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30 años de Pro HUERTA
PRO HUERTA
Por una política de seguridad alimentaria
El Programa Pro Huerta surgió en 1990 como política conjunta del Ministerio de Desarrollo Social y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) para combatir el déficit alimentario de una gran porción de la sociedad en un contexto de altos índices de pobreza y desempleo (post hiperinflación.
Sintetizamos la nota sean personas o institupublicada por el ciones- fueron los resnews Inter Nos que ponsables de distribuir contiene un reportaje insumos estratégicos a Guillermo Aguirre, como semillas, frutales jefe de la Agencia del INTA Córdoba a cargo del Programa desde Los ejes fundamentales de Pro Huerta fueron, y son al día de hoy, la alimentación saludable y el autoabastecimiento de alimentos frescos. Para aquella gente que quedó desocupada en la década del noventa representó una fuente importante para abaso pollitos de granja (por tecer a su familia. Para ejemplo), además de crecer, Pro Huerta consrealizar un seguimientruyó una red de profeto y apoyo técnico para sionales dedicados a cala concreción de los propacitar sobre el armado yectos. de huertas -hogareñas, En este sentido, el comunitarias, escolaresagrónomo explica que pero también en otras algunas familias han actividades productivas, utilizado parte de sus como la de animales de excedentes productivos granja o sus productos para comercializarlos derivados. Estas tareas en ferias y diversificar fueron sostenidas adesus ingresos. más por un extenso gru. A pesar de estar oripo de promotores, quieginalmente destinado a nes hicieron posible que las familias vulnerables, el programa llegara a la clase media interesalos lugares más recónda en la autoproducción ditos del país. A través de los alimentos no se de un trabajo ad honoquedó afuera: actualrem, los promotores -ya mente no existen restricciones para acceder a los insumos y capacitaciones del programa.
Cabe mencionar que este programa levanta la bandera de la producción y comercialización agroecológica, uno de los motivos que explica el creciente interés de la sociedad por estos aprendizajes. Tener la huerta propia ya no representa pobreza o necesidad, como lo era tres décadas atrás. Hoy es sinónimo de interés por la alimentación saludable y una arraigada conciencia ambiental.
No obstante, también es cierto que los contextos de crisis han representado los picos de demanda para este programa. En el 2001 la gente hacía fila, para la entrega de semillas. Este año, por la pandemia, también ha sido mucha la demanda, principalmente en redes sociales.- ”En años donde la expansión de un capitalismo voraz, individualista e hiperproductivo marcó las reglas, esta política de Estado logró imponer, hacia adentro, una lógica disruptiva. El Pro Huerta fortalece la experiencia colectiva. Las personas te hacen entrar a su casa, te muestran lo que tienen y lo que les falta, te enseñan su trabajo. Se establece un vínculo muy humano, muchas veces transformador para los ingenieros agrónomos que participan” señala Aguirre.
Las cifras
El informe señala:
Un lustro después, son 4 millones de personas las beneficiarias y unos 9.200 promotores los involucrados en todo el país, de los cuales un 67% son mujeres. De las 637.847 huertas producidas a nivel nacional, unas 617.975 son familiares; 1.826 comunitarias, 5.046 institucionales y 13.000 escolares.
Con el correr del tiempo, se complejizaron sus demandas. A los proyectos estrictamente productivos se sumó la necesidad de abordar mejoras integrales en la calidad de vida de esas comunidades urbanas o periurbanas en situación de vulnerabilidad, hecho potenciado por la sanción en 2014 de la Ley Nacional de Reparación Histórica de la Agricultura Familiar (Ley N° 27.118). Esta etapa implicó un trabajo sobre otros ejes transversales como el acceso al uso integral del agua, la compra de equipamientos, el uso y la dis
tribución de la tierra
e incluso las estrategias para la preservación del ambiente.
De cara al inicio de la campaña de exportación de cerezas a Estados Unidos, que comenzará en noviembre, representantes del servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), del servicio Sanitario Animal y Vegetal de Estados Unidos (USDA-Aphis), y del Comité de Productores y Exportadores de Fruta a Estados Unidos (Copexeu) han mantenido un encuentro virtual para coordinar la implementación del plan de trabajo en el marco del Programa de Pre-embarque en origen de cerezas de las áreas libres de mosca de la fruta de Argentina.
El encuentro tuvo como principal objetivo anticiparse al inicio de la temporada de exportación en el contexto actual de pandemia e iniciar los ajustes necesarios en los mecanismos de coordinación, las capacidades operativas y logísticas así como en los recursos necesarios para cumplir con el programa de exportación y garantizar las condiciones de prevención y seguridad del personal.
Programa de Pre-embarque
El Programa de Pre-embarque contiene la
operatoria para el muestreo, inspección, resguardo y la emisión de documentación necesaria para la exportación de cereza fresca proveniente de la Patagonia argentina y de los oasis Centro y Sur de Mendoza hacia los Estados Unidos, evitando que se deba realizar un tratamiento cuarentenario a la fruta.
Previo al inicio de la temporada, el Centro Regional Metropolitano del Senasa realiza, junto con el USDA-Aphis, tareas de habilitación del sitio de inspección entomológica, que debe contar con las condiciones de aislamiento, mesas de inspección, iluminación, lupas, espacio adecuado para carga y descarga de muestras que asegure que no se contamine la fruta desde el momento que ingresa al sitio y su posterior inspección, entre otros requerimientos.
Asimismo, los puntos de salida (terminales de carga) que dan servicio a los exportadores para realizar los envíos aéreos o marítimos necesarios para la exportación, deben contar también con sitios de transferencia habilitados en forma conjunta por los dos organismos estatales.
En la reunión participaron los directores nacionales de Protección Vegetal del Senasa, Diego Quiroga; de Comercio Exterior Vegetal, Martín Delucis, del Centro Regional Metroplitano, Luis Leppen; la coordinadora regional de Protección Vegetal, Laura Maly, el representante del USDA-Aphis en Argentina, Jorge Fischer y el presidente del Copexeu, Roberto Gregori.