El melón en invernadero

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Artículo técnico

El melón en invernadero Instituto Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea ‘La Mayora’ UMA-CSIC / Algarrobo, Málaga - España

M.ª Luisa Gómez-Guillamón y Rafael Gómez Cabrera guillamon@eelm.csic.es

2017


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Cultivo / Melón

El melón en invernadero

Índice Título

M.ª Luisa Gómez-Guillamón guillamon@eelm.csic.es Investigadora Científica del CSIC. Dpto. Mejora Genética y Biotecnología del IHSM, UMA-CSIC

Rafael Gómez Cabrera Ingeniero Téc. Agr. Téc. del Dpto. de Mejora Genética y Biotecnología del IHSM

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Página

1. Introducción

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2. Tipos de melón

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2.1. Tipo Galia

5

2.2. Tipo Cantalupo

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2.3. Tipo Amarillo

6

2.4. Tipo Piel de Sapo

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3. Preparación del terreno

7

4. Técnicas de cultivo

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4.1. Semillero

8

4.2. Trasplante

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4.3. Poda y entutorado

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4.4. Polinización

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4.5. Riego

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4.6. Nutrición

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5. Enfermedades y plagas

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6. Recolección

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7. Bibliografía

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8. Cítanos

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Cultivo / Melón

1. Introducción El melón es un cultivo tradicional en España y es la tercera hortícola a la que se dedica mayor superficie para su cultivo en nuestro país, detrás del tomate y la lechuga. Tanto al aire libre como en invernadero la superficie de cultivo se ha reducido un 30% en los últimos años y se ha pasado de cultivar 40.000 ha en el año 2001, a las 20.700 ha actuales. Sin embargo, la producción total ha disminuido solamente un 20%. Esta contención en la disminución de la producción viene determinada por un aumento en el rendimiento por hectárea a lo que ha contribuido la mejora de las técnicas de cultivo y el uso de cultivares híbridos con mayor productividad. Del total de la superficie cultivada en 2016, 2.815 ha corresponden al cultivo protegido, fundamentalmente en la provincia de Almería (2.000 ha). De las 650.000 Tm totales de melón producidas en 2016 en nuestro país, 78.000 corresponden a e producción bajo invernadero de la provincia de Almería. (Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medioambiente, 2015). En la Tabla 1 puede verse la superficie cultivada y rendimientos en cultivos protegidos en 2016. La producción de melón bajo invernadero está orientada hacia la recolección temprana de primavera-verano, la cual comienza en marzo y finaliza en julio. También existe un cultivo de otoño, aunque mucho menos importante que el anterior. En la provincia de Almería se realiza un cultivo extra temprano en invernadero en el que su producción abarca fundamentalmente los meses de abril, mayo, junio y julio y su rendimiento medio se encuentra en torno a los 7 kilos/m2, con un precio medio de venta que ronda los 0,47 €/kilo. La mayor parte del melón cultivado bajo invernadero se dedica a la exportación. En la última campaña revisada (2016) se han dedicado a la exportación 77.000 Tm, una cantidad algo mayor a años anteriores, siendo Alemania, Francia, Holanda y Reino Unido los principales destinatarios.

(Observatorio de precios y

mercados Junta de Andalucía, 2017).

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Cultivo / Melón Provincias y Comunidades Autónomas Baleares Castellón Valencia C. Valenciana R. de Murcia Badajoz Cáceres Extremadura Almería Cádiz Córdoba Granada Huelva Sevilla Andalucía Las Palmas S.C. de Tenerife Canarias España

Superficie (hectáreas) 40 1 145 146 45 319 46 365 1954 41 35 51 4 30 2115 59 45 104 2815

Rendimiento (kg/ha) 40000 40000 34150 34190 38140 38000 37000 37874 39942 33943 42000 47117 38000 56140 40259 34975 35000 34986 39403

Tabla 1. Producción en España de melón en cultivo protegido (2016)

