IV Domingo de Pascua

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DOMINGO IV TIEMPO PASCUAL CICLO B ( Juan 10,11-18 ) En aquel tiempo, dijo Jesús: «Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre».

Padre Octavio Figueredo, SSP

El Buen Pastor da la vida por las ovejas

En el discurso de Pedro se insiste: El Jesús que vosotros crucificasteis, Dios lo ha resucitado y ahora se ha convertido en piedra angular. Durante todo el tiempo de la Pascua, y en realidad durante toda nuestra vida cristiana, estamos celebrando una sola realidad: Jesús está vivo, el Señor está vivo y está dando vida. No sólo está vivo sino que está vivificando, no sólo ha recuperado la vida sino que es la fuente de la vida nueva. Aquel que ha sido crucificado, rechazado y desechado se ha convertido en fuente de vida. Es lo que también Señor, todos los nos recuerda el pasaje del que tenemos a nuestro Evangelio: El Buen Pastor da cargo y encargo una pequeña la vida por las ovejas. Esta grey –una familia, unos alumes la imagen a la recurre la nos, unos subordinados–, queremos ejercer de «buenos primera comunidad cristiana para hablar de Jesús sesenta años después de su muerte. Es una imagen sacada de su vida cotidiana. En aquellos tiempos, el pastor era, casi siempre, dueño de un pequeño rebaño. Rebaño al que cuidaba como si fuera un miembro más de la familia, incluso cobijando a las ovejas bajo el mismo techo. pastores» como Tú. Queremos entregar nuestra vida en aras del servicio más leal.

Pastor que lo da todo por las ovejas. No lo ve como un asalariado. El asalariado trabaja con las ovejas pero no las quiere, pues en el fondo no le importan. Al asalariado le importa la rentabilidad que pueda sacar del rebaño. El asalariado es un gestor que no está dispuesto a poner en juego su propia piel. Al asalariado le importan las ganancias y los buenos resultados de su rebaño, pues de ello depende su salario. Pero el asalariado no está dispuesto a dar la vida por el rebaño. El Buen Pastor camina en medio y detrás del rebaño con tal de guiar y sostener, siempre atento a levantar y alentar a las ovejas más débiles, siempre dispuesto defender a su rebaño. El Buen Pastor se entrega así mismo por las ovejas, se desvive por su rebaño, se da sin límites. Utilizando una frase muy conocida por todos, el pastor tiene «olor a oveja».

Y aquí nos vienen bien unas palabras del Papa Francisco: «Yo sueño con una Iglesia Madre y Pastora. Los ministros de la Iglesia tienen que ser misericordiosos, hacerse Así siente, vive y ve aquella cargo de las personas, acomprimera comunidad cristia- pañándolas como el buen na a Jesús. Como el Buen samaritano que lava, limpia


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