Revista Hojas Necias n.º 4. Futbol

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El deporte en general funciona para exacerbar la condición humana, ya sea que tarde tres horas o tarde unos cuantos minutos, pero existe un destello que hace que valga la pena presenciar ese evento, en el futbol ese destello se llama gol. Hay quienes prefieren no verlo, aun así hablan sobre él. Nos guste o no, el balompié está en boca de todos, desde el hincha que sufre por su equipo, hasta aquel que no sabe qué es un saque de banda. Las personas podrán no saber la vigencia de su credencial de elector, pero cualquiera sabe que el futbol es un deporte donde juegan veintidós. Así que habrá que aceptarlo como se acepta a la suegra o al colado en la fiesta, y habrá también que cuestionar a los gobiernos que lo ocupan como distractor, pero es menester mencionar que el futbol es sólo eso: futbol. Por eso esta revista en su cuarto número muestra desde sus hojas este fenómeno social que se involucra de manera directa con cada una de sus secciones, porque ¿quién dice que en el futbol no hay arte, literatura, fotografía, cine, música, ciencia? Así que a leer se ha dicho.

Adrián Vidaurri

Agradecemos al Instituto Veracruzano de la Cultura y al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes por el apoyo para la realización de esta edición.


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Dirección General: Adrián Vidaurri Dirección Ejecutiva: Ricardo Fonseca Dirección Editorial: Eréndira Esperón Dirección de Arte y Formación: Yorckh Juárez Jácome Mercadotecnia y Relaciones Públicas: Aline Escobar Corrección Editorial: Elizabeth Rivera Cuéllar

Comité Editorial: André Omar Andrade Anna Andrés Sergio Aramís Figueroa Laura G. García Rodríguez Felipe Sahidt Ortega Ibarra

Colaboración especial: Carlos Velázquez

Colaboradores: Ser Aramís Froy Balam Beto Bolina Axayacatl Caso Manuel G. Landeros Pita Manuel Velázquez

revista hojas necias @hojasnecias hojasnecias@gmail.com @hojasnecias (044) 228 102 9600 (044) 228 175 7277

Ilustración creada por PJSTOCK y Andrea Chai basada en el cuento de Rodrigo Navarro Morales, escrito por el autor a sus siete años, que funge como introducción del libro Dios es redondo de Juan Villoro. Para conocer más del trabajo de PJstock encuéntralo en: @thepjstock

PJstock

Somos Imbéciles HOJAS NECIAS: Año 1, n.° 4, julio-agosto 2014, es una publicación cultural y artística bimestral editada en Xalapa, Veracruz, hojasnecias@gmail.com. Editor responsable: Hojas Necias. Reservas de Derechos al Uso Exclusivo n.° 04-2013-031110221200-102, ISSN: en trámite, otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Impresa por Talleres PROAGRAF, S. A. de C. V., Av. 20 de noviembre n.° 649, colonia Badillo, C.P. 91190, Xalapa, Veracruz, este número se terminó de imprimir el 6 de agosto de 2014 con un tiraje de 1000 ejemplares. Está prohibida la reproducción parcial o total del contenido sin la autorización escrita del editor y los autores del mismo. Las opiniones expresadas en esta publicación son responsabilidad de los autores.

Fe de erratas Hojas Necias, n.° 2: En la página 1 dice renovase, debe decir renovarse. En la página 48 dice Son y Madera, debe decir Son de Madera.


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06 Algunas veces vemos cosas que son muy especiales para explicar Por Felipe Sahidt Ortega Ibarra

11 La 2ª Bienal de Arte Veracruz, 2014 Por Manuel Velázquez

Brasil, devórame otra vez Por Anna Andrés

Los matices del futbol Por André Omar Andrade Pérez

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40 La selección nacional y otros productos milagro Por Axayacatl Casco

44 El próximo campeón del mundo Por Beto Bolina


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Al ser el deporte más popular del mundo y también el más visto, no debería ser una sorpresa que los directores de cine hayan tratado de capturar la esencia del futbol en el séptimo arte; pero, ¿es posible recrear la experiencia que genera el juego del hombre a través de la máquina de sueños? En la épica transmisión de ESPN, para Estados Unidos, del juego México vs Panamá, como parte del hexagonal eliminatorio rumbo a Brasil 2014, el comentarista José Antonio Noriega hizo una brillante observación ante el magnífico gol de chilena anotado por Raúl Jiménez casi al término de un apretado juego que iba empatado: “Algunas veces vemos cosas que son muy especiales para explicar”. ¿Es viable reproducir en imágenes lo que, per se, es casi irrepetible? Indudablemente el deporte que mejores filmes nos ha dejado es el boxeo, como muestra de ellos están Cinderella Man (Ron Howard, 2005), Million Dollar Baby (Clint Eastwood, 2004), Raging Bull (Martin Scorsese, 1980), todos ellos provistos de una estructura simple: el under dog que sale adelante a través de los puños. Por el contrario, el futbol, al ser un deporte de equipo, resulta un tema más complicado para crear historias de éxito. El director británico G. B. Samuelson inaugura el tema con el filme silente The Winning Goal, en 1920; sin embargo, el primer filme importante fue realizado hasta 1939, The Arsenal Stadium Mystery, dirigido por Thorold Dickinson, donde se cuenta la historia del extraño asesinato de un jugador durante un ficticio encuentro entre los Trojans y los Gunners, un bien logrado largometraje de cine negro al servicio del deporte, cuyas maravillosas tomas del histórico estadio de Highbury –ahora destruido, no olvidado– son notables. El futbol por sí mismo y su contexto dan para realizar grandes obras. Pero,

Por Felipe Sahidt Ortega Ibarra

¿por qué el deporte más practicado en el mundo y el que mayor dinero genera no tiene un filme memorable? Una posible respuesta es, quizás, que Estados Unidos, el país con la industria más grande del cine, al carecer de una gran tradición en este deporte haya creado historias fallidas, pues no hay interés por recrear algo que no les genera pasión. Lo penoso es que lo han ridiculizado. Una de las películas que mejor ejemplifica esta relación torpe entre Hollywood y el balompié es Victory (John Huston, 1981), interpretada por el actor deportivo de moda de la época Sylvester Stallone (Rocky, 1976), Michael Caine, ganador del Óscar; Max von Sydow, actor fetiche de Bergman, junto al mejor jugador de la historia: Pelé. Es evidente que, a pesar de la respetable trayectoria de John Huston, la trama carece de pasión y de lógica: un grupo de prisioneros


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aliados, durante la Segunda Guerra Mundial, se salvan gracias a la confusión durante un partido de futbol del que son partícipes. Las simulaciones en las jugadas son tan evidentes que impiden generar empatía con el espectador que observa y analiza este juego con una disciplina casi militar. La fantasía que se vive en la cancha no puede ser superada por su emulación en el celuloide. Tal vez por eso el cine ha preferido retratar a los aficionados, quienes mejor lo han hecho han sido los creadores del juego: los británicos. Uno de los libros más notables sobre futbol es A Fever Pitch, del inglés Nick Horby (autor del emblemático filme High Fidelity) en el cual narra cómo su vida diaria se ve influida por los resultados del equipo londinense Arsenal FC, fue llevado a la pantalla grande gracias a David Evans, logrando una admirable adaptación −no así la versión hollywoodense protagonizada por Drew Barrymore y Jimmy Fallon. Otro largometraje destacable fue el realizado por Ken Loach, Looking for Eric, para el gran heredero del british social realism –temática con la cual se hizo acreedor de una Palma de Oro por The Wind that Shakes the Barley en el 2006– era casi obligatorio hablar de la pasión desmedida del fanático inglés. En este caso cuenta la problemática vida de un cartero de Manchester, Eric Bishop, quien en la desesperación causada por no poder solucionar sus conflictos empieza a alucinar con su ídolo, el ex futbolista de los Red Devils, Eric Cantona, mismo que funge como psicólogo para que el protagonista pueda retomar las riendas de su vida. Un filme tan hilarante como humano que logra captar con originalidad los sentimientos y sonidos de la calle. Sin embargo, los intentos fallidos permanecen. Tal es el caso de los