En el cultivo bajo invernadero se pretende ante todo adelantar la recolección por lo que la producción de melón en este ambiente ha de hacerse coincidir con épocas en las que la producción al aire libre no existe o es escasa. Hasta hace poco, la relativa rusticidad de los invernaderos del Sur de España limitaba las posibilidades de actuación directa sobre el microclima creado por esta forma de cultivo. En los últimos años, se han logrado mejorar sus condiciones ambientales dotándolos de ventilación cenital y mediante la construcción de estructuras más altas, con mejoras en la ventilación lateral y mayor volumen de aire por unidad de superficie. La sensibilidad del melón a las bajas temperaturas hace a veces necesario el empleo de métodos encaminados a dar al cultivo la máxima protección térmica. Para aumentar las temperaturas nocturnas hay que elegir un plástico adecuado para la cubierta (polietileno térmico, copolímero EVA, o tricapa). Los métodos de forzado tanto a nivel de estructura (doble cubierta, pantallas térmicas…) como a nivel de planta (tunelillo, acolchado o manta térmica de polipropileno) completan el efecto protector de la cubierta del invernadero.

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2. Tipos de melón España es un importante centro de diversidad de esta especie, lo que se comprueba si se observa la enorme variedad de tipos locales existentes. Sin embargo, en el mercado nacional son solo cuatro o cinco tipos los que tiene mayor difusión y alcanzan valor comercial. En la actualidad prácticamente el 100 % de las semillas utilizadas para su cultivo en invernadero son híbridos comerciales. Los melones más cultivados bajo invernadero corresponden fundamentalmente a los tipos Galia, Cantalupo, Amarillo y Piel de Sapo.

2.1. Tipo Galia La planta es de vigor medio, y en general de menor tamaño que los otros tipos de melón. Los frutos son redondeados, de color verde que viran a amarillo anaranjado en la madurez. Son reticulados, entre 800 y 1200 g de peso, aromáticos, con un contenido en azúcar de 14-16ºBrix, de carne blanca ligeramente verdosa y poco consistente, aunque recientemente se están desarrollando variedades de carne más crujiente. Suele tener una buena producción precoz y hay variedades adaptadas al cultivo entutorado y de frutos de larga vida. La plantación se suele hacer en enero para trasplante en febrero a invernadero; la recolección comienza a finales de marzo y se extiende hasta finales de mayo.

Melón tipo Galia

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2.2. Tipo Cantalupo La planta es vigorosa, con frutos redondos o elípticos, de piel lisa o reticulada, de color verde grisáceo y con suturas en color verde. El peso oscila entre 800 y 1200 g. La carne es de color naranja, dulce y de aroma característico, pudiendo alcanzar los 12-14ºBrix. Recientemente se están desarrollando híbridos de larga vida en este tipo de melón. Algunas variedades son utilizadas como portainjertos de melón por su resistencia a algunas razas de Fusarium.

Cantalupo

2.3. Tipo Amarillo La planta de este tipo de melón suele ser menos vigorosa que en el resto, con frutos ovalados o redondos, de piel lisa o ligeramente rugosa y color amarillo en la madurez. La carne es blanca, consistente y dulce (14-15ºBrix).

El peso oscila

alrededor de los 1800 kg, aunque puede haber variedades desde unos 1000 hasta 2500 g. Las primeras plantaciones bajo invernadero se hacen con variedades de los tipos Galia y Cantalupos, con objeto de recolectar desde finales de marzo a finales de mayo que es cuando mejores precios alcanzan en los mercados. Continúan las plantaciones de melón Amarillo, que se prolongan desde enero hasta abril. Los tipos más tardíos corresponden a Piel de Sapo. Melón amarillo

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2.4. Tipo Piel de Sapo

La planta es vigorosa, con frutos elípticos u ovalados, a veces ligeramente asurcados, de color verde con manchas oscuras características y puede escriturar en la madurez. La carne es blanca, jugosa y crujiente, de sabor tradicional con un alto contenido en azúcar (15-16º Brix). El peso oscila alrededor de los 3 kg. En la zona de Almería las plantaciones pueden hacerse desde febrero a mediados de mayo. Melón Piel de sapo

3. Preparación del terreno El melón es exigente en suelos, prefiere suelos profundos, bien drenados y aireados, con alto nivel de materia orgánica y mullidos, aunque tolera suelos relativamente pesados y con un nivel alto de arcilla. Es importante el aporte de materia orgánica lo que debe hacerse cada 7-8 años. El pH óptimo debe estar entre 6 y 7,5. Su tolerancia a la conductividad eléctrica del suelo es media (CE=2,5 dS.m-1), disminuyendo su productividad y el tamaño medio del fruto cuando esta se incrementa (CE>4,0 dS.m-1).

