partidarios míos. 22. Y en el hecho de nombrarte a ti, Gn. Domicio, para presidente de este tribunal, ha demostrado Pompeyo que iba buscando justicia, bondad, autoridad, caballerosidad. Puso en el decreto que el presidente fuese un consular, a mi parecer por haber creído que era misión de la nobleza resistir a las veleidades de las muchedumbres y a las intentonas de los revolucionarios. Entre todos los consulares te ha nombrado a ti precisamente porque ya desde tu juventud habías dado pruebas decisivas del soberano desprecio que te merecen las locuras de la demagogia. NARRACIÓN: Los hechos denuncian al agresor
IX. 23. Por lo tanto, jueces, para llegar por fin a la acusación de esta causa, si no toda confesión de un crimen es punible, si el Senado no ha prejuzgado en esta causa nada distinto de lo que nosotros quisiéramos, si el mismo que dio la ley, sabiendo que el hecho era innegable, quiso, con todo, que se discutiese su legalidad, y escogió tales jueces y nombró tal presidente para este tribunal que pudieseis con imparcialidad y acierto fallar en esta causa: nada os queda, jueces, por averiguar sino quién a quién armó las asechanzas. Para que mejor podáis ver la fuerza de los argumentos os voy a exponer brevemente cómo pasaron los hechos: prestadme atención. 1. Clodio toma posiciones 24. Publio Clodio se había propuesto vejar a la República en su pretura con toda suerte de atropellos, pero vio que se iban retrasando las elecciones de aquel año, que le iban a quedar pocos meses para desempeñar la pretura. Él –que no iba tras la dignidad, como los demás, sino que quería evitar el tener por colega al enérgico Lucio Paulo y buscaba un año entero para desgarrar a su patria– de repente retiró la candidatura de su año y la pasó al año siguiente. No como suele suceder por algún escrúpulo, sino para poder tener, como él decía, para desempeñar la pretura –es decir para transformar la nación– un año entero y cabal. 25. Pero se encontraba con que su pretura le iba a resultar manca y poco eficaz teniendo por cónsul a Milón: y a Milón le veía con absoluta unanimidad del Pueblo Romano salir cónsul. Se puso pues a disposición de sus contrincantes con tanto brío, que él solo dirigía todos los trabajos electorales, aunque no lo viesen bien los mismos candidatos.
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De modo que, como él mismo andaba diciendo, sus espaldas cargaban con todo el peso de los comicios. Reunía las tribus, interponía su influencia, hasta llegó a formar un nuevo distrito, todo él de gente de la más baja ralea. Pero cuanto más él revolvía tanto más se aseguraba por días el triunfo de éste. Cuando aquel desgraciado, capaz de cometer cualquier desmán, vio, no ya por conjeturas o rumores, sino por que los hechos y los votos del Pueblo Romano lo habían patentizado muchas veces, que aquel hombre tan valiente, tan enemigo suyo, salía ciertamente cónsul, se quitó la máscara y comenzó a decir sin rodeos que había que matar a Milón. 26. Trajo del Apenino esclavos bárbaros y salvajes –vosotros los visteis– con los que había talado los bosques del estado y vejado la Etruria. A nadie le eran desconocidas sus trazas, puesto que a los cuatro vientos propalaba que el consulado no se lo podría quitar a Milón, pero la vida sí. Lo dio a entender muchas veces en el Senado, lo dijo en un mitin, más aún, al intachable Marco Favonio, que le preguntaba cómo esperaba llevar a cabo la revolución mientras Milón viviese, le respondió que Milón caería antes de tres días, a lo más cuatro. Palabras de que el mismo Favonio dio cuenta en seguida a este Marco Catón. X. 27. Sabía Clodio (ni era muy difícil saberlo) que por aquellos días Milón tenía que hacer necesariamente un viaje a Lanuvio –viaje de todos los años, tradicional–, para nombrar el 18 de enero al sacerdote de las fiestas, por ser Milón alcalde de Lanuvio. La víspera precisamente sale Clodio de Roma –de repente– para poder ante su propia finca, como lo demuestran los hechos, armar una emboscada a Milón. Y para salir tuvo que dejar el mitin revolucionario que se celebró aquel día, en el que todos echaron de menos su furibunda arenga, mitin que de no ser para estar a tiempo en el lugar del homicidio, nunca hubiera dejado. 2. Milón en cambio… El ataque inesperado 28. Milón por el contrario asistió aquel día al Senado y no salió de allí hasta que se levantó la sesión. Se fue entonces tranquilamente a su casa y se cambió de traje y de calzado, y todavía tuvo que esperar un rato a que su esposa, como suele suceder, terminara de componerse. Por fin salió, a una hora en que ya Clodio, si es que había de volver aquel mismo día a Roma, podía muy bien haber vuelto. En el camino le sale al encuentro Clodio, desembarazado, a caballo, nada de coche, nada de impedimentos, ni llevaba como de costumbre los acompañantes griegos, ni siquiera iba con él su esposa, cosa rarísima. En cambio, éste, nuestro salteador, que había dispuesto todo aquel viaje para cometer el asesinato, iba con su señora, en coche, bien encapotado, con un grande y entorpecedor acompañamiento delicado y mujeril de criadas y de pajecillos.
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29. Se encuentra con Clodio ante la finca de éste a las cinco de la tarde poco más o menos. De repente, aprovechando la altura, un pelotón le acomete a flechazos y le mata al cochero hiriéndole de frente. Salta Milón del coche tirando el capote y comienza a defenderse con bizarría. Los de Clodio desenvainando la espada, unos acuden al coche para atacar a Milón por la espalda, otros dándole ya por muerto comienzan a mandobles con los esclavos que venían detrás. Pero había entre estos siervos valientes y fieles a su señor que supieron, unos sucumbir, otros –viendo la batalla que se había trabado alrededor del coche y que no les dejaban socorrer a su señor y oyendo al mismo Clodio que Milón había muerto y persuadiéndose en realidad de ello–, hicieron los esclavos de Milón –lo diré claramente, no para desviar la acusación sino como paso–, hicieron, digo, los esclavos sin mandarlo, sin verlo, sin saberlo su señor, lo que todos quisieran que hiciesen sus siervos en semejante ocasión. 3. Cayó Clodio el agresor X. 30. Así sucedieron los hechos, jueces, tal como los acabo de contar: resultó que fue muerto el que armó la emboscada, una fuerza superó a otra fuerza, o por mejor decir, la audacia quedó derrotada en lucha contra el valor. No voy a ponderar ahora los bienes que con esto ha conseguido la patria, los que habéis conseguido vosotros, los que ha conseguido toda la gente de orden. Nada le aproveche esto a Milón que ha nacido con el sino de no poder salvar su vida sin salvar al mismo tiempo la patria y a todos vosotros. Si lo que hizo no lo pudo hacer con justicia, está demás mi defensa. Pero si la razón enseñó a los sabios, la necesidad a los salvajes, la costumbre a todos los pueblos y aun el instinto a las mismas fieras, que pueden rechazar siempre –por todos los medios posibles– toda la violencia contra su cuerpo, su salud o su vida, no podéis calificar de injusto este hecho, sin decir al mismo tiempo a todos los que caigan en manos de ladrones que o perecen bajo sus armas o en vuestro tribunal. 31. De haber sabido esto Milón, no hay duda que hubiera preferido ofrecer su cuello a Clodio –no era entonces la primera ni la única vez que le buscaba– a ser degollado por vosotros por el solo crimen de no dejarse degollar. Pero si ninguno de vosotros opina así, no es ya la cuestión de este juicio si Clodio fue o no asesinado, que eso lo confesamos, sino si lo fue justa o injustamente, que es lo que se discute en tantas causas. Consta que hubo emboscada, y esto es lo que el senado calificó de peligroso para la patria, pero la duda está en quién la armó, y he ahí lo que se decretó que investigase vuestro tribunal. Así que el Senado reprobó la acción, no al que la ejecutó, y Pompeyo dispuso que se investigase el derecho, no el hecho.
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SEGUNDA PARTE CONFIRMACIÓN. MILÓN LE MATÓ EN DERECHO DE LEGÍTIMA DEFENSA
Los móviles denuncian como agresor a Clodio Según esto, ¿hay alguna otra cosa que averiguar sino quién armó asechanzas a quién? Está claro que ninguna. Si Milón se las armó a Clodio para que no quede impune, si Clodio a Milón para que se nos reconozca libres de todo crimen. 32. ¿Cómo puede probarse que armó Clodio asechanzas a Milón? Basta, aquella fiera audaz, tan bárbara, demostrar los muchos móviles que le impulsaban, las muchas esperanzas que tenía puestas en la muerte de Milón, las grandes ventajas que esperaba. Así que, el dicho aquel de Casio «quién sale ganando» valga también en nuestros personajes, aunque los buenos por ninguna ganancia se lanzan a un crimen, en cambio los perversos muchas veces por bien poca. Pues bien, Clodio –muerto Milón– conseguía estas ventajas: no sólo el ser pretor sin un cónsul con el que no podría cometer maldad alguna, sino ser pretor con unos cónsules que abrigaba la esperanza de que le habían de ayudar, o al menos conseguir despacharse a su gusto en sus planes revolucionarios. Cónsules que no habrían de querer, así él discurría, reprimir sus intentos, por reconocerse deudores de tan gran beneficio, y dado que quisiesen no podrían ya tal vez quebrantar su audacia de criminal corroborada por la costumbre. 33. ¿Acaso sois vosotros, jueces, los únicos que no lo sabéis? ¿Tan forasteros sois en esta ciudad, tan distraídos andáis por esos mundos que no percibís lo que se dice a vuestro alrededor por toda Roma, qué leyes –si leyes se han de llamar y no peste de la República, dinamita de la patria–, qué leyes nos había de imponer Clodio a todos nosotros marcándonos a hierro candente? Muestra, muestra ya, Sexto Clodio, ese codicilo de vuestras leyes, que dicen que tú mismo arrebataste de casa y salvaste –cual otro Paladión– de en medio de las armas de la muchedumbre durante la noche –para poder ofrecérselo sin duda, como rico presente, como instrumente de gobierno, al primero que encontraseis dispuesto a desempeñar el tribunado a tu arbitrio. ¡Qué mirada me ha echado!… ¡Con los mismos ojos que solía poner cuando vendía amenazas a todo el mundo…! ¡Me impresiona, cómo no, esa lumbrera de la curia!… XIII. ¿Qué? ¿Piensas tú, Sexto, que estoy irritado contigo, cuando a mi enemigo personal lo has castigado con mucha más crueldad todavía de la que podían pedir mis sentimientos humanitarios? Tú arrojaste de casa bañado en sangre el cadáver de P. Clodio, tú le tiraste a la calle, tú despojándote de las imágenes de sus mayores, sin funerales, sin pompa, sin oración fúnebre, a medio quemar lo dejaste entre infelicísimos leños para que lo despedazasen los perros durante la noche. Bárbaramente te
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portaste, más ya que en mi enemigo desfogaste tu crueldad, alabarte… no te alabaré, pero irritarme contigo nunca lo haré. 34. Habéis oído jueces, cuánto interesaba a Clodio que Milón muriese: examinemos ahora el mismo punto en Milón. ¿Qué interés tenía Milón en matar a Clodio? ¿No tenía más bien motivos para tolerar, mejor dicho, para desear que viviese? «Clodio era un obstáculo para Milón en sus pretensiones al consulado». Pero a pesar de todo salía, más aún, salía precisamente por eso; pues ni yo mismo le trabajaba tan bien la candidatura como Clodio. Mucho valía ante vosotros, jueces, el recuerdo de los servicios prestados por Milón a mi persona y a la patria, mucho valían mis súplicas y mis lágrimas, hasta el punto de extrañarme yo mismo de lo extraordinariamente que se conmovían, pero mucho más valía el temor ante los males que amenazaban. Porque ¿qué romano había que se representase a Clodio suelto en la pretura, sin temblar ante la perspectiva de una revolución social? Y suelto veíais que había de estar si no era elegido cónsul uno que se atreviese y que pudiese atarle corto. Y ese uno todo el pueblo romano sentía que era Milón. ¿Dudaría nadie en darle su voto para librarse a sí mismo de todo miedo y a la República de todo peligro? Pero ahora, desaparecido Clodio, tiene que acudir Milón a los recursos ordinarios para sostener su posición; aquella aureola personalísima, a solo él concedida, que iba creciendo de día en día a medida que quebrantaba los desmanes clodianos, ya, con la muerte de Clodio, desapareció. Vosotros habéis conseguido no tener a nadie a quien temer; Milón, en cambio, ha perdido al entrenador de su valor, al propagandista de su candidatura, a la fuente perenne de su gloria. Así que aquel consulado de Milón que vivo Clodio no hubiera podido derrumbarse, muerto, se empieza ya a bambolear. Luego no sólo no aprovecha a Milón la muerte de Clodio, sino que hasta le perjudica. 35. «Pero el odio le cegó, le arrebató la ira, le arrastró la enemistad, lo hizo por resentimiento, lo hizo por venganza». ¿Qué? ¿Si digo que estas pasiones se daban más en Clodio, que en Milón, mejor, se daban y en grado sumo en Clodio, ninguna en Milón, queréis más? Porque, ¿a qué le había de odiar Milón a Clodio, fuente y manantial de su gloria, si no es con ese odio ciudadano con que todos odiamos a los malvados? Clodio era quien debía tener odio a Milón, defensor primero de mi bienestar, azote después de su furor, freno de sus armas y por último hasta acusador suyo; porque en el banquillo del reo tuvo sujeto Milón a Clodio mientras vivió, en virtud de la ley Plocia. ¿Con qué impresión creéis que llevaría esta situación aquel déspota? ¿Qué odio no se despertaría en su pecho?… Y para aquel pecho injusto, ¿qué odio tan justo?… Los antecedentes denuncian como agresor a Clodio XIV. 36. Sólo falta que a aquél le defiendan ya su carácter y sus antecedentes, y a éste en cambio lo confundan.
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«Nada hacía por la violencia Clodio, todo por la violencia Milón». ¿Cómo? Cuando yo, jueces, con tanta pena vuestra abandoné la capital, ¿fue por temer a algún criminal, y no más bien a los esclavos y a la violencia de las armas? ¿Cómo se me hubiera podido repatriar en nombre de la justicia sino se me hubiera desterrado injustamente? Me había sin duda citado a juicio, me había impuesto una multa, me había procesado por un delito de alta traición y, naturalmente, me preocupaba la sentencia en aquella causa perdida o mía, y no más bien gloriosísima y de todos vosotros. Es que no quise que compatriotas míos, salvados gracias a mi prudencia y riesgos, se expusiesen por defenderme a las armas de los esclavos y ciudadanos indigentes y facinerosos. 37. Porque yo vi, yo vi a este mismo Q. Hortensio, gloria insigne de la patria, casi caer asesinado a manos de esclavos por ponerse de mi parte: en el motín aquél, en que el ilustre senador G. Vibieno, su compañero, quedó tan mal herido que perdió la vida. ¿Y cuándo descansó después aquel su puñal que heredó de Catilina? Ese puñal me atacó a mi, a ese no quise que os expusiéseis por defenderme a mi. Ese acechó la vida de Pompeyo, ese ensangrentó esta Vía Apia –gloria de sus mayores–, con el asesinato de Papiro; ese mismo, después de tanto tiempo, se volvió otra vez contra mí, hasta que últimamente, como sabéis, por poco me acaba junto al Palacio Real. 38. ¿Hay algo semejante en Milón? Toda su violencia se redujo siempre a esto, a que P. Clodio, ya que no se le podía llevar a los tribunales, tampoco tuviese a Roma dominada por el terror. Si hubiera querido matarle, ¿qué ocasiones no tuvo, cuántas y qué magníficas? ¿No pudo vengarse con toda justicia cuando tuvo que defender su casa y dioses penates de los ataques de Clodio? ¿No pudo cuando le hirieron a su colega P. Sestio? ¿No pudo cuando rechazaron a Q. Fabricio al querer presentar la ley sobre mi vuelta, teniendo lugar en el foro aquella verdadera matanza? ¿No pudo en el asalto de la casa del pretor Cecilio? ¿No pudo aquel histórico día en que pasó la ley que me llamaba la patria? ¿Cuándo las muchedumbres, concentradas por el afán de mi restauración desde todos los confines de Italia, hubieran reconocido gustosas la gloria de aquella hazaña, que aunque hubiese sido personal de Milón, toda la ciudad la hubiera reclamado como propia? XV. 39. ¡Y qué ocasión aquella! Era cónsul el noble P. Léntulo, enemigo de Clodio, vengador de mi destierro, sostén del Senado, defensor de vuestros decretos, abogado de la voluntad popular, reparador de mi desgracia. Siete
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pretores, ocho tribunos de la plebe eran adversarios suyos y defensores míos, Cneo Pompeyo –iniciador y alma de mi vuelta– era contrario a Clodio: Pompeyo, sí, que se vio secundado por todo el Senado al proponer tan elocuentemente la idea de mi repatriación, que arengó a todo el Pueblo Romano, que al firmar en Capua un decreto acerca de mi persona, a todo Italia, que se acogía anhelante a su caballerosidad, le dio esta consigna: si queréis traer a Cicerón, acudid a Roma. Todos los romanos, en fin, ardían en odio contra él, por la añoranza de mi vuelta. Quien entonces lo hubiese matado, se hubiera encontrado, no con la impunidad, sino con el premio. Sin embargo, Milón se contuvo, y a Clodio dos veces le citó a los tribunales, a la acción directa nunca. 40. Más. Cuando Milón, simple particular, se vio ante el pueblo azuzado por P. Clodio y defendido por Pompeyo, al verse Pompeyo acometido ¡qué ocasión tan buena no tuvo, qué razón para acabarle! Últimamente, cuando M. Antonio despertó tantas esperanzas en toda la gente de orden, al tomar valientemente la urgente defensa de la República, y a aquella fiera, acostumbrada a esquivar los lazos de los tribunales, la tenía ya casi cogida, ¡qué sitio, qué tiempo tan oportuno, dioses inmortales, cuando huyó Clodio y se escondió debajo de la oscura escalera! Le hubiera costado mucho a Milón acabar con aquella calamidad, sin odiosidad para sí, y con gran alegría de Antonio. 41. Más. En tiempo de elecciones ¡cuántas veces no pudo matarle en el campo de Marte! Cuando Clodio saltaba las cercas y empezaba con los suyos a repartir mandobles y arrojar piedras, hasta que al presentarse Milón, amedrentado se escapa al Tíber. ¿No es verdad que vosotros y todos los buenos ciudadanos hubiéseis hecho votos porque Milón se decidiese a mostrar su valor? XVI. Pues a quien no quiso matar cuando tendría el aplauso de todos, ¿le iba a querer matar cuando preveía las protestas de ciertos sectores? Cuando no se atrevió teniendo el derecho, favoreciéndole el sitio, el tiempo y la impunidad, ¿no iba a dudar en matarle en sitio desventajoso, en tiempo desfavorable, con peligro de la vida? 42. Sobre todo, jueces, cuando el día de las elecciones estaba ya encima, en que se jugaba Milón la más alta magistratura. Ya sabemos cuán recelosa es la ambición, cuán preocupadoras las vísperas de las elecciones para un candidato al consulado. Todo lo tememos, todo lo que pueda motivar, no ya una pública repulsa pero la más mínima sospecha. Un rumor, una anécdota falsa que se invente, por leve que sea, nos pone los pelos de punta. Vamos mirando las caras y los ojos de todos.
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Porque nada hay tan blando, tan tierno, tan frágil y tornadizo, como las simpatías y los sentimientos de los electores para con nosotros: no sólo se disgustan por la maldad de los candidatos, sino que se hastían hasta de lo mismo bueno que hacen. 43. Pues teniendo Milón ante los ojos este tan esperado y suspirado día de las lecciones, ¿iba a venir a tomar parte en las augustas ceremonias de las centurias con las manos ensangrentadas, alardeando y proclamando la hazaña de su crimen? Cuán increíble no resulta esto en Milón, qué creíble en cambio en Clodio, cuando esperaba que muerto Milón había de dominar a sus anchas. Por último –lo que da más alas para el crimen– jueces, ¿quién no sabe que el mayor aliciente del pecado es la esperanza de la impunidad? ¿Y en quién de los dos se pudo dar esta esperanza? ¿En Milón que ahora aparece como reo de aquella acción –si no ya gloriosa por lo menos necesaria– o más bien en Clodio que se rió de tribunales y sanciones hasta el punto de no hallar gusto en nada concedido por la naturaleza o permitido por las leyes? Las circunstancias denuncian como agresor a Clodio a) La circunstancia del tiempo 44. ¿Mas para qué estoy yo argumentando? ¿Para qué discutir más? A ti Q. Petilo me dirijo, a ti M. Catón te traigo por testigo, a vosotros que por suerte providencial hoy sois mis jueces. Vosotros oísteis a M. Favonio que Claudio le había asegurado, y lo oísteis en vid a de Clodio, que Milón, había de perecer a los tres días. Al tercer día se lleva a cabo lo que Clodio dijo. Cuando Clodio no dudó en descubrir lo que tramaba ¿podréis dudar vosotros de que lo ejecutó? XVII. 45. ¿Y cómo no le falló el día? Lo he dicho hace un momento. La fecha tradicional de la solemnidad religiosa que tenía que presidir el alcalde de Lanuvio era bien fácil de conocer. Clodio supo que Milón debía necesariamente partir para Lanuvio el día mismo en que partió y por eso salió él delante. ¿Y qué día fue a salir? Precisamente en el que tuvo un violentísimo mitin, organizado por un tribuno de la plebe asalariado suyo, día, mitin, tumulto que Clodio nunca hubiera dejado si no fuera por llegar a tiempo para el crimen que tramaba. Luego Clodio ni motivos tenía para el viaje, los tenía más bien para quedarse. Milón, en cambio, no podía quedarse y para partir no sólo tenía motivo sino estricta necesidad. ¿Pues qué si como Clodio supo que Milón
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se encontraría aquel día en camino, Milón no pudo ni sospechar siquiera lo mismo de Clodio? 46. Y si yo os pregunto: en primer lugar ¿cómo lo pudo saber Milón? Cosa que vosotros no podéis preguntar a Clodio que con sólo haber interrogado a T. Patina, íntimo suyo, pudo saber que precisamente aquel día en Lanuvio, Milón como alcalde, tenía que nombrar al sacerdote, Milón en cambio ¿por quién supo la vuelta de Clodio? Demos que lo preguntase –ya véis lo que os concedo–, demos hasta que hubiese sobornado a un esclavo, como ha dicho mi amigo Q. Arrio. Leed las declaraciones de vuestros testigos. Declaró C. Causino Escola –por cierto que ya en otra ocasión, gracias a la declaración de este testigo, Clodio a una misma hora había podido encontrarse en Interamna y en Roma– declaró, digo, este testigo que P. Clodio aquel día pensaba quedarse en Albano, pero que de pronto le dieron la noticia de que el arquitecto Ciro había muerto y por esto se había inmediatamente determinado a salir para Roma, y lo mismo depuso C. Clodio, compañero de P. Clodio. XVIII. 47. Ved, jueces, qué dificultades no nos resuelven estos mismos testimonios. Ante todo, no hay duda, se libra Milón de la sospecha de haber salido para atacar en el camino a Clodio, ya que Clodio no le había de encontrar de ninguna manera. Además –pues no veo por qué no he de trabajar yo también mi causa–, sabéis, jueces, que hubo quienes, al aconsejar la ley de Pompeyo, decían que en este crimen la mano habla sido de Milón, pero el plan habla sido de alguno más alto. ¡A mí, por lo visto, de ladrón y asesino esos ruines y miserables me ponían! Ahí los tenéis confundidos por sus propios testigos que afirman que Clodio aquel día no hubiese vuelto a Roma de no tener noticias de la muerte de Ciro. Respiré, ya estoy libre. No temo que me crean capaz de maquinar lo que ni siquiera pude sospechar. 48. Ahora paso adelante. Porque se presenta esta dificultad: «Luego tampoco Clodio pensó en atacarle puesto que pensaba quedarse en Albano». Pensaba quedarse si es que no hubiese de salir de la finca para matar a alguien, que ya estoy viendo que ese que dicen le anunció la muerte de Ciro no le anunció tal muerte sino la proximidad de Milón. Porque ¿qué tenían que decir de Ciro a Clodio, que al salir de Roma le había dejado agonizante ya? El testamento de Ciro junto le sellé yo con Clodio, testamento que había hecho en público y a él y a mí nos dejaba herederos. Del que el día anterior al amanecer dejaba dando las boqueadas, ¿de ese le iban a decir al día siguiente a las cuatro de la tarde que habla muerto por fin? Pero bien, demos que fue así. ¿A qué volver a Roma tan aprisa, a qué echarse a andar de noche? ¿Qué era lo que le daba prisa? ¿El ser heredero? En primer lugar nada había que exigiese tal precipitación. Segundo, aunque lo hubiese habido,
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¿qué podía ser lo que necesitaba conseguir aquella noche, que lo fuese a perder si dejaba la vuelta para el día siguiente por la mañana? XIX. 49. Pase, sea así. Como Clodio debía más bien evitar que buscar el volver de noche, así Milón –si es que iba a poner asechanzas a Clodio y sabía que éste volvería de noche a la ciudad– debió emboscarse y aguardar más cerca de Roma. 50. Nadie hubiera dejado de creerle cuando negase su crimen, siendo así que todos quieren salvarle ahora que lo confiesa. Hubiese caído la responsabilidad en primer lugar sobre el mismo paraje, guarida y escondrijo de ladrones, ya que ni aquella muda soledad hubiera denunciado, ni aquella oscura noche descubierto a Milón. Además, se hubiera acusado a cuantos en aquel mismo sitio había Clodio maltratado, despojado y expulsado de sus bienes, se hubiera sospechado de todos los que podían temer cosas parecidas, se hubiera, en fin, traído a juicio a la Etruria entera. 51. Además aquel día Clodio –al volver de Aricia– se desvió hacia su finca de Albano. Si se dice que Milón supo que aquél había estado en Aricia, tuvo entonces que sospechar que Clodio, aun dado caso que quisiese volver aquel mismo día a Roma, no dejaría con todo de entrar en su finca que tan cerca estaba del camino. ¿Por qué no se adelantó entonces para impedirle refugiarse en su finca o no le esperó más atrás para cogerle a la vuelta de noche? b) Las circunstancias de lugar XX. 53. Veamos ahora el punto decisivo de esta causa. El mismo sitio aquel donde se encontraron, ¿a quién de los dos favorecía más para una emboscada? ¿Pero esto, jueces, todavía lo vais a dudar? ¿Hará falta pensarlo más tiempo? Ante la finca de Clodio, en la que para aquellas locas construcciones subterráneas se hallaban seguramente reunidos más de mil hombres forzudos, en aquella posición elevada y estratégica de su adversario, esperaba sin duda luchar con ventaja Milón y por esta causa había escogido precisamente aquel sitio para el encuentro. ¿No esperaría más bien allí aquel a quien lo ventajoso de su posición había incitado al ataque? Las cosas mismas hablan, jueces, que son siempre las más elocuentes. 54. Si esto no lo oyeseis contar, sino lo vieseis pintado, aparecería, sin embargo, quién de los dos iba a atacar y quién iba sin pensar en hacer daño: al ir uno en el coche encapotado, sentada a su lado su mujer. ¿Puede darse nada más entorpecedor: el vestido, el carruaje, la compañía? ¿Qué más impropio para una batalla que ir enredado en el capote, aprisionado en el coche, casi sin poder moverse por su mujer?
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Ved ahora al otro, primero saliendo de su finca de repente ¿para qué?, al atardecer ¿qué necesidad había de ello?, despacio ¿por qué sobre todo a esas horas? «Iba a dar una vuelta a la finca de Pompeyo». ¿Para visitar a Pompeyo? Sabía que estaba en Alsio. ¿Para ver la finca? Mil veces había estado en ella. ¿Qué es lo que había? Retrasos, disimulos. Mientras Milón no llegase, no quiso abandonar el sitio. XXI. 55. Ea, ahora comparad la marcha desembarazada del salteador con la impedimenta de Milón. Siempre antes, Clodio con su mujer, entonces, sin ella. Nunca viajaba sino en coche; entonces, a caballo. La gentecilla de griegos le acompañaba a dondequiera que iba, aun cuando marchaba a sus campamentos de Etruria: entonces, en su acompañamiento nada de bufones. Milón, el que nunca, entonces precisamente llevaba el coro de tiples de su mujer y un verdadero rebaño de criadas. Clodio que siempre iba rodeado de perdidos, abyectos, disolutos, entonces no llevaba ninguno. Diríase que había escogido la flor y nata de sus bravos. c) Contestación a algunas objecciones ¿Por qué entonces el vencido fue Clodio? Porque no siempre el ladrón mata al caminante, a veces también el caminante mata al ladrón; porque aunque Clodio bien pertrechado se encontró con gente indefensa, sin embargo, era una mujer que se enfrentó con dos hombres. 56. Aunque tampoco iba nunca Milón tan desprevenido contra Clodio que no estuviese casi prevenido. Siempre tenía delante cuánto le interesaba a Clodio su muerte, cuán grande era su odio y cuánta su audacia. Sabía que habían puesto a precio muy alto su cabeza, y que estaba ya casi sorteada, por eso nunca exponía su vida al peligro, sin ir custodiado por gente de armas. Añádase la casualidad, añádanse los inesperados resultados de la lucha y la imparcialidad de Marte, que muchas veces al que estaba ya desposando triunfador a su adversario, le da vuelta y cae bajo él vencido; añádase la idiotez de un caudillo bien comido, bien bebido y bostezante que habiendo dejado a la espalda su enemigo cortando sus tropas, no pensó en los que quedaban detrás, los cuales encendidos en ira y desesperados por la muerte de su Señor, le cogieron y le hicieron pagar el castigo que como esclavos fieles le exigieron por la vida de su Señor. 57. ¿Por qué, pues, les dio libertad? Temía sin duda que le delataran, que no pudiesen soportar los dolores, que se viesen obligados a confesar en el tormento que a Publio Clodio le mataron en la Vía Apia los siervos de Milón. ¿Qué necesidad hay de
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tormentos? ¿Qué quieres saber? ¿Si le maté? Le maté. ¿Con justicia o sin ella? Eso no le toca al verdugo; el hecho es lo que se investiga en el tormento, el derecho en los tribunales. XXII. Trataremos, pues, aquí lo que le pertenece a los tribunales, lo que quieres descubrir con el tormento no te lo confesamos. ¿Que por qué les dio libertad? Si esto es lo que me preguntas y no más bien por qué no les premié generosamente, no sabes atacar a un adversario. 58. Ya dijo este mismo Catón con la entereza y decisión de siempre, y lo dijo en un mitin bien borrascoso que por cierto calmó con su autoridad, que eran dignísimos, no ya de la libertad, sino de los mayores premios los que hubiesen defendido la vida de su señor. Porque ¿qué premio hay bastante grande para unos esclavos tan amantes, tan buenos, tan fieles a quienes se debe el vivir? Aunque ni el mismo vivir es tan de agradecer como el no haber saciado, gracias a ellos, con su sangre y heridas, los ojos y satisfacción de adversario tan cruel. De no haberles dado libertad, hubiera tenido que entregarlos al tormento, a ellos, los salvadores de la vida de su señor, sus vengadores ante el crimen, sus defensores ante la misma suerte. No hay nada que tanto tranquilice a Milón, en medio de estos males, como el pensamiento de que sea cual fuere su suerte, ya les tiene pagado el premio merecido. 59. Pero comprometen a Milón las declaraciones que acaban de hacer ahora, en el atrio de la libertad. ¿Quiénes? ¿Qué esclavos? ¿Y me lo preguntáis? Los de Clodio. ¿Quién pidió que declarasen? Apio. ¿Quién los presentó? Apio. ¿De dónde? De casa de Apio. ¡Oh dioses! ¿Puede darse mayor severidad? A los esclavos ninguna ley les permite declarar contra su señor, más que en el caso de incesto, que fue el de Clodio. Cerca de los dioses se ha puesto Clodio, más cerca que el día que se metió entre ellos; pues en su muerte se admite a declarar a los esclavos, cosa nunca vista más que en los delitos contra la religión. Pero lo cierto es que nuestros mayores decidieron que no se tomase declaración a los esclavos contra su señor, no porque no pudiese aclararse la verdad, sino porque les parecía una indignidad, y más doloroso para su señor que la misma muerte. Pues contra un reo hacer declarar a los esclavos del acusador ¿será camino para encontrar la verdad? 60. Pero, ea, ¿qué interrogatorio fue aquel y cómo se hizo? –«Oye, tú, Rufino» –pongo el caso–, «Cuidadito con mentirme»: ¿Clodio armó asechanzas a Milón? –Sí, señor. A la horca. –No señor, Clodio no. Ya está libre. ¿Puede darse mayor veracidad que la de este interrogatorio? De repente se coge a los que han de declarar y luego se les incomunica y encierra en calabozos para que nadie pueda hablar con ellos. Y estos con cien días que llevaban en casa del acusador, ¿todavía vienen presentados por el mismo acusador? ¿Ha habido nunca interrogatorio más escrupuloso, más imparcial?
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d) Sobre los hechos posteriores al asesinato XXIII. 61. Y si todavía no veis bastante claro, a pesar de la luz que despiden los mismos hechos con tantas pruebas y tan evidentes señales, que Milón volvió a Roma con la conciencia pura y limpia, sin mancha de crimen, sin sobrecogimientos de miedo, sin remordimiento de conciencia, recordad por los dioses inmortales, cuál fue la rapidez de su vuelta, cuál su entrada en el foro, a la luz de las llamas de la curia, qué grandeza de alma, qué semblante, qué palabras. Y no se presentó solamente al pueblo sino también al Senado, ni sólo al Senado, sino también a la policía y a la fuerza armada, ni sólo a éstos sino también al mismo dictador, a quien había confiado el Senado toda la República, la juventud entera de Italia, el ejército todo del pueblo romano. Nunca Milón se hubiera entregado a buen seguro en manos del dictador si no hubiera tenido confianza en su causa. Sobre todo cuando el dictador estaba enterado de todo, abrigaba serios temores, sospechaba muchas cosas y aun creía algunas. Grande es la fuerza de la conciencia, jueces, y grande en ambos sentidos tanto para tranquilizar a los que no tienen culpa como para traer siempre preocupados con el castigo a los que faltaren. 62. Su razón tenía el Senado para aprobar como aprobó siempre la causa de Milón. Veían con su esclarecida inteligencia los senadores el desarrollo de los sucesos, la presencia de pánico, la serenidad de la defensa. ¿O es que habéis olvidado, jueces, lo que recién llegada la noticia de la muerte de Clodio, decían y opinaban no sólo los enemigos de Milón sino algunos menos enterados? Decían que Milón no volvería a Roma. 63. Porque una de dos. O lo hizo por venganza personal, descuartizando a su enemigo en un arrebato de cólera y entonces creían que Milón estimaría en tanto el haber dado a muerte a Clodio que carecería resignado de su patria, una vez que había logrado saciar su odio en la sangre de su adversario; o lo hizo por miras patrióticas y entonces no dudaría valiente como era, después de haber salvado al pueblo romano con peligro de su vida, acatar serenamente la sanción de las leyes. Él se llevaría consigo una gloria imperecedera y vosotros quedarías disfrutando lo que él había salvado. Muchos hasta empezaban a acordarse de Catilina y sus monstruosidades: «Reventará, tomará posiciones, declarará guerra a la patria». Infelices ciudadanos beneméritos de la patria. Así olvidan a veces los hombres vuestros servicios. Así sospechan de traiciones. 64. Luego todos esos dichos resultaron falsos. Y seguramente que hubieran resultado verdaderos si Milón hubiese ejecutado algo que no pudiera defender con honor y verdad. XXIV. ¿Pues qué? Las cosas que luego se amontonaron contra él y que hubieran hecho impresión a cualquiera aunque no tuviera más que delitos leves, ¿cómo las aguantó, dioses inmortales? ¿Qué digo aguantó? Como las menospreció y las tuvo en nada. Y eran cosas que un culpable –aunque fuera
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la misma despreocupación– no pudiera oír con indiferencia, ni un inocente si no era un alma heroica. De escudos, espadas, frenos y dardos, verdaderos arsenales indicaban dónde se podrían descubrir. Decían que no había en Roma barrio ni calleja alguna donde no tuviese Milón alquilada alguna casa; que había pasado armas por el Tiber a una villa de Ocricoli; que una casa de la subida al Capitolio estaba atestada de escudos, que todo estaba lleno de granadas almacenadas para el incendio de Roma. Esto no fue mera sospecha sino que se llegó a creer, y si se dejó por falso fue previos registros. 65. No podía menos de alabar yo la inconcebible solicitud de Cneo Pompeyo, pero diré lo que siento, jueces. Demasiadas cosas tienen que oír sin poderlo evitar los que tienen la responsabilidad de toda la nación. Hasta llegar a tener que oir a un tabernero, no sé qué Linicio del barrio Circo Máximo, que unos esclavos de Milón emborrachados en su taberna le habían confesado que tramaban una conjuración para matar a Pompeyo y que luego uno de ellos le quiso atravesar con la espada para que no le denunciase. Se lo fue a contar a Pompeyo a su villa. Me llama a mí entre los primeros. Y por consejo de los que bien le queríamos se lleva el asunto al Senado. No podía menos de desfallecer casi de miedo ante tan graves sospechas del que era sostén mío y de mi patria. Pero, sin embargo, me extraña que se diese crédito a un tabernero, que se tuviese en cuenta las declaraciones de unos esclavos y que una herida en el costado que parecía un alfilerazo se la tuviera por tajo de gladiador. 66. Pero a lo que entiendo, tenía más bien previsión Pompeyo que miedo, quería prever no sólo lo que podía inspirar temor, sino todo, para que vosotros no tuvieseis que temer nada. La casa del ilustre César ha sido asaltada: he aquí una noticia que se corrió varias horas por la capital una noche. Nadie había oído nada en sitio tan céntrico, nada había sentido nada. Sin embargo, se corría. Yo no podía tener por tímido a Pompeyo cuyo valor es bien conocido, pero la diligencia que se tomaba por la patria nunca me pareció exagerada. En sesión plenaria del Senado celebrada poco ha en el Capitolio, se levantó un senador diciendo que Milón venía armado. En tan augusto lugar pide Milón que se le registre, ya que su vida como ciudadano y como particular no bastaban a inspirar confianza, para que callando él, hablasen los mismos hechos. XXV. 67. Todos los rumores han resultado falsos e insidiosos. Pero si aun ahora se teme a Milón, no tememos ya este crimen de Clodio, sino tus sospechas. Pompeyo, que a ti me dirijo ya y levantaré mi voz para que me puedas oir, tus sospechas, repito, nos tienen horrorizados. Si temes a Milón, si piensas que maquina ahora contra tu vida o ha maquinado alguna vez, si el reclutamiento de soldados en toda Italia, como se dejaban decir algunos de tus reclutadores, si esas armas, si esas guarniciones del Capitolio, si esas rondas nocturnas, si esos vigías, si esa guardia noble que defiende tu persona y tu casa está en armas contra un posible ataque de Milón y todo ello se ha dispuesto, preparado y dirigido contra solo Milón, grande de veras es el
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poder que se le atribuye, increíble su empuje, y no fuerzas de un solo hombre sus fuerzas y recursos, puesto que sólo para hacerle frente se ha elegido el mejor general que tiene Roma y se ha movilizado toda la República. 68. ¿Pero quién no entiende que es la República enferma y vacilante con todos sus miembros la que se te ha encomendado para que la sanes y robustezcas con esas armas? Y si le hubieses concedido audiencia a Milón, ten por cierto que a ti mismo te hubiera demostrado que nunca alguno ha inspirado tanto cariño a otro como tú a él; que nunca hurtó el cuerpo al peligro cuando se trataba de tu dignidad; que cien veces tuvo que luchar por tu gloria con aquella negra peste; que encaminó su tribunado con tu consejo a procurar mi rehabilitación que tanto anhelabas; que fue defendido por ti una vez en una pena capital y apoyado en su candidatura de pretor; que él había esperado conservar siempre dos amigos, a ti por tus beneficios y a mí por los suyos. Mas, si con esto no te hubiera podido convencer, si tanto se te hubiese arraigado esta sospecha que no hubiera manera de arrancártela, en una palabra, si Italia no hubiera de verse libre de levas ni Roma de armas sin la desgracia de Milón, ten seguro que éste sin duda se hubiera salido de su patria. Milón, que ha nacido con este sino y ha vivido con esa historia. Pero a ti, gran Pompeyo, te emplazaría como lo hace ahora. XXVI. 69. Mira cuán variable e inconsciente es la condición de la vida, qué incierta y voluble la fortuna, cuántas infidelidades en la amistad, cuántas deserciones de compañeros en los peligros, cuántas cobardías. Vendrá, vendrá ciertamente un tiempo y amanecerá por fin mi día en que tú, salvando, así lo espero, tu fortuna, pero víctima tal vez de algún trastorno político (los que tenemos un poco de experiencia de la vida debemos saber cuán frecuentes son) echarás de menos el cariño de un amigo, la lealtad de un caballero, y la valentía del hombre más decidido que han visto los nacidos. 70. Aunque, quién va a creer que Pompeyo, tan conocedor del derecho público, de las tradiciones nacionales y de la política, habiendo recibido del Senado poderes dictatoriales, bastantes siempre para aunar a los cónsules aun sin facultades militares, quién creerá que Pompeyo, dictador y revestido además de facultades para reclutar tropas y movilizar ejércitos, iba a esperar todavía este juicio para vindicar la causa de un hombre que anuló esos mismos tribunales con sus violencias. Bastante da a entender Pompeyo, bastante, que todo esto se ha acumulado falsamente contra Milón, cuando da una ley que a mí sentir os invita a absolver a Milón y al sentir de todos os lo permite. 71. El hecho de estar allí sentado entre tan gran contingente de fuerza pública, bien claro os dice que no es para infundiros miedo (porque qué cosa menos digna de él que coaccionaros para que condenéis a un reo a quien él mismo hubiera podido castigar basado en la tradición y sus propias facultades) sino que está allí para vuestra seguridad. Quiere daros a entender que a pesar del mitin de ayer tenéis vosotros libertad para sentenciar conforme a vuestra conciencia.
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TERCERA PARTE AUNQUE FUERA CULPABLE, MILÓN DEBÍA SER ABSUELTO
a) Por haber liberado a la patria de un criminal XXVII. 72. Y no creáis que me impresiona, jueces, la acusación de los Clodianos; no soy tan necio, tan desconocedor de vuestros sentimientos, ni tan ajeno a ellos que no sepa lo que sentís de la muerte de Clodio. Si yo no hubiera preferido deshacer la acusación, como la he deshecho, podría con todo Milón proclamar impunemente a la faz del mundo esta gloriosa mentira: «Le maté, le maté»; y no a Sp. Melio, que por abaratar las subsistencias y derrochar su hacienda, parecía ambicionar demasiado el aura popular y cayó en sospechas de aspirar al reino; no a T. Graco, que destituyó a su colega en la magistratura, valiéndose de un mitin –los que le dieron muerte llenaron el orbe de la tierra con la gloria de su nombre–, sino a éste (y se atrevería a decirlo, después de haber libertado a su patria con riesgo de la vida)… 73. A ese, cuya muerte ya muchas veces decretó el Senado, como expiación del profano culto;… ese que el hombre, a quien el Senado, el pueblo romano y todas las naciones de la tierra consideraron como salvador de Roma y de todos sus habitantes, les puso en la frontera con ejércitos de esclavos; a ese que dio y quitó reinos y repartió el orbe de la tierra con cuantos quiso; a ese, que después de innumerables colisiones en el foro, encerró en su propia casa con la fuerza de sus armas a un ciudadano, glorioso y valiente como ninguno; a ese para quien no hubo barreras ni en el crimen ni en el vicio; a ese que prendió fuego al templo de las Ninfas para hacer desaparecer los registros oficiales del censo, 74. A ese, en fin, para quien ya no había ley ninguna ni derecho civil ni límites de posesiones; que no con malos pleitos ni con injustas adjudicaciones o fianzas sino con soldados, tropas y banderas invadía las fincas ajenas; que no sólo a los Etruscos (a quienes despreciaba soberanamente) sino a este nuestro juez, P. Vario, espejo de caballeros, procuró arrojarle de sus posesiones, movilizando sus campamentos; al que rodeado de arquitectos y agrimensores recorría las villas y haciendas de los ricos, al que había soñado en el Janículo y los Alpes para límite de sus dominios; al que no habiendo logrado del distinguido caballero M. Paconio le vendiese una isla en el lago Prilio, sin más ni más se pone a transportar a aquella en una barca materiales, cal, grava y armas, y mientras lo contemplaba su dueño desde la opuesta ribera, no dudó levantar un edificio en terreno ajeno. 75. El que a este T. Furfanio, ¡a quién, Dioses inmortales! –¿para qué citar la pobrecilla Estancia y el joven Apinio, amenazados de muerte si no le cedían la posesión de sus heredades?– al mismo T. Furfanio se atrevió a decir que sí no le daba cuanto dinero le había pedido, le había de meter un muerto en casa para hundirle en la impopularidad; el que a su hermano Apio, íntimo
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amigo mío, en una ausencia le desposeyó de sus bienes; el que tuvo alma para levantar un paredón a la puerta misma de la casa de su hermana y levantarla de modo que quedase su hermana sin puerta ni entrada alguna. XXVII. 76. Pero estos crímenes ya iban pareciendo tolerables, aunque por igual acometía contra el Estado y los particulares, los ausentes y los presentes, los extraños y los suyos; y no el cómo, con la costumbre, se había endurecido y echado callos la paciencia increíble de nuestra capital. Pero los otros atropellos que estaban ya encima y amenazaban descargar, ¿cómo hubiérais podido alejarlos de vosotros o tolerarlos? Si él hubiese llegado a alcanzar el mando –no hablo de los aliados, de las naciones extranjeras, de los reyes y tetrarcas–, hubierais hecho votos porque se lanzase sobre ellos más bien que sobre vuestras posesiones, vuestras casas, vuestro dinero. ¡Dinero digo! vuestros hijos, por Júpiter, vuestras mujeres no se hubieran visto libres de su licencioso desenfreno. ¿Creéis que estoy fingiendo lo que es público, lo que todos saben, lo que anda escrito, que había de levantar Clodio ejércitos de esclavos, con los que se había de adueñar de toda la República y de las fortunas de los particulares? 77. Por lo cual si levantando el ensangrentado puñal gritase T. Annio: «Alto, ciudadanos, oídme: maté a P. Clodio– aquel furor que con ninguna ley ni con ningún tribunal podíamos sujetar, con este puñal y con esta mi diestra he logrado arrancarlo de vuestras cabezas; gracias a mí seguirá habiendo en Roma derecho, justicia, leyes, libertad, vergüenza y pudor», ¿podría preocuparle el efecto, que esto causaría en la ciudad? ¿Quién hay que no apruebe, que no aplauda, que no diga y sienta que desde el mundo es mundo T. Annio es el hombre que más ha hecho por su patria, que más alegría ha causado al Pueblo Romano, a Italia toda y al mundo entero? No pueda valuar el alcance de aquellas antiguas manifestaciones de alegría del Pueblo Romano; pero triunfos bien gloriosos de egregios caudillos ha visto ya nuestra generación y ninguno de ellos ha producido un bienestar ni tan duradero ni tan intenso. 78. Grabad bien en la memoria, jueces, lo que os voy a decir. Espero que muchas cosas de prosperidad para la patria habéis de presenciar vosotros y vuestros hijos. Al irlas disfrutando, no olvidéis que de vivir Clodio, no tendríais ninguna de esas cosas. Me siento grandemente optimista y creo que con fundamento, para esperar que este mismo año, bajo este mismo gran cónsul, dominada la anarquía, escarmentadas las pasiones, restablecido el imperio de la ley y de la justicia, ha de ser un año de bendición para mi patria. ¿Y hay alguno tan sin juicio que crea que esto pudiera suceder viviendo Clodio? ¿Qué? La misma propiedad privada, lo que todos poseéis como vuestro, tendría, dominando ese demagogo, la defensa del derecho que la declara intangible. XXIX. No temo, jueces, vaya a daros la impresión que es el odio a mi enemigo el que me impulsa a vomitar contra él estas acusaciones, más por
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gusto que por verdad. Porque, aunque yo le había de tener odio especial, sin embargo, era Clodio tan enemigo de todos que el odio que yo le tenía casi se confundía con el odio general. Siempre será poco todo lo que se diga: imposible formar una idea de lo criminal, de lo bandido que era. 79. Si no, atended un momento, jueces. Este Tribunal está para inquirir sobre la muerte de Clodio, ¿verdad? Figuraos con la imaginación –porque libre es nuestra imaginación y puede contemplar lo que quiere como miramos lo que vemos– figuraos en vuestra imaginación que sean ahora posibles, más, que son inseparables estas dos cosas: absolver a Milón y resucitar a Clodio. ¿Qué palidez veo en vuestras caras? ¿Qué impresión os causaría vivo el que muerto, sólo con el simple pensamiento de su vuelta, no sabéis ya lo que os pasa? Más. Si el mismo Cn. Pompeyo, cuyo valor y fortuna es tal que pudo realizar lo que nadie más que él; si Pompeyo, repito, hubiese podido escoger una de estas dos alternativas: constituir un tribunal que investigase de la muerte de Clodio o levantar al mismo Clodio del sepulcro, ¿cuál de las dos creéis que hubiera escogido? Aunque por la amistad hubiera querido llamarle del sepulcro, por la patria no lo hubiera hecho. ¿Y me diréis que estáis ahí para vengar la muerte de un hombre a quien, si estuviese en vuestras manos, no querrías devolver la vida, y que la ley constituyó este tribunal en atención a Clodio, cuando si en virtud de esa misma ley pudiera resucitar, nunca se hubiera dado? Luego si Milón le hubiese matado, ¿iba a temer al confesarlo el castigo de los mismos que él había liberado? b) Más: Debía ser recompensado 80. Los griegos tributan honores divinos a los que dieron muerte a los tiranos –¡lo que yo mismo he visto en Atenas, lo que presencié en otras ciudades de Grecia, qué cultos en honor de tales héroes, qué himnos, qué poesías!: su memoria ha quedado consagrada para siempre casi con la de los dioses–; ¿y vosotros al salvador de tal pueblo, al vengador de tal crimen, no sólo no le tributaréis honor alguno sino sufriréis aún que se le arrastre al suplicio? Lo confesaría, lo confesaría, repito, sí lo hubiese hecho y diría que él con toda su alma y muy a gusto había realizado por la libertad de todos los romanos una hazaña digna no ya de confesarla sino de publicarla muy alto. Aunque todos los que hemos tenido que atar corto a traidores de la patria, supimos siempre muy bien que ya que la gloria había de ser nuestra, nuestras habían de ser también la impopularidad y las consecuencias. XXX. 81. Porque, si no niega el haberle dado muerte en legítima defensa, por lo que no pide más que se reconozca su inocencia, ¿dudaría confesar que le mató queriendo, cuando pudiera exigir honores en premio? A no ser que tenga que pensar que a vosotros os satisface más el haber salvado él su vida que no el haber salvado la vuestra. Sobre todo cuando confesando la iniciativa de su agresión, si queríais pasar por agradecidos, hubiera
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conseguido las mayores distinciones. Pero si vosotros la desaprobaseis –aunque ¿cómo pudiera desaprobar nadie lo que le ha salvado la vida?–, sin embargo, si el valor de nuestro héroe no hubiese encontrado gratitud entre los suyos, con grande ánimo y entereza hubiese dicho adiós a su ingrata patria. ¿Porque hay mayor ingratitud que en el regocijo general tenga que llorar precisamente el hombre a quien todos deben su alegría? 82. Aunque todos los que hemos tenido que atar corto a traidores de la patria, supimos siempre muy bien que ya que la gloria había de ser nuestra, nuestras habían de ser también la impopularidad y las consecuencias. De lo contrario, ¿qué gloria podía merecer yo, cuando a tanto me atreví en mi consulado por vosotros y por vuestros hijos, si hubiera creído poder enfrentarme con la revolución sin gravísimo riesgo mío? ¿Qué mujer no se atrevería a matar a un hombre malvado y criminal si no temiese el peligro? El que ve ante sus ojos la impopularidad, la muerte y la condena, y a pesar de todo defiende la patria con la misma decisión, ese es todo un hombre. Propio es del pueblo agradecido premiar al ciudadano benemérito de la patria, propio es del valiente no dejarse tampoco impresionar por el castigo tanto que se arrepienta de su valentía. 83. Por eso T. Annio confesaría lo mismo que confesó Ahala, Nasica, Opimio, Mario, yo mismo, y si la patria le resultaba agradecida, se alegraría; si desagradecida, no lo dudéis, en su desgracia le sostendría la voz de su propia conciencia. c) Fue providencia del cielo Pero las gracias por este beneficio, jueces, cree la fortuna del P. R., vuestra suerte y los dioses inmortales que se les debe a ellos. Y nadie puede sentir de otro modo sino el incrédulo que niegue la existencia de un poder o ser divino; incrédulo a quien no impresione ni la grandeza de nuestro imperio, ni ese sol que nos alumbra, ni el movimiento de los cielos y de los astros, ni los cambios y el orden de la naturaleza, ni lo que es más, el pensar de nuestros mayores que tanta reverencia sentían por la religión, los ritos y las preces públicas y nos los legaron a nosotros sus descendientes. XXX. 84. Existe sí, ese poder y no es posible que cuando en estos cuerpos y en esta nuestra debilidad hay un principio que lo mueve y anima, no lo haya en ese movimiento tan admirable y grandioso de la creación. A no ser que lo nieguen porque no aparece ni se ve, como si a nuestra misma alma con que pensamos, con que prevemos, con que os estoy ahora mismo accionando y hablando, la pudiésemos ver, o al menos sentir cómo es o dónde está… Pues ese mismo poder que tantas veces trajo a nuestra Roma días de increíble felicidad y dicha es el que aniquiló y nos llevó aquella calamidad, el que primero le sugirió la idea de excitar con la violencia y provocar con
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las armas a un valiente, para que cayese vencido el que vencedor hubiera conseguido verse impune y libre de trabas para siempre. 85. No fue plan humano, ni siquiera ordinaria providencia de los dioses inmortales la que realizó aquella hazaña: los mismos sagrados lugares, por mi vida, que vieron caer aquella fiera, me parece que salieron de sus sitios para exigirle sus derechos. A vosotros ya, montes y bosques de Albano, me dirijo, a vosotros si os suplico y pongo por testigos, y a vosotros derruidas aras de los albanos, hermanas gemelas de las veneradas por el P. R., aras que aquel en un arrebato de locura después de talar y echar abajo los bosques sagrados sepultara con locas construcciones subterráneas: vuestra venganza, vuestro culto triunfó entonces, hicisteis valer vuestro poder que había denigrado con toda clase de crímenes. Y tú desde tu elevada montaña del Lacio, Júpiter santo, cuyos lagos, selvas y demonios manchó tantas veces con toda clase de vergüenzas y maldades, al fin abriste también tus ojos para castigarle: a vosotros, a vosotros sí, y en vuestra misma presencia, aunque tarde, os pagó la justa y debida pena. 86. A no ser que digamos que fue también por casualidad el que ante la misma capilla de la Buena Diosa situada en la finca del distinguido joven T. Sergio Galo, ante la misma Buena Diosa, repito, se trabase la lucha y recibiese aquella primera herida que le acarreó la negra muerte. ¿Quién no dirá que si se libró de aquella escandalosa causa de los misterios de la Buena Diosa, fue porque se le reservaba para este ejemplar escarmiento? XXXII. ¿No fue esa misma venganza divina la que hizo perder el juicio a los satélites de Clodio para que sin la imagen de sus antepasados, sin cantos ni juegos, sin funerales ni plañideras, sin oración fúnebre, sin entierro manchado de sangre y polvo, privado de la solemnidad de aquel supremo día, ante el cual suelen descubrirse aun los mismos enemigos, le quemasen después de tirarle? Es que no debían las imágenes de sus gloriosos antepasados venir a honrar a ese negro traidor de la patria, ni pudo su cadáver ser destrozado en sitio mejor que donde había sido condenado en vida. 87. Remisa por Júpiter me parecía ya la diosa de la Fortuna y aun cruel con el pueblo romano, cuando tantos años venía aguantando que Clodio pisotease así a esta su patria. Había manchado con sus vicios los cultos más venerados, había roto los decretos más graves del Senado, se había librado descaradamente con dinero de la sentencia de los jueces, había vejado al Senado como tribuno, había rescindido las decisiones tomadas unánimemente por todas las clases sociales en defensa de la nación, me había expulsado a mí de mi patria, despojado de mis bienes, incendiado mi casa, maltratado a mis hijos y a
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mi propia esposa, había declarado infame guerra a Pompeyo, había llevado a cabo verdaderas matanzas de magistrados y simples ciudadanos, había incendiado la casa de mi hermano, devastado la Etruria, arrojado a mil infelices de sus casas y de sus bienes: todo lo invadía, todo lo amenazaba. Roma, Italia, las provincias, los reinos todos del imperio, no eran campo suficiente para sus locos planes. Grabando estaba ya en su casa las leyes que nos habían de convertir en esclavos de nuestros esclavos; nadie tenía nada que si a Clodio se le hubiese antojado, no esperase hacérselo suyo este año. 88. No se oponía a sus planes nadie más que Milón; el mismo Pompeyo que pudiera oponérsele, con la reciente reconciliación, le tenía como atado: la potencia de César la llamaba suya; del sentir de la opinión se había reído con mi destierro. Milón era la única barrera. d) ¡Lo que sería hoy si no la patria! XXXIII. Aquí intervienen los dioses inmortales, como antes dije, para sugerir al infame demagogo la idea de poner asechanzas a Milón: de otra manera no hubiera sido posible hacer desaparecer aquella peste; nunca la República le hubiera hecho sentir la fuerza de la Ley. El Senado sin duda le habría tenido a raya en su pretura… El Senado que tantas veces quiso intentarlo siendo Clodio simple particular sin poder conseguir nada… 89. ¿No serían los cónsules quienes contuviesen con mano fuerte al pretor? Primero, muerto Milón, hubiera tenido Clodio cónsules suyos; segundo, ¿qué cónsul se hubiera atrevido a ser enérgico con él pretor, sabiendo cómo de tribuno había encontrado en la dignidad un blanco para sus crueldades? Todo lo hubiera oprimido, dominado, metido en un puño. Con esa ley revolucionaria que se ha encontrado en su casa con las demás leyes suyas, hubiera hecho de nuestros esclavos libertos suyos: en una palabra, si los dioses inmortales no le hubiesen puesto en la cabeza a aquel afeminado atacar a un valiente, hoy estaríais sin patria. 90. ¿Es que Clodio pretor, Clodio cónsul, o más sencillo, es que Clodio vivo no hubiera podido hacer nada malo contra vuestros templos y vuestras mismas murallas, si es que estos templos, y estas murallas habían de poder mantenerse en pie viviendo él tanto tiempo hasta esperar su consulado, es que Clodio vivo, repito, no hubiera hecho nada malo, cuando muerto, sin más jefes que uno de sus subalternos, pudo prender fuego a la curia? ¿Vieron vuestros ojos nada más triste, más doloroso, más digno de llorarse? ¡El templo de la santidad, de la majestad, del pensamiento nacional, del consejo, cabeza del orbe, ara de los aliados, puerto de todas las nacio-
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nes, sede concedida por todo el pueblo en privilegio al orden senatorial, envuelto en llamas, reducido a cenizas, profanado y todo esto por obra no de un populacho inconsciente, que ya fuera bastante desgracia, sino de un solo individuo! El que a tanto se atrevió como cremador, por servir a Clodio muerto, ¿a qué no se atrevería de abanderado por un vivo? ¡A la curia precisamente se fue a tirar, para que muerto la incendiase el que la había destruido en vida! 91. ¿Y que haya quienes se lamenten de la Vía Apia y no de la Curia y quienes piensen que pudiera defenderse el foro mientras Clodio respirase, cuando ni a su cadáver pudo resistir la curia? Levantadle, levantadle si podéis de entre los muertos… ¿Refrenaréis su ímpetu de vivo, cuando insepulto, a duras penas, contenéis su furor? ¿Contuvisteis acaso a los que con teas asaltaron la curia, con hoces el templo de Cástor y con espadas volaron por todo el foro? Acuchillado visteis al pueblo romano, disuelta a sablazos una asamblea que escuchaba en silencio al tribuno de la plebe M. Celio, sostén de la patria, firme defensor de nuestra causa, instrumento de las aspiraciones nacionales, y de la autoridad del senado, personificación de la lealtad en esta no sé si llamar envidia o suerte especialísima de Milón. PERORACIÓN: Llamamiento patético
a) En favor de Milón XXXIV. 92. Pero ya hemos dicho bastante de la causa; fuera de la causa tal vez también demasiado. ¿Qué queda sino el rogaros, el suplicaros, que sintáis hacia este valiente la compasión que no importa, pero que yo, aun contra su voluntad, imploro y solicito? No vayáis, jueces –si en medio de las lágrimas de todos nosotros no habéis divisado ni una lágrima en Milón, si le veis siempre con la misma cara, con voz y con palabra firme e inalterable–, no vayáis por eso a ser menos indulgentes con él; no sé si por eso mismo se le debería ayudar mucho más. Porque si en los combates de gladiadores, tratándose de gente que por su condición pertenecen a la ínfima clase del pueblo, los cobardes que se ponen a suplicar y a pedir se les conceda la vida nos suelen resultar aun repugnantes y en cambio nos interesamos por la salvación de los valientes y decididos que se exponen animosos a la muerte, y sentimos más compasión por los que no nos piden misericordia que por los que la solicitan, ¿cuánto más no debemos tener estos sentimientos, tratándose de valientes ciudadanos? 93. A mí a la verdad, jueces, me llegan al alma y me matan esas voces de Milón que estoy oyendo siempre y a las que asisto todos los días: «Adiós, dice, adiós compatriotas míos: quedaos en paz, sed dichosos, sed felices.
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Viva esa Roma gloriosa, patria mía idolatrada, que no me fijo en cómo se ha portado conmigo. Gocen mis compatriotas de una patria tranquila, ya que a mí no me dejan con ellos; gocen sin mí lo que gozan por mí. Yo desapareceré y me iré. Pero ya que no me dejan disfrutar de mi buena patria, procuraré encontrar otra que no sea mala, y en la primera nación civilizada y noble en que se posen mis pies, en ella descansaré». 94. ¡Oh vanos trabajos míos, los que yo tuve! ¡Oh esperanzas fallidas! ¡Oh planes míos frustrados! Yo cuando tribuno de la plebe, oprimida la República, me puse a disposición del Senado, que encontré sin vida; de los caballeros romanos, apenas sin influencia por las armas Clodianas, ¿podía creer que me había de faltar un día el apoyo de los patriotas? Yo, cuando te devolví a la patria, Cicerón, mil veces me lo ha repetido, ¿iba a pensar que un día no había de haber sitio para mí en la patria? ¿Dónde está ahora el Senado que nosotros sostuvimos, dónde los caballeros romanos aquellos, aquellos tuyos, me dice, dónde los entusiasmos de los municipios, dónde las aclamaciones de Italia, dónde, en fin, aquella tu elocuencia, Marco Tulio, que fue para tantos la vida? ¿Sólo a mí, que tantas veces me expuse por ti a la muerte, no ha de poder aprovechar? XXXV. 95. Y esto, jueces, no lo dice, como yo ahora, llorando, sino con esa misma cara con que le veis. Dice que no son ciudadanos ingratos, no, aquellos por quienes hizo lo que hizo; a lo más, tímidos y demasiado atentos a lo que les pueda venir. A la plebe y gente baja que capitaneada por Clodio era un peligro para vuestras fortunas, dice que consiguió para mayor seguridad de vuestra vida, no tan sólo doblegarla con su energía, sino ganarla con sus tres herencias. Y no concibe que cuando la plebe se dejó conquistar con sus larguezas, vosotros os mostréis insensibles ante sus extraordinarios servicios para con la patria. 96. Muchas veces ha podido ver en estos últimos meses la simpatía con que cuenta en el Senado y dice que las visitas que vosotros y todas las clases sociales le habéis hecho, las adhesiones, las felicitaciones, sea cual fuere el desenlace de esta causa, se las llevará siempre consigo. No olvida que para ser cónsul sólo le faltó la proclamación, que bien poco le importaba, sino el sufragio del pueblo, que era su única ilusión. Y que si ahora, en fin, se han de volver estas armas contra él, es por calumnias de complots, no por la muerte de Clodio. 97. Añade más. Dice, y es mucha verdad, que el hombre bueno y valiente obra bien, no tanto por el premio, como por el mismo obrar bien; que él no ha empleado nunca su vida sino para lo grande, ya que no hay cosa más grande para el hombre que salvar la patria, aun a costa de su vida; que son felices los que han recibido por ello el honor de sus compatriotas, pero que no son desgraciados los que han sabido ser mejor que sus conciudadanos.
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Más. Que de todos los premios de la virtud, si es que se han de tener en cuenta los premios, el más grande es la gloria; que ésta es la única capaz de consolarnos de la brevedad de la vida con la perspectiva de la inmortalidad; la que hace que, aún ausentes, estemos presentes y muertos vivos; que ella es, en fin, la escala por donde los hombres parecen remontarse hasta los cielos. 98. De mí, dice, hablará siempre el Pueblo Romano, hablarán siempre las naciones todas, no habrá siglo alguno que enmudezca. Si aun ahora mismo, cuando mis enemigos no hacen más que echar combustible para fomentar mi impopularidad, no hay reunión ninguna de romanos donde no se enaltezca mi nombre con acciones de gracias, con felicitaciones y toda clase de elogios. Dejo las fiestas de Etruria, las celebradas y las establecidas para recuerdo. Cien veces ha salido ya la luz del sol desde el día en que cayó muerto Clodio. Por donde quiera que se extienden los confines del Imperio romano, con esa luz ha llegado no sólo la noticia sino también la alegría por aquella hazaña, Por eso, dice, no me preocupa adónde ha de ir a parar este mi cuerpo, puesto que en todo el mundo vive y vivirá siempre la gloria de mi nombre. b) En favor del mismo Cicerón XXXVI. 99. Tal es lo que tú tantas veces me has dicho, sin que éstos lo oyesen; pero ahora que nos oyen voy yo a decirte una cosa, Milón. Tú, ya se ve, has nacido con ese temple y no tengo para ti más que alabanzas, pero cuanto tu valor es más sobrehumano, tanto mayor es mi dolor al arrancarme de ti. Mas ¡ay! si te me llevan, ni siquiera me dejarán para consuelo el recurso de arremeter contra los que me causen tal herida. Pues no te arrancarán de mí mis enemigos, sino mis más íntimos amigos, no mis opresores, sino mis perpetuos bienhechores. Nunca jamás, jueces, me traspasaréis con un dolor tan grande –aunque ¿qué dolor puede haber mayor que este?– pero ni aun éste mismo me hará olvidar lo mucho que siempre me habéis apreciado. Pero si vosotros lo habéis olvidado, o si habéis encontrado en mí algo que os desagrade, ¿por qué no lo vengáis en mi cabeza antes que en la de Milón? Porque siempre será feliz mi vida, páseme lo que me pase, con tal de no ver esta enorme desgracia. 100. Ahora a mí no me queda más que un consuelo, el no haberte negado nunca lo que te debía, mi amor, mi cariño, la ley que te tengo. Yo me ofrecí mil veces en cuerpo y alma como blanco a las armas de tus adversarios; yo supe echarme a los pies de muchos suplicantes por ti: mis bienes, mi fortuna, la fortuna de mis hijos, todo lo puse a tu disposición en la desgracia. ¿Qué más? Hoy mismo si se prepara por ahí algún atentado, si peligra alguna cabeza, aquí está la mía. ¿Qué más me falta? ¿Qué más puedo hacer para pagarte tus beneficios si no hacer mía la suerte tuya, la que hoy te espera?
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No lo rehuyo, no lo rechazo, y a vosotros os pido, jueces, que todos los beneficios que me habéis hecho, o los coronéis con la absolución de Milón, o lo veáis hundirse todos en su desgracia. XXXVII. 101. Con estas lágrimas no se conmueve Milón, es increíble el temple de su alma: dice que no hay destierro sino donde no cabe la virtud, que la muerte es el fin de la vida, no el castigo. Pero respetemos su carácter, ya que con él nació; mas ¿cómo, jueces, podrán ser también esos los sentimientos vuestros? ¿Conservaréis su recuerdo y expulsaréis su persona? ¿Y habrá sitio alguno en la tierra más digno de acoger su valentía que este que le vio nacer? A vosotros, a vosotros me dirijo, veteranos de la guerra, que tanta sangre derramasteis por la patria; a vosotros capitanes y a vosotros soldados me dirijo: cuando peligra un héroe y un invencible patriota, viéndolo vosotros –más aún armados vosotros y presidiendo este juicio–, este hombre, personificación del valor, ¿será expulsado de esta capital, exterminado, arrojado? 102. ¡Oh desgraciado de mí, oh infeliz de mí! Tú pudiste, Milón, llamarme a la patria por medio de éstos, ¿yo no podré retenerte en la patria por medio de los mismos? ¿Qué responderé a mis hijos que te miran como a otro padre? ¿Qué a ti hermano Quinto, ahora ausente, compañero de aquellas mis desgracias? ¿Que yo no supe con vosotros conservar la posición de Milón, cuando él con vosotros supo conservar la nuestra? ¿Y en qué causa fracasé? En la más popular. ¿Ante quiénes fracasé? Ante los mismos que más ganaron con la muerte de Clodio. ¿Y quién defendía? Cicerón. 103. ¿Qué delito tan grande pude yo cometer o qué crimen tan enorme consentir cuando cogí la trama de aquel cataclismo nacional y lo descubrí, lo denuncié, lo sofoqué? Que de allí me vienen a mí y a los míos todas las calamidades. ¿Para qué quisisteis que yo volviese del destierro? ¿Para que viese con mis propios ojos cómo eran desterrados los que me llamaron a la patria? No hagáis, os lo pido por lo más sagrado, que mi vuelta me sea más amarga de lo que me fue la misma partida. Porque ¿cómo puedo creerme vuelto a la patria, si me separan de aquellos por quienes volví? XXXVIII. Ojalá los dioses inmortales hiciesen –con tu permiso lo diré, patria mía, temo ser criminal contigo al ser piadoso con Milón– ojalá Plubio Clodio no sólo viviese, sino que fuese también pretor, cónsul, dictador, antes de tener que ver este espectáculo. 104. ¡Oh dioses inmortales, qué hombre este, jueces, tan digno de que le salvéis! «Jamás, jamás, me dice: Clodio bien llevó su merecido, nosotros llevemos, si hace falta, lo que no merecemos». Y un hombre así, que nació para su patria, ¿podrá morir nunca más que en su patria? ¿Podrá morir de otra manera que defendiendo su patria? ¿Conservaréis un recuerdo para su grandeza de alma y para su cuerpo no tendréis ni un sepulcro en toda Italia? ¿Habrá quien se atreva a arrojar de esta ciudad con su sentencia a Milón? Pues todas las ciudades se disputarán vuestro desterrado.
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105. ¡Oh tierra aquella feliz la que reciba a este hombre: ingrata Roma si lo destierras, desgraciada si le pierdes. Pero basta ya, que las lágrimas no me dejan seguir ¡y Milón no quiere que se le defienda con lágrimas! Mi último ruego, jueces: al dar vuestra sentencia, sed valientes, decid lo que sentís. La entereza, la imparcialidad, la conciencia nadie la sabrá estimar mejor, os lo aseguro, que el hombre que al elegir los jueces escogió los mejores, los más prudentes, los más decididos. N.B. Traducción de la Revista Perficit, Salamanca (España). ---------------------------------------------------------------------------------------------------2. EXPLICACIÓN DEL TEXTO
---------------------------------------------------------------------------------------------------1. PRELIMINARES
Para la comprensión de este discurso Ud. debe conocer los datos siguientes: – ¿De dónde arranca la enemistad de Cicerón y Clodio? – Consecuencias de esa enemistad y Tribunado de Clodio. – Rivalidades políticas de Clodio y de Milón. Personajes del drama: – Cicerón, Milón, Clodio, Pompeyo. – Los acusadores: Apio, primo de Clodio; Marco Antonio, P. Valerio Nepote. – El Tribunal: Lucio Domicio Ahenobardo, quaesitor. – ¿Qué son las Quaestiones novae y las Quaestiones perpetuae? – ¿Qué procedimiento judicial se adoptó con Milón y por qué? – ¿Cuál era la situación social y política de Roma? – ¿Por qué las previsiones de Pompeyo contra Milón? “Milonem reum non magis invidia facti quam Pompeii damnavit voluntas” dice un casi contemporáneo (Velleius Paterculus, 2 - 47). La geografía: la escena de Etruria y el Lacio. Consulte los siguientes lugares: Interamma, Ocriculum, Alsium, Lanuvium (unos 22 km al sur de Roma), Aricia (18 km al sur de Roma, villa de Clodio), Bovillae (15 km al sur de Roma), todas junto a la Vía Appia. Distinga las siguientes vías: al N. y NE.: Aurelia, Cassia, Flaminia, Salaria. Al SE y S.: Valeria, Latina, Appia. La cronología: 18 de enero del 52: Incidente de la Vía Appia y muerte de Clodio; 8 de abril del mismo año: juicio de Milón en el Foro.
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No olvide qué es lo que se va a estudiar: no es ciertamente la actitud moral del abogado; tampoco su éxito; sino los valores literarios, oratorios y dialécticos de su defensa. Piense un poco en el estado psicológico que con Cicerón se consagró –fracasado– a redactar la defensa… 2. EXORDIO I-II. Idea dominante: no hay razón de temer.
a) Aclaraciones gramaticales (2) Ordene así: “Tamen non illa praesidia non adferunt oratori aliquid ut, quamquam saepti sumus praesidiis salutaribus et necessariis in foro et in iudicio, tamen possimus ne quidem non timere sine aliquo timore”. Ahora, examine las filigranas de este rico giro latino y ensaye una traducción libre, pero fiel. Retenga el sentido de la doble negación: “non illa praesidia non adferunt”, i.d.: tamen illa paesidia re vera adferunt. Traducción: “Ese despliegue militar que ocupa las escalinatas de todos los templos, sin duda para prevenir la violencia, inquieta naturalmente al orador, de suerte que en el centro mismo del Foro, en el seno de este tribunal, si bien la fuerza pública nos rodea y nos protege, no puedo dejar de temer sin experimentar cierta zozobra”. Nec iustitiae suae putaret esse: ¿Cómo se traduce sum y subjuntivo? ¿Por qué va el verbo en subjuntivo? (3) Neque eorum quisquam non putat: explique este giro latino. (6) Sin illius insidiae: explique el oficio de la partícula SIN y de otros sinónimos. b) Observaciones de estilística (1) Vereri: tener miedo; Timere: sentir miedo. (2) In foro et in iudicio: ¿Redundancia ciceroniana o efecto de precisión? Me creat et reficit: casi significan lo mismo; pero juntos enriquecen la idea. Ponga Ud. otros ejemplos: vgr. Metuo ac timeo; lucet et splendet… Observe el significado de los dos verbos empleados: reficere, recreare. (3) Intueri-aspicere-exspectare-videre… semejanza de ideas y riqueza verbal. Añada Ud. otros: cernere, animadvertere… –Genus adversum infestumque: ¿redundancia o precisión?– Furor: busque una traducción rigurosa (Furia, furiosus, furor, muy empleados en este discurso).
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(4) Si unquam… si unquam: anáfora, recurso literario elegante ciceroriano. ¿Recuerda alguno por ejemplo en la Catilinarias? Cat. I, 1: “Nihilne te…”). (5) Laboriosius… magis sollicitum… magis exercitum: busque la traducción exacta de estos adjetivos: vgr. penoso, aflictivo, doloroso… (6) Crimen: ¿cuál es el sentido técnico de este vocablo? –obsecrabo obtestaborque: muy ciceroniano. Fíjese arriba en el n° 2. c) Oratoria y dialéctica ¿Cómo se representa Ud. la composición de lugar en este proceso? Recuerde la ubicación de los templos de Vesta, de los Castor es, de la Concordia, de Saturno, del Comitium, de los Rostros, de la Mamertina. ¿Cuál es para Ud. el principal mérito literario y el primer valor dialéctico del Exordio? ¿Por qué rasgos define Cicerón el carácter de su cliente y el suyo propio? Destaque los elementos musicales del Exordio: abundancia verbal; balanceamiento de las antítesis; ritmo de la frase. Obsérvese la cautela con que procede con Pompeyo y el desprecio ultrajante hacia los Clodianos. Observe también cómo interpreta Cicerón la actitud arrogante y desafiadora de Milón que de este modo se convertía en enemigo de su propia causa. (5) Equidem ceteras tempestates et procellas: metáfora natural, comparar una asamblea popular a una tempestad: por favor tómese el trabajo de leer en el libro I de la Eneida los versos 149-156. En este mismo número, Cicerón habla de “crudelissima supplicia”: represalias brutales, diríamos. ¿A qué se refiere? 3. PROPOSICIÓN (6)
Tres actitudes se presentan al abogado para defender a Milón: primera: pedir perdón a los jueces en gracia de la conducta anterior de Milón; segunda: sostener que Milón, al eliminar a Clodio, no ha cometido crimen ninguno sino que ha prestado un ser vicio a la patria; tercera: sostener que Milón ha obrado en legítima defensa. Esta es la que adopta Cicerón. Explique por qué razones la actitud de Cicerón es preferible a las otras para un acusado. III - VIII (7-22 inclusive). El nudo de la defensa se halla en la habilísima presentación de los hechos (NARRATIO, IX-XI). Antes de hacerlo Cicerón se ve forzado a despejar un obstáculo psicológicamente embarazoso: “Cicerón –se le objeta– para qué empeñarse en defender una causa perdida.
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Tan perdida, que Milón se halla irremediablemente perdido y condenado. Primero: porque todos dicen que todo asesino y homicida debe morir; segundo: Milón tiene en su contra al Senado que declaró la muerte de Clodio como delito de Estado; tercero: Porque este juicio extraordinario convocado por Pompeyo indica y preanuncia el fracaso de tu defensa”. III. Respuesta a la primera objeción: el homicidio admite justificaciones.
a) Aclaraciones gramaticales (8) Nisi vero, nisi forte: ¿qué sentido tienen en latín? Responderit: ¿por qué en subjuntivo? Non possum non (o non possum facere quin): ¿cómo se traduce? b) Observaciones de estilística (8) Observe la riqueza verbal para matizar la idea –sangrienta– de “matar”: necavisset, occisum, caesum, interfectum. (8-9) Observe las partículas con que Cicerón introduce cada uno de los cuatro argumentos: Nisi vero; Neque enim; Itaque. Quodsi para evitar la monotonía en la enumeración de las pruebas. c) Análisis oratorio Seleccionar los sustantivos y adjetivos empleados por el orador para dibujar situaciones. Vgr. n° 7: Inimicis… Improbis… Accusatoribus in qua tandem urbe homines stultissimi, etc. Se ha acusado a Cicerón (Poyton, Pro Milone) de confundir extrañamente los límites de lo justificable y de lo verdadero; ¿cree Ud. que aquí Cicerón hace la apología del homicidio? Lea el n° 8; ¿encuentra alguna estrategia en la colocación de los argumentos? ¿Cómo expresaría un orador vulgar la última idea del n° 9? IV. Continúa rebatiendo la primera objeción de los clodianos. Observar cómo Cicerón se extiende en la refutación de la primera objeción, ya que con este argumento trabajará su defensa. Dice por tanto: la ley natural permite rechazar la fuerza con la fuerza.
a) Aclaraciones gramaticales (9) Pudicitiam cum eriperet MILITI: explicar este dativo. (Otros ejemplos: potestas senatui erepta est; ei pecuniam ademit, etc.). (10) Dos modismos: luere poenam; repetere poenam: pagarlas y cobrárselas.
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(11) Traduzca así el n° 11: “Por lo demás la ley positiva misma, en su sabiduría, autoriza al menos tácitamente una resistencia legítima, puesto que, al prohibir el homicidio, prohíbe aun llevar armas con intenciones homicidas. Por ello, en caso de homicidio, se debe atender menos al hecho que al motivo; y si la necesidad de una justa defensa exigió el empleo de las armas, no se puede imputar a quien usó de la espada para salvarse, el proyecto de un asesinato”. b) Observaciones de estilística (10) Insidiatori vero et latroni: un duplicado para lograr el énfasis. Observe en los dos números, por ejemplo, algo muy característico de la lengua latina, sintáctica, no paratáctica: una frase sucede a otra, un período a otro, uniéndose siempre por una partícula: vero, igitur, enim, etsi, quapropter. c) Análisis oratorio Estudiar en el IV la variedad de estilo de Cicerón, comparando una frase sencilla (breve, clara) y una frase tendiente a suscitar la emoción (patética) o el placer estético (bella). Estudiar especialmente en el n° 10 el admirable período sobre la ley natural del que decía Bossuet que era lo más profundo y bello del pensamiento antiguo; la maestría en la selección y ordenamiento de las palabras; la suprema armonía que “adormece y encanta el gusto y el oído” (Donnelly, S.J. in hunc 1.); frases rítmicas y simétricas. Fijarse de qué modo cada palabra de por sí está cargada de significación y colorido. Recapitulación de III y IV: cuál es la objeción y su respuesta. ¿Le convencen sus argumentos? Tono sentencioso del orador. V. (12, 13 y 14): Segunda objeción y segunda respuesta. El Senado declaró delito de Estado la muerte de Clodio. Responde Cicerón: muy al contrario: se regocijó el Senado.
a) Aclaraciones gramaticales (12) ¿por qué: “Non qua sentiebat sed quod ego volebam” sería incorrecto? (13) Ordene así: “Quis enim potest credere Senatum putasse constituendum (esse) iudicium novum de interitu eius, de cuius incesto illo stupro esset erepta senatui potestas decernendi”. Traducción libre: ¡Cómo! ¡Clodio el incestuoso logró, mientras vivía, sustraerse a la autoridad del Senado y para vengar a Clodio muerto, el Senado habría querido crear un tribunal especial! ¿Quién digiere esta patraña?
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(14) Nom… unquam: nunquam, etc. Trad. La resistencia misma contra la agresión es siempre un medio extremo, pero a veces necesario. Tales fueron las jornadas en que perecieron Tiberio y Cayo Graco; tal cuando fue exterminada la facción de Saturnino; que si bien fueron en favor de la patria, sin embargo no dejaron de causarle una herida profunda. b) Observaciones de estilística (13) Hanc vero quaestionem: al principio de un nuevo período para destacar la importancia del tópico. c) Análisis oratorio Lea el n° 12: observe cómo retuerce Cicerón el argumento del tribuno. Fijarse en la finura de la argumentación evocando todo cuanto disgusta y afrenta al Senado en las actuaciones de Clodio; argumentación que se continúa en el número siguiente. (13) El Senado ciertamente había declarado la muerte de Clodio como delito de Estado; ver cómo minimiza y resta importancia Cicerón a este problema. Monet observa: “Pasaje de suma habilidad y sin embargo Cicerón no aporta un argumento sólido” (15). Divisa sententia est: el proyecto del senatusconsultum tenía dos partes: 1.ª Caedem contra R. P. esse factam. 2.ª Ut veteribus legibus tantummodo extra ordinem quaereretur. Se aceptó la primera y se rechazó la segunda con el veto comprado al tribuno, bajo la presión del sombrío senador Fufio Caleno. Advierta que el tono del c. V hasta el n° 14 incl. es de una conversación salpicada de ironías y alusiones sangrientas. (15-22) RESPUESTA A LA TERCERA OBJECIÓN: Cicerón discute las medidas tomadas por Pompeyo: trata de probar que no prejuzgan su causa. La respuesta de mayores proporciones obedece al influjo del alto personaje. Síntesis de la argumentación: (15) Puesto que Pompeyo ha querido un juicio, sea cual fuere su naturaleza, demuestra que la causa admite defensa. Argumento muy sutil y elegante de abogado. 16-20a: luego Cicerón pasa revista a los grandes romanos víctimas del puñal y cuya muerte sin embargo, no dio lugar a la constitución de tribunales extraordinarios. Concluye: Clodio no puede compararse con ellos; por tanto no debe a sus méritos la constitución de un tribunal extraordinario.
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21: explica entonces por qué razón Pompeyo estableció esta nueva forma de juicio. VII. Observaciones
a) Aclaraciones gramaticales (15) De caede esset: en subjuntivo, porque Cicerón está citando un pensamiento ajeno (la redacción del setusconsultum). (16) Iam illud dicet, etc. Trad. “Por lo demás Pompeyo, sin duda, demostrará si su iniciativa, totalmente voluntaria, tuvo por móvil la persona de Clodio o más bien las circunstancias. Cambie el ne de Publio Ne por Utrum y se aclarará la expresión. Modismo: Ferre Quaestionem de: establecer o proponer una investigación y procedimiento. (17) Modismo: Víam Munire: construir un camino. (18) Tragoedias excitare: provocar un alboroto, armar un escándalo. Extorta est ei confitenti sicca de manibus: explique el dativo y el participio. (19) Minus dolendum fuit re non perfecta: ejemplo interesante de la maravillosa concisión latina. Trad. “Si bien fue menor el dolor porque falló el golpe, sigue siendo sin embargo digna de castigo”. b) Observaciones de estilística (15) At enim… quid ergo, …nempe… porro… at, at…: Tono de conversación viva, casi familiar para lograr mayor agilidad de expresión. c) Análisis oratorio (Desde el n° 15, y VIII). (15) Estudiar la agilidad de estilo debida… ¿a qué? Explicar cómo Cicerón convierte una objeción en un argumento. Sin embargo el argumento, explicado de dos maneras (Quod nisi vidisset…dedisset. Mihi vero… putavit) es hábil, pero tiene cierto fondo de sofisma. (16 a 20a) Destacar el fondo patético y tormentoso de estos pasajes. En los nos. 16-17 mostrar con qué vigor establece la muerte y sus circunstancias, de romanos ilustres, para que resalte el contraste con la muerte de Clodio. Vgr.: n° 16: Domi suae nobilissimus vir; y en cambio, n° 17: Quod Clodius in monumentis majorum suorum sit interfectus. (17) Mostrar el estilo sentencioso y cruel del orador.
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(18-19) La fuerza dialéctica y el valor artístico de este pasaje hay que buscarlo, a) en la presentación de circunstancias elocuentes para Pompeyo; b) en la argumentación ad hominem –itaque in eadem ista via etc.–; c) en el adorno literario de la argumentación y fuerza de los términos. Analizar un poco el vocabulario, para confirmar lo dicho. Allí se habla de personas “esclarecidísimas, nobilísimas, inocentes, dignas, esperanza del mundo”…; de “asesinatos, atropellos, tragedias, salteadores, parricidas, puñales y ruinas”; “se asesina, se ensangrienta, se calla con complicidad, se empapa de sangre, se elimina, se acecha, se trama la muerte, se arruina”… “Toda la venta era llantos, voces, gritos, confusiones, temores, sobresaltos, desgracias, cuchilladas, mojicones, palos, coces y efusión de sangre. Y en la mitad de este caos, máquina y laberinto…”. (Cervantes, Don Quijote, I, 45). VIII. CONCLUSIÓN DE LA REFUTACIÓN
Pompeyo sólo ha querido mostrarse leal en la amistad de última hora con Clodio y garantizar con jueces intachables la imparcialidad del proceso. ---------------------------------------------------------------------------------------------------a) Aclaraciones gramaticales (21) Dictitant: frecuentativo de dico: andar diciendo; como factito, de facio, etc. (22) Credo: fijarse que no está construido en forma de oración de infinitivo sino parentética, como opinor, entre comas, para expresar modestamente un pensamiento. b) Observaciones de estilística (20) ex, ex: en latín es mejor repetir las preposiciones, sobre todo es estilo oratorio. In iudicibus legendis: no dice: In electione iudicum, sino que en latín se usa la construcción con el gerundio. Alta et divina QUADAM mente: el indefinido quidam se usa mucho para atemperar una afirmación demasiado rotunda. – Ex florentissimis ordinibus ipsa LUMINA: atiéndase a la metáfora natural contenida en las palabras: vgr. Potts ha encontrado 46 fuentes de metáforas latinas; ver cómo estos adjetivos: clarus, splendidus, illustris, etc., tienen relación con la luz. En castellano tenemos vgr.: hombre oscuro; alma sombría… Amicus: lazos espirituales: familiaris: lazos de sangre y hospitalidad; studiosus: lazos de interés y admiración; socius: de compañerismo; conjunctus: cualquier clase de relaciones.
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c) Análisis oratorio (20 del VIII). “Este finísimo pasaje oratorio (se refiere a la argumentación del c. VII) concluye con una notable pieza de ironía. Desafortunadamente la materia que trata el orador no se merecía tan incomparable elocuencia aunque pretenda hacer de su causa un problema nacional” (Donnelly). “La defensa de Milón es el más desesperado forcejeo al que un abogado insuperable ha vinculado su gloria (Conway, New studies). Advertir cómo la conclusión está precedida de una introducción (20b) cargada de insultante ironía: seis verbos que significan dolor. Compare este desborde lingüístico con un pasaje de Cervantes: vgr. Quijote, I, 45 donde se encuentra esta colección verbal, “alzar el lanzón, descargar el golpe, dejar tendido, hacerse pedazos, alzar la voz, pedir favor, rodear, revolver la casa, poner mano a la espada, arremeter, dar voces, acorrer, favorecer, gritar, afligirse, llorar, estar confuso, quedar suspenso, desmayarse, aporrear, bañar en sangre, medir el cuerpo… (21) Fijarse en el efectismo: del n° 20, pasa bruscamente a uno de los puntos esenciales de la defensa. – Observe la cautela con que se presenta ante Pompeyo. Pedraz, S.J. anota que cuando el Orador ataca, se muestra resuelto y franco; cuando trata de Pompeyo aparece sutil y hasta… temblón. Cicerón afirma que ese semidiós de Pompeyo “multa vidit “… ¿Cree Ud. que Pompeyo vio lo que Cicerón afirma? – Se siente en estas líneas el esfuerzo por explicar la postura de Pompeyo, pero las razones no satisfacen mucho. Pregúntese: Cicerón aduce no sé qué razones por las que Pompeyo ha establecido un tribunal especial para juzgar la muerte de Clodio; ¿son las razones, propias de una profunda y divina sabiduría? (homo sapiens atque alta et divina mente praeditus multa vidit). – Finalmente advierta tanto en este número como en el siguiente (22) el refinamiento del trato, de las expresiones y el tono conceptuoso que adopta. NB. Quintiliano opina así sobre esta Refutación previa que ha intercalado Cicerón antes de la narración y confirmación de su discurso: “Era preciso que antes de seguir adelante en su bellísimo discurso (pulcherrima oratione), Cicerón disipara tres problemas que se le presentaban. ¿De qué le hubiera servido probar que Clodio armó una emboscada a Milón?, si hubiera admitido que quien confiesa haber cometido un asesinato no puede en justicia ser defendido; o que el voto prejudicial del Senado ya tenía resuelta la condenación del reo; o que Pompeyo, (totalmente parcializado, había rodeado el tribunal de milicias armadas), ¿no debía ser temido como adversario? (Inst. orat., 4, 2, 25)
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IX a XI: (nos. 28 a 29 inclusive). NARRACIÓN
La narración comprende los siguientes pasos. (23): Una introducción; (24, 25 y 26): los designios de Clodio; (27): la partida de ambos, (28 y 29): el encuentro fatal… Apreciaciones sobre este notable pasaje: “Modelo de elocuencia y habilidad” (Quintiliano). Además Quintiliano aporta excelentes anotaciones sobre su lugar y su estilo; comenta los vocablos estratégicos, los períodos, las figuras, las emociones. (cfr. Inst. Orat. 4, 2) “Ha sido admirada como magnificencia retórica y falsificación histórica… pero una estatua de arena también puede descubrir la genialidad del escultor” (Donnelly). “Tiene todas las cualidades; …sólo que no es verdad” (Colson). “El aplomo aparente de Cicerón es una pantalla para encubrir su arriesgada falsificación” (Bakre). “Léase la narración de la muerte de Clodio y examínese si es posible hacer más verdadero aun lo más inverosímil y si los jueces a falta de testimonios seguros hubieran podido resistir a las inducciones del orador” (Pierron). “La técnica de esconder la habilidad, a fin de no despertar la desconfianza del juzgado” (Guillemin). Asconio, que escribió cien años más tarde, trae al parecer un recuento imparcial de los hechos. Parece según esto que el encuentro fue puramente casual. IX. Introducción y designios de Clodio
a) Aclaraciones gramaticales (23-26) Explicar el uso de quisquam, aliter ac, isque (“y tal que”), quo más comparativo. b) Observaciones de estilística (24) P. Clodius cum statuisset etc. Se ha observado que en este párrafo los verbos dependientes de esta partícula están estratégicamente colocados, rodeados por un cortejo de circunstancias. Ensaye Ud. analizarlo. c) Análisis oratorio (23) Este párrafo sirve de introducción; es un compendio de la refutación anterior; nítido, frío, sin fronda que distraiga; compárelo con el siguiente (n° 24) y advertirá una gran diferencia. (24, 25 y 26) Los designios de Clodio, su campaña electoral. Va a observar Ud. cómo Cicerón, a base de verbos (que traducen una actitud) y de adjetivos (que reflejan una naturaleza) hace la más sangrienta caricatura de Clodio.
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Ejemplos: vexare, dilacerare, evertere, rempublicam; dictitare (“como si se asentase”… andar hablando); sustinere humeris totam petitionem: como si fuera un ATL AS… etc. – Analice los adjetivos: “mancam ac debilem praeturam”, “ipse solus”, “perditissimorum civium”, “homo ad omne facinus paratissimus”, “servos agrestes et barbaros”. - Compare con otro príncipe de la literatura: caricatura ofrecida por Cervantes. “la duquesa y el duque salieron a la puerta de la sala a recibirlo y con ellos un grave eclesiástico, de éstos (ironía, “homo”) que gobiernan las casas de los príncipes; de éstos que como no nacen príncipes, no aciertan a enseñar cómo lo han de ser los que lo son; de éstos que quieren que la grandeza de los grandes (alteración de que usa también Cicerón “annum integrum, annum suum, annum plenum atque integrum”, 24) se mida con la estrecheza de sus ánimos. De estos que queriendo mostrar a los que ellos gobiernan a ser limitados, los hacen ser miserables. De estos tales digo, que debía ser el grave religioso…” (Cervantes y Cicerón están respirando por la herida…; la pasión en servicio del genio…) (Don Quijote, II, 31). X. La partida de Roma y el encuentro. Nos. 27, 28 y 29
a) Aclaraciones gramaticales Iter sollemne, legitimum, necessarium: el viaje de Milón recibe tres solemnes epítetos: puesto que era “dictador” de su pueblo natal, el viaje para entronizar al sacerdote de la divinidad de Lanuvio, Juno Sóspita, “ad prodendum flaminen”, tal viaje tenía que hacerlo cada año (sollemne); según la exigencia litúrgica (legitimun); y no se podía declinar (necessarium). – Obire locum tempusque facinoris: preparar todos los detalles de emplazamiento y hora de la emboscada. – id temporis: lo mismo que “tunc temporis”, ‘‘ubi gentium” etc. “Precisamente cuando”. – Obviam fit ei Clodius: expresión consagrada; obviam fit significa “salir al encuentro o al camino. – Ut a tergo Milonem adorirentur: “para atacar a Milón por la espalda”. b) Análisis oratorio En todo el capítulo, destaque el carácter de los diferentes actores, según se desprende del relato de Cicerón. – Observar la estudiada cautela de cada palabra, de cada situación, de cada circunstancia. Por ejemplo, la tranquilidad y buena fe del uno y la precipitación del otro; desde las manifestaciones emocionales hasta los detalles de
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la “toilette” y del vestido; el tono pausado, reposado y grave para describir a Milón; el desborde rápido de palabras para hablar de Clodio. – Queda liquidado Clodio; busque Ud. una palabra que indique su asesinato y… no la encontrará. Un escritor norteamericano, no latino, le sugiere a Ud. un estudio múltiple: “Aquí hay rica vena para explotar: nombres, adjetivos, verbos, períodos, estructura de la frase, metáforas, figuras, diafanidad, interés, recursos emocionales, destreza enfática, cualidades dramáticas, caracterización, contrastes de estilos entre el exordio, la refutación…” (Donnelly, in h.I. p. 110). Reconstrucción del ataque según Cicerón: las gentes de Clodio forman dos grupos. Clodio en persona avanza encabezando el primer grupo y rodeado por él; acaban de cruzarse con el séquito de Milón. A alguna distancia, se hallan esclavos y gladiadores clodianos, apostados sobre una eminencia; este segundo grupo asalta y mata al cochero; Milón entonces se defiende bravamente. Entonces las gentes del primer grupo se devuelven sobre sus pasos y atacan a Milón por la espalda (Monet).
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Cómo cuentan Asconio y Cicerón el encuentro. Pro Milone, X; Asconius, 4-6 CICERÓN Fit obviam Clodio ante fundum ejus, hora fere Undecima. Roma subito ipse profectus pridie est ut ante suum fundum Miloni insidias collocaret. Obviam fit ei Clodius expeditus in equo, nulla raeda, nullis impedimentis, nullis graecis comitibus, ut solebat; sine uxore quod fere numquam. Cum uxore vehebatur in raeda paenulatus, magno et impedito et muliebri ac delicato ancillarum puerorumque comitatu Statim complures cum telis in Milonem faciunt de loco superiore impetum, adversi raedarium occidunt… Cum autem Milo de raeda, rejecta paenula desiluisset, seque acri animo defederet, illi qui erant cum Clodio… etc. Quod Milonem jam interfectum putarent (servi Milonis)… Milonem occisum esse et ex ipso Clodio audirent et revera putarent… Fecerunt id servi Milonis… nec imperante, nec sciente domino nec praesente. Clodiani caedere incipiunt ejus servos…
ASCONIO Occurrit ei circa horam Nonam paulo ultra Bovillas. rediens ab Aricia prope eum locum in quo Bonae Deae sacellum est. Erat autem allocutus decuriones Aricinorum. Vehebatur Clodius equo; servi triginta fere expediti, ut illo tempore mos erat iter facientibus, gladiis cincti sequebantur. Milo raeda vehebatur cum uxore Fausta Sequebantur eos magnum servatarum agmen, inter quos gladiatores quoque erant… II (Birria et Eudamus) in ultimo agmine tardius euntes, cum servis P. Clodii rixam commiserunt, ad quem tumultum, cum respexisset Clodius minitabundus, humerum ejus Birria rumpia (lanza) trajecit. Inde cum orta esset pugna plures Miloniani occurrerunt. Clodius vulneratus in tabernam proximan in Bovillano delatus est. Milo ut cognovit vulneratum esse Clodium… exturbari taberna iussit, atque ita Clodius latens extractus est multisque vulneribus confectus. Servi Clodii aut occisi erant, aut graviter saucii, aut latebant.
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XI. Recapitulación y transición a la confirmación
a) Aclaraciones gramaticales (30) Qui hoc fato natus est: “Haz de saber Sancho amigo que no nací por querer del cielo…”. Ratio, necessitas, mos, natura: las cuatro fuentes de la ley. “Si la razón permite a los sabios, si la necesidad dicta a los bárbaros, sí el derecho de gentes prescribe a las naciones, si la naturaleza misma incita a los animales”. Quin más subj.: “sin que”. (31) Traducción libre del pasaje: “En tal hipótesis más le hubiera valido a Milón ofrecer su cuello al cuchillo de Clodio, a ese cuchillo más de una vez preparado contra él, que perecer asesinado jurídicamente por haber disputado su cabeza a sus instintos asesinos”. b) Observaciones de estilística (30) Vi victa vis: aliteración, frecuente en los escritores clásicos, pero hay que saber manejarla. Vgr.: “moles molestiarum”, “nihil horum ora…”; “y con doble mandoble” (G. Valencia, Judith). c) Análisis oratorio (30) Vigorosa recapitulación de todo cuanto ha dicho: narración, proposición, los tres prejuicios, el punto en discusión, todo ello sumarizado inmediatamente antes de la confirmación. Nótese este procedimiento inteligente de los oradores que valen (Bossuet, Riquet, Lombardi…) lograr que el auditorio no pierda un sólo instante el hilo conductor del asunto. – Observe el cambio de estilo con relación a la narración que ha concluido. – El pensamiento central del período es: Si id iure fieri non potuit nihil habeo quod defendam… Desarrolla con mucha elegancia este argumento o presentación de su pensamiento en un armonioso período de tres partes. Origen de la ley; sustancia de la ley; consecuencias por su ignorancia. Detenerse un poco para observar la armonía de todo el período: frases y cláusulas calculadas; variedad en la terminación de casos y tiempos; combinación de asíndeton y polisíndeton; forma métrica, vgr. “praescripsit-propusaret-pereundum”. AHORA EMPIEZA LA CONFIRMACIÓN: Cicerón insistirá hasta la saciedad en esta idea: Todo prueba que el culpable fue Clodio. – Antes de estudiar pormenorizadamente la confirmación, damos una síntesis de los argumentos de la primera parte de la misma, para mayor claridad.
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Todo prueba que el culpable fue Clodio: 1) Mucho importaba a Clodio la muerte de Milón y en cambio a Milón la muerte de Clodio no significaba ventaja alguna. 2) Clodio alimentaba odio mortal contra Milón; el odio de Milón se reducía al que se tiene a un malvado. 3) Clodio se mostró siempre violento y atrevido; Milón, mesurado. 4) Clodio, acostumbrado a eludir los tribunales estaba seguro de que el asunto no tendría importancia; Milón no podía esperar lo mismo. 5) Clodio había amenazado a Milón con la muerte hasta decirlo poco antes del encuentro; Milón jamás pensó en tales designios. 6) Clodio sabía que Milón tendría que hacer un viaje en esa fecha y a ese lugar; Milón ni siquiera sospechaba el encuentro. 7) ¿Quién tuvo mayores facilidades para atacar? Ante la propia finca, con tantos hombres a su favor; si Milón hubiera tramado la emboscada habría escogido otro lugar. Finalmente lo que se siguió defiende a Milón: eso de regresar, presentarse en público al pueblo, al Senado, a Pompeyo, arguyen plena tranquilidad de conciencia. XII. Va a probar que el encuentro tiene todas las presunciones de una asechanza preparada por Clodio
(32-33a) Análisis oratorio y dialéctico: idea central: “Milón tenía todo que perder con la muerte de Clodio; Clodio todo que ganar con la de Milón”. El orador emplea el argumento de Cassio: Cui bono fuerit, argumento que desarrolla con suma variedad entre los números 32-35 inclusive. Literariamente observe en el nº 32 la ultrajante seguridad con que trata el asunto. Al estúpido Calpurnio Pisón le llama “asno” en aquel discurso; a Marco Antonio le llama “bestia” en la 2.a Filípica; al feroz Clodio tenía que llamarle: “bestia salvaje” ¿Qué opina Ud.? Observe la brillante e hiriente visualización del n° 33: quiere probar que efectivamente Clodio tenía sus planes destructores cuando fuera pretor. Para ello adopta este procedimiento: presentar la idea (Clodio tenía planes atroces) de una manera que podríamos llamar “plástica”; y la forma no es menos plástica y brillante y… exagerada porque Cicerón habla no sólo de lo que Clodio habla cometido como tribuno, sino de lo que debería cometer como pretor. Comentario al mismo número: en el pasaje nótense los rasgos de mordaz humor: exhibe, exhibe, duplicado, interés afectado; Quaeso, modestia despectiva; Sexte Clodi, dignidad despectiva; (en castellano: “Muéstrenos, muéstrenos por favor, señor doctor don Ulpiano Carrasco…”); Librarium, palabra desusada y exagerada; aiunt, proverbial, ampulosa; palladium, comparación desproporcionada; videlicet, forma irónica; munus atque instrumentum, pleonasmo, pomposidad, etc. XIII. (33b-34-35) El orador continúa aplicando el principio. “Cui bono fuerit”
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a) Aclaraciones gramaticales (33) Uso del verbo punio como deponente: “punior”. Interesse: su construcción. El impersonal interesse construye con genitivo de persona, con ablativo femenino singular del pronombre personal; la cosa que importa se expresa por un infinito, etc. (34*) Suffragator: explicación semántica; “agente electoral”. Mereor: se construye con de más ablativo. El sustantivo meritum se construye con erga o in más ablativo. – Las partículas si, ne con el indefinido aliquis, se construye así: Si quis, ne quis… – (35) Ordene así el último párrafo: “Quantum odium illius fuisse (creditis) et etiam quam justum in homine injusto”. Trad. libre: “Qué implacable tuvo que ser su odio, y en ese hombre injusto qué cosa más justificable”. b) Observaciones de estilística (33) Dilaniandum reliquisti: verbos como relinquo, trado, suspicio, etc., se construyen con elegancia con el gerundio en acusativo: vgr. “dilaniandum reliquisti”, “ei tradidit evertendam rempublicam”, “mihi suscepi munus obeundum”… c) Análisis oratorio (33) Ha sido muy celebrada esta digresión para apostrafar a Sexto Clodio. Augusto Haury dice: “Estamos en una elocuencia de guerra… es un desborde de burla indignada… que tiende a mantener, durante el sofisticado desarrollo, al auditorio bajo el impacto de un prejuicio favorable a su cliente; Cicerón prolonga esta anestesia… y aborda una confirmación peligrosa, seguro del éxito por un largo apóstrofe irónico a Sexto Clodio…” etc. (L’ironie et l’humour chez Ciceron pgs. 159-160). ¿Comprende la crueldad de la alusión, entre romanos? Recuerde cómo amenazan los enemigos en la Eneida, y ¡qué piden las víctimas! “Quedarás sin sepultura…”; “No me dejes insepulto…”. Así vgr. la ultrajante advertencia de Turno sobre el cadáver de Palante: Arcales, haec –inquit– menores mea dicta referte Evandro: qualem meruit, Pallanta remitto; quisquis honos tumuli, quidquid solamen humandi est, largior… (Aen. X, 491 ss) Las palabras del piadoso Eneas cuando degüella a Tárquito: Istic nunc metuende iace; non te optima mater
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condet humo patrioque onerabit membra sepulcro; alitibus linquére feris… (Aen. X, 556). La petición del brutal Macedonio, ya vencido: “Unum hoc per si qua est victis venia hostibus oro: corpus humo patiare tegi”. (Aen. X, 902-3). Lea Ud. los funerales de Miseno, descritos por Virgilio (Aen. VI, 212-35) o los de Palante (Aen. XI, 58-99), rito, solemnidad, amistad; y compárelos con los “funerales o “cámara ardiente” que Sexto Clodio preparó a Publio Clodio… – Recorra mentalmente el inventario de expresiones que usa Cicerón: ¿qué opina Ud. de la brutal crueldad de Cicerón cuando habla de “aquella carroña sangrienta y chamuscada que abandonaron en la mitad del foro para ser despresada por los perros nocturnos”? (cruentum cadaver –semustulatum– dilaniandum nocturnis canibus…). – (34) Ha probado cuánto interesaba a Clodio la muerte de Milón. ¿Cómo probará cuánto interesaba a Milón que viviera Clodio? La manera como enfoca el problema –observa Newman, (Historical Sketches I)– es inesperada, paradójica y hábil: es esta: ¡cómo iba a privarse Milón del mejor agente electoral, Clodio, que le aseguraba su triunfo…! – ¿Le convence a Ud. la razón alegada por Cicerón? En otros términos: ¿se convence Ud. de que Milón estaba persuadido de que la vida y los desmanes de Clodio eran la mejor garantía de su triunfo? – Note con qué irónica solemnidad llama a Clodio “palestra del patriotismo de Milón, garantía segura de su consulado, inexhausta fuente de su gloria” después de haberle dicho “bellua”, “de amarrar”, etc. – Note también con cuánta plasticidad Cicerón se hace intérprete del gran pesar de Milón por que Clodio ya no existe: “At nunc, Clodio remoto” etc. N.B. “usitatis rebus” de que habla en el pasaje mencionado, son los medios ordinarios y populares de que se valían los politiqueros para lograr el triunfo. Tales medios eran estos: 1) Los amici: affines, familiares, vicini, tribules, clientes, municipes, sodales, collegae. 2) los nomenclatores, siervos que acompañaban al candidato por las calles y le iban indicando los nombres de los ciudadanos, para que el aspirante se diera el lujo de llamar por nombre y apellido al incauto a quien quería agregar a su causa. 3) Blanditia: regalos, favores, etc., para atraerse partidarios. 4) Presantio: andar estrechando la mano a todo el mundo y prometiendo cargos y regalos. – (35) Con prontitud sale al paso a otra objeción: “pero no se tiene en cuenta el odio que Milón tenía a Clodio”. ¿Cómo responde Cicerón? ¿Qué opina de esa respuesta? Fíjese cómo al arremeter contra Clodio (ille erat ut odisset…) disimula y no responde propiamente a la objeción. Tres interrogaciones y repeticiones de los nombres en contienda; anáfora: defensorem-vexatorem-domitorem-accusatorem. Traducción libre: “¿Qué implacable tuvo que ser su odio, y en ese hombre injusto, qué cosa más justificable?”
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XIV. (36-37-38) Nueva prueba de que el asaltante fue Clodio. Métodos de Clodio y de Milón
a) Aclaraciones gramaticales Natura consuetudoque: temperamento y costumbres, carácter y antecedentes. Vis y iudicium: en este capítulo las dos palabras deben tomarse en su sentido jurídico: procedimientos violentos y procedimientos legales. Restituere: palabra técnica para significar el levantamiento de un destierro. Diem dicere: emplazarlo a un tribunal. Multam irrogare: imponer una multa. Actionem intendere (perduellionis): entablar un proceso (por delito contra el Estado). b) Observaciones de estilística Observe en los tres números cómo es de frecuente y elegante el uso de la voz pasiva. c) Análisis oratorio y dialéctico A) Todo el capítulo es una pintura social de la época. “Figuraos a Londres, con la población esclava de New Orleans, la policía de Constantinopla, la industria de Roma moderna y pensad en el estado político de París en 1848: tendréis alguna idea de la Roma republicana en sus últimos momentos” (Mommsen, citado por Boissier, Cicerón y sus amigos, tr. española, 1944, Bs. Aires, p. 172. Léase desde la p. 170). B) Advertir la ironía, mesura y placidez con que comienza Cicerón mostrando el carácter de su enemigo. C) De acuerdo con Pedraz (Los resortes de la persuasión, p. 139) y con Donelly, que califica este pasaje como verdaderamente oratorio, fijarse cómo desentraña la idea principal: el orador vulgar habría dicho: “Dicen que Clodio nunca usó de la violencia, pero esto es falso por A, por B, por C…”. En cambio Ud. estudie cómo lo presenta Cicerón por ejemplo: Primera proposición principal: “Reliquum est ut jam illum natura ipsius consuetudoque defendat”: algo general, indeterminado. Segunda proposición principal: “Nihil per vim unquam Clodius”: afirmación mucho más concreta. Luego respuestas literarias indirectas: Quid? Non vim? Sustantivos y verbos brillantes y fuertes, etc.
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Finalmente (37) una inducción que prueba vigorosamente si es cierto aquello que quería probar: Natura consuetudoque y Nihil per vim… D) Y en ese mismo n° 37 destaque el creciente giro patético, debido al entusiasmo oratorio que se va apoderando del abogado. E) Luego habla del caso Milón: los enemigos han dicho: Omnia per vim Milo. Siguiendo un procedimiento parecido al anterior, observe cómo destruye Cicerón esta afirmación; fíjese en el mismo procedimiento literario: énfasis en las afirmaciones, repeticiones oratorias, acumulación de adjetivos. XV. (39-40-41-41a) Refuerza el argumento anterior: Milón tuvo ocasiones estupendas para escarmentar a Clodio… y no lo hizo (Cuanto menos ahora…)
a) Aclaraciones gramaticales En el n° 41 el verbo curare más el gerundio en acusativo equivale a nuestro hacer más infinitivo: curavit gladios destringendos: hizo desenvainar las espadas. El verbo debe ser transitivo. b) Análisis oratorio A) ¿Qué debilidad emocional descubre en el n° 39? Allí mismo observe el clímax: “clarissimus consul… inimicus… ultor… propugnator… defensor… patronus… restitutor salutis meae…”. Es una nueva debilidad emocional: todo el clímax confluye a EL. B) Se ha observado que todo el número está cuajado de términos militares: es que quiere comprometer a Pompeyo, el general, el viejo amigo y defensor de Cicerón y de Milón: Dux… hostis… cohortatus… fidem… signum dedit… C) En el n° 40 observe con qué sagacidad, énfasis y naturalidad recuerda ciertos incidentes de la vida de Clodio con relación a Pompeyo, Milón y Marco Antonio (allí presente y… defensor de Clodio muerto). ¿Qué efecto psicológico tiene esto? D) Bossuet hablando de las deudas que tiene con el orador latino dice que el manejo del lenguaje forma el cuerpo del discurso (Sur le style et la lecture… pour former un orateur). Observe esas cualidades en los nos. 40 y 41 del discurso. V.gr.: Belluam irretitam tenete, opprimere, laqueos declinare, conficere pestem illam, etc. También Cervantes: “Yo he satisfecho agravios, enderezado entuertos, castigado insolencias, vencido gigantes y atropellado vestigios”… (Don Quijote, II, 32). E) Finalmente, en el n° 41a observe el tono exagerado y el eufemismo de que usa: esto sería la técnica de la sugerencia: mucho más elegante y efectista, a veces, que la declaración plena.
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XVI. (41b-42-43) Cicerón va a concluir la argumentación a priori, a saber, “probabile ex causa” y “propabile ex vita” con un último argumento “ab absurdo”: Habiendo, pues, tenido magnificas ocasiones para eliminar a Clodio, iba Milón a cometer un homicidio en vísperas de los comicios?
Recapitulación de parte vista de la Confirmación: recuerde que concluía la narración que de por sí no tiene valor probatorio, mientras no se confirme con argumentos. Cicerón la ha ido confirmando con estos pasos: 1) Clodio fue el provocador porque tenía mucho interés en deshacerse de Milón: probabile ex causa: 2) Clodio fue el provocador porque por naturaleza era violento: probabile ex vita, etc. a) Aclaraciones gramaticales (41b) observe los múltiples ablativos de modo; (42) procure dar la traducción exacta de los sustantivos y adjetivos destacando su colorido; (43) Quod caput est audaciae: modismo, “el punto capital de”… la audacia, etc., vgr. “Quod caput est rei”: “Lo que aquí más importa”. b) Observaciones de estilística (41b) Occidere, al final del período porque expresa la idea principal; (42) Voluntas sensusque: en latín se usa juntar dos expresiones que se complementan y la traducción al castellano puede hacerse con un adjetivo y un sustantivo que les correspondan: vgr.: “amor et spes”: la ansiosa expectativa, etc. NB. La explicación de este procedimiento latino puede buscarse en el hecho de que “el latín es en algunos aspectos menos apto para la oratoria que el griego…” El cardenal Newman ha observado que ciertas deficiencias estructurales del latín exigen considerable esfuerzo y destreza para hacerlo plástico, elegante, expresivo. Fue sin duda por esta razón por la que los grandes oradores romanos, Hortensio y el mismo Cicerón cambiaron la “llaneza” y a veces la escultoriedad de Lisias o Demóstenes por la amplitud y ornamentación de sus períodos sonoros y elaborados… (cfr. El Legado de Roma, pp. 3 ss.) c) Análisis oratorio y dialéctico Observe en el n° 41b, el vigoroso y hábil compendio con que va probando plenamente: había empezado diciendo que Milón estaba muy tejos de tramar aquel homicidio, y ahora llega a concluir que
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ni siquiera lo habría podido. Además el párrafo está elaborado muy cuidadosamente; examínelo. A) El n° 42 es un estudio maravilloso de la psicología de todo candidato… Fíjese cómo presenta Cicerón las emociones propias de los candidatos; los objetos que les inspiran recelo; la naturaleza del vulgo. NB. Tácito hablando del vulgo dijo: “Vulgo mutabili subitis” (I Hist.). Tito Livio: “Nihil tam incertum nec tam inaestimabile est quam animi multitudinis”(Historia, XL). Cicerón en otro lugar: “Non est enim consilium in vulgo, non ratio, non discrimen, non diligentia…” (Pro Plancio, IV). Cervantes presenta así a los candidatos: “Cohechan, importunan, solicitan, madrugan, ruegan, porfían y no alcanzan lo que pretenden; y llega otro, y sin saber cómo ni cómo no, se halla con el cargo y oficio que otros muchos pretendieron” (Don Quijote, II, 42). B) En el nº 43 destaque la fuerza del argumento, la fuerza de las palabras, y el giro repentino (¿Quid? quod caput…) que da a su argumentación, como si se le hubiera ocurrido el bello raciocinio a vuela pluma. XVII. (44, 45-46) Empiezan ahora las pruebas a posteriori. El orador va a deducir que el asaltante fue Clodio y no Milón por las circunstancias de tiempo, lugar y equipamiento; por lo que precedió, acompañó, siguió al hecho y por la manera como se comportó Milón a raíz de ese acontecimiento
a) Aclaraciones gramaticales (45, al final) Traducción: “2. Qué será pues, si, mientras Clodio conocía perfectamente el día del viaje de Milón, Milón ni siquiera podía sospechar el del viaje de Clodio?”. (46, al princ.) Trad. “Primeramente pregunto cómo pudo saberlo Milón, mientras esta pregunta no la podéis formular con relación a Clodio”. Y continúa: “Porque bastaba con haber preguntado a su intimo T. Pátina…”. b) Análisis oratorio y dialéctico A) Fijarse cómo se cambia de estilo. Los hechos se presentan con una sugestividad más viva y el razonamiento es más denso. Cicerón argumentará desde el aspecto tiempo de tres modos: a) Tiempo en que se predijo la muerte de Milón. b) Tiempo de la partida, (45) c) Tiempo del regreso de Clodio a Roma (46-49). B) Fijarse cómo razona Cicerón: parece perfectamente seguro de sus argumentos y se pasea magistralmente (nos. 45-46), llegando incluso a conceder, lleno de ironía, algunas aseveraciones de los clodianos. El abogado sabe cómo avocar los asuntos para sacar ventajas, como se verá en el siguiente capítulo de las aseveraciones y contradicciones de los adversarios.
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XVIII. (47-48) El orador está argumentando sobre el día del encuentro… Ahora bien, C. Causinio Schola ha testimoniado que Clodio tuvo que regresar a Roma precisamente ese día, inesperadamente, porque a última hora le llegó la noticia de que su amigo, el arquitecto Cyro, había muerto. Por tanto, –podría concluirse– la presencia de Clodio en la Apia fue casual, involuntaria, forzosa Va a observar Ud. cómo juega Cicerón con esta defensa presentada por los Clodianos… Por tanto en los dos capítulos siguientes XVIII y XIX atienda de manera especial al aspecto dialéctico, al razonamiento.
a) Aclaraciones gramaticales (47) Agere negotium suum: “Defender la propia causa”. Fuisse qui… dicerent: equivale al castellano “hay quienes… dicen”; en latín, se pone el verbo sum y luego un subjuntivo; vgr.: “Hay gente que anda diciendo que habrá guerra”: “Sunt qui dicant bellum futurum esse”. “No faltan quienes sigan a Cristo”: “Non desunt qui Christum sequantur”. Trad. al final del párrafo: “Non vereror…”; “Ya no temo que se piense que tramé lo que ni siquiera pude sospechar”. (48): In Albano: “En la finca de Albano”; explicar la construcción. b) Observaciones de estilística (47) Observe el sentido que en latín tienen ciertas palabras como res, ratio, consilium, totalmente genérico. Significan: asunto, causa, plan, propósito, etc. c) Análisis oratorio y dialéctico En este capítulo, Cicerón, aprovechando el argumento de Causinio Schola, va a defender a Milón y a sí mismo, retorciendo la argumentación de los clodianos. El argumento de Causinio Schola procede así: (n° 47) A) Antecedens: “Clodio regresaba inesperadamente a causa de la muerte de Ciro”: Consequens: Por tanto el encuentro con Milón no fue intencional… Cicerón retuerce: antecedens: “Clodio regresaba inesperadamente a causa de la muerte de Cyro”. consequens: Por tanto, ni Milón, ni yo planeamos la emboscada… Observar en el n° 47 toda el alma que pone para hablar de sí. B) En el n° 48 toma Cicerón el argumento bajo otro aspecto: va a negarle valor probatorio. “El anuncio de la muerte de Ciro es una bonita historia para paliar las verdaderas intenciones de la rápida marcha de Clodio sobre la Appia”. ¿Qué es lo que propiamente dice Cicerón? ¿Tiene fuerza el argumento que aduce?
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NB. Los que hacían testamentos podían nombrar a los herederos en presencia de numerosos testigos, o sólo hacer un testamento cerrado y sellado.
XIX. (49-50-51-52) Cicerón toma de nuevo el argumento de Causinio Schola: “Supongamos que sea verdad la historia del regreso de Clodio con motivo de la muerte de Ciro: las circunstancias del regreso son tales que lo hacen muy sospechoso…”.
a) Aclaraciones gramaticales (49) Properare: apresurarse; festinare: precipitarse; maturare: hacer por llegar a tiempo; celerare: apresurarse a causa de la demora. Trad. de “Quid adferebat causam…” “¿A título de heredero tenía tantos motivos de precipitación?” “Ante todo, no había motivo para tanto apresuramiento; pero suponiendo que existiera, ¿qué asunto tan singular era aquel que podía lograrse esa noche, y por el contrario perderse, si regresaba a Roma al día siguiente por la mañana? c) Análisis oratorio y dialéctico A) Observe la variedad del estilo ciceroniano. Compare el n° 42, emocionado y estudiado; pase luego a los nos. 44-49, vigoroso, vivo, incisivo, de conversación, breve, ágil, lleno de repeticiones para aclarar la idea, etc. Vea los nos. 23-29, típicamente explanativo. B) El n° 50: descubra la artística habilidad del pasaje, lograda sobretodo gracias a la personificación. Un pasaje paralelo de Cervantes: “Bien notas escudero fiel, las tinieblas de esta noche, su extraño silencio, el sordo y confuso estruendo de estos árboles, el temeroso ruido de aquella agua…” (Don Quijote, I, 20). Pero aquí no hay personificación. Y más abajo: “Ahora es de noche, aquí no nos ve nadie.., y pues no hay quien nos vea, menos habrá quien nos note de cobardes”. C) Fíjese cómo –el mismo número– Cicerón no desaprovecha ocasión para poner de relieve la perversidad de Clodio, y cómo lo hace apenas insinuando. Compare la cadencia de estas dos expresiones: Sustinuisset crimen primum / ille latronum occultator et receptor locus Neque muta solitudo indicasset / neque caeca nox ostendisset Violati, spoliati, bonis expulsi / tota denique rea citaretur Etruria D) Cicerón concede que Clodio venía de Aricia. ¿Se contradice tácitamente con lo afirmado en el n° 27 al final, y en el 45? E) n°52. Observe cómo Cicerón más de una vez hace recapitulaciones de cuanto va diciendo para mantener a sus oyentes en el desarrollo de la argumentación. En este número la recapitulación es: lógicamente muy segura (Video adhuc constare omnia); literariamente, diáfana; uso del paralelismo, uso del abstracto, uso de términos generales. F) Finalmente, ¿por qué Cicerón se esfuerza tanto en retrasar la hora del encuentro?
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XX-XXI. (53-54-55-56) Después de la prueba del tiempo, la prueba del lugar. Clodio supo escoger muy bien el lugar del atentado, cerca de su finca de Albano (sobre la Vía Appia), levantada en el flanco de los Montes Albanos, sobre enormes construcciones abovedadas.
NB. Los partidarios de Clodio decían por el contrario, que Milón se había detenido muy cerca, en el “sitio de Bueyecitos” (Bovillae) a esperar a que Clodio saliera de su propiedad. ¿Qué dice Asconio? a) Aclaraciones gramaticales (53) Edito adversarii atque excelso loco: “Frente a una pronunciada pendiente que dominaba la llanura, ocupada por el adversario”. NB. Así se entiende el significado de la palabra militarimpetus (sfr. n° 29), porque para un asalto se escogía una pendiente de suerte que fuera fácil lanzar las jabalinas. (54) Trad. “Salió de su finca precipitadamente; ¿y por qué así? porque se hacía de noche; ¿y qué necesidad de viajar de noche? Es que el viaje era lento; ¿a quién se le ocurre viajar en semejante época? (Fines de enero, cuando el sol aún se pone temprano y se está en el invierno). (55) Virum a viro: entre los antiguos pueblos itálicos, el jefe tenía la costumbre de escoger diez hombres que a su vez iban escogiendo otro compañero hasta llegar a un número determinado, para casos de suprema urgencia. (56) Vitam paene addictam: “Se había puesto a precio su cabeza y estaba adjudicada”: palabras del mundo de negocios. b) Análisis oratorio y dialéctico Refiriéndose a estos dos capítulos, dice M. Guillemin (Classiques Rome, in h, 1): “Encontramos uno de los pasajes más dramáticos del Pro Milone: diálogo con un fingido interlocutor, apuntes a detalles directos que colocan la escena vivamente representada a los ojos del oyente. La conclusión que toma la forma de una meditación contribuyente aún a la grandeza de la descripción”. A) Muestre el giro que va tomando la elocuencia progresivamente, en estos dos capítulos, a partir de explicaciones precisas, pasando luego al movimiento dramático y desembocando en largos períodos. Vgr., el cúmulo de detalles topográficos y domésticos, n° (53); el dramatismo en la pintura, nos. (54-55); reflexiones de espectador, n° (56). B) (53) Fíjese cómo destaca Cicerón la Idea del parapetamiento de Clodio y de sus hombres, sino hasta la misma palabra clave, locus repetidamente pronunciada. Como procedimiento literario, observe los duplicados,
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repeticiones, ironías. Como habilidad dialéctica, fíjese en la argumentación ab absurdo. C) (54 y 55) Pasaje notable por su viveza y dramatismo (non gesta sed picta… dice Cicerón, mérito que se le puede aplicar aquí ampliamente). Destaque el dramatismo así: a) Los protagonistas y sus cortejos; b) la acción de los que representan; c) las actitudes y disposiciones reflejadas hasta en el empleo de los adverbios y la viveza del diálogo; finalmente vea cómo el cortejo de Milón es lo menos militar posible. D) El P. Abram (s. XVII…) dice de este pasaje: “Advertendus numerus celer, concisus et solutus ut non videatur expeditior fuisse Clodius quam Ciceronis oratio”. Analicemos las tres cualidades enunciadas por el P. Abram: Rapidez: repeticiones, balanceamientos, antítesis, diálogo. Concisión: omisión de conjuntivas, asíndeton, no se prodigan verbos ni adjetivos. Desenfado: por la ausencia de períodos. E) Para apreciar este pasaje, compárelo con los nos. 24 y 29; o con un período oratorio (4, 19), donde hay ideas presentadas con un enfoque oratorio totalmente diverso. F) Fíjese como los dos protagonistas conservan y ponen de relieve aquí el carácter que les atribuye constantemente Cicerón. G) Como ejemplo de viva pintura, no de simple narración lánguida, lea vgr. Cervantes, (Don Quijote. II, 26), o el reposado exordio de Bossuet en su sermón de la muerte, o el sermón del P. Segneri sobre el Infierno, o el P. Lombardi, citado por Pedraz, (Los resortes de la persuasión, p. 158, ed. de 1956). H) (55) al final: Mulier inciderat in viros… Mayor, ultraje, ¿dónde? Por urbanidad y otras causas se omiten los juicios que de Clodio da Cicerón en otros discursos: Post reditum ad Senatum, Pro domo, De Aruspicum responsis, Pro Sextio, in Vatinium. Baste decir que con frecuencia: “La Clodia”… I) (55 y 56) Respuesta a una objeción: “¿Si todo lo que Ud. dice es cierto, ¿cómo se explica el fracaso de Clodio?” Cicerón no puede negar que Milón también llevaba su escolta. Asconio dice que sólo iban 300… J) (56) Observe ahora el cambio de estilo. “En Cicerón se pasa de un estilo a otro, del periódico, armónico, cadencioso, al estilo ágil y suelto, o viceversa. El estilo ágil se caracteriza sobre todo por el asíndeton y ausencia de conjunciones, lo que ocurre cuando Cicerón se entrega a una descripción; los sucesos no se subordinan, se coordinan; los verbos caen como golpes de martillo; existe la impresión de que se presencian pequeños dramas con episodios precipitados” (Fausset, Comentario al discurso “Pro Cuentio”, p. 122).
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XXIII. (57-58-59-60) Refutaciones incidentales: “Después del encuentro, Milón se traiciona por cuanto de este modo ha impedido que sus esclavos, en la tortura, declararan la verdad”.
N.B. Según el derecho romano, los esclavos podían ser llamados a declarar, pero nunca contra sus señores, a no ser en caso de sacrilegio. Las declaraciones de los esclavos no tenían valor judicial sino cuando eran mantenidas a pesar del tormento. Si el esclavo era manumitido ya no podía ser torturado. La ley de Pompeyo, en el caso de Clodio parece haber asimilado su muerte a aquellos casos excepcionales en que se permitía o mandaba la declaración del esclavo contra su propio señor, ya que el pariente de Clodio –Appio– reclamó a los esclavos de Milón para someterlos a tortura. Según Metelo Escipión, Milón manumitió doce esclavos al día siguiente del encuentro. a) Aclaraciones gramaticales (57) “Si preguntas: por qué manumitió a sus esclavos, y no más bien: ‘porqué les pagó tan escasamente, no sabes atacar la conducta de tu adversario”. (58) Constanter: “con lógica”; vgr. Sibi constare: “ser lógico… “Etsi id quidem”; en la mitad del n° 58, compárese con “…quan esse…” al final, y explíquese. Trad. de la última frase del n° 59: “En este doloroso episodio por lo menos atempera su pesadumbre el que, aun suponiendo que suceda lo peor, se les haya abonado sin embargo su merecida recompensa”. (60) Sis, sodes, sultis: si vis, si audes, si vultis. Penes: “en poder de”, que no es lo mismo que “apud”. NB. Los siervos de Clodio llevaban efectivamente cerca de 100 días en manos de Appio Clodio, ya que el encuentro tuvo lugar el 18 ó 19 de enero, y el juicio, en la primera semana de abril. b) Análisis oratorio y dialéctico ¿Quiere la refutación de Cicerón distraer al oyente de las difíciles circunstancias del encuentro? A) Cicerón responde por el procedimiento adoptado en los nos. 12-21, oponiendo su propia interpretación y punto de vista: “Manu vero cur miserit”. B) Debe fijarse en la agilidad de estilo de Cicerón que pasa del tono dialéctico de la discusión (57-58) al de la emoción (58b) y termina con el de una comedia.
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C) Distinga en el n° 57 la dialéctica y la oratoria. Examine la reflexión que se hace Cicerón: “Lo único que podría hacer un esclavo en el tormento sería declarar el hecho. Ahora bien, el hecho nos hemos adelantado a confesarlo. Del aspecto del derecho, que es de lo que aquí se trata no puede juzgar el torturado; eso corresponde al tribunal y por eso ni pierde ni gana Milón manumitiendo a sus esclavos, de donde la objeción de los Clodianos queda desvirtuada”. Fíjese si aquí se esconde o no un sofisma… porque algunos juzgan perfecta la argumentación de Cicerón. D) Literalmente, y desde el punto de vista oratorio, fíjese en los “trucos” propuestos por Cicerón al preguntar en el n° 57: “Metuebat scilicet ne… ne… ne…” E) En el n° 58 razona la actitud de Milón: “manumitió a sus esclavos por agradecimiento”. Y fíjese cómo razona: a) Trayendo la autoridad de Catón; b) destacando el mérito de los esclavos; c) ponderando las consecuencias. Cuánto vale el argumento de autoridad. F) Nos. 59-60: estos pasajes entusiasmaban a Quintiliano que los pone como modelo de agilidad de estilo, cuando el orador al bajarse a un estilo demasiado familiar, no es ramplón, sino logra conservar la dignidad y el vuelo oratorio (Quint. Instituciones. VIII, 3, 21ss). NB. El Atrium Libertatis era un edificio ubicado o sobre el Aventino o entre el Foro y el Campo de Marte, con las oficinas de los Censores y lugar donde se trataban los asuntos de los esclavos. G) Fíjese cómo en los nos. 59-60, el orador parece psicológicamente seguro, porque el argumento de unos esclavos en este caso no vale nada. Repite hasta la saciedad el nombre de Appio y se permite juegos de palabras llenos de malicia: “Proxime deos accessit Clodius…” Dice Haury: “Cicerón recurre a la ironía por el cuidado de ocultar la debilidad de la argumentación anterior. (L’Humour et l’Ironie chez Ciceron) Cfr. Pedraz. Los resortes de la Persuasión, pp. 182 y 186. Proposiciones que va a defender: SI QUAERIS CUR MANUMISERIT, respondebo. Razones alegadas para defender: PORQUE MILÓN ES HOMBRE AGRADECIDO. Confirma que M. es agradecido: o que debe proceder así:
CATÓN ES EL PRIMERO EN PROCLAMAR QUE A TALES HOMBRES SE LES DEBE ETERNO AGRADECIMIENTO.
Confirma las razones de Catón: QUOD ENIM PRAEMIUM SATIS MAGNUM… Desarrollo emocional de la última ETSI QUIDEM… Afirmación: Repetición de cuanto ha dicho:
HIC VERO NIHIL…
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Todo representado en forma diáfana destacando la oposición Praemium-dignissimos-defendere-fidelibus-benevolis… con Sanguine-vulneribustormentis-sceleris-necis… XXIII. (61-62-63) Nuevo aspecto de la defensa (Consecutio o approbatio, la llamaban los romanos: A saber, prueba por las circunstancias que se siguieron al hecho: conducta del acusado después del hecho. Este argumento también vale hoy en Derecho Penal.
a) Aclaraciones gramaticales (61) Mens: facultad de discernir lo bueno de lo malo; Conscientia: conocimiento de la propia responsabilidad moral. Totus es todo entero; omnis, todo en sentido más amplio y se opone a nullus; cunctus: es todo junto, se opone a separatus; universus: es entero. Observe el cúmulo y uso de participios; ¿cómo se emplearían esas frases sin participio? (62) Praesentia animi: en castellano decimos “sangre fría”, pero en latín el giro es más filosófico. Dubitare más infinitivo, ¿cómo se traduce? (63) Carere patria: desterrarse voluntariamente. b) Observaciones de estilística (61) Observe los duplicados: “argumentis signisque”, “pura atque integra”. (62) Observe la transición: “Neque vero” etc., o “neque tamen”. c) Análisis oratorio A) El argumento valía mucho para los romanos: Cicerón en Ad Herennium, 2, 8, escribe: “Existe la prueba por las consecuencias cuando el orador busca algunos indicios que acompañan la culpabilidad o la inocencia. El acusador dirá, si lo puede, que el reo al encontrarse con él enrojeció, palideció, se desconcertó, dijo palabras incoherentes, se sintió abatido, le hizo no sé que promesa, señal de que se siente culpable. Si el acusado no ha hecho nada de esto, el acusador dirá que se había preparado el reo perfectamente para lo que pudiera ocurrir, que –al permanecer impasible– ha respondido con la mayor desenvoltura, señal de descaro y no de inocencia. Entonces el defensor debe decir que fue la magnitud del peligro y no la conciencia de su culpabilidad lo que conmovió al acusado. Si el acusado llega, inclusive, a no inmutarse, dirá que la conciencia de su inocencia inspira tal sangre fría”. Esta técnica la aprovecha Cicerón, por ejemplo, defendiendo a Sextio Roscio de Amería, acusando a Catilina (Neque enim is est Catilina, ut te,
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aut pudor, unquam a turpitudine, aut metus a periculo… revocarit. I, 22) o enfrentándose a Antonio: “Sudat, pallet…”. A su manera, Cervantes: “Ten memoria y no se te pase de ella cómo te recibe; si muda los colores el tiempo que la estuvieres dando mi embajada; si se desasosiega y turba oyendo mi nombre; si no cabe en la almohada, si acaso la hallas sentada en el estrado rico de su autoridad y si está en pié mírala si se pone ahora sobre el uno, ahora sobre el otro pié; si te repite la respuesta que te diere dos o tres veces; si la muda de blanda en áspera, de aceda en amorosa…; finalmente, hijo, mira todas sus acciones y movimientos, porque si tú me lo relatares como ellos fueron, sacaré yo lo que ella tiene escondido en lo secreto de su corazón…” etc. (Don Quijote. II, 10). B) El argumento puesto en forma silogística sería: La tranquilidad y paz exterior es señal de la interior. Es así que Milón las demuestra. Luego… El argumento central es: Magna vis est conscientiae! C) Advierta un nuevo cambio de estilo, logrado principalmente por estos medios: 1) En contraste emotivo: mientras arde la Curia, entra olímpicamente sereno el inmaculado Milón. 2) Sobre todo en el n° 61 estudie el arte de las gradaciones efectistas tan bien logradas; vgr. para convencer quiere traducir en palabras la tranquilidad de Milón: nullo… nullo… nullo…; participios en utum-itum-atum; un imperativo para concentrar la atención: Recordamini (cfr. este procedimiento frecuente en Demóstenes: Pro Cor. 42, 65, 71, 72). 3) El efectismo, cuando se refiere a Pompeyo, a cuyas manos ha venido a entregarse Milón (???) (Milón pesa sobre Cicerón como una pesadilla… Las alusiones a su persona empezarán a multiplicarse). Son quizá alusiones amargas. D) Al abordar a Pompeyo, Cicerón adopta un estilo sinuoso: “Maestro de la caracterización oratoria, Cicerón, al manejar a Pompeyo, juez real del jurado, siente que su habilidad fastidia notablemente al Triumviro” (Donnelly). E) Observe las breves y elegantes amplificaciones de cada suceso. Vgr. Llega, cómo… (61) Cuándo, a quiénes se confía… etc., hasta que Cicerón deja brotar todo su caudal oratorio en un homenaje milonianociceroniano a Pompeyo. F) En los nos. 62 y 63 presenta a su héroe dando un “mentís” a las habladurías… y hace un retablo de los “decires” de quienes están al corriente de los problemas y de quienes se dejan llevar d e la fantasía… XXIV. (64-65-66) Enumeración más concreta de las habladurías populares. Prueba por inducción de que todas esas acusaciones son absurdas.
a) Aclaraciones gramaticales (64) conducere: tomar en alquiler; locare: poner en alquiler.