documentales –donde predominan aquellos genéricos realizados por las televisoras– de éstos sólo podría destacar dos. El primero de ellos, Los dos Escobar, cinta realizada por ESPN, narra la historia de dos colombianos que destacaron en su país: Pablo Escobar, el narcotraficante más importante durante los años ochenta y noventa en Sudamérica que estuvo inmiscuido en la política, la vida social e incluso en el futbol; y Andrés Escobar, capitán de la selección colombiana que viajo al Mundial de Estados Unidos 94 con la ilusión de hacer su mejor participación hasta ahora. Este documental cuenta la historia de dos hombres cuyas vidas se cruzaron para cambiar no sólo un país, sino el curso de este deporte, es impactante, emocional e intenso. La otra excepción también viene de la cinematografía sudamericana, Ojos rojos, donde se muestra el difícil andar, durante ocho largos años, del equipo chileno en las eliminatorias para clasificar al mundial de Sudáfrica 2010. La esperanza de un país por regresar a la justa internacional se incrustaba en once jugadores, quienes lograron la épica para una nación que transpira futbol. Tanto fue su impacto que es el documental más visto en la historia de Chile. Todos los ejemplos anteriores son largometrajes, partidos de más de 90 minutos cuyos resultados han sido insatisfactorios. Por fortuna siempre quedan las cascaritas. Una prueba de esto la ha dado España, quien no sólo sabe jugar al futbol, sino también sabe realizar excelentes cortometrajes sobre el tema en cuestión. Mi cortometraje favorito es L’equip petit, aquí conocemos a través de una serie de entrevistas al Margatania FC, el peor equipo de una liga infantil en


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Barcelona, que nunca ha marcado un solo gol, razón que no increpa a sus integrantes, revelando el verdadero amor por el juego. A pesar del innumerable digito de filmes relacionados con el balompié, a mi parecer la mejor escena sobre este juego se encuentra en un thriller con toques de cine negro llamado El secreto de sus ojos, realizado en Argentina, la tierra que vio nacer al dios de este deporte: Maradona. Un par de gendarmes están en busca del asesino y violador de una educadora, el cual sólo ha dejado unas cartas un tanto indescifrables, llenas de nombres que parecen no tener concordancia, por serendipia uno de ellos nota que estos nombres pertenecen a varios jugadores del equipo Racing de Avellaneda, ¿por qué alguien escribiría cartas de amor recitando nombres de sus ídolos? Él nos lo explica con una de las mejores frases en la historia de cine: “El tipo puede cambiar de todo: de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de dios, pero hay una cosa que no puede

@Felipinortega

cambiar, Benjamín. No puede cambiar de pasión”. Tras esta sentencia inicia uno de los mejores plano-secuencias que se recuerden: la cámara recorre la ciudad de Buenos Aires en una toma aérea, entra al estadio Presidente Perón siguiendo las acciones del partido donde Racing ataca y está a punto de anotar, continúa la toma hasta llegar a las tribunas atiborradas por “La guardia imperial” la barra brava de este equipo, aquí los dos agentes judiciales emprenden una búsqueda furtiva para hallar al homicida. El filme fue el segundo argentino en ganar un Óscar como Mejor Película de Habla no Inglesa, y lo tiene más que merecido. Mientras la pelota y la película rueden (si es que no todo se convierte en digital), seguiremos ansiosos esperando a que arribe ese gran filme que esté a la altura de las sensaciones que el futbol siempre deja en el espectador; ya que ambos, cine y futbol, perduran en el gusto colectivo gracias al mejor motor de todos: la pasión.

Ilustración por Mara Yerena.


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Por Manuel Velázquez Para el dinamismo y la vitalidad de nuestra cultura es evidente la necesidad de alimentar proyectos que desarrollen la reflexión, la investigación y la creación. En el Instituto Veracruzano de la Cultura (IVEC) percibimos, en el actual contexto veracruzano, una coyuntura imposible de pasar por alto, a partir de la cual se realiza la propuesta de la 2ª Bienal de Arte Veracruz, que impulsa el arte contemporáneo de nuestro estado. En los últimos diez años ha existido una expansión del arte que va más allá de las fronteras tradicionales de creación, difusión y comercialización. En este fenómeno inciden varios factores, como el auge de las comunicaciones a distancia con el consecuente intercambio de imágenes y experiencias vía internet y la convicción de que el arte debe mantener una lógica de cuestionamiento constante frente a sus productos y la realidad. Ante este contexto, ¿qué pasa con el arte contemporáneo producido en provincia respecto del que se hace en el centro? ¿Qué sucede con la obra producida en Xalapa o en el puerto de Veracruz en relación con la que se produce en otras ciudades culturales importantes como Oaxaca, Guadalajara, Monterrey o Tijuana, incluso con aquella que puede prestigiarse en sedes de la talla de Nueva York, Pekín, Madrid y Berlín? Desde un punto de vista meramente geográfico, el mundo del arte en México se

ha extendido hacia regiones como Xalapa, Monterrey, Oaxaca, Guadalajara y Tijuana, entre otras; pero en muchas de ellas aún siguen siendo actividades locales, con poca presencia nacional. Es cierto que algunas de esas iniciativas han logrado introducir artistas locales a un espacio de difusión más amplio en el territorio nacional. Sin embargo, es preciso establecer aquí una distinción entre lo nacional y lo regional: las propuestas regionales evidencian que el mundo del arte en México se ha vuelto más general e integral, dado que está presente en más latitudes. En las regiones, los productos culturales además de ser comprensibles para consumo local, dan cuerpo a una vida social que dibuja la cotidianidad de los artistas visuales. Es el contexto lo que determina los modos de producción, distribución y consumo de las arte visuales que se producen en Veracruz, lo cual propicia el impulso de nuevos razonamientos y la comprensión de su carácter. En este sentido, la propuesta de la 2ª Bienal de Arte Veracruz busca la creación de un espacio que impulse la actividad cultural regional mediante la comprensión y la difusión de sus productos. El objetivo central es estimular la creación de los artistas visuales veracruzanos, con el propósito de acceder a nuevas audiencias, generar interés y consumo cultural.


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ONCE IDEAL


13 En épocas posmodernas y de futbol es normal encontrar por la web o en los periódicos numerosas listas que van desde las mejores películas hasta los mejores lugares que hay que visitar. Una buena forma de hacer marketing, pero también, como afirma Umberto Eco, la lista es el origen de la cultura. Por eso, periódicos deportivos como el Clarín, Marca, el Diario As y principalmente L’Équipe, generan listas de los equipos que podrían formarse con los mejores jugadores. Por lo que en Hojas Necias imaginamos cuál sería la selección cultural en caso de existir un mundial en este ámbito. A continuación nuestro once ideal, conformado por una élite que en diferentes tiempos ha marcado el ámbito cultural del país.


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BRASIL,

DEVÓRAME OTRA VEZ

Por Anna Andrés Que Brasil está de moda es algo más que evidente. El mundial de futbol lleva consigo toda una campaña de publicidad que no hace más que resaltar los aspectos más básicos y turísticos del gigante latinoamericano: astros del balón, carnavales y sambódromo, gostosas garotas, rapazes bonitinhos, playas, caipirinhas, calores y subidones sexuales. Pero, ¿qué más? Brasil respira historia por los cuatro costados, desde el tiempo en el que fue colonia portuguesa hasta este momento ha llovido mucho y poca gente sabe qué ha estado pasando. Por ello, ha llegado el momento de hacer unos breves apuntes acerca de algo que ha sido engullido por la vorágine moderna en Brasil: el arte. Durante las primeras décadas del siglo XX surgieron nuevas ideas que transformaron para siempre, y hasta ahora, el modo de crear, ver y entender el arte. Las primeras vanguardias artísticas vapulearon los cimientos básicos de las bellas artes y empezaron a zafarse, al

menos al principio, de las normas que habían marcado las academias desde tiempos remotos. Todo empezó –según el grueso de los historiadores, hecho que ahora no vamos a discutir– con los “atrevidos” impresionistas. Y de ahí al contagio general: de París al mundo. Brasil se presentó como un país joven con voraz deseo de vencer el atraso, incorporando múltiples modelos para crear algo totalmente nuevo. La fecha que marca el inicio de esta renovación en todos los ámbitos artísticos es “La semana de arte moderno”, realizada en Sao Paulo en febrero de 1922, que fue encabezada por personalidades como Mario de Andrade, Oswald de Andrade, José Lins do Rego, Jorge Amado, Graça Aranha, Anita Malfatti, Manuel Bandeira y Társila do Amaral, entre otros. El Modernismo brasileño se distancia un poco de los demás ismos iberoamericanos por el carácter unificador que presenta su cultura. La generación brasileña de vanguardia se siente deudora de las


