DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO (Mt 16, 21-27) En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte». Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios». Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta».
El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo.
P. Juan Antonio Carrera Páramo, SSP
El que pierda su vida por mí la encontrará
Este
domingo, con el que concluimos el mes de agosto, contemplamos la figura de san Pedro, una figura emblemática, un gran testimonio y un maestro de la fe. También le contemplamos como un como hombre de carne y huesos, con virtudes y debilidades, como cada uno de nosotros, con sus fortaleces y sus debilidades. Todos los creyentes tenemos que agradecer mucho a los evangelistas por habernos presentado la personalidad de los primeros seguidores de Jesús con realismo, como compañeros de camino, con sus luces y con sus sombras.
zar; tú piensas como los hombres, no como Dios”.
Después de la confesión de san Pedro y la promesa de Jesús, el evangelista nos ha ofrecido hoy esta escena sobre el seguimiento. Jesús quiere revelar a san Pedro y a sus discípulos el verdadero mesianismo y esto provoca el escándalo en san Pedro. El diálogo de san Pedro con Jesús es uno de los hechos o escenas más auténticos del relato evangélico. Y lo es precisamente por lo desconcertante y escandaloso. ¿Cómo la Iglesia mantuvo, en la transmisión del material evangélico, este diálogo entre Pedro y Jesús, si cuando se escriben los tres La figura de san Pedro aparece evangelios sinópticos, es decir, en los evangelios y en el libro los evangelios de san Marcos, de los hechos de los Apósto- san Mateo o san Lucas, san les en múltiples ocasiones, a Pedro ya ha dado la vida por veces dialogando con Jesús el Maestro en el martirio? Pues y en otros casos como testigo sencillamente porque era la ardiente del evangelio o como verdad. persona un poco desconcertada. Conocemos el texto en el Escuchar los elogios y sobre que recibe un gran elogio por todo la amonestación que hoy parte de Jesús y la promesa Jesús dirige a Pedro es un de la autoridad máxima dentro buen motivo para que todos de la Iglesia, que escuchamos nosotros hagamos un examen el domingo pasado, cuando el de conciencia acerca de nuesMaestro le dice: “Tu eres Pedro tro ser cristiano y nos hagamos y sobre esta piedra edificaré mi algunas preguntas. Iglesia”. ¿Somos de verdad fieles a la Pero Pedro también recibe del enseñanza de Jesucristo, hasMaestro una severa amonesta- ta el punto de pensar realmención, porque en el camino de la te como Dios, o más bien nos fe todavía le queda mucho por amoldamos a la manera de aprender: “Quítate de mi vista, pensar y a los criterios de este Satanás, que me haces trope- mundo? A lo largo de la histo-