Domingo I de adviento

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I Domingo de Adviento (Mt 24,37-44) En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».

Estad preparados, porque a la hora menos pensada viene el hijo del Hombre.

Padre Octavio Figueredo, SSP

Pertrechémonos con las pos. Y en ese contexto de armas de la luz venida la liturgia de la Palabra nos deja dos térmiEmpezamos un nuevo nos clave para la reflexión: tiempo, un nuevo cami- la palabra luz y la palabra no, un nuevo año litúrgico. tinieblas. Empezamos el adviento. Y damos comienzo a este En la primera lectura de tiempo con la invitación a Isaías, se nos invita a poestar vigilantes, estar pre- ner la mirada en el monte parados. Y no es para me- firme, el monte de la Casa nos, pues la venida del Se- de Dios. Y dicho pasaje ñor nos pide preparación, cierra con una invitación vigilancia, estar despier- contundente: «Caminemos tos, estar listos, estar con a la luz del Señor». Y leeel corazón abierto, prepa- mos en la carta del apóstol rar el terreno, preparar la san Pablo a los Romanos: vida, abrir las puertas, pre- «Ya es hora de despertar parar la casa, caminar con del sueño; va pasando la alegría, no estar de cual- noche, el día ya despunquier manera y no recibirle ta, dejemos las obras de de cualquier manera. las tinieblas, tomemos las armas de los que actúan El tiempo del adviento es a plena luz». También el un tiempo fuerte, un tiempo evangelio nos habla de luz en el que recordamos que y de tinieblas, nos habla Jesús ya vino y que Jesús de la noche como tiempo va a venir. Es un tiempo de privilegiado para los ladropreparación para las so- nes, tiempo en que suelen lemnidades de Navidad, hacer sus fechorías, poren las que se conmemora que de noche se duerme la primera venida del Hijo y mientras hay sueño, no de Dios, y es también un hay quién vigile. tempo en el que la mirada se dirige hacia la expecta- Tenemos que dejar resonar ción de la segunda venida en nuestra vida los verbos de Cristo al fin de los tiem- de la liturgia de hoy: des-


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