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generaciones precedentes y procura no negarlas, sino continuarlas, superarlas en un sentido constructivo y nuevo. A diferencia de los demás países que tomaban como referencia a los artistas de Europa, Brasil fue una de las naciones que comenzó a cuestionar los preceptos occidentales y su predominio cultural, al mismo tiempo que desarrollaba un carácter propio, generado a partir de mitos y tradiciones cariocas. Esta importante vanguardia estaba basada en el concepto de la antropofagia que proponía la vinculación entre la pintura y los mitos brasileños que, por su naturaleza, perdurarían en el tiempo: buscaban devorar al ser europeo para poder nutrirse con sus cualidades, al mismo tiempo que se mezclaba con las características típicas brasileñas. Pero no todo era felicidad y bohemia efervescente en el país. Pasó como en todas las vanguardias históricas: llegaron las divisiones, los dimes y diretes, manifiestos, contramanifiestos, recontramanifiestos: “¿Ah, sí? ¡Pues crearé mi propia revista literaria! Con poemas y dibujos y todas esas cosas!”. Todo comenzó con el Manifiesto da poesía Pau-Brasil que redactó en 1924 Oswald de Andrade, quien en ese

momento se encontraba en París, y en el que abogaba por la construcción de una cultura autóctona a partir de un nacionalismo crítico y de izquierdas implicado en la denuncia de la realidad social. Las reacciones no se hicieron esperar e irrumpieron batalladores los integrantes del Movimiento Verde Amarelo que acusaron a Andrade de “afrancesado” y otras cosas feas. Los verde-amarelos, que luego se cambiaron el nombre a Verde Amarelo/Anta, predicaban un nacionalismo ufano, de carácter utópico y con tendencia a la extrema derecha. Andrade, ofendido tras la acusación de afrancesado y de preferir las baguettes a la feijoada, creó junto con otros miembros de Pau-Brasil la Revista Antropófaga, en 1928, un día en que la pintora Tarsila do Amaral apareció con su obra Abaporu y todos pensaron que rifaba demais y resumía a la perfección la esencia canibalista del movimiento, en el que se aceptaba la contribución europea, pero no pasivamente, sino bajo la forma de una devoración crítica y su transformación en un nuevo producto, dotado de características propias que, a su vez, pasaba a tener una nueva universalidad. Los antropófagos solían hablar del “indio que es hijo de


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María, ahijado de Catalina de Médicis y yerno de D. Antonio de Maris” para explicar este concepto de universalidad, el cual dio fruto cuando muchos artistas europeos se sumaron a sus consignas mandando textos y colaboraciones para la revista, además de besos y apapachos. Se considera que la Revista Antropófaga tuvo dos fases: en la primera se publicaron diez números hasta que devino la ruptura entre Oswald y Mário de Andrade, que en realidad llevaban peleándose desde el segundo número pero fingían ser amigachos por el qué dirán. La segunda, ya sin Mário, adquirió tintes más políticos que influirían en las siguientes etapas del arte del país, aunque sólo duró hasta 1929.

De modo que el tiempo pasó y los artistas de vanguardia evolucionaron hacia el último periodo modernista que se encuadra entre 1930 y 1945, en el que los universos temáticos se ampliaron para dar cabida a otras reflexiones, como decíamos, más políticas y filosóficas. Ya no se peleaban por ver qué manifiesto artístico era el más chingón, ahora tenían mil cosas más por las que podían pugnar. Ahora cuando piensen en Brasil quizá ya no sólo les vendrá a la mente lo citado en el primer párrafo, quizá se acuerden de los antropófagos, los verde-amarelos, las riñas literarias y las baguettes de Andrade. Todo esto para decir que Brasil es más que el mundial, ¡chingao!


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LOS MATICES DEL FUTBOL

Sin título, Rubén Alvarado Moncayo.


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Por André Omar Andrade Pérez

¿Qué ingredientes tiene el futbol que genera la fascinación de tanta gente? Dándole un vistazo superficial al asunto, encontramos que en muchas ocasiones el interés se centra en los ídolos construidos, a través de los medios de comunicación que alimentan un imaginario colectivo único, deidad redonda que sostiene los anhelos y la repulsión de generaciones. Es verdad que con el paso del tiempo el deporte pasó a ser parte de una industria millonaria; sin embargo, en el fondo su esencia universal continúa haciendo vibrar el corazón de más de uno. El concurso de fotografía “Los matices de futbol” fue un intento por acercarse a esa mística que rodea al balompié, un grito que buscó hacer eco en algún lugar y que encontró respuesta en las ejecuciones de distintos fotógrafos veracruzanos. El juego es una de las principales actividades que contribuyen a la construcción de esquemas sociales constituyendo una expresión estética de la vida cotidiana. Una manera de darnos cuenta de que mediante la estimulación física, mental y espiritual que brinda el deporte comenzamos a entretejer relaciones sociales que derivan en la percepción de una realidad común. La crítica sobre esta concepción de la existencia es grande: ¿Leones o domadores?, ¿ficción o realidad?, siempre al borde de la encrucijada. La fotografía –como todas las artes– ha constituido una herramienta valiosa que ayuda a redefinir los límites de la percepción humana, moldear a través


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Mineraio y niños, Mara T. Yerena.

del lente la visión sobre un fenómeno particular ayuda a plantear nuevas perspectivas y brinda alternativas para cualquier observador que busque un puente en la iconicidad contemporánea. El futbol actual ha sido fuente de admiración universal. Desde grandes escritores hasta músicos consagrados, de la tienda de la esquina a la Torre Latinoamericana, durante las fiebres futboleras todos de una u otra forma somos partícipes del ritual y la polémica que genera este deporte. El balón, el árbitro, el portero, el estadio,

los anti-futbol y todos los actores que forman parte de la dinámica futbolista convergen alrededor de una visión común: el partido. La multiplicidad de interpretaciones que surgen de un fenómeno tan particular dio lugar a las fotografías que acompañan este texto, todas parten de una experiencia única que han decidido compartir con nosotros. Es la gama de colores, sabores, vivencias, recuerdos, olores que nos ofrece esta existencia matizada por el lente de una cámara, éstos son los matices del futbol.


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La tierra que habitamos, Eduardo Cromo.

Fuck World Cup, Queta Quets.


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PUTO PRIDE Por Ser Aramís

Por lento. Por miedo. Por huevos. Por negro. Por todo. Puto. Puto Por culero. Por culeón. Por caguengue. Por carever. Por todo. Puto. Puto Porque sí. Porque quiero. Porque puedo. Porque sí. Por todo. Puto. Puto Soy. Puto Es hoy. Puto Voy. Puto, puto, puto. Y puto el que lo lea, y puto si me contestas, y puto si te callas, y puto si te amallas. Puto si lo dices, puto si no dices. Puto, el que no brinque, puto, el que no salte. Puto mañana, hoy y siempre. Puto. Puto. Puto… Y final.


