Domingo XXXIV Tiempo Ordinario

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Diácono Miguel Carmen Hernadez, SSP Homilía Domingo XXXIV Jesucristo Rey del Universo Tiempo Ordinario ( Lc 23,35-43): En aquel tiempo, las

autoridades hacían muecas a Jesús, diciendo: «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido». Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo: «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo». Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: «Este es el rey de los judíos». Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros». Pero el otro lo increpaba: «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, este no ha faltado en nada». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino». Jesús le respondió: «Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso».

«Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso».

L

del estilo de David, de quien se a Palabra de Dios, especial- nos habla en la primera lectura. mente el Nuevo Testamento, es Otros esperaban a un rey caula fuente de agua viva y abun- dillo, quien a través de la viodante de donde se nutre nues- lencia sería capaz de derrotar tra vida cristiana. Es de ella de al imperio romano y así liberar donde tomamos impulso y fuer- al pueblo. En todo caso, se za para vivir nuestro ser como esperaba a un rey fuerte, pocreyentes. De ella brota nues- deroso. Así, desde esta perstra espiritualidad, en ella apren- pectiva, podemos entender por demos a conocer la voluntad qué los primeros seguidores de de Dios. Nos dice el Vaticano II Jesús no lo entendieron cuanque ella “constituye el susten- do les anunció su Pasión, ellos to y vigor de la Iglesia”, y que como parte del pueblo no enes “alimento del alma, fuente tendían que su rey fuera crucifilímpida y perenne de vida es- cado. Sin embargo, será con el piritual” (cf DV 21), es en ella acontecimiento de la resurrecpues, en donde se va configu- ción de Jesús cuando lleguen a rando, día con día, nuestro ser comprender en qué consistía la y actuar como cristianos en el realeza de su Señor, pues mimundo hoy. rando retrospectivamente, se darán cuenta que toda la vida Ahora bien, hoy nos encontra- de Jesús estaba orientada al mos en el final del Año Litúrgico Padre y a la salvación de los y también estamos celebrando hombres, y precisamente por la solemnidad de Jesucristo, ello tenía que morir, pues, “por Rey del Universo al cual los tex- su sangre, hemos recibido la tos litúrgicos de este domingo redención, el perdón de los penos lo presentan de una mane- cados”, por Él, quien está a la ra muy peculiar, ya que en ellos derecha del Padre, hemos sido se nos muestra no a un rey a hechos hijos de Dios. la manera tradicional, es decir, poderoso, sentado en un trono Así, pues, como decíamos, Jeimperial, impartiendo órdenes a sús no es un rey a la manera sus súbditos y siendo servido, tradicional, y es desde la cruz, sino que nos muestran a un rey desde donde ejerce su reinado, radicalmente diferente, un rey y desde ella derrota total y radihumillado y crucificado. calmente el poder del mal y de la muerte, desde su trono que Asimismo conviene recordar es la cruz, nos muestra que el que el pueblo judío esperaba camino no es la violencia, ni el un rey, esperaba un mesías odio, que a través del ojo por que los liberara del poder opre- ojo y diente por diente, no se sor. Unos esperaban a un rey consigue más que la expansión


de la violencia y el dolor. Jesús, desde la cruz no muestra que el camino, el verdadero camino es el amor, sin embargo, este no es un camino fácil, y que requiere compromiso y coraje, porque, amar como Jesús nos ama, implica poder hacer nuestras sus palabras y sus acciones: “Nadie tiene mayor amor, que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15,13). Jesús, con el mandamiento del amor y con su rechazo total a la violencia, inaugura un nuevo tipo de relaciones que se fundamentan en la justicia y la verdad, y esto, a su vez, fundamenta un nuevo tipo de interrelación entre los seres humanos, y no solo, sino también con el universo entero, que se expresa hasta en las más pequeñas cosas. Respecto a esto, nos dice monseñor Oscar Romero, que “el amor es el alma de la justicia cristiana. El amor es el que le da sentido divino a la ley de los hombres. Si no hay amor, las leyes salen sobrando”. Así, pues, Jesús en la cruz nos muestra, que el reinado del amor, sin caer en sentimentalismos, es posible, pero muy exigente, y nosotros como creyentes, como cristianos que somos estamos llamados a recorrerlo, Jesús, ya nos ha mostrado el camino, y con su vida nos ha enseñado y mostrado en qué consiste el reino de Dios que Él vino a anunciar y, sobre todo, a vivirlo. Nuestra tarea como cristianos es también ser mensajeros del reino de Dios, recordemos las palabras de Jesús: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura” Mc 16,15. Y este anuncio debemos hacerlo no solo con palabras, pues estas se las lleva el viento, sino también con nuestra vida, nuestra existencia debe estar permeado por el Evangelio, para dar así testimonio creíble de Él. El reinado de Jesús y su máxima expresión, su muerte en la cruz, no nos puede dejar impasibles, sino todo lo contrario, debe movilizarnos, dinamizarnos, en definitiva nos debe mover a la conversión, nos debe interpelar conducir a una vida radicalmente diferente de la que el mundo nos propone. En nuestra vida de creyentes, se seguidores de Jesús no podemos reproducir los modelos de reino que el mundo nos ofrece, modelos a menudo regidos por el poder y el dinero. Busquemos, pues, hermanos el reino de Dios y su justicia, y hagamos todo lo que esté en nues-

tras manos para que este reino sea una realidad. Oración: Señor Jesús, rey y salvador nuestro, en quien se fundamentan todas las cosas y por cuya sangre se nos han sido perdonados nuestros pecados, ayúdanos a cumplir tu voluntad y seguir el camino que nos has propuesto, para que así colaboremos a la instauración del reino de Dios y te glorifiquemos con nuestra vida. Amén Preguntas: 1.- ¿En qué consiste el reino de Dios para mí? 2.- ¿Cómo colaboro a la instauración del reino de Dios? 3.- ¿Ante las injusticas, el dolor, la violencia, la pobreza qué hago? 4.- ¿Puedes identificarnos con el “buen ladrón” que, frente al aparente fracaso de Jesús, lo reconoce rey salvador?

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