DOMINGO VII DEL TIEMPO ORDINARIO Mt 5,38-48 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo, diente por diente. Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas. Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».
Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen.
P. José María Fernández, SSP
ENSEÑANZA Y LEY
En este domingo séptimo del
Después del atentado de las torres de Nueva York, alguien tiempo ordinario, el evangelista escribió en un mural: «ojo por Mateo nos presenta una serie ojo y diente por diente», invide enseñanzas de Jesús que tando naturalmente a la pagar muestran cómo debemos en- con la misma moneda. Pero no tender y practicar la Ley. Nada faltó quien, con un buen sentide teorías ni, propiamente ha- do evangélico añadió debajo: blando, de prescripciones real- «y dentro de un mes todos ciemente novedosas, sino unos gos y sin dientes». La violencia cuantos ejemplos, a veces in- engendra violencia y debemos tencionadamente exagerados, ser autores de paz para que la para orientar en el sentido co- corriente del odio y de la violenrrecto la conducta concreta y cia se detengan. cotidiana de los cristianos frenTodo esto tiene su fundate a todo tipo de situaciones, incluso insólitas, que por defi- mento en el mandamiento del nición un código legislativo no amor al prójimo «como a uno mismo» y justificado en las papuede prever. labras que nos ofrece el libro Nos damos inmediatamen- del Levítico en la primera lecte cuenta de cómo el plantea- tura de este domingo: «Seréis miento que hace Jesús es dia- santos, porque yo, el Señor metralmente contrario al que vuestro Dios, soy santo». Jesolemos usar nosotros que sús en persona es la revelación tenemos por norma: el que la suprema de esta santidad, de hace que la pague; te la tengo este amor infinito de Dios. El guardada… etc. Jesús se sitúa evangelista Juan nos dice que en un plano totalmente distin- «nadie tiene amor más grande to al de nuestros códigos de que el que da la vida por sus justicia, sin los cuales no pue- amigos» (Jn 15,13). Él, «cuande haber sociedad ni derecho. do todavía éramos enemigos, Ni tampoco nos pide que nos Dios nos reconcilió consigo comportemos como ingenuos, por la muerte de su Hijo» (Rom o que pasemos de largo ante 5,10). Este es el amor mayor, las injusticias y la violencia, pues entregó su vida no por sus pero sí que en todos los acon- amigos, sino por los enemigos. tecimientos de nuestra vida San Agustín dirá: «¡Cuán granseamos artífices eficaces de la de es, pues, el amor de Dios paz y la reconciliación. Hasta a los hombres! ¡Qué afecto el nos invita a «excedernos» po- suyo, hasta el punto de amar niendo la otra mejilla, a dar el incluso a los pecadores y morir manto y la túnica, a dar al que de amor por ellos!». nos pide aunque sea de modo Todos estos ejemplos que abusivo.
nos presenta el evangelio y en los que se ponen de manifiesto las diversas relaciones humanas indican que no nos es lícito salir inmediatamente al paso del mal con otro mal semejante, que hemos de tolerar las pretensiones y deseos del prójimo, aunque nos resulten incómodos o perturben nuestra tranquilidad y nuestros intereses, al entrometerse en nuestra vida privada.
Novedad
Si queremos vivir nuestra vida cristiana henos de hacerlo en el amor. Si no tenemos la experiencia de lo que es amar a Dios y amar al prójimo, nos resultará muy difícil ser cristianos. Ser cristiano es haber experimentado que Dios nos quiere y por eso la vida merece ser vivida desde el amor. Dios es el vértice y el criterio último de toda la enseñanza de Jesús. La perfección de Dios se manifiesta en que solo él hace el bien y del mismo modo también los seguidores de Jesús deben hacer solo en bien en todo lugar y a todos los hombres, sin distinción de razas, pueblos o color de la piel. No debemos dejarnos determinar ni por los propios instintos malos por el daño que nos han causado, sino por el comportamiento de Dios, La reflexión de este pasaje evangélico debe llevarnos a una reflexión personal: ¿Cuáles son nuestras reacciones instintivas cuando se nos hace una ofensa o se nos perturba o molesta? ¿Nos acomodamos a los criterios enseñados por Jesús? A ¿quién considero antipático, adversario o enemigo? ¿En qué relación estoy con él? ¿Tal vez pensamos que los criterios de Jesús nos exigen demasiado y por eso nos sentimos descorazonados y esto es solo para los santos? ¿Estamos dispuestos a adherirnos con gozo al modelo del Padre, a reconocer nuestros errores y a luchar hasta conseguirlo?
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