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TECNOANARCOLITERATURA: SESIONES CON VELÁZQUEZ Por Eréndira Esperón Escribir por catarsis, por delirio, por alejar los demonios del México corrupto, baleado, agonizante, secuestrado, torturado, enterrado en el último reducto de un páramo. Escribir para no correr, escribir por terquedad, por necedad, porque “no hay pedo, lo pago”, porque se-me-da-la-gana-y-ya, por dejar constancia de que eso pasó. Escribir para abofetear a esa realidad sin sentido que se burla de nosotros. Carlos Velázquez (Torreón, 1978) es quizá uno de los mejores exponentes de ello. Desde su libro de cuentos Cuco Sánchez Blues (2004), donde explora el joder de la escritura o la escritura del joder, irrumpió con una forma distinta, pujante y creciente en el ámbito literario del país. Sin embargo, su consolidación como el rock star de las letras norteñas se dio hasta la aparición de La Biblia Vaquera (2008), libro que constituyó un escupitajo al poder literario en México. Poblada de diyéis, trasvestis, gordas deformes, dílers y santeros, de una lengua llena de espanglish y neologismos, de ese idioma de la calle que está vivo (muy a pesar de la RAE y la AML), La Biblia Vaquera engulló lo marginal, lo no literario y lo subvirtió. Archienemigo de la narco literatura, rudo de nacimiento, narrador por accidente, Carlos Velázquez afianza un estilo único que se inscribe en la Golden Age Coahuilense, autores nacidos en los setenta que escriben sobre y desde Coahuila, la generación literaria más sólida en años.

En 2010, reaparece con La marrana negra de la literatura rosa, el compendio de relatos más ácido de su obra: un gordo a dieta de cocaína, una jota que hará todo por una rinoplastia, un chico down que deviene en la estrella de una jodida banda punk, una marrana negra que dicta historias de amor multicolor a su dueño para obtener fama y fortuna. “Cuando se atraviesa una etapa crítica, un sponsor del ego deviene imponderable”, escribe Velázquez en uno de sus cuentos, ¿cuál es su sponsor? Precisamente sus historias vertiginosas cruzadas por el sarcasmo, la ironía y el humor ácido en esta realidad donde la violencia es el pan de cada día. Con sus gafas a lo narco-dandy, su irreverencia, su ánimo chocarrero que hermana ficción y realidad, Carlos Velázquez apadrina esta edición dedicada al futbol (querido y odiado) con una crónica extraída de su último libro El karma de vivir al norte (Sexto Piso, 2013), obra que surge como vehículo de explicación, un porqué no irse de Torreón destinado a su hija in case of la violencia lo alcance; y un texto de opinión acerca del futbol y la cotidianidad, recuperado de su columna semanal en Frente. Así, entre lo marginal y lo subvertido, los invitamos a una sesión de tecnoanarcoliteratura con el ornitorrinco cabrón de la literatura mexicana: Carlos Velázquez.


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Cortesía Sexto Piso

MIEDO Y ASCO EN EL TERRITORIO SANTOS MODELO Carlos Velázquez I can’t believe the news today. Válgame el santo niñito. Como Torreón no había (ni habrá) dos. Le echaron plomo al estadio. No fui al partido porque me producía harta güeva el Morelia. Vi en YouTube los videos de la balacera suscitada en la casa del Santos. Si hubieran enfrentado a otro equipo, América por ejemplo, y se hubiera llenado, la gente se habría asesinado entre sí misma, en su loca carrera por escapar del plomo. Meanwhile, estaba el sabroso asunto del endeudamiento de Coahuila. Dos acontecimientos históricos en una misma semana. ¿Debía sentirme afortunado? No faltaron los carrillentos que aseguraron que el tiroteo fue una cortina de humo. Ah pa cortinita, que con tanto disparo quedó como malla ciclónica. Según fuentes, el encontronazo entre narcos y policía fue un atentado contra Adelaido Flores Díaz, El birla balas, que llevaba más intentos de asesinato que todos los papas de la historia juntos. El sacón de onda que produjo tan mal planeada operación radicaba en que se metieron con algo

más sagrado que la virgencita en estas tierras: nuestro amado equipo. Y su afición. El jelengue pudo llevarse a cabo en cualquier parte de la ciudad. Sin embargo, fue a propósito que le arruinaron una fecha al torneo mexicano de futbol. Una acción terrorista. El mensaje era claro. No nos dejen en cueros, objetaban los Zetas. Desde que el cártel de Sinaloa los expulsó del Cerro de la Cruz, se habían debilitado más que el estado mismo. Cada vez estaba más cabrón salir a la calle. Ni el estadio se salvaba. Como es habitual, apagué el celular mientras veía el partido en la tele. Mis compas trataron de localizarme. La mayoría pensaba que yo estaba en las gradas. Como no contesté el teléfono me dieron por muerto. Pero nel. El día que muera en el TSM no será en un partido tan pitero. Ocurrió lo que jamás imaginamos que podría suscitarse: el fondo. Lo tocamos. Lo rozamos. Nadie lo afirmó, pero lo sabíamos. Para una ciudad fisurada como ésta, que creía que el brazo de la violencia no irrumpiría en el futbol, disparar contra el TSM era el fin. Nadie lo dijo. Pero volveríamos a pensar en ello hasta meses después, cuando el gobernador, ante la súbita ola de violencia desatada en Saltillo, profirió una desafortunada declaración. Aceptó que Coahuila había llegado al tope. Una frase histérica, si tomamos en cuenta que la situación que se vivía en la capital del estado no se comparaba

@Charfornication


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con el desastre de Torreón. No importaba qué tan mal se encontrara la Comarca Lagunera, fue hasta que Saltillo se convirtió en víctima (con menor intensidad) de lo que nosotros habíamos sufrido desde hacía años, que reconoció la grave circunstancia de los coahuilenses. Que balearan el TSM, pero que no se metieran con los Saraperos de Saltillo.

DÓNDE VOY A FIRMAR, DÓNDE VOY A VER EL MUNDIAL Carlos Velázquez ¿Recuerdan el ritual de Renton en Trainspotting cuando pretende desintoxicarse? Pues lo mismo, pero a la inversa y con el mundial. A menos de un mes de que arranque, los hinchas ya ha comenzado a desempeñar sus pantallas del Monte de Piedad. Otros, para ahorrarse los “El gol lo platicamos todos”, los “Ah, no, bueno, me quiero casar con él”, los “tirititite”, los “Tuya mía te la presto”, han contratado Sky o Dish o cualquier sistema de señal de tv pirata. Yo, por mi parte, también me voy a atrincherar, voy a suplantar con alcohol los supositorios de opio, con carne asada las latas de frijoles y con un control remoto las revistas porno. Y no voy a salir de mi departamento desde el jueves 12 de junio hasta el miércoles 26. El centenario de Octavio Paz, la muerte de García Márquez (se fijan cómo siempre se van de tres en tres, en esta ocasión Gabo, el Hell & Heaven y el Atlante), la factura electrónica, todo se lo va a tragar el mundial. Y quizá la víctima más flagrante que cobre sea Messi. Que si no gana éste debería dejar de tomar hormonas para el crecimiento. En la pasada Copa del

Cortesía Sexto Piso

HOJAS NECIAS recomienda: El karma de vivir al norte y La marrana negra de la literatura rosa, encuéntralos en Librería Los Argonautas.


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Rey atestiguamos cómo el Atlante ni con Messi la hace o lo que es lo mismo, Messi ni en el Atlante luce. Ni imitando los goles de Maradona. Hace unos días el Migajón Morales me preguntó cuáles eran mis cuatro jinetes del apocalipsis. No demoré en responder: dos. Alemania y Argentina. Porque se me antoja que Brasil ni se va a colar a la final. Por ahí Italia caballea negro, o España, pero sólo es por barajar nombres, a la mera hora dará lo mismo. Hace cuatro años, meses antes del pasado mundial, el del Pulpo Paul, derrumbaron El otro paraíso, sí, la cantina que frecuentábamos el Migajón Morales y yo. Donde lo vi deglutir dos kilos de queso fiado. En una peda pian pianito se bajó dos molotes de asadero de Oaxaca. Varios teleras de pan de elfo. Dos botellas de Azteca de Oro (es Godín) y un cartón de chelas mísero. En esa cantina nos fiaban, firmábamos cuentas, y hasta nos llevaban en coche a nuestras casas. Pero Humberto Moreira nos la arrebató. Cuando se transaron una lana con la compra de los terreno aledaños a la antigua presidencia para construir un nuevo Mordor. Y una vez en la calle la pregunta que nos formulamos fue y ahora “dónde vamos a firmar,

© Revista Gatopardo

dónde vamos a ver el mundial”. Nos quedamos huérfanos por culpa del Profe, pero el karma lennoniano se la devolvió, tiempo después él se quedaría sin la dirigencia del PRIT. Como no hemos vuelto a encontrar una guarida, ahora semos animales de corral. Y para sumarle dramatismo a nuestras existencias he decido estrenar una pantalla esta Copa del Mundo. Mi inquietud surgió hace unos días. La clase de karate de mi hija está frente al Monte. Y vi que pignorantes salían con pantallas. Me acerqué, unos las desempeñaban y otros compraron. Estaban al 50% de descuento. Le pregunté a un compi: Y esa ranfla. Pal mundial, me respondió. Y pues voy a seguir su ejemplo. La novela, las mujeres, las series y todo lo demás puede esperar. “Vamos muchache”.