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La preparación del terreno debe consistir en una desinfección previa del suelo para eliminar nematodos, hongos de suelo y malas hierbas. Esta desinfección se debe realizar mediante la solarización que consiste en cubrir el suelo durante los meses de verano (julio y agosto) con una lámina de plástico trasparente de 100-120 galgas de espesor al menos durante 50-60 días. Inmediatamente después de colocar el plástico, se da un riego abundante hasta conseguir la saturación del suelo y posteriormente se dan riegos espaciados y cortos para evitar que se seque completamente el suelo, aunque hay también que evitar que con estos riegos baje excesivamente la temperatura del mismo. Posteriormente a la desinfección y antes de la plantación del cultivo, el suelo se debe arar para favorecer la aireación y mejorar su drenaje. En suelos muy pesados es recomendable realizar un pequeño acaballonado de unos 25-30 cm, con objeto de mejorar la aireación. En caso de suelos que no estén enarenados, es recomendable realizar acolchado, cubriendo el suelo con una lámina de plástico negro de 200-300 galgas, para evitar la proliferación de malas hierbas, aumentar la temperatura del suelo y disminuir la evaporación de agua. En cultivos hidropónicos las bolsas del sustrato se saturan con una solución nutritiva idéntica a la que recibirá el cultivo una vez implantado. En caso de utilizar como sustrato la fibra de coco, la primera vez la saturación se realiza con una solución rica en calcio y se mantienen los drenajes sin abrir durante dos o tres días. Posteriormente, una vez saturado el coco, se abren los drenajes y se lavan las tablas con agua limpia durante un par de días. Finalmente, se vuelven a regar las tablas con la solución nutritiva definitiva con la que se va a fertilizar el cultivo. La desinfección de las tablas de hidroponía se realiza mediante la aplicación en el riego de un fungicida como el Methan-Na o agua oxigenada. 4. Técnicas de cultivo 4.1. Semillero Es especialmente importante utilizar semillas certificadas, con unas garantías de calidad en cuanto a en su capacidad de germinación y su pureza, así como que estén libres de virus. Así podrán conseguirse plantas sanas, homogéneas y libres de enfermedades. En el caso del melón las semillas no deben de tener más de 5-6 años para garantizar una germinación del 100%. En invernadero, la planta proviene de semilleros especializados que realizan las labores de siembra y germinación de la semilla.

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Para ello se utilizan bandejas alveoladas de cepellón troncocónico o troncopiramidal de 6-7 cm de profundidad y 5-6 cm de diámetro superior. Estas bandejas han de ser desinfectadas previamente a su utilización. Las bandejas se rellenan de un sustrato compuesto de turba rubia neutralizada y enriquecida con fertilizante, mezclada con perlita en una proporción del 25 % en volumen aproximadamente. La semilla se deposita en el alvéolo, se cubre con vermiculita para facilitar su nascencia y evitar la pérdida de humedad, y posteriormente se riega. Las bandejas sembradas han de ser regadas con un aporte de fertilizantes, especialmente en los últimos 20-25 días antes de su trasplante definitivo a campo. Para cultivo hidropónico la siembra se suele hacer en tacos de lana de roca de 7,5 x 7,5 x 7,5 cm3 o 4 x 4 x 4 cm3. Los semilleros productores de plantas garantizan la disponibilidad de plántulas todos los meses del año, incluso en los meses de invierno, debido a la alta tecnología de sus instalaciones y garantizan la homogeneidad de la nascencia con el consecuente ahorro de tiempo en la plantación. La semilla de melón se puede pregerminar para acelerar el proceso de trasplante. Para ello se someten las semillas a condiciones idóneas de temperatura y humedad al objeto de forzar y favorecer la ruptura de las cutículas lo que provoca un adelanto en el inicio de la germinación. La pregerminación ahorra semilla y aumenta la uniformidad de nascencia. Las semillas germinadas se siembran en las bandejas de semillero cuando la longitud de la raíz sea algo menor de 1 cm.

