Hojas necias 5. Estridentópolis

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editorial Veo correr noches, morir los días, agonizar las tardes. Morirse todo de terror y de angustia. Porque ha vuelto a correr la sangre de los buenos y las cárceles y las prisiones militares son para ellos. Porque la sombra de los malignos es espesa y amarga y hay miedo en los ojos y nadie habla y nadie escribe y nadie quiere saber nada de nada, porque el plomo de la mentira cae, hirviendo, sobre el cuerpo del pueblo perseguido. Porque hay engaño y miseria y el territorio es un áspero edén de muerte cuartelaria.

Efraín Huerta, “¡México, oh mi país!”

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HOJAS NECIAS: Año 1, n.° 4, noviembre - diciembre 2014, es una publicación cultural y artística bimestral editada en Xalapa, Veracruz, hojasnecias@gmail.com. Editor responsable: Hojas Necias. Reservas de Derechos al Uso Exclusivo n.° 04-2013-031110221200-102, ISSN: en trámite, otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Impresa por Talleres PROAGRAF, S. A. de C. V., Av. 20 de noviembre n.° 649, colonia Badillo, C.P. 91190, Xalapa, Veracruz, este número se terminó de imprimir el 14 de noviembre de 2014 con un tiraje de 1000 ejemplares. Está prohibida la reproducción parcial o total del contenido sin la autorización escrita del editor y los autores del mismo. Las opiniones expresadas en esta publicación son responsabilidad de los autores.

Por Ser Aramís


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Viva el mole de guajolote Por Axayacatl Casco

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Sal y Arena Por André Andrade

Narrativa plástica: Atenea Castillo Baizabal Por Alejandra Reis

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Extridentes Por Ser Aramís

Andamios indelebles Por Froy Balam

El harte de interrumpir Por Elvira Ávila

Y vio que era bueno Luis Enrique Ortiz Monasterio

Voltaje estridencial de los años 20 Por Elguero III

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Otra cara, la misma cara Por Oz Meza

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Del estridentismo a la época de oro del cine mexicano Por Marcos Lezama Sierravigas

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Guía de bares

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Nací sin deberla ni temerla bajo el entré en contacto con mi primer seno de una familia católica, placer terrenal: la gula. Así, apostólica y poblana, y como mi fe sufrió sus primeros es normal en este tipo de conflictos existenciales familias, a partir de una al darse cuenta que mi campaña del miedo me abuela, la misma que inculcaron que al paraíso me hacía ir a misa sólo se entra cumpliendo todos los domingos, los diez mandamientos, era la culpable, evitando los siete junto con su divina pecados capitales y sazón, de mezclar los rezando en las noches ingredientes necesarios Por Axayacatl Casco a mi personalizado para que mis sentidos ángel de la guarda. Esta entraran al paraíso. educación llena de culpas Con el tiempo la culpa fue sufrió su primer revés cuando disminuyendo, los centímetros

viva

EL MOLE DE GUAJOLOTE

de mi cintura aumentando e ir de metiche a la cocina se volvió un pasatiempo. En una de mis fervientes peregrinaciones para ver qué cocinaba mi abuela, y de paso encontrar algún tentempié en el refrigerador, la descubrí moliendo una mezcla de chiles con chocolate y otros ingredientes… “¿Pero qué hace abuelita?”, pregunté sorprendido, a lo que ella contestó con la tranquilidad con la que siempre esperaba a que sus guisos estuvieran perfectamente sazonados: “Pues mole, hijo”.

Después del desconcierto que me generó enterarme de que una de las recetas que proporcionaba a mi paladar un pase directo al edén se elaboraba a base de chocolate y chiles surgió en mí la siguiente pregunta: “¿Pero a quién se le ocurrió

semejante mescolanza?” Como buen creyente de cuentos celestiales, durante mucho tiempo creí que la respuesta se encontraba en las leyendas que envuelven al mole, todas ellas con el común denominador de desarrollarse en algún

convento del México Novohispano, donde al parecer la energía sexual reprimida de sus habitantes era desfogada hacia la expresión del arte culinario. Una de estas leyendas cuenta como el fraile San


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Pascualillo se esmeraba en cocinar un platillo digno para recibir la visita del obispo. Los muslos de guajolote ya se encontraban friéndose en manteca, cuando el mismísimo satanás llego de maldoso y con su cola tiró en la cazuela todas las especies y chiles que se encontraban alrededor, el fraile después de maldecir al demonio probó la mezcla formada y al darse cuenta de la obra divina que se había originado se retractó en echarle la culpa al diablo y cambió la versión de los hechos agradeciendo ahora al ángel que con sus alas había tirado todos los ingredientes. Otra historia ubica, en el convento de Santa Rosa en Puebla, a quien para muchos es la creadora del mole: Sor Andrea de la Asunción; a esta monjita se le encomendó la tarea de realizar un comilón para celebrar la visita del obispo Manuel Santa Cruz y su amigo el Virrey don Antonio de la Cerda. Sor Andrea después de escuchar misa se inspiró para realizar el platillo que fue ovacionado por el Virrey. Sin embargo, nuestros servicios de espionaje y contraespionaje indican que la cocina del convento aún no había sido construida cuando el obispo y el virrey ya se encontraban descansando en el panteón, causando sospechas sobre la veracidad de ese acontecimiento. Ante la falta de autenticidad en éstas y otras leyendas donde la creación del mole es producto de la inspiración divina, un milagro o de un

grupo de monjitas entonadas con rompope que ya no sabían qué echaban a la cazuela, los antropólogos culinarios han venido a poner orden en el asunto explicando su origen a través de un proceso de evolución. Con estas investigaciones podemos encontrar al antecesor del mole desde épocas prehispánicas, donde los adoradores de Quetzalcóatl ya le daban duro al metate para mezclar chiles con tomate y condimentarlos con epazote, hoja santa u hoja de aguacate; obteniendo una salsa a la que llamaban “molli o mulli” y la acompañaban con carne de armadillo, venadito, xoloescuincle o iguana. Al ocurrir la Conquista, era de esperarse la unión entre las tradiciones culinarias de estos dos mundos, sin embargo, en un principio este proceso se vio lento por el rechazo de los gachupines a los ingredientes mesoamericanos, ya que los asociaban con peligros imaginarios como malos presagios o hechizos; pero a pesar de estos primeros pequeños inconvenientes, con el crecimiento de la Nueva España, la fusión entre las dos culturas era un molito que empezaba a guisarse. La cocina de conquistadores y conquistados no sería la única en aportar los ingredientes para lo que sería el mole, el continente asiático también