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FERIA NACIONAL DEL LIB Por Manuel Velázquez

De acuerdo con la Unesco, México ocupa el penúltimo lugar de 108 países en cuanto a indicadores de hábitos por la lectura. Por tal razón, es necesario plantear y proponer estrategias y acciones novedosas que permitan reconocer la importancia de la lectura, generando espacios y condiciones para la promoción y la formación de lectores, no sólo en el ámbito escolar, sino extender estas labores para que dicho hábito se inserte en la vida cotidiana de las personas. Entre estas estrategias, destaca la Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil, celebrada en el Colegio Preparatorio de Xalapa, misma que cumple sus primeros 25 años de vida y que contó con invitados especiales tales como los escritores Elena Poniatowska, Jorge Volpi, Pedro Ángel Palou, Eloy Urroz y Silvia Molina. Esta feria busca la construcción de hábitos de lectura de calidad, es decir, pretende incentivar la lectura de contenidos interesantes y profundos, cuya diversidad, multiplicidad y pluralidad de temáticas atiendan a las distintas áreas de conocimiento, disciplinas e interés social. Por esto, este año contamos con 50 expositores representando 200 fondos editoriales, sección de libros usados con exposición de primeras ediciones, libros antiguos, raros y descatalogados. La Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil busca con esto fortalecer la promoción de la lectura a través

de talleres, presentaciones de libros, conferencias, mesas redondas y otras actividades que permitan el acceso y promuevan el gusto por la literatura. La celebración de estos 25 años de la feria nos permite reflexionar sobre la importancia de la lectura: leer, ¿para qué? Leer sirve para caminar, para avanzar, para abrir mundos reales y fantásticos, para ampliar el vocabulario, que hace más sencillo el poder expresar nuestros pensamientos y sentimientos. Leer para escribir y vivir mejor y más informado, con bienestar y posibilidades de elección, con lazos sociales sólidos y democráticos, con posibilidades de encuentro con otras culturas, con otras personas. Leer sirve para incrementar nuestra creatividad, ya que estimula el cerebro y reconecta las neuronas, nos da el privilegio de imaginar y manipular la realidad de lo que estamos leyendo. En este tenor, en el marco de la feria se realizó el Encuentro Estatal de Promotores de Lectura, donde se llevó a cabo una reflexión en torno a la importancia de la lectura en Veracruz. Acorde con las actividades de fomento a la lectura, la narración oral fue fundamental: se contó con un repertorio de notables participantes como el escritor Emilio Lome, Mercedes Hernández, Benjamín Briseño, Matilde Samperio y Luis Felipe Rodríguez, narradores con una destacada trayectoria. Como parte del programa artístico, se presentó la compañía La


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BRO INFANTIL Y JUVENIL Bulla, una de las más reconocidas a nivel nacional e internacional con propuestas innovadoras y espectáculos interdisciplinarios, en los que se combinan música, teatro, y circo. Para Benito Taibo “Leer sólo sirve para lo mismo que sirve un amanecer. Leer sirve para llorar, reír, amar, gritar, emocionarse, asustarse […] Leer sirve para dilatarse, para ensancharse, para darnos experiencias que jamás tendremos, para ampliar nuestra vida y para hacernos creer que esa existencia efímera se prolonga”. Por ello, la Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil de Xalapa tuvo una oferta variada, pues además de las actividades tradicionales se llevaron a cabo otras: ciclo de cine, expoventa de artesanías, venta de libros usados, talleres de creación literaria y un espacio para que los bebés entraran en contacto con el libro y la lectura. La lectura por placer es antidepresiva. Ayuda a relajar los músculos, liberar tensiones y despejar la mente de la rutina diaria. A los estudiantes y profesionistas les facilita el aprendizaje y la retención de conocimientos e información. Leer sirve para dar forma a los pensamientos, dirigir y controlar las respuestas que damos al mundo. Leer permite el desarrollo de las competencias comunicativas (hablar, escuchar y escribir), a través de las cuales nos expresamos, construimos y resolvemos nuestras necesidades, problemas y propuestas.

Razón por la cual esta feria es de suma importancia, porque incorpora la cultura de la lectura y la escritura, como un mecanismo y un vehículo indispensables para lograr un diálogo social tolerante y respetuoso. Leer sirve para caminar, para avanzar; la Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil da cuenta de ello.


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EL FIN DEL PARTIDO

Manuel G. Landeros Pita

−¿Tiene algún recuerdo alegre Sr. Prado? −puntualizó la mujer mientras observaba fijamente a su paciente tras el escritorio de metal. −Quizá sí, uno, no es precisamente alegre −respondió el hombre de cuarenta y tantos. −Platíqueme −indicó la psicóloga, con ese toque gris en la voz que le caracterizaba. Era una mujer joven según calculaba él, y guapa, muy guapa. −Fue hace mucho tiempo −respondió. −Seguro que recuerda algo. −¿Para qué quiere hablar de ello? −Necesito conocer más de su pasado, además, ¿no cree usted que hablar de cosas agradables nos hace sentir bien, aunque sea por un momento? −Supongo que sí. Tiene mucho tiempo que no me siento bien. −Podría comenzar a intentarlo. Vaciló por un momento, inmerso en sus pensamientos, intentando rescatar aquel recuerdo que se le escapaba resbaladizamente de la cabeza. No era tan fácil. Era algo de su padre, de eso estaba seguro, también sabía que todo había comenzado muy mal, pésimo. −Tenía como ocho años, quizá nueve −comenzó con la mirada perdida en la puerta detrás de su terapeuta, como si las imágenes se transmitieran frente a él−. Mi padre era una persona fría, distante, pero bueno, eso usted ya lo sabe. Un día escuché a mis padres discutir; se trataba de otra más de sus infidelidades, creo. Lloré mucho

en mi habitación, eso lo recuerdo muy bien. Mi madre salió rápido de la habitación y bajó por una copa de vodka, probablemente tomó también varios de sus antidepresivos, mismos que solía mezclar con alcohol. Papá entró y me vio llorar, me abrazó y dijo: “Me iré de casa, lo siento mucho. Quiero que sepas que te quiero”. Entonces se levantó de la cama y se dirigió a la puerta, sin nada más, sin escuchar, sin más abrazos, sin más palabras, sólo dijo adiós. Me quedé viendo cómo salía, pero justo cuando giraba la perilla de la puerta volvió el rostro, me vio lleno de lágrimas y habló de nuevo: “¿Quieres jugar un poco?”, preguntó, y me sentí aliviado, en cierto modo me sentí aliviado, no sé por qué. Él y yo jugábamos futbol en el patio frontal de la casa, me agradaba. Esa tarde jugamos tanto que creí que me desmayaría, pero había algo que me mantenía pateando el balón. Ahora entiendo que tal vez por eso me convertí en futbolista, no lo sé, quizá siempre quise preservar el momento de la última vez que lo vi. Ése, muy probablemente, fue el día más feliz de mi vida, pero también el más triste, es raro de explicar −dijo él mientras posaba de nuevo la mirada en la terapeuta−. ¿Usted qué opina, doctora? −preguntó con seriedad y los ojos un poco cristalizados. −Es un buen recuerdo. Nos dice muchas cosas, pero lo mejor de todo es lo que significa para usted Sr. Prado.