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(65) De Ciro Máximo: con la partícula de se designa el barrio a que se pertenece. (Pedraz). Uso del partitivo Unus. (66) Talis: de tal cualidad o naturaleza. (65) Pompeio in hortos: se anunció el hecho a Pompeyo en sus jardines; Nuntiare y otros verbos de análogo significado como los verbos de movimiento: in y acus. “Ne vos aliquid”, y no “Ne vos quidquam”, porque aquí el segundo es más determinado. b) Análisis oratorio Cicerón frente a los rumores, habladurías y aspavientos que ha provocado la muerte de Clodio y sus consecuencias. A) Los rumores y cargos que corrían contra Milón, y que Cicerón quiere desbaratar eran: “Que dizque Milón tiene preparado todo un arsenal…; que dizque ahora está tramando el asesinato de Pompeyo…, que dizque la otra noche hubo un ataque a la casa de César…, que dizque Milón concurre al Senado con armas escondidas…”. B) A partir del último párrafo del n° 63 y comienzo del 64 Cicerón pretende argüir así: “Se han dicho tales monstruosidades desde que Milón regresó a Roma que, de ser verdad aun la mitad de ellas, Milón no habría sido capaz de continuar en Roma”. C) Fíjese cómo dramatiza Cicerón la ola de rumores, lleno de sarcasmo e ironía, y cómo presenta a su héroe olímpicamente despreocupado… Vgr. “Ut sustinuit, di immortales, …Sustinuit! immo vero út contempsit et pro nihilo reputavit…”. D) Para apreciar ciertos detalles finos de la ridiculización vea cómo va mostrando, paso a paso, la inconsistencia de tales rumores y consejas. En el n° 64, vgr. el énfasis monótono e intencionado del uso de palabras raras (angiportus, vicus…), de diminutivos. El cúmulo de genitivos consonantados en -orum que dan efectismo. (Cervantes jugó a su vez con este recurso trivial y agradable: “Yo soy el que ha de poner en olvido los Platires, los Tablantes, Olivantes y Tirantes, los Febos y Belianises con toda la caterva de los famosos caballeros andantes… Don Quijote, I, 20). Advierta el tono lleno de familiaridad y vida de este capítulo. E) En el n° 65 note que las alusiones a Pompeyo son muy diplomáticas pero también sinuosas: vgr. “Laudabam equidem incredibilem diligentiam…”; como si quisiera decir que hacía muy bien Pompeyo en guardarse… pero que quizá resultaba un tanto exageradamente. “Multa audire coguntur”… “Fuit audiendus popa Licinius nescio qui”: como si dijera: “hasta se llegó a oír o no sé qué ejemplar de la plaza del mercado, un tal Licinio, de profesión carnicero”. F) N° 66: Cree Ud. que los dos adjetivos aplicados a César, clarissimi et fortissimi, son triviales o intencionados… ¿Por qué? Añade: Nemo audierat… Tamen audiebatur… (Eppur, si muove… dijo Galileo).
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G) La delación del popa Licinio, como peligrosa, está especialmente refutada por Cicerón. XXV. (67-68) La incómoda sombra de Pompeyo… Lo tiene presente desde el n° 61; pesadilla de todo su discurso. Recuerde el juicio de Veleyo Patérculo: “A Milón más lo perjudicó la mala disposición de Pompeyo que la misma odiosidad del hecho”.
a) Aclaraciones gramaticales (67) Note la diferencia entre metuere alicui y aliquem. Ejemplos con otros verbos análogos. Note igualmente el juego de palabras empleado por Cicerón: “metuitur… timemus… perhorrescimus”. Conquisitores: oficiales a quienes corresponde el reclutamiento de soldados, que se llevó a efecto después de que el Senado por un Senatusconsultum ultimum invistió a Pompeyo de plenos poderes. Capitolinae cohortes: imagine Ud. la situación de Roma en estos días: Capitolio, Palatino, Foro… que ofrecen un inquieto aspecto militar. La idea de este número es la siguiente: “…Si sólo contra Milón se dirige, se organiza, se despliega todo ese formidable aparato, seguramente se supone en él un valor indomable, cualidades sobrehumanas, fuerza preternatural, recursos inagotables, puesto que, aunque se encuentra solo, se le opone el más grande general de su tiempo al frente de toda una república en armas…” b) Análisis oratorio A) Note los esfuerzos de elocuencia y de dialéctica que hace el orador para disipar los temores reales o supuestos de Pompeyo. Una vez más Cicerón quiere demostrar que las medidas adoptadas por Pompeyo serían exageradas y desacertadas si apuntaran a Milón; su única finalidad es la tranquilidad pública y la libertad del tribunal. B) Después del pasaje anterior vivo y familiar, ahora el discurso recobra su majestad. Ud. habrá ya advertido que siendo la forma la expresión de la idea, el orador ha estado manejando una fina ironía o un solemne patetismo en los momentos más difíciles. Como ejemplo “reciente”, los discursos de Vásquez de Mella o la Defensa de Antonio Nariño. C) Para confirmar lo anterior fíjese vgr. en el n° 67: cómo está intencionalmente recargado para lograr efectos de emoción y sugestión, Una introducción hábil: “Non iam hoc Clodianum crimen timemus”; luego una afirmación enfática y estudiada: “Sed tuas,…” con una expresión noblemente teatral. D) El n° 68 evoca las amistosas relaciones de Milón con Pompeyo y se refiere brevemente a la serie de tempestuosos sucesos relacionados con Cicerón, Milón y Pompeyo, a quien apellida Magne (Oh tú el Grande…).
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Imagine cómo hubo de violentarse Cicerón para escribir esa elocuente parrafada, con el recuerdo de la altanera actitud de Milón. XXVI. (69-70-71) Patético apóstrofe a Pompeyo
a) Aclaraciones gramaticales (69) Post homines natos, o Post hominum memoriam: “desde que el mundo es mundo”. Adjetivos terminados en -bilis: commutabilis, volubilis, etc. Es un sufijo de sentido pasivo. En latín hay algunos en bilis con sentido activo: horribilis, terribilis, mirabilis, nobilis… pero se usa más el geundivo activo: horrendus, mirandus, etc. (70) Traducción: “Pero cómo persuadirse de que Cn. Pompeyo tan profundamente versado en el derecho público, en las tradiciones nacionales, en fin, en la política; Pompeyo (hunc… hunc…), a quien el Senado ha encargado el poder ne quid Respublica detrimenti capiat, solemne y breve fórmula que sola armó siempre suficientemente a los Cónsules, a falta de otras armas, Pompeyo, digo, cuando está apoyado por un ejército, por nuevos reclutamientos confiados a su intrepidez, iba a esperar la decisión de un tribunal para reprimir los atentados de un hombre que pisotearía con sus pies a los mismos tribunales?” (71) Animadverteres término jurídico: castigar. b) Análisis oratorio A) Las reflexiones diáfanas y la cuidadosa elaboración del pasaje (n° 69) hacen olvidar que nos encontramos en una arenga de combate; más bien parece que Cicerón se ha transportado al diálogo De amicitia. B) Como ejemplo de esa elaboración, fíjese vgr. en el balanceamiento artificioso: quam-quam / quantae-quam / quanta-quantae Advierta igualmente la cuidadosa elección de los adjetivos que hablan de la deleznabilidad de las amistades sobre todo políticas. C) Lemaire comenta: “Este pasaje es tanto más admirablemente compuesto y colocado, cuanto el orador dice, o mejor predice abiertamente el sangriento antagonismo que va a estallar entre César y Pompeyo, en un tiempo en que aún eran sumamente amigables sus relaciones”. Pero Donnelly piensa que probablemente este pasaje se debe a un retoque posterior. D) El n° 70 se llama en la técnica oratoria antigua una correctio. Los clodianos decían que Milón, al matar a Clodio, había atropellado la justicia, ya que se debía haber defendido en los tribunales y no con las armas. Este argumento tan pobre es lo que ahora estudia Cicerón, planteando oratoriamente, y sin descender a detalles.
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E) El razonamiento sería: “Pompeyo no obstante tener en sus manos todos los medios, quiere el juicio. Admite por tanto la defensibilidad del reo; el aparato militar tiene otra explicación”… ¿Cómo cree Ud. que podría responder a esto Pompeyo? F) Aparición final de Pompeyo en su gloria, vigilando con verdad y justicia… Calcule en qué lugares ha mencionado especialmente a Pompeyo. Y fíjese cómo concluye la defensa en su discurso: de nuevo las guarniciones, Pompeyo y los jueces… CONFIRMACIÓN: SEGUNDA PARTE
Cicerón a la defensiva Cicerón ha pronunciado su discurso según la actitud adoptada: Uter utri insidias fecerit… Añade sin embargo ahora una contra-acusación, como sugería Bruto, en la que evoca todos los crímenes de Clodio, y muestra que librando a Roma en sus amenazas, Milón se ha ganado los sagrados derechos de su reconocimiento. Milón es el salvador de la Patria… XXVII. (72-73-74-75) Prosopopeya en boca de Milón de todos los crímenes de Clodio
a) Aclaraciones gramaticales De todo el capítulo Annonam levare: abaratar los víveres; nimis amplecti plebem: andar en busca del favor del pueblo; magistratum abrogare: anular una magistratura; pulvinaria sanctissima: pulvinar un culto religioso; vgr. en castellano: Maitines…, religionem expiare: expiación de un sacrilegio; orbis terrae: la tierra, orbis terrarum, el Imperio romano. (74) Trad.: “Aquel finalmente que se burlaba de leyes, derechos y títulos, y se apoderaba de ajenas posesiones, aun sin el recurso de falsificaciones judiciales, demandas o cauciones, sino a tambor batiente, en campaña y con tropas… Inferre signum: levantar estandarte para la guerra; conflagare invidia alicuius: ser víctima del odio de alguno. b) Análisis oratorio A) La disposición de este capítulo y parte del siguiente es: proposición: Nec me Clodianum crimen movet. Pruebas: Non Sp. Maelium etc.… sed eum… Conclusión: Quam ob rem. B) La monotonía de la enumeración de los crímenes es intencionalmente exagerada para destacar su magnitud. Note igualmente las vivas exageraciones: vgr. Architectis et decempedis… Peragrabat… Janiculo et Alpibus…
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C) Fíjese en el n° 74: Eum denique… y cuando se espera que ha de terminar, aún está en la mitad de su enumeración; agilidad libre de obstruccionismos convencionales. D) Compare esta enumeración con el enfoque de los nos. 36-43. XXVIII. (76-77-78) Continuación del mismo desarrollo: el pueblo romano debe absolver al Libertador de Roma.
a) Aclaraciones gramaticales (76) Observe la construcción griega: QUIDEMVERO (men-de). Obdurescere: llegar a insensibilizarse. Percallescere (no “percallere”): tener experiencia, ambos verbos son en sí metafóricos, tomados del trabajo de artesanos y campesinos. Para nuestra lengua, cfr. Cejador y Frauca, Cabos sueltos, ejs.: aturdirse, azorarse, caprichoso, etc. Imperium ille si nactus esset: el orador interrumpe bruscamente la construcción que debía continuar así: “Si nactus esset imperium, non solum in vestras possessiones se immisisset, sed ne a liberis quidem et a conjugibus vestris, ille effrenatas suas libidines cohibuisset”. (77) In re publica: en la vida pública. b) Observaciones de estilística Nescio quomodo: fórmula, “desafortunadamente”. Quae tenentur: ya se ha notado como el latín usa del verbo, en abstracto, para significar el sustantivo concreto: “cuyas pruebas se tienen”. Ejs. “Somos OBJETO de la miseria de Dios”, “Elocuencia de los hechos”, etc. ¿Cómo lo diría en latín? Cervicibus: siempre en plural y no “capitibus”. Ferre: sus sinónimos, pero matizados son: tolerare, perferre, sustinere, perpeti, sínere, pati, permittere… c) Análisis oratorio y dialéctico El orador pretende destacar lo que le estaba reservado a Roma si Clodio hubiera vivido… y alcanzado la pretura. A) Vea cómo el orador afirma sin más muchas cosas, y supone las pruebas; advierte igualmente (sobre todo en los nos. 77-76) las enumeraciones, la imaginación y el énfasis. B) Hay una estudiada cadencia en los párrafos, ya que las enumeraciones avanzan de 2 en 2; vea los ejemplos; y fíjese con qué artificio están dispuestas. Así mismo, observe el empleo de términos generales de significado denso: jus, pecunias, tecta, possessiones, etc., para no comprometerse demasiado (?) opuestos a términos concretos y vivos: cruentum, interfeci, effrenatas libidines… C) Otra cualidad es el énfasis literario, reflejo del dialéctico, logrado por estudiadas oposiciones (in eos-in vestras possessiones; pecunias-conjugibus),
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por correcciones, exclamaciones. Sin duda, Cicerón consignaba además unos párrafos muy adecuados para la declamación, por el ejercicio de inflexiones que suponen. D) En el n° 77: ejemplo de amplificación; la idea escueta sería: “Maté a Clodio y Roma se salvó”; fíjese en cambio de qué modo tan vivo y fecundo amplifica Cicerón esta idea, llegando hasta una ingenua exageración… (al concluir el párrafo). E) Advierta sin embargo que Cicerón, en el n° 77, sólo presenta una Hipótesis: “Si… clamaret”; antes, 72-75 presentó los atropellos reales; ahora los hipotéticos; este avance insinuante, insensible es un gran mérito oratorio… hasta llegar al caso extremo: “Si cruentum gladium tenens clamaret T. Annius”. Finalmente en este número y en el siguiente Cic. pone de relieve la universal satisfacción de la muerte de Clodio, después de decir que Milón lo había liquidado. XXIX. (78b-79-80) Justificación oportuna del odio que el orador profesa a Clodio… ¿Quién iba a querer que Clodio aún viviera?
a) Aclaraciones gramaticales (78) Traducción: “No temo causar la impresión, de que exasperado por el odio nacido de la enemistad personal arroje sobre él estas acusaciones, llevado más de la pasión que de la verdad”. (79) Haec est quaestio: “A esto vendría a reducirse”. Cogitationes: “Imaginación”. Intueri: “considerar atentamente”. Cernere: “Ver claramente, en detalle”. Interficere: “Asesinar con premeditación”. b) Observaciones de estilística En latín los vocativos no suelen empezar un período: vgr. comienzos de las Catilinarias, las Filípicas, etc. c) Análisis oratorio Cicerón hace un alto en su agresiva elocuencia: quiere prevenir prejuicios. A) Las afirmaciones de los nos. 76-77 valen para la hipótesis en que se encuentra, pero jurídicamente es pura dialéctica, pura retórica; muy sugestiva sin embargo. Este procedimiento ofrece muchas sugerencias para ponderar p. ej. la necesidad de los Mandamientos, la existencia del Infierno: vgr. “Si existiendo un decálogo los hombres proceden así, qué fuera si no existiera”, etc. B) n° 80: ¡Apología del tiranicidio! Recuerde lo que dice en la II Philipp. En cuanto al procedimiento para desarrollar las ideas, recuerde la oración Maniliana, el Pro Marcello, etc. Observe el contraste gráfico verbal:
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“deorum honores-tyrannos necaverunt”; “Vos tanti… rapi patiemini”; las paráfrasis; preguntas, exclamaciones. Procedimiento poético y muy efectivo, semejante a este, en La Libertad y el Socialismo de J. E. Caro o Estoy en la cárcel de Julio Arboleda. XXX. (81-82-83) Milón es acreedor a todos los derechos de los tiranicidas…
a) Aclaraciones gramaticales (81) Trad. “Nisi vero gratius…”: “A menos que crea que significa más para vosotros el haber defendido más bien su vida que la vuestra”. Probaretur: si no mereciera vuestra aprobación; fíjese en la construcción de este verbo. Uso de quisque y suus. Sed: suele usarse no sólo como partícula adversativa, sino para reanudar el tema, eventualmente abandonado: cfr. n° 75. Nihilo segnius: al pie de la letra sería: más tardamente que nada; equivale a nihilominus; figura llamada Litote cuando se sustituye al vocablo de significado negativo el correspondiente afirmativo, y precedido de un adverbio o de otra expresión negativa (en el n° 82). (83) Sacra, caeremonias, auspicia: creencias, ritos litúrgicos, auspicios. b) Análisis oratorio A) Muestre la habilidad de estos pasajes en que Cicerón, sin abandonar la conclusión de su defensa (uter utri… vi vis illata defenditur…) asocia el gesto de Milón a la gloria de los tiranicidas. Recuerde lo que para un romano significaba un tirano… B) Fíjese cómo la nueva actitud de defensa, el nuevo enfoque le da lugar al orador a un giro más errabundo y filosófico… por la elasticidad del tema que trata. ¿Cree Ud. que estas digresiones distraen o más bien ayudan a comunicar fuerza y grandeza al discurso? C) Observe que Cicerón –tan amigo de la Filosofía y de las reflexiones sensatas en sus obras de elucubración– parece complacerse en consignar epifonemas que se han hecho ya proverbiales: vgr. “Qui peterat salus sua cuiquam non probari”… “Quid esset ingratius quam laetari ceteros, lugere eum solum, popter quem ceteri laetarentur” etc. D) Considere en los nos. 80-81-82 la fuerza probatoria y amplificatoria: (80) Proposición: Confiteretur…; razón de esa confesión: (81) Etenim…; Confirmación de la Razón aducida: Cum praesertim…; Amplificación de la confirmación. (82) Quamquam…; Repetición de la idea: Quam ob rem… E) El capítulo está lleno de nobles pensamientos. Quizá para atemperar también un poco las sangrientas expresiones anteriores. F) Fíjese cómo Cicerón identifica la causa de Milón con la de los Dioses, por cuanto es un instrumento de la venganza divina. Recuerde, según las cla-
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ses de Historia de Roma, cómo el romano identificaba los intereses de su ciudad con los del cielo: pueblo fundamentalmente teocrático. Piense en el noble pensamiento con que concluye el capítulo y que va a desarrollar con mayor fuerza y patetismo en el siguiente. Vienen espontáneamente las palabras de Virgilio, para preparar el desarrollo posterior. Admonet et magna testatur voce per umbras: Discite iustitiam moniti et non temnere divos… (Eneida, VI, 619-20). XXXI. (84-85-86a) Desarrollo sobre la providencia divina. Y prueba de la existencia de la providencia de los dioses con el castigo de Clodio.
a) Aclaraciones gramaticales (84) Orden: Neque… non inest… Lo que en latín se encuentra coordinado, debe ponerse en castellano subordinadamente: la idea es: y cómo es posible que lo que se halla en nuestro ser no se halle en la creación; o viceversa. b) Observaciones de estilística (84) in his corporibus atque in hac imbecillitate: figura llamada Endiadis; dos sustantivos que deben traducirse al castellano por un adjetivo y un sustantivo: en estos nuestros deleznables seres… c) Análisis oratorio A) Estos nobles actos de fe en los destinos providenciales de Roma, se encuentra en las obras de casi todos los grandes escritores latinos. ¿Qué otra cosa pretende la Eneida? Esto permite comprender las persecuciones de que fueron víctimas judíos y cristianos; religión exclusivamente nacionalista, entraba en choque con una nueva concepción religiosa de proporciones ecuménicas, sin límites de raza o de nación. B) Recuerde la técnica religiosa y psicológica del Orador, de tocar los temas más emotivos ante un público fácilmente impresionable. Pero distinga lo que en estos pasajes elevados hay de fondo filosófico y de juego estratégico. C) El n° 85 era admirado por Quintiliano por la dramatización y patetismo, ya que el Orador personifica hábilmente los lugares, los templos, las cosas. D) Advierta finalmente cómo va creciendo la explosión entusiasta del Orador, preparada por una meditación recogida, que ha hecho de antemano acerca de la existencia, la providencia y la majestad de la divinidad. Los
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dioses que castigan el sacrilegio… anotando detalles emotivos, tocados de religiosa crueldad. NB. Recuerde, según las clases de Historia (Visión horizontal, n° 14; y Visión vertical, Confederación del Lacio) el significado religioso del Júpiter Laciar.
XXXII. (86b-87-88a) La cólera de los dioses se ha manifestado en los siniestros funerales de Clodio. Nueva enumeración de sus crímenes.
a) Aclaraciones gramaticales (86) Nec vero, fórmula de transición más enérgica que iam vero. Amentia: estado de extravío mental. Cfr. en este discurso: dementía, insania, furor. Y además rabies. Oblitus: de oblino (no oblinio), ungir. Non fuisse… Trad.: “Era inconcebible que los recuerdos de sus ilustres antepasados tributaran el menor homenaje a aquel siniestro parricida y no hubo lugar más apropiado para pisotearlo muerto, que aquél donde tantas veces se le maldijo vivo”. (87) Indicere bellum: declarar la guerra. Insultare: frecuentativo de insilire: verbo propio de… perros. b) Análisis oratorio A) Después de haber evocado magníficamente los más antiguos cultos, y la profanación de la divinidad cometida por Clodio, psicológicamente puede explotar el orador aquellos detalles del castigo, de suerte que, lo que propiamente parecería un sentimiento mezquino de satisfacción por la muerte que recibió y los tristes funerales que se le hicieron, se convierte ahora en un espléndido partido o recurso oratorio. B) Observe cómo en el n° 86b, los detalles de las exequias parecen deliberadamente trastornados, sin importarle al orador el orden cronológico de los ritos. Fíjese así mismo en las expresiones que emplea: ungido el cadáver cruore et luto, no como Miseno o Palante (Eneida, VI, 217 ss., y XI, 29-99); no sometido a la cremación sino a un precipitado “chamuscamiento”. Ambureretur; no propiamente sepultado, sino tirado en mitad de la plaza… abjectus. C) ¿En qué difieren y en qué coinciden los funerales de Clodio descritos por Cicerón en este número y en el n° 33? Fíjese en las intenciones, los detalles, etc., buscados y referidos por el orador. D) N° 86: Cicerón repite, aumentando el efecto por los detalles de la enumeración, lo que ha dicho ya muchas veces sobre los crímenes reales de Clodio, y sobre los que hubiera cometido. Pero ahora prueba que su muerte fue obra sólo de los dioses ya que no había poder humano que lograra refrenarlo. Esta enumeración, digna de la multitud a que se dirigía, va llegando a su colmo antes de lanzarse a la patética y suplicatoria
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peroración pero también con la finalidad de mostrar a Milón campeón de los dioses, como lo ha mostrado antes campeón del estado. E) ¿Qué especiales circunstancias se aducen aquí y qué expresiones se emplean para probar y conmover? Fíjese cómo se van explanando rítmicas y asonantadas (uso del pulscuamperfecto) las frases; ásindeton. “Parece un torrente que se va engrosando para arrasarlo todo” (Collin). F) Finalmente estudie cómo, después de todo, va emergiendo la figura del héroe (88). Cicerón enuncia qué poderes hubieran podido refrenar a Clodio: tres no oficiales (Pompeyo, César, Los Optimates)… y sin embargo: Milo unus urgebat. XXXIII. (88c-89-90-91) Preparación de la peroración. Imposibilidad de que las tres fuerzas oficiales (el Estado, el Senado, los Cónsules) reprimieran a Clodio. Sólo Milón, instrumento de la divinidad, pudo hacerlo.
a) Aclaraciones gramaticales (89) Primum-deinde-postremo: No: Primum-Secundum-tertium. (90-91) El frecuente uso de la pasiva en latín. (91) Nisi vero, nisi forte, videlicet… para denotar cierta ironía. b) Análisis oratorio A) Cicerón se ha metido en terreno peligroso: ¿Cómo podrían oír Pompeyo, César, los Optimates, el Estado, el Senado, los Cónsules, que se habían mostrado incapaces de refrenar a Clodio? Vea cómo aborda Cicerón el problema para no herir a nadie, y así destacar la figura del héroe. B) Cicerón insiste hasta la saciedad en la proeza y en el servicio prestado a la patria. Quiere disponer al jurado, al pueblo, para oír la peroración. C) El estilo escrito no tiene necesidad de repetir frecuentemente una idea; en cambio sí el hablado. La razón es obvia. Fíjese por tanto cómo Cicerón en todo el discurso no ha dejado ocasión de pasar por alto los crímenes de Clodio y la superioridad moral de Milón. D) Estudie cómo el estilo se va tornando solemne y majestuoso a medida que se acerca a tratar de la majestad del imperio, del Estado y sobre todo del Senado. Efectos emocionales, clímax, antítesis, definiciones metafóricas del Senado. “El estilo refleja algo grande, como cuando va a concluir una sinfonía”, dice Collin. (91) Poynton previene que este pasaje, leído es frío; pero debe recordarse que el estilo hablado tiene el recurso del énfasis oratorio. Observe ciertas particularidades de patetismo: vgr. La repetición de las palabras: CuriaCuria; expresiones concretas: facibus, falcibus, gladiis; furias Curia-Curia; expresiones concretas: facibus, falcibus, gladiis; furias insepulti…
libro ii
El colegio de la Compañía de Jesús en Tunja
Capítulo I
El proceso fundacional
Antes de entrar en materia, es necesario trazar un diagnóstico de la ciudad y las gentes de Tunja en el momento en que los jesuitas se insertaron en la capital del corregimiento. Gracias a un informe oficial, datado en 1610,1 podemos ofrecer el siguiente cuadro que sirve de referencia obligada para ubicar con precisión la acción de los miembros de la Compañía de Jesús en tierras boyacenses. El espacio geográfico se distribuía de la siguiente manera: una plaza principal cuadrada en donde se ubicaba la iglesia mayor, el cabildo y los diversos oficios reales. Se componía de siete calles con dos placetas nominadas así por los conventos de San Francisco y San Agustín. Había trescientas trece casas “cubiertas de teja y paja” con las siguientes especificaciones: ochenta y ocho altas, ciento sesenta y tres bajas y sesenta y dos cubiertas de paja; a ello se añadían “muchos solares cercados sin edificar”.2 La estructura administrativa se componía de un corregidor, cuya jurisdicción abarcaba las poblaciones de Villa de Leiva, Vélez y Pamplona. Su sueldo ascendía a cuatrocientos mil maravedís al año. Además, la ciudad contaba con dos alcaldes, un alférez mayor, un alguacil mayor, trece regidores y otras autoridades municipales menores.3
Descripción de la ciudad de Tunja, sacada de las informaciones hechas por la justicia de aquella ciudad en 30 de mayo de 1610 años. En: Joaquín F. PACHECO, Francisco de CÁRDENAS y Luis TORRES DE MENDOZA (Editores). Colección de documentos inéditos relativos al descubrimiento, conquista y colonización de las posesiones españolas en América y Oceanía, sacados en su mayor parte del Real Archivo de Indias. Madrid, 1864-1884, 42 vols. [Vol. IX, 293 y ss]. [= CDI].
Descripción de la ciudad de Tunja, 405-407.
Descripción de la ciudad de Tunja, 419.
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La población hispana se computaba en unas trescientas familias4 y de ellas sesenta y cinco eran encomenderos que residían en la ciudad; sus encomiendas alcanzaban ciento cincuenta y dos pueblos de los cuales solamente dos contaban con más de mil indios, el resto se escalonaba entre ochenta y cuatrocientos.5 La demografía indígena se calculada sobre treinta mil indios tributarios.6 El tributo al encomendero consistía en dos mantas de algodón al año, que equivalían “cuando más cuatro pesos de oro corriente”, más un requinto para el rey y un tomín para el corregidor, con la siguiente observación: “Lo uno y lo otro lo pagan muy mal y hay muchos rezagos”.7 La presencia eclesiástica en la capital del corregimiento se estructuraba de la siguiente manera: la iglesia parroquial era atendida por el párroco, un beneficiado, un vicario, dos sacristanes, ocho o diez sacerdotes y treinta clérigos entre diáconos y tonsurados.8 Tres conventos de religiosos y dos de religiosas hacían vida en la urbe. El de Santo Domingo estaba integrado por unos treinta religiosos de los cuales diez atendían doctrinas de indios. El de San Francisco era menor y más pobre, pues en él moraban entre dieciséis y dieciocho frailes de los que siete se dedicaban a las doctrinas de indígenas.9 El de San Agustín, el más reciente y tan pobre “que aún no han podido cubrirlo de teja”, sustentaba a diez religiosos, cuatro de ellos doctrineros. Los conventos de monjas eran el de Santa Clara y el la Concepción. La agricultura era la principal fuente de riqueza en la zona; sin embargo, para 1610 había sufrido una gran depresión debido a las siguientes causas. La primera se cifraba en la disminución de la mano de obra indígena, el aumento de la población española, el alto valor de las importaciones venidas de la Península ibérica, la escasez de moneda circulante, los impuestos y las grandes erogaciones que suponían los jueces visitadores.10 Esto generó una situación económica diferente de la prosperidad que habían conocido sus habitantes con anterioridad. Como indicadores de esta realidad, el Informe cita, entre otros datos, que solo catorce o quince comerciantes importaban mercancías de España y otros veinte negociaban con los artículos producidos en la región. Estas circunstancias generaron paulatinamente una crisis económica en la que la mayoría de los vecinos “se sustentaban con dificultad” de forma tal que “casi todo el año asisten
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Descripción de la ciudad de Tunja, 408.
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Descripción de la ciudad de Tunja, 417.
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Descripción de la ciudad de Tunja, 430.
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Descripción de la ciudad de Tunja, 418.
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Descripción de la ciudad de Tunja, 440.
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Descripción de la ciudad de Tunja, 442.
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Descripción de la ciudad de Tunja, 423.
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en el campo en sus haciendas y estancias, por no poder sustentarse de ordinario en la ciudad”.11 1. Los aspectos jurídico-legales Aunque las normas generales para gestionar la fundación de cualquier institución educativa estaban especificadas en las Leyes de Indias, sin embargo, la Compañía de Jesús solía ser inflexible tanto en la determinación del hábitat como en la fijación del capital inicial que consolidase la fundación, al igual que en el examen minucioso de lo que constituiría el patrimonio económico. De lo dicho se desprende que en el fondo existían dos poderes, Madrid y Roma, con criterios no siempre coincidentes y con normativas distintas. Como presupuesto, se imponía primero el “placet” de la Compañía de Jesús y después se podían iniciar las gestiones definitivas ante la Corona española. Así, pues, el cronograma fundacional contemplaba tres grandes etapas: la primera, que podríamos denominar pre-fundacional, tenía que adecuarse a los objetivos específicamente jesuíticos diseñados por la Compañía de Jesús en la demarcación geográfica concreta. Si Santafé de Bogotá se erigía como la capital de la Provincia jesuítica del Nuevo Reino, es lógico que asegurase de forma estratégica, dentro de la difícil geografía andina, tanto los objetivos fundacionales como las rutas de acceso y comunicación entre la capital y las fundaciones más lejanas. Así, para la ruta Cartagena-Bogotá se hacía imprescindible la fundación de Honda y de Mompox en las márgenes del río Magdalena. Cuando la Provincia del Nuevo Reino acepta la Universidad de Gorjón en la Isla de Santo Domingo establece la ruta Santafé-Tunja-Pamplona-Mérida-Maracaibo para garantizar las comunicaciones con esa importante avanzada jesuítica en La Española. Enmarcado el proyecto en esta planificación, seguía el proceso de captación de las voluntades de los habitantes de la ciudad peticionaria. Para ello solían servirse, entre otras industrias, de las llamadas “misiones circulares” en las que los buenos oradores sagrados predicaban una “misión” en la ciudad seleccionada, y dada la escasez de clero, el fruto espiritual se convertía en benevolencia y ésta concluía en los términos precisos de una petición que solía traducirse en un colegio. Y conforme se avanza en el siglo XVII, no faltaron autoridades eclesiásticas y civiles que se habían educado con los jesuitas y se convertían en el alma del comité pro-fundación. Otras veces era la propia urbe la que se dirigía al Provincial en demanda de la presencia de jesuitas en los términos de su circunscripción municipal.
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Descripción de la ciudad de Tunja, 422.
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Una vez que el Provincial –máxima autoridad jesuítica en la demarcación– recibía la petición, respaldada por la documentación aducida, debía analizarla y estudiarla de acuerdo con normas muy precisas. En las “Reglas del Provincial” de la Ratio Studiorum se estatuyen las condiciones fundamentales para el proyecto. Desde luego existía una jerarquización, desde las esperanzas para el bien común12 hasta un inventario completo de los bienes que debían sustentar el colegio,13 sin olvidar las condiciones que imponían la ciudad o las personas solicitantes y la salubridad del lugar. Asimismo, se establecía la prohibición de prometer algo con respecto a la fundación hasta tanto el General de los jesuitas no hubiera conocido todo el proyecto.14 Además, el Provincial debía demostrar que disponía tanto del Rector como de los profesores correspondientes.15 Los Consultores del General de la Compañía de Jesús examinaban la proposición en Roma de acuerdo con la Fórmula para celebrar contratos de 1581 y otras disposiciones que no detallamos.16 La Compañía de Jesús sometía los proyectos a un examen minucioso, nos referiremos a ello más adelante, al historiar el proceso fundacional. La última palabra para la erección de un colegio era del General de la Orden, quien lo aceptaba en nombre de la Compañía de Jesús. Por ello, el inicio legal exigía expresamente el rescripto concreto del General, o el documento equivalente por el que se aceptaba la fundación.17 Las tramitaciones en la Corte de Madrid solían ser, de facto, más imprecisas y, por ende, más susceptibles de prosperar o fracasar según la habilidad del Procurador ante la Corte para sortear el mundo de la burocracia española. A continuación transcribimos la breve normativa real de las Leyes de Indias: Ordenamos y mandamos que en las ciudades y poblaciones de nuestros Indios se edifiquen y funden Monasterios de Religiosos, siendo necesarios
Ratio Studiorum. “Reglas del Provincial”. Regla 81. En todo el trabajo nos serviremos de la traducción de la Ratio Studiorum que publicamos en Paramillo. San Cristóbal, 2-3 (1984) 451-540. Como norma práctica, hemos adoptado en las citas señalar los dos elementos cualificantes: el capítulo (Reglas del Provincial, o del Rector, etc.) y el número de la Regla. Creemos que de esa forma el investigador podrá consultar el texto de la Ratio en cualquier idioma.
Ratio Studiorum. “Reglas del Provincial”. Regla 85.
Ratio Studiorum. “Reglas del Provincial”. Regla 81.
Institutum Societatis Jesu. Romae, II (1870). Congregación General: I, decreto 73; II, decretos 8 y 9; III, decretos 17 y 20.
Regulae Societatis Jesu. Romae, In Collegio eiusdem Societatis, 1590. (Véase todo lo relativo a los Procuradores). Formula celebrandorum contractum, iuxta morem et privilegia Societatis a R. P. N. Claudio Aquaviva Praeposito Generali missa, mense Augusti 1581. (Este folleto no tiene pie de imprenta y su original lo consultamos en el Archivo Romano de la Compañía de Jesús).
RAMIERE, Henrico. Compendium Instituti Societatis Jesu Praepositorum Generalium responsis et auctorum sententiis illustratrum. Tolosae (1896) 395-396.
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para la conversión y enseñanza de los naturales y predicación del Santo Evangelio, con calidad de que fabricar iglesia, convento ni uspicio de religiosos se nos de cuenta y pida licencia especialmente, como se ha acostumbrado en Nuestro Consejo de Indias, con el parecer y Licencia del Prelado diocesano, conforme al Santo Concilio de Trento, y del Virrey, Audiencia del Distrito, o Gobernador y información de que concurren tan urgente necesidad y justas causas, que verosímilmente puedan mover nuestro ánimo y quedar informado para lo que Nos fuéramos servido de proveer; y si de hecho o por disimulación se hicieren o comenzaren a hacer algunos de estos edificios, sin preceder la dicha calidad, los Virreyes, Audiencias o Gobernadores los hagan demoler, y todo lo reduzcan al estado que antes tenían, sin admitir excusa ni dilación, y sea capítulo de residencia o visita para los dichos Nuestros Ministros, si los consintieren comenzar o comenzados los disimularen, y no nos dieren cuenta en la primera ocasión.18
Definidos en forma definitiva los esfuerzos indianos, se iniciaba la segunda fase que culminaba con la revisión y aprobación romana del proyecto. 2. Tunja y las tramitaciones fundacionales La historiografía hispanoamericana no ha sido muy explícita a la hora de estudiar lo que denominamos el concepto de “colegio indiano”, esto es, el implantado por la Compañía de Jesús en las pequeñas ciudades que surgían en los amplios territorios americanos.19 Ciertamente, era obligante la aprobación regia a la hora de establecer cualquier centro educativo. Nos consta que la fundación del Colegio de Cartagena se basó en la Real Cédula de 25 de octubre de 1603,20 y para citar una caso más cercano al de Tunja nos referiremos al colegio jesuítico de Mérida (Venezuela) cuyo fundamento legal lo ofrece una Real Cédula de Felipe III, conocida por el Cabildo de Mérida en 1629,21 texto que hoy desconocemos. En todo caso, cabe sospechar que la documentación relativa al permiso fundacional debió sufrir diversos avatares, pues existe un exorto, en 1698,
Recopilación de Leyes de los Reynos de las Indias. Mandadas a imprimir y publicar por la Magestad Católica del Rey don Carlos II. Madrid, Ivlian de Paredes (1681) 10.
Jaime GONZÁLEZ RODRÍGUEZ. “La Iglesia y la enseñanza elemental y secundaria”. En: Pedro BORGES (Ed.). Historia de la Iglesia en Hispanoamérica y Filipinas (siglos XV-XIX). Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos (1992) 715-729. Amplia bibliografía en las pp. 727-729.
Véase el texto en: Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 92.
AAM. Seminario. Caja, 1. Inventario que según razón parece haber sido de todo lo perteneciente al Colegio Seminario de esta ciudad. Mérida, 29 de octubre de 1772, fol. 21v. Asimismo, consta en el Inventario de los papeles del Archivo del Colegio San Francisco Javier de Mérida (AAM. Seminario. Caja, 1), fol. 21v.: “Yten. Un Ynstrumento de fundazion y posesion de este Colegio en virtud de las Cedulas de su Magestad y aprobacion del Cabildo, año de mil seiscientos veinte y nueve”.
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del Gobernador al Rector del Colegio “para que declare las Licencias y Rentas con que se fundó este Colegio”. En aquel entonces, el Rector se limitó a decir que la licencia “consta por dos cédulas de su Magestad, la una del año de mil seiscientos dos; y la otra del año de mil seiscientos y seis pero que no están jurídicas en este archivo; que darán noticia a su Provincial para que las remita”.22 En este contexto, entre los actores de la fundación del Colegio de Tunja tenemos que señalar al P. Gonzalo de Lyra23 como autoridad jesuítica neogranadina; al arzobispo Bartolomé Lobo Guerrero;24 a don Juan de Borja,25 presidente del Nuevo Reino, y al Ayuntamiento tunjano. En la etapa prefundacional, la Compañía de Jesús pronto intuyó que Tunja era la primera puerta para todos esos territorios denominados como Tierra Firme, pues en 1607 –tres años después de haber pisado territorio neogranadino– el primer Superior, Martín de Funes,26 delineaba los trazos del primer mapa geográfico-conceptual que debía orientar el desarrollo de la naciente entidad jesuítica. En el caso específico de Tierra Firme, su visión futurista se extendía hasta el Amazonas a la vez que previó la importancia del Mediterráneo caribeño e incluso fijaba un enclave en las Islas Canarias.27 La captación de las voluntades tunjanas se llevaría a cabo a través de tres sucesivas “misiones” predicadas en la ciudad por jesuitas especializados en este género de oratoria sagrada y popular. La primera fue en 1607 recogida por las Cartas Anuas de los años 1608 y 1609. Se llevó a cabo en las fechas del adviento, y como es usual en este género documental, se omiten los nombres de los enviados;28 sin embargo, gracias a la Historia de Mercado29 conocemos que sus predicadores fueron los PP. Luis de Santillán y Gonzalo Núñez. Dos factores, a nuestro parecer impactantes, avalaron el éxito alcanzado en esta presentación de la nueva Orden religiosa que pisaba por vez primera a Tunja.
AAM. Seminario. Caja, 1. Inventario de los papeles del Archivo del Colegio san Francisco Javier de Mérida, fol. 7.
José DEL REY FAJARDO. Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 402-404.
Luis Carlos MANTILLA. Don Bartolomé Lobo Guerrero, inquisidor y tercer arzobispo de Santafé de Bogotá (1599-1609). Santafé de Bogotá, Academia Colombiana de Historia, 1996.
Manuel LUCENA SALMORAL. Nuevo Reino de Granada. Real Audiencia y Presidentes. T. I: Presidentes de Capa y Espada (1605-1628). Bogotá, Ediciones Lerner, 1965. Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, pp. 399-401.
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José Luis SÁEZ. “Los jesuitas en el Caribe insular de habla castellana (1575-1767)”. En: Paramillo. San Cristóbal, 16 (1997) 5-156. En el caso que nos ocupa, véanse: 7-10.
ARSI. N. R. et Q. 12-I, fols. 47-47v. Letras annuas de la Vice Provincia de Quito y el Nueuo Reyno de los años de mil y seyscientos y ocho y seyscientos y nuebe.
MERCADO. Historia de la Provincia, I, 349.
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En primer lugar, estamos ante dos personalidades cosmopolitas que tenían que llamar la atención frente a un mundo provinciano como la capital del Corregimiento. Luis de Santillán30 era limeño y pronto demostró sus cualidades gerenciales en tierras neogranadinas, pues en 1610 sería elegido por el Nuevo Reino como Procurador a las Cortes de Madrid y Roma.31 Gonzalo Núñez32 había sido uno de los fundadores del colegio de Cartagena33 y antes de encargarse de la fundación de Tunja sería Rector del Colegio Mayor de San Bartolomé.34 En segundo lugar, los jesuitas ya habían experimentado en Europa y en América una técnica refinada para las “misiones populares”,35 que podían ser tanto rurales como urbanas.36 La propia oratoria sagrada y su temática estaba acompañada con ardides escogidos para impresionar a los auditorios, a ello se añadían los movimientos de masas de toda la sociedad. Los miércoles reunían a los niños “con los quales iban en procesión cantando las oraciones hasta la plaza donde se les enseñaba la doctrina y el catecismo”. Después seguía una plática a todo el auditorio sobre las verdades últimas (novísimos) del cristianismo. Los viernes por la tarde se juntaban en la iglesia mayor donde, a través de la simbología de un hecho histórico (llamado ejemplo), se detallaban los modos de ordenarse en la vida y encontrar a Dios.37 Los domingos y fiestas la convocatoria era en la iglesia mayor. A ello se unían
José DEL REY FAJARDO. Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 634-636.
Nos consta de su paso por Sevilla (ARSI. N. R. et Q. 1. Carta del P. Claudio Aquaviva al P. Luis de Santillán. Roma, 4 de enero de 1611) y por Roma (Idem. Carta del P. Claudio Aquaviva al P. Rojas. Roma, 19 de julio de 1611). Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 148. Regresó a Cartagena el 22 de mayo de 1652: Juan Manuel PACHECO. Ob. cit., I, 150.
José DEL REY FAJARDO. Jesuitas, libros y política en el Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé. Bogotá (2004) 151-152.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 93.
José RESTREPO POSADA. “Rectores del Colegio-Seminario de San Bartolomé (1605-1767)”. En: Revista Javeriana. Bogotá, XXXVIII (1952) 90. ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium. Carta del P. General al P. Gonzalo Núñez. Roma, 8 de septiembre de 1609. ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 5. Catálogo de 1610.
El P. Claudio Aquaviva mediante tres cartas circulares (1590, 1594, 1599) y una Instrucción reguló este apostolado que tanto influyó como rasgo distintivo de la Contrarreforma pues se insertó en las prácticas y sensibilidades religiosas así como en la cultura popular. (Institutum Societatis Jesu. Romae, III, 365-368.
John W. O’MALLEY. “Misiones Populares”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, III (2001) 2691-2694. La bibliografía en las pp. 2695-2696.
La metodología del “ejemplo” la recogen así las Anuas: “(…) estaban todos admirados deste modo de predicar tan provechoso y los que iban al campo a sus haciendas y sementeras contaban allá los ejemplos que habían oído y de solo oírlos contar a otros, se movían a venir a la ciudad para confesarse y oír los sermones (…)”. (ARSI. N. R. et Q. 12-I, fol. 47. Letras annuas de la Vice Provincia de Quito y el Nueuo Reyno de los años de mil y seyscientos y ocho y seyscientos y nuebe).
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procesiones, el jubileo y otras prácticas masivas que creaban un espíritu colectivo de mejorar la conducta espiritual y cívica.38 La reacción de la población tunjana, y sobre todo la del Cabildo, fue tan favorable que la Cámara Municipal redactó dos cartas –al Provincial P. Gonzalo de Lyra, y al General de la Orden Claudio Aquaviva en las que ofrecían una casa para levantar un colegio. El primero contestó que llevaría a cabo todas las diligencias legales y que mientras tanto enviaría con frecuencia misioneros.39 El segundo respondería favorablemente desde Roma en 1609, y hacía hincapié en la necesidad de buscar sujetos para esa misión; mientras tanto sugeriría al Provincial para que crease una Residencia.40 Gracias a la correspondencia entre el Provincial Gonzalo de Lyra y el General de la Compañía de Jesús en Roma podemos decir que desde un inicio el proyecto fue visto con gran simpatía.41 La inusual receptividad de las autoridades jesuíticas romanas ante este tipo de planteamientos americanos tienen una explicación adecuada: el interés mostrado por el arzobispo santafereño Bartolomé Lobo Guerrero y por don Juan de Borja, presidente del Nuevo Reino y descendiente del tercer General de la Compañía de Jesús. El mitrado bogotano trajo consigo a los fundadores jesuitas de la Provincia del Nuevo Reino y dio su apoyo a la principal obra de entonces:
ARSI. N. R. et Q. 12-I, fols. 47-47v. Letras annuas de la Vice Provincia de Quito y el Nueuo Reyno de los años de mil y seyscientos y ocho y seyscientos y nuebe.
ARSI. N. R. et Q. 12-I, fols. 47v. Letras annuas…
ARSI. N. R. et Q. 1, fol. 11. Carta del P. Claudio Aquaviva a la Ciudad y Ayuntamiento de Tunja. Roma, 3 de febrero de 1609: “El Padre Gonzalo de Lira que tiene a su cargo essa Vice provincia me embio la carta de Vuestras mercedes en que piden que la Compañía haga assiento en essa ciudad, y el mismo hase instancia para ello en las cartas que escribe; y aunque mirando solo al deseo que tengo de que Vuestras mercedes sean satisfechos, y las almas ayudadas en orden a su salvacion, holgaria que alla huviesse tantos sujetos, que pudiessen acudir a lo que esta ya tomado, y tambien a esa ciudad pero la falta que de ellos ay obliga a que nos movamos poco a poco en aceptar nuevas fundaciones, aunque no dexo de avisar al dicho Padre que acuda en el modo posible, y sirva a Vuestras mercedes con una residencia hasta que el tiempo vaya descubriendo, y disponiendo mas las cosas de manera que se pueda cumplir el piadoso desseo de Vuestras mercedes (…)”.
En el correo ordinario (seguimos en ARSI. N. R. et Q. 1) remitido desde la ciudad eterna a Bogotá hay dos respuestas que naturalmente obedecen a dos misivas del Provincial neogranadino. Tan solo conocemos la contestación de Roma. En la primera (fol. 9v) se dice: “Vuestra Reverencia podra ir disponiendo las cosas para la fundacion que se ofrece en Tunja y avisenos de todo con claridad que despues de ser informado aca responderemos lo que se huviera de hazer, y según que fuese la dicha fundacion, no se hara dificultad en aceptarla por ser en essas partes”. En la segunda prácticamente se reiteran los mismos conceptos (fol. 10v): “A lo que en la otra se dise de assentar la Compañía en Tunja, añado que por ahora podran los nuestros estar alla, a modo de residencia si tuvieren sujetos para ello, lo qual se abra tambien de mirar en caso que se ofreciesse ocassion para fundacion de colegio, avisandonos que sujetos ternan y quantos se podran sustentar con la dicha fundacion”.
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el Colegio Mayor de San Bartolomé y el Colegio Máximo.42 En 1607 fue promovido a la sede arzobispal de Lima y su deseo de llevar a los ignacianos a Tunja lo había manifestado al P. Claudio Aquaviva, quien expresaba en su respuesta sus mejores deseos para poder complacerlo.43 La carta al presidente don Juan de Borja expresa su gratitud por los favores recibidos sobre todo por el Colegio de Santa Fe. Después trata el problema de la fundación en tierras boyacenses y Aquaviva le notifica que ha escrito al P. Gonzalo de Lyra “cómo ha de disponer las cosas en orden a asentar la Compañía en Tunja”.44 La segunda “misión” se llevó a cabo en 1610 y su protagonista fue el P. Luis Frías.45 Debía ser un orador con aires populares, como lo demuestra su pleito con la Inquisición de Cartagena.46 Aunque la estancia estaba prevista para quince días, tuvieron que quedarse durante toda la cuaresma, hecho que recoge el agrado de toda la población.47 La tercera y definitiva misión se dio en 1611 y en ella actuaron el P. Gonzalo de Lyra, inspirador del proyecto tunjano, y el ya conocido P. Gonzalo Núñez. Practicaron la misma metodología de masas, y en esta oportunidad los centros fueron el convento de Santa Clara y el hospital de la ciudad.48 El 26 de marzo se trató en el Cabildo el tema de la fundación del colegio. El provincial Gonzalo de Lyra venía avalado con dos recomendaciones que hablan por sí solas. En la sesión los cabildantes conocieron tanto la
Juan Manuel PACHECO. Historia eclesiástica. T. 2: La consolidación de la iglesia, siglo XVII. Bogotá, Ediciones Lerner (1975) 27-49.
ARSI. N. R. et Q. 1, fol. 11. Carta del P. Claudio Aquaviva al Ylustrissimo Señor el Arzobispo del Nuevo Reyno de Granada, electo de Lyma del Consejo de su Magestad. Roma, 3 de febrero de 1609: “En recibiendo la de Vuestra Ylustrissima escrita en Marzo del año passado di orden que se diesse el pliego que venia para el Doctor Lumbreras en proprias manos, y bastava mandarlo Vuestra Señoria Ylustrisima para averse de acudir esta voluntad que merece la merced que en essas partes estoi informado que haze a la compañía, de que quedo con el devido reconocimiento, y me ofrezco por lo que estuviere en mi mano para lo que Vuestra Señoria Ylustrissima se sirviere mandarme. Los pocos sujetos que al presente ay en esa Vice provincia no permite que se multipliquen puestos en partes tan distantes, pero el mandar Vuestra Señoria Ylustrissima que la Compañía asiente en Tunja, y lo mucho que Dios se a de servir de que aquellas almas sean ayudadas, obliga que se avise al Padre Gonzalo de Lyra Vice provincial para que provea aquello en el modo que fuere posible con una residencia de algunos de los nuestros hasta que el tiempo disponga de manera las cosas que se les pueda dar un buen assiento. Guarde Nuestro Señor a Vuestra Señoria Ylustrissima con el aumento de los distintos dones que sus siervos le suplicamos de Roma etc.”. ARSI. N. R. et Q. 1, fol. 11-11v. Carta del P. Claudio Aquaviva al Ylustrissimo Señor Don Juan de Borja Presidente y Capitan General por su Magestad en el Nuevo Reyno de Granada. Roma, 3 de febrero de 1609.
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José DEL REY FAJARDO. Los jesuitas en Cartagena de Indias 1604-1767. Bogotá (2004) 126-127.
Manuel TEJADO FERNÁNDEZ. Aspectos de la vida social en Cartagena de Indias, durante el seiscientos. Sevilla, Escuela de Estudios hispano-americanos (1954) 215-218.
MERCADO. Historia de la Provincia, I, 352-354.
MERCADO. Historia de la Provincia, I, 354-358.
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carta del General de los jesuitas (de la que ya hemos hablado) como la del presidente Juan de Borja, en la que alentaba a la corporación municipal a tomar una decisión positiva.49 Todavía más, invitaron al Provincial a las deliberaciones que se desarrollaron en los mejores términos. El Libro del Cabildo recoge así el acta de la sesión: En la ciudad de Tunja, en veinte y seis de marzo de mil y seiscientos y once años, se juntaron a cabildo, como lo han de uso y costumbre, las justicias y regimiento que este día se hallaron, para tratar y conferir en cosas del bien de esta república, y por ante mí Joan de Vargas, escribano del rey nuestro señor público y del cabildo (…) Leyéronse en este cabildo dos cartas, una de Claudio Aquaviva, general de la Compañía de Jesús, y otra del señor don Joan de Borja, del consejo del rey nuestro señor y gobernador y capitán general de este Reino, e tratan sobre 1a fundación de la Compañía de Jesús en esta ciudad, y habiéndose leído se acordó viniese al cabildo Gonzalo de Lyra, provincial desta provincia de la Compañía de Jesús y a Gonzalo Núñez, su compañero, y fueron a llamarle don Nicolás Suárez de Figueroa, alguacil mayor, e Antonio Bravo Maldonado y capitán don Bernardino de Laserna Moxica, regidores. Acordóse que el lunes santo se haga cabildo abierto en la iglesia mayor desta ciudad para que allí se mande cada uno en particular lo que pudiere para la fundación del colegio de la Compañía de Jesús, que en este cabildo se ha conferido y tratado con el Padre Gonzalo de Lyra, provincial, y se acordó lo referido para que se tome asiento en la dicha fundación. Y con esto se acabó el cabildo.50
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ARSI. N. R. et Q. 17, fol. 417v-418. Fundacion de la casa de provacion y collegio de Tunja: “Siempre he juzgado todas las acciones de esa ciudad y su opulencia por muy insignes y dignas del valor y lustre de sus habitadores, pero mucho más después de haber entendido la instancia con que procura y desea la fundación de la Compañía de Jesús, cuyo intento es tan loable, que solo envidio no poderme hallar en el ayuntamiento adonde esto se ha de resolver, para con muy vivas demostraciones alentar a vuestras mercedes a que desde luego lo pongan en ejecución, pues con solo esto sin duda, que tendrán su república muy consumada en todo género de virtud, y los que en ella nacen se criarán con la educación que aquí vimos, desterrando la ignorancia con que hasta agora han vivido, demás de otros copiosísimos frutos que se siguen en común y en particular, que muy experimentados los tenemos (…) El P. Provincial de la Compañía, de cuya mano recibirán vuestras mercedes esta carta se ha dispuesto a irlo a tratar. Sus singulares partes de virtud y cristiandad (que son conocidas en las Indias) me excusan de alargarme más en la materia, remitiéndome a lo que en ella dejo de tratar. Solo represento a vuestras mercedes que en su grave y cristiana autoridad se echa bien de ver cuánto se descubren los grandes sujetos que produce esta religión. Yo le he ofrecido con mucha piedad lo que en nombre de su majestad puedo, y lo mismo hago a vuestras mercedes, asegurándoles que en todas ocasiones hallarán en mí la buena disposición que para la prosecución de tan santo intento fuere necesaria, a quien guarde N. S. muchos años. Santafé, 16 de enero de 1611. Don Juan de Borja”. Archivo Histórico de Tunja. Libro de Cabildo (1610-1618), fols. 13v-14. Copian también esta acta Osías RUBIO y Manuel BRICEÑO. Tunja desde su fundación hasta la época presente. Tunja (1909) 114-115.
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Las tramitaciones fundacionales fueron rápidas. El 13 de abril de 1611 se firmaba la escritura de venta de la casa del capitán Francisco de Avendaño, sita en la calle real, por tres mil pesos.51 El 15 de abril los jesuitas tomaban posesión de ella; el P. Lyra escribe: Aderezóse en una sala un altar donde se celebró la primera misa, y en ella les prediqué de las gracias que debían dar a Nuestro Señor por haberles consagrado otra casa más en esta ciudad. Es esta muy a propósito para la Compañía, y en pocos días, quitando los entresuelos de un cuarto muy bueno, se ha acomodado una muy buena iglesia, que puede para muchos años servir, y si le hacen un crucero podrá quedar así para adelante.52
Las clases comenzarían el 9 de marzo de 1613. No hemos podido identificar al primer profesor de Humanidades, pero sabemos que fue un estudiante de Teología de la Javeriana. Dio la lectio inaugural ante un numeroso público y se inscribieron sesenta alumnos.53 Tras seis años de luchas y esfuerzos se daba comienzo al primer colegio de humanidades de Tunja sometido al régimen de la Ratio Studiorum.
ANB. Tierras Boyacá, fol. 268. También reposa en ARSI. N. R. et Q. 17. Fundationes, fol. 405.
ARSI. N. R. et Q. 12-I. Letras Annuas de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada de los años de 1611 y 1612. Santafé, junio de 1613, fol. 87.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 165. Las Letras Annuas de 1613 describen con detalle este acto.
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Figura 1 Plan de estudios según la concepción de Ignacio de Loyola
Superior
Secundaria
Elemental
Edad aproximada del alumno 5 a 7
Educación elemental. (Generalmente no se realizaba en colegios jesuíticos.
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La educación elemental comprendía: hablar, leer y escribir en latín.
7 a 8
De ordinario no había instrucción especial en o acerca de la lengua vernácula.
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Se entraba en la Universidad a la edad de 10 años más o menos.
10
Facultad de Lenguas. Estudio de Letras Humanas, especialmente del latín y griego.
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Estudiaban la gramática latina, lengua que ya sabían previamente. La clase superior de gramática se terminaba con frecuencia a los 12 años de edad.
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Luego venían dos años de Retórica, Poética e Historia.
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El objetivo que se buscaba en ellos era una completa facilidad en el arte de hablar, leer y escribir en latín con elegancia, a ser posible, antes de comenzar el estudio de la filosofía y las demás artes (para las cuales el latín era todavía un instrumento indispensable).
14
Facultad de Artes. Se comenzaban los estudios de Filosofía y de las otras artes.
15
Cátedra de Lógica, Física, Metafísica, Filosofía Moral y Matemáticas.
16
Después de tres años se confería el título de Bachiller en Artes; y a muchos, después de seis meses más, el de Maestro en Artes.
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Facultad de Teología, Facultad de Derecho y Facultad de Medicina.
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La teología era la asignatura más importante; estaba abierta para estudiantes externos.
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Cátedras de Teología Escolástica, Teología Positiva, Derecho Canónico, escritura.
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Había un ciclo de cuatro años de cursos fundamentales después de los cuales se terminaba el curso ordinario de Teología.
La ordenación sacerdotal podía tener lugar alrededor de los 21 años de edad.
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Había dos años más de ejercicios y actos para los que querían obtener el grado de Doctor en Teología.
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En Tunja también se cultivó lo que hoy denominaríamos como “Educación elemental” que no se incluía en el ordenamiento de los estudios jesuíticos recogidos en la Ratio Studiorum; sin embargo hubo ciudades en las que la Compañía de Jesús decidió asumir esa responsabilidad. Así, por ejemplo, en Bogotá Antonio González Casariego entregó ocho mil pesos para la fundación de una escuela en donde se les enseñara a los niños pobres a leer y escribir.54 Motivado por este gesto, el capitán Francisco Niño y Alvarado donó en 1690 a la Compañía de Jesús un predio situado en los ejidos de Tunja avaluado en seis mil pesos para la fundación de la escuela.55 Llama la atención que el fundador ponía como condición “que en la dicha escuela no se puedan recibir indios, negros, mulatos, ni zambos”.56 Sin embargo, hay que resaltar el hecho de que desde 1668 funcionara en el mismo colegio una escuela similar. Antes de seguir adelante debemos mencionar un criterio que los miembros de la Compañía de Jesús mantuvieron en toda América. El colegio indiano era totalmente gratuito y trataban que fuera patrocinado por los cabildos como una expresión de la educación oficial y popular. Por ello, no es de extrañar que el 2 de enero de 1613 el Ayuntamiento tunjano aprobara una decisión por la que entregaba a los jesuitas la exclusividad de la enseñanza en la capital del Corregimiento.57
ARSI. N. R. et Q. 13-I. Commentarii eorum quae gesta sunt a patribus Societatis Jesu Provinciae Novi Regni granatensis ab anno sexcentesimo octogesimo quarto ad annum millesimum sexcentesimum nonagesimum. & 6. Copia de la escritura: ANB. Colegios, III, fol. 775. Más información en: Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, II, 124-125.
Una copia de la escritura de la fundación se encuentra en: ANB. Temporalidades, 13, fols. 749 y ss.
Ibidem. Más información en Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, II, 166.
Archivo Histórico de Tunja. Libro de Cabildo (1610-1618), fols. 71-72: “En la ciudad de Tunja en dos de enero de mill y seiscientos y trece años se juntaron a cavildo como lo an de uso y costubre la justicia y Regimiento della… Y estando en este cavildo el padre Gonçalo Núñez, Rector de la Compañía de Jesús entró en el cavildo y propuso como se querían poner y asentar los estudios en este collegio para la crianza y buena doctrina de los hijos desta ciudad y su comarca, y que para su permanencia y quietud convenía que no ubiese otras personas m… o legas que leyesen fuera por el pueblo, por los inconvenientes que de ello se seguían y así mesmo pidió que la ciudad escriviese al señor presidente suplicándole hiziese merced a esta casa. ofreciéndose ocasión, atento a su necesidad - y que se le hiciese merced de una paja de agua para el convento. Y aviéndose oydo su propusición se mandó se pregone que desde el día que se asentaren la estudios en la Compañía no aya otro preceptor ninguno fuera en la ciudad,- y se escriva la carta al señor presidente - y se le provee y haze merced de la paja de agua para el convento de la parte más cómoda, y así se acordó y proveyó”.
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Tunja: colegio provinciano de Indias
En este libro hemos hecho referencia al ideario fundamental de la Compañía de Jesús, que consistía en insertar el Nuevo Reino en la Europa cultural, científica, social y católica. Para lograr estos ideales, la Compañía se sirvió de dos grandes proyectos: el primero fue la Universidad Javeriana; el segundo consistía en sembrar el mismo ideal en las principales ciudades de la Audiencia, más tarde Virreinato, mediante un revolucionario sistema educativo-formativo como el colegio indiano. Pero ¿cuál fue el aporte de la Compañía de Jesús a las ciudades y pueblos neogranadinos en los que logró insertarse? El modelo original y exitoso desarrollado en el Colegio Máximo de Bogotá sirvió de inspiración a cada ciudad neogranadina para que, en la medida de sus posibilidades, aceptara el reto de imitar o de superar el cúmulo de proyectos llevados a cabo por la Universidad Javeriana. Así, pues, comprender la historia de la Academia de San Francisco Javier es clave para poder entender y explicar el significado de las actividades de los jesuitas coloniales en la geografía colombiana. La Academia de San Francisco Javier fue el arquetipo ideal de los javerianos neogranadinos, punto de referencia en su conciencia ideal, simbólica o imitativa. De esta manera, cada hijo de San Ignacio, cada colegio, cada rincón misional, cada hacienda reiteraba un modelo creador que invitaba no solo a la imitación sino al riesgo de la superación. El colegio de provincia en Indias se reducía al mínimum requerido para poder lograr los fines fundamentales de la educación.
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1. La estructura organizativa Su estructura descansaba generalmente sobre cuatro personas: el Rector, responsable local de la vida escolar presidida por él; el Profesor de Gramática, que atendía permanentemente la marcha de las aulas; el Procurador del colegio, que iría adquiriendo dimensiones desorbitadas por los capitales y riesgos que debía correr para el mercadeo de los productos; el Prefecto de Iglesia, encargado del fomento de los ministerios encaminados a la práctica de las virtudes cristianas no solo de los alumnos, sino también de los feligreses que acudían al templo jesuítico. Desde un punto de vista institucional y legal, la “máquina religiosa” era responsabilidad del Prefecto de Iglesia; la “máquina educativa” reposaba sobre el Director de Estudios (auténtico administrador de la empresa académica); la “máquina económica” descansaba sobre el Procurador (verdadero gerente de la empresa); y todos gozaban de funciones claramente diseñadas y delimitadas.1 En definitiva, todas esas fuerzas dependían legalmente del Rector, genuino presidente de la corporación; por ende, a él le competían las decisiones finales –en el ámbito de su competencia limitada– en todos los campos de las administraciones. Por su parte, la estructura del poder decisorio reposaba sobre tres niveles distintos: el local, representado por el Rector; el provincial (que abarcaba toda una extensa demarcación geográfica llamada Provincia), presidido por el Provincial; y el romano que, dentro de la concepción monárquica de la Compañía de Jesús, se centraba en el poder, prácticamente omnímodo, del Prepósito General. Paralela a esta jerarquía de poder institucional encontramos a los Procuradores (de cada domicilio, de cada Provincia y el General), piezas vitales para entender cada uno de los entes económicos o la constelación de todos ellos. Su poder era gerencial, dependiente del respectivo nivel (Rector, Provincial, Prepósito General).
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Regulae Societatis Jesu. Romae (1590) 176-189.
CapĂtulo II. Tunja: colegio provinciano de Indias
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Figura 2 Organigrama de la estructura organizativa de un colegio indiano
Consulta de la Casa
Admonitor
Rector
Espiritual
Comunidad
Colegio
Iglesia
Haciendas
Profesor de Humanidades
Prefecto de la Iglesia
Procurador
Academias
Ministerios
Confesores
Predicadores
Congregaciones
Administrador
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El Rector La cabeza visible de la obra total del colegio indiano era el Rector. Por ello, en sus respectivas reglas se le recuerda que debía preceder a todos con el ejemplo.2 La Compañía de Jesús de comienzos del siglo XVII atribuía mucha importancia a las costumbres3 tanto comunes al cuerpo universal de la Orden como a las específicas de cada provincia y casa. El esfuerzo unificador llevado a cabo por el P. Claudio Aquaviva y sus consiguientes consultas a todas las provincias esparcidas por el mundo representan la búsqueda de una identidad jesuítica que debía prevalecer sobre continentes, razas e ideologías. Ello explica el compromiso que asumía cada Rector frente al futuro de una orden religiosa nueva que se había extendido tan rápidamente por el universo conocido. Pero como el cultivo de la vida espiritual de la comunidad jesuítica era el único medio válido para llevar adelante los ideales tanto religiosos como culturales, educativos y económicos del colegio, al Rector le correspondía mantener con ilusión y entrega la respuesta personal y comunitaria de cada uno de los integrantes de su jurisdicción.4 En la vida práctica, era muy difícil que el Rector se moviera con igual competencia en las tres áreas de acción del colegio; era lógico que su gestión fuera más directa en el templo y en el colegio y más a distancia cuando se trataba de las haciendas. Sobre el Rector recaía la responsabilidad inmediata y última de la buena o mala marcha del plantel educativo. Además, debía asumir las principales funciones del Prefecto de Estudios. Debía fomentar el entusiasmo del Profesor de Gramática5 para mantener vivos los programas educativos y evaluar cada mes con el docente el desarrollo del curso.6 Asimismo, debía asistir a los ejercicios literarios prescritos7 para garantizar su buen éxito. También tenía que presidir la entrega de los premios,8 estímulo para inculcar la búsqueda de la excelencia. Expresamente, se le imponía el funcionamiento de la Congregación Mariana9 de la que hablaremos más adelante. El Prefecto de Estudios era el gestor directo e inmediato del funcionamiento académico del colegio a su cargo. Debía conocer a fondo la
Regulae Societatis Jesu. “Regulae Rectoris”. Regla 20.
Regulae Societatis Jesu. “Regulae Rectoris”. Regla 4.
Regulae Societatis Jesu. “Regulae Rectoris”. Reglas 21, 22, 24, 25.
Regulae Societatis Jesu. “Reglas del Rector”. Regla 20.
Regulae Societatis Jesu. “Reglas del Rector”. Regla 18.
Ratio Studiorum. “Reglas del Rector”. Regla 3.
Ratio Studiorum. “Reglas del Rector”. Regla 14.
Ratio Studiorum. “Reglas del Rector”. Regla 23.
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Capítulo II. Tunja: colegio provinciano de Indias
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Ratio Studiorum10 a fin de poder exigir su cumplimiento. En los colegios pequeños, el Rector asumía todas las funciones encomendadas al Prefecto. Su gestión contemplaba: la coordinación del profesorado; las admisiones y promoción de los alumnos; la supervisión de los exámenes y ejercicios literarios, y la disciplina. En cuanto a los docentes, comenzaba por hacer guardar las reglas correspondientes a los profesores,11 visitar las clases para tomar conciencia de su funcionamiento,12 verificar los calendarios,13 controlar el pensum, que estaba referido en la Gramática del P. Manuel Álvarez14 y en Retórica a la del P. Cipriano Soarez;15 y velar por el prestigio y autoridad del profesorado.16 También debía supervisar el variado mundo de los ejercicios literarios: las declamaciones mensuales,17 las disputas de clases,18 las Academias,19 así como los premios públicos o privados.20 Finalmente, debía cuidar de la disciplina del colegio, tanto dentro del aula como en los espacios que configuraban el recinto escolar.21 En definitiva, se puede considerar que el Rector era el responsable directo de la buena marcha del colegio así como el garante de la disciplina religiosa de todos sus moradores jesuitas. No se puede olvidar que la entidad a él adscrita formaba parte de un todo parcial como era la provincia del Nuevo Reino; en este sentido, debía cumplir con normas que eran obligatorias para todos los planteles educativos. Para evitar cualquier desviacionismo, Ignacio de Loyola había previsto la necesidad de que el Rector fuera asesorado por la denominada “Consulta domus”22 y vigilado por el Admonitor.23 Los consultores eran nombrados por el P. Provincial24 y su misión principal se dirigía a ayudar con su consejo al Rector para que el colegio
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de Estudios”. Regla 4.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios inferiores”. Regla 4.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios inferiores”. Regla 6.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios inferiores”. Regla 7.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios inferiores”. Regla 8.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios inferiores”. Regla 13.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios inferiores”. Regla 4.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios inferiores”. Regla 32.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios inferiores”. Regla 33.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios inferiores”. Regla 34.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios inferiores”. Reglas 35 y 36.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios inferiores”. Reglas 43 y 44.
Regulae Societatis Jesu. “Regulae Rectoris”. Regla 14.
Regulae Societatis Jesu. “Regulae Rectoris”. Regla 15.
Regulae Societatis Jesu. “Regulae Provincialis”. Regla 25.
10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24
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obtuviera los mejores frutos.25 Su norte debía ser el bien común.26 Si el caso lo ameritaba, podían remitir su opinión al superior mediato.27 También debían escribir cíclicamente al Provincial y al General las relaciones que estatuía la “Formula scribendi”.28 El Admonitor era elegido por el Provincial.29 Su misión consistía en advertirle al Rector de aquellas cosas que la mayor parte de los consultores juzgare oportuno hacerle ver o reflexionar y de otras relativas a la persona o al oficio dignas de ser tenidas en cuenta.30 Para cumplir mejor con su oficio debía poseer copia de todas las órdenes que los provinciales dejaban al colegio “para que él pueda celar su observancia”.31 En la Provincia del Nuevo Reino estaba determinada la “Forma para haçer la entrega de un Collegio a su sucesor quando un Rector acaba su oficio”.32 Se trata de un cuestionario pormenorizado acerca de la gestión rectoral durante el trienio de su mandato, cuyo texto debía ser firmado por la autoridad saliente y por la entrante.33 El profesor de Gramática El profesor jesuita que se vinculaba al campo de la enseñanza de las humanidades era un profesional académico que había cursado tanto la Filosofía como las Letras en universidades o centros especializados, además de haberse capacitado en seminarios prácticos en las técnicas de la pedagogía adoptadas por la Orden. Esta última exigencia se definió en 1565 en la Segunda Congregación General34 y se consagró definitivamente en la Ratio Studiorum de 1599:
Regulae Societatis Jesu. “Regulae Consultorum”. Regla 1.
Regulae Societatis Jesu. “Regulae Consultorum”. Regla 2.
Regulae Societatis Jesu. “Regulae Consultorum”. Regla 7.
Regulae Societatis Jesu. “Regulae Consultorum”. Regla 10.
Regulae Societatis Jesu. “Regulae Provincialis”. Regla 25.
Regulae Societatis Jesu. “Regulae Admonitoris”. Regla 3.
APT. Fondo Astráin, 18. Ordenes antiguas, que por orden de N. R. P. Lorenzo Ricci, ya no están en uso: y deven guardarse en el Archivo. Fol. 41.
APT. Fondo Astráin, 18. Ordenes antiguas, que por orden de N. R. P. Lorenzo Ricci, ya no están en uso: y deven guardarse en el Archivo. Fol. 19v-20v.
Comienza con las entradas habidas desde la última visita del Provincial y si no hubiere habido visita desde el tiempo que entró en el oficio. Segundo: Descargos que da por el libro de gastos. Después “se saca el alcançe que se haçe diçiendo de que proçede”. Deudas que debe el colegio: a quiénes y de qué. Deudas que deben al colegio: de quiénes y de qué. Rentas, censos, estado de las haciendas, etc. Debe dar cuenta de las alhajas de la Iglesia y Sacristía “por su libro”, así como de la librería, despensa, cocina, refectorio.
PACHTLER. Ratio Studiorum et Institutiones Scholasticae Societatis Jesu per Germaniam olim vigentes collectae concinnatae dilucidatae a G. M. Pachtler S. J. Osnabrueck, Reproductio phototypica editionis 1887-1894 (1968) I, 75.
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Capítulo II. Tunja: colegio provinciano de Indias
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Para que los maestros de las clases inferiores no lleguen imperitos a enseñar, en los colegios de que suelen sacarse los maestros de letras humanas y de gramática, el Rector elija a alguno muy perito en enseñar con el que se reúnan al fin de los estudios tres veces por semana durante una hora los que están cercanos a ser maestros, para ser preparados al nuevo magisterio; y ello hágase alternativamente preleyendo, dictando, escribiendo, corrigiendo y desempeñando otros oficios del buen profesor.35
A todas estas premisas hay que añadir otra, sin la cual se perdería la perspectiva real de la imagen del profesor jesuita: el magisterio surge no solo como una profesión, también como una misión específica y especial en la que no existe divorcio entre su consagración al quehacer cotidiano en el colegio donde presta su servicio y sus ideales religiosos e intelectuales, porque su espíritu corporativo había entendido que la semilla se sembraba individualmente pero el fruto cosechado hacía referencia a la comunidad. La biografía del profesor estaba enmarcada en el trabajo continuado: el estudio, la preparación de las clases, la dedicación a los alumnos y el cumplimiento de las demás normas de la Ratio Studiorum. Su dedicación docente era exclusiva: diariamente debía dictar cuatro horas de clase: dos por la mañana y dos por la tarde,36 de acuerdo con los programas prescritos y plasmados en las disposiciones educativas vigentes. También debía atender personalmente a la variada gama de los ejercicios previamente programados, los cuales podía cambiar “con tal de que se conserven los mismos enteramente y por los mismos espacios de tiempo en las reglas de cada maestro”.37 El pensum anual debía cumplirse a cabalidad y era controlado por el Prefecto de Estudios.38 Su empeño fundamental debía cifrarse en seguir los pasos de cada uno de sus alumnos y buscar el mejor aprovechamiento.39 Tenía que controlar diariamente los ejercicios de la memoria,40 la entrega de composiciones, que debía corregir “con cada uno de los alumnos”,41 y poner especial cuidado en preparar la prelección.42 Cíclicamente tenía que llevar a cabo los ejercicios extraordinarios, como concertaciones, etc.43 Por último, tenía que observar, a través de su Catálogo, la evolución intelectual de cada discípulo.44
Ratio Studiorum. “Reglas del Rector”. Regla 9.
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de las clases inferiores”, 14.
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de las clases inferiores”, 15.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de Estudios”, 5.
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de las clases inferiores”, 50.
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de las clases inferiores”, 19.
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de las clases inferiores”, 20-21.
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de las clases inferiores”, 27-30.
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de las clases inferiores”, 31.
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de las clases inferiores”, 38.
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El entusiasmo y la alegría debían ser sus constantes distintivos45 y, junto a la dulzura y a la paciencia, debía exigir la asiduidad de los jóvenes a clase,46 el silencio, la modestia47 y la guarda de las reglas.48 La disciplina la “conseguirá más fácilmente con la esperanza del honor y del premio y con el temor de la vergüenza, que con los golpes”.49 En cuanto a los castigos, la Ratio impone: No sea precipitado al castigar, ni demasiado en inquirir: disimule más bien cuando lo pueda hacer sin daño de alguno; y no sólo no golpee él mismo a nadie (porque eso debe hacerlo el corrector), sino absténgase de ultrajar de hecho o de palabra; y no llame a nadie sino por su nombre o apellido; en vez de castigo será a veces útil añadir algo literario fuera de la tarea ordinaria.50
La última Regla del Profesor de las clases inferiores concluye con estos sabios consejos: No desprecie a nadie, mire bien por los estudios tanto de los pobres como de los ricos y procure especialmente el adelanto de cada uno de sus escolares.51
La misión del profesor La concepción del profesor no se agota en las normas de la Ratio, supone una intensa vida ascética inspirada en los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola. La tradición pedagógica de la Compañía de Jesús concebía al maestro como una célula inserta en el sistema educacional y, a la vez, un átomo generador de los principios de la Paideia: autoridad, actividad y adaptación. En la práctica, quien personificaba los ideales educativos expuestos más arriba era el profesor y a su responsabilidad inmediata se encomendaba la transmisión y difusión de los valores en ellos contenidos. Así, pues, no es de extrañar que los escritores ascéticos de la Orden hayan sido quienes más han insistido en las virtudes definitorias del maestro. La universalidad de esta doctrina la confirma el escritor neogranadino, el P. Pedro de Mercado (1620-1701), cuyo influjo en la formación de los jesuitas del Nuevo Reino en la segunda mitad del siglo XVII fue decisivo.
Ratio Studiorum. “Reglas del Rector”, 20.
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de las clases inferiores”, 41.
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de las clases inferiores”, 43.
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de las clases inferiores”, 39.
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de las clases inferiores”, 39.
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de las clases inferiores”, 40.
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de las clases inferiores”, 50.
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(…) pero viniendo a lo particular, puede el Maestro ejercitarse en las virtudes siguientes, entre las cuales vaya primero la caridad, como su Reina; ame a sus discípulos en Dios, por Dios y para Dios; y su amor, en las demostraciones exteriores, sea igual para con todos, no singular para con ninguno. Por tener oficio de alumbrarlos, desterrando las tinieblas de su ignorancia, debe ser como el sol, que no se singulariza con ninguno, sino que a todos igualmente alumbra y calienta. Pero si el Maestro es sol de otro hemisferio, y al uno alumbra con los rayos de su enseñanza, y al otro no; y si calienta a aquel con el calor de su caridad, y a los demás no, qué se ha de seguir sino la envidia, las quejas y la murmuración de los que no se ven tan favorecidos. Ponga gran solicitud en la enseñanza de sus discípulos (…) les leerá con claridad, los corregirá con blandura, las hará ejercicios con fervor, les preguntará con cuidado y les responderá con apacibilidad, que a todo esto obliga el considerar que Dios le ha entregado a sus discípulos y que la Virgen le ha hecho Maestro de sus hijos adoptivos. Con qué solicitud se aplica uno al Magisterio de un hijo de un Rey, o de un gran Señor? Pues aún con mayor cuidado se debe aplicar el Maestro a la enseñanza de los pobres y de los ricos, porque son hijos adoptivos del Rey del Cielo y de la Reina de los Angeles. Tenga paciencia para sufrir las molestias que trae consigo la enseñanza de los que fueron rudos. No se exaspere cuando hay alguno de tardo ingenio, que Dios no le dio más. Haga su diligencia para desbastarlo con amor y tendrá con el rudo más mérito, que con la enseñanza de los más ingeniosos (…) Oiga las quejas de los discípulos con sufrimiento y apacigüe con sagacidad sus rencillas. Que la paz hará que su aula sea un cielo, y la caridad que sean ángeles sus discípulos.52
Otro escritor ascético, el P. Antonio Le Gaudier (1572-1622), hacía las siguientes reflexiones sobre el tema del profesor: Es menester que los adolescentes tengan mucha estima de sus maestros y hagan mucho caudal de su valer. Porque esta estima les apremia interiormente, sobre todo cuando se añade el amor, a cumplir en todo la voluntad de los que los dirigen. Razón por la que todo maestro debe esforzarse por conseguir este predicamento. Mas como ya hemos dicho a propósito del amor, se ha de tener cuidado en no complacerse en la popularidad. La reputación no es más que un medio; su valor moral depende del fin que se quiere alcanzar.53
En varios párrafos de su obra insiste en que el crédito es el fruto de las cualidades y virtudes, y se aumenta con la fama de sabiduría, pues los
Pedro de MERCADO. Práctica de los ministerios eclesiásticos. Compuesto por el Padre Pedro de Mercado de la Compañía de Jesús. Sevilla (1676) 238-239.
A. LE GAUDIER. De natura et statibus perfectionis. Pars V, sectio XVI, cap. VII. Citado por CHARMOT. Ob. cit., 119-120.
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alumnos veneran a los profesores capaces de instruirles bien. En definitiva, se exige un hombre perfecto, de virtudes sólidas, prudente y discreto.54 En este punto es necesario clarificar cómo se inserta la figura del profesor en medio de los tres grandes principios que rigen la pedagogía ignaciana. La autoridad, concebida como un servicio a la institución educativa para garantizar tanto los ideales de la Ratio Studiorum como los métodos que deben observarse para conseguir el fin propuesto y el perfecto orden que exige la complicada estructura de profesores, alumnos y programas. La adaptación, para hacer flexibles los métodos y procedimientos de tal manera que el objetivo final, el hombre, se pueda realizar en sus coordenadas espacio-temporales específicas. La actividad, conditio sine qua non para que el hombre de la pedagogía ignaciana se constituya en el artífice de su propia vida como fruto de una opción nacida del criterio adquirido a lo largo de sus años de formación. El alma de toda esta “fábrica”55 era la autoridad concebida verticalmente, la cual debe regular las relaciones estamentales: las externas, mediante la normativa de la Ratio, y las internas, por la disciplina religiosa de una corporatividad que se rige por la obediencia. Este nexo entre autoridad y obediencia es válido y eficiente solo cuando la obediencia es concebida como una virtud y no como mera disciplina. Así, el sentido de corporación en el que fue educado el jesuita, hacía que cada miembro fuera responsable de la consecución del objetivo final y total de la Compañía de Jesús mediante el cumplimiento fiel de su deber asignado, pues la obediencia, libremente aceptada, significaba para él un servicio, un estar siempre preparado para cualquier misión, para trabajar donde y en el puesto en que la institución necesitare la respuesta del súbdito. Volviendo al tema principal, no es de extrañar que la Ratio Studiorum se pronuncie por la resultante de una cuádruple unidad: de dirección, de profesor, de método y de materia. En otras palabras: la Ratio exige un cuerpo de profesores formados en la misma escuela, imbuidos de los mismos principios, con unos objetivos comunes que deben ser adquiridos por los mismos medios. En relación con el alumno, el profesor debía adquirir otro tipo de autoridad: La autoridad –escribirá el P. Juvencio en 1703– es cierta fuerza de mandar, de prohibir, de gobernar. Se la obtiene, o por derecho, o por habilidad. No
Ibidem.
Hemos adoptado el concepto de “fábrica”, sacado del manuscrito del P. Ignacio Julián (Biblioteca Nacional de Colombia. Sección de Libros raros y curiosos. Ms. 17, fol. 17v): “(…) es mucha fábrica un hombre; y ejercita muchas acciones sobre todas las cuales tiene derecho la política, y en las del noble no perdona ninguna con tal autoridad”.
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basta de ordinario que el derecho la conceda si no vienen en su ayuda la habilidad y el talento.56
Juvencio propone tres medios para conseguir este fin: el aprecio, el amor y el temor. El profesor conseguirá el aprecio sincero de los alumnos a través de su cultura y su piedad. La cultura se demuestra dominando “profundamente la materia que debe enseñar” y “no diga nada que no lo haya limado y trabajado”. La piedad se manifestará en las buenas obras.57 El segundo medio radica en procurar el amor de los alumnos; el profesor lo obtendrá si lo ven deseoso de su provecho, moderado, dueño de sí mismo, no suspicaz ni crédulo, sino tan amable y humano en privado como serio y grave en público, siempre ecuánime e igual con todos, no más amigo de unos, ni demasiado familiar; tardo en castigar (…) Admita de buena gana las causas que pueda haber para perdonar o disminuir el castigo (… ), que la culpa sea cierta y bien conocida, y si es posible, que el culpable la reconozca y confiese.58
El tercer medio para conseguir la autoridad lo constituye el temor filial. Por eso, el maestro debe mandar poco pero con rectitud “que exige lo mandado con constancia y prudencia”. El laxismo y el rigorismo deben ser suplantados por la comprensión y la rectitud. La pedagogía ignaciana exige que se haga uso del poder con blandura y moderación.59 Uno de los mejores intérpretes de la primigenia mentalidad pedagógica de la Compañía de Jesús fue sin duda el P. Antonio Posevino (1533-1611). En su libro De cultura ingeniorum apela al testimonio de la historia y de la psicología para probar el principio de adaptación. Siendo la naturaleza humana la misma, los talentos son tan diversos que consecuentemente hay que aceptar, a nivel cualitativo, selección y masa. De ahí la importancia que asigna a la necesidad de conocer la capacidad de cada alumno para poder adaptarse a él. De esta suerte escribirá: Así como los elementos que engañan a la vista por la semejanza de su color blanco, como son la sal, azúcar, la harina, la cal, se distinguen sobre todo por el gusto, así las naturalezas que nos engañan con sus apariencias comunes no pueden ser conocidas sino por un examen detenido de su carácter íntimo.60
José JUVENCIO. Método para aprender y para enseñar. Florencia, 1703. (Citaremos siempre por la versión castellana que publicamos en La pedagogía jesuítica en la Venezuela hispánica. Caracas (1979) 741).
JUVENCIO. Ob. cit., 741.
JUVENCIO. Ob. cit., 741-742.
JUVENCIO. Ob. cit., 743. CHARMOT. Ob. cit., 121-123.
POSEVINO. De cultura ingeniorum. Cap. XIX. Citado por CHARMOT. Ob. cit., 134.
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Si la autoridad debe oscilar entre la firmeza y la suavidad, la adaptación se moverá entre el rigorismo y el laxismo. Para su explicación, hay que recurrir a los escritores ascéticos, los mejores intérpretes de la vida unitaria que debe surgir de la conjunción de la virtud y las letras. El P. Antonio Le Gaudier (1572-1622) puntualizaba sobre estos antagonismos. Se cae en rigorismo: 1º cuando se dan lecciones, composiciones o tareas demasiado largas o difíciles; 2º cuando las cosas fáciles se imponen a muchachos faltos de talento, de la memoria o de la ciencia necesarios; 3º si se les habla en términos demasiado duros, desalentados o desalentadores, inspirados por el capricho; 4º si se exige la lección o el tema para un tiempo fijo, sin tener cuenta con las legítimas excusas de la familia o el muchacho; 5º si de buenas a primeras no se quieren oir las excusas presentadas con razón, sino que se las tiene por mentiras; 6º si con la misma severidad se tratan las faltas graves y las ligeras; 7º si nos mostramos suspicaces, incapaces de rectificar una impresión desfavorable, si somos avaros de elogios y pródigos en reprensiones; 8º si mostramos desestima hacia un alumno y costumbre de interpretar torcidamente todo lo suyo; 9º si no conocemos más que la rigidez de los reglamentos y olvidamos la flaqueza de la niñez; 10º si las órdenes son oscuras, equívocas y dan pie a confusiones y a castigos imprevistos; 11º si negamos a carga cerrada los permisos solicitados con justa razón; 12º si damos por ciertas las faltas dudosas, etc. Se cae en el laxismo cuando: No se hace caso más que de escándalos y faltas graves; el que para mostrarse suave no hace caso ni de la modestia, ni del comedimiento, ni del silencio; el que a fuerza de mirar la humana flaqueza, acaba por juzgar los males con excesiva indulgencia; el que reprende, pero, para evitar molestias o pequeñas protestas se abstiene de castigar; el que por amistad sensible o por complicidad, tolera que ciertos alumnos falten a la disciplina; el que so pretexto de bondad no se hace respetar; no menos que el tímido que no toma a pechos la observancia del reglamento; el maestro ligero que se distrae y se porta con los alumnos como un camarada.61
El tercer principio se denomina actividad. Su concepción se basa en la continua y progresiva práctica del alumno en aquellos ejercicios que paulatinamente ejerciten su memoria, despierten su inteligencia y formen su voluntad. En el fondo del sistema subyace una verdadera teleología: el ejercicio programado para alcanzar la formación integral del hombre.
61
Citado por CHARMOT. Ob. cit., 121-122.
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El Prefecto de Iglesia La actividad en el templo era tan importante como la del colegio, pues en el ideal ignaciano ambas entidades se debían complementar. El Prefecto de la Iglesia venía a desarrollar un papel paralelo al que desempeñaba el Prefecto de Estudios para el colegio. En último término, era el responsable no solo de que el culto y los oficios religiosos adquirieran vitalidad e incluso esplendor, además debía responder por el orden y por la consecución de los altos fines ascéticos y espirituales que se proponía la Compañía de Jesús en cada domicilio. Por ello, las reglas correspondientes debían servir de norma y de guía.62 Las formas de comunicación para los jesuitas residentes en el colegio se ceñían a que los sábados se hacía público en el comedor el cronograma de la semana y se colocaba en la sacristía, por escrito, la información correspondiente.63 Con respecto a los sacerdotes, debía verificar si observaban sus respectivas reglas y si cuidaban de su porte exterior;64 si disponían de las debidas licencias para confesar y si se acomodaban a las exigencias de los ritos de la liturgia romana.65 También debía celar porque se cumpliera lo estipulado por el fundador de la Orden acerca de la gratuidad de los ministerios; en consecuencia, los sacerdotes no podían recibir limosnas ni por decir misa ni por oír confesiones;66 tampoco se permitían en la iglesia las alcancías ni ningún tipo de arca que permitiera depositar cualquier tipo de limosna.67 Aunque las reglas no muestran detalles sobre los ministerios concretos, precisa su obligación en procurar que no faltaran confesores en el templo68 así como la planificación de los sermones y de las lecciones sacras.69 Entre las obligaciones materiales permanentes sobresalen conservar decentemente el Santísimo Sacramento,70 renovar anualmente los santos Oleos, así como custodiar las reliquias de los santos en un tabernáculo ad hoc;71 en fin, procurar el ornato necesario para todo lo relativo al culto divino.72
Regulae Societatis Jesu. Romae, MDXC, 146-151: “Regulae Praefecti Ecclesiae”.
Regulae Societatis Jesu. “Regulae Praefecti Ecclesiae”. Reglas 2 y 3.
Regulae Societatis Jesu. “Regulae Praefecti Ecclesiae”. Regla 12.
Regulae Societatis Jesu. “Regulae Praefecti Ecclesiae”. Regla 13.
Regulae Societatis Jesu. “Regulae Praefecti Ecclesiae”. Regla 14.
Regulae Societatis Jesu. “Regulae Praefecti Ecclesiae”. Regla 15.
Regulae Societatis Jesu. “Regulae Praefecti Ecclesiae”. Regla 26.
Regulae Societatis Jesu. “Regulae Praefecti Ecclesiae”. Regla 23 y 24.
Regulae Societatis Jesu. “Regulae Praefecti Ecclesiae”. Regla 16.
Regulae Societatis Jesu. “Regulae Praefecti Ecclesiae”. Regla 18.
Regulae Societatis Jesu. “Regulae Praefecti Ecclesiae”. Regla 19.
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El Procurador Podríamos definirlo no solo como el asesor del Rector en asuntos financieros sino como el verdadero gerente de la “máquina económica”. De acuerdo con las Reglas del Procurador, su actividad se desglosaba en dos capítulos: la contabilidad y la administración. Entre las sugerencias de política económico-administrativa, las Reglas son parcas, pero precisas. Se parte del principio según el cual la responsabilidad, cuidado y aumento de los bienes materiales constituye la principal misión del Procurador.73 Para ello se le encomienda la práctica de tres consejos: asesorarse en los asuntos delicados con los peritos más idóneos;74 llevar con toda exactitud los libros de contaduría y archivo; e informar al Rector mensualmente del estado del balance y de la caja.75 En cuanto a las compras, se le recomienda que se lleven a cabo en el tiempo oportuno “a fin de que no se obligue a comprar las que no sean muy buenas o que no tengan precio equitativo”,76 y una vez comprada la mercancía debía, vigilar para que se conservase en buen estado.77 En el marco de este esquema administrativo, cada día debía tomar cuenta al comprador de los gastos efectuados y obligarle a llevar un Diario.78 En relación con el complicado mundo de los arrendamientos, contratos, contracción de deudas o cualquier otro negocio de importancia, debía actuar con delegación del Rector79 y de acuerdo con el informe de los peritos más idóneos.80 Además, tenía la obligación de recordarle al Rector que en los contratos de mayor importancia debía remitir una copia autenticada a Roma.81 Finalmente, si había necesidad de recurrir a litigios judiciales, se le advertía al Procurador que hiciera lo posible por llegar a un avenimiento o arreglo amistoso antes de emprender el pleito; si esto fuera imposible, debía intentar siempre “una justa concordia”.82 En todo caso, los juicios debían ser llevados por procuradores externos.83
Regulae Societatis Jesu. “Reglas del Procurador”. Reglas 1 y 11.
Regulae Societatis Jesu. “Reglas del Procurador”. Regla 17.
Regulae Societatis Jesu. “Reglas del Procurador”. Regla 4.
Regulae Societatis Jesu. “Reglas del Procurador”. Regla 9.
Regulae Societatis Jesu. “Reglas del Procurador”. Regla 10.
Regulae Societatis Jesu. “Reglas del Procurador”. Regla 8.
Regulae Societatis Jesu. “Reglas del Procurador”. Regla 13.
Regulae Societatis Jesu. “Reglas del Procurador”. Regla 17.
Regulae Societatis Jesu. “Reglas del Procurador”. Regla 21.
Regulae Societatis Jesu. “Reglas del Procurador”. Regla 16.
Regulae Societatis Jesu. “Reglas del Procurador”. Regla 15.
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En lo que se refiere a la vida comunitaria, los “Usos y costumbres la Provincia del Nuevo Reino” estipulaban la igualdad de todos los miembros de cada una de las comunidades jesuíticas expandidas por el Nuevo Reino. Así, por ejemplo, en lo relativo a los viáticos de los que eran destinados a un colegio o residencia, se fijaba tanto la dotación personal84 como lo relativo a los viajes.85 Con todo, una serie de circunstancias muy singulares hicieron que la figura del Procurador adquiriese entre nosotros características muy singulares. Lo apartado de las haciendas, las ausencias para la búsqueda de mercados a fin de colocar los productos, el contacto con otros comerciantes, el volumen de ventas, etc., contribuyeron a que la realidad del Procurador adquiriera día a día mayor autonomía y, por ende, las relaciones Rector-Procurador tuvieran que regirse a veces por la vía impositiva de la obediencia. Tres figuras jurídicas netamente diferenciadas en el derecho y en la historia de la Compañía de Jesús en Latinoamérica durante el período hispano intervienen en la administración de los bienes de cada domicilio: el Ministro, el Procurador y los Administradores de haciendas. Un cargo tan delicado como el manejo de los bienes temporales es lógico que no fuera usual en la mayoría de los sacerdotes jesuitas, cuyo adiestramiento insistía fundamentalmente en los valores espirituales y en la formación humanística. Por tal motivo, puede llamar la atención que en diversas oportunidades fueran Hermanos coadjutores cualificados los que desempeñaran tal oficio. En una acción tan universal como la que desarrollaba la Compañía de Jesús en todo el mundo era lógico que existieran severos controles. La espiritualidad del colegio y el P. Espiritual El fervor espiritual del colegio tenía que traducirse en la buena marcha de todas las instituciones que en él funcionaban. De ahí la importancia que tenía la visita del P. Provincial cada trienio, pues significaba una auditoría espiritual y material tanto de cada uno de los integrantes del plantel como de todas las obras que funcionaban en la entidad Colegio.
APT. Fondo Astráin, 18. Ordenes antiguas, que por orden de N. R. P. Lorenzo Ricci, ya no están en uso: y deven guardarse en el Archivo. Fols. 23v-24: “El Colegio de donde sale, le dará el vestido interior y exterior y el manteo, sombrero, bonete y sobrerropa que tuviere dicho sujeto, de manera que pueda servirle todo deçentemente un año sino fuere necesario mejorarlo conforme al tiempo y lugar y la salud del que camina (…) y de la ropa blanca le dará tres camisas, tres pañuelos, tres escofias, tres pares de escarpines, dos pares de medias y dos pares de zapatos, jubón y calçones acomodados al tiempo y lugar a donde va”.
APT. Fondo Astráin, 18. Ordenes antiguas. Fol. 25v.: “14. Al que fuere de Santafe a Merida se le daran tres mulas fletadas y pagadas; veinte y cuatro panes; cuatro cajetas de conserva; quatro quesos, un quarto de carnero y treinta pesos en plata”.
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El alma de una comunidad jesuítica antigua era el P. Espiritual. Debía ser hombre maduro, de probada experiencia ascética, conocedor del Instituto de la Compañía de Jesús,86 versado en la lectura de libros espirituales87 y experto en analizar los movimientos en que se debaten las almas.88 Era el encargado de que el ideal ignaciano se concretase en cada uno de los miembros del colegio mediante el fiel cumplimiento de las reglas para conseguir la realización tanto espiritual como humana de cada uno de los jesuitas.89 Su acción pedagógico-espiritual era personal; consistía en la dirección del mundo del espíritu y de la conciencia. Su objetivo se centraba en que cada dirigido espiritual alcanzara la familiaridad con Dios y el convencimiento de que el cumplimiento de sus obligaciones era el mejor servicio de Dios.90 Para ello, debía estimularlo, corregirlo o ayudarlo para que el proyecto diseñado en los Ejercicios Espirituales adquiriera vida mediante los diversos modos de oración, el continuo examen, la práctica ininterrumpida de las virtudes y la lucha contra los afectos desordenados.91 2. La organización económica El estudio de la “máquina económica” que sustentó y movilizó la acción educativa, misional, social, económica, religiosa e intelectual de la Compañía de Jesús en el continente americano se ha convertido en los últimos tiempos en un novedoso e interesante tema de investigación dentro de la historia social latinoamericana.92 La Compañía de Jesús partía del supuesto de que la “máquina económica” debía garantizar, fundamentalmente, un triple objetivo: la gratuidad de la enseñanza que se impartiera en sus aulas; facilitar todos los medios para la construcción y mantenimiento del colegio e iglesia con las consiguientes dependencias anexas; finalmente, proporcionar subsistencia al equipo humano, siempre reducido en Indias, encargado de llevar a cabo la educación integral exigida por la Ratio Studiorum. En consecuencia, es fácil comprender que los jesuitas encontraran los medios financieros per-
Regulae Societatis Jesu. “Regulae Praefecti rerum spiritualium”. Regla 1.
Regulae Societatis Jesu. “Regulae Praefecti rerum spiritualium”. Regla 5.
Regulae Societatis Jesu. “Regulae Praefecti rerum spiritualium”. Regla 6.
Regulae Societatis Jesu. “Regulae Praefecti rerum spiritualium”.
Regulae Societatis Jesu. “Regulae Praefecti rerum spiritualium”. Regla 2.
Regulae Societatis Jesu. “Regulae Praefecti rerum spiritualium”. Regla 3 y 4.
Magnus MORNER. The Political and Economic Activities of the Jesuits in the La Plata Region: The Absburg era. Estocolmo, 1955. Germán COLMENARES. Las haciendas de los jesuitas en el Nuevo Reino de Granada. Siglo XVIII. Bogotá, 1969. Edda SAMUDIO. Las haciendas del colegio San Francisco Javier de la Compañía de Jesús en Mérida. 1628-1767. Mérida, 1985.
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Capítulo II. Tunja: colegio provinciano de Indias
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tinentes a fin de garantizar la eficacia y la calidad en la realización de sus obras y en el rendimiento de sus hombres. El punto de partida de toda institución docente jesuítica indiana consistía en la creación de una verdadera Fundación, cuyo soporte financiero suponía una verdadera empresa y de incremento dependía en gran parte el florecimiento cultural del plantel, así como la dotación de todo el universo de sus dependencias auxiliares. Sin embargo, este punctum a quo conlleva dos premisas de cuya comprensión depende en gran parte la recta interpretación del hecho económico llevado a cabo por los seguidores de Ignacio de Loyola en el Nuevo Mundo. En primer lugar, la legislación de la Compañía de Jesús estipulaba muy sabiamente que cada colegio constituye un ente económicamente autónomo e independiente.93 Así, era corriente encontrar en una misma provincia obras sólidamente financiadas mientras que otras llegaban a padecer verdadera necesidad y penuria. Como contrapartida, los miembros de la Orden no podían ser adscritos de forma definitiva a ninguna casa en concreto y podían ser trasladados de domicilio libremente por el Provincial (autoridad máxima dentro de cada demarcación geográfica o Provincia). En segundo lugar, la realidad económico-social de cada continente donde laboraba la Compañía de Jesús (Europa, Asia y América) era esencialmente distinta; de ahí que la criteriología ignaciana de la adaptación a los tiempos, condiciones locales y personas imprimiera en el área económica la misma flexibilidad que en otros campos de acción. Esto explica que en tierras de Indias las Fundaciones no pudieran concebirse como fruto de grandes capitales (como sucedía en Europa), sino como un esfuerzo más en un mundo en construcción, en el que la agricultura constituía una de las pocas fuentes seguras de producción. Así fueron naciendo las grandes haciendas, al unísono con el esfuerzo de los hombres e instituciones que laboraban en América. Antes de iniciar un colegio se debía crear una Fundación, de la que surgiría una empresa; una vez estructurada, comenzaba a funcionar la máquina económica de cuyos frutos dependía la prosperidad académica y apostólica del plantel. Pero conviene dejar fuera de toda duda que la “empresa” –a pesar de haber desempeñado un muchas ocasiones un papel importante en el quehacer jesuítico americano– fue siempre un medio que sirvió para crear, sustentar, promover, incrementar y realizar los fines superiores inherentes a los ideales de la Compañía de Jesús. En otros términos, desde el punto de vista económico, el criterio de empresa se encuadra en la concepción jerarquizada de “apostolado”, como un factor dependiente y subsidiario.
93
Constitutiones Societatis Jesu et Epitome Instituti. Romae (1943), n.º 503, Apartado 3.
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Figura 3 Organigrama de estructura administrativa de un Colegio indiano
Prepรณsito General (Roma)
Consejo de Asistentes (Roma)
Prepรณsito Provincial (Bogotรก)
Consulta de Provincia (Bogotรก)
Rector (Tunja)
Consulta del Colegio (Tunja)
Procurador General de Indias (Madrid)
Procurador
Administrador (Haciendas)
Capítulo II. Tunja: colegio provinciano de Indias
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La documentación de que disponemos hasta el momento es bastante deficiente en lo referente a órdenes y criterios para manejar las haciendas en el Nuevo Reino. Sin embargo, sí se trasluce alguna información suelta que en el fondo se ajustaba a lo estatuido en las Reglas del Procurador. En el provincialato del P. Francisco Antonio González (1720-1723) parece que las licencias que se tomaban los Administradores frente al Rector y Procurador en la gerencia de las haciendas llevó al Provincial a tomar medidas severas para corregir el abuso. En su escrito del 30 de agosto de 1673 referido a una orden del R. P. Juan Pablo Oliva, Prepósito General de la Compañía de Jesús, el Provincial expone las siguientes conclusiones: “Lo 1º. No pueden dar ni disponer de cosa alguna sin licencia de sus superiores. Lo 2º ni pueden hacer gastos extraordinarios, v. gr. edificios, rancherías, nuevos y costosos entables y cosas semejantes sin licencia de los superiores. Lo 3º pueden y deben hacer aquellos ordinarios que ya se sabe son necesarios para llevar adelante las haciendas en sus cultivos, etc. y para la manutención de sus personas en la vida común de religiosos”. Más adelante ordena y manda en precepto de santa obediencia a todos los padres y hermanos administradores de nuestras haciendas y a sus sustitutos (aunque lo sean por breve tiempo) que en los libros de recibo y gasto, que para esto deben tener en las haciendas, apunten y escriban no solamente todas las cantidades recibidas y gastadas, sino también de dónde procedieren los recibos (sean de frutos de arrendamientos, de envíos de los colegios o de cualquiera otra vía) que con ocasión de su administración o industria se hayan adquirido, asimismo, en qué se usaron las cantidades gastadas, y que dos veces al año den cuenta a sus Superiores de dichos recibos y gastos para que, vistas y examinadas por ellos, les conste lo que se hace en las haciendas y puedan corregir lo que en esta parte juzgaren menos acertado.94 3. La organización académica El pensum La Ratio Studiorum contempla para los cursos inferiores cinco clases o años: Infima, Media, Suprema, Humanidades y Retórica.95 Los tres primeros años se dedicaban al aprendizaje de la Gramática. El cuarto se consagraba
ANB. Temporalidades, t. 18, fols. 812-813. Algunos ordenes y preceptos para los Padres y Hermanos administradores de nuestras haciendas intimados por el P. Francisco Antonio Gonzalez, Provincial de esta Provincia de la Compañia de Jesus del Nuevo Reyno. En este mismo legajo reposan interesantes informaciones sobre algunas haciendas de la Compañía de Jesús en el Nuevo Reino.
Ratio Studiorum. “Reglas del Provincial”, 12 & 1.
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al estudio de las Humanidades, es decir, a preparar el camino para la elocuencia mediante el conocimiento íntimo de la lengua, el estudio de la teoría del estilo y la progresiva adquisición de la erudición.96 En el quinto año se culminaba con la Retórica, la cual suponía la adquisición de la perfecta elocuencia mediante el estudio del arte retórico y poético y de una cultura integral.97 En una ciudad provinciana era materialmente imposible poder aspirar a tal desiderátum, pues no hubiera habido ni profesores suficientes ni alumnos abundantes. Esta situación explica que para el Profesor debía ser bastante oneroso atender simultáneamente los diversos estamentos de estudiantes. Volviendo a las prescripciones curriculares de la Ratio, debemos aclarar que la legislación escolar hacía referencia expresa a dos textos fundamentales: la Gramática del P. Manuel Álvarez98 y la Retórica del P. Mario Soarez.99 Sin embargo, con el correr del siglo XVII observamos que también se recurre a los autores locales, regionales o nacionales: así los franceses adoptaron el Commentarii Grammaticae de Despauterio; los italianos querían mantener el libro de Coudret De primis latinae grammatices rudimentis libellus;100 en España, Felipe III ordenó por Real Cédula del 8 de octubre de 1598 la imposición del denominado Arte Regio, una reedición de Nebrija a cargo del P. Juan de la Cerda cuyo título fue Aelii Antonii Nebrixensis de Institutione Grammaticae libri quinque, jussu Philippi III. Hispanarum Regis Catholici nunc denuo recogniti.101 Otro ejemplo concreto: en el colegio de Zaragoza se introdujo para la lectura de los alumnos medianos, junto con el Nebrija, la Syntaxis de Torrella.102 En el Nuevo Reino también debió imponerse el “Arte de Antonio”, pues en 1689 el visitador, P. Diego Francisco Altamirano,103 lo imponía a los estudiantes de humanidades de la Universidad Javeriana. Sin embargo, el programa de los estudios gramaticales de la Ratio recurre, como acabamos de mencionar, a la obra del jesuita portugués. En
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de Humanidades”, 1.
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de Retórica”, 1.
Ratio Studiorum. “Reglas del Provincial”, 23.
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Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de Humanidades”, 1.
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SOMMERVOGEL. Bibliothèque de la Compagnie de Jésus, II, 1261-1263 donde recoge numerosas ediciones del libro.
F. OLMEDO. “Humanismo”. Miscelánea Comillense. Santander (1949) 48.
Bernabé BARTOLOMÉ MARTÍNEZ. “Las cátedras de gramática de los jesuitas en las universidades de Aragón”. En: Hispania Sacra, 34 (1982) 48.
APT. Fondo Astráin, 18. Ordenes antiguas, que por orden de N. R. P. Lorenzo Ricci, ya no están en uso: y deven guardarse en el Archivo. Fol. 53: “7. La sylaba y poesia. Teniendo bien sabida y entendida con toda perfeccion la syntaxis y copia de los nombres y verbos con sus casos y la ortographia, todo como esta en el Arte de Nebrixa (…)”.
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Infima se debe regir por el Libro I y una breve introducción de la sintaxis extractada del Libro II. En Media, el Libro II, desde la construcción de las ocho partes de la oración hasta la construcción figurada, amén de los apéndices más fáciles. En Suprema: del Libro II, de la construcción figurada hasta el fin y del Libro III, la métrica.104 Es interesante una opinión sobre el método utilizado por el P. Manuel Álvarez: El método de Álvarez es muy cuidadoso y se diferencia claramente por la crítica del famoso Despauterio entonces en boga. Examina atentamente los ejemplos y las reglas de los antiguos y de los nuevos gramáticos, confronta sobre sus mismas obras los pasajes de los autores citados y obtiene de su lectura nuevas reglas y nuevos ejemplos. Supera en la elegancia, según dice Gaspar Sciopio, a todos los gramáticos antiguos y modernos. Este mérito ya le es reconocido por la provisional Ratio Studiorum de 1586 que afirma: ‘Si quid (…) in syntaxi latinum, purum, tutum, elegans optari potest, id non ex aliis grammaticis, quia ea de re vel falso, vel impropie, vel barbare praeceperunt, sed ex Emmanuele [Manuel Álvarez] petendum videtur’. Es un método racional: expuestas brevemente las reglas, añade en cursiva, para los profesores, apéndices y comentarios llenos de observaciones y espigaciones históricas, filológicas, pedagógicas; denota estudio intenso y escrupuloso, lectura cuidadosa y minuciosa de los autores y gramáticos, erudición singular. En la sintaxis expone claramente las reglas más difíciles y con excepciones. Es una gradación de dificultades: las reglas comunes las acomoda a la capacidad de todos los estudiantes; en cambio los apéndices los reserva para los escolares más capaces y preparados y para los profesores. Toda la gramática comprende tres libros: etimología y morfología, sintaxis y prosodia. Sólo la morfología está intercalada con hexámetros de utilidad mnemotécnica, el resto en prosa. Más tarde Torsellino, en su reelaboración romana, le insertará versos también a la prosodia; versos que frecuentemente se le atribuyeron erróneamente al texto de Álvarez.105
Con respecto a las humanidades y retórica, si bien es verdad que se hace alusión al P. Mario Soarez,106 también se remite a la Retórica de Cicerón y a la Retórica y Poética de Aristóteles.107Dentro del plan de estudios neogranadino debemos llamar la atención sobre el hecho de que los jesuitas no
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de Estudios Inferiores”, 8 y 2.
Emilio SPRINGETTI. “Storia e fortuna della grammatica di Emmanuele Alvares S.J.”. En: Humanitas. Coimbra, vols., XIII-XIV (1962) 283-304. Citado por: Ignacio OSORIO ROMERO. Floresta de gramática, poética y retórica en Nueva España (1521-1767). México (1980)134.
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Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de Humanidades”, 1. “Reglas del Prefecto de los estudios inferiores”, 13.
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Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de Retórica”, 1.
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patrocinaron de forma institucional el estudio del griego. Así se desprende de las mismas ordenaciones internas de la Provincia del Nuevo Reino relativas a la enseñanza. Este fenómeno lo confirma el jesuita italiano Felipe Salvador Gilij, quien realizó sus estudios de Teología en Bogotá y en 1784 escribía –desterrado en Roma– su opinión sobre los estudios superiores del virreinato novogranadino: (…) yo hubiera deseado más para el cultivo de los buenos talentos de los hispanoamericanos: geometría, por ejemplo, historia natural, historia eclesiástica, griego y hebreo, filosofía menos sutil, teología más erudita.108
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Felipe Salvador GILIJ. Ensayo de Historia Americana. Bogotá, IV (1954) 284.
Capítulo II. Tunja: colegio provinciano de Indias
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Figura 4 Organigrama de formación del alumno en un colegio indiano
Director de Estudios
Profesor de Humanidades
Formación Moral
Formación Académica
Formación para la Excelencia
Academia
Doctrina Cristiana Prelección
Ejercicios
Repetición
Congregación Mariana
Iglesia
Inmediata
Traducción
Repetición
Composición
Concertación
Creación
Declamación
Mediata
Semanal
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Los textos Ciertamente, resulta una tarea bastante comprometida escribir sobre la cultura clásica en el Nuevo Reino de Granada, cuando todavía no contamos con obras fundamentales que recojan la historia del humanismo clásico llevada a cabo en tierras neogranadinas. Así, son de admirar los esfuerzos realizados en México sobre el tema: la Floresta de gramática, poética y retórica en Nueva España (1521-1767) de Ignacio Osorio Romero.109 Para Colombia hay que reseñar la obra El Latín en Colombia de José Manuel Rivas Sacconi,110 que viene a ser un primer intento de llevar adelante el proyecto para toda la época colonial. Con todo, conforme se vayan conociendo y publicando las bibliotecas de los colegios coloniales, se podrá ir reconstruyendo la infraestructura cultural de cada institución neogranadina regida por los jesuitas. Para el presente estudio nos remitiremos a la biblioteca del colegio San Francisco Javier de Mérida (1628-1767),111 pues posiblemente significaba, el término medio de los colegios que la Compañía de Jesús mantenía en la circunscripción del Nuevo Reino. Antes de entrar en este análisis, creemos conveniente establecer dos observaciones. Una hace referencia a la presencia de algunos libros no usuales en las grandes urbes americanas; a nuestro parecer, ello se debe a la acción de algunos jesuitas centroeuropeos que enseñaron gramática en Mérida o rigieron los destinos del plantel educativo. Otra, que cada profesor portaba siempre los libros de su pertenencia; esto explicaría algunas ausencias notables de obras que debieran reposar en los anaqueles de la biblioteca. Formuladas estas salvedades, pasamos a analizar el repositorio humanístico del colegio. Nos llama poderosamente la atención que en el inventario de la biblioteca del colegio San Francisco Javier no aparezca la Gramática del P. Manuel Álvarez, expresamente prescrita por la Ratio Studiorum. Sin embargo, en el colegio de Caracas112 sí se reseñan dos ediciones de ella y otra en el de
México. Universidad Nacional Autónoma de México, 1980. Para una mejor información bibliográfica del tema puede verse, del mismo autor: Colegios y profesores jesuitas que enseñaron latín en Nueva España (1572-1767). México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1979.
Bogotá, Publicaciones del Instituto Caro y Cuervo, n.º 3, 1949.
Aunque en el presente libro publicamos en los anexos la Biblioteca del colegio San Francisco Javier, creemos oportuno hacer dos observaciones. Primera, en las referencias únicamente citamos el número arábigo que antecede a cada información bibliográfica de la siguiente manera: Mérida. Biblioteca, n.º Segunda, reproducimos el texto publicado en: José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela, 1628-1767. San Cristóbal, Universidad Católica del Táchira, II (1991) 245-420.
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela, II. Caracas. Biblioteca, n.º 1140, edición de Cervera de 1740 y n.º 1142, también de Cervera, pero sin año.
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Maracaibo.113 Su ausencia en 1767 no indica que no fuera conocida por los profesores del plantel merideño. En este contexto, conviene señalar la presencia del belga Nicolaus Clenardus [Kleynaerts], muy conocido por sus gramáticas griega y hebrea,114 en los anaqueles javerianos; sin embargo, no hemos podido identificar del todo el libro que se reseña en Mérida: Conjugationes verborum, de pronomine, de articulis et de adnotationibus Renati in grammaticam Clenardi.115 La Gramática griega de Clenard fue ampliamente utilizada en los colegios franceses regidos por la Compañía de Jesús e incluso fue libro de texto en muchos planteles jesuíticos galos; su éxito debió ser grande, pues durante el siglo XVII conoció diversas ediciones. La primera, de 1619, Nicolai Clenardi grammatica graeca ab uno e Patribus Societatis Jesu recognita, estuvo a cargo del P. Etienne Moquot.116 Entre los autores clásicos esenciales para la enseñanza nos encontramos en primer lugar con Cicerón: sus Cartas,117 sus Orationes118 y De officio ad Marcum filium.119 Como complemento para el mejor conocimiento ciceroriano, también reposaba el libro de Melchor de la Cerda Aparatus latini sermonis per topographiam perque locos communes ac Ciceronis normam exactius.120 Asimismo, estuvo presente Juan Luis Vives a través de sus Declamationes Syllanae.121 Y como es evidente, no pudo faltar Esopo con sus Fábulas con otras añadidas.122 En cuanto a los poetas observamos que, aunque los griegos no debían pertenecer al currículo habitual del colegio, sí se manejó uno de los libros del hijo de Julio César Scaligero, José Scaligero: Ejusdem epigramata quaedan tum graece tum latine cum quibusdam e graeco versis.123
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Maracaibo, Biblioteca, n.º 1022.
Institutiones linguae graecae y también Tabula in grammaticam hebraeam. Lovaina, 1529.
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 878.
François de DAINVILLE. L’éducation des jésuites (XVE-XVIII siècles). Paris, Les Editions de Minuit (1978) 283-284.
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 190. Sin lugar de edición ni año.
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 203. Venecia, 1714.
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 237.
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 200. Edición de 1598.
Burgos, 1535. José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 802. Muy posiblemente el libro merideño responda a Declamationes Syllanae quinque.
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 278. La edición es de Lion, 1709.
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 752. Edición de 1621. En verdad no hemos podido identificar con exactitud el libro mencionado. Conocemos el Florilegium epigrammatum Martialis graece. Paris, 1607. Agathias de Imperio (…) Justiniani Imperatoris (…) Accesserunt (…) Epigrammata graeca (latine reddita per J. Scaligerum, 1594.
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Entre los latinos se encuentra la gran trilogía de los grandes maestros. De Ovidio: sus Obras124 y la Metamorfosis;125 también se cita un libro, sin autor, intitulado Anotaciones sobre Ovidio.126 De Horacio reposaban sus Poemata omnia127 y de Virgilio sus Obras.128 El inventario de 1767 hace referencia a un libro no identificado todavía por nosotros; nos referimos a Carmina de Vanino Lidon.129 Nos parece pobre el haber relativo al teatro clásico, pues solo se censan dos autores: Terencio con su Andria130 y Séneca a través de su editor Francisco Raphenlegio. Decem tragediae quae Senecae tribuuntur. Amberes, 1615.131 Entre lo que podríamos denominar como preceptivas, amén de Gracián, hay que señalar la obra clásica de las Instituciones de Quintiliano.132 Es significativa la presencia de varios volúmenes de Valerio Máximo, autor medieval que tuvo gran difusión en el renacimiento español y en la enseñanza jesuítica. Su obra Factorum ac dictorum memorabilium libri IX se utilizó en Mérida a través de sus ediciones de Ámsterdam (1639)133 y Valladolid (1676).134 De igual modo, formaron parte del trajín diario tanto la Ecclesiasticae retoricae135 de Fray Luis de Granada como un libro que no tuvo especial difusión en América: nos referimos a Copia sive ratio accentuum de Francisco Robles.136
Se citan dos ejemplares, el primero (José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela, Mérida. Biblioteca, n.º 557) de Valladolid, 1626 y el segundo (José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela, Mérida. Biblioteca, n.º 555) de Amberes, 1719.
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 565. Edición de Colonia de 1659.
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 28.
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 616. La edición era de Amberes, sin año.
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca. Dos ejemplares de Venecia, 1707 (n.º 798, 824) y uno de Sevilla de 1705 (n.º 825).
Lion, 1611. José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 805. Tenemos noticias del libro de Guido Vannino, Carminum libri IIII denuo impressi (…) pero su nombre es Guido y no Lidon.
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José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 38. Debemos aclarar que por mala lectura transcribimos “Andria Theranti”, pero debe ser: Andria Terentii.
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José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 639.
132
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 619. Edición de Lion de 1555.
133
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 793. El título que le asigna el copista merideño es: Dictorum factorumque et memorabilium.
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José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 799 y 846.
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José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 343. Edición de Lisboa de 1576.
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Berlangue, 1565. José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 647.
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El célebre pedagogo jesuita Juan Perpiñá recomendaba varias obras para el dominio de la elocuencia,137 entre ellas se encontraba la Polyanthea.138 Los planteles de la Compañía de Jesús en Europa se sirvieron de un texto de Dominicus Nanus Mirabellius intitulado Polyanthea, hoc est, opus suavissimis floribus celebriorum sententiarum tam graecarum quam latinarum exornatum.139 En el colegio San Francisco Javier se manejó el Josephus Langius (Langio, Josef). Polyanthea novissima dividida en veinte libros, obra esclarecida que se refiere a las suavísimas flores de las mas celebres sentencias así griegas como latinas.140 A los libros antes mencionados hay que añadir los más clásicos de los siglos XVII y XVIII en el ámbito docente de la Compañía de Jesús: De arte retorica141 de Cipriano Soarez y Novus candidatus Rethoricae142 del P. Francisco Pomey, obra que durante la segunda mitad del siglo XVII sustituyó en Francia a la del jesuita portugués.143 Durante el siglo XVIII fue muy utilizado en España y en América el Palatii eloquentiae vestibulum sive Tractatus duo de methodo variandae orationis de Francisco Machoni.144 Para la enseñanza de la retórica también se sirvieron de un texto muy socorrido en Centroeuropa, el de Cornelio Valerius [Wouters], fallecido en 1572, Tabulae totius dialectices. (París 1548).145 Según J-B Herman, el recién fundado colegio de Colonia, en Alemania, recibió dos tipos de influencia: una proveniente del colegio romano y otra de Sturm y los Hermanos de la Vida común; en este contexto Cornelio Valerio penetra en las fuentes de la pedagogía jesuítica.146 Para la enseñanza de la poesía latina, el P. Bartolomé Bravo (1554-1607) fue el autor más socorrido con su obra Thesaurus verborum ac Phrasium
LUCKAS. Monumenta Paedagogica, II, 642. Para la clase tercera recomendaba: “las Observaciones de Nizolii, Thesaurus Ciceronianius [Carolus Estienne. Thesaurus Ciceronis. Parisiis, 1556], Sententiae Ciceronis, Valerius Maximus [M. Valerius. Factorum dictorumque memorabilium libri IX ad Tiberium Caesarem Augustum], Exempla Sabelici [Marcantonius Coccio, Sabelicus dictus. Exemplorum libri X] … Polyanthea, Summa virtutum et vitiorum [Quizá se refiera a: Flores poëtarum de virtutibus et vitiis ac donis Sancti Spiritus].
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LUCKAS. Monumenta Paedagogica, II, 642.
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Savona, 1503.
140
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida., Biblioteca, n.º 389. El título verdadero era: Florilegii magni, seu polyanteheae (…) libri XX.
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 689. Edición de Olisipon, 1611.
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 581. Lion, 1682.
François de DAINVILLE. L’éducation des jésuites. Paris (1978) 194.
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 466. Madrid, sin año. El inventario le da el nombre de Antonio.
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 880.
J-B HERMAN. La pédagogie des jésuites au XVI siècle. Louvain-Bruxelles-Paris (1914) 105.
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ad orationem ex hispana latinam efficiendam; sin embargo, en Mérida tuvo vigencia el Thesaurus verborum, obra de su discípulo, el P. Pedro de Salas (1584-1664).147 Los profesores emeritenses manejaron dos escritos de Quinto Curcio: sus Obras, edición de Amsterdam de 1700,148 y la Historia Alexandri Magni, publicada en Amberes en 1726.149 De igual forma, el estudio de Suetonio perteneció al currículo merideño, aunque la edición conocida ofrezca algunas dificultades para su recta interpretación. En efecto, la lectura del inventario fue realizada por funcionarios que al parecer no sabían latín, quienes a veces confundían los nombres de las portadas o portadillas de los libros. “Roterio Casares. Suetoni Tranquili. Lion, 1551”.150 El libro más conocido de Suetonius Tranquillus es C. Suetoni Tranquilli de vita duodecim Caesarum libri VIII. Es posible que Roterio sea el editor o el impresor y el copista merideño acortó el título y transcribió Roterio Caesarum Suetoni Tranquilli. Entre los textos de consulta del profesor el colegio San Francisco Javier mantuvo el aprecio del italiano Lorenzo della Valle, más conocido como Valla (1407-1457). Su libro más representativo fue Elegantiae latinae linguae y así reposaba en la biblioteca, aunque el inventarista lo haya recensado en castellano.151 Otro humanista imprescindible para el conocimiento de los clásicos fue Justo Lipsio (1547-1606), quien se hizo presente por sus Epistolae selectae152 y Obras que antes estaban esparcidas en partes y aora reducidas a ciertas clases y en nuebo cuerpo en utilidad de los lectores.153 De igual forma, aparece entre los latinistas el historiador jesuita Juan Maffeius. Selectarum epistolarum ex India libri quatuor.154 Varios fueron los diccionarios fundamentales que cumplieron con la labor de consulta en las aulas jesuíticas merideñas. En 1492 Antonio de Nebrija publicó por vez primera el Dictionarium latino hispanicum en
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 774. Para mayor información: J. Eug. de URIARTE. Catálogo razonado de obras anónimas y seudónimas de autores de la Compañía de Jesús pertenecientes a la antigua Asistencia española. Madrid, II (1904) 609.
147
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 618.
149
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 615.
150
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 640.
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 870. Existe otro libro (nº. 641) de Juan Renerio intitulado Laurentii Valla elegantiarum latinae linguae. Lyon, 1551.
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 400. “Sus Cartas. Lion”.
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 380. Lyon, 1613.
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 477. Véase: SOMMERVOGEL. Ob. cit., V, 294. Selectarum epistolarum ex India libri quattuor Joanne Petro Maffeio interprete. Olysipone, 1571.
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Salamanca. El éxito alcanzado por la obra llevó al autor a adjuntarle un suplemento en 1495 intitulado Interpretación de las palabras castellanas al latín. Ambas obras solía encuadernarse juntas y eran conocidas con el nombre genérico de Vocabulario de Antonio.155 El colegio San Francisco Javier disponía del Diccionario, editado en Lyon en 1655.156 En sus anaqueles también reposó el socorrido Dictionarium octo linguarum de Calepino157 y el Dictionarium historicum, geographicum, poeticum158 de Carlos Stephano [Estienne]. Para el lector poco advertido es necesario prevenirle sobre la existencia de la familia Estienne, famosa en el Renacimiento por su conocimiento de los clásicos y por sus obras.159 Para la enseñanza de la matemática solo tenemos noticia de la obra de Juan de Sacrobosco (Holiwood de Sacro Bosco) titulada Matemática.160 No se debe confundir el autor inglés John of Holywood, fallecido en 1256 y autor de la Sphaera mundi, con el jesuita Cristóbal de Sacrobosco, distinguido teólogo irlandés que sufrió cárcel en Inglaterra y falleció más tarde en su ciudad natal de Dublín.161 En todo caso, Sacrobosco era utilizado al final del siglo XVII como texto de la enseñanza matemática en los colegios jesuíticos alemanes.162 Sería interesante precisar cuándo y cómo fue adquiriendo el castellano mayor importancia en el currículo del colegio San Francisco Javier. Un punto que merece especial atención es el posible influjo de Gracián en el mundo americano y concretamente en tierras de la Provincia del Nuevo Reino. Ciertamente, la estética graciana fue la estética del siglo XVII. Como lo anota Batllori, la Agudeza y Arte de ingenio fue una de las pocas obras que Gracián sometió sin temor a la censura de su Orden, la cual la aprobó con loa y encomio,163 hecho que demuestra que la Compañía de Jesús no la consideró contraria a las tendencias clasicistas de la Ratio. En la biblioteca
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Ignacio OSORIO ROMERO. Floresta de Gramática, poética y retórica en Nueva España (1521-1767). México, Universidad Nacional Autónoma de México (1980) 54-55.
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 509.
José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 176, y n.º 195, editado en 1620.
Dictionarium historicum, geographicum, poeticum (…) gentium, hominum, deorum, gentilium, regionum, locorum (…) Génova, 1638. José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 715.
Enrique Estienne escribió el Lexicon Ciceronianum; Carlos, Thesaurus Ciceronis; Roberto, Dictionarium, seu linguae latinae thesaurus. Paris, 1531.
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José DEL REY FAJARDO. La pedagogía jesuítica en Venezuela. Mérida, Biblioteca, n.º 709.
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SOMMERVOGEL. Ob. cit., IV, 447.
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La Congregación Provincial de Alemania, reunida en 1573, establecía como textos para el estudio de las Matemáticas los siguientes: “Sphera Joannis de Sacro Busto [Sacrobosco]; Computus ecclesiasticus, Geometria Appiani [Petrus Apianus (1495-1551). Cosmographia. Landshut, 1524]; Arithmetica Euclidis Elementa; Cosmographia Pomponii Melae”.
Miguel BATLLORI. Gracián y el Barroco. Roma (1958) 105.
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del colegio de Mérida encontramos dos ejemplares de la Agudeza164 y en el de Caracas aparecen El Criticón, El Oráculo y El Héroe.165 En este orden de cosas, pensamos que el influjo de Gracián fue definitivo en muchos campos de la Retórica hispana, aunque hay que reconocer con Batllori que el problema del paso de la Retórica de la Ratio a la retórica jesuítica del pleno barroco, es el mismo problema del tránsito de la retórica aristotélica a la retórica barroca (…). Los portillos de escape fueron los tópicos y figuras, el ingenio y la invención. Aristóteles los alaba y encomia, pero los recomienda con moderación (…). Lo mismo hace la Ratio jesuítica. Bastó perder el sentido de la medida –y en esto radica la esencia del barroco– para desbocarse por el sendero del barroquismo.166
En este sentido, resulta muy atinada la acotación de Ceferino Peralta respecto a que, al integrarse la Ratio en el equilibrio de la Escuela aragonesa, “se situaría en una zona también integradora del barroquismo y clasicismo”.167 En todo caso nos parece muy interesante la hipótesis formulada por el investigador madrileño Bernabé Bartolomé, quien afirma: Miguel Batllori cree que los síntomas de barroquización de la Ratio se asoman en la permisividad para utilizar las lenguas romances en la enseñanza del latín. Después de haber leído bastantes obras de certámenes y fiestas literarias de colegios jesuíticos del siglo XVII y XVIII, en gran parte en castellano, y después de observar la carga de elementos clásicos en los autores castellanos del siglo XVII –algunos discípulos de la Compañía– llegamos a aventurar la hipótesis de que en muchas aulas de gramática de estos religiosos la enseñanza del latín era un pretexto para mejor aprender la lengua castellana y desde aquí se podría entender mejor la falsedad de algunas acusaciones en torno a la metodología en la enseñanza del latín. La teoría emblemática de las empresas, los simbolismos y alegorías, algunos modelos de jeroglíficos y desarrollos de geometría lingüística que hemos contemplado en documentos relacionados con el Colegio Imperial de Madrid nos hacen rebasar la idea del barroco para llegar hasta los caligramas del movimiento surrealista. Este apartamiento de lo clásico provocó la
José DEL REY FAJARDO. La expulsión de los jesuitas de Venezuela. San Cristóbal (1990) 209: La primera corresponde a la edición de Huesca de 1649 y la segunda como parte de sus Obras en la edición de Madrid, sin año.
José DEL REY FAJARDO. Ob. cit., 292.
M. BATLLORI. Ob. cit., 111.
Ceferino PERALTA. “Gracián, entre Barroco y Neoclásico en la Agudeza”. En: Paramillo. San Cristóbal, 2-3 (1984) 552.
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reacción de la Congregación XIV de la Compañía imponiendo la vuelta al clasicismo con la Ratio Docendi de Jouvancy.168
En la biografía que el P. Pedro de Mercado dedica al tunjano P. Diego Solano (profesor de Gramática en el colegio de Mérida hacia 1650), presenta un testimonio que ilumina indirectamente la tesis que sostenemos: Cumplió tan exactamente con la de maestro de letras humanas como quien era tan consumado en ellas. Era en estas tan eminente maestro como lo atestiguan algunos papeles que corrieron en la provincia suyos, ya de panegíricos varios en prosa, ya de pomposos versos heroicos latinos con agudas poesías en romance, con esta eminencia que no le debía la pomposidad de los versos más desvelo que el formar currente calamo las letras con que escribía su afluencia sin quejarse por la priesa más acendrada ni la más pausada retórica.169
El devenir del siglo XVIII conllevó cambios radicales que se pueden detectar de forma más luminosa en la biblioteca del colegio caraqueño: en ella se evidencia el influjo de las ideas renovadoras provenientes de la universidad jesuítica de Cervera y sus abundantes publicaciones.170 Las huellas de los siglos XVI y XVII en la biblioteca merideña son inconfundibles. El siglo XVIII se hizo presente con timidez quizá por las penurias económicas del colegio. Por ello, observamos gran escasez de literatura española, hecho no acorde con el rápido desarrollo que iría adquiriendo en ese siglo la lengua de Castilla. Una pregunta obligada para el historiador de las ideas pedagógicas en el Nuevo Reino sería la actitud jesuítica ante “el Barbadiño”, Luis Antonio Verney, con su polémico libro Verdadero método para estudiar y ser útil a la república y a la Iglesia.171 En España se conoció de inmediato la edición portuguesa de 1751 (la traducción castellana data de 1760) y de seguidas provocó intensas polémicas. Entre los jesuitas escribieron tanto el P. Isla en su Fray Gerundio como el P. Antonio Codorniu,172 profesor del colegio de Barcelona. Sin embargo, al conocerse en 1760 en la universidad de Cervera el libro del
Bernabé BARTOLOMÉ MARTÍNEZ. “Las cátedras de gramática de los jesuitas en las universidades de Aragón. En: Hispania Sacra, 34 (1982) 56.
MERCADO. Historia, II (1957) 88.
Véase la Biblioteca del colegio de Caracas. En José DEL REY FAJARDO. La expulsión de los jesuitas en Venezuela (1767-1768). Caracas (1990) 259-345.
El título completo es: Verdadero método para ser útil a la República y a la Iglesia, proporcionado al estilo y necesidad de Portugal. Madrid, traducido al castellano por D. José Maymó y Ribes, 1760, 4 vols. La edición príncipe se editó en Lisboa en 1751.