metería su cuchara en el asunto. De esta manera mientras los productos europeos llegaban por el puerto de la Villa Rica de la Vera Cruz, los barcos llegados del continente asiático hacían su aparición en el nuevo continente a través del puerto de Acapulco y una vez que los productos tocaban tierra eran trasladados al epicentro ubicado entre estos dos puertos donde surgiría lo que hoy conocemos como mole: la ciudad de Puebla. Aunque recetas de mole hay miles, a partir de la receta tradicional del convento de Santa Rosa podemos ver la diversidad en el origen de sus ingredientes: Europa aportó el ajonjolí (de todos los moles), anís, la manteca y el vinagre; el continente asiático la uva pasa, el ajo, las almendras y la canela; nuestras tierras contribuyeron con el chile seco, el chile ancho, el chile mulato, el chocolatito, el exótico guajolote, y el lugar donde se fusionaban los tres continentes: la olla de barro. Con tanto ingrediente podemos observar que el mole es algo más que una simple salsa a base de chocolate y chile, ahora bien, ¿por qué se llegaron a mezclar tantos ingredientes en una sola receta? La respuesta según los gastrónomos evolucionistas la encontramos en el Barroco. Este estilo artístico lleno de ostenta-

ción, siempre sobrecargado y lleno de ornamentaciones no sólo influyó la escultura, la literatura, la arquitectura y la música; se metió hasta la cocina del México Novohispano para cargar de ingredientes los platillos y para mejor muestra el mole, mismo que fue denominado el príncipe del barroco. Con el paso del tiempo, el mole pasó de ser un orgullo de los habitantes de las tierras del camote a un símbolo de la mexicanidad. Un sondeo realizado por la encuestadora Mitofsky sobre la cocina tradicional mexicana, dio como resultado que prácticamente todos los mexicanos hemos probado aunque sea una vez el mole (99.2%) y a la pregunta ¿Cuál alimento presumiría usted de México? El mole nuevamente ocupó el primer lugar con un 22%, lo cual muestra (si la unión de tamaleros y pozoleros no desacreditan la confiabilidad de la encuesta) que el mole es visto con orgullo como emblema de nuestra identidad. Sin duda nuestra multiorgásmica cocina mexicana alcanzó uno de sus clímax con el mole, sin embargo la misma historia que lo vio nacer nos exhibe como sociedad. Buscar el origen del mole a través de la generación espontánea o glorificar a una sola persona por su invención no engrandece en nada a nuestra cocina. ¿Por qué cultivar la adoración por un individuo y no por una colectividad? Cuando tenemos un mole en nuestra mesa somos testigos de la fusión de dos culturas que a su vez provienen de otras, de siglos de perfeccionar una fórmula, de una receta que vuelve a reinventarse cada que unas manos deciden hacer mole para celebrar con su familia, y es en este acto donde tal vez sí exista algo divino.

Axayacatl Casco Carrete Es un pobre venadito que habitó la serranía poblana y tijuanense, ahora se encuentra (di)vagando en la vereda tropical. De entre todas las cosas que hace mal en su vida, le han dicho que divulgar la ciencia no le sale tan pior, y en eso anda mientras la sociedad se lo reclame. @tufaxa http://tufaxa.tumblr.com/


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SAL Y ARENA Por André Andrade

fotográfia: Por Sebastian Kunold


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André Andrade Se considera un ser dual: bohemio y formal. Gusta de andar en bicicleta con traje y corbata. Es pintor aficionado y amante de la fotografía, afirma que su mejor modelo siempre será su gato. Todos los días agradece a Buda por estar vivo.

Veracruz es un territorio de matices sin igual, tierra de agua y montaña que a lo largo del tiempo ha visto nacer estridentes movimientos literarios, enconados movimientos estudiantiles y un sinfín de manifestaciones plásticas que han contribuido a forjar el carácter e identidad de un pueblo que condensa, como la neblina de sus montañas, un cúmulo de inquietudes, anhelos y esperanzas. Mar que se refleja en los ojos del pueblo, inspiración de muchos que descubren en la inmensidad del Golfo de México la cultura e identidad de los pueblos del caribe en cada edificio, en cada son, en la algarabía de su gente. Compartimos largas raíces que se extienden a través de siglos de historia que hermanan nuestras costas y malecones. Las fotografías de Sebastián Kunold y Augusto Mandujano atestiguan esta conexión de ultramar. Uno desde la isla de Cuba nos recuerda que al mar le basta una mirada para hacernos comprender nuestro lugar en medio de la inmensidad, el otro desde el puerto de Veracruz retrata la majestuosidad de sus fortificaciones emblemáticas que, a fuerza de sudor y lágrimas, ayudaron a forjar la historia nacional. Historia que construye el porvenir y que invita a no olvidar que cada piedra erigida constituye una ofrenda de sal y arena que marca nuestro camino.

El lugar genérico, paisajes sin imaginario. Augusto Mandujano 50x50cm, inyección de tinta sobre papel fotográfico. La Habana, Cuba 2013.


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Extridentes

Por Ser Aramís

Se lo tiraban muy alto otla yu m nabarit ol eS Edificios rasgando la cérvix celes te etselec xivréc al odnags ar soicfiidE ¿Qué pensarían de Apple? ?e lppA ed naírasnep éuQ¿ O Google. .elgooG O Trenes más rápidos que euq sodipár sám senerT la expectativa a llegar. .ragel l a avitatcepxe al Más rápidos que la decisión. .nóisiced al euq sodipár sáM Aviones que llegan a su destino onitsed us a nagell euq seno ivA antes de que podamos superar el le rarepus somadop euq ed setna trauma del despegue. .eugep sed led amuart Universos en USB. .BSU ne s osrevinU Selfies en megapixeles. .sele xipagem ne sefileS Apps y redes sociales. .selaic os seder y sppA Nanorrobots milusos. .sosulim stoborronaN OS, Android. .diordnA ,SO Bienestar, distanciamiento, ,o tneimaicnatsid ,ratseneiB Droids. .sdiorD Godínez, Real Dolls. .slloD l aeR ,zenídoG Hackers, Clouds, Anonymous, The Fappening. Tinder, Chatroulette. .etteluo rtahC ,redniT Vlogs. .sgolV Trabajar para el suicidio. .oid icius le arap rajabarT La voraz especulación financiera . .areicnanfi nóicalucepse z arov aL El fracaso rojo. .ojor osacarf lE El desprestigio del obrero. .or erbo led oigitserpsed lE La industrialización campesina. .anisepmac nóicazilairtsudn i aL Trending topics. .scipot gnid nerT El agachismo del pueblo. .olb eup led omsihcaga lE El quinto poder. .redop otniu q lE La dictadura perfecta. .atcefr ep arudatcid aL Donna Haraway. .yawaraH a nnoD Kim Petra. .arteP miK Gabriel Orozco. .oczorO leirb aG Si supieran todo lo que ahora aroha euq ol odot nareipus i S ¿persistieran en su enemistad datsimene us ne nareitsisrep ¿ con los poetisos? ?sositeop so l noc Poeteados ellos. .solle sodaet eoP Bardos. .sodraB Extravagantes. .setnagavartx E Pedos. .sodeP Ebrios de modernidad y de prog reso. "Siempre hacia arriba" "abirr a aicah erpmeiS" "Muerte al pasado" "odasap la etreuM" ¿Y qué de fetichizar razihcite f ed éuq Y¿ al futuro? ?orutuf la ¿Al Pueblo? ?olbeuP lA¿ ¿A la "Revolución" "nóiculove R" al A¿ (en cualquiera de sus sus ed areiuqlauc ne( promiscuas acepciones)? ?)se noicpeca saucsimorp Hombres de su tiempo. .opme it us ed serbmoH Hombres. .serbmoH Pedos. .sodeP Si se despertaran naratrepse d es iS una mañana anañam anu en este mañana anañam etse ne ¿qué pensarían naírasnep éu q¿ de ed // en ne la cruda? ?adurc al

Ser Aramís Hijepoeta.Porneoerótico. Cronopio garciamarqueziano. Onoronauta paprikeano. Put@ molecular. Amaradigmático radical. Varbalquimista. @SerAramis seraramis.tumblr.com


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Narrativa plástica: Atenea Castillo Baizabal Por Alejandra Reis

La ciudad niebla estática y móvil a la vez, esa que alguna vez fuera llamada Estridentópolis donde se gritaba: “que la poesía sea poesía de verdad, no babosadas, como las que escribe Gabrielito Sánchez Guerrero, caramelo espiritual de chiquillas engomadas. Que la pintura sea también, pintura de verdad con una sólida concepción del volumen orquestalmente sistematizadas”. Hacer pintura de verdad desbordada de lo cliché es lo que permea en el ámbito de la ciudad niebla, propuestas que cruzan nuevas formas, nuevos caminos, nuevos trazos. En estos transitares encontramos una serie de pequeños relatos en imágenes, a manera de tiras cómicas, donde conviven personajes fantásticos, mitológicos y seres comunes en situaciones anodinas que devienen en inesperadas. La obra creada por Atenea Castillo Baizabal (Xalapa, 1982) representa tránsito y confluencia de historias, máquina del tiempo donde éste converge, tradición envuelta en renovación y reinterpretación. Sus series evocan un cómic sin diálogo, que interactúa con el espectador para crear la trama que interprete. Egresada de la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana en 2005, la obra de Atenea posee una influencia estética del arte sacro y mitológico, de la pintura modernista y el cómic occidental. Con óleo sobre papel o tela, sus trazos remiten a una profunda forma narrativa: una imagen. Según sus palabras, desde pequeña desarrolló un gusto por historietas y tiras cómicas; y recientemente por la novela gráficas. Ello y el acercamiento con la psicología analítica sobre los arquetipos y las imágenes que de éstos se derivan (dioses, demonios, héroes, santos, etcétera), han permitido que en su obra convivamos con seres sagrados en situaciones comunes: caminando, tomando el té, charlando en

un café; como un intento por adentrarnos en los procesos de nuestra psique. Amante de pintar rostros conocidos, sus cuadros evocan lo otro, pero conocido; homenaje, construcción y deconstrucción de la plástica xalapeña.


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En corto: Atenea Castillo Baizabal Además de artista plástica, en sus ratos libres es escenógrafa, docente, e hija del Averno (una vez) en El Chamuco, fan de Hernández, Alan Moore y Terry Gilliam; actualmente es joven creadora. Cree fervientemente en los designios del Zodiaco y los astros. Considera que estaríamos mejor con Hécate. ¿Te gustó el trabajo de Atenea? Encuentra más de ella en: http://ateneacastillobaizabal.wordpress.com/ ateneacbaizabal

Alejandra Reis Escritora intermitente, bailarina frustrada con gustos extravagantes: le gusta retozar mientras juega con una bola de estambre. A veces tiene pesadillas con ser el alter ego de alguna editora loca.


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ANDAMIOS INDELEBLES Por Froy Balam

La afilada hoja del sol desgarra al cíclope que continúa inerte en el horizonte. Una línea recta nunca fue tan escarpada como en esta eterna fisura que es la geografía incontenible y tan sólo el látigo implacable de la distopía ocular puede liberarle de su rigidez. Pequeñas dentelladas irascibles desconfiguran las pupilas y el temblor es la única forma de comunicarle al día un grito de misericordia. Se vive en dos ciudades diferentes que se entrelazan en el rumor colectivo del férreo transporte proletario.

e ¡Dond n 3 yuna 4! a s e d nan u y a s de en desayunoasdo 4x3 es a sáb n de lu

He de materializar el puente iónico que conecta el concreto con las alas de radio. Una gárgola de cemento armado con corazón de acero batirá sus alas en la matinal contienda mientras sus músculos rígidos fraguan el graznido electrónico del nuevo dios, el bit. Yo adorno mi plexo solar con un signo que se escurre en la perspectiva, se derrite en los rincones de la elíptica arista dicotómica. Soy pues, transición imposible. Guardo mi voz cataclísmica y me recluyo en las franjas de mi carrocería de mutismo bícromo. Ya vendrá el oscuro velo de las nubes a incendiar el iris del cíclope y retomaré con la furia del vuelo del colibrí las armas semióticas que abrirán el vórtice de mi ciudad etérea. Lo único que quedará de la noche será el fantasmal paso de una sombra quebradiza huyendo de los solares vectores y de la ráfaga diurna. Mi paso indolente es lento pero firme; avanzo por la ciudad-vanguardia con la firmeza de los carteles nacionalistas; mi brazo, nunca antes habría podido sostener con alta tensión los cabellos de esta ciudadela. Yo también estoy aquí para causar revuelta. Froy Balam Cree que todo tiempo pasado es mejor que el ahora. Estridentista extraviado en la ciudad vanguardia del siglo XXI. Creador del afamado Tlatoanito (que los chinos le piratearon y patentaron). Constantemente piensa en hacer un suplemento gutural, mientras fuma un puro.


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EL HARTE DE INTERRUMPIR Por Elvira Ávila

Interrumpir es un harte ejercida por hartistas y hartista es aquella persona especializada en inflamar la verija de la paciencia en todo momento. Los hartistas de la interrupción son conocidos vulgarmente como “metiches” y no es mal visto que entre metiches se roben la palabra porque de ellos es el reino de los celos. Regularmente el metiche en su medio natural acecha el instante justo para hincar el diente a la plática en turno y virar la atención a él y su maestría para arruinar momentos, y es que una característica apremiante en los metiches es su pánico al silencio, odian sentir el vacío del sonido en sus oídos, nunca cierran la boca (ni para comer si quiera), nunca. Siempre creen que tienen algo necesario que decir. Siempre. En el extremo opuesto estamos los que sufrimos la furia de sus traumas orales y nos reconocemos como “víctimas hartísticos” que por desgracia somos menos que los metiches, razón por cual no resulta extraño que por cada cerveza destapada existan al menos tres metiches a la redonda peleándose entre sí por clavar el arpón de su lengua sobre la primer víctima. “¿Cómo vencer a un metiche?” tal vez te preguntes y hay dos respuestas. Una es ignorándolo hasta el cansancio, otra es que a un metiche no se le ignora, se le procura con bebida para que sea la botana de la fiesta. El showman de la noche. ¿Suficiente hasta aquí o me sigo de largo? Es decir, no quiero interrumpir tus quehaceres con mi pluma tan metiche.