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−Su carrera deportiva fue grandiosa, probablemente la mejor de este país, eso merece un reconocimiento enorme. No todo ha sido malo, ¿puede verlo ahora? −dijo mientras apuntaba algo en las hojas blancas que tenía sobre la mesa de metal frío y plateado. −Si usted lo dice −respondió el ex futbolista. −Ésta será nuestra última sesión −informó la mujer. −Lo sé, ya me lo había dicho, y es obvio, porque mañana… −se detuvo de inmediato y le temblaron las manos. −Estoy segura de que hemos avanzado mucho. Creo que las cosas no son como cuando usted llegó aquí −dijo y acto seguido se levantó de la silla que hizo ese terrible ruido al rayar el piso con las patas de metal−. Me hubiera gustado tener más tiempo, sólo para hacerle ver que la vida es mejor de lo que usted cree. −A mí también, doctora, y gracias por todo −respondió el hombre al ver cómo la mujer se contenía para no llorar. La Dra. Amelia Pawlova salió rápidamente de la habitación y se dirigió a su despacho. Había atendido a ese hombre durante dos años y medio. Abrió el expediente, el cual ya conocía con detalle pues lo había leído más de cien veces y probablemente se lo sabía de memoria.

Nombre: Pablo Prado Edad: 43 años Delito: abuso sexual y asesinato de ocho mujeres y tres hombres. Patrón: rapto de admiradores de su carrera futbolística. Sentencia: tres años de prisión y pena de muerte. Al leer todas las líneas Amelia se preguntó las razones, conocía las razones científicas, los patrones antisociales de un psicópata, pero las razones emocionales nunca le quedaban completamente claras: ¿cómo era posible que un jugador de su categoría se hubiera convertido en un asesino serial? Al respecto de lo sucedido en su última sesión comenzó a escribir la última nota en su reporte semanal: Sesión n.° 74: A pesar de que he pasado tiempo intentando averiguar las razones de los asesinatos, hoy he comprendido que probablemente ni siquiera el futbol fue su verdadera vocación. El deseo de preservar ese último momento con la figura paterna lo llevó a fijarse


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únicamente en ello, como un intento imaginario de hacer duradero el momento feliz disfrutado con el padre, haber sido el mejor en lo que hacía no es garantía de congruencia o salud, probablemente, en su caso, todo lo contrario. La sentencia se cumple mañana e irónicamente mañana comienza el mundial de futbol. El mundo estará colapsado por el evento deportivo más grande del mundo y la pérdida de uno de los símbolos del deporte con mayor peso en la historia del futbol. Probablemente no sea el único con algo “destruido” en su interior. Ha logrado, en el proceso de terapia, aceptar las consecuencias de sus actos y sobretodo, aceptar las consecuencias de su pasado, de su niñez dolorosa y gris.

La vida de alguien no siempre es como luce para nuestros ojos, es un poco más complicada y a veces, oscura, ocultando una realidad emocionalmente rota, fragmentada, triste y cruel. En esta situación, en donde el deporte se convierte en la fuga de todo peso, de toda angustia, de toda ansiedad, las cosas pueden verse de una manera distinta, aberrante, pues dicha ruta de escape no siempre tiene bases sanas y consistentes. He escrito a su familia para enviar los datos finales del tratamiento. Probablemente comience un proceso terapéutico con sus hijas y su esposa. Por ahora, concluyo mis notas, esta vez con un toque un tanto impropio y personal. Por lo menos él se irá sabiendo que su padre le quiso en verdad.


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EL JUEGO SÓLO QUIERE JUGAR Por Froy Balam Ha sido arduo el trabajo durante la semana, las horas parecieron agigantarse y volverse cada vez más pesadas desde el último verano. Ya no es como antes. El espejo devuelve cada vez más pliegues en el rostro y los cueros se precipitan hacia el suelo obedeciendo doblegados a las leyes naturales. Las articulaciones son depósitos de calcio y en ellos anidan los recuerdos casi obsoletos del futbol llanero de la infancia y juventud. Hasta aquella insalvable lesión del 63. El juego no jugaría más con él y sólo el destino lo devolvería a la cancha en forma de hincha, un aguerrido y fiero hincha que se parte la madre en el trabajo para ver a su equipo, religiosamente, entregarlo todo en su faena futbolística. El fasito seguía jugando, por supuesto. Era su mejor amigo del llano. Es su mejor amigo, ahora por teléfono, ya nunca tiene tiempo de compartir el mate y mucho menos el asado. Es jugador profesional de futbol y la única comunión existente entre ellos es cuando desde las gradas le alienta con un carnaval que fluye desde su garganta. Un carnaval de gozo cuando El fasito estrella el esférico en la red contraria y un carnaval de reproches cuando la camiseta se tiñe de derrota, un carnaval que le recuerda al equipo entero que, de no haber sido por la insalvable lesión del 63, la camiseta ondearía victoriosa siempre. Luego el espejo ya no devuelve nada, la familia entera ha salido de casa. El jeep que afanosamente

compró después de aquel verano del 63, cuando se vio obligado a vender el viejo gordi de las aventuras juveniles, se cubre de los colores del equipo. Susana lo acompaña desde siempre: él con la camiseta del equipo tatuada en el cuero que se precipita tierra adentro y ella con la camiseta de él y de sus glorias pasadas. Le encanta verle sonreír cada que van al estadio, al llano, a la cancha, esa pulsión de muerte y estrategia que danza gambeteando una bala incierta, esférica, rellena de confeti o vinagre según sea el resultado del marcador final. Susana le mira pleno y en su rostro se refleja la vitrina en casa donde se exhiben los viejos recortes del periódico local, sus hazañas en la delantera del equipo, cuando aún no ascendían; el campeón de goleo en el torneo regional, los trofeos, el balón de oro barrial. Hoy los pies le son inútiles hasta para jugar con Armandito. Se vio obligado a cambiar los tacos y las espinilleras por los bombos y el platillo; con mentalidad de director técnico guía a sus guerreros del cántico, les instruye, planea estrategias para gritar a coro y hacer que el estadio mismo se cimbre, se convierta en una esfera ajena a la realidad mundana y en un claro ejercicio de santidad se eleve hasta el firmamento el grito de guerra, se ondeen los trapos de la escuadra, se iluminen los corazones con la luz


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de las bengalas y entonces ellos, El fasito y los otros diez, se sientan en casa, alentados. En el barrio le ven pasar, su jeep encabeza una caravana incomparable, el claxon es una garganta abierta que comienza el carnaval: “Hoy juega el Racing”, se dicen. Detrás de él viene la comparsa vitoreando un triunfo anunciado que aún no ocurre, como si de emisarios del futuro se tratase. Es la fuerza del coraje, es la pasión la que manda, dicen. El estadio por su cuenta se alegra, se viste de vida y color, en sus entrañas gorjea el júbilo como si fuera la cueva primordial dando la bienvenida al clan. En él se instalan los trapos, se agitan las melenas, se elevan los humos, animaductos de un solo espíritu desafiante de las primeras gotas de lluvia; las caras se pintan con los colores de la escuadra, se cubren los pobres con hules y los ricos con impermeables, pero todos, sin excepción se bañan en cerveza aunque la tarde sea fría. El juego ha comenzado a jugar. Cientos de pupilas se hacen uno con el balón, se posan de pierna en pierna, se agitan con el puntapié, se regocijan con los pases precisos, van de un lado a otro de la cancha, la destrozan, igual se posan en la esquina de la cancha como la sobrevuelan todas en una misma pulsión que es muerte y entrega, cultura y poder. Cientos de pupilas,

miles de pupilas estallan en ritmo perforando la red del enemigo, el odiado, acérrimo enemigo. Se ha armado la comparsita, en las tribunas él se agiganta porque se hace uno con El fasito; será una tarde gloriosa le grita a Susana mientras inicia la ronda de cantos, la mano al aire empujando repetidas veces, alentando, poniendo el corazón en la garganta y el alma en la cancha: su amigo, su hermano, El fasito está a un gol de ser el líder de goleo de la temporada. Aprietan el paso mientras la lluvia arrecia. Nada podrá borrar los colores de la escuadra de esta gloriosa tarde en el estadio Perón. Quedará marcada inmemorablemente la hazaña. Sólo hace falta un gol, se repite mentalmente mientras retumban los bombos en las gradas, el humo eleva las plegarias a un dios que, ciertamente también ama el futbol. El zaguero lateral se anticipa al enemigo y encara la batalla, le siguen por el centro El fasito y un poco más atrás Mendes en el cambio de juego, se acentúa la hinchada, está pletórica de canto, las miles de pupilas se abren ávidas del momento, una esfera surca los cielos rompiendo el trayecto de las gotas de lluvia, desafiando las leyes naturales y se hace uno con el pasado en un horizonte de sucesos que quedará grabado con letras de oro para el resto