Antonio CODORNIU. Desagravio de los autores que ofende el Barbadiño. Barcelona, 1764
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arcediano de Evora, el profesor de Humanidades P. Gallisá aclaraba de la siguiente forma su posición: Que el método proyectado por Barbadiño es muy bueno, que así se hiciese en España desterrando de las escuelas gramáticas y retóricas inútiles y prolixas (…) Yo en Lérida leí al Barbadiño y no encontré sino las mismas ideas que nos dan algunos extranjeros y nuestro Mayans sobre la enseñanza.173
El testimonio del P. Gallisá nos lleva a concluir que el Barbadiño era conocido en Cervera en su versión portuguesa antes de 1760; en consecuencia, es presumible que el P. Ignacio Julián, quien acababa de ser maestro de Gramática en dicha universidad,174 trajera al Nuevo Reino a su llegada en 1760175 tan importante polémica. Será, pues, la investigación la que dilucide este interesante asunto. Ingreso y promoción del alumno Para ingresar en cualquier colegio jesuítico se requería de la presentación de un examen a fin de poder colocar al alumno en la clase oportuna.176 Se debía interrogar al candidato sobre qué estudios había realizado y dónde. La prueba consistía en la redacción de un tema y, de acuerdo con los cursos aducidos, se proponían algunas breves frases para ser traducidas al latín, o si el alumno estaba más adelantado, para interpretar a un autor.177 La admisión se reservaba a los que se conociera “ser instruidos, de buenas costumbres e índole”.178 Debía llevarse el Libro de Admitidos en el que debía constar: nombre, apellidos, lugar de origen, edad, nombre de los padres o representantes y la fecha exacta de su admisión.179 Expresamente, se estatuye que “a nadie se excluya por ser innoble o pobre”.180 Desde el inicio de su vida escolar a los jóvenes se les debía indicar que todo el esfuerzo pedagógico se centraba en el convencimiento de que el resultado final debía ser uno y único; por ende, debían conducirse en
I. CASANOVAS. Joseph Finestres. Estudis biografics. Barcelona, Biblioteca Balmes (1932) 31.
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares de la Compañia del nombre de Jesus pertenecientes a la Provincia de Santa Fee de Bogota venidos en diferentes navios, n.º 178: “(…) entró en la Compañía habiendo estudiado Filosofía, Leyes y Cánones el setecientos cincuenta y cinco en la Provincia de Aragón. Tuvo su noviciado en Torrente y Tarragona. Maestro de Gramática en la Universidad de Cervera”.
AGI. Contratación, 5549. Expedición de 1760, fol. 14v.
Ratio Studiorum. “Reglas de los oyentes externos de la Compañía”. Regla 2.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios inferiores”. Regla 10.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios inferiores”. Regla 11.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios inferiores”. Regla 11.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios inferiores”. Regla 9.
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todas sus acciones de tal manera “que todos entiendan de ellos que están dedicados no menos al estudio de las virtudes y de la integridad de vida que al de las letras”.181 Para ello, en el momento de la admisión se le debían mostrar las Reglas,182 que debían estar expuestas permanentemente en cada clase y leídas, una vez al mes, las específicas a cada estamento.183 La promoción de un curso a otro se llevaba a cabo únicamente al inicio de cada período escolar; sin embargo, aquellos alumnos que fueran sobresalientes, de acuerdo con el estudio de sus notas y la opinión de los profesores, podían ser ascendidos a un curso superior, en cualquier época del año, siempre y cuando aprobaran el respectivo examen.184 Los exámenes debían ser escritos,185 presididos por el Prefecto186 y ante un jurado compuesto por tres profesores.187 El jurado debía revisar previamente, en el Libro de Notas, las calificaciones de cada uno de los examinandos para poderse formar un juicio objetivo.188 La nota definitiva debía contemplar: la composición, la nota del maestro y el interrogatorio.189 El calendario escolar En los colegios del Nuevo Reino el calendario escolar lo iniciaban los Estudios Menores el día 9 de septiembre y lo concluían el 30 de julio, víspera de la solemnidad de San Ignacio de Loyola, Fundador de la Compañía de Jesús.190 A lo largo del año escolar la semana se interrumpía el jueves, que venía a ser el día de asueto.191 Tampoco eran muy abundantes las vacaciones interanuales: se leía hasta la víspera de Navidad al mediodía y se retornaba al aula el día 29 hasta el 31, cuya tarde era de vacación. En Carnavales el asueto se extendía desde el domingo hasta el miércoles de ceniza por la mañana. En Semana Santa, desde el miércoles hasta el tercer día de Resurrección. En Pentecostés desde su vigilia hasta el tercer día posterior a esa festividad. El día de Corpus Christi y su víspera por la tarde y la mañana de la conmemoración de los Difuntos. Ignoramos si se haría extensible a los demás colegios la costumbre
Ratio Studiorum. “Reglas de los oyentes externos de la Compañía”. Regla 15.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios inferiores”. Regla 11.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios inferiores”. Regla 49.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios inferiores”. Regla 13.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios inferiores”. Regla 14.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios inferiores”. Regla 16.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios inferiores”. Regla 18.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios inferiores”. Regla 20.
Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios inferiores”. Regla 22
Praxis de los Estudios Mayores y Menores, 300. (Citaremos siempre por el texto que reprodujimos en La Pedagogía jesuítica en la Venezuela hispánica. Caracas (1979) 279-309).
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quiteña que fijaba que los días “que hay toros en la plaza principal de la ciudad, no hay lección por la tarde”.192 Los sábados por la tarde dedicaban la última hora de clase a la formación espiritual.193 El horario de las clases era eminentemente solar. Las puertas de los colegios neogranadinos se abrían para los jóvenes a las siete de la mañana y la jornada escolar abarcaba mañana y tarde. La primera clase se iniciaba a las siete y media; la segunda, a las diez, cada una tenía una duración de una hora. Ambas se interrumpían con un recreo de treinta minutos. Por la tarde también se dictaban dos horas de clase: a las dos y media y a las cuatro, interrumpidas por media hora de descanso.194 Hay dos normas, entre otras, que hoy llaman la atención: que todos debían tener asientos fijos195 y la importancia que se le asignaba al estudio privado.196 También la planificación educativa imponía la redacción del catálogo de los libros que deberían utilizarse a lo largo del año197 a fin de dar tiempo a los libreros públicos para su consecución.198 Los actos públicos Los actos públicos eran parte esencial en la formación humanística de la Compañía de Jesús, pues en ellos no solo se evidenciaba la realidad de la competencia, sino también la incentivaba, ya que de otra manera el éxito pasaba a otras manos. Para ello se le prescribía al maestro que “puliera” los escritos de los alumnos y tenía que prepararlos sistemáticamente para actuar en público.199 También era deber del profesor la ejercitación en declamaciones privadas, que debían realizarse desde la tribuna la última media hora de los sábados,200 y las públicas, que se tenían cada mes “en el aula o en el templo”.201 En ese contexto, el maestro debía proponer representaciones breves en clase para que los alumnos las declamasen, estudiados los papeles, en vez del argumento.202
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Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios inferiores”. Regla 29.
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Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios inferiores”. Regla 30: “(…) se les distribuya el tiempo de tal manera que se les de buena oportunidad para el estudio en particular”.
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Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios inferiores”. Regla 27.
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Ratio Studiorum. “Reglas del Prefecto de los Estudios inferiores”. Regla 28.
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Ratio Studiorum. “Reglas comunes de los Profesores de las clases inferiores”. Regla 32.
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Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de Retórica”. Regla 16.
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Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de Retórica”. Regla 17.
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Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de Retórica”. Regla 19.
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Lógicamente, haber aprendido de memoria textos clásicos de gran valor literario, haber tratado de imitarlos y aun de superarlos en los ejercicios diarios de clase, amén de haberse compenetrado con el ritmo de los argumentos y el estilo del discurso, constituía una base sólida y segura para que el estudiante adquiriera facilidad para la oratoria y la retórica. Pero si la imitación se constituía en el primer tramo de la capacitación humanística de los gramáticos, al avanzar en los estudios se veían forzados a apelar a la creatividad tomando como pretexto cualquier ocasión propicia. Para ello, no solo debían componer poesía, sino (…) según la costumbre de la región, [redactar] algo en prosa más breve, como son las inscripciones, escudos, templos, sepulcros, jardines, estatuas; como descripciones de una ciudad, puerto, ejército; como las narraciones de alguna hazaña de alguno de los dioses; como finalmente paradojas, añadiendo a veces, pero no sin permiso del Rector, pinturas que respondan al emblema o argumento propuesto.203
Hoy en día nos resulta exótica gran parte de esta literatura que tuvo su apogeo en el Barroco. Si a esto añadimos el sentido corporativo que desarrolló la Compañía de Jesús en su primer siglo de existencia, comprenderemos el esplendor literario, artístico y estético que rigió las celebraciones fastuosas con ocasión de fechas de profundo significado religioso o patriótico, como las beatificaciones y canonizaciones de sus santos, las festividades de la Iglesia o los acontecimientos históricos. En la mayoría de esas oportunidades tanto los profesores como los alumnos capacitados hacían gala de su fecundidad literaria y creadora. Los jeroglíficos, empresas o emblemas tuvieron mucha aceptación. Según Fernando R. de la Flor, eran conjuntos plástico-literarios, utilizados por las instituciones jesuíticas en sus celebraciones, sobre todo a lo largo del siglo XVII.204 El jeroglífico significa una recuperación de ciertas formas simbólicas llevadas a cabo en el Renacimiento, las cuales fueron utilizadas en la arquitectura efímera al servicio de las fiestas religiosas con sus correspondientes adaptaciones en España.205
Ratio Studiorum. “Reglas del Profesor de Retórica”. Regla 18.
Fernando R. DE LA FLOR. “Picta poesis. Un sermón en jeroglíficos, dedicado por Alonso de Ledesma a las fiestas de Beatificación de San Ignacio, en 1610”. En: Archivum Historicum Societatis Jesu. Romae, anno LII, fasc. 104 (1983) 262. Véase también del mismo autor: “El jeroglífico y la arquitectura efímera del Barroco”. En: Boletín del Museo e Instituto Camón Aznar. Madrid, 8 (1982) 84-102. Para la cultura europea: G. R. DIMLER. “The Egg as Emblem: Genesis and Structure of a Jesuit Emblem Book”. Studies in Iconography, 2 (1976) 85-106.
Fernando R. DE LA FLOR. Art. cit., 262-263. Véase: P. PEDRAZA. “Breves notas sobre la cultura emblemática barroca”. En: Saitabi. Valencia, 28 (1978) 181-192. M. V. DAVID. Le débat sur les écritures et l’hieroglyfe au XVIIe et XVIIIe siècles. Paris, 1965.
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A comienzos del siglo XVIII, el pintor Antonio Palomino definía el jeroglífico como una metáfora que incluye algún concepto doctrinal mediante un símbolo, o instrumento sin figura humana, con mote latino de autor clásico y versión poética en idioma vulgar.206
El autor hace explícitas las funciones que desempeña el jeroglífico dentro de la arquitectura efímera: De éstos se usan en funerales de héroes y grandes capitanes; y en coronaciones de príncipes, entradas de reina y otras funciones semejantes; y asimismo en fiestas solemnes del Santísimo y de la Purísima Concepción, canonizaciones de santos y otras festividades; en que se aplican figuras y símbolos de la Escritura Sagrada y otros conceptos teológicos, arcanos y misteriosos.207
Si bien es verdad que algunas de estas actividades eran prohibitivas para un colegio pequeño, también lo es que el lance poético y otro tipo de composiciones que solo requieren del ingenio y la creatividad tuvieron que desarrollarse en las instituciones educativas neogranadinas. La vena poética, en latín y en castellano, fue habitual en la mayoría de los jesuitas neogranadinos. Bastará probar la afirmación con algunos ejemplos. El primero pertenece al P. Juan Quintero, nacido en Gibraltar (Venezuela) y fallecido prematuramente en Bogotá el 12 de abril de 1693. Todavía muy joven, su fácil versificación latina le llevó a ser elegido por el historiador P. Pedro de Mercado para que un epigrama suyo encabezara la Historia de la Provincia del Nuevo Reino y Quito de la Compañía de Jesús: Dum Regni primaeva Novi monumenta recludis Iesuadumque Deo gesta dicata refers: Illi famosum Facundus reddis honorem, hisque tuo calamo Fama perennis adesta. Sic tibi mercaris miram, Mercate, coronam; Quo argento? Libro mira docente tuo.208
Antonio PALOMINO. Museo pictórico y escala óptica. Madrid (1947) 106. Citado por Fernando R. DE LA FLOR. Art. cit., 263.
A. PALOMINO. Ob. cit., 106.
P. Ioannis Quintero bene in Auctorem affecti Epigramma. En: Pedro MERCADO. Historia de la Provincia del Nuevo Reino y Quito de la Compañía de Jesús, I, 5. Su traducción es la siguiente: “Mientras manifiestas los comienzos dignos de recuerdo del Nuevo Reino, refieres las gestas consagradas a Dios de los jesuitas. Elocuente, rindes a aquel un célebre honor, y a éstos la fama perenne acompañará gracias a tu pluma. Así te compras, Mercado, una admirable corona. ¿Con qué dinero? Enseñando cosas admirables con tu libro”.
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Otro ejemplo lo encontramos en el P. Miguel de Monroy, rector del colegio de Mérida entre 1720 y 1724. Gracias al testimonio de José Ortiz y Morales sabemos que el P. Monroy lo visitó en 1710, y añade que el jesuita tuvo noticia de mis estudios y de los cuatro tomos que tenía disponiendo de mi Arca evangélica y como de ingenio muy florido y en el poesía y latinidad tan versado, honró mis obras con los versos latinos siguientes, que por ser de mucha sutileza he querido con ellos coronar mi historia: Non sic auratis Pactolus ridet arenis Non sic Alcidis fulva catena trahit, Aureus ut stillus parefactaque litera servus Allicit et vacuos mens opulenta replet. Edidit Autor opes, opus hoc dum protulit orbi Perlege. Nunc auri sacra putanda fames.209
Como hasta el momento no hemos podido localizar ningún rastro de la producción literaria colegial merideña, apelaremos a algunos documentos similares producidos en la misma época en los colegios jesuíticos mexicanos. Cualquier festividad o acontecimiento era propicio para la justa literaria en cualquiera de sus formas. Transcribimos uno de los epigramas gratulatorios Para celebrar la llegada de las santas reliquias: EPIGRAMA GRATULATORIUM IN ADVENTU SANCTARUM RELIQUIARUM: O Nova, quae a veteri trahis altum Hispania nomen cum quo religio participata viget. Mexice praecipue charissima vinea Christi quam assidue proprii sanguinis amne rigat. Quas hodie grates referes, quae dona deinceps cultori tribues, agricolaeque tuo? Cortesium huc mittens, lapides delegerat omnes: scilicet abstulerat saxea idola tibi.
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Biblioteca Nacional de Bogotá. Sección Manuscritos. José ORTIZ Y MORALES. Observaciones curiosas y doctrinales que a hecho en su vida politica desde el dia 11 de febrero del año de 1658 en que nacio asta el dia en que las escribe con noticias de su buena fortuna y de sus desgracias (…) a 11 de febrero de 1713. Fol. 190. RIVAS SACCONI. El latín en Colombia, 177-178. La traducción reza así: “No sonríe lo mismo el Pactolo con sus arenas de oro/ No atrae lo mismo la cadena áurea de Alcides/ Como tu estilo de oro y tu frase abierta/ hechiza a los hombres y tu mente poderosa sacia a los ignorantes./ El autor ha sacado a luz un tesoro./ Tu lee esta obra mientras la conoce el mundo./ Ahora sí que es verdad que hay que llamar sagrada el hambre de oro”.
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Ast nunc torcular tribuit, turrim extruit altam et tua nunc cingit moenia saepe novae. Crux est torcular, seps spina, altissima turris sanctorum cineres, reliquiaeque sacrae.210
La figura de San Ignacio de Loyola fue muy popular y reverenciada por los jesuitas coloniales, de ahí que el tema ignaciano sea muy rico no solo en la literatura, sino también en el arte. Para que el lector pueda formarse una idea del manejo y dominio literario de los alumnos, reproducimos aquí algunos fragmentos del Certamen ad Nostrum Patrem Ignatium211 que constaba de cinco partes en las que se debían ejercitar los más variados metros. En el cuarto certamen se pidió un soneto en el que se dijese cuál era la cosa que más glorioso hacía a San Ignacio: Dejar las guerras, armas y ruido del vano mundo y de Jesús glorioso con ánimo invencible y generoso seguir el estandarte y apellido. Velar las armas y trocar vestido ser en las cosas arduas animoso y sin tomar contento ni reposo poner fin al intento tan subido. Grandezas son de valeroso pecho humilde en si y en Cristo transformado mas traspasar en Dios todo el renombre. Y la corona del ilustre hecho es tal que dignamente ser loado sólo podrá de aquel cuyo es el nombre. (Diego González) Cuán bien campea sobre la nobleza del amor encendido lo encarnado grandes señales de hermosura ha dado el precioso marfil de la pureza. La constancia, valor y fortaleza se han descubierto en muy subido grado
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Ignacio OSORIO ROMERO. Colegios y profesores jesuitas que enseñaron latín en Nueva España (1572-1767) 35.
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Biblioteca Nacional de México. Vol. 1631. Citado por I. OSORIO ROMERO. Ob. cit., 71-73.
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el gobierno que en pocos es hallado lo vemos puesto en su mayor alteza. Cada virtud sin duda resplandece en nuestro Ignacio, con muy alto modo dásenos a entender la diferencia. Cada uno diga lo que le parece: yo digo que se junta el resto todo en su divina y singular prudencia. (Cosme de Flores) El quinto certamen fue la glosa: Vivo en Dios y en si deshecho fue en la empresa milagroso en ponerle fin dichoso cabal en dar nombre al hecho. GLOSA Para mostrar su poder Dios y ser reconocido en el hecho más subido suele por medio poner lo más flaco y abatido y así teniendo trazado un ilustre y claro hecho hoy toma un flaco soldado flaco en si de Dios esforzado vio en Dios en si deshecho. Toma, pues, por instrumento a Ignacio que siempre en guerra había tenido su intento sin alzar el pensamiento de las cosas de la tierra mas levantó en tal manera el ánimo generoso a un intento tan glorioso que aunque no le prosiguiera fue en la empresa. Y no sólo lo emprendió sino como diestro en el arte juntando muchos siguió de Jesucristo el estandarte y en demanda murió.
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Fue en la suerte venturoso por ser de Dios escogido, en la conquista animoso, fuerte en haberla seguido, en ponerle fin dichoso. Pero con lo que más su gloria resplandece y su valor es que el nombre y la memoria, la pelea y la victoria le atribuye a su señor pues pudiendo ser nombrado cedió a Jesús su derecho con lo cual de si ha triunfado y su trofeo ha quedado cabal en dar nombre al hecho. (Diego González)
Otro acto literario es el de las empresas, en el que se combinan la poesía latina con el arte imaginativo de la pintura. Empresas hechas a la Consagración del doctor Bartolomé Lobo Guerrero inquisidor hechas el Día de San Bartolomé 1597 A un lado un brazo de san Bartolomé con su piel al otro, otro brazo con piel de lobo. Pelem pro pelle Munera contigerint tibi dum foelicia pellem exutus veterem, sume vir ample novam Extiteras huc usque lupus vi nomine pelle quem fides timuit gens inimica lupum. Pastorale subis dum munus, eam exue pellem nam fugient (fuerit si haec tibi pellis) oves Indue apostolicam meliori numine pellem quae de hinc rite novum munus obire dabit. Quique tibi nomen, pellem munusque rependit certam itidem referet Bartholomeus opem. Pintóse un rayo de Júpiter quitado la mitad y, en su lugar, puesto un ramo de oliva. Munera pacis amat fuerat qui Iupiter ultor Fulmen obit ramus, quid mirum? fulmine verbi tartara nigra tui et furalia regna tremescunt
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pacifero ast ramo Iesu Christi (quas sanguine tinctas paces oves) recreas diroque tueris ab hoste belliger atque lupos abigis lupus ipse nocentes. A un lado las armas de la Inquisición; al otro un brazo con roquete y báculo airmado [sic] sobre una granada. Occiduo qui dextra fidem tutatur in orbe officii sacri pulchra trophea notat Munus apostolicum baculo munita sinistra qua vir magne alio pascis in orbe gregem Pasce gregem felix moresque tuere fidemque sanctior est postac sancta futura fides. Dos brazos que salen de una nube, el uno con una espada desnuda, el otro con una plana de albañil aludiendo a lo de Esdras, 2, cap. 4. In utrumque paratus Trullam laeva tenet strictum fert dextera ferrum quo tuear solymas aedificemque domos defendit tua dextra fidem manus altera mores componit, coeli moenia tuta facis. Pintóse en un campo un lobo, las manos en el báculo pastoral y en el aire sobre la cabeza una mitra y cercado de ovejas. Lupus ipse capella Quae novitas? Quae cura lupo de mollibus agnis? ergo ne Iesu Christe tuum tradis ovile lupo? Nil mirum, lupus est indutus moribus agni nomine quique lupus belliger, intus ovis te duce, grex felix, tenero mansuetior agno o lupe vel latium pascere digne pecus Illiberis nova regna lupo pastore triumphent nam lupus ad coeli pascua ducet oves. Una granada sin la corona y en su lugar una mitra con este mote. In melius Pulchrior accessit, nativam sperne coronam hoc veniente tuum crescet honore decus. Dejar podreis poma rara la corona que os extrema pues os vale esa diadema por corona y por tiara. Pintóse una rodela y en medio de ella una cabeza cuyos cabellos eran culebras, y por la boca atravesada una espada por toda la rodela y encima una mitra con este mote.
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Perimit et tuetur Quid gladius clypeusque notat transfixus, iniquae haereseos duro trajicis ense caput tuque idem faustos clypeo tutaris alumnos protegis et populum duxque paterque tuum. Una espada ondeada, el pomo en el suelo y abrazado con ella un ramo de oliva. Osculatae sunt Mirum hoc frondentis circundat ramus olivae flamiferum gladium quid sibi velle putem moribus est agnus lupus est cognomine, utrumque pugnat, at ipse novo iunxit utrumque modo fecit et ut quondam si martia bella sorores gessere, unanimis foedera pacis ament. Diego Díaz de Pangua.212
Los actos literarios también asumían la realidad de una sociedad que trataba de desconocer los principios básicos del cristianismo. Los ideales clásicos de belleza y libertad no impedían que el bien común fuera parte esencial de una concepción filosófica que profesaba su fe en el hombre. En una comedia de 1627 se hace referencia a la condición del indígena: Cuarenta mil indios solían salir en México al baile hoy no hay cuatro mil. ¿De hoy en cien años oirán decir cómo eran los indios? No se; no los vi. […] En tiempos pasados, siglos de oro al fin, no íbamos al baile cargados así. No había muchas cargas, muchos indios si, pocas, entre muchos, se podían sufrir.
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Biblioteca Nacional de México. Ms. 1631, hs. 148-149. Citado por I. OSORIO ROMERO. Ob. cit., 89-91.
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Ya el indio es camello, carga hasta morir y muere bailando como el matachin213
Los profesores también entraban en lid en las competencias literarias que debían desarrollarse sin cesar en el aula y en su entorno. Para mejor información nos remitimos al libro de Osorio Romero donde el estudioso encontrará abundante referencias al respecto.214 El teatro Debemos subrayar la carencia de referencias en la documentación neogranadina que hemos consultado hasta el momento en cuanto un modelo practicado con pasión por los jesuitas durante el Barroco como es el teatro escolar. Sin embargo, disponemos de algunas afirmaciones concretas que nos llevan a mantener una actitud de búsqueda. Como prueba de esta inquietud investigativa, es necesario tener presente que se conserva una pieza teatral del alumno bartolino Fernando Fernández de Valenzuela titulada la Laurea crítica.215 Además, nos consta que el Seminario de San Bartolomé se inauguró con una comedia latina que según la Carta Annua,216 “se juzgó podía ser buena en la Corte”. Con posterioridad el mismo colegio invirtió fuertes sumas en algunos actos dramáticos puestos en escena en junio de 1625.217 Por testimonio de don José Ortiz Morales sabemos que para celebrar la canonización de San Francisco de Borja, en 1672, San Bartolomé dispuso de dos comedias: la primera se titulaba La Virtud al uso, y de la segunda no nos ha quedado el título.218 Al parecer, la actividad cultural de los estudios humanísticos pasó por momentos de gran intensidad. Por ejemplo, el 12 de enero de 1682
Biblioteca Nacional de México. Mss., 588. I. OSORIO ROMERO. “Un tocotín inédito del siglo XVII”. En: Revista de Bellas Artes, Nueva época. México, V/VI, (1975) 9-16.
Biblioteca Nacional de México. Mss. 1600. Citado por I. OSORIO ROMERO. Colegios y profesores jesuitas que enseñaron latín en Nueva España (1572-1767) 243-253.
Biblioteca Nacional de Colombia. Sección Manuscritos. Mss., 4. José J. ARROM y José M. RIVAS SACCONI. La “Laurea Crítca” de Fernando Fernández de Valenzuela, primera obra teatral colombiana. Bogotá, Instituto Caro y Cuervo (1960) 20-27.
ARSI. N. R. et Q. 12. Historia. I. Carta annua de 1605, fol. 33v.
Archivo de San Bartolomé. Libro de gasto ordinario y extraordinario deste Collegio de San Bartolomé, fol. 123.
José ORTIZ MORALES. Observaciones curiosas y doctrinales que ha hecho en su vida política (…) En: José DEL REY FAJARDO Y Germán MARQUINEZ ARGOTE. Breve tratado del cielo y los astros del M. Javeriano Mateo Mimbela (1663-1736). Bogotá (2004) 91. La forma como habla sobre este asunto indica que era normal el teatro entre los bartolinos.
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el provincial P. Juan Martínez Rubio se veía precisado a recordar que “estando como están doce pesos para pintura, y adorno del pergamino en las conclusiones de los de casa, no se permita excedan de esta cantidad en el gasto de colonias y botones, ni tampoco el que en el teatro se pongan sillas sin licencia del Padre Rector, ni que se enciendan y quemen pebetes con riesgo de quemar las alfombras (…)”.219 Además, el análisis de los certámenes literarios así como las futuras investigaciones que se lleven a cabo sobre el teatro jesuítico neogranadino, al igual que el estudio de las biografías de estos abnegados maestros, abrirán nuevas rutas para la reconstrucción de este importante medio cultural-educativo. El teatro fue un instrumento escolar muy utilizado en los colegios coloniales. En la capital boyacense llegamos al conocimiento del teatro colegial gracias a una denuncia presentada por don Juan de la Peña, hermano de Martín de la Peña que había ingresado al Noviciado con disgusto de la familia. Pero además este ingreso se complicaba porque Martín había seguido los pasos de sus primos los PP. Francisco Ellauri y Juan de la Peña. La historia de esta vocación fue llevada a las tablas en el colegio de la capital boyacense. La queja llegó hasta la Real Audiencia y tomó tal fuerza que algunos oidores se trasladaron a la ciudad para investigar los hechos. En definitiva, los parientes solicitaban que el colegio no siguiera representando aquel drama a fin de evitar “el que en un acto tan público, como es el de una representación, no se hiciese en él lo que tanto perjudica a la calidad y honor de dicho mi padre, familia y deudos”.220 También hemos encontrado una pequeña alusión del colegio de Cartagena. El P. Alonso de Sandoval es amonestado por el General de la Orden “por permitir que, en una de las comedias que con fines didácticos se representaban en el colegio, salieran dos muchachos con ropa de mujeres”.221 Entre los papeles del archivo del colegio San Francisco Javier de Mérida inventariados en 1767 tan solo encontramos dos referencias al tema. La primera es una orden, de 1649, del Provincial del Nuevo Reino que les prohíbe a los jesuitas que asistan a “comedias y fandangos o bailes”.222 La
APT. Fondo Astráin, 18. Ordenes antiguas, que por orden de N. R. P. Lorenzo Ricci, ya no están en uso y deven guardarse en el archivo. “Ordenes del Padre Juan Martinez Rubio Provincial desta Provincia del Nuevo Reyno y Quito, que dejó vissitando este Colegio de Santa Fe en 12 de Henero de 1682 años”, fols. 45-45v.
ANB. Miscelánea, t. 69, fol. 332. Véase: Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 542-543.
Un tratado sobre la esclavitud. Introducción, transcripción y traducción de Enriqueta Vila Vilar. Madrid, Alianza Editorial (1987) 29-39.
AAM. Seminario. Caja 1. Inventario de los papeles del archivo del Colegio San Francisco Javier, fol. 11.
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segunda se relaciona con una Real Cédula que ordena que no se representen comedias en las iglesias.223 Asimismo, queremos hacer alusión a un testimonio del jesuita bohemio Miguel Alejo Schabel, quien nos ofrece un testimonio personal sobre lo vivido por él en Barinas a fines del siglo XVII: (…) las comedias digo, en número de ocho, escogidas, decentes, en idioma español e impresas en España fueron representadas en el teatro erigido en la plaza de noche, con luces y lámparas. Algunas de ellas se podían exhibir en cualquiera ciudad europea muy dignamente.224
Ciertamente, nos encontramos ante un hecho histórico que amerita una mejor investigación. La Academia La Academia, en la paideia jesuítica, se erigía como una pequeña entidad académico-social dentro de la propia institución educativa. Dado el reducido número de alumnos que siempre cobijó la mayoría de las instituciones educativas jesuíticas en el Nuevo Reino, se podría pensar en la poca viabilidad de este ente para selectos. Por nuestra parte sospechamos que sí existió porque generalmente iba hermanada con la Congregación Mariana.225 En esencia, constituía un llamado institucional a lo que hoy denominamos la excelencia y se reducía a (…) un grupo de estudiosos escogido entre todos los escolares, que se reúnen bajo algún Prefecto de los Nuestros [jesuita], con objeto de tener especiales ejercicios relativos a los estudios.226
AAM. Seminario. Caja 1. Inventario de los papeles del archivo del Colegio San Francisco Javier, fol. 11: “Yten. Una carta en que se hace relacion de una Cedula del Rey Nuestro Señor para que no se representen comedias en las Yglesias y que estas se cierren a puesta del sol, año de seiscientos sesenta y uno”.
SCHABEL. “Noticias de América que manda el Padre Miguel Alejo Schabel, misionero de la Sociedad [Compañía] de Jesús al muy Reverendo Padre Miguel Angel Tamburino [Tamburini] Prepósito y Vicario General de la misma Sociedad, el 9 de abril del año 1705, de la nueva misión en las islas de Curazao, Bonaire, Aruba y del río Apure en la Tierra Firme india en el Reino de la Nueva Granada”. En: Anuario del Instituto de Antropología e Historia. Caracas, Universidad Central de Venezuela, II (1965) 287.
Ratio Studiorum. “Reglas de la Academia”. Regla 2.
Ratio Studiorum. “Reglas de la Academia”. Regla 1.
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En la práctica venía a ser un Seminario, pues su objetivo final consistía en profundizar en las materias que se estudiaban en el aula y debían llevarse a cabo los días de vacación.227 Los “académicos” debían aventajar a los demás tanto en los estudios como en el ejemplo de su vida.228 Se regían por sus autoridades propias y tenían como requisito imprescindible la asiduidad y el fervor en sus quehaceres.229 La temática fundamental giraba en torno a “todas aquellas cosas que suelen generar elocuencia o dimanar de ella”.230 Pero la gama de posibilidades era extensísima: si se trataba de una declamación tomada de un orador o de un poeta, después debía seguir “la crítica de los demás acerca de la voz, el gesto y de toda la declamación”;231 también podía tratarse de redacciones propias escritas en los distintos géneros literarios232 o de análisis oratorios escritos “en estilo elegante”;233 incluso se recomienda simular procesos judiciales teniendo muy presentes las pruebas, los resortes psicológicos y demás lugares oratorios.234 La Academia bien llevada suponía en sus miembros la generación de una toma de conciencia frente a una microsociedad de la que se convertían en sus genuinos gestores mediante una comunicación, colaboración y responsabilidad más intensa tanto personal como colectiva. Debemos confesar que en esta área tampoco hemos encontrado rastro alguno de documentación; en consecuencia, abre la posibilidad a nuevas investigaciones que serían de gran utilidad para la historia de la pedagogía en Colombia. Estos son, a grandes trazos, los componentes de la educación y formación que día a día impartieron los jesuitas en sus colegios dispersos en la amplia geografía colombiana.
Ratio Studiorum. “Reglas de la Academia de los retóricos y humanistas”. “Reglas de la Academia de los gramáticos”.
Ratio Studiorum. Ibidem. Regla 3.
Ratio Studiorum. Ibidem. Reglas 4-12.
Ratio Studiorum. “Reglas de la Academia de los retóricos y humanistas”, 2 y 9.
Ratio Studiorum. “Reglas de la Academia de los retóricos y humanistas”, 2, II.
Ratio Studiorum. “Reglas de la Academia de los retóricos y humanistas”, 2, IV.
Ratio Studiorum. “Reglas de la Academia de los retóricos y humanistas”, 2, VI.
Ratio Studiorum. “Reglas de la Academia de los retóricos y humanistas”, 2, VII.
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C a p í t u l o III
La iglesia de San Ignacio
No resulta fácil describir las tareas específicas que definen la vida de fe en una colectividad cristiana en su dimensión espacio-temporal, bastante alejada en el tiempo para el historiador moderno; sin embargo, debemos reconocer que pocas nos aproximan tanto para entender la mentalidad de una época como las respuestas dadas por los hombres y mujeres de una sociedad concreta a la hora de identificar los ideales de su vida y su realización en la cotidianidad. Acceder hoy a las formas de vida religiosa desarrolladas en la Tunja colonial supone superar dos escollos: el primero, que la evolución histórica de las mentalidades interpone abismos difíciles de analizar; el segundo, que la historia de la vida espiritual de la ciudad de los Zaques está por escribirse, a pesar de que existen estudios parciales muy valiosos que le abren al investigador espacios concretos de ese mundo espiritual que tratamos de reconstruir. Querer explicar la religiosidad colonial con los criterios modernos sería desconocer la capacidad espiritual del ser humano y reducir al unívoco las posibilidades casi infinitas de la persona. El núcleo del problema subyace en la realidad de que el cristiano no cree en una trascendencia anónima sino en un Dios que sale al encuentro del hombre y este puede abrirse a la presencia de Aquel hasta el punto de hacerse vida de su vida. En las sociedades occidentales modernas la pérdida del sentido religioso ha hecho que las líneas de encuentro se separen cada día más de forma tal que la conciencia de la presencia del otro ignore la presencia de Dios en el mundo del hombre. En el terreno del saber técnico y verificable, Dios no cuenta con ningún espacio; pero las experiencias meramente empíricas, aunque a primera vista parecen las más claras y seguras, son de facto las menos profundas.
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El encuentro del hombre con Dios se sitúa siempre en el terreno del sentido y concluye siendo una experiencia personal. Los místicos de todos los tiempos son la mejor expresión de esta experiencia de Dios. Para ellos la capacidad de Dios significaba el deseo profundo de encontrarse con Él y ello se consideraba como la recapitulación de todo bien y de toda la felicidad. Pero en todo hecho religioso se deben tener presentes dos observaciones fundamentales. La primera se refiere al principio de que toda experiencia personal es intransferible. La segunda asume que la conciencia de la presencia de Dios es una manera nueva de situarse en la vida. Por todo ello, para el creyente, Dios se hace historia en cada hombre mediante los sacramentos, es decir, se hace presente en y por medio de signos que remiten más allá de ellos, pues siempre existe la posibilidad de ver el signo y no leer en él ninguna presencia. Antes de ingresar al tema de la religiosidad del pueblo tunjano es necesario hacer algunas precisiones a fin de evitar malos entendidos. Podemos decir que la capital del Corregimiento era una ciudad afortunada con respecto a los universos espirituales que enriquecían su paisaje urbano y humano; por ende, sus moradores tuvieron la capacidad de optar por cualesquiera de las vías o modalidades que presentaba cada institución religiosa allí instalada. De esta forma, Tunja estuvo ilustrada por los proyectos de vida cristiana que presentaban cada una de las órdenes religiosas allí presentes: franciscanos, dominicos, agustinos, jesuitas,1 hermanos de San Juan de Dios así como las clarisas y las concepcionistas. Sin embargo, para una visión completa de cada una de las teologías profesadas por las diversas corrientes de las ciencias eclesiásticas habría que apelar a la enseñanza que se impartía tanto en las universidades santafereñas como en los centros de docencia de estudios superiores de que disponían los seguidores de Francisco de Asís, Domingo de Guzmán, Agustín de Hipona e Ignacio de Loyola;2 pero esta temática se escapa de nuestro estudio. En el caso de Tunja dejamos de lado lo que los contemporáneos llamaban teología dogmatica para centrarnos en lo que hoy llamamos teología espiritual, que era la que ensañaba el modo como cada institución interpretaba la forma concreta de llegar a Dios. En otras palabras, se intentaba asumir el legado que el fundador de cada comunidad religiosa les había 1
José de GUIBERT. La espiritualidad de la Compañía de Jesús. Santander, Editorial Sal Terrae, 1955. Para una visión somera del tema nos remitimos a: Rossano ZAS FRIZ. “Espiritualidad ignaciana”. En: José GARCÍA DE CASTRO (Director). Diccionario de espiritualidad ignaciana, I811-1820.
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Véase: José Abel SALAZAR. Los Estudios Eclesiásticos Superiores en el Nuevo Reino de Granada (1563-1810). Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1946.
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confiado a sus seguidores, y su esencia –diríamos científica– estaba recogida en lo que denominamos “Escuelas de espiritualidad”.3 Ch. Bernard define la teología espiritual como “una disciplina teológica, que basada en los principios de la revelación, estudia la experiencia espiritual cristiana, describe su desarrollo progresivo y da a conocer sus estructuras y leyes”.4 Y es natural que cada maestro de la vida espiritual construya su propia lógica y camino a través de la oración, la meditación y sus experiencias de Dios. De igual forma, hay que advertir que a lo largo de siglo y medio –por lo menos– de existencia, las escuelas de espiritualidad tuvieran que evolucionar a planteamientos muy diversos a los del Siglo de Oro, ya que el hombre de la ilustración había cambiado su carta de navegar en un mundo descristianizado, con una teología escolástica sometida a una fuerte crítica dotada de un sensismo antimetafísico y un jansenismo que iría penetrando paulatinamente los principios básicos del regalismo. En el presente capítulo dejamos de lado las consideraciones antecedentes y nos circunscribiremos a ese mundo de la religiosidad popular, convencidos del axioma de H. Cox de que la religión del pueblo es nuestra historia. Como marco de referencia para el lector interesado en el tema nos remitimos a la obra de Eduardo Cárdenas con el objeto de clarificar posiciones ideológicas que puedan deformar una visión correcta de la realidad, pues, como lo afirma este autor, “la secularización de la sociedad tradicional ha llegado acompañada de mucha desconfianza, aun de malevolencia, hacia las expresiones populares de la religión y de la fe”.5 La interioridad colectiva de un pueblo también se manifiesta a través de la dimensión religiosa de sus gentes. Por ello es necesario hacer referencia tanto a las expresiones exteriores, salpicadas de intenso folklore, así como también a esa intensa vida interior manifestada por el espíritu de oración y penitencia que traducen el genuino espíritu religioso de una sociedad o de una comunidad. Así, pues, deseamos ofrecer el aporte que los jesuitas hicieron a través de la iglesia del colegio de la Compañía de Jesús a los hombres y mujeres de la Tunja colonial.
El concepto de espiritualidad es muy complejo y por ello remitimos al lector a las siguientes orientaciones. Michel DUPUY. “II. Notion de spiritualité”. En: M. VILLER, M., F. CAVALLERA, J. DE GUIBERT. Dictionnaire de Spiritualité ascetique et mystique, doctrine et histoire. Paris, 14 (1990) 1160-1173.
Ch, BERNARD. Teología espiritual. Madrid, Atenas (1994) 74.
Eduardo CÁRDENAS G. Pueblo y religión en Colombia (1780-1820). Estudio histórico sobre la religiosidad popular de Colombia (Nueva Granada) en las últimas décadas de la dominación española. Bogotá, Pontificia Universidad Javeriana (2004) 21.
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1. La iglesia de San Ignacio: lugar de encuentro con la tunjanidad Como en el resto de Latinoamérica, La iglesia en Tunja no solo fue el lugar de encuentro de las comunidades que integraban la geografía específica de cada localidad, sino también uno de los medios más eficaces de socialización de la comunidad, pues sus espacios simbólico-religiosos facilitaron la proyección y el reencuentro del hombre consigo mismo. Para penetrar en la mentalidad religiosa de los jesuitas tunjanos debemos remitirnos a su centro de formación teológica que fue la Universidad Javeriana de Bogotá. En esta casa de estudios se adiestraron en las disciplinas del espíritu la mayoría de los sacerdotes que atendieron a la feligresía de nuestra ciudad andina. A ello hay que añadir el aporte foráneo de los ignacianos extranjeros que se insertaron en las estructuras jesuíticas neogranadinas, hecho que tuvo que influir en el mensaje religioso, litúrgico, teológico y cultural recogido por el imaginario que representaba el mensaje de Ignacio de Loyola en Tierra Firme. En este contexto se debe explicar la biografía colonial de la iglesia de San Ignacio, en la que no solo se dieron cita arquitectos, pintores, escultores, músicos, fundidores y artes afines, sino que además convocó todo un movimiento religioso con su alud de oradores sagrados, congregaciones, devociones y una sociedad que buscaba beber el deber ser como parte vital de una cultura que pugnaba por edificar la arquitectura de una identidad espiritual mestiza. Los imaginarios tunjanos se enriquecieron con la voz y los sueños de ignacianos procedentes de Holanda, Bélgica, Francia, Portugal, Italia, Suiza, Alemania, Bohemia y Hungría. Un capítulo inédito que viene a enriquecer la Crónica colonial de Tunja de Ernesto Porras Collantes.6 Es necesario hacer referencia al hecho de que los jesuitas neogranadinos adquirirían el arquetipo de mundo religioso en la iglesia de San Ignacio en Bogotá, en donde de forma sistemática se convertían en cooperadores y coautores de una acción que pretendía llegar al alma de las multitudes no solo con el lenguaje simbólico de la liturgia, sino también con la praxis de las devociones allí estatuidas y con el cultivo de la oratoria sagrada. Ello no impidió que se asumieran las novedades que traían los europeos. De igual forma, hay que destacar que el culto religioso estuvo siempre enmarcado en una grandiosa majestuosidad material, en un espacio sublimado por el arte y en las lucidas ceremonias culturales.
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Ernesto PORRAS COLLANTES. Crónica colonial de Tunja y su Provincia. Tunja, Academia Boyacense de Historia, 2006.
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La iglesia de San Ignacio abría sus puertas por las mañanas un cuarto de hora antes de comenzar la santa Misa,7 y diariamente se celebraban varios sacrificios eucarísticos. Por la tarde se abría solamente en las vísperas de los jubileos, cuando había pláticas de las congregaciones, en tiempos de cuaresma, de misiones, de vísperas solemnes y otras a juicio del Rector. En dichas ocasiones, la apertura se llevaba a cabo a las dos de la tarde y la clausura al toque de las Ave Marías.8 Para entender mejor el alma de las prácticas religiosas que se cultivaron en el recinto sagrado del plantel jesuítico trataremos de referirnos a las ordinarias, que respondían a la cotidianidad de la vida espiritual, y las extraordinarias, que emanaban de forma significativa bien de las asociaciones devotas que allí funcionaban, bien de las festividades que resaltan en el calendario litúrgico. Sobre las primeras, amén de la misa diaria, había que practicar la “historia de los domingos, los exemplos, las doctrinas y otros sermones sueltos”.9 Sobre las segundas, hay que apelar a las grandes fechas religiosas que, amén de romper con la vida rutinaria tunjana, eran precedidas por sus correspondientes novenas, procesiones y otras devociones muy del gusto de la época. Asimismo, la notoriedad de una fecha o de un acontecimiento exigía el realce de la solemnidad. Por ello, en las misas cantadas, además del preste, oficiaban el diácono y el subdiácono, pero solo tenían lugar el día de San Ignacio de Loyola, de San Francisco Javier, de la Circuncisión, de Navidad, de Semana Santa con los oficios de jueves, viernes y sábado santo. A ellas se añadían las del día de Todos los Difuntos, de los de la Compañía de Jesús, cuando moría algún jesuita y en las honras al Rey o al P. General de la Orden fundada por Ignacio de Loyola.10 Como precisarán los “Usos y costumbres”, en esas grandes festividades toda la iglesia y los altares se adornaban especialmente, se cantaba “con muy buena música” y se repicaban las campanas con chirimías, amén del sermón.11
El P. José Jouanén publicó en su Historia de la Compañía de Jesús en la antigua Provincia de Quito. Quito, I (1941) 594-629 los Usos y costumbres de la Provincia del Nuevo Reino y Quito que regularon la vida institucional de la Provincia durante el período hispano. Citaremos: Usos y costumbres y a continuación el tomo y la página que le corresponden en el libro del P. Jouanén. En el caso presente: Usos y costumbres, I, 594.
Usos y costumbres, II, 679.
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AUCAB. Libro de Consultas. Consulta del mes de mayo de 1739.
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Usos y costumbres, II, 681.
Usos y costumbres, I, 598-599.
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2. Vida sacramental La actividad diaria del templo giraba en torno a la vida eucarística, a las predicaciones, a las congregaciones y a los diversos actos litúrgicos o devotos que configuraban la esencia de la espiritualidad ignaciana. Como la iglesia no era parroquia, en su recinto no se practicaban o conferían otros sacramentos que el de la penitencia y la eucaristía. Estamos ante la aventura del hombre que trata de responder a la llamada de Dios desde las raíces de sí mismo y en ejercicio de su libertad. Camina en pos de un deseo, de una esperanza en fe oscura. Vive la nostalgia de lo esencial en esa utopía alucinadora del lugar hacia el que camina. En definitiva, es una historia personal que se mueve en la difícil provincia que, por una parte, forma la tríada Dios, hombre y libertad, y por otra, persona, sociedad e iglesia. En lo que se refiere a la vida sacramental, los jesuitas promovieron de forma reiterada y específica el sacramento de la penitencia y el de la eucaristía, así como las devociones con ellos conexas. Es necesario que comencemos por resaltar el ministerio más desapercibido y a la vez el más abnegado como fue el de atender sistemáticamente las confesiones del pueblo tunjano. A lo largo de su más que centenaria existencia, el colegio de Tunja tuvo excelentes confesores que dedicaron su actividad a formar y a dirigir las conciencias de los que buscaban un camino más sincero en la realización de su respectivo proyecto de vida cristiano. La paz con la propia conciencia requería el ejercicio de las virtudes que deben normar la conducta humana y ese camino espiritual se enmarcaba en el ejemplo de vida del confesor así como en el conocimiento y la praxis de la ascética ignaciana. Los jesuitas antiguos describieron así el apostolado del confesionario: Un sabio y celoso confesor debe juntar la cualidad de médico a la de juez y buscar prevenir al penitente en relación al futuro y absolver delante de Dios en relación al pasado le hará expiar sus intemperancias con ayunos; sus disipaciones con retiros; el olvido de sus deberes religiosos con la oración, las lecturas piadosas, la asiduidad a escuchar la palabra de Dios y asistir a los oficios divinos; sus arrebatos y cóleras con la dulzura y la paciencia para aguantar las desgracias, injurias, adversidades, enfermedades; su dureza con los pobres con la limosna; sus odios y venganzas con la búsqueda de aquellos de los que puede compadecerse; en fin, toda la molicie, todo el libertinaje y todos los vergonzosos desórdenes de su vida criminal con la austeridad conveniente.12
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PALLU. Du saint et fréquent usage des sacraments de Pénitence et d’Eucharistie. Paris (1751) 110.
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Los jesuitas también fueron silenciosos y sufridos servidores de los enfermos y moribundos. Pensamos que lo que escribe la Carta Annua de 1691-1693 sobre este tema en el colegio de Bogotá se puede afirmar de todos los demás colegios: (…) es frecuentísimo ministerio nuestro en estas partes la asistencia a los enfermos y moribundos, y rara es la persona que no llama a los de casa para aquella hora ya por estar acostumbrados a nuestro modo en las confesiones, ya porque saben cierto que a cualquiera hora que lleguen no faltará Padre a su consuelo; de lo cual nace con edificación de todos andar los nuestros a todas horas en esta ocupación y no sólo es frecuente de día sino en la noche este ejercicio.13
Aquí podríamos añadir el ministerio con los “sentenciados a muerte”, catalogado por un documento de 1691 como un “servicio de todos sin ninguna discriminación”. Esta crónica afirma que en Tunja, a los que estaban condenados a muerte por un juez, “nuestros sacerdotes los asisten día y noche, los consuelan, escuchan sus confesiones y los animan a sobrellevar su suerte con paciencia. Una vez que el verdugo los ha ajusticiado, se hace una reflexión a los espectadores (ministerio que es común a todos los nuestros en todos los Colegios).14 Si Ignacio de Loyola fomentó decididamente la comunión frecuente es porque consideraba que la limpieza de alma era un “status” en continuo “fieri” y por ello necesitaba del alimento espiritual que asegurara la vigencia de los proyectos más nobles de cada hombre. Hay que reconocer que en el Nuevo Reino los miembros de la Compañía de Jesús fueron decididos propulsores del culto a la eucaristía. La Congregación de los indios y morenos prosperó en este sentido, pues ya en 1643 la crónica recogía que “de éstos hay gente muy aprovechada, que comulga cada ocho días, y que trata de servir á Dios con perfección, dándose a ejercicios Santos, y á loables penitencias”.15 Unos años antes los PP. Juan Bautista Coluccini y José Dadey habían recorrido por mandato del arzobispo gran parte del altiplano para instruir a los pueblos indígenas en la recepción de la eucaristía.16
APT. Fondo Astráin. Leg. 5. Letras annuas de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada. Contienen los años de 1691, 92 y 93. Fol. 3-3v.
ARSI. N. R. et Q. 13-I. Commentarii eorum quae gesta sunt a patribus Societatis Jesu Provinciae Novi Regni Granatensis ab anno sexcentesimo octogesimo quarto ad annum millesimum sexcentesimum nonagesimum, fol. 42.
Sebastián HAZAÑERO. Ob. cit., 54.
ARSI. Congregationes Provinciales, t. 64, fol. 272. Más información en: Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 346-347.
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3. La dirección espiritual Una fuente muy importante para mejorar en la vida espiritual de cada cristiano interesado en ello la constituía la denominada “dirección espiritual”. Hoy en día, por una serie de razones comprensibles, como el crecimiento demográfico de la población y la disminución de hombres espirituales capaces de atender tan gran demanda, la dirección espiritual ha caído casi en desuso. Sin embargo, durante siglos fue una pieza vital para ayudar a las almas inclinadas a buscar cada día de forma más segura el cultivo de las virtudes espirituales y humanas. En esencia, la dirección espiritual tenía una triple finalidad: iluminar el espíritu, es decir, tratar de mostrarle al alma los designios de Dios sobre ella; después, una vez conocido el camino que debía seguir, debía fortificar la voluntad, pues no basta ver la tierra prometida sino que hay que quererla y llegar a ella; por último, llevar consuelo espiritual al dirigido en las oscuridades.17 Sin lugar a dudas, era un magisterio casi anónimo, pero quizás el más eficaz a la hora de ayudar a navegar por los mares del espíritu a los que así lo requerían. Basta asomarse a las Obras completas de la Madre Josefa de Castillo para seguir de cerca el influjo ejercido por sus confesores jesuitas.18 Varios testimonios análogos nos han llegado, pero solamente citaremos la biografía de doña Antonia de Cabañas según la recoge Pedro Mercado en su Historia de la Provincia del Nuevo Reino y Quito de la Compañía de Jesús.19 4. La enseñanza del catecismo Pedro Mercado, el primer cronista oficial del colegio de Tunja, insiste en su Historia sobre el proyecto apostólico que se desarrolló desde la fundación en la capital boyacense: “Fueron entablando desde luego todos nuestros ministerios de enseñar la doctrina a los niños, de predicar, de acudir a confesiones dentro y fuera de casa, de ir a la cárcel para consuelo de los pobres y al hospital para alivio de los enfermos”.20 Así, pues, una tarea obligada de los jesuitas coloniales fue la enseñanza del catecismo a los niños y a la población sencilla y humilde. El fundador
Raúl PLUS. La dirección espiritual según los maestros espirituales. Barcelona, Editorial Librería Religiosa, 1955.
Darío ACHURY VALENZUELA (Ed.). Obras completas de la Madre Francisca Josefa de la Concepción de Castillo. Introducción, notas e índices elaborados por Darío Achury Valenzuela. Bogotá, Banco de la República-Biblioteca Luis Ángel Arango, 1968.
Pedro de MERCADO. Historia de la Provincia del Nuevo Reino y Quito de la Compañía de Jesús. Bogotá, I (1957) 416-435.
MERCADO. Historia de la Provincia, I, 360.
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de la Orden había sido tajante en tratar de ilustrar la conciencia de la juventud y de los iletrados de un mundo en el que el libro comenzaba su mercado y los costos eran inasequibles a las grandes mayorías.21 ¿Cómo fue la enseñanza del catecismo en el colegio de Tunja? Mutatis mutandis, la estructura era la misma en España y en Indias. La forma de la doctrina, salvo algunas modificaciones, era como sigue: un padre o un hermano estudiante salía por las calles con una campanilla que tocaba acompasadamente. Detrás de él venían algunos padres y hermanos, con cañas en las manos para poner orden en la gente menuda. En empezando a reunirse niños, los formaban procesionalmente y entonaban las letanías o algunas coplillas devotas, que contenían verdades de la doctrina cristiana. Recorriendo así las calles principales, la procesión llegaba a la iglesia de la Compañía, o se detenía en alguna plaza más capaz y una vez allí, acomodada la gente como podía, el padre doctrinero explicaba el catecismo. Si el concurso de personas mayores era grande, se añadía al final una plática moral. Pronto se introdujo la costumbre de terminar las explicaciones con un ejemplo piadoso, tomado de las Historias Eclesiásticas, Flos Sanctorum, etc.; esto generaba mucha atención y ponía el sello a la explicación doctrinal.22 Ciertamente, un colegio provinciano en Indias no podía ni disponer de tanto personal ni de convocar multitudes que no existían, pero el contenido de la explicación y el método tenían que ser idénticos. La procesión, los cantos que ayudaban a la enseñanza y la explicación constituyen la metodología externa de la enseñanza del catecismo. Podemos conjeturar que la esencia de la enseñanza era la recogida por los catecismos de Astete y Ripalda; y el modo dependía de la habilidad del padre doctrinero. En verdad pensamos que no era fácil poder explicar a los niños y al ciudadano común, poco ilustrado, una síntesis tan gigantesca de la teología católica. Sin embargo, los jesuitas coloniales, aun los más sabios, asumieron ese difícil compromiso con el pueblo que vivía en el entorno de su recinto educativo. Para más información sobre este tema nos remitimos al capítulo “Tunja: noviciado de la Provincia del Nuevo Reino”. 5. Los sermones y pláticas de doctrina cristiana La iglesia de San Ignacio de Tunja nos abre otra fuente rica de información: la oratoria sagrada, en la que rivalizaban todas las grandes iglesias de la ciudad. Es un género literario que analiza la vida y los valores de
Cecilio GÓMEZ RODELES. La Compañía de Jesús Catequista. Madrid, 1913.
Crónica oficial del primer Congreso Catequístico Nacional Español. Valladolid, II (1914) 389. Citado por Luis RESINES. Catecismos de Astete y Ripalda. Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos (1987) 25.
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una sociedad de forma tal que en muchos aspectos podría equipararse a la prensa crítica de hoy.23 El templo jesuítico fue testigo de la presencia de los mejores oradores de la Compañía de Jesús en el Nuevo Reino, pues todos tuvieron que dedicar al menos un año de estancia en esta capital. Para reconstruir el mundo de los valores de la sociedad tunjana habrá que recurrir al estudio de este género literario. Fueron muchos los buenos oradores que conoció la colectividad tunjana. Uno de los más famosos fue el P. Ignacio de Meaurio, quien actuaría en Bogotá en momentos tan solemnes como en la oración fúnebre en honor del Ilustrísimo Señor Francisco de Cossio y Otero, arzobispo de Bogotá (1714),24 y en las honras fúnebres en honor del Rey Luis Fernando I (1725).25 Para no alargarnos en una lista interminable de nombres, nos remitimos a los capítulos dedicados a los rectores y a los escritores. Otro apostolado fue el de la Plática de Doctrina Cristiana, que se desarrollaba en tiempo de cuaresma y tenía como objetivo principal preparar a los feligreses para la comunión pascual mediante una buena confesión. Los ciclos litúrgicos eran recorridos de muy diversas maneras. En la cuaresma, las labores espirituales imponían a los sacerdotes una actividad absorbente. Los domingos se explicaban las “historias del Señor tomadas de la Sagrada Escritura, siempre con la asistencia del magistrado de la ciudad y una innumerable muchedumbre”. El lunes estaba dedicado a la catequesis de los indios y los esclavos, aunque a veces “asisten damas distinguidas y muchos españoles para escuchar lo que allí se dice”. El martes toda la comunidad, hasta los novicios, “van por las plazas recitando oraciones en voz alta. Cuando llegan a la plaza principal, se explican las verdades que tocan a los cristianos y, para que lo que se dice llegue más profundamente al alma de los oyentes, los novicios interrogan a los niños entre quienes están sentados como señal de humildad”. Los miércoles y los viernes la convocatoria era en la iglesia del colegio y, como decían en esos tiempos, se proponía un “ejemplo”, es decir, algún hecho de virtud practicado por algún santo, el cual después se analizaba y se sacaban las consecuencias y compromisos para la propia vida. A continuación venía el salmo del “Miserere”, “recitado con voz apropiada para suscitar penitencia, mientras los presentes se flagelan”.26
Félix HERRERO SALGADO. La oratoria sagrada en los siglos XVI y XVII. III. La predicación en la Compañía de Jesús. Madrid, Fundación Universitaria española, 2001.
VARGAS JURADO. Diario, 8.
C. MESA. “Honras y exequias del rey Luis Fernando Primero”. En: Hojas de Cultura Popular Colombiana. Bogotá, n.º 71.
ARSI. N. R. et Q. 13-I. Commentarii eorum quae gesta sunt a patribus Societatis Jesu… fols. 4242v.
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Durante los carnavales el templo se abría después de almuerzo, se exponía el Santísimo Sacramento “y se hace una exhortación al pueblo para que se acuerde de las obligaciones en medio del libertinaje”.27 6. Misiones circulares Las “Misiones circulares”, como se designaban en el Nuevo Reino, o las “Misiones populares”, como se conocían en España, estaban diseñadas para llegar a la conciencia de los cristianos mediante la predicación de las verdades fundamentales de la religión con el fin de ordenar la vida interna y externa de las personas. En este sentido, hay que subrayar que de forma institucional fue diseñando su propia metodología y adaptándola a cada una de las regiones donde actuaba.28 Sin embargo, sería el general Claudio Aquaviva quien codificaría en una Instrucción las experiencias hasta el punto de dejar para toda la Compañía este plan fundamental de las misiones.29 En el Nuevo Reino sería el visitador Diego Francisco Altamirano quien trazaría el mapa para cumplir con esa vocación de acercamiento a las masas tanto agrarias como urbanas.30 No es nuestro propósito hacer su historia, pero el investigador de tan interesante experimento social-religioso deberá conocer su proceso a través de sus forjadores, entre otros, los PP. Jerónimo López, Pablo Señeri, Antonio Baldinuci, Tirso González y Pedro Calatayud.31 El objetivo final de la misión aspiraba a que en las poblaciones se diera una verdadera reforma de costumbres y además que la reforma fuera duradera. En otras palabras, se trataba de obtener la reconciliación con Dios y con los demás. Sin lugar a dudas, los jesuitas llegaron a estudiar no solo los recursos psicológicos sino las técnicas para lograr el objetivo final. El análisis y la experiencia les indicaron cómo concatenar los sermones y las doctrinas de forma tal que el corazón humano sintiese la impotencia de resistirse a la gracia de Dios. También estaban previstos todos los movimientos de las multitudes así como los espacios idóneos para los sermones, las procesiones, los auditorios y aun las luces nocturnas.
ARSI. N. R. et Q. 13-I. Commentarii eorum quae gesta sunt a patribus Societatis Jesu… fols. 42v.
Cecilio GÓMEZ RODELES. Vida del célebre misionero P. Pedro Calatayud de la Compañía de Jesús y relación de sus apostólicas empresas en los reinos de España y Portugal (1689-1773). Madrid (1882) 499-523, donde se ofrece una visión resumida del tema aquí tratado.
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Institutum Societatis Iesu. Florencia, III (1893) 365-368.
APQu. Leg. 6. Carta circular del P. Diego Francisco Altamirano. Santafé, 21 de noviembre de 1695.
Cecilio GÓMEZ RODELES. Ob. cit., 499-528.
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El punto de partida era la realidad moral de la población que solicitaba la predicación de la misión, pues desde ese análisis había que atacar directamente los elementos que constituían la raíz de la inmoralidad de las acciones individuales y sociales. El núcleo conceptual de las predicaciones era similar en todos los predicadores; lo que variaba era la aplicación concreta a cada auditorio. Así, el esquema del P. Señeri era: 1. Correspondencia al llamamiento divino. 2. Dignidad del alma. 3. Enemistad con Dios que se contrae con el pecado mortal. 4. Contra el pecado de la carne. 5. Perdón de los enemigos. 6. Infierno. 7. Consecuencias del abuso de la misericordia divina. 8. Perseverancia.32 Pero el objetivo final inmediato consistía en enseñarles a los fieles a hacer la confesión general. Para ello se creaba un ambiente psicológico al que colaboraban las procesiones, los cánticos populares apropiados, las sentencias cortas pero penetrantes que repetía la multitud, y otros medios en sí insignificantes pero que en su conjunto ayudaban a ambientar al alma para dar su paso al reencuentro con Dios. Estas predicaciones eran muy fructíferas, y es frecuente encontrarse con correspondencia como la que transcribimos: “Excelentísimo Señor Virrey: Llevado de la obediencia se ausenta de esta ciudad el Padre Antonio Julián de la Compañía de Jesús siendo general el sentimiento de sus moradores porque repentinamente quedamos sin el consuelo de sus loables y santas doctrinas en las que ha trabajado con infatigable amor y celo por lo que se hace digno de que llegue a noticia de V. E. (…) Ocaña, septiembre 24 de 1751. Fermín Dionisio de Amado”.33 Los jesuitas fomentaron desde su llegada este ministerio En el Nuevo Reino. Ya a mediados del siglo XVII aparece en los documentos como una forma de apostolado habitual.34 De acuerdo con las indicaciones de los “Usos y costumbres” de la Provincia del Nuevo Reino,35 cada colegio debía realizar en su propia ciudad las respectivas misiones cada tres años. Y las Cartas Annuas son la mejor fuente documental que recogía sistemáticamente este tipo de información. Por ello es fácil seguir su existencia durante el siglo XVII. Para el siglo XVIII es necesario servirse de otras fuentes indirectas.
Cecilio GÓMEZ RODELES. Ob. cit., 511.
ANB. Miscelánea, t. 89, fols. 475-476.
ARSI. N. R. et Q. 12-I. Carta Annua de los Años 1642 hasta el de 1652 de la Provincia del Nuevo Reyno y Quito. [Sin foliar]. Véase: Parte I & 4.
Usos y costumbres de esta Provincia de Quito, sacados de los antiguos, confirmados por nuestro P. General Vincencio Carafa, dispuestos por el P. Visitador Diego Francisco Altamirano, o reconocidos por el P. Provincial Pedro Calderón, habiéndolos consultado con sus Consultores de Provincia, el 27 de Marzo de 1697. En: J. JOUANEN. Ob. cit., II, 687-688.
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La metodología empleada para la organización y el desarrollo de la Misión era siempre muy similar; como es natural, dependía en gran parte del número de habitantes de la población. El anuncio revestía gran solemnidad y se hacía en las diversas iglesias de la ciudad. Llegada la fecha anunciada, se procuraba vincular y comprometer a las principales personalidades presentes en la urbe. La “Misión” se iniciaba por la noche con la procesión del acto de contrición. El Cristo que la presidía era llevado por alguna persona principal de la localidad. Mientras caminaban, repetían en silencio algunos dogmas de nuestra fe, y también “en saetillas hacían tres o cuatro actos de contrición” y el flujo humano regresaba a la iglesia de donde había salido. Se ponía fin a la apertura con un sermón. El ritmo de los días siguientes consistía en una serie bien escalonada de sermones, precedida por unas pláticas de doctrina en las que se insistía en los modos de una buena confesión. Tras el último sermón del día, las confesiones seguían hasta bien entrada la noche para que, como dice el cronista, “no se entibiase con la dilación el buen deseo”.36 Generalmente, la misión duraba ocho días y dentro de la concepción religiosa de entonces el arrepentimiento se mostraba de forma pública y con procesiones de penitencia para grabar individual y colectivamente el desarreglo en la conciencia entre el ideal y la vida real de cada uno. La conclusión también asumía una gran importancia. Las Anuas de 1693 nos ofrecen la clausura de estos ejercicios piadosos en la ciudad de Mérida que valen asimismo para Tunja: (…) se remató la Misión al octavo día, que lo fue el de la Natividad de la Virgen Santísima Nuestra Señora. Ordenóse una devotísima procesión la tarde de ese día, en que precediendo los hombres y siguiendo la clerecía con un crucifijo se remataba en un innumerable concurso de mujeres, sin que de ellas ni de los hombres se sepa faltara persona alguna de la ciudad a tan religioso acto. Iban todos cantando las oraciones, la voz en cuello, sin repugnancias del natural empacho principalmente en las mujeres. Habiendo así caminado las principales calles de la ciudad vino a parar la procesión a nuestra Iglesia de donde salieron habiendo oído la explicación de un punto de la Doctrina Christiana y una plática de lo que importa la perseverancia en el bien comenzado.37
Véase: APT. Fondo Astráin. Leg. 5, fols. 12, 12v y 18. Letras annuas de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada. Contienen los años de 1691, 92 y 93.
APT. Leg. 26. Letras annuas de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada de la Compañía de Jhesus desde el año 1694 hasta fines de 98. Fol. 87v-88.
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Pensamos que este ministerio se convirtió en una excelente profilaxia social, efectiva para reconstruir las familias, componer matrimonios, pacificar las discordias, corregir maldades, en fin, volver a los criterios de una república cristiana. El colegio de Tunja siempre mantuvo este duro y sacrificado ministerio. En los tres años comprendidos entre 1691 y 1693 salieron dos Padres “y corrieron más de 450 leguas publicando el jubileo de la misión. En 28 haciendas de campo y 27 pueblos”.38 Este impacto de las misiones circulares fue tan grande que en 1691 el capitán José Telles hizo una donación de dos mil pesos para que de sus réditos se financiasen los gastos de “dos Misioneros que han de correr la jurisdicción de Vélez, y sus contornos todos los años, o las veces, que determinase el Padre Provincial, que lo fuere de esta Provincia”.39 Este oscuro pero eficaz ministerio se prolongó durante muchos años, a juzgar por el Libro de la Iglesia y Sacristía del Colegio de Tunja que reposa en la Biblioteca Nacional de Colombia.40 Así podemos seguir la presencia de varios directores de ese proyecto, como los PP. Pedro Montero en 1720, Tomás de la Seda en 1724, José Guillén en 1726, Ignacio Ferrer en 1727, Cayetano González en 1733 y Tomás Morales en 1734.41 7. Ejercicios Espirituales de Ignacio de Loyola El pequeño libro intitulado Ejercicios Espirituales, escrito por el fundador de la Compañía de Jesús,42 constituye un camino y a la vez un método para la vida espiritual. En última instancia, pretende detectar las fuerzas fundamentales del hombre a fin de que este configure su existencia al ideal programado por Cristo en servicio de los demás hombres. Su vida entonces se define por un impulso inexorable hacia Él, hacia el ideal que siempre quiere más, que por sistema no conoce límites, siempre abierto hacia el
Los pueblos misionados son: “Velez, Gueveza, Platanar, Chanchon, Guane, Guarigua, La Villa de San Gil, Chalala, Site, La Capilla, Suaita, Chitareque, Villa de Leyva, Muso, Las Minas de Muso, Turmeque, Chirivi, Tibana, Tensa, Nuestra Señora de Teresa, Sagamoso, Tota, Paypa, Tuta, Firavitova, San Benito y Etavo” (APT. Fondo Astráin. Leg. 5, fol. 12).
APT. Fondo Astráin. Leg. 5, fol. 10v. Letras annuas de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada. Contienen los años de 1691, 92 y 93. La noticia también la recogen la especie de Anuas del año 1691.
Biblioteca Nacional de Colombia. Mss. 105.
Biblioteca Nacional de Colombia. Mss. 105. Libro de la Iglesia y Sacristía del Colegio de Tunja, fol. 192.
Ignacio de LOYOLA. Ejercicios Espirituales. Directorio y Documentos de San Ignacio de Loyola. Glosa y vocabulario de los Ejercicios por el P. José Calveras S. I. Barcelona, Ed. Balmes, 1944. (Existen innumerables ediciones de este libro y el P. Calveras es uno de los especialistas en lengua hispana). Para quien desee una información sobre la interpretación dada con el correr de los tiempos a los Ejercicios: Guilles CUSSON. “Breve historia de la interpretación de los Ejercicios. Escuelas y tendencias”. En: Manresa. Madrid, vol. 66 (1994) 87-103.
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futuro y hacia los más puros ideales, consciente de que está al servicio de una causa cuya medida es “solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce al fin que somos creados”.43 Sin embargo, debemos aclarar que en esencia se practicaron tres formas distintas de hacer retiro espiritual. La primera –la auténticamente ignaciana– fue la individual; la segunda a un grupo reducido; la tercera, lo que hoy denominaríamos ejercicios abiertos. Con respecto al primer modo, el P. Diego Francisco Altamirano ordenaba que donde sea posible se designe un prefecto de ejercitantes muy versado y conocedor de los ejercicios. A los que se decidan practicar el método ignaciano para ordenar su vida se les asignará un aposento cuyo ajuar será una imagen devota de algún paso de la Pasión, algunos libros útiles y la distribución del tiempo en un papel aparte. Tampoco debían faltar una disciplina y un cilicio para la consiguiente mortificación. Únicamente saldrán de la habitación para ir a la capilla para oír la santa misa y escuchar las pláticas. Pero si la comida es en común, deberá leerse un libro acorde con las meditaciones, por ejemplo, el consagrado del jesuita español Juan Eusebio Nieremberg sobre La diferencia entre lo temporal y lo eterno.44 Las Cartas Anuas de 1643 recogen la realidad de este ministerio en Tunja tanto para “personas muy metidas en el mundo” como para clérigos y jóvenes. Curiosamente, se anota que para las comunidades de religiosas estos retiros espirituales eran dirigidos por “los Padres ancianos”.45 La afluencia debió ser continua, pero no siempre la esperada. En 1693 serían dos las personas que realizaron los Ejercicios y “salieron tan aprovechados, que viven con exemplo especial de la ciudad”.46 Los Usos y costumbres de la Provincia de Quito, de 27 de marzo de 1697, también incluyen como ministerio habitual el de “Ejercicios de Externos”47 y, evidentemente, se refieren a retiros de ocho días. Lo que sí ha llamado la atención de los historiadores de este apostolado es que en el siglo XVIII existieran casas especiales para este tipo de retiros
Ejercicios Espirituales, n.º 23.
APQu. Leg. 6. Carta del P. Diego Francisco Altamirano, visitador, para los Padres y Hermanos de esta Provincia. Santafé, 2 de febrero de 1696. Resumen del texto puede verse en: JOUANÉN. Historia de la Compañía de Jesús… I, 306-309.
Sebastián HAZAÑERO. Letras anuas de la Compañía de Jesus de la provincia del Nuevo Reyno de Granada. Desde el año de mil seyscientos y treinta y ocho hasta el año de mil y seys cientos quarenta y tres. Zaragoza (1645) 51-52.
APT. Fondo Astráin. Leg. 5, fol. 6v. Letras annuas de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada. Contienen los años de 1691, 1692 y 1693.
Usos y costumbres de esta Provincia de Quito, sacados de los antiguos, confirmados por nuestro P. General Vincencio Carafa, dispuestos por el P. Visitador Diego Francisco Altamirano, o reconocidos por el P. Provincial Pedro Calderón, habiéndolos consultado con sus Consultores de Provincia, el 27 de Marzo de 1697. En: J. JOUANEN. Ob. cit., II, 699-700.
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espirituales, práctica que parece se fue extendiendo en América hacia la mitad de dicho siglo.48 Así lo vemos en la provincia de Quito,49 en Bogotá50 e incluso en Caracas.51 El tercer modo de practicar los Ejercicios Espirituales de Ignacio de Loyola –el más lejano a la mente del autor– es el predicado a un auditorio abierto, pero sin recluirse a la soledad y silencio absolutos. Las instituciones educativas de la Compañía de Jesús neogranadina practicaron, a su modo, la segunda y tercera modalidad. Los Usos y costumbres recogen su institucionalidad ya a fines del siglo XVII.52 Nos consta que se practicaban en la Universidad Javeriana a comienzos del siglo XVIII,53 y una confirmación externa data de 1731,54 fecha en que un colegial anónimo de San Bartolomé recoge las incidencias en esos días de retiro. Este tipo de Ejercicios para jóvenes y personas no religiosas solían durar entre tres y seis días. Transcribimos la distribución del primer día: 4:30-5:00.
Levantarse.
5:00-6:00.
Oración. “Este fue el fin para el que fue creado el hombre”.
6:00-6:30.
Oír Misa.
6:30-6:45.
Examen de la oración.
6:45-7:00.
“Leer contemptus mundi”.55
7:00-7:30.
“Rezar devociones”.
7:30-8:00.
“Leer la vida de algún santo”.
8:00-8:45.
“Examinarse para confesión general”.
8:45-9:00.
“Puntos para la oración”.
Pedro LETURIA. “Ejercicios cerrados en la América española en los años de la Emancipación”. En: Manresa, VI (1930) 272 y ss.
Lesmes FRÍAS. “Campaña de Ejercicios en el antiguo reino de Quito, a mediados del siglo XVIII”. En: Manresa, V (1929) 255-267.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, III, 394-395.
Manuel AGUIRRE ELORRIAGA. La Compañía de Jesús en Venezuela. Caracas (1941) 131.
Usos y costumbres de esta Provincia de Quito, sacados de los antiguos, confirmados por nuestro P. General Vincencio Carafa, dispuestos por el P. Visitador Diego Francisco Altamirano, o reconocidos por el P. Provincial Pedro Calderón, habiéndolos consultado con sus Consultores de Provincia, el 27 de Marzo de 1697. En: J. JOUANEN. Ob. cit., II, 699-700.
Ignacio de MEAURIO. Estado espiritual de la Provincia del Nuevo Reino y sus Ministerios (Año de 1718). En: José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos, II, 286.
Biblioteca Nacional de Bogotá. Mss. 255. El manuscrito está mutilado y se podría considerar como contentivo de una miscelánea de documentos.
Se refiere a la obra de Tomás de KEMPIS. De la imitación de Cristo.
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Oración y examen de la oración. Su materia fue “El fin para que fueron criadas las demás criaturas”.
10:15-11:00. “Lección espiritual”. 11:00-11:45. “Examen de conciencia, y hasta comer apuntar propósitos”. 11:45-12:45. “Comer y hablar cosas espirituales”. A la tarde 12:45-2:00.
“Descansar”.
2:00-2:45.
“Leer vida de algún santo”.
2:45-3:00.
“Preparar la oración”.
3:00-4:15.
Oración y examen de la oración. “El modo cómo se han de usar las criaturas”.
4:15-4:45.
“Rezar la corona de Nuestra Señora”.
4:45-5:30.
“Apuntar los propósitos o rezar alguna devoción, o examinarse para confesión general”.
5:30-6:00.
“Leer lección espiritual y preparar la oración”.
6:00-7:15.
Oración y examen de la oración. “Por solo el pecado mortal se pierde el último fin”.
7:15-7:45.
“(…) ejercicios”.
7:45.
hasta cenar: “hacer algún ejercicio devoto”.
“Después de cenar hasta las 9: hablar cosas espirituales”.
9:00-9:15.
“Leer los puntos”.
9:15-9:30.
“Examen de conciencia y acostar”.
Estos ejercicios espirituales duraron seis días y el ejercitante recogió una serie de curiosidades que van desde los títulos de las meditaciones hasta el menú de las comidas. Reproducimos el esquema de los temas dados en este retiro espiritual: Primer día: meditaciones 1.º El fin para que fue creado el hombre. 2.º El fin para que fueron criadas las demás criaturas. 3.º El modo con que se ha de usar de las criaturas. 4.º Por el solo pecado mortal se pierde el fin último.
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Segundo día: 1.º La fealdad del pecado y se consideran cinco condiciones: quis, quod, quomodo, quoties, cur. 2.º Considera el pecado del hombre con el pecado de los ángeles. 3.º El pecado destruye la vida sobrenatural del alma. 4.º Considerar el pecado de nuestros primeros padres Adán y Eva. Tercero día: de la muerte 1.º Es certísima sin que se pueda escapar alguno de ella en el tiempo determinado. 2.º En cuanto al día, lugar y modo es ocultísima a los hombres y manifiesta a solo Dios. 3.º No sucede más que una vez. San Pablo Ad Heb., 9: ... semel mori. 4.º La muerte considerada por las experiencias. Cuarto día: del juicio particular 1.º Las personas que asisten a este juicio mirando las calidades de cada una son: alma, Dios, ángel, demonio. 2.º El tiempo y lugar en que se hace este juicio: el tiempo y el instante en que muere o el lugar donde le coge la muerte. 3.º La /ilegible/ y orden de este juicio: los acusadores y testigos, la probanza y el examen riguroso. 4.º En el instante de la muerte prívase al alma de la gracia y de los dones sobrenaturales. Quinto día: del purgatorio 1.º Cualquiera que hubiere cometido pecado, aunque se le haya perdonado la culpa, si no ha pagado la pena que le corresponde, ordena Dios no entre en el cielo hasta que la pague en una cárcel debajo de la tierra deputada para esto que llaman purgatorio. 2.º Lo mucho que sienten las almas, y la mía sentirá, la oscuridad de aquella cárcel que es carecer de la vista de Dios y que gran pena es ésta. 3.º Lo horrible de la pena de sentido que padecerá el alma en el purgatorio atormentada por el fuego. 4.º Dos cosas señaladas hay en las almas del purgatorio. La 1.ª la grande resignación que tienen en la voluntad de Dios cuanto a la gravedad de sus penas. 2.ª las grandes ansias que tienen de ser ayudadas por los fieles que viven en la tierra. Sexto día: 1.º Considerar los grandes dolores de la Virgen María en la pasión de Jesús. 2.º Considerar lo que dijo Cristo a su Madre en la cruz: Mulier ecce filius tuus, y a San Juan le dijo Ecce mater tua. 3.º Quien peca contra Jesús peca contra la Virgen María.
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El colegial que hizo las anotaciones antecedentes escogió para leer los siguientes libros: Ejercicios de San Ignacio; Temporal y eterno;56 Vida del P. Alonso Rodríguez;57 Vida del Padre Claver58 y Vida del Padre Baltasar Álvarez.59 En el comedor se leía El aprecio de la divina gracia.60 El objetivo fundamental de estos ejercicios consistía en analizar el mundo interno de la conciencia de cada ejercitante a fin de crear una transparencia en la estructura de sus relaciones tanto para con Dios como para con la sociedad a través del perfecto cumplimiento de sus deberes personales y profesionales. Para ello se insistía en la confesión general y en los propósitos que limpiaran eficazmente la estructura moral del ejercitante. 8. Las Congregaciones En la Tunja colonial una institución religioso-cultural-económica desempeñó un papel importante que dentro de la historia de los movimientos religiosos se denominó Congregación.61 La Compañía de Jesús fomentó en todo el mundo, como apostolado específico de ella, las congregaciones62 tanto entre sus alumnos como entre los amigos y la gente que frecuentaba sus iglesias. El fin primordial de la Congregación era doble: el cultivo ascendente de las virtudes y su práctica constante en tres campos muy significativos: la piedad, la caridad y el celo apostólico. Y su inspiración provenía de la fuerza, profundidad y fecundidad de su devoción a la Virgen Santísima, arquetipo de la sublimidad a que puede llegar la vida cotidiana construida con fe y con el amor que impone el cumplimiento de los deberes personales, profesionales y sociales. Por ello, Villaret afirma: “Tienden a formar el mundo de la vida espiritual e interior con vistas a conseguir la perfección en su estado, condición social y profesión de manera tal que pueda crear por todas partes, a
Se refiere a la obra del P. Juan Eusebio NIEREMBERG. S. J. De la diferencia entre lo temporal y lo eterno. Madrid, 1640.
Creemos que se trata de la obra del P. Francisco COLIN S. J. Vida, hechos y doctrina del Venerable Hermano Alonso Rodríguez. Madrid, 1638.
José FERNÁNDEZ, S. J. Apostólica y penitente vida de el V. P. Pedro Claver. Zaragoza, 1666.
Luis de LA PUENTE. Vida del P. Baltasar Alvarez, religioso de la Compañía de Jesús. Madrid, 1615.
Juan E. NIEREMBERG. S. J. Aprecio y estima de la divina gracia que nos mereció el Hijo de Dios con su preciosa sangre y pasión. Madrid, 1638.
Para quien esté interesado en el tema nos remitimos al libro de Elder MULLAN, S. J. La Congregación Mariana estudiada en los documentos. Barcelona [1911] 204+316 p.
Para las congregaciones: Emile VILLARET. “Congrégations de la Sainte Vierge”. En: Charles BAUMGARTNER. Dictionnaire de Spiritualité ascétique et mystique. Doctrine et histoire. Paris, Beauchesne, II (1953) 1487.
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todas las edades, en todos los rangos y en todos los empleos, una élite de hombres perfectos, para así llegar a la reforma del estado y por la misma a la reforma del mundo”.63 La piedad debía garantizar el clima interno de exigencia nacido del fervor de la vida espiritual; a su vez, el congregante debía comprobar en la vida cotidiana el desarrollo de su personalidad, tanto profesional como social, de modo eminente. Esta institución, que durante los siglos XVII y XVIII alcanzó un auge para nosotros insospechado,64 todavía no ha sido estudiada en sus verdaderas dimensiones americanas. Dos grandes cofradías se instalaron en la iglesia de San Ignacio. La primera fue la de la “Asunción de nuestra Señora”, que era para los españoles; tuvo tal progreso que ya en 1643 celebraban sus fiestas y comuniones “con fervor singular, y gastos bien crecidos”. La segunda, la del “Niño Jesús”, era para los indios y morenos; y según el cronista, era “de las más lucidas que tienen los partidos de las Indias”. A su fervor religioso se unía el caritativo asistencial, pues averiguaban las enfermedades de sus socios para asistirlos hasta con “socorros temporales”; y cuando morían, se les acudía al entierro con misas, cera y “lo demás que fuera necesario”. La procesión de la Cofradía del Niño Jesús se celebraba el día de la Circuncisión del Señor y era “más majestuosa en aparatos de Yglesia, y de públicos adornos en nuestra calle (por donde da vuelta la Proçesión).65 La crónica de las Cartas Anuas de 1643 es mucho más explícita. Comienza señalando que ese día es “muy célebre en aquella tierra”, pues la convocatoria interpelaba a los indígenas tanto de la capital como de pueblos circunvecinos. La procesión se iniciaba al mediodía, salía de cuadra de la Casa de la Compañía y estaban calculados pequeños altares. El niño Jesús iba “vestido a mil primores, y cada año a su traje, y gala, que se lleva los ojos de la gente, lo cual está tan adelantado, que en la cofradía se hallan ornamentos preciosos de albas, casullas, de paños, telas riquísimas y albas de mucho costo, y artificio”.66 Ciertamente, su descripción nos recuerda a las Reducciones del Paraguay. En un documento de 1691 se recoge el colorido de esta fiesta:
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E. VILLARET. Art. cit., 1487.
Elder MULLAN. La Congregación Mariana estudiada en los documentos. Barcelona (1911) 16 y ss.
ARSI. N. R. et Q. 12-I, fol. 10. Carta annua desde los años 1642 hasta el de 1652 de la Prouincia del Nueuo Reyno, y Quito a a. m. r. p. General de la Compañía de Jesus [Goswino Nickel].
Sebastián HAZAÑERO. Letras anuas de la Compañía de Jesus de la provincia del Nuevo Reyno de Granada. Desde el año de mil seyscientos y treinta y ocho hasta el año de mil y seys cientos quarenta y tres. Zaragoza (1645) 54-55.
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Se recuerda –dice– la institución de la Eucaristía, es de admirar el cuidado con que organizan en las plazas altares, adornados maravillosamente, lo mismo que las calles que se visten de flores y las fachadas con ramas y matas frescas. Para que sea más vívido el ambiente de selva, en las ramas colocan aves y animales silvestres; y ciertamente logran recrear la amenidad de la selva, logrando que la gente se una al espectáculo y que también los habitantes de los pueblos circunvecinos vengan a ver la selva instalada y a asistir a la sagrada rogativa.67
Para el año 1691 poseían su capilla propia en la iglesia de San Ignacio y, como es natural, dedicada al Niño Jesús. La estatua tenía “sus vestidos entretejidos con oro y plata”. De igual forma, el altar estaba dotado de abundantes ornamentos y “la mayor parte de los cuales están recamados en plata”. Tenía además su estructura organizativa bien dispuesta y se esforzaban todos en “el ejercicio de la mutua caridad”. En sus días prefijados tenían sus celebraciones eucarísticas y “son innumerables los que de la Ciudad y de los pueblos vecinos acuden a recibir el pan divino”.68 También practicaban la labor social: el día del Corpus, congregantes iban a la cárcel “a visitar a los presos y llevarles un opíparo banquete”. Cada domingo escuchaban la correspondiente plática del Director y rezaban las letanías lauretanas. Algunos lunes se oficiaba la misa en sufragio por los difuntos y una vez al año –en noviembre– se celebraban exequias solemnes por sus difuntos con una gran concurrencia de los que vivían en la ciudad y de los de fuera. Ese día se “contratan de los pueblos vecinos músicos que canten, por la mañana y por la tarde, los cantos penitenciales de la liturgia y motetes apropiados durante la celebración de la misa”.69 De la denominada “Congregación de la buena muerte” tenemos noticia expresa por un largo documento histórico de 1691 en el que taxativamente se anota que “ya han pasado 5 años” desde que el pueblo empezó a realizar este ejercicio. Para esa fecha ya se había erigido un capilla cuyo interior “está decorado con las sagradas imágenes según los cánones arquitectónicos; en la mitad del frente está la imagen del Redentor crucificado, a la derecha la imagen de Dios Padre y a la izquierda la de San Juan Evangelista”. Los caballeros se reunían allí todos los viernes para meditar “en la muerte del cristiano”. “Ese día se consumen muchos cirios. El altar
ARSI. N. R. et Q. 13-I. Commentarii eorum quae gesta sunt… fol. 70. La descripción de 1643 es muy parecida: “es de ver que recogen todo género de caza, y montería, que encierran las montañas, y los bosques; y trazando una selva por la quadra de nuestra casa, por una, y otra parte la enredan de alcones, tigueres, venados y otras fieras, de ellas muertas, y de ellas vivas, entretejiendo a esto variedad de frutas, de ramas, y de flores, y todo linaje de pájaros pendientes de unos arcos”. (Sebastián HAZAÑERO. Letras anuas de la Compañía de Jesus… 54).
ARSI. N. R. et Q. 13-I. Commentarii eorum quae gesta sunt… fol. 70.
ARSI. N. R. et Q. 13-I. Commentarii eorum quae gesta sunt… fol. 70v.
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está adornado con ramos de cera que imitan flores verdaderas y que es obra de nobles y pías damas. Después de la plática, todos los nuestros entran en comunidad al templo y con un propósito muy loable ejercitan al pueblo según el ritual descrito en un folleto editado (…)”.70 Una confirmación de su funcionamiento data de antes de 1690, ya que la Carta Annua de 1690-1693 es taxativa al afirmar: “También de pocos años a esta parte se fundó en este Colegio de Santafé como en los demás de la Provincia la Congregación de la Buena Muerte; tiene de esta materia su plática cada mes con asistencia de muchos a tan loable ejercicio”.71 Todavía más, según documentos oficiosos, como las Cartas Annuas, para 1652 se había fundado y expandido “una invención sagrada” como era la Hermandad de Nuestra Señora del Socorro, la cual “no pide ni tiene más cuidados que el decir (si fueren sacerdotes) dos Misas en cada año, o hacerlas decir los que no lo fueren, una por los vivos y otra por los difuntos de la misma hermandad”.72 Para una visión de lo que era una Congregación en la segunda mitad del siglo XVIII nos remitimos a la obra del P. Fernando Vergara: Breve noticia de la Congregación de Nuestra Señora del Socorro.73 Gracias a un escrito impreso del historiador Pedro Mercado podemos seguir la historia de la mencionada hermandad.74 Se fundó en 1649 en la capilla de la Virgen del Socorro en la iglesia de San Ignacio de Bogotá; su se celebra cada año su fiesta el 21 de noviembre y el funeral de los hermanos difuntos el 12 de marzo.75 Llama la atención que el 13 de agosto de 1653
ARSI. N. R. et Q. 13-I. Commentarii eorum quae gesta sunt… fol. 71.
APT. Fondo Astráin. Leg. 5. Annuas, 1690-1693, fol. 4v.
ARSI. N. R. et Q. 12-I. Carta Annua de los Años 1642 hasta el de 1652 de la Provincia del Nuevo Reyno y Quito. Capítulo 2. Y añade a continuación: “Esta sagrada invención, este nuevo hechizo de voluntades ha sido tan piadosamente recibido y tan universalmente aplaudido que apenas se sabe haya habido persona a cuya noticia haya llegado, que no haya entregado con su nombre su corazón a esta hermandad. Al menos en estas Indias no se ha entendido que Hermandad alguna haya sido de condición que los ánimos más distantes, y los que habitan en diferentes Reinos hayan solicitado ser escritos en ella y en la dichosa matrícula de siervos de Santa María de el Socorro”.
Breve noticia de la Congregación de Nuestra Señora del Socorro erigida en la Iglesia de la Compañía de Jesús de la Ciudad de Santa Fe del Nuevo Reyno de Granada. Su autor el P. Fernando de Bergara, Prefecto de dicha Congregación; quien la dedica a María Santísima con el título del Socorro. Con licencia. Madrid. Por Joachin Ibarra, calle de las Urosas. Año de 1760, 16+199 p.
Festejo de nueve días al Niño Jesús. En honor de los nueve meses que estuvo en el Vientre de su Madre María. Por el P. Pedro de Mercado de la Compañía de Jesús. Añadidos otros tratados. Cádiz, en casa de Christoval Requena, 1700. Aunque el título puede conducir a error, en su última parte “Añadidos otros tratados” se encuentra el siguiente: “Hermandad de la SS. Virgen del Socorro. Con una nueva y perpetua Capellania de innumerables Missas para los vivos y difuntos de ella. Sita en la Casa Professa de la Compañia de Iesus de Madrid”, 112-185.
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el Papa Inocencio X expidiera una Bula perpetua de Indulgencias para la Hermandad fundada en Santafé de Bogotá.76 Dada la notable ausencia de los inventarios del colegio y noviciado de Tunja que se levantaron a partir del 1 de agosto de 1767, no podemos detallar con precisión sobre dos grandes devociones que los jesuitas neogranadinos difundieron con verdadero fervor: nos referimos a la del Sagrado Corazón de Jesús y a la de la Santísima Virgen de la Luz. El origen inmediato de la devoción al Corazón de Jesús se remonta a Paray-le-Monial (Francia) y a su primera propagadora, que fue Santa Margarita María de Alacoque, desde 1673 en adelante.77 El mensaje de sus visiones se reducía a una espiritualidad que se sintetizaba en el amor y en la reparación. Su contexto era, por una parte, la severidad del jansenismo y, por otra, el avance del indiferentismo y de la incredulidad religiosa.78 Los jesuitas franceses fueron quienes iniciaron la propagación del culto, sobre todo el P. Claudio de la Colombière (1641-1682) con su libro póstumo Retraite spirituelle, Lyon, 1684. Pero su gran difusión se debe al libro del P. Juan Croiset (1656-1738), La dévotion au Sacré-Coeur de NotreSeigneur Jésus-Christ, Lyon, 1691. Curiosamente, este libro tuvo un gran éxito y no dejó de propagarse a pesar de que estuvo incluido en el Índice desde 1704 hasta 1887. Pero sería el P. Francisco Galliffet (1663-1749) con su obra De cultu sacrosanti Cordis Dei ac Domini nostri Jesu-Christi, (Romae, 1726) y su acción en la Ciudad Eterna como Asistente de Francia ante la Curia Generalicia de la Compañía de Jesús quien conseguiría la aprobación del culto público del Corazón de Jesús. Ignoramos los motivos por los que los jesuitas españoles fueron reacios a la propagación de la nueva devoción. Se puede considerar que la Compañía de Jesús hispana asume hacia 1733 el reto de promover el culto al Sagrado Corazón gracias fundamentalmente a la actividad de los PP. Ber-
MERCADO. Ob. cit., 125-131: Texto castellano de la bula.
José Luis DE URRUTIA. Teología del Sagrado Corazón. Historia. Problemática. Documentos Pontificios. Madrid, Editorial Apostolado de la Prensa (1961), 83, sintetiza la doctrina en las siguientes cuatro revelaciones: Primera (1673): El gran amor del Corazón de Cristo a los hombre que quiere darles especiales gracias por su medio. Segunda (1674): El dolor del Corazón de Cristo por los desprecios de los hombres. Quiere que su amor impere en todos los corazones. Quiere que sea venerada la imagen de su Corazón, con las llamas, la herida, la corona de espinas y la cruz. Tercera (1674): El Corazón de Cristo le pide a ella que comulgue los primeros viernes y que haga la hora santa de once a doce de la noche los jueves. Cuarta (1675): Le hacen sufrir especialmente los corazones que le están consagrados. Puede que el viernes siguiente a la octava del Corpus se dedique a reparar las injurias que recibe cuando está expuesto, comulgando y desagraviándole.
José STIERLI. Cor Salvatoris. Barcelona, Ed. Herder, 1958. La mejor información oficial de la Iglesia se encuentra en la Encíclica Haurietis aquas (15-V-1956) del Papa Pío XII (Acta Apostolicae Sedis, año 1956). La documentación pontificia fundamental puede verse, texto bilingüe, en José Luis de URRUTIA. Ob. cit., 177-349.
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nardo Hoyos (1711-1735), Agustín de Cardaveraz (1703-1770) y Pedro de Calatayud (1689-1773),79 y también a los libros del P. Juan de Loyola, Tesoro escondido,80 y del P. Pedro de Peñalosa, La devoción al Sagrado Corazón.81 Aunque es de suponer que de España pasó a América, es necesario dejar abierta la posibilidad de que jesuitas italianos, alemanes o centroeuropeos hubieran podido trasplantar antes la devoción al Corazón de Cristo. En este sentido, debemos dejar sentado que algunos autores ascéticos de las principales órdenes religiosas habían tratado el tema aun antes de que Santa Margarita María de Alacoque encabezara de forma específica su movimiento, Así, pues, señalamos como ejemplo que el jesuita polaco P. Gaspar Druzbicki (1590-1662) tuvo un gran influjo en la espiritualidad jesuítica y su nombre avaló un devocionario suyo, póstumo, intitulado Meta cordium Cor Jesu et sanctissima Trinitas publicado en 1683. En el caso concreto de la Provincia de Quito, dos jesuitas sicilianos fueron los promotores de la nueva devoción: el P. José María Maugeri, quien pasó a América en 1722, y el P. Ignacio Cayroni, quien atravesó el Atlántico en 1731.82 Por nuestra parte, establecemos como presupuesto que el conocimiento de la nueva corriente espiritual entró a Tunja a través de la Compañía de Jesús y, por ende, por medio de su principal centro que fue Santafé de Bogotá. Ciertamente, el culto al Corazón de Jesús tenía que ser ya conocido en la capital del virreinato en 1738, como lo demuestra la publicación de su Novena en dicho año en la imprenta de la Compañía de Jesús.83 Una fecha tentativa inicial podría ser el 1741, pues en ese año el P. Antonio Naya84 llegó a Tunja a hacer su tercera probación. Este jesuita, si no fue el primer Director de la Congregación del Sagrado Corazón en
Eugenio de URIARTE. Principios del reinado del Corazón de Jesús en España. Madrid, 1880. Antonio ASTRAIN. Historia de la Compañía de Jesús en la Asistencia de España. Madrid, VII (1925) 118-146.
Tesoro escondido en el Corazón de Jesús descubierto a nuestra España, con la breve noticia de su dulcísimo culto, propagado ya en varias provincias del orbe cristiano. Su autor el P. Juan de Loyola de la Compañía de Jesús, maestro de Teología y al presente Rector del colegio de Segovia. Con Licencia del Ilustrísimo Sr. Obispo de Valladolid y de los Superiores de la Religión. Impreso en la imprenta de Alonso del Riego. Valladolid, 1734.
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Pamplona, 1734. Se trata de una traducción arreglada del que publicó el P. Croisset en francés.
José JOUANEN. Historia de la Compañía de Jesús en la antigua Provincia de Quito, II, 184-193. También es interesante el caso de México. Véase: Alfonso MÉNDEZ PLANCARTE. El Corazón de Cristo en la Nueva España. México, Editorial Buena Prensa, S. A., 1951.
Novena del Corazón de Jesús sacada de las prácticas de un librito intitulado Tesoro escondido en el Corazón de Jesús. Por un devoto del mismo Corazón, en la Imprenta de la Compañía de Jesús. Año de 1738.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 292v. (11 de agosto de 1741). Supplementum primi et secundi Catalogi Provinciae Novi Regni Societatis Jesu confectum a 11 octobris 1738 usque ad primam Januarii 1742. Concluyó el 11 de agosto de 1742 (fol. 296v).
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Bogotá desde su fundación el 7 de diciembre de 1743,85 sí lo era en 1746,86 y muy ganado debía estar para esta nueva devoción al encomendarle los Superiores tan delicado cargo siendo todavía muy joven y tratándose de la capital del virreinato neogranadino. Así pues, no es de extrañar que él sea uno de los posibles introductores de este instrumento espiritual que tantos beneficios reportaría al correr de los tiempos a las sociedades tunjana y colombiana. La segunda Congregación y consiguiente devoción que predicaron los jesuitas neogranadinos en todas sus demarcaciones fue la de la Virgen Santísima de la Luz. Curiosamente, al igual que el culto al Corazón de Jesús, esta modalidad de veneración a la Virgen María en su advocación de la Virgen Santísima de la Luz fue objeto de persecución implacable después de la expulsión de los jesuitas del Imperio español en 1767.87 Esta devoción se inició en Sicilia en 1722 con el P. Juan Antonio Genovesi (1684-1743),88 autor del libro sobre la devoción a la Madre Santísima de la Luz.89 Once años más tarde el siciliano P. Manuel Aguilera (1677-1740)90 publicaba con el mismo título una obra más extensa91 que quizá sea la que motivó la condena por la Congregación del Índice el 22 de diciembre de 1745.92 El P. Lucas Rincón (1685-1741)93 divulgaba en 1737 este movimiento en México; pensamos que la traducción que dio a la luz pública en la capital azteca es la que corresponde al libro del P. Manuel Aguilera.94
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VARGAS JURADO. Tiempos coloniales, 25.
ANB. Notaría, 3, t. 161 (1727 y 1746) fol. 269v.
Puede verse en: Enrique GIMÉNEZ LÓPEZ. “La devoción a la Madre Santísima de la Luz: un aspecto de la represión del jesuitismo en la España de Carlos III”. En: Enrique GIMÉNEZ LÓPEZ (Ed.). Expulsión y exilio de los jesuitas españoles. Alicante, Universidad de Alicante (1997) 213-228.
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SOMMERVOGEL. Bibliothèque de la Compagnie de Jésus, III, 1324.
Juan Antonio GENOVESI. La divozione di Maria Madre Santissima del Lume… 1723. También puede verse Agustín DRIVE y Manuel TARRE. María y la Compañía de Jesús. Tortosa (1916) 130-131.
SOMMERVOGEL. Bibliothèque de la Compagnie de Jésus, I, 85-89.
Manuel AGUILERA. La divozione di Maria Madre Santissima del Lume, distribuita in tre parti… In Palermo, per Stefano Amato, 1733, 2 vols.
En la cuarta edición publicada en Roma en 1830 afirma en la p. 124 que los motivos de la condenación serían: 1) por registrarse en esa obra una revelación tan insigne y contener tantos milagros o gracias milagrosas sin la debida crítica y examen. 2) por referir revelaciones y virtud de una señora antes de su muerte. 3) por no adjuntar la protesta del autor prescrita por el Papa Urbano VIII (Citado por SOMMERVOGEL. Bibliothèque de la Compagnie de Jésus, III, 1324).
SOMMERVOGEL. Bibliothèque de la Compagnie de Jésus, VI, 1859-1860.
Lucas DEL RINCÓN. La devocion de Maria Santissima de la Luz, distribuida en tres partes por un sacerdote de la Compañia de Jesus. México, 1737. Francisco ZAMBRANO y José GUTIÉRREZ CASILLAS. Diccionario bío-bibliográfico de la Compañía de Jesús en México. México, XVI (1977)437-438.
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El P. José de Tobar presentaba en Madrid su libro sobre el mismo tema, y en el que los devotos podían leer los prodigios y milagros obrados por la advocación Nuestra Señora de la Luz.95 Pero sería el Colegio Imperial de la capital hispana la institución española que erigiría la primera Congregación con el nombre de “Madre Santísima de la Luz”, con sus constituciones redactadas en 1754 y con la dedicación de un altar para su culto.96 En Santafé comenzó en 1759 en la iglesia de San Ignacio; el orador de ese día fundacional fue el P. Antonio Julián.97 Entre sus primeros congregantes se encontraba el Virrey José Solís, quien dos años más tarde regalaría una imagen de la Virgen de la Luz y su camarín en la iglesia de San Ignacio.98 Y también hay que destacar la prolífica actividad literaria del P. Antonio Julián en pro de la nueva devoción.99 El influjo de la devoción a la Madre Santísima de la Luz también se hizo sentir en las ciudades del sur de Colombia, como en Popayán que estuvo a cargo del P. Juan de Velasco (1721-1792).100 Sin embargo, esta corriente espiritual provenía de la provincia jesuítica de Quito. El P. José
José de TOBAR. La invocación de Nuestra Señora con el título de Madre Santísima de la Luz. Madrid, 1751.
Diego de RIVERA. Sermón de la Madre Santísima de la Luz que en el día de su colocación en el precioso altar, y adorno, que le tenía preparado la devoción de sus congregantes en la Iglesia del Colegio Imperial de la Compañía de Jesús. Madrid, 1756.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, III, 400. El sermón se conservaba en el Archivo de la Provincia de la Compañía de Jesús en Colombia: Sermón panegírico que en la primera solemne fiesta de la Ylustsre Congregación de la Madre Ynmaculada de la Luz Ma. Ssa. y del grande Sn. Francisco de Borja. En el Colegio Máximo de la Compañía de Jesús: en la tercera fiesta del Espíritu Santo. [Aunque el P. Pacheco cita su texto nos ha sido imposible a nosotros consultarla].
VARGAS JURADO. Tiempos coloniales, 56-57. ANB. Miscelánea, 63, fol. 291: “El camarín de la Madre Santísima hecho por el H. Jorge Puyó y costeado enteramente por el excelentísimo señor don José de Solís, y costó por todo 900 pesos”.
Según Hervás y Pandero en su obra Biblioteca jesuítico-española de escritores, que han florecido [por-en] siete lustros… se encuentran las siguientes obras sobre este tema: a) Constituciones y Reglas de la Congregación de ejercitantes debajo la protección y el título de la Madre Santísima de la Luz y del grande Santo Francisco de Borja instituida en la ciudad de Santafé. b) Corona de las doce estrellas en obsequio y honor de la Madre Santísima de la Luz para uso de los congregantes y devotos. c) Saggio della devozione alla Madre Santisima del Lume con le novene e sette sabati in ossequio della gran Madre.
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Juan de VELASCO. “Relación histórico-apologética sobre la prodigiosa imagen, devoción y cuto de Nuestra Señora, con el título de Madre Santísima de la Luz…”. En: Aurelio ESPINOSA POLIT. Los jesuitas quiteños del extrañamiento. Quito, Biblioteca Ecuatoriana Mínima (1960) 105 y ss. y nota 54. Y Francisco MIRANDA RIBADENEIRA. La primera imprenta ecuatoriana. Su primer promotor. El primer impresor. Quito (1955) 43: Novena de María, Madre Santísima de la Luz, escrita por un sacerdote deseoso de que se propague esta su Devoción para mucho fruto, provecho de las almas. Reimpreso en Hambato, en la Compañía de Jesús, el año de 1758. Sobre el P. Velasco véase: Jorge VILLALBA. “Velasco Petroche, Juan de”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, IV (2001) 3919.
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María Maugeri (1690-1759)101 fue el gran promotor en la circunscripción quiteña tanto de la devoción al Corazón de Jesús como a la Madre Santísima de la Luz.102 Habiendo viajado en 1735 como Procurador a Madrid y Roma, es lógico que en ambas urbes conociera los nuevos derroteros que se iniciaban en Europa para renovar la devoción del pueblo cristiano. Al regresar en 1743 al Ecuador,103 se convirtió en un fervoroso difusor de estas novedades. Esta devoción había arraigado de tal forma en el pueblo santafereño y en el colombiano que su temática fue tratada en el Concilio Provincial de 1774 con el consiguiente enfrentamiento entre los adversarios y los favorecedores de la Compañía de Jesús expulsada de los reinos de España en 1767. Uno de los primeros asuntos ventilados en el Concilio fue la veneración de las reliquias e imágenes milagrosas, pues se trataba de impedir toda superstición e idolatría. De inmediato los curas de la catedral se apresuraron a consultar al Concilio sobre un cuadro que reposaba en la antigua iglesia de los jesuitas (la Virgen de la Luz) con su consiguiente congregación y novena, y ello no estaba en consonancia con las providencias dictadas por Carlos III contra los extinguidos seguidores de Ignacio de Loyola. La decisión del fiscal, el doctor Ignacio Tordesillas, fue muy sensata y sabia. En primer lugar, aducía que la Pragmática Sanción de 1767 obligaba al silencio en el tema jesuítico. Además, la discusión podía “dar lugar a un cisma en la ciudad”. Y a ello había que añadir que, habiéndose propagado la imagen y la advocación dicha en toda Europa con el apoyo de la Sede Apostólica, “condenarla era hacer tácita acusación de disimulo pernicioso a la autoridad suprema de la Iglesia”.104 En consecuencia, no se trató más el tema. 9. Las procesiones Ernesto Porras ha sabido descubrir el sentido y el rito de estos movimientos de masas en la Tunja colonial en lo que él llama el “espacio espectacular de la urbe como vía sacra” y como “ciudad procesional”. Las fiestas de la iglesia fueron “numerosísimas”; tenían la capacidad de congregar a la población no solo capitalina sino también de la provincia, de tal forma que desbordaban la capacidad de los templos, esto provocó que “por necesidad,
Jorge VILLALBA. “Maugeri, José María”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, III (2001) 2580.
José JOUANEN. Historia de la Compañía de Jesús en la antigua Provincia de Quito 1570-1774. Quito, Editorial Ecuatoriana, II (1943) 184-187.
Agustín GALÁN GARCÍA. El Oficio de Indias de los jesuitas de Sevilla 1566-1767. Sevilla (1995) 320.
José Manuel GROOT. Historia eclesiástica y civil de Nueva Granada. Escrita sobre documentos auténticos. Bogotá, II (1890) 158.
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se volcaron sobre el espacio citadino, prolongando la iglesia hacia él”. Y concluye: “La ciudad, que no poseía iglesias con ambulatorio, se convirtió en un ambulatorio eclesial, y si se prefiere, en una gran iglesia”.105 Quien desee una visión completa de este interesante fenómeno social, puede encontrarlo en el interesante capítulo que dedica este autor al “Escenarios del espectáculo en la Tunja colonial”.106 Tres clases de catástrofes naturales afligieron a la ciudad de los Zaques durante la etapa colonial: las sequías, las pestes y los terremotos. Todas y cada una encontró el modo de manifestar su fe y su esperanza por la vía procesional. Para las sequías y malos temporales apelaron al Cristo de la iglesia parroquial mayor, a Nuestra Señora de las Nieves, a San Roque y a la Virgen del Rosario del convento de Santo Domingo. Para las pestes recurrieron a la romería de la Virgen de Chiquinquirá traída desde su pueblo. Y así observamos la búsqueda de nuevos santos para que ayudaran a sacudir tan terrible flagelo: San Lázaro, San Roque, San Francisco Solano, San Luis Beltrán y San Francisco de Borja. Y para los temblores y terremotos se buscó la intercesión de San Laureano y sobre todo de San Francisco de Borja.107 Y a través de San Francisco de Borja los jesuitas entrarían en el mundo oficial de las procesiones tunjanas. El 6 de mayo de 1627, en una rústica capilla de la hacienda de Chitagoto (municipio de Paz de Río), una imagen del santo sudó, fenómeno que se repitió por varios días. Ante tal hecho, el arzobispo santafereño don Julián de Cortázar mandó hacer una cuidadosa información.108 Al fallecer su propietario, don Sebastián Mojica Buitrón legó al colegio tunjano aquella imagen que ya se había convertido en centro de devoción. El traslado fue triunfal, y como lo narra el P. Sebastián Hazañero, “hundíase la tierra con muchos juegos de chirimías y los niños indios iban cantando, llorando, repitiendo mil ecos los montes vecinos. Cada pueblo por donde se traía salía a su recibimiento. Iba en compañía lo mejor y más principal de la comarca”.109 Ya en la capital del Corregimiento realizó sus escalas en la iglesia de los franciscanos y en la del convento de Santa Clara. En la iglesia de San Ignacio se colocó primero de forma provisional en el altar de las reliquias, pero después le hicieron un tabernáculo teniendo a sus dos lados a los dos
Ernesto PORRAS COLLANTES. Crónica colonial de Tunja y su provincia. Tunja, Biblioteca de la Academia Boyacense de Historia (2006) 151.
Ernesto PORRAS COLLANTES. Crónica colonial de Tunja y su provincia, 139-165.
E. PORRAS COLLANTES. Crónica colonial de Tunja y su provincia, 154-155.
El expediente de este proceso se encuentra en la Biblioteca Nacional de Colombia. Mss. 183.
Sebastián HAZAÑERO. Letras anuas de la Compañía de Jesus de la provincia del Nuevo Reyno de Granada, 56.
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angélicos mancebos San Luis Gonzaga y San Estanislao. “La imagen de San Francisco de Borja es muy venerable, tiene el rostro señalado con los hilos y listas del sudor, reconcilia devoción en los que lo miran”.110 En 1629 el P. Manuel de Vargas publicó en Madrid un opúsculo sobre la imagen del santo.111 El 22 de abril de 1643 se realizó otra obra prodigiosa del mismo santo en la población de Siachoque. El cura y el corregidor estamparon el hecho en una carta: A 23 de abril de 1643 entre ocho y nueve horas de la noche sucedió un temblor en aquella tierra. Viéndose apurados del susto el corregidor y su mujer acudieron a una imagen del santo a pedir favor, prometiéndole una misa al día siguiente. Cesó el temblor y al amanecer se cantó la misa, llevando al altar de la iglesia un cuadro de San Francisco de Borja que tienen aquellos señores en su casa. Advirtiendo el cura que sudaba el cuadro y llamando al corregidor se lo dijo, y repararon ambos en que era así, y que el sudor era en las manos, que tenía el Santo Cristo pintado, y se formaba una cruz de las gotas de sudor. Vieron esto muchos españoles y el pueblo todo de los indios, durando el milagro hasta las cuatro horas de la tarde.
Y añade el cronista: “El Padre Cura advirtió esto al tiempo de la consagración en que dice, que sintió tan celestial fragancia, que juzgó, que no podía ser cosa de la tierra. Movidos pues de esto, pretendieron hacerle el Domingo una Fiesta, a que acudieron los Indios ostentosamente, con arcos de flores, y de frutas, y mucha piedad”.112 Finalmente, el P. Mercado, que fue rector del colegio y su primer cronista oficial, anota que la ciudad lo consagró “para que la patrocinase en los temblores”, lo que cumple inviolablemente cada octubre; además, “el santo cumple en el cielo eficazmente con su patronato alcanzando de la divina justicia que no castigue esta tierra con la ruina de los temblores”.113 Pensamos que los jesuitas tunjanos traían en su mente el vigor y la creatividad de su arquetipo imitativo como era la iglesia de San Ignacio de Bogotá. En la capital neogranadina los miembros de la Compañía de Jesús también promovían las procesiones multitudinarias que de igual forma incentivaron el ritmo de la novedad. Un frío cronista como el doctor Vargas Jurado dejaba escuetamente consignadas en su diario lo externo de dos procesiones. Sobre la de 1759 escribía: “La cuaresma de este año
MERCADO. Historia de la Provincia, I, 384.
Manuel de VARGAS. Relación de los milagros que por una imagen del Beato Francisco de Borja obra Nuestro Señor en el Nuevo Reino de Granada. Madrid, A. Parra, 1629. (SOMMERVOGEL. Bibliothèque de la Compagnie de Jésus, VIII, p. 462. También dice el bibliógrafo que hay una traducción en italiano aparecida en Nápoles en 1629).
Sebastián HAZAÑERO. Letras anuas de la Compañía de Jesus de la provincia del Nuevo Reyno de Granada, 58-59.
MERCADO. Historia de la Provincia, I, p. 384.
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se hizo misión por el P. Antonio Julián de la Compañía de Jesús. Se hizo una procesión de penitencia, a la oración, en que saldrían más de 3.000 personas, cada una con su luz, y las señoras cargando a la Madre de Dios; y el señor Virrey llevó el Cristo (…)”. Sobre la de 1763, predicada por los PP. José Pagés y Manuel Román, añade: “(…) se remató con una procesión de muchas penitencias y más de 800 luces”.114 El aporte jesuítico a este riquísimo panorama procesional tunjano lo podemos clasificar de la siguiente manera. En primer lugar, procesiones de alto valor simbólico y folklórico, como la de la Cofradía del Niño Jesús para el día de la Circuncisión del Señor. En segundo lugar, las de penitencia, por ejemplo, las que se originaban tanto en las “misiones circulares” como en la cuaresma. En tercer lugar, las juveniles, como las que convocaban a los niños a las clases de catecismo. Después seguían las que ocasionalmente convocaban a los amigos de la Compañía para celebrar el ascenso a los altares de algún jesuita, la llegada de las reliquias de santos o las grandes festividades propias de la Compañía de Jesús. Nos parece que se debe incluir la “Procesión de la Santa Sábana” que se desarrollaba el miércoles santo. Se iniciaba en uno de los conventos de monjas de la ciudad con una ceremonia religiosa. Al caer la tarde se predicaba un sermón sobre los sufrimientos de Cristo en la Pasión. De inmediato se organizaba una procesión que adquiriría el nombre de la “Procesión de la Sábana Santa”. Conforme avanzaba y se incrementaba el número de los peregrinos, “algunos portan las esferas con las peticiones, los medallones sagrados y las cruces de las cuales pende la sagrada imagen de la sábana; al mismo tiempo se van cantando los salmos penitenciales”.115 Este fue a grandes rasgos el principal aporte jesuítico a la religiosidad popular en Tunja.
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VARGAS JURADO. Diario, p. 50.
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ARSI. N. R. et Q. 13-I. Commentarii eorum quae gesta sunt a patribus Societatis Jesu… fol. 42v.
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Las propiedades urbanas y rurales
Para el estudio de las propiedades urbanas nos remitimos a la segunda parte de esta obra, pues Felipe González las ha estudiado y visualizado con la rigurosidad del arquitecto. Con respecto al estudio de la economía jesuítica en Boyacá, debemos confesar que es uno de los capítulos más complejos en cualquier historia de la Compañía de Jesús en tierras americanas durante los tiempos coloniales. En verdad, a la hora de evaluar tanto el patrimonio como las actividades económicas llevadas a cabo por los jesuitas en tierras colombinas, hay que confesar que existe una gran desproporción entre las investigaciones llevadas a cabo hasta el momento, las muy diversas metodologías utilizadas para su interpretación y la documentación muy fraccionada que se encuentra dispersa en los más variados e insospechados archivos.1 Por ello, no deja de ser llamativa la ingente producción escrita que se ha llevado a cabo en la segunda mitad del siglo XX sobre el tema de las haciendas jesuíticas en la América colonial hispana.2 Y como es natural, existe una gran cantidad de teorías que pretenden explicar este fenómeno desde visiones radicalmente contrapuestas: las que se inspiran en criterios netamente ideológico-economicistas hasta las que exaltan las interpretaciones beatíficas al margen también de una crítica histórica seria.3
Véase: R. CARBONELL DE MASY. “Economía de la C[ompañía de] J[esús] en Hispanoamérica y Filipinas”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, I (2001) 114-126.
Una visión general puede verse en: AAVV. “América hispana”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, I (2001) 100-146.
Recomendamos al investigador del tema recorrer con paciencia: László POLGAR. Bibliographie sur l’histoire de la Compagnie de Jésus 1901-1980. Roma, Institutum Historicum S. I., II/II, 1986.
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Pretender dar una visión de esta ingente bibliografía desborda nuestro propósito; para ello, el lector deberá remitirse a las investigaciones realizadas sobre esta apasionante temática en México, Colombia, Quito, Perú, Chile, Argentina y Paraguay. Sin embargo, deseamos citar a algunos de los pioneros que han abierto horizontes y metodologías nuevas en esta área de la historiografía americana.4 En tierras aztecas, François Chevalier ha marcado la primera pauta tanto por el documento Instrucciones a los hermanos jesuitas administradores de haciendas5 así como también por sus análisis sobre el surgimiento del latifundio.6 Los aportes de Chevalier deben completarse con el estudio de las haciendas concretas, como es el caso de Herman W. Konrad que nos ha legado el muy documentado estudio sobre la hacienda de Santa Lucía.7 También las regiones incaicas han elaborado sus propias visiones del tema hacendístico, como lo demuestra el P. Macera,8 los trabajos de Nicolás Cushner9 y otras innumerables colaboraciones que abordan el tema desde muy diversos ángulos.10 De igual forma, las regiones del Paraguay, Argentina, Alto Perú han conocido excelentes investigaciones, entre ellas los trabajos de Magnus Mörner11 y Oreste Popescu,12 así como otros aportes
Esta revisión habría que completarla con la Revista Archivum Historicum Societatis Iesu que se publicó en Roma hasta el 2002.
Para una visión general: A. J. BAUER (Comp.). La Iglesia en la economía de América Latina siglos XVI al XIX. México, 1986.
François CHEVALIER. Instrucciones a los hermanos jesuitas administradores de haciendas. México, 1950.
François CHEVALIER. La formación de los grandes latifundios en México. (Tierra y sociedad en los siglos XVI y XVII). México, 1956, 1976, 1985. Carmelo SÁENZ DE SANTAMARÍA. “La vida económica de Colegio de los Jesuitas en Santiago de Guatemala”. En: Revista de Indias. Madrid (1977) 309-330.
Herman W. KONRAD. Una hacienda de los jesuitas en le México colonial: Santa Lucía, 1576-1767. México, Fondo de Cultura Económica, 1995.
Pablo MACERA. Instrucciones para el manejo de las haciendas jesuitas del Perú (ss. XVII y XVIII). Lima, 1966.
Nicholas CUSHNER. Lords of the Land. Sugar, wine an jesuits Estates of coastal Peru, 1600-1767. Albano, State University of New York Press, 1980. Nicholas CUSHNER. The Jesuits and the Development of Agrarian Capitalism in colonial Quito, 1600-1767. Albano, 1982.
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Sandra NEGRO. “Haciendas jesuitas en la costa sur del Perú. El caso de San Joseph de la Nasca”. En: Allan R. BREWER-CARIAS et alii. Libro homenaje al Padre José del Rey Fajardo S. J. Fundación de Derecho Público-Universidad Valle del Momboy. Caracas-Valera, I (2005) 141-172. Jessica ESQUIVEL CORONADO. “Los Maestros tasadores de casas y haciendas jesuitas en el Cuzco durante el siglo XVIII”. En: Allan R. BREWER-CARIAS et alii. Libro homenaje al Padre José del Rey Fajardo, S.J., I, 173-181. David RODRÍGUEZ Q. Por un lugar en el cielo. Juan Martínez Rengifo y su legado a los jesuitas 1560-1592. Lima, Universidad de San Marcos, 2005.
Magnus MÓRNER. Actividades políticas y económicas de los jesuitas en el Río de la Plata. Buenos Aires, 1968.
Oreste POPESCU. El sistema económico en las Misiones Jesuitas. Bogotá, Ediciones Ariel, 1967.
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más locales, por ejemplo el de María Cristina Vera de Flachs.13 El tema no ha sido una excepción en el ámbito del Nuevo Reino de Granada, tanto en Colombia14 como en Venezuela.15 1. Notas previas Antes de entrar en la materia específica del análisis de las haciendas del colegio de Tunja es preciso hacer referencia a una institución internacional denominada “Oficio de Indias”, una especie de mega Ministerio de Comercio, que interconectaba a todas las Procuras de América y Filipinas y además ponía a España y a la mayor parte de las naciones europeas a su alcance.16 Esta gran Procura se inició en Sevilla, y con el correr del tiempo se instalaría también en Cádiz y en el Puerto de Santa María. Fue un núcleo vital de actividades misionales, económicas, educativas, sociales, artísticas y muchas más, pues desarrollaba un plan ambicioso que se iniciaba con el hecho migratorio de todo jesuita que atravesaba los mares del Imperio y por otra manejaba todo el complejo mundo comercial y financiero que se desarrolló entre los miembros de la Compañía de Jesús que habitaban en el Imperio español a ambos lados del Atlántico. La Procura de Indias debía ser el eje de la correspondencia entre Roma, Madrid, Lisboa y las provincias ultramarinas. En realidad, el Oficio de Indias no solo debía registrar toda la correspondencia oficial, oficiosa y privada
María Cristina VERA DE FLACHS. Finanzas, saberes y vida cotidiana en el Colegio Monserrat. Del Antiguo al Nuevo Régimen. Córdoba, 1999.
RUEDA ENCISO, Eduardo. “El desarrollo geopolítico de la Compañía de Jesús en los llanos Orientales de Colombia”. En: Los Llanos: una historia sin fronteras. Bogotá (1988) 184-196. Idem. “Un complejo económico-administrativo de las Antiguas Haciendas Jesuitas del Casanare”. En: Boletín Cultural y Bibliográfico. Bogotá, Vol. XXVI, n.º 20 (1989) 3-16. TOVAR PINZON, Hermes. Grandes empresas agrícolas y ganaderas en el siglo XVIII. Bogotá, 1980. 178-179. COLMENARES, Germán. Las haciendas de los jesuitas en el Nuevo Reino de Granada. Bogotá, 1969. Idem. “Los Jesuitas. Modelo de empresarios coloniales”. En: Boletín Cultural y Bibliográfico. Bogotá, vol. XXI, n.º 2 (1984) 42-55.
SAMUDIO A., Edda O. “El complejo económico del Colegio San Francisco Javier”. En: José del REY FAJARDO. Edda O. SAMUDIO. Manuel BRICEÑO JAUREGUI. Virtud, letras y política en la Mérida colonial. San Cristóbal, Santafé de Bogotá, Merida, I (1995) 521-608. SAMUDIO, Edda O. “El Colegio San Francisco Javier en el marco histórico, social, religioso, educativo y económico de la Mérida colonial”. En: José DEL REY FAJARDO (et alii). Virtud, letras y política en la Mérida colonial. San Cristóbal-Santafé de Bogotá-Mérida, I (1995) 39-166. Edda O. SAMUDIO, Edda O. Las haciendas del Colegio San Francisco Javier de la Compañía de Jesús en Mérida. 1628-1767. Mérida, 1985. Edda SAMUDIO. “La fundación de los colegios de la Compañía de Jesús en la Provincia de Venezuela. Dotación de un patrimonio”. En: José DEL REY FAJARDO (Edit). La pedagogía jesuítica en Venezuela. San Cristóbal, Universidad Católica del Táchira, II (1991) 503-588. Jaime TORRES SANCHEZ. Haciendas y posesiones de la Compañía de Jesús en Venezuela. El Colegio de Caracas en el siglo XVIII. Sevilla, 1999. Agustín GALÁN GARCÍA. El Oficio de Indias de los jesuitas de Sevilla 1566-1767. Sevilla, Fundación Fondo de Cultura de Sevilla, 1995.
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de la Compañía de Jesús, sino también actuar como centro de copiado de todo ese ingente mundo documental para después distribuirlo en todos los ámbitos a él encomendados.17 La segunda encomienda le encargaba toda la complicada red de los trámites burocráticos para pasar a las Indias. Y comenzaba con el recibimiento en Cádiz de las expediciones europeas que se dirigían a América, pasar la respectiva aduana y trasportarlos a Sevilla donde se registraban en la Casa de Contratación. A ello seguía el alojamiento, la provisión del viaje, las mercancías que había que enviar al otro lado del Atlántico y la elección de los navíos.18 La tercera acabó siendo una especie de institución financiera que facilitaba pagos y cobros tanto en Indias como en España y regulaba la cantidad de capitales, internos y externos, que manejaba la Compañía de Jesús. Es lo que se ha denominado el tráfico de dinero en las Carreras de Indias.19 Pero esta gran estructura de interrelaciones jesuíticas dentro del Imperio español fue adquiriendo cada día mayor auge y empuje; así, de acuerdo con el tipo de negocios que se manejara había que acudir al Procurador General de Corte (Madrid) para los asuntos relativos al Consejo de Indias, o al Procurador General de Indias (Sevilla)20 para lo referente a la Casa de Contratación. Por ello, las “Procuras de Indias” eran el lugar obligado de encuentro para toda diligencia en Europa y, en consecuencia, desde el punto de vista documental, hubiera sido de un valor incalculable la conservación de los archivos elaborados por la serie de Procuradores que trabajaron tanto en Sevilla y Cádiz como en la capital española hasta 1767.21 Expresamente también dejamos de lado el amplio campo que se abre al estudiar las actitudes que asumieron los jesuitas frente a la normativa en materia económica proveniente tanto de la autoridad civil como de la eclesiástica y la propia de la Compañía de Jesús.22 Es lógico que las exenciones eclesiásticas cobijaran a los miembros de la Compañía de Jesús. Sin embargo, parece que al vincularse en una sola red con
Agustín GALÁN GARCÍA. El Oficio de Indias de los jesuitas de Sevilla, 86-88.
Agustín GALÁN GARCÍA. El Oficio de Indias de los jesuitas de Sevilla, 88-110.
A. L. LÓPEZ MARTÍNEZ. “Los jesuitas y el tráfico de dinero en la Carrera de Indias”. En: Cuadernos de Investigación Histórica. Madrid, 14 (1991) 7-23.
Félix ZUBILLAGA. “El Procurador de la Compañía de Jesús en la Corte de España (1570)”. En: Archivum Historicum Societatis Iesu. Roma, XVI (1947) 1-55.
Puede rastrearse parte de esta documentación en el Archivo Histórico Nacional de Madrid y en el de Chile. Véase: Araceli GUGLIERI NAVARRO. Documentos de la Compañía de Jesús en el Archivo Histórico Nacional. Madrid, Editorial Razón y Fe, 1967. Asimismo, es útil la consulta por los nombres de los Procuradores en: José DEL REY FAJARDO. Bio-bibliografía de los jesuitas en la Venezuela colonial. San Cristóbal-Santafé de Bogotá, 1995.
Theodor MULDER. “Economía, teorías”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, I (2001) 1177-1187.
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los colegios ofrecían un cuerpo cerrado frente a las Audiencias o a la Corona, de esta forma se liberaron de los tributos sobre la producción propia. Más problemático se nos presenta el denominado “comercio ilícito”. En realidad hubo dos capítulos que se mantuvieron a lo largo de toda la Colonia: uno, traer dinero a España; otro, dar salida a los géneros adquiridos involuntariamente, que en última instancia era el trueque que se veían obligados a realizar con los productos que no podían vender y que eran permutados por géneros innecesarios. Pero si en general podemos afirmar que los ignacianos trataron de cumplir las leyes, también hay que reconocer que cada Misión tiene su propia historia y a ellas hay que apelar a la hora de formular juicios de valor.23 Pero existe una vertiente jurídico-eclesiástica que no ha sido estudiada en su verdadera dimensión. Entre los moralistas coloniales las riquezas de la Iglesia siempre fue un tema muy controvertido, planteamiento que hay que remitirlo a la teología moral.24 Los críticos –tanto clérigos como no clérigos– suelen recurrir a unas disposiciones pontificias que trataron de regular la actividad económica de los hombres de la Iglesia en las Indias. Sin embargo, es bueno clarificar que Urbano VIII,25 en su Ex debito pastoralis offici (22 de febrero de 1633), prohíbe a los religiosos, en el número 8, el ejercicio del comercio bajo pena de excomunión en las Indias orientales.26 Posteriormente, el Papa Clemente IX27 traería de nuevo el tema en su Sollicitudo pastoralis offici (17 de junio de 1669).28 Y Benedicto XIV,29 en su Appostolicae servitutis
R. CARBONELL DE MASY. “Economía…”, I, 119-120.
P. CASTAÑEDA y J MARCHENA. “Las órdenes religiosas en América: propiedades, diezmos, exenciones y privilegios”. En: Anuario de Estudios Americanos. Sevilla, XXXV (1978) 125-158. El tema no aparece, por ejemplo, en Francisco MORENO REJÓN. Historia de la Teología Moral en América Latina. Ensayos y materiales. Lima, Instituto Bartolomé de las Casas y Centro de Estudios y Publicaciones, 1994.
Véase: Charles E. O’NEILL y Christopher J. VISCARDI. “Urbano VIII”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, III (2001) 2983-2984.
El título del documento reza: “De missiones religiosorum ciuiuscumque Ordinis ad Japonicas et alias Indiarum Orientalium regionis impediendum poenis et aliis ad eas pertinentibus”.
Véase: Charles E. O’NEILL y Christopher J. VISCARDI. “Clemente IX”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús, III (2001) 2987-2988.
Lleva por título: “Constitutio prohibens maercaturam et negociationes saeculares ecclesiasticis, praesertim religiosis quibuslibet, in Indis Orientalibus et America nunc et pro tempore existentibus”.
Véase: Charles E. O’NEILL y Christopher J. VISCARDI. “Benedicto XIV”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús, III (2001) 2995-2998.
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commisum, fechado el 25 de febrero de 1741 y publicado el 8 de marzo 1741,30 argüirá contra los clérigos “negociadores ilícitos”. Para el caso jesuítico, R. Carbonell trata de dar una explicación bondadosa sobre este difícil problema.31 El historiador que escribe conociendo la realidad geográfica e histórica observa que tanto la legislación hispana como la del derecho canónico era un ideal que lucía como una utopía tanto en las selvas como en lo profundo de América. Por ello dejamos de lado el tema. 2. La estructura organizativa A fin de poder entender gran parte de la problemática económica que se suscita en la administración de las casas o haciendas jesuíticas coloniales haremos alusión en primer lugar a los criterios que debían regir en la actuación de esas entidades jesuíticas (I) con el objeto de comprender la estructura gerencial (II) y el consiguiente funcionamiento de toda la máquina económica (III). Los criterios El primer principio fundamental e inquebrantable que Ignacio de Loyola imponía sin restricciones en las Constituciones de su Orden era la autonomía económica de cada domicilio de la Compañía de Jesús.32 En este contexto hay que entender que cada circunscripción misional debía poseer su propia hacienda que servía de basamento económico y financiero para todas las entidades que configuraban la demarcación a ella asignada. Mas toda la actividad económica debía regirse por los criterios y normas estipuladas en las Reglas del Procurador, que se desglosaba en dos capítulos: la contabilidad y la administración. La contabilidad le exigía la fiel teneduría de los siguientes libros: 1. Libro de entradas, en el que se debían asentar las entradas y las fechas en que deben recogerse. 2. Libro de contratos y arrendamientos, que se efectúan por breve tiempo. 3. Libro de ingresos de los frutos del colegio, en el que se
Su título es: “Clericis interdicitur quaelibet negotiatio, etiam sub alieno Laici nomine…”. Este documento no alude a las prohibiciones de Urbano VIII ni de Clemente IX, sino a las de Pío IV (Decens esse, y Romanus Pontifex), y de Paulo V (In eminenti).
R. CARBONELL DE MASY. “Economía de la C[ompañía de] J[esús] en Hispanoamérica y Filipinas”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, I (2001) 115-116. Constitutiones Societatis Jesu et Epitome Instituti. Romae (1943), n.º 503, Apartado 3.
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especifican el tiempo y la procedencia. 4. Libro de limosnas.33 5. Diario en el que se registran las entradas y salidas, con la suma de la operación del día,34 y en otra parte la cuenta de lo gastado.35 En el renglón administrativo se prescriben otras exigencias, como: 1. Un archivo donde reposen “los instrumentos originales y títulos en los que consta el derecho sobre los bienes del colegio”,36 además deberá disponer de una copia autenticada por un notario público de dichos documentos.37 2. Un libro en el que se registre un resumen de todos los instrumentos y títulos que se contienen en el archivo.38 3. Un libro-registro en el que se consignará tanto el día, mes y año en que saque cualquiera de las escrituras, así como la fecha en que las devuelvan.39 4. Un Codicilo con las órdenes expresas del Rector, y en este caso del Superior.40 5. Un Catálogo de amigos y bienhechores a fin de que “podamos ser agradecidos con ellos”.41 Entre las sugerencias de política económico-administrativa, las Reglas son parcas pero precisas. Se parte del principio de que la responsabilidad, cuidado y aumento de los bienes materiales constituye la principal misión del Procurador.42 Para ello se le encomienda la práctica de tres consejos: asesorarse en los asuntos delicados con los peritos más idóneos,43 llevar con toda exactitud los libros de contaduría y archivo e informar al Rector mensualmente del estado del balance y de la caja.44 Respecto a las compras, se le recomienda que se lleven a cabo en el tiempo oportuno “a fin de que no se obligue a comprar las que no sean muy buenas o que no tengan precio equitativo”,45 y una vez comprada la mercancía debía vigilar para que se conservase en buen estado.46 Y dentro de este esquema administrativo debía tomar cuenta al comprador cada día de los gastos efectuados y obligarle a llevar un Diario.47
Regulae Societatis Jesu. Romae (1590). “Reglas del Procurador”. Regla 3. En adelante citaremos RSJ.
RSJ. “Reglas del Procurador”. Regla 5.
RSJ. “Reglas del Procurador”. Regla 6.
RSJ. “Reglas del Procurador”. Regla 19.
RSJ. “Reglas del Procurador”. Regla 20.
RSJ. “Reglas del Procurador”. Regla 21.
RSJ. “Reglas del Procurador”. Regla 22.
RSJ. “Reglas del Procurador”. Regla 23
RSJ. “Reglas del Procurador”. Regla 24.
RSJ. “Reglas del Procurador”. Reglas 1 y 11.
RSJ. “Reglas del Procurador”. Regla 17.
RSJ. “Reglas del Procurador”. Regla 4.
RSJ. “Reglas del Procurador”. Regla 9.
RSJ. “Reglas del Procurador”. Regla 10.
RSJ. “Reglas del Procurador”. Regla 8.
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En relación con el complicado mundo de los arrendamientos, contratos, contracción de deudas o cualquier otro negocio de importancia, debía actuar con delegación del Rector48 y de acuerdo con el informe de los peritos más idóneos.49 Además, tenía la obligación de recordarle al Superior que, en los contratos de mayor importancia, debía remitir una copia autenticada a Roma.50 Por último, si había necesidad de recurrir a litigios judiciales, se le advertía al Procurador que, antes de emprender el pleito, hiciera lo posible por llegar a un avenimiento o arreglo amistoso; y si esto fuera imposible, siempre debía intentar “una justa concordia”.51 En todo caso, los juicios debían ser llevados por procuradores externos.52 La estructura gerencial La estructura del poder decisorio dentro de la Compañía de Jesús reposaba sobre tres niveles distintos: el local, representado por el Rector; el provincial (que abarcaba toda una extensa demarcación geográfica llamada Provincia) presidido por el Provincial; y el romano, que dentro de la concepción monárquica de la Compañía de Jesús, se centraba en el poder, prácticamente omnímodo, del Prepósito General. Así, pues, el Rector venía a ser como el genuino presidente de la corporación, por ende, a él le competían las decisiones finales –en el ámbito de su competencia limitada– en todos los campos de las administraciones. En las Reglas se le recuerda al Rector que debía preceder a todos con el ejemplo.53 Pero como el cultivo de la vida espiritual de la comunidad jesuítica era el único medio válido para llevar adelante los ideales tanto religiosos como culturales, educativos y económicos, al Rector le correspondía mantener con ilusión y entrega la respuesta personal y comunitaria de cada uno de los integrantes de su jurisdicción.54 Paralela a esta jerarquía de poder institucional encontramos a los Procuradores (de cada domicilio, de cada Provincia y el General), piezas vitales para entender cada uno de los entes económicos o la constelación de todos ellos. Su poder era gerencial y dependiente del respectivo nivel (Rector del Colegio, Provincial del Nuevo Reino y Prepósito General).
RSJ. “Reglas del Procurador”. Regla 13.