Saco de cultivo con fibra de coco

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4.2. Trasplante El trasplante a invernadero se debe realizar cuando la planta tenga 2 o 3 hojas verdaderas bien diferenciadas. Al no admitir trasplante a raíz desnuda debe hacerse con cepellón. El marco de plantación depende del ciclo de cultivo que se quiera realizar, del tipo de cultivo (entutorado o rastrero) y de la fecha de plantación, evitándose densidades muy altas en trasplante en los meses de enero-febrero. Un marco de plantación ideal para trasplante en estos meses, con entutorado a dos brazos, es de 0,75 x 1,5 m (8.888 plantas/ha) ó 1 x 1,5 m (6.666 plantas/ha). En trasplantes de primavera se puede llegar a 0,5 x 1,5 m (13.333 plantas ha). En hidropónico, el taco de lana de roca donde está la plántula se coloca sobre la bolsa del sustrato y se fija a ésta clavando la piqueta de riego de modo que atraviese el taco.

4.3. Poda y entutorado Las flores del melón aparecen en las axilas de las hojas. El tallo principal solo produce flores masculinas y las flores femeninas (pistiladas y/o hermafroditas), que son las que darán fruto, comienzan a aparecer en las ramas secundarias y terciarias. En la poda del melón se pretende favorecer el crecimiento de las ramas de segundo y tercer orden y por tanto conseguir un mayor número de flores femeninas y favorecer la precocidad del cuajado y la producción.

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Entutorado con malla

La mejor hora para realizar la poda es por la mañana hasta medio día cuando las temperaturas no son excesivamente altas y la planta está más activa. Se recomienda comenzar la poda del melón entutorado cuando el tallo principal tenga al menos 4 ó 5 hojas verdaderas, aproximadamente al mes del trasplante, cuando la planta alcanza unos 35 cm de altura. Se despunta la yema apical lo que favorece la aparición de ramas secundarias que aparecen a partir de las yemas existentes en las axilas de las hojas. Se debe dejar dos ramas secundarias, las mejor desarrolladas, normalmente las de las primeras hojas, que se entutoran y sirven como ramas principales. De las ramas secundarias nacerán las ramas terciarias y en éstas y en las ramas secundarias, nacerán las flores femeninas que producirán los frutos. Para el entutorado se emplea malla de hilo de nylon de 2 ó 2,5 m de altura (de 10 ó 12 cuadros de 20 cm). La malla de entutorar se ata al entramado de alambre fijo existente en la parte superior del invernadero, y mediante el uso de un hilo de rafia que se va entrelazando con la malla, se fijará al suelo empleando para ello unas gavillas de hierro. Los dos tallos secundarios se conducirán hasta la malla de entutorar y aquí se irán conduciendo el resto de tallos terciarios y frutos que la planta produzca. Otro método de entutorado sin malla de nylon, consiste en colocar dos hilos de rafia que se atan por un extremo a la base de la planta y por el otro, al alambre fijo existente en la parte superior del invernadero.

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Los dos tallos secundarios se conducirán en cada uno de estos dos hilos de rafia. Una vez cuajado los frutos las ramas se despuntan un par de hojas por encima del fruto. Hay que eliminar posteriormente los tallos que nazcan de estas hojas para evitar un nuevo crecimiento. Si los tallos dejados no tienen fruto se despuntan con 57 hojas para evitar un crecimiento excesivo. No es conveniente dejar más de un fruto por tallo para conseguir un tamaño adecuado. El entutorado y la poda que se realiza en este tipo de cultivo permiten aprovechar mejor el espacio disponible posibilitando el incremento de la densidad de plantación. El cultivo de melón entutorado produce fruta de mayor calidad, especialmente en el tipo Galia, favorece los tratamientos fitosanitarios, el estado sanitario del cultivo y el aclareo de frutos en caso de tener que realizarlo.

Plantación en suelo antes de la última poda

La poda del melón sin entutorar se realiza en variedades con porte rastrero. Se recomienda comenzar el despunte del tallo principal cuando este tenga entre 4 y 6 hojas verdaderas, dependiendo del vigor de la variedad, dejando un máximo de 6 tallos para las variedades más vigorosas y 4 para las de menos vigor. Al igual que en el caso del melón entutorado, de las axilas de las hojas dejadas nacen los tallos secundarios. Estos se despuntan nuevamente con 4 ó 5 hojas y de aquí nacen las ramas terciarias. Las ramas definitivas dejadas, se disponen en el suelo intentando que ocupen el espacio disponible de la forma más homogénea posible para un mejor aprovechamiento del espacio, intentando evitar la acumulación de ramas, y por consiguiente de frutos, en un mismo espacio. Una vez cuajado los frutos el manejo es idéntico al descrito en el cultivo entutorado.