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de los días: dos defensas enemigos buscan el esférico pero El fasito va adelantado, cabecea con fiereza, como si no hubiera un mañana y su disparo se vuelve saeta, viola el santuario del guardameta opuesto y lo flecha, lo victimiza fustigando su red, sacudiéndole las gotas de lluvia mientras un breve silencio cubre las gradas. “Es la calma que antecede al huracán”. En medio de todos los aficionados, en medio de la hinchada el arduo trabajo de la semana y el reflejo del espejo se volatilizan en su grito infinito, él inicia ese ansiado “¡Goool!” que se prolonga desafiando el abismo de los días, de la existencia desde aquella lesión del 63; su garganta es una cueva primordial que contiene al clan entero, su corazón está en ella y de súbito se detiene: en medio de las gradas el hincha más grande del Racing cae de espaldas. Una bengala perdida se le ha incrustado en la garganta deteniendo su pasión entera, Susana le ve caer mirando ciegamente hacia el cenit. Los pocos que le rodean se detienen en su euforia pero los gritos de espanto se mezclan con el cántico de gloria que no cesa; la lluvia no se detiene, ni el juego, el juego sólo quiere jugar.*

* El 3 de agosto de 1983, Roberto Basile, aficionado del Racing Club, murió cuando una bengala perdida se le incrustó en la garganta durante un partido contra el Boca Juniors. Años después, Luis Alberto Spinetta escribió la canción “La bengala perdida” basada en este trágico suceso del futbol argentino.


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LA SELECCIÓN NACIONAL Y OTROS PRODUCTOS MILAGRO

Por Axayacatl Casco “Acérquese dama, damita, caballero, en esta ocasión le vengo a recomendar lo que es el quita hongos con ketoconazol, itroconazol, propoleo e hipoclorito de sodio; arránquese los callos con manteca de papel para callo, mezquino, para verrugas y ojo de pescado”; hace décadas encontrábamos este tipo de discursos en diversas calles y mercados del país. Sin embargo, este ingenioso choro mareador se encuentra en vías de extinción, los productos milagro ya no los vende el marchante, a él también lo alcanzó la revolución industrial y el ingenio de sus palabras para vender un producto fue cambiado por un script hecho por mercadólogos y actuado por estrellitas de novelas. Un nuevo Frankenstein ha sido creado por una industria sin escrúpulos y aparece en nuestros hogares simplemente prendiendo el televisor. Los productos milagro se caracterizan por no tener una base científica que compruebe su eficacia y hacen pasar simples opiniones como verdades

absolutas, así, aplicando la famosa hurracarrana mental del líder hitleriano Göbbels: “una mentira dicha mil veces se convierte en verdad”, estos productos engañan al consumidor sobre los efectos que prometen, ocultan los efectos secundarios de sus componentes mágico-milagrosos (si es que sabemos de qué están hechos) y mediante un bombardeo incesante de comerciales nos endulzan el oído prometiéndonos ser unas máquinas sexuales con abdomen plano, sin celulitis y con niveles controlados de azúcar y colesterol. Esta serie de artículos han pasado a ser una estrella más del Canal de las estrellas. Esta fábrica de ilusiones se ha apuntado un éxito más, si con el futbol las televisoras generan ganancias millonarias vendiendo el sueño mundialista de los ratoncitos verdes, con los productos milagro el lucro no es nada despreciable y no hay que esperar cuatro años para escuchar a los vendedores de


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sueños guajiros, los podemos ver las 24 horas del día, los 365 días del año. Existe la monstruosa cantidad de 1600 empresas dedicadas al “bisness” de los productos milagro, simplemente la campeona nacional de pesos pesados en este rubro, Genoma Lab, reportó en los primeros tres meses de este año ganancias (nada) brutas por mil setecientos millones de pesos, esto explica los gastos exorbitantes en comerciales que resultan un negocio redondo para las televisoras. Así, en un planeta regido por la ley de la gravitación universal y el principio de “bisness son bisness”, los intereses económicos se encuentran por encima de la salud de las personas y pueden corromper lo que sea, hasta un simple juego como el futbol. Los mundiales de Brasil y Qatar (el próximo) nos dan un ejemplo de cómo el dinero y el movimiento de rotación son fuerzas inmensas que hacen girar al planeta, poner en peligro a las personas no importa, the show must go on. Pueden morir cientos de trabajadores al construir un estadio de futbol con el fin de entregarlo a tiempo para el espectáculo, o programar partidos con horarios en condiciones de temperatura extenuantes sin importar la salud de los jugadores para que espectadores de otros continentes puedan ver los juegos,


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y con ello los contratos de publicidad sean más jugoso, lo importante es que ruede el balón... y los dólares. En el caso del futbol, el organismo que tiene la obligación de cuidar que esto no pase, la FIFA, hace mutis. De igual manera, con los productos milagro las instancias gubernamentales cuya obligación es defender al consumidor se encuentran atadas de manos frente a los intereses de las grandes empresas e incluso pueden ser cómplices de la práctica comercial del “vender gato por liebre”. En México, los organismos encargados de protegernos, la Cofepris y la Profeco, si bien han realizado esfuerzos como confiscar un millón seiscientas mil unidades de productos milagro en los últimos cuatro años y, en meses recientes, anunciar multas más fuertes de hasta 8 mdp para las empresas que buscan engañarnos, las compañías logran hacer diversas triquiñuelas para seguir vendiendo sus productos. Los abismos legales para regular su comercialización son 100% científicamente comprobados, así, estos artículos se registran bajo el nombre de: productos herbolarios, suplementos alimenticios o artículos estéticos. Con esto, @tufaxa

logran pasarse por el arco del triunfo los estrictos estudios a los que deberían ser sometidos como cualquier medicamento y, una vez que tienen luz verde para salir al mercado, utilizan los −cínicamente− llamados infomerciales para su promoción, donde un pseudoexperto, acompañado de un “artista”, nos habla de todas las bondades del artículo y de las apocalípticas consecuencias si no lo consumimos, finalizando siempre su diálogo con un: “científicamente comprobado”, frase tristemente prostituida en nuestro país. Los productos más comercializados según la Cofepris están, en su mayoría, dirigidos a curar la obesidad y los males derivados de ésta, y ¿cómo no se van a vender estos productos cual pan caliente si la mitad de la población padece esta enfermedad? Si en el mundial no podemos pasar al quinto juego, en otros indicadores somos potencia mundial, según la ocde, de entre 24 naciones, México ocupa el 12° lugar en calorías consumidas al día, el 4° en aversión al ejercicio y el 2° en horas frente al televisor. Con estos números, las empresas no encuentran un nicho de oportunidades sino un nidito de amor para sus negocios trácalas.