RSJ. “Reglas del Procurador”. Regla 17.
RSJ. “Reglas del Procurador”. Regla 21.
RSJ. “Reglas del Procurador”. Regla 16.
RSJ. “Reglas del Procurador”. Regla 15.
RSJ. “Regulae Rectoris”. Regla 20.
RSJ. “Regulae Rectoris”. Reglas 21, 22, 24, 25.
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Con todo, una serie de circunstancias muy singulares hicieron que la personalidad del Procurador adquiriese entre nosotros características muy singulares. Lo apartado de las haciendas, las ausencias para la búsqueda de mercados a fin de colocar los productos, el contacto con otros comerciantes, el volumen de ventas, etc., contribuyeron a que la realidad del Procurador adquiriera día a día mayor autonomía; por ende, las relaciones Rector-Procurador algunas veces tuvieron que regirse por la vía impositiva de la obediencia. Tres figuras jurídicas netamente diferenciadas en el derecho y en la historia de la Compañía de Jesús en Latinoamérica durante el período hispano intervienen en la administración de los bienes de cada domicilio: el Rector, el Procurador y los Administradores de haciendas. En la jerarquía administrativa de las haciendas, el Procurador controlaba las funciones desempeñadas por los administradores y estos se encargaban de supervisar los trabajos diarios de las unidades productivas. Los mayordomos principales residían en el núcleo central, siendo los auxiliares y los caporales los últimos eslabones de la cadena administrativa.
Consulta de la Misión
Caporal
Mayordomo
Procurador
Vice-Superior
Superior (Misiones)
Procurador General de Indias (Madrid)
Consulta de Casa
Procurador
Rector (Colegios)
Administrador (Hacienda)
Prepósito Provincial (Provincias)
Prepósito General (Roma)
Figura 5 Organigrama de la Estructura Administrativa de la Compañía de Jesús en las Indias
Consulta de Casa
Consulta de Provincia (Provincias)
El oficio de Indias (Sevilla, Cádiz)
Consejo de Asistentes Generales (Roma)
Administrador (Hacienda)
Procurador
Superior (Residencias)
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Sin embargo, es lógico que un cargo tan delicado como el manejo de los bienes temporales no fuera usual en la mayoría de los sacerdotes jesuitas cuya formación insistía fundamentalmente en los valores espirituales y en la formación humanística. Por eso llama la atención que en diversas oportunidades fueran hermanos coadjutores cualificados los que desempeñaran tal oficio. En una acción tan universal como la desarrollada por la Compañía de Jesús en todo el mundo era lógico que existieran severos controles. Así, para evitar cualquier desviacionismo, Ignacio de Loyola había previsto la necesidad de que el Rector fuera asesorado por la denominada “Consulta Domus”,55 compuesta por cuatro sacerdotes, y vigilado por el Admonitor.56 Los consultores eran nombrados por el P. Provincial57 y su misión principal se dirigía a ayudar con su consejo al Rector para que el colegio obtuviera los mejores frutos.58 Su norte debía ser el bien común.59 Si el caso lo ameritara, podían remitir su opinión al superior mediato.60 También debían escribir cíclicamente al Provincial y al General las relaciones que estatuía la “Formula scribendi”.61 El Admonitor era elegido el Provincial.62 Su misión consistía en advertirle al Rector de aquellas cosas que la mayor parte de los consultores juzgare oportuno hacerle ver o reflexionar y de otras relativas a la persona o al oficio dignas de ser tenidas en cuenta.63 Para cumplir mejor con su oficio debía poseer copia de todas las órdenes que los Provinciales dejaban a la Casa de Tunja “para que él pueda celar su observancia”.64 En la Provincia del Nuevo Reino estaba determinada la “Forma para haçer la entrega de un Collegio a su sucesor quando un Rector acaba su oficio”.65 Se trata de un cuestionario pormenorizado acerca de la gestión rectoral durante el trienio de su mandato, cuyo texto debía ser firmado por la autoridad saliente y la entrante.66
RSJ. “Regulae Rectoris”. Regla 14.
RSJ. “Regulae Rectoris”. Regla 15.
RSJ. “Regulae Provincialis”. Regla 25.
RSJ. “Regulae Consultorum”. Regla 1.
RSJ. “Regulae Consultorum”. Regla 2.
RSJ “Regulae Consultorum”. Regla 7.
RSJ. “Regulae Consultorum”. Regla 10.
RSJ. “Regulae Provincialis”. Regla 25.
RSJ. “Regulae Admonitoris”. Regla 3.
APT. Fondo Astráin, 18. Ordenes antiguas, que por orden de N. R. P. Lorenzo Ricci, ya no están en uso: y deven guardarse en el Archivo. Fol. 41.
APT. Fondo Astráin, 18. Ordenes antiguas, que por orden de N. R. P. Lorenzo Ricci, ya no están en uso: y deven guardarse en el Archivo. Fol. 19v-20v.
Comienza con las entradas habidas desde la última visita del Provincial y si no hubiere habido visita, desde el tiempo que entró en el oficio. Segundo: Descargos que da por el libro de
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El funcionamiento Hay que reconocer que la estructura organizacional era correcta y para su traducción a hechos reales hay que recurrir a lo que hoy denominaríamos los manuales operativos. Su fiel cumplimiento garantizaba el éxito de la organización administrativa, pues siempre aspiraba a ser un modelo de previsión, de distribución de funciones y responsabilidades, de utilización de recursos, de productividad y control, lo que se llevó a cabo con un profundo sentido de comunidad y una inmensa tenacidad, elementos esenciales en el logro de la prosperidad que caracterizó los complejos socio-económicos jesuíticos. En verdad que la tarea del Procurador era dura y arriesgada. Por un lado, debía mantener una relación detallada y ordenada de las disposiciones que procedían de los superiores y otras autoridades, haciendo constar las ejecutadas, sus autores y concepto.67 Por otro lado, debía llevar cuidadosamente libros y cuadernos, con un determinado criterio de contabilidad y control,68 en los que se registraban meticulosamente los ingresos y egresos, los depósitos y retiros especiales del arca de la procuraduría, detallando el rubro al que pertenecía, el responsable de la operación y su destino. En esa misma arca se debía guardar y mantener un libro en el que se asentaran las sumas de dinero que se introducían y se sacaban, advirtiéndose que si alguna vez, por una necesidad urgente, no se ingresaba el dinero en la caja, se escribiera inmediatamente en el libro la suma de lo recibido y lo gastado.69 En el provincialato del P. Francisco Antonio González (1720-1723) parece que las licencias que se tomaban los administradores frente al Rector y al Procurador en la gerencia de las haciendas llevó al Provincial a tomar medidas severas para corregir el abuso. El Provincial hace referencia a una orden del R. P. Juan Pablo Oliva, Prepósito General de la Compañía de Jesús, del 30 de agosto de 1673, de la cual saca las siguientes conclusiones: Lo 1º. No pueden dar ni disponer de cosa alguna sin licencia de sus superiores. Lo 2º ni pueden hacer gastos extraordinarios, v. gr. edificios, rancherías, nuevos y costosos entables y cosas semejantes sin licencia de los superiores. Lo 3º pueden y deben hacer aquellos ordinarios que ya se
gastos. Después “se saca el alcançe que se haçe diçiendo de que proçede”. Deudas que debe el colegio: a quiénes y de qué. Deudas que deben al colegio: de quiénes y de qué. Rentas, censos, estado de las haciendas, etc. Debe dar cuenta de las alhajas de la iglesia y sacristía “por su libro”, así como de la librería, despensa, cocina, refectorio.
Regulae Societatis Iesu. “Regulae Procuratatoris Colegii et Domus Probationis”. Regla 9.
Edda O. SAMUDIO A. “La Fundación de los colegios de la Compañía de Jesús en la provincia de Venezuela. Dotación de un patrimonio” En: José DEL REY FAJARDO (Ed.). La pedagogía jesuítica en Venezuela. 1628-1767. San Cristóbal, II, 539.
Regulae Societatis Iesu. Romae. In Collegio eiusdem Societatis 1590. “Regulae Procuratatoris Colegii et Domus Probationis”. 185-189. Regla 5.ª
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sabe son necesarios para llevar adelante las haciendas en sus cultivos, etc. y para la manutención de sus personas en la vida común de religiosos.
Más adelante ordena y manda en precepto de santa obediencia a todos los padres y hermanos administradores de nuestras haciendas y a sus sustitutos (aunque lo sean por breve tiempo) que en los libros de recibo y gasto, que para esto deben tener en las haciendas, apunten y escriban no solamente todas las cantidades recibidas y gastadas, sino también de dónde procedieren los recibos (sean de frutos de arrendamientos, de envíos de los colegios o de cualquiera otra vía), que con ocasión de su administración o industria se hayan adquirido, y asimismo en qué se gastaron las cantidades gastadas y que dos veces al año den cuenta a sus Superiores de dichos recibos y gastos, para que vistas y examinadas por ellos, les conste lo que se hace en las haciendas y puedan corregir lo que en esta parte juzgaren menos acertado.70 Toda la actividad de las haciendas era supervisada por el Procurador, quien controlaba el cumplimiento de todas las funciones de los diversos estamentos a él encomendados. En última instancia, se trataba de una empresa cuya organización estaba regida por la forma vertical que caracterizó toda la administración de la Compañía de Jesús y sometida a una disciplina empresarial muy característica. Las acciones macroeconómicas que debía desarrollar la Procura eran diversas: fomentar la política agraria y pecuaria con la compra de nuevas tierras, la venta de ganado al por mayor, la utilización de las agroindustrias para aprovechar los productos derivados de la ganadería, el mercadeo de todos los productos de las haciendas, el intercambio comercial con las ciudades del altiplano y con el mundo llanero. Cada trienio el Provincial del Nuevo Reino de Granada debía visitar todas las casas de su circunscripción. Su misión consistía en inspeccionar personalmente las obras, analizar los logros, distribuir el personal e informar finalmente a Roma. Una entrevista decisiva era la que mantenía con el Procurador, pues este debía dar razón de las actividades desarrolladas en la hacienda así como también debía presentar los libros que recogían toda la gestión de los últimos tres años. Al final de la visita el Provincial dejaba un Memorial del cual una copia quedaba en el archivo de la Misión, otra en Bogotá y otra en Roma.71 Todos
ANB. Temporalidades, t. 18, fols. 812-813. Algunos ordenes y preceptos para los Padres y Hermanos administradores de nuestras haciendas intimados por el P. Francisco Antonio Gonzalez, Provincial de esta Provincia de la Compañia de Jesus del Nuevo Reyno. En este mismo legajo reposan interesantes informaciones sobre algunas haciendas de la Compañía de Jesús en el Nuevo Reino.
Un ejemplo lo ofrece: “Resulta de la visita de la mission de los Llanos, hecha por el Padre Joseph de Madrid, visitador y Viceprovincial desta Provincia del Nuevo Reino, en el mes de Febrero de 1678”. En: ARSI. N. R. et Q. 15-II, fols. 11-16.
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los catálogos trienales tenían que informar de la situación económica de cada colegio o casa.72 Es de lamentar que la mayoría de esos memoriales se hayan perdido. 3. Las haciendas 73 Como medio de financiamiento para todo el proyecto educativo, espiritual, social y religioso el colegio y noviciado de Tunja recurrió a la ayuda de las haciendas que se ubicaron cuatro en el altiplano boyacense y otra en el piedemonte de la cordillera Oriental como punto de encuentro y unión con las haciendas que la Compañía de Jesús iría desarrollando en los Llanos Orientales de Casanare y Meta. Hacienda de Tuta (1614) La primera donación rural que recibieron los jesuitas de Tunja fueron dos estancias, una de ganado mayor y otra de menor, en tierras de Tuta. La bienhechora fue doña Elvira de Belosa, madre del capitán Francisco de Avendaño.74 Tuta fue una encomienda otorgada al capitán Juan de Avendaño en 1548 por sus leales servicios a la Corona. Los límites de este repartimiento eran: Un bermejal que está junto al corral de vacas que allí tiene y desde allí va corriendo de una parte a dar al arroyo que viene de Toca y de la otra a dar en los términos de las tierras de Paipa y por lo largo al camino real que va desde esta ciudad a Sogamoso y a Tibasosa que es en términos de Toca, y corriendo desde el dicho bermejal hasta llegar al pueblo viejo de Tuta, cogiendo a la mano derecha viniendo de los dichos bermejales a
Toda la información reposa en ARSI. N. R. et Q. 3, 4 y 5.
Para el mundo llanero véanse: Edda SAMUDIO y José DEL REY FAJARDO. Jesuitas, haciendas y promoción social en la Orinoquia. Mérida, Ediciones del Rectorado, 2006. Héctor Publio PÉREZ ÁNGEL. La hacienda de Caribabare. Estructura y relaciones de mercado 1767-1810. Yopal (Casanare), 1997. Héctor Publio PÉREZ ÁNGEL. Caminos reales de Casanare. Yopal (Casanare), Llanoletras, 2003. Felipe GONZÁLEZ MORA. Reducciones y haciendas jesuíticas en Casanare, Meta y Orinoco, SS. XVII-XVIII – Arquitectura y urbanismo en la frontera oriental del Nuevo Reino de Granada. Bogotá, Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2004.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 166. En el testamento del capitán Francisco de Avendaño, otorgado el 4 de marzo de 1613, se lee la siguiente cláusula: “Item mando que dos estancias que tengo en Tuta y tierras del que quedaron por fin y muerte de doña Elvira, mi señora y madre, y heran suyas como parescerá de los títulos que están en mi poder, que son estancias, una de ganado mayor y otra de menor, las quales mandó a los padres del convento del nombre d Jesús, que está fundado en esta ciudad, para que los padres y hermanos de la Compañía del nombre de Jesús los ayan para sí. Las quales dichas estancias tienen dos varrales de piedra que hizo el capitán Joan de Abendaño, mi padre, las quales mando a la dicha Compañía para cumplir la voluntad última de la dicha mi madre, que fue que las dichas estancias se diesen al convento y padres y hermanos de la Compañía del nombre de Jesús”. Archivo Histórico de Tunja, año 1613.
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los aposentos de Tuta, términos de Paipa con todos los cerros y arroyos y llanos que hubiere y cayere dentro de los linderos declarados.75
El 10 de junio de 1614 don Francisco de Avendaño consignaba que “como tal hijo heredero que soy de la dicha doña Elvira mi madre, hago gracias y donación irrevocable que el derecho llama intervivos para agora y para siempre jamás a la dicha cassa de la Compañía de Jesús que está fundada en esta dicha ciudad de Tunja las dichas dos estancias y ganado mayor que ansí le fueron provehidas en tierras del dicho pueblo de Tuta”.76 La Compañía de Jesús tomó posesión de estas tierras a través del H. Pedro Valdivieso en marzo de 1617.77 Mas a los quince años de posesión pacífica surgieron unos hechos violentos que desencadenaron el consiguiente conflicto judicial. Diego Holguín Maldonado, encomendero de Tuta y alcalde de Tunja, alegaba que las tierras donadas a la Casa de Probación de Tunja eran de su propiedad y se fundamentaba en que para él eran herencia de doña María de Avendaño, hija del capitán Francisco de Avendaño. Y para ello recurrió a la violencia mediante el envío de cuadrillas de indios, mulatos y negros que arrojaron a los indios de sus tierras y dispersaron los ganados.78 La respuesta de los jesuitas no se hizo esperar y el Procurador del colegio, el H. Francisco Calvo, presentó la correspondiente denuncia ante las autoridades competentes y exhibió los documentos probatorios de la propiedad donada en 1614.79 Entre los testigos llamados a declarar se encontraba el H. Valdivieso, quien aclaró que don Diego Holguín Maldonado, padre del litigante, representó que había habido un error en la adjudicación de los terrenos del colegio y así se cambiaron los terrenos por los del hato viejo de doña Elvira y el propio proponente indicó a sus encomendados que ayudasen a los jesuitas a efectuar el traslado.80 Como primera medida, el corregidor de Tunja, Martín de Sierralta, hizo respetar los derechos del colegio tunajano;81 decisión que no fue acatada por Holguín, quien volvió a invadir las tierras en litigio.82 Y no
ANB. Tierras Boyacá, 43, fols. 17v-20v.
ANB. Tierras Boyacá, 43, fols. 133-134.
ANB. Tierras Boyacá, 43, fol. 134v.
ANB. Tierras Boyacá, 43, fols. 1-648. Pleito entre Don Diego Holguín Maldonado, vecino de Tunja, y el Colegio de la Compañía de Jesús, de la misma ciudad, sobre la propiedad de unas tierras en Tuta, de la Jurisdicción de Tunja. Año 1629.
ANB. Tierras Boyacá, 43, fol. 11.
ANB. Tierras Boyacá, 43, fol. 358.
ANB. Tierras Boyacá, 43, fol. 24. Auto de 23 de noviembre de 1629.
ANB. Tierras Boyacá, 43, fol. 48. Memorial del H. Francisco Calvo. Tunja, 5 diciembre de 1629.
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solo apeló a la Real Audiencia,83 también incrementó sus incursiones a la hacienda de Tuta y en la última la violencia provocó daños materiales en gran escala.84 La Real Audiencia se pronunció en junio de 1630, confirmando lo actuado por el corregidor de la capital del corregimiento y prohibiéndole a Holguín inquietar al colegio so pena de mil ducados de multa. Y lo relativo a la propiedad de las tierras, el litigio debía continuarse ante el corregidor de Tunja.85 Inconforme con la decisión, Holguín recurrió de nuevo a la Audiencia, la cual vino a dar sentencia en 1635 cuando ya había fallecido el litigante.86 Lo cierto es que no volvemos a tener noticias de otros conflictos similares. La hacienda tenía una longitud de 395 cabuyas y equivalía a 39.500 varas. Estaba distribuida en trece estancias y media y alcanzaba “dos de las veredas del municipio de Paipa con un área total de 4.207,14 hectáreas”.87 Ciertamente fue la estancia más extensa bajo la dirección de los jesuitas en Boyacá. Su función principal estuvo dirigida a la ganadería de vacunos, aunque también se criaron ovejas. En 1770 fue tasada en $1.761 y 6 y medio reales.88 Hacienda “La Ramada” (1634) Entre las penurias económicas en las que estaba sumido el colegio se abrió de nuevo un horizonte de esperanza en 1634 gracias a la generosidad de don Pedro Bravo Becerra y de su esposa María Castro de Salazar. El 12 de julio de ese año firmaban la entrega a la Casa de Tunja “del quinto de nuestros bienes y hacienda” y especificaban en el documento que “hacemos donación irrevocable para ahora y siempre jamás: fecha intervivos
ANB. Tierras Boyacá, 43, fol. 108. Real provisión en que se manda traer el pleito a la real audiencia por petición de Holguín Maldonado. Santafé, 27 de diciembre de 1629.
ANB. Tierras Boyacá, 43, fol. 192 y ss. Información levantada por la Compañía a 26 de abril de 1630.
ANB. Tierras Boyacá, 43, fol. 225v. Auto dado en junio de 1630.
ANB. Tierras Boyacá, 43, fol. 569: “(…) debemos confirmar y confirmamos con que atento haber poseído la Compañía de Jesús estas tierras hasta el dia de hoy, pague la mitad de los corridos del censo hasta el día de hoy, y si hechas las medidas alcanzare alguna tierra a la dicha Compañía pague el valor de la dicha tierra que así le tocare, hasta la concurrente en cantidad de la mitad del principal de dicho censo, de forma que si no valiere tanto la dicha tierra, no ha de pagar toda la dicha mitad, ni más de lo así valiere, no excediendo de la dicha mitad, y por esta nuestra sentencia definitiva, en grado de revista, así lo pronunciamos y mandamos sin costa. El marqués de Sufraga (…)”.
Elena TORRES, El funcionamiento socio-económico… 165. La descripción detallada de los límites se puede leer en las pp. 162-165.
Elena TORRES, El funcionamiento socio-económico… 165. La autora pormenoriza en el cuadro n.º 10 todos los bienes y lo ubica entre las pp. 165 y 166.
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a la Casa de la Compañía de Jesús de esta ciudad de Tunja y a su paternidad muy reverenda (…) de todos los bienes muebles y raíces y semovientes que hoy habemos en la ciudad y fuera de ella en los valles de Susacón, la Gorrera de Sogamoso y Tópaga”.89 El P. Hazañero, que en su narración omite los nombres “por justos respetos”, advierte dentro de su optimismo que todavía existen “ciertas disposiciones forzosas” y si logran desembarazarse de otras obligaciones “tienen muy en su ánimo el dedicar sus haciendas á una fundación y a la Religión sus personas”.90 Los bienes donados comprendían cien fanegadas de tierra con su molino más sesenta fanegadas de tierra, dos estancias de pan y ganado mayor; otras estancias con doscientas yeguas de trillas, cien yuntas de bueyes, cincuenta aperos, trescientas ovejas, ochocientas cabras, trescientas cabezas de ganado, sesenta mulas, diversas herramientas para el campo, una fragua, tres estancias de ganado mayor en Susacón, dos estancias de ganado menor, otra estancia de ganado mayor, menor y pan con ochocientas yeguas, treinta hechores, doscientas cincuenta vacas y seiscientas cabras.91 La donación se calculó en $60.000 de ocho reales, pero con un censo de $500 gravados a la capellanía de doña Ana de Maldonado, abuela de los donantes, que deberían recibir sepultura eclesiástica en la capilla principal de la iglesia de San Ignacio.92 Como gratitud a esta generosidad, el Provincial del Nuevo Reino, Baltasar Mas Burgués, declaró al matrimonio como bienhechores insignes y participantes de las buenas obras de la Compañía.93 Pero Bravo aspiraba a ser declarado fundador del colegio, hecho frecuente en Indias entre la gente adinerada. Sin embargo, en Roma pusieron sus dificultades por otras proposiciones adjuntas, pues aspiraba a ingresar en la Compañía y hacer
ARB. Archivo Histórico de Tunja. Sign. 129, fol. 164 (12 de julio de 1634). Citado por Elena TORRES, El funcionamiento socio-económico… 168-169.
Sebastián HAZAÑERO. Letras anuas de la Compañía de Jesus de la provincia del Nuevo Reyno de Granada. Desde el año de mil seyscientos y treinta y ocho hasta el año de mil y seys cientos quarenta y tres. Zaragoza (1645) 50.
Elena TORRES, El funcionamiento socio-económico… 169. (ARB. Archivo Histórico de Tunja. Sign. 129, fol.145v.). El P. Juan Manuel Pacheco (Los jesuitas en Colombia, I, 178) se sirve para su narración del documento “Donación a la Compañía de Jesús de la hacienda de La Enramada” y el expediente fue consultado por él en la década de 1950 reposaba en el Archivo Histórico de Tunja, Leg. Año 1693.
Elena TORRES, El funcionamiento socio-económico… 169-170.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 178. “La patente está firmada a 8 de julio de 1634”. (Archivo Histórico de Tunja, Leg. Año 1693, fol. 35).
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la profesión. Además, aducía que su esposa haría voto simple de castidad y se retiraría como seglar a un convento de monjas.94 Mas las observaciones romanas fueron al parecer bien recibidas y el 2 de mayo de 1647 hacían donación de todos sus bienes a favor de la Compañía, pero se reservaban el usufructo por los días de su vida. Los jesuitas debían pagar como censo a doña Clara del Espíritu Santo, monja de la Concepción y hermana del señor Bravo, $50 anuales por los días de su vida. $100 anuales a cada una de sus hijas, Jerónima, Juana e Isabel, religiosas en el mismo convento y $150 anuales a un niño expósito llamado Ignacio, y si habiendo avaluado los bienes en caso de ser suficientes, declararlos fundadores del colegio.95 En 1652 Bravo y su esposa entregaban el usufructo de unas tierras situadas en Busbanzá con sus casas, molino y animales.96 Para 1656 don Pedro Bravo había fallecido, lo enterraron en medio del crucero de la iglesia de San Ignacio para dar cumplimiento a su deseo.97 Así transcurrieron los años hasta que en 1681 se enrareció el ambiente de cordialidad que había reinado entre jesuitas y la familia de Pedro Bravo Becerra y María Bravo de Salazar. De pronto la viuda comenzó a realizar negociaciones tendientes a enajenar las tierras que habían donado al noviciado cuarenta y siete años antes, lo que motivó la protesta del Procurador del Colegio P. Cristóbal de Céspedes.98 Doña María alegaba que la donación se hizo en el supuesto de que carecían de herederos, pero su hija Isabel, al abandonar la vida religiosa, se convertía en la heredera de todos los bienes tanto paternos como maternos.99 Lamentablemente, en vez de llegar a un acuerdo de buena voluntad doña María siguió el camino judicial. El colegio de Tunja replicó que la donación había sido pura, perfecta e irrevocable. Con respecto a las hijas, a cada una se le había dado su dote correspondiente y estas habían renunciado a los demás bienes de sus padres en favor del colegio. Pero en caso de que Isabel tuviera derechos sobre la hacienda, solo podría tenerla sobre
ARSI. N. R. et Q. 1, fol. 142. Carta del P. Mucio Vitelleschi al P. Juan Gregorio. Roma, 30 de diciembre de 1635, En esta carta el General le recuerda al Rector de Tunja que lea “al P. Tomás Sánchez, tomo 2º de matrimonio, libro 7º, disputatio 32 per totam”.
Archivo Histórico de Tunja, leg. Año 1693, fols. 18 y ss. “Donación a la Compañía de Jesús de la hacienda de La Enramada”. (Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 178-179).
Archivo Histórico de Tunja, leg. Año 1693, fol. 30.
Archivo Histórico de Tunja, leg. Año 1693, fols. 33 y 24v.
Archivo Histórico de Tunja, leg. Año 1693, fol.24. Pacheco (Los jesuitas en Colombia, II, 185-186 trae un resumen de todas las acciones).
Archivo Histórico de Tunja, leg. Año 1693, fol. 28.
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un tercio y no sobre la totalidad porque las otras dos partes claramente habían sido otorgadas al colegio.100 En la continuación del pleito, doña María insistía en que se declarase a los jesuitas “intrusos en dichas mis haciendas”.101 El Procurador insistió en que la donación se había registrado en forma legítima por voluntad de los donantes y la comunidad había sufragado las deudas contraídas por la familia; en consecuencia, “no está intruso en la posesión sino en buena fe jurídicamente porque consta en los instrumentos que presento con el juramento necesario”.102 Desconocemos el final de este proceso jurídico, pues, como lo reconoce el P. Juan Manuel Pacheco, “debía ser doloroso para los jesuitas de Tunja verse obligados a pleitear con sus antiguos bienhechores”.103 La hacienda fue rematada el 8 de mayo de 1771 por el señor Francisco López de la Barrera en mil cincuenta pesos, aunque inicialmente había sido avaluada en $480.104 Hacienda de San Fernando de Lengupá (1639) Estaba ubicada en el fértil valle regado por el río Lengupá que después se convierte en el río Upía para buscar finalmente su salida a los Llanos Orientales. En 1767 se describía su geografía así: lindaba con el río Lengupá; por un lado la quebrada de Tobasía y por el otro lado la quebrada del Volcán; terminaba en la desembocadura del río Lengupá.105 A los tres años de ser adquirida por el Colegio de Tunja, el redactor de las Cartas Anuas de 1643 la percibía de la siguiente manera: “La tierra es la más abundante, que las Indias tienen, para ganados, para sementeras, para algodonales y trapiches, y todo género de legumbres; y si como ella es de suma utilidad, tuviese fácil camino para sacar los géneros, fuera sin duda la riqueza, y descanso de este Colegio y aun de la tierra toda”.106 Pero gracias a las investigaciones de Elena Torres podemos seguir las huellas de sus orígenes. El 12 de mayo de 1638 se firmó un contrato entre el colegio y el señor Luis de Herrera para que “posea sembrando algodón,
Archivo Histórico de Tunja, leg. Año 1693, fol. 36.
Archivo Histórico de Tunja, leg. Año 1693, fol. 39v.
ARB. Archivo Histórico de Tunja. Sign. 129, fol. 165r. Citado por Elena TORRES, El funcionamiento socio-económico… 170.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, II, 166.
Elena TORRES, El funcionamiento socio-económico, II, 171.
Elena TORRES, El funcionamiento socio-económico, II, 101.
Sebastián HAZAÑERO. Letras anuas de la Compañía de Jesus de la provincia del Nuevo Reyno de Granada. Desde el año de mil seyscientos y treinta y ocho hasta el año de mil y seys cientos quarenta y tres. Zaragoza (1645) 40.
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maíz y otras legumbres y traer ganados mayores y menores” por tiempo de seis años “que empieza a correr del día nueve próximo venidero de 1639”. El valor del arrendamiento fue de $50107 El documento hacer relación al P. Luis Manuel, Procurador, pero no lo hemos podido identificar. Una y otra vez se planteaba el problema de las vías de comunicación para darle a Lengupá una salida al buen comercio. Los jesuitas invitaron a la comunidad a colaborar para construir la vía que pasaba por Tibana. Y en ese contexto, en 1645, H. Cristóbal Muñoz, Procurador en Bogotá, se dirigió a los oidores de Chancillería para informar que “el camino real del valle de Lengupá estaba tan cerrado y mal abierto que no se podía trajinar ni sacar los frutos (…) y las personas que tenían estancias allí y trapiches recibían notable daño y pérdida”; concluía solicitando su mejoramiento “a bien de todos”.108 La Real Audiencia dio curso favorable a la petición y permitió que dieciséis indios de cuatro pueblos cercanos, que debían renovarse cada mes, acometieran la obra.109 A ello ayudó que el colegio de Tunja costeara por su parte bastimentos, peones, herramientas y jornales, y esta acción fue secundada por los interesados de Lengupá. En total se recogieron $193 de acuerdo con una información datada el 19 de febrero de 1646.110 Sin embargo, a pesar de todos los inconvenientes registrados su ubicación en el piedemonte adquiriría pronto una posición estratégica para la visión de los miembros de la Compañía de Jesús, pues sería pieza clave en la gran cadena comercial que se iniciaba en la hacienda de Caribabare perteneciente a la Misión del Casanare y cuyo destino final contemplaba la distribución del ganado en Sogamoso, Tunja o Bogotá.111 En la estrategia jesuítica pronto se fijaron puntos de contacto entre el Llano y el altiplano con dos enclaves señeros, Caribabare y Apiay, mientras que en el altiplano serían las haciendas de Lengupá-Firavitoba cerca de Tunja y La Chamicera en la sabana bogotana. Ciertamente esta hacienda tenía cría y engorde de ganado, trapiche con su consiguiente cultivo de caña, así como plátano y algodón.112 Como es natural, pronto debió plantearse el problema de la utilización de la mano de obra, pues el peonaje indígena y mestizo fue suplantando en muchos campos al esclavo de origen africano. Un punto interesante
ARB. Notaría segunda. Sign. 110, fols. 36-36v (12 de mayo de 1638).
ARB. Archivo Histórico de Tunja, Sign. 86, fols. 548-549 (1645). Citado por Elena TORRES, El funcionamiento socio-económico… 176.
ARB. Archivo Histórico de Tunja, Sign. 86, fol. 548.
ARB. Archivo Histórico de Tunja, Sign. 86, fols. 552.552v. Más información en Elena TORRES, El funcionamiento socio-económico… 177-178.
Héctor Publio PÉREZ ÁNGEL. La hacienda de Caribabare, 66.
Gustavo Humberto RODRÍGUEZ. Lengupá en la historia. Bogotá, ABC (1977) 36.
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es el de la mano esclava, es decir, los negros. En general, hacían oficios que no estaban permitidos a los indios, y en la zona llanera fueron los trabajadores natos de los trapiches. No hemos podido precisar si el movimiento migratorio de estos obreros de la caña de azúcar que laboraban en Lengupá provenía de las haciendas de Caribabare y Tocaría o viceversa. Una explicación la encontramos en la afirmación de don Francisco Domínguez, Gobernador, Justicia Mayor y Corregidor de la Provincia de Santiago de las Atalayas, quien juzgaba que el origen de una parte de los esclavos de Caribabare y Tocaría era la hacienda de Lengupá que venía a ser como el pago de una deuda que el Colegio Máximo de Bogotá había contraído con la Misión de Casanare la cual no tenía visos de ser pagada.113 La razón aducida no nos parece convincente, pues Lengupá nunca dependió del Colegio Máximo sino de Tunja. En todo caso, conviene hacer referencia al trato dado por los jesuitas a estos hombres, pues se ha prestado a muchas especulaciones. En este sentido, nos remitimos al pormenorizado estudio realizado por la Dra. Edda Samudio sobre los esclavos negros de las haciendas del colegio de Mérida para reconstruir su vida cotidiana que, en cualquier caso, no encaja con los criterios que hoy maneja el mundo sobre los derechos humanos.114 La profesora de Demografía Histórica en la Universidad de Los Andes de Mérida llega a la siguiente conclusión: “Sin espíritu de elogio, se reconoce que así como a los jesuitas se les distingue por la mesura que tuvieron respecto a los castigos, también es posible subrayar la preocupación que mostraron en relación a la salud de sus trabajadores; aunque ello responda a motivos de índole económica, con miras a rendimiento, sin embargo, ese comportamiento no caracterizó al resto de los hacendados merideños”.115 La productividad de la hacienda debió ser grande, pues dispuso de veintinueve tiendas para comercializar todos sus productos; concretamente se vendía azúcar, algodón, legumbres, plátano y maíz y otros productos derivados de la industria del azúcar. La industria ganadera cumplió con una doble función: por una parte, servía como lugar privilegiado para el descanso y engorde de las reses que venían de los Llanos de Casanare; por otra, para la cría directa de ganado ovino y equino que también se destinaban a la venta.
ANB. Temporalidades, 5. Expediente sobre lo informado por el Gobernador de los Llanos, en orden a la remisión de los esclavos de la hacienda de Caribabare que fue de los padres expulsos. 1770-1772. Fols. 647-648v.
Edda O. SAMUDIO A. “Los esclavos de las haciendas del Colegio San Francisco Javier de Mérida”. En: Paramillo. San Cristóbal, 17 (1998) 449-548.
Edda O. SAMUDIO A. “Los esclavos de las haciendas del Colegio San Francisco Javier de Mérida”, 502.
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En 1667 se contabilizaron mil trescientas setenta y seis reses distribuidas de la siguiente manera: ochocientas cuatro ovejas (ocho manadas en total); doscientos noventa y cinco carneros; cuarenta y nueve caballos mansos; doscientas doce yeguas y potros; cuatro pollinos y doce bueyes mansos.116En el momento de la expulsión de los jesuitas en 1767 la hacienda contaba con mil trescientos noventa y un ejemplares vacunos, ciento setenta y dos ovejas, ciento sesenta y dos mulas, cuatrocientos caballos y veintidós asnos.117 El curioso escrutador de las cualidades y riquezas del Nuevo Reino anotaba en 1761 que Lengupá distaba de Tunja día y medio de camino y poseía un temperamento cálido y abundante en frutos de tierra caliente. Especificará además que las tierras de la hacienda estaban aprovechadas para el desarrollo de la ganadería, el beneficio de la caña de azúcar, el cultivo del algodón y todo género de legumbres.118 En este sentido anotará que los jesuitas tunjanos poseen “una muy cuantiosa hacienda de trapiche y negros” de forma tal que en 1743 el curato de Miraflores se independizó del de Lengupá “por la conveniencia y administración de las haciendas, de la religión o colegio de la Compañía de Jesús, de Tunja”.119 Sin embargo, en 1769 Laureano de Salamanca, administrador de la hacienda tras la expulsión de los jesuitas, rendía el siguiente informe: Estando situada esta hacienda en las inmediaciones de los llanos con distancia de caminos ásperos y separada de gente civilizada se hace no solo difícil su manejo, sino también poco útil su conservación a causa de que es mayor el costo de conducir los frutos, que su valor en los lugares donde deben expenderse. A que se agrega que hallándose en dicha hacienda cuarenta y nueve esclavos de todos los sexos y edades para su servicio, lejos de contribuir a su adelantamiento solo sirven de aumentar los crecidos gastos de su manutención así por ser muchos de ellos viejos, enfermos e inútiles, por la poca sujeción en que viven.120
Gustavo H. RODRÍGUEZ. Lengupá en la historia, 37.
Elena TORRES, El funcionamiento socio-económico… 179.
Basilio Vicente de OVIEDO. Cualidades y riquezas del Nuevo Reino de Granada. Bogotá, Academia de Historia (1930) 150.
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Basilio Vicente de OVIEDO. Cualidades y riquezas del Nuevo Reino de Granada, 150-151.
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ANB. Temporalidades, 13, fols. 741-741v.
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La hacienda de Firavitoba (1691) 121 En 1693 los redactores de la Carta Anua escribían la ventura que habían tenido al recibir como donación “una hacienda cuantiosa llamada Firavitova de grandes comodidades, y en opinión de todas la mejor de este Reyno”. Con ello se abría la esperanza de que ella pudiera garantizar el desempeño del Colegio. Añaden que, aunque no lloviera en el año, había más de trescientas fanegas “que admiten riego con que se asegura en mucho el sustento de los nuestros”. El donante era don Lorenzo de Rojas, pero parte del convenio era que la Compañía asumiera las deudas que ascendían a “doce mil pesos, pero todo ello [junto con las casas] valdrá veinte mil poco más”. Pero al cronista no se le escapa la reacción de los émulos y sentencia que el “Colegio ha entrado ya en posesión de ellas, y parece, que todos los opuestos saldrán vencidos”.122 A pesar de los buenos augurios con que se presentaba la adquisición de la hacienda de “La Compañía” de Sogamoso o Firavitoba, la última década del siglo XVII trajo grandes dificultades a la sufrida Casa de Tunja. Todo el Reino sufrió una gran carestía, además los fruto de la tierra se habían venido devaluando de forma estrepitosa y las deudas asumidas ensombrecían el horizonte. Sobre la hacienda se contentaba con decir que “su pacifica posesión ha costado pleitos, y gastos su entable y surtimiento, quiera Dios, que esté ya en estado, que se espera ha de ser el total alivio y descanso deste Collegio”.123 Para 1700 parece que las tormentas provocadas por los parientes del donante habían desaparecido, pues el Procurador P. Juan de Rivera solicitaba con esa fecha una copia de algunos títulos relacionados con la hacienda, ya que “mi colegio ha sucedido en todos los derechos y acciones a las tierras que llaman de los Rojas en Firavitoba”.124 Pero al parecer en aquellos tiempos también se daban los robos. Conocemos el caso de Francisco Buitrago, quien se había robado de la hacienda jesuítica una silla de mula y dos machos. Como no diera la cara el acusado, fue capturado y entregado a la justicia de Tunja después de haberle confiscado una espada, una silla de cabalgadura, una mula y otros bienes.125
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, II, 166-167. Hipólito JEREZ. Los jesuitas en Casanare. Bogotá, Prensas del Ministerio de Educación Nacional, 1952. María Elena TORRES de PINTO. El funcionamiento socio-económico de los jesuitas en Boyacá 1611-1767, 150-161.
APT. Fondo Astráin. Leg. 5, fol. 10. Letras annuas de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada. Contienen los años de 1691. 92 y 93.
Archivo de la Provincia de Toledo. Leg. 26, fol. 82v. Letras anuas de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada de la Compañía de Jesús desde el año 1694 hasta fines de 98.
Archivo Histórico de Tunja. Petición del P. Juan de Rivera. Tunja, agosto 13 de 1700. Citado por Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, II, 167.
Archivo Histórico de Tunja. Notaría Segunda. Sign. 148, fols. 237-238v [4 de mayo de 1719]. Citado por Elena TORRES, El funcionamiento socio-económico… 152.
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La hacienda estaba ubicada en el valle que se extiende entre Iza y Firavitoba. Llama la atención que levantaran una cerca de piedra de dieciséis mil varas de longitud, en las cuales había pilares a trechos, con el nombre de Jesús.126 También se volvieron a medir los linderos con una cabuya de 100 varas. La hacienda midió 370 cabuyas y 48 varas que equivalen a 37.048 varas de pan y ganado mayor y menor. Y más en concreto: 25.896 varas “son de ganado menor que componen ocho estancias un cuarto, y 396 varas; y las 11.152 de ganado mayor que componen tres cuartos y medio de estancia y 602 varas”.127 Traducido a hectáreas daba un total de 3.015,44.128 El avalúo total de la hacienda ascendió a $32.942 y 7 reales y como referencia a las de las tierras incluidas en el monto este fue de $13.740.129 De acuerdo con el informe remitido al oidor Benito Casals y Montenegro por el corregidor Pedro Arias, teniente comisionado para incautar la hacienda de Firavitoba, en el que dejó constancia de la ganadería encontrada: “Ocho manadas con 804 ovejas, 297 carneros, 49 caballos mansos, 212 yeguas y potros, 4 pollinos y 12 bueyes mansos. Y en el potrero de la misma hacienda, 342 reses de ceba, 6 caballos mansos y 318 yeguas”.130 Como dato de referencia, añadimos que el precio de la carne que comercializó la hacienda con la ciudad de Tunja después de la expulsión de los jesuitas en 1767 era ocho reales para la fresca y seis reales para la salada. En la cuarta semana de abril de 1769 se destinaron sesenta y cinco novillos para abastecimiento de carne a la capital.131 Hacienda “El Salitre” de Paipa (1712) 132 En 1712 fue donada a la Compañía de Jesús por Francisco Niño, quien la había adquirido en pregones públicos a la Santa Cruzada. Aunque Elena Torres afirma
Hipólito JEREZ. Los jesuitas en Casanare. Bogotá, Prensas del Ministerio de Educación Nacional (1952) 219.
ARB. Archivo Histórico de Tunja. Sign. 349, fol. 415-415v.
Elena TORRES, El funcionamiento socio-económico… 159.
Amplia y detallada información en: Elena TORRES, El funcionamiento socio-económico… Cuadro n.º 9 entre pp. 154 y 155.
Ozías RUBIO y Manuel BRICEÑO. Tunja desde su fundación hasta la época presente. Obra escrita sobre documentos auténticos. Tunja (1909) 130.
Elena TORRES, El funcionamiento socio-económico… 160.
Ramón C. CORREA. “Reseña histórica de la hacienda de ‘El Salitre’ de Paipa-Boyacá”. En: Repertorio Boyacense. Tunja, n.º 211-212 (1960) 997-1000. Ramón C. CORREA. “La hacienda de El Salitre en Paipa”. En: Repertorio Boyacense. Tunja, n.º 185-187 (1988) 170-182. Rafael BERNAL JIMÉNEZ. “La casa de la hacienda ‘El Salitre’ de Paipa”. En: Boletín de Historia y Antigüedades. Bogotá, n.º 706 (1974) 439-456. María Elena TORRES de PINTO. El funcionamiento socio-económico de los jesuitas en Boyacá 1611-1767. Tunja, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Facultad de Ciencias de la Educación, Magíster en Historia (1992) 137-150.
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que tomó la sotana de jesuita e hizo donación de la hacienda al Colegio por escritura de 18 de enero de 1712.133 Ciertamente no hemos logrado identificar a Francisco Niño como jesuita, pues no aparece en los catálogos.134 También hay que dejar constancia de que pasaron al colegio, pero con la siguiente hipoteca a favor del convento de los dominicos, $10.000 y 8 reales amén de $52 y 4 reales de intereses. Al parecer, los jesuitas lo saldaron entregando a los hijos de Santo Domingo dos mil tejas y mil ladrillos.135 El utillaje de la hacienda demuestra su vocación a la agricultura, a la ganadería y a la explotación del salitre. En sus pastos pacían doscientas veintisiete reses de ceba y veintitrés caballos mansos; esto indica que no utilizaban mucha mano de obra en este renglón, contrario al salitre, que requería de más peonaje para lo cual se servían de indígenas contratados. Tras la expulsión de los jesuitas en 1767, se llevaron a cabo varias diligencias para volver a clarificar los linderos de la hacienda. Como primera medida fueron citados todos los colindantes con las tierras de “El Salitre”.136 Los agrimensores utilizaron como medida una cuerda de trenza de fique de cien varas de largo.137 Tras una minuciosa medición, se llegó a la siguiente conclusión: Esta hacienda se compone de treinta y un mil quinientas sesenta y seis varas, de las cuales, las nueve mil cuatrocientas ochenta y seis son de tierra de pan y ganado mayor y las restantes de menor. Por lo que en conformidad de la ordenanza del Cabildo de Tunja se compone esta hacienda de siete estancias y cuatro, doscientas ochenta varas de ganado menor y una y media estancia, cuatrocientas y ochenta y seis varas de ganado mayor.138
Así, pues, “El Salitre” contaba con un área total de 2.937,06 ha. El avalúo de las tierras de “El Salitre” fue de $12.553 y el total de las pertenencias de los jesuitas en dicha hacienda fue de $15.599 y tres y medio reales de
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ARB. Notaría Segunda. Sign. 167. Año 1713. Fol. 234v.
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ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 205. Supplementum primi et secundi Catalogi.
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María Elena TORRES de PINTO. El funcionamiento socio-económico de los jesuitas en Boyacá 1611-1767, 139. La autora narra el litigio entre el convento de los dominicos y los jesuitas, pero como los patrones y capellanes de las capellanías de Catharina Martínez y Beatriz García a quienes pertenecía la deuda no se presentaras al juicio después de haber sido notificadas “la comunidad de los Predicadores quitó el gravamen a favor de la Compañía de Jesús”.
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ARB. Archivo Histórico de Tunja. Sign. 249, fol. 394v. Citado por Elena Torres (El funcionamiento socio-económico… 143).
137
Véase: Luis PÁEZ COURVEL. Historia de las medidas agrarias antiguas. Bogotá, Librería Voluntad, 1940.
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ARB. Archivo Histórico de Tunja. Sign. 249, fol. 397. (Citado por Elena TORRES, El funcionamiento socio-económico… 143).
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acuerdo con los datos suministrados por los inventarios levantados el 16 de agosto de 1770.139 Para completar el estudio de la economía jesuítica en la capital boyacense nos remitimos al interesante estudio citado prolijamente en este capítulo de la investigadora María Elena Torres de Pinto.140 Con rigurosidad y precisión analiza las formas de adquisición, comercialización y acumulación de riquezas labradas por la Compañía de Jesús en Tunja desde 1611 hasta 1767. Las haciendas representaron el 41,8% del total de propiedades adquiridas por los seguidores de Ignacio en los lapsos antes enunciados. La fundación de capellanías reportó el 30,2% de los ingresos y por ello las coloca como el segundo mecanismo económico de adquisición de bienes. Los censos se colocaron en el 14,8%, las donaciones en 12,9% y los arriendos en el 0,0008%.141 El valor de las haciendas fue: Tuta: $1.716,61 (4.207,14 ha); Firavitoba: $32.947 (3.016,44 hectáreas); El Salitre: $15.599 (2.937,06 ha) y La Ramada: $1.050 (no especifica el número de hectáreas). Por concepto de capellanías142 ingresaron $37.147; por censos143 $18.205; por donaciones144 $15.886 y por arriendo145 $100.146 Hasta el momento no hemos podido acceder a una fuente segura que nos abra los caminos para la investigación sobre las tecnologías utilizadas por los jesuitas en la industria ganadera. El análisis de las tesis propuestas por René de la Pedraja para las haciendas jesuíticas de los llanos de Casanare nos permite formular algunas proposiciones que deberán ser validadas conforme se incremente la información científica sobre el tema. Su punto de partida lo estatuye cronológicamente “desde la destrucción de la eficiente organización jesuítica” hasta las primeras décadas del siglo XX: “La ganadería en los Llanos se caracterizó por el atraso a todos
139
Elena TORRES, El funcionamiento socio-económico… 17. La autora desglosa en el texto el valor pormenorizado de cada estancia.
140
María Elena TORRES de PINTO. El funcionamiento socio-económico de los jesuitas en Boyacá 16111767. Tunja, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Facultad de Ciencias de la Educación, Magíster en Historia, 1992.
141
María Elena TORRES de PINTO. El funcionamiento socio-económico de los jesuitas, 182-184.
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María Elena TORRES. El funcionamiento socio-económico de los jesuitas, 102-113. Cuadro detallado entre las pp. 107-108.
Censos solicitados por los jesuitas otras comunidades religiosas: María Elena TORRES. Ob. cit., 113-117. El cuadro en la página 116. Censos realizados por los jesuitas (Ibidem, 117-122. Cuadros entre las pp. 120 - 121).
María Elena TORRES. El funcionamiento socio-económico de los jesuitas, 93-102. Cuadro detallado de los donantes, 3 pp., entre las pp. 101-102.
María Elena TORRES. Ob. cit., 123-125.
María Elena TORRES. El funcionamiento socio-económico de los jesuitas, cuadro encartado entre las pp. 183 - 184.
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los niveles técnicos que más que una actividad productiva, era una de índole extractiva”.147 El investigador de la Pedraja basa su escrito en los estudios que el periódico El Agricultor realizó entre 1868 y 1881. Cualifica el punto de partida en el sentido de que la “raza de ganado llanero vive en condiciones muy poco distantes del salvajismo”.148 Al entrar a describir la raza llanera, señala varias especificaciones. En primer lugar era un animal grande, aunque pesaba menos que otras razas, y estaba dotado de menor cantidad de carne mientras que sus huesos pesaban más. Además, tardaba entre tres y cuatro años en crecer; sin embargo, adquirido su volumen, era muy resistente; también cuando se acercaba la época de las lluvias, “buscaba las pequeñas elevaciones para no ahogarse”.149 Por otro lado, insertamos el parecer de la estudiosa de la economía jesuítica en el Nuevo Reino de Granada, la profesora Edda Samudio, quien al analizar los inventarios de las haciendas llaneras llega a la conclusión de que los jesuitas dieron preferencia a las mulas, pues su resistencia las habilitaba tanto para el trasporte como para los viajes largos. Las yeguas se destinaban a la cría y el resto a los diversos trabajos de la hacienda.150 De igual forma merece una investigación seria el influjo jesuítico en los hombres de sus haciendas, pues ciertamente fue surgiendo una nueva clase laboral como la de los trabajadores con distintas habilidades, desde los diestros maestros artesanos, quienes constituyeron mano de obra especializada, hasta la servidumbre que habitaba en las haciendas y concurría directamente a su trabajo. A ellos se unían otros artesanos, ya oficiales o aprendices, indígenas y no indígenas, quienes con sus diversos trabajos contribuían a la construcción de los recintos públicos y privados.151 Además, si pretendiéramos trazar el mapa de los mercados jesuíticos dependientes de las tierras frías tendríamos que señalar que hacia Bogotá miraban tanto las ganaderías del Llano casanereño (Caribare, Tocaría, La Yegüera y Cravo) y apureño (Apiay) como las ubicadas en la provincia de Neiva (Villavieja, Doyma, La Vega y Espinal).
René DE LA PEDRAJA TOMAN. Los Llanos: colonización y economía. Bogotá, Universidad de Los Andes, Centro de Estudios sobre el desarrollo económico (1984) 32.
El Agricultor. Serie 2.ª, n.º 22 (1881) 434. Citado por DE LA PEDRAJA TOMAN. Los Llanos: colonización y economía, 33.
El Agricultor, n.º 8 (1868) 113-114. Emiliano RESTREPO E. Una excursión al territorio de San Martín. Bogotá, Biblioteca de la Presidencia de Colombia (1957) 103-106.
Edda SAMUDIO y José DEL REY FAJARDO. Jesuitas, haciendas y promoción social en la Orinoquia. Mérida (2006) 71.
Véase: Edda O. SAMUDIO. “Las haciendas jesuíticas de las misiones…”, I, 753.
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Pero a la hora de precisar los puntos de contacto, los dos enclaves señeros en la geografía del gran Llano serían Caribabare y Apiay, mientras que en el altiplano serían las haciendas de Lengupá-Firavitoba cerca de Tunja y La Chamicera en la sabana bogotana. Ya hemos hablado de los caminos ganaderos hacia Bogotá a través de la hacienda de Apiay, hoy Villavicencio. La hacienda La Chamicera, ubicada en la sabana bogotana, era la pieza clave de todo este sistema. Su ganado provenía de Doyma y Apiay y tenía que cebarse en la Estancuela y Molino de Quevedo; y una vez sazonado, se vendía “a pie” o se “pesaba en la carnicería”.152 De igual forma se produjo un intenso comercio con los productos derivados de la industria ganadera, como cuero, manteca y sebo. Pero el que provenía del circuito de Caribabare debía recorrer un camino mucho más largo; ya en el altiplano, era manejado por la hacienda de Lengupá con su proyección comercial dirigida a Sogamoso, Tunja y Bogotá. Una verdadera tecnología para la comercialización del ganado se fue creando en la hazaña que suponía el traslado del ganado que se iniciaba en Caribabare y demoraba varios meses en alcanzar su destino serrano. La primera dificultad consistía en arrostrar los terribles cambios de temperatura así como los empinados y estrechos caminos andinos. Además, tan tremendo recorrido motivaba que hubiera reses que murieran o por enfermedad o sobre todo por “emparamarse” las cuales eran sacrificadas al instante y servían de alimento para toda la comitiva. A ello había que sumar las que se perdían en aquellas enormes soledades y las que como incapacitadas se vendían en diversas poblaciones a cambio de arrobas de algodón “que se mandaban tejer a los pueblos tejedores de aquellos parajes”. Una prueba de las dificultades que había que superar en el tramo de tierra caliente a tierra fría nos la ofrece Germán Colmenares cuando estudia el traslado de las reses de Doyma y Villavieja a la hacienda La Chamicera, ubicada al occidente de Bogotá. En 1769 habían salido trescientos siete novillos y solo llegaron doscientos treinta y seis, es decir, que setenta y un novillos se quedaron en el camino por “cansados y estropeados”; en 1770 se remitieron doscientos setenta y tres novillos y se recibieron doscientos cuarenta y nueve.153 Además, hay que tener presente que el paso de la cordillera por ese punto era mucho más corto que por Paya. Este reto supuso una verdadera especialización entre los hombres del llano y los de las haciendas del altiplano boyacense. La máxima responsabilidad residía en el caporal, quien “cabalgaba acompañado de los vaqueros, punteros o guiadores del rebaño que era arriado por los peones
Germán COLMENARES. Las haciendas de los jesuitas en el Nuevo Reino de Granada. Bogotá, Universidad Nacional de Colombia (1969) 105.
Germán COLMENARES. Las haciendas de los jesuitas en el Nuevo Reino de Granada, 105-106.
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conductores; no faltaron las mulas cargadoras del bastimento, los hatillos, las maletas y los sobretoldos”.154 Las puntas de ganado provenientes de Caribabare hacían escala en las haciendas de Firavitoba y Lengupá, donde se reponían del deterioro adquirido por la larga travesía. Allí se cebaban las reses y posteriormente seguían su camino a Tunja y Bogotá.155 La década de los años de 1740 motivó una serie de medidas que fueron beneficiosas para las haciendas jesuíticas. El crecimiento demográfico en el altiplano abrió nuevos mercados rentables para el ganado de las haciendas de los Llanos y en esa oportunidad se inscribieron los jesuitas tanto desde Apiay como desde Firavitoba. Pero fue la gran oportunidad para Apiay, pues bajo el mandato del virrey Solís se abrió el camino de herradura de Villavicencio a Bogotá, y como la travesía de la cordillera no era rentable para los ganaderos de San Martín, vendían a los jesuitas el ganado; y de esta forma, gracias a La Chamicera, pudieron fomentar el negocio.156 La primera noticia que disponemos de la ampliación del mercado masivo de Caribabare hacia la capital del virreinato data de los tiempos del virrey Sebastián de Eslava (1740-1749)157 cuando solicitó a los miembros de la Compañía de Jesús que abastecieran de carne a la capital neogranadina y el proyecto se pudo desarrollar de inmediato, pues las infraestructuras necesarias actuaron de forma inmediata gracias a las haciendas de Lengupa y Firavitova.158 La segunda en tiempo del segundo virrey José Alfonso Pizarro (1749-1753),159 quien tuvo especial preocupación por la red de caminos que unían a la capital con los principales puntos de la costa.160 El mandatario neogranadino pudo enlazar Apiay con la sabana y fue aprovechado por los jesuitas para incrementar sus remesas de ganado a la capital.161 Otro capítulo que amerita una reflexión más documentada es el relativo al presupuesto de gastos que conllevaba la tríada de instituciones
Edda SAMUDIO y José DEL REY FAJARDO. Jesuitas, haciendas y promoción social en la Orinoquia. Mérida (2006) 69.
ANÓNIMO. “Expulsión de los jesuitas que residen en Tunja en 1767. Documento inédito”. En: Boletín de Historia y Antigüedades. Bogotá, Año II, n.º 21 (1904) 575 donde se señala que en el momento de la expulsión de 1767 uno de los potreros de Firavitoba mantenía 342 reses de ceba.
René DE LA PEDRAJA TOMAN. Los Llanos: colonización y economía. Bogotá, Universidad de Los Andes, Centro de Estudios sobre el Desarrollo Económico (1984) 25. Pedro Fermín VARGAS. Pensamientos políticos. Bogotá, Universidad Nacional (1968) 56. ALVARADO. “Informe reservado”, 240.
Sergio Elías ORTIZ. Nuevo Reino de Granada. El Virreinato. T. I (1719-1753). Bogotá, Academia Nacional de la Historia (1970) 179-273.
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H. P. PÉREZ ÁNGEL. La hacienda de Caribabare, 66. El recorrido duraba ocho días Eduardo, RUEDA ENCISO. “El complejo económico-administrativo de las antiguas haciendas jesuitas del Casanare”. En: Boletín cultural y bibliográfico. Bogotá, n.º 20 (1969) 12-13.
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Sergio Elías ORTIZ. Nuevo Reino de Granada. El Virreinato. T. I (1719-1753), 275-324.
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Sergio Elías ORTIZ. Nuevo Reino de Granada. El Virreinato. T. I (1719-1753), 316-317.
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ALVARADO. “Informe reservado”, 240.
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que funcionaban en lo que podríamos denominar la Casa de Tunja: el noviciado, el colegio y la iglesia, pues todos se constituían en un servicio público educacional, cultural y espiritual que debía ser prestado con absoluta gratuidad. A veces tenemos noticia del costo de las inversiones, como compra de terrenos, la construcción y la consiguiente dotación de las edificaciones del templo así como de todo el complejo educativo y religioso. También la biblioteca, que llegó a ser tan importante, como la de la Universidad Javeriana, la manutención de un promedio de treinta personas y los viajes. Otra fuente importante de egresos la imponía la administración central de la Provincia y podían ser partes alícuotas, como los viajes de los procuradores a Roma y Madrid,162 o totales, como eran los provenientes de las visitas de los Provinciales, Superiores y Misioneros, amén de los impuestos comunitarios que debían pagar para la administración de la entidad jurídica Provincia del Nuevo Reino. 4. La realidad interna de las finanzas de los jesuitas en Tunja Disponemos de información escasa en la documentación oficial, la cual reposa en lo que la burocracia jesuítica denominaba “Catalogus rerum”. Estamos ante un documento digno de fe que recoge la realidad económica y financiera de cada casa de la Provincia de Nuevo Reino. Ciertamente era confidencial y su destino era la ciudad de Roma. El inicio de la vida jesuítica en la ciudad de Juan de Castellanos no fue fácil. Era todo un proyecto educativo y espiritual que había que financiar en su totalidad, pues tanto la docencia en el colegio como la predicación de la palabra sagrada eran totalmente gratuitas y en el momento de la fundación no disponían de ningún ingreso para financiar tan ingente reto. Sin embargo, hay que reconocer que el Cabildo de Tunja tomó conciencia de esta precaria realidad y trató de ayudar a la nueva comunidad religiosa que como contrapartida solo podía ofrecer promesas de futuro. Para los cabildantes era vital asegurar la presencia educativa de la Compañía de Jesús en la capital del Corregimiento y así abrirles a sus juventudes los espacios que ya influían en la capital santafereña. Y así se explica el aporte inicial de “cuatro mil pesos” con el que se compró la casa del capitán Francisco de Avendaño, situada en la calle real y sede de la institución educativa. El 13 de abril de 1611 se firmó la escritura de venta de la casa.163
En 1750 el Provincial Pedro Fabro impuso un impuesto para pagar el viaje de los Procuradores a Madrid y Roma y mientras el Colegio Máximo de Bogotá debía contribuir con mil quinientos pesos la Procura de Casanare tuvo que pagar tres mil pesos y la del Orinoco dos mil y el colegio de Tunja con quinientos (ANB. Miscelánea, 90, fol. 7).
ANB. Tierras Boyacá, 43, fols. 268r y vuelto.
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Con anterioridad, el 2 de enero de 1611, se le había otorgado “una paja de agua para el convento de la parte más cómoda”.164 Y en la sesión del 15 de abril de 1613 la corporación tunjana reconocía que a los jesuitas “no se les conoce rentas ni bienes de que tenerla, sino de las limosnas que se les hacen, por lo cual se halla la ciudad obligada, y en alguna parte de agradecimiento” para que se les provea con ocho cuadras de terrenos baldíos ubicados al sur de la ciudad al que se denominaría “Las cuadras”.165 Pero en definitiva, el compromiso de la ciudad era con el colegio y no con la comunidad del noviciado que se levantaría a la sombra de la institución educativa. Y no podía ser de otra manera, pues la crisis económica proveniente del declive del valor de la agricultura afectaba a toda la región. En 1610 las Justicias de Tunja declaraban que “la labranza y crianza es demasiado costosa y de poco provecho por lo mucho que se les paga a los indios que se ocupan en ella, y lo poco que vale lo que se saca de ella”.166 El origen de la Casa de los jesuitas en Tunja se inscribe en la austeridad que exige la pobreza, de forma tal que la comunidad se vio obligada a recurrir a la figura del “limosnero”, un hermano coadjutor o dos que, mendigando, recorrían los pueblos de los alrededores de la ciudad. Tan es así que el P. General en 1618 no se atrevió a prohibir esta manera de subsistir “por la gran pobreza de aquella casa que ha menester valerse de este medio para proveer a los sujetos de lo necesario”.167 Entre los hermanos que tuvieron que enfrentar la humilde tarea de mendigar nos encontramos con el H. Salvador Sánchez.168 Sin embargo, hacia 1621 el panorama económico del Colegio había mejorado notablemente y así lo testimoniaba la Carta Anua cuando recogía como noticia que para el sustento no era “necesario el andarlo a buscar
Libro de Cabildo (1610-1618), fol. 71-72.
Ernesto PORRAS COLLANTES. Crónica colonial de Tunja y su provincia. Tunja, Biblioteca de la Academia Boyacense de Historia (2006) 205-206: “Habiendo lugar señalado en la parte del ejido que está saliendo de esta ciudad para la de Santafé comenzando desde una quebradilla que está antes de la tenería de Juan Rodríguez curtidor que tiene unos juncos y pantanillo entrando en la dicha quebradilla en la dicha medida viniendo a topar con otra quebrada junto a la picota de esta ciudad lindes las dos quebradas por la parte de arriba el Camino Real que va para Santafé y por la parte de abajo una vallada o camellón que hace la misma tierra donde ahora hay unos arbolillos en aquel paraje hasta topar con las dichas quebradas con protestación que si ahora o en cualquier tiempo pareciere otro mejor se nos midan en lo que allí hubiere vaco”.
Descripción de la ciudad de Tunja, sacada de las informaciones hechas por la justicia de aquella ciudad en 30 de mayo de 1610 años. En: Joaquín F. PACHECO, Francisco de CÁRDENAS y Luis TORRES DE MENDOZA (Editores). Colección de documentos inéditos relativos al descubrimiento, conquista y colonización de las posesiones españolas en América y Oceanía, sacados en su mayor parte del Real Archivo de Indias. Madrid, IX, 421.
ARSI. N. R. et Q. 1. , fol. 59. Carta del P. Mucio Vitelleschi a Juan de Arceo. Roma, 17 de febrero de 1618.
Pedro de MERCADO. Historia… I, 474.
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de limosna como hasta ahora se hacía”. También se refiere al entable de “dos estancias de ganado mayor y menor y otra de caña dulce” de las que se esperaba se convirtieran en el fundamento de su sustento. Una prueba del mejoramiento de sus finanzas lo demuestra la construcción del edificio y crucero de la iglesia y la adquisición de “un quadro muy grande de Nuestra Señora de la Concepción con la mejor arquitectura que hay en la ciudad”.169 La comunidad estaba compuesta por treinta sujetos entre sacerdotes y novicios.170 El cronista de las Cartas Annuas de 1643 relata con nostalgia que aquella “que fue grande e ilustre Ciudad”, siente ahora “notable menoscabo en sus habitadores y vecinos, y en lo opulento de sus haciendas”171 debido a las pestes que sacudieron en años anteriores al Nuevo Reino. Más adelante añade: “Lo temporal de esta Casa á tenido sus disminuciones, como también la tierra, porque con enfermedades contagiosas, con muertes universales, con años infelices, há venido este partido en graves menguas; pero quiera ya el Cielo, que se mejore el estado de esta Casa, donde verdaderamente se sirve mucho á Dios en la ayuda de los próximos”.172 Hacia 1640 el panorama económico de la casa de Tunja ofrecía mejores perspectivas que las vividas en sus inicios. Por una parte, ya se disponía de las haciendas de Tuta (1614), la “Ramada” (1634) y la de “Lengupá” (1639). En 1643 los jesuitas veían cómo esta “tierra es la más abundante, que las Indias tienen, para ganados, para sementeras, para algodonales y trapiches, y todo género de legumbres”, pero añade el gran inconveniente que pesa sobre esta hacienda, pues si “tuviese fácil camino para sacar los géneros, fuera sin duda la riqueza, y descanso de este Colegio y aun de la tierra toda”.173 En todo caso, se dibuja un futuro esperanzador para consuelo de los habitantes del colegio. En 1652 las crónicas solo hacen mención del deterioro económico que seguía invadiendo a la ciudad, “que habiendo sido como de la gente más ilustre, la más opulenta de el Reyno, ha llegado â mucha pobreza” e incluso todas esas adversidades habían generado un decrecimiento po-
Real Academia de la Historia. Madrid. Biblioteca. T. 129, fol. 284. Anua de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada, del año 19, 20 y 21.
Real Academia de la Historia. Madrid. Biblioteca. T. 129, fol. 282v.
Sebastián HAZAÑERO. Letras anuas de la Compañía de Jesus de la provincia del Nuevo Reyno de Granada. Desde el año de mil seyscientos y treinta y ocho hasta el año de mil y seys cientos quarenta y tres. Zaragoza (1645) 18.
Sebastián HAZAÑERO. Letras anuas de la Compañía de Jesus de la provincia del Nuevo Reyno de Granada, 48.
Sebastián HAZAÑERO. Letras anuas de la Compañía de Jesus de la provincia del Nuevo Reyno de Granada, 49.
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blacional con “la pobreza de la Ciudad” e impedido que el colegio “haya tenido sus aumentos”.174 En 1671,175 primer documento del “Catalogus rerum” de que disponemos, la casa sostenía veintisiete sujetos. Los réditos anuales ascendían a $5.268 y la deuda global era de $11.270. Con estos haberes apenas se podían alimentar veinte sujetos. Sin embargo, el catálogo se abre a una gran esperanza para la fundación del noviciado con la cual esta casa de Probación tendrá cómo alimentar cómodamente a los que actualmente sostiene.176 En efecto, esta noticia se refiere a la donación que hizo el sacerdote Sebastián Merchán de Velasco, cura de Oicatá, a fin de dotar al Noviciado de las rentas necesarias para su mantenimiento. El documento se registró en Tunja el 23 de julio de 1668 y en síntesis donaba al noviciado la cantidad de $30.000 de la siguiente forma: con anterioridad había entregado $2.200 y al momento de la firma depositaba $13.000 en doblones de oro y $14.000 en tierras y ganados en la región de Oicatá y Némusa y lo restante lo haría efectivo en ornamentos.177 El rector del colegio de Tunja, P. Pedro de Mercado, dedicó como agradecimiento al benefactor su libro El cristiano virtuoso que conoció la luz pública en Madrid en 1673. En 1678 las noticias económicas son escuetas, pero claras. En la casa residían dieciséis sujetos178 y los réditos anuales eran de $5.268 de los que había que deducir $300 por los censos y la deuda ascendía a $6.000.179 En 1687 las finanzas del colegio y noviciado habían sufrido algunas mutaciones. Los residentes eran veinte,180 las entradas habían bajado a $3.000 y la carga de los censos subía a $370 anuales, así como la deuda se ubicaba en $7.593.181 Además observamos la inclusión de un nuevo renglón en el que se hace referencia a un crédito en dinero de $420182 Y añade: “Apenas se pueden sostener los 20 moradores”.
ARSI. Provincia Novi Regni et Quiti. 12-I. Carta annua desde los años 1642 hasta el de 1652 de la Prouincia del Nueuo Reyno, y Quito a a. m. r. p. general de la Compañía de Jesus [Goswino Nickel]. Fol. 9v.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 305v. Catalogus rerum Provinciae Novi Regni confectus 20 ianuarii. Anno 1671.
Sacerdotes: once. Escolares seminaristas y coadjutores: cuatro. Novicios: cinco. Además un teólogo que enseña gramática.
ANB. Testamentaría Boyacá, 9, fol. 443 y t. 13, fols. 1017 y ss.
Sacerdotes: seis. Novicios: cuatro. Hermanos Coadjutores: seis.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 340. Catalogus rerum Provinciae Novi Regni confectus die 16 junii. Anno 1678.
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Sacerdotes: nueve. Escolares seminaristas: cuatro. Hermanos coadjutores: cuatro. Novicios: tres.
Sin embargo, en otras cuentas de otro texto del mismo catálogo hablaba de dos mil quinientos pesos de rédito anual y la deuda la ubicaba en siete mil quinientos veinte pesos (Ibidem, fols. 411-411v).
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 409. Catalogus rerum Provinciae Novi Regni Granatensis et Quiti confectus die 31 julii. Anno1687.
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El presupuesto de 1690 podía alimentar con dificultad a los novicios: aunque se poseían varios predios, su precio en el mercado era muy bajo; además la Casa estaba gravada con muchas deudas, de las cuales debía pagar no pocos intereses.183 Para 1692 la situación no había cambiado mucho. Los habitantes del complejo colegio-noviciado habían subido a veintisiete.184 Los ingresos habían descendido a $2.500, los censos absorbían una cuota de $370 y la deuda permanecía en $7.593. Se mantiene el crédito en dinero de $420. A duras penas se podían alimentar los veintisiete jesuitas.185 En 1694 los horizontes no se habían despejado y la comunidad se componía de dieciséis hombres.186 El cronista escribe con tristeza que “lo temporal del colegio ha estado muy atrasado estos años” por tres grandes razones: primero, por “la carestía general de todo el Reino”; segundo, por “el poco valor que tienen los frutos de la tierra”; tercero, por las obligaciones que le imponían los censos. En consecuencia, “no se ha podido proseguir la Iglesia” que se empezó en 1690 “y se halla en muy buen estado”.187 No poseemos información hasta el año 1711 cuando habitaban en la capital boyacense veintidós socios.188 Los réditos anuales, deducidos los gastos de las haciendas, eran 3.700 escudos de plata de los que hay que deducir 479, 6 reales y 3 assen (¿?), y en réditos de préstamo externo, cuya suma alcanza 9.599 escudos de plata, 4 reales y 1 “assen”. Existen además otras deudas: 4.371 escudos de plata: parte de los réditos de las transacciones no pagadas y parte por el dinero pedido en préstamo en cuya solución se deben al colegio 518 escudos de plata y tres reales. Entre los contratos, 1.288 escudos de plata por las obras del templo; 61 escudos y medio por la festividad de la Asunción de María Virgen. 60 escudos por la celebración de San Ignacio y San Francisco Javier. De lo que queda a penas es suficiente para alimentar decentemente a quince jesuitas, y aunque se cubre el déficit con algunas limosnas no se incluyen porque no son ciertas ni regulares.189
ARSI. N. R. et Q. 13-I, fol. 42. Commentarii eorum quae gesta sunt a patribus Societatis Jesu provinciae Novi Regni granatensis ab anno sexcentesimo octogesimo quarto ad annum millesimum sexcentesimum nonagesimum.
Sacerdotes: cinco. Hermanos coadjutores: cuatro. Un escolar que enseña gramática. Diecisiete novicios.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 33. Catalogus rerum Provinciae Novi Regni Granatensis confectus die 8 Januarii anni 1692.
Sacerdotes: siete. Hermanos coadjutores: dos. Novicios: siete.
Archivo de la Provincia de Toledo. Leg. 26, fol. 82v. Letras anuas de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada de la Compañía de Jesús desde el año 1694 hasta fines de 98.
Sacerdotes: siete. Estudiante de humanidades: uno. Coadjutores: cinco Novicios: nueve.
ARSI. N. R. et Q. 4 fol. 76. Status Collegii et Domus probationis tungensis.
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En 1715 el colegio cobijaba a diecinueve socios.190 Los réditos son $3.395, de los que hay que deducir $568 anuales por los censos cuya suma adquiere el valor de $11.367 fuera de los $1.430 aceptados como préstamo. Para pagarlos, tiene en metálico $867. Puede alimentar a diecinueve personas.191 En 1718 la comunidad había descendido a dieciocho miembros.192 Las entradas se habían reducido ligeramente a 3.252 patacones, de los que había que restar 569 por concepto de los censos. La deuda era de 11.367 patacones, amén de otros 2.660 aceptados por un préstamo. Para su devolución había 404 patacones del dinero que se debía al mismo colegio.193 En 1720 el número de jesuitas había bajado a dieciséis.194 Los ingresos eran de 3.650 patacones, de los que había que restar 557 y 25 reales y medio, mientras que la deuda se mantenía en 11.141 patacones. A ello se añadían 1.510 patacones, ya por préstamos, ya por deudas no pagadas a los mayordomos de las haciendas. También había que tener presentes 1.154 patacones invertidos en la construcción de la iglesia, con lo que se debían al colegio 1.538 patacones. En conclusión, apenas se produce para alimentar “decentemente” a quince moradores, aunque siempre existen limosnas que palian el déficit.195 En 1733 el número de sujetos que laboraban en toda la Casa de Tunja se mantenía en dieciséis.196 Los ingresos habían bajado a 2.323 patacones mermados en 520 patacones por pago de censos, mientras que la deuda había crecido a 11.897 patacones. Al parecer se habían cubierto otras deudas, pues, deducidos los gastos de las haciendas, se podían mantener veinticinco sujetos.197 En 1738 la situación económica parecía haber mejorado, pues, aunque el número de socios había aumentado a veintiséis,198 sin embargo sus finanzas podían garantizar la presencia de treinta jesuitas. Los ingresos eran de 2.560 patacones y para honrar la deuda de los censos se erogaban 535 patacones y la deuda se había colocado en 5.700 patacones.199
Sacerdotes: diez. Coadjutores: cuatro. Novicios: cinco.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 143. Catalogus rerum Provinciae Novi Regni Sanctae Fidei confectus a die 12 augusti anni 1713 ad diem 13 noviembris anni 1715.
Sacerdotes: seis. Coadjutores: cinco.Novicios: tres.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 154. Catalogus rerum Provinciae Novi Regni Sanctafidei confectus a die 13 novembris anni 1718.
Sacerdotes: cuatro. Coadjutores: seis Novicios: seis.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 211. Status Collegii et Domus Probationis Tunxensis. 1720.
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Sacerdotes: cinco. Coadjutores: seis.Novicios: cinco.
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ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 258. Catalogus rerum Provinciae Novi Regni Societatis Jesu confectus mense octobris anni 1733.
Sacerdotes: ocho. Coadjutores: siete. Novicios : once.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 285. Catalogus rerum Provinciae Novi Regni Societatis Iesu confectus 28 octobris anni 1738.
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La última información oficial de que disponemos sobre los estados financieros del colegio y del noviciado de Tunja data de 1753. La comunidad se componía de veintisiete sujetos.200 Los ingresos habían aumentado a 4.000 patacones anuales y el pago de los censos se había reducido a 354 patacones. La deuda se colocaba en 8.591 patacones de los cuales 4.346 “son vitalicios”. El documento no especifica el origen de otra deuda de 1.667 patacones, pero se anota que para su pago tiene 3.739 patacones que se debe a sí mismo. Y se dedican más de mil patacones para la mejora de las haciendas201. De haberse conservado en los archivos los inventarios de la expulsión de 1767, hubiéramos podido conocer la verdadera realidad económica y financiera tanto del colegio como del noviciado de Tunja. En última instancia, la impresión que saca el investigador es que la Casa de Tunja vivió siempre en estrechas necesidades económicas.
Sacerdotes: nueve. Coadjutores: siete. Novicios: 11.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 326. Catalogus rerum Provinciae Novi Regni Granatensis Soc. Iesu sub finem anni1753. [Otra mano: 14 decembris 1753].
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Capítulo V
El destierro a Italia (1767) y la extinción de la Orden (1773)
Iniciamos este capítulo dejando claramente sentado que no entramos en el complejo y enmarañado mundo de las causas y la ejecución de la expulsión de los miembros de la Compañía de Jesús en España y sus dominios, pero remitimos al lector a la síntesis que ofrecen Isidoro Pinedo,1 Javier Baptista2 y Miguel Batllori3 como guía histórica y bibliográfica para las debidas consultas. Sobre la ingente literatura producida hasta el momento, a lo largo del texto nos referiremos a las obras concretas que tratan el problema. Con la subida al trono español del rey Carlos III en 1759, los jesuitas percibieron de inmediato un cambio radical en la actitud del nuevo gobierno cuya conducta se movía en sintonía con las corrientes que dominaban las monarquías de Portugal y Francia.4 El 31 de diciembre de 1766 Pedro Rodríguez de Campomanes firmaba el Dictamen fiscal de expulsión de los jesuitas de España,5 el cual había sido
Isidoro PINEDO. “Expulsión de la CJ [Compañía de Jesús] de España y de sus dominios y exilio en Italia (1767-1814). I. Expulsión de España”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús, II, 1347-1353.
Javier BAPTISTA. “II. Expulsión de Hispanoamérica y Filipinas (1767-1770)”. En: Diccionario histórico, II, 1353-1359.
Miguel BATLLORI. “III. En el exilio de Italia (1767-1814)”. En: Diccionario histórico, II, 13591364.
M. DANVILA Y COLLADO. Reinado de Carlos III. Madrid, 1894. Conde de FERNÁN NÚÑEZ. Vida de Carlos III. Madrid, 1898.
El original reposa en el Archivo Campomanes con la signatura: Ac 45-4 según la catalogación de J. Cejudo. Ha sido publicado por vez primera por la Fundación Universitaria Española: Pedro RODRÍGUEZ DE CAMPOMANES. Dictamen fiscal de expulsión de los Jesuitas de España (17661767), Edición, introducción y notas de Jorge CEJUDO y Teófanes EGIDO, Madrid, 1977.
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precedido de la “Pesquisa Secreta”.6 Estos documentos fueron tan secretos que ni el fiscal Gutiérrez de la Huerta7 pudo dar con ellos cuando en 1815 tuvo que presentar su dictamen para restablecer la Compañía de Jesús en España y sus dominios. Fueron varias las sesiones que dedicó el Extraordinario durante enero para considerar el dictamen del Fiscal, aunque las más decisivas giran en torno a las de los días 23 y 29 del mismo mes.8 El 27 de febrero el monarca hispano suscribía su Real Decreto en el que taxativamente estatuía: “Se extrañen de todos mis dominios de España, e Indias, Islas Filipinas, y demás adyacentes a los Religiosos de la Compañía de Jesús (…) y que se ocupen todas las temporalidades de la Compañía en mis dominios”. Además, otorgaba “plena y privativa autoridad” al Conde de Aranda para “que formeis las instrucciones, y órdenes necesarias según lo tenéis entendido y estimareis para el más efectivo, pronto y tranquilo cumplimiento”.9 El Conde de Aranda debía llevar muy adelantado el programa que le había encomendado el Rey mediante el Real Decreto de 27 de febrero, pues el 1 de marzo ya disponía de dos documentos vitales para la expulsión. El primero se reducía a una simple esquela, escrita por el propio Carlos III, cuyos términos eran los siguientes: Por asunto de grave importancia y en que se interesa mi servicio y la seguridad de mis Reynos, os mando obedecer y practicar lo que en mi nombre os comunica el conde de Aranda, presidente de mi Consejo Real, y con él solo os corresponderéis en lo relativo a él. Vuestro celo, amor y fidelidad me aseguran el más exacto cumplimiento y el acierto en su ejecución. El Pardo, a 1° de marzo de 1767. Yo el Rey.10
El segundo instrumento era la Instrucción de lo que deberán executar los Comisionados para el Extrañamiento y ocupación de bienes y haciendas de los Jesuitas en estos Reynos de España e islas adjacentes en conformidad de lo resuelto por S. M. y la Adición a la Instrucción sobre el Estrañamiento de los Jesuitas de los Dominios de S. M. por lo tocante a Indias e Islas Filipinas.11
T. EGIDO. “Motines de España y proceso contra los jesuitas. (La Pesquisa Reservada de 1766)”. En: Estudio Agustiniano. Valladolid (1976) 219-228.
Francisco GUTIÉRREZ DE LA HUERTA. Dictamen presentado y leído en el Concejo de Castilla sobre el restablecimiento de los Jesuitas. Madrid, 1845.
Archivo Campomanes. 45-3 y 45-5. Pedro RODRÍGUEZ DE CAMPOMANES. Dictamen fiscal… 8.
AHN. Jesuitas, 128/1. Autos formados sobre el extrañamiento y ocupación de temporalidadcs de los Padres de la Compañía de Jesús de Caracas, fols. 1-1v.
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Este texto lo recibieron todos los comisionados de la expulsión.
Colección General de las providencias hasta aquí tomadas por el Gobierno sobre el estrañamiento y ocupación de temporalidades de los Regulares de la Compañía, que existían en los Dominios de S. M. de España, Indias e Islas Filipinas a consequencia del Real Decreto de 27 de febrero y PragmáticaSanción de 2 de abril de este año. Madrid, 1767 (Parte primera). Madrid, 1769 (Parte segunda). Madrid, 1769 (Parte tercera). Madrid, 1774 (Parte cuarta). Un resumen de lo aquí indicado
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El 20 de marzo el Conde de Aranda databa otros dos escritos encaminados a llevar a buen término la decisión del rey español. El primero consistía en lo que el Presidente del Consejo denominaba “Pliego reservado a los Jueces Reales Ordinarios”, el cual, además de anexar el Real Decreto de 27 de febrero y la Instrucción del 1 de marzo, establecía las siguientes indicaciones: cómo realizar el primer momento de lo resuelto por S. M.; estatuía la presencia del Escribano, a quien no debía “separarlo de su lado, desde que le hubiere enterado de ellas”; alertaba sobre las precauciones económicas que debían sufragar el viaje de los expulsos; y le imponía al Comisionado informarle “por el primer correo” de cómo había ejecutado la comisión. El segundo consistía en una carta explicativa del modo de proceder para poner en práctica el Pliego reservado.12 El 27 de marzo –siete días más tarde–Carlos III suscribía un Real Decreto para que el Consejo Real lo expidiera como tal y además remitía una copia del mismo al Consejo de Indias para todos los efectos legales consiguientes. Finalmente, el día 2 de abril el rey Carlos III promulgaba la Pragmática Sanción y “ante las Puertas del Real Palacio, frente del balcon principal del Rey nuestro Señor y en la Puerta de Guadalajara, donde está el público Trato y Comercio de los Mercaderes y Oficiales (…) se publicó la Real Pragmática Sanción antecedente con trompetas y timbales, por voz de pregonero público, hallándose presentes diferentes alguaciles de dicha Real Casa y Corte y otras muchas personas (…)”.13 De esta forma, la real voluntad le otorgaba fuerza de ley, como si hubiera sido promulgada por las Cortes, y además derogaba toda disposición que pudiera ser contraria a ella. La suerte estaba echada y la historia presenciaría un acto de autoritarismo ilustrado contrario a toda forma civilizada de entender la justicia. Dada la importancia de tan trascendental documento, lo transcribimos en su totalidad para el mejor conocimiento de los lectores: Pragmatica sancion de su Magestad, en fuerza de Ley, para el estrañamiento de estos Reynos á los Regulares de la Compañia, ocupacion de sus Temporalidades, y prohibicion de su restablecimiento en tiempo alguno, con las demas precauciones que expresa: Don Carlos, por la gracia de Dios, Rey de Castilla, de León, de Aragon, de las dos Sicilias, de Jerusalén, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdoba, puede verse en: José DEL REY FAJARDO. La expulsión de los jesuitas de Venezuela (1767-1768). San Cristóbal (1990) 11-13.
José DEL REY FAJARDO. La expulsión de los jesuitas… 13.
José DEL REY FAJARDO. La expulsión de los jesuitas… 14. El texto corre de la página 14 a la 18.
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de Murcia, de Jaén, de los Algarves, de Algecira, de Gibraltar, de las Islas de Canarias, de las Indias Orientales, y Occidentales, Islas, y Tierra-Firme del Mar Oceano, Archiduque de Austria, Duque de Borgoña, de Brabante, y de Milán, Conde de Absburg, de Flandes, Tirol, y Barcelona: Señor de Vizcaya, y de Molina, & C. = Al Serenísimo Principe Don Carlos, mi muy caro y amado hijo, á los Infantes, Prelados, Duques, Marqueses, Condes, Ricos-Hombres, Priores de las Ordenes, Comendadores, y Sub-Comendadores, Alcaydes de los Castillos, Casasfuertes, y llanas; y á los del mi Consejo, Presidente, y Oidores de las mis Audiencias, Alcaldes, Alguaciles de la mi Casa, Corte, y Chancillerías; y á todos los Corregidores, é Intendentes, Asistentes, Gobernadores, Alcaldes mayores, y ordinarios, y otros cualquiera Jueces, y Justicias de estos mis Reynos, así como los de Señorio, Abolengo, y Ordenes de qualquier estado, condicion, calidad y preeminencia que sea, asi á los que ahora son, como á los que serán de aquí adelante, y á cada uno, y qualquiera de vos: SABED, que habiéndome conformado con el parecer de los de mi Consejo Real en el Extraordinario que se celebra con motivo de las resultas de las ocurrencias pasadas, en consulta de veinte y nueve de Enero próximo, y de lo que sobre ella, conviniendo en el mismo dictamen, me han expuesto personas del mas elevado caracter, y acreditada experiencia: estimulado de gravísimas causas, relativas á la obligacion en que me hállo constituído, de mantener en subordinacion, tranquilidad, y justicia mis Pueblos, y otras urgentes, justas y necesarias que reservo en mi Real ánimo: usando de la suprema autoridad económica, que el Todo-Poderoso há depositado en mis manos para la protección de mis Vasallos, y respecto de mi Corona: Hé venido en mandar estrañar de todos mis Dominios de España, é Islas Filipinas, y demas adjacentes á los Regulares de la Compañía, así Sacerdotes, como Coadjutores ó Legos que hayan hecho la primera profesión, y á los Novicios que quisieren seguirles; y que se ocupen todas las temporalidades de la Compañía en mis Dominios; y para su execucion uniforme en todos ellos, he dado plena y privativa comision y autoridad, por otro mi Real Decreto, de veinte y siete de Febrero al Conde de Aranda, Presidente de mi Consejo, con Facultad de proceder desde luego á tomar las providencias correspondientes. I Y he venido asi mismo en mandar, que el Consejo haga notoria en todos estos Reynos la citada mi Real determinación; manifestando á las demas Ordenes Religiosas la confianza, satisfacion, y aprecio que me merecen por su fidelidad, y doctrina, observancia de vida monástica, exemplar servicio de la Iglesia, acreditada instruccion de sus estudios, y suficiente número de Individuos, para ayudar á los Obispos, y Parrocos en el pasto espiritual de las Almas, y por su abstracción de negocios de gobierno, como agenos, y distantes de la vida ascética, y monacal.
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II Igualmente dará a entender á los Reverendos Prelados Diocesanos, Ayuntamientos, Cabildos Eclesiásticos, y demás Estamentos, ó Cuerpos políticos del Reyno, que en mi Real Persona quedan reservados los justos, y graves motivos, que á pesar mio han obligado mi Real animo a esta necesaria providencia: valiéndome unicamente de la económica potestad, sin proceder por otros medios, siguiendo en ello el impulso de mi Real benignidad, como Padre y Protector de mis Pueblos. III Declaro, que en la ocupacion de temporalidades de la Compañía se comprehenden sus bienes y efectos, así muebles, como raíces, ó rentas Eclesiásticas, que legítimamente posean en el Reyno; sin perjuicio de sus cargas, mente de los Fundadores, y alimentos vitalicios de los Individuos, que serán de cien pesos, durante su vida, á los Sacerdotes, y noventa á los Legos, pagaderos de la masa general, que se forme de los bienes de la Compañía. IV En estos alimentos vitalicios no serán comprehendidos los Jesuítas estrangeros, que indebidamente existen en mis Dominios dentro de sus Colegios, ó fuera de ellos, ó en casas particulares; vistiendo la sotana, ó en trage de Abates, y en cualquier destino en que se hallen empleados: debiendo todos salir de mis Reynos sin distincion alguna. V Tampoco serán comprendidos en los alimentos los Novicios, que quisieren voluntariamente seguir á los demas, por no estar aún empeñados con la profesión, y hallarse en libertad de separarse. VI Declaro, que si algún Jesuíta saliere del Estado Eclesiástico, (á donde se remiten todos) ó diere justo motivo de resentimiento á la Corte con sus operaciones ó escritos, le cesará desde luego la pensión que vá asignada. Y aunque no debo presumir que el Cuerpo de la Compañía, faltando á las mas estrechas y superiores obligaciones, intente ó permita, que alguno de sus Individuos escriba contra el respeto y sumision debida á mi resolucion, con título ó pretexto de Apologías ó Defensorios, dirigidos á perturbar la paz de mis Reynos, ó por medio de Emisarios secretos conspire al mismo fin; en tal caso, no esperado, cesará la pensión á todos ellos. VII De seis en seis meses se entregará la mitad de la pension anual á los jesuítas por el Banco del Giro, con intervencion del de (sic) mi Ministro en Roma, que tendrá particular cuidado de saber los que fallecen ó decaen por su culpa de la pension, para rebatir su importe. VIII Sobre la administración, y aplicaciones equivalentes de los bienes de la Compañía en obras pías; como es dotación de Parroquias pobres, Seminarios conciliares, Casas de Misericordia, y otros fines piadosos, oídos los Ordinarios Eclesiásticos en lo que sea necesario y conveniente: reservo tomar separadamente providencias, sin que en nada se defraude la verdadera piedad, ni perjudique la causa pública, ó derecho de tercero.
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IX Prohibo por Ley y regla general, que jamás pueda bolver á admitirse en todos mis Reynos en particular á ningun Individuo de la Compañía, ni en cuerpo de Comunidad, con ningun pretexto ni colorido que sea, ni sobre ello admitirá el mi Consejo, ni otro Tribunal instancia alguna; antes bien tomarán á prevencion las Justicias las mas severas providencias contra los infractores, auxiliadores, y cooperantes de semejante intento, castigandolos como perturbadores del sosiego público. X Ninguno de los actuales Jesuítas Profesos, aunque salgan de la Orden con licencia formal del Papa, y quede de Secular ó Clérigo, ó pasé á otra Orden, no podrá volver á estos Reynos sin obtener especial permiso mio. XI En caso de lograrlo, que se concederá tomadas las noticias convenientes, deberá hacer juramento de fidelidad en manos del Presidente de mi Consejo; prometiendo de buena fe, que no tratará en público, ni en secreto con los Individuos de la Compañía, ó con su General; ni hará diligencias, pasos, ni insinuaciones, directa o indirectamente á favor de la Compañía, pena de ser tratado como Reo de Estado, y valdrán contra él las pruebas privilegiadas. XII Tampoco podrá enseñar, predicar, ni confesar en estos Reynos, aunque haya salido, como vá dicho, de la Orden, y sacudido la obediencia del General; pero podrá gozar rentas Eclesiásticas, que no requieren estos cargos. XIII Ningun Vasallo mio, aunque sea Eclesiástico Secular ó Regular, podrá pedir Carta de la Hermandad al General de la Compañía, ni á otro en su nombre; pena de que se le tratará como reo de Estado, y valdrán contra él las pruebas privilegiadas. XIV Todos aquellos, que las tubieren al presente, deberán entregarlas al Presidente de mi Consejo, ó á los Corregidores y Justicias del Reyno, para que se las remitan y archiven, y no se use en adelante de ellas, sin que les sirva de óbice el haberlas tenido en lo pasado, con tal que puntualmente cumplan con dicha entrega: y las Justicias que las entregaren, para que de este modo no les cause nota. XV Todo el que matubiere correspondencia con los Jesuitas, por prohibirse general y absolutamente, será castigado á proporcion de su culpa. XVI Prohibo expresamente, que nadie pueda, escribir, declarar, ó conmover con pretexto de estas providencias en pró ni en contra de ellas; ántes impongo silencio en esta materia á todos mis Vasallos, y mando, que á los contraventores se les castigue como Reos de lesa Magestad. XVII Para apartar altercaciones, ó malas inteligencias entre los particulares, á quienes no incumbe juzgar, ni interpretar las órdenes del Soberano; mando expresamente, que nadie escriba, imprima ni expenda papeles, ú obras concernientes á la expulsion de los Jesuítas de mis Dominios, no
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teniendo especial licencia del Gobierno é inhibo al Juez de Imprentas, á sus Subdelegados, y á todas las Justicias de mis Reynos, de conceder tales permisos o licencias, por deber correr todo esto baxo de las órdenes del Presidente, y Ministros de mi Consejo, con noticia de mi Fiscal. XVIII Encargo muy estrechamente á los Reverendos Obispos Diocesanos y á los Superiores de las Ordenes Regulares, no permitan que sus Subditos escriban, impriman, ni declamen sobre este asunto; pues se les haria responsables de la no esperada infraccion de parte de cuaquiera de ellos, la qual declaro comprehendida en la Ley del Señor D. Juan el Primero, y Real Cédula expedida circularmente por mi Consejo en diez y ocho de Setiembre del año pasado, para su mas puntual execución, á que todos deben conspirar, por lo que interesa al bien público, y a la reputacion de los mismos individuos, para no atraherse los efectos de mi Real desagrado. XIX Ordeno al mi Consejo, que con arreglo á lo que vá expresado haga expedir y publicar la Real Pragmática mas estrecha, y conveniente, para que llegue á noticia de todos mis Vasallos, y se observe inviolablemente, publíquen, y executen, por las Justicias y Tribunales territoriales, las penas que ván declaradas contra los que quebrantaren estas disposiciones, para su puntual, pronto, é invariable cumplimiento; y dará á este fin todas las órdenes necesarias, con preferencia á otro cualquier negocio, por lo que interesa mi Real servicio; en inteligencia, de que á los Consejos de Inqulsicion, Indias, Ordenes y Hacienda, he mandado remitir copia de mi Real Decreto, para su respectiva inteligencia, y cumplimiento. Y para su puntual é invariable observancia en todos mis Dominios, habiendose publicado en Consejo pleno este dia el Real Decreto de veinte y siete de Marzo, que contiene la anterior Resolucion, que se mandó guardar y cumplir, segun y como en él se expresa, fue acordado expedir la presente en fuerza de Ley y Pragmática Sancion, como si fuese hecha y promulgada en Cortes, pues quiero se esté, y pase por ella, sin contravenirla en manera alguna; para lo qual, siendo necesario, derogo y anulo todas las cosas que sean ó ser puedan contrarias á esta: Por la qual encargo á los muy Reverendos Arzobispos, Obispos, Superiores de todas las Ordenes Regulares, Mendicantes, y Monacales, Visitadores, Provisores, Vicarios, y demas Prelados, y Jueces Eclesiásticos de estos mis Reynos, observen la expresada Ley, y Pragmática, como en ella se contiene, sin permitir que con ningún pretexto se contravenga en manera alguna á quanto en ella se ordena: Y mando á los del mi Consejo, Presidente, y Oídores, Alcaldes de mi Casa, y Cortes, y de mis Audiencias, y Chancillerías, Asistentes, Gobernadores, Alcaldes mayores y ordinarios, y demas Jueces y Justicias de todos mis Dominios, guarden, cumplan y executen la citada Ley, y Pragmática Sancion, y la hagan guardar, y observar en todo y por todo, dando para ello las providencias que se requieran, sin que sea necesaria otra declaracion alguna mas que esta, que ha de tener su puntual execucion desde el dia que se publíque en Madrid, y en las Ciudades, Villas, y
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Lugares de estos mis Reynos, en la forma acostumbrada; por convenir así a mi Real servicio, tranquilidad, bien, y utilidad de la causa pública de mis Vasallos. Que asi es mi voluntad, y que al traslado impreso de esta mi Carta, firmado de Don Ignacio Estevan de Higueda, mi Escribano de Cámara mas antiguo, y de Gobierno de mi Consejo, se le dé la misma fe y crédito que á su original. Dada en el Pardo á dos de Abril de mil setecientos y sesenta y siete años. YO EL REY. Yo Don Joseph Ignacio de Goyeneche, Secretario del Rey Nuestro Señor, le hice escribir por su mandado. =El Conde de Aranda. =Don Francisco Zepeda. =Don Jacinto de Tudó. =Don Francisco de Salazar y Aguero. =Don Joseph Manuel Dominguez, = Registrada. =Don Nicolás Berdugo, Theniente de Chanciller mayor. =Don Nicolás Berdugo.14
El cuerpo que recopila mayor número de reglamentaciones es el encaminado a llevar a cabo la incautación de los bienes y la expulsión de los jesuitas. Es sin duda el más certero y el mejor pensado. Con el “Pliego reservado” todo comisionado recibió una Instrucción general que pauta el modus operandi en la consecución de los dos objetivos señalados.15 En las demarcaciones ultramarinas se precisó además de una Adición a la Instrucción sobre el Extrañamiento de los Jesuitas de los dominios de S.M. por lo tocante a las Indias e Islas Filipinas16 en la que se completaban, de acuerdo con las circunstancias específicas, las disposiciones que se juzgaban más adecuadas para el éxito de la operación en aquellas dilatadas regiones. A este “Manual de Procedimientos Generales” le siguieron algunos parciales que definen con claridad los objetivos perseguidos por el Consejo Extraordinario. Así se explica, por ejemplo, la instrucción del modo como se deberán realizar los inventarios y el interrogatorio a que deberán
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Para el texto, véase: José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos relativos a la Historia de la Compañía de Jesús en Venezuela. Caracas, Academia Nacional de la Historia, III (1974) 103109. En realidad existen algunas diferencias entre el texto trascrito y la Real Cedula, para que en los Reynos de las Indias se cumpla, y observe el Decreto que se inserta, relativo al Estrañamiento y ocupación de Temporalidades de los Religiosos de la Compañía de Jesús. 27 de marzo de 1767, es decir, publicada 6 días antes. Las diferencias más llamativas son: 1) El encabezamiento es distinto. 2) Los destinatarios son distintos, o si se prefiere la Pragmática-Sanción estatuye todo el universo de personas e instituciones a quienes va dirigida. 3) La Real Cédula de 27 de marzo no tiene una parte expositiva en que expresamente así lo declare. 4) La parte dispositiva es casi igual pero se dan fundamentalmente dos variantes. Primera, la Pragmática numera los párrafos conceptuales, mientras que la Real Cédula no. Segunda, y es la más importante, corresponde al parágrafo XIX de la Pragmática, pues en él, además de recoger lo que dice en sus dos párrafos finales la Real Cédula de 27 de marzo añade un concepto jurídico fundamental: explica el propio Rey que la Pragmática tiene fuerza de ley “como si fuese hecha y promulgada en Cortes”; y así lo hace saber de nuevo a todos los destinatarios y concluye advirtiendo que no es necesaria declaración alguna. Instrucción del modo con que deben hacer los Comisionados los Inventarios de los Papeles, muebles, y efectos de los Regulares de la Compañía, y Interrogatorio por el qual deben ser preguntados sus Procuradores. Madrid, 7 de abril, 1767. (Cfr. José DEL REY F. Ob. cit., III, 113-118). Cfr. José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos, III, 98-103.
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ser sometidos los “Procuradores”;17 las normas para inventariar libros, bibliotecas y papeles personales;18 o el uso que deberá darse a las boticas,19 imprentas20 o a los edificios que habían servido a la educación tanto del pueblo español como del americano.21 Finalmente, la máquina administrativa fue la de más larga duración y la que experimentó más modificaciones. El 2 de mayo de 1767 se creaba la Depositaría General que debía manejar los “caudales” incautados a la Compañía de Jesús.22 El 29 de julio se expedía una Carta circular, pidiendo informe sobre la división en suertes reducidas de las haciendas de los Jesuitas, destino de sus Casas, y otros puntos; y prescribiendo método para formar el inventario de los papeles manuscritos.23 Y para no alargar la historia de la burocracia surgida a raíz de la expulsión de los jesuitas, hacemos alusión a las Juntas que se crearon en ultramar para el control y destino de los bienes de los expatriados.24 Aunque la planificación había sido perfecta, hay que reconocer que el “Secreto de Estado”, a pesar de que fue observado por los ejecutores con extremado celo, con todo, dado lo dilatado de los espacios ultramarinos
Instrucción del modo con que deben hacer los Comisionados los Inventarios de los Papeles, muebles y efectos de los Regulares de la Compañía, y Interrogatorio por el qual deben ser preguntados sus Procuradores. (José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos, III, 113-118).
Instrucción de lo que se deberá observar, para inventariar los libros, y Papeles existentes en las Casas, que han sido de los Regulares de la Compañía, en todos los Dominios de S.M. Madrid, 23 de abril, 1767. (Cfr. José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos, III, 118-121).
Real Provision de S. M. A CONSULTA del Consejo, en el Extraordinario, aplicando las Boticas, existentes en las Casas de Regulares de la Compañía a Hospitales, Hospicios, Inclusas, y otras Casas de misericordia, que estén bajo de la Real Protección. Madrid, 22 de setiembre, 1767. (Cfr. José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos, III, 135-136).
Carta circular, sobre que se haga Inventario de los Peltrechos de las imprentas que tenían los Regulares de la Compañía. Madrid, 14 de octubre, 1767. (Cfr. José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos, III, 139).
Real Provision, de los Señores del Consejo en el Extraordinario, a consulta con S.M., para reintegrar a los Maestros y Preceptores seculares en la enseñanza de las primeras Letras, Gramática y Retórica, proveyéndose estos Magisterios, y Cátedras a oposición, y estableciendo viviendas, y casas de pupilage, para los Maestros y Discipulos, en los Colegios donde sea conveniente, informando por menor al Consejo. Madrid, 5 de octubre, 1767. (Cfr. José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos, III, 136-139).
Real Cédula, sobre crear Depositaria General para el resguardo y manejo de los caudales de los Jesuitas de España, e Indias, despues de su extrañamiento. Madrid, 2 de mayo de 1767. (Cfr. José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos, III, 121-131).
Carta Circular, pidiendo informe sobre la división en suertes reducidas de las haciendas de los Jesuitas, destino de sus Casas, y otros puntos: y prescribiendo método para formar el Inventario de los papeles manuscritos. Madrid, 29 de julio, 1767 (Cfr. José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos, III, 131-134).
Real Cédula de S.M. y Señores del Consejo en el Extraordinario, por lo qual se manda establecer en los Dominios Ultramarinos de Indias e Islas Filipinas Juntas, para proceder a la aplicación y destino de las Casas, Colegios, Residencias y Misiones, que fueron de los Regulares de la Compañia con las Reglas prácticas convenientes, resueltas por S.M. a consulta del mismo Tribunal. Madrid, 9 de julio, 1769. (Cfr. José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos, III, 176-191).
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y la complejidad geográfica de las demarcaciones territoriales americanas, impidieron la sincronización de los dos factores que se juzgaban esenciales: espacio y tiempo. Una prueba evidente la constituye la simple cronología de la promulgación de la Pragmática Sanción en las diferentes casas que constituían la Provincia del Nuevo Reino: 15 de junio, Caracas;25 29 de junio, Maracaibo;26 2 de julio, Misiones del Orinoco;27 11 de julio, Mérida;28 15 de julio, Cartagena29 y Mompox;30 1 de agosto, Santafé de Bogotá,31 Tunja32 y Antioquia;33 8 de agosto, Pamplona;34 y el 2 de octubre es la fecha inicial de la intimación de la Real Orden en los Llanos.35 En este contexto resulta curiosa la historia del colegio de Pasto. El 11 de septiembre el Virrey de Santafé se veía precisado a darle una explicación al Gobernador de Popayán, José Ignacio Ortega, sobre un lamentable olvido: No se tuvo aquí presente que en Pasto había colegio de la Compañía cuando se encargo a v. m. la comisión del extrañamiento de estos religiosos en esta ciudad y en Buga. La distancia a Quito es grande, y es regular que un Presidente no haya dispuesto allí la ejecución por habérsele participado que en el distrito de esa provincia se le había encargado a v. m. Y como a esta fecha en todas partes se habrá practicado, se ha quedado aquel colegio de Pasto como en embrión. Para enmendar pues este defecto, que ha ocasionado la falta de noticias, encargo a v. m. que luego que reciba ésta, destine sujeto de su satisfacción que actúe las respectivas diligencia, en los propios términos y con arreglo a lo que a v. m. se le encomendó en cuanto a Buga y esa ciudad, participando de esta disposición para su gobierno al presidente de Quito.36
AHN. Jesuitas, 128/1. Autos formados sobre el estrañamiento y ocupación de temporalidades de los Padres de la Compañía de Jesús de Caracas, fol. 2.
ANCh. Jesuitas, 205. El Governadar Don Alonso del Rio sobre remisión de Auto de expulsión y ocupación de temples de Regulares de la Compañía, fol. 8v.
ANCh. Jesuitas, 446.
Ildefonso LEAL. El Colegio de los Jesuitas en Mérida, 1628-1767. Caracas (1966) 45. (Separata de la Revista de Historia). Lamentablemente el autor no cita la fuente archivística de donde transcribió el documento.
ANB. Curas y Obispos, t 14, fol. 113.
ANB. Temporalidades, t. 16, fol. 336.
José YARZA. “La expulsión de los jesuitas del Nuevo Reino de Granada en 1767”. En: José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos, III, 76-77.
El Informe del Oidor Benito Casal fue publicado en el Boletín de Historia y Antiguedades. Bogotá, 2 (1904) 573-576.
ANB. Temporalidades, t. 17. fol. 737 y ss.
ANB. Miscelánea, t. 89. fols. 471-472.
ANB. Convento, t. 29, fol. 794v.
Archive General del Cauca. Popayán. Civil, II, sign. 6022. Citado por Juan Manuel PACHECO. “La expulsión de los jesuitas del Nuevo Reino de Granada”. En: Revista, de Indias. Madrid, nn. 113-114, p. 371.
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El 7 de julio llegaron a manos del virrey santafereño Pedro Messía de la Cerda los “Reales Despachos”37 y su ejecución se llevó a cabo en la capital del virreinato al alborear del 1 de agosto de 1767.38 De forma paralela, la ciudad de Tunja vivió el espectáculo inaudito de que sus educadores, maestros de la vida espiritual y empresarios, eran expatriados y confiscados todos sus bienes.39 El oidor Benito Casal y Montenegro, a las cuatro de la mañana del día 1 de agosto, “habiendo ocupado las bocacalles, puertas principales y del campo del Colegio Noviciado” tocó a la puerta y, una vez abierta, notificó al P. Vicente Ballesteros, Vicerrector (por ausencia del Rector), el objeto de su visita. Para la ejecución legal de lo mandado en la Pragmática Sanción se hizo acompañar “del Teniente de Corregidor, los dos Alcaldes ordinarios, el Maestre de Campo de Milicias y algunas otras personas de distinción”. La comunidad fue convocada a toque de campana y, una vez reunida, “les hice saber el Real Decreto de tantos [sic] de Marzo, en que S. M. se dignó mandar extrañar de sus dominios y ocupar las temporalidades de dichos Religiosos”. Se reunieron treinta y ocho religiosos: diez sacerdotes, cuatro que estaban en Tercera Probación, siete coadjutores formados y diecisiete novicios (trece estudiantes y cuatro coadjutores). A los novicios los remitió al convento de Santo Domingo; a los demás, los pasó al edificio del noviciado “en donde los mantuve con centinela de vista”. Antes de emprender el camino del exilio, el comisario regio se vio en la obligación de dejar en la capital del Corregimiento a tres “enfermos e imposibilitados de hacer viaje”. Y así depositó al P. Francisco Antonio Quirós en el convento de Santo Domingo, al P. Ignacio Asuaje en el de San Agustín y al P. José Peláez en el de San Juan de Dios. Se sobrentiende que quedaron presos e incomunicados. De igual forma, retuvo en el convento de los dominicos al P. Vicente Ballesteros “para que diese razón de los débitos que había en contra y a favor del Colegio y declarase sobre cualesquiera dudas que sobre este ú otro cualquiera asunto pudiera suscitarse”. Los treinta y cuatro restantes fueron conducidos a Honda en dos expediciones “al cuidado de Ignacio de Umaña y Manuel Bernal, con otros doce hombres que los custodiasen”. En la primera expedición fueron los religiosos
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Juan Manuel PACHECO. “La expulsión de la Compañía de Jesús del Nuevo Reino de Granada en 1767”. En: Ecclesiastica Xaveriana, 4 (1954) 256.
José Manuel GROOT. Historia eclesiástica y civil de Nueva Granada. Bogotá, II (1890) 82-83.
Para la expulsión de Tunja seguiremos el Informe redactado el 8 de noviembre en Santafé de Bogotá por Benito Casal y Montenegro y publicado en el Boletín de Historia y Antigüedades. Bogotá.
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profesos; en la segunda, los novicios, “por haber declarado que querían seguir la suerte de sus hermanos en el extrañamiento y desnaturalización”. Con toda razón, don José Manuel Groot aduce un texto de Andrés Muriel, “panegirista del Gobierno de Carlos III”, que traduce un sentimiento muy generalizado: Por fin, aun cuando la supresión del Instituto hubiese sido necesaria, no había por qué ostentar aparato en ella; porque arrojar de sus colegios en una misma noche a todos los miembros de tan numerosa corporación sin ninguna distinción; arrancar de sus celdas a hombres venerables que consagraban su vida al estudio y a la enseñanza, en que hacían tan señalado servicios a las letras; no respetar la ancianidad, ni dolencia, ni saber, ni virtud; conducir escoltados con tropa hasta los puertos del mar a religiosos ejemplares, cual si fueran reos de Estado, o temibles facinerosos, fue una providencia que mostraba, no energía, sino miedo pueril por parte del Gobierno, si es que hubo sinceridad en tan excesivas precauciones; fue, vuelvo a decir, injusto atropellamiento, medida propia solamente de los Estados acometidos de la fiebre revolucionaria (…).40
Podemos seguir el itinerario recorrido por los expulsos desde Honda hasta Cartagena gracias a los apuntes del P. Juan de Velasco41 al hablar de los jesuitas quiteños. Se embarcaron en las Bodegas Reales que distan media legua de la villa. “Allí hicieron jurídica entrega de los presos a los conductores”. Navegaron durante el día y llegaron a hacer la primera noche en “La vuelta de la Madre de Dios”. Los días siguientes pernoctaron en “Hierro nuevo”, hacienda que fue del Colegio de Santa Fe; en el Presidio Real de Carare, que se reduce a una infeliz casa, con un capitán u ocho soldados “que viven de lo que roban a los pobres indios, con título de impedir los contrabandos”; “San Bartolomé”, pueblo pequeño, expuesto a las inundaciones; “Barranca colorada”, “en una casa y en toldos”; en el sitio llamado del “Negro Blas” vivieron un acontecimiento curioso. En primer lugar se les negó el hospedaje; sin embargo, cuando el dueño supo que eran jesuitas, se mostró muy pesaroso de la repulsa y procuró servirlos y obsequiarlos cuanto pudo; en “Morales” confesaron a varias personas que no habían podido hacerlo en algunos años; Tamalameque, “ciudad pequeña y muy deteriorada, habiendo sido antes célebre por su mucho comercio clandestino con los holandeses, por el río de el hacha”, aquí se alojaron en los corredores de un decente palacio de los Rabadanes. Allí conocieron aquel esqueleto de ciudad, donde hay una competente iglesia parroquial y mu-
Citado por José Manuel GROOT. Historia eclesiástica y civil de Nueva Granada, 93-94.
APT. Legajo 382. Historia moderna del Reino de Quito y Crónica de la Provincia de la Compañía de Jesús del mismo Reino. Escrita por el Presbítero don Juan de Velasco. T. III. Año de 1788. Sintetizamos aquí el Libro 3.º, & 3: “Viajes de la Plata a Cartagena”. (Fols. 220-230).
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chas fábricas de sombreros y esterillas final; y antes de llegar a Mompox, reposaron la noche anterior en la “Ladera de Dña. Margarita”. Como datos curiosos de este tramo del viaje el autor señala que este trayecto puede hacerse solo por río y durante el día, y nunca de noche por los peligros ocultos de los maderos. De igual forma, recoge que la navegación por el Magdalena se computa en dos leguas por hora si el barquillo es de quilla, de lo contrario, apenas alcanza legua y media. De Mompox, Velasco guarda los mejores recuerdos de su viaje como expulso jesuita. Don Martín de Goyeneche, oficial real de la villa, los hospedó en su casa y les dio nobilísimo trato en todo, cual no lo experimentaron ni antes ni después en parte alguna. Amén de las descripciones de su geografía económica y humana, apunta la importancia de la “raicilla comúnmente llamada de Mompox” y por otro nombre, “bejuquillo”, que es el mejor purgante y vomitivo que tiene la medicina. La bajada de Mompox a Cartagena la realizaron en dos champanes, que son embarcaciones muy angostas, aunque largas, de veinticuatro a treinta y cinco varas, planas y sin quilla, que se gobiernan a fuerza de remo. También hace relación a las pernoctas, que fueron: “Santa Ana”, pueblo reducido. Al día siguiente, antes del mediodía, “tuvieron la deliciosa vista de los encuentros de dos grandes ríos, de la Magdalena con el Cauca, teniendo cada uno cosa de una legua de anchura y disputando el uno al otro la mayoría”. Esa noche descansaron en “Zambrano”, donde el cura franciscano los hospedó en su casa. Siguiendo la derrota pasaron por Tenerife, “ciudad que por deteriorada desde que cayó su comercio no merece el nombre de villa”; “Bodegas reales de Barranca”, donde hay capitán con unos pocos soldados aventureros que viven de lo que roban. De inmediato abandonaron el gran río para acceder al “Dique”, que es tan estrecho que los peces saltan dentro de los champanes. En las siguientes etapas reposaron en: “Santa Lucía”; “San Estanislao de Koska”, nombre que le dio el jesuita que lo fundó y donde fueron muy bien recibidos por aquellas pobres gentes; “Bodegas Reales de Mahates”; la “Ciénaga de Juan Gómez”, que es un pedazo de mar muerto, y así anclaron dentro de la bahía de Cartagena para desembarcar al día siguiente en la Perla del Caribe. Reunidos en Cartagena, los seguidores neogranadinos de Loyola fueron remitidos a España en dos remesas: cincuenta y cuatro en el navío La Fortuna y ochenta en la fragata Nuestra Señora de Loreto, en la que se encontraba el P. Provincial Manuel Balzátegui.42
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ANB. Miscelánea, 89, fols. 408-413. Carta del Gobernador de Cartagena al Virrey Pedro Mesía de la Zerda. Cartagena, 13 de octubre de 1767. AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares… n.º 75-76, 77. Manuel PACHECO ALBALATE. El Puerto: ciudad clave en la expulsión de los jesuitas por Carlos III. El Puerto de Santa María, Concejalía de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de El Puerto de Santa María (2007) 293. El autor, al hablar de los navíos que condujeron de América al Puerto a
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La nao en la que viajaba el Provincial repostaría en La Habana, a donde llegaría, tras veinte días de navegación,43 el 9 de noviembre.44 El cronista santafereño P. José Yarza guardaba un mal recuerdo de esta navegación: En esta ocasión debieron someterse nuestros pasajeros, no sólo a las necesidades comunes, sino a especiales, porque dañadas las vituallas, parte por el aire, parte por la carcoma, tiña y gusanos, más servían de náusea que de mantenimiento; en la mesa se veían así dentro de los platos insectos tan repugnantes, que para conservar la vida era necesario ponerlos a un lado para tomar un bocado de sustento, y no quedaba otro remedio que la paciencia y sufrir el hambre…45
Por otro lado, Rafael Escobar, en su carta al Virrey de Santafé, no coincidía en lo dicho por Yarza sobre las fechas: “De los 87 que llevó [La Loreto] llegó con uno menos a La Habana el 11 del pasado noviembre, y luego que refrescó de agua y carnes, hizo vela el 18 del mismo, y puede ya estar en España”.46 El 16 de noviembre el P. Nicolás Candela, superior de los jesuitas que trasladaba “La Fortuna”, se dirigía al Gobernador de La Habana para notificarle que dos habían fallecido durante la travesía, y especifica que “si fue o no por la impericia del cirujano del navío, aunque lo sospecho con grandes fundamentos, no me atreveré a asegurarlo”. A continuación solicita que tres o cuatro enfermos puedan ser atendidos en tierra, pues, de lo contrario “presto será preciso enterrar algunos de ellos, y tal vez, cundiendo de unos a otros por la estrechez e imposibilidad de separarse los sanos de los enfermos, las enfermedades, perecerán otros muchos”.47 A pesar del silencio del gobernador Bucareli y de todas las prohibiciones, el P. Candela logra escribir una segunda carta el 16 de diciembre en la que persiste en sus peticiones, pero también obtuvo el silencio como
los expulsos, señala para la Provincia de Santafé: “El Loreto, 78. La Peregina, 1. Nuestra Señora del Carmen y San José, “El Bllo Indio”, 7. Nuestra Señora del Rosario, alias “La Fortuna, 51. San José y las Ánimas, alias “El Aquiles”, 1. San Juan Bautista, 16. San Pedro y San Pablo 39. Sin identificar, 7. Total: 200”.
José YARZA. “La expulsión de los jesuitas…”, III, 81.
José JOUANEN. Historia de la Compañía de Jesús en la antigua Provincia de Quito. II, 621.
José YARZA. “La expulsión de los jesuitas…”, III, 81.
ANB. Miscelánea, t. 90, fol. 10. Carta de Rafael Escobar al Virrey. Cartagena 29 de diciembre de 1767.
APT. Legajo 30. José COTANILLA. Reseña histórica sobre la expulsión general de los jesuitas de ambos mundos. (Mss.). Carta del P. Nicolás Candela al Sr. Antonio María Bucareli. A bordo de La Fortuna y noviembre 16 de 1767. El Gobernador le remite la carta al Conde de Aranda y le comunica que se desentendió y con un escribano y ante el capitán del barco y del P. Candela le insistió “no permitirles papel ni tinta, pues quedaba responsable de cualesquiera desorden en el particular, interim subsisten a su bordo” (Ibidem).
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respuesta.48. Sin embargo, Bucareli se compadeció a última hora y permitió que desembarcase el novicio Juan Pla, quien fallecía solo en el hospital de Belén el 22 de diciembre. En resumen: en el trayecto Cartagena-La Habana fallecieron tres jesuitas. El navío Nuestra Señora de Loreto llegó el 11 de noviembre a la isla caribeña y el 18 partió hacia España. El viaje hasta Cádiz no fue tranquilo, pero tras “noventa días de salida de Cartagena” llegaron a la ciudad española de su destino el 6 de enero de 1768.49 En esta navegación falleció otro jesuita neogranadino.50 La Fortuna entró en el puerto habanero el 13 de noviembre y el 24 de diciembre iniciaría su travesía atlántica para arribar a Cádiz el 26 de febrero de 1768. Por una narración del jesuita santafereño Ignacio Duquesne conocemos las inclemencias de dicha navegación: “(…) porque las tempestades fueron de las más feroces, y el 5 de febrero fue tal que todos nos tuvimos por náufragos, y sin una particular providencia de Dios no nos hubiéramos librado (…) Llegó a tanto el hambre que un día no tomamos más que una pequeña taza de sopa llena de gusanos enormes”.51 Antes de describir la vida de los neogranadinos en tierras españolas hemos juzgado conveniente establecer un justo paralelismo entre los profundos planteamientos que supuso la Isla de Córcega para los jesuitas españoles desterrados y los que tuvieron que vivir los ignacianos que venían de América en el Puerto de Santa María. Estamos ante la primera reacción psicológica normal de unos hombres, exilados y expatriados por un acto regio totalmente arbitrario, sin mediar el más mínimo derecho a la defensa y sometidos a la más absoluta barbarie. Cómo hombres que se habían dedicado al estudio, la educación, la cultura, las ciencias y a hacer el bien espiritual a la sociedad eran arrancados brutalmente de su medio habitual, tratados peor que si fueran malhechores y sometidos a las peores humillaciones que puede sufrir un hombre de bien. Y como ese choque que nunca fue sospechado ni intuido por los seguidores de Ignacio de Loyola lo tuvieron que afrontar primero los hispanos, hemos juzgado conveniente ofrecer una sumaria visión de lo que supuso para ellos ese combate interior y colectivo que se desarrolló en la isla mediterránea de Córcega. Sus hermanos en religión venidos de las
APT. Legajo 30. José COTANILLA. Reseña histórica sobre la expulsión general de los jesuitas de ambos mundos. (Mss.). Carta del P. Nicolás Candela al Sr. Antonio María Bucareli. A bordo de La Fortuna y diciembre 16 de 1767.
José YARZA. “La expulsión de los jesuitas…”, III, 83.
APT. Legajo, 382. Historia moderna del Reino de Quito y Crónica de la Provincia de la Compañía de Jesús del mismo Reino. Libro 4.º & 1.
Citado por Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, III, 532.
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tierras descubiertas por Colón vivirían experiencias Idénticas, pero en un escenario geográfico distinto: el Puerto de Santa María. Las penalidades arrostradas desde el 2 de abril en España tuvieron su primera conclusión en la isla corsa. Si dejamos atrás el hacinamiento en el viaje mediterráneo y nos circunscribimos al lugar de destierro al que fueron arrojados, hay que comprender los sentimientos de Diego de Tienda, uno más de los expatriados: (…) quedábamos en un pueblo tan infeliz, sin casas en que morar, sin utensilio alguno para nuestro acomodo más que el triste colchón, ya que en muchos casos casi inservible, con suma escasez de víveres, carestía de ellos, entre una gente incógnita, montaraz, pobrísima, expuestos a ser robados de lo tal qual que llevábamos, y en una tierra donde no teníamos, ni nos quedaba recurso alguno sino perecer sin medios para salir de ella a buscar en otra limosna.52
¿Cómo no comprender el ánimo atribulado y maltrecho de esos hombres que desde el amanecer del día 2 de abril solo habían vivido un trágico y desesperante viacrucis? El P. Francisco Antonio Herrera le escribía a su padre: “Es inexplicable la amargura en que vivo, cogitabundo, melancólico, flaco y sin hallar jamás reposo”.53 Y el famoso autor de Fray Gerundio de Campazas no se inhibía de escribir en su memorial que los capitanes “nos echaron en tierra más que abandonados que lo harían con una piara de animales inmundos”.54 Así, pues, arrojados a una inhóspita isla que se debatía en guerras con su propietaria, que era la República de Génova, privados de todo tipo de información oficial, tanto civil como eclesiástica, sobre cuáles eran los escenarios que todavía deberían recorrer y teniendo como futuro un horizonte totalmente negro, es necesario deducir que hombres formados para la ciencia y el pensamiento y que conocían los misteriosos hilos de la política internacional montaran sus teorías en medio de la más absoluta desolación. Además, los acontecimientos históricos adversos que en los últimos tiempos había sufrido la Compañía de Jesús, por ejemplo la expulsión tanto de Francia como de Portugal y ahora de España, no ofrecían perspectivas lúcidas de supervivencia para los miembros de la Orden de Loyola. Si a ello se suma que el Papa se negaba a recibirlos en los Estados pontificios y que entre los expulsos existía la creencia en que su propio General, el P. Lorento
Diego de TIENDA. Diario de la navegación de los jesuitas de la Provincia de Andalucía desde el Puerto de Santa María y Málaga a Civitavecchia.
AGS. Gracia y Justicia, 668. Carta de Francisco Antonio Herrera a su padre. Génova, 8 de enero de 1768.
José Francisco de ISLA. Memorial en nombre de las cuatro Provincias de España de la Compañía de Jesús desterradas del Reino a S. M. el Rey Don Carlos III. Madrid (1882) 181.
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Ricci,55 había sido instigador de la idea de que el Papa no los recibiera en sus territorios,56 es fácil comprender el sentimiento de derrota y de frustración que impregnaba la ya miserable vida de los residentes en Córcega. En este punto es necesario clarificar que Carlos III, de forma unilateral y comunicándosela al Pontífice como hecho consumado, le remitía al Papa aquella “mercancía” (como despectivamente se decía en las cartas de sus ministros) de cinco mil hombres para que los acogiera bajo “su inmediata, santa y sabia dirección”. Clemente XIII reaccionó de inmediato con el breve “Inter acerbissima” (16 de abril de 1767) en el que le pedía al monarca español que reconsiderara su decisión. Pero no hubo marcha atrás.57 Finalmente, en 1768 el Papa recibió a los expulsos y expatriados en los Estados eclesiásticos. Respecto al P. Lorenzo Ricci, hay que reconocer que su actuación ha sido muy discutida por algunos sectores; sin embargo, pensamos que no pudo hacer más de lo que estaba en sus manos. Con la supresión de la Orden en 1773, fue encarcelado injustamente en el castillo de Sant’Angelo sin juicio de ningún tipo; falleció en prisión el 24 de noviembre de 1775. En su lecho de muerte dejó como testamento: “Declaro y protesto que la Compañía de Jesús suprimida no ha dado ningún motivo para su supresión (…) que yo no he dado ningún motivo para mi prisión (…). Por lo demás no pretendo que en virtud de esta protesta se pueda juzgar culpable delante de Dios a ninguno de los que han hecho daño a la Compañía de Jesús y a mí”.58 Las meditaciones y conversaciones que acongojaban a esta inusitada ola de emigrantes debieron ser enfrentadas. Pensamos que las reflexiones provenían de campos muy distintos, desde el puramente espiritual hasta el más acendrado político, pasando por pensadores, predicadores y hombres que se habían movido en todos los estamentos de la sociedad española. Una primera toma de posición provenía de los que podríamos señalar como institucionalistas-espirituales, para quienes el mantenimiento de la unidad de sus miembros y su cohesión interna era la mejor garantía de supervivencia. Ciertamente, era el grupo mayoritario.59 Por ello era apremiante
Georges BOTTEREAU. “Ricci, Lorenzo”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús, II, 1656-1657.
Francisco de Borja MEDINA. “Ocaso de una provincia de fundación ignaciana: la Provincia de Andalucía en el exilio (1767-1773)”. En: Archivo teológico granadino. Granada, 54 (1991) 68-69.
Véase: Isidoro PINEDO. “Expulsión de la CJ [Compañía de Jesús] de España y de sus dominios y exilio en Italia (1767-1814). I. Expulsión de España”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús, II, 1351. El Papa en este punto estuvo inspirado por las ideas del Secretario de Estado, Luigi Torrrigiani, batallador incansable contra el regalismo borbónico y de los soberanos católicos de la segunda mitad del siglo XVIII.
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Georges BOTTEREAU. “Ricci, Lorenzo”, II, 1657.
Archivo de Loyola (Azpeitia). Manuel Luengo. Diario, I, 663. En adelante citaremos: LUENGO, Diario.
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volver a la cotidianidad que había regido sus vidas antes de la expulsión.60 Luengo sostenía que había que asumir de forma espiritual las dificultades del momento como una prueba de Dios a la firmeza de la vocación y el amor a la Compañía. Aunque es normal que en tiempos de grandes privaciones prosperen las “revelaciones” y “apariciones”, no creemos que las profecías que alentaban el pronto regreso a España y la restitución de la Orden ignaciana hayan tenido mucho peso entre los expulsos. El caudal profético que acompañó a la expulsión61 fue copioso y, sin lugar a dudas, fue conocido por la comunidad jesuítica. Como lo anotan Giménez López y Martínez Gomis, debieron tener un doble efecto: para algunos sirvió de motivo de esperanza; para otros, su incumplimiento les condujo a una mayor desmoralización.62 Una segunda corriente fue evolucionando rápidamente, la cual cobijaba a los que creían que la Compañía iba a llegar a su fin y había que adaptarse a una nueva vida. Y así se abrían a tres situaciones: los que pensaban que había que esperar a la evolución de los acontecimientos y los que parecían decidirse bien por la fuga, bien por la secularización. Fernando Coronel, quien desde Calvi escribía a Azpuru, describe muy bien a los que optaban por la espera: No sé cómo tienen paciencia los que quedan para tolerar las incomodidades que aquí sufren, porque los han estrechado tanto los franceses en los alojamiento que duermen los más en caballerizas y otras pocilgas, pero he podido averiguar que el motivo principal que tienen para dejar de secularizarse muchos, no es la vocación, sino es la esperanza de ver enterrar la Madre, y que no puede tardar porque la ven agonizar tiempo hace.63
Los tránsfugas pronto iniciaron la riesgosa aventura de abandonar la isla y correr hacia lo incierto. Sin embargo, la huida conllevaba dos graves problemas morales: el primero, según la legislación canónica vigente, todo abandono de la comunidad en que residía el religioso suponía una “apos-
LUENGO, Diario, I, 388: “Se han formado en esta plaza y arrabal de Calvi casi tantas casas, comunidades, como colegios teníamos en España, y por lo común conservan sus nombres antiguos, y los mismos superiores que tenían allá”.
Antonio FERRER DEL RÍO. Historia del reinado de Carlos III en España. Madrid, II (1856) 195-202. Manuel DALVILA Y COLLADO. Reinado de Carlos III. Madrid, III (1891) 117-118. Véase: Enrique GIMÉNEZ LÓPEZ y Mario MARTÍNEZ GOMIS. “La secularización de los jesuitas expulsos (1767-1773)”, 286.
Enrique GIMÉNEZ LÓPEZ y Mario MARTÍNEZ GOMIS. “La secularización de los jesuitas expulsos (1767-1773)”, 286.
AMAE. Santa Sede, 547. Carta de Fernando Coronel a Azpuru. Calvi, 4 de junio de 1768. Citado por Enrique GIMÉNEZ LÓPEZ y Mario MARTÍNEZ GOMIS. “La secularización de los jesuitas expulsos (1767-1773)”, 287.
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tasía”; el segundo aclaraba que quien podía romper los lazos de los votos que habían pronunciado era el P. General de la Compañía de Jesús. La noche oscura que aprisionaba las mentes de aquellos miserables abandonados en las tierras corsas llevó a muchos jesuitas a pensar “que no es apóstata el que huya en el caso presente”.64 Como es natural, la confusión mental alimentaba el desespero hasta el punto que el Provincial de Andalucía, P. Fernando Gomero, no consideraba “ilícita” la huida de Córcega dadas las intolerables circunstancias que vivían, pues incluso se había extendido la creencia de que las dimisorias eran coyunturales y que posteriormente podrían reingresar a la Compañía.65 En los primeros días de agosto de 1767 llegaron a Génova y Livorno los primeros fugitivos de la geografía corsa y el 2 del mismo mes los primeros que alcanzaron la Ciudad Eterna. Esto demuestra la celeridad con la que se abrió este escape de la prisión en que se erigía Córcega. La obsesión de los desterrados era volver a España.66 La reacción de la Corte fue inmediata, y se refirió al artículo VI de la Pragmática Sanción que sancionaba con la pérdida de pensión a quien saliese del Estado eclesiástico. No obstante, pronto vendrían las acomodaciones legales. En una primera instancia se amplió la sanción para los que abandonasen la Isla, pero como el criterio de Madrid solo perseguía la aniquilación de la Orden del de Loyola, matizaron que los que se fugaran a los Estados pontificios no perderían la pensión. Ya en octubre de 1767 la Corte madrileña giraba instrucciones a Juan Cornejo para que las autoridades genovesas no obstaculizaran la huida de los que intentaran la fuga, “ya sea porque desean mejorar de clima, o ya porque hayan resuelto dimitirse de su orden”.67 Se había dado un nuevo paso en la forma de combatir a los jesuitas: fomentar la “secularización”, es decir, abandonar la Compañía de Jesús y solicitar el pase al clero diocesano. En este sentido, el 2 de noviembre llegaban a Ajaccio los comisarios Pedro Laforcada y Fernando Coronel con la misión específica de favorecer las secularizaciones.68 El cronista del exilio, Manuel Luengo, recogía así la presencia de estos dos comisarios: “Se reduce hasta ahora a hacer el oficio de tentadores y demonios, con el fin de reducirnos
Manuel LUENGO. Diario, I, 364.
Enrique GIMÉNEZ LÓPEZ y Mario MARTÍNEZ GOMIS. “La secularización de los jesuitas expulsos (1767-1773”, 285.
Enrique GIMÉNEZ LÓPEZ y Mario MARTÍNEZ GOMIS. “La secularización de los jesuitas expulsos (1767-1773”, 263.
AGS. Estado, 5651. Carta de Grimaldi a Juan Cornejo. San Lorenzo, 27 de octubre de 1767.
Amplia información en: Enrique GIMÉNEZ LÓPEZ y Mario MARTÍNEZ GOMIS. “La secularización de los jesuitas expulsos (1767-1773)”, 266 y ss.
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a pequeño número y aun acabar con nosotros, haciéndonos dejar a todos la Compañía y salir al siglo”.69 En la correspondencia interna diplomática utilizaron la expresión de tender un “puente de plata” a los ignacianos que abandonaran su disciplina religiosa.70 Tal puente involucraba estructuras burocráticas adicionales, como un funcionario a tiempo completo en Roma para que gestionara ante la Penitenciaría la obtención de las dimisorias y otros beneficios adicionales para “ser considerados nuevamente como fieles vasallos del rey, y dejar abierta la esperanza al perdón y aun posible regreso a los dominios de Su Magestad”.71 Sin lugar a dudas, el Gobierno madrileño supo explotar la añoranza de la patria de los exilados y a la vez mantener una calculada ambigüedad respecto a un hipotético regreso de los secularizados. Regreso que nunca se llevaría a cabo, con la consecuente desilusión y desengaño de los burlados. Para Madrid lo más importante era debilitar al cuerpo de la Compañía sin importarle recurrir al engaño y a las falsas promesas. Con toda razón, Enrique Giménez López y Mario Martínez Gomis señalan que, más que cualquier oferta, para aquellos náufragos de la vida “la posibilidad de retornar a sus lugares de origen y reencontrase con sus familias, como ya hemos comprobado, [era] el mayor acicate para dimitir de la Compañía, obtener el perdón real y suplicar la licencia que permitiera el ansiado regreso”.72 En conclusión, la política del Gobierno de Madrid obtuvo sus resultados. Para 1773 había conseguido la secularización de de cuatrocientos cinco sacerdotes, ciento ochenta y nueve estudiantes, doscientos noventa y un coadjutores; todos provenientes de todo el mundo hispánico. Es decir, que de cinco mil cuarenta y seis expulsos, ochocientos ochenta y cinco habían abandonado la Orden lo cual supone el 17,5 %73. A partir del 12 de enero de 1768 los oficiales reales reseñaban en el Puerto de Santa María a los navegantes del Nuestra Señora de Loreto, al tiempo que suscribían la breve historia de su vida, o más bien, su reseña
Manuel LUENGO. Diario, I, 663.
AGS. Estado, 5044. Carta de Grimaldi al Conde de Fuentes. San Lorenzo, 31 de octubre de 1767.
Enrique GIMÉNEZ LÓPEZ y Mario MARTÍNEZ GOMIS. “La secularización de los jesuitas expulsos (1767-1773”, 268.
Enrique GIMÉNEZ LÓPEZ y Mario MARTÍNEZ GOMIS. “La secularización de los jesuitas expulsos (1767-1773”, 276. Enrique GIMÉNEZ LÓPEZ y Mario MARTÍNEZ GOMIS: “La secularización de los jesuitas expulsos (1767-1773”. En: Enrique GIMENEZ LOPEZ (Ed.). Expulsión y exilio de los jesuitas españoles. Alicante, Publicaciones de la Universidad de Alicante (1997) 276.
Enrique GIMÉNEZ LÓPEZ y Mario MARTÍNEZ GOMIS. “La secularización de los jesuitas expulsos (1767-1773”, 289-291.