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4.4. Polinización El melón presenta flores masculinas y pistiladas en la misma planta. Tiene polinización anemófila y entomófila, siendo la abeja común (Apis mellífera L.) su principal polinizador. Para obtener un fruto con un desarrollo adecuado es necesario que en el estigma de la flor se depositen y germinen posteriormente un alto porcentaje de granos de polen. La apertura de las flores femeninas tiene lugar a primeras horas de la mañana, normalmente entre las 8:00 y las 11:00 de la mañana, periodo en el que las condiciones climatológicas del invernadero (humedad relativa y temperatura) son las más adecuadas para su polinización. La flor femenina permanece receptiva durante 2-3 días y, una vez fecundada, el fruto tiene un crecimiento muy rápido. Las temperaturas óptimas para el cuajado de frutos deben estar en torno a los 20-23 ºC y la humedad relativa entre el 60-70 %. Un retraso en el inicio de la polinización causa un significativo retraso en la época de cosecha y una significativa disminución en el peso, el número y el tamaño del fruto. Si la polinización en melón resulta insuficiente, se obtienen frutos con menos semillas y, en consecuencia, deformes o de menor tamaño. Para el cuajado con abejas se deben colocar un mínimo de 2 colmenas por hectárea. Las colmenas se deben colocar en el invernadero antes de la aparición de las primeras flores femeninas para que las abejas se puedan adaptar a las condiciones de este tipo de cultivo. Normalmente se hace cuando el 5-10% de las flores están abiertas. Las colmenas se pueden disponer en el exterior del invernadero embocadas hacia una apertura lateral del plástico o pueden introducirse en el interior, en uno de los extremos y dejando espacio delante de la apertura de vuelo. En ambos casos hay que proteger la colmena de la luz solar directa. Asimismo, deben disponer de una fuente de agua cercana. Los tratamientos fitosanitarios se deban realizar, por supuesto, en horas en las que no se interfiera en el trabajo de polinización y siempre con materias activas inocuas para las abejas. Las colmenas se retirarán cuando se observe que hay suficiente cuajado, aproximadamente dos semanas después de su introducción.

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4.5. Riego Las necesidades de agua del cultivo son muy variables en función de la época y a lo largo del desarrollo de los diferentes estados fenológicos. Se distinguen cuatro etapas: ▪

Al inicio del cultivo, y dado que la planta no tiene unas grandes necesidades, los riegos deben ser más cortos y poco frecuentes para favorecer un buen desarrollo radicular y una buena floración.

Desde el inicio de la floración y hasta el cuajado de los frutos, los riegos serán cortos pero regulares, evitando los excesos de agua.

Desde el cuajado hasta el desarrollo completo del fruto, los riegos serán abundantes y regulares, debido a la gran demanda provocada por el crecimiento rápido del fruto.

Desde el desarrollo completo del fruto hasta la recolección, los riegos serán más espaciados y más cortos para evitar el rajado de fruto y mejorar la calidad de la fruta.

El mejor método de riego para el cultivo del melón en invernadero es el riego localizado por goteo, por tratarse de una planta muy sensible a los excesos de agua. En cultivos en suelo, se recomienda el uso de tensiómetros para determinar la dosis y la frecuencia de los riegos. Se debe colocar una batería de tensiómetros por cada zona del invernadero que se considere homogénea o por sector de riego independiente. Cada batería estará compuesta por dos tensiómetros, uno se colocará a una profundidad de 15 cm y otro a 30 cm. Ambos deben estar a una distancia del gotero similar a la que se encuentra la planta. El primero indica la humedad existente en superficie y la frecuencia que se debe emplear entre riegos. El segundo indica la humedad en profundidad y la dotación y duración del riego. Una tensión baja permanente en el tensiómetro de superficie indica una frecuencia de riego excesiva; por el contrario, una tensión alta indica que se está sometiendo al cultivo a un estrés hídrico. Si en el tensiómetro de profundidad se observa una tensión baja continuada los riegos son demasiado largos y hay un exceso de lavado; una tensión alta continuada indica que los riegos son demasiado cortos, no hay lavado y se está produciendo la salinización del bulbo radicular con la consiguiente merma tanto de la productividad como del calibre del fruto.