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Con tal éxito en sus ventas incluso los santos de nuestra devoción corren peligro, en un país donde la fe ciega compite con el futbol como deporte nacional, la gente fácilmente deposita sus esperanzas en el funcionamiento de estos productos. Santitos como San Juditas (alivianador de enfermedades) o el mismísimo San Antonio (líder de goleo contra el mal de amores), corren el riesgo de ser sustituidos por San M Force (santo patrono de los penes caídos) o San Redugrass (salvador de la perpetua longa). En México la necesidad de creer en algo siempre se encuentra presente y ha llegado a crear hasta un Santo niño del futbol (que juega allá en el cielo), comprobando que la fe mueve montañas… pero de dinero. El sabio refrán: “el remedio resultó peor que la enfermedad” nunca tuvo tanta razón. En el mejor de los casos, los componentes activos de estos productos no surtirán ningún efecto y sólo habremos regalado nuestro dinero, pero el escenario puede ser más escabroso, se ha encontrado que pueden contener sustancias muy dañinas para el organismo: picolinato de cromo, germanio, yumbina y hormonas animales en grandes

cantidades, por citar algunas. Además, muchas veces el paciente acude a estos tratamientos antes de ir con un médico calificado, perdiendo tiempo valioso utilizado por el padecimiento para agravarse. A pesar de esto, las quejas recibidas en la Profeco por incumplimiento del milagro prometido son muy pocas: denuncio luego existo, nos aconsejaría el buen Descartes. La publicidad engañosa acompañada de una gran campaña mediática ha sido una temible dupla utilizada en otras ocasiones por los grandes corporativos para lograr la victoria de sus productos en el mercado. El éxito en ventas de cigarros y alimentos chatarra demuestra cómo este cocowash puede funcionar, pero el costo pagado por la población ha sido muy alto, la obesidad y las distintas enfermedades asociadas al tabaquismo con los años se han convertido en un grave problema de salud pública. Urge hacer conciencia sobre la inexistencia de soluciones milagrosas y exigir nuestros derechos como consumidores , el partido contra los productos milagro ha empezado y ya vamos perdiendo por goliza.


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Hace algunos años, asistí a un curso de música en la ciudad de Oviedo, España, justo un mes después del Mundial de Sudáfrica 2010. Durante mi estancia, conocí a dos increíbles personas que transmitían la pasión y el amor por lo que hacen en cada movimiento, en cada palabra: Yuri Nasushkin y Antonio Saiote. Curiosamente el maestro Saiote, gran clarinetista portugués, director de banda y orquesta −y feligrés de la religión futbolera−, estaba hospedado en la misma residencia que yo. Una noche sin más, después de estar todo el día en el curso, mis compañeros y yo vimos pasar a Saiote junto a nosotros y sentarse justo en uno de los sofás donde descansábamos, nos miró un rato sin hablar y después de unos minutos dijo: “Tengo queso y vino en mi habitación, ¿les gustaría subir?”, hubo un silencio durante unos segundos, después un tímido sí del grupo. Acto seguido, estábamos en su habitación destapando vino y una botella de Orujo. Entre pláticas musicales, la voz de Saiote se levantó de la conversación como las manos del director que se prepara para dar la primera anacrusa,

de pronto él estaba hablando de futbol como si nada. Así empezó una entretenida charla, hablamos de música en términos meramente futboleros, comparó a Cristiano Ronaldo con Andrés Iniesta, de quien se sentía orgulloso, pues justamente él, que está fuera del foco publicitario, anotó el gol en la final. Era un golpe fuerte al negocio de vender futbol: “Iniesta juega para el equipo”, dijo. Esa noche entendí las enormes similitudes que tiene el hacer música con el futbol, no ese futbol mediático y de negocio, sino la idea más pura de dicho deporte: un equipo de personas trabajan en conjunto para anotar un gol y evitar que le marquen uno. Cuando uno hace música, la interpretación se convierte en una serie de pases, donde la melodía, la armonía y la base rítmica se tiran toques para hacer vibrar los distintos timbres, cada uno sabe bien su posición en la cancha y está cabalmente convencido de su importancia en el juego. El bajo y la batería deben aguantar en la parte de atrás y no perder concentración para mantener la puerta en ceros y dar seguridad a toda la banda. La guitarra


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EL PRÓXIMO CAMPEÓN DEL MUNDO

Por Beto Bolina

y los teclados son los que arman el juego, los que reparten y abren la cancha; los coros y los metales se van por la bandas para tirar los centros y dejar al lead vocal sólo frente a la portería para anotar un gol, para conectar con la audiencia. Toda la banda trabaja durante 90 minutos o más para dar un buen espectáculo, donde la gente pueda sentirse identificada con los colores, los jugadores, las letras, la música en sí, y desee gastar en el próximo boleto para ver el espectáculo. El futbol sólo existe cuando rueda el balón. No hay nada más similar a la música, la música sólo existe cuando es tocada, existe sólo en el tiempo que habita: es única e irrepetible. Una banda y un equipo son grupos de personas trabajando por un fin común y en ambos hay jugadores que juegan para las cámaras, los rock stars; hay jugadores que juegan para sí mismos, los que estudian día a día y transcriben todo lo que escuchan; están aquellos que juegan para el equipo, los líderes, los capitanes, los disciplinados que piensan en una misma idea y lo dan todo en el ensayo; y existen algunos más que juegan por diversión, esos

que consiguen de alguna manera un instrumento y hacen de la música su hobbie. Las bandas son un ensayo social impresionante porque reúnen a personas con distintas ideas de juego que dan lo mejor para mantener a su público entretenido. En inglés hay dos palabras diferentes para referirse a los “artistas”: artist y enterteiner, como músicos, al igual que los futbolistas, también entretenemos al público. La cuestión de entretener es ajena a convertirse en un producto comercial de baja calidad hecho exclusivamente para ser vendido, el arte bien hecho se vende y se vende muy bien siempre y cuando tenga algo que aportar, algo que conecte con las pasiones y sentimientos. Ya llegarán los sponsors a querer sacar también su tajada con el talento y la presencia mediática de cada quien, de uno depende mantener el ritmo de juego, de sudar en cada entrenamiento para poder gozar y dar lo mejor a la hora del partido, después de todo, cada quien tiene su propia idea de la buena vida. El próximo 30 agosto, el tercer disco de Bolina sin parné, Fuerte, sale a la luz y junto con él nuestro primer sencillo homónimo. Esto no podríamos haberlo logrado sin la suma de muchos otros campeones que saltaron a la cancha a jugar este partido, a compartir lo que son y lo que les gusta hacer. Hemos decidido jugar nuestro propio partido, dejar de quejarnos y gritar desde la tribuna para bajar a tocar la pelota, a sudar, a caernos, a equivocarnos, a gritarnos cuando estamos atorados, a motivarnos. Desde nuestro álbum Tiempo de la Guayaba, surgió una idea, una proposición de vida: dar el paso como un campeón. Nos dimos cuenta de que el error no es un motivo de reproche, sino el pretexto justo para volver a intentarlo. A partir de los inicios de Bolina sin parné, supimos el camino que queríamos seguir, nuestra esencia estaba resumida en tres simples palabras: música, sueños y trabajo.


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Ahora que estamos por presentar Fuerte, nos damos cuenta de que lo que nos hace trabajar son nuestros sueños. Vivimos en un mundo hecho de sueños: todo lo que nos rodea tiene como base un sueño, ahora materializado. Veo el futbol por el juego mismo, disfruto las jugadas, los dribles, los goles y las atajadas de ambos bandos, de la misma manera que escucho y aprecio toda la música que llega a mí, sin fijarme en etiquetas o géneros. Soy capaz de transmitirla e interpretarla porque entiendo las reglas y cuando salto a la cancha con mi banda, sé cuál es mi posición y disfruto el partido hasta que acaba. En el barrio no hay ni buenos ni malos jugadores, todos se divierten, todos tienen la oportunidad de intentar. En la música es igual todos

podemos gozar lo que hacemos, no hay errores. Si en cada ensayo tienes la misma pasión que en los conciertos, entonces eres un campeón, porque estás dispuesto a equivocarte, a caerte, a aprender, a disfrutar lo que haces. Ser campeón es más una actitud, una decisión, no sólo en la música y en el deporte, sino en cada aspecto de la vida. Tal vez la selección mexicana no sea campeona del mundo, pero en él hay millones de campeones que dan lo mejor día a día, ya sea para la cámara, para el equipo, para sí mismos o por diversión. Todo es válido, tú también eres un campeón, el próximo campeón del mundo.


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