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policial.74 El P. Yarza es más cáustico cuando con toda sobriedad escribe: “Desembarcados de las naves (…) fueron llevados los tan desgraciados al Puerto de Santa María, ciudad bella y espaciosa, y allí colocados con otros muchos reos y prisioneros en un Hospicio (…)”.75 Los de “La Fortuna” iniciarían idénticos trámites después de la primera semana de marzo. Una vez en suelo español, tendrían que afrontar una prueba mayor que las tormentas oceánicas y sentirse “reos y prisioneros”; nos referimos al chantaje y a la presión por parte de las autoridades hispanas. Prácticamente tendrían que revivir lo que sus hermanos en religión habían experimentado en la Isla de Córcega. Era casi cuestión de Estado promover las deserciones dentro del cuerpo de la Compañía. Y comenzaron con los novicios,76 a quienes trasladaron el 1 de mayo de 1768 a Jerez de la Frontera para contrastar sus voluntades.77 Sin embargo, los novicios del Paraguay lograron hacerle llegar a su maestro Juan de Escandón la siguiente carta, fechada el 22 de febrero de 1768, –que habla por sí sola–: Vino a este convento de San Francisco el señor Gobernador a tomarnos la declaración. Exploró nuestra voluntad y halló que perseverábamos todos en seguir a la Compañía, no obstante un nuevo decreto, el más estrecho que se podía pensar, hecho en el Consejo Extraordinario del 8 de este mes [febrero] en que se manifestaba la voluntad del Soberano, ordenando que los novicios que quisiesen seguir la Compañía de Jesús, se costeasen a sus expensas propias el viaje hasta el lugar de su destino, y esto en traje secular, sin permitirnos llevar sotanas, y no contento con esto, añade otra condición durísima que ha de ser forzosamente por tierra. No obstante estas durísimas condiciones, resolvimos unánimes seguir la Compañía del dulce Nombre de Jesús, y hacer nuestro viaje, aunque sea a pie, en traje de peregrinos, a imitación de nuestro Santo Estanislao de Koska, hasta la misma Roma, a fin de conseguir la sotana, que si no es a pedazos y por fuerza no nos la han de quitar.78
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares… n.º 7.
José YARZA. “La expulsión de los jesuitas…”, III, 83.
Inmaculada FERNÁNDEZ ARRILLAGA. “Los novicios de la Compañía de Jesús: la disyuntiva ante el autoexilio y su estancia en Italia”. En: Enrique GIMÉNEZ LÓPEZ (Ed.). Y en el tercero perecerán. Gloria, caída y exilio de los jesuitas españoles en el s. XVIII. Estudios en homenaje al P. Miquel Batllori i Munné. Alicante, Universidad de Alicante (2002) 251-277. La autora trata fundamentalmente de los novicios de las Provincias de España.
Una descripción: José JOUANEN. Historia de la Compañía de Jesús en la antigua Provincia de Quito. II, 652-653.
Citada por JOUANEN. Historia de la Compañía de Jesús en la antigua Provincia de Quito. II, 651-652.
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No deja de ser irritante la forma como las autoridades regias se comportaron con los novicios, peor aún algunos religiosos que se prestaron a coaccionar de forma humillante y artera la voluntad firme de estos jóvenes que habían optado por ser fieles a su vocación a pesar del negro horizonte que suponía para su futuro esta decisión. Quien desee leer los interrogatorios a que fueron sometidos, en confesión, estos noveles seguidores de Ignacio puede verlos in extenso en la obra del P. Juan de Velasco.79 En esencia, los confesores trataron de hacerles ver a estos jóvenes, llenos del espíritu que habían aprendido en sus casas de formación, que eran reos de tres grandes pecados: infidelidad al rey, desobediencia a la Pragmática Sanción y carencia de caridad para con ellos mismos. ¡Con qué facilidad querían transvasar la culpabilidad moral a la culpabilidad política! Para una visión de este proceso interno nos remitimos a la obra del diarista Manuel Luengo.80 Los depositados en Jerez de la Frontera, “combatidos fortísimamente por los dominicanos, habían sido físicamente predeterminados por a ellos a dejar, bien que a pesar de su inconsolable llanto, las sotanas. Eran 3 de la Provincia de Santa Fe, todos europeos”.81 El autor citado confiesa que logró recopilar toda la información gracias a la buena voluntad de un Hermano lego por cuyo medio los novicios enviaron el escrito a los padres del Puerto de Santa María. La desesperada presión ejercida sobre estos jóvenes no acabó ahí, pues el último chantaje consistió en obligarles a abandonar España sin que se les dotara del más mínimo dinero para el viaje. Enterados los expulsos del Puerto, les remitieron quinientos pesos y “a más de esos dio un eclesiástico piadoso otros 100 pesos para todos ellos, y pagando con estas limosnas y algunas otras que les dieron, [en] un Barco, salieron para uno de los puertos de Italia”.82 Este planteamiento económico seguiría a los novicios a lo largo de su vida, aunque en ese momento de generosidad espiritual no lo pudieran percibir. El propio Moñino, pocos meses antes de la extinción, se veía obligado a escribir: “Yo que he trabajado tanto por la supresión de un cuerpo tan peligroso para la Iglesia, y para los Estados, estoy lleno de compasión
APT. Legajo 382. Historia moderna del Reino de Quito y Crónica de la Provincia de la Compañía de Jesús del mismo Reino. Escrita por el Presbítero don Juan de Velasco. T. III. Año de 1788. Libro 4.º & 3: “Heroica constancia de los Novicios”. (Fols. 297-314).
Manuel LUENGO. Memoria de un exilio. Diario de la expulsión de los jesuitas de los dominios del rey de España (1767-1768). Estudio introductoria y nota de Inmaculada Fernández Arrillaga. Alicante, Universidad de Alicante, 2001.
APT. Legajo 382. Historia moderna del Reino de Quito, fol. 303.
Ibidem, fol. 314.
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por sus miserables individuos, fundándose ésta en principios de caridad, humanidad y política”.83 Para 1773 los neogranadinos que habían abandonado la Compañía de Jesús sumaban la siguiente cifra: seis sacerdotes; siete estudiantes; trece coadjutores, de un total de ciento setenta y ocho expulsos84. Con la extinción de la Orden en 1773 los que eran novicios en el momento de la expulsión de 1767 afrontaban tan deplorable situación económica que se vieron obligados a apelar a la comprensión real y dirigirse a la Corona, “confesando su gravísimo error, pidiendo indulto de su exceso e implorando la benignidad Real”.85 De inmediato los ex novicios de la Provincia del Nuevo Reino remitieron a Madrid el consiguiente memorial en el que aseguraban que su decisión de seguir a los jesuitas mayores al destierro debía considerarse fruto de su “inexperta juventud”, y en consecuencia, demandaban un subsidio anual para mantenerse, además del socorro del vestuario.86 La campaña entre los jesuitas ya formados fue más sutil. Tras las agotadoras jornadas del Atlántico, sumados el tedio, la fatiga y el cansancio, y por otra parte la falta de horizontes para el futuro, a los desterrados que abandonasen la Compañía se les dio a entender que serían mirados por el Rey como súbditos fieles y leales, sobre todo se les permitiría regresar a
AGS. Estado, 5047. Carta de Moñino a Grimaldi. Roma, 9 de septiembre de 1773. Citado por Inmaculada FERNÁNDEZ ARRILLAGA. “Los novicios de la Compañía de Jesús: la disyuntiva ante el autoexilio y su estancia en Italia”, 272.
Enrique GIMÉNEZ LÓPEZ y Mario MARTÍNEZ GOMIS. “La secularización de los jesuitas expulsos (1767-1773)”, 289-291. Según PACHECO ALBALATE, en el Puerto de Santa María abandonaron la orden: el H. Manuel Gavina (Colegio Máximo); Bernardo y Domingo Roel (Colegio Máximo) y el H. Tomás Silva (Colegio Máximo). Manuel PACHECO ALBALATE. El Puerto: ciudad clave en la expulsión de los jesuitas por Carlos III, 297-299. También falleció en este puerto andaluz el H. Toribio Molina (PACHECO ALBALATE. El Puerto, 303).
AGS. Estado, 5047. Carta de Grimaldi a Floridablanca. Septiembre de 1773. Citado por Inmaculada FERNÁNDEZ ARRILLAGA. “Los novicios de la Compañía de Jesús: la disyuntiva ante el autoexilio y su estancia en Italia”, 272.
AGS. Gracia y Justicia, 671. Carta de Grimaldi a Roda, 9 de noviembre de 1773. Informa resolución real a Consulta del Consejo sobre representación de catorce novicios de la Provincia de Santa Fe. Los firmantes del Memorial eran: Ramón Casanova, Mariano Constán, Antonio Sellens, Leandro Gonsalbes [González], Diego Sebastián, Francisco Carchano, Juan Petit, Pedro de la Lastra, Vicente Sanz, Andrés de Villa, Francisco Ranier, Vicente de Castro, Francisco Queralto, Manuel Carranza y Juan Bautista Moreno (AGS. Estado, 5047: Novicios de la Provincia de Santa Fe suplicando socorro para vestirse decentemente y subsidio anual, pues la Compañía ha sido extinguida. AGS. Estado, 671. Carta de Grimaldi a Floridablanca, 9 de noviembre de 1773. Citado por Inmaculada FERNÁNDEZ ARRILLAGA. “Los novicios de la Compañía de Jesús: la disyuntiva ante el autoexilio y su estancia en Italia”, 272. Si comparamos la lista de los expulsados de Tunja en 1767 observamos que solamente faltan 3: José Pla que falleció en La Habana, Francisco Javier Igaregui y Lorenzo Villaseca.
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sus tierras americanas y una vez allí podrían optar por todos los cargos y dignidades civiles y eclesiásticas.87 El proceso requerido para los disidentes exigía que cada uno escribiera su respectiva carta al Conde de Aranda en la que solicitaban ser dimitidos de la Orden y a cumplir la Ordenanza regia de prestar juramento de fidelidad. La contestación de Aranda (27 de mayo de 1768) constituyó una gran sorpresa, pues en ella se ordenaba que los disidentes fueran separados de los que permanecían firmes en su pertenencia a la Compañía de Jesús y que de la misma manera debían ser trasladados a Italia para obtener la desvinculación que suponían sus votos religiosos, y posteriormente se les haría saber la resolución del monarca con respecto a su regreso a la Península Ibérica. Lo cierto es que, por muy diversas causas, la mayoría explicables, los “disidentes y malcontentos” –como escribirá el diarista cordobense Peramás– fueron muchos.88 Para el 10 de junio de 1768 el número de disidentes ascendía a un centenar.89 El 28 de mayo de 1768 fueron trasladados a los conventos de San Francisco y San Agustín; un sacerdote y dos hermanos coadjutores de la Provincia del Nuevo Reino. ¿Cuándo y cómo realizaron el tramo de Cádiz a Córcega? Disponemos de noticias muy fragmentadas sobre esta operación de traslado. Por una parte, tenemos noticias de que el 7 de marzo de 1768 salieron los que habían residido en Cartagena y Mompox; tras hacer escala en Cartagena, desembarcaron en Ajaccio.90 Por otra parte, si los restantes neogranadinos no hicieron la travesía con los españoles, es lógico pensar que lo hicieron con el resto de americanos a quienes el 6 de junio de 1768 se les comunicó de nuevo la orden de abandonar España y partir para Córcega.91 El Santa Isabel trasportaba ciento tres jesuitas extranjeros; en el Jasón viajaban todos los disidentes; en el Nerón pusieron a ciento ochenta y un jesuitas americanos, quince de ellos pertenecían al Nuevo Reino. Los demás se distribuyeron en los buques restantes. El día 15 levaron anclas todos los navíos, el 20 fondearon en Cartagena, el 28 de junio avistaron a Mallorca, el 5 de julio a Cerdeña y el 9 dieron
José JOUANEN. Historia de la Compañía de Jesús en la antigua Provincia de Quito. II, 653.
Véase en: J. A. FERRER BENIMELI. “La expulsión y extinción…”, 243-244.
José JOUANEN. Historia de la Compañía de Jesús en la antigua Provincia de Quito, II, 653.
APT. Legajo 382. Historia moderna del Reino de Quito y Crónica de la Provincia de la Compañía de Jesús del mismo Reino, fol. 342.
José Antonio FERRER BENIMELI. La expulsión y extinción de los jesuitas según la correspondencia diplomática francesa. T. II. Córcega y Paraguay. [San Cristóbal] (1995) 105 y ss.
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fondo en la bahía de Ajaccio. Según el cronista Yarza, la navegación hasta Córcega duró treinta días.92 El día 16 el Gobernador decidió admitir a los expatriados en la ciudad de La Bastia y el convoy tardó nueve días para hasta llegar a la bahía de San Florencio. El día 29 se dio a todos la pensión real para dos meses, la cual consistía en doce pesos fuertes y cuatro reales para los sacerdotes y estudiantes y diez pesos fuertes y dos reales para los coadjutores.93 Entre los escasos horizontes informativos de que disponían los expatriados, Córcega significaba una posible continuación de las calamidades del exilio. Pero en esa atmósfera confusa tuvieron que sospechar que quizás su estancia en la isla se abría a un confinamiento largo e irresponsable por parte del Gobierno hispano que de esa forma se deshacía de ese ejército humano al que querían convertir en despojo y chatarra. Fuera de los dominios del Imperio español, ¿qué podía significar pensar en instalarse en los espacios geográficos corsos en los que la guerra había traído desolación e inseguridad y falta de perspectivas de futuro?94 Los Superiores habían tomado conciencia clara de las tácticas que utilizaban los ministros de Carlos III respecto a los seguidores de Ignacio de Loyola: con la presión de la implacable adversidad intentaban fomentar las deserciones y así fracturar la unidad del cuerpo, pero también pesaba en la política de los Borbones el hecho de que esos hombres se habían sembrado en el imaginario de muchas sociedades tanto en España como en América.95 Mientras llegaban a los Estados pontificios era imperioso mantener tanto los grandes ideales de supervivencia como la integridad del “cuerpo de la Compañía” en todas sus estructuras: espirituales, organizativas y educacionales, así como aquellos elementos de cohesión que les garantizaran salir airosos de las pruebas a que estaban sometidos. En definitiva, habían abandonado los dominios de España para enfrentar lo desconocido. En ese contexto, hay que comprender la actitud de las nuevas autoridades francesas de aterrarse ante la llegada de mil cuarenta y tres nuevos expulsos, amén de los novecientos españoles que ya habían ingresado a la isla y dos mil soldados franceses. Allí se dio licencia para que los jesuitas
José YARZA. “Expulsio sociorum, 1767. Narratur historia laborum Societatis inter Indianos, quorum indoles et mores discribuntur. Iter exsulium Jesuitarum in Italiam. Suppressio Societatis. 1773”. En: José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos para la Historia de la Compañía de Jesús en Venezuela. Caracas, Academia Nacional de la Historia, III (1974) 84.
La síntesis en: JOUANEN. Historia de la Compañía de Jesús en la antigua Provincia de Quito, II, 655.
James BOSWELL. Etat de la Corse, presentation, traduction et notes de Jean Vivies. Parrís, 1992. Paul ARRIGHI. La vie quotidienne au Corse au XVIIIe siècle. Paris, 1970.
Mario MARTÍNEZ GOMIS. “Los problemas económicos y de habitación de los jesuitas españoles exiliados en Córcega (1767-1768)”. En: Enrique GIMÉNEZ LÓPEZ (Ed.). Y en el tercero perecerán. Gloria, caída y exilio de los jesuitas españoles en el s. XVIII. Estudios en homenaje al P. Miquel Batllori i Munné. Alicante, Universidad de Alicante (2002) 479-494.
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extranjeros pudieran regresar a sus patrias si fletaban el barco por su cuenta. Así lo hicieron catorce austriacos y cinco sardos.96 Sin embargo, la estancia de los americanos en esta isla sería breve, pues al pasar a poder de Francia, según el Tratado firmado en Compiègne el 15 de marzo de 1768, Génova había vendido Córcega a la nación gala por un millón de francos.97 A lo largo del mes de septiembre tuvieron que desalojar Córcega y otra vez se vieron obligados a vivir la amarga experiencia de ser expulsados de España, despedidos de Córcega, rechazados por Génova, a la vez que Roma les cerraba sus puertos.98 Por fin se determinó que los jesuitas fueran llevados a Porto Fino para de allí ser trasportados en pequeñas falúas a Sestri con orden de pasar por tierra al estado confinante de Parma y de aquí a su destino final que fueron algunas pequeñas localidades de la Marca de Ancona y del ducado de Urbino.99 Y el P. José Yarza, cronista de los desterrados jesuitas neograndinos, pinta la llegada de sus colegas del Nuevo Reino a su destierro definitivo de la siguiente forma: “(…) llegaron con los vestidos destrozados, faltos de fuerza, lánguidos, macilentos, descoloridos, quemados por el sol, tanto que los nativos del país mostraban horror, llenos de enfermedades y dolencias contraídas por la gran diversidad de climas, víveres, cárceles, navegaciones y, cuantos padecimientos se puede imaginar”100. También es verdad que podría pensarse que un grupo tan cualificado de hombres debería haber emprendido su defensa una vez reagrupado en su destierro de los Estados pontificios. En efecto, los miembros de la Pro-
APT. Legajo 382. Historia moderna del Reino de Quito y Crónica de la Provincia de la Compañía de Jesús del mismo Reino, fol. 359-360 (Libro 5.º & 2, n.º 10).
J. A. FERRER BENIMELI. La expulsión y la extinción… 103. El documento lleva por título: Tratado entre el Rey y la Serenísima República para el envío de un cuerpo de tropas a Córcega.
J. A. FERRER BENIMELI. La expulsión y la extinción… 112.
J. A. FERRER BENIMELI. La expulsión y la extinción… 113-114. Según Enrique Giménez López y Mario Martínez Gomis (La expulsión y exilio de los jesuitas españoles, 201) los jesuitas americanos trazaron la siguiente ruta: 31 de agosto salen de Bastia; del 2 al 12 de septiembre permanecen anclados en Porto Fino; el 12 llegan a Sestri y permanecen hasta el 14, fecha en que comienzan su viaje a pie pasando por Campesi, San Pietro y Tuberoni. Del 15 al 18 atraviesan los montes hasta Borgo di Toro y en esta población descansaron hasta el día 20. Ese mismo día 20 llegan a Fornovo y el 21, en carruajes, pasan ante las murallas de Parma y llegan a Reggio. El 22 pasan por Rubiera, comen en Módena y arriban a los Estados pontificios. Esa misma tarde avistaron Bolonia en cuyos alrededores pernoctaron. El 23 cruzaron por Castel San Pietro y se detuvieron en Imola. Y el 24 entraron en Faenza.
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José YARZA. “Expulsio sociorum, 1767. Narratur historia laborum Societatis inter Indianos, quorum indoles et mores discribuntur. Iter exsulium Jesuitarum in Italiam. Suppressio Societatis. 1773”. En: José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos para la Historia de la Compañía de Jesús en Venezuela. Caracas, Academia Nacional de la Historia, III (1974) 89.
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vincia del Nuevo Reino de Granada se fueron ubicando, hacia 1769, en lo que la burocracia española denominó la Legación de Urbino. En su capital Gubbio y en pequeñas ciudades como Fano, Pérgola, Senigallia, Fossombrone y otras tuvieron que instalarse todos los que habían laborado en los territorios que hoy configuran las Repúblicas de Venezuela y Colombia.101 Indudablemente, tenemos noticia de algunas obras relativas a la historia del período que estudiamos, pero lamentablemente permanecen inéditas y su búsqueda constituye una necesidad a fin de poder rehacer la genuina biografía de la Compañía de Jesús expulsada de Colombia en 1767. De nuevo todas sus actividades y desvelos fueron súbitamente abortados al ser promulgado por el Papa Clemente XIV el Dominus ac Redemptor, del 21 de julio de 1773102, por el cual se extinguía en el mundo lo que había sido la Compañía de Jesús. De esta suerte, la poderosa estructura institucional que había servido a la Iglesia por más de dos siglos en los incontables espacios de Europa, Asia, África y América, quedaba disuelta y sus miembros jurídicamente desintegrados e inhábiles, civil y eclesiásticamente, para reconstruir lo que había sido la Compañía de Jesús. Solo les restaba subsistir en un hostil destierro, implacablemente vigilado por los comisarios del monarca español. Los jesuitas, expulsos y extintos, fueron obligados a romper con su pasado, iniciar una vida nueva y luchar por subsistir en un mundo que en el mejor de los casos toleraba a unos hombres que habían servido a la humanidad en todos los continentes conocidos. Esta decisión reducía a cenizas las ilusiones y las obras desarrolladas por los jesuitas en todo el mundo.103 Así concluía la historia institucional de los jesuitas, aunque la de sus miembros continuó aisladamente en la vida cultural y política no solo
En el Archivo de la Provincia de Toledo (Legajo 382) se encuentra una interesante manuscrito intitulado “Historia moderna del Reino de Quito y Crónica de la Provincia de la Compañía de Jesús del mismo Reino”. Escrita por el Presbítero don Juan de Velasco. T. III. Año de 1788. Aunque fundamentalmente se refiere a Quito se pueden encontrar cantidad de noticias que fueron comunes a todos los expatriados.
Breve de nuestro muy santo Padre Clemente XIV por el qual su Santidad suprime, deroga, y extingue el instituto y orden de los Clérigos Regulares, denominados de la Compañía de Jesús, que ha sido presentado en el Consejo para su publicidad. Madrid. En la imprenta de Pedro Marín, 1773. (El texto que reposa en el archivo de UCAB es bilingüe. Una copia fue publicada en J. A. FFERRER BENIMELI. “La expulsión y extinción de los jesuitas según la correspondencia diplomática francesa 1770-1773”. En Paramillo. San Cristóbal, 17 (1998) 319-384.
Véase: José Antonio FERRER BENIMELI. “Carlos III y la extinción de los jesuitas”. En: Paramillo. San Cristóbal, 9-10 (1990) 417-436. J. A. FERRER BENIMELI. “La expulsión y extinción de los jesuitas según la correspondencia diplomática francesa. T. III. 1770-1773”. En: Paramillo. San Cristóbal, 17 (1998) 5-386. Isidoro PINEDO IPARRAGUIRRE. “La intervención del Gobierno de Carlos III en el Cónclave de Clemente XIV (1769)”. En: Paramillo. San Cristóbal, 9-10 (1990) 437-449. Isidoro PINEDO I. “El antiguo régimen, el Papado y la Compañía de Jesús (17671773)”. En: Paramillo. San Cristóbal, 14 (1995) 363-569.
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de Italia sino de otros países europeos.104 Pero el ostracismo duraría hasta 1815 –cuarenta y ocho años después de la expulsión y cuarenta y dos de la extinción– año en que sería restablecida canónicamente la Compañía de Jesús por el Papa Pío VII.105 1. Los expulsos Ya hemos hablado del último rector, Domingo Scribani, en esta historia. El P. Bernardo Recio, que lo conoció en España en 1766, escribía: “Era éste (…) de tan acreditado talento, que fue dos veces, una tras otra, provincial de Santa Fe. Era italiano, hijo de Parma, muy bien parecido y entendido, y como tal halló cabida con la reina madre doña Isabel, la Parmesana”.106 Regresado a Italia se insertó en la Provincia Véneta y fue padre espiritual en el colegio de Cotignola. Murió el 12 de noviembre de 1769. Vicente Ballesteros fungía como Ministro del Colegio y suponemos que como Ayudante del Maestro de Novicios.107 Por ausencia del Rector, le tocó asumir todo el acto de expropiación y expulsión de los bienes del Colegio.108 Al no aparecer en ninguna de las listas que se elaboraron tanto en el Puerto de Santa María como la que redactó el Sr. Archimbaud, nos lleva a concluir que debió fallecer en el viaje. La estancia americana del P. Francisco Campi (1739-1821) fue breve, pues se encontraba en Tunja realizando su Tercera Probación.109 Expulsado en 1767, en 1774 vivía en Fosombrone.110 Una vez restablecida la Compañía de Jesús en 1815, se reintegró de inmediato a ella y fue rector del colegio
Miguel BATLLORI. La cultura Hispano-italiana de los jesuítas expulsos. Madrid, 1966. Alexander VIVIER. Nomina Patrum ac Fatrum qui Societatem Jesu ingressi in ea supremum diem obierunt (7 augusti 1814-7 augusti 1894). Parisiis, 1897.
Para el estudio de esta época véase: Lesmes FRIAS. Historia de la Compañía de Jesús en su Asistencia moderna de España. Madrid, t. I (1815-1835), 1923. Para el texto la Real Cédula por la que se restablece la Compañía de Jesús en España, véase: José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos, III, 215-219.
Bernardo RECIO. Compendiosa relación de la cristiandad de Quito. Madrid (1947) 569.
Juan Manuel PACHECO. “Los jesuitas del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, III (1953) 49.
Benito CASAL y MONTENEGRO. “Expulsión de los jesuitas que residían en Tunja en 1767”. En: Boletín de Historia y Antiguedades. Bogotá, 2 (1904) 573.
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares de la Compañia transferidos de la Provincia de Santa Fe de Bogotá en el Navío nombrado San Pedro y San Pablo que al presente se hallan recidiendo en la Casa Hospicio de esta ciudad, n.º 106.
Archivo de Monumenta Historica Societatis Jesu. Armadio F-10. Relación individual de los exjesuitas muertos en las once provincias de España e Indias desde la expulsión hasta el día 30 de junio de 1777. Por don Juan Antonio Archimbaud. Provincia de Santa Fee. N.º 4392.
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de Tortosa desde 1816; falleció en esta ciudad del Ebro en 1821.111 Debió ser buen humanista, pues en su destierro italiano escribió: La Ilíada de Homero traducida y con anotaciones y Hesíodo traducido de griego en castellano.112 También tradujo al italiano la obra Nuove Ricerche sulle fratture Della Rotola del quirurgo hispano Leonardo Galli.113 Más impreciso se presenta la entrada “Las novenas del Padre Mariano traducidas al castellano”, ya que el P. Antonio Francisco Mariano (1680-1751) es autor de una extensa bibliografía de literatura espiritual, y suponemos que Uriarte y Lecina se refieren a las Pratica divota per la Novena…114 Juan Espinosa (1714-1774) había desarrollado una gran actividad tanto en las Misiones del Meta como en las del Orinoco; pero en 1763 se había radicado en Tunja como operario. Expulsado a Italia, vivía en Cantiano en donde falleció el 3 de abril de 1774.115 Dionisio Gutiérrez (1740-1785) realizaba su año de Tercera Probación cuando le fue intimado el decreto de expatriación en 1767. Desterrado a Italia, vivía en 1774 en Gubbio,116 ciudad en la que le sorprendió la muerte el 5 de junio de 1785.117 Juan Bautista Oliver (1736-¿?) era uno de los sacerdotes que realizaba su año de Tercera Probación118 cuando le fue intimado el decreto de expulsión el 1 de agosto de 1767.119 Desterrado a Italia, vivía en Pergola en 1774 y en 1800 en Urbino.120 Tomás Vilas (1737-¿?) había abandonado las misiones orinoquenses para completar su formación religiosa en Tunja con el año dedicado a rehacer su
José Eug. De URIARTE y Mariano LECINA. Biblioteca de escritores de la Compañía de Jesús pertenecientes a la antigua Asistencia de España desde sus orígenes hasta el año de 1773. Madrid, II (1930) 71-72.
José Eug. De URIARTE y Mariano LECINA. Biblioteca de escritores… II, 72.
Eug. de URIARTE. Catálogo razonado de obras anónimas y seudónimas de autores de la Compañía de Jesús pertenecientes a la antigua asistencia española. Madrid, I (1904) 503.
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Carlos SOMMERVOGEL. Bibliothèque de la Compagnie de Jésus. Bruxelles-Paris, V (1904) 567-574.
José DEL REY FAJARDO. Los jesuitas en Venezuela. T. II: Los hombres. Caracas-Bogotá (2007) 176-177.
Relación individual de los ex-jesuitas muertos en las Once Provincias de España e Indias desde la expulsión hasta el día 30 de junio de 1777. Por don Juan Antonio Archimbaud. Provincia de Santa Fee. N.º 4387.
Juan Manuel PACHECO. “Los jesuitas del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”, 49.
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiación… 104.
Juan Manuel PACHECO. “Los jesuitas del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, III (1953) 40 lo confunde con el P. Juan Bautista Oliver que era estudiante en Bogotá. AHN. Jesuitas, 827/2. Filiación… 104.
Archivo de Monumenta Historica Societatis Jesu. Armadio F-10. Relación individual de los ExJesuitas muertos en las Once Provincias de España e Indias desde la expulsión hasta el día 30 de junio de 1777. Por don Juan Antonio Archimbaud. Provincia de Santa Fee. N.º 4390.
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espíritu jesuítico. Desterrado a Italia residía en 1774 en Fano121 y en 1800 en Urbino.122 Entre los extranjeros se encontraban el Rector Domingo Scribani, el P. Juan Bautista de Sales y Salvador Sorbo. Juan Bautista de Sales (1719-1769) provenía de las misiones casanareñas y al parecer había subido a Tunja para realizar su año de espiritualidad. Habiendo regresado a Italia, se dedicó a ministerios sacerdotales en el colegio de Sezze y falleció el 7 de julio de 1769.123 Salvador Sorbo (1741-¿?), al igual que los anteriores, había cumplido con su año de formación ascética en Tunja tras haber sido profesor de Retórica en la Facultad de Lenguas de la Universidad Javeriana.124 Desterrado a Italia, trabajó en los colegios de Fabriano, Ancona y Recanati.125 Carecemos de ulteriores noticias. Los PP. Ignacio Asuaje y Francisco Antonio Quirós y el Hermano José Peláez no pudieron seguir a sus hermanos al destierro. El primero fue recluido en el convento de San Agustín;126 el segundo en el de Santo Domingo,127 donde le sorprendería la muerte en 1770,128 y el tercero en el convento de los Hermanos de San Juan de Dios.129 No hemos logrado saber mucho de los que iban a iniciar su Tercera Probación. Esteban Font (1740-¿?) vivía en Fano en 1774.130 En 1774 residían en la ciudad de Fratta Mateo Guzmán,131 Esteban Lloret,132 colaborador de Hervás en el tomo V de la Idea dell’Universo,133 y Andrés Pascual.134
ANCh. Jesuitas, 442. Y allí permanecía en 1784 (PACHECO. “Los jesuitas de la Provincia del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”, 50).
ARCHIMBAUD. Catálogo de la Provincia de Santa Fe, n.º 4389.
G. KRATZ. “Gesuiti italiani nelle Missioni spagnuole al tempo dell’espulsione (1767-1768)”. En: Archivum Historicum Societatis Iesu. Roma, 11 (1942) 41.
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiación… 63.
Guillermo KRATZ. “Gesuiti italiani…”, 44.
Benito CASAL Y MONTENEGRO. “Expulsión de los jesuitas que residían en Tunja en 1767”. En: Boletín de Historia y Antigüedades. Bogotá, año 2, n.º 21 (1904) 574.
Benito CASAL Y MONTENEGRO. “Expulsión de los jesuitas que residían en Tunja en 1767”, 574.
ARSI. Historia Societatis, 53.o Catálogo de 1770: “Nescitur dia et mens”.
Benito CASAL Y MONTENEGRO. “Expulsión de los jesuitas que residían en Tunja en 1767”, 574.
ARCHIMBAUD. Catálogo de la Provincia de Santa Fe, n.º 4395.
ARCHIMBAUD. Catálogo de la Provincia de Santa Fe, n.º 4396.
ARCHIMBAUD. Catálogo de la Provincia de Santa Fe, n.º 4394.
Pierangelo BELLETTINI, Tipografi romagnoli ed ex gesuiti spagnoli negli ultimi decenni del settecento. Firenze, Leo S. Olschki editore (1998) 611. Posteriormente debió vivir en Gubbio pues allí aparece en el texto citado.
ARCHIMBAUD. Catálogo de la Provincia de Santa Fe, n.º 4393.
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Los hermanos coadjutores Tomás Funes (1739-¿?) había estado a cargo de la hacienda de Firavitoba.135 La expulsión de 1767 le sorprendió en la capital boyacense.136 Desterrado a Italia, se secularizó antes de 1774, aunque ignoramos la fecha exacta.137 Juan Heredia (1716-¿?) había dedicado gran parte de su biografía a la educación de los niños en la Escuela de primeras letras.138 La expulsión de 1767 la vivió en la capital de Boyacá.139 Falleció en el mar el 15 de noviembre de 1767.140 Juan Sant (1727-1790) había sido un fiel servidor de la comunidad jesuítica tunjana. Desterrado a Italia, en 1774 vivía en Gubbio;141 murió en Roma el 16 de octubre de 1790.142 Toda la biografía americana de Lorenzo Schauberger (1726-1791) transcurrió en el colegio de Tunja, primero como panadero143 y después como encargado de la hacienda de Lengupá.144 La expulsión de 1767 le sorprendió en Lengupá.145 Desterrado a Europa, falleció el 16 de septiembre de 1791 en Kösching cerca de Ingolstadt.146 Facundo Tirado (1727-¿?) se había desempeñado en la capital boyacense como maestro de los niños.147 La expulsión de 1767 le encontró en
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiación… n.º 108. ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 355.
Juan Manuel PACHECO. “Los jesuitas del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, III, (1953) 51.
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiación… Indice de la Filiación.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 354v. Catálogo de 1763 y en 1764 permanecía con idéntica actividad (Luis Carlos MANTILLA. Fuentes para la historia demográfica de la vida religiosa masculina en el Nuevo Reino de Granada. Santafé de Bogotá (1997) 71.
Juan Manuel PACHECO. “Los jesuitas del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, III (1953) 51.
ARSI. Historia Societatis, 53.ª fol. 68.
ARCHIMBAUD. Catálogo de la Provincia de Santa Fe, n.º 4397.
Juan Manuel PACHECO. “Los jesuitas…”, 51.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 347v. Catálogo de 1756
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares de la Compañia del nombre de Jesus pertenecientes a la Provincia de Sta. Fee de Bogota venidos en diferentes Navios… N.º 109. ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 354v. Catálogo de 1763. Lo mismo afirma el catálogo de 1764: Luis Carlos MANTILLA. Fuentes para la historia demográfica de la vida religiosa masculina en el Nuevo Reino de Granada. Santafé de Bogotá (1997) 71.
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiación… n.º 109. Juan Manuel PACHECO. “Los jesuitas del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, III (1953) 51.
GERL, Herbert. [1968?]. Catalogus Generalis Provinciae Germaniae Superioris et Bavariae Societatis Jesu 1556-1773. Sin lugar de edición ni fecha. [München, 1968?] 417.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 347v. Catálogo de 1756.
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el colegio de Tunja como portero.148 Desterrado a Italia, se secularizó el 26 de junio de 1772.149 En 1774 vivía en Orciano.150 José Vargas (1744- ¿?)151 había ingresado en la Compañía de Jesús en 1764152 y siguió a sus compañeros al destierro en 1767.153 Llegado a Italia, se secularizó el 7 de abril de 1770 y en 1774 vivía en Orciano; en 1800, en Urbino.154 Hemos podido recabar pocas noticias sobre los novicios que abandonaron Tunja el 7 de agosto. De ellos hay que señalar a Francisco Carchano, quien acababa de llegar de España a la Casa de Probación de Tunja para desandar el mismo camino, pero como un vulgar delincuente. En 1774 vivía en Italia en Gubbio.155 Volvemos a tener noticias de él en el momento de la restauración de la Compañía de Jesús en 1815. En 1820 huyó de España a Italia para liberarse de las amenazas de los constitucionalistas que lo habían condenado a muerte. De vuelta a la capital ibérica enseñó humanidades en el Colegio Imperial de Madrid de donde pasó a regentar el colegio de Manresa, ciudad en la que le alcanzaría la muerte el 24 de agosto de 1831.156 Compañero de viaje a las Indias de Carchano fue el joven José Pla, quien en el itinerario de regreso encontraría la muerte en el hospital de Nuestra Señora de Belén, en La Habana, el 22 de diciembre de 1767.157 Ramón Casanova. De su estancia italiana sólo sabemos que en 1774 vivía en Pérgola.158 Vicente Castro residía en Gubbio en 1774159 y falleció en
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AHN. Jesuitas, 827/2. Filiación…”, n.º 71.
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Juan Manuel PACHECO. “Los jesuitas del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, III (1953) 51.
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Archivo de Monumenta Historica Societatis Jesu. Armadio F-10. Relación individual de los exjesuitas muertos en las once provincias de España e Indias desde la expulsión hasta el día 30 de junio de 1777. Por don Juan Antonio Archimbaud. Provincia de Santa Fee. N.º 4398.
151
Juan Manuel PACHECO. “Los jesuitas del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, III (1953) 51.
152
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares de la Compañia del nombre de Jesus pertenecientes a la Provincia de Sta. Fee de Bogota venidos en diferentes Navios… N.º 107.
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Juan Manuel PACHECO. “Los jesuitas…”, 51.
154
Archivo de Monumenta Historica Societatis Jesu. Armadio F-10. Relación individual de los exjesuitas muertos en las once provincias de España e Indias desde la expulsión hasta el día 30 de junio de 1777. Por don Juan Antonio Archimbaud. Provincia de Santa Fe. N.º 4399.
155
Juan Antonio ARCHIMBAUD. Provincia de Santa Fee. N.º 4413. Curiosamente lo anota entre los novicios coadjutores.
156
José Eug. De URIARTE y Mariano LECINA. Biblioteca de escritores de la Compañía de Jesús pertenecientes a la antigua Asistencia de España desde sus orígenes hasta el año de 1773. Madrid, II (1930) 98.
Juan Manuel PACHECO. “Los jesuitas del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”, 52.
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ARCHIMBAUD. Provincia de Santa Fee. N.º 4402.
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ARCHIMBAUD. Provincia de Santa Fee. N.º 4407.
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Roma el 13 de abril de 1784.160 Mariano Constans era habitante de Gubbio en 1774.161 Leandro González [Gonsalves] también se encontraba en 1774 en Gubbio162 y posteriormente en Fano, en donde colaboró en el tomo I de la Idea dell’Universo.163 Francisco Igaregui era habitante de Gubbio en 1774.164 Pedro Lastra vivía en Cantiano en 1774.165 Juan Petit residía en 1774 en Gubbio y falleció en Bérgola el 27 de enero de 1777.166 Vicente Sanz vivía en 1774 en Gubbio y en 1800 en Urbino.167 Diego Tomás Sebastián vivía en 1774 en Pergola.168 Antonio Sellens no aparece ni en las listas del Puerto de Santa María ni en las de Archimbaud. Murió en Roma el 23 de diciembre de 1794.169 Juan Andrés Villa vivía en 1774 en Gubbio y murió en Bergola el 24 de mayo de ese mismo año.170 Los novicios coadjutores que también aceptaron el destierro son: Manuel Carranza, quien en 1774 vivía en Gubbio y en 1800 en Urbino.171 De Francisco Cueraltó disponemos de las mismas noticias que del anterior. Juan Bautista Moreno estaba radicado en Pérgola en 1774.172 Lorenzo Villaseca parece que también residía en Gubbio en 1774.173 El espíritu de supervivencia aconsejó de inmediato a los superiores neogranadinos respecto a que la formación intelectual debía ser el primer objetivo a pesar de las trabas del destierro. Y así, el día 5 de diciembre de 1768 se dio comienzo en Gubbio a las clases de Filosofía y Teología para los jóvenes jesuitas del Nuevo Reino que habían aceptado el reto de la expulsión.174 En otras palabras, el espíritu de supervivencia intelectual y jesuítica les llevó a crear en la pequeña ciudad de Gubbio un remedo extremadamente pobre, pero esperanzador, de lo que
Juan Manuel PACHECO. “Los jesuitas del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”, 52.
ARCHIMBAUD. Provincia de Santa Fee. N.º 4405.
ARCHIMBAUD. Provincia de Santa Fee. N.º 4414.
Pierangelo BELLETTINI, Tipografi romagnoli ed ex gesuiti spagnoli negli ultimi decenni del settecento, 603.
ARCHIMBAUD. Provincia de Santa Fee. N.º 4403.
ARCHIMBAUD. Provincia de Santa Fee. N.º 4412.
ARCHIMBAUD. Provincia de Santa Fee. N.º 4411.
ARCHIMBAUD. Provincia de Santa Fee. N.º 4406.
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ARCHIMBAUD. Provincia de Santa Fee. N.º 4404.
Juan Manuel PACHECO. “Los jesuitas del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”, 53.
ARCHIMBAUD. Provincia de Santa Fee. N.º 4410.
ARCHIMBAUD. Provincia de Santa Fee. N.º 4409.
ARCHIMBAUD. Provincia de Santa Fee. N.º 4408.
ARCHIMBAUD. Provincia de Santa Fee. N.º 4416.
Archivio Vescovile. Mss. 15. Geniale antimodernum philosophicum antiquo Aristotelicum… elaboratum a R. A. P. Joachimo Leal e S. I. Eugubii, 1768. Mide 13 por 19; circa 100 pp. En el último folio dice: “El día 5 de diciembre se abrieron, o comenzaron las aulas theologica, y philosophica de los Jesuitas desterrados aqui en Gubbio. Año de 1768”.
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había sido la Universidad Javeriana en Santafé de Bogotá. Sin biblioteca, sin instalaciones adecuadas, sin ningún tipo de ayudas, es lógico que los hombres que habían consagrado sus vidas a las ciencias eclesiásticas en tierras neogranadinas realizaran el esfuerzo sobrehumano de levantar un nuevo edificio científico para sustituir al que habían construido siglo y medio antes en la gran sabana bogotana. Encontramos una prueba fehaciente en el Archivo Vescovile de Gubbio en donde reposan los manuscritos de los siguientes jesuitas: Antonio Julián,175 Joaquín Leal,176 Diego de la Pava,177 José Terez178 y Gabriel Villalonga.179 También es lógico preguntarse: ¿qué pasó con los profesores javerianos que estuvieron vinculados con las ciencias eclesiásticas en Colombia, por ejemplo, José Pagés (1709-¿?),180 Manuel Balzátegui (1715-1792),181 Domingo Scribani (1707-1769)182 y Jaime de Torres (1711-¿?)183? El 21 de febrero de 1769 el P. Manuel Balzátegui, Provincial, le presentaba al obispo de Gubbio D. D. Paulo Orefici la lista de los jesuitas neogranadinos que debían recibir las Órdenes sagradas:184 Esteban Lloret, había estudiado Filosofía, Teología escolástica y moral. Mateo Guzmán: Idem. Raimundo Verger: Idem. Andrés Pasqual: Idem. Ordinatus minoribus. Esteban Font: Idem. Francisco Javier Julián: Idem. Juan Bautista Oliver: Idem. Ordinatus minoribus. Francisco Cerdá: Idem. Ordinatus minoribus. Manuel
Archivio Vescovile. Mss. 53. Volumen único. Anno 1769: Tractatus theologico-scholasticus… Mss. 66. En otro volumen único: Tractatus de vera Christi Ecclesia. Mss. 67. En otro volumen único: Sistema Theologicum Scholastico docmatico de Dei Scientia et Providentia.
Archivio Vescovile. Mss. 15. Geniale antimodernum philosophicum antiquo Aristotelicum… Mss. 18: Tractatus de Animastica. Mss. 113. Tertia pars Philosophiae sive Ontologia. Mss. 114. Pars prima Philosophiae. Logica rationalis. Mss. 115. Pars Tertia Philosophiae sive Psicología. Mss. 129. Pars altera Philosophiae, seu Phisica universales.
Archivio Vescovile. Mss. 53. Dissertationes Theologicae de visione Dei. Tractatus theologico-moralis de saluberrimo sacramento penitentiae. Mss., 66. Volumen corporativo: Tractatus theologigus de Incarnati Verbi Misterio. Tractatus theologicus de fide divina. Tractatus theologicus DocmagticoScholasticus.
Archivio Vescovile. Mss. 66. Tractatus theologicus de Deo Trino. Mss. 67: Tractatus Tehologico Moralis de Matrimonio.
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Archivio Vescovile. Mss. 67. Ad Tractatum Theologicum Moralem de Contractibus.
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José DEL REY FAJARDO. Catedráticos jesuitas de la Javeriana colonial. Bogotá, CEJA (2002) 259261.
José DEL REY FAJARDO. Catedráticos jesuitas de la Javeriana colonial. Bogotá, CEJA (2002) 4145.
José DEL REY FAJARDO. Catedráticos jesuitas de la Javeriana colonial. Bogotá, CEJA (2002) 305306.
José DEL REY FAJARDO. Catedráticos jesuitas de la Javeriana colonial. Bogotá, CEJA (2002) 331333.
Archivio Vescovile. Ordinazioni, b.27/13. Manuel BALZATEGUI. Elenchus Clericorum Regularium Societatis Iesu Provinciae Novi Regni Granatensis ordinandorum ab Illmo. Ac Revdmo. D. D. Paulo Orefici Episcopo Lugubiensi.
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Fernández: Idem. Ordinatus minoribus. Pedro Solana: Idem. Ordinatus minoribus. Joaquín Subías: Idem. Ordinatus minoribus. Antonio Miñana: Idem. Ordinatus minoribus. Diego Jiménez: Idem. Ordinatus minoribus. José Antonio Gutiérrez: había estudiado Filosofía, Teología escolástica y moral. Ignacio Duquesne: había estudiado Filosofía, Teología escolástica y moral. Francisco de Hinojosa: Idem. Ordinatus minoribus. Sin embargo, la presencia de la “Javeriana desterrada” en tierras del Lacio fue efímera. El 21 de julio de 1773, por decreto papal,185 volvía a cerrar sus humildes puertas y a dispersar sus catedráticos. El encono borbónico había conseguido su objetivo: aniquilar la Compañía de Jesús, menos en Rusia.186 Y los náufragos de este colapso todavía buscarán su refugio en las letras y en las ciencias y significarán la presencia del Nuevo Reino de Granada en la Italia pre-romántica.
Breve de nuestro muy Santo Padre Clemente XIV por el qual su Santidad suprime, deroga, y extingue el instituto y orden de los Clérigos Regulares, denominados de la Compañía de Jesús, que ha sido presentado en el Consejo para su publicación. Año 1773. En Madrid. En la Imprenta de Pedro Marín. El texto del Breve Dominus ac Redemptor, concluye con estas palabras: “Dado en Roma en Santa María la mayor, con el Sello del Pescador, el día 21 de Julio de 1773, año quinto de nuestro Pontificado”.
Ludwik GRZEBIEN. “II. Provincia de la Rusia Blanca (1773-1820)”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, IV (2001) 3443-3446.
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libro iii
Los hombres del Colegio de Tunja
Capítulo I
Los rectores del Colegio de Tunja en la cotidianidad de la ciudad
Entre los fundadores de la Casa de Tunja tenemos en primer lugar al P. Gonzalo Núñez, quien aparece como Superior de la Residencia.1 Por la correspondencia de las autoridades romanas con las neogranadinas, pudiéramos deducir la presencia del P. Juan Bautista Coluccini2 como experto en el mundo indígena, y la del también italiano Antonio Basoia,3 quien ciertamente era un científico, como lo demostró en una carta escrita desde Cartagena al P. General.4 Es una lástima que las ilusiones puestas en este hombre de tantas cualidades se frustraran por su inadecuación al medio provinciano y en definitiva regresara a Italia.5 Asimismo, en 1612 aparece el limeño Pedro Sánchez de Rojas con un perfil ideal para Tunja, pues en
ARSI. N. R. et Q. 1, fol. 24v. Carta del P. Claudio Aquaviva al P. Gonzalo Núñez. Roma, 19 de julio de 1611.
ARSI. N. R. et Q. 1, fol. 24v. Carta del P. Claudio Aquaviva al P. Juan Bautista Coluccini. Roma, 19 de julio de 1611: “Según Vuestra Reverencia refiere en su carta de Abril del año passado, parece que se ha servido nuestro Señor de los trabajos y empleos de los nuestros, en la mission que hisieron a esa ciudad [Tunja], y el aver pedido de comun acuerdo que quedaran de asiento algunos, promete que el fruto y provecho espiritual en las almas sera aun mayor en lo por venir (…)”.
ARSI. N. R. et Q. 1, fol. 22v. Carta del P. Claudio Aquaviva al P. Pedro Antonio Basoya. Roma, 19 de julio de 1611: “La postrera carta que tenemos de Vuestra Reverencia escrita en Tunja a donde refiere aver sido embiado en compañía de otros para dar principio a la casa que oy se pretende fundar, y con el favor divino y buen exemplo que alla daran confiamos que Dios se a de servir de su ocupacion y empleo con essos naturales y tambien con los españoles”.
ARSI. N. R. et Q. 14. Historia I, Ciertamente podemos vislumbrar que se trata de un científico. En 1609 le escribía el General de la Compañía de Jesús que había recibido unas semillas para el duque de Urbino (ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium. Carta del P. Claudio Aquaviva a Antonio Basoia. Roma, 8 de septiembre de 1609).
José DEL REY FAJARDO. Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 133-134.
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Perú había sido lector de latín, operario de españoles e indios, misionero y predicador.6 Por la respuesta del P. Aquaviva, observamos que presentaba algunas dificultades el inicio de la institución educativa, pues le anima a seguir adelante.7 Sin embargo, el 3 de julio de 1613 fallecería en la capital boyacense.8 También tenemos noticia del P. Pedro Muñoz de la Fuente,9 quien en 1601 laboraba en el Cuzco como profesor de la lengua del Lacio.10 De Bogotá debió pasar a Tunja,11 pero en 1615 viajó a España con la ayuda del presidente don Juan de Borja.12 Entre los hermanos coadjutores, parece que pasó en los primeros tiempos el H. Pedro Pérez, arquitecto, que había venido a América en la expedición de 1612.13 Una vez en nuestra ciudad, labró la capilla mayor de la iglesia del colegio tunjano.14 En 1613 el P. Juan de Arceo había sustituido al P. Gonzalo Núñez y la fundación se enrumbaba por buenos caminos.15 La comunidad había crecido, pues la integraban veintidós jesuitas, aunque el principal con-
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ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 6. Catálogo de 1610.
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ARSI. N. R. et Q. 1, fol. 28. Carta del P. Claudio Aquaviva al Padre Pedro Sanchez. Roma, 30 de enero de 1613: “Aunque los principios de su casa son algo tenues (según lo que Vuestra Reverencia escribe en la suya de 30 de Abril del año passado) sera Dios servido que poco a poco se vayan poniendo sus cosas de suerte que pueda residir en ella mayor número de los nuestros; y assi no ay sino animarse y emplearse como hijo de la Compañía en ayuda espiritual dessos naturales fiando de la divina providencia que no faltara lo temporal, y sera de su liberal hermano consolado espiritualmente. Su divina Magestad de su copiosa gracia y Santa bendicion que desseamos a Vuestra Reverencia en cuyas oraciones etc.”.
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Según la información oficial de la Orden falleció en Tunja el 3 de julio de 1613 (ARSI. Historia Societatis, 43.ª, fol. 43v.).
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José DEL REY FAJARDO. Los jesuitas en Cartagena de Indias 1604-1767, 225-226.
Antonio de EGAÑA y Enrique FERNÁNDEZ Monumenta Peruana. Vol. VII (1600-1602) 252. El catálogo de 1601 señala que había estudiado un año de Moral y que era lector de latín.
El 28 de enero de 1614 le escribía el P. Aquaviva al P. Manuel Arceo en Tunja: “Al Padre Pedro Muñoz de la Fuente avemos escrito varias veces exortandole que se quiete, y se persuada ser voluntad de Dios el quedarse y servirle en essa tierra, esto mismo juzgamos al presente y holgaremos que en esta conformidad se hable, y se lo persuada Vuestra Reverencia en cuyas ordenes etc.”. (ARSI. N. R. et Q. 1, fol. 32v. Carta del P. Claudio Aquaviva al P. Juan de Arceo. Tunja. Roma, 28 de enero de 1614).
José DEL REY FAJARDO. Los jesuitas en Cartagena de Indias 1604-1767, 226.
José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos relativos a la Historia de la Compañía de Jesús en Venezuela. Caracas, III (1974) 14: “(…) natural de la villa de Tovarra obispado de Cartagena, hijo de Alonso Perez Vela y de Maria Sánchez, de hedad de cinquenta y seis años, treinta y dos de Compañía. Coadjutor temporal formado. Salio deste collegio de Sevilla”.
MERCADO. Historia de la Provincia… I, 379: “La capilla mayor… se debe a la arquitectura del hermano Pedro Pérez que la labró y es una de las mejores que hay en este Reino”.
ARSI. N. R. et Q. 1, fol. 34: “La buena relacion que se nos da de la casa de Tunja, y de quan bien proceden alla los novicios con la buena direccion del Padre Manuel de Arceo nos ha sido de gran consuelo, y la tememos de que aquello se vaya assentando y poniendo a gusto”. (Carta del 28 de enero de 1614).
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glomerado lo constituían los novicios.16 Allí vivió durante un año el P. Pedro Claver, quien de esta forma dio cumplimiento a la exigencia de la denominada Tercera Probación, aunque todavía no había podido ordenarse de sacerdote.17 El recuerdo del gran apóstol de los negros hacia Tunja debió ser importante, pues en 1651 envió a la capital boyacense un cuaderno que para él era “un tesoro grande” que recogía sus conversaciones con el H. Alonso Rodríguez, humilde portero del colegio de los jesuitas en Palma de Mallorca.18 El P. Juan de Cabrera19 prestaría sus servicios en Tunja en dos oportunidades: la primera, entre 1616 y 1617 como Ministro de la casa; 20 y la segunda, en torno a 1633.21 A pesar de ser un gran andariego, sustituyó al P. Alonso de Sandoval en su ministerio con los negros de Cartagena para que pudiera ir al Perú22 a preparar su libro De instauranda aethiopum salute.23 La presencia del P. Pedro Navarro expresa el deseo de las autoridades de la Compañía de Jesús por atender al mundo indígena. En 1618 formaba
ARSI. N. R. et Q. 1, fol. 32v. Carta del P. Claudio Aquaviva al P. Gonzalo Núñez. Roma, 28 de enero de 1614: “… holgamos que se aya comprado la casa de suerte que tengan habitaciones bastante para los 22 sugetos que biven y estan a cargo de Vuestra Reverencia de cuyo buen zelo esperamos que ira todo de bien en mejor, con la buena ayuda que dize tiene en el Padre Manuel de Arceo (…)” .
Ana María SPLENDIANI y Tulio ARISTIZÁBAL. Proceso de beatificación y canonización de San Pedro Claver. Bogotá, CEJA, 2002.
José de FERNÁNDEZ y Juan María SOLA. Vida de San Pedro Claver de la Compañía de Jesús, apóstol de los negros. Barcelona (1888) 73: “Con licencia de nuestro P. Provincial y de nuestro P. General, según constará por su carta, deposito un tesoro grande que recibí del santo H. Alonso Rodríguez, que es un libro escrito de su mano de él, en el cual dexó estampada su alma y sus virtudes. Y así lo envío al Noviciado, para que los santos Novicios, se aprovechen de él, y el P. Maestro de ellos, pues yo no me supe aprovechar; cuide de este tesoro. (…) Fecho en Cartagena, en 28 de octubre 1651. Pedro Claver”.
José DEL REY FAJARDO. Los jesuitas en Venezuela. T. I: Las fuentes. Caracas-Bogotá (2006) 95-96.
Biblioteca Nacional de Madrid. Mss. 9956. Relación de las fiestas que se hicieron en Santafé de Bogotá del Nuevo Reino de Granada, de la Inmaculada Concepción de la Virgen María Nuestra Señora, en el mes de mayo del año de 1616. (Lo publicó el P. Carlos MESA. “Debates Concepcionistas en Santa Fe de Bogotá”. En: Bolívar. Bogotá, n.º 44 (1955) 759-781. En el debate en Tunja, el día 1 de enero de 1617, aparece el P. Cabrera (781).
ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium. Carta del 30 de enero de 1633.
ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium, fol. 58.
De instauranda Aethiopum Salute. Historia de Aethiopia, naturaleza, policia sagrada y profana, costumbres, ritos, y cathecismo Evangelico de todos los Aethiopes con que se restaura la salud de las almas. Dividida en dos tomos, ilustrados de nuevo en esta segunda impresion con cosas curiosas y Indice muy copioso por el P. Alonso de Sandoval, de la Compañia de Jesus, natural de Toledo. Dirigido al M. R. P. M. fr. Francisco de Figueroa, mi hermano, de la Orden de Predicadores, Definidor de la Provincia de San Juan Baptista del Perú, hijo del insigne Convento del Rosario de Lima. Madrid, 1647.
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parte de la comunidad del colegio de Tunja24 y posteriormente tendría a su cargo la experiencia misional de Duitama.25 En 1621 la Carta Anua recogerá que la Casa de Tunja se compone de treinta y un sujetos: cinco sacerdotes, “un estudiante que lee gramática”, ocho hermanos coadjutores y diecisiete novicios.26 De esta época tenemos noticia del romano Jerónimo Tocchi [Toqui] (c.1598-1640), quien había atravesado el Atlántico en 1618.27 Dirigió la Congregación de Indios28 en Tunja; en 1628 había regresado a Bogotá.29 Al parecer no pudo acomodarse en el Nuevo Reino y para 1635 se había trasladado al Perú;30 y en 1637 residía en el colegio de Trujillo.31 En general, la Provincia del Nuevo Reino fue reacia a consignar en la memoria histórica toda la actividad cultural y literaria que se desarrollaba en sus distintos colegios. Esta actitud contrasta con el sentido corporativo que la Compañía de Jesús desarrolló en su primer siglo de existencia, pues siempre recurrió al esplendor literario, artístico y estético que rigió las celebraciones fastuosas con ocasión de fechas de profundo significado religioso o patriótico, como las beatificaciones y canonizaciones de sus santos, las festividades de la Iglesia o los acontecimientos históricos. En la mayoría de esas oportunidades tanto los profesores como los alumnos capacitados hacían gala de su fecundidad literaria y creadora. Hoy nos resulta exótica gran parte de esta literatura, que tuvo su apogeo en el barroco, pero en aquellos tiempos la rutina urbana de las pequeñas urbes americanas era interrumpida por toda serie de certámenes literarios entre los que sobresalían los jeroglíficos, empresas o emblemas que, según Fernando R. de la Flor, eran conjuntos plásticoliterarios utilizados por las instituciones jesuíticas en las celebraciones que organizaban de todo tipo, sobre todo a lo largo del siglo XVII.32 El
ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium. Carta del 17 de junio de 1618 en la que el General alaba al P. Navarro porque después de haber atendido tantos años a los indios de Fontibón, estudiaba ahora la lengua de esa comarca.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 318-320. ARSI. N. R. et Q. 1, fol. 84. Epistolae Generalium. Carta del P. Mucio Vitelleschi al P. Pedro Navarro.
Archivo de la Real Academia de la Historia. Madrid, 129. Anua de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada del año 19. 20 y 21, fol. 257.
Agustín GALÁN GARCÍA. El Oficio de Indias de los jesuitas de Sevilla 1566-1767. Sevilla (1995) 232.
ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium (Carta del 2 de febrero de 1628).
ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium (Carta del 13 de septiembre de 1628).
ARSI. N. R. et Q. 1, fol. 151. Epistolae Generalium (Carta al P. Baltasar Mas del 30 de diciembre de 1635).
Rubén VARGAS UGARTE. Manuscritos peruanos, I, 144. Desde Trujillo (8 de abril de 1637) escribe una carta sobre su modo de proceder.
Fernando R. DE LA FLOR. “Picta poesis. Un sermón en jeroglíficos, dedicado por Alonso de Ledesma a las fiestas de Beatificación de San Ignacio, en 1610”. En: Archivum Historicum Societatis
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jeroglífico significa la recuperación de ciertas formas simbólicas llevadas a cabo en el Renacimiento, las cuales fueron utilizadas en la arquitectura efímera al servicio de las fiestas religiosas con sus correspondientes adaptaciones en España.33 En 1622 se celebraron con grandes solemnidades en todos los lugares del mundo donde habitaban miembros de la Compañía de Jesús la canonización de Ignacio de Loyola, fundador de la Orden, y el primer Ulises del Oriente, Francisco de Javier. El acontecimiento se caracterizó por los espectáculos con máscaras, representaciones de ópera, festejos y procesiones de Madrid a las Filipinas, de Roma a la Provincia de Paraguay. Hasta el momento no hemos descubierto documento alguno sobre tan importante circunstancia histórica en Tunja. En otro orden de ideas, es preciso hacer referencia a la importancia geoestratégica que la capital boyacense adquirió desde sus inicios en el mapa conceptual trazado por los fundadores de la Provincia. En efecto, era lugar de paso obligado para el desarrollo de los proyectos que se desarrollarían tanto en la gran Provincia de Guayana como en Venezuela y en la isla de Santo Domingo. De facto, todos los hombres que llevaron a cabo las respectivas empresas no solo tuvieron que pasar por Tunja, sino que también recibieron su formación ascética en este privilegiado páramo de la espiritualidad colombiana. La fundación del colegio de Pamplona (1625)34 y Mérida (1628)35 consagraría el trasiego de tanto miembro de la Compañía de Jesús que tenía que realizar sus obligadas paradas en la capital del Corregimiento. De esta suerte, para 1630 la Provincia del Nuevo Reino tenía aseguradas las posiciones estratégicas para su desarrollo tanto en el río Magdalena como en su horizonte hacia las tentadoras aguas del Caribe y del Atlántico. La primera confirmación nos la suministra el siguiente hecho histórico. Por auto del 17 de octubre de 1624, el arzobispo Arias de Ugarte ordenaba que las doctrinas de Chita, Támara, Pauto y Morcote fueran servidas por
Jesu. Romae, anno LII, fasc. 104 (1983) 262. Véase también del mismo autor: “El jeroglífico y la arquitectura efímera del Barroco”. En: Boletín del Museo e Instituto Camón Aznar. Madrid, 8 (1982) 84-102. Para la cultura europea: G. R. DIMLER. “The Egg as Emblem: Genesis and Structure of a Jesuit Emblem Book”. Studies in Iconography, 2 (1976) 85-106.
Fernando R. DE LA FLOR. Art. cit. 262-263. Véase: P. PEDRAZA. “Breves notas sobre la cultura emblemática barroca”. En: Saitabi. Valencia, 28 (1978) 181-192. M. V. DAVID. Le débat sur les écritures et l”hieroglyfe au XVIIe et XVIIIe siècles. Paris, 1965.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 188-193.
Edda SAMUDIO. José DEL REY FAJARDO. Manuel BRICEÑO JAUREGUI. El Colegio San Francisco Javier en la Mérida colonial, germen histórico de la Universidad de los Andes. Mérida, Universidad de los Andes, 2003, 8 tomos.
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sacerdotes de la Compañía de Jesús.36 Sin embargo, los problemas que provocaría la presencia jesuítica en la región chitense serían múltiples. El clero de Tunja había manifestado su oposición ante la decisión del arzobispo santafereño desde el primer momento. Por el pleito conocemos el alegato presentado por el Fiscal en junio de 1625. En su informe se recogen datos muy interesantes para la demografía eclesiástica. Según él, en el Nuevo Reino hay doscientos dieciséis beneficios: ciento trece los sirven clérigos y setenta y ocho las órdenes de San Francisco, Santo Domingo y San Agustín; solamente ocho los de la Compañía de Jesús. En el distrito de Tunja hay sesenta y cinco: treinta y seis servidos por clérigos, catorce por religiosos y cinco por los jesuitas. De los setenta y dos clérigos presbíteros que residen en el distrito, cuarenta y tres están ocupados en beneficios de españoles e indios; los veintinueve restantes sirven personalmente capellanías.37 La actitud de los eclesiásticos tunjanos era principista. El nombramiento del P. Tolosa lo consideraban “contra todo derecho” porque constituía un despojo, pues ellos eran los “hijos patrimoniales de este arzobispado”.38 Desde su fundación, el beneficio de Chita “ha sido y es perteneciente al clero”,39 pues desde la conquista “se señaló a los presbíteros seculares el de Chita (…) y los demás en cuya posesión han estado hasta hoy”.40 A lo largo del alegato van apareciendo los argumentos reales. Por una parte, hay muchos seculares, “muy hábiles y virtuosos, suficientes para servir los beneficios así de españoles e indios como para obtener cualesquiera prebendas y dignidades”;41 por otra, representan que “en este dicho Reino hay más de ciento y cincuenta clérigos presbíteros beneméritos, hijos patrimoniales que no tienen ocupación ninguna antes viven muy pobres y necesitados”.42 Como hecho histórico tangencial a la vida del colegio no insistimos en esta temática. El 25 de enero de 1631 el Consejo de Indias resolvió aprobar los nombramientos realizados por el arzobispo Cortázar, pero le ordenó dejar en paz a los jesuitas en las demás doctrinas.43 De esta suerte concluía la estancia jesuítica en esta parte del balcón andino del Nuevo Reino que había durado del 26 de enero de 1625 al 20 de noviembre de
AGI. Santafé, 245. “Autos hechos por el Arzobispo de Santa Fe sobre el beneficio de Chita”. Auto del 17 de octubre de 1624.
AGI. Santafé, 245. “Autos hechos por el Arzobispo de Santa Fe sobre el beneficio de Chita”. Petición del Fiscal.
AGI. Santafé, 245. Autos hechos en la Real Audiencia sobre el beneficio de Chita, fol. 4.
AGI. Santafé, 245. Autos hechos en la Real Audiencia sobre el beneficio de Chita, fol. 4v.
AGI. Santafé, 245. Autos hechos en la Real Audiencia sobre el beneficio de Chita, fol. 10v.
AGI. Santafé, 245. Autos hechos en la Real Audiencia sobre el beneficio de Chita, fol. 4v.
AGI. Santafé, 245. Autos hechos en la Real Audiencia sobre el beneficio de Chita, fols. 11v.
AGI. Santafé, 245. Decreto del 25 de enero de 1631.
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1628. Indiscutiblemente, estos acontecimientos tuvieron que afectar las relaciones de los jesuitas con el clero secular tunjano. No se puede negar la categoría intelectual de que gozaron los primeros rectores del colegio tunjano. Sebastián Murillo (1615-1625) es una personalidad poco conocida en las historias jesuíticas neogranadinas. Vino de Lima en 1607 acompañando al P. Gonzalo de Lira, nombrado provincial del Nuevo Reino.44 Su biografía se vincula de forma especial a los principales frentes abiertos por la naciente Compañía de Jesús neogranadina. En 1610 actuaba como superior de la Residencia indígena de Cajicá,45 hecho que demuestra que ya conocía la lengua de los aborígenes de la sabana bogotana. Desde 1615 hasta 1625 fue rector y maestro de novicios en Tunja;46 y a él se debe el inicio de la construcción de la iglesia “en que sacó los cimientos y levantó las paredes de la capilla mayor”.47 Concluida su gestión, pasó a Bogotá y fue rector de la Universidad Javeriana entre 1628 y 1632.48 Durante su mandato luchó para que los grados fueran otorgados en la Javeriana y no en el convento de Santo Domingo.49 También tomó parte activa en la visión de la sociedad del momento; y ello le valió el destierro de la capital colombiana50 y su inserción en el mundo de la negritud en Cartagena.51 Juan Manuel (1625-1629) y (1631-1632) le consagraría a la ciudad de Tunja sus mejores talentos.52 De sus cualidades humanas y culturales, su biógrafo nos ha dejado el siguiente cuadro:
MERCADO. Historia de la Provincia, I, 322. La fecha de 1607 la ofrece Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 151.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 5. Catálogo de 1610: “Lector de Latín. Lengua. Superior de la Residencia de indios”.
Nombrado en 1615: ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium, fol. 39v. Carta del P. M. Vitelleschi al P. Gonzalo de Lira. Roma, 1 febrero, 1615. El catálogo de 1616 (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 19v): “Maestro de Novicios y Rector un año”.
MERCADO. Historia de la Provincia, I.
MERCADO. Historia de la Provincia, I, 322: “(…) y lo ejercitó [el Rectorado] por tiempo de cuatro años”. El 13 de septiembre de 1628 otorgaba el placet el General de la Compañía de Jesús (ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium. Carta del P. Mucio Vitelleschi al P. Luis de Santillán. Roma. 13 de septiembre de 1628).
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 524-527.
Amplia información en: Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 412-424.
MERCADO. Historia de la Provincia, I, 323: “Del Colegio de Santa Fe pasó al de Cartagena donde santamente vivió el resto de su vida...”. Y a continuación añade: “(…) y siempre con el loabilísimo y santísimo ministerio del Santo Tribunal de la Inquisición siendo su calificador, consultor ordinario de dos arzobispos y dos obispos, y haciendo algunas veces oficio de inquisidor por haber faltado los señores inquisidores del Santo Tribunal de Cartagena”.
Ciertamente fue uno de los jesuitas más ilustres del siglo XVII. Dirá Mercado: “Siendo tan estudioso y tan sabio el padre Joan Manuel nunca le ocuparon los superiores en el oficio de maestro de artes o teología” (MERCADO. Historia de la Provincia, I, 452).
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Tuvo opinión todo el Reino de que era el hombre más docto que había en toda la provincia y aun fuera de ella, y así le enviaban de muy lejas [sic] tierras casos muy graves y enmarañados para que los desatase con su sabiduría... y así acudían a él en cualquiera materia que se dificultaba por ser universal en todas las facultades y ser como un archivo de todas las ciencias (…).53[a ello hay que añadir sus conocimientos sobre la astrología54].
El biógrafo de Juan Sánchez Morgáez (1629-1631) lo definió como “persona de muchas letras y muchas virtudes”.55 Concluidos sus estudios en Lima, fue enviado a Quito donde se desempeñó como catedrático y rector de la Universidad de San Gregorio.56 Sus conocimientos universales hacían que “sus réplicas fueron las más célebres de su tiempo, y los papeles que dictaba de excelente y lucida enseñanza”.57 Cuando la gran lumbrera de la Universidad de Lima, el P. Juan Pérez Penacho (1565-1626),58 se fue a retirar de la cátedra, pensó que su mejor sustituto era su discípulo Juan Sánchez.59 También se distinguió por su espíritu empresarial.60 La peste de 1633, que tantos estragos cosechó en todo el Nuevo Reino, sobre todo en Bogotá, Tunja, Pamplona y Cartagena,61 se llevó consigo a dos jesuitas de Tunja, por atender a los apestados. El primero fue el rector del colegio, P. José Tobalina, quien contrajo la enfermedad tras atender a un contagiado; falleció el 1 de noviembre de 1633.62 El segundo fue el tunjano Esteban Solano (c.1599-1634), quien después de estudiar Filosofía y Teología en la Universidad Javeriana, regresó a su lar patrio al que de-
MERCADO. Historia de la Provincia, I, 457.
MERCADO. Historia de la Provincia, I, 459.
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MERCADO. Historia de la Provincia, IV, 87.
MERCADO. Historia… IV, 93: “Varias veces lo nombraron por Rector (…)”. Una gira en torno al año 1618 (ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium. Roma, 17 de junio de 1618). Otra en torno al año 1622 (José JOUANEN. Historia de la Compañía de Jesús en la antigua Provincia de Quito 1570-1774. Quito, Editorial Ecuatoriana, I (1941) 120 y 124). La tercera gira en torno al año 1627: Asiste como Rector de Quito a la Congregación Provincial de 1627 (ARSI. Congregationes Provinciales, 61, fol. 218). (ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium, fol. 303v. Carta del P. Mucio Vitelleschi a Florián de Ayerbe. Roma 2 de febrero de 1628). Siendo Rector visita el colegio de Panamá (ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium, fol. 316. Roma, 13 de septiembre de 1628).
MERCADO. Historia de la Provincia, IV, 89.
Enrique FERNÁNDEZ G. y Javier BAPTISTA. “Pérez Penacho, Juan”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, III (2001) 3095-3096.
MERCADO. Historia de la Provincia, IV, 89.
MERCADO. Historia de la Provincia, IV, 91.
Es excelente la versión que da el P. Sebastián Hazañero en su Carta Anua (Letras anuas de la Compañía de Jesús de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada… 25-35) y ha sido reproducido casi en su totalidad por el P. Juan Manuel Pacheco (Los jesuitas en Colombia, I, 485-487).
Véase: MERCADO. Historia de la Provincia… I, 435-445.
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dicaría lo mejor de su vida sacerdotal, al menos desde 1628.63 Falleció en su ciudad natal en 1634, mientras servía a los infectados del mal.64 Como es evidente, las secuelas de todo tipo, sobre todo económicas, afectaron a Tunja quizá más que a otras regiones. En la Crónica de Hazañero se reseña en 1643 el “notable menoscabo” que había sufrido la ciudad con los “contagios y pestes” que sacudieron al Nuevo Reino. Un talento muy distinto demostró el italiano Domingo Molina (16331634). Su facilidad para el estudio de las lenguas autóctonas lo mantuvo en tierras boyacenses durante varios años, como lo exponemos en su debido lugar. Es admirable que cambiara el mundo indígena por la cátedra de Prima en la Universidad Javeriana.65 En Tunja aparece como sustituto del P. José Tobalina, fallecido en servicio a los apestados.66 El historiador misional Juan Rivero dibujó un breve retrato de este jesuita italiano: “Aun cuando muchas materias filosóficas y teológicas le eran familiares, en la teología moral fue eminente. Sus resoluciones y pareceres fueron siempre atendidos y aplaudidos, aun de nuestros mismos maestros”.67 Cuando en 1661 recibió la patente de Provincial del Nuevo Reino y se disponía a regresar a Tierra Firme desde la Isla de Santo Domingo, le sorprendió la muerte el 29 de septiembre.68 Jerónimo Escobar (1634-1637) es sin duda el mayor teólogo que tuvo la Compañía de Jesús en el Nuevo Reino durante la época colonial. Su biógrafo no duda en calificarlo como “gran catedrático de Santa Fe [y] máximo maestro deste Reino”.69 Desde que abandonó Tunja hasta su muerte (1673), sería el profesor de más significación en la Universidad Javeriana.70 Es lógico que un pensador de esa talla no se encontrara a satisfacción en el colegio y noviciado de la ciudad de Juan de Castellanos y que solicitara del General de la Orden que le liberaran de esa responsabilidad que no se correspondía con su temperamento.71 El P. Pedro Fernández Berruca dirigió en dos oportunidades los destinos de la institución educativa tunjana (1637-1639) y (1642-1645). Al llegar a Tunja, traía a su favor el hecho de haber regido los destinos del colegio
ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium. Carta del 2 de febrero de 1628.
ARSI. Historia Societatis, 43, fol. 117. ARSI. N. R. et Q. 1, fol. 142. Epistolae Generalium. Carta del P. General al P. Juan Gregorio. Roma, 30 diciembre de 1635.
MERCADO. Historia de la Provincia, II, 62. Pensamos que fue de 1628 a 1630.
MERCADO. Historia de la Provincia, II, 62.
RIVERO. Historia de las Misiones, 71.
MERCADO. Historia de la Provincia, II, 68.
MERCADO. Historia de la Provincia, I, 212.
José DEL REY FAJARDO. Catedráticos jesuitas de la Javeriana colonial. Bogotá (2002) 103-106.
ARSI. N. R. et Q. 1, fol. 193v. Carta del P. Mucio Vitelleschi al P. Rodrigo Figueroa. Roma, 30 de octubre de 1637.
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de Panamá;72 y al salir asumiría el rectorado de la Universidad Javeriana (1645-1649).73 No hemos encontrado mayores datos de su biografía. A Damián Buitrago (1639-1642) se le describe “tan subido el caudal de su sabiduría como lucido en lustre de sus ejemplos y santidad”.74 Conocía Boyacá porque había laborado en Duitama.75 En Bogotá se desempeñó como rector del Colegio Mayor de San Bartolomé (1633-1639);76 de forma paralela como catedrático de Teología Moral77 y también de la de Prima en la Universidad Javeriana.78 De sus escritos hablaremos más adelante. Ya hemos tratado en otra parte la decisión del P. Visitador, Rodrigo de Figueroa, de trasladar el noviciado de Tunja a Bogotá en 1636, a pesar de las deficiencias económicas que pesaban sobre el colegio santafereño y de la forma de pensar de los jesuitas neogranadinos. En 1642 regresaría a Tunja con el saldo de tres mil pesos de pérdida tanto por las edificaciones como por el sustento de los novicios.79 En 1642 el provincial Gaspar Sobrino, con el beneplácito de todos los consultores, trasladaba de nuevo el noviciado a Tunja, “por ser el puesto más a propósito de toda la Provincia, el más quieto y recogido y fuera de ocasiones, aunque es la ciudad la más principal y populosa de este Reino, después de la de Santafé”.80 En 1643 el balance sobre la comunidad tunjana era el siguiente: seis o siete sacerdotes y “otros tantos Hermanos Coadjutores” que se dedican al cultivo de las haciendas, seis novicios escolares y tres coadjutores. So
ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium. Carta del P. Mucio Vitelleschi al P. Luis de Santillán. Roma, 20 de febrero de 1632.
Juan Manuel PACHECO. “La Universidad Javeriana de Santafé de Bogotá durante la época colonial”. En: José DEL REY FAJARDO (Ed.). La pedagogía jesuítica en Venezuela. San Cristóbal, Universidad Católica del Táchira, I (1991) 128.
MERCADO. Historia de la Provincia, I, 338.
MERCADO. Historia de la Provincia, I, 338. Quizá debió regresar a Bogotá pues en 1630 pronuncia allí sus últimos votos (SÁEZ. “Los jesuitas en el Caribe insular”, 24) y también recibe una carta del General de la Orden: ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium, fol. 328v. Carta del P. Mucio Vitelleschi al P. Damián Buitrago. Roma, 6 de febrero de 1630. En 1632 aparece como Superior de Diutama (ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium, fol. 98v. Carta del P. Mucio Vitelleschi a Damián Buitrago. Roma, 30 de enero de 1633).
José RESTREPO POSADA. “Rectores del Colegio-Seminario de San Bartolomé (1605-1767)”. En: Revista Javeriana. Bogotá, XXXVIII (1952) 92.
MERCADO. Historia de la Provincia, I, 339: “(…) cuando le ordenó la obediencia volviera al Colegio de Santa Fe para emplearse en la cátedra de teología moral”. Es posible que esta docencia se desarrollase entre la primera y la segunda estancia de Buitrago en Duitama.
MERCADO. Historia de la Provincia, I, 339: “(…) y al mismo tiempo leyera la cátedra de prima en que se ejercitó por espacio de nueve años”. En verdad no hemos podido comprobar la exactitud de tan largo período al frente de esta cátedra.
ANB. Colegios, 2, fol. 912v. Memorial del P. Baltasar Mas al P. Gaspar Sobrino. Santafé, 20 de mayo de 1642.
ANB. Colegios, 2, fol. 918.
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bre la Cátedra de Gramática, anota que sus alumnos “salen a facultades mayores, y personas de importancia que unos en la República, otros en las Religiones siempre reconocen deber á la Compañía los primeros resplandores de su buen ser”.81 Cuando en 1640 la Compañía de Jesús celebró su primer siglo de vida, se publicó en Bélgica la imponente obra Imago primi saeculi, que se convirtió en el símbolo del triunfo de la Edad de Oro de los jesuitas.82 Sin embargo, el general Muzio Vitteleschi (1564-1645) criticó esta publicación, pues la consideró inconciliable con el principio de humildad religiosa. Roma no vio con complacencia este espíritu triunfalista y optimista de los jesuitas que dominó el curso del siglo XVII junto a no pocos problemas y dificultades crecientes. Por otro lado, la posición estratégica de Tunja significó una especie de atalaya para todos los proyectos guayaneses, caribeños y venezolanos. La cercanía de la familia de los Berrío con los jesuitas neogranadinos hizo que el gobernador de Guayana, don Martín de Mendoza, consiguiera en 1646 que dos jesuitas viajaran a la capital guayanesa con la intención de remontar aguas arriba el Orinoco y establecer contacto con su misión hermana de Mainas.83 Deducimos que la razón inductiva para mirar a Santo Tomé de Guayana como meta de la Provincia del Nuevo Reino fue la sintonía entre la ideología amazónica del provincial Rodrigo Barnuevo y la visión aceptada por la familia Berrío en torno a la mayor provincia de toda la América hispana. Los elegidos fueron los PP. Andrés Ignacio, quien había vivido en el colegio tunjano, y Alonso Fernández.84 Las Cartas Anuas observan que esta Misión era importante por la “conversión de mucha gentilidad, y en dirección de muchos cathólicos destituidos de doctrina”;85 pero también llevaban en su imaginario la experiencia del Paraguay y, entre los objetivos geográficos, verificar la intercomunicación fluvial entre los dos grandes ríos sudamericanos.86
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Sebastián HAZAÑERO. Letras Anvas de la Compañía de Iesvs de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada. Desde el año de mil y seyscientos y treinta y ocho, hasta el año de mil y seys cientos y quarenta y tres. En Zaragoza (1645) 48.
Imago primi saeculi Societatis Iesu, Antverpiae: Ex Officina Plantiniana Balthasaris Moreti, 1640.
José DEL REY FAJARDO. “Introducción al estudio de la historia de las misiones jesuíticas en la Orinoquia”. En: José DEL REY FAJARDO (Edit.). Misiones jesuíticas en la Orinoquia. San Cristóbal, I (1992) 406-411.
ARSI. N. R. et Q. 12-I. Carta annua desde los años 1642 hasta el de 1652 de la prouincia del Nueuo Reyno, y Quito a. m. r. p. General de la Compañía de Jesus [Goswino Nickel], fol. 6v.
ARSI. N. R. et Q. 12-I. Carta annua desde los años 1642 hasta el de 1652 de la prouincia del Nueuo Reyno, y Quito a. m. r. p. General de la Compañía de Jesus [Goswino Nickel], fol. 6v.
APQu., leg. 3. Instrucción y órdenes dadas por el Padre Provincial Rodrigo Barnuevo para los Padres Andrés Ignacio y Alonso Fernández para la misión de la Guaiana donde son enviados por la santa obediencia en 4 de junio de 1646. [El subrayado es nuestro].
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Pero un terrible contratiempo frenaría el impulso creador de la Provincia del Nuevo Reino: entre marzo de 1650 y abril de 1657 la Compañía de Jesús neogranadina había perdido a sesenta y tres jesuitas por muerte y trece más inutilizados por achaques y ancianidad.87 Esta verdadera tragedia supuso una agobiante reinterpretación de todas las obras que los jesuitas adelantaban en su circunscripción quiteña y neogranadina. Mas, en la ciudad de Juan de Castellanos ese como presentimiento de ruptura histórica se iniciaría, a nuestro parecer, al fallecer en el ejercicio de su rectorado el recién nombrado P. Julio Ledi.88 Era italiano del Milanesado y había ingresado en la Compañía en 1609.89 Había travesado el Atlántico en 1618 cuando todavía era estudiante.90 Debía ser buen latinista, pues había sido profesor de latín y de humanidades durante seis años en Santafé.91 Pero también debió ser un hombre de gobierno, como lo demuestra su larga trayectoria de rector. Estuvo al frente de San Bartolomé (1624-1627)92 y con posterioridad en Honda (1631-1636),93 desde donde fue enviado por el visitador Rodrigo Figueroa al colegio de Pamplona para auditar la gestión del P. Mateo de Villalobos.94 Quizás a raíz de un informe elaborado por el jesuita italiano, fue nombrado rector de Pamplona (1637-1642)95 y a continuación pasó a la ciudad venezolana de Mérida con idénticos
AGI. Santafé, 247. Representación del P. Gaspar Cujía a la Audiencia de Santafé. Santafé, 12 de abril de 1658. El final de esta representación se encuentra la “Memoria de los sujetos de la Compañía que han muerto en esta provincia del Nuevo Reino y Quito desde veinte y cinco de marzo de seiscientos cincuenta”. (Véase: Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, II, 63).
ARSI. Historia Societatis, 47, fol. 68r.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 39v. Catálogo de 1623. Sólo dos catálogos recogen la actividad del P. Ledi en el Nuevo Reino: el de 1623 y el de 1642. Por ellos deducimos que debió nacer en 1587 pues tiene treinta y seis años en 1623 y 55 en 1642. Si tenía veintidós años cuando ingresó y catorce de jesuita en 1623 (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 39v) su entrada en el Compañía de Jesús habría que colocarla en 1609. El mismo Catálogo traza de él la siguiente biografía: “Estudió 3 años de Artes en el siglo y 4 de Teología en la Compañía. Leyó 4 años latín y dos de Seminario. Fue 2 años Ministro” (Ibidem).
ARSI. N. R. et Q. 14. Historia.-I, fol. 135. José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos, III, 15: “El Hermano Julio Ledi, teólogo de Milán, de veinte y nueve años”.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 39v. Catálogo de 1623: “Leyó 4 años latín y dos de Seminario”.
José RESTREPO POSADA. “Rectores del Colegio-Seminario de San Bartolomé (1605-1767)”. En: Revista Javeriana. Bogotá, XXXVIII (1952) 91.
Era Superior en Honda en octubre de 1631 (ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium. Carta del P. Vitelleschi del 28 de enero de 1634). El 19 de septiembre de 1634 seguía de Rector de Honda (ARSI. N. R. et Q. 14. Historia. I, fol. 173). En 1634 pasó la Residencia de Honda a ser colegio incoado y su Superior el P. Ledi pasó a Rector (ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium, fol. 142. Carta de Vitelleschi a Ledi. Roma, 30 de diciembre de 1635).
ARSI. N. R. et Q. 1, fol. 187v. Carta del P. Mucio Vitelleschi al P. Baltasar Mas. Roma, 30 de octubre de 1637.
De su rectorado tenemos noticia por una carta de Vitelleschi al Provincial P. Mas de 30 de octubre de 1637 (ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium, fol. 190v). La fecha de término la ignoramos y ponemos 1642 porque según nuestro registro en ese año aparece nuevo Rector.
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fines (1643-1647).96 En 1647 tuvo que desandar los caminos andinos para dirigirse a Tunja a fin de ponerse al frente tanto del colegio como del noviciado,97 pero la muerte lo llevó al sepulcro el 12 de noviembre de ese mismo año.98 Fue sustituido de urgencia por el P. Andrés López, personaje totalmente desconocido en la historiografía jesuítica neogranadina.99 Había ingresado en la Compañía de Jesús el 8 de julio de 1618.100 Aparece como catedrático de Filosofía en la Universidad Javeriana en el período 16321635.101 Y debió seguir en el claustro universitario al menos hasta 1644.102 En su estancia en la sabana bogotana dirigió en dos oportunidades el Colegio Mayor de San Bartolomé: la primera en entre 1636 y 1639;103 y la segunda desde (1641hasta 1644.104 Al abandonar la capital comienza su biografía de servicio en varios colegios. Pareciera que su presencia en Pamplona (1646-1648)105 fue para restaurar la institución educativa que había sido destruida por completo en el terremoto de 1644.106 También su labor en Tunja (1648-1651)107 pareciera improvisada a fin de resolver la muerte de su antecesor. Y las penurias de sujetos aptos para el trabajo le llevaron a Cartagena (1651-1652) y en el ejercicio de su cargo le sorprendería la muerte el 1 de abril de 1652.108
El único testimonio directo de su rectorado merideño es del 7 de mayo de 1646 (AHM. Protocolos, t. XIX, fol. 155). Las fechas del período las deducimos porque el P. José Dadey concluyó su rectorado en 1643 y en 1647 se inició el P. Juan Gregorio.
MERCADO. Historia de la Provincia, I, 373 y 463.
ARSI. Historia Societatis, 47, fol. 68r.
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José DEL REY FAJARDO. Los jesuitas en Cartagena de Indias 1604-1767. Bogotá (2004) 183.
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ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 82. Catálogo de 1649.
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ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium, fol. 353. Carta del 20 de febrero de 1632: “Lector de Artes”.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 49v. Catálogo de 1642. Archivo de San Bartolomé. Libro de la Universidad y Academia, fundada en el Colegio de la sagrada Religion del dulce nombre de Iesus desta ciudad de Sanctafe; en que se escriven y assientan los examenes que se hazen a los estudiantes en ella y sus aprovaciones y grados que se dan en las sciencias y facultades de Artes y sagrada Theologia, en conformidad de las Bulas y breves Apostolicos y Cedulas Reales concedidas a la dicha Religion y sus Colegios. Siendo Secretario della Alonso Rodriguez Vernal, por título de los superiores de la dicha Religion, el qual mando hacer e hizo este libro. Aparece ya en 1641 como Lector de Vísperas (fol. 61) y así permanece hasta el 28 de julio de 1645 (fol. 129).
José RESTREPO POSADA. “Rectores del colegio-seminario de San Bartolomé (1605-1767)”. En: Revista Javeriana. Bogotá, XXXVIII (1952) 92.
RESTREPO POSADA. Art. cit. 93.
MERCADO. Historia de la Provincia, II, 124.
MERCADO. Historia de la Provincia, II, 122-123.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 109. Catálogo de 1651: “Fuit Rector Pampilonensis et modo est Rector Domus Probationis”.
ARSI. Historia Societatis, t. 48, fol. 3v. MERCADO. Historia de la Provincia, II, 124.
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En efecto, si se observa la sucesión de rectores que abre la segunda mitad del siglo XVII se llegará a la conclusión de que un cambio de política rectoral se iba a vivir en la ciudad de Tunja. La dirección del colegio estaría regida por las siguientes personalidades: Francisco Ellauri (1651-1653); Gaspar Lucero (1653-1655); Francisco Ellauri (1655-1657); Gaspar Lucero (1657-1658); Gaspar Vivas (1658-1660) y Francisco Ellauri (1660-1663). De Francisco Ellauri podemos afirmar que fue un gran boyacense que dedicó lo mejor de su vida a promocionar en su tierra tanto el mundo indígena como la cultura humanística y espiritual. Su vida sacerdotal la comparten la población indígena de Tópaga y el colegio de Tunja. Su acción apostólica se inicia en el pueblo de Tópaga;109 residencia indígena de la que fue superior.110 Ejerció tres veces el rectorado del colegio de Tunja:111 1651-1653; 1655-1657 y 1660-1663. Para la historia del arte en la ciudad de Juan de Castellanos es necesario dejar constancias de que compró el órgano para la iglesia, “hizo el tabernáculo para el altar mayor y el sagrario, magníficos uno y otro, y tan lucidos como los mejores de Santa Fe, y al cabo los doró y perfeccionó” con cedros y maderas traídas de los montes de Vélez.112 Podemos considerar el último gesto de su vida como un acto de fe en el ideal que se había trazado la familia Berrío de conquistar toda la Guayana. Anciano y enfermo, no dudó en proseguir las actividades que había comenzado el francés Dionisio Mesland en 1653 en Santo Tomé de Guayana;113 pero la muerte le sobrevino en esa inhóspita capital guayanesa el 12 de febrero de 1665.114 Gaspar Lucero (1653-1655). Nacido en Loja (Ecuador) e ingresado en la Compañía de Jesús en Quito el 13 de junio de 1630,115 “cursó sus estudios con tan lindos créditos, que fue el mejor de sus condiscípulos”116 en la Universidad Gregoriana de Quito. Concluida su formación eclesiástica, en 1642 enseñaba Gramática en la capital ecuatoriana y debía conocer
MERCADO. Historia de la Provincia… I, 465. Y en la página 466 dice: “Muchos años gastó entre estos indios (…)”.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 54v. Catálogo de 1642.
Coinciden en esta afirmación tanto el catálogo de 1664 (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 216v: “Rector ter Tunguensis”, como su biógrafo el P. Mercado (MERCADO. Historia de la Provincia… I, 467): “(…) por eso le hicieron rector y maestro de novicios, el cual oficio ejercitó por espacio de tres trienios en nuestro colegio de Tunja”.
RIVERO. Historia de las Misiones, 181.
RIVERO. Historia de las Misiones… 177. Aunque Rivero pone la entrada “a vueltas del mes de julio o agosto (p. 177), sin embargo, el propio P. Vergara en una carta dice: “En este tiempo, pues, que aun no fueron siete meses cabales” (RIVERO. Historia de las Misiones… 184) nos hace remontarnos al mes de julio.
MERCADO. Historia de la Provincia… I, 472.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 86v.
APT. Fondo Astráin. Leg. 5. Letras annuas de 1691-1693, fol. 47v.
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el quechua, pues aparece como predicador de indios.117 En 1647 se había radicado en Tunja118 y así llegaría al doble rectorado (1653-1656)119 y (16571658).120 Desde 1659 hasta su muerte en 1693 se vinculó al colegio San Francisco Javier de Mérida, el cual regentó en dos períodos (1659-1662)121 y (1668-1673)122 con la breve interrupción de su rectorado en Pamplona (1666-1668).123 Hombre afable y de trato amable, amén de buen orador, debió proporcionar a las entidades educativas andinas en las que laboró un sentido de responsabilidad y trabajo. Gaspar Vivas fue uno de los jesuitas más ilustres del siglo XVII en las demarcaciones colombianas y ecuatorianas. Nació hacia el año 1606 en Alburquerque (Badajoz) e ingresó en la Compañía de Jesús el 18 de marzo de 1625.124 Ignoramos la fecha en que atravesó el Atlántico. En 1642 aparece como profesor de Teología Moral en Quito.125 A partir de 1651
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 60v.: “Docet Grammaticam et concionator indorum”.
MERCADO. Historia de la Provincia, I, 461.
El lapso lo deducimos porque en el Catálogo de 1655 (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 140v) dice que fue Rector y Ministro del colegio de Tunja. Aunque el Catálogo de 1651 no dice nada al respecto (Ibidem, fol. 113) sin embargo, en la breve necrología que le dedican las Cartas Annuas de 1691-1693 (APT. Fondo Astráin. Leg. 5, fol. 47v) se dice que “hecha su Profesión, lo ocuparon los Superiores en el oficio de Rector y Maestro de Novicios en la ciudad de Tunja”. El pronunció sus últimos Votos el 23 de diciembre de 1648 (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 86v. Catálogo de 1649). El período lo fijamos teniendo presente que el P. Francisco Ellauri fue Rector de Tunja por vez primera de 1651 a 1653.
ARSI. Congregationes Provinciales, t. 74, fol. 132. Actúa como Rector de Tunja. La Congregación fue en octubre de 1657.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 6. Catálogo Breve de 1659. La fecha de conclusión la impone el período del P. Luis Vergel.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 14. Catálogo Breve de 1668. El año de 1673 como final de período lo sugiere el rectorado del P. Mateo Gómez.
El único dato oficial que poseemos nos lo ofrece el Catálogo Breve de 1667 (ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 9v) que lo ubica en Pamplona como Rector. La fecha de término la da su nuevo rectorado en Mérida en 1668 y la de inicio el ritmo de los cambios de Superiores.
Para la fecha natal los Catálogos ofrecen las siguientes oportunidades. 1642: treinta y seis años (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 60); 1649: cuarenta y tres años (Idem, fol. 86v); 1651: cuarenta y cinco años (Idem, fol. 113); 1655: cuarenta y nueve años (Idem, fol. 140v); 1657: cincuenta y un años (Idem, fol. 140v); 1660: cincuenta y cuatro años (Idem, fol. 189v); 1664: cincuenta y ocho años (Idem, fol. 218); 1668: sesenta y dos años (Idem, fol. 241); 1671: sesenta y cuatro años (Idem, fol. 288); 1678: setenta y dos años (Idem, fol. 316); 1684: setenta y seis años (Idem, fol. 349v); 1687: ochenta años (Idem, fol. 381). Con respecto a la fecha de ingreso a la Compañía de Jesús observamos que los Catálogos de 1642 a 1668 indican el 18 de marzo de 1626, pero los comprendidos entre 1671 y 1687 señalan el 18 de marzo de 1625. Hemos adoptado esta última fecha porque se instaura durante su Provincialato.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 60. Catálogo, 1642. A partir del Catálogo de 1657 (Idem, fol. 164) se repite de forma persistente que enseñó Filosofía y Teología. Hernán RODRÍGUEZ CASTELO. Literatura en la Audiencia de Quito siglo XVII. Quito, Edición del Banco Central del Ecuador (1980) 409: “el P. Gaspar Vivas, <eminente predicador, docto en todas las materias>, catedrático de vísperas en la Universidad de san Gregorio”.
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comienza el cursus honorum; ese mismo año es nombrado rector de Popayán (1651-1653).126 Dirige después los destinos del colegio ecuatoriano Cuenca (1653-1657).127 En 1658 sube a Tunja para encargarse tanto del colegio como del noviciado (1658-1660).128 En 1660 desanda el camino quiteño para ejercer el rectorado de la Universidad de San Gregorio de la capital ecuatoriana (1660-1664).129 En 1664 es llamado para el mismo cargo a Santafé de Bogotá (1664-1666)130 para regresar una vez más a Quito en 1666 con idénticos fines (1666-1668).131 Su rectorado se vio interrumpido con el nombramiento de Provincial del Nuevo Reyno (1668-1672).132 Al concluir su provincialato en 1672, se radica definitivamente en la ciudad quiteña, primero rector (1672-1676)133 y después como súbdito, sirviendo en los más variados oficios de la Universidad.134 Falleció en Quito el 18 de julio de 1687.135 Aunque gran parte de las vocaciones para seguir los ideales ignacianos provenían del Colegio Mayor de San Bartolomé, de vez en cuando la austera y ascética ciudad de Tunja se quedaba sorprendida al verificar que personalidades “singulares” locales tocaban a las puertas del noviciado
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 113. Catálogo, 1651. L. DEUBLER. Becerro o Sumario de la fundación, Principios progresos y otros acaecimientos del Colegio de Popayán, de que consta por su archivo. Resumen preliminar. (Ms. del Archivo de la Provincia de Colombia de la Compañía de Jesús).
L. DEUBLER. Becerro, Resumen preliminar. ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 140v. Catálogo, 1655. Según el Catálogo de 1657 (Idem, fol. 164) ya había concluido su rectorado, pues anota escuetamente: “Bis Rector. Concionator hispanorum”.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 5v. Catálogo Breve de 1659: “Tunja. Rector, Maestro de Novicios, Instructor”; y en el de 1660 aparece ya en Quito.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 189v. Catálogo, 1660. Catálogo Breve, 1661 (ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 2v). Carta del P. Cavero al P. Gaspar Vivas, Rector de Quito encargando que se remitan los informes para el noviciado de Latacunga y otras casas. Santafé, 28 marzo, 1661 (APQu. Leg. 4).
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 218. Catálogo, 1664. Rector de la Javeriana de 1664 a 1666 (Archivo de San Bartolomé. Libro de la Universidad y Academia, fols. 337-341).
Carta del P. Gaspar Cugía al P. Gaspar Vivas, Rector de Quito. Madrid, 4 marzo 1666 (APQu. Leg. 4). Catálogo Breve de 1667 (ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 8v) y Catálogo de 1668 (Idem, fol. 241). En APQu. Leg. 4. encontramos los siguientes documentos: Carta del Padre Juan Lorenzo Lucero al P. Gaspar Vivas, Rector de Quito. Napo, 23 marzo 1667. Carta del Padre Juan Lucero al P. Vivas Rector de Quito. Napo, 29 marzo, 1667. Carta del P. Lucero al P. Vivas. Napo, 21 abril 1667. Carta del P. Lucero al P. Vivas. Río Beleno, 19 enero 1668. Carta del P. Lucero al P. Vivas. Oas, 11 febrero 1668. Y en APQu. Leg. 1: Carta del P. Francisco Guells al P. Rector de Quito Gaspar Vivas. Archidona, 15 septiembre 1667. Carta del P. Francisco Guells al P. Gaspar Vivas. Napo, 4 septiembre 1668.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, II, 88. ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 20. Catálogo Breve, 1671.
J. JOUANEN. Historia de la Compañía de Jesús en la antigua provincia de Quito. I, 331 (año 1673); 458 (año 1676).
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 316. Catálogo, 1678; 1684 (Idem, fol. 349v); 1687 (Idem, fol. 381).
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 415v. Supplementum primi et secundi catalogi a prima martii 1684 ad 15 octobris 1688.
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con gran sorpresa de la sociedad tunjana. El historiador Mercado dedica a ellos dos capítulos en su historia.136 En la década de los años 1630 un sacerdote, que era llamado “Roberto el Diablo”, se dio a conocer por su vida desordenada: nos referimos a Vasco Pérez de Figueroa, quien “era de lo noble de Tunja”.137 Hizo por curiosidad los Ejercicios de San Ignacio y fue tal su mutación que durante diez años llevó vida retirada y edificante entregado a la oración y a la penitencia. Nos imaginamos la sorpresa de la sociedad de una ciudad tan puritana como la de la capital del Corregimiento cuando el 12 de julio de 1644 ingresó al noviciado.138. Su mutación fue tan grande que al acabar sus dos años de probación dedicó su vida a trabajar con los indígenas boyacenses, pues debía conocer su lengua.139 En febrero de 1652 se encontraba en Tópaga,140 población en la que falleció el 6 de marzo de 1654.141 Los grandes desequilibrios, como es natural, provocaron en todas las instituciones jesuíticas del Nuevo Reino una gran recesión. En esta oportunidad la referencia afectaba a los profesores de Gramática, Humanidades y Retórica, pues los mejores se consideraban minusvalorados si no eran promocionados a las universidades que regía la Orden en la circunscripción neogranadina y otros eran destinados a necesidades más urgentes. Por ello, la Congregación Provincial solicitaba que los jóvenes tuvieran que enseñar tres o cuatro años en los estudios menores.142 Pero si las épocas de crisis generan angustia y desencanto, también es verdad que son capaces de hacer renacer el espíritu emprendedor y creativo dentro de las comunidades religiosas. Dos circunstancias aceleraron el reentable de las misiones llaneras: la clara intuición del P. Hernando Cavero, gran promotor de las misiones indígenas,143 y la curiosa embajada enviada a Bogotá por los indios giraras de Tame en busca de su antiguo doctrinero Damián Duarte, o los jesuitas.144 La geografía misional de este nuevo ensayo abarcaba el cuadrilátero comprendido entre Pauto, San Salvador del Puerto, por una parte, y por otra
MERCADO. Historia de la Provincia, I, 385-391.
MERCADO. Historia de la Provincia, I, 386-387.
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ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 83. Catálogo de 1649.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 83. Catálogo de 1649. Lo mismo ratifica el catálogo de 1651 (Idem, fol. 110): “Concionator indorum”, lo cual significaba que dominaba la lengua de los autóctonos.
Archivo de Tunja. Donación P. Bravo, p. 31.
ARSI. Historia Societatis, 48, fol. 135v.
ARSI. Congregationes Provinciales, 74, fols. 133v-134.
La información más completa sobre la vida y obra del P. Hernando Cabero la encontramos en: Francisco Zambrano SJ. Diccionario Bibliográfico de la Compañía de Jesús en México. México, V (1965) 113-143.
RIVERO, Historia de las Misiones… 83-84.
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parte Tame y Patute; de esta suerte se entablaba contacto con tres grandes naciones llaneras: los achaguas, los tunebos y los giraras. Tres años más tarde se establecían las primeras relaciones con una de las naciones más difíciles e inestables de la Orinoquia: los guahivos y chiricoas.145 Mas, a la hora de analizar la segunda entrada de los jesuitas en los Llanos de Casanare conviene hacer referencia a un tema poco estudiado en la historiografía colombiana. Nos referimos a la proliferación de ciudades-gobernaciones que se fundaron en el balcón que se asoma a los Llanos, las cuales protagonizaron un nuevo intento de colonización con sus desastrosas consecuencias para las etnias que habitaban en todos sus contornos geográficos. Así, pues, una medida de tipo político ocasionaría trastornos sociales y religiosos en la segunda mitad del siglo XVII. Por ello conviene explicar un hecho histórico que es propenso a malentendidos interpretativos. En el fondo, se trata de clarificar la evolución territorial de esas conflictivas zonas. Por una parte, siempre quedó muy clara la dimensión de la Provincia de Guayana, pues por decisión del Consejo de Indias del 12 octubre de 1595,146 el Rey había entregado a Berrío todas las capitulaciones amazónicas realizadas hasta la fecha, es decir, “(…) todas las Provincias inclusas y comprendidas entre los Ríos Orinoco y Marañón”.147 Por otra parte, las tres gobernaciones del piedemonte, esto es, Medina de las Torres, Santiago de las Atalayas y San Juan de los Llanos, nacen enteramente ajenas a la Gobernación de El Dorado de Jiménez de Quesada y en el siglo XVII evolucionarían como “gobiernos de frontera” dentro de la Provincia del Nuevo Reino de Granada.148 La función de estas ciudades-gobernaciones de mediados del siglo XVII responde a un criterio gubernamental de someter a los indios belicosos de la región que se ubicaban en los terrenos de aquende y allende de la cornisa andina que habían quedado preteridos por las expediciones doradistas en espera de mejores oportunidades. Por ello, a la hora de encontrar soluciones a tan complicado problema surgió un modelo que caracterizó los típicos gobiernos de fronteras de guerra como los designa Pablo Ojer.149 De esta forma, los miembros de la Compañía de Jesús se vuelven a insertar en un proyecto de solución pacífica en los conflictos raciales y de convivencia. Suponemos que este
RIVERO, Historia de las Misiones… 155.
AGI. Escribanía, 1011 A. Pleitos. Pieza 9.ª
José Antonio ARMAS CHITTY. Guayana. Su tierra y su historia. Caracas, 1964.
Pablo OJER. La década fundamental… 256.
Pablo OJER. La década fundamental en la controversia de límites entre Venezuela y Colombia 18811891. Caracas (1982) 256-258.
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gran reto misional tuvo que generar respuestas generosas entre los jóvenes jesuitas que convivieron en Tunja con todos los hombres que afrontaron el gran reto de Guayana. Aunque la vida colonial se desarrollaba lentamente, sin embargo estuvo salpicada de encuentros y desencuentros entre lo que hoy denominamos la sociedad civil y las autoridades. Los conflictos que el visitador Juan de Cornejo150 provocó en Bogotá produjeron en 1663 el destierro del P. Juan Onofre a Tunja. De esta forma lo vemos actuar en el certamen poético que se llevó a cabo en la capital del Corregimiento con motivo del nacimiento del príncipe Carlos José que llegaría al trono con el nombre de Carlos II.151 Con el P. Diego Solano (1663-1666) se inicia una serie de rectores del colegio que profesaban un verdadero humanismo. Tunjano de nacimiento, su personalidad desarrolló una riqueza espiritual interior, y al mismo tiempo una fina y abierta sensibilidad literaria y mística, como lo atestigua Mercado en su biografía.152 La carencia de imprenta ha malogrado una infinidad de obras que fenecieron con el poco aprecio a los manuscritos. Con el nombramiento del riobambeño Pedro Mercado (1667-1672) se inicia la serie de jesuitas que se habían formado en la capital ecuatoriana y que vendrían a formar las juventudes ignacianas del Nuevo Reino. Pedro Mercado es el escritor jesuita más prolífico en la segunda mitad del siglo XVII neogranadino. De su etapa tunjana es el Cristiano virtuoso,153 redactado en agradecimiento al sacerdote boyacense D. Sebastián Merchán de Velasco y Monsalve, quien hizo una generosa donación al noviciado.154 Sin lugar a dudas, la personalidad literaria de este rector tuvo que influir en el pequeño claustro a él encomendado. Juan Martínez Rubio (1672-1677), aunque español, también venía de la parte quiteña. Desde el punto de vista de la literatura histórica, vendría a ser el continuador de la crónica jesuítica interna consagrada
Véase: Ernesto RESTREPO TIRADO. “Deposición del presidente Pérez Manrique”. En: Boletín de Historia y Antigüedades. Bogotá, 25 (1938) 245-249. Juan Manuel PACHECO. “El visitador don Juan Cornejo”. En: Revista Javeriana. Bogotá, 37 (1952) 148-159. Idem. “Un visitador conflictivo”. En: Boletín de Historia y Antigüedades. Bogotá, 43 (1956) 621-628. Un resumen en: Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 65-73.
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Ozías S. RUBIO y Manuel BRICEÑO. Tunja desde su fundación hasta la época presente. Bogotá (1909) 76-102.
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MERCADO. Historia de la Provincia, II, 79-111.
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El cristiano Virtuoso. Con los actos de todas las virtudes que se hallan en la santidad. Por el Padre Pedro de Mercado de la Compañía de Jesús, Rector del colegio de Tunja, que lo dedica a su fundador y patrón el Señor Licenciado D. Sebastián Merchán de Velasco y Monsalve, Cura Beneficiado de Oicatá (Viñeta) con Privilegio. En Madrid: por Joseph Fernández de Buendía. A costa de Lorenzo Ibarra, Mercader de libros; en la calle de Toledo. En 16.º 215 fols. (La fe de erratas está fechada en Madrid, octubre de 1673).
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La escritura de donación en: ANB. Testamentaría Boyacá, 9, fol. 443; t. 13, fol. 1017 y ss.
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por Pedro Mercado. Aunque se inició en la carrera universitaria como catedrático de Filosofía en la Universidad Gregoriana de Quito, 155 pronto abandonó la docencia para convertirse en un esmerado gerente de las principales entidades educativas que dirigía la Compañía de Jesús tanto en Quito como en el Nuevo Reino.156 Y tras haber regido tanto la Provincia del Nuevo Reino como la de Quito dedicaría el último tramo de su vida a la ciudad de Tunja.157 La trayectoria quiteña se continúa curiosamente con la acción del cartagenero P. Juan de Santiago, quien había hecho carrera científica en la Universidad de San Gregorio de Quito y como rector de la Academia de San Francisco Javier de Bogotá (1672-1677). En 1678 la comunidad de Tunja se divide de nuevo, pues el visitador P. José de Madrid decidió trasladar de nuevo a Santafé el noviciado al Colegio de Las Nieves.158 Pensamos que la estancia quiteña de Bernardo Estela (1681-1684) duró cerca de un bienio,159 pues en 1661 se había trasladado al Colegio Máximo de Santafé.160 En 1663 ejercía la docencia de la cátedra de Sagrada Escritura en la Universidad Javeriana,161 para desempeñarse después como rector del recién fundado Colegio de Las Nieves.162 De esta forma se interrumpe la presencia de los jesuitas quiteños al frente del colegio de Tunja y se retoma el ritmo de hombres de ciencia,
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 219v: “Docuit Grammaticam et Philosophiam”. Catálogo de 1664. A partir de esta fecha todos los Catálogos posteriores confirman: “docuit Grammaticam et Philosophiam”. Como el Profesor duraba un trienio quiere decir que para 1664 había concluido su magisterio.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 10v. Catálogo Breve, 1667. El Catálogo de 1668 recoge que fue Rector del Seminario de Quito (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 247v). Después Popayán (Leonardo DEUBLER. Becerro o Sumario de la fundación, principios, progresos y otros acaecimientos del Colegio de Popayán, de que consta por su archivo. Resumen Preliminar. ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 14. Catálogo Breve de 1668; Idem, fol. 22. Catálogo Breve de 1671. Carta del P. Jaime Jiménez al P. Rector de Quito Juan Martínez Rubio. Coronados, 13 marzo 1668 (APQu. Leg. 4). A continuación Tunja (16721677). Después Rector de la Universidad Javeriana (Archivo del Colegio San Bartolomé. Libro de la Universidad, fols. 411v-433. ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 314. Catálogo de 1678). Provincial del Nuevo Reino. Para más detalles nos remitimos a nuestro libro Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 426-430.
Obras Completas de la Madre Francisca Josefa del Castillo. Introducción, notas e índices elaborados por Darío Achuri Valenzuela. Bogotá (1668) I, 150; 189; 194; 212.
Para la historia de esta Casa, véase: Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, II, 25-29.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 6v. Catálogo breve de 1659: “Theologo de quarto año”.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 1. Catálogo breve de 1661.
Archivo de San Bartolomé. Libro de la Universidad y Academia..., fol. 325v. ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 214. Catálogo de 1664. Todos los catálogos posteriores reiteran esta docencia.
Desde el catálogo de 1671 (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 285v) hasta su muerte insisten en que fue Rector de Las Nieves.
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como es el caso del español Pedro Calderón (1684-1688). El noviciado ha vuelto a integrarse a la institución jesuítica tunjana y toda la entidad parece tomar vigor. Las evidentes cualidades de Calderón le llevan a ser elegido por el nuevo Visitador de la Provincia del Nuevo Reino, Diego Francisco Altamirano, como su secretario.163 No obstante, al año siguiente los graves problemas que aquejaban a la Provincia llevaron al Visitador a enviarlo a España para buscar una verdadera solución.164 Al desgajarse la parte de Quito en 1696 de la Nueva Granada, sería el primer Provincial de la recién inaugurada Provincia de Quito.165 La presencia del P. Pedro Calderón en Tunja se relaciona con sus luchas para conseguir la ampliación de los estudios de la Universidad Javeriana y sus buenas relaciones con el Colegio Mayor de San Bartolomé, pues esas instituciones significaban el horizonte de porvenir para los alumnos del colegio del Corregimiento. Rodríguez Castelo ha estudiado la obra polémica del P. Calderón desde el punto de vista literario. y tras dedicarle un largo estudio,166 no duda en calificarlo como “primerísima figura intelectual y literaria de la Compañía de Jesús en Quito a finales del XVII”; concluye que la personalidad del polemista debe ser completada con la de catedrático.167 Y ese imaginario de superación se vincula con el proceso de luchas que vivió la Compañía de Jesús neogranadina para lograr esos objetivos. El problema de los Grados en la Universidad Javeriana168 se remonta al 26 de abril de 1662 cuando el Fiscal de la Audiencia, licenciado Carlos Cohorcos, ponía en tela de juicio el alcance de los documentos aducidos por la Compañía de Jesús para graduar a personas particulares y a otros religiosos que asistían a sus clases.169 El Fiscal interpretaba así la bula de Pío IV Exponi nobis, de 19 de agosto de 1561, por la que autorizaba a los miembros de la Compañía de Jesús para graduar estudiantes externos de
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia. II, 210.
Juan Manuel PACHECO. Ob. cit. II, 114-115; 258-259. URIARTE-LECINA. Biblioteca, I, 132-S: “Instrucción del Pe. Diego Francisco Altamirano Visitador y Vº Provincial de la compañia de Jhs en la Provincia del Nuevo Reyno de Granada y Quito para el Pe. Pedro Calderon Procurador a España para negocios de dicha Provincia (…) fecha en Cartagena a primero del mes de Noviembre de mil seyscientos y noventa y dos”.
Su provincialato duró hasta 1700. Cfr. J. JOUANEN. Historia de la Compañía de Jesús en la antigua Provincia de Quito. II, 7-13.
Hernán RODRÍGUEZ CASTELO. Literatura en la Audiencia de Quito. Siglo XVII. Quito. Edición del Banco Central del Ecuador (1980) 120-128.
RODRÍGUEZ CASTELO. Literatura en la Audiencia de Quito, 304.
Una síntesis puede verse en: Juan Manuel PACHECO. “La Universidad Javeriana de Santafé de Bogotá durante la época colonial”. En: José DEL REY FAJARDO (Ed.). La pedagogía jesuítica en Venezuela. San Cristóbal, I (1991) 79-111.
El texto puede verse en: Alonso de ZAMORA. Historia de la Provincia de San Antonino del Nuevo Reino de Granada. Caracas (1930) 433-434.
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sus colegios en donde no hubiese universidad;170 y también hacía ver que en la Real Cédula del 20 de noviembre de 1620, por la que Felipe III permitía a la Compañía de Jesús usar en América los privilegios pontificios, no se hacía mención de la facultad de conferir grados.171 Un segundo paso lo da el P. Alonso de Pantoja,172 Procurador de la Provincia del Nuevo Reino y Quito, al conseguir del Papa Clemente X el breve Exponi nobis nuper, 30 de mayo de 1672, por el que la Universidad Javeriana de Bogotá y la Universidad Gregoriana de Quito adquirían el privilegio que gozaba el Colegio San Clemente de Bolonia según el cual sus grados se consideraban como otorgados por una universidad de estudios generales.173 El 17 de abril de 1675 el propio Clemente X, en un nuevo Breve que se inicia con las mismas palabras: Exponi nobis nuper, otorgaba por diez años a los rectores, prefectos y maestros del Colegio Santafé el privilegio que poseía el Colegio Romano de poder graduar a sus alumnos.174 Ambos breves obtuvieron el placet con Consejo de Indias el 13 de julio de 1675.175 Un tercer paso de los jesuitas neogranadinos fue la consecución del Breve Alias felices, otorgado por el Papa Inocencio XI el 15 de mayo de 1682, por el que facultaba conferir grados en Derecho Canónico a los alumnos de sus seminarios en Santafé y Quito.176 Esta síntesis desborda la reacción de los padres dominicos en defensa de sus derechos, por ello nos remitimos a sus fuentes.177 Cuando los jesuitas vieron que en Roma tenían perdida la batalla, comenzaron a darla en el Consejo de Indias en España. El procurador Juan de Segovia,178 elegido en la Congregación abreviada de 1685, presentó en Madrid un memorial en el que solicitaba se concediera a la Compañía establecer en sus seminarios de San Bartolomé y San Luis cátedras de leyes y cánones.179 A partir de 1691 el P. Mimbela comienza a ser primero
El texto puede verse en: Institutum Societatis Iesu. Florentiae, I (1892-1893) 36.
A. ZAMORA. Historia… 433-434.
José DEL REY FAJARDO. Catedráticos jesuitas… 262-264.
ARSI. Fondo Jesuítico, vol. 842, fol. 561.
ARSI. Fondo Jesuítico, vol. 842. Informe del hecho y reparos que se hacen sobre el pleyto que los collegios y seminarios de la Compañía de Jesús de Santafé y Quito tienen con los Padres dominicos de las dichas ciudades sobre la forma de conferir los grados, en último de diciembre de 1694.
Ibidem.
L. DELPLACE. Synopsis actorum S. Sedis in causa Societatis Iesu. Lovanii, t. II (1605-1773) (1895) Inocencio XI, n.° 25, 407. ARSI. N. R. et Q. 18. Memorial del procurador de la Compañía a la Sagrada Congregación de obispos y regulares… n.° 4.
Existe una obra colectiva que recoge todo este conflicto desde el punto de vista dominico: Universidad de Santo Tomás: 400 años. Bogotá, 1980. El tema es tratado sobre todo por: V. Beltrán de HEREDIA. “La Universidad de Santafé de Bogotá” (49-96).
José DEL REY FAJARDO. Bio-bibliografía… 593-594.
El Memorial se encuentra en: APQu., leg. 5.
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espectador y después actor de todo este espinoso conflicto. El 11 de marzo de 1693 el P. Pedro Calderón,180 por orden del P. General de la Compañía de Jesús, otorgaba en Madrid una escritura de dotación de dos cátedras (una en Derecho Civil y otra en Canónico) en los colegios de Santafé y Quito, por la que los colegios aludidos se obligaban a pagar anualmente quinientos pesos a cada uno de los catedráticos.181 Todavía más, en la Ciudad Eterna se obtenían del Papa Inocencio XII, el 1 y el 28 de septiembre de 1693, los Breves Alias felicis recordationis, por el que se concedían a los jesuitas del Nuevo Reino y Quito poder conferir grados no solo en Filosofía y Teología, sino también en Derecho Canónico, amén de confirmar además los privilegios ya concedidos por Clemente X en 1675.182 Sin embargo, el 17 de diciembre de 1694, el Consejo de Indias emitía el siguiente decreto: No ha lugar al paso pedido por el Maestro Fray Ignacio de Quesada de los breves emitidos por la Santidad de Inocencio XI, el 1 de 11 de abril de 1685, en que se concedió la gracia de universidad en sus dos colegios de Santafé y Quito; y el otro de 10 de junio de 1686 en que revocó las facultades y privilegios de graduar la religión de la Compañía de Jesús en los colegios seminarios de Santafé y Quito. Ni ha lugar el paso a justicia pedido por la dicha religión de la Compañía de Jesús de los referidos breves. Y sobre esta dependencia no se admita más petición, ni memorial por ninguna de las dos religiones.183
El P. Pedro Calderón había sido enviado por el P. Diego Francisco Altamirano a Madrid para resolver los problemas de la Provincia.184 Pero el dominico Ignacio de Quesada se había movido y publicado un memorial contra la Javeriana al que Calderón contestó de inmediato, pero la habilidad del dominico impidió que se publicara en España; por ello apareció
José DEL REY FAJARDO. Catedráticos jesuitas… 56-60.
AGI. Santafé, 402. Escritura de dotación de dos cátedras, una de derecho civil y otra de cánones, de los colegios de Santafé y Quito. Madrid, 11 de marzo de 1693.
Los textos pueden verse en: Francisco Javier HERNAEZ. Colección de Bulas, Breves y otros documentos relativos a la Iglesia de América y Filipinas. Bruselas, II (1879) 465-467. José Abel SALAZAR. Los estudios eclesiásticos superiores en el Nuevo Reino de Granada (1563-1810). Madrid (1946) 745-747.
ARSI. Fondo Jesuítico, vol. 842. Informe del hecho y… n.° 98, nota 12.
No hemos logrado precisar cuándo llegó a España el P. Calderón. Pareciera que a fines de 1692 partió para la Península según se desprende de una Instrucción del Visitador del Nuevo Reino: Instrucción del Pe. Diego Francisco Altamirano Visitador y V. Provincial de la compañía de Jhs en la Provincia del Nuevo Reyno de Granada y Quito para el Pe. Pedro Calderón Procurador a España para negocios de dicha provincia (…) fecha en Cartagena a primero del mes de Noviembre de mil seyscientos y noventa y dos”. (José Eug. de URIARTE y Mariano LECINA. Biblioteca de escritores de la Compañía de Jesús pertenecientes a la antigua Asistencia de España desde sus orígenes hasta el año de 1773. Madrid, I (1925) 132, Biblioteca de la Academia de la Historia, en fol. 4 hs”.
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en Colonia de Alemania.185 Con todo, por Real Cédula del 4 de julio de 1695, el Consejo mandó recoger el escrito del jesuita, pues se había publicado sin su licencia.186 Sin embargo, a juzgar por sus consecuencias, las pruebas del memorial debieron ser serias. Calderón distinguirá entre la doctrina de Santo Tomás con la llamada tomista y que oponerse a esta no era oponerse a la del Doctor Angélico.187 Para borrar esta falsa imagen y campaña contra la docencia jesuítica en Bogotá, el P. Juan Martínez de Ripalda188 publicaría en Leodii (Holanda) su libro De Usu et abusu doctrinae Divi Thomae189 en 1704. El 1 de marzo de 1697 el P. José Herrera, rector del Colegio de San Bartolomé, y sus consiliarios acordaron interponer una súplica ante el Rey “para que se sirviese concederle fundación de cuatro cátedras de cánones y leyes en dicha Academia”, pues teniendo en dicho colegio “ingenios aventajadísimos, que se comprueban en la literatura de la filosofía y sagrada teología, y que según su estudiosa aplicación pudiendo perfeccionarse en la jurisprudencia con las misma ventajas que en las otras ciencias, no logran esta enseñanza por no leerse esta facultad” en su Academia.190 Este acuerdo se concretizó en una carta corporativa al Rey con fecha 1 de marzo de 1697.191 En 1698 comienza la resolución del conflicto con la solución que contemplaba la igualación de los privilegios de ambas órdenes religiosas. El 19 de agosto se declaran iguales en todo a los colegios de San Fernando y San Luis de Quito; además se le concede a este último los privilegios y derechos de Colegio Mayor.192 El 3 de agosto de 1701 el Consejo establecía la igualdad entre la Universidad Tomista y la Universidad Javeriana en Santafé de Bogotá.193
Memorial del Reverendissimo Padre Maestro Pedro Calderón, de la Compañía de Jesvs, Procurador General de la Provincia del Nuevo Reyno y Quito, presentado en el Real, y Supremo Consejo de las Indias en 30 de marzo de 1693. EN RESPUESTA de otro impreso del Reverendissimo Padre Maestro Fr. Ignacio de Quesada, del Orden de Santo Domingo, Procurador General de su Provincia de Santa Cathalina Martir de Quito. Dalo a la estampa Don Gerónimo Lezcano y Sepúlveda, Doctor en ambos Derechos. Impreso con licencia en Colonia en la Oficina de Hermano Dehmen, año de 1695.
ANB. Reales Cédulas, 5, fol. 392.
Memorial del Reverendissimo Padre Maestro Pedro Calderón… fol. 37v.
José DEL REY FAJARDO. Catedráticos javerianos… 188-198.
Juan MARTÍNEZ DE RIPALDA. De usu et abusu doctrinae Divi Thomae, pro Xaveriana Academia Collegii Sanctaefidensis in Novo Regno Granatensi… Leodii, apud Guilielmum Henricum Streel, 1704.
Documento del Archivo de San Bartolomé. Citado por Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, II, 261.
AGI. Santafé, 402. Carta del Colegio San Bartolomé al Rey. Santafé, 1 de marzo de 1697.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, II, 262.
AGI. Santafé, 403. Memorial del P. Juan Martínez de Ripalda sobre la igualdad en los privilegios y facultades de estudios concedidos a las religiones de Santo Domingo y la Compañía de Jesús. Octubre de 1701.
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Sin embargo, en octubre del mismo año el P. Juan Martínez de Ripalda representaba ante el Consejo que la deseada igualdad no se cumplía en Bogotá, pues la Compañía carecía de la facultad de graduar a los colegiales de San Bartolomé “en decretos y sagrados cánones” y también adolecía de los honores de colegio mayor. Concluye su memorial solicitando que el agente del Rey en Roma pase a su Santidad los oficios encomendados a fin de facilitar la consecución del Breve para que San Bartolomé, al igual que el Rosario, pueda graduar en cánones “y que una de las cátedras de cánones, si pareciere y fuera del gusto y agrado de V. M., pueda ser regentada por los religiosos de la Compañía”.194 El Consejo admitió todas las peticiones a excepción de la última, por mirar, decía el fiscal, “estas cátedras al fuero secular y haber prohibiciones canónicas para con los regulares”.195 Finalmente, el 23 de junio de 1704 Clemente XI daba en Roma el Breve In apostolicae dignitatis en el que se establecía una perfecta igualdad entre la Orden de Predicadores y la Compañía de Jesús. Todas las tramitaciones hispanas, como veremos después, se desarrollaron con una velocidad desconocida para la burocracia hispana. Volviendo a nuestra institución educativa tunjana, observamos que los sucesores rompen la tradición de hombres intelectuales que habían regido la compleja entidad tunjana para dar paso a otro tipo de rector, también necesario, como aquel comprometido con la docencia en los colegios indianos. Así, podemos ubicar tanto al español Fernando Monterde (1689-1692) como al tunjano Martín Niño (1692-1695). El 12 de abril de 1693 fallecía el P. Juan Quintero, humanista que debió saber captarse la benevolencia de los tunjanos, pues, según su cronista, Dios le había dotado de muchos talentos naturales, ya que “no había cosa en que no entrase o saliese con facilidad o fuere en materias escolásticas, morales, o de predica”. En el ejercicio de su docencia le sobrevinieron unas “calenturas pútridas” que le llevaron al sepulcro.196 En 1696 se dividía la que durante el siglo XVII había sido la Provincia del Nuevo Reino y Quito y cada entidad se designaba con su propio nombre.197 El espíritu renovador del visitador Altamirano también incursionó el campo de la educación y de los estudios. Se debían fomentar los certá-
AGI. Santafé, 403. Memorial del P. Juan Martínez de Ripalda sobre la igualdad en los privilegios y facultades de estudios concedidos a las religiones de Santo Domingo y la Compañía de Jesús. Octubre de 1701.
AGI. Santafé, 403. Informe del Fiscal, 10 de noviembre de 1701.
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APQu. Leg. 6. Diego Francisco ALTAMIRANO. Forma y circunstancias con que se effectuó la división desta provincia de Quito de la del Nuevo Reyno por orden de Nuestro Padre. Collegio Máximo de Quito a 21 de Noviembre del año de 1696.
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menes poéticos latinos, sin olvidar los castellanos, bien fueran de género serio, ya burlesco. Y en los colegios se debían resucitar las conclusiones o disputas tan recomendadas por la Ratio Studiorum con la particularidad de que las públicas debían celebrarse dos veces al año y las privadas del colegio cada mes.198 El siglo XVII se cerraría con la gestión del P. Juan de Tobar (1696-1703) consciente de todas las reformas que la visita del P. Diego Francisco Altamirano había tratado de implantar para el progreso educacional en Tunja. La Compañía de Jesús neogranadina mantendría durante el siglo XVIII el criterio de enviar para la alta dirección del colegio tunjano a hombres muy cualificados bien en las cátedras de la Javeriana, bien en los altos cargos de gobierno o bien experimentados en las exigencias de la vida espiritual. Cuando Juan Martínez Rubio asume por segunda vez el rectorado (1703-1709)199 ya había desempeñado el cargo de Provincial del Nuevo Reino,200 se había desplazado hasta Quito para regir los destinos de la Universidad Gregoriana de esa ciudad (1684-1689)201 para desandar los caminos en 1689 a fin de desempeñar idénticas funciones en Bogotá (1689-1695).202 En 1695 es elegido para representar a la Provincia del Nuevo Reino de Granada y Quito ante las cortes de Madrid y Roma,203 pero con la anhelada división de la Provincia debe permanecer en Santafé para ser el primer provincial de la entidad independiente (1695-1699).204 El último tramo de su biografía transcurriría en Tunja (1702-1709)205 tras haber ejercido su tercer mandato en la Universidad Javeriana (1699-1702).206 La personalidad del español Mateo Mimbela (1709-1711) es muy singular. Tres facetas netamente diferenciadas integran su biografía colombiana. La académica se inicia en 1692 en la Universidad Javeriana con la cátedra
Una síntesis de la carta en: Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, II, 221-228.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 38. Catálogo, 1702.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, II, 99-100.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 381. APQu. Leg. 5. J. JOUANEN. Historia de la Compañía de Jesús en la antigua Provincia de Quito. Quito, I, 254. Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, II, 100.
APQu. Leg. 15. En 1693 seguía en el cargo (APT. Leg. 132, fol. 86. Carta de Tirso González a Diego Francisco Altamirano. Roma, 15 agosto 1693). Catálogo, 1691.
AGI. Santafé, 33. Carta del P. Diego Francisco Altamirano al Presidente Cabrera y Dávalos. 20 septiembre 1695.
APT. Leg. 132. Carta de Tirso González a Martínez Rubio. Roma, 7 febrero 1699. 5 carta. Carta de Tirso González a Martínez Rubio. Roma, 12 marzo 1700 (Ibid.). Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, II, 219; 232-233.
Obras Completas de la Madre Francisca Josefa del Castillo. Introducción, notas e índices elaborados por Darío Achuri Valenzuela. Bogotá (1668) I, 150; 189; 194; 212.
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de Filosofía.207 Tras un breve paréntesis, se reinserta en el ciclo teológico para recorrer todos sus escalones hasta llegar a la cátedra de Prima.208 La misional se vincula a la crisis que vivieron las misiones jesuíticas del Orinoco por el terrorismo caribe y se intenta ensayar un polo de desarrollo nuevo en las regiones del Airico con la presencia del profesor javeriano en 1695.209 La tercera faceta, la de gerente, se extiende de 1702 a 1735. Llega a Tunja a la muerte del P. Juan Martínez Rubio y trae la visión de la nueva provincia jesuítica que necesita revitalizar las misiones casanareñas así como el modo de proceder propio que exigen los retos del ser jesuita neogranadino.210 Para la intensa actividad tanto al frente de la entidad jesuítica neogranadina como sus aportes a la Universidad Javeriana nos remitimos a nuestro estudio sobre Mimbela.211 Una fisonomía muy distinta ofrece el nuevo rector Pedro Manuel Carvajal (1711-1713),212 pues representa la cotidianidad de un colegio
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 1: “Minister”. Catálogo, 1691. Biblioteca de la Academia de la Historia (Bogotá). Ms. 149. Tratado de Astronomía, fol. 7v: “(…) in hac civitate Sancta Fidensi die 23 augusti anno Domini 1691 Luna operuit solem, totaliter ut eum non videremus”. El 20 de octubre de 1693 iniciaba su curso de Cosmología (Biblioteca de la Academia de la Historia. Mss. 149) lo cual nos lleva a concluir que por lo menos había dictado antes el curso 1692-1693 según el modo ordinario de proceder de la Javeriana que el Profesor seguía con sus alumnos a lo largo de toda la Filosofía. Cassani por su parte no especifica las fechas de su docencia: “(…) encargose por ahora del Curso de Filosofía que leyó con aplauso universal, siendo estimados sus papeles por metafísicos, por sólidos, por claros y por formales” (CASSANI. Historia de la Provincia de la Compañía de Jesús del Nuevo Reyno de Granada en la América. Madrid (1741) 607).
En el fol. 1 del Prólogo al tratado De Essentia et attributis Dei dice: “Triennio interrumptum Scholasticarum institutionum pensum iterum cogor instaurare” (Ms. de la Academia de la Historia. Bogotá. Biblioteca Zaldúa). El día 4 de agosto de 1698 recibió el título de Doctor (José Abel SALAZAR. Los Estudios eclesiásticos superiores en el Nuevo Reyno de Granada, 764). J. CASSANI. Historia de la Provincia de la Compañía de Jesús, 609: “(…) entró en las Cátedras, y las siguió hasta la de Prima, regentado con tanto cuidado y estudio, que ningún año repitió materia, trabajando de nuevo cada año la que había de dictar: solo un año repitió una materia dictada dos años antes, porque había logrado tanto aplauso, que deseosos de tenerla todos le pudieron con instancia su repetición”.
RIVERO. Historia de las Misiones, 321. CASSANI. Historia de la Provincia, 608. Para la cronología: si en septiembre de 1696 se pone Mimbela en camino con Cavarte (RIVERO. Ob. cit. 332) y el viaje duró un mes RIVERO. Ob. cit. 325) debemos deducir que algún tiempo tuvo que demorarse Mimbela en la elaboración del Informe y además el viaje de regreso, lo cual nos lleva al año 1697.
Creemos errados los cómputos de Cassani quien le asigna al P. Mimbela una estancia de ocho años (CASSANI. Historia de la Provincia de la Compañía de Jesús, 613) e incluso 9 (Ob. cit. 611) en Tunja. Nos consta de su rectorado por el Catálogo de 1713 (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 113). De 1702 a 1709 ocupó el Rectorado de Tunja el P. Juan Martínez Rubio y falleció el 3 de septiembre de 1709 (ARSI. Historia Societatis. 50, fol. 85v). El único espacio hábil para el rectorado cierto del P. Mimbela corre obligatoriamente entre 1709 y 1711.
José DEL REY FAJARDO y Germán MARQUÍNEZ ARGOTE. Breve tratado del cielo y los astros del maestro javeriano Mateo Mimbela (1663-1736). Bogotá, 2004.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 71. Catálogo, 1711. En 1712 ejercía el rectorado (ANB. Miscelánea, t. 126, fol. 816).
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provinciano de Indias. Tuvo bajo su dirección las instituciones educativas de Mérida, Honda, Cartagena y Las Nieves.213 Curiosamente, al igual que los PP. Fernando Monterde y Martín Niño, provenía del colegio de Mérida; y podemos afirmar que se identificaba con la imagen de ellos que hemos expuesto más arriba. El santafereño Francisco Javier Urbina (1713-1716)214 le dedicó muchos años a la formación de las juventudes tunjanas en el colegio de la ciudad.215 Sus prendas intelectuales le llevaron a regir dos veces la Universidad Javeriana.216 De sus luchas por conseguir la Facultad de Derecho en la academia santafereña nos ha quedado el escrito: Informe y peticion del P. Francisco Javier Urbina a la Real Audiencia del Nuevo Reino, con presentacion de las Reglas y Constituciones del Colegio de la Compañia de Jesus de Santa Fe, sobre las clases que se van a abrir en el. Mayo de 1706.217 Con el también santafereño Juan Manuel Romero (1718-1721)218 se reinaugura la presencia de los catedráticos javerianos en la urbe tunjana. Su experiencia educativa se inició en la Facultad de Lenguas como profesor de Media y Suprema de Gramática219 para seguir después de forma sucesiva la docencia en Filosofía, Teología Moral y Teología Escolástica.220 En dos oportunidades ocuparía la dirección del Colegio Mayor de San Bartolomé
José DEL REY FAJARDO. Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 182-184.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 115v. Catálogo de 1713 y catálogo de 1715 (fol. 133v).
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 25. Catálogo breve de 1687. “Professor Grammaticae”. En 1691 seguía en Tunja (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 8v).
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 157. Catálogo de 1718. Juan Manuel PACHECO. “La Universidad Javeriana de Santafé de Bogotá durante la época colonial”. En: José DEL REY FAJARDO (Ed.). La pedagogía jesuítica en Venezuela. San Cristóbal, Universidad Católica del Táchira, I (1991) 128.
AIUL. Papeletas: URBINA, Francisco Javier.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 159. Catálogo de 1718. En 1718 sirve de testigo de la entrega que hace el corregidor José de Mendiburu de la causa que seguía a su antecesor Juan Antonio Espinosa de los Monteros. Ulises ROJAS. Corregidores y Justicias mayores de Tunja. Tunja (1963) 493. Posiblemente su rectorado haya durado de 1716 a 1720, vale decir, durante el provincialato del P. Ignacio Meaurio. ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 207. Catálogo de 1720.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 24. Catálogo breve de 1687. “Profesor de media y suprema de la Clase de Gramática. Prefecto de la Congregación de los Estudiantes”.
William JARAMILLO MEJÍA. Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé, 264. N.º 431: “Padre Juan Manuel Romero, catedrático de filosofía y teología hasta la de prima, prefecto de los estudios, rector del Colegio Mayor del San Bartolomé [tachado y del Colegio de Tunja]. ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 38v. Catálogo de 1702: “Docuit Grammaticam, Philosophiam et Theologiam”. Y el Catálogo de 1711 especificará todavía más: “Docuit Grammaticam, Philosophiam, Theologiam Moralem et Scholasticam” (fol. 59).
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(1709-1713)221 y (1721-1725),222 lugar privilegiado de encuentro con las juventudes del Reino que tocaban sus puertas para la formación superior. Gracias a un informe223 del P. Ignacio de Meaurio, redactado en 1718, podemos obtener algunas noticias interesantes de Tunja. El número de alumnos del Colegio varía entre veinte y veinticinco y a ellos se une “toda la forma de escuelas menores”. Llama la atención sobre el hecho de que hay egresados que “sólo con la latinidad que llevan de nuestras escuelas hacen escalón para las demás facultades, cátedras y puestos en su Religiones. Y es esto en tanto grado, que será muy raro el religioso de otros Ordenes que no haya aprendido con nosotros estos primeros rudimentos con los de la virtud y urbanidad. Y así lo confiesan todos”.224 Y más adelante hace referencia a la Escuela de Niños “que es asistida por un Hermano Coadjutor” con “más de cien niños con grande utilidad de estas Repúblicas”.225 Como hemos advertido en diversas oportunidades, confesamos la gran laguna documental que se extiende desde 1720 hasta 1736 que nos impide reconstruir la vida colegial de esos años. Podemos señalar dos etapas en la biografía del antioqueño Diego de Tapia. La primera se inicia con la salida de Tunja en 1691 para las misiones de Casanare,226 en donde laboraría como misionero para pasar después –no hemos identificado el colegio– a enseñar gramática.227 La segunda se inicia en 1702 con el cursus honorum primero en los colegios provincianos de
José RESTREPO POSADA. “Rectores del Colegio-Seminario de San Bartolomé (1605-1767)”. En: Revista Javeriana. Bogotá XXXVIII (1952) 97. Mayo de 1709 a septiembre de 1713. ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 58. Catálogo breve de 1711. Lo confirma William JARAMILLO MEJÍA (Dir.). Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé. –Nobleza e hidalguía– Colegiales de 1605 a 1820. Santafé de Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura Hispánica (1996) 329-332.
RESTREPO POSADA. “Rectores del Colegio-Seminario de San Bartolomé (1605-1767)”, 98. Marzo 1721 a septiembre de 1725. Lo confirma William JARAMILLO MEJÍA. Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé, 349-358. El 1 de marzo de 1727 mandaba el General de la Compañía de Jesús destituir de su cargo al P. Romero por sus achaques y por la excesiva tolerancia con los estudiantes. (APT. Leg. 132. Carta del P. Tambirini al Provincial del Nuevo Reino. Roma, 1 de marzo de 1727. Fol. 284).
Ignacio de MEAURIO. “Estado espiritual de la Provincia del Nuevo Reyno y sus Ministerios”. Año de 1718. En: José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos relativos a la Historia de la Compañía de Jesús en Venezuela. Caracas, Academia Nacional de la Historia, II (1974) 284-297.
Ignacio de MEAURIO. “Estado espiritual de la Provincia del Nuevo Reyno y sus Ministerios”, II, 287.
MEAURIO. “Estado espiritual de la Provincia del Nuevo Reyno y sus Ministerios”, II, 287-288.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 1v: “Tertiae vacat probationi”. El Catálogo Breve de 1691 está datado en julio de 1691 (Ibidem, fol. 1) lo que presumiblemente quiere decir que la comenzó en 1690.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 42v. Catálogo de 1702.
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Mompox (1702-1709),228 Mérida (1710-1713)229 y (1715-1716),230 para concluir en Tunja (1721-1723).231 Culminaría su carrera con el provincialato del Nuevo Reino (1726-1730).232 El valenciano Tomás Casabona pertenece a la generación que atravesó el Atlántico en la expedición de 1705 en la que también se encontraban, entre otros, los famosos misioneros de la Orinoquia José Gumilla y Juan de Rivero y el futuro provincial Jaime López.233 Parecía que su carrera iba a abrir sus cauces en el mundo universitario, al estar al frente de la carrera de Filosofía entre 1710 y 1713,234 pero pronto se desvió a la gerencia educativa de colegios como el de Las Nieves de Bogotá (1713-1715),235 Pamplona (1715-1724)236 y Tunja en dos oportunidades (1724-1727)237 y (1733-1738).238 Concluida su gestión en Tunja, fue nombrado Provincial (1738-1743)239 para asumir después el rectorado de la Universidad Javeriana
ANB. Notaría 2, t. 91(1702-1703), fol. 108v; t. 98 (1709), fol. 195. ANB. Curas y Obispos, t. 20, fol. 344. Su residencia en Mompox es anterior a su rectorado (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 42v).
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 82: “ViceRector a die 2 januarii 1710”. En 1713 se inicia como Rector el P. Nicolás de Aguilar (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 117v).
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 135v. Catálogo de 1715. Su segundo rectorado merideño lo interrumpió al ser llamado por el Provincial P. Ignacio de Meaurio para ejercer el cargo de Secretario de la Provincia en 1716 (Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, III, 174).
Biblioteca Nacional de Bogotá. Mss. 105. Libro de la Iglesia y Sacristía del Colegio de Tunja, fol. 129v-130. (El lapso recogido va de mayo de 1721 a septiembre de 1723).
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, III, 215-224. El 12 de marzo de 1727 visitaba como Provincial, en compañía del P. Carlos Anisson, la hacienda de Tocaría (ANB. Curas y Obispos, t. 8, fol. 690).
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AGI. Contratación, 5548. Expedición de 1705.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 57. Catálogo Breve, 1711. El Catálogo de 1720 (Idem, fol. 118) dice que enseñó tres años Filosofía. Según nuestros cálculos habría dictado el curso entre 1710 y 1713.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 118. Catálogo, 1713 y Catálogo de 1715 (Idem, fol. 136v).
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 160v. Catálogo, 1718; Catálogo de 1720 (Idem, fol. 216). Testimonios de su Rectorado. 13 de diciembre de 1719 (ANB. Temporalidades, t. 17, fol. 15v). 20 de marzo de 1720 (ANB. Asuntos Eclesiásticos, t. 3, fol. 272). 8 de septiembre de 1720 (ARSI. Congregationes Provinciales, t. 88, fol. 322). Fue ratificado en su cargo en 1720 por el P. General, Miguel Angel Tamburini (APT. Leg. 132, fol. 247v. Carta del P. Tamburini al P. Ignacio Meaurio. Roma, 13 de mayo de 1719).
APT. Leg. 132, fol. 263v. Carta del P. Tamburini al P. Francisco Antonio González. Roma, 27 de marzo de 1723.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 264. Catálogo de 1738. En la carta de Gobierno enviada de Roma (APT. Leg. 132, 5.a Carta. Roma, 25 septiembre 1733) se señala al P. José Gumilla como Rector de Tunja. No sabemos por qué razones el autor de El Orinoco ilustrado siguió en las misiones y consecuentemente el P. Casabona fue designado por el Provincial para el cargo. El P. General aprobó el cambio (APT. Leg. 132. Carta del P. Francisco Retz al P. Jaime López. Roma, 15 de septiembre de 1736. 2.ª Carta).
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 264. Catálogo, 1738. Su provincialato se extiende hasta 1743 (ANB. Notaría 3, t. 182, fols. 282). Testimonio de 1740: Carta de D. Dionisio Martínez de la Vega al P. Tomás Casabona. Panamá, 27 octubre 1740 (ANB. Caciques e indios, t. 12, fols. 1-2).
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(1743-1751).240 Durante su gestión rectoral santafereña decidió traspasar el derecho de propiedad de los hatos regidos por los jesuitas en las misiones llaneras a los indígenas de las respectivas poblaciones,241 hecho que en 1767 no dejaría de sorprender a los comisarios regios que expulsaron a los jesuitas de los dominios españoles. El P. José Gumilla no duda en afirmar en El Orinoco ilustrado que el bogotano Ignacio de Meaurio era “sujeto el más calificado de mi Provincia del Nuevo Reino”.242 Recibió toda su formación intelectual en la Universidad Javeriana. Su vinculación universitaria le llevó a la docencia de la Filosofía y de la Teología Moral.243 Posteriormente, su biografía permutó la cátedra javeriana por la dirección de las provincias del Nuevo Reino y después Quito así como procurador ante las cortes de Madrid y Roma.244 Estuvo al frente del colegio de Tunja de 1726 a 1729.245 No deja de ser una nota curiosa verificar cómo la capital boyacense fue un lugar de prueba de los superiores neogranadinos a la hora de afrontar las nostalgias de algunos europeos que habían atravesado el Atlántico con una imagen muy distinta de la realidad que les tocaba enfrentar. Por la correspondencia oficial sabemos que el P. Juan Cándido Goezfried (1691-1755)246 vivió en Tunja por los menos entre 1727 y 1728.247 Venía de ser profesor de Retórica en la Facultad de Lenguas de la Universidad Javeriana y de ello queda el testimonio de dos tratados de retórica y versos latinos.248 Como no se adaptaba a las gentes del Nuevo Reino,
Archivo de San Bartolomé. Libro de Grados, 1733-1756. Aparece el P. Casabona como Rector ya en abril de 1743 (fols. 101v-102) y permanece en el cargo hasta por lo menos abril de 1751 (fol. 142v). ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 298. Catálogo Breve, 1751. Otros testimonios: 11 de mayo de 1744 (ANB. Real Audiencia, t. 13, fol. 23). 28 de julio de 1746 (ANB. Temporalidades, t. 23, fol. 253). 6 de julio de 1748 (AGI. Santafé, 409). 1 de agosto de 1749 (ANB. Real Audiencia, t. 13, fol. 183).
José M. GROOT. Historia eclesiástica y civil de la Nueva Granada. Bogotá, II (1890), p. XXXVI (Apéndice).
GUMILLA. El Orinoco ilustrado, 262-263.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 59. Catálogo de 1711: “Docuit Grammaticam, Philosophiam et Theologiam Moralem”.
José DEL REY FAJARDO. Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 437-440.
APT. Leg. 132. Sin foliar. Carta del P. Tamburini al P. Méndez. Roma, 15 de diciembre de 1725. Hay constancia de la estancia del P. Meaurio en Tunja en 1727 y 1729. Biblioteca Nacional de Bogotá. Ms. 105. Libro de la Sacristía del colegio de Tunja, fol. 13v.
Anton HUONDER. Deutsche Jesuitenmissionäre des 17 und 18 Jahrhunderts. Freiburg/B. (1899) 152. Herbert GERL. Catalogus Generalis Provinciae Germaniae Superioris et Bavariae Societatis Jesu 15561773. Sin lugar de edición ni fecha. [München, 1968?] 143. José Luis SÁEZ. “Los jesuitas en el Caribe insular de habla castellana (1575-1767)”. En: Paramillo. San Cristóbal, 16 (1997) 41.
Biblioteca Nacional de Bogotá. Mss. 57. Libro de la Iglesia y Sacristía de este colegio de Tunja desde el dia 8 de Enero de el año de 1717, fol. 192.
José DEL REY FAJARDO. Las bibliotecas jesuíticas en la Venezuela colonial. Caracas, II (1999) 260: “Un quaderno que contiene dos tratados de Rethorica y versos latinos escritos por el
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pasó primero a la isla de Santo Domingo y de allí a la parte francesa; en Puerto Príncipe se unió a los soldados alemanes.249 Falleció en la capital haitiana en 1755.250 Otro personaje novelesco es el P. Juan Bautista Riccio (1659-1744). En 1691 era el profesor de humanidades para los jóvenes jesuitas que se preparaban para ingresar a las Facultades mayores de la Universidad Javeriana.251 Antes de concluir el siglo fue nombrado rector del colegio bogotano de Las Nieves, pero fue depuesto a los dos años.252 Ignoramos las razones por las que fue enviado al noviciado de Tunja, pero lo cierto es que apareció el 20 de marzo de 1700 en Roma.253 Volvió a atravesar el Atlántico en la expedición que se hizo a la vela el 4 de mayo de 1705 a las órdenes del P. Juan Valenciano.254 En 1711 se encontraba en el colegio de Mompox255 y en esta ciudad intervino positivamente en el conflicto planteado por don Gaspar de Castilla.256 Falleció en Quito el 12 de febrero de 1744.257 En diciembre de 1726 fueron canonizados en Roma dos jóvenes jesuitas por Benedicto XIV: Luis Gonzaga y Estanislao de Kostka. Estas P. Cándido Godzfrid, año de 1725 (…) Un quaderno en 4 pergamino, bien tratado, con 102 foxas útiles”. Inventario de la biblioteca del Colegio de Caracas, 1767.
A. HUONDER. Deutsche Jesuitenmissionäre des 17 und 18 Jahrhunderts. Freiburg/B. (1899) 152. Sin embargo, Kewas FRANÇOIS. Sources documentaire de l’histoire des jésuites en Haití aux XVIIIe et Xxe siècles (1704-1763. 1953-1964). Port-au-Prince, 2003, no menciona al misionero alemán.
H. GERL. Catalogus Generalis… 143 y cita como fuente: “Epist. P. Liechtle WB 528/74”. A. HUONDER. Deutsche Jesuitenmissionäre… 152: “Manuscrito. Carta del P. Francisco Javier Liechtle”. Y Carlos SOMMERVOGEL. Bibliothèque de la Compagnie de Jésus. Bruxelles-Paris, IV (1893) 1810: “Description de l’île de Saint-Domingue”. El P. Liechtle falleció en 1759 (Ibidem).
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ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 1. Catálogo breve de 1691: «Praefectus juniorum quos docet litteras humaniores». Sobre su gestión escribía el General de los jesuitas el 15 de agosto de 1692 sobre los estudios humanísticos: “Mucho me he alegrado de ver el grande recogimiento y mucha aplicación que tienen en el mismo Colegio al estudio de las Letras humanas los Hermanos Seminaristas, reconociéndoseles en el aprovechamiento el cuidado grande con que le procura el Padre Francisco Ricci su Maestro, ejercitándoles en oraciones y panegiricos de todo género; es un ornamento grande de las Provincias el que tengan sujetos ventajosos en estas buenas letras, y así estimo a V. R. el cuidado de haber puesto Maestro tan cuidadoso y que tanto se desvela por sacarlos aventajados” (APT. Leg. 132. Cartas de Padres Generales, fol. 86v. Carta del P. Thyrso González al P. Diego Francisco Altamirano. Roma, 15 de agosto de 1692).
252
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 91. Catálogo de 1711. APT. Leg. 132, fol. 130. Carta del P. Tyrso González al P. Juan Martínez Rubio. Roma, 7 febrero de 1699.
APT. Leg. 132, fol. 153. Carta del P. Tyrso González al P. Juan Martínez Rubio. Roma, 13 de abril de 1700: “El día 20 de marzo amaneció en el Tíber el P. Juan Francisco Ricci, fugado del colegio de Tunja, quien habiendo desembarcado en Marsella, vino a esta Corte. Ha hecho ocho días de ejercicios [espirituales] y se le ha dado orden de ir a Cádiz a embarcarse a esa Provincia (…)”.
Agustín GALÁN GARCÍA. El Oficio de Indias… 288.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 91. Catálogo de 1711.
Ernesto RESTREPO TIRADO. Gobernantes del Nuevo Reino de Granada durante el siglo XVIII. Buenos Aires (1934) 28-29. Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, III, 159-160.
José JOUANEN. Historia de la Compañía de Jesús en la antigua Provincia de Quito 1570-1774. Quito, II (1943) 743, bajo el nombre de Rizzio.
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canonizaciones se celebraron en Santafé con gran solemnidad y lucimiento en 1729, “aplaudiendo con luces, con instrumentos, con fuegos, con sermones y con el mayor aparato esta función”.258 Es de suponer que en Tunja se uniera al regocijo universal, pues en el fondo los dos jesuitas que subían a los altares representaban el arquetipo de imitación que debían tener presente todas las generaciones jóvenes venideras. Con El madrileño Carlos Anisson estamos ante un tipo de jesuita que actuó en los campos en que se desarrollaba ordinariamente su actividad aunque predomina la enseñanza de la Gramática y la Filosofía en la Universidad Javeriana.259 A partir de 1720 accede a la red de colegios neogranadinos para ser su rector –Mompox y Las Nieves– y secretario de la Provincia del Nuevo Reino.260 Fue rector de Tunja entre 1730 y 1734.261 Durante el provincialato del P. Jaime López (1733-1738)262 se mandó construir un nuevo tramo para el noviciado a fin de tener a los jóvenes “más inmediatos a su rector, más separados de los Padres de tercera probación y sin los inconvenientes a que estaba expuesta la vecindad de una calle habitada por la gente más vil del pueblo”.263 Desde 1738 hasta 1751 volvemos a padecer de la misma enfermedad documental a la que hemos hecho referencia en el período comprendido entre 1720 y 1736. Sin embargo, nos consta de los rectores que dirigieron la institución tunjana: Diego de Moya y José Molina. El andaluz Diego de Moya llegó al Nuevo Reino en 1735.264 Había enseñado Filosofía en España y Teología Moral en la Javeriana de Bogotá; en 1738 tuvo que interrumpir su docencia para sustituir al P. Tomás Casanoba en el rectorado de la capital boyacense.265 Sus funciones rectorales se
Joseph CASSANI. Historia de la Provincia de la Compañía de Jesús del Nuevo Reyno de Granada en la América. Madrid (1741) 615-616.
259
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 157v. Catálogo, 1718: “Docet Philosophiam”.
260
José DEL REY FAJARDO. Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 101-104.
261
APT. Leg. 132, fol. 290-291: Carta del P. Tamburini al P. Diego de Tapia. Roma, 1 junio de 1729. Biblioteca Nacional de Bogotá. Sección de Manuscritos. Mss. 57. Libro de la Sacristía del Colegio de Tunja, fol. 131.
262
APT. Leg. 132, fol. 352. Carta del P. Francisco Retz al P. Francisco A. González. Roma, 15 septiembre de 1733. Una amplia información del provincialato del P. López: Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, III, 246-256.
263
APT. Leg. 132, fol. 343. Carta del P. Francisco Retz al Provincial del Nuevo Reino. Roma, 15 de septiembre de 1736.
264
AGI. Contratación, 5549. Expedición de 1735: “2º. Don Diego de Moya, sacerdote de treinta y cinco años natural de Vbeda, obispado de Jaen, buen cuerpo, moreno, voca grande, pelinegro y naris gruesa”.
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ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 226v. Catálogo de 1736: “Docuit Philosophiam et nunc Theologiam Moralem”.
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desarrollaron entre 1738 y 1743.266 Dirigió el colegio de Las Nieves en dos oportunidades: la primera (1743-1748)267 y la segunda (1754-1757).268 José Molina nació en Medellín y estudió en el Colegio Mayor de San Bartolomé. Concluidos sus estudios eclesiásticos, vivió algún tiempo en Tunja a partir de 1715,269 quizás hasta 1720. En la Universidad Javeriana dictaría los cursos de Filosofía, Teología Moral y Teología Escolástica.270 Fue fundador del colegio de Antioquia en 1727271 y regiría después los destinos del Colegio Mayor de San Bartolomé.272 Su rectorado en la capital boyacense sería extenso, pues iría de 1743 a 1751.273 Entre 1754 y 1757 dirigiría la Provincia del Nuevo Reino274 y a continuación retornaría a la Universidad Javeriana para ser su rector (1757-1761).275 Para la ciudad de Tunja debió ser un hecho singular el ingreso del doctor Pedro Félix de Moya en la Compañía de Jesús el 30 de julio de 1746.. Era un conocido abogado de las audiencias de Lima, Quito y Santafé, también asesor del virrey neogranadino Jorge Villalonga. En realidad había sido jesuita, estudiado en Quito la Filosofía.276 Había regentado en la Facultad de Derecho de la Universidad Javeriana las cátedras de Instituta y Prima de Cánones.277 El 6 de diciembre de 1743 se había ordenado de sacerdote278
266
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 267v. Catálogo de 1738.
267
ANB. Conventos, t. 8. fol. 206v. Año 1744. ANB. Miscelánea, t. 89, fol. 186v. Año 1746,
268
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 348. Catálogo de 1756. ANB. Notaría 1.ª, t. 181, fol. 493. Año 1754.
Primero realizó su Tercera Probación: ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 142v. Supplementum primi et secundi Catalogui hujus Provinciae Novi Regni confectum a die 26 decembris 1715 ad diem 1 septembris 1718: “acabó el 24 de octubre de 1716”. ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 159. Catálogo, 1718: “Tunja. Docuit Grammaticam. Concionator et confesor Hispanorum. Fuit Minister”.
El Catálogo de 1736 (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 234v) nos ofrece los siguientes rasgos biográficos: “Docuit Grammaticam, Philosophiam et Teologiam moralem et scholasticam. Bis Minister. Superior. Socius Provincialis”.
El 17 de diciembre de 1726 se presentaba en Antioquia (ANB. Curas y Obispos, t. 36, fol. 188v). Y en los documentos aparece como si fuera el Rector en 1727 (ANB. Colegios, t. 6, fol. 1016).
José RESTREPO POSADA. “Rectores del Colegio-Seminario de San Bartolomé (1605-1767)”. En: Revista Javeriana. Bogotá, XXXVIII (1952) 99: Enero 1739, abril 1743. Sin embargo el Catálogo de 1738 (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 272v) lo incluye como Rector de San Bartolomé. Biblioteca Nacional de Bogotá. Ms. 257, entre los fols. 12 y 13 dos hojas sin numerar, 1742.
En 1749 era Rector de Tunja (AGI. Santafé, 398. Informe del Padre José Molina a favor de los Hermanos de San Juan de Dios).
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, III, 342. ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 347. Catálogo Breve, 1756. ARSI. Congregationes Provinciales, t. 92, fol. 115.
ARSI. Congregationes Provinciales, t. 92, fol. 115 y ss. Asiste el 16 de agosto de 1757 como Rector de la Javeriana.
ANB. Miscelánea, 56, fols. 759. Se trata del fragmento de un catálogo.
José María RESTREPO SÁENZ. Biografías de los mandatarios y ministros de la Real Audiencia (1671 a 1819). Bogotá, Biblioteca de Historia Nacional (1952) 525.
J. A. VARGAS JURADO. Tiempos coloniales. [Diario]. Bogotá, Biblioteca de Historia Nacional (1902) 25.
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y tres años después ingresaba en la Orden de Ignacio de Loyola con gran edificación de todos.279 Digno de estudio es el caso del P. Domingo Scribani (1707-1769), quien tras una breve estancia en la Facultad de Lenguas de la Universidad Javeriana280 se había vinculado a las Misiones del Casanare desde 1738,281 e incluso había sido su Superior de 1747 a 1751.282 Surgió un problema cuando el provincial P. Ignacio Ferrer presentó la terna al virrey José Alfonso Pizarro para el nombramiento de párroco de Tame. Al verificar que el jesuita italiano era trasladado al rectorado de Tunja, exigió que se le presentaran por escrito las razones para la supuesta remoción del cargo al P. Scribani. El mandatario jesuítico obedeció, pero alegó que esta forma de proceder se fundamentaba en una Real Cédula del 10 de junio de 1654 que expresamente lo contemplaba.283 Ante lo llamativo del caso, el provincial neogranadino elevó la consulta correspondiente al Consejo de Indias y para ello se sirvió del Procurador General de Indias en Madrid, el P. Pedro Ignacio Altamirano. Este, en un memorial adicionó dos reales cédulas más, una de 1654 y otra del 27 de junio de 1703, por las que el Rey facultaba a los superiores para disponer libremente de sus súbditos aun cuando hubieran venido a América a cuenta de la real hacienda. Y el Consejo aprobó sin dificultad el modo de proceder de los miembros de la Compañía de Jesús.284 Incluso existe la minuta de una real cédula (26 de diciembre de 1753) en la que se exonera a los superiores jesuitas de exponer las razones que tuvieran para apartar a cualquier religioso de las Misiones.285 Este incidente explica la posible confusión que ha existido a la hora de precisar las fechas del rectorado tunjano tanto del P. Diego Terreros (1751-1753) como las del P. Domingo Scribani (1753-1754). Posteriormente
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, II, 286-287.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 226v. Catálogo de 1736.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 273v. Catálogo de 1738.
En 1748 ya era Superior (GILIJ. Ensayo de Historia americana, IV, 392). Y en 1751 (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 299). Sobre su residencia habitual de Tame (AGI. Santafé, 408. Memorial del Padre Pedro Ignacio Altamirano, Procurador General de Indias, al Consejo de Indias, presentado el 30 de octubre de 1753).
El texto probatorio rezaba: “(…) que el prelado regular de la Compañía de Jesús tuviere por conveniente remover a los religiosos de tales doctrinas por causas que para ello tenga, lo puede hacer sin que sea obligada a manifestarlas ni proponerlas al dicho mi gobernador ni al obispo de aquella provincia, cumpliendo con volver a proponer otros tres sujetos”. Citado por Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, III, 338.
AGI. Santafé, 408. Memorial del P. Pedro Ignacio Altamirano, procurador general de Indias, al Consejo de Indias, presentado el 30 de octubre de 1753.
AGI. Santafé, 278: “Por tanto mando a mis virreyes del Perú, Nueva España y Nuevo Reino de Granada que entendidos en esta mi real resolución, la observen, guarden y cumplan, y hagan guardar, y cumplir y ejecutar precisa y puntualmente en la parte que a cada uno toca, que tal es mi voluntad”. Citado por Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, III, 339.
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enseñaría Derecho Canónico en la Universidad Javeriana.286 El 29 de julio de 1757 era nombrado Provincial del Nuevo Reino287 y permaneció en el cargo hasta diciembre de 1763.288 En Diego Terreros se repite la imagen del catedrático-hombre de gobierno en su actuación en territorio neogranadino. Fue profesor de Filosofía, Teología Moral, Teología Escolástica, Leyes y Cánones.289 También dirigió los colegios de Las Nieves, San Bartolomé y Mérida, amén de representar a la Provincia ante las cortes de Madrid y Roma. La biografía del cartagenero Matías Liñán resulta curiosa, pues desarrolló su vena académica en la Universidad de Gorjón (Isla de Santo Domingo) donde enseñó Filosofía, Teología Moral y Teología Escolástica desde 1743 hasta 1751.290 Habiendo regresado al continente, fue en primer lugar secretario del provincial Ignacio Ferrer;291 y al concluir esta misión, fue enviado a regir los destinos de la entidad jesuítica tunjana entre 1754 y 1757.292 También fue rector del incoado colegio de Maracaibo (1764-1767).293 A lo largo del siglo XVIII se les encomendaría a dos los italianos la delicada casa de Tunja. Ya hemos hablado de Domingo Scribani y ahora lo haremos de Ambrosio Battaglia. Viviría en tres oportunidades en la ciudad de Juan de Castellanos. La primera entre 1736 y 1737, mientras realizaba su
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 347. Catálogo Breve de 1756.
VARGAS JURADO. Diario, 47.
ARSI. Congregationes Provinciales, t. 92, fol. 106.
En 1718 residía en el Colegio-Seminario de San Bartolomé con el cargo de Ministro (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 163). En 1720 enseñaba Filosofía (Ibidem, fol. 199v). Al fallecer el 9 de noviembre de 1722 el P. Juan de Tejada, lo sustituyó el P. Terreros (QUECEDO. “Manuscritos teológico-filosóficos coloniales santafereños”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, 2 (1952) 245). José Abel SALAZAR. Los estudios eclesiásticos superiores en el Nuevo Reino de Granada (1563-1810). Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (1946) 659. El autor transcribe la respuesta del 31 de agosto de 1763 a la consulta formulada ese mismo año sobre la Cátedra: AGI. Santafé, 395.
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Catálogo de 1753 (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 304). Y el Breve de 1751 (Ibidem, fol. 299) dice que enseña Teología Escolástica. A. VALLE LLANO. La Compañía de Jesús en Santo Domingo durante el período hispánico. Ciudad Trujillo (1950) 217: “(…) en los libros parroquiales de la Catedral administra el bautismo el 13, IV, 1743”.
291
ARSI. N. R. et Q, 4, fol. 300. Catálogo Breve de 1753. Para el provincialato del P. Ignacio Ferrer (Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, III, 335-342).
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 347. Catálogo Breve de 1756. En el Congregación Provincial reunida en Santafé el 29 de diciembre de 1759 actúa como Rector de Tunja el P. Ambrosio Bataglia (ARSI. Congregationes Provinciales, t. 92, fol. 115).
ANCh. Jesuitas, 205. Inventario del archivo de la Residencia de Maracaibo, fol. 32v: “Yten, otro en cuarto que están las consultas de la residencia de Maracaibo desde diez y siete de abril de mil setecientos sesenta y cuatro firmadas del Padre Superior Matías Liñán y Padre Manuel de Mosquera”. Sin embargo, pensamos que la toma de posesión del rectorado debió llevarse a cabo algunos meses antes ya que en el propio Inventario (Ibidem, fol. 29v) aparece en funciones de Superior el 14 de febrero de 1764.
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Tercera Probación;294 la segunda, después de haber representado al Nuevo Reino en las cortes de Madrid y Roma, asumiría las funciones inherentes a rector y maestro de novicios entre 1757 y 1761;295 la tercera, en torno a 1763, tras haber dirigido el colegio de Cartagena.296 La estancia del P. Nicolás Candela sería corta en la urbe boyacense (1762-1763),297 pues debió regresar a la capital del virreinato para fungir de Secretario de la Provincia con el nuevo provincial Manuel Balzátegui. Como era usual, tuvo que enseñar gramática tanto en la Facultad de Lenguas de la Academia de San Francisco Javier como en el colegio de Antioquia.298 Pero su vocación era netamente intelectual, como lo asevera un testigo cualificado de las aulas santafereñas, Felipe Salvador Gilij, al afirmar que fue uno de los que dio “una mejor forma a las sutilezas de la filosofía peripatética”.299 Su colaboración a las ciencias especulativas neogranadinas fue escalonada. En torno a 1747 regentó la cátedra de Filosofía en la Universidad Javeriana.300 En 1751 enseñaba la Sagrada Escritura como buen conocedor del griego301 y en 1753 la de Teología Moral.302 Fue el último rector de la Javeriana y falleció en Gubbio (Italia) el 5 de abril de 1782.303 Otro tema digno de estudio lo constituye la presencia del P. Antonio Naya,304 cuya vinculación con Tunja era antigua. En esta ciudad había rea-
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 289v. Supplementum primi et secundi Cathalogi Provinciae Novi Regni Societatis Jesu confectum a 2 junii 1737 ad 11 octobris 1738.
El 31 de diciembre de 1757 actuaba como Rector de Tunja en la Congregación Provincial (ARSI. Congregationes Provinciales, t. 92, fol. 115). En diciembre de 1760 permanecía en el mismo cargo (ANB. Miscelánea, t. 69, fol. 50).
Hay constancia de su cargo en 1761 (ANB. Curas y Obispos, t. 20, fol. 395). AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares de la Compañia del nombre de Jesus pertenecientes a la Provincia de Sta. Fee de Bogota venidos en diferentes navios en esta forma ... n.º 3.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 354. Catálogo de 1763.
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares de la Compañia del nombre de Jesus pertenecientes a la Provincia de Sta. Fee de Bogota venidos en diferentes Navios... n.º 79.
Felipe Salvador GILIJ. Ensayo de Historia Americana. Bogotá, IV (1955).
AHN. Jesuitas, 827/2. n.º 79. Doc. cit. Para el año nos remitimos al manuscrito de su curso filosófico que está datado en 1747.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 298. Catálogo breve de 1751. GILIJ. Ensayo de Historia Americana, IV, 290. Al hablar de los que conocían el hebreo y el griego dice: “(…) y otros que omito conocieron muy bien el griego no menos que el hebreo; en el primer idioma no les fue inferior el difunto Padre Nicolás Candela”.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 300. Catálogo breve de 1753. GILIJ. Ensayo de Historia Americana, IV, 326 lo califica de “docto”.
Archivio Vescovile. Registro dei Morti. Catt., n.º 27, 125: 1782, aprile 5. Rev. D. Nicolaus Candela de Valentia Hispanus ex Jesuita muore a 76 anni. Viene sepolto in Cattedrale”.
José DEL REY FAJARDO. Los jesuitas en Venezuela. T. II: Los hombres. Caracas-Bogotá (2007) 373-375.
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lizado su Tercera Probación entre 1741 y 1742.305 Entre 1748 y 1749 había acompañado al arzobispo santafereño Pedro Felipe de Azúa306 en la visita a su diócesis y nos consta que pasó por Paipa, Villa de Leiva, Chiquinquirá, El Socorro, Girón, Bucaramanga, Pamplona y, por supuesto, por Tunja.307 Por la documentación oficial de la Orden, debió encargarse del rectorado boyacense en 1760308 en sustitución del P. Ambrosio Battaglia, quien al año siguiente regía el colegio de Cartagena.309 En 1762 ya había asumido el cargo el P. Nicolás Candela,310 pero pronto debió abandonar la capital del Corregimiento al ser designado Secretario de la Provincia por el nuevo provincial Manuel Balzátegui, quien había asumido el cargo en diciembre de ese mismo año311 y el rectorado había pasado a manos del P. Manuel Román.312 Sin embargo, en la ficha policial que levantaron los oficiales regios en el Puerto de Santa María en enero de 1768, su estancia en Tunja se ubica antes de ir a fundar el colegio de Coro en 1753.313 Con todo, uno de los rasgos más significativos de la vida del P. Naya fue haber traído la primera imprenta a Colombia.314 El nombramiento del P. Manuel Román (1763-1766) para ponerse al frente de la institución tunjana resulta interesante. El conocimiento pleno de toda la Orinoquia así como su espíritu de riesgo y aventura demostrado en
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 292v. (11 de agosto de 1741). Supplementum primi et secundi Catalogi Provinciae Novi Regni Societatis Jesu confectum a 11 octobris 1738 usque ad primam Januarii 1742. Concluyó el 11 de agosto de 1742 (fol. 296v).
José RESTREPO POSADA. Arquidiócesis de Bogotá. Datos biográficos de sus prelados. T. I: 15641819. Bogotá, Academia Colombiana de Historia (1961) 183-191. Juan Manuel PACHECO. Historia eclesiástica. T. II: La consolidación de la Iglesia. Siglo XVII. Bogotá, Historia Extensa de Colombia, vol. XIII (1975) 153-169.
Juan Manuel PACHECO. Historia eclesiástica, II, 161.
El 26 de diciembre de 1760 entregaba el colegio al P. Antonio Naya el Rector saliente, P. Ambrosio Batalla (ANB. Miscelánea, t. 69, fol. 50). Ignoramos cuánto tiempo estuvo encargado del rectorado pues en 1762 lo era el P. Nicolás Candela (ANB. Miscelánea, t. 85, fol. 455).
Hay constancia de su cargo en 1761 (ANB. Curas y Obispos, t. 20, fol. 395). AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares de la Compañia del nombre de Jesus pertenecientes a la Provincia de Sta. Fee de Bogota venidos en diferentes navios en esta forma ... n.º 3.
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ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 354.
ARSI. Congregationes Provinciales, 92, fol. 106. AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares de la Compañia del nombre de Jesus pertenecientes a la Provincia de Sta. Fee de Bogota venidos en diferentes Navios... n.º 79: “(…) de donde pasó a Rector del Colegio de Pamplona; de donde pasó a ser Rector y Maestro de Novicios a Tunja; y fue segunda vez Secretario de Provincia (…)”.
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Aparece como Rector de Tunja en la Congregación Provincial. ARSI. Congregationes Provinciales, 92, fol. 106.
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AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares de la Compañia del nombre de Jesus pertenecientes a la Provincia de Sta. Fee de Bogota venidos en diferentes navios en esta forma ... n.º 5.
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ANB. Miscelánea, t. 68, fol. 441. Representación del Padre Antonio Naya, Procurador General de la Provincia, con respecto a 3 cajones de imprenta dirigidos “a este colegio Maximo”, 1737.
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sus viajes para ampliar los conocimientos geográficos de la gran Guayana315 representaron un arquetipo de imitación para tantos estudiantes que soñaban realizarse plenamente y por supuesto tenían que desear abrir horizontes nuevos a una ciudad que venía depauperándose paulatinamente. El margen de acción que le quedó al último rector de Tunja, el P. Domingo Scribani (1766-1767) sería estrecho. Desde que abandonó la capital boyacense en 1754 había desempeñado un papel protagónico en la Provincia del Nuevo Reino. El 29 de julio de 1757 era nombrado Provincial316 y en ese alto cargo permaneció hasta diciembre de 1763.317 Elegido Procurador ante las cortes de Madrid y Roma, partió de Bogotá el 3 de febrero de 1764. En 1766 se encontraba en Madrid de regreso318 y de inmediato asumió por segunda vez el rectorado boyacense. Pensamos que ninguna personalidad tan internacional y sabia podía cerrar la presencia jesuítica en la ciudad de Tunja en 1767. La comunidad de Tunja según los catálogos trienales En 1642:319 Damián Buitrago, rector; Pedro Fernández; Antonio de Rojas; Diego de Torres y Francisco Castaño. En 1659:320 Gaspar Vivas dirigía la Institución; Francisco Ellauri fungía de procurador y Diego Solano de ministro; Gregorio de Ameyugo de predicador y operario; Luis de Palencia, lector de Gramática y Bernardo Riera hacía su Tercera Probación. En 1661:321 Francisco de Ellauri vuelve a asumir las riendas del rectorado y Diego Solano pasa a ser prefecto de espíritu, predicador y operario; Luis de Palencia se mantiene en su cátedra; el futuro misionero casanareño Juan Fernández Pedroche hace su Tercera Probación y completa el número el P. Andrés Escudero.
José DEL REY FAJARDO. Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 595-599.
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ARSI. Congregationes Provinciales, t. 92, fol. 106.
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Bernardo RECIO. Compendiosa relación de la cristiandad de Quito. Madrid (1947) 569. “Era éste (…) de tan acreditado talento que fue dos veces, una tras otra, provincial de Santafé. Era italiano, hijo de Parma, muy bien parecido y entendido, y como tal halló cabida con la reina madre doña Isabel, la Parmesana”.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 53v-54. Catálogo de 1642. Cinco sacerdotes; cinco hermanos coadjutores; cinco retóricos; dos novicios coadjutores.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 5v. Catálogo de 1659. Seis sacerdotes (primera y tercera Probación); tres hermanos coadjutores y dieciséis hermanos novicios.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 2v-3. Catálogo de 1661. Seis sacerdotes; tres hermanos coadjutores y seis novicios.
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En 1667:322 Pedro Mercado, rector y maestro de novicios; Solano pasa a ser instructor de Tercera Probación; Martín Niño, ministro; Agustín García, prefecto de la Congregación de Españoles, resolutor casuum y prefecto de estudios; Pedro García, prefecto de la Congregación de los Indios; Luis Miralles, profesor de Gramática y prefecto de iglesia; Francisco Cortés, hace Tercera Probación; como procurador actúa Constantino Carrasco. En 1668:323 Pedro Mercado; Sebastián de Rojas, ministro; Diego Solano, prefecto de las cosas espirituales, instructor de Tercera Probación; Pedro García, prefecto de la Congregación de los Indios; Agustín García, prefecto de la Congregación de los Españoles, prefecto de estudios y procurador; Constantino Carrasco, operario; Andrés de la Barrera, profesor de Gramática y prefecto de iglesia. En 1671:324 Pedro Mercado, rector, maestro de novicios e instructor; Sebastián de Rojas, ministro, prefecto de la Congregación de Españoles; Diego Solano, prefecto de las cosas espirituales; Pedro García, prefecto de estudios y de la Congregación de los Indios; Agustín García, procurador; Constantino Carrasco, ayudante del procurador; hacen Tercera Probación: Pedro Calderón, Mateo Gálvez, Antonio Zamora y Andrés de la Barrera; El H. Pablo Álvarez es profesor de la clase de Gramática; curiosamente, en esta oportunidad las humanidades las estudian en Tunja y no en Bogotá. En 1678:325 Juan de Santiago, rector; Constantino Carrasco, ministro; Pedro García, operario de españoles; Pedro Luis Cabero, predicador de españoles; Cristóbal de Céspedes, idem; Francisco Daza, idem; Nicolás de Vergara, teólogo (sospechamos que funge como profesor de Gramática) [los novicios en Bogotá]. En 1684:326 Fernando Monterde, rector; Pedro García, operario; Cristóbal de Céspedes, operario; Juan de Cuellar, operario; Tomás Gener, operario; José de Herrera, operario; Nicolás de Vergara, operario; Juan Asensio [estudiante], profesor de Gramática. En 1687:327 Pedro Calderón con los cargos inherentes al rector; José de Herrera, ministro y prefecto de la Congregación de los Indios; Fran322
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 9-9v. Catálogo de 1667. Ocho sacerdotes; tres hermanos coadjutores y tres novicios (dos escolares y un coadjutor).
323
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 17. Siete sacerdotes; tres hermanos coadjutores; veinte novicios escolares y cuatro coadjutores.
324
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 21-21v. Diez sacerdotes y un estudiante; cuatro hermanos coadjutores; siete humanistas y cinco novicios (cuatro escolares, un coadjutor).
325
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 319-319v. Cinco sacerdotes; un teólogo; tres humanistas y cuatro hermanos coadjutores.
326
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 353v-354. Siete sacerdotes y un profesor de Gramática; tres novicios; cuatro hermanos coadjutores y cuatro novicios coadjutores.
327
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 25. Nueve sacerdotes; cuatro humanistas; cuatro hermanos coadjutores y tres novicios escolares.
C a p í t u l o I . L o s r ect o r e s d e l C o l e g i o d e T u n j a
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cisco Álvarez, operario; Pedro García, resolutor casuum y prefecto de las cosas espirituales; Nicolás de Vergara, prefecto de la Congregación de la Asunción y operario; Matías de Tapia, procurador y prefecto del Ejercicio de la Buena Muerte; Constantino Carrasco, administrador de la hacienda de Guaneca; Juan Quintero, profesor de los humanistas; Francisco Javier de Urbina, profesor de Gramática. En 1691:328 Fernando Monterde, rector; Juan de Urbina, ministro; Pedro García; Diego de Tapia hace Tercerea Probación; Andrés Molina hace Tercera Probación. En 1702:329 Juan de Tobar, rector; Francisco Méndez, ministro; Juan de Ribera, procurador; Tomás Valera, operario; Hermenegildo Mansilla, profesor de Gramática; curiosamente nos encontramos con tres casos que debieron haber acabado los estudios teológicos y residían en Tunja: Juan Méndez, Juan Medina y Francisco Arias. En 1711:330 Pedro Manuel Carvajal, rector; Andrés de Salas, ministro; Simón Vinants; Luis Coronado; Ambrosio Maya; Pedro de Quiroga; Joaquín Gomucio. En 1713:331 Francisco de Urbina, rector; Juan de Urbina, ministro; Alberto Bokoski, ayudante del maestro de novicios; Juan de Tejada, operario; Dionisio Morales, operario; Diego Landazábal, operario; Francisco Núnez, profesor de Gramática; Juan de Puerta, procurador. En 1715:332 Francisco de Urbina, rector; Juan de Galarza, ministro; Alberto Bokoski; Juan de Tejada; Francisco Núñez; Luis Franco; Diego de Landazábal; Juan Puerta; Tomás Morales y José de Molina. En 1718:333 Juan Romero, rector; Baltasar Caicedo, ministro; Rodrigo Zelada, operario; Juan Londoño, operario; José Molina, operario; Agustín González, profesor de Gramática. En 1720:334 Juan Manuel Romero, rector; Pedro Montero, ministro; Francisco Arias, operario; Ildefonso Olmos, maestro de Gramática.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 1v. Cinco sacerdotes; un estudiante; cinco hermanos coadjutores; doce novicios escolares; cinco novicios coadjutores.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 40v-41. Cinco sacerdotes; cuatro humanistsas; tres hermanos coadjutores y ocho novicios.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 71-71v. Siete sacerdotes; nueve novicios y cinco hermanos coadjutores.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 115v-116. Siete sacerdotes; cinco hermanos coadjutores y cuatro novicios.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 133v-134v. Diez sacerdotes; cuatro hermanos coadjutores y cinco novicios.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 159-159v. Seis sacerdotes; cinco hermanos coadjutores y tres novicios.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 207. Cuatro sacerdotes; seis hermanos coadjutores y seis novicios.
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En 1736:335 Tomás Casabona, rector; Juan de Puerta; Mateo Luengas; Pedro Choperena hace Tercera Probación; Rafael Freyre, maestro de Gramática; Juan Francisco Granado, ministro. En 1738:336 Diego de Moya, rector; Juan de Puerta, procurador; José de la Sota; Ildefonso de Olmos; hacen Tercera Probación: Melchor de Moya, José Zubieta y Nicolás Candela; el H. Francisco González, profesor de Gramática. En 1751:337 Diego Terreros, rector; Juan Antonio Ferraro, ministro; Cristóbal Hidalgo, instructor de Tercera Probación; Ignacio Asuage, procurador; Juan Peláez, prefecto de la Congregación de la Buena Muerte; Francisco Javier Herazo, resolutor casos de conciencia; hacen Tercer Probación: Pedro Prados, Antonio Rojas, Francisco Javier Oraá y Francisco Trías; Fernando Pinsón, profesor de Gramática. En 1753:338 Domingo Scribani, rector; Fernando Pinzón, ministro, prefecto de la Congregación del Niño Jesús; Cristóbal Hidalgo, prefecto de las cosas espirituales y de la Congregación de la Buena Muerte; Ignacio Asuage, procurador; Rafael Freyre, prefecto de los casos de conciencia; hacen Tercera Probación: Tomás Gallart, Bartolomé Ruiz, Blas de Aranda y José Antonio Garrucho. En 1756:339 Matías Linán, rector; José Yarza, ministro; Cristóbal Hidalgo, prefecto de las cosas espirituales y de la Congregación de la Buena Muerte; Ignacio Asuage, procurador; Francisco Riberos, prefecto de estudios y de la Congregación del Niño Jesús; Francisco Ovalle, operario; Ignacio Zubimendi, operario; Antonio Rojas, profesor de Gramática; Melchor Gutiérrez, novicio. En 1763:340 Nicolás Candela, rector; Ambrosio Battaglia, ministro; Antonio Naya; Juan Espinosa; Bartolomé Ruiz, procurador; Vicente Ballesteros; Juan Fuentes; Pedro Español; Pedro Moreno; Bernardo Roel, profesor de Gramática.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 230-232. Seis sacerdotes; dieciocho novicios; cinco hermanos coadjutores y trece novicios coadjutores.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 267v-269. Ocho sacerdotes; un escolar Maestro de Gramática; cinco humanistas; diez novicios y ocho hermanos coadjutores.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 298v. Once sacerdotes; cinco novicios y siete hermanos coadjutores.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 300v. Nueve sacerdotes; siete hermanos coadjutores; ocho novicios escolares y tres novicios coadjutores.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 347-347v. Nueve sacerdotes; nueve hermanos coadjutores; cinco novicios escolares y dos novicios coadjutores.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 354-355. Diez sacerdotes; ocho hermanos coadjutores; siete novicios escolares y dos coadjutores.
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En 1764:341 Manuel Román, rector; Pedro Español, ministro; Cayetano González, prefecto de las cosas espirituales; Antonio Naya, prefecto de la Congregación de la Buena Muerte; Juan de Espinosa, operario; Bartolomé Ruiz, procurador; Vicente Ballesteros, operario; Bernardo Roel, profesor de Gramática. En 1767:342 Domingo Scribani, rector; Juan Espinosa; Juan María Sales; Salvador Sorbo; Dionisio Gutiérrez; Antonio Olivier; Francisco Campi; Tomás Vilás.
Luis Carlos MANTILLA. Fuentes para la historia demográfica de la vida religiosa masculina en el Nuevo Reino de Granada. Santafé de Bogotá, Archivo General de la Nación de Colombia (1997) 71-72. Ocho sacerdotes; ocho hermanos coadjutores; seis novicios escolares y dos coadjutores.
José Manuel GROOT. Historia eclesiástica y civil de Nueva Granada. Escrita sobre documentos auténticos. Bogotá, II (1890) XXXII-XXXIII.
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C a p í t u l o II
Profesores y pedagogos en el Colegio de Tunja
La reconstrucción de la historia de la educación colonial en la ciudad de Tunja está todavía por escribirse; así lo demanda la visión holística de la cultura neogranadina. Mas, para poder acceder al mundo de la pedagogía tunjana colonial se impone como tarea previa conocer los hombres que ejercitaron sus conocimientos humanísticos en las aulas de la capital boyacense. Pretendemos afrontar este reto mediante el seguimiento de los jesuitas que laboraron en esta institución educativa desde 1613 hasta 1767. Por ahora nos serviremos casi exclusivamente de los “Catalogi Personarum”1 de la Provincia del Nuevo Reino de Granada, información que todas y cada una de las entidades jurídicas que componían la Compañía de Jesús en todo el mundo tenían que remitir a Roma cada trienio. Se trata pues de un primer acercamiento que deberá ser completado posteriormente con información minuciosa que se desprende del estudio de tanta documentación oficial y privada que a veces pareciera la recoge de pasada. Sin embargo conviene hacer algunas consideraciones antes de abordar el tema. En la capital tunjana hubo tres entes jesuíticos que se dedicaron con diversas modalidades a la enseñanza. El primero fue el colegio, que como es natural se erige en el tema principal del estudio. Anexo al colegio 1
El catálogo es un documento que recoge el estado del personal y de las casas de una Provincia. El Catalogus personarum era trienal y el más completo; sistemáticamente informaba de cada sujeto: Lugar y fecha de nacimiento; fecha de ingreso en la Compañía de Jesús; tiempo dedicado a los estudios de filosofía y teología; actividad desarrollada dentro de la Orden; títulos; fecha de su incorporación definitiva. El Catálogo Breve era anual, agrupaba a los sujetos por domicilios y especificaba sus labores en ese preciso momento. El Catálogo secreto informaba de las virtudes religiosas, sicológicas e intelectuales de cada jesuita. Y el Catalogus rerum recogía el estado económico de cada domicilio. Existían además otros tipos de catálogos y de suplementos.
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estuvo la “escuela de niños”, o la enseñanza de las primeras letras que en la legislación de la Compañía de Jesús no formaba parte de su currículo. En tercer lugar hay que hacer referencia al noviciado,2 en el que en algunas etapas se enseñó la Retórica únicamente para los jesuitas a fin de prepararlos para el estudio de las Facultades mayores en la Universidad Javeriana. Así, pues, intentaremos hacer un balance de acción educativa llevada a cabo por estas tres entidades. 1. El Colegio de Tunja El 2 de enero de 1613 el Cabildo de Tunja le otorgaba a la Compañía de Jesús la exclusividad de la enseñanza de las humanidades en la capital del Corregimiento.3. Y el 9 de marzo de 1613 se iniciaron las clases con toda solemnidad y el número de estudiantes inscritos llegó a sesenta.4 Para regir la cátedra, el Provincial envió un estudiante de Teología desde Bogotá sin que hayamos podido descubrir su nombre.5 Su primer rector fue el P. Gonzalo Núñez (c.1577-c.1621),6 quien había ingresado en 16047 a Colombia con el grupo que debía institucionalizar la presencia de la Compañía de Jesús en tierras neogranadinas. Fue uno de los fundadores del colegio de Cartagena;8 pero sus dotes personales de afabilidad y bondad le permitieron dirigir el Colegio Mayor de San Bartolomé en dos oportunidades (1609-1611)9 y (1616-1618).10 En su breve nota necrológica se reseñará que “edificaba y ganaba tanto a todos particularmente quando andaba en mission, que luego trataban de
Se denomina novicio al candidato a ingresar en la Compañía de Jesús quien debía permanecer dos años en una etapa de prueba al final de los cuales, si demostraba aptitudes para la Orden, pronunciaba los Votos del Bienio. Durante ese tiempo debía estudiar las Constituciones y las Reglas y sobre todo adiestrarse en la práctica de la vida espiritual propia de la Compañía de Jesús.
Libro del Cabildo (1610-1618), fol. 71-72: “Y estando en este cavildo el Padre Gonçalo Núñez, Rector de la Compañía de Jesús, entró en el cavildo y propuso como se querían poner y asentar los estudios en este collegio para la crianza y buena doctrina de los hijos desta ciudad y su comarca, y que para su permanencia y quietud convenía que no ubiese otras personas (…) que leyesen fuera para el pueblo, por los inconvenientes que de ello se seguirían (…)”.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 165.
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Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 165.
José DEL REY FAJARDO. Jesuitas, libros y política en el Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé. Bogotá, Colegio mayor de San Bartolomé (2004) 151-152.
A. GALÁN GARCÍA. El Oficio de Indias de los jesuitas de Sevilla 1566-1767. Sevilla (1995) 221.
Juan Manuel PACHECO. Los Jesuitas en Colombia., I, 93.
J. RESTREPO POSADA. “Rectores del Colegio-Seminario de San Bartolomé (1605-1767)”. En: Revista Javeriana. Bogotá, XXXVIII (1952) 90. ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium. Carta del P. General al P. Gonzalo Núñez. Roma, 8 de septiembre de 1609. ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 5. Catálogo de 1610.
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J. RESTREPO POSADA. Art. cit. 90. ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 18v. Catálogo de 1616.
Capítulo iI. Profesores y pedagogos en el colegio de Tunja
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tener casa de la Compañía”.11 Esto explica que en 1607 hiciera acto de presencia en Tunja12 y que el 15 de abril de 1611 tomara posesión de la nueva fundación y se convirtiera en el primer rector.13 En los comienzos jesuíticos en el Nuevo Reino puede llamar la atención que fueran jóvenes no sacerdotes quienes se encargaran de la docencia de las humanidades en los diversos centros educativos. La carencia de ordenados in sacris así lo exigía. Sin embargo, es necesario precisar que todos eran egresados de la Facultad de Lenguas de la Universidad Javeriana, bien como alumnos del Colegio Mayor de San Bartolomé, bien como miembros de la Compañía de Jesús. Se trata de una política que también se practicaba en los cursos inferiores de la propia Facultad de Lenguas.14 En 1621 la Carta Anua recogerá que la Casa de Tunja se compone de treinta y un sujetos: cinco sacerdotes, “un estudiante que lee gramática”, ocho hermanos coadjutores y diecisiete novicios.15 La ausencia de catálogos entre 1623 y 1642 hace imposible el seguimiento de los hombres que consagraron su dedicación a la enseñanza de las humanidades durante esos años. Del primer jesuita que tenemos noticia directa por los catálogos de haber enseñado las humanidades es el bogotano Francisco Castaño (16141694).16 Se puede asegurar que fue un hombre dedicado casi exclusivamente al mundo colegial. Era catedrático en Tunja en 1642,17 cargo en el que debió permanecer varios años, pues en 1649 cumplía idénticas funciones en el colegio de Mérida.18 Después dirigió los colegios de San Bartolomé (1661-1663),19 Honda (1664-1666),20 Cartagena (1672-1677)21 y de nuevo
Archivo de la Real Academia de la Historia. Madrid, 129. Anua de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada del año 19. 20 y 21, fol. 263v.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 161.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia I, 164-165.
José DEL REY FAJARDO. La “Facultad de Lenguas” en la Javeriana colonial y sus profesores. Bogotá (2004) 43 y ss.
Archivo de la Real Academia de la Historia. Madrid, 129. Anua de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada del año 19. 20 y 21, fol. 257.
José DEL REY FAJARDO. Los jesuitas en Cartagena de Indias 1604-1767. Bogotá (2004) 94-95.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 53v. Catálogo de 1642.
APT. Leg. 26. Letras annuas de 1694 a 1698, fol. 240v: “Ordenado sacerdote leyó en Mérida dos años de Gramática”. Su estancia gira en torno al año 1649, porque en ese año hizo su Profesión solemne en Mérida (AAM. Seminario. Caja 1. Inventario de los papeles del archivo del colegio San Francisco Javier, fol. 15).
J. RESTREPO POSADA. “Rectores del Colegio-Seminario de San Bartolomé (1605-1767)”. En: Revista Javeriana. Bogotá, XXXVIII (1952) 95. Del 1 de junio de 1661 al 6 de junio de 1663.
El Catálogo de 1664 (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 216v) lo reseña como Rector de Honda.
Hablan de este rectorado: las Letras annuas de 1694-1698 (APT. Leg. 26. Letras Annuas, fol. 240v); una carta del P. Juan Bautista Rico al P. Gaspar Vivas, fechada en Cartagena el 17 de diciembre de 1673 (ARSI. N. R. et Q. 15); y el Catálogo de 1678 (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 319v).
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la ciudad del Magdalena de Honda entre 1684 y 1688.22 Hay que añadir que debió conocer el chibcha, pues fue superior de los dos enclaves misionales de los jesuitas neogranadinos: primero en Tópaga, donde vivió algunos años a partir de 1651,23 y después en Fontibón (1667-1672).24 Como los catálogos enviados a Roma entre 1642 y 1667 no clasifican a los sujetos por los domicilios donde laboraban sino que se estructuran por un estricto orden alfabético de nombres, es imposible identificar a los jesuitas que se dedicaron a las tareas docentes en Tunja. Volvemos a tener noticia del pamplonés Luis Palencia (c.1621-1681),25 quien al finalizar su formación universitaria fue profesor de Gramática desde 165526 hasta 1664, pensamos que en el colegio de Tunja.27 Posteriormente sería Rector del colegio de Mompox a partir de 1664.28 El sucesor en la cátedra fue el ecuatoriano de Cuenca P. Luis Miralles Estrada (c.1638-¿?), quien vendría a Bogotá a culminar los estudios que había comenzado en la Universidad Gregoriana de Quito.29 En 1664 era profesor de Gramática, suponemos que en Tunja;30 en 1667 dirigía la cátedra de Gramática en la capital boyacense.31 En 1668 había regresado a la capital ecuatoriana donde abandonaría la Compañía de Jesús el 15 de junio de 1672.32
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 389. Catálogo de 1687.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 112. Catálogo de 1651. Aunque los catálogos de estos años no indican el domicilio, sin embargo todos insisten en que fue “Concionator hispanorum et indorum”: 1655 (Idem, fol. 139v), 1657 (Idem, fol. 163), 1660 (Idem, fol. 188). Así se explicaría la afirmación de que fue “doctrinero de Tópaga muchos años” (APT. Leg. 26. Letras annuas, fol. 240v). Y superior de 1658 a 1661 (Catálogo Breve de 1659 (ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 5v) y 1661 (Ibidem, fol. 2).
Catálogo Breve de 1667 (ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 10v); de 1668 (Ibidem, fol. 14v); de 1671 (Ibidem, fol. 22v).
José DEL REY FAJARDO. Los jesuitas en Cartagena de Indias 1604-1767. Bogotá (2004) 243.
Catálogo de 1655 (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 143): “Docet grammaticam” y lo mismo reproduce el de 1657 (fol. 166v).
Los catálogos anteriores a 1659 no indican la residencia en donde trabaja el jesuita, por ello nos inclinamos a pensar que su docencia fue en Tunja. A partir de 1659 (ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 5v) y 1661 (fol. 1v) lo adscriben al colegio de Tunja como “Lector de Gramática”.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 221v. Catálogo de 1664: “Nunc Vrector Mompoxensis”. El Catálogo breve de 1667 reitera que seguía en el cargo (ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 10). Sobre la hacienda El Marqués, véase: Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, II, 172 y Alejo AMAYA. Los genitores. Bogotá (1950) 90-91.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 6v. Catálogo breve de 1659: “Quito. Estudiante de Teología”. ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 1. Catálogo breve de 1661: “Santafé. Estudiante de Teología”.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 221v. Catálogo de 1664, pero no especifica el domicilio.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 9v. Catálogo breve de 1667: “Professor Grammaticae et Praefectus salutis et Ecclesiae”.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 12v. Catálogo breve de 1668. ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 343v.
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Capítulo iI. Profesores y pedagogos en el colegio de Tunja
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El P. Andrés de la Barrera (1641-1701)33 fue uno de los catedráticos más respetados de la Universidad Javeriana en la segunda mitad del siglo XVII. Debió pasar en 1667 a Tunja donde enseñó gramática,34 posiblemente hasta 1671, cuando inició sus doce meses de Tercera Probación en la propia urbe boyacense.35 Escritor escolástico, aunque solo nos han llegado seis manuscritos de sus cursos filosóficos y teológicos,36 su fama de excelente profesor impidió en dos oportunidades que el P. General de la Compañía de Jesús lo nombrara rector, primero del colegio de Mompox37 y después del colegio de Pamplona.38 En la capital neogranadina tuvo a su cargo no solo el Colegio Real de San Bartolomé (1685-1689)39 sino también la Universidad Javeriana.40 Falleció en Cartagena el 25 de junio de 170141 mientras se desempeñaba como rector del colegio.42 Dos hechos curiosos nos llaman la atención al estudiar el catálogo de 1668: el primero es que como Prefecto de Estudios aparece el P. Agustín García; el segundo, que por primera vez detectamos la figura del “paedagogus”, que venía a ser el maestro de primeras letras. Hacemos esta aclaración porque en torno a la persona del rector del Colegio de Tunja se vinculaban tres cargos distintos: el de maestro de
José DEL REY FAJARDO. Catedráticos jesuitas de la Javeriana colonial. Bogotá, CEJA (2002) 48-50.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 13. Catálogo breve de 1668: “Profesor Grammaticae. Praefectus Ecclesiae et valetudinis”.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 21v. Catálogo breve de 1671: “Est in 3ª Probatione”.
Véase: José DEL REY FAJARDO. Catedráticos jesuitas… 48-49.
APT. Leg. 132, fol. 15. Carta del P. Tyrso Gonzalez al Padre Juan de Santiago. Roma, 21 de septiembre de 1687.
APQu. Leg. 15. Carta del P. Tyrso Gonzalez al P. Altamirano. Roma, 25 de octubre de 1689. 3ª carta: “El estado apurado del colegio de Santafé pedía que no lo quitase de procurador al P. Juan de Tobar, que con tanta satisfacción lo cumple, y así apruebo que V. R. haya nombrado Rector de Pamplona al P. Andrés de la Barrera”. Pero en Carta del P. Tyrso Gonzalez al P. Altamirano. Roma, 15 de agosto de 1693. 10.ª carta señala el General de los jesuitas: “Apruebo la mudanza que V. R. hizo en el colegio de Pamplona, promoviendo por rector al P. Juan de Tobar, en lugar del P. Andrés de la Barrera, que tan necesario era para la cátedra de teología de Santafé”.
J. RESTREPO POSADA. Art. cit. 96. Enero de 1685 a 1689.
APT. Leg. 26. Letras Annuas 1694-1698, cap. 3.
Archivo de la Provincia de Colombia. Libro V de la iglesia y sacristía del colegio... de Santafé, fol. 185. AGI. Santafé, 702. Carta del P. B. Felices al P. Martinez de Ripalda. Cartagena, 21 de agosto de 1701.
APT. Leg. 132, fol. 142.
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novicios;43 el de instructor de Tercera Probación44 y el de prefecto de estudios45 del colegio. Sin embargo, el P. Pedro de Mercado (1620-1701),46 el escritor ascético más prolífico de la Compañía de Jesús en el Nuevo Reino, decidió entregar la Tercera Probación al P. Diego Solano (1624-1685),47 maestro de la vida espiritual, y la dirección de estudios al P. Agustín García. ¿Este cambio significaba una mejora estructural en cada una de las áreas en las que se desenvolvía el colegio tunjano? El P. Agustín García (c.1628-1679)48 era un jesuita experimentado en la docencia, pues había sido profesor de Humanidades en el Facultad de Lenguas de la Javeriana desde 1655 hasta 1661.49 Llegó a Tunja después de haber ejercido el rectorado en el colegio venezolano de Mérida (16651667);50 en la urbe boyacense se desempeñó como operario, Prefecto de estudios y director de la Congregación de Españoles.51 A continuación asumió el rectorado del colegio de Mompox (1672-1677).52 El segundo hecho que llama la atención es que por primera vez aparece la figura del “pedagogo” que no era otra sino la de maestro de primeras
El novicio era un candidato que deseaba vincularse a la Compañía de Jesús. Para ello debía permanecer dos años en una etapa de prueba al final de los cuales, si demostraba aptitudes para la Orden, pronunciaba los Votos del Bienio. Durante ese tiempo debía estudiar las Constituciones y las Reglas y sobre todo adiestrarse en la práctica de la vida espiritual propia de la Compañía de Jesús. El Maestro de Novicios era el director experimentado en la vida espiritual y jesuítica encargado de atender y formar a los novicios.
Todo jesuita, una vez concluidos sus estudios y antes de dedicarse a la misión a la que estaba destinado, tenía que realizar un año de Probación. Constituía un verdadero noviciado en el que debía el joven sacerdote adiestrarse y renovarse en la teoría y la praxis de la genuina ascética de la Compañía de Jesús.
Es quien tiene a su cargo el cuidado de los estudios en un colegio de la Compañía, ya de jesuitas, ya de alumnos externos, bajo la alta dirección del rector. Comenzó a existir este cargo en 1565, después que la 2.a congregación general aboliera el cargo de superintendente. En los grandes colegios el prefecto de estudios era asistente del rector en lo que pertenece a la administración de los estudios en el colegio; esto comprendía desde el examen de entrada de nuevos alumnos hasta el suministro y mantenimiento del material escolar. En los colegios indianos pequeños el Rector asumía este cargo.
José DEL REY FAJARDO. Catedráticos jesuitas… 219-226.
José DEL REY FAJARDO. Catedráticos jesuitas… 307-308.
José DEL REY FAJARDO. Bio-bibliografía de los jesuitas en la Venezuela colonial. San CristóbalSantafé de Bogotá (1995) 246.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 137v. ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 1. Así lo atestiguan los Catálogos de 1659 (Idem, fol. 5) y 1657 (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 160v).
La primera noticia de su rectorado la tenemos por el registro de un documento datado el 20 de agosto de 1665 (AHM. Protocolos, t. XXVI, fol. 235). Su antecesor, el P. Luis Vergel, había firmado una escritura de venta el 9 de marzo de 1665 (AHM. Protocolos, t. XXVI, fol. 153v). El 30 de junio de 1667 ya era Rector el P. Francisco de Lea (ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 10).
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 9v.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 323.
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Capítulo iI. Profesores y pedagogos en el colegio de Tunja
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letras y estaba a cargo del Hermano Coadjutor53 Pedro Pérez (c.1615-1688). Pero de este tema trataremos más adelante. En torno a 1671 la cátedra de Gramática estaba a cargo del estudiante de Teología Pablo Álvarez (c.1643-¿?).54 Había cursado Filosofía en la Universidad Gregoriana de Quito55 e iniciado su curso teológico en la Javeriana de Bogotá.56 Lamentablemente, el 15 de octubre de 1671 abandonaba la Compañía de Jesús en la urbe boyacense.57 Por el catálogo de 1678 sospechamos que el santafereño Nicolás Vergara (1660-1715) era el profesor de Gramática.58 Basamos nuestra afirmación en dos hechos. El primero, que siendo oficialmente alumno de Teología, se encuentre en la ciudad de Tunja; el segundo, hay tres jóvenes jesuitas de la comunidad tunjana que estudian “gramática”59 y de ninguno de los sacerdotes allí residentes se afirma que esté al frente de dicha misión. En consecuencia, por exclusión, a él debe calificársele como responsable de esa disciplina. De naturaleza enfermiza, siguió en el colegio hasta el 16 de junio de 1688, fecha en que abandonó la Compañía de Jesús.60 Sin embargo, siguió en su amistad con los jesuitas, como lo prueba el siguiente testimonio: “Doctor don Nicolás de Vergara, hijo de don Antonio de Vergara, Caballero del orden de Santiago, tesorero de la casa real de moneda, gobernador y capitán general de Maracaibo, cura de los pueblos de Cucayta, Sesquilé y Tenjo, catedrático de Vísperas en Sagrados Cánones en la Universidad de San Francisco Javier de Santafé, canónigo penitenciario, provisor y vicario general del arzobispado”.61 En 1684 enseñaba gramática el venezolano Juan Asensio Reinoso (c.1661-1693),62 quien había ingresado el 1 de agosto de 168063 en la Compañía de Jesús después de haber estudiado dos años de Filosofía en la Universidad Javeriana.64 Concluido su noviciado, permaneció en Tunja como profesor
Miembro de la Compañía de Jesús, no sacerdote, encargado de los oficios domésticos y colaborador de los sacerdotes en tareas administrativas, misionales o pedagógicas.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 21v. Catálogo breve de 1671: “Professor classis Grammaticae”.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 9. Catálogo breve de 1667: “Metaphysicus”.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 240. Catálogo de 1668: “Nunc theologus”.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 273v: “(…) Scholar theologo de 3º año, fue despedido en Tunja por orden del P. Provincial Gaspar Vivas”.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 319. Catálogo de 1678.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 319v. Catálogo de 1678.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 415v.
William JARAMILLO MEJÍA. Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé. Bogotá, Instituto colombiano de cultura hispánica (1996) 240.
José DEL REY FAJARDO. Bio-bibliografía de los jesuitas en la Venezuela colonial. San CristóbalSantafé de Bogotá (1995) 67.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 380. Catálogo de 1687.
APT. Fondo Astráin; 5: Letras annuas... 1691, 92 y 93, fol. 47.
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de Gramática.65 En 1687 cursaba Teología en la Universidad Javeriana.66 Recibió la ordenación sacerdotal en 169367 y la muerte le sobrevino el 17 de diciembre de ese mismo año debido a la terrible peste que azotó a Santafé.68 En 1687 fungía como catedrático el P. Francisco Javier Urbina (16601734);69 el 16 de mayo de 1684 ingresó a la Compañía de Jesús en Tunja y obtuvo el título de Maestro en Filosofía y Doctor en Teología por la Universidad Javeriana.70 Enseñó las humanidades por lo menos durante un año,71 aunque permaneció en la capital boyacense hasta 1696.72 A partir de ese año su biografía se orienta hacia la alta gestión administrativa. Rector en Honda (1696-1700),73 secretario de la Universidad Javeriana,74 secretario de la Provincia del Nuevo Reino (1711-1713),75 rector de Tunja (1713-1716)76 y rector de la Universidad Javeriana (1716-1720).77 En 1691 el P. Gabriel Aguilar (1672-1747)78 se ocupaba de las humanidades. Nacido en Guatavita e ingresado en la Compañía de Jesús en Tunja el 28 de agosto de 1689,79 al concluir su noviciado pasó al colegio tunjano para regentar la cátedra de Gramática.80 Posteriormente laboró en las Misiones de Casanare (1706-1720).81 Fue rector del colegio de Mompox
65
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 353v: Enseña Gramática en Tunja, sin, embargo, los catálogos de 1687 (fol. 380) y el de 1691 (t. 4, fol. 7) dirán que enseñó un año de Gramática.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 380. Catálogo de 1687: “Estudió 3 años de Filosofía y ahora Teología”.
APQu. Leg. 6: Carta de edificación, dice que falleció a los tres meses de ordenado.
APT. Fondo Astráin, 5: Letras annuas... 1691, 1692 y 1693, fol. 47.
José DEL REY FAJARDO. Catedráticos jesuitas… 337-338.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 8v. Catálogo de 1691.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 25. Catálogo breve de 1687. “Professor Grammaticae”.
En 1691 seguía en Tunja (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 8v).
De este rectorado hablan todos los catálogos a partir del de 1702. Testimonio de su rectorado en 1697 (ANB. Curas y obispos, t. 14, fol. 399).
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 67. Catálogo de 1711.
El catálogo breve de 1711, fechado en noviembre, recoge ya el nombramiento (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 57).
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 115v. Catálogo de 1713 y catálogo de 1715 (fol. 133v).
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 157. Catálogo de 1718. Juan Manuel PACHECO. “La Universidad Javeriana de Santafé de Bogotá durante la época colonial”. En: José DEL REY FAJARDO (Ed.). La pedagogía jesuítica en Venezuela. San Cristóbal, Universidad Católica del Táchira, I (1991) 128. En 1721 regresa al cargo al ser elegido su Rector, el P. Mateo Mimbela, Procurador a Roma.
José DEL REY FAJARDO. Bio-bibliografía… 24.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 9. Catálogo de 1691.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 1v. Catálogo breve de 1691.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 105. Catálogo de 1711: “Operarius 9 annis. Missionarius 5 annis”.
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Capítulo iI. Profesores y pedagogos en el colegio de Tunja
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(1728-1730).82 Después regresó a las misiones casanareñas y allí falleció el 21 de marzo de 1747.83 La década 1690-1700 fue realmente agitada para la atención de las humanidades en el Colegio de Tunja. A todas luces, la presencia del P. Gabriel Aguilar fue una emergencia. Entre 1692 y 1694 asumió la enseñanza el antioqueño P. Francisco Tapia (1669-1694). Antes de ingresar en la Orden de Ignacio de Loyola había cursado tres años de Filosofía y dos de Teología en el Colegio Mayor de San Bartolomé.84 Concluidos sus estudios teológicos en la Universidad Javeriana y ordenado de sacerdote, pasó al colegio de Tunja donde leía la cátedra de Gramática en 1693.85 Lamentablemente falleció prematuramente en el ejercicio de su cargo el 31 de enero de 1694.86 En torno a 1700 reseñamos a dos jesuitas en su misión educativa en el colegio tunjano. El bogotano Francisco Arias (1676-1740)87 dedicó nueve años a la enseñanza de las humanidades entre Tunja y Bogotá.88 Aunque había sido alumno de San Bartolomé y había estudiado Filosofía antes de ingresar a la Orden, su estudio de la teología se redujo a la Teología Moral, con lo cual suponemos que en 1698 había culminado su currículo teológico. En 1702 estaba radicado en Tunja y pensamos que para esas fechas había concluido su magisterio.89 Hombre de salud precaria, vivió en el Colegio de Mérida entre 1711 y 1720 como procurador.90 El segundo es el bogotano P. Hermenegildo Mansilla (1674-1720). Había ingresado en la Compañía de Jesús en Tunja el 22 de julio de 1691,91 después de haber estudiado dos años de Filosofía en el Colegio de San Bartolomé.92 Continuó sus estudios de Filosofía y Teología en la Universidad Javeriana. En 1702 regía la cátedra de Gramática en el colegio de Tunja;93
Queda constancia de su rectorado en: 1728 (ANB. Notaría 3.ª, t. 160) y en 1729 (ANB. Tierras Bolívar, 11, fol. 390v).
Biblioteca Nacional de Bogotá. Mss. 57. Libro de la Sacristía del colegio de Tunja, fol. 157.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 7. Catálogo de 1691.
APT. Leg. 26. Letras annuas de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada de la Compañía de Jhs desde el año 1694 hasta fines de 98, fol. 229.
APT. Leg. 26. Letras annuas… 1694 hasta fines de 98, fol. 228.
José DEL REY FAJARDO. Bio-bibliografía… 63-64.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 208. Y ese espacio temporal hay que ubicarlo entre la conclusión de su carrera eclesiástica y el inicio de su estancia en Mérida.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 40v.
ARSI. N. R. et Q. 4, fols. 82, 117v, 136 y 161.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 27v. Catálogo de 1691.
William JARAMILLO MEJIA. Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé. Bogotá (1996) 266: “hijo de don Miguel Henríquez de Mancilla, depositario general, canciller, alguacil mayor de la Audiencia y alcalde ordinario de Santafé”.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 40v. Catálogo de 1702: “Docuit et docet grammaticam…”
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también ejerció esta docencia en el Colegio Máximo.94 En 1718 se desempeñaba como superior de la Residencia indígena de Fontibón.95 El catálogo de 1711 reseña al P. Pedro Quiroga (1682-¿?).96 Aunque los catálogos señalan como lugar de nacimiento Bruselas,97 sin embargo pensamos que fue Tribus (Orense) su lar natal.98 En 1711 enseñaba Gramática en el colegio de Tunja99 y en 1713 en el de Mérida.100 El 20 de julio de 1714 abandonaba la Compañía de Jesús en Tunja.101 En 1713 laboraba en el colegio el P. Francisco Núñez (1686-¿?). Había nacido en Pamplona de Indias el 25 de abril de 1686 e ingresó en la Compañía de Jesús en Tunja el 7 de marzo de 1702.102 Estudió Filosofía y Teología en la Universidad Javeriana.103 Al culminar sus estudios, pasó a ser ministro del Colegio San Bartolomé.104 En 1713 residía en Tunja y estaba al frente de la cátedra de Gramática.105 El 17 de noviembre de 1715 dejaba la Compañía de Jesús en la capital boyacense.106 El P. Agustín González (1691-1735)107 presidía la cátedra en 1718. Había ingresado en la Compañía de Jesús en Tunja el 9 de septiembre de 1710108 después de haber estudiado tres años en la Javeriana como convictor de
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 57. Catálogo de 1711: “Docuit grammaticam nostros et externos”.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 162v. Catálogo de 1718. ANB. Asuntos eclesiásticos, 2, fol. 522.
José DEL REY FAJARDO. Bio-bibliografía… 511.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 71. Catálogo de 1711.
En realidad, el P. Pedro Quiroga nos presenta un problema difícil en cuanto a su identificación. Tanto el Catálogo de 1711 (Ibidem) como el de 1713 (Ibidem, fol. 117v) dicen que nació en Bruselas. Por otra parte, entre los expedicionarios que pasaron en 1705 al Nuevo Reino se encuentra un Pedro Quiroga “filósofo natural de Tribis obispado de Orense, de edad de veinte y cuatro años poco más o menos, buen cuerpo, blanco, ojos azules, hoyo en medio de la barba” (AGI. Contratación, 5548. Expedición de 1705). Su nombre no aparece en F. KIECKENS. “Les anciens missionnaires belges de la Compagnie de Jésus dans les deux Amériques”. En: Precis historiques. N.º 30, 149, ni tampoco en Willem AUDENAERT. Prosopographia iesuitica belgica antiqua. Leuven-Heverlee, 2000.
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ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 57v. Catálogo Breve de 1711.
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ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 117v.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 140. Supplementum primi et secundi Catalogi hujus Provinciae Novi Regni confectum a prima decembris 1713 ad 26 decembris 1715.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 60. Catálogo de 1711. Era hijo de Juan Francisco Núñez y doña Catalina Bravo de León (ANB. Notaría 2.ª n.º 94, fol. 175.
Según el Catálogo de 1711 (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 60) estudió “intra”, es decir, en la Javeriana tres de Filosofía y cuatro de Teología.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 58. Catálogo breve de 1711.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 116. Catálogo de 1713.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 140. APT. Leg. 132, fol. 226. Carta del P. Tamburini al P. Mateo Mimbela. Roma, 31 de mayo de 1717.
José DEL REY FAJARDO. Bio-bibliografía… 271-272.
I. N. R. et Q. 4, fol. 74v. Supplementum primi et secundi catalogi Collegii et Domus Probationis Tungensis ab anno 1696.
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San Bartolomé.109 En la Javeriana continuó sus estudios de Teología y fue ordenado de sacerdote en Honda el 4 de abril de 1716.110 Concluyó su año de formación ascética en Tunja el 12 de agosto de 1718.111 Permaneció por lo menos un año en la capital boyacense a cargo de la cátedra de Gramática.112 Tras una breve estancia en Pamplona, se radica en el colegio de Mérida a partir de 1720 como profesor de Humanidades.113 Ejerció el rectorado del plantel emeritense desde 1730 hasta1734114 y desplegó una gran actividad en la fundación de los colegios de Maracaibo y Caracas. En 1734 pasó a regir los destinos del colegio de Cartagena;115 pero la muerte le sorprendió en el cargo el 30 de noviembre de 1735.116 Otro pionero de la enseñanza de las humanidades fue el santafereño Alonso Olmos (1688-1751). Cursó sus estudios de Filosofía y Teología en la Universidad Javeriana.117 En 1718 residía en la parroquia indígena de Fontibón118 y en 1720 se desempeñaba en el colegio de Tunja como profesor del aula de Gramática.119 No hemos podido precisar el tiempo de
Archivo de San Bartolomé. Libro de Matrículas, fol. 56v. Ingresó el 11 de septiembre de 1707.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 142v. Supplementum primi et secundi Catalogi hujus Provinciae Novi Regni confectum a die 26 decembris 1715 ad diem 1 septembris 1718.
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Ibidem.
112
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 159v. Catálogo de 1718. Este Catálogo es posterior al Suplemento de la nota anterior ya que fue remitido a Roma el 24 de enero de 1719 (Ibidem, fol. 185).
113
Esta larga estancia merideña la verificamos gracias al Libro de Consultas. Aparece por vez primera en la consulta de enero de 1721: “En este mes que es el primero de mi ocupación, no se ofreció cosa de importancia que consultar; hizo su renovación el P. Agustín González, sin que hubiese solemnidad de triduo, por ser uno solo; y estar, los que no renovábamos, ocupados con los muchos enfermos que hay en la ciudad. Miguel de Monroy”. (AUCAB. Libro de Consultas, fol. 42). El mencionado documento salta del año 1728 al 1733.
114
Si el gobierno de la Provincia del Nuevo Reino se inició el 17 de enero de 1730 (APT. Leg. 132, fol. 301) y el P. Agustín González venía designado por Roma para el cargo de Rector del colegio de Mérida (APT. Leg. 132, fol. 290-291), es lógico que se posesionara en torno a la mencionada fecha. En 1731 se encontraba en Caracas gestionando la fundación del colegio caraqueño (Archivo del Concejo Municipal de Caracas. Actas del Cabildo. Años 1731-1733. Fol., 47). El Libro de Consultas recoge su actividad como Rector desde el 1 de enero de 1733 hasta el 22 de abril de 1734. Es de notar que el mencionado documento salta del año 1728 al 1733.
La designación venía fechada en Roma el 15 de septiembre de 1733 (APT. Leg. 132, fol. 352). El 12 de mayo de 1735 actuaba ya como Rector de Cartagena (AHM. Protocolos, t. XLVIII, fol. 35v).
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 252. Supplementum primi et secundi catalogi Provinciae Novi Regni Societatis Jesu confectum a 11 julii 1733 ad 6 martii 1736. José Nicolás DE LA ROSA. Floresta de la Santa Iglesia catedral de la ciudad de Santa Marta. Valencia (1833) 104.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 57. Catálogo breve de 1711: “Santafé. Teólogo”. Catálogo de 1713 (Idem, fol. 114): 3 años de Filosofía y 3 de Teología “intra”. Hizo la renuncia de sus bienes el 15 de febrero de 1709. Hijo del capitán y sargento mayor Fernando de Olmos y doña Eufrasia de Zipiain y Loyola (ANB. Notaría 2.ª t. 98, fol. 63v).
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 162v. Catálogo de 1718: “Socius Parochi. Docuit grammaticam. Concionator hispanorum. Fuit Minisster”.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 207. Catálogo de 1720.
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su magisterio boyacense. En 1729 fungía como superior de la fundación del colegio de Antioquia.120 Asumió la dirección de varios colegios neogranadinos: Pamplona (1730-1733),121 Honda (1733-1736)122 y de nuevo Pamplona (1749-1751).123 Falleció en el ejercicio del rectorado el 25 de julio de 1751.124 La ausencia de catálogos entre 1720 y 1736 nos obliga a saltar dicho período y ubicarnos en 1736, año en que el P. Rafael Freyre dictaba la cátedra de Gramática en el plantel educativo tunjano.125 Había nacido en Santafé de Bogotá el 17 de noviembre de 1706 e ingresado en la Compañía de Jesús el 1 de febrero de 1726.126 Realizó sus estudios de Filosofía y Teología en la Universidad Javeriana de Bogotá. Recibió la ordenación sacerdotal el 25 de noviembre de 1734.127 Como dijimos, su docencia gira en torno a 1736. En 1738 cumplía idénticas funciones en el colegio de Pamplona.128 En 1751 laboraba en el colegio de Mompox.129 En 1753 había regresado a Tunja130 y en esta ciudad fallecería el 2 de mayo de 1756.131 En 1738 el P. Francisco González (1712-1755)132 era el encargado de la educación de la juventud. Estudió un año Teología Moral en la Universidad Javeriana133 y en 1738 presidía el aula de Gramática134 posiblemente hasta 1739, pues recibió la ordenación sacerdotal en Bogotá el 16 de julio de ese mismo año.135 Mas para 1742 se había vinculado a las misiones orinoquenses y en ellas se destacó como un excelente interlocutor de los
ANB. Notaría 1.ª t. 144.
Para el inicio (Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, III, 225). Para el final (ANB. Curas y obispos, 36, fol. 276).
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, III. 246.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 298v. Catálogo de 1751.
Biblioteca Nacional de Bogotá. Mss. 57. Libro de la Sacristía del colegio de Tunja, fol. 158. ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 330.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 230. Catálogo de 1736. En carta del General de los Jesuitas al Provincial del Nuevo Reino (Roma, 15 de septiembre de 1736) le decía que era poco constante y edificativo. (APT. Leg. 132. Cartas de los Padres Generales, fol. 348).
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 230. Catálogo de 1736.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 251v.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 270. Catálogo de 1738.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 299. Catálogo de 1751; Operarius.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 307v. Catálogo de 1753.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 333.
José DEL REY FAJARDO. Bio-bibliografía… 277-278.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 314. Catálogo de 1753. Dice que estudió 3 años de Filosofía “extra” y 1 de Casos de Conciencia “intra”. Así pues, la estancia en la Javeriana fue de 1737 a 1738.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 268. Catálogo de 1738
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 292v. Supplementum primi et secundi Catalogi Provinciae Novi Regni Societatis Jesu confectum ab 11 octobris 1738 usque ad primam januarii 1742.
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indígenas y un gran pedagogo de la fe católica. Fue muy versado en las lenguas maipure y sáliva.136 De nuevo existe un salto temporal en los catálogos que nos sitúan en el año 1751. Pensamos que desde 1750 fue el tunjano P. Fernando Pinzón (1722-1762)137 fue el responsable de la enseñanza de las humanidades en el colegio de su ciudad natal hasta 1753.138 De Tunja pasó a la isla de Santo Domingo donde enseñó gramática.139 En 1759 laboraba en la fundación jesuítica de Coro.140 Y en esta ciudad venezolana le sorprendió la muerte en enero de 1762.141 En torno a 1752 hay que incluir la docencia del P. Ignacio Zubimendi (1720-1792)142. Nacido en Azpeitia (Guipúzcoa), atravesó el Atlántico en la expedición de 1743.143 Realizó sus estudios de Filosofía y Teología en la Universidad Javeriana de Bogotá.144 El 19 de septiembre de 1750 recibió la ordenación sacerdotal.145 De inmediato enseñó gramática en la Universidad Javeriana.146 Tercera Probación en Tunja (septiembre 1751-septiembre 1752).147 En la capital boyacense permaneció algunos años, primero como
GILIJ. Ensayo de Historia americana., III, 139, 105. Giuseppe BOERO. Menologio de pie memorie d’alcuni Religiosi della Compagnia de Gesù. Napoli II (1848) 409.
137
José Luis SÁEZ. “Los jesuitas en el Caribe insular de habla castellana (1575-1767)”. En: Paramillo. San Cristóbal, 16 (1997) 74-75.
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ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 298v. Catálogo Breve de 1751. En 1753 era Ministro del colegio y Prefecto de la Congregación del Niño Jesús (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 300v). La Tercera Probación la realizó del 11 de octubre de 1754 al 11 de octubre de 1755 (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 332. Suplementum primi et secundi catalogi Provinciae Novi Regni Societatis Jesu confectum a 25 julii 1754 ad 15 junii 1755). En verdad debió retrasar un año su Tercera Probación pues el Suplemento anterior lo recensa el 11 de octubre de 1753 (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 330).
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ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 348: “Profesor Grammaticae. Praefectus Ecclesiae. Consultor ad graviora”.
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C. GONZÁLEZ BATISTA. “Los jesuitas en Coro (1753-1764)”. En: Montalbán. Caracas, 25 (1993) 39. En 1759 aparece cobrando ochenta y un pesos en la testamentaría de don Miguel Tremont (Archivo Histórico de Coro. Testamentarías. Caja 31, don Miguel Tremont, 1759, fol. 65).
Biblioteca Nacional de Colombia. Mss. 105. Libro de la Sacristía del colegio de Tunja, fol. 163v.
Juan Manuel PACHECO. “Los jesuitas del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, III (1953) 23-78.
José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos relativos a la Historia de la Compañía de Jesús en Venezuela. Caracas, III (1974) 38: “9º. Hermano Ignacio Subimendo vizcaíno: salio de Valencia a 29 de agosto de 1740 para ser recibido en Sevilla a 17 de setiembre del mismo año, costeado su viaje como los de arriba, estudiante”. Agustín GALÁN GARCÍA. El Oficio de Indias de los jesuitas de Sevilla 1566-1767. Sevilla (1995) 320.
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares de la Compañia del nombre de Jesus pertenecientes a la Provincia de Sta. Fee de Bogota venidos en diferentes Navios... n.º 154.
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ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 328v.
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiación…, n.º 154. ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 298: “Docet grammaticam”.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 329v.
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maestro de Gramática148 y después como misionero circular.149 En 1763 residía en el Colegio Máximo y era el prefecto de hospitales y cárceles de la provincia.150 Expulsado a Italia, vivía en Fosombrone en 1774.151 Falleció en Gubio el 11 de diciembre de 1792.152 En 1753 era el tunjano Enrique Rojas (1729-¿?)153 tomó a su cargo la función educadora de los jóvenes en su ciudad natal.154 Si exceptuamos una estancia en las Misiones del Orinoco (1755-1758),155 toda su biografía es una consagración a la docencia de las humanidades: Mérida (1758-1762),156 Coro (1762-1764)157 y posteriormente Maracaibo y Pamplona,158 ciudad en la que le sorprendió la expulsión decretada por Carlos III en 1767. Se secularizó en Italia el 25 de julio de 1768.159 Todavía vivía en Roma en 1795.160 Había nacido en Tunja el 10 de marzo de 1729 e ingresó en la Compañía de Jesús el 30 de
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiación… n.º 154.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 347v. Catálogo de 1756. AHN. Jesuitas, 827/2. Filiación… n.º 154.
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiación… n.º 154. ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 350. Catálogo de 1763.
ARCHIMBAUD., Juan Antonio. Relación individual de los Ex-Jesuitas muertos en las Once Provincias de España e Indias desde la expulsión hasta el día 30 de junio de 1777. Por don Juan Antonio Provincia de Santa Fee. N.º 4458, [Archivo de Monumenta Historica Societatis Jesu. Armadio F-10].
Juan Manuel PACHECO. “Los jesuitas del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, III (1953) 60.
José DEL REY FAJARDO. Bio-bibliografía… 539-540.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 300. AHN. Jesuitas, 827/2. Filiación de los Regulares, n.º 155.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 348v. Catálogo Breve de 1756: “Missionarius Gentis Otomacae in Reductione Conceptionis Beatae Mariae Virginis”. El P. Gilij se sirvió de los informes del P. Rojas para algunas observaciones que escribe sobre los Otomacos (GILIJ. Ensayo de Historia Americana. Caracas, III, 325-326). Y el Mariscal Alvarado, en su Informe reservado, anota: “El cuidado del pueblo [la Urbana] está a cargo del Padre Enrique Rojas, español criollo de la ciudad de Tunja, sujeto de distinguida virtud, si bien sus pocos años no le han quitado los temores del noviciado, y su dulce tranquilidad de espíritu le da motivo a tratar con agrado los indios otomacos que no están bien persuadidos a la vida civil y cristiana que los Padres les ofrecen” (En: José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos relativos a la Historia de la Compañía de Jesús en Venezuela. Caracas, I (1966) 314).
A través del Libro de Recibo que comienza a primero de marzo de 1749 (AAM. Caja única) podemos recoger, con bastante aproximación, el lapso de su estancia, que comienza en abril de 1758 (fol. 40) y su última intervención data de mayo de 1762 (fol. 62). La llegada en 1758 se confirma por el recibo del viático (AAM. Seminario. Caja 1. Inventario de los papeles del archivo del colegio San Francisco Javier, fol. 14v).
El Catálogo de 1763 (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 359v) así lo reseña. Como a fines de 1764 abandonaron los jesuitas la ciudad de Coro (ANB. Curas y Obispos, t. 21, fol. 2-10) ahí concluye su estancia.
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares, n.º 155.
Juan Manuel PACHECO. “Los jesuitas de la Provincia del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, 3 (1953) 59-60.
ANCh. Jesuitas, 431.
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agosto de 1746,161 después de haber cursado tres años de Filosofía162 como colegial de San Bartolomé. Realizó sus estudios de Teología en la Universidad Javeriana de Bogotá. Fue un buen colaborador del Ensayo de Historia Americana del P. Felipe Salvador Gilij con dos escritos: Apuntes sobre la lengua y costumbres de los indios otomacos163 y Relación del estado del corregimiento de Tunja.164 En 1756 hace acto de presencia el también tunjano P. José Antonio Rojas (1722-¿?).165 Había nacido en Tunja el 16 de enero de 1722166 e ingresó en la Compañía de Jesús el 15 de abril de 1737.167 Realizó sus estudios de Filosofía y Teología en la Universidad Javeriana de Bogotá.168 En 1749 residía en Mérida y debió de enseñar gramática.169 Interrumpió su estancia en la ciudad de la Sierra Nevada a fines de 1750 para dirigirse a Tunja a realizar su año de Tercera Probación.170 Al concluir 1751 regresa al Colegio de San Francisco Javier y permanece hasta fines de 1752.171 En 1753 se desempeñaba como misionero en Tame.172 Para 1756 había regresado a
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 306. Catálogo de 1753.
Aunque el Catálogo de 1753 (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 306) dice que estudió tres años de Filosofía y cuatro de Teología “intra”, sin embargo, el de 1763 (Ibidem, fol. 359v) precisa que estudió tres años de Filosofía “extra” y cuatro de Teología “intra”. En efecto, si hubiera seguido el curso normal no hubiera podido acabar antes de 1755 y en 1753 ya había concluido su carrera (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 300. Catálogo Breve de 1753).
AIUL. Papeletas: ROJAS, Henrique. GILIJ. Ob. cit. III, 325-326: “No quiero privar aquí a mis lectores de algunas noticias singularísimas sobre la religión de los otomacos, comunicadas por un ex-misionero de ellos (el señor abate Enrique Rojas)”. Ver también: GILIJ. Ob. cit. III, 70.
AIUL. Papeletas: ROJAS, Henrique. GILIJ. Ob. cit. IV, XX.
José DEL REY FAJARDO. Bio-Bibliografía… 544,
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 268. Catálogo de 1738.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 287. Supplementum primi et secundi Catalogi Provinciae Novi Regni Societatis Jesu confectum a 6 martii 1736 ad 2 junii 1737.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 314. Catálogo de 1753. Dice que estudió “intra” tres años de Filosofía y cuatro de Teología. Esto quiere decir que tuvo que concluir su carrera en 1746.
Nos basamos en la afirmación del Catálogo de 1753 (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 314) que dice: “Docuit Grammaticam. Socius Parochi [en las misiones de Los Llanos]”.
Llevó a cabo su año de Tercera Probación en Tunja del 3 de diciembre de 1750 al 3 de diciembre de 1751 (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 329v. Supplementum primi et secundi Catalogi Provinciae Novi Regni Societatis Jesu confectum a 1 aprilis 1751 ad octobris 1753). En el Libro de Recibo que comienza a primero de marzo de 1749 se recoge esta ausencia, pues su última firma es de septiembre de 1750 (fol. 9) y reaparece en enero de 1752 (fol. 13). Al concluir su Tercera Probación regresó a Mérida pues se le paga el Viático del viaje en 1751 (AAM. Seminario. Caja 1. Inventario de los papeles del archivo del colegio San Francisco Javier, fol. 14).
AAM. Caja Única. Libro de Recibo que comienza a primero de marzo de 1749, fol. 20. Su última firma data de septiembre de 1752.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 301v. Catálogo Breve de 1753: “Socius Parochi de Tame”.
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Tunja y tenía a su cargo la clase de Gramática.173 Abandonó la Compañía de Jesús el 9 de noviembre de 1762.174 Entre 1763 y 1765 estuvo al frente de la cátedra de Gramática tunjana el santafereño Bernardo Roel (1734-1790).175 Había ingresado en la Compañía de Jesús en Tunja el 27 de septiembre de 1755 tras haber concluido el curso filosófico.176 Cursó sus estudios de Teología en la Universidad Javeriana de Bogotá.177 Fue ordenado de sacerdote el 1 de junio de 1762 y llevó a cabo su Tercera Probación en Tunja de 1762 a 1763.178 Enseñó gramática en la capital boyacense (1763-1764).179 Laboró en el colegio de Mérida de 1764 a 1766.180 La expulsión de 1767 le sorprendió en Bogotá. Se secularizó el 25 de junio de 1768 durante el viaje a Italia.181 La muerte le sobrevino en Roma el 3 de diciembre de 1790.182 Del último profesor de letras humanas del que tenemos noticia es el P. Dionisio Gutiérrez (1740-1785).183 Había nacido en Río Negro (Antioquia) el 9 de octubre de 1740 e ingresado en la Compañía de Jesús en Tunja el 30 de marzo de 1760.184 Culminó su carrera de Teología en la Universidad Javeriana.185 Concluidos sus estudios, pasó al colegio de Tunja donde se 173
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 347v. Catálogo Breve de 1756.
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ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 376v. Supplementum primi et secundi Catalogi Provinciae Novi Regni confectum ... a die 8 majii 1762 ad diem 30 novembris 1763.
José DEL REY FAJARDO. Bio-bibliografía… 537.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 333. Supplementum primi et secundi Catalogi Provinciae Novi Regni Societatis Jesu confectum ab 11 julii 1755 ad 30 junii 1756. En el Catálogo de 1763 (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 354v) hay un error evidente pues coloca como fecha de ingreso el 26 de septiembre de 1749, que es el día en que ingresó el P. Domingo Roel (Ibidem, fol. 350). El Catálogo Breve de 1756 (Ibidem, fol. 347v) lo reseña como Novicio en Tunja.
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ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 354v. Estudió tres años de Filosofía “extra” y cuatro de Teología “intra”.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 376v. Supplementum primi et secundi Catalogi Provinciae Novi Regni confectum a Patre Provinciali Domenico Scribani a die 8 majii 1762 ad diem 30 novembris 1763. Si el Suplemento dice que concluyó la Tercera Probación el 14 de agosto de 1763 quiere decir que la comenzó un año antes.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 354v. Catálogo de 1763: “Docet Grammaticam”. Para 1764: Luis Carlos MANTILLA. Fuentes para la Historia Demográfica de la Vida Religiosa Masculina en el Nuevo Reino de Granada. Santafé de Bogotá (1997) 71.
El Libro de Recibo que comienza a primero de marzo de 1749 (AAM. Caja Unica) reseña su actividad de enero de 1765 (fol. 76v) a septiembre de 1766 (fol. 82v). Sin embargo, sus gastos de Viático están reseñados en 1764 y 1766 (AAM. Seminario. Caja 1. Inventario de los papeles del archivo del colegio San Francisco Javier, fol. 14v).
Juan Manuel PACHECO. “Los jesuitas de la Provincia del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, 3 (1953) 34.
ANB. Temporalidades, t. 9, fol. 605.
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares de la Compañia del nombre de Jesus pertenecientes a la Provincia de Sta. Fee de Bogota venidos en diferentes Navios... n.º 64.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 351. Catálogo de 1763. En 1763 estudiaba el tercer año de Teología.
Luis Carlos MANTILLA. Fuentes para la historia demográfica de la vida religiosa masculina en el Nuevo Reino de Granada. Santafé de Bogotá (1997) 70.
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desempeñó como maestro de Gramática; en 1767 hacía su año de Tercera Probación.186 Desterrado a Italia, en 1774 vivía en Gubbio;187 y falleció en esa ciudad el 5 de junio de 1785.188 No hemos podido identificar al último profesor de Gramática que cumplía con esa misión en 1767. 2. Los maestros de primeras letras Lo que hoy denominaríamos como “educación elemental” no se incluía en el ordenamiento de los estudios jesuíticos recogidos en la Ratio Studiorum;189 sin embargo, hubo ciudades en las que la Compañía de Jesús decidió asumir esa responsabilidad. Así nos consta que desde el año 1668 funcionaba en el colegio tunjano esta modalidad escolar. Y en 1690 el capitán Francisco Niño y Alvarado donó a la Compañía de Jesús un predio situado en los ejidos de la ciudad para la fundación de una entidad educativa similar;190 llama la atención que el fundador ponía como condición “que en la dicha escuela no se puedan recibir indios, negros, mulatos, ni zambos”.191 Pero, a efectos del presente estudio, señalaremos a todos los maestros jesuitas que sirvieron a la niñez tunjana durante la Colonia. En la terminología de la Compañía de Jesús, sus preceptores eran designados de la siguiente manera: “ludimagister”, “paedagogus” o simplemente “maestro de primeras letras”. Asimismo, este cargo siempre lo desempeñaron hermanos coadjutores, es decir, religiosos que no eran sacerdotes y que colaboraban con estos en las tareas administrativas, misionales o pedagógicas. En 1668 se desempeñaba como maestro de los niños el H. Pedro Pérez (c.1615-1688)192 y en esas funciones permanecía en 1671.193 Nació en Santafé de Bogotá hacia 1615194 e ingresó en la Compañía de Jesús el 25
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiación… n.º 64.
Archivo de Monumenta Historica Societatis Jesu. Armadio F-10. Relación individual de los ExJesuitas muertos en las Once Provincias de España e Indias desde la expulsión hasta el día 30 de junio de 1777. Por don Juan Antonio Archimbaud. Provincia de Santa Fee. N.º 4387.
Juan Manuel PACHECO. “Los jesuitas del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, III (1953) 49.
Adrien DEMOUSTIER y Dominique JULIA. Ratio Studiorum. Plan raisonné et institution des études dans la Compagnie de Jésus. Paris, Belin, 1997. Eusebio GIL (Ed.). La pedagogía de los jesuitas, ayer y hoy. Madrid, Conedsi-Comillas, 2002.
Una copia de la escritura de la fundación se encuentra en: ANB. Temporalidades, 13, fols. 749 y ss.
Ibidem. Más información en Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, II, 166.
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ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 13. Catálogo breve de 1668: “Subminister. Pedagogus. Custos vestium”.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 21v. Catálogo breve de 1671. También se desempeñaba como comprador.
Se deducen dos fechas de nacimiento de acuerdo con los años que le asignan los diversos catálogos: 1619, según el catálogo de 1649 (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 91v) y 1615 de acuerdo con el catálogo de 1668 (Idem, fol. 244).
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de abril de 1645.195 Fuera de su estancia tunjana, el resto de su biografía transcurre en el Colegio Máximo de Bogotá en funciones tan diversas como sotoministro,196 sastre,197 ayudante del Procurador y ropero.198 Falleció en la capital colombiana el 18 de agosto de 1688.199 No volvemos a tener información sobre este cargo hasta el año 1691. En el catálogo de este año señala al entonces estudiante Miguel Lamana (1660-1714) como maestro de esta clase.200 Posiblemente la salud debilitada le hizo abandonar la docencia y encargarse de las haciendas del Colegio Máximo;201 falleció en la de Doyma el 11 de junio de 1714.202 Había nacido en Ambel (Zaragoza) el 8 de octubre de 1660 e ingresado en la Compañía de Jesús el 8 de octubre de 1689 tras haber realizado sus estudios eclesiásticos.203 Atravesó el Atlántico en la expedición de 1690204 que se hizo a la vela el 10 de enero a las órdenes del P. Juan de Segovia.205 En 1702 fungía como maestro el H. Francisco Cetina (1679-¿?), quien había nacido Santafé de Bogotá el 29 de junio de 1679 e ingresado en la Compañía de Jesús el 2 de noviembre de 1698.206 Acabado su noviciado, debió permanecer en la capital boyacense como maestro de las clases ínfimas.207 En 1711 residía en el Colegio Máximo, donde donde continuó dedicado a la educación de los niños.208 Abandonó la Compañía de Jesús el 7 de julio de 1729.209
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 91v. Catálogo de 1649.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 315v. Catálogo de 1678.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 348v. Catálogo de 1684.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 24. Catálogo breve de 1687.
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ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 415v.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol.,1v. Catálogo de 1691: “Docet pueros legere”. Todavía no era sacerdote.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 38v. Catálogo de 1702: “Vires: debiles. Fuit Procurator, nunc Agrícola”.
Archivo de la Provincia Colombiana de la Compañía de Jesús. Libro Quinto de la Iglesia y Sacristía del Colegio de la Compañía de Jesús de Santafé, hecho por orden del muy Reverendo Padre Pedro Calderón, Provincial de ella en esta provincia del Nuevo Reino. Año de 1701, fol. 187v. La precisión del día 11 la ofrece el suplemento del Catálogo de 1715 (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 140).
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 59v. Catálogo de 1711.
José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos relativos a la Historia de la Compañía de Jesús en Venezuela. Caracas, III (1974) 19. El control de la Casa de Contratación dice que su patria era Calatayud.
Agustín GALÁN GARCÍA. El Oficio de Indias de los jesuitas de Sevilla 1566-1767. Sevilla (1995) 280.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 62. Catálogo de 1711.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 40v. Catálogo de 1702: “…. Instructor puerorum”.
Catálogo de 1711 (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 62): “Instructor puerorum”. Catálogo de 1713 (Idem, fol. 115): “Instructor puerorum”. Catálogo 1715 (Idem, fol. 133): “Instructor puerorum”. Catálogo 1718 (Idem, fol. 158v): “Instructor puerorum”.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 253.
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El catálogo de 1711 adscribe a este cargo de maestro al H. Antonio Fica (c.1685-1741), oriundo de Balmaseda (España), y nacido hacia 1685210 e ingresado en la Compañía de Jesus en Cartagena de Indias el 25 de enero de 1708.211 Fue hombre de indudables cualidades humanas, pues durante dos provincialatos ocuparía el cargo de secretario del Prepósito Provincial.212 Concluido su noviciado, en 1710 pasó a Tunja como maestro213 y en 1715 dirigía una de las haciendas del colegio boyacense.214 En 1738 se había trasladado al colegio de Cartagena,215 donde falleció el 31 de agosto de 1741.216 En 1718 se ocupaba de la instrucción de los niños el portugués José Pinto (1692-¿?), quien había ingresado en la Compañía de Jesús en Cartagena el 23 de diciembre de 1711.217 En el colegio de esta ciudad caribeña laboró algunos años.218 En 1718 se había trasladado al colegio de Tunja en donde fungía como maestro de los niños.219 En 1720 residía en el Colegio Máximo de Santafé.220 En 1736 pertenecía a la comunidad del colegio de Cartagena como encargado de la instrucción de los niños.221 No volvemos a tener ninguna noticia de él.. En 1720 cuidaba del magisterio de la clase ínfima el santafereño Juan Venegas (1695-¿?), quien había ingresado en la Compañía de Jesús el 31 de octubre de 1713.222 Concluido su noviciado, permaneció en Tunja.223 En 1718 estaba al frente de alguna de las haciendas del colegio.224 En 1720 era maestro de primeras letras en el centro educativo boyacense.225 Carecemos de ulteriores informaciones.
El catálogo de 1713 (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 116) dice que tenía 28 años; el de 1718: 33 años (fol. 159v); el de 1736: 50 años (fol. 228v) y el de 1738: 53 años (fol. 269v).
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 116. Catálogo de 1713.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 228v. Catálogo de 1736: “Fuit bis Socius Provincialis”.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 116. Catálogo de 1713: “Ludi Magister”.
En este cargo aparece en los catálogos de 1715 (fol. 134), 1718 (fol. 159v) y 1720 (fol. 207).
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 269v. Catálogo de 1738.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 292v.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 80. Sin embargo, los catálogos afirman que ingresó el 23 de enero de 1711 (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 77v), 1713 (fol. 117), 1718 (fol. 159v), 1720 (fol. 201).
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 117. Catálogo de 1713.
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ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 159v. Catálogo de 1718: “Instructor puerorum”.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 201. Catálogo de 1720: “Fuit instructor puerorum, nunc custos vestium”.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 232v. Catálogo de 1736: “Fuit procurator, custos vestium. Nunc Instructor puerorum”.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 158v. Catálogo de 1718.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 134v. Catálogo de 1715.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 158v.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 207. Catálogo de 1720: “Magíster legendi et scribendi”.
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E d u c a d o r e s , a s cet a s y e m p r e s a r i o s
Como los catálogos de la Provincia del Nuevo Reino saltan de 1720 a 1736, volvemos a tener noticia este último año del pedagogo que se ocupaba de la enseñanza de los niños tunjanos: el español Manuel Marroquín (1698-¿?). Había ingresado en la Compañía de Jesús el 20 de julio de 1722.226 En 1736 residía en el colegio de Tunja y estaba a cargo de la enseñanza de los niños;227 en esa acción educativa debió permanecer hasta 1738.228 En 1751 laboraba en el bogotano colegio de Las Nieves.229 A partir de 1753 se radica en el Colegio Máximo como portero de la Universidad.230 Cuando llegó la expulsión de 1767, tuvo que quedarse, por enfermo, en Santafé.231 Más agitada es la biografía del bogotano Ignacio Padilla (1706-1771),232 quien había ingresado en la Compañía de Jesús en Tunja el 23 de noviembre de 1727.233 En 1735 acompaña a los PP. Ignacio Ferrer y Carlos Nigri a la fundación del colegio de Caracas.234 En 1736 fungía de procurador del colegio de Mérida.235 En 1738 laboraba como maestro de primeras letras en el colegio de Tunja.236 Posteriormente, se desempeñó como sacristán en el colegio de Las Nieves, procurador en el Seminario de San Bartolomé y sacristán de la iglesia de San Ignacio.237 En 1756 actuaba como secretario del Provincial, P. José Molina.238 En 1759 retorna a Tunja como maestro de primeras letras.239 En 1763 residía en Bogotá en el Colegio Máximo.240 El decreto de expulsión del rey Carlos III le sorprendió en el colegio de Las Nieves.241 Desterrado a Italia, falleció en Pérgola el 6 de febrero de 1771.242
226
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 231. Catálogo de 1736.
227
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 231: “Instructor puerorum”.
228
ARSI. N. R. et Q.4, fol. 268v. Catálogo de 1738.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 298v. Catálogo de 1751: “Dispensator et Aedituus et ad ministeria socius”.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 306v. Catálogo de 1753: “Fuit Instructor puerorum. Nunc janitor Studiorum”. Catálogo de 1756 (Idem, fol. 347) y catálogo de 1763 (Idem, fol. 352v).
Juan Manuel PACHECO. “Los jesuitas del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, III (1953) 43.
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares de la Compañia del nombre de Jesus pertenecientes a la Provincia de Santa Fe de Bogota venidos en diferentes navios... n.º 102.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 233v.
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares, n.º 102.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 233v.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 268v. Catálogo de 1738.
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares, n.º 102,
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 347. Catálogo de 1756. Suponemos que duró en el cargo hasta 1759.
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares, n.º 102,
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 352v.
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares, n.º 102,
Archivo de Monumenta Historica Societatis Jesu. Armadio F-10. ARCHIMBAUD. Catálogo General del número de regulares que de la extinguida orden llamada la Compañia de Jesús, existían en los Reynos de España e Indias al tiempo de la intimación del real decreto de expulsión. Provincia de Santa Fe, n.º 4383.
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Capítulo iI. Profesores y pedagogos en el colegio de Tunja
463
También podríamos afirmar que la vida del catalán Juan Heredia (17161767) fue una consagración a la enseñanza de la niñez neogranadina. Había ingresado en la Compañía de Jesús el 21 de marzo de 1735.243 Pensamos que atravesó el Atlántico en la expedición de 1735 que se hizo a la vela el 28 de mayo a las órdenes del P. Ignacio Meaurio.244 En 1738 residía en Santafé.245 En 1749 pronunciaba sus últimos votos en Tunja246 y en 1751 se desempeñaba en el colegio tunjano como maestro de los niños.247 En 1753 había regresado a Bogotá para encargarse de la enseñanza de la niñez bogotana.248 En 1756 pertenecía a la comunidad del colegio bogotano de Las Nieves.249. En 1763 se había reinsertado en el colegio de Tunja como maestro de leer y escribir.250 La expulsión de 1767 le sorprendió en la capital de Boyacá.251 Falleció en alta mar el 15 de noviembre de 1767 cuando cumplía con la orden de expatriación de todos los jesuitas del imperio español decretada por el rey Carlos III.252 En 1756 cumplía labores docentes el antioqueño Facundo Tirado (1727-¿?). Había ingresado en la Compañía de Jesús en Tunja el 30 de abril de 1752.253 En 1756 seguía en la capital boyacense como maestro de los niños.254 Posteriormente se desempeñó como procurador del Colegio San Bartolomé255 y de allí pasó a administrar una hacienda de la Provincia.256
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 231v. Catálogo de 1736.
Pensamos que es el mismo Juan de Heredia por dos razones. Primera, porque no hay ningún otro jesuita en este tiempo en el Nuevo Reino con ese nombre. Segunda, porque entre los ingresados en Tunja en 1735 no está su nombre. José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos relativos a la Historia de la Compañía de Jesús en Venezuela. Caracas, III (1974) 35: “Hermano Joseph de Heredia, estudiante humanista, de diez y siete años, natural de Albazete, obispado de Barcelona, pequeño de cuerpo, blanco, rubio, naris larga y ojos tristes”. Agustín GALÁN GARCÍA. El Oficio de Indias de los jesuitas de Sevilla 1566-1767. Sevilla (1995) 313.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 267v. Catálogo de 1738.
ANB. Miscelánea, t. 113, fol. 808.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 298v. Catálogo de 1751: “Instructor puerorum”.
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ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 307. Catálogo de 1753.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 348. Catálogo de 1756: “Janitor. Dispensarius et socius ad ministeria”.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 354v. Catálogo de 1763 y en 1764 permanecía con idéntica actividad (Luis Carlos MANTILLA. Fuentes para la Historia Demográfica de la Vida Religiosa Masculina en el Nuevo Reino de Granada. Santafé de Bogotá (1997) 71.
Juan Manuel PACHECO. “Los jesuitas del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, III (1953) 51.
ARSI. Historia Societatis, 53.ª fol. 68.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 308v. Catálogo de 1753.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 347v. Catálogo de 1756.
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiación… n.º 71. ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 353. Y en ese servicio permanecía en 1764: Luis Carlos MANTILLA. Fuentes para la Historia Demográfica de la Vida Religiosa Masculina en el Nuevo Reino de Granada. Santafé de Bogotá (1997) 71.
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares de la Compañia del nombre de Jesus pertenecientes a la Provincia de Sta. Fee de Bogota venidos en diferentes Navios... n.º 71.
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E d u c a d o r e s , a s cet a s y e m p r e s a r i o s
La expulsión de 1767 le sorprendió en el colegio de Tunja como portero.257 Desterrado a Italia, se secularizó el 26 de junio de 1772.258 En 1774 vivía en Orciano.259 Esta es la reseña de los maestros de primeras letras que laboraron en la Escuela de Niños anexa al Colegio de los jesuitas en Tunja. 3. Las humanidades para los jesuitas En la formación de los jóvenes jesuitas existió una etapa que se denominó “Juniorado”, es decir, un período en el que el estudiante debía aprender a perfección el latín (idioma cultural común a las ciencias eclesiásticas) y adiestrarse en las literaturas clásicas. Por lo general si habían estudiado en el Colegio Mayor de San Bartolomé, ya habían cursado las humanidades en la Facultad de Lenguas de la Universidad Javeriana; por ende, este requisito ya había sido cumplido. Pero no todos los candidatos a la Compañía de Jesús venían con esa preparación; y por ello hubo temporadas en el noviciado de Tunja en que se dictaron cursos de Retórica exclusivamente para los miembros de la Orden. Hasta el momento solo hemos logrado identificar a los siguientes profesores. El P. Miguel Polanco (c.1643-¿?) había nacido en Santander de España hacia el año 1643 e ingresó en la Compañía de Jesús el 10 de diciembre de 1659.260 Atravesó el Atlántico en la expedición que se hizo a la vela el 17 de febrero de 1663 a las órdenes del P. Alonso Pantoja.261 Realizó sus estudios de Filosofía y Teología en la Universidad Javeriana.262 En 1671 residía en el colegio de Tunja y enseñaba las humanidades a los novicios.263 Habiendo regresado a Bogotá, huyó del Colegio Máximo y volvió a España en donde se presentó al P. José de Madrid que ya estaba nombrado visitador del Nuevo Reino.264 Fue despedido de la Orden.265
257
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiación… n.º 71.
258
Juan Manuel PACHECO. “Los jesuitas del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, III (1953) 51.
259
Archivo de Monumenta Historica Societatis Jesu. Armadio F-10. Relación individual de los ExJesuitas muertos en las Once Provincias de España e Indias desde la expulsión hasta el día 30 de junio de 1777. Por don Juan Antonio Archimbaud. Provincia de Santa Fee. N.º 4398.
260
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 222. Catálogo de 1664.
Agustín GALÁN GARCÍA. El Oficio de Indias de los jesuitas de Sevilla 1566-1767. Sevilla (1995) 258.
262
Catálogo de 1664 (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 222) estudia Filosofía y el catálogo breve de 1668 (ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 12) lo reseña en 2.º año de Teología.
263
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 281v. Catálogo de 1671.
264
ARSI. N. R. et Q. 15. Historia-II, fol. 39.
265
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, II, 95.
261
Capítulo iI. Profesores y pedagogos en el colegio de Tunja
465
El venezolano Juan Quintero (1657-1696)266 había sido enviado de joven a estudiar latinidad a Maracaibo; y al concluir sus estudios, ingresó en la Compañía de Jesús en Tunja el 5 de agosto de 1674.267 Cursó la Filosofía y la Teología en la Universidad Javeriana de Bogotá.268 Fue ordenado de sacerdote en Santafé el 30 de marzo de 1686.269 De inmediato pasó a Tunja a enseñar humanidades a los jóvenes jesuitas.270 Entre 1687 y 1688 llevó a cabo en la capital boyacense su año de formación ascética.271 De inmediato se trasladó a Bogotá donde fue profesor de retórica en la Universidad Javeriana.272 Su vida quedó tronchada al asistir a un enfermo de tabardillo el 12 de abril de 1693.273 Una muestra de su talento literario nos la ha conservado el P. Pedro de Mercado.274 El último representante de esta etapa es el tunjano Diego Solano (1624-1685),275 uno de los jesuitas más ilustres del siglo XVII neogranadino.
José DEL REY FAJARDO. Bio-bibliografía… 509.
APT. Fondo Astráin. Leg. 5. Letras annuas, fol. 45. Para la fecha de ingreso: 5 de agosto de 1674 (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 342). Los Catálogos de 1678 (Idem, fol. 315) y 1684 (Idem, fol. 347v) señalan el 5 de agosto de 1673. Sin embargo, nosotros nos inclinamos por el 5 de agosto de 1674 porque es el año indicado por el Supplementum (Idem, fol. 342) y confirmado por la fecha de votos del bienio: 6 de agosto de 1676 (Idem, fol. 344v).
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 315. Catálogo 1678: “Grammaticus”. Catálogo, 1684 (Idem, fol. 347v): “Theologus”. De acuerdo con los datos ofrecidos su curriculum debió ser el siguiente. 1674-76: Noviciado. 1676-78: Humanidades. 1678-1681: Filosofía. 1681-85: Teología.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 418v. Supplementum 1i et 2i catalogi a prima martii 1684 ad 15 octobris 1688. El obispo ordenante fue don Antonio Sanz y Lozano.
APT. Fondo Astráin. Leg. 5. Letras annuas, fol. 45: “Acabados sus estudios le dio la Compañia la crianza de los nuestros en el Seminario”. ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 25. Catálogo Breve de 1687.
APT. Fondo Astráin. Leg. 5. Letras annuas, fol. 45.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 1. Catálogo 1691.
APT. Fondo Astráin. Leg. 5. Letras annuas, fol. 45.
Pedro de MERCADO. Historia de la Provincia del Nuevo Reino y Quito de la Compañía de Jesús. Bogotá, Biblioteca de la Presidencia de Colombia, I (1957) 5: P. Ioannis Quintero bene in Auctorem affecti Epigramma. Dum Regni primaeva Novi monimenta recludis, Iesuadumque Deo gesta dicata refers: Illi famosum Facundus reddis honorem, hisque tuo calamo Fama perennis adest. Sic tibi mercaris miram, Mercate, coronam; Quo argento? Libro mira docente tuo. / La traducción sería la siguiente: “Mientras manifiestas los comienzos dignos de recuerdo del Nuevo Reino, refieres las gestas consagradas a Dios de los jesuitas. Elocuente, rindes a aquel un célebre honor, y a éstos la fama perenne acompañará gracias a tu pluma. Así te compras, Mercado, una admirable corona. ¿Con qué dinero? Enseñando cosas admirables con tu libro”. Francisco de ESTRADA. Vida del Padre Diego Solano. (Aunque no conocemos el texto, sin embargo el P. Mercado ha copiado en su Historia esta biografía). Pedro de MERCADO. Historia de la Provincia del Nuevo Reino y Quito de la Compañía de Jesús. Bogotá, Biblioteca de la Presidencia de Colombia, II (1957) 79-111. Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia. Bogotá, II (1962) 293-296. José DEL REY FAJARDO. Bio-bibliografía de los jesuitas en la Venezuela colonial. San Cristóbal-Santafé de Bogotá (1995) 599-600.
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Pertenecía a una de las familias más distinguidas de Tunja. Su padre fue Juan Solano y su madre María de Robles Argüelles.276 Nació en Tunja hacia 1624277 y realizó sus estudios en el colegio jesuítico de su ciudad natal.278 Ingresó en la Orden de Ignacio de Loyola el 5 de agosto de 1639.279 Cursó sus estudios de Filosofía y Teología en la Universidad Javeriana.280 Fuera de una breve estancia en el colegio de Mérida como profesor de Gramática,281 toda su biografía está dedicada a Tunja y a Bogotá. De Mérida regresó a su ciudad natal,282 donde fue profesor de Retórica, maestro de Novicios,283 instructor de Tercera Probación284 y rector (1663-1666).285 Su fino espíritu literario y su capacidad poética se hicieron sentir sobre todo en su cátedra de Humanidades.286 Se distinguió además por su conocimiento nada vulgar del complicado mundo de la Teología Mística y de la Teología Moral,287 hecho
MERCADO. Historia de la Provincia… II, 79.
Ninguno de sus biógrafos ofrece la fecha exacta de su nacimiento. Los Catálogos aportan la siguiente variedad: 1642: 18 años (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 50v); 1649: veinticinco años (Ibidem, fol. 83v); 1651: veintisiete años (Ibidem, fol. 110v); 1655: treinta y un años (Ibidem, fol. 138); 1657: treinta y tres años (Ibidem, fol. 161v); 1668: cuarenta y seis años (Ibidem, fol. 244); 1684: sesenta y un años (Ibidem, fol. 347).
MERCADO. Historia de la Provincia… II, 81.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 83v). Catálogo de 1649.
MERCADO. Historia de la Provincia..., II, 84. Si en 1642 estudiaba Retórica en Santafé (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 50v), vale decir que concluyó sus estudios en 1649. En efecto, el Catálogo de ese año (Ibidem, fol. 83v) dice que estudió siete años y en el capítulo de Ministeria, categoriza “Nulla”, afirmación que nos lleva a concluir que ese preciso momento había puesto punto final a su carrera eclesiástica.
MERCADO. Historia de la Provincia..., II, 87. El Catálogo de 1651 (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 110v) dice: “Docet Grammaticam et est concionator hispanorum”.
Según el cómputo de Mercado hacia 1652 tuvo que haberse trasladado a Tunja, pues si falleció el 4 de mayo de 1685 y consagró trece años a Bogotá (MERCADO. Ob. cit. II, 93) y casi veinte a Tunja (MERCADO. Ob. cit. II, 90) habría que retrotraer al año 1650 la salida de Mérida. Lo cierto es que en 1651 enseñaba gramática en el colegio San Francisco Javier (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 110v). Aparece por vez primera en Tunja en el Catálogo de 1655 (Ibidem, fol. 138).
MERCADO. Historia de la Provincia..., II, 89, 97.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 9v. Catálogo Breve de 1667.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 215. Catálogo de 1664.
MERCADO. Historia de la Provincia… II, 88: “Cumplió tan exactamente con la de maestro de letras humanas como quien era tan consumado en ellas. Era en ésta tan eminente maestro como lo atestiguan algunos papeles que corrieron en la provincia suyos, ya de panegíricos varios en prosa, ya de pomposos versos heroicos latinos con agudas poesías en romance, con esta eminencia que le debía la pomposidad de los versos más al desvelo que el formar currente calamo las letras con que los escrebía 8…)”.
MERCADO. Historia de la Provincia..., II, 85: “(…) habilitándose en ellos con eso, no solo para consumado maestro de letras, sino para diestrísimo maestro de la teología mística en que fue tan acertado después en el discurso de su vida. (...) pero al estudio a que con más aplicación se entregó desde este tiempo fue al de la Teología Moral ... en la cual salió tan consumado que (…) en este de Santa Fe lo ejercitó con tanto Magisterio (…)”.
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Capítulo iI. Profesores y pedagogos en el colegio de Tunja
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que le hizo ser consultado continuamente y ser “resolutor de Casos”.288 En 1673 se traslada a Bogotá289 donde laboró los últimos doce años de su vida.290 En la capital neogranadina falleció el 4 de mayo de 1685.291 Este es el primer esbozo de los jesuitas que se dedicaron en Tunja a la enseñanza de las humanidades.
MERCADO. Historia de la Provincia..., II, 85. Los casos de conciencia se dirigían a “la enseñanza en la que se aplicaba a la vida práctica no sólo los principios de la teología especulativa o escolástica, sino también de la disciplina eclesiástica y del derecho canónico. Constituía la parte de la teología moral apropiada a la formación de los confesores” (Eusebio GIL CORIA (Ed.). La pedagogía de los jesuitas, ayer y hoy. Madrid (2002) 216).
MERCADO. Historia de la Provincia… II, 94: “Y fue reparo de muchos que a los dos meses que faltó con su muerte aquella columna de las letras el ejemplarísimo padre Jerónimo de Escobar, trajo Dios a este colegio al venerable padre Diego Solano para que sustituyese en su lugar (…)”. El P. Escobar falleció el 18 de enero de 1673 (Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 559).
Ejerció el Rectorado de la Universidad de marzo a diciembre de 1684 (Archivo de San Bartolomé. Libro de la Universidad y Academia, fol. 465v).
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 415v. Supplementum primi et secundi Catalogi a 1 martii 1684 ad 15 octobris 1688. MERCADO. Historia de la Provincia… II, 106-107.
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C a p í t u l o III
Humanistas, pensadores y teólogos
No ha sido justa la historiografía boyacense a la hora de recoger el aporte jesuítico plasmado en su biografía sesquicentenaria en la ciudad de Tunja. Si prescindimos de los trabajos del P. Juan Manuel Pacheco1 y de los aportes del Repertorio Boyacense,2 es poca la literatura que existe sobre el tema. Con todo, desde el punto de vista de la historia de la cultura neogranadina, la capital boyacense adquiere una importancia vital para poder entender la presencia de la Compañía de Jesús en tierras colombianas (1604-1767) y su decisivo influjo a la hora de estudiar los valores espirituales, culturales, sociales y educativos que colaboraron a construir las sociedades en el Nuevo Reino de Granada. En este capítulo nos limitaremos a presentar únicamente lo que fue la producción escrita de los jesuitas que nacieron en tierras boyacenses durante la época colonial, y sobre todo el legado de los que dedicaron su vida o parte de ella a esta institución religioso-educativa de la Compañía de Jesús. Sin embargo, es necesario hacer algunas advertencias previas. La primera: el hecho de disponer de imprenta solo hasta los tiempos del virreinato
1
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia. Bogotá, I (1959) 158-179; II (1962) 161-167; III (1989) passim.
2
Ha sido Ulises Rojas quien se preocupó por la acción de los jesuitas en Tunja. A él corresponden los siguientes artículos: “Los rectores del colegio de la Compañía de Jesús en Tunja”. En: Repertorio Boyacense. Tunja, n.º 213-214 (1961) 1008-1013. “Jesuitas tunjanos”. En: Repertorio Boyacense. Tunja, n.º 270-271 (1972) 3547-3548. “El templo de San Ignacio de la Compañía de Jesús”. En: Repertorio Boyacense. Tunja, 3507-3512. Véase también: Ramón C. CORREA. “El noviciado de los Padres Jesuitas. Breve exposición”. En: Repertorio Boyacense, n.º 177-178 (1954) 3089-3092. Ramón C. CORREA. “Los padres jesuitas en Boyacá”. En: Repertorio Boyacense, n.º 198-200 (1958) 539-546.
470
E d u c a d o r e s , a s cet a s y e m p r e s a r i o s
hizo que la publicación de las obras escritas fuera casi un ideal inalcanzable. La segunda: la violenta expulsión de los jesuitas de todos los dominios del Imperio español en 1767 provocó que muchos de los archivos y escritos de los miembros de la Orden de Ignacio de Loyola se fragmentaran y desaparecieran, con lo cual la reconstrucción de sus haberes culturales es imposible. En el caso concreto del colegio-noviciado de Tunja, hemos de confesar que hasta el momento no hemos logrado localizar ni siquiera los inventarios de la expulsión llevados a cabo en 1767. Asimismo, para el caso de los aportes a la lingüística indígena y a la literatura espiritual, nos remitimos a los respectivos capítulos. 1. Filósofos y teólogos A fin de poder calibrar la altura intelectual de la mayoría de los jesuitas que rigieron la comunidad de Tunja durante el período colonial nos ha parecido oportuno reseñar la obra escrita que dejaron en el área de las ciencias eclesiásticas sino también para que la bibliografía boyacense se enriquezca con un aporte hoy desconocido. Para un mejor orden expositivo, nos ceñiremos a la cronología que señala la estancia de estos intelectuales al frente del colegio de Tunja. El polifacético P. Juan Manuel, aunque nunca dictó cátedra en la Universidad Javeriana, sin embargo fue un gran erudito; a él se debe el Tratado vnico de la reuocacion de Privilegios concedidos viuae vocis oraculo, que hizo la felice recordacion de Gregorio XV y estendio nro. Santiss. Pe. Vrbano VIII, año de 1631.3 Juan Sánchez Morgáez dedicó gran parte de su vida a la Universidad Gregoriana de Quito; en 1630 regía los destinos del colegio de Tunja.4 De 3
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Tratado vnico de la reuocacion de Privilegios… Por el Pe. Juan Manuel, de la Compañia de Jesus, Prefecto de los estudios del Collegio de la ciudad de Santafé del Nueuo Reyno de Granada, calificador del Santo Officio. Biblioteca Nacional de Colombia. Mss. 88. Ciertamente la datación del Mss. no corresponde a la realidad pues el P. Manuel en 1631 estaba en Tunja y como observa Pacheco en el texto de la obra hay referencias a años posteriores, por ejemplo a la estancia del autor en Cartagena en agosto de 1635 (fol. 48v). PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 561. F. QUECEDO. Art. cit. 229: “Port. Grabado en bronce representando los símbolos bíblicos de la Virgen María. En un círculo ovalado del grabado el título de la obra (…) Mide 205 por 155 mm. De dorso 35. En éste: De los Priuilegios Diuinos. Signatura antigua, 8 moderna 88. Comprende 298 fols. enum. En la margen de la portada se lee “Para vso de los Prouinciales de esta Corona del Nuevo Reyno. En el fol. 183 se lee el siguiente título: Distincion segvnda. Pónense todos los oráculos De los dos Compendios De Priuilegios De la Compañia de Jesus comun e Indico y examinase si estan reuocados por estas Constituciones. Está escrito en español. Letra corrida cortesana natural modo baeticae. El título en letra, imitación imprenta”. Rector en 1630 (Desea volver a Quito: ARSI. N. R. et Q. 1, fol. 331v. Epistolae Generalium. Carta del P. Mucio Vitelleschi al P. Luis de Santillán. Roma, 6 de febrero de 1630). Era Rector en 1632 (ARSI. N. R. et Q. 1, fol. 107. Epistolae Generalium. Carta del P. Mucio Vitelleschi al P. Juan Sánchez Morgado. Roma, 30 de enero de 1633).
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su actividad académica conocemos: Comentarii breves in universam Sacram Scripturam.5 Sus conocimientos también se extendían a la historia de los concilios, como se deriva de su obra Compendio de los decretos y cánones de los Concilios.6 A ello hay que añadir las Respuestas a varias consultas del Santo Oficio y de conciencia.7 Jerónimo Escobar se erige como la gran figura de la teología jesuítica en el Nuevo Reino durante el siglo XVII. Si exceptuamos los años dedicados al colegio de Tunja (1634-1636),8 toda su vida intelectual transcurrió en la Universidad Javerina hasta su muerte acaecida el 18 de enero de 1673.9 De su paso por la Facultad de Filosofía solo nos ha llegado la noticia de las Summulae, vale decir, la introducción a esa ciencia.10 Para su obra teológica seguiremos un criterio meramente cronológico. De 1637 datan sus Disputationes theologicae.11 Al año siguiente pertenece el Elucidarium trium virtutum theologicarum, curso que repetiría en 1657.12 La Controversia de ineffabili divinae Incarnationis mysterio la dictaría tanto en 1640 como en 1667.13 Los temas que acometería en 1641 son: los Proe5
Archivo inédito Uriarte-Lecina. Papeletas: SÁNCHEZ DE MORGAEZ, Juan.
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Archivo inédito Uriarte-Lecina. Papeletas: SÁNCHEZ DE MORGAEZ, Juan.
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Archivo inédito Uriarte-Lecina. Papeletas: SÁNCHEZ DE MORGAEZ, Juan.
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ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium. Carta del 30 de octubre de 1637, fol. 193, El propio P. Escobar, enfermo, solicitaba ser relevado de su cargo.
ARSI. Historia Societatis, t. 49, fol. 103r. MERCADO. Historia de la Provincia, I, 211: “el día de la cátedra de San Pedro en Roma”. Y en la página anterior describe la visita y el entierro que le dispensaron las autoridades y el pueblo de Santafé. José Ortiz Morales describe así su muerte: “El año 1673 a 18 de junio, día de la Cátedra de San Pedro, murió el R. P. M.ª Jerónimo de Escobar, Catedrático de Prima, y tuve yo la fortuna de ser uno de sus discípulos desde el 19 de octubre del año 1672 hasta el presente día, leyéndonos hasta la muerte la materia De visione, (…) Fue miu sentida la muerte de tan gran Catedrático y tuvo en espacio de más de 40 años innumerables discípulos en este Reino. Se le hicieron honras muy solemnes y duplicadas, que (…)”. Germán MARQUÍNEZ ARGOTE. Breve Tratado del Cielos y los Astros del Maestro javeriano Mateo Mimbela (1663-1736). San Cristóbal-Santafé de Bogotá, (1999) 28.
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Jerónimo ESCOBAR. Summulae seu introductio ad Aristotelis dialecticam. 1628. Biblioteca Nacional de Colombia. Mss. 29. José Manuel RIVAS SACCONI. El Latín en Colombia. Bosquejo histórico del humanismo colombiano. Bogotá, Publicaciones del Instituto Caro y Cuervo (1949) 94. Celina Ana LERTORA MENDOZA. Fuentes para el estudio de las ciencias exactas en Colombia. Santa Fe de Bogotá, Academia colombiana de ciencias exactas, físicas y naturales. Colección Enrique Pérez Arbeláez, n.º 9 (1995) 269-273. Walter Bernard REDMOND. Bibliography of the Philosophy in the Iberian Colonies of America, 36.
Disputationes theologicae: De existentia et Essentia Dei et De Beatitudine, 1637. Biblioteca Nacional de Colombia. Mss. 24. J. M. RIVAS SACCONI. Ob. cit. 95. [A los cuarenta y un años y en 1656]. Walter Bernard REDMOND. Ob. cit. 36.
Elucidarium trium virtutum theologicarum. 1638. Biblioteca Nacional de Colombia. Mss. 30. J. M. RIVAS SACCONI. Ob. cit. 95. [Edad, 42 y 61]. F. QUECEDO (Mss.) lo reseña como: De Fide, Spe et Charitate. (José DEL REY FAJARDO. Las mentalidades en el Nuevo Reino: La Universidad Javeriana. Santafé de Bogotá, II (1998)114).
Biblioteca Nacional de Colombia. Mss. 25. J. M. RIVAS SACCONI. Ob. cit. 95. [Edad: cuarenta y cuatro y setenta y un años]. F. QUECEDO (Mss.) lo reseña como: De Incarnatione.