Elvira Ávila Es el mayor artista de la interrupción, interrumpe constantemente porque arte es lo único que quiere darte.


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LEGOM: HABITANTE DE LA CIUDAD VANGUARDIA

Y VIO QUE ERA BUENO Por Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio

Por Eréndira Esperón

Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio (Guadalajara, 1968), LEGOM, escritor mordaz, irreverente, honesto y crudo, a quien los caminos de la vida lo han llevado a la dramaturgia, transitando los andares de la poesía y la narrativa. En sus obras se percibe el contraste, el contrapunto, la crítica a la actual sociedad mexicana a través de un lenguaje neciamente ácido. Considerado parte de la generación de ruptura del teatro, la primera desde Usigli, LEGOM, reinventa día con día la dramaturgia, su obra Estridentópolis es un ejemplo de ello. En el principio se trataba de una obra didáctica creada para ser presentada en el aniversario de la Universidad Veracruzana como parte del Corredor Universitario. El proyecto nace en enero, cuando Luis Mario Moncada entra a la Compañía de Teatro de la UV. Por aquellos días, mientras LEGOM investigaba en la Wikipedia, encontró un dato curioso y erróneo: se afirmaba que Maples Arce era el fundador de la Universidad Veracruzana, a partir de ello, de las charlas con Luis Mario Moncada, de la investigación sobre el movimiento estridentista y de los encuentros con amigos, Hugo Arrevillaga el director, surgió Estridentópolis.

La esencia de la obra celebra los orígenes de la UV a través de los ojos de aquellos jóvenes veinteañeros que creyeron cambiar el mundo por medio del arte y la vanguardia, esa vanguardia ninguneada, opacada, olvidada, la primera de México. Jóvenes cuyos versos violentos desgarraban los cánones, desacralizaban, proponían; los mismos que décadas más tarde verían los vestigios de esa revolución de conciencias, materializados en una universidad, no cualquiera, una erigida a partir del arte, misma que hoy tiene una de las mejores compañías de teatro, muy a pesar del descuido de las actuales autoridades universitarias. Jóvenes que a partir de sus sueños de juventud contribuirían a hacer de Xalapa, la ciudad niebla, la ciudad artística, la ciudad vanguardia que tanto anhelaron. “Hacer Estridentópolis para mí fue como crear el Himno nacional, me llena de orgullo”, afirma LEGOM. Su creación conjunta las dos caras del movimiento vanguardista: el retiro de Maples Arce, su olvido, y el vivir con, de y desde el estridentismo de Germán List; las dos caras de Xalapa, las dos caras de la universidad, las dos caras de nuestra época. Así, LEGOM apadrina este número, dedicado a nuestra ciudad vanguardia, con su otra cara: la de narrador, invitándonos a ver el origen de su estética narrativa influida por el cine, las series y su necio humor.

Cortesía de Samuel P. Adorno

En esta ciudad nos parecemos a la piedra, aunque es probable que seamos anteriores a ella, por lo menos en los genes, y entonces, la piedra que le da esa forma rosada, áspera y porosa a la ciudad, será quien se parezca a nosotros, lo que sería terrible para ella, pues no ha pecado y se nos parece, no ha gozado y se nos parece, no ha respirado ni ha nacido, y acaso tendrá que morir por el simple y sustancial hecho de parecerse a nosotros y a nuestros dolores. Hay aquí, es importante que lo diga, una persona que no tiene nada que ver con estas piedras, ella es diferente a las piedras y por ello es diferente a nosotros. Esta mujer, flaca, rubia y flácida, sin ser manguera, ha venido a verme durante dos años porque tiene un hijo. Para ella es importante tener un hijo y mejor si este hijo pudiera decirle padre a algo que se mueva, a algo que pueda tocar, golpear, algo que le lance una pelota en el jardín o acaso

Cortesía de Sebastian Kunold


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“creo que todo esto pasó antes de que se fuera, ya cuando había arropado a la criatura muy confiada en su higiene”

a la avenida, algo que se acerque de vez en cuando a su frente y finja una que otra ternura para él. La mujer viene, pues, por las tardes. Se baja del camión, camina veinte o treinta pasos y toca a mi puerta. No siempre le abro. A veces finjo que no estoy en casa y entonces, pega un papelito a la chapa, en el que siempre dice que me ha venido a buscar a tal hora, como si eso pudiera importarme. Es un mensaje que ya trae escrito porque finge estar siempre preparada para lo más terrible, aunque no tenga ni idea de qué puede ser lo más terrible, pero se siente preparada y es por eso que pega el papelito, desanda veinte o treinta pasos no sé cuántos son, nunca los he contado, allá ella—, y vuelve a tomar ese camión que la llevará de regreso a su cuartito en el tercer piso de una vecindad del centro. Allí creo que se queda llorando hasta ya muy noche, prende una bachita y se queda llorando frente a la fotografía de un hombre de quien no es correcto que hable ahora. Bueno, ella pega el papelito, se sube a su camión y llora cuando estoy de buen humor y no le abro, pero otras veces, y son muchas, ando triste por la casa. Veo un partido

Cortesía de Sebastian Kunold

Cortesía de Samuel P. Adorno

de béisbol y supongo que nadie piensa en mí, apago el televisor y recuerdo que no tengo perro ni mujer, sólo una estufa y un televisor, así que me cocino algo, de preferencia un huevo o dos en agua y sal y entonces ella llega. Nunca la espero, sólo sé que si estoy cocinando o ya son

las cinco menos quince, es probable que esta mujer venga a mostrarme a su criatura y a platicar conmigo de cualquier estupidez. Para no estar solos, me dice, y se lame el labio inferior, que siempre trae reseco. Al principio llamábamos niño a su producto, criatura

le digo yo aquí pero eso es despectivo, después, ella me convenció de registrarlo a mi nombre y entonces comenzamos a llamar al niño Alberto, pero repito, yo prefiero, para mantener distancias, el más apropiado nombre de criatura. Perdón. Ella tiene un

nombre pero lo he olvidado. Más adelante pienso dedicar unos minutos a recordar y entonces, si tenemos suerte, les diré cómo se llama, aunque eso, claro, para muchos significa poco. Lo que importa, dicen, es lo que está dentro, lo que ella sienta, no es necesario que

una perra tenga nombre, ni siquiera si es rubia, negra o tailandesa, acaso tampoco que tuviera una forma carnal muy definida, claro, con que estuviera rellena de algo, de algo importante, y un hoyo de entrada y acaso, si tememos a la gordura, uno más de expulsión. A riesgo de parecer que estoy en contra de la gente a mí no me importa lo que una persona pueda tener de relleno, eso compete en las almohadas y los colchones pero no en las perras. Para mí el amor es algo físico, por eso me es importante que ésta, de la que hablo, pues, tenga tetas; también carga con un coño y si miramos bien, tiene nalgas y más adentro un ano. No es un ano de mandril, es uno discreto, pero lo tiene, y eso puede que también me parezca interesante. De hecho, su criatura también


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tiene su anito, ella se lo limpia frente a mí, sin mucho pudor que digamos. Creo que es hereditario. El de la criatura es un poco más rojo, ése si parece de mandril, pero creo que lo heredó de la madre. El padre, de quien he dicho que no hablaré por el momento y no porque sea un canalla —ni lo conocí—, tendría también lo suyo. El bebé se toca con frecuencia, si está desnudo se toca el pipi y el anito, así lo dejamos, jugando, reconstruyendo con sus dedos la esperanza como especie, y su madre y yo nos escurrimos al cuarto para desnudarnos. Todas las tardes en que le abro la puerta aprovechamos para desnudarnos. Nos vemos un rato. Ella cierra la cortina, va al baño por un rollo de papel, prende el televisor, yo lo apago, me pregunta si usaré un hule o algo parecido, siempre le digo que no, que no tengo dinero para esas cosas, entonces me regurgita alguna frase que cree me gusta y la cubro; si puedo la cubro, me monto en ella, fornicamos. Cuando no puedo, cuando definitivamente no puedo, me dice que lo entiende y se pone a llorar; así como llora cuando no me encuentra en casa, así me llora cuando no estoy dispuesto, porque a veces uno no puede vencer el asco, aunque el asco es algo que no deberíamos tratar de vencer, el asco nos protege como especie, si no fuera por el asco andaríamos todo el día agarrados de la mano de cualquier gendarme. Eso pasaría y más, pero tenemos el asco y luchamos contra él porque sabemos que es bueno, que nos salva, pues, queremos herirnos, siempre, y entonces luchamos y luchamos hasta que podemos tocar a una mujer o, como prefieren los sentimentales, a cualquier masa carnosa con por lo menos dos agujeros importantes y mucho relleno para enamorarse de ella. Así que esta mujer llora todo el tiempo. No es que el dependiente de la charcutería se haya ido cuando le vio crecer la barriga, ni es que yo no quiera o no pueda cubrirla como macho —ella me llama macho en ocasiones, pues, repito, supone que me motiva—. Le gusta llorar, quiere que su criatura la vea llorando mientras crece, o me quiere hacer creer que la criatura necesita un

padre. No necesita un padre, necesita que le amarren las manos hasta que alguien pueda explicarle —parece que por ahora no entiende muchas cosas— que no debe andarse manoseando todo el día. Yo sé de un niño al que le ponían chile en los dedos para que no se tocara el pipi ni se rascara el anito, en el mejor de los casos para que no se chupara el dedo, porque eso hacen, los marranos. Creo que la técnica no les funcionaba del todo con ese niño porque encontró a otro que le lamiera las partes enchiladas después de que se había tocado. Creo que eso paso y es por ello que a esta mujer no le he recomendado la técnica, que fuera de ese penoso antecedente, no me parece tan mala. Perdón si me desvío. Cuando terminamos de fornicar o de no fornicar, lo que nos toque ese día, ella se sienta contra el respaldo de mi cama y se pone a hacer cuentas y planes. Eso parece que también le gusta. Me dice que debo ahorrar parte de mi cheque, con eso podríamos comprar una vivienda de interés social para asegurarnos un futuro. Ya le he explicado que no tengo futuro, que mi enfermedad es una de ésas que no tienen futuro y si ésta no lo tiene, menos yo, que estoy, como dicen los doctores, invadido hasta los huesos. Entonces ella pregunta lo de siempre, pregunta si es dolorosa y le respondo lo de siempre, que no, que no es dolorosa pues si lo fuera ni siquiera abriría la puerta cuando ella va a hacerme perder el tiempo. Si no llora en este punto, que es común que lo haga, continúa con su lista de preguntas y recomendaciones, la número tres, en orden, es pedirme que le firme algún papel para que cuando la criatura crezca no termine coleccionando latas de conserva usadas en un lote baldío. Lo que le respondo entonces no lo recuerdo ahora, pero supongo que no le firmo nada, porque siempre lo pregunta y siempre, antes de la pregunta o recomendación cuatro, prende su bachita —ya muy saliveada—, y vuelve a llorar. Ella no quiere que su niño crezca en un lote baldío, y por lo visto, cree que lo mejor es que me muera, que le firme y me muera para salvar a su hijo, para que tenga un padre,

Cortesía de Samuel P. Adorno


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aunque sea en la memoria, o en cheque, y si no fuera porque de todos modos nos vamos a morir, y especialmente yo pronto, pensaría que esta mujer lo único que quiere de mí es un cheque, pensaría que no le importa ni mi relleno interior, ni mi masa exterior —que no es gran cosa, de todos modos— y que sólo espera a que me muera para todo lo demás. Pensaría muy mal del hombre en general y del amor, de las mujeres y del resultado de que un hombre cubra a una mujer sin precauciones, ese resultado que siempre termina siendo la misma cosa que los factores que lo generaron o engendraron, lo que no habla, nada bien, del proceso evolutivo. Pero no, ya he dicho que ella piensa que lo mío es terminal, porque se lo digo, porque es lo mismo que le digo al gobierno con ayuda de un doctor muy respetable que sólo me cobra quinientos pesos por certificado. Si a ella le miento es porque no le tengo confianza, lleva apenas dos años viniendo a buscarme cada tarde y todavía no sé si vaya a andarse por ahí platicando con cualquiera de mis cosas, a fin de cuentas, me platica bastantes intimidades de ese encargado de la charcutería que alguna vez alojó, por cuatro o cinco meses, en su cuarto de la vecindad, intimidades que no repito aquí, obviamente, por pudor. Andaba de conversador una tarde, de curioso, pues, y le pregunté por su ocupación. —A qué te dedicas —creo que todo esto pasó antes de que se fuera, ya cuando había arropado a la criatura muy confiada en su higiene. —¿A qué crees? Eso me respondió. Eso. Me quedé viendo su cuerpo, delgado, rubio y laxo, sin ser una manguera. Supuse que ella esperaba que yo respondiera algo más o menos acertado, pero dije, para mí: “No sé”. “No sé”. Si hago preguntas estúpidas es normal que reciba

respuestas estúpidas. “No sé”. Ni siquiera me importaba. Sé ahora que ni siquiera me importaba qué profesión pudiera tener esta mujer ni que hiciera cuando no estaba conmigo. Recuerdo qué a veces me platicaba lo que hacía por la mañana, además de limpiarle el ano a su niño y comprar pañales desechables en la tienda que está al lado de la charcutería de la que ya hemos hablado. El caso es que me platicó de sus cosas un día pero no recuerdo cuáles eran, y ni siquiera creo que en su momento le haya puesto la suficiente atención para recordarlo. Ni me importa recordarlo ahora, porque aún sabiendo dónde está no iría a buscarla, ella volverá. Lo sé. Si no ha venido hoy, ni ayer, si no viene desde el jueves no creo que se deba a que encontró otro hombre que sí esté dispuesto a firmarle un cheque o a amarrarle las manos a su criatura, simplemente no ha tenido dinero para pagar el camión o ande por ahí ocupada en sus cosas. Ella volverá. Tal vez, si lo hace, podamos por fin hablar con seriedad de esa casita de interés social que ella quería que compráramos al otro lado de la ciudad, acaso también le diga la verdad sobre mis enfermedades, habiéndola amenazado antes, claro está, con dejarla sin techo si lo platica con alguien. Y ya metidos en la misma casa, llevaremos a su criatura a que se toque el anito en un parque público con árboles, jardines y esas estupideces. Haremos muchas cosas, pues. Juntos, como una familia. Si ella vuelve, que sí lo hará, todo eso haremos porque esta mujer me conviene, y no digo por lo que tenga de relleno, ya hemos hablado de eso. Esta mujer no se parece en nada a las piedras con las que construyeron esta ciudad, es diferente, tiene tetas y otras cosas, ya lo hemos dicho y no vale la pena repetirlo. Tiene un nombre. Ahora lo recuerdo. Creo que comienza con erre, o con doble u y termina en “a”. Algo así. Algo más o menos así.

REGISTRO ESTATAL DE EMPRESAS CUlTURALES Y CREATIVAS DE VERACRUZ El Registro Estatal de Empresas Culturales y Creativas de Veracruz gestionado por el Instituto Veracruzano de la Cultura y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, tiene como objetivo tener un patrón actualizado de la diversidad de empresas y promotores culturales de nuestro estado. Este registro persigue generar información relevante y necesaria que sirva de soporte para la toma de decisiones e implementación de políticas que fortalezcan y consoliden la economía creativa veracruzana. El Registro Estatal de Empresas Culturales y Creativas de Veracruz tiene carácter público y se podrá acceder a él a través de la página web www.empresasculturalesivec. com. Por ello, se invita a todos los creativos, productores, artistas, promotores y gestores culturales, asociaciones o sociedades artístico-culturales y artesanos, con personalidad jurídica, ya sea persona física o persona moral, a llenar el registro y vincularse con el IVEC. El IVEC beneficiará con los siguientes aspectos a las empresas registradas: •Se les integrará al Directorio de Empresas Culturales y Creativas de Veracruz, que aparecerá en www.empresasculturalesivec. com •Se dará publicidad a los bienes y servicios que ofrezca la empresa, en las plataformas con las que cuenta el IVEC. •Se ofertarán los talleres, cursos, seminarios, foros y demás iniciativas promovidas por el IVEC, en relación con la economía creativa. •Vinculación directa con el Instituto Veracruzano de la Cultura para apoyos y colaboraciones. Mayores informes o asesoría para el llenado: (228) 8-18-91-98 empresasculturalesivec@gmail.com www.ivec.gob.mx


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VOLTAJE ESTRIDECIAL DE LOS AÑOS 20 Por Elguero III

El Estridentismo es una corriente artística de la década de los 20, una vertiente del modernismo que brotó por todo el orbe, pero con características meramente aplicables al ámbito mexicano. El iniciador del movimiento fue el poeta papanteco Manuel Maples Arce allá en la Ciudad de México, cuando entra en contacto con el escritor poblano germán list arzubide [lo pongo en minúsculas porque él siempre lo puso así]. El punto medular de esta expresión artística radica en la ruptura de los viejos regímenes sobre todo de la poesía decimonónica y la apertura de nuevas líneas de expresión en la

metáfora y los elementos que componen el discurso. Tomando un referente de los futuristas rusos e italianos, vieron en la gran urbe, en el ruido que generaba [en esos años], en los avances tecnológicos, un nuevo paisaje susceptible de ser interpretado artísticamente. La metáfora trasgrede, según apunta Mallarmé, la analogía directa por aquello que hoy en día se llama analogía hermenéutica, es decir, escribir o pintar el efecto que algo produce en lugar de un símbolo que te lleve a ello. De este modo se vuelven irreverentes en su tiempo, denuncian el adormecimiento académico y la cuadratura de las formas decimonónicas de ‘hacer arte’. Por esos entonces existe una exaltada generalidad por el vox populi y por hacer que el arte deje de ser catedrático y elitista por lo que pugnan por salir a la calle en forma de panfletos y revistas. Curiosamente sus textos no son algo entendible por el grueso de la población y eso es criticable; la gráfica, toma del dinamismo muchas

de sus características, del fauvismo e incluso la perspectiva múltiple del cubismo en conjuntos que generalmente fueron grabados en madera, logrando composiciones densas que esconden símbolos conocidos que generan sensaciones de ruido, vértigo y velocidad. Si bien México D.F. fue la cuna, también fue el principal punto de detracción por lo que se vieron obligados a salir e instalarse en Puebla donde publican algunos poemarios y la Revista Irradiador. Este exilio los trae a Xalapa en tiempos de Heriberto Jara Corona donde algunas recomendaciones políticas de Maples Arce [que también fue abogado] crearon el clima propicio para el Estridentismo errante. Maples Arce fue encargado de Cultura y con germán list, Ramón Alva de la Canal y Leopoldo Méndez finalmente encontraron el impulso necesario para fundar la Revista Horizonte y la Editorial Horizonte que fueron los principales órganos de difusión de la etapa final del Estridentismo nuclear.

Finalmente los embates políticos de los que fue objeto el gobierno de Jara lo llevaron a dejar el puesto y con ello el ‘mecenazgo’ que había apoyado a los estridentistas asestando un golpe definitivo a este primer movimiento de vanguardia mexicano. Para 1927-1928 se crean las últimas publicaciones del primer oleaje estridentista y finalmente los integrantes se van yendo cada quien por su lado. Entre los estridentistas más famosos están Manuel Maples Arce, Germán List Arzubide,

Ramón Alva de la Canal, Salvador Gallardo, Leopoldo Méndez, Fermín Revueltas, Jean Charlot, Arqueles Vela, Tina Modotti, José Juan Tablada. Los datos curiosos van por este rollo: Maples Arce estudió en el Colegio Preparatorio de Xalapa en 1914; publicó en Revista de Revistas [el suplemento donde hacía las portadas El Chango Cabral]; estuvo en constante contacto con los ultraístas [principalmente con Borges] y finalmente terminó siendo diputado de Tuxpan y ejerciendo otros cargos diplomáticos

en el extranjero. La célula estridentista xalapeña estuvo en contacto directo con Modesto C. Rolland, el ingeniero que diseñó y construyó el Estadium Xalapeño, hoy Estadio Heriberto Jara Corona y se tienen planos de que existía un proyecto de creación de una Ciudad Jardín [basada en las ideas modernistas —propiamente estridentistas] en lo que actualmente sería la Zona U.V. y extendiéndose incluso hasta Pacho Viejo. Proyecto que sólo alcanzó a concretar la instalación del Águila de los Lagos —que en realidad es un halcón—, y lo que en su tiempo fue la torre de radio [ilustrada varias veces por los estridentistas]. Quizá este proyecto antelaba la idea de hacer real el ideal estridentista: Estridentópolis, una ciudad vanguardia.


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Otra cara, la misma cara por Oz Meza

Puedes estar sentado en el taxi por más de hora y media. Buen podrías bajarte y caminar, pero las calles empedradas, las subidas, el chipichipi, más vale esperar. –Esta gente, ¿a nosotros que nos viene a gritar? El pedo es allá, en Guerrero, los muchahitos estos secuestrados, pero allá ¿a nosotros qué? Las calles son pequeñas cierto, no caben tantas inconformidades. Si la plaza hablará seguramente reprocharía el frío de los cuerpos desnudos que bailan sin saber ¿por qué?, ¿para quién?, diría lo bellas que lucen las miles de banderas rojas que se agitan en el calor del movimiento, diría cómo pone atención al discurso de los maestros, lloraría con las familias de los desaparecidos, se agitaría en las noches de cumbia y escupiría contra la clase política y los pseudolíderes que no hacen más que aprovechar que a muchos les falta todo.

–Aquí me quedó, ¿cuánto debo? El ruido de los autos ensordece, la gente se asoma, hablan, critican, los conductores se quejan, blasfeman, me acerco al sitio, escucho el principio de la bruma del reclamo, las voces ¡Vivos se los llevaron…! La lluvia arrecia, nada los detiene ¡Vivos los queremos! Cerca son miles, cerca son miles. Rosas blancas, banderas, las consignas se

revuelven con los sonidos de las tiendas de ropa, música estridente de esa para la que se “perrea”. De nada vale, las manifestaciones podrían no ser más que un acto de incomodidad, cuando en realidad son un llamado de atención a las autoridades, acto que estás mismas toman como un desafío. Pareciera que en una sociedad demócrata lo único que valdría es el voto, luego nada. A la manifestación sigue la represión, la infiltración de algunos encapuchados o policías civiles que buscan sólo dar una mala impresión a un suceso que nace de una adversidad. La desigualdad está en las calles y, como en las marchas de protesta, los poderosos sólo la ven desde arriba, atrás de sus granaderos, de sus cristales de poder, de sus torres de un palacio que se ensombrece con cada grito, con cada pena. Allí están las pancartas, los rostros de los desaparecidos, el clamo de los vecinos por agua, también las grillas de político a político, el embotellamiento, el caos. Pero es sólo un reflejo de otro desorden más grande: el social. Si la crítica fuera escuchada y no vuelta papel, burocratismo, sino hecha piedra, seguridad, trabajos, menos violencia y más deporte, más acciones, el resultado sería otro. La estridencia de lo que no se ve no reventaría, no haría eco en las calles, pero la falta de justicia y la agresión de quienes buscan la igualdad, los hoyos de la tierra que emanan cadáveres, el cinismo del lujo en una calle tan mal puesta, la diferencia brutal entre los que no necesitan caminar porque viven en otrora mundo dorado hacen que la voz se alce. ¿Por qué se grita aquí? Por México, es todo; porque aquí en donde los estudiantes son la base económica y la vida misma de está ciudadniebla, pueden ser los siguientes, porque no se vive más


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que para vivir y vivir bien, porque el pasado nos ha mostrado que callarse es aceptar, el que calla otorga según el dicho, y aquí nada hay para otorgar. La protesta social es el NO olvido, y en esta tierra en donde aún sangra 1968, Ayotizinapa, Atenco, Tlataya, Guardería ABC, Boca del Río y sus 35 cuerpos, y la lista interminable de los que fueron puestos en el anonimato del foso, callar es algo impermisible. No es sólo un asunto de jóvenes, a las puertas de la Catedral se ve de todo. Las madres marchan, maestros, normalistas, uniformados, de negro, de blanco; allí está el mensaje todos somos todos y los que están arriba deben saber, deben tener presente: los estamos observando. Los vínculos son necesarios, mantener el espíritu, encender las velas, no esperar a que te toque, la ciudad es como sus marchas… sube, baja, el camino es difícil en unos casos, plano en otros, crece hacia donde puede, se plantan manchones grises entre las áreas verdes, los pasillos del grafiti, el dibujo en la pared, la soledad de los callejones, la nostalgia de sus fuentes, el panorama de la diversidad. Fotógrafos, reporteros, gente de prisa, los vendedores que hacen su día, cacahuatesimpermeablestortas, que ya no llueva, los cansados en los rincones, los que siguen agitando las manos, el encuentro de los amigostener, el auto en sentido contrario, los que piden la limosna, la mujermariposa que cinco minutos antes era una estatua, niños ocupados en todo. Una voz que se calla hacia la noche, la luz del parque, el tráfico se reanuda, lento, oruga gigante que sólo sabe bramar, un músico retoma la canción, la ciudad que siempre es, que siempre dice algo, incluso en el silencio.

Oz Meza

Odia poner títulos en lo que escribe, las botargas y los payasos. Creció en una ciudad con mucha lluvia y por eso se siente aposcaguada. @hozbelya


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Del estriDel estridentismo a la dentismo época de oro del cine a lamexicano época de oro del cine mexicano Por Marcos Sierravigas

Estridente: sonido chirriante, ruido o estruendo; el movimiento estridentista surge en el México posrevolucionario hace ya casi un siglo. Si bien sus producciones se dieron en la literatura y las artes plásticas y duró únicamente cerca de cinco años, un movimiento de línea vanguardista no podía quedar en el olvido a pesar del prematuro distanciamiento de sus principales exponentes. El Distrito Federal fue la cuna y la ciudad de Xalapa en el estado de Veracruz vio este movimiento florecer durante la década de los 20; su influencia perduró y se reflejó indirectamente en otras disciplinas artísticas, entre ellas la cinematografía.

El desarrollo del cine mexicano se debió en primer lugar, a que algunos lustros antes del surgimiento del movimiento estridentista, Porfirio Díaz y su gran admiración por la cultura francesa le llevara a traer el cinematógrafo de los hermanos Lumière a nuestro país. Décadas más tarde, de forma paradójica México se ve favorecido por las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial y de esta forma, se convierte en uno de los primeros países que disfrutan en América latina de proyecciones exitosas en taquilla y en festivales de suma importancia. Las primeras películas con éxito taquillero en México fueron Santa (1931) de Antonio Moreno, La mujer del puerto (1934) de Arcady Boytler y posteriormente el primer gran clásico del cine mexicano, Vámonos con Pancho Villa (1935) de Fernando de Fuentes; esta última narra una historia de línea revolucionaria, de alguna manera similar a la dimensión social que manejaba el estridentismo en sus obras. Aquella década sentó las bases para lo que será recordado más adelante como la etapa

creativa más fructífera en la historia de la cinematografía nacional. El cine mexicano vivió su etapa de mayor esplendor durante la década de los 40 y 50 y pasó a formar parte importante de la cultura popular; los largometrajes mexicanos se realizaban con la mejor calidad. Directores como Emilio Indio Fernández, Luis Buñuel, Fernando de Fuentes, Roberto Gavaldón, Ismael Rodríguez, Julio Bracho y Juan Bustillo Oro, por mencionar algunos, desarrollaron sus principales obras durante esta época y el cine mexicano trascendía sus fronteras gracias a interesantes discursos y propuestas arriesgadas para la ideología hegemónica de aquellos años. Grandes talentos se unieron para realizar las películas en la época de oro del cine mexicano; uno de los grupos realizadores más recordado es el que conformaban Emilio Indio Fernández desde la dirección, Mauricio Magdaleno como guionista, Gabriel Figueroa en la fotografía y Pedro Armendáriz al lado de la tan bella como talentosa Dolores del Río en la actuación. Emilio Fernández desarrolló su técnica en gran medida observando los procesos creativos del cine de Hollywood, mientras

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Dolores del Río fue una de las pocas actrices que logró trascender con éxito del cine mudo al cine sonoro. En 1943, la película Flor silvestre reunió por primera vez el talento de Emilio Fernández, Mauricio Magdaleno, Gabriel Figueroa, Dolores del Río y Pedro Armendáriz; este largometraje aborda posturas revolucionarias y examina las consecuencias que tenía en las personas de aquella época el optar por esta ideología. Flor silvestre tuvo un gran éxito en taquilla y llevó el cine mexicano más allá de sus fronteras. El mismo año, la película María Candelaria realizada por Fernández y su brillante equipo ganó el Grand Prix en el Festival de cine de Cannes en Francia, prestigioso galardón hoy conocido como la Palma de Oro. Es necesario señalar que el cine mexicano nunca hubiese sido el mismo si el legendario director español Luis Buñuel no hubiera llegado a nuestro país buscando dar vía libre a la expresión de sus ideas. Integrante del último gran movimiento artístico en la historia, el surrealismo, Buñuel desarrolló gran parte de su brillante trayectoria en México, en donde encontró los medios para expresarse, el financiamiento y el talento humano que producirían algunas de sus más grandes obras. Buñuel, al llegar a México se vio en la necesidad de realizar obras por encargo, en las cuales logró resultados que sobrepasaron las

expectativas y le brindaron fondos para realizar sus largometrajes más personales. Una de estas películas fue La ilusión viaja en tranvía (1953), protagonizada por Lilia Prado, Carlos Navarro y Fernando Soto “mantequilla”, en la cual Buñuel, de la mano de un picaresco guión escrito por José Revueltas y Luis Alcoriza, narra la historia de un par de empleados del transporte público en la Ciudad de México, los cuales se pasan de copas y deciden tomar un tranvía ante la noticia de que pueden perder su empleo. Esta película, a diferencia de muchas otras en su filmografía, se realizó sin mayores contratiempos para Buñuel, quien por primera vez no se enfrentó a huelgas del sindicato de actores, uno de los aspectos, junto con el maquinismo, que el estridentismo abordó en sus obras. Durante esta época dorada del cine mexicano, muchos largometrajes destacaron por su calidad, entre ellos Salón México (1948) de Emilio Fernández, en el cual, se aleja de su tradicional cine indigenista y narra la historia de una cabaretera que se ve obligada a trabajar para poder costear la educación de su hermana. Esta película al lado de Los Olvidados (1950) de Luis Buñuel, en donde cuenta la historia de El Jaibo y Pedro, dos jóvenes que viven en la pobreza, permiten observar la dinámica de la gran ciudad y la urbanización que experimentó México al retratar una ciudad que sufrió grandes cambios con el paso del tiempo, siendo ésta una característica que de igual forma inspiró a los estridentistas en sus producciones. El cine mexicano entregó en aquellos años sus mejores obras, vale la pena recordar películas como: Ahí está el detalle (1940), Distinto amanecer (1943), Pueblerina (1948), Macario (1960), La Perla (1945), Enamorada (1946), Dos tipos de cuidado (1953), Ensayo de un crimen (1955), Nazarín (1958), entre muchas más. Grandes leyendas de la actuación como María Félix, Columba Domínguez, Mario Moreno Cantinflas, Miguel Inclán, Silvia Pinal, Lilia Prado, Pedro Infante, Jorge Negrete, Ignacio López Tarso y muchos

otros se encargaron de llevar el cine mexicano a lo más alto en la escena cinematográfica mundial. El destino de aquel cine mexicano, al igual que el del movimiento estridentista, fue la disolución; la trágica muerte de Pedro Infante y la llegada de la televisión se encargó de disminuir la asistencia de espectadores a las salas de cine y la industria sufrió serios golpes; a la par, directores como Akira Kurosawa en Japón e Ingmar Bergman en Suecia cambiaban de dirección los reflectores del medio cinematográfico y el cine mexicano no pudo competir más en la escena internacional. Su talento cumplió con el ciclo que le correspondía y el cine de ficheras dio pasos hacia atrás en la calidad de las películas nacionales. Al día de hoy quedan únicamente cenizas de estos relevantes movimientos artísticos de nuestra historia; de la forma en que lo hacía el artista estridentista, en la actualidad se realizan descripciones anecdóticas o comparaciones que sorprenden por su atrevimiento entre la época de oro y el nuevo cine mexicano. A pesar de que cineastas como Alfonso Cuarón, Alejandro González Iñárritu y Guillermo del Toro sobresalen en la escena internacional, dentro de nuestro territorio las producciones de calidad son escasas y pocos recuerdan que alguna vez el talento mexicano produjo obras de primer nivel en la escena artística mundial.

Marcos Lezama Sierravigas Es exuniversitario perdido en el laberinto de la libertad. Cine para el desayuno, música para la comida y literatura para la cena. Persigue día y noche al ser humano que debe haber dentro de él. Cree fielmente que el cine, cuadro por cuadro, puede reinventar al hombre.


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bares El kitsch

El chill out

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El alternativo

El buena onda

El bohemio


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bares El precopeo

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El vengo con toda la banda

El tradicional

El rockanrollero

El como-bebo El italiano


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mapa bares Santos Kistch Tremens Marshall Los Ă lamos La buena vibra La central La tiendita La Tasca del cantor La Lola El Submarino Cafentina Kadabra Mexican Curious


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