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El manejo de las lecturas de los tensiómetros dependerá tanto de cada una de las etapas de desarrollo del cultivo como del tipo de suelo del invernadero. En cultivo hidropónico se recomienda el uso de bandejas de demanda y el control de los drenajes de riego.

Cultivo sin suelo

La bandeja de demanda consiste en un recipiente generalmente de aluminio en la que van dispuesta dos tablas de cultivo con el propósito de poder recoger el agua de drenaje y controlar, de este modo, el agua que consumen las plantas. En este recipiente se colocan unos electrodos que van conectados al cabezal de riego. Cuando el nivel de agua del receptáculo baja debido al consumo de la planta, los electrodos quedan al aire, la corriente dejará de pasar e inmediatamente enviarán una señal al cabezal de riego y se iniciará un nuevo riego con la duración que previamente se haya programado. Existe la posibilidad, mediante un tornillo micrométrico, de colocar los electrodos más o menos cerca del fondo del recipiente de recogida del drenaje de la bandeja, controlándose así que los riegos se den con la frecuencia adecuada al estado del cultivo (Esquema 1; Fig.1).

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Esquema 1. Bandeja de demanda

Figura 1. Receptáculo de recogida del drenaje de la bandeja de demanda, tornillo micrométrico y electrodos

La bandeja de demanda debe de colocarse cerca de donde se ponga la bandeja de drenaje y en la misma línea de riego. Este lugar debe de estar en la zona de cultivo en la que se produzca mayor consumo hídrico. El control de este consumo, que se relaciona con los porcentajes de drenaje medidos en la bandeja de drenaje, sirve para manejar el riego adecuadamente. Al inicio del trasplante no se deben dar riegos muy frecuentes para forzar a la planta a explorar la totalidad del sustrato. Posteriormente y una vez el cultivo esté establecido, el drenaje debe oscilar entre el 15-25 % en lana de roca y perlita y en torno al 10 % en fibra de coco. El control de los drenajes de riego en los cultivos hidropónicos es fundamental para el buen desarrollo de la plantación.

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4.6. Nutrición Las extracciones del melón son variables, dependiendo de las características del cultivo y de sus producciones; las extracciones medias se estiman en:

150 - 175

kg de Nitrógeno (N)

80 - 100

kg de Fósforo (P2O5)

250 - 300

kg de Potasio (K2O)

100 - 125

kg de Calcio (CaO)

50

kg de Magnesio (MgO)

Al igual que lo expuesto para el manejo del riego, para el manejo de la fertilización, se distinguen cuatro etapas: a) Desde el enraizamiento hasta la aparición de las primeras flores femeninas (25-30 días desde la plantación). Esta etapa se caracteriza por el crecimiento rápido de la planta y son muy importantes los aportes de fósforo que favorecerán el enraizamiento y la floración. b) Desde la aparición de las primeras flores hasta el cuajado de los primeros frutos se incrementa la demanda de la humedad y de fertilizantes ricos en fósforo y potasio. La aportación de fósforo no debe faltar para ir completando el desarrollo del sistema radicular. No se deben aportar excesivas dosis de nitrógeno ya que puede favorecer el aborto de las primeras flores. c) Desde el inicio del engrosamiento hasta el inicio de la maduración de los primeros frutos. Esta etapa se caracteriza porque hay un requerimiento importante de agua y fertilizantes. El uso racional del fósforo y del potasio tiene una acción importante para el engrosamiento y calidad de los frutos del melón. En esta fase no debe excederse en abonado nitrogenado e incrementar el magnesio y el calcio. La carencia de magnesio puede provocar una disminución del cuajado.

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d) Desde el inicio de la maduración hasta la completa maduración de los frutos. En esta fase las plantas tienden a paralizar su crecimiento y son muy exigentes en fertilizantes de asimilación rápida a base de potasio. Por lo tanto, es necesario mantener un buen nivel de potasio lo que además disminuye la sensibilidad al rajado del fruto. Un exceso de nitrógeno hace insípidos los frutos, pues reduce el porcentaje de azúcar, perjudicando su calidad y conservación. En esta etapa se ha de tener mucho cuidado con los excesos de agua. En cultivo hidropónico es necesario realizar medidas diarias del drenaje, así como controlar el pH y la conductividad eléctrica tanto de la solución nutritiva, medida en el goteo, como del drenaje. De esta manera se controla el abono del cultivo y se lava adecuadamente el sustrato. El agua de riego puede llegar a una conductividad eléctrica de 2,2 dSm-1 sin producir mermas en la cosecha, las cuales comienzan a aparecer a partir de los 3,6 dSm-1 (Tabla 2). Cea

2.2

3.6

5.7

9.1

16

Pérdidas en la cosecha potencial

0%

10%

25%

50%

100%

Tabla 2. Pérdidas en la cosecha producidas por el incremento de la conductividad eléctrica del agua de fertirriego (CEa) (Sánchez García, 2009)

Respecto a los microelementos, las carencias típicas tanto en suelo como en cultivo hidropónico son las de hierro, manganeso, boro y molibdeno siendo muy importantes los aportes de boro y molibdeno en la etapa de floración y cuajado.

Sala de equipos de fertirrigación

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5. Enfermedades y plagas El ambiente especial creado por el invernadero favorece la incidencia de numerosas enfermedades y plagas. Entre las enfermedades más importantes y más frecuentes en los cultivos de melón son las ocasionadas por virus y hongos. Se han descrito más de 50 virus capaces de infectar a una o más especies de la familia de las cucurbitáceas. En nuestro país, las principales infecciones virales en los cultivos de melón bajo invernadero son los causados por el Virus del Enanismo Amarillo de las Cucurbitáceas (CYSDV) y el Virus de las Venas Amarillas del Pepino (CVYV) transmitidos de forma semipersistente por la mosca blanca Bemisia tabaci; más recientemente se ha descrito un nuevo virus, el Virus del Rizado Amarillo del Tomate de Nueva Delhi (ToLCNDV) que se transmite también por B. tabaci, aunque de forma persistente, lo que implica que, en este caso, las moscas pueden permanecer virulíferas desde poco tiempo después de adquirir el virus hasta que mueren. También puede ser importante el Virus de las Manchas Necróticas del Melón (MNSV) transmitido por un hongo de suelo, Olpidium bornovanus y por semilla. Los síntomas provocados por infección con el Virus del Enanismo Amarillo de las Cucurbitáceas (CYSDV) consisten en la aparición de un punteado amarillo clorótico en las hojas más viejas que progresa hacia la parte más alta de la planta a la vez que las manchas se hacen cada vez más grandes, colapsando unas con otras hasta que todas las hojas, con excepción de las nervaduras, se tornas amarillas. Estos síntomas se traducen en pérdida de cosecha y de calidad de los frutos. No existen variedades/híbridos comerciales resistentes a este virus si bien se han descrito algunos cultivares con resistencia, a partir de los cuales se está intentando su introducción; la resistencia es compleja ya que parece que existen dos QTLs, uno asociado a la multiplicación del virus en la planta y otro a la expresión de síntomas y además se ha detectado la presencia de genes modificadores y una importante influencia ambiental. Los métodos de control son pues preventivos y se basan en extremar las precauciones para evitar la entrada de mosca blanca tanto en semillero como una vez instalado el cultivo en invernadero, incluyendo el empleo de mantas térmicas en cultivos jóvenes. El Virus de las Venas Amarillas del Pepino (Cucumber Vein Yellowing Virus, CVYV), afecta a todas las cucurbitáceas, extendiéndose con gran virulencia.

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En melón, la sintomatología se caracteriza por un amarillamiento de las nerviaciones de las hojas que se hace sistémico y por una clorosis de las hojas jóvenes. En infecciones extremas se produce una reducción del crecimiento de la planta. Los frutos de las plantas afectadas muestran necrosis en el interior. El uso de variedades/híbridos resistentes es la mejor forma de evitar la infección. Se han descrito una línea de mejora procedente de una entrada procedente de la India que ha sido totalmente resistente. La resistencia está controlada por un gen, Cvy-1, aunque en heterocigosis (híbridos F1) se aprecian necrosis en las hojas y para evitar este síntoma es necesario que ambos parentales sean portadores del gen de resistencia. Se han descrito otros alelos de este gen en función de la expresión de esta resistencia. Debido a estas dificultades aún no existe resistencia comercial. Los métodos de control son pues preventivos al igual que en el caso anterior. Aunque los mayores problemas ocasionados por el Virus del Rizado Amarillo del Tomate de Nueva