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miales Sacrae Theologiae,14 las Controversiae de actibus humanis15 y el Liber unicus de virtutibus in communi.16 En 1643 explicaría el tratado De Divina Providentia, Praedestinatione et Reprobatione.17 A partir de ese momento se distancian más los escritos de los que hemos adquirido alguna noticia. En 1647 daría a conocer su Controversia de Angelis.18 En 1658 trataría el tema De Scientia Dei19 y al año siguiente el de De Voluntate Dei.20 Los tres últimos escritos serían: Liber unicus de beatitudine21 de 1664; el de Controversia de divina gratia22 y el De Trinitate.23 Damián de Buitrago (c.1596-1650) dirigiría el colegio de Tunja de 1639 a 1642; antes se había desempeñado como catedrático de Teología
F. QUECEDO. (Mss. ) [Edad: 45 años]. Había un ejemplar en la Biblioteca de la Javeriana en 1767 (José DEL REY FAJARDO. Las mentalidades..., II (1998)114). Walter Bernard REDMOND. Ob. cit. 36.
Biblioteca Nacional de Colombia. Mss. 23. J. M. RIVAS SACCONI. Ob. cit. 96. F. QUECEDO (Mss.). Dictado los años: 1641, 1658, 1670 [45, 62 y 74 años de edad]. Está unido al Proemiales Sacrae Theologiae. Walter Bernard REDMOND. Ob. cit. 36.
Biblioteca Nacional de Colombia. Mss. 23. J. M. RIVAS SACCONI. Ob. cit. 96. F. QUECEDO (Mss.). Leído en 1641 y 1671. [Edad: 45 y 75]. Lo reseña como: De Virtutibus in communi. Está unido al Proemiales Sacrae Theologiae.
Biblioteca Nacional de Colombia. Mss. 23. J. M. RIVAS SACCONI. Ob. cit. 96. F. QUECEDO (Mss.). Dictado los años: 1641, 1658, 1670 [45, 62 y 74 años de edad]. Está unido al Proemiales Sacrae Theologiae. Walter Bernard REDMOND. Ob. cit. 36.
Biblioteca Nacional de Colombia. Mss. 28. Está unido al Proemiales Sacrae Theologiae. J. M. RIVAS SACCONI. Ob. cit. 96. F. QUECEDO (Mss). Dictado los años: 1643 y 1660. [Edad: 47, 64, 75]. Este tratado va unido al de Controversia De Operationibus Immanentibus Dei quae ad eum ut Unum pertinent. Había un ejemplar en la Biblioteca de la Javeriana en 1767 (José DEL REY FAJARDO. Las mentalidades..., II (1998)114): pero cita: De atributis, visione et praedestinatione.
Biblioteca Nacional de Colombia. Mss. 28. J. M. RIVAS SACCONI. Ob. cit. 96. F. QUECEDO (Mss.) De Angelis. Edad: cincuenta y un años. Dictado en 1658 y 1660. Este tratado va unido al anterior. Según Pacheco (Los jesuitas en Colombia, I, 558) el Tratado de Controversia de operationibus immanentibus Dei, quae ad eum et unum pertinent, se divide en tres libros: 1. De Scientia Dei. 2. De voluntate Dei, 3. De providentia, praedestinatione et reprobatione. Había un ejemplar en la Biblioteca de la Javeriana en 1767 (José DEL REY FAJARDO. Las mentalidades… II (1998) 114).
Biblioteca Nacional de Colombia. Mss. 28. J. M. RIVAS SACCONI. Ob. cit. 96. F. QUECEDO (Mss.) Año 1659. [Edad 63 años] Va unido al De Angelis. Walter Bernard REDMOND. Ob. cit. 36.
RIVAS SACCONI. Ob. cit. 95. F. QUECEDO. (Mss.) Edad: 68 años. Está unido al de Existentia et Essentia Dei. Es un año anterior al de Elucidarium Trium Virtutum según nota del fol. 1r, lo cual puede significar que lo leyó también en 1637 y 1656.
Biblioteca Nacional de Colombia. Mss. 27. RIVAS SACCONI. Ob. cit. 96. F. QUECEDO. (Mss.). Dictado en 1662 y 1669. [Edad 66 y 73]. Había un ejemplar en la Biblioteca de la Javeriana en 1767 (José DEL REY FAJARDO. Las mentalidades..., II (1998) 114).
Biblioteca Nacional de Colombia. Mss. 27. En el tratado de Controversia de divina gratia., Prólogo, fol. 1r: “Ut docui in materia de Trinitate”. Había un ejemplar en la Biblioteca de la Javeriana en 1767 (José DEL REY FAJARDO. Las mentalidades..., II (1998)114).
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Moral24 y también de la de Prima en la Universidad Javeriana.25 De sus clases nos han llegado los siguientes escritos: Materia theologica de Gratia Dei26 y Summa Theologiae interpretata.27 Fue multifacética la acción intelectual y cultural del P. Pedro de Calderón quien vivió en Tunja de 1684 a 1688. En realidad su toda obra teológica quedó inédita, aunque se conservan algunos escritos originales. El primero versa sobre el tema polémico y controversial en la literatura eclesiástica, es decir, el Tractatus de Auxiliis;28 el segundo sería el Tractatus de Praedestinatione, Reprobatione et Providen/tia Dei;29 el tercero el Tractatus de Divina Scientia30 y el cuarto el Tractatus de Verbo Incarnato.31
MERCADO. Historia de la Provincia. I, 339: “(…) cuando le ordenó la obediencia volviera al Colegio de Santa Fe para emplearse en la cátedra de teología moral”. Es posible que esta docencia se desarrollase entre la primera y la segunda estancia de Buitrago en Duitama.
MERCADO. Historia de la Provincia, I, 339: “(…) y al mismo tiempo leyera la cátedra de prima en que se ejercitó por espacio de nueve años”. En verdad no hemos podido comprobar la exactitud de tan largo período al frente de esta cátedra.
Materia theologica de Gratia Dei seu in Imam secundum interpretatio continens quaestiones sex ultimas a centessima non supputatas. QUECEDO. “Manuscritos teológico-filosóficos coloniales santafereños”, 258-259: “Ms encuadernado en pergamino. Mide 220 por 152 mm. De dorso 20. En este “Damian Gratia” Sgns. Ant. 37 moderna 45. Desprendidas las cubiertas. Dos hojas de guarda al principio s. n. Comprende 149 fols. S. n. Papel de trigo. Letra generalmente inglesa hasta el fol. 54. Sigue varias grafías de persona entrada en años. Débese notar que algunos títulos han sido completados por una grafía posterior temblorosa. Parece ser del P. Escobar. Tinta caparrosa descolorida (…) En la margen derecha: “P. Damian” grafía parecida a la que sigue al fol 58. En el mismo fol. 1: De la Compa. De Jhs de Sta. Fe y membrete de la ant. Bib. Nal. Y en bragmanida, Sta. Fe”.
Manuscrito que reposaba en la biblioteca del Colegio de Caracas al tiempo de la expulsión: José José DEL REY FAJARDO. Las bibliotecas jesuíticas en la Venezuela colonial. Caracas, II (1999) 252: “Un quaderno en 4, pergamino, trazado con 128 foxas útiles”.
Tractatus de Auxiliis/ P. R. P. Petrum Calderon Dignissi/mum vespertinae Ca/thedrae profes/sorem. Initium fecit Die 19 octobris. Anno 1678. Ms. 41 de la Biblioteca Nacional de Bogotá. Mide 215 por 153 mm. Está contenido en el Ms. 41 Dei Visione del P. Martin de Eusa. Comprende 102 folios numerados y dos s. n. Termina con: finivit Die 14 Julii (QUECEDO. Art. cit. 237).
De Praedestinatione./ Tractatus de Praedestinatione,/ Reprobatione et Providen/tia Dei. P. R. P. Petrum/ de Calderon, elaboratus ca/thedram primariam occupantem. 1680. Este Ms. está incluido en el Ms. del P. Martín de Eusa De Trinitate. Mide 225 por 150 mm. Consta de 115 folios. Termina el tratado con una poesía en latín que empieza: “Iluxit iam illa dies et non tardavit in qua feliciter assecuturus adeo longeve navigationis” (F. QUECEDO. Art. cit. 236). Ms. 51 de la Biblioteca Nacional. Walter Bernard REDMOND. Bibliography of the Philosophy in the Iberian Colonies of America. The Hage (1972) 22.
De Scientia Dei. Tractatus de Divina Scientia./ P. R. P. Petrus de Calderon ela/boratus, Cathedrae occupantem primariam. Initium fecit die 19 octobris 1680. Este Ms. está contenido en el Ms. 51 (Biblioteca Nacional de Bogotá) del P. Martín de Eusa De Trinitate. Comprende 93 fols. enumerados. Concluye: “...finem ponimus, Die 20 Junii 1681”. (Cfr. F. QUECEDO. Art. cit. 236-237). Walter Bernard REDMOND. Bibliography of the Philosophy in the Iberian Colonies of America. The Hage (1972) 22.
Tractatus de Verbo Incarnato. (P. R. P.) Petrum de Calderon primariae cathedrae dignissimum professorem. Ms. 37 de la Biblioteca Nacional de Bogotá. Mide 210 por 150 mm. Comprende 154 fols. Y a veces está alterado el orden de la numeración de los folios. Sin fecha. El manuscrito contiene también el tratado De Fide, Spe et Charitate del P. Andrés de la Barrera (F. QUECEDO. Art. cit. 235-236).
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La biografía de Mateo Mimbela la comparten los estudios universitarios, la vida misional y los altos cargos en la dirección de los jesuitas del Nuevo Reino. De su magisterio filosófico nos han quedado el Phisices tractatus32y un Tratado de Astronomía33que ha conocido dos ediciones bilingües.34 De las ciencias teológicas quedan sus clases de De essentia et attributis Dei.35 Juan Manuel Romero lo hemos visto más arriba como confesor de la madre Francisca Josefa del Castillo. De su larga carrera de docencia universitaria solo nos ha llegado el Tractatus de Peccatis.36 Uno de los personajes más importantes de la Compañía de Jesús neogranadina del siglo XVIII fue el P. Ignacio de Meaurio, de quien ya hemos hablado. Aunque dictó el curso filosófico y se inició con la Teología Moral en la Universidad Javeriana, los cargos de gobierno pronto lo alejarían de la Academia. Solo conocemos sus Tractationes Physicae.37
PHYSICES Tractatus/ P. R. P./ Matheum Mimbela So/cietatis IESV dignissimum phi/losophicae Ca/ thedrae Praeceptorem/ Huius Xaverianae/ Accademiae Civitatis/ Sanctae Fidensis. Die vigessima Mensis Octobris. Anno a Nativite (sic) 1693. Ioanne de Herrera Auditore. Biblioteca de la Academia de la Historia. Ms. 149. El Manuscrito consta de dos partes: la primera suma 148 folios y la segunda 12 (= Tratado de Astronomía). Mide 215 por 162. (F. QUECEDO. Art. cit. 283). De este Manuscrito hay una traducción parcial impresa en: Juan David GARCIA BACCA. Antología del pensamiento filosófico en Colombia (de 1647 a 1761). Bogotá (1955) 203-232. Celina Ana LERTORA MENDOZA. Fuentes para el estudio de las ciencias exactas en Colombia. Santa Fe de Bogotá, Academia colombiana de ciencias exactas, físicas y naturales. Colección Enrique Pérez Arbeláez, n.º 9 (1995) 40-44. Walter Bernard REDMOND. Ob. cit. 60.
Biblioteca de la Academia de la Historia. Ms. 149. 12 folios.
Germán MARQUÍNEZ ARGOTE. “Breve tratado del cielo y los astros”. En: Paramillo. San Cristóbal, 18 (1999) 103-182. Y José DEL REY FAJARDO y Germán MARQUÍNEZ ARGOTE. Breve tratado del cielo y los astros del M. Javeriano Mateo Mimbela (1663-1736). Bogotá, Pontificia Universidad Javeriana, 2004.
Tractatus de Essentia et Attributis/ Dei/ P. R. P. Matheum Mimbela Vespertinae/ Cathedrae Moderatorem dignissimum./ Initium dedit die 19 mensis octobris. Anno 1699. Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. Biblioteca Zaldúa. Comprende 121 folios enumerados. Mide 214 por 150. De esta obra hay dos manuscritos: el arriba citado y el segundo titulado. In Tractatum de Divina Essentia /et attributis/ Authore P. Matheo Mimbela, consta de 89 folios. Ambos reposan en Biblioteca Zaldúa (F. QUECEDO. Art. cit. 241-243). Hay una traducción parcial de este Manuscrito en: Juan David GARCÍA BACCA. Antología del pensamiento filosófico en Colombia (de 1647 a 1761). 321-354. Walter Bernard REDMOND. Ob. cit. 60.
Tractatus de Peccatis a R. P. Ioanne Emmanuele Romero Societatis Iessu Dignissimo Moralis Cathedrae Magistro. Anno Dni. 1699. Proemium. Biblioteca Nacional de Bogotá. Mss. 82. Francisco QUECEDO. “Manuscritos teológico-filosóficos coloniales santafereños”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, 2 (1952) 268. “Ms. encuadernado en pergamino. Mide 220 por 155 mm. De dorso 25. En éste; Tract. de Conscient. Actibus human. et de Peccatis... Comprende 67 fols. enum. Germán MARQUÍNEZ ARGOTE. “La Filosofía en Colombia. Bibliografía de los siglos XVI, XVII, XVIII”. En: Cuadernos de Filosofía Latinoamericana. Santafé de Bogotá, 30 (1987) 65. Walter Bernard REDMOND. Ob. cit. 84.
TRA/CTATIO/NES PHYSICAE IGNATIVS MEAVRIO/ SOCIETATIS JESV DIG/nissimum phyae/ Magistrum/ AUDITORE D. B.(artholomeo) / Jose/PHO Victorino de Luna; Initium dedi die 10 Octobris/ 1705. Ms. 151 de la Biblioteca Nacional de Bogotá. Comprende 194 fols. enumerados.
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José Molina recorrió todo el currículo de la Universidad Javeriana. De su estadía en la Facultad de Filosofía nos quedan las Disputationes in 7 Arist. Physicorum libros;38 en la de Teología, De divina Scientia39 y De divina Providentia.40 El santafereño Diego Terreros conjugó la cátedra universitaria con la alta dirección de las instituciones educativas. Aunque no ha llegado hasta nosotros el manuscrito, nos queda constancia de su Tractatus theologicus scholasticus de divina Scientia.41 Hasta nosotros ha llegado todo el curso filosófico dictado por el P. Manuel Balzátegui en la Universidad Javeriana desde 1749 hasta 1752. Como es natural, se inició con el tratado In Summula42 para continuar de
La fecha de la portada debe considerarse errada pues el curso concluyó el 23 de julio de 1706 (fol. 194r). Véase: J. M. RIVAS SACCONI. El Latin en Colombia. Bogotá (1949) 105. F. QUECEDO. “Manuscritos teológico-filosóficos coloniales santafereños”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, 2 (1952) 283-284. Celina Ana LERTORA MENDOZA. Fuentes para el estudio de las ciencias exactas en Colombia. Santa Fe de Bogotá, Academia colombiana de ciencias exactas, físicas y naturales. Colección Enrique Pérez Arbeláez, n.º 9 (1995) 44-49. Walter Bernard REDMOND. Bibliography of the Philosophy in the Iberian Colonies of America. The Hage, Martinus Nijhoff (1972) 57.
Disputationes in 7 Arist. Physicorum libros per R. P. Josephum de Molina Soc. Jesu. Manuscrito que reposaba en la biblioteca del Colegio de Caracas al momento de la expulsión: José DEL REY FAJARDO. Las bibliotecas jesuíticas en la Venezuela colonial. Caracas, II (1999) 262-263: “Un quaderno en 4, bien tratado, pergamino con 150 foxas útiles”.
Tractatus Theologicus Scholas/ticus de Diuina Scientia P./ R. A. P. Iosephum /de Molina Dignis/simum Prima/riae Cathedrae/ Professorem/. Biblioteca Nacional de Bogotá. Ms. 65. Mide 221 por 152. Comprende 124 folios enumerados más dos al principio sin numerar y dos al fin con uno de índice. (F. QUECEDO. Art. cit. 251). Walter Bernard REDMOND. Ob. cit. 61.
Tractatus Scho/lasticus et theologicus de/ Divina Providentia et/ Praedestinatione. P. R. P. Iosephum de Molina Cathe/drae primariae dignissimum Praeceptorem/. Auditore D. Mtro. D. Jospeho Gregorio Dias Quixano D. B. R. (Divi bart. Realis) Maioris, initium dedit die 21 octobris anni Dni. 1737. Ms. de la Academia de la Historia, de la Biblioteca Francisco Javier Zaldúa. Comprende 161 fols. enumerados más dos de índice y dos en blanco. Mide 221 por 152. Walter Bernard REDMOND. Ob. cit. 61.
Tractatus theologicus scholasticus de divina Scientia per R. P. Didacum Therreros Soc. Jesu. José DEL REY FAJARDO. Las bibliotecas jesuíticas en la Venezuela colonial. Caracas, II (1999) 270: TERREROS. [TERREROS, Diego]. Tractatus theologicus scholasticus de divina Scientia per R. P. Didacum Therreros Soc. Jesu. Sectio 1a. Utrum in Deo sit scientia et an inferatur ex inmaterialitate? Circa 1. Sectionis partem fidei, certum, et lumine naturali notum. Termina. Deinde scientia non impedit libertatem creaturae quia etiam est impedibilis a creatura. Ergo libertas etc. Un quaderno en quarto pergamino, bien tratado con 50 foxas útiles. [En la biblioteca del colegio colonial de Caracas].
F. QUECEDO. “Manuscritos filosófico-teológicos de la Biblioteca General de la Universidad de Antioquia en Medellín”. En: Universidad de Antioquia. Medellín, n.º 147 (1961) 860. Mss 192. “Ms. encuadernado en pergamino. Mide 200 por 145 mm. De dorso 11. En éste: Balzategui In Summula, ann. 1749. Dos hojas en bl. al principio y tres al final. Comprende 68 fols enum. (...). Carece de índice y la port. está rota. Divide el Tratado en Disputaciones, secciones y números. Preceden al texto tres premoniciones (fols. 1-5). (...). Sigue la Introductio in Universam Aristotelis Philosophiam in qua disputandi methodus declaratur. (...). El Tratado es un curso perfecto de Lógica Formal, (Dialéctica) o lógica parva”. Del último tratado hablaremos en el punto siguiente. Celina Ana LERTORA MENDOZA. Fuentes para el estudio de las ciencias exactas en Colombia. Santa Fe de Bogotá, Academia colombiana de ciencias exactas, físicas y naturales. Colección
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inmediato con el de De Logica Universa.43 Al año siguiente prosiguió con Disputati/ones in Vniversam/Aristotelis physicam/Auditore D. Petro/Maldonado/ Sub praeceptore P. Emmanuele Balsategui/ die XIX mensis octobris/anni Dni. MDCCL.44 Completaría el trienio filosófico con los tratados de: Tractatus/ De Principiis Extrin/secis, sive de Causis/P. R. A. P./Enm Balzategui/Dig. Cathre Magistrum/auditore Pedro Maldonado die mensis anno 175145; Tractatus/de Meteoris/P. R. A. P./Enm Balzategui Dig. Philos. Cath. Prof./Auditore D. D./
Enrique Pérez Arbeláez, n.º 9 (1995) 204-209. Walter Bernard REDMOND. Bibliography of the Philosophy in the Iberian Colonies of America. The Hage (1972) 15.
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F. QUECEDO. “Manuscritos teológico-filosóficos coloniales santafereños”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, 2 (1952) 287-288. Logica Vniversa/iuxta Dris. Eximi mentem/elaborata/ Auditore D. D. Petro Mdo. sub/Praeceptore Patre Emmanuele / Valsategui/die X (anno Dni. 1749) mensis Decembris. “Ms. encuadernado en pergamino. Mide 210 por 155. De dorso 25. En éste: P. Balzategui in Logicam. Port. orlada a dos tintas. Todo el título dentro de un círculo. Comprende 128 fols. más 1 en bl. Al final la dedicatoria a la gloria de Dios, de la Virgen y S. Luis Gonzaga”. Un manuscrito reposa en la Biblioteca del Instituto Caro y Cuervo de Yerbabuena (Germán MARQUÍNEZ ARGOTE. “La Filosofía en Colombia. Bibliografía de los siglos XVI, XVII, XVIII”. En Cuadernos de Filosofía Latinoamericana. Bogotá, 30 (1987) 38). Celina Ana LERTORA MENDOZA. Fuentes para el estudio de las ciencias exactas en Colombia. Santa Fe de Bogotá, Academia colombiana de ciencias exactas, físicas y naturales. Colección Enrique Pérez Arbeláez, n.º 9 (1995) 209-217. Walter Bernard REDMOND. Bibliography of the Philosophy in the Iberian Colonies of America. The Hage (1972) 15-16. F. QUECEDO. “Manuscritos teológico-filosóficos coloniales santafereños”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, 2 (1952) 288: “Ms. encuadernado en pergamino. Mide 200 por 154. De dorso 15. En éste: P. Balzategui in 1º Phyca Tractus. Port. orlada. Comprende 57 fols. enumerados, más 43 s. n. Muchos fols. perforados por la polilla. Capitales exornadas”. Según el manuscrito reposa en la Biblioteca del Instituto Caro y Cuervo de Yerbabuena, a la que fue donado por el doctor Rafael Martínez Briceño (Germán MARQUÍNEZ ARGOTE. “La Filosofía en Colombia. Bibliografía de los siglos XVI, XVII, XVIII”. En Cuadernos de Filosofía Latinoamericana. Bogotá, 30 (1987) 38). Celina Ana LERTORA MENDOZA. Fuentes para el estudio de las ciencias exactas en Colombia. Santa Fe de Bogotá, Academia colombiana de ciencias exactas, físicas y naturales. Colección Enrique Pérez Arbeláez, n.º 9 (1995) 76-80. Walter Bernard REDMOND. Bibliography of the Philosophy in the Iberian Colonies of America. The Hage (1972) 16. F. QUECEDO. “Manuscritos teológico-filosóficos coloniales santafereños”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, 2 (1952) 288: “Ms. encuadernado en pergamino. Mide 200 por 153 mm. De dorso 18. En éste: P. Balzategui de 3º et 5º [borrado] Physica Tractibus. Comprende 57 fols. enumerados y 43 s. n. más 6 en bl. Lo dedica a San Luis Gonzaga”. Un manuscrito reposa en la biblioteca del Instituto Caro y Cuervo de Yerbabuena por donación del Dr. Rafael Martínez Briceño (Germán MARQUINEZ ARGOTE. “La Filosofía en Colombia. Bibliografía de los siglos XVI, XVII, XVIII”. En Cuadernos de Filosofía Latinoamericana. Bogotá, 30 (1987) 38). Celina Ana LERTORA MENDOZA. Fuentes para el estudio de las ciencias exactas en Colombia. Santa Fe de Bogotá, Academia colombiana de ciencias exactas, físicas y naturales. Colección Enrique Pérez Arbeláez, n.º 9 (1995) 80-86. Walter Bernard REDMOND. Bibliography of the Philosophy in the Iberian Colonies of America. The Hage (1972) 16.
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Petro Maldonado/die 10 Mensis Iulii/anno Dni. 175146 y In Metaphysicam de 1751.47 Al dejar la Facultad de Filosofía, compartiría la docencia de la Teología Moral con la de la Sagrada Escritura en 1753.48 Nos han quedado noticias todavía de dos tratados de su docencia universitaria en la Javeriana: De Animastica en 175249 y el Tractatus Theologicus de divina Volúntate.50 Nicolás Candela sería el penúltimo rector de la institución jesuítica boyacense, pues regiría sus destinos entre 1763 y 1767.51 En torno a 1747 regentó la cátedra de Filosofía en la Universidad Javeriana.52 En 1751 leía
F. QUECEDO. “Manuscritos teológico-filosóficos coloniales santafereños”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, 2 (1952) 288: “Ms. encuadernado en Pergamino. Mide 153 por 100 mm. De dorso 8. En éste: P. Balzategui De Tractatu... 1751. Dos fols. de guarda. En la primera: Opusculum Metheorum del Mtro. Maldonado. Comprende 11 fols. enumerados y 32 s. n. más tres al fin en bl. Al fin dedicatoria a la Virgen, Ignacio, Luis Gonzaga, Stanislao”. Un manuscrito se guarda en la Biblioteca del Instituto Caro y Cuervo de Yerbabuena por donación del doctor Rafael Martínez Briceño (Germán MARQUÍNEZ ARGOTE. “La Filosofía en Colombia. Bibliografía de los siglos XVI, XVII, XVIII”. En: Cuadernos de Filosofía Latinoamericana. Bogotá, 30 (1987) 39). Walter Bernard REDMOND. Bibliography of the Philosophy in the Iberian Colonies of America. The Hage (1972) 16.
Sign. 130 de la Biblioteca de la Universidad de Antioquia. F. QUECEDO. “Manuscritos filosóficoteológicos de la Biblioteca General de la Universidad de Antioquia en Medellín”. En: Universidad de Antioquia. Medellín, n.º 147 (1961) 859: “Ms. encuadernado en pergamino. Mide 221 por 150 mm. De dorso 20. En este: Valsategui in Metaphysicam anno Domini 1751. Tres hojas de guarda al principio y una al fin. Comprende 100 folios”. Dentro del texto hace referencia al 29 de octubre de 1752. Walter Bernard REDMOND. Bibliography of the Philosophy in the Iberian Colonies of America. The Hage (1972) 16.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 300. Catálogo Breve de 1753.
Sign. 129 de la Biblioteca de la Universidad de Antioquia. Dispves [Disputationes] /Scholasticae in tres/Arlis [Aristotelis] libros de anima. P. R. A. P. E/manuele Balzategui/Soctis [Societatis] Ju. [Jesu] Do Phylae [Doctisimo Philosophiae] Cathae [Cathedrae] Profe. Au/de [Auditore] Do. Bo. Do. Vicentio Gonzalez/D. B. R. M. Semiq [Seminarique] Colle. [Collega] Coll/[Collegii] Purp. [Purpurato] die 17 men/sis Februarij: a [anno] Dni. 1752. F. QUECEDO. “Manuscritos filosófico-teológicos de la Biblioteca General de la Universidad de Antioquia en Medellín”. En: Universidad de Antioquia. Medellín, n.º 147 (1961) 858-859: “Ms. encuadernado en pergamino. Mide 221 por 116 mm. De dorso 8. En éste borrado el título. Se puede leer la siguiente inscripción: Balsategui (?). De anima Arist (?). Anno Dni. 1752”. El texto corre del fol. 2r al 76r. Celina Ana LERTORA MENDOZA. Fuentes para el estudio de las ciencias exactas en Colombia. Santa Fe de Bogotá, Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Colección Enrique Pérez Arbeláez, n.º 9 (1995) 217-220. Walter Bernard REDMOND. Bibliography of the Philosophy in the Iberian Colonies of America. The Hage (1972) 16. Tractatus Theologicus de divina Volúntate per R. P. Emmanuelem Balzátegui Soc. Jesu. Manuscrito que reposaba en el Colegio de Caracas al tiempo de la expulsión: José DEL REY FAJARDO. Las bibliotecas jesuíticas en la Venezuela colonial. Caracas, II (1999) 251-252: “Un quaderno en 4, bien tratado en pergamino, con 102 foxas.
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ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 354. Catálogo de 1763. AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares de la Compañia del nombre de Jesus pertenecientes a la Provincia de Sta. Fee de Bogota venidos en diferentes Navios... n.º 79.
AHN. Jesuitas, 827/2. n.º 79. Doc. cit.
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la cátedra de Sagrada Escritura53 y en 1753 la de Teología Moral.54 Sin embargo, solo han llegado hasta nosotros las clases dictadas durante su magisterio filosófico Cursus Philosophicus in quinque Tractatus.55 También debemos incluir a otros jesuitas que, aunque no fungieron con cargos de gobierno en la entidad boyacense, sin embargo, cultivaron de igual forma las ciencias eclesiásticas. Ya hemos visto que Andrés de la Barrera perteneció al cuerpo de profesores de humanidades del colegio tunjano. A partir de 1675 se incorporaría al claustro javeriano56 y prácticamente recorrería todo el currículo tanto filosófico como teológico. Tenemos noticia de su magisterio filosófico de un tomo que comprendía In Logicam et Physicam.57 Su producción teológica es más extensa. Tenemos noticia indirecta de varios manuscritos suyos sin que hasta el momento hayamos podido localizar los escritos. Es el caso de Actibus Humanis58 y del Tractatus de natura Theologiae.59 Sin embargo, sí están localizados los siguientes
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 298. Catálogo breve de 1751.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 300. Catálogo breve de 1753.
Cursus Philosophicus in quinque Tractatus, et ad Aristotelis mentem consignatus P. R. P. Nicolao Candela Dignissimo Philosophiae moderatore cathedrae. Auditore Dominico Ossorio in hac Xaveriana Universitate Civitas Sactae [sic] Fidei, anno Domini 1747. Biblioteca del Colegio del Rosario. Mss. 4/127. Francisco QUECEDO. “Manuscritos teológico-filosóficos coloniales santafereños”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, 2 (1952) 288-289: “Ms. encuadernado en pergamino. Mide 210 por 145 mm. De dorso 17. En éste: P. Nicolaus Candela in Summulas anno Domini... Letra angular cortesana. Comprende 101 fols. Dos hjas de guarda al principio y al fin. En la última la firma de Cabrejo, que supone fue de su uso. Entre los fols. 69-71 hay un diseño en colores explicativo de las proposiciones lógicas en que figuran los nombres del oyente Dominico Ossorio y del P. Candela cuya ciencia se elogia”. Véase: J. F. FRANCO QUIJANO. “La filosofía tomística en Venezuela”. En: Revista del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Bogotá, XII (1916) 376-377. Walter Bernard REDMOND. Bibliography of the Philosophy in the Iberian Colonies of America. The Hage (1972) 24. Germán MARQUÍNEZ ARGOTE. Breve Tratado del Cielos y los Astros del Maestro javeriano Mateo Mimbela (1663-1736). San Cristóbal-Santafé de Bogotá, (1999) 32. Archivo de San Bartolomé. Libro de la Universidad y Academia fundada en el colegio de la Sagrada religion del dulce nombre de Iesus de esta ciudad de Sanctafe... fol. 392.
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Este Mss. aparece en el Inventario de la Biblioteca de la Universidad Javeriana llevado a cabo en 1767 (José DEL REY FAJARDO. Las mentalidades en el Nuevo Reino: La Universidad Javeriana. Santafé de Bogotá-San Cristóbal, II (1998) 176): “2 tomos, 4, pergamino”.
Biblioteca Nacional de Colombia. Mss. 37. Tractatus de Fide et Charitate..., fol. 1r. Allí el autor advierte que el Tratado que va a iniciar sigue al del año pasado sobre los Actos Humanos. F. QUECEDO. Art. cit. 238.
Tractatus de natura Theologiae per R. P. Andream de la Barrera Soc. Jesu. (Manuscrito que se conservaba en el Colegio de Caracas al tiempo de la expulsión: José DEL REY FAJARDO. Las bibliotecas jesuíticas en la Venezuela colonial. Caracas, II (1999) 252: “Un quaderno en 4, pergamino, bien tratado, con 121 f. útiles”).
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libros: Tractatus de Fide et Charitate,60 Tractatus de Mysterio Incarnationis61 y Tractatio theologica De peccatis.62 Aunque dudamos del tiempo que Francisco Herrera vivió en Tunja, más allá del año de su Tercera Probación en torno a 1692, lo incluimos por su vinculación con la madre Francisca Josefa del Castillo.63 En la Universidad Javeriana regentó las cátedras de Filosofía y Teología.64 Hasta el presente, solo tenemos noticia de dos escritos teológicos: Tractatus de Sancto Sacramento de Poenitentiae65 y Tractatus de Arcano Trinitatis Misterio.66
Tractatus de Fide et Charitate P. R. P. Andream de la Barrera, Vespertinae Cathedrae meritissimum profesorem. Biblioteca Nacional de Colombia. Mss. 37. F. QUECEDO. Art. cit. 238: “Está incluído en el Ms. 37 del P. Pedro Calderón. Tiene numeración independiente y lo separa un fol. en blanco. En el rto.: De Fide, Spe et Charitate. (...) Presenta la misma grafía del Tratado del P. Calderón rápida y con los mismos signos abreviativos, contracciones, etc. Letra cursiva y alargada. Las iniciales P. R. P. están cruzadas por rasgos envolventes y circulares. Papel de trigo y tinta caparrosa. Comprende 226 fols. enum. Sin año”. Este Mss. aparece en el Inventario de la Biblioteca de la Universidad Javeriana llevado a cabo en 1767 (José DEL REY FAJARDO. Las mentalidades en el Nuevo Reino: La Universidad Javeriana. Santafé de Bogotá-San Cristóbal, II (1998) 108).
Tractatus de Mysterio Incarnationis [Ex bibliotheca D. D. Francisci Xaverii Zaldua] P. R. P. Andream de la Barrera [en abreviatura] Soc. Iesv Meritissimum Moderatorem Cathedra Imae in sacra Theolo. simulque Rectorem dignissimum Collegii Regalis Dibi Bartolomei. Initium possuit Die 19 Mensis Octobris Anno Domini 1686. Academia Colombiana de la Historia. Mss. de la Biblioteca Zaldúa. F. QUECEDO. Art. cit. 238-239: “Ms. encuadernado en pergamino. Mide 220 por 150 mm. De dorso 16. En éste se lee: De Incarnatione P. Barrera. Una hoja. de guarda al principio con dibujos rutinarios y una leyenda del Dr. Baltasar. Al final también dos hjas. de guarda con otros dibujos rutinarios. Comprende 141 fol. enum. Letra cursiva inglesa modo baeticae tamaño ordinario. Tinta caparrosa, papel de trigo. Legible”. Este Mss. aparece en el Inventario de la Biblioteca de la Universidad Javeriana llevado a cabo en 1767 (José DEL REY FAJARDO. Las mentalidades en el Nuevo Reino: La Universidad Javeriana. Santafé de Bogotá-San Cristóbal, II (1998) 108). Tractatio theologica De peccatis. Dictante Reuerendo Patre Magistro Andrea de la Barrera, moralis Cathedrae dignissimo Professore. Initium perpetrauit die 19 octobris anno 1678. Miguel SÁNCHEZ ASTUDILLO. Textos de catedráticos jesuitas en Quito colonial. Quito (1959) 137-138. Walter Bernard REDMOND. Bibliography of the Philosophy in the Iberian Colonies of America. The Hage (1972) 17.
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Darío ACHURY VALENZUELA. Obras Completas de la Madre Francisca Josefa de la Concepción de Castillo. Bogotá (1968) LXXII-LXXV. Lamentablemente las cronologías de la escritora son tan imprecisas que no nos permiten precisar las fechas de estancia en Tunja.
William JARAMILLO MEJÍA. Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé. –Nobleza e hidalguía– Colegiales de 1605 a 1820. Santafé de Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura Hispánica (1996) 265: “maestro de filosofía y teología, rector del colegio San Bartolomé”. El Catálogo de 1702 dice que enseñó filosofía y teología (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 38v).
Tractatus de Sancto Sacramento de Poenitentiae P. R. P. Franciscum de Herrera Soc. Iesu. 1704. Biblioteca Nacional de Bogotá. Mss. 94. F. QUECEDO. Art. cit. 273: “Ms encuadernado en pergamino. Mide 220 por 155. De dorso 20 mm. En éste, en título descolorido: P. Francus HERRERA De Poenitentia... Comprende 52 fols de texto enum; dos fols. en blanco al principio y cuatro al fin con definiciones sobre los sacramentos más otros cuatro de proposiciones y opiniones condenadas por el Papa Alejandro VII y un fol. s. n. Letra cursiva inglesa modo baeticae. Papel de trigo”.
Tractatus de Arcano Trinitatis Misterio. Per Reuerendum admodum Patrem Franciscum de Herrera dignissimum Theologiae Professore. A. D. D. Autustino de Castañeda. 110 fols. Biblioteca Nacional
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José Matías Herrera dedicó su vida a tres ciudades: a Tunja consagraría la década de los años ochenta;67 a Bogotá desde 1691 en adelante como catedrático de la Javeriana,68 y la última en Cartagena, donde falleció el 27 de diciembre de 1716.69 Aunque en realidad son dos manuscritos, pensamos que se trata de un mismo tema, aunque con algunas pequeñas variantes: Tractatus de Sacrosanto Triados mysterio70 y Tractatus de arcano Trinitatis misterio.71 Es curioso el caso del P. Sebastián Rojas, quien habiendo nacido en Loja (Ecuador) y realizado toda su formación en Quito, vivió varios años en Tunja.72 Una vez regresado a la capital ecuatoriana, fue profesor en la Universidad Gregoriana y de su docencia nos han llegado dos manuscritos: Tractatus de Iustificatione sive de Gratia habituali sanctificante73 y el Tractatus de diuina Scientia.74 La Facultad de Filosofía también conoció los talentos del tunjano Miguel de Montalvo (1674-1741).75 Había nacido en la capital boyacense el 3
de Quito. AIUL. Papeletas: HERRERA, Francisco. Miguel SANCHEZ ASTUDILLO. Textos de catedráticos jesuitas en Quito Colonial. Quito (1959) 105.
Concluida su Teología tuvo que pasar a Tunja a realizar su Tercera Probación (1681-1682) y allí se mantiene dedicado a los ministerios sacerdotales en 1684 (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 353v) y en 1687 (fol. 384v).
José DEL REY FAJARDO. Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 352-353.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 142. Supplementum primi et secundia Catalogi huius Provinciae Novi Regni confectum a die 26 Decembris 1715 ad diem 1 septembris 1718.
Tractatus de Sacrosanto Triados mysterio P. R. P. Iosepho Mathia de Herrera Primariae Cathedrae Sapientissimum Magistrum die 19 Octobris Anno 1698. Biblioteca de la Academia Colombiana de la Historia. Ms. de la Biblioteca del Dr. Zaldúa. F. QUECEDO. Art. cit. 240: “Ms. encuadernado en pergamino. Mide 214 por 150 mm. De dorso 35. En éste se lee: De Deo ut Trino et Vno. Contiene además el tratado del P. Mimbela De essentia et Attributis Dei. El primero comprende 127 fols num. más dos de índice (...) Ambos tratados presentan la misma grafía, letra corrida inglesa modo baeticae. Seguridad en los trazos, que indica un copista joven, seguramente del alumno. Tinta caparrosa y papel de trigo con filigrana. El texto descolorido. Año de lectura, 19 de octubre de 1698”.
Tractatus de arcano Trinitatis mysterio A. R. P. A. P. D. Iosepho Mathia de Herrera societatis IESV dignissimum Primariae cathedrae Moderatore Mr. Gijon. Initium possuit Anno Dni 1698, Die 20 Octobris. Auditores Michaele de Montalvo eiusdem Societatis. Biblioteca de la Academia Colombiana de la Historia. Mss. de la Biblioteca del Dr. Zaldúa. F. QUECEDO. Art. cit. 241: Es el mismo tratado que el anterior “pero con algunas variantes. También contiene el De essentia et Attributis del P. Mimbela. El primero comprende 98 fols, más uno de índice... Letra menuda natural angular. Papel de trigo con filigrana y tinta caparrosa”.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 13. Catálogo breve de 1668. ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 21. Catálogo breve de 1671: “Minister et consultor Collegii et Praefectus Congregationis hispanorum et salutis”.
Miguel SÁNCHEZ ASTUDILLO. Textos de catedráticos jesuitas en Quito colonial. Quito, Casa de la Cultura ecuatoriana (1959) 119: “fine/ dedi die 21 Iulii anno Domini 1683. 74 f.”.
Miguel SÁNCHEZ ASTUDILLO. Textos de catedráticos jesuitas en Quito colonial. Quito, Casa de la Cultura ecuatoriana (1959) 119: “63 f. sin numerar. 21 por 15. Sin portada”.
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de mayo de 1674 e ingresó en la Compañía de Jesús en su ciudad natal el 30 de julio de 1692, después de haber concluido su carrera de Filosofía.76 Su biografía jesuítica consta de dos partes bien diferenciadas. La primera abarca los primeros veinte años del siglo consagrados en Santafé de Bogotá a la docencia. Primero como Profesor de Gramática,77 después como catedrático de Filosofía78 y finalmente como catedrático de Teología Escolástica.79 En 1717 ejerció durante algún tiempo el rectorado del Colegio Seminario de San Bartolomé.80 A esta etapa pertenece un curioso manuscrito filosófico que se encontraba en el colegio de la Compañía de Jesús de Caracas en 1767: Disputationes in 8 Arist. Physicorum libros.81 La segunda la dedicaría al gobierno de diversos colegios neogranadinos. Juan José Romeo supo compartir la vida misional en Casanare y la docencia universitaria en Bogotá. Al final de su carrera, enfermo, pasó algún tiempo en Tunja.82 Fruto de su cátedra de Teología Dogmática son tres manuscritos a los que hacemos alusión: Romeo de divina Gratia (1720).83
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 39. Catálogo de 1702. Para la fecha de nacimiento (Ibidem, fol. 59v). Catálogo de 1711.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 39. Catálogo de 1702.
A partir de 1711 (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 59v) todos los catálogos reiteran esta docencia que tuvo que durar tres años.
En 1711 era profesor de Teología de Vísperas (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 67).
José RESTREPO POSADA. “Rectores del Colegio-Seminario de San Bartolomé (1605-1767)”. En: Revista Javeriana. Bogotá, XXXVIII (1952) 98. De marzo a septiembre de 1717.
José DEL REY FAJARDO. Las bibliotecas jesuíticas en la Venezuela colonial. Caracas, II (1999) 263: MONTALVO. [MONTALVO, Miguel]. Disputationes in 8. Arist. Physicorum libros, per R. P. Michaelem de Montalvo Soc. J. Lib. 1. Physicorum. Disputatio 1a. De principiis corporis naturalis. Sectio 1a. Aliquot principii acceptiones explicantur. Et prima pars resolvitur. Acaba. Explicata rerum interpretatione earumque desitione, quae temporum cursu per annos ducit aliquando temporis successu finienda esse decrevi. Un quaderno en 4, bien tratado; en pergamino, trazado con 88 foxas útiles.
RIVERO. Historia de las Misiones… 423.
El Ms. se conserva en la Biblioteca del Instituto Caro y Cuervo de Yerbabuena (Rafael PINZON GARZON. La filosofía en Colombia. Bibliografía de los siglos XVI, XVII, XVIII. Bogotá (1987) 64: “La cubierta y los primeros folios están rotos, en el margen inferior. Enumerados los primeros 25 folios. Siguen 13 sin numerar. Empieza nueva numeración hasta el folio 38 y continúa, sin numerar, 12 folios. Tinta caparrosa y papel trigo. Dos grafías distintas. Sin año ni lugar de composición”. Ponemos el año 1720 porque en el prólogo el P. Romero dice: “Ab hoc apostolico munere, non sine ingenti dolore obedientia ad (?) vespertinam theologiae Cathedram moderari cogor”. (F. QUECEDO. “Manuscritos teológico-filosóficos coloniales santafereños”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, 2 (1952) 247). Si el siguiente manuscrito está datado en 1721 quiere decir que está haciendo alusión a su inmediata salida de las misiones.
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Al año siguiente dictó el curso de Disputationes de Sacramento Eucharistiae84 y con posterioridad el Tractatus de Sacramento Poenitentiae.85 Ignacio Ferrer dedicaría gran parte de su vida a la academia; podemos distinguir dos estancias: la primera (17328-1735) se inició con la docencia en Filosofía86 y siguió con la Teología Escolástica.87 La segunda transcurriría entre 1747 y 1759. Con anterioridad a su docencia javeriana, vivió en Tunja algún tiempo, alrededor de 1727, y se dedicó a lo que denominaban las “misiones circulares”.88 Solo han llegado hasta nosotros los manuscritos filosóficos. El primero data de 1729 y es el tratado de In Logicam:89 El segundo año enseñaría In Physicam90 y las Disputationes in libros de Methaphisica.91 Al tercer año se
Disputationes de/Sacramento Eu/charistiae. P./R. P. Ioannem Romeo Societatis/ Iesu dignissimum Moralis/Cathedrae Magistrum/ Auditore D. M. D. Martinum de/Meaurio/Initium dedit 20 Mensis/ Octobris. Anno Domini 1721. Francisco QUECEDO. “Manuscritos teológico-filosóficos coloniales santafereños”, 246-247: “Comprende 68 fols. Al final: Vta. Asumptos (sic) varios de los sermones del P. Antonio de Vieyra. Thomo (sic) 1. Comprende hasta el sermón 9”. En el Mss. 93 de la Biblioteca Nacional.
Tractatus de Sacramento Poenitentiae per R. P. Joannem Romeum Moralis Cathedrae Magistrum. Biblioteca Nacional de Quito. En 4º, fols. 69. AIUL. Papeletas: ROMEO, Juan José. Pensamos que debe ser el mismo Ms. al que se refiere Miguel SANCHEZ ASTUDILLO. Textos de catedráticos jesuitas en Quito colonial. Quito (1959) 133: R. P. P. Joannem Romeum Soc. Jesu Moralis Cathedrae Magistrum. 64 f. Sin portada.
Nos basamos para establecer esta fecha en el Manuscrito In Logicam del P. Ignacio Ferrer, que reposaba en la Biblioteca de San Bartolomé (La Merced) en Bogotá. Sección de Manuscritos y Libros antiguos. El texto concluía con las siguientes palabras: “... finem imposuit die 24 julii anno MDCCXXIX”. Esto quiere decir que el curso comenzó en 1728. [El Mss. lo consultamos en 1967, pero en la actualidad ha sido sustraído de su lugar primigenio].
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 236v. Catálogo de 1736: “Docuit Grammaticam, Philosophiam et Theologiam”.
Biblioteca Nacional de Bogotá. Mss. 105. Libro de la Iglesia y Sacristía del Colegio de Tunja, fol. 192. Y el 30 de abril de 1727 hacía entrega de las alhajas de las misiones a su sucesor (fol. 194v).
In Logicam. Sanctafide, anno MDCCXXIX. Biblioteca San Bartolomé (La Merced). Bogotá. Sección de Manuscritos y Libros Antiguos. Ms. encuadernado en piel, consta de 185 folios.
Biblioteca del Seminario de Popayán. El título: P. Ferrer in Physicam. Mide 21 por 15 y consta de 272 folios numerados y tres de índice. En la tercera hoja se lee: “Haec est Physica Patris Ferrer, Auditore D. Dominico Emmanuele Perez et Guzman Diez Bart. Collegij Collega purpurato; et nunc Rectore Populi de Doldanillo et examinatore Synodalis...”. El Ms. concluye: “Physica Patris Ferrer, Magister meus, finita in anno Dni 1730 die mensis Julij 29. Dominicus Emmanuel Perez de Guzman. Ad majorem Dei gloriam. Nihil dest”. (Francisco QUECEDO. “Manuscritos filosófico-teológicos de la Biblioteca General de la Universidad de Antioquia en Medellín”. En: Universidad de Antioquia. Medellín, n.º 147 (1961) 868). Celina Ana LERTORA MENDOZA. Fuentes para el estudio de las ciencias exactas en Colombia. Santa Fe de Bogotá, Academia colombiana de ciencias exactas, físicas y naturales. Colección Enrique Pérez Arbeláez, n.º 9 (1995) 49-59. Walter Bernard REDMOND. Ob. cit. 41.
Disputationes in libros de Methaphisica. P. R. P. Ignatium Ferrer dignissimum Philosophiae Professorem, anno MDCCXXX. Biblioteca del Colegio San Bartolomé (La Merced). Sección manuscritos y libros antiguos. El Mss. comprende dos libros: el primero de 109 folios que es el
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adscriben las Disputationes scholasticae in Aristotelis libros de Anima92 y las Theses ex Artis Philosophiae desumptae.93 Juan Francisco Granados recién llegado de España fungió en Tunja como Ministro de la casa (1735-1738).94 En el último año se traslada a Bogotá para regentar primero la cátedra de Teología Moral95 y para asumir después la de Filosofía.96 De su docencia teológica conocemos los siguientes manuscritos: Tractatus Theologico-moralis de humanorum actuum natura et qualitatibus97 y el Tratado sobre la Eucaristía.98 En el campo de la Filosofía dejó escritos: Praeviae disputationes Summulisticae ad Logicam Aristotelis juxta mentem & saniorem doctrinam Exij, Doctoris Venerabilis;99 Disputationes
transcrito y el segundo de 272 folios que corresponde al siguiente. Sin embargo, parece que Rafael PINZÓN GARZÓN. La filosofía en Colombia. Bibliografía de los siglos XVI, XVII, XVIII (1a Parte). Bogotá (1987) 50. Cita, al parecer, otro ejemplar de la Biblioteca del Seminario de Popayán: Metaphisica aristotelica iuxta mentem utriusque Doctoris Angelici et Eximii jesuit. auditore P. Dominico Enm. Perez et Guzman Barth. Collegii Collega purpurato et nunc Rectore Populi Roldanillo. 272 folios.
Disputationes scholasticae in Aristotelis libros de Anima. P. R. P. Ignatium Ferrer dignissimum Philosophiae Professorem, anno MDCCXXXI. Biblioteca del Colegio San Bartolomé (La Merced). Sección Manuscritos y Libros antiguos. Véase nota anterior.
Theses ex Artis Philosophiae desumptae. Def. In hoc D. B. Coll. A Bllro. A Francisco Nagle, eiusdem Col. Sem. Co praep. R. P. P. Ignatio Ferrer Soc. Jesu Phil Cathedrae dignissimo Maô. Die 9 mensis Julii anno Domini 1731. Biblioteca Nacional de Colombia. Libros raros y curiosos. Mss. 255, Miscelánea.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 224. Catálogo breve de 1736.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 265. Catálogo 1738: “Docet nunc Theologiam Moralem”.
Como el Profesor acompañaba a sus alumnos durante un trienio es posible que la docencia filosófica de Granados vaya de 1740 a 1743. Véase el Mss. 257 de la Biblioteca Nacional de Bogotá. (Francisco QUECEDO. “Manuscritos teológico-filosóficos coloniales santafereños”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, 2 (1952) 286).
Mss. que se conserva en la Biblioteca del Instituto Caro y Cuervo de Yerbabuena. “Encuadernado en pergamino. 88 folios. Papel trigo. Tinta caparrosa. Letra tendida. El texto en muchos folios está perforado por la polilla. No menciona la fecha ni el lugar de composición. En el prólogo alude a un tratado sobre la Eucaristía”. (Germán MARQUÍNEZ ARGOTE. “La Filosofía en Colombia. Bibliografía de los siglos XVI, XVII, XVIII”. En: Cuadernos de Filosofía Latinoamericana. Santafé de Bogotá, 30 (1987) 52). Walter Bernard REDMOND. Ob. cit. 46.
En el prólogo del Tractatus Theologico-moralis de humanorum actuum natura et qualitatibus hace alusión a este Tratado. (Germán MARQUÍNEZ ARGOTE. Art. cit. 52).
Praeviae disputationes Summulisticae ad Logicam Aristotelis juxta mentem & saniorem doctrinam Exij, Doctoris Venerabilis. P. R. P. Franciscum Granados Sociertatis Jesu Philosophiae Cathedrae Magistrum. Auscultante D. D. Josepho Araos. En 4º de 80 hojs. Biblioteca Nacional de Quito. AIUL. Papeletas: GRANADOS, Francisco.
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proemiales de attributis phylosophiae naturalis et de eiusque obiecto. Liber I Physicorum100 y Pater Franciscus Granados in 1 Lib. Physicae.101 El belga Simón Vinans residió en el colegio de Tunja102 después de haber laborado en las Misiones del Casanare.103 Rigió por un tiempo la cátedra de Sagrada Escritura en la Universidad Javeriana (1736-1742).104 De sus clases de Teología quedan los manuscritos del tratado De Deo Trino de 1737.105 El cartagenero Juan Andrés de Tejada enseñó las ciencias sagradas tanto en la Universidad de Gorjón en la isla de Santo Domingo106 así como también en la Universidad Javeriana de Bogotá.107 También residió por algún tiempo en Tunja.108 Han llegado hasta nosotros dos manuscritos
Disputationes proemiales de attributis phylosophiae naturalis et de eiusque obiecto. Liber I Physicorum. 1742. Biblioteca Nacional de Colombia. Mss. 257. A todas luces existe un error en el mismo texto original, fol. 12, cuando dice el autor: “Tuve tremenda de Maestro, oi dia 1 del mes de Marzo del año 1724 [por 1742]”. Y en el colofón dice: “Di fin a este lib. oi dia 22, del año de 1742, a las tres de la tarde, jueves, yo Joseph Velasquez (…)”. Se trata de un tratado de cosmología: “Philosophia naturalis”. En el fol. 4v. dice “Libri Phisicorum”. F. QUECEDO. Art. cit. 286. Germán MARQUÍNEZ ARGOTE. Art. cit. 52. Celina Ana LERTORA MENDOZA. Fuentes para el estudio de las ciencias exactas en Colombia. Santa Fe de Bogotá, Academia colombiana de ciencias exactas, físicas y naturales. Colección Enrique Pérez Arbeláez, n.º 9 (1995) 73-75.
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Pater Franciscus Granados in 1 Lib. Physicae. [En 4º, de 161 hojas. Biblioteca Nacional de Quito]. AIUL. Papeletas: GRANADOS, Francisco. Walter Bernard REDMOND. Ob. cit. 46.
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ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 71. En 1712 permanecía en la capital boyacense (ANB. Miscelánea, t. 126, fol. 816).
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Indudablemente su estancia misional habría que ubicarla entre 1706 y 1710. El único testimonio oficial de su acción misionera son los Catálogos que insisten en que fue misionero y Superior de las Misiones (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 113v). No hemos podido precisar las fechas de su superiorato, pero por deducción debería interponerse entre el del P. Juan Fernández Pedroche (1703-1706) y el del P. Pompeo Carcasio (1706-1709).
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ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 226. ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 264. Catálogo de 1738. Con ese título figura en las aprobaciones que da a la Novena de San Pablo del doctor José de Texeira y Mena y la Novena de Nuestra Señora del Socorro del doctor Bernardo José García (Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, III, 436). Véase la aprobación de la Novena En honor de María Santísima En su advocación del Socorro Que saca a Luz el Doctor don Bernardo Joseph Garzía, Clerigo Presbytero. En Santa Fe de Bogotá. En la Imprenta de la Compañía de Jesús. Año 1741.
Controversia de Deo Trino et /Uno /P. R. P./ Simonem Vinans Dignissi/mum Cathedrae Sacrae Scrip/ turae Magistrum. Auditores D. Mtro. D. Josepho Quizano D. B. Collegii Collega. Initium dedit die 23 octobris anni Dni. 1737. Ms. encuadernado. Mide 160 por 105 mm. Comprende 77 fols. enumerados más uno de índice y cinco en blanco. Ms. de la Academia de la Historia. Biblioteca Zaldúa (Francisco QUECEDO. “Manuscritos teológico-filosóficos coloniales santafereños”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, 2 (1952) 250).
A. VALLE LLANO. La Compañía de Jesús en Santo Domingo durante el período hispánico. Ciudad Trujillo (1950) 110-115. ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 82. Catálogo de 1711.
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ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 199. Catálogo de 1720: “Docet Theologiam”.
Allí aparece en el catálogo de 1713 (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 115v) y en el de 1715 (Ibidem, fol. 133v).
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santafereños: Ellucidationes de gratia actuali et habituali109 y el segundo De merito.110 De Francisco Javier Trías sospechamos que recién llegado de España debió vivir algún tiempo en Tunja, pues su Libro de Noviciado no debió ser escrito en 1751, como pensamos en un principio, sino en 1743,111 pues en la propia portada confiesa que fue escrito por el H. Francisco Javier Trías.112 De su presencia en la Javeriana solo nos han llegado los siguientes escritos: De anima et Generatione,113 Physica de 1752114 y In Metaphisicam.115
Biblioteca Nacional de Colombia. Mss. 93. Ellucidationes/de Gratia actuali/et habituali./P. R. P./ Ioannem Andream de Texada Societatis Jesu, dig/nissimum primariae cathedrae/Magistrum. Auditore D. M. D. Martino de/Meaurio./ Initium dedit die 20 Mensis/Octobris. Anno Domini 172(?). 84 folios enumerados. (F. QUECEDO. “Manuscritos teológico-filosóficos coloniales santafereños”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, 2 (1952) 244).
Biblioteca Nacional de Colombia. Mss. 99. De merito. Per Patrem Andream de Texada. Auditore D. M. D./Philipo de Galvis y Gomez del Rincón/die 20 anno Dni 1722. (F. QUECEDO. Art. cit. 245. “Leio el P. Texada asta nobiembre. Y luego prosigio la materia el P. Terreros”). Así, pues, comenzó el curso el P. Tejada y fue sustituido por el P. Terreros en noviembre por haber fallecido el primero el día 9 de noviembre a las ocho y cuarto (Biblioteca Nacional de Bogotá. Mss. 99. De merito, fol. 12v).
Atravesó el Atlántico en la expedición de 1743 comandada por el P. Diego Terreros. Agustín GALÁN GARCÍA. El Oficio de Indias de los jesuitas de Sevilla 1566-1767. Sevilla, Fundación Fondo de Cultura de Sevilla (1995) 320.
Biblioteca de la Universidad Javeriana. Sección de Libros raros. Libro de Noviciado.
Biblioteca de la Universidad de Antioquia. Sign. 167. “Ms. encuadernado en pergamino. Mide 220 por 150 mm. De dorso 12. En éste: P. Franciscus Xaverius Trias de Anima et Generatione. Dos hojas al principio en bl. Comprende 63 fols. más dos de índice. Siguen dos fols en bl. Lo divide en Libros, disputaciones y secciones. Consta de dos partes: la primera corresponde al Tratado De Anima et Generatione, fols. 51; la segunda comienza en el fols. 52r con este título: Liber Phisiolog. (cus) de Ortu/ et Interitu. Termina en el fol. 63. El primero concluye con esta dedicatoria: ‘... Haec Animastica finita fuit a me D. B. D. Bernardo Vizentio Gonzales 1755’. El segundo comienza en el fol. 52r (repetida la foliación) y termina en el fol. 63r. La dedicatoria de esta segunda parte concluye con esta fecha: Anno Domini nostri 1755, die 30 mensis junij”. F. QUECEDO. “Manuscritos filosófico-teológicos de la Biblioteca General de la Universidad de Antioquia en Medellín”. En: Universidad de Antioquia. Medellín, año 19 (n.º 147) 863. Walter Bernard REDMOND. Ob. cit. 98. Celina Ana LERTORA MENDOZA. Fuentes para el estudio de las ciencias exactas en Colombia, 96-112. Biblioteca de la Universidad de Antioquia, S/s. Consta de 252 folios.
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Biblioteca General de la Universidad de Antioquia. Sign. 162. “Ms. encuadernado en pergamino. Mide 220 por 116 mm. De dorso 30. En éste: P. Trias in Metaphisicam Anno. 1755. Una hoja de guarda al principio con la siguiente inscripción: A la Biblioteca del E. Luis Mª Tirado E. Salamina 1882, agosto 2. Comprende tres partes: la primera De Metaphisicis Quaestionibus, fols. 1-80; la segunda Liber I, De Essentia et Existentia speciebus et perfectionibus animae, fols. 1-58; la tercera Lib. Physiologicus. De Ortu et Interitu, fols. 1-13. (...). En el fol. 79v: “(…) Finem dedimus huic operi die 25 mensis Januarij anno Domini 1755”. (...). La dedicatoria de la segunda parte, fol. 58r., termina: se acauo el dia 10 de Maio del año 1755”. (...). La dedicatoria de la tercera parte (…) Oi dia 30 de junio se acabo, anno Domini 1755”. F. QUECEDO. Art. cit. 863-865. Walter Bernard REDMOND. Ob. cit. 98.
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A ellos hay que añadir el de la Phisica Specialis et Curiosa,116 cuyo original reposa en la Biblioteca Nacional (RM-97, pieza 2), encuadernado junto con otro manuscrito de Trías, titulado Metaphisica aristotelica.117 La datación del manuscrito no plantea demasiados problemas, pues, aunque el propio texto pudiera ofrecer alguna duda, su lectura marca la suficiente claridad para demostrar que se trata de un escrito de 1755. El texto expresa: “Los varones eruditos leyendo a Antonio Paquio casi han demostrado que este año cristiano de 1755 es el año de 1757”.118 Para ulteriores informaciones nos remitimos a la edición del texto que publicamos en 2005.119 2. Crónica e historia Un campo de acción cultural de los jesuitas boyacenses lo constituyó su contribución tanto a la historia de las misiones casanareñas y orinquenses así como a la general del Nuevo Reino. La colaboración de los hombres del Colegio de Tunja fue grande y selecta al haber historiográfico de la Compañía de Jesús en el Nuevo Reino. Manuel de Arceo fue el primer rector de Tunja (1613-1615) y a él se debe la Annua della provincia del Nuovo Regno di Granada dell anno 1615.120 La Carta Annua era una crónica de lo acontecido en el trienio en la circunscripción territorial como era la Provincia del Nuevo Reino y Quito; cada provincia debía enviarla a Roma. Sin embargo, con anterioridad había dejado en España una historia manuscrita del colegio de Segura.121 En el siglo XVII debemos destacar las obras de dos de sus rectores: Pedro de Mercado y de Juan Martínez Rubio. Pedro de Mercado (1620-1701)122 es
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Biblioteca Nacional. RM. 97.
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Biblioteca Nacional de Colombia. Sección de Libros raros y curiosos, RM. 97. Existe una edición bilingüe latín-castellano. Pedro Nel RAMÍREZ RAMÍREZ. Nueva Filosofía Natural. Physica Specialis et curiosa. Manuscrito colonial anónimo-1755. Bogotá, Biblioteca colombiana de Filosofía, 1988.
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Biblioteca Nacional. RM. 97., fol. 65: “Hunc vero annum Christi 1755, eruditi vero legendi apud Antonium Paquium prope demonstrarunt esse annum 1757”.
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Germán MARQUÍNEZ ARGOTE y José DEL REY FAJARDO. Física especial y curiosa del maestro javeriano Francisco Javier Trías (1755). Bogotá, Pontificia Universidad Javeriana, 2005.
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Historia de la Fundación Deste Collegº de Sigura: y de las cosas de consideración que con el tiempo an ydo sucediendo: Desde antes que se fundase hasta el tiempo presente. Apoyadas y recogidas con diligencia de muy buenos originales. Por el P. Manuel Arceo, A. de N. Compa Anno Domini 1606. A mas gloria divina. (Biblioteca de la Facultad de Derecho de la Universidad Central. Mss. Alcalá y Madrid. Documentos Varios y Antiguos, t. I. Leg. 5. Códice en Folio de 79 hojas. Cfr. Ramón CEÑAL. “Contribución al Epistolario de Santa Teresa”. En: Razón y Fe. Madrid, t. 132, n.º 569 (1945) 164).
Juan Manuel PACHECO. “Mercado, Pedro de (II)”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, III (2001) 2632.
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el primer historiador jesuita que escribe en castellano sobre la Provincia del Nuevo Reino y Quito y sus hombres.123 Hay que resaltar que la redacción de la obra mercadiana llega hasta 1684, pero su manuscrito permaneció inédito hasta 1957.124 En todo caso, hay que incluir al jesuita riobambeño en esta primera visión de la América profunda que se da entre una curiosa generación de jesuitas neogranadinos y quiteños de acuerdo con la siguiente producción: 1661. Informe de las misiones del Marañón, Gran Para o Río de las Amazonas. Francisco de Figueroa.125 1676. Ramillete de varias flores poéticas. Madrid.126 1684. Historia de la Provincia del Nuevo Reino y Quito de la Compañía de Jesús. Pedro de Mercado.127 1684. El Marañón y Amazonas. Historia de los descubrimientos, entradas y reducción de naciones, trabajos malogrados de algunos conquistadores y dichosos de otros, así espirituales como temporales, en las dilatadas montañas y mayores ríos de América. Manuel Rodríguez.128 La Historia de la Provincia del Nuevo Reino y Quito de la Compañía de Jesús no es una historia crítica, pero sí una crónica rica en informaciones sobre la actividad externa de los jesuitas en esa demarcación geográfica. Significan un gran aporte la cantidad de biografías de hombres de virtud y letras que incluyó en su obra como parte de la historia. Además, es fuente obligada de consulta, pues a partir de las bases documentales que la sustentan,los historiadores que le siguieron proyectaron sus respectivas realizaciones.
Quien desee mayor información: José DEL REY FAJARDO. Los jesuitas en Venezuela. T. I: Las fuentes. Caracas-Bogotá (2006) 247-269.
Pedro de MERCADO. Historia de la Provincia del Nuevo Reino y Quito de la Compañía de Jesús. Bogotá, Biblioteca de la Presidencia de Colombia, 1957, 4 vols.
Joseph CASSANI. Glorias del segundo siglo de la Compañía de Jesús. Madrid, III (1736) 573-583. José CHANTRE Y HERRERA. Historia de las Misiones de la Compañía de Jesús en el Marañón español. Madrid (1901) 228-234. José JOUANEN. Historia de la Compañía de Jesús en la antigua Provincia de Quito 1570-1774. Quito, Editorial Ecuatoriana, I (1941) 347-348; 385-388. Antonio GÓMEZ RESTREPO. Historia de la literatura colombiana. Bogotá, II (1946) 231-239. Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, II, 285-288; 454-460. Jorge VILLALBA y Juan Manuel PACHECO. “Figueroa, Francisco de”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, II (2001) 1417-1418
Se publicó a nombre de Maestro Xacinto de Evía. De las ciento diecisiete composiciones, noventa y nueve pertenecen al P. Bastidas.
Sobre la abundante producción ascético-literaria del P. Mercado. Cfr. José DEL REY FAJARDO, S.J. “P. Pedro de Mercado (1620-1701)”. En Documentos jesuíticos relativos a la historia de la Compañía de Jesús en Venezuela. Caracas (1966), XXXVIII-XLIII. José DEL REY FAJARDO. Bio-bibliografía de los jesuitas en la Venezuela colonial. San Cristóbal-Santafé de Bogotá (1995) 388-395.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia. II, 288, 293. El Padre Pacheco ha recogido en estas páginas toda la problemática fundamental relativa a la vida y obra del P. Rodríguez. AIUL. Papeletas: “RODRÍGUEZ, Manuel”.
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El tema central de la historia de Mercado es la actividad externa de la Compañía de Jesús en el marco geográfico del Nuevo Reino (es decir, Colombia, Ecuador, Venezuela, Panamá y República Dominicana). Las fuentes documentales sobre las que trabajó se pueden agrupar en cuatro grupos bien definidos: la documentación oficial y oficiosa, como cartas anuas, cartas necrológicas y escritos provenientes de los actores principales de los acontecimientos cronicados; además, fue testigo personal o conocedor de los protagonistas de muchos hechos narrados en su historia. La incorporación a la historiografía neogranadina de Juan Martínez Rubio (c.1627-1709)129 es de data reciente. Fue Guiseppe Rosso quien al estudiar la personalidad del P. Vicente Loverzo, publicó en 1940 el texto latino de nuestro autor.130 Posteriormente, en 1962 sería el P. Juan Manuel Pacheco quien se adentrase en la biografía histórica de este escritor neogranadino del siglo XVII.131 En 1966 pudimos ofrecer la primera edición castellana de la Relatio de statu praesenti missionum quas Planorum et Orinoci vocant, occasione capta ab eo quod P. Vicentius Loverso infidelium manibus sit interemptus, el 13 de diciembre 1692 en Bogotá, y ponerla a disposición del mundo de habla hispana.132 Su Relación del estado presente de las Misiones se puede considerar como una especie de continuación de la Historia del libro VIII de Mercado, que finaliza en 1685. Sin embargo, más que una prolongación sistemática de la obra mercadiana, Martínez Rubio hace “historia oficial”133 valiéndose de una serie de documentos fundamentales, como las cartas anuas, las necrológicas y el informe que acabamos de mencionar. Entre la producción histórica del siglo XVII hay que hacer mención de una relación latina –una especie de Carta Anua– cuyo primer signatario es el P. Juan Martínez Rubio, y cuyo título reza: Commentarii eorum quae gesta sunt a Patribus Societatis Iesu Provinciae Novi Regni Granatensis ab anno millessimo sexcentesimo octogésimo quarto ad annum millesimum sexcentesimun nonagesilnum.134 Según Uriarte-Lecina, escribió una Historia de la Provincia de Santafé desde el año 1684. Colegio de Santafé, abril 1 de 1691,135 y en 1800 reposaba
Hermann GONZÁLEZ O. “Martínez Rubio, Juan”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, III (2001) 25-27. José DEL REY FAJARDO. Catedráticos jesuitas de la Javeriana colonial. Bogotá, CEJA (2002) 199-203.
Giuseppe ROSSO. “II contributo di un missionario gesuita italiano alla conoscenza dclla geografía e dell’ etnología del Sudamerica (1693)”. En: Annali Lateranensi, 4 (1910) 117-138.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, II, 99-100.
José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos relativos a la historia de la Compañía de Jesús en Venezuela. Caracas (1966) 143-168.
Quien desee mayor información: José DEL REY FAJARDO. Los jesuitas en Venezuela. T. I: Las fuentes. Caracas-Bogotá (2006) 270-279.
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ARSI, N.R. et Q. 13-I, fols. 37 y ss.
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José DEL REY FAJARDO. Bio-bibliografía, 367.
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en poder del jesuita zuliano Alejandro Mas, residente en Roma; y en sus notas añaden: “Es continuación de la del P. Mercado”.136 Además, las dos últimas décadas del siglo XVII fueron ricas en la redacción de lo que técnicamente se denominan Carta Anuas; y sin lugar a dudas, el P. Martínez Rubio tuvo una participación muy activa en su elaboración, no solo por estampar su firma sino también porque sospechamos que tuvo un gran influjo en la redacción. Nos consta de: 1). Letras Annuas de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada. Contiene los años de 1691, 1692 y 1693. Está fechada en el Colegio de Santafé a 25 de febrero de 1697.137 2). Letras Annuas de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada de la Compañía de Jesús, desde el año 1694 hasta fines del 98. Fechada en Santafé a 30 de diciembre de 1698.138 En este género histórico también tenemos que incluir 3) Commentarii eorum quae gesta sunt a Patribus Societatis Jesu Provinciae Novi Regni Granatensis ab anno millesimo sexcentesimo octogesimo quarto ad annum millesimun sexcentesimun nonagesimum.139 El siglo XVIII se abre con El Mudo Lamento140 del P. Matías de Tapia (1655-1717),141 uno de los documentos históricos misionales más antiguos y quizás el primero que conoció la luz pública de una forma autónoma sobre el ámbito de la gran Orinoquia. Se trata en último término de un memorial que ofrece una buena síntesis de los problemas misionales de las reducciones jesuíticas en sus más variadas dimensiones, y constituye un aporte interesante para comprender la depresión documental que va de 1695 a 1715. Resulta llamativo que esta obra haya abierto en la historiografía flamenca la visión de las misiones de Casanare, pues, con el ánimo de divulgar la vida del jesuita gantés, P. Ignacio Toebast, muerto a manos de los caribes en 1684, el P. Nicolás Valckenborg (1681-1717)142 tradujo al holandés la
Archivo inédito Uriarte-Lecina. Papeletas: Juan Martínez Rubio. Aunque pareciera ser el mismo documento que el señalado en Commentarii (…) sin embargo no podemos sacar conclusiones al desconocer el texto romano.
APT. Fondo Astrain. Leg. 5.
ARSI. N. R. et Q. 13-11. Existe otro ejemplar en el Archivo de la Provincia de Toledo. Leg. 26.
ARSI. N. R. et Q. 13-1, fols. 36-103. “Comentarios acerca de las realizaciones de los Padres de la Compañía de Jesús de la Provincia del Nuevo Reino de Granada desde el año 1684 al año 1690”.
Madrid, 1715.
José DEL REY FAJARDO. Bio-bibliografía de los jesuitas en la Venezuela colonial. San CristóbalSantafé de Bogotá (1995) 608-610.
J. Eug. de URIARTE. Catálogo razonado de obras anónimas y seudónimas de autores de la Compañía de Jesús pertenecientes a la antigua asistencia española. Madrid, II (1904) 215-216: “Esta carta ha sido traducida en Sevilla del español al neerlandés por el N. Nicolao Valckenborg, sacerdote de la Compañía de Jesús, de la Provincia alemana-holandesa, el cual [Padre] el año pasado de 1716 fue enviado por sus superiores a Sevilla para ir de allí a América y para
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obra del P. Matías de Tapia en 1716 y publicó la traducción en Gante y Ruremonde en esa misma fecha. Uno de los aportes más genuinos del Mudo Lamento lo constituye la segunda parte del informe: “Breve descripción o demarcación de la Provincia de la Compañía de Jesús del Nuevo Reino de Granada, y terrenos de las misiones circulares entre cristianos y de las de los gentiles”.143 Se trata sin duda de uno de los primeros esbozos geográfico-cartográficos elaborado por los jesuitas. Ignacio Meaurio colaboró con la historia de la provincia con su Estado espiritual de la Provincia del Nuevo Reino y sus ministerios. Año 1718. Santafé 17 de diciembre de 1718,144 unas Cartas Anuas del Colegio de Santafé de Bogotá en 1711145 y un escrito intitulado Monumenta aliqua Provinciae Novi Regni Granatensis... 1732.146
trabajar en el mismo sitio y en la misma misión en que los venerables padres obtuvieron la corona gloriosa del martirio. Esta carta ha sido publicada por orden de Henrietta Christina Hertoghive van Bruswyck y Lunemborg. I. Treurich Verhael van het menighvuldihg Heydendom wyt brect verspreyt aen den Oever van de Riviere Orinoco in Tierra Firma cen gedelte van America gestiert tot de Godvruchtighe, ende genaedighe Ooren van syne Catholycke Majesteyt Philipus V, Door den Eerw. P. Mathias de Tapia van bet Nieuw Ryck Granada in Tierra firma, naer Roomen gesonden door die Provincie. Sivilien uyt het Spacris in’t Nederduyts overgeset door eenen Priester der selve Societevt, ende van daer naer dese Landen overgesonden. Tot Ruremonde Gedruckt by P. Valle n gezw. Druckker van den Edelen Hove, van Gelderlandt. En 4º de 27 págs. II. Treurig Verhael van de Reyze en Marteldood van den Eerw. Pater Ignatius Toebast. En ecinge andere jesuiten en Missionarissen in d’Indien, als ook kort-bondige beschryvinge van verscheyde onhekende landen, woeste natien, en goddeloos lieydendom in de Indien. Voorgedragen In een brief, gestiert tot de Godvruchtige en genaedige Ooren van zyne Katholyke Majesteyt Philippus V. Door den Eerw. P. Mathías de Tapia van de Societeyt jesu, Procurator van de Provincie van het Nieuw Ryk Granada in Tierra Firma; Nae Roomen gezonden door die Provincie, Binnen Sivilien uyt het Spaensch in’t Nederduyt- sch overgezet door eenen Priester der zelve Societeyt, en van daer nae deze Landen overgezonden. T Gend, By J.F. van der Schueren. En 8º, de 16 págs. La traducción del flamenco dice así: Triste relato del viaje y muerte del R.P. Ignacio Toebast y algunos otros jesuitas y misioneros en las Indias y también breve descripción de diversos y desconocidos países, naciones salvajes y paganismos sin Dios en Indias. Publicado en una carta enviada a los piadosos oidos de u Majestad católica Felipe V, por el R. P. Matías de Tapia S.J., procurador de la Provincia del Nuevo Reino de Granada en Tierra Firme, enviado a Roma por la Provincia; traducido del español al holandés por un sacerdote de la misma Compañía y enviado a esos países desde aquí. Gante, 1716. (Véase: URIARTE. Catálogo razonado… I, 460-461. En la edición flamenca, esta segunda parte se publicó aparte, en Ruremonde, aunque el traductor es el mismo.
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APT. Fondo Astráin, 46. Publicado en: José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos relativos a la historia de la Compañía de Jesús en Venezuela. Caracas, II (1974) 284-297.
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Annuae Litterae Collegii Sanctafidensis Novi Regni Granatensis Societatis Jesu. Anno 1711. AIUL. Papeletas: MEAURIO, Ignacio: “4 hs. en el Archivo de la Compañía”.
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Mateo Mimbela, como cronista de la Misión de Casanare, escribiría una Relación de la entrada a las naciones betoyes y su cristianización. Año 1725;147 así como gran cantidad de memoriales sobre temas misionales.148 Tomás Casabona ocupó en dos ocasiones el rectorado y la misión de ser maestro de novicios en Tunja: la primera de 1724 a 1727 y la segunda de 1733 a 1738. Al final de su vida escribió Historia de las conquistas de españoles y descubrimientos de naciones, y reducciones de infieles en el río Orinoco, a cargo de la Religión de la Compañía, por el Padre Juan Rivero y Thomas de Casabona,149 pero el manuscrito continúa perdido. Sin lugar a dudas, el jesuita tunjano Agustín de Vega (1712-1765)150 es a quien se le debe la luminosidad esclarecedora de una historia misional del Orinoco narrada desde la base de las comunidades indígenas del gran río. La presunción de que existía el Mss. Noticia del Principio y progresos del establecimiento de las Missiones de Gentiles en el Rio Orinoco, por la Compañia de Jesus, con la continuacion, y oposiciones que hicieron los Carives hasta el año de 744 en que se les aterro, y atemorizo, con la venida de unos Cabres traydos, que se havecindaron en Cabruta. Lo que para mejor inteligencia iremos contando por los años, en que se establecieron dichas Missiones, y lo que en cada uno passó, cómo passó, la qual relacion haze un testigo de vista que lo ha andado todo por si mismo muchas vezes, Religioso de la Misma Compañia se basaba en el testimonio de los eruditos bibliógrafos jesuitas PP. Uriarte y Lecina, pero fue el P. Lino Gómez Canedo151 quien vino a solucionar la clave fundamental de toda la problemática: la localización del Manuscrito en la Colección Ayer de la Biblioteca Newberry de Chicago.152
ANB. Curas y Obispos. t. 21, fols. 609-621. AGI. Santafé, 403. (Son varios documentos contenidos en un expediente relativamente largo). En parte han sido publicados por Antonio B. CUERVO. Colección de documentos inéditos sobre la Geografía y la Historia de Colombia. IV, 192-204. Antonio ASTRAIN. Historia de la Compañía de Jesús en la asistencia de España. VII, 451-454. José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos relativos a la Historia de la Compañía de Jesús en Venezuela. Caracas, II (1974) 254-265. El texto completo lo publicamos en: José GUMILLA. Escritos varios. Caracas, Academia Nacional de la Historia (1970) 189-266.
José DEL REY FAJARDO. Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 467-472.
Archivo Nacional de Chile. Jesuitas, 446. Inventario de la biblioteca de la Procura de la Provincia del Nuevo Reyno, hecho a raíz de la Expulsión de 1767.
Agustín de VEGA. Noticia del principio y progresos del establecimiento de las Missiones de gentiles en la río Orinoco por la Compañía de Jesús. Estudio introductorio: José del Rey Fajardo, S.J. y Daniel de Barandiarán. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 2000.
Lino GÓMEZ CANEDO. Los Archivos de la Historia de América, México (1961), II, 68-69.
Manuscrito, n.º 1.180. Publicado por: José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos relativos a la Historia de la Compañía de Jesús en Venezuela. Caracas, 11 (1974) 9-149. La segunda edición data del año 2000: Agustín de VEGA. Noticia del principio y progresos del establecimiento de las Missiones de gentiles en la río Orinoco por la Compañía de Jesús. Estudio introductorio: José del Rey Fajardo S.J. y Daniel de Barandiarán. Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 2000.
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El hallazgo de este escrito es significativo para la historiografía jesuítica colombo-venezolana que presenta una inmensa laguna documental entre 1730 y 1767. Los investigadores que han ensayado hacer historia de esta etapa, como Astráin, Restrepo, Aguirre, han tenido que someterse a la aventura de no disponer de fuentes directas. La Noticia del Principio y progresos del Establecimiento de las Missiones consta de cuarenta y cinco capítulos y de ochenta y ocho hojas. Los límites cronológicos se extienden de 1731-1750, aproximadamente, aunque el desarrollo continuado de la redacción se estaciona hacia 1746. Aunque creemos que el título del documento enmarca la temática, juzgamos que conviene especificar sus capítulos fundamentales. a) Introducción: El intento fundacional de Guayana (cap. 1-3); b) Reubicación de las misiones y el estallido de la acción caribe (cap. 4-28); c) Los planteamientos del alto Orinoco y de los Guaipunaves (cap. 28-45); d) Aportes varios de tipo misional dispersos a lo largo de toda la narración. Son dos las incógnitas fundamentales que conviene clarificar: la fecha de redacción del documento y el nombre del autor. A lo largo del extenso escrito no aparece nunca ni la firma ni el nombre del autor. Sin embargo, la crítica interna del documento ofrece luz suficiente para opinar sobre la paternidad literaria de la obra que estudiamos. La lectura atenta del texto nos lleva a sorprender una serie de detalles que perfilan la verdadera identidad del que lo ha redactado. Se trata de un protagonista que es actor y “testigo de vista que lo ha andado todo por si mismo muchas vezes”153 y dentro de unas coordenadas cronológicas que enmarcan veinte años de permanencia en las misiones orinoquenses,154 exactamente desde 1731 hasta 1751. Por el estilo de la narración y las alusiones personales dispersas a lo largo del texto, se deduce desde las primeras líneas que ni a José Gumilla ni a Manuel Román ni a Bernardo Rotella155 se les puede considerar como responsables de la redacción del documento. Por otra parte, los PP. Roque Lubián y
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Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos del establecimiento de las Missiones de gentiles en el río Orinoco, por la Compañía de Jesús, fol. 1.
Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, fol. 51v.
Para citar algunos ejemplos: Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, fols. 28; 31; 47.
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Francisco del Olmo llegaron a las Misiones entre 1737 y 1738;156 por tanto, ni pudieron ser testigos presenciales de lo que ocurrió desde el principio y además permanecían en las Misiones en época posterior al 1750. Todavía más, a lo largo de toda la Noticia surgen pinceladas que definen al escritor como no sacerdote. Por ejemplo, el autor anotará que la táctica que siguieron los mapoyes para huir de la misión fue “aguardar que yo me fuera a Pararuma a oir missa”.157 Incluso, en la narración se descubre continuamente una dualidad de expresiones que diferencian al autor de los sacerdotes que intervienen en la acción: “Los Padres quando yo les decia unas cosas, se reian de mi como de muchacho que lo hera entonces”;158 “se vieron obligados los Padres a no decir todos los dias [misa]”.159 En consecuencia, el único jesuita, no sacerdote, que vivió en el Orinoco entre 1731 y 1750 es el H. Agustín Vega; por ende, él es el autor de tan importante Noticia. En cuanto a la fecha de redacción del manuscrito, se puede aseverar que es muy cercana a 1761. No solo narra como lejana la muerte del P. Bernardo Rotella acaecida en 1748,160 sino que el mismo autor da a entender que el escrito fue elaborado después de abandonar las Misiones.161 Y su salida del Orinoco debió ser entre 1750 y 1751.162 Pensamos que el P. Manuel Román bien pudo ser la persona que inspiró al H. Vega “este mi corto trabajo”, pues en el colofón de su escrito deja constancia de que: “Dios guarde a quien me lo encargó lo escribiese para su mayor gloria etc.”.163 Nuestra presunción se basa en la lógica del sentido común. El descubridor del Casiquiare convivió con el jesuita tunjano en las misiones desde 1733 hasta 1750. Cuando el H. Vega abandona el Orinoco, es destinado a Bogotá y allí se encontraría de nuevo con el P. Manuel Román quien actuaría como rector de la Universidad Javeriana entre 1761 y 1763.164 Por otra parte, el misionero-rector de la Academia Javeriana ya había mostrado interés por la historia de las misiones, y en
Archivum Romanum Societatis Iesu. Roma. N. R. et Q. Catálogo 1738. El Documento que comentamos pone la llegada en 1737 (cap. 22).
Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, fol. 66 (luego era habitual este viaje y por conclusión no era sacerdote).
Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, fol. 26v. (esto sucedía en 1734).
Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, fol. 35v. fol. 59v: “(…) y a los Padres misioneros en cuya ayuda y compañía trabaje y gaste lo mas florido de mi vida”. fol. 60v: “(…) criado y vivido con los Padres de la Compañía de Jesus”.
Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, fol. 86v.
Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, fol. 67v: “y esto después que yo salí de misiones”. ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 298. Catálogo de 1751.
Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, fol. 51v.
Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, 149.
José DEL REY FAJARDO. Bio-bibliografía, 546.
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1741 así le agradecía al P. José Gumilla que le hubiera entregado un manuscrito de la Historia de las Misiones del P. Juan Rivero al famoso orador popular, el P. Pedro de Calatayud.165 En todo caso, Vega ofrece su crónica a San Juan Nepomuceno y deja constancia que la escribió “por complacer a mis amigos y dar gloria a Dios”.166 En género histórico podemos clasificar este documento como una crónica, pero sin llegar a la rigurosidad académica de la palabra. El autor nos habla unas veces de Apuntes167 y otras de Noticia o Relación, por ejemplo, en el mismo título de la obra. Lo cierto es que este manuscrito ilumina la interpretación y la ubicación de mucho dato histórico diseminado en la obra de Gilij, en los memoriales remitidos por los misioneros orinoquenses al Consejo de Indias y en el abundante epistolario que reposa en el Archivo General de Indias de Sevilla sobre la época en cuestión. Debemos certificar que Vega reunía dos cualidades esenciales para poder garantizar el valor de su escrito. En primer lugar, fue un excelente lenguaraz, lo que le permitió adentrarse en la psicología, en la cotidianidad y en las formas de vida de los indígenas a los que sirvió. Nos consta, por lo menos, de sus conocimientos del sáliva,168 del maipure169 y del achagua.170 Sus observaciones son valiosísimas para conocer mejor a los abaricotos,171 los atures cuya lengua “es diversa de todas”,172 los valerosos cabres,173 los guamos, que “aguantan el resuello muchisimo rato debajo del agua”,174 los guayqueríes que siempre conservaron la amistad con los caribes,175 los otomacos, que “se mantienen con tierra de las barrancas del Rio”,176 los yaruros, nación “tan viciada en huirse que no hay otra mas inconstante en
GUMILLA. Escritos varios, 276. Carta del P. Manuel Román al P. José Gumilla. Nuestro Santo Padre Ygnacio de Cabruta y Junio 11 de 1741.
Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, 149.
Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, fol. 62.
Hablando del P. Capuel dice que en Pararuma le escuchó pronto predicar en lengua sáliva “y yo le oía y hablaba con bastante propiedad” (Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, 74).
Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, 95. Cuando acompaña a don Antonio Jordán al Raudal de Atures entabla diálogo con los maipures “entendiéndome lo que les hablaba, admirándose que hablase su lengua gente blanca”.
Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, 95. En la misma oportunidad del Raudal relata que “hallé un indio quirrupa, que estaba en artículo mortis, me apliqué a catequizarlo en la lengua achagua, que es la misma de su nación”.
Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, 108-109.
Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, 78.
Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, 96.
Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, 52.
Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, 16.
Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, 23.
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todo el Orinoco”.177 Pero las mejores descripciones de Vega se las adjudica a los caribes,178 a los guyapunabis179 y a los sálivas.180 En segundo lugar, fue testigo presencial y actor de muchos de los hechos allí relatados. Todavía más, su condición de hermano coadjutor le facilitó la convivencia con todos los estamentos de la reducción, pero indiscutiblemente supo captar la voz genuina del pueblo, especialmente de los indígenas y de los funcionarios subalternos. Gracias a Vega, hoy conocemos una serie de personajes anónimos, vitales para interpretar la vida orinoquense en tan cruciales años. El H. Agustín Vega nació en Tunja en 1712; ingresó en la Compañía de Jesús el 12 de noviembre de 1728 y al acabar su noviciado debió pasar a las Misiones del Orinoco.181 Tomó parte activa en las empresas misioneras que reentablaron la acción jesuítica en nuestro gran río. En 1751 aparece en Bogotá en la Universidad Javeriana dedicado a ayudar a los sacerdotes en sus ministerios.182 En 1763 residía todavía en la sabana bogotana;183 su deceso ocurrió en Bogotá el 4 de enero de 1765.184 A nuestro parecer, su pluma tiene la intuición de percibir el submundo de la sociedad orinoquense con una libertad de espíritu increíble y con un realismo que lo consagra como un escritor moderno. Según Daniel de Barandiarán: Vega plasma en su Crónica una amalgama viviente y palpitante de eventos históricos y de descripciones etnológicas absolutamente originales. Su historiar es fotografiar cada evento con ‘flashes’ fulminantes de un realismo sin parangón. Su discurrir etnográfico es tan realista y viviente que no conocemos ningún relato antropológico ni pasado ni presente que pueda parangonarse, por ejemplo, con su relación sobre la Etnia Caribe depredadora de la Orinoquia.185
Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, 92-93.
Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, 11-36.
Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, 95-96.
Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, 15 y ss.
ARSI. N. R. et Q. 5. Catálogo, 1736. Fol. 236v. Catálogo, 1738. Fol. 273v. Catálogo Breve, 1742. Fol. 290v.
ARSI. N. R. et Q. 5. Catálogo, 1751. Fol. 298; 307.
ARSI. N. R. et Q. 5. Catálogo, 1763. Fol. 352v.
ARSI. Historia Societatis. 53.a
Daniel de BARANDIARÁN. “La Crónica del Hermano Vega 1730-1750”. En: Agustín de VEGA. Noticia del principio y progresos del establecimiento de las Missiones de gentiles en la río Orinoco por la Compañía de Jesús. Estudio introductorio: José del Rey Fajardo Sj. y Daniel de Barandiarán. Caracas (2000) 126-127.
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Uno de los aportes más trascendentales es el de redimir del olvido a todos los “segundones” criollos, mestizos y negros, pues su condición de hermano coadjutor lo convertía, por una parte, en miembro de esa sociedad periférica, y por otra, se constituía en el intermediario privilegiado entre las autoridades de la reducción y sus representados. De esta forma, incorpora a la historia personajes claves en la microhistoria orinoquense y los redime del anonimato. De esta suerte han llegado a nosotros personajes tan importantes como el sáliva Pudua, “Yndio de gran razon y entendimiento”, a quien Gumilla hizo que le entregaran el bastón de Teniente de Capitán, y lo hizo sentar en la cabezera de la mesa de los soldados. Vega anota: “hera de gran prudencia y proporcionados miembros; y gran brio para el cargo, al mismo tiempo era de claro entendimiento con lo que se hacia cargo grandemente de lo que se le encomendaba (…)”.186 A él se debe la congregación de los sálivas en Pararuma. Sáliva era también el capitán Pecari, quien “el solo con su gente que trajo compusieron la mayor parte del Pueblo que constaba de ochocientas Almas”.187 Vicente de Jesús era un práctico en las tierras de caribes y conocedor de todas sus tácticas guerreras, pues como lo anotará Vega, “que como criado entre los Caribes de donde hauia salido de su voluntad, por amor de la fe Catholica, despues que el y otros tres se hauian uydo de Esquibo con dichos Caribes, y era hijo de holandes y mujer Aruaca, y los otros de Negros Olandeses y mugeres Caribes”.188 Gracias a este hombre, las misiones pudieron enfrentar los ataques caribes. Asimismo, hubiera pasado desapercibido un indígena de extraordinarias virtudes e innegable líder carismático como fue el llamado Sarrio,189 y Miaminare por los guaypunabis.190 Ayudante del P. Manuel Román, supo cautivar el alma volcánica de los guaypunabis y cabres de los ríos AtabapoInírida y de esta forma lograr la pacificación del Orinoco medio contra los caribes esclavizadores de indígenas. Como lo describirá Barandiarán: “Las gestas de ese Mozo del Padre Román, narradas por el Hermano Vega en su Crónica, merecerían un puesto de honor en los anaqueles dormidos del panteón histórico de nuestra Provincia de Guayana”.191 Su crónica sobresale como modelo de conjunción entre lo histórico y lo etnográfico. Con toda justicia, Barandiarán afirma: “Desconocemos un
Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, 5v. Piloto y práctico.
Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, 15.
Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, fol. 17.
Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, fol. 71v.
Agustín de VEGA. Noticia del Principio y progresos, fol. 79v.
Daniel de BARANDIARÁN. “La Crónica del Hermano Vega 1730-1750”. En: Agustín de VEGA. Noticia del principio y progresos… 145.
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solo texto etnográfico mundial que tuviere el peso específico y la luminosidad esclarecedora del comportamiento social y bélico del Caribe depredador del Orinoco, según el texto del hermano Vega”. Y concluye: “(…) por todo ello, esta Crónica aparece en la bibliografía jesuítica e histórica de la Orinoquia, como un monolito único y ejemplar, pues no tiene algo similar en ninguna de las bibliografías coetáneas”.192 En resumen: estamos ante un documento vital para la historiografía jesuítica orinoquense. Como crónica, se erige en una fuente etnohistórica de primer orden para el estudio y comprensión de la Orinoquia, sobre todo para el lapso temporal 1730-1750, tan importante en la biografía del gran río venezolano. Desde el punto de vista literario, constituye una verdadera joya, pues representa un genuino exponente de la literatura popular neogranadina de mediados del siglo XVIII. Muy interesantes para la elaboración de la crónica misional orinoquense en el período 1733-1749 son los escritos del P. Manuel Román, quien como superior de las Misiones nos ofrece la visión del acontecer diario en esa difícil etapa de consolidación de las reducciones orinquenses.193 Varias relaciones relatan su viaje de descubrimiento de la comunicación del Orinoco con el Amazonas a través del caño Casiquiare llevado a cabo en 1744. Concluida su misión, el P. Román (…) volvió al Orinoco demarcando aquellos sitios por si S. M. catholica gustase el que se haga alguna demarcación para que conste por los mapas la comunicación que hay del río Orinoco con el Marañón o Amazonas llamado Casiquiari. Registró las muchas naciones que hay de una y otra parte del Orinoco y a sus márgenes y a la corta distancia de tres o cuatro días tierra adentro se cuentan hasta siete naciones distintas, unas menos numerosas que otras, por causa de las muchas hostilidades que los portugueses y caribes ejecutan en ellos y los muchos indios que sacan para esclavos en el Pará.194
La última etapa de los jesuitas neogranadinos se desarrolla en tierras italianas, pues allí los arrojó la expulsión de Carlos III en 1767. Es justo señalar entre los colaboradores del jesuita italiano Felipe Salvador Gilij
Daniel de BARANDIARÁN. “La crónica del Hermano Vega 1730-1750”. En: Agustín de VEGA. Noticia del principio y progresos del establecimiento de las Missiones de gentiles en el Río Orinoco, por la Compañía de Jesús. Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, (2000) 127.
Dado lo extenso de la bibliografía nos remitimos a nuestro libro Biblioteca de Escritores jesuitas neogranadinos, 595-599.
APT. Fondo Astráin, 28. Informe sobre la misión del Orinoco. (En: José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos relativos a la Historia de la Compañía de Jesús en Venezuela, II, 333-336). Ver: Descubrimiento de la comunicación del Orinoco con el Marañón y relacion que hace el P. Manuel Román de su viaje de Carichana al Río Negro: desde el 4 de febrero hasta el 15 de octubre de 1744 (AIUL. Papeletas: ROMÁN, Manuel: “Se conservaba en el colegio Imperial al tiempo del extrañamiento”. AGS. Estado, 7397, fols. 8-9).
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para su Ensayo de Historia americana al P. Enrique Rojas (1729-¿?),195 quien le suministró los datos del Corregimiento de Tunja.196 También hay que hacer alusión a otras temáticas interesantes. El P. Pedro Calderón desarrolló una gran actividad tanto en Bogotá como en Madrid y Roma efocada en conseguir la autonomía universitaria para la Universidad Javeriana como lo demuestran los siguientes escritos. Un primer ensayo lo constituye la Breve noticia de los Privilegios Perpetuos que la Santa Sede concedió a los estudiantes que cursen estudios en los colegios de la Compañía de Jesús.197 Después seguiría el Memorial del P. Calderón para dar respuesta al de Fray Ignacio de Quesada sobre el mismo tema.198 También incluimos aquí un sencillo documento relativo a la fundación de las cátedras requeridas para la Facultad de ambos Derechos.199 Es de lamentar que se hayan perdido dos escritos que serían fundamentales para la historia de los jesuitas en el Nuevo Reino de Granada. Nos referimos a las Cartas Anuas tanto las relativas a la nueva Provincia de Quito 1696-1700200 como las referentes al Nuevo Reino (1700-1703).201
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José DEL REY FAJARDO. Bio-bibliografía, 539-540.
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GILIJ. Ensayo de Historia de Historia americana, IV, XX: “De los datos del corregimiento de Tunja soy deudor en gran parte al P. Enrique Rojas y a otro muy digno sujeto que por humildad quiere permanecer oculto”.
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Pedro CALDERÓN. Breve Noticia de los Privilegios perpetvos, con que la Sede Apostólica ha favorecido a la Compañía de Jesús, para poder graduar en sus Colegios a todos los Estudiantes, que cursan sus Escuelas. Véase: J. Eug. de URIARTE. Catálogo razonado de obras anónimas y seudónimas de autores de la Compañía de Jesús pertenecientes a la antigua asistencia española. I, 84-85. Todas las disquisiciones del P. Uriarte las ha basado en la Historia moderna del Reyno de Quito del P. Velasco (“Ms. en el archivo de la Residencia de Madrid”).
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MEMORIAL del Reverendissimo Padre Maestro Pedro Calderón, de la Compañia de Jesvs, Procurador General de la Provincia del Nuevo Reyno, y Quito, presentado en el Real, y Supremo Consejo de las Indias en 30 de Marzo de 1693. En respuesta de otro impreso del Reverendissimo Padre Maestro Fr. Ignacio de Quesada del Orden del Santo Domingo, Procurador General de su Provincia de Santa Cathalina Mártir de Quito. Dalo a la estampa Don Gerónimo Lezcano y Sepulbeda, Doctor en ambos Derechos. Impreso con licencia en Colonia en la Oficina de Hermano Dehmen, año de 1695. J. Eug. URIARTE. Catálogo razonado, III, 334. El P. Uriarte se inclina a atribuir la paternidad intelectual al P. Antonio Matías Jaramillo. Sin embargo, el P. Pacheco (Los jesuitas en Colombia, II, 258-259) opina lo contrario. Sobre el memorial, Cfr, Beltrán de HEREDIA O.P. “Universidades Dominicanas de la América Española”. En: Ciencia Tomista. Madrid, 28 (1923) 362. José Abel SALAZAR. Los estudios eclesiásticos Superiores en el Nuevo Reyno de Granada. Madrid (1946) 540-541. Federico GONZÁLEZ SUÁREZ. Historia General de la República de Ecuador. Quito, 2a. edic., VII, 94. Escritura de dotación de dos cátedras, una de derecho civil y otra de Cánones, de los colegios de Santafé y Quito. 11 de marzo de 1693. AGI. Santafé, 402.
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Cartas anuas de la Provincia de Quito de los años 1696 a 1700. E. TORRES SALDAMANDO. Los antiguos jesuitas del Perú, 275. URIARTE-LECINA. Biblioteca, II, 48, dicen que el Ms. se encuentra en la Biblioteca Nacional de Lima.
Cartas anuas de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada de los años 1700 a 1703. E. TORRES SALDAMANDO. Ob. cit. 275. URIARTE-LECINA. Biblioteca, II, 48: “Biblioteca Nacional de Lima”.
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La isla de Santo Domingo siempre fue parte de la Provincia del Nuevo Reino y el P. Damián Buitrago dejaría como testimonio de su estancia dos interesantes escritos: Informe sobre la fundación de nuestra Compañía de Jesús en la ciudad de Santo Domingo202 y Relacion que escribe el P. Damian de Buitrago de su viage y mission a la Isla de Santo Domingo con el P. Andres de Solis.203 Aunque son pocas las noticias que hemos adquirido de la actividad literaria desarrollada en el colegio tunjano, sin embargo, incluimos en esta sección algunas referencias que pueden abrir el campo para futuras investigaciones. El peruano Juan Onofre había ejercitado la docencia teológica en la Universidad Javeriana de Bogotá desde 1657204 hasta 1662, cuando fue desterrado por don Diego de Egües debido a sus sermones contra el visitador de la Audiencia, don Juan Cornejo, en pugna con el provisor del arzobispado don Lucas Fernández de Piedrahita.205 De Bogotá pasó a Tunja en donde en 1663 ganó un certamen literario convocado por el nacimiento del príncipe Carlos José, quien después sería Carlos II.206 Una de sus décimas reza así: Cuando Próspero207 retira Del sol los caudales, Esas cenizas vitales A nuevo sol fueron pira.<fin cita> España a Próspero mira Que en Carlos se restituye Y pues nueva luz influye Aquel vital parasismo, Fue un amparo aquello mismo <que su desamparo arguye>208.
Damián de BUITRAGO. Informe sobre la fundación de nuestra Compañía de Jesús en la ciudad de Santo Domingo de la Isla Española. Santo Domingo, 1 de agosto de 1650. Lo publica Antonio VALLE LLANO. La Compañía de Jesús en Santo Domingo durante el período hispánico. Ciudad Trujillo (1950) 323-339. El original reposa en ARSI. N. R. et Q. 17, fols. 118-127.
Damián de BUITRAGO. Relacion que escribe el P. Damian de Buitrago de su viage y mission a la Isla de Santo Domingo con el P. Andres de Solis: 1649. AIUL. Papeletas: BUITRAGO, Damián: “En fol. de 2 hojs (en el archivo de la Residencia de Madrid)”.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 165v. Catálogo de 1657: “Docuit Grammaticam et nunc Theologiam”. El catálogo de 1660 especifica que enseñó Teología Moral (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 191).
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, II, 323 y 65-73.
En la relación del certamen dice don Alonso de la Palma Nieto, alcalde de Tunja: “Llevóse el primer premio de la glosa con razón, aunque su modestia lo disimuló, el bonete insigne, hijo dela ilustre Compañía de Jesús, Padre Juan Onofre, grande por virtud y letras y generales aplausos en su predicación (…)”. Ozías S. RUBIO y Manuel BRICEÑO. Tunja, desde su fundación hasta la época presente. Bogotá (1909) 101-102.
Se refiere al príncipe Felipe Próspero muerto el 1 de noviembre de 1661
Citado por: Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, II, 322-323.
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El venezolano Juan Quintero fue profesor de humanidades de los jóvenes jesuitas que acababan el noviciado en Tunja. Una muestra de su talento literario nos lo ha conservado el P. Pedro de Mercado en su Historia de la Provincia del Nuevo Reino y Quito: P. Ioannis Quintero bene in Auctorem affecti Epigramma. Dum Regni primaeva Novi monimenta recludis, Iesuadumque Deo gesta dicata refers: Illi famosum Facundus reddis honorem, hisque tuo calamo Fama perennis adest. Sic tibi mercaris miram, Mercate, coronam; Quo argento? Libro mira docente tuo.209
Tomás Casabona había escrito en España, antes de venir a Tunja, un jeroglífico tan usual en los colegios jesuíticos coloniales.210 Los jesuitas siempre mostraron una gran afición por la poesía latina y también por la castellana; y por ello no es extraño verlos participar en todo tipo de justas literarias.211 Así se dan a conocer los “cancioneros” que la crítica moderna está revalorizando.212 El género biográfico fue cultivado por Cristóbal Céspedes, quien tuvo una larga estadía en Tunja, pues ya en 1678 pertenecía a la comunidad del
MERCADO. Historia de la Provincia, I, 5.
Geroglífico de un León, que con la mano izquierda mantiene un escudo de las barras de Aragón; con la mano derecha, aviendose rasgado el pecho, teñido con la sangre de su corazón imprime nuevos purpureos coloridos en las siguientes barras del Aragones Escudo: con su correspondiente Lema y una redondilla. Según Uriarte-Lecina (Biblioteca, II, 138) este escrito apareció en la página 30 del Torneo Poético. Una amplia información sobre el Torneo Poético aduce el P. J. Eug. de URIARTE. Catálogo razonado de obras anónimas y seudónimas de autores de la Compañía de Jesús pertenecientes a la antigua asistencia española, III, 481-483. El título completo de la obra es: Torneo Poetico en loor del Ilvustrissimo y Reverendissimo Señor Don Fray Ioseph de Linás, Arzobispo de Tarragona, Primado de España, antes General del Real, y Militar Orden de la Merced, y del Consejo de su Magestad, &. Celebrado en dicha civdad, por los alvmnos del Seminario de Humanas Letras, que ay en el Colegio de la Compañia de Jesus. Con ocasion de la celebre y pvblica entrada de dicho Ilustrissimo Señor Arzobispo en la inclita Ciudad de Tarragona. Sácalo a luz Don Felipe Alegre, Governador del Campo de Tarragona. Con Licencia. En Zaragoza: Por Pascual Bveno, Impresor del Reyno de Aragón, Año MDC. XCV. Ciertamente, el P. Casabona estudiaba Letras Humanas en Tarragona en 1695 como consta de varias cartas suyas que reposan en ARSI. Fondo Gesuitico: “Indipetae. Spagne”. Antonio RODRÍGUEZ-MOÑINO. “Tres cancioneros manuscritos. Poesía religiosa de los siglos de oro”. En ÁBACO. Estudios sobre literatura española. Madrid, Castalia (1969) 138.
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José J. LABRADOR HERRAIZ. “El Cancionero de Jesuitas. Manuscrito 6226 de la Real Academia Española”. En: Miscelánea Comillas. Madrid, 126 (2007) 45-70.
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colegio de Tunja213 y allí permanecía en 1684.214 A su pluma se debe Vida, y virtudes de la Venerable Virgen Juana Maria de San Estevan.215 Entre los miembros de la Compañía de Jesús encontramos los siguientes escritos. Manuel Balzátegui dedicó una pequeña biografía a un personaje clave en las relaciones entre la Expedición de Límites de 1750 y la Compañía de Jesús como fue el P. Roque Lubián.216 De la misma forma, tenemos noticia de la carta necrológica que el P. Damián Buitrago escribió en 1651 sobre el P. Andrés Solís, fallecido en Santo Domingo atendiendo a los apestados el 10 de marzo de 1651.217 Asimismo, dejamos constancia de la escrita por Pedro Calderón sobre el P. Francisco Barla, muerto en Mompós el 27 de enero de 1696,218 así como de las redactadas por el P. Juan Manuel sobre Baltasar Mas219 y la del P. Pedro Pinto;220 Gaspar Vivas la consagraría al P. Francisco Ellauri221 y Juan Martínez Rubio nos trasmitiría las de Vicente Loverzo,222 Juan Asensio223 y Pedro Mercado.224
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 319. Catálogo de 1678.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 353v. Catálogo de 1684.
Cristóbal CÉSPEDES. Vida, y virtudes de la Venerable Virgen Juana Maria de San Estevan, Religiosa de Santa Clara en la ciudad de Santa Fe de Bogotá, en las Indias Occidentales. En Nápoles, en la Imprenta de Felix Mosca, 1714. URIARTE-LECINA. Biblioteca, II, 219: “Diosdado Caballero. Biblioth., n.º 555”.
URIARTE-LECINA. Biblioteca, I, 416: “En 4º, 18 hs.”. Manuel BALZÁTEGUI. Noticia de la vida, virtudes y trabajos del apostólico varón Padre Roque Lubian que, después de 40 y más años de misionero del Orinoco y Meta, murió en destierro de Italia y Gubbio 8 de mayo de 1781.
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AIUL. Papeletas: BUITRAGO, Damián: “Carta de edificacion que escibe el P. Damian Buytrago de los apostolicos trabajos del P. Andres de Solis, muerto en la isla de Santo Domingo sirviendo a los apestados. En fol. de 2 hojs”.
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Carta del P. Pedro Calderón, Visitador del Nuevo Reyno de Granada, sobre la religiosa vida del P. Pedro Francisco Barla, muerto en Mompos a 27 de Enero de 1696. URIARTE-LECINA. Biblioteca, II, 48-G: “Trae un extracto el P. Boero en su Menologio; I, 300-302”.
Carta de edificación del P. Balthasar Mas, Provincial que fue desta provincia del Nuevo Reyno para el P. Fabian Lopez. Santafé, 1 de noviembre de 1642. En fol. 6 hs. Biblioteca de la Real Academia de la Historia. Madrid. AIUL. Papeletas: MANUEL, Juan.
Carta de edificacion en la muerte del P. Pedro Pinto. Santa Fe, Mayo de 1645. AIUL. Papeletas: MANUEL, Juan.
Carta de edificación del P. Ellauri. [1665]. Según afirma el P. J. M. Pacheco (Los jesuitas en Colombia, II, 385) esta carta la integró Flórez de Ocáriz en sus Genealogías del Nuevo Reyno de Granada. Madrid, II, 327 y ss. También la copian: Mercado (MERCADO. Historia de la Provincia, I, 464473) y Rivero (RIVERO. Historia de las Misiones, 178-184).
Carta circular que dirigió el P. Juan Martínez Rubio a toda la provincia con ocasión de la muerte del Padre Loverzo a 12 de abril de 1693. Según Pacheco (Los jesuitas en Colombia, II, 427) hay una carta de 12 de abril que reposa en: ARSI. N. R. et Q. Historia 15, fols. 244 y ss. APQu. Leg. 6: Carta de edificación del P. Vicente Loverzo. 19 abril 1693, (puede ser que se trate de un error de copia).
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Carta de Edificación del P. Juan Assensio. Santafé, 1 enero 1694. APQu. Leg. 6.
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Carta de edificación sobre la vida y virtudes del Padre Pedro Mercado, firmada por Juan Martínez Rubio; fechada en Santafé y noviembre 20 de 1700 (sic) dirigida al P. Rector de Cartagena Fernando Zapata. ANCh. Jesuitas. Bogotá, 214. En un inventario de papeles de archivo del colegio de Santafé, hecho en 1767, se habla de esta carta. En 12 fols. útiles.
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Entre los fundadores del colegio de Tunja se encuentra el P. Antonio Basoia, italiano, quien había ingresado en la Compañía de Jesús después de graduarse de médico.225 Su espíritu científico se trasluce en una carta que escribió al P. General Mucio Vitelleschi.226 Lamentablemente, su no adecuación a los climas americanos le obligó a regresar a Italia.227 También se debería incluir al P. Hernando Domínguez Camargo, quien hacia 1635 abandonó la Compañía de Jesús; pero su devoción al fundador de los jesuitas le llevó a escribir su obra cumbre el Poema heroico sobre San Ignacio de Loyola.228 Sin lugar a dudas, es uno de los escritores más estudiados del barroco colombiano.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 5v. Catálogo de 1610: “Estudió: Tres años de Artes. Tres de medicina. Cuatro de theologia. 2 de matematica. Licenciado en Artes y en Medicina”.
ARSI. N. R. et Q. 14. Historia I, Ciertamente podemos vislumbrar que se trata de un científico. En 1609 le escribía el General de la Compañía de Jesús que había recibido unas semillas para el duque de Urbino (ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium. Carta del P. Claudio Aquaviva a Antonio Basoia. Roma, 8 de septiembre de 1609).
José DEL REY FAJARDO. Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 133-134.
S. Ignacio de Loyola, fvndador de la Compañía de Iesvs. Poema heroico. Escrivialo el doctor don Hernando Domínguez Camargo, natural de Santafé de Bogota del Nuevo Reyno de Granada, en las Indias Occidentales. Obra póstuma. Dala a la estampa y al culto teatro de los doctos el Maestro D. Antonio Navarro Navarrete. Acredítala con la ilvstre protección del Reverendissimo P. M. Fr. Basilio de Ribera, dignísimo Prouincial de la esclarecida Familia del Serafín, y Chrubin en el entender, y, amar: el Grande Agustino, en esta Prouincia de Quito. Año, 1666. El verdadero editor es el P. Antonio Bastidas como lo demuestran las cartas escritas por éste al Procurador en Madrid (Aurelio ESPINOSA POLIT. “Una cuestión de historia literaria colombiana. Hernando Domínguez Camargo”. En: Revista Javeriana. Bogotá (1959). Para la bibliografía jesuítica: Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia. Bogotá, I (1959) 572-578. Amplia información en: László POLGAR. Bibliographie sur l’histoire de la Compagnie de Jésus 1901-1980. III. Les persones. Roma (1990) 600-602. La información continúa anualmente en la Revista Archivum Historicum Societatis Iesu que se edita en Roma. José DEL REY FAJARDO. Biblioteca de Escritores jesuitas neogranadinos. Bogotá, Editorial Pontificia Universidad Javeriana (2006) 245-246.
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C a p í t u l o IV
El Colegio de Tunja y su aporte a las lenguas indígenas
Desde su nacimiento en 1540 la Compañía de Jesús expresó su vocación universal tanto en la pasión por las nuevas geografías como por su fervor en pro de las lenguas que interpretan el ser de los pueblos.1 Ya en las propias Constituciones de la Orden, aprobadas en 1552, se establece el estudio del latín y griego en las Facultades de Teología, “y también de otras [lenguas] como es la hebrea, caldea, arábiga y indiana”.2 Y más adelante todavía especifica que cuando se diseñe una nueva universidad habrá que preparar sujetos de forma que puedan enseñar “para entre Moros o Turcos, la arábiga sería conveniente a la caldea; si para entre Indios, la indiana; y así de otras por semejantes causas podría haber utilidad mayor en otras regiones”.3 Podemos afirmar que la dedicación a la idiomática indígena nace con la misma presencia de la Compañía de Jesús en el Nuevo Reino de Granada. Es muy significativo el esfuerzo de la primera generación de jesuitas neograna-
George A. DE NAPOLI. “Lingüística”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, III (2001) 2360-2366. Javier BAPTISTA. “VII. Lingüística”. En: Charles E. O’NEILL y Joaquín M.ª DOMÍNGUEZ. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Roma-Madrid, I (2001) 130-133.
Ignacio de LOYOLA. Constituciones de la Compañía de Jesús. En: Ignacio IPARRAGUIRRE, Cándido de DALMASES y Manuel RUIZ JURADO. Obras de San Ignacio de Loyola. Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos (1991) 558-559. [En adelante citaremos por la numeración interna que tradicionalmente ha sido adoptada en tan importante documento]. El texto en: Constituciones [447].
Constituciones [449].
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dinos: José Dadey,4 Juan Bautista Coluccini,5 Domingo Molina,6 Pedro Pinto7 y otros que no se contentaron con el dominio personal del idioma chibcha, sino que de inmediato pusieron en práctica la institucionalización de su esfuerzo en los sucesivos ensayos que llevarían adelante no solo en la sabana bogotana sino en el piedemonte andino y en las ilimitadas extensiones de los llanos de Casanare y en las selvas del Orinoco. La estrategia jesuítica para el aprendizaje de los idiomas contempló dos experiencias que se definen por sus fines: la “Cátedra de Lenguas” en la Universidad Javeriana para los jesuitas y los alumnos del Colegio Mayor de San Bartolomé, y la “Escuela de Lenguas”, inserta en el medio indígena, para que los ignacianos se posesionaran in situ de la lengua y pudieran hablarla con precisión. De acuerdo con el orden cronológico, en primer lugar se instauraría la “Escuela de Lenguas” en la doctrina de Cajicá, en plena sabana bogotana, a las órdenes del P. Juan Bautista Coluccini.8 Allí se habían reunido ocho misioneros “que asistían como en seminario de la lengua índica”.9 Y en este centro debieron formarse al menos dos generaciones de lingüistas que serían los que se desplegarían por todo el altiplano. La actividad desplegada por los miembros de la Compañía de Jesús en este ensayo debió ser profusa, pues en 1608 Felipe III alababa el trabajo de traducción de la doctrina a las diversas lenguas del Nuevo Reino, “aunque sin variar el sentido” llevado a cabo por los jesuitas. Los proponía al presidente de la Real Audiencia, don Juan de Borja, como ejemplo en la enseñanza de los indios, por sus logros en la doctrina de Caxicá.10 De igual manera, este hecho histórico explica que los miembros de la Compañía de Jesús neogranadina, reunidos en 1609 en su I Congregación Provincial, propusieran la aceptación de dos doctrinas estables, una de lengua 4
José DEL REY FAJARDO. Biblioteca de Escritores jesuitas neogranadinos. Bogotá, Editorial Pontificia Universidad Javeriana (2006) 236-240.
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José DEL REY FAJARDO. Biblioteca de Escritores jesuitas neogranadinos, 216-219.
6
José DEL REY FAJARDO. Biblioteca de Escritores jesuitas neogranadinos, 479-482.
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José DEL REY FAJARDO. Biblioteca de Escritores jesuitas neogranadinos, 552-553.
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Pedro de MERCADO. Historia de la Provincia del Nuevo Reino y Quito de la Compañía de Jesús. Bogotá, Biblioteca de la Presidencia de la República, I (1957) 187. Joseph CASSANI. Historia de la Compañía de Jesús del Nuevo Reyno de Granada. Madrid (1741) 435. Su biografía sería efímera pues en 1615 entregarían a la mitra la doctrina (Juan Manuel PACHECO. Los Jesuitas en Colombia. Bogotá, I (1959) 310-311) pero su equipo de hombres seguiría tanto en Fontibón, como en Duitama, Tunjuelo y en otras doctrinas indígenas.
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CASSANI. Historia de la Provincia de la Compañía de Jesús, 435 (Edic. Príncipe): “(…) dentro de la Residencia no se hablaba en español, sino cuando la ignorancia, u olvido de la voz india obligaba a decir la expresión española, para aprender con la corrección (…)”.
10
Richard KONETZKE. Colección de documentos para la historia de la formación social de Hispanoamérica, 1493-1810. Madrid, II/1, 138-139. Felipe III al Presidente de la Real Audiencia del Nuevo Reino de Granada, Don Juan de Borja. Madrid, 4 febrero 1608.
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mosca cerca de Santa Fe y otra de lengua tunjeña en el distrito de Tunja, con la fundación de dos seminarios de lenguas, uno para cada una de ellas, donde los de la Compañía las aprendieran. La razón fundamental era que ambas lenguas se empleaban corrientemente en el apostolado diario con los indios en la capital y en las diversas residencias del Nuevo Reino.11 Sin embargo, la realidad social y política iría abriendo nuevos horizontes a este experimento. y así, en 1611 se origina en la capital boyacense un ensayo similar y de esta forma, por las demandas espirituales y culturales de las tierras del gran Zipa, se abrirían a Duitama, Tópaga y la Serranía de Morcote. La fundación del colegio de Tunja12 también contemplaba el mundo indígena que lo circundaba. El 15 de junio de 1611, la Real Audiencia le escribía al Rey y exponía que la “necesidad [de atender esa zona] se funda en ser el número de indios de aquel distrito mayor que el desta ciudad y la lengua muy diferente (…) porque de la dicha lengua de Tunja, ni acá ni allá hay catedrático que la enseñe, y es justo que aquel distrito, siendo como es mayor, goce y participe de la buena doctrina, enseñanza y ejemplo de los de la Compañía”.13 Una confirmación explícita de todo este movimiento filológico lo revela la misma Audiencia de Santafé en 1614, cuando se dirigía al Rey de España señalando el cuidado que ponían los jesuitas en aprender y enseñar las lenguas indígenas.14 La segunda experiencia la constituiría la denominada “Cátedra chibcha”, fundada durante el provincialato del P. Gonzalo de Lyra (1607-1615), suponemos que hacia 1613.15 La creación de esta entidad académica fue muy alabada por el P. General de la Compañía de Jesús16 en los incipientes estudios de filosofía y teología que devendrían siete años más tarde en la Universidad Javeriana.17 Así pues, la Cátedra nace como
ARSI. Congregaciones Provinciales, 53, fol. 112v.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 158-165.
AGI. Santafé, 18. Carta de la Real Audiencia al Rey. Santafé, 15 de junio de 1611.
AGI. Santafé, 19. Carta de la Audiencia al Rey. Santafé, 6 de juio de 1614.
ARSI. N. R. et Q. I. Epistolae Generalium. Aquaviva a Lyra, 28 de enero 1614, fol. 33 (Luego en 1613 ya estaba funcionando). Los Estudios superiores de Teología se abrieron en 1612. Cfr. Letras Annuas de la Provincia del Nuevo Reyno de Granada de los años 1611 y 1612. (ARSI. NR et Q. 12-1, fol. 63). En 1616 volvía el P. General a hablar sobre la cátedra de Lengua Indígena (ARSI. N.R. et Q. I. Epistolae Generalium, fol. 42. Aquaviva a Lyra, 8 enero 1616. A. LEE LÓPEZ. “Gonzalo Bermúdez, Primer Catedrático de la Lengua General de los Chibchas”. Boletín de historia y antigüedades. Bogotá, L (1964) 183-217.
ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium, fol. 33. Carta del P. Aquaviva al P. Gonzalo de Lyra. Roma, 24 de enero de 1614.
ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium. Carta del P. Claudio Aquaviva al P. Gonzalo de Lyra. Roma, 28 de enero de 1614. Luego la cátedra funcionaba, por lo menos, en 1613. Alberto LEE LÓPEZ. “Gonzalo Bermúdez, Primer catedrático de la Lengua General de los Chibchas”. En: Boletín de Historia y Antigüedades. Bogotá, L (1964) 183-217. Para una información de conjunto:
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una opción privada de la Compañía de Jesús y así se mantuvo como tal hasta 1625, fecha en que se unificó con la cátedra oficial que mantenía la Corona en el Nuevo Reino. Mas, hacia 1681 adquirió de nuevo la categoría de privada hasta su extinción a lo largo de la primera mitad del siglo XVIII. La mayoría de los “lenguas” que hablaban el chibcha también dedicaron sus esfuerzos a la capital boyacense; por ello solo nos fijaremos en una curiosa personalidad, la del P. Juan Manuel (c.1589-1647),18 quien viviendo en la ciudad de Tunja gozó de un gran prestigio en todo el Nuevo Reino por sus conocimientos enciclopédicos.19 Pero desde sus años de estudiante en la Universidad Javeriana se dedicó al estudio de la lengua del Reino20 y de esta forma pudo ejercitarla en la capital boyacense con los aborígenes de la zona. Nos quedan noticias de dos escritos suyos: Platicas y sermones en lengua mosca para uso de los indios21 y una curiosa obra intitulada Reglas y constituciones para la buena direccion de la Congregacion del Niño Jesus fundada para los indios en el Colegio de Tunja.22 En 1615 se hacían cargo los jesuitas de Duitama; su primer doctrinero fue el P. Jerónimo Navarro (c. 1582-1633),23 quien había estudiado Filosofía en la Universidad de Alcalá de Henares, tuvo que dedicarse a la docencia gramatical hasta que pudo ordenarse de sacerdote.24 Aunque fue alumno
Carmen ORTEGA RICAURTE. Los estudios sobre lenguas indígenas de Colombia. Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1978.
José DEL REY FAJARDO. Biblioteca de Escritores jesuitas neogranadinos, 414-417.
MERCADO. Historia de la Provincia, I, 457: Tuvo opinión todo el Reino de que era el hombre más docto que había en toda la provincia y aun fuera de ella, y así le enviaban de muy lejas [sic] tierras casos muy graves y enmarañados para que los desatase con su sabiduría... y así acudían a él en cualquiera materia que se dificultaba por ser universal en todas las facultades y ser como un archivo de todas las ciencias (…)”. Y también fue conocedor de la astrología (MERCADO. Ob. cit. I, 459).
MERCADO. Historia de la Provincia, I, 452: “El celo por la salvación de las almas de los indios le obligó a que aún siendo estudiante aprendiese su dificilísima lengua, y habiéndola sabido con perfección la tuvo muy grande en ser operario de los indios en el Colegio de Tunja”.
AIUL. Papeletas: MANUEL, Juan.
AIUL. Papeletas: MANUEL, Juan.
Para la biografía del P. Jerónimo Navarro: MERCADO. Historia de la Provincia… IV, 80-87. Una síntesis puede verse en: Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 316-320. Para la fecha de defunción: ARSI. Historia Societatis, 43, fol. 117.
MERCADO. Historia de la Provincia..., IV, 81: “Acabados los trabajos que tuvo en el mar empezó a tener otros en tierra leyendo la cátedra de mínimos en que mostró su ardiente celo enseñando a los niños letras y virtud por algunos años sin haberse ordenado de sacerdote por no haber entonces obispo en Cartagena ni en Santa Fe”.
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distinguido en Teología,25 sin embargo, toda su biografía la consagró a los indígenas de Tunjuelo,26 Duitama27 y los paeces cercanos a Popayán.28 En realidad podemos afirmar que gran parte de los “lenguaraces” jesuitas que integraron la cátedra del chibcha en la Universidad Javeriana laboraron también en Duitama, hecho que nos obliga a pensar en la importancia que le dieron a este nuevo centro lingüístico. Lamentablemente, su duración fue corta, pues frente a la institucionalidad de la Universidad Javeriana las doctrinas de indios debían pasar, una vez instaladas, al clero secular; y por ende, el esfuerzo lingüístico quedaba en el olvido. Quizá si Tunja hubiera sido la sede de esta escuela, se hubiera garantizado su permanencia y hoy dispondríamos de abundante información. En este cuadro podemos citar a Pedro Pinto, quien después de ordenarse de sacerdote dedicó al estudio del chibcha y de los dialectos del duitama y el sogamoso con tan diligente cuidado que las supo perfectamente.29 Debió trabajar en la parroquia de Duitama30 hasta 1625, cuando es llamado a Bogotá para encargarse de la Cátedra de Muisca que iba a dejar el P. Gonzalo Bermúdez.31 El P. José Dadey residió en dos oportunidades en Duitama. La primera gira en torno a 1616;32 la segunda, en 1628, al tener que abandonar las misiones de Morcote por decisión del arzobispo bogotano.33 Otro distinguido operario de indígenas de la sabana fue el P. Pedro Navarro (c.1581-1659).34 En 1620 trabajaba con los indígenas de Duitama35
MERCADO. Historia de la Provincia… IV, 81: “En este colegio [San Bartolomé] dio fin a sus estudios de teología y salió tan docto estudiante, que pudiera ser maestro con mucha suficiencia en cualquiera de las universidades. Mostrólo en el acto general que tuvo dedicado al señor presidente don Juan de Borja…”.
MERCADO. Historia de la Provincia… IV, 84.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 317-320.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 361-362.
MERCADO. Historia de la Provincia… I, 160.
ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium. Carta del P. General al P. Juan Bautista Coluccini. Roma 8 de septiembre de 1625.
AGI. Santafé, 20. Carta de don Juan de Borja al Rey. Bogotá 26 de junio de 1625: “(…) Fuelo el P. Pedro Pinto, y en la certificacion que le dio, dice que le examino y le hallo inteligentisimo, asi en la lengua general que se lee en la dicha catedra, como en los demas vulgares y comunes que se hablan entre los indios de este Reino, y asi, por auto que provei, le elegi y nombre(…)”. MERCADO. Historia de la Provincia… I, 160: “(…) y las leyó siendo catedrático de ellas en el Colegio de Santa Fe haciendo papeles muy provechosos en la materia con que se hizo muy perfecto obrero del Evangelio”. Cátedra de chibcha. Santafé 3-8-1637 (ANB. Curas y obispos, 9, fol. 359).
ANB. Fábrica de Iglesias, t. 20, fol. 368. Y allí permanecía en 1617 (Idem, fol. 371).
ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium, fol. 322. Carta de Vitelleschi a Dadey. Roma, 6 de febrero de 1628.
Véase: José DEL REY FAJARDO. Biblioteca de Escritores jesuitas neogranadinos. Bogotá, Universidad Javeriana (2006) 502-503.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 318-320.
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y fue superior de esa residencia.36 El resto de su biografía la absorben las poblaciones indígenas de Tópaga, las Minas de Santa Ana y Tunjuelo. También sirvió en esta Escuela de Lenguas de Boyacá el polifacético P. Juan Bautista Coluccini, a quien se le puede considerar como un científico que fue arquitecto,37 lingüista,38 músico39 y cultivador de la astronomía.40 Allí residía en 1622.41 A ellos hay que añadir tanto al P. Damián Buitrago (c. 1596-1650),42 quien en 1624 era destinado al enclave duitamense43 y de su estancia tenemos noticia de unas “Poesías en la lengua de los duitamas”,44 como
ARSI. N. R. et Q. 1, fol. 84. Epistolae Generalium. Carta del P. Mucio Vitelleschi al P. Pedro Navarro.
Fernando ARELLANO. El arte jesuítico en la América Española (1568-1767). San Cristóbal, Universidad Católica del Táchira (1991) 87-91. José de MESA y Teresa GISBERT. “La arquitectura jesuítica española en Bogotá y Quito”. En: Boletín del Centro de Investigaciones Históricas y Estéticas. Caracas, Universidad Central de Venezuela, n.º 23, 1978. Conviene destacar que el P. Coluccini era arquitecto y así lo evidencian los catálogos: el de 1610 dice que había estudiado 4 años de Matemáticas (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 5) y el de 1616 afirma que era Arquitecto (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 18).
MERCADO. Historia de la Provincia… I, 137. Fue la primera doctrina que tuvieron los jesuitas en el Nuevo Reino y allí se inició, con 8 jesuitas, la primera escuela de lenguas indígenas. “(…) aprendió la lengua de los indios de este Reino (…) Logrósele también este trabajo que entre muchos que la aprendieron juntos, fue el padre Juan Bautista el primero que la predicó y confesó en ella”.
URIARTE-LECINA. Biblioteca de escritores de la Compañía de Jesús pertenecientes a la antigua Asistencia de España desde sus orígenes hasta el año de 1773. Madrid, II (1930) 272.
En noviembre de 1640 solicitaba el Presidente Saavedra y Guzmán el parecer del P. Coluccini sobre un eclipse de sol acaecido en Santafé el 13 de noviembre de ese año. Fue publicado: “Un eclipse observado desde Bogotá en 1640”. En: Revista Javeriana. Bogotá, 45 (1956) 76-81. FLÓREZ DE OCARIZ. Genealogías del Nuevo Reino de Granada, I, 224: “(…) era gran Arquitecto, y con inteligencia de Astrologia”.
Por desavenencias económicas con el Rector de la Javeriana P. Baltasar Mas (Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia… I, 462). El 12 de febrero de 1624 le escribía el General de la Orden al Provincial del Nuevo Reino: “Señale V. R. personas inteligentes que las vean [las cuentas] (…) y costando que [el P. Coluccini] cumplió bien con su obligación de procurador, V. R. con su mucha caridad le consuele y aliente, que está algo afligido” (ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium, fol. 250. Carta del P. Mucio Vitelleschi al P. Florián de Ayerbe. Roma, 12 de febrero de 1624).
José DEL REY FAJARDO. Catedráticos jesuitas de la Javeriana colonial, 53-55.
MERCADO. Historia de la Provincia… I, 338. Quizá debió regresar a Bogotá pues en 1630 pronuncia allí sus últimos votos (SAEZ. “Los jesuitas en el Caribe insular”. Paramillo, 16 (1997) 24) y también recibe una carta del General de la Orden: ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium, fol. 328v. Carta del P. Mucio Vitelleschi al P. Damián Buitrago. Roma, 6 de febrero de 1630. En 1632 aparece como Superior de Diutama (ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium, fol. 98v. Carta del P. Mucio Vitelleschi a Damián Buitrago. Roma, 30 de enero de 1633).
MERCADO. Historia de la Provincia… I, 338: “Y a un tiempo maestro y discípulo se aplicó con cuidado tanto a la lengua de los naturales que llegó a aprenderla con tanta eminencia que componía poemas y versos en la misma lengua de los indios”.
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al P. Domingo Molina [Molinello] (1591?-1661),45 quien supo conjugar la vida intelectual de catedrático de la Javeriana y su conocimiento de la psicología del indígena. Su producción en lengua indígena es asombrosa, aunque se hayan perdido todos sus manuscritos.46 En 1634 residía en Duitama.47 Hacia 1635 el visitador de la Provincia, P. Rodrigo de Figueroa, permutó la doctrina de Duitama por la de Tópaga48 con gran disgusto del P. General de los jesuitas.49 Así, pues, en 1636 se cerraba este importante enclave lingüístico boyacense; los jesuitas corrían su actividad hacia el camino de los llanos orientales en su nueva estación de Tópaga. Una nueva etapa se abre con el reto de esta nueva población inserta en las alturas que conducían al llano. Los primeros en asumir la nueva reducción fueron los PP. Domingo Molina, de quien hablaremos más adelante, y Pedro Varáiz (1578-1654),50 su compañero, pero de quien sospechamos no era conocedor de las lenguas indígenas. Pero es necesario precisar que la figura emblemática del nuevo ensayo sería el P. Francisco de Ellauri (1602-1665),51 hermano del P. Juan de la Peña Ellauri, nacido como él en Villa de Leiva en 1602.52 Tras culminar sus estudios eclesiásticos en la Universidad Javeriana, tuvo que viajar a Popayán para poder ordenarse de sacerdote.53 Reintegrado al Nuevo Reino, su vida sacerdotal la comparten la población indígena de
José DEL REY FAJARDO. Catedráticos jesuitas… 242-244.
Véase: José DEL REY FAJARDO. Catedráticos jesuitas… 242-243.
ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium. (Carta del 30 de diciembre de 1635).
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 328. Ponemos la fecha de 1635 porque el Visitador llegó a Cartagena, procedente de Sevilla, en julio de 1635 (Juan Manuel PACHECO, I, 426).
ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium, fol. 189. Carta del P. Mucio Vitelleschi al P. Baltasar Mas. Roma, 30 de octubre de 1637: “Ha parecido mal que por esperanzas tan poco segurar se haya trocado la doctrina de Duitama, que tenía dos mil almas en que trabjar, y donde la Compañía ha resistido tantos años con tanto sudor y fatiga para cultivar dicha gente, por la de Tópaga de 190 indios solos y de encomendero, cosa que siempre hemos rehusado por los encuentros forzosos con los encomenderos, porque aunque el presente sea tan devoto, pero hase de mirar a lo porvenir”.
ANB. Resguardos Boyacá, t. 7, fol. 323v. El 29 de diciembre de 1637 el Presidente de la Audiencia de Santafé accedía a una petición formulada por el H. Diego Molina por la que se solicitaba que solamente se llevaran a las minas de Las Lajas la mitad de los indios señalados que debían ocuparse en la construcción de la Iglesia de Tópaga (ANB. Miscelánea, t. 110, fol. 519). Sobre Pedro Varáiz: José DEL REY FAJARDO. Biblioteca de escritores jesuitas neogranadinos, 714-716.
FLÓREZ DE OCARIZ. Genealogías del Nuevo Reino de Granada, II, 327 y ss. MERCADO. Historia de la Provincia… I, 464-473. RIVERO. Historia de las Misiones… 178-184. CASSANI. Historia de la Provincia de la Compañía de Jesús del Nuevo Reino. Madrid (1741) 521-529. Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 384.
MERCADO. Historia de la Provincia… I, 472: falleció “a los sesenta y tres años de su edad” el 12 de febrero de 1665.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, II, 384.
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Tópaga y el colegio de Tunja. Su acción apostólica se inicia en el pueblo de Tópaga,54 residencia indígena de la que fue Superior.55 Ejerció el rectorado del colegio de Tunja en tres oportunidades.56 Para la historia de la cultura y el arte boyacenses, Ellauri significa la visión nueva de cómo asimilar el indigenismo. Las cartas anuas recogen una amplia información sobre la inauguración del templo y todas las fiestas que se celebraron con esta oportunidad. El jesuita de Leiva había conseguido formar unos indios cantores “tan diestros –escribirá el misionero a la Audiencia– en canto de órgano y variedad de instrumentos de chirimías, flautas, bajones, cornetas y fogotes, órgano, arpas, viguelas, discantes, rabeles, vigolones y otros instrumentos que pueden competir con lo bueno y mejor del Reino”.57 Y continúa diciendo que “todos los días se toca la campana a escuela a que todos acuden, unos a leer, otros a cantar, cantando todos los días, mañana y tarde, antes de empezar los ejercicios ordinarios de la escuela, algunos himnos devotos a Nuestra Señora”.58 De su labor lingüística nos queda noticia de “Gramática y sermones en la lengua de los Indios Tópagas”;59 “Estatutos y ordenanzas para la las congregaciones que fundó en Tópaga, la una para los /ilegible/ y la otra del Niño Jesús para los naturales”60 y “Colección de cánticos y letrillas devotas para cantarlos los niños por las calles”.61 También es bueno recoger los nombres de algunos doctrineros que laboraron en esta histórica reducción jesuítica. En 1636 residía en Tópaga el P. Esteban Arrótegui (1604-1654),62 en 1641 su biografía se vincula al claustro profesoral javeriano en la Facultad de Teología.63 Compañero del
MERCADO. Historia de la Provincia… I, 465. Y en la página 466 dice: “Muchos años gastó entre estos indios (…)”.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 54v. Catálogo de 1642.
Coinciden en esta afirmación tanto el catálogo de 1664 (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 216v: “Rector ter Tunguensis”, como su biógrafo el P. Mercado (MERCADO. Historia de la Provincia… I, 467): “... por eso le hicieron rector y maestro de novicios, el cual oficio ejercitó por espacio de tres trienios en nuestro colegio de Tunja”.
AGI. Santafé, 247.
Ibidem.
AIUL. Papeletas: ELLAURI, Francisco.
AIUL. Papeletas: ELLAURI, Francisco.
AIUL. Papeletas: ELLAURI, Francisco.
José DEL REY FAJARDO. Catedráticos jesuitas… 39-40.
Archivo del Colegio San Bartolomé. Libro de la Universidad y Academia, fundada en el Colegio de la sagrada Religion del dulce nombre de Iesus desta ciudad de Sanctafe; en que se escriven y assientan los examenes que se hazen a los estudiantes en ella y sus aprovaciones y grados que se dan en las sciencias y facultades de Artes y sagrada Theologia, en conformidad de las Bulas y breves Apostolicos y Cedulas Reales concedidas a la dicha Religion y sus Colegios. Siendo Secretario della Alonso Rodriguez Vernal, por título de los superiores de la dicha Religion, el qual mando hacer e hizo este libro. Fol. 62. ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 49v. Catálogo de 1642.
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P. Ellauri, fue el P. Alfonso González (c.1608-1659) quien fallecería en Popayán el 14 de mayo de 1659.64 Es llamativo el caso del sacerdote tunjano Vasco Pérez de Figueroa, quien hizo Ejercicios Espirituales e ingresó en la Compañía de Jesús en 1644 y después fue doctrinero en Tópaga hasta su muerte el 6 de marzo de 1654.65 Finalmente, por los catálogos breves de 165966 y 166167 nos consta que sus últimos moradores fueron el P. Francisco Castaño (16141694), quien alternó sus acciones con los indígenas y la dirección de varios colegios neogranadinos.68 Nos parece que fue doctrinero en Tópaga, por lo menos desde 1651,69 y Superior de esa residencia (1658-1661).70 Como ayudante en sus funciones indigenistas laboró el irlandés Roberto de Acuña (c.1618-1675),71 quien lo acompañaría al menos desde 1659 hasta la entrega al clero secular de la historiada doctrina.72 1. En las fronteras del chibcha En el primer impulso misionero los jesuitas neogranadinos lograron alcanzar las fronteras del chibcha a los veintiún años de haber pisado institucionalmente suelo neogranadino. En 1625 podían disponer como terreno propio una gran extensión de la serranía de Morcote, verdadera antesala del llano. La ubicación geo-humana ofrecía por su parte grandes perspectivas. Debían actuar en una región de eslabonamiento racial interesante: la frontera del dominio organizado del muisca frente a la dispersión y atomicidad del mundo llanero. Ningún proyecto misional jesuítico dispuso de un equipo de hombres lingüísticamente tan capacitados como lo eran José Dadey, Domingo Molina, Miguel Jerónimo Tolosa, Diego de Acuña y José Tobalina. A ellos se debía en gran parte la organización lingüística llevada a cabo por la Compañía de Jesús en la sabana, tanto a nivel universitario como in situ.
ARSI. Historia Societatis, 48, fol. 9v.
ARSI. Historia Societatis, 48, fol. 135v.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 5v. Catálogo breve de 1659.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 2. Catálogo breve de 1661.
José DEL REY FAJARDO. Los jesuitas en Cartagena de Indias 1604-1767. Bogotá, Universidad Javeriana (2004) 94-95.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 112. Catálogo de 1651. Aunque los catálogos de estos años no indican el domicilio, sin embargo todos insisten en que fue “Concionator hispanorum et indorum”: 1655 (Idem, fol. 139v), 1657 (Idem, fol. 163), 1660 (Idem, fol. 188). Así se explicaría la afirmación de que fue “doctrinero de Tópaga muchos años” (APT. Leg. 26. Letras annuas, fol. 240v).
Catálogo Breve de 1659 (ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 5v) y 1661 (Ibidem, fol. 2).
ARSI. Historia Societatis, 49, fol. 227.
ARSI. N. R. et Q. 5, fols. 5v y 2.
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Buenos lenguaraces y conocedores del muisca, es explicable que se impusiesen rápidamente en estos dialectos. Sin embargo, llama la atención que al concluirse la presencia de los miembros de la Compañía de Jesús, por las intrigas eclesiásticas, a menos de un cuatrienio (1625-1628) no se pueda reconstruir con nitidez el complejo lingüístico que nos ocupa. Ciertamente, el estudio de este polo de intercambio racial hubiera lanzado mucha luz para la lingüística andina, pues en el primer encuentro entre los aborígenes y los misioneros se habla de número de idiomas y la no diferenciación de dialectos.73 En una visión general de los indígenas residentes en la zona, el cronista Mercado mencionará a los giraras y cacatíos;74 Rivero describirá los cacatíos,75 los giraras,76 los tunebos,77 los támaras,78 y al analizar la geografía añadirá que la cordillera estaba habitada por los morcotes, guaceos, tunebos, chitas y los del Pueblo de la Sal;79 mientras que Joseph Cassani hará referencia a los “tunebos, morcotes, guacicos, chitas y otros”.80 En este difuso panorama geolingüístico, el escritor riobambeño también señalará el curioso fenómeno del bilingüismo81 y la existencia de una “lengua más general”82 conocida por los indígenas. Mucho más preciso fue Cassani, fundamentado en algún escrito de los misioneros chitenses, al escribir: El primer cuidado de todos fue hacerse dueños de la lengua, porque aunque sabían bien la Mosca, que es como general en extendidísima parte de aquel territorio, en cada nación la hablan de distinta manera; y aun en esto, más que en otra casa, se distinguen las Naciones, porque los que hablan una misma lengua, comercian entre si y se miran como distintos de los otros; y como aquel campo todo es libre, los límites más los tienen en la boca que en el terreno. Lograron los Padres su trabajo anterior, porque como en la realidad estas lenguas mas eran dialectos de la Mosca
MERCADO. Historia de la Provincia, II, 240; 243; 247. Joseph CASSANI. Historia de la Provincia de la Compañía de Jesús del Nuevo Reyno de Granada en la América. 48.
MERCADO. Historia de la Provincia, II, 247-249. El autor hace referencia a la confesión de una india girara en lengua cacatía. ¿Serían lenguas emparentadas? ¿Sería el fenómeno típico de mujeres que practicaban el bilinguismo? En una zona de trasiego racial estos fenómenos deben estudiarse con singular atención.
RIVERO. Historia de las Misiones, 56.
RIVERO. Historia de las Misiones, 117-118.
RIVERO. Historia de las Misiones, 56-58.
RIVERO. Historia de las Misiones, 59.
RIVERO. Historia de las Misiones, 56.
CASSANI. Historia de la Provincia de la Compañía de Jesús, 99.
MERCADO. Historia de la Provincia, II, 247-248. Recogerá que no quieren “hablar los de una nación en el lenguaje de la otra aunque lo sepan”.
MERCADO. Historia de la Provincia, II, 248.
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que lenguas distintas, en breve tiempo se pusieron en todas ellas, y las hablaban con los indios todas, hablando cada uno en su lengua, aunque era menester para eso un perpetuo cuidado y viva la memoria porque en las poblaciones se juntaban de distintas naciones, Tunebos, Morcotes, Guacicos, Chitas y otras (…)”.83
El primer esfuerzo de los misioneros consistió en el estudio de las lenguas de sus respectivas circunscripciones. El convencimiento de que la lengua materna constituía el único instrumento válido para llegar al alma y a la psicología del indígena les hizo entregarse a esta tarea con inusitado fervor.84 El dominio de la lengua muisca y los años de experiencia misional entre los aborígenes de la sabana bogotana facilitaron el rápido acceso al mundo lingüístico de estas misiones. Llama la atención del estudioso de esta primera etapa misional jesuítica el silencio documental que se observa en relación con la lingüística autóctona del que ciertamente no se hace eco la historiografía interna de la Orden elaborada en esa época. Todavía más, nos inclinamos a pensar que las aseveraciones certeras y cualificadas que el P. José Cassani, quien no fue un estudioso de las lenguas indígenas americanas, estampa en relación con la familia lingüística chibcha, pertenecen a un documento contemporáneo a los hechos, pues los misioneros jesuitas nunca trajinaron el área chitense con posterioridad a 1628.85 Dos dificultades serias presenta la reconstrucción del mapa lingüístico de estas misiones: la primera, la falta de documentos coetáneos; la segunda, no haber podido todavía encontrar la información escrita por los misioneros responsables de la evangelización de esta área. Una personalidad digna de un estudio especial es la del italiano P. Domingo Molinello (1591-1661). Su facilidad para el aprendizaje y la gramática de las lenguas indígenas debió ser asombrosa, pues según Cassani llegó a dominar ocho idiomas.86 Fijó su sede en Pauto y de ella dependían ocho anexos; sus pobladores “eran de otras tantas diferentes naciones y por lo consiguiente muy distintas en los lenguajes”.87 Con todo, sus moradores eran fundamentalmente cacatíos y giraras. La lengua más importante, al menos a los comienzos, era la cacatía; y fue la primera que aprendió el P. Molina y en ella rezaban en la iglesia.88 Pero el girara tenía que ser muy cercano a juzgar por la actitud asumida por una anciana girara que no
CASSANI. Historia de la Provincia de la Compañía de Jesús, 98-99.
RIVERO. Historia de las Misiones, 62: “(…) y emprender este trabajo y penitencia, que en mi estimación, es la mayor de todas, y como la piedra de toque en que se prueba el misionero”.
CASSANI. Historia de la Provincia de la Compañía de Jesús, 98-99.
CASSANI. Historia de la Provincia de la Compañía de Jesús, 515.
MERCADO. Historia de la Provincia, II, 246-247.
MERCADO. Historia de la Provincia, II, 247-248.
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quería confesarse en cacatío y el misionero la entendía en su lengua.89 También moraron en esta población algunos tunebos; su lengua fue ciertamente conocida y hablada por el jesuita italiano.90 A ellos habría que añadir algunos yaruros que fueron reducidos por su misionero.91 Estas premisas nos obligan a revisar algunas afirmaciones recogidas en las papeletas (manuscritas e inéditas) referentes al P. Domingo Molina conservadas en el archivo Uriarte-Lecina. En ellas se hace mención de las siguientes obras: Gramática de la lengua chita y traducción del catecismo a ella; Apuntamientos para formar Arte y Vocabulario de 12 diferentes lenguas que se hablan en estas misiones del Nuevo Reino; y Catecismo y confesionario en lengua Tuneba.92 Desconocemos la fuente en que se basaron los eminentes bibliógrafos para asentar estas afirmaciones. Podemos aseverar que el P. Molina no estuvo en Chita; y por ende, dificultamos la producción gramatical y literaria en esa lengua. Asimismo, necesitaríamos de mayor información para aceptar los “apuntamientos” en doce lenguas diferentes. Al hablar de su vida misional llanera, Mercado dice: “Allí cultivó varias naciones bárbaras de indios aprendiendo sus lenguas, de las cuales supo cinco, haciendo catecismos de ellas (…)”.93 A pesar de las penumbrosas informaciones de que disponemos sobre los escritos de este políglota indigenista, pareciera aconsejable pensar que intuyó en el estudio comparativo de las gramáticas la diferencia entre lenguas matrices y lenguas derivadas. Esto nos lo sugieren dos de sus obras fundamentales: “Diccionario de ocho lenguas” y “Apuntamientos para formar Arte y Vocabulario de doce diferentes lenguas que se hablan estas misiones del Nuevo Reino”.94 Además, nos consta del conocimiento del tunebo según el testimonio de su primer biógrafo95 y ello facultaría la paternidad lingüística de los escritos en esta lengua. De entonces data su Catecismo y confesonario en lengua tuneba.96 Los diccionarios y catecismos a los que alude Mercado97 corresponden a su estancia en Pauto, y por el contexto se podrían referir ciertamente a las lenguas cacatía y tunebo.
MERCADO. Historia de la Provincia, II, 248.
MERCADO. Historia de la Provincia, II, 61: “Una persona muy fidedigna afirma que oyó no pocas veces referir a un indio de nación tunebo con entereza y fidelidad el catecismo santo que en su lengua le había enseñado este apostólico misionero”.
AGI. Santafé, 245. Autos hechos en la Real Audiencia sobre el beneficio de Chita. Petición del P. Sebastián Murillo.
AIUL. Papeletas: MOLINA, Domingo.
MERCADO. Historia de la Provincia, II, 61.
Archivo inédito Uriarte-Lecina.
MERCADO. Historia de la Provincia, II, 61.
Archivo inédito Uriarte-Lecina.
MERCADO. Historia de la Provincia, II, 61.
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Morcote fue la sede asignada al P. Diego de Acuña, quien había superado los sesenta años de edad y había dedicado más de tres lustros a los indígenas de la sabana bogotana, amén de haber sido “insigne maestro de la lengua mosca”.98 La no diferenciación entre lengua y dialecto nos lleva a pensar que el testimonio de Mercado hace referencia a un ámbito misional de seis pueblos con sus respectivas lenguas.99 Sin embargo, en su biografía del P. Acuña, precisará: “En cuatro años que asistió en la misión de los Llanos aprendió otras tres lenguas y de todas tres provechosamente se valió enseñando los misterios de la fe a los incultos bárbaros”.100 La obra escrita parece ser bastante amplia, pues su temática no se agotó en la catequética sino que trascendió a la amplia y sugerente vertiente de la Teología popular para las naciones misionales.101 Los bibliógrafos españoles PP. Uriarte y Lecina le asignan el Vocabulario y Arte de la lengua de los indios Morcotes y traducción en ella de la doctrina cristiana y algunas oraciones de la Iglesia,102 aunque desconocemos el fundamento de su afirmación, sospechamos que su fuente de inspiración haya sido la Historia del P. Mercado.103 De igual forma, habría que hacer mención de los Misterios de la fe cristiana en 6 lenguas104 y el Arte y vocabulario de la lengua mosca.105 La residencia del P. José Dadey fue Támara, a la que pertenecían dos anexos: Guaseco y Gasparillo.106 Al cabo de cierto tiempo tuvo que regresar a Bogotá para curarse de una enfermedad y fue sustituido por el P. José Tobalina,107 quien permaneció en esta reducción un año.108 En realidad no hemos podido precisar el espacio temporal de la ausencia de
MERCADO. Historia de la Provincia, II, 242-243.
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MERCADO. Historia de la Provincia, II, 243.
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MERCADO. Historia de la Provincia, II, 336
MERCADO. Historia de la Provincia, II, 243: “Hizo tratados de la gravedad del pecado mortal, de las penas del infierno con que se castiga por una eternidad, del modo con que se habían de prevenir con el sacramento de la penitencia y para el de la Sagrada Eucaristía”.
AIUL. Papeletas: ACUÑA, Diego de.
MERCADO. Historia de la Provincia, II, 243. “Hizo tratados de la gravedad del pecado mortal, de las penas del infierno conque se castiga por una eternidad, del modo con que se habían de prevenir con el sacramento de la penitencia y para el de la Sagrada Eucaristía”.
MERCADO. Historia de la Provincia, II, 243.
MERCADO. Historia de la Provincia, II, 335-336: “(…) se esmeró en aprender la lengua índica que llaman de los moscas y compuso arte y vocabulario en ella”.
MERCADO. Historia de la Provincia, II, 244.
MERCADO. Historia de la Provincia, II, 249.
MERCADO. Historia de la Provincia, I, 438. Si llegó a Cartagena en julio de 1627 (Ibidem) debió pasar de inmediato a Támara pues para finales de julio de 1628 no aparece en los pleitos judiciales eclesiásticos en que se vio la misión.
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las misiones del P. Dadey; tan solo nos consta que, habiéndose recuperado, regresó a Támara.109 En José Dadey convergen el científico, el lingüista y el misionero; y cada una de estas facetas dejó su impronta en la biografía de este distinguido italiano. Llegó a poseer La lengua chibcha con tal dominio y perfección que los mismos indios se asombraban al escucharle.110 La obra filológica de este insigne ignaciano merece un capítulo aparte. “Por buena cuenta más de cinco fueron los idiomas que supo”.111 Desde su llegada al Nuevo Reino lo vemos comprometido con el mundo chibcha. Su primera manifestación pública data de 1606 a raíz de la polémica suscitada en torno a la traducción del catecismo limense del que fue uno de los principales protagonistas y su expositor.112 Las doctrinas de Cajicá y Fontibón enmarcan su consolidación lingüística. En 1619 se hace cargo de la Cátedra de chibcha113 que los jesuitas habían fundado en Santafé hacia 1613.114 En 1620 trabajaba intensamente en la composición de la Gramática y el Diccionario chibchas.115 En 1633 regentaba la cátedra fundada por la Audiencia116 y en 1637 recorría los pueblos de la sabana bogotana, juntamente con el P. Juan Bautista Coluccini, para dar cumplimiento al Decreto Arzobispal de 25 de noviembre de 1636 que alentaba la comunión de los indígenas.117 Aunque en este estudio prescindimos de lo que podría constituir el aporte jesuítico al estudio de la literatura chibcha, hay que reconocer que el nombre adquirido por José Dadey dentro de la historia de la literatura
MERCADO. Historia de la Provincia, II, 249.
AGI. Santafé, 227. Carta del P. Colinucci al Rector de Santafé. Facatativá, 8 de julio, 1636. (Citado por Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 583).
MERCADO. Historia de la Provincia, I, 183.
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Puede verse la polémica en: Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 302-304.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 305. Existen numerosos y cualificados testimonios sobre el hecho de que el P. Dadey hablaba con precisión y elegancia el chibcha. Muy importante es el del P. Coluccini AGI. Santafé, 227. Carta del P. Coluccini al Rector de Santafé. Facatativá, 8 de julio de 1636). En su primera biografía escrita se resalta: “Por buena cuenta más de cinco fueron los idiomas que supo” (MERCADO. Historia de la Provincia, I, 183). Haya que reconocer que siendo el chibcha la lengua matriz del altiplano y dada la facilidad para aprender idiomas del P. Dadey no le supusiera gran esfuerzo dominar las del balcón andino de la serranía de Morcote. Su labor misional se extendió a Támara, Guaseco y Gasparillo (MHRQ, II, 244).
ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium, fol. 33. Carta de Aquaviva a Lyra. Roma, 28 de enero de 1614.
Aunque no se ha dilucidado todavía de forma fehaciente el verdadero manuscrito, véase: María Estela GONZALEZ DE PEREZ. Diccionario y Gramática Chibcha. Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1987.
ANB. Curas y Obispos, t. 9, fol. 359.
AGI. Santafé, 227. Carta del P. Juan Bautista Coluccini al Rector del Colegio de Santafé. Facatativá, 8 de julio de 1636 (por 1637).
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colombiana se debe en el campo literario a la Gramática Chibcha y en el misionológico a su discutido Catecismo. Es muy probable que ambos escritos formen parte del Manuscrito 2922 que reposa en la Biblioteca de Palacio de Madrid.118 La Gramática conoció la luz pública en 1967.119 Sin embargo, María Estela González manifiesta sus dudas en torno a la autoría de esta gramática. Después de recorrer y recopilar la información sobre todos los estudios llevados a cabo respecto al chibcha en el siglo XVII,120 se inclina a creer que la gramática en cuestión habría que atribuírsela a Fray Joaquín de San Joaquín.121 Su argumentación se basa en una comparación de textos, pero sin llegar a profundizar en la metodología que supone esta tipología comparativa.122 El Catecismo levantó enconadas polémicas,123 pero significa para nosotros un punto de referencia de valor incalculable para poder apreciar el estado de la literatura catequética en las misiones del Nuevo Reino; además, es muy verosímil que constituyese la base fundamental de la enseñanza jesuítica y que sirviese de modelo para las traducciones realizadas en la nueva expansión misional del balcón andino que se asoma a los llanos. Según Mario Germán Romero, Dadey tradujo el Catecismo aprobado por el III Concilio Límense, pero no el extenso, sino el breve o “menor”.124
Manuel LUCENA. “Gramática chibcha del siglo XVII”. En Revista Colombiana de Antropología. Bogotá, XIII (1964-65), 34: “El manuscrito 2922 consta en realidad de cinco libros, más un vocabulario. El primero trata de “La gramática breve de la lengua mosca”; el segundo “De la sintaxis y construcción de los nombres y verbos y de las demás partes de la oración”; el tercero “De las formaciones de los tiempos”; el cuarto es un “Confesonario en la lengua Mosca Chibcha” y el quinto comprende “Oraciones en lengua Mosca Chibcha”. De todos estos libros publicamos los tres primeros (…)”.
El texto se encuentra en LUCENA SALMORAL. Gramática chibcha del siglo XVII”. 35-90. (La trascripción ha sido ad pedem litterae y diplomática).
María Estela GONZÁLEZ. Trayectoria de los estudios sobre la lengua chibcha o muisca. Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1980.
Joaquín de SAN JOAQUÍN. Gramática, frases, oraciones, cathezismo, confessonario y bocabulario de la lengua chibcha. 1620. Copiado del Manuscrito original por J. M. Quijano en Bogotá. En: CONGRESO INTERNACIONAL DE AMERICANISTAS. Actas del Congreso Internacional de Americanistas. Cuarta reunión. Madrid, 1881. Madrid, Imprenta de Fortanet (1883) 226-295.
María Estela GONZÁLEZ. Trayectoria de los estudios sobre la lengua chibcha o muisca, 112-113.
Las vicisitudes del Catecismo pueden seguirse en: Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I 302-304. “(…) habían traducido (...) de la lengua castellana en la general de los indios de esta provincia de Santafé de Bogotá, que llaman Chibcha, el credo, la oración del Pater Noster, Ave María y Salve Reina, diez mandamientos de la Ley de Dios, los cinco de la Iglesia, los siete sacramentos, las obras de misericordia y un breve catecismo en diálogo de preguntas y respuestas, que contiene los artículos de nuestra fe, poniéndolo todo en buen método, de manera que con facilidad pudiese ser enseñado y predicado universalmente”. Ibidem, 303.
M. G. ROMERO. Fray Juan de los Barrios y la Evangelización del Nuevo Reino de Granada. Bogotá (1960), 253 y ss.
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De su estancia llanera quedan noticias de sus Apuntamientos para formar Arte y Vocabulario de los dialectos de los Indios de Paya, Pisba y Támara125 y del Catecismo de la Doctrina Cristiana traducido a los dialectos de los Indios de Paya, etc.126 Sospechamos que el fundamento documental de los PP. Uriarte y Lecina es la obra de Rivero, pues Mercado no habla de Paya y Pisba. A estas obras tenemos que añadir: Gramática y Vocabulario de la lengua mosca-chibcha127 y Pláticas sobre los principales misterios de nuestra Santa Fe en lengua Muisca.128 La población de Chita le correspondió al superior P. Miguel Jerónimo de Tolosa, quien se había dedicado a los muiscas casi desde los primeros días de su ministerio sacerdotal y habiéndose esmerado siempre “en ser excelente confesor, especialmente de los indios, cuya lengua sabía con eminencia”.129 En 1619 acompañó al arzobispo de Bogotá, don Fernando Arias de Ugarte, en la visita pastoral que el prelado santafereño realizó a todas aquellas regiones.130 De este viaje data el Catecismo para los indios del distrito de Mérida131 que le fue de gran utilidad, “ya que la lengua de los indios del distrito de Mérida era general”.132 De la ciudad del Chama pasaron al piedemonte barinés y allí redactó, pensamos que de forma muy rudimentaria,
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URIARTE Y LECINA. Biblioteca, II, 338, B.
URIARTE Y LECINA. Biblioteca, II, 338, C.
Manuel LUCENA SALMORAL. “Gramática chibcha del siglo XVII”. En: Revista Colombiana de Antropología. Bogotá, XIII (1964-1965) 34. Diccionario y Gramática chibcha. Manuscrito anónimo de la Biblioteca Nacional de Colombia. Transcripción y estudio histórico-analítico por María Stella González de Pérez. Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1987. Los testimonios de que Dadey conocía y hablaba la lengua con precisión son innumerables (AGI. Santafé, 227. Carta del P. Coluccini al Rector de Santafé. Facatativá, 8 de julio de 1636). Acerca de la Gramática (ARSI. N. R. et Q. 1. Epistolae Generalium, fol. 81). RIVERO (Historia de las Misiones, 54, 73) “(…) compuso artes y vocabularios y los enseñó en Santafé por muchos años”. CASSANI (Historia de la Provincia de la Compañía de Jesús, 18-19) tras hablar de la gramática y el diccionario, afirma: “(…) cuyos dos libros duran hasta el día de oy y han sido, son y serán guía de todos”. GILIJ (Ensayo de Historia americana, III, 332): “compuso e imprimió la gramática mosca”. Chestmir LOUKOTKA. “Klasification der Südamerikanischen Sprachen”. En: Zeitschrift für Ethnologie. Berlín, 74 (1942) 40. Sergio Elías ORTIZ. Prehistoria. Bogotá, vol. I, t. III, Historia Extensa de Colombia. URIARTE-LECINA. Biblioteca, II, 338, A: “Al tiempo del destierro de 1767 se conservaban en el Colegio de Santa Fe con otros manuscritos”.
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MERCADO. Historia de la Provincia, I, 310.
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MERCADO. Historia de la Provincia, II, 239.
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MERCADO. Historia de la Provincia, I, 90: “Cuando (…) supe que la lengua de los indios del distrito de Mérida era general (…) me puse de propósito a aprenderla y hacer mis cartapacios de ella con intento de tener alguna noticia para que ayudándome alguna persona pudiese traducir en la lengua de los indios los misterios de nuestra santa fe. Traduje por entonces algunos (…) Eso hice a los principios, que después con el estudio me habilité a poder enseñarlos sin leer”. Acerca del Catecismo: Mario Germán ROMERO. Fray Juan de los Barrios y la evangelización del Nuevo Reino de Granada. Bogotá (1960) 258.
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MERCADO. Historia de la Provincia, I, 90.
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el Catecismo para los indios de Aricagua.133 Y de igual forma se comportó en Gibraltar en donde elaboró el Catecismo para los indios de Gibraltar.134 En la misión de la Serranía de Morcote demostró ser un excelente operario misional.135 También en Chita prosiguió en su labor catequética y afrontó la ignorancia religiosa de sus moradores “con los catecismos que hizo en las tres lenguas de los anexos”.136 El obispo Arias de Ugarte, siguiendo las ordenanzas de Trento, resolvió editar un catecismo propio para toda su demarcación eclesiástica; para ello quiso servirse del Concilio Provincial de Santafé de 1625. Después de que el P. Tolosa hubiera redactado este escrito catequético, el Concilio no fue aprobado y quizás este fue el motivo por el cual la obra del jesuita andariego no obtuvo la difusión que esperaba el obispo santafereño. El hecho es que este manuscrito está hoy perdido.137 Sin embargo, los antagonismos entre el poder eclesiástico, que veía esas poblaciones como patrimonio económico de su numeroso cuerpo clerical, y el poder civil, que pensaba en términos de desarrollo y ocupación del territorio, obligaron a los jesuitas a cesar en su acción misionera. Tan solo durarían un cuatrienio (1625-1628) en este primer ensayo.138 Al alejarse los escenarios geográficos de lo que podríamos denominar “la jurisdicción de la Tunja jesuítica” se perdió el compromiso con la institucionalidad que el colegio de la capital boyacense había asumido; así, las colaboraciones serán individuales en la respectivas historias tanto en los Llanos de Casanare como en la Orinoquia. Sería un hijo de Muzo quien realizara la transición del mundo chibcha hacia los hombres de los Llanos. Francisco Alvarez de Barbosa (1628?1687)139 fue un distinguido catedrático de la Universidad Javeriana tanto
MERCADO. Historia de la Provincia, I, 90: “En Aricagua ... trabajé haciendo catecismo en su lengua (…) y en ella los catequicé, oyendo ellos con mucho gusto”.
MERCADO. Historia de la Provincia, I, 90: “El catecismo que hice mandó su señoría a los curas que lo trasladasen y lo enseñasen a sus feligreses”.
ARSI. Congregationes Provinciales, 63, fol. 367. El P. Francisco Fuentes ponderaba en 1633 sobre Dadey y Tolosa: “Son de los mejores obreros de indios que ha tenido la Provincia por espacio de treinta años”. (Cfr. Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I 392).
MERCADO. Historia de la Provincia, II, 241.
ROMERO, Fray Juan de los Barrios… 258.
José DEL REY FAJARDO. “Introducción al estudio de la historia de las misiones jesuíticas en la Orinoquia”. En: José DEL REY FAJARDO (Ed.). Misiones jesuíticas en la Orinoquia. San Cristóbal, I (1992) 404-406.
José DEL REY FAJARDO. Catedráticos jesuitas… 32-33.
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en la Facultad de Filosofía140 como en la de Teología;141 incluso ejerció el rectorado de la Universidad entre 1681 y 1684.142 Sin embargo, suponemos que por sus conocimientos del chibcha, el 13 de abril de 1659 partía para los llanos casanareños a fin de explorar la posibilidad de reentablar las misiones que se habían frustrado en 1628;143 allí permanecería hasta octubre de 1660.144 De esta estancia nos han llegado noticias sobre su Catecismo en lengua airica145 y de la Doctrina cristiana en lengua airica, con algunos apuntamientos para formar arte y vocabulario de la misma.146 Entre los profesores de humanidades del colegio tunjano que después pasaron a la Orinoquia debemos destacar al P. Francisco González, quien escribió una Gramática de la lengua piaroa.147 Los nuevos horizontes misionales se alejaron de los jesuitas boyacenses “lenguaraces” y solo volvemos a tener noticias de sus aportes lingüísticos después de la expulsión de la Compañía de Jesús del Imperio español en 1767. El tunjano Manuel del Castillo (1711-1791)148 inició su vida sacerdotal desde 1751 al pueblo de Pauto;149 en esta reducción transcurriría la mayor parte de sus años de acción misional.150 Fue superior de la Misión de los Llanos de 1759
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 139v (Catálogo, 1655): “Docuit Grammaticam et modo Philosphiam”. Como el Catálogo de 1668 (Ibidem, fol. 239) clarifica “Docuit Philosophiam 3 an.” y el de 1657 (Ibidem, fol. 163) afirma que había enseñado Filosofía, deducimos que su magisterio javeriano se extendió de octubre de 1653 a octubre de 1656. Además el curso filosófico duraba 3 años y era conducido por el mismo Profesor.
Germán MARQUÍNEZ ARGOTE. Breve Tratado del Cielo y de los Astros del Maestro javeriano Mateo Mimbela (1663-1736). San Cristóbal-Santafé de Bogotá (1999) 28. ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 347. Catálogo de 1684: “(…) Docuit grammaticam, Philosophiam et Theologiam Dogmaticam”.
Archivo de San Bartolomé. Libro de la Universidad y Academia, fols. 441-465v. Aparece en dicho documento por vez primera el 5 de febrero de 1682. Sin embargo, el 14 de noviembre de 1681 actúa como Rector (ANB. Notaría 1, t. 91, fol. 62). ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 347 (Catálogo, 1684).
Juan RIVERO. Historia de las Misiones de los Llanos de Casanare y los ríos Orinoco y Meta. Bogotá, Biblioteca de la Presidencia de Colombia (1956) 86.
Varias razones aconsejan esta afirmación que contradice la afirmación de Rivero (Ob. cit. 97) de que el viaje duró “49 días”. En octubre de 1660 el Alcalde de la Santa Hermandad de San José de Cravo declaraba que en agosto de 1660 les habían dicho una misa a los Tunebos en Patute los Padres de la Compañía de Jesús (ANB. Gobierno, II, fol. 437). Esto explica la aseveración del Catálogo de 1660 (ARSI. N. R et Q. 3, fol. 188v): “Nunc missionarius gentilium”.
RIVERO. Historia de las Misiones… 93: “(…) tomó por su cuenta a los giraras el Padre Jimeno y el Padre Alvarez a los airicos; así tanto uno como otro tradujeron el catecismo que les tocaba (…)”.
AIUL. Papeletas: ÁLVAREZ, Francisco.
GILIJ. Ensayo de Historia americana, III, 332. Hablando de los manuscritos dejados por los misioneros jesuitas, dice que recogió la piaroa el P. González.
José DEL REY FAJARDO. Bio-bibliografía de los jesuitas en la Venezuela colonial. San CristóbalSantafé de Bogotá (1995) 146-147.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 299. Catálogo Breve de 1751.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 301v. Catálogo Breve de 1753; (Idem, fol. 348) Catálogo Breve de 1756; (Idem, fol. 375) Catálogo Breve de 1763. Gilij, cuando habla de Manare dice que “es pulida y
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a 1763.151 Desterrado en Italia, colaboró con el gran lingüista Lorenzo Hervás y Panduro en su Catálogo de las Lenguas.152 Los bibliófilos españoles Uriarte y Lecina nos han dejado constancia de su Arte y Vocabulario de la lengua tuneba, con doctrina y confesonario.153 Similar semblanza nos ofrece el tunjano Enrique de Rojas (1729154 ¿?). Fue misionero en el río Orinoco entre 1755 y 1758.155 En su destierro en los Estados pontificios escribió “Apuntes sobre la lengua y costumbres de los indios otomacos”,156 de gran utilidad para el P. Felipe Salvador Gilij.
tiene una iglesia de piedra, fabricada últimamente por su misionero el señor Abate Don Manuel del Castillo”. GILIJ. Ensayo de historia americana, IV, 393.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 359v. Catálogo de 1763.
Lorenzo HERVÁS Y PANDURO. Catálogo de las Lenguas de las Naciones conocidas y Numeración, División y Clase de estas según la diversidad de sus idiomas y dialectos. Madrid, I, n.º 54.
AIUL. Papeletas: CASTILLO, Manuel del.
José DEL REY FAJARDO. Bio-bibliografía de los jesuitas en la Venezuela colonial. San CristóbalSantafé de Bogotá (1995) 539-540.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 348v. Catálogo Breve de 1756: “Missionarius Gentis Otomacae in Reductione Conceptionis Beatae Mariae Virginis”. El P. Gilij se sirvió de los informes del P. Rojas para algunas observaciones que escribe sobre los Otomacos (GILIJ. Ensayo de Historia Americana. Caracas, III, 325-326). Y el Mariscal Alvarado, en su Informe reservado, anota: “El cuidado del pueblo [la Urbana] está a cargo del Padre Enrique Rojas, español criollo de la ciudad de Tunja, sujeto de distinguida virtud, si bien sus pocos años no le han quitado los temores del noviciado, y su dulce tranquilidad de espíritu le da motivo a tratar con agrado los indios otomacos que no están bien persuadidos a la vida civil y cristiana que los Padres les ofrecen”. (En: José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos relativos a la Historia de la Compañía de Jesús en Venezuela. Caracas, I (1966) 314).
AIUL. Papeletas: ROJAS, Henrique. GILIJ. Ensayo de historia americana, III, 325-326: “No quiero privar aquí a mis lectores de algunas noticias singularísimas sobre la religión de los otomacos, comunicadas por un ex-misionero de ellos (el señor abate Enrique Rojas)”. Ver también: GILIJ. Ob. cit. III, 70.
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Capítulo V
Los procuradores y administradores del Colegio de Tunja
Si la elaboración de la lista de los profesores de gramática ha sido dificultosa, lo es mucho más la de los administradores que tuvieron la responsabilidad de gerenciar los bienes y la economía del colegio de Tunja. La única guía que hemos podido utilizar son los denominados “Catálogos breves”, pues rara vez los “Catálogos trienales” recogen esa actividad en el colegio tunjano. En este punto trataremos de identificar los responsables tanto de la administración general de la “Domus Probationis et collegium tungense” como de los que gestionaron las haciendas. Uno de los primeros fue Juan de Segovia (¿?-1650), quien había ingresado en la Compañía de Jesús en Tunja el 1 de febrero de 1618.1 Pensamos que su biografía jesuítica se desarrolló en el colegio de Tunja al frente de alguna de sus haciendas.2 Falleció en la capital boyacense el 28 de octubre de 1650.3 También Francisco Calvo (c.1565-1636) fue una vida consagrada al colegio tunjano desde que ingresó en la Compañía de Jesús en 16214 hasta
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ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 89. Catálogo de 1649. Pronunció los Votos del Bienio el 2 de febrero de 1620: Biblioteca Nacional de Bogotá. Mss. 57. Libro de la Sacristía del colegio de Tunja, fol. 66v-67.
2
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 53v. Catálogo de 1642.
3
ARSI. Historia Societatis, 48, fol. 64.
4
Biblioteca Nacional de Colombia. Libros raros y curiosos. Mss. 336. Libro de votos religiosos pertenecientes al convento de la Compañía de Jesús de Tunja, fol. 55.
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que falleció en la capital boyacense en 1636.5 En 1629 actúa como procurador del colegio en el pleito que vivió la hacienda de Tuta.6 Benemérito fue el tunjano Salvador Sánchez (c.1590-1649), quien había ingresado en la Orden de Loyola en su ciudad natal el 24 de abril de 1614.7 En 1623 residía en el Colegio Máximo,8 pero pronto pasó a la capital boyacense primero como limosnero del colegio de Tunja y muchos años administrador de la hacienda de Tuta.9 También se desempeñó como procurador del colegio.10 Falleció en la capital boyacense el 12 de enero de 1649.11 Antonio Abanto (c.1640-1702), aunque había dedicado veinte años al colegio de Panamá,12 fue trasladado a Tunja y ciertamente en 1691 se desempeñaba como procurador de las casas tunjanas.13 En 1702 pertenecía a la comunidad del Colegio Máximo de Bogotá y se encargaba de la educación de los niños.14 Falleció en la capital colombiana el 20 de noviembre de 1702.15 Felipe Aramendi (c. 1634-1684), vasco guipuzcoano, había laborado en el colegio de Panamá por lo menos hasta 1661;16 en 1664 se desempeñaba como ayudante del Procurador del colegio de Tunja.17 En 1668 fue trasladado al Colegio Máximo de Bogotá para atender la hacienda de Tena.18 Tras una estancia en Cartagena en torno a 1678,19 retorna a Bogotá a fin de seguir colaborando en alguna de las haciendas que de-
ARSI. Historia Societatis, 45, fol. 23.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, I, 175-177.
Catálogo de 1616: 24 años (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 23); catálogo de 1623: 33 años (Idem, fol. 46v); catálogo de 1642: 53 años (Idem, fol. 53v).
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ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 46v. Catálogo de 1623: “Comprador y cocinero”.
9
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Pedro de MERCADO. Historia de la Provincia… I, 474.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 53v. Catálogo de 1642.
ARSI. Historia Societatis, 47, fol. 66. Mercado dice que fue el 28 de enero de 1649 (Pedro de MERCADO. Historia… I, 476).
Año 1671: Encargado del comedor (ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 22). En 1678: “Officia domestica (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 320v). En 1684: “Ludimagister”, maestro de los niños del colegio (ARSI. N. R. et Q. 3, fol.,355). En 1687: Procurador del colegio (ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 25).
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 8v. Catálogo de 1691.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 39v. Catálogo de 1702: “Instructor puerorum”.
Archivo de la Provincia Colombiana de la Compañía de Jesús. Libro Quinto de la Iglesia y Sacristía del Colegio de la Compañía de Jesús de Santafé, hecho por orden del muy Reverendo Padre Pedro Calderón, Provincial de ella en esta provincia del Nuevo Reino. Año de 1701, fol. 136.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 6v. Catálogo Breve de 1659: “Refitolero”. ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 2v. Catálogo Breve de 1661: “Oficios domésticos”.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 9v. Catálogo Breve de 1664.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 12v. Catálogo Breve de 1668: “Socius administratoris Hacienda de Tena”. ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 20v. Catálogo Breve de 1671.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 320. Catálogo de 1678.
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Capítulo v. Los procuradores y administradores
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pendían del Colegio Máximo.20 Falleció en la capital colombiana el 21 de noviembre de 1684.21 Es curiosa la movilidad que se desprende de la biografía del P. Constantino Carrasco (¿?-1703), quien al parecer fue de salud muy endeble. A la institución tunjana le dedicaría algunos años a partir de 1667 tanto como procurador y como operario.22 Tras una estancia en el colegio de Pamplona,23 regresaba a la ciudad de los Zaques para encargarse de alguna de sus haciendas.24 Tras trajinar por Honda25 y por Bogotá,26 falleció en la hacienda de San Miguel de Chipalo el 17 de diciembre de 1703.27 El santafereño Tomás Ignacio Carvajal (1647-1722) pareciera prestado al oficio de administrador de hacienda. Desde 1668 fue integrante de la comunidad de Tunja y desarrolló diversas funciones:28 encargado de alguna de las haciendas,29 cocinero,30 encargado de la ropería.31 Mas, en 1687 su salud comienza a debilitarse,32 en 1702 sus fuerzas habían venido muy a menos.33 La muerte le sobrevendría en la capital colombiana el 8 de julio de 1722.34 Una existencia muy similar tuvo el portugués Francisco Coello (16651723). Toda su biografía jesuítica transcurre en la ciudad de Tunja en cuyo colegio desarrolló oficios domésticos,35 dirigió alguna de las haciendas36
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 348v. Catálogo de 1684.
ARSI. Historia Societatis, 49, fol. 214v.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 9v. Catálogo breve de 1667. ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 244. Catálogo de 1668. Catálogo de 1671 (fol. 281v). Catálogo de 1678 (fol. 319). Todos ellos insisten en que su salud estaba resquebrajada.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 356. Catálogo de 1684.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 385. Catálogo de 1687: “Docuit grammaticam. Agrícola”.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 2. Catálogo breve de 1691: “Consultor. Operarius”.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 38v. Catálogo de 1702: “Docuit grammaticam. Procurator. Agrícola”.
Archivo de la Provincia Colombiana de la Compañía de Jesús. Libro Quinto de la Iglesia y Sacristía del Colegio de la Compañía de Jesús de Santafé, hecho por orden del muy Reverendo Padre Pedro Calderón, Provincial de ella en esta provincia de Nuevo Reino. Año de 1701, fol. 185v.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 13. Catálogo breve de 1668: “Socius ad ministeria”.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 219v. Catálogo de 1678.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 354. Catálogo de 1684.
ARSI. N. R. et Q. 25. Catálogo breve de 1687: “Custos vestium”.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 385v.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 39v. Catálogo de 1702: “Vires: debiles”.
Archivo de la Provincia Colombiana de la Compañía de Jesús. Libro Quinto de la Iglesia y Sacristía del Colegio de la Compañía de Jesús de Santafé, hecho por orden del muy Reverendo Padre Pedro Calderón, Provincial de ella en esta provincia del Nuevo Reino. Año de 1701, fol. 189.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 27v. Catálogo de 1691.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 41. Catálogo de 1702. ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 159v. Catálogo de 1718.
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y se desempeñó como sacristán y portero.37 Falleció en el colegio de Pamplona el 13 de diciembre de 1723.38 Poco conocemos de Salvador Ordóñez (1668-1713), nacido en La Palma (Colombia) el 31 de diciembre de 1668 e ingresado en la Compañía de Jesús el 28 de junio de 1711.39 Falleció en la hacienda de Lengupá perteneciente al colegio de Tunja el 26 de julio de 1713.40 La acción de Ignacio Gorriaga (1708-1741) también sería breve. Aunque nacido en Orio (Vizcaya), ingresaría en la Orden el 13 de agosto de 1734.41 En 1738 estaba al frente de alguna de las haciendas del colegio tunjano.42 Falleció el 24 de agosto de 1741.43 El bogotano Clemente de la Parra (1687-1747)44 había ingresado en la Compañía de Jesús en Tunja el 6 de abril de 1706.45 Toda su biografía jesuítica parece que transcurrió en el colegio de la capital boyacense, primero dedicado a los oficios domésticos,46 después procurador47 y finalmente estuvo al frente de alguna de las haciendas.48 Falleció en Tunja el 13 de agosto de 1747.49 Las noticias que disponemos sobre el santafereño Juan Venegas (1695¿?) son pocas. Tunja absorbió por completo su quehacer jesuítico desde la conclusión de su noviciado.50 En 1718 estaba al frente de alguna de las haciendas del colegio.51 En 1720 era maestro de Primeras Letras en el centro educativo boyacense.52 Carecemos de ulteriores informaciones.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 207. Catálogo de 1720.
Archivo de la Provincia Colombiana de la Compañía de Jesús. Libro Quinto de la Iglesia y Sacristía del Colegio de la Compañía de Jesús de Santafé, hecho por orden del muy Reverendo Padre Pedro Calderón, Provincial de ella en esta provincia del Nuevo Reino. Año de 1701, fol. 189v.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 71v. Catálogo de 1711.
Archivo de la Provincia Colombiana de la Compañía de Jesús. Libro Quinto de la Iglesia y Sacristía del Colegio de la Compañía de Jesús de Santafé, hecho por orden del muy Reverendo Padre Pedro Calderón, Provincial de ella en esta provincia del Nuevo Reino. Año de 1701, fol. 187.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 251.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 269. Catálogo de 1738.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 293.
ARSI. N. R. et Q. 4. Catálogos: 1711-2738.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 208. Catálogo de 1720.
Catálogo de 1713 (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 116). Catálogo de 1715 (Idem, fol. 134). Catálogo de 1718 (Idem, fol.,179v).
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 207. Catálogo de 1720.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 231. Catálogo de 1736. Y lo mismo afirma el catálogo de 1738 (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 268v).
Biblioteca Nacional de Bogotá. Mss. 57. Libro de la Sacristía del colegio de Tunja, fol. 157.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 134v. Catálogo de 1715.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol.158v.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 207. Catálogo de 1720: “Magíster legendi et scribendi”.
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El andaluz Francisco Ruiz (1694- ¿?) había ingresado en la Compañía de Jesús el 10 de agosto de 1725.53 En 1736 dirigía una de las haciendas del colegio de Tunja54 y en esa actividad seguía en 1738.55 En 1751 residía en el Colegio Máximo.56 En 1753 había pasado al colegio bogotano de Las Nieves para ponerse al frente de una de sus haciendas.57 En 1756 era miembro de la comunidad del Colegio de San Bartolomé.58 Carecemos de ulteriores informaciones. Una personalidad curiosa es la del español Antonio Fica (c. 1685-1741), quien se hizo jesuita en Cartagena el 25 de enero de 1708.59 En la capital boyacense desarrolló sus talentos no solo como maestro de los niños,60 sino como gestor de las haciendas dependientes del colegio.61 Debía poseer excelentes dotes humanas y administrativas, pues durante dos provincialatos se desempeñaría como ayudante del Provincial.62 En 1738 se había trasladado al colegio de Cartagena,63 ciudad en la que falleció el 31 de agosto de 1741.64 Un hombre cualificado fue el tunjano Pedro Rojas (1716-1768), quien se hizo jesuita en su ciudad natal el 6 de enero de 1735.65 Concluido su noviciado, pasó a la ciudad venezolana de Mérida para encargarse de las haciendas de Las Tapias y San Jacinto.66 Entre su consagración a las labores hacendísticas detectamos un paréntesis en el que vivió en el colegio de Tunja como sacristán en 174367 y en 1751 laboraba en Bogotá como “faberlignarius”.68 Para 1753 se había reincorporado a las tareas hacendísticas: primero en la hacienda de Maruma perteneciente al colegio de Las Nieves,69 para continuar después, a partir de 1756, en las haciendas de
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 231. Catálogo de 1736.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 231.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 268v. Catálogo de 1738.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 298. Catálogo de 1751: “Hortelanus”.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 312. Catálogo de 1753.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 348. Catálogo de 1756: Despensero.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 116. Catálogo de 1713.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 116. Catálogo de 1713: “Ludi Magister”.
En este cargo aparece en los catálogos de 1715 (fol. 134), 1718 (fol. 159v) y 1720 (fol. 207).
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 228v. Catálogo de 1736: “Fuit bis Socius Provincialis”.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 269v. Catálogo de 1738.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 292v.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 231v. Catálogo de 1736.
AHN. Jesuitas, 827/2. de la Compañia del nombre de Jesus pertenecientes a la Provincia de Santa Fe de Bogota venidos en diferentes navios..., n.º 160. Así lo consigna el Catálogo de 1738 (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 270v).
Biblioteca Nacional de Colombia. Mss. 105. Libro de la Sacristía del colegio de Tunja, fol. 203v.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 298v. Carpintero.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 311v.
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Tuta y Lengupá,70 adscritas al colegio de Tunja, y culminar con la hacienda de Techo propiedad del Real Colegio de San Bartolomé.71 Curiosamente, sus cualidades de carpintero lo llevaron a colaborar en 1763 al colegio de Pamplona.72 La expulsión decretada por Carlos III le sorprendió en el colegio de Tunja.73 Desterrado a Italia, la muerte le sobrevino el 27 de noviembre de 1768.74 El santafereño Tomás Funes (1739- ¿?) había ingresado en la Compañía de Jesús el 1 de febrero de 1757.75 Ya en 1763 estaba al frente de la hacienda de Firavitoba76 y en 1764 seguía en la misma administración.77 La expulsión de 1767 le sorprendió en la capital boyacense.78 Desterrado a Italia, se secularizó pero ignoramos la fecha.79 Avanzado el siglo XVIII, observamos la presencia de jesuitas de habla alemana como administradores de las haciendas pertenecientes al colegio de la capital boyacense. Matías Piltz (1700-1780) había nacido en Baviera80 el 6 de febrero de 1700 e ingresó en la Compañía de Jesús el 10 de abril de 172281 en la Provincia de Germania Superior.82 Atravesó el Atlántico en la expedición de 1723.83 Recién llegado al Nuevo Reino, permaneció en el Colegio Máxi-
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 347v. AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares, n.º 160.
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares, n.º 160.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 356. AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares, n.º 160.
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares, n.º 160.
Archivo de Archivum Historicum Societatis Jesu. Armadio F-10. ARCHIMBAUD. Catálogo General del número de regulares que de la extinguida orden llamada la Compañia de Jesús, existían en los Reynos de España e Indias al tiempo de la intimación del real decreto de expulsión. Provincia de Santa Fe, n.º 4464.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 355. Catálogo de 1763.
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiación… n.º 108. ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 355.
Luis Carlos MANTILLA. Fuentes para la Historia Demográfica de la Vida Religiosa Masculina en el Nuevo Reino de Granada. Santafé de Bogotá (1997) 71.
Juan Manuel PACHECO. “Los jesuitas del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, III (1953) 51.
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiación… Indice de la Filiación.
Hay diversidad de opiniones en torno a su lugar de nacimiento. Antón Huonder (Deutsche Jesuitenmissionäre des 17 und 18 Jahrhunderts. Freiburg/B. (1899) 166) y Herbert Gerl (Catalogus Generalis Provinciae Germaniae Superioris et Bavariae Societatis Jesu 1556-1773. Sin lugar de edición ni fecha. [München, 1968?] 319) señalan Haunswies, diócesis de Ausburgo; el registro en Sevilla afirma que era natural de Frising (José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos… III, 31) y en las declaraciones que firma en el Puerto de Santa María en 1768 dice que era de Augusta (AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares… n.º 46.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 233. Catálogo de 1736.
Herbert GERL. Catalogus… 319.
José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos… III, 31. “El Hermano Matías Vires [Buhel] natural de Frising [Trisinga] en Baviera. De edad de 23 años. Buen cuerpo, blanco y rubio”. Agustín GALÁN GARCÍA. El Oficio de Indias… 305.
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mo como despensero y después al frente de alguna de las haciendas que dependían de esa entidad educativa bogotana.84 En 1733 residía en Tunja en donde pronunció sus últimos votos el 2 de febrero.85 Para 1736 se había trasladado al colegio de Pamplona para encargarse de las haciendas.86 En 1751 había regresado a Tunja y cuidaba de la hacienda de Firavitoba87 y al frente de ella permanecía en 1756.88 En 1763 pertenecía a la comunidad del Colegio de San Bartolomé y dirigía alguna de sus haciendas.89 Pero al año siguiente se hacía cargo de la despensa del colegio.90 La expulsión de 1767 lo encontró en sus labores diarias en el Colegio Mayor al que había dedicado sus últimos años.91 Desconocemos la trayectoria que asumió su biografía después de la expatriación. Murió en Lansberg el 11 de julio de 1780.92 El austriaco Leonardo Tristerer (1713- ¿?)93 había nacido en Estiria (Austria) el 11 de octubre de 1713 e ingresó en la Compañía de Jesús el 27 de octubre de 1740.94 Atravesó el Atlántico en la expedición de 174395 que se hizo a la vela el 19 de enero bajo las órdenes del P. José Gumilla.96 En 1751 residía en el colegio de Tunja y tenía a su cargo la hacienda de Lengupá97 y allí permanecía en 1753.98 En 1756 ya se había trasladado a Bogotá y tenía el cuidado de la hacienda de El Espinal.99 En 1763 dirigía una de las
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares… n.º 46.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 256.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 233. Catálogo de 1736. El Catálogo de 1738 lo ubica en el mismo puesto (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 270).
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 298v. Catálogo breve de 1751.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 347v. Catálogo de 1756. También el catálogo de 1753 lo ubica en la misma actividad (ARSI. N. R. et Q.4, fol. 308).
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 358v. Catálogo de 1763.
Luis Carlos MANTILLA. Fuentes para la Historia Demográfica de la Vida Religiosa Masculina en el Nuevo Reino de Granada. Santafé de Bogotá (1997) 73.
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares… n.º 46.
Herbert GERL. Catalogus… 319.
HUONDER, A. Deutsche Jesuitenmissionäre des 17 und 18 Jahrhunderts. Freiburg/B. (1899) 154.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 308. Catálogo de 1753.
José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos relativos a la Historia de la Compañía de Jesús en Venezuela. Caracas, III (1974) 37: “… coadjuntor temporal, natural del lugar de Estoria en la Provincia de Austria, de edad de treinta años, mediano de cuerpo, blanco, entradas de calvo, ojos negros”.
Agustín GALÁN GARCÍA. El Oficio de Indias de los jesuitas de Sevilla 1566-1767. Sevilla (1995) 319.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 298v. Catálogo de 1751.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 300v. Catálogo de 1753.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 347. Catálogo de 1756.
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haciendas de la Provincia.100 El decreto de expulsión de 1767 le sorprendió en la hacienda La Chamicera.101 Carecemos de ulteriores informaciones. El bávaro Lorenzo Schauberger (1726-1971) había nacido en Tirschenreut (Baviera) el 20 de abril de 1726 e ingresado en la Compañía de Jesús en la Provincia de Baviera el 30 de marzo de 1753.102 Atravesó el Atlántico en la expedición de 1754103 que se hizo a la vela el 3 de diciembre a las órdenes del P. Martín de Egúrbide.104 Toda su biografía americana transcurre en el colegio de Tunja, primero como panadero105 y después como encargado de la hacienda de Lengupá.106 La expulsión de 1767 le sorprendió en Lengupá.107 Desterrado a Europa, falleció el 16 de septiembre de 1791 en Kösching, cerca de Ingolstadt.108 Hasta ahora hemos tratado de recoger la información relativa a los hermanos coadjutores que asumieron la dirección de las haciendas pertenecientes al colegio de Tunja. Ahora señalaremos los sacerdotes de los que nos consta que ocuparon el cargo de “Procurador” del colegio, pues son muy pocos los que hemos podido identificar hasta el momento. El P. Constantino Cairasco (¿?-1703) había nacido en Pamplona de Colombia109 e ingresado en la Compañía de Jesús en Tunja el 24 de octubre
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 352v. Catálogo de 1763. Y en 1764 seguía en la misma ocupación: Luis Carlos MANTILLA. Fuentes para la historia demográfica de la vida religiosa masculina en el Nuevo Reino de Granada. Santafé de Bogotá (1997) 71.
Juan Manuel PACHECO. “Los jesuitas del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, III (1953) 44.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 354v. Catálogo de 1763. Los datos fundamentales provienen de: GERL, Herbert. [1968?] Catalogus Generalis Provinciae Germaniae Superioris et Bavariae Societatis Jesu 1556-1773. Sin lugar de edición ni fecha. [München, 1968?] 417.
José DEL REY FAJARDO. Documentos jesuíticos relativos a la Historia de la Compañía de Jesús en Venezuela. Caracas, III (1974) 43: “H. Lorenzo Schwamberger, coadjutor, natural de la ciudad de Ratisbona en Bauiera, de veinte y ocho años. P., cuerpo, blanco, sonrosado, rubio, ojos azules”.
Agustín GALÁN GARCÍA. El Oficio de Indias de los jesuitas de Sevilla 1566-1767. Sevilla (1995) 336.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 347v. Catálogo de 1756
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares de la Compañia del nombre de Jesus pertenecientes a la Provincia de Sta. Fee de Bogota venidos en diferentes Navios... n.º 109. ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 354v. Catálogo de 1763. Lo mismo afirma el catálogo de 1764: Luis Carlos MANTILLA. Fuentes para la Historia Demográfica de la Vida Religiosa Masculina en el Nuevo Reino de Granada. Santafé de Bogotá (1997) 71.
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiación… n.º 109. Juan Manuel PACHECO. “Los jesuitas del Nuevo Reino de Granada expulsados en 1767”. En: Ecclesiastica Xaveriana. Bogotá, III (1953) 51.
GERL, Herbert. [1968?]. Catalogus Generalis Provinciae Germaniae Superioris et Bavariae Societatis Jesu 1556-1773. Sin lugar de edición ni fecha. [München, 1968?] 417.
Según el cómputo de las fechas que ofrecen los catálogos el año de nacimiento sería. 1635: catálogo 1660 (ARSIA. N. R. et Q. 3, fol. 186v), 1664 (Idem, fol. 214v), 1668 (Idem, fol. 244), 1671 (Idem, fol. 281v). El año 1641: catálogo de 1687 (Idem, fol. 385), 1691 ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 29v), 1702 (Idem, fol. 38v). Año 1642: Catálogo 1678 (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 319), 1684 (Idem, fol. 356).
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de 1657.110 Estudió Filosofía y Casos de Conciencia en la Universidad Javeriana.111 En 1664 enseñaba gramática; no hemos podido precisar en qué colegio.112 Ya en 1667 actuaba como procurador en el colegio de Tunja113 y después como operario.114 Hombre de salud enfermiza, debió ser relevado del cargo de procurador y en 1684 laboraba en el colegio de Pamplona como operario.115 En 1687 había regresado a la capital boyacense y se encargaba de alguna de las haciendas.116 En 1691 vivía en la comunidad del colegio de Honda como operario.117 En 1702 residía en el Colegio Máximo de Santafé.118 Falleció en la hacienda de San Miguel de Chipalo el 17 de diciembre de 1703.119 Un talante ejecutivo demostró el P. Agustín García (1628?-1679), quien dedicó gran parte de su vida a la gerencia de diversos colegios neogranadinos. Nacido en Tolú (Colombia), ingresó en la Compañía de Jesús el 30 de noviembre de 1644.120 Realizó sus estudios de Filosofía y Teología en la Universidad Javeriana de Bogotá.121 Enseñó Gramática en la Universidad Javeriana, al menos de 1655 a 1661.122 En 1664 fungía como ministro del Colegio Máximo de Bogotá.123 Rector del colegio San Francisco javier de 1658 a 1667.124 Pasó a Tunja como operario, prefecto de estudios, procurador y director de la Congregación de Españoles125 en donde permaneció
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 186v. Catálogo de 1660.
Según nuestros cálculos: 1659-1662 estudia Filosofía. 1662-1663 Casos de Conciencia.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 214v. Catálogo de 1664.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 9v. Catálogo breve de 1667.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 244. Catálogo de 1668. Catálogo de 1671 (fol. 281v). Catálogo de 1678 (fol. 319). Todos ellos insisten en que su salud estaba resquebrajada.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 356. Catálogo de 1684.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 385. Catálogo de 1687: “Docuit grammaticam. Agrícola”. Administrador de la hacienda de Guanca (ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 25).
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 2. Catálogo breve de 1691: “Consultor. Operarius”.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 38v. Catálogo de 1702: “Docuit grammaticam. Procurator. Agrícola”.
Archivo de la Provincia Colombiana de la Compañía de Jesús. Libro Quinto de la Iglesia y Sacristía del Colegio de la Compañía de Jesús de Santafé, hecho por orden del muy Reverendo Padre Pedro Calderón, Provincial de ella en esta provincia del Nuevo Reino. Año de 1701, fol. 185v.
No hay uniformidad en los catálogos: unos sostienen que tuvo que nacer en 1628 (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 83) y otros en 1627 (Idem, fol. 244).ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 83.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 83: “Studuit Philosophiam”. Lo cual quiere significar que para 1653 había concluido su teología.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 1. Así lo atestiguan los Catálogos de 1659 (Idem, fol. 5) y 1657 (ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 160v).
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ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 213. Que fue Ministro lo atestigua el Catálogo de 1678 (Idem, fol. 323).
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La primera noticia de su rectorado la tenemos por el registro de un documento datado el 20 de agosto de 1665 (AHM. Protocolos, t. XXVI, fol. 235). Su antecesor, el P. Luis Vergel, había firmado una escritura de venta el 9 de marzo de 1665 (AHM. Protocolos, t. XXVI, fol. 153v).
125
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 9v.
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por lo menos hasta 1671.126 Posteriormente se desempeñó como rector del colegio de Mompox (1672-1677).127 En 1678 residía en la parroquia indígena de Fontibón.128 En esta pequeña población de la sabana bogotana falleció el 11 de octubre de 1679.129 Por los litigios que tuvo que asumir el colegio de Tunja conocemos la presencia del P. Cristóbal Céspedes (1646-1721) en la gestión financiera de esa institución. Nacido en Santafé de Bogotá el 24 de junio de 1646130 e ingresado en la Compañía de Jesús el 19 de febrero de 1661.131 Concluidos sus estudios eclesiásticos en la Universidad Javeriana, trabajó algún tiempo en el colegio bogotano de Las Nieves.132 En 1678 laboraba en la comunidad del colegio de Tunja133 y en 1681 se veía en la obligación de protestar ante las autoridades de Tunja por las intromisiones de doña María Bravo de Salazar tendientes a enajenar las tierras que junto con su esposo habían donado al noviciado.134 De Tunja pasó a Pamplona para regir los destinos de ese colegio (1687-1691).135 En 1691 es destinado al Colegio Máximo como Procurador.136 Pero sus cualidades gerenciales le obligarían por dos veces a ponerse al frente del colegio de Las Nieves: la primera (1702-1711)137 y la segunda (1717-1720).138 Falleció en Bogotá el 11 de abril de 1721.139 Una de las personalidades más significativas en la bisagra temporal que une los siglos XVII y XVIII de la Provincia del Nuevo Reino fue el antioqueño Matías de Tapia (1657-1717). Había nacido en Antioquia el 25 de octubre de 1657140 e ingresó a la Compañía de Jesús en Tunja el 2 de septiembre de 1675 tras haber concluido el currículo filosófico como
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 21: “Consultor et Procurator Collegii”.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 323.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 323.
ARSI. Historia Societatis, 49, fol. 7.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 95. Catálogo de 1711.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 215. Catálogo de 1664.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 22v. Catálogo breve de 1671: “Admonitor. Confessarius nostrorum et praefectus Ecclesiae. Operarius”.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 319. Catálogo de 1678.
Archivo Histórico de Tunja. Expediente sobre la hacienda de la Ramada, 1693. Citado por Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, II, 165.
ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 25v. Catálogo breve de 1687: “Vicerrector, Praefectus spiritus et studiorum. Consultor casuum”.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 1. Catálogo breve de 1691: “Procurator collegii”. Y el catálogo trienal (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 24v) añadirá: “Fuit Rector”.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 42v. Catálogo de 1702. ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 58. Catálogo breve de 1711.
Catálogo de 1718 (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 162) y catálogo de 1720 (Idem, fol. 201).
ARSI. Historia Societatis, 50, fol. 112v.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 77. Catálogo de 1711.
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colegial de San Bartolomé.141 Culminó su carrera académico-jesuítica en 1681 al poner fin a sus estudios de Teología en la Universidad Javeriana de Bogotá.142 Fue misionero en Casanare entre 1681 y 1683; su residencia fue la reducción de Macaguane.143 La oncena de años que se extiende desde 1684 hasta 1695 la absorben tres ciudades: Santafé, Tunja y Mérida. En 1684 enseñaba humanidades en Bogotá.144 En 1687 residía en Tunja y entre las funciones desempeñadas está la de procurador;145 en 1691 fungía como Ministro del colegio-seminario de San Bartolomé.146 De 1692 a 1695 fue rector del colegio San Francisco Javier de Mérida.147 En 1696 actuaba como procurador de la Provincia del Nuevo Reino148 y pensamos que en tal cargo permaneció hasta 1700.149 De 1700 a 1702 fue rector del colegio de Las Nieves.150 En 1702 regía la residencia de Ocaña, ciudad que pretendía fundar un colegio de la Compañía de Jesús.151 El 4 de agosto de 1707 asumía la dirección del colegio de Cartagena152 y en el ejercicio del cargo fue electo por la Congregación Provincial, el 10 de septiembre de 1711,
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 315. Catálogo de 1678: “Magister in Philosophia”.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 315. Catálogo de 1678; en él se reseña que estudió 3 años de Filosofía “extra” y “nunc, theologus”. Pensamos que debió iniciar el estudio teológico al concluir su noviciado (1675-1677) y en consecuencia fue alumno de esta disciplina de 1677 a 1681.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 348. Catálogo de 1684: “Fuit inter gentiles per 2 annos”. En este catálogo aparece como Profesor de Gramática en Santafé; así pues, su estancia misionera hay que ubicarla entre 1681, fecha de culminación de su carrera y 1684, año en que residía en Bogotá. Que fue misionero en Macaguane lo afirma él mismo en su libro Mudo Lamento. Madrid (1715) 23.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 348. Catálogo de 1684.
ARSI. N. R. et Q. 3, fol. 385. Catálogo de 1687. El Catálogo Breve de 1687 (ARSI. N. R. et Q. 5, fol. 25) reseña: “Consultor. Confessarius nostrorum. Procurator domus. Praefectus exercitii bonae mortis”.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 12v. Catálogo de 1691.
AUCAB. Libro de Consultas, fols. 5-10. Las consultas corren desde el 2 de mayo de 1692 hasta el 20 de junio de 1695.
APT. Leg. 6. Diego Francisco ALTAMIRANO. Forma y circunstancias con que se effectuó la división desta Provincia de Quito de la del Nuevo Reino por orden de nuestro Padre. En mayo de 1696 recibía en Popayán el P. Matías de Tapia, como Procurador, treita mil pesos.
ANB. Censos. Cundinamarca, t. 8, fol. 501. El 11 de septiembre de 1700 actuaba en Santafé de Bogotá como Procurador General. Y lo mismo se desprende del documento Memoria de los libros que quedan en Aguachica y pertenecen a la Provincia por aver sido de los Padres Graneli y Lanzamani. Año de 1701 (APT. Leg. 7).
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, III, 152. El Catálogo de 1702 estatuye que fue “bis Rector” (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 43). Estos dos rectorados habría que ubicarlos entre 1691 y 1702, fechas de los catálogos que recogen su actividad en esos nueve años. Si su gestión en Mérida concluye en 1695 y posteriormente fue Procurador de Provincia, al parecer, hasta 1700, solo quedarían las fechas de 1700-1702 para el rectorado de Las Nieves.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 43. Catálogo de 1702. ANB. Notaría 2 (1702-1703), fols. 108v-109. Sobre la fundación: Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, III, 124-126.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 77. Catálogo de 1711.
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como procurador ante Madrid y Roma.153 La muerte le sobrevino en Cádiz el 28 de julio de 1717.154 Juan Rivera (1666-1715) había nacido en La Palma (Colombia) el 22 de mayo de 1666 e ingresado en la Compañía de Jesús en Tunja el 6 de mayo de 1688155 tras haber conseguido el Magister in Philosophia y haber cursado dos años de Teología.156 Estudia Teología (1690-1692) en la Universidad Javeriana.157 En 1700 laboraba en el colegio de Tunja158 y en la capital boyacense permaneció algunos años más en las funciones de procurador.159 En 1709 era nombrado ecónomo general de la Provincia del Nuevo Reino;160 en este cargo permaneció al menos hasta 1711.161 En 1713 abandona el mundo de la administración directa de las finanzas para asumir el cargo de rector del colegio de Cartagena.162 Durante su gestión debió afrontar el conflicto con el obispo Antonio María Cassani Silva y Lobo.163 Falleció en el ejercicio del rectorado en Cartagena el 1 de noviembre de 1715.164 La estancia del bogotano Joaquín Gumucio (1684-1728) en tierras boyacenses no fue muy larga. Había nacido en Santafé de Bogotá el 2 de marzo de 1684 e ingresado en la Compañía de Jesús en Tunja el 28 de abril de 1703,165 después de haber estudiado en el Colegio de San Bartolomé.166 En 1711 se encontraba en el colegio de Tunja,167 pero su salud quebradiza lo trasladó en 1713 hacia alguna de las haciendas del Colegio Máximo.168 En 1716 pronunciaba sus últimos votos en el colegio de Mompox;169 pero en 1720 había retornado
ARSI. Congregationes Provinciales, t. 87, fols. 286 y ss. AGI. Santafé, 403. Cfr. Juan Manuel PACHECO. Ob. cit. III, 152-156.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 142. Supplementum primi et secundi Catalogi hujus Provinciae Novi Regni confectum a die 26 decembris 1715 ad diem 1 septembris 1718.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 59. Catálogo de 1711.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 7. Catálogo de 1691.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 7. “Nunc theologus”.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 74. Hace su profesión el 15 de agosto.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 40v. Catálogo de 1702: “Docuit grammaticam. Procurator et Concionator hispanorum”.
ANB. Notaría 2.ª t. 98 (1709), fol. 312v.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 74. Catálogo de 1711: “(…) nunc Procurator Provinciae”.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 116v. Catálogo de 1713.
Juan Manuel PACHECO. Los jesuitas en Colombia, III, 170-172.
ARSI. Historia Societatis, 50, fol. 98.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 71. Catálogo de 1711.
William JARAMILLO MEJÍA. Real Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé. Bogotá (1996) 266.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 71: “vires: mediocres”.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 114. Catálogo de 1713: “Fuit Procurator. Nunc curator praedii”.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 142v. En 1718 se desempeñaba como procurador del colegio (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 161).
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a la comunidad del Colegio Máximo.170 Falleció en la capital colombiana el 1 de diciembre de 1728.171 El antioqueño Juan de Puerta (1684-1751) nació en Medellín (Colombia) el 22 de diciembre de 1684172 e ingresó en la Compañía de Jesús en Tunja el 2 de mayo de 1705.173 Había cursado la Filosofía y la Teología en la Universidad Javeriana antes de incorporarse a la Compañía de Jesús.174 Debió recibir la ordenación sacerdotal en 1709.175 En 1711 residía en Santafé, donde al parecer había enseñado gramática.176 En 1713 desempeñaba en Tunja el cargo de procurador.177 En 1718 laboraba en el colegio de Las Nieves178 y en 1720 en el Colegio Máximo de Santafé.179 El lapso comprendido entre 1720 y 1736 nos es completamente desconocido. En 1736 había regresado a la comunidad de Tunja180 y dos años más tarde fungía allí mismo como procurador.181 Ejerció el rectorado del colegio de Mérida de 1743 a 1751182 y en el cumplimiento de sus deberes rectorales falleció el 18 de septiembre de 1751.183
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 199v. Catálogo de 1720.
Archivo de la Provincia Colombiana de la Compañía de Jesús. Libro Quinto de la Iglesia y Sacristía del Colegio de la Compañía de Jesús de Santafé, hecho por orden del muy Reverendo Padre Pedro Calderón, Provincial de ella en esta provincia del Nuevo Reino. Año de 1701, fol. 189v.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 199v. Catálogo de 1720.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 60v. Catálogo de 1711.
Todos los Catálogos coinciden en afirmar que estudió “extra” la Filosofía y la Teología (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 60v). Ciertamente había sido alumno de San Bartolomé (Daniel RESTREPO y Guillermo y Alfonso HERNÁNDEZ DE ALBA. El Colegio de San Bartolomé. Bogotá (1928) 121. Ingresó en San Bartolomé, como colegial, el 1 de octubre de 1699 (Archivo de San Bartolomé. Libro de convictores, fol. 123).
Su renuncia está fechada en Santafé el 9 de mayo de 1709 (ANB. Miscelánea, t. 69, fol. 77) y ello nos hace pensar que la ordenación sacerdotal debía ser inminente. En mayo de 1709 había otorgado la licencia para la renuncia el Provincial P. Juan de Tobar (ANB. Notaría 2.ª t. 98 (1709) fol. 131 y 133).
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 60v. Catálogo de 1711.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 116. Catálogo de 1713.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 162. Catálogo de 1718.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 199v. Catálogo de 1720.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 230. Catálogo de 1736.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 267v. Catálogo de 1738.
AUCAB. Libro de Consultas, fol. 76v-78. La primera consulta firmada por el P. Puerta data del 1 de noviembre de 1743 y la última el 4 de diciembre de 1747. El Libro de Consultas salta del 4 de diciembre de 1747 al 5 de octubre de 1751. El último testimonio es el del Catálogo Breve de 1751 (ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 298v) que lo recoge todavía como Rector. En los documentos notariales de Mérida aparece por vez primera el 1 de julio de 1747 (AHM. Protocolos, t. LII, fol. 40) y por última el 25 de septiembre de 1750 (Ibidem, t. LIII, fol. 114). Por otra parte, el Inventario de los Papeles del Archivo del Colegio San Francisco Javier (AAM. Seminario. Caja 1) hace alusiones a las fechas de su largo mandato.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 330. Supplementum primi et secundi Catalogi Provinciae Novi Regni Societatis Jesu confectum a prima aprilis 1751 usque ad [sin fecha] octobris 1753.
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Ignacio Aguaje (1702- ¿?) nació en Mérida (Venezuela) el 20 de noviembre de 1702 e ingresó en la Compañía de Jesús el 11 de marzo de 1720.184 Realizó sus estudios de Filosofía y Teología en la Universidad Javeriana.185 Recibió la ordenación sacerdotal en Bogotá el 11 de septiembre de 1730.186 El 15 de octubre de 1732 se trasladaba a la ciudad de Tunja para realizar su año de Tercera Probación.187 En 1736 se había radicado en las misiones casanareñas.188 Aunque no hemos podido precisar su reducción de residencia, en 1743 fungía como vice-superior de las misiones del Meta en Surimena.189 En 1751 actuaba como procurador del colegio de Tunja190 y en ese cargo permaneció por varios años.191 En 1763 había sido trasladado a Bogotá.192 La expulsión de 1767 le sorprendió en Tunja y no pudo seguir a los demás jesuitas al exilio de Italia por sus enfermedades.193 Bartolomé Ruiz (1720-1773) había ingresado en la Compañía de Jesús el 19 de septiembre de 1740.194 Atravesó el Atlántico en la expedición de 1743.195 Cursó sus estudios de Teología en la Universidad Javeriana.196 Concluida su carrera eclesiástica, debió pasar de inmediato a las misiones llaneras. En 1751 residía en Caribabare como ayudante del Procurador.197 En 1753 se dirige a Tunja a cumplir con su año de Tercera Probación.198 Reintegrado a las misiones, fungía en 1756 como procurador de Casanare en Caribabare.199 En 1763 realizaba idénticas funciones en el colegio de
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 236. Catálogo de 1736.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 236.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 254v. Supplementum primi et secundi Catalogi Provinciae Novi Regni Societatis Jesu confectum a 26 junii 1730 ad 20 aprilis 1732.
187
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 254.
188
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 236. Catálogo de 1736.
189
AGI. Santafé, 306. Certificación de Francisco Agustín González de Acuña. Pensamos que el superiorato se extendió de 1743 a 1747.
190
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 298v. Catálogo Breve de 1751.
191
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 307v. Catálogo de 1753. Allí permanecía en 1756 (Idem, fol. 347v).
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 374. Catálogo Breve de 1763: “Est in praedio Professorum”.
Benito CASAL Y MONTENEGRO. “Expulsión de los jesuitas que residían en Tunja en 1767”. En: Boletín de Historia y Antigüedades. Bogotá, Año 2, n.º 21 (1904) 574. El Padre Asuaje quedó en el convento de San Agustín.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 308. Catálogo de 1753.
AGI. Contratación, 5549. Expedición de 1743. “El Hermano Bartolomé Ruiz, estudiante, natural de la Villa de Requena, obispado de Cuenca, de edad de veinte y dos años. Buen cuerpo, blanco, poca barba, ojos azules, pelo negro”. “(…) salio de Valencia el 29 de agosto de 1740”.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 308. Catálogo de 1753. Estudió “extra” dos años de Filosofía e “intra” uno de Filosofía y cuatro de Teología. Luego tuvo que concluir sus estudios hacia 1748.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 299. Catálogo Breve de 1751.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 300v. Catálogo Breve de 1753.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 348. Catálogo Breve de 1756. ALVARADO. Informe reservado, 332: “(…) donde reside [Caribabare] el Padre Bartolomé Ruiz, español, natural de la Mancha, que hace
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Tunja.200 A fines de 1764 sucede al P. Atenolfi como procurador de la Provincia.201 La expulsión de 1767 le sorprendió en Bogotá en el ejercicio de su cargo.202 Falleció el 8 de septiembre de 1773 en Pérgola.203 Al no disponer de los inventarios que se levantaron en la ciudad de Juan de Castellanos el 1 de agosto de 1767, no podemos disponer de esa privilegiada información que nos hubiera facilitado esta tarea.
de Procurador del partido de Casanare”. Este testimonio nos alarga la presencia del P. Ruiz por lo menos a 1757.
ARSI. N. R. et Q. 4, fol. 354. Catálogo de 1763. ANB. Temporalidades, t. 9, fol. 32. Compra tierras el 9 de mayo en el valle de Pesca, y las vende en 12 de julio de 1764 (Idem, fol. 33).
ANB. Temporalidades, t. 16, fol. 639.
AHN. Jesuitas, 827/2. Filiacion de los Regulares de la Compañia transferidos de la Provincia de Santa Fee de Bogotá en el Navio nombrado San Pedro y San Pablo que al presente se hallan recidiendo en la Casa Hospicio de esta Ciudad, n.º 81.
Archivum Historicum Societatis Jesu. Armadio F-10. Catálogo General del número de regulares que de la extinguida orden llamada la Compañia de Jesús, existían en los Reynos de España e Indias al tiempo de la intimación del real decreto de expulsión. Provincia de Santa Fe, n.º 4316.
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Índice onomástico
A
Abanto, Antonio, 524 Abram, P., 218 Acevedo, Jairo, 62 Acuña, Diego de, 511, 515 Acuña, Roberto de, 511 Achury Valenzuela, Darío, 60, 302, 418, 424, 479 Africano, P., 164, 167, 168 Aguilar Piñal, F., 83 Aguilar, Gabriel, 451 Aguilar, Nicolás de, 428 Aguilera, Manuel, 319 Aguirre Elorriaga, Manuel, 40, 56, 310, 492 Aguirre, Ramón, 91 Agusti, Vincentius, 35 Agustino, Grande [San Agustín], 502 Ahala, 164, 187 Ahenobardo, Lucio Domicio, 169, 194 Aicardo, José Manuel, 30, 116 Alacoque, Santa Margarita María de, 317, 318 Albrieux, Léone, 34 Alcaraz Gómez, José F., 81 Alegre, Felipe, 500
Alexandri Magni, [Alejandro Magno], 91 Altamirano, Diego Francisco, 75, 268, 305, 306, 309, 310, 419, 421, 423, 424, 430, 433, 447, 533 Alvarado, Mariscal, 353, 456, 521, 536 Alvarez de Barbosa, Francisco, 519, 520 Álvarez, Baltasar, 22, 313 Álvarez, [Barbosa] Francisco, 439 Álvarez, Manuel, 253, 268, 269, 272 Álvarez, Pablo, 438, 449 Amado, Fermín Dionisio de, 306 Amae, 378 Amato, Stefano, 319 Amaya, Alejo, 446 Ameyugo, Gregorio De, 437 Anacreonte, 147 Anagnostou, Sabine, 16 Angélico, [Tomas de Aquino], 422 Anio, Tito, 162, 164, 185, 187, 228 Anisson, Carlos, 428, 431 Anónimo, Aurelio, 89, 353 Apianus, Petrus, 277
540
E d u c a d o r e s , a s cet a s y e m p r e s a r i o s
Apinio, 184 Apio, Clodio, 194, 219, 220 Aquaviva, Claudio, 29, 70, 72, 113, 238, 241, 242, 243, 244, 252, 305, 399, 400, 401, 502, 505, 516 Aquinate, [Tomas de Aquino], 121 Aquino, Tomás de, 127, 422 Aramendi, Felipe, 524 Aranda, Blas de, 362, 363, 364, 368, 374, 384, 440 Araos, Josepho, 483 Araoz, Antonio, 17 Arboleda, Julio, 229 Arceo, Juan de, 355, 400, 401 Arceo, Manuel de, 47, 49, 486, 400, 409 Arciniegas, Germán, 12, 13 Arciniegas, Ismael Enrique, 154, 156, 157, 159 Archimbaud, Juan Antonio, 388, 389, 390, 391,392, 393, 456, 459, 462, 528 Arellano, Fernando, 508 Arias de Ugarte, Fernando, 59, 403, 519, 518 Arias, Francisco, 439, 451 Arias, Pedro, 348 Aristizábal, Tulio, 401 Aristóteles, 77, 87, 106, 127, 149, 269, 278, 394, 471, 475, 476, 477, 478, 483 Ariza, Alberto E., 58, 59 Armas Chitty, José Antonio, 416 Armellada, Cesáreo de, 59 Arrighi, Paul, 385 Arrio, Q., 177 Arrom, José J., 291 Arrótegui, Esteban, 510 Arzubialde, Santiago, 30 Asconio, 203, 206, 217, 218
Asencio Reinoso, Juan, 438, 449, 501 Asís, Francisco de, 57, 296 Astete y Ripalda, 115, 303 Astrain, Antonio, 39,55, 56, 83, 318, 491, 492 Asuaje, Ignacio, 371, 390, 440, 536 Atenolfi, 537 Augusto, 93 Aurelia, 194 Avendaño, Francisco de, 245, 354, 338, 339 Avendaño, Juan de, 338 Avendaño, María de, 339 Ayerbe, Florián de, 406, 508 Aymerich, Mateo, 86 Azcárate Ristori, Isabel, 97 Azpuru, 378 Azúa, Pedro Felipe de, 436 B
Bacon, 67, 133 Báez Arenales, Enrique, 58 Báez Osorio, Myriam, 58 Bailey, Gauvin Alexander, 11, Bakre, 203 Baldini, Hugo, 11, 37, 72 Baldinuci, Antonio, 305 Balzátegui, Manuel, 373, 394, 435, 436, 475, 476, 477, 501 Ballesteros, Vicente, 371, 388, 440, 441 Baptista, Javier, 64, 361, 406 Barandiarán, Daniel de, 57, 495, 491, 496, 497 Barba Jacob, Porfirio, 155 Barbadiño, 279, 280 Bardera, Mario, 30 Barla, Pedro Francisco, 501 Barnuevo, Rodrigo, 409 Barra, Eduardo de la, 156
Barrado Barquilla, José, 58 Barrera, Andrés de la, 438, 447, 473, 478, 479 Barrios, Juan de los, 517, 518 Bartina, S., 84 Bartolomé Martínez, Bernabé, 63, 78, 94, 133, 134, 268, 278, 279 Basante Pol, Rosa María, 96 Basoia, Pedro Antonio, 399, 502 Bastidas, Antonio, 487, 502 Bataglia, Ambrosio, 434, 436, 440 Batllori, Miguel, 36, 37, 38, 39, 64, 65, 76, 77, 78, 82, 85, 86, 277, 278, 361, 381, 385, 388 Battista Riccioli, Giovanni, 71 Bauer, A. J., 326 Baumgartner, Charles, 313 Bedel, Hermano, 79 Belosa, Elvira de, 338, 339 Beltrán de Heredia, V., 420 Bellettini, Pierangelo, 390, 393 Benedicto xiv, 64, 329, 430 Benítez i Riera, J. M., 85 Berdugo, Nicolás, 368 Bergara, Fernando de, 534 Bermúdez, Gonzalo, 505, 507 Bernal Jiménez, Rafael, 348 Bernal, Manuel, 371 Bernard, Ch., 297 Berrío, Antonio De, 20, 22 Berrío, Fernando, 21 Bertrán Quera, Miguel, 52, 101, 102, 118, 128, 129, 130, 132 Bertrand, Dominique, 30 Boero, Giuseppe, 455, 501 Bohórquez Casallas, Luis Antonio, 62 Boissier, 211 Bokoski, Alberto, 439 Boleda Isarre, Pilar, 85 Borda, José Joaquín, 54, 55, 56 Borges, Pedro, 59, 239
í n d i ce o n o m á s t i c o
541
Borja Medina, Francisco de, 25, 33, 39, 82, 98, 320, 323, 377 Borja, Juan de, 240, 242, 243, 244, 400, 504, 507 Boros, Ladislaus, 100 Bossuet, 198, 207, 212, 218 Boswell, James, 385 Botterau, Georges, 33, 93, 377 Bousemart, Gabriel, 54 Bovillae, 217 Bravo Becerra, Pedro, 340, 341, 342, 415 Bravo de León, Catalina, 452 Bravo de Salazar, María, 342, 343, 532 Bravo Maldonado, Antonio, 244 Bravo, Bartolomé, 89, 275 Bredeck, M. J., 49 Bremond, Henry, 31 Brewer-Carias, Allan R., 326 Briceño Jaúregui, Manuel, 12, 60, 134, 244, 327, 348, 403, 417, 499 Bruto, 226 Bucareli, Antonio María, 374, 375 Buckley, Francis J., 16 Bueno, Pascual, 500 Buitrago, Damián de, 408, 472, 473, 499, 501, 508 Buitrago, Francisco, 347 Burgos, Javier de, 156 Burgués, Mas [Mas Burgués, Baltasar], 22 Burriel, Andrés Marcos, 39, 81, 83, 84 C
Caballero, Diosdado, 501 Cabañas, Antonia de, 302 Cabero, Pedro Luis, 438 Cabrera y Dávalos, Juan de, 401, 424
542
E d u c a d o r e s , a s cet a s y e m p r e s a r i o s
Cacua Prada, Antonio, 63 Caicedo, Baltasar, 439 Cairasco, Constantino, 530 Calatayud, Pedro, 305, 318, 494 Calderón, Pedro, 306, 309, 310, 419, 421, 422, 438, 473, 479, 498, 501, 524, 525, 526, 531, 535 Caleno, Fufio, 199 Calepino, 277 Calveras, José, 30, 308 Calvo, Francisco, 339, 523 Campazas, Gerundio de, 90, 376 Campi, Francisco, 388, 441 Campión, 123 Campo del Pozo, Fernando, 58, 60 Campos, Francisco, 157 Campserver, Ignacio, 84 Candela, Nicolás, 374, 375, 435, 436, 440, 477 Canisio, Pedro, 115 Cañas, José de, 97 Capuel, P., 494 Carafa, Vincencio, 306, 309, 310 Caragol, Narciso, 84 Carbón, C., 164 Carbonell de Masy, R., 325, 329, 330 Carcasio, Pompeo, 484 Carchano, Francisco, 392, 383 Cardaveraz, Agustín de, 318 Cárdenas G., Eduardo, 134, 297 Cárdenas, Francisco de, 235, 355 Carlos de Borbón, 36 Carlos ii, 97, 239, 417, 499 Carlos iii, 43, 46, 63, 64, 65, 91, 319, 321, 361, 362, 363, 372, 376, 377, 378, 383, 385, 387, 456, 462, 463, 497, 528 Caro, J. E., 229 Caro, Miguel Antonio, 156 Carranza, Manuel, 383, 393
Carrasco, Constantino, 438, 439, 525 Carrasco, Ulpiano, 208 Carrizosa Argáez, Enrique, 20 Carvajal, Pedro Manuel, 425, 439 Carvallo, Luis Alfonso, 76, 77 Casabona, Tomás, 428, 429, 431, 440, 491, 500 Casal Y Montenegro, Benito, 348, 370, 371, 388, 390, 536 Casanova, Ramón, 383, 392 Casanovas, Ignacio, 85, 280 Casares, Roterio, 276 Cascales, Francisco de, 76, 77 Cascón, M., 31 Casio, 172, 208 Cassani Silva y Lobo, Antonio María, 534 Cassani, José, 53, 54, 55, 56, 425, 431, 487, 504, 509, 512, 513, 518 Cassia, 194 Castañeda, P., 329 Castaño, Francisco, 437, 445, 511 Castellanos, Juan de, 12, 354, 407, 410, 537 Castilla, Gaspar de, 430 Castillo, Francisca Josefa de la Concepción de, 60, 302, 418, 424, 474, 479 Castillo, Manuel del, 520, 521 Castro de Salazar, María, 340 Castro, Vicente de, 383, 392 Catilina, 174, 181, 221 Catón, Marco, 167, 170, 180, 220 Causino Escola, C., 177, 215 Cavallera, M. F., 32, 33, 297 Cavarte, José, 425 Cavero, Hernando, 37, 73, 415 Cayroni, Ignacio, 318 Cecilio, 174 Cejudo, Jorge, 361
Celio, M., 190 Ceñal, Ramón, 486 Cerdá, Francisco, 394 Cerda, Juan de la, 268 Cerda, Melchor de la, 273 Cerdá, Tomás, 82, 86 Certeau, Michel de, 31 Cervantes, 201, 202, 204, 212, 214, 216, 218, 222, 223 Cervos, Fridericus, 34 César, 182, 223, 225, 232 Céspedes, Cristóbal De, 342, 438, 500, 501, 532 Cetina, Francisco, 460 Cicerón, M. T., 17, 87, 90, 91, 135, 136, 137, 139, 140, 141, 144, 149, 151, 152, 162, 191, 192, 193, 194, 195, 196, 198, 199, 200, 202, 203, 204, 205, 206, 209, 210, 211, 212, 213, 214, 215, 216, 218, 219, 220, 221, 222, 223, 224, 225, 226, 228, 229, 231, 232, 273 Claver, Pedro, 313, 401 Clemente ix, 329, 330 Clemente x, 420, 421 Clemente xi, 423 Clemente xiii, 377 Clemente xiv, 387, 395 Clenardus [Kleynaerts], Nicolaus, 273 Coccio, Sabelici Marcantonius, 275 Codina Mir, Gabriel, 33, 68 Codorniu, Antonio, 279 Cohorcos, Carlos, 419 Colin, Francisco, 313 Colmenares, Germán, 12, 50, 51, 63, 264, 327, 352 Colombière, Claudio de la, 317 Colón, 70, 376 Colonia, Domingo, 87, 88 Colson, 203
í n d i ce o n o m á s t i c o
543
Coluccini, Juan Bautista, 301, 399, 504, 507, 508, 516, 518 Collin, 232 Collinot, A., 37 Compére, Marie-Madeleine 34 Concepción, Cayetano de la, 90 Consentino, G., 37 Constán, Mariano, 383, 393 Conway, 202 Cordara y Lagomarsini, 93 Cordon, A., 76 Corella, J., 30 Cornejo, Juan, 379, 417, 499 Coronado, Luis, 439 Coronel, Fernando, 378, 379 Correa, Ramón C., 60, 348, 469 Cortázar, Julián de, 73, 322, 404 Cortés, Francisco, 438 Cosconio, 146 Cossio y Otero, Francisco de, 304 Cotanilla, José, 374, 375 Coudret, 268 Crétineau-Joly, Jacques, 55 Croiset, Juan, 118, 119, 120, 317, 318 Cuellar, Juan de, 438 Cueraltó, Francisco, 393 Cuervo, Antonio B., 491 Cugía, Gaspar, 414 Curcio, Quinto, 276 Cushner, Nicolás, 326 Cusson, Guilles, 308 Ch Chamorro, Bonifacio, 157 Chantre Y Herrera, José, 487 Charmot, François, 32, 33, 69, 102, 103, 114, 123, 127, 134, 135, 257, 259, 260 Chastonay, Paul de, 30 Chenu, M. D., 126
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E d u c a d o r e s , a s cet a s y e m p r e s a r i o s
Chevalier, François, 50, 326 Choropena, Pedro, 440 D
Dadey, José, 72, 301, 411, 504, 507, 511, 515, 516, 517, 518, 519 Dainville, François de, 37, 38, 93, 273, 275 Dalmases, Cándido de, 30, 503 Danvila y Collado, Manuel, 361, 378 David, M. V., 283, 403 Daza, Francisco, 438 De Guibert, José, 31, 32, 33 De la Flor, Fernando R., 283, 284, 402, 403 De la Pedraja Toman, René, 350, 351, 353 De la Rosa, José Nicolás, 453 De Napoli, George A., 503 De Urrutia, José Luis, 317 Decorme, Gerardo, 40 Dehmen, Hermano, 422, 498 Del Rey Fajardo, José, 12, 19, 21, 22, 32, 34, 36, 44, 45, 47, 52, 53, 56, 57, 61, 62, 64, 65, 66, 72, 77, 84, 95, 103, 115, 124, 240, 241, 243, 272, 273, 274, 275, 276, 277, 278, 279, 291, 310, 326, 327, 328, 336, 338, 351, 353, 363, 368, 369, 370, 385, 386, 388, 389, 394, 399, 400, 401, 407, 408, 409, 410, 411, 419, 420, 421, 422, 425, 426, 427, 429, 431, 435, 437, 444, 445, 446, 447, 448, 449, 450, 451, 452, 454, 455, 456, 457, 458, 460, 463, 465, 471, 472, 473, 474, 475, 477, 478, 479, 480, 481, 486, 487, 488,
489, 490, 491, 493, 495, 497, 498, 502, 504, 506, 507, 508, 509, 510, 511, 519, 520, 521, 528, 529, 530 Del Rincón, Lucas, 319 Del Río Hijas, M. E., 96 Delgado Criado, Buenaventura, 63 Delplace, L., 420 Demóstenes, 149, 151, 152, 222 Demoustier, Adrien, 34, 67, 459 Derville, André, 31 Descartes, 67, 133 Despauterio, 268, 269 Dettling, Warnfried, 14, Deubler, Leonardo, 47, 414, 418 Dias Quixano, Jospeho Gregorio, 475 Díaz de Pangua, Diego, 290 Díaz, J. Simón, 47 Díaz, ZamirA, 50 Dimler, G. R., 283, 403 Dinis, Alfredo, 71 Domínguez Camargo, Hernando, 502 Domínguez, Francisco, 345 Domínguez, Joaquín Mª., 11, 16, 29, 30, 32, 33, 34, 38, 39, 53, 55. 64, 68, 76, 81, 82, 85, 86, 87, 88, 89, 90, 91, 93, 94, 95, 97, 98, 241, 320, 321, 325, 328, 329, 330, 361, 368, 377, 395, 406, 486, 487, 488, 503 Donnelly, John Patrick, 33, 198, 202, 203, 205, 211, 222, 225 Dorca, Francisco Xavier, 84 Dou, Alberto, 82, 94, 95 Drive, Agustín, 319 Druso, Marco, 167, 168 Druzbicki, Gaspar, 318 Duarte Level, 21 Duarte, Damián, 415 Duhr, Bernhard, 40
Dumortier, François Xavier, 37 Dupuy, Michel, 297 Duquesne, Ignacio, 66, 395 E
Echanove Tuero, A., 39, 81 Edelen Hove, Druckker Van Den, 490 Egaña, Antonio de, 400 Egido, Teófanes, 361, 362 Egües, Diego de, 499 Eguia Ruiz, Constancio, 53, 91 Egúrbide, Martín de, 530 Ellauri, Francisco, 292, 412, 413, 437, 501, 509, 510, 511 Eneas, 209 Enrich, Francisco, 40 Escalera, José, 33, 39, 76 Escipión, Metelo, 219 Escobar, Mª. Jerónimo de, 407, 467, 471, 473 Escobar, Rafael 374 Escudero, Agustín, 91 Escudero, Andrés, 437 Esopo, 93, 273 Español, Pedro, 440, 441 Espinosa de los Monteros, Juan Antonio, 426 Espinosa Pólit, Aurelio, 157, 320, 502 Espinosa, Juan, 389, 440, 441 Espíritu Santo, Clara del, 342 Esquilache, [Marqués De], 91 Esquivel Coronado, 326 Estela, Bernardo, 418 Estienne, Carlos Stephano, 275, 277 Estienne, Enrique, 277 Estrada, Francisco de, 465 Euclides, 277 Eusa, Martin de, 473 Evía, Xacinto de, 487
í n d i ce o n o m á s t i c o
545
F
Fabricio, Q., 174 Fabro, Pedro, 354 Favonio, Marco, 170, 176 Fedro, 93, 137, 139 Feingold, Mordechai, 11 Fejer, Josephus, 44 Felices, B., 447 Felipe Iii, 239, 268, 420, 504 Felipe V, 56, 83 Fernándes de los Luengos, Juan, 97 Fernández Arrillaga, Inmaculada, 381, 382, 383 Fernández Berruca, Pedro, 407 Fernández de Buendía, Joseph, 417 Fernández de Piedrahita, Lucas, 499 Fernández de Valenzuela, Fernando, 74, 291 Fernández G., Enrique, 400, 406 Fernández Pedroche, Juan, 437 Fernández, Alonso, 21, 409 Fernández, José, 313, 401 Fernando Vi, 82 Ferraro, Juan Antonio, 440 Ferrer Benimeli, José Antonio, 25, 64, 384, 386, 387 Ferrer del Río, Antonio, 378 Ferrer, Ignacio, 308, 433, 434, 462, 482, 483 Fica, Antonio, 461, 527 Figueroa, Francisco de, 401, 487 Figueroa, Rodrigo de, 37, 47, 49, 407, 408, 410, 509 Filipo Ii, 150, 151, 152 Finestres y de Montalvo, José, 38, 85, 280 Fischer, Adolf, 95 Flaminia, 194 Flores, Cosme de, 287 Flórez de Ocáriz, Juan, 20, 61, 501, 508, 509 Fois, Mario, 29
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E d u c a d o r e s , a s cet a s y e m p r e s a r i o s
Fonseca, Freddy, 25 Font, Esteban, 390, 394 Foucher, Michel, 14, Fouqueray, Henry, 40 Franco Quijano, J. F., 478 Franco, Luis, 439 François, Kewas, 430 Freyre, Rafael, 440, 454 Frías, Lesmes, 310, 388 Frías, Luis 243 Fuentes, Conde de 380 Fuentes, Francisco, 519 Fuentes, Juan, 440 Fumaroli, Marc, 79 Funes, Martín de, 240 Funes, Tomás, 391, 528 Furfanio, T., 184 Furlong, Guillermo, 40 G
Galán García, Agustín, 96, 321, 327, 328, 402, 430, 444, 455, 460, 463, 464, 485, 528, 529, 530 Galarza, Juan de, 439 Galileo, 71, 223 Gálvez, Mateo, 438 Galvis y Gomez del Rincón, Philipo de, 485 Gallart, Tomás, 440 Galli, Leonardo, 389 Gallifet, Francisco, 317 Gallissá y Costa, Luciano, 85, 280 Garcia Bacca, Juan David, 474 García de Castro, José, 12, 31, 296 García de Enterria, Mª. Cruz, 76 García de Rengifo, Diego, 76, 77 García Lomas, J. M., 30 García Lorca, Federico, 12, García Villoslada, Ricardo, 47 García, Agustín, 438, 447, 448, 531
García, Bernardo José, 484 García, Pedro, 438, 439 Garrucho, José Antonio, 440 Gavina, Manuel, 383 Gener, Tomás, 438 Genovesi, Juan Antonio, 319 Gensac, Henri De, 32 Gerl, Herbert, 391, 429, 430, 528, 529, 530 Giard, Luce, 34, 35, 36, 37, 69, 70 Gil Coria, Eusebio, 34, 459, 467 Gilij, Felipe Salvador, 54, 57, 95, 270, 433, 435, 455, 456, 457, 494,497, 498, 518, 520, 521 Giménez López, Enrique, 65, 319, 378, 379, 380, 381, 383, 385, 386 Gisbert, Teresa, 508 Goethe, 67, 133 Goezfried, Juan Cándido, 429, 430 Gomero, Fernando, 379 Gómez Canedo, Lino, 491 Gómez Fregoso, Jesús, 39, 81 Gómez Parente, Odilo, 59 Gómez Restrepo, Antonio, 487 Gómez Rodeles, Cecilio, 35, 303, 305, 306 Gómez, Mateo, 413 Gómez, Nelly Sol, 25 Gomucio, Joaquín, 439 Gonçalvez de Reyes, Antonio, 55 Góngora, Luis de, 156 Gonzaga, Luis, 430 Gonzales, Bernardo Vizentio, 485 González [Gonsalves], Leandro, 383, 393 González Batista, C., 455 González Casariego, Antonio, 247 González Cruz, Francisco, 18 González de Acuña, Francisco Agustín, 536
Gonzalez De Perez, María Estela, 516, 517, 518 González Martínez Rubio, Tirso, 424 González Mora, Felipe, 338 González O., Hermann, 488 González Rodríguez, Jaime, 239 González Romero, Manuel, 92 González Suárez, Federico, 498 González, Agustín, 439, 452, 453 González, Alfonso, 511 González, Cayetano, 308, 441 González, Diego, 286, 288 González, Felipe, 325 González, Francisco Antonio, 78, 79, 267, 336, 428, 431, 337, 440, 454, 520 González, Thyrso, 75, 305, 430, 447 González, Vicentio, 477 Gorriaga, Ignacio, 526 Goyeneche Muriel, Andrés, 372 Goyeneche, Joseph Ignacio de, 368 Goyeneche, Martín de, 373 Gracia Ada, Ramón, 96 Gracián Y Morales, Baltasar, 76, 77, 78 Graco, Cayo, 166, 199 Graco, Tiberio, 164, 166, 184, 199 Granada, Luis de, 274 Granados, Juan Francisco, 440, 483, 484 Graneli, 533 Gratia, Damian, 473 Gregorio Xv, 470 Gregorio, Juan, 342, 407, 411 Grimaldi, 380, 383 Groot, José Manuel, 55, 56, 321, 371, 372, 429, 441 Grzebien, Ludwik, 395 Guells, Francisco, 414 Guerrero, Javier, 51 Guglieri Navarro, Araceli, 48, 328
í n d i ce o n o m á s t i c o
547
Guibert, José de, 296, 297 Guillemin, M., 203, 217 Guillén, José, 308 Gumilla, José, 54, 55, 56, 96, 428, 429, 491, 492, 494, 496, 529 Gumucio, Joaquín, 534 Gutiérrez Casillas, José, 319 Gutiérrez de Arce, Manuel, 60 Gutiérrez de la Huerta, Francisco, 362 Gutiérrez, Alberto, 25, 240 Gutiérrez, Dionisio, 389, 441, 458 Gutiérrez, José Antonio, 395 Gutiérrez, Melchor, 440 Guzmán, Mateo, 390, 394 Guzmán, Santo Domingo de, 58, 296 H
Hadriano, 143 Haury, Augusto, 209, 220 Hazañero, Sebastián, 301, 309, 314, 315, 322, 323, 341, 343, 356, 406, 407, 409 Helleyer, MaRcus, 11, 35 Henríquez de Mancilla, Miguel, 451 Herazo, Francisco Javier, 440 Heredia O.P., Beltrán de, 498 Heredia, Joseph de, 463 Heredia, Juan, 391, 463 Herman, J-B., 68, 275 Hernáez, Francisco Javier, 421 Hernández de Alba, Alfonso, 22, 47, 535 Hernández de Alba, Guillermo, 22, 47 Hernández Palomo, José Jesús, 15 Hernández, Pablo, 40 Herrera, Francisco Antonio, 376, 479, 480 Herrera, Ioanne de, 474
548
E d u c a d o r e s , a s cet a s y e m p r e s a r i o s
Herrera, José de, 422, 438 Herrera, José Matías, 480 Herrera, Luis de, 343 Herrero Salgado, Félix, 304 HerTobhive Van Bruswyck, Henrietta Christina, 490 Hervás y Panduro, Lorenzo, 320, 390, 521 Hesíodo, 389 Hidalgo, Cristóbal, 440 Higueda, Ignacio Estevan de, 368 Hinojosa, Francisco de, 395 Hipona, Agustín de, 57, 296 Hoffmann, Hermann, 96 Hölderlin, 13, Holguín Maldonado, Diego, 339 Holt, Geoffrey, 97 Holywood, John Of 277 Homero, 92, 389 Horacio, 93, 153, 154, 155, 158, 159, 160, 161, 162, 274 Hortensio, Q., 174 Hoyos, Bernardo Francisco de, 86, 87, 318 Hoz y Berrío, Antonia María de La, 20, 21 Huonder, AntoN, 429, 430, 528, 529 I
Ibarra, Joachin, 53, 316 Ibarra, Lorenzo, 417 Idiáquez, Francisco Javier, 39, 87, 90, 91, 92, 93 Igaregui, Francisco Javier, 383, 393 Ignacio, Andrés, 21, 409 Inocencio x, 317 Inocencio xi, 420, 421 Inocencio xii, 421 Iparraguire, Ignacio, 30, 503 Iriarte, Joaquín, 95
Isabel, 342 Isla, José Francisco De, 90, 91, 92, 279, 376 Isócrates, 17 J
Jaer, André de, 30 Jaramillo Mejía, William, 22, 45, 426, 427, 449, 451, 479, 534 Jaramillo, Antonio Matías, 498 Jerez, Hipólito, 347, 348 Jerocles, 142, 143 Jerónima, 342 Jesús, Vicente de, 496 Jiménez de Quesada, Diego, 395, 416 Jiménez, Jaime, 418 Jimeno, 520 Jordán, Antonio, 494 Jouanen, José, 37, 38, 40, 49, 57, 66, 299, 306, 309, 310, 318, 321, 374, 381, 384, 385, 406, 414, 419, 424, 430, 487 Juan El Primero, 367 Juan, Bonifacio, 33 Juana, 342 Judde, 115 Julia, Dominique, 34, 67, 459 Julián, Antonio, 55, 306, 320, 324, 394 Julián, Francisco Javier, 394 Julián, Ignacio, 52, 84, 103, 104, 105, 106, 107, 108, 109, 110, 111, 112, 113, 121, 258, 280 Juvencio, José, 33, 78, 81, 88, 93, 128, 137, 140, 142, 144, 258, 259, 279 K
Kempis, Tomás De, 310 Kieckens, F., 452 Konetzke, Richard, 504
Konrad, Herman W., 326 Kostka, Estanislao de, 381, 430 Krajcar, Jan, 97 Kratz, Guillermo, 390 Kresa, Jacobo, 97 Krízová, Markéta, 15 Kuentz, P., 37 L
La Palma, P., 102 La Puente, Luis de, 313 Labrador Herraiz, José J., 500 Ladrón de Guevara, María Mercedes, 25 Laforcada, Pedro, 379 Laínez, Diego, 116 Lamana, Miguel, 460 Landazábal, Diego De, 439 Landshut, 277 Langio, Josef, 275 Lanzamani, 533 Larraz, Blas, 85 Laserna Moxica, Bernardino de, 244 Lastra, Pedro de la, 383, 393 Le Gaudier, Antonio, 32, 33, 257, 260 Lea, Francisco de, 448 Leal, Ildefonso, 370 Leal, Joaquín, 393, 394 Lebrun, Laurent, 119 Lecina, Mariano, 34, 44, 53, 89, 91, 97, 389, 392, 419, 421, 471, 488, 489, 491, 498, 500, 501, 508, 514, 515, 518, 521 Ledesma, Alonso de, 283, 402 Ledesma, Diego, 33 Ledi, Julio, 410 Lee López, Alberto, 505 Leite, Serafím, 40 Lemaire, 225 Léntulo, P., 174
í n d i ce o n o m á s t i c o
549
Lépido, Marco, 166 Lertora Mendoza, Celina Ana, 471, 474, 475, 476, 477, 482, 484, 485 Leturia, Pedro, 310 Leucónoe, 153, 154, 158, 161 Lezcano y Sepúlveda, Gerónimo, 422, 498 Liechtle, Francisco Javier, 430 Linás, Ioseph de, 500 Linicio, 182, 223, 224 Liñán, Matías, 434, 440 Lipsio, Justo, 276 Lobo Guerrero, Bartolomé, 59, 240, 288 Lombardi, P., 207, 218 Londoño, Juan, 439 López de Haro, Damián, 60 López de la Barrera, Francisco, 343 López Martínez, A. L., 328 López Pinciano, Alonso, 76, 77 López, Andrés, 411 López, Fabián, 501 López, Isidro, 82, 91, 96 López, Jaime, 428, 431 López, Jerónimo, 305 Loukotka, Chestmir, 518 Lovera, José Rafael, 20 Loverzo, Vicente, 488, 501 Loyola, Ignacio, 17, 29, 30, 32, 36, 37, 49, 51, 52, 64, 68, 71, 73, 99, 100, 102, 118, 246, 249, 253, 265, 281, 286, 296, 298, 299, 301, 308, 310, 330, 335, 373, 375, 385, 433, 502, 503 Loyola, Juan de, 86, 87, 318 Lubián, Roque, 492, 501 Lucena Salmoral, Manuel, 240, 517, 518 Lucero, Gaspar, 412 Lucero, Juan Lorenzo, 414 Luengas, Mateo, 440
550
E d u c a d o r e s , a s cet a s y e m p r e s a r i o s
Luengo, Manuel, 377, 378, 379, 380, 382 Luis Fernando i, 304 Lukacs, Ladislao, 29, 33, 34, 68, 275 Lumbreras, 243 Luna, Josepho Victorino de, 474 Lyra, Gonzalo de, 73, 240, 242, 243, 244, 245, 405, 505, 505, 516 Ll
Lloret, Esteban, 390 M
Mac Donnell, Joseph, 95 Macedón, 151 Macedonio, 210 Macera, Pablo, 50, 326 Machoni, Francisco, 275 Madrid, José de, 337, 418, 464 Maestre, Antonio, 83, 84 Maffeius, Juan Pedro, 276 Maldonado, Ana de, 341 Maldonado, Holguín, 340 Maldonado, Petro, 476, 477 Manare, 520 Mancia, Anita, 30 Mansilla, Hermenegildo, 439, 451 Mantilla, Luis Carlos, 57, 240, 391, 441, 458, 463, 528, 529, 530 Manuel, Juan, 405, 470, 501, 506 Manuel, Luis, 344 Marcial, Valerio, 105, 146 Marco Antonio, 175, 194, 208, 212 Marco Horacio, 164 Marchena, J., 329 MarElla, G., 30 Mariano, Antonio Francisco, 389 Marín, Myriam, 25 Marín, Pedro, 387, 395
Mario, 187 Maronis, Virgilii, [Virgilio], 92 Marquínez Argote, Germán, 12, 74, 291, 425, 471, 474, 476, 477, 478, 483, 484, 486, 520 Marroquín, Manuel, 462 Marso, Domicio, 146 Martínez Briceño, Rafael, 476 Martínez de la Escalera, José, 25, 39, 82, 83, 84, 86, 87, 88, 89, 91, 94 Martínez de la Vega, Dionisio, 428 Martínez de Ripalda, Juan, 422, 423, 447 Martínez Diez, Felicísimo, 124, 125 Martínez Gomis, Mario, 378, 379, 380, 383, 385, 386 Martínez Rengifo, Juan, 326 Martínez Rubio, Juan, 74, 292, 417, 418, 424, 425, 430, 486, 488, 489, 501 Martínez, José, 81, 83 Martínez, Oswaldo, 25 Mas Burgués, Baltasar, 341, 402, 408, 410, 479, 501, 508, 509 Mas, Alejandro, 489 Maugeri, José María, 318, 321 Máximo, Ciro, 215, 223 Máximo, Valerio, 274, 275 Maya, Ambrosio, 439 Mayans y Sicar, Gregorio, 38, 39, 83, 84, 85, 280 Maymó y Ribes, José, 279 Maziere, Fr., 37 Mcnaspy, Clement J., 16 Meaurio, Ignacio de, 304, 310, 426, 427, 428, 429, 463, 474, 490 Mech, Paul, 87, 88 Medina del Campo, 77 Medina, Francisco B. 97, 98 Medina, Juan, 439 Melae, Pomponii, 277
Méndez Plancarte, Alfonso, 318 Méndez, Francisco, 439 Méndez, Juan, 429, 439 Mendiburu, José De, 426 Mendoza de la Hoz Berrío, Martín de, 20, 21 Mendoza Y Cárdenas, Martín De, 20, 409 Menéndez y Pelayo, M., 90 Mercado, Pedro de, 32, 52, 53, 56, 72, 73, 240, 243, 256, 257, 279, 284, 302, 316, 317, 323, 355, 357, 400, 405, 406, 407, 408, 411, 412, 413, 415, 417, 418, 438, 448, 465, 466, 467, 471, 473, 486, 487, 488, 489, 500, 501, 504, 506, 507, 508, 509, 510, 512, 513, 514, 515, 516, 518, 519, 524 Merchán de Velasco y Monsalve, Sebastián, 357, 417 Mesa, Carlos E., 59, 304, 401 Mesa, José de, 97, 508 MEsanza, Andrés, 58, 59 Mesía de la Zerda, Pedro, 371, 373 Mesland, Dionisio, 22, 412 Mestre Sanchis, Antonio, 39, 81 Milón, 163, 164, 165, 166, 167, 168, 169, 170, 171, 172, 173, 174, 175, 176, 177, 178, 179, 180, 181, 182, 183, 184, 186, 189, 190, 192, 193, 194, 196, 202, 204, 205, 206, 208, 210, 211, 212, 213, 214, 215, 216, 218, 219, 220, 222, 223, 224, 225, 226, 228, 229, 232 Mimbela, Mateo, 74, 291, 420, 424, 425, 450, 452, 471, 474, 480, 491 Mincia, A., 37 Miñana, Antonio, 395 Miralles Estrada, Luis, 438, 446
í n d i ce o n o m á s t i c o
551
Miranda Ribadeneira, Francisco, 89, 320 Miseno, 210 Mojica Buitrón, Sebastián, 322 Molano, Humberto, 58 Molina [Molinello], Domingo, 407, 504, 509, 511, 513, 514 Molina, Andrés, 439 Molina, Diego, 509 Molina, José de, 431, 432, 439, 462, 475 Molina, Toribio, 383 Mommsen, 211 Monet, 199, 205 Monfasini, John, 17, Monroy, Luis Alberto, 57 Monroy, Miguel de, 285, 453 Montaigne, 13, 67, 133 Montalvo [Montalvo], Miguel, 481 Monterde, Fernando, 423, 426, 438, 439 Montero, Pedro, 308, 439 Moñino, 382, 383 Moquot, Etienne, 273 Morales, Dionisio, 439 Morales, Tomás, 308, 439 Moreno Jeria, Rodrigo, 15 Moreno Rejón, Francisco, 329 Moreno, Juan Bautista, 383, 393 Moreno, Pedro, 440 Morner, Magnus, 264, 326 Mosca, Felix, 501, 512 Mosquera, Manuel de, 434 Mourín, Antonio, 82 Moya, Diego de, 431, 440 Moya, Melchor de, 440 Moya, Pedro Félix de, 432 Muguruza, Martín, 38 Mújica, Elisa, 60 Mulcrone, Thomas F., 87, 88 Mulder, Theodor, 328 Mullan, Elder, 313, 314
552
E d u c a d o r e s , a s cet a s y e m p r e s a r i o s
Muñoz de la Fuente, Pedro, 400 Murillo, Sebastián, 405, 514 Muschg, Adolf, 14, N
Nadal, Jerónimo, 33, 117, 118 Nagle, A. Francisco, 483 Nanus Mirabellius, Dominicus, 275 Nariño, Antonio, 224 Nasica, P., 164, 187 Nasonis de Ponto, Ovidio, 92 Navarrete, Juan Andrés, 87, 88, 92 Navarro Brotons, V., 94, 95 Navarro Navarrete, Antonio, 502 Navarro, Jerónimo, 506 Navarro, Pedro, 401, 402, 507, 508 Naya, Antonio, 318, 435, 436, 440, 441 Nebrija, Antonio de, 268, 276 Negro, Sandra, 326 Nepote, Cornelius, 91, 194 Newman, 210 Nickel, Goswino, 314, 357, 409 Nicolau, Miguel, 33 Nieremberg, Juan Eusebio, 309, 313 Nieto Lozano, Danilo, 62 Nigri, Carlos, 462 Nijhoff, Martinus, 475 Niño y Alvarado, Francisco, 247, 348, 349, 459 Niño, María Teresa, 25 Niño, Martín, 423, 426, 438 Núñez, Gonzalo, 240, 241, 243, 244, 247, 399,400, 401, 444 Núñez, Juan Francisco, 439, 452 O
O’malley, John W., 11, 15, 16, 17, 18, 241 O’neill, Charles E., 11, 16, 29, 30, 32, 33, 34, 38, 39, 53, 55, 64,
68, 76, 81, 82, 85, 86, 87, 88, 89, 90, 91, 93, 94, 95, 97, 98, 241, 320, 321, 325, 328, 329, 330, 361, 377, 395, 406, 486, 487, 488, 503 Ocampo López, Javier, 25, 61, 63 Ojer, Pablo, 20, 416 Oldani, L. J., 49 Oliva, Juan Pablo, 267, 336 Oliver, Juan Bautista, 389, 394 Olivier, Antonio, 441 Olmedo, F., 268 Olmo, Francisco del, 493 Olmos, Fernando de, 453 Olmos, Ildefonso de, 439, 440 Omerique, Antonio Hugo de, 97 Onofre, Juan, 417, 499 Opimio, L., 164, 187 Oraá, Francisco Javier, 440 Ordóñez, Salvador, 526 Orefici, D. D. Paulo, 394 Orozco Y Vargas, Serafina de, 21 Ortega Ricaurte, Carmen, 506 Ortega, José Ignacio, 370 Ortiz Bruxedo, Lorenzo, 98 Ortiz y Morales, José, 74, 285, 291, 471 Ortiz, Aloisius, 35 Ortiz, Sergio Elías, 353, 518 Osorio Romero, Ignacio, 269, 272, 277, 286, 290, 291 Ossorio, Dominico, 478 Ovalle, Francisco, 440 Ovidio, 274 Oviedo, Basilio Vicente de, 346 P
Paconio, M., 184 Pacheco Albalate, Manuel, 373, 383 Pacheco, Joaquín F., 235, 355
Pacheco, Juan Manuel, 12, 18, 22, 23, 29, 40, 45, 46, 49, 50, 52, 53, 56, 57, 59, 64, 65, 66, 72, 74, 75, 239, 240, 241, 243, 245, 247, 292, 301, 310, 320, 338, 341, 342, 343, 347, 370, 371, 375, 388, 389, 390, 391, 392, 393, 402, 403, 406, 405, 408, 410, 414, 417, 418, 419, 422, 424, 426, 428, 430, 431, 432, 433, 434, 436, 444, 445, 446, 450, 454, 455, 456, 458, 459, 462, 463, 464, 465, 467, 469, 470, 472, 484, 486, 487, 488, 498, 499, 501, 502, 504, 505, 506, 507, 508, 509, 516, 517, 519, 524, 528, 530, 532, 533, 534 Pachtler, Georg Michael, 34, 80, 254 Padilla, Ignacio, 462 Páez Courvel, Luis, 349 Pagés, José, 324, 394 Palencia, Luis de, 437, 446 Palma Nieto, Alonso de la, 499 Palomares, Juan Antonio, 92 Palomino, Antonio, 284 Pallu, 300 Pantoja, Alonso de, 420, 464 Papirio, 167, 174 Paquio, Antonio, 486 Parra Pardi, María Elena, 21 Parra, Caracciolo, 58 Parra, Clemente de la, 526 Pascual, Andrés, 390, 394 Pastells, Pablo, 40 Patérculo, Veleyo, 194, 224 Patina, T., 214 Patiño, Mariana, 25 Paulo, Lucio, 169 Pava, Diego de la, 394 Pecari, 496
í n d i ce o n o m á s t i c o
553
Pedraz, S.J., 202, 211, 218, 220, 223 Pedraza, P., 283, 403 Peláez, José, 371, 390 Peláez, Juan, 440 Pelleprat, Pierre, 22 Peña Ellauri, Juan de la, 74, 292, 509 Peña, Martín de la, 292 Peñalosa, Pedro de, 318 Peralta, Ceferino, 77, 78, 278 Pereda y Barona, Julián, 90 Pereira, Miguel Ángel, 21 Pérez Ángel, Héctor Publio, 51, 57, 338, 344, 353 Pérez Arbeláez, Enrique, 471, 474, 475, 476, 482, 484 Pérez de Figueroa, Vasco, 415, 511 Perez de Guzman, Dominico Emmanuele, 482 Pérez Gómez, José, 57 Pérez Manrique, 417 Pérez Pascual, Ángel, 76, 77 Pérez Penacho, Juan, 406 Pérez Picón, Conrado, 39, 85, 86, 87, 89, 90, 91, 92, 93 Pérez Vela, Alonso, 400 Pérez, Pedro, 400, 449, 459 Perpiñá, Pedro Juan, 33, 275 Petisco, José Miguel, 82, 90, 92 Petit, Juan, 383, 393 Petty, Miguel, 37 Philipus V, 490 Pierrón, 203 Piltz, Matías, 528 Pinedo Iparraguirre, Isidoro, 64, 361, 377, 387 Pinto, José, 461 Pinto, Pedro, 501, 504, 507 Pinzon Garzon, Rafael, 481, 483 Pinzón, Fernando, 440, 455 Pío iv, 419 Pío vii, 388
554
E d u c a d o r e s , a s cet a s y e m p r e s a r i o s
Pío xii, 317 Pisón, Calpurnio, 208 Pizarro, José Alfonso, 353, 433 Pla, José, 383, 392 Pla, Juan, 375 Plazaola, Juan, 36 Plus, Raúl, 302 Polanco, Miguel, 17, 464 Polgar, László, 33, 34, 49, 325, 502 Pombo, 156 Pomey, Francisco, 275 Pompeyo, Cneo, 163, 167, 168, 174, 175, 177, 179, 182, 183, 186, 189, 194, 197, 200, 201, 202, 208, 212, 222, 223, 224, 225, 226, 232 Pons y Massana, José, 86 Popescu, Oreste, 326 Porras Collantes, Ernesto, 59, 61, 298, 322, 355 Posevino, Antonio, 33, 259 Pou y Puigserver, Bartolomé, 85 Powell, Carlos, 97 Poynton, 232 Prados, Pedro, 440 Pralon-Julia, Dolores, 35 Prats Cuevas, J., 85 Próspero, Felipe, 499 Publio, Clodio, 163, 164, 165, 166, 167, 168, 169, 171, 172, 173, 174, 175, 176, 177, 178, 179, 180, 181, 184, 185, 186, 188, 189, 190, 191, 192, 193, 194, 196, 198, 199, 201, 202, 203, 204, 205, 206, 207, 208, 211, 212, 213, 214, 215, 216, 217, 218, 219, 223, 225, 226, 227, 228, 230, 231, 232 Puerta, Juan de, 439, 440, 535 Puyó, Jorge, 320
Q
Quecedo, Francisco, 434, 470, 471, 472, 473, 474, 475, 476, 477, 478, 479, 480, 481, 482, 483, 484, 485 Queralto, Francisco, 383 Quesada, Ignacio de, 421, 422, 498 Quevedo Alvarado, María Piedad, 60 Quevedo, Francisco de, 83, 84 Quijano, J. M., 517 Quintero, Juan, 423, 439, 465, 500 Quintiliano, 87, 202, 203, 220, 230, 274 Quiroga, Pedro de, 439, 452 Quirós, Francisco Antonio, 371, 390 Quizano, Josepho, 484 R
Raffo, Giuliano, 37 Ramière, Henrico, 238 Ramírez Ramírez, Pedro Nel, 486 Ramírez, Fabio, 25 Ranier, Francisco, 383 Raphenlegio, Francisco, 274 Rávago, Francisco de, 81 Ravier, André, 30 Ravina Martin, M., 97 Recio, Bernardo, 388, 437 Redmond, Walter Bernard, 471, 472, 473, 474, 475, 476, 477, 478, 479, 482, 483, 484, 485 Reinhard, Wofgang, 15, Reittenberger, Francisco Javier, 96 Renerio, Juan, 276 Rentería Salazar, Patricia, 72 Requejo, Valeriano, 88, 89 Requena, Christoval, 316 Resines, Luis, 303 Restrepo E., Emiliano, 351
Restrepo Posada, José, 22, 59, 241, 408, 410, 411, 427, 432, 436, 444, 445, 447, 481, 492 Restrepo Sáenz, José María, 432 Restrepo Tirado, Ernesto, 417, 430 Restrepo, Daniel, 22, 47, 56, 535 Restrepo, Guillermo, 535 Retz, Francisco, 79, 96, 428, 431 Revuelta González, Manuel, 25, 96 Rey Pastor, Julio, 95 Ribera, Basilio de, 502 Ribera, Juan de, 439 Riberos, Francisco, 440 Ricci, Juan Francisco, 430 Ricci, Lorenzo, 49, 74, 75, 254, 263, 268, 292, 335, 377 Riccio, Juan Bautista, 430 Riccio, Juan Francisco, 75 Riccioli, Giovanni Battista, 87, 88 Rico, Juan Bautista, 445 Richeome, Louis, 31 Riego, Alonso del, 318 Rincón, Lucas, 319 Rio, Alonso del, 370 Ripalda, 115 Rivadeneira Vargas, Antonio José, 58 Rivas Sacconi, José Manuel, 272, 285, 291, 471, 472, 475 RiverA, Diego de, 320 Rivera, Juan de, 347, 534 Rivero, Juan, 21, 55, 56, 407, 412, 415, 416, 425, 428, 481, 501, 491, 494, 509, 512, 513, 518, 520 Robles Argüelles, María de, 466 Robles, Francisco, 274 Roca, P., 82 Rodrigues, Francisco, 39 Rodríguez Castelo, Hernán, 413, 419 Rodríguez de Campomanes, Pedro, 361, 362 Rodríguez Q., David, 326
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555
Rodríguez Souquet, Carlos, 59 Rodríguez Vernal, Alonso, 46, 510 Rodríguez, Alonso, 32, 313, 401, 411 Rodríguez, Gustavo Humberto, 344, 346 Rodríguez, Juan, 355 Rodríguez, Manuel, 55, 487 Rodríguez-Moñino, Antonio, 76, 500 Roel, Bernardo, 383, 440, 441, 458 Roel, Domingo, 383, 458 Rojas, Enrique, 456, 457, 498, 521 Rojas, José Antonio, 437, 440, 457 Rojas, Lorenzo de, 347 Rojas, Pedro, 527 Rojas, Sebastián De, 438, 480 Rojas, Ulises, 60, 426 Román, Manuel, 324, 436, 441, 492, 493, 494, 496, 497 Romano, Antonella, 11, 37 Romeo, Juan José, 481, 482 Romero, Juan Manuel, 426, 427, 439, 474, 481 Romero, Mario Germán, 517, 518 Roquet, 207 Roscio de Amería, Sextio, 221 Rosso, Giuseppe, 488 Rotella, Bernardo, 492, 493 Rubén, Darío, 154, 157 Rubio y Borrás, Manuel, 85 Rubio, Ozías S., 60, 244, 348, 417, 499 Rueda Enciso, José Eduardo, 50, 51, 327, 353 Ruiz Amado, Ramón, 62 Ruiz Jurado, Manuel, 25, 30, 32, 33, 503 Ruiz, Bartolomé, 440, 441, 474, 536, 537 Ruiz, Francisco, 527 Ruiz, Gabriel, 97
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E d u c a d o r e s , a s cet a s y e m p r e s a r i o s
S
Saavedra y Guzmán, 508 Sacchini, Francisco, 33, 102, 114 Sacrobosco, Cristóbal de, 277 Sacrobosco, Juan de, 277 Sáenz de Santamaría, Carmelo, 83, 84, 326 Sáez, José Luis, 44, 56, 240, 408, 429, 455, 508 Salamanca, Laureano de, 346 Salas, Andrés de, 439 Salas, Pedro de, 89, 276 Salazar y Agüero, Francisco de, 368 Salazar, Carlos Gabriel, 25 Salazar, José Abel, 296, 421, 425, 434, 498 Sales, Juan Bautista de, 390 Sales, Juan María, 441 Samudio A., Edda O., 50, 264, 327, 336, 338, 345, 351, 353, 403 San JoaqUín, Joaquín de, 517 Sánchez Astudillo, Miguel, 479, 480, 482 Sánchez de Lima, Miguel, 76, 77 Sánchez de Morgaez, Juan, 470, 471 Sánchez de Rojas, Pedro, 399, 400 Sánchez Morgáez, Juan, 406 Sánchez, Gaspar, 90 Sánchez, Maria, 400 Sánchez, Salvador, 355, 524 Sánchez, Tomás, 342 Sandoval, Alonso de, 292, 401 Sant, Juan, 391 Santiago, Juan de, 418, 438, 447 Santillán, Luis de, 73, 240, 241, 405, 408, 470 Santos Hernández, Ángel, 19 Sanz de Diego, Rafael Mª., 55 Sanz y Lozano, Antonio, 465 Sanz, Vicente, 383, 393 Sarralle, Joaquín, 95 Sarrio, 496
Saturnino, 166 Sautu, José, 149 Sauve, James, 33 Scaduto, Mario, 33 Scaligero, Julio César, 273 Sciopio, Gaspar, 269 Scribani, Domingo, 388, 390, 394, 433, 434, 437, 440, 441 Schabel, Miguel Alejo, 293 Schauberger, Lorenzo, 391, 530 Schreiber, Iohannes, 95 Schueren, J. F. Van Der, 490 Sebastián, Diego Tomás, 383, 393 Seda, Tomás de la, 308 Sedano, J., 125 Segneri, [Señeri], P., 218 Segovia, Juan de, 420, 460, 523 Sellens, Antonio, 383, 393 Séneca, 274 Señeri, Pablo, 305, 306 Sergio Galo, T., 188 Servilio, 164 Sexto, Clodio, 172, 174, 208, 209, 210 Shimberg, André, 119, 115 Sierra, Francisco, 49 Sierralta, Martín de, 339 Sievernich, Michael, 15, 36, 70 Silva, Medardo Angel, 155 Silva, Renán, 22 Silva, Tomás, 383 Simón Diaz, José, 39, 93, 94 Soares, Cipriano, 87, 88, 149, 253, 268, 269, 275 Sobrino, Gaspar, 408 Sócrates, 136 Sola, Juan María, 401 Solana, Pedro, 395 Solano, Diego, 279, 417, 437, 438, 448, 465, 467 Solano, Esteban, 406 Solano, Juan, 466
Solís y Valenzuela, Pedro de, 60 Solis, Andrés de, 499, 501 Solís, José, 320 Sommervogel, Carlos, 44, 82, 88, 89, 90, 91, 92, 93, 97, 98, 268, 276, 277, 319, 323, 389, 430 Sorbo, Salvador, 390, 441 Sota, José de la, 440 Soto Arango, Diana, 62 Splendiani, Ana María, 401 Springetti, Emilio, 269 Stierli, José, 317 Streel, Guilielmum Henricum, 422 Sturm, 275 Suárez de Figueroa, Nicolás, 244 Suárez Rendón, 13, 14, Subías, Joaquín, 395 Subimendo, Ignacio, 455 Suetonio, 276 Susto Lara, J. A., 57 Sweerts, P., 96 Switek, Günter, 36, 70 Szilas, László, 37 T
Tacchi Venturi, Pietro, 39, 40 Tácito, 214 Tamburini, Miguel Angel, 78, 293, 427, 428, 429, 431, 452 Tapia, Diego de, 427, 431, 439 Tapia, Francisco, 451 Tapia, Matías de, 56, 439, 489, 490, 532, 533 Tárquito, 209 Tarre, Manuel, 319 Tejada, Juan Andrés de, 439, 484, 485 Tejado Fernández, Manuel, 243 Telles, José, 308 Terencio, 274 Térez, José, 394
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557
Terreros, Diego, 433, 434, 440, 475, 485 Texeira y Mena, José de, 484 Tibulo, 145, 146 Tienda, Diego de, 376 Tietz, Manfred, 65 Tirado, Facundo, 391, 463 Tito Livio, 214 Tobalina, José, 406, 407, 511, 515 Tobar, José de, 320 Tobar, Juan de, 424, 439, 447, 535 Tocchi [Toqui], Jerónimo, 402 Toebast, Ignacio, 489, 490 Tolosa, Miguel Jerónimo de, 404, 511, 518, 519 Tordesillas, Ignacio, 321 Torres de Mendoza, Luis, 235, 355 Torres de Pinto, María Elena, 51, 340, 341, 343, 344, 346, 347, 348, 349, 350 Torres Saldamando, E., 498 Torres Sanchez, Jaime de, 327, 394 Torres Villarroel, Diego de, 83, 84 Torres, Diego de, 437 Torrigiani, Luigi, 377 Tovar Pinzón, Hermes, 50, 327 Transfiguración, Juan de la, 91 Tremont, Miguel, 455 Trías, Francisco Javier, 440, 485, 486 Tristerer, Leonardo, 529 Triviño, Consuelo, 13 Tudó, Jacinto De, 368 U
Umaña, Ignacio de, 371 Urbano viii, 319, 329, 330, 470 Urbina, Francisco Javier de, 426, 439, 450 Urbina, Juan de, 439 Uriarte, José Eug. de, 44, 53, 84, 88, 89, 90, 91, 92, 93, 97, 98, 276,
558
E d u c a d o r e s , a s cet a s y e m p r e s a r i o s
318, 389, 392, 419, 421, 471, 488, 489, 490, 491, 498, 500, 501, 508, 514, 515, 518, 521 V
Valckenborg, Nicolás, 489 Valdivia, Luis de, 97 Valdivieso, Pedro, 339 Valencia, G., 207 Valenciano, Juan, 430 Valera, Tomás, 439 Valerio, Cornelio, 194, 275 Valle Llano, Antonio, 56, 434, 484, 499 Valle, Lorenzo Della, 276 Van Engen, John, 16 Vannino, Guido, 274 Varáiz, Pedro, 509 Vargas Jurado, J. A., 432, 434, 437 Vargas Jurado, Manuel, 304, 319, 320, 323, 324 Vargas Ugarte, Rubén, 40, 402 VarGas, José, 392 Vargas, Juan de, 12, 244 Vargas, Pedro Fermín, 353 Vario, P., 184 Vásquez de Mella, 224 Vaucelles, Louis de 36 Vega, Agustín de, 57, 491, 492, 493, 494, 495, 496, 497 Velasco, Juan de, 55, 66, 320, 372, 373, 382, 387, 498 Velasquez, Joseph, 484 Venegas, Juan, 461, 526 Vera De Flachs, María Cristina, 327 Verd, Gabriel Mª., 82, 90 Vergara Ciordia, Javier, 76 Vergara, Antonio de, 449 Vergara, Fernando de, 52, 316, 412 Vergara, Nicolás de, 438, 439, 449 Vergel, Luis, 413, 448, 531
Verger, RaimundO, 394 Verney, Luis Antonio, 279 Vibieno, G., 174 Vieyra, Antonio de, 482 Viguezal, Francisco, 91 Vila Vilar, Enriqueta, 292 Vilas, Tomás, 389, 441 Villa, Andrés de, 383, 393 Villalba Pérez, Enrique, 65 Villalba, Jorge, 320, 321, 487 Villalobos, Mateo de, 410 Villalonga, Gabriel, 394 Villalonga, Jorge, 432 Villaret, Emile, 313, 314 Villaseca, Lorenzo, 383, 393 Villasmil Pérez, Mauricio, 25 Viller, M., 31, 32, 33, 297 Vinans, Simón, 439, 484 Vires, Matías, 528 Virgilio Marón, Publio, [Virgilio] 145, 147 Virgilio, 92, 210, 230, 274 Viscardi, Christopher J., 329 Visconti, Ignacio, 79, 80 Vitelleschi, Mucio, 342, 355, 402, 405, 406, 407, 408, 409, 410, 470, 502, 508, 509 Vivas, Gaspar, 42, 412, 413, 414, 437, 445, 449, 501 Vives, Juan Luis, 273 Vivier, Alexander, 65, 388 Vivies, Jean, 385 Y
Yarza, José, 65, 370, 374, 375, 381, 385, 386, 440 Z Zacagnini, Antonio, 82 Zambrano, Francisco, 319, 415 Zamora, Alonso de, 58, 419
Zamora, Antonio, 420, 438 Zapata, Fernando, 501 Zas Friz, Rossano, 296 Zelada, Rodrigo, 439 Zepeda, Francisco, 368 Ziggelaar, August, 95
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Zipiain Y Loyola, Eufrasia De, 453 Zubieta, José, Zubillaga, Félix, 328 Zubimendi, Ignacio, 440, 455 Zuluaga, Olga Lucía, 62 Zurro, Alejandro, 92
Educadores, ascetas y empresarios Tomo I Se terminรณ de imprimir en el mes de mayo de 2010, en los talleres de Javegraf, Bogotรก, D.C., Colombia. Compuesto con tipos Stone serif y Stone sans serif e impreso en propalibros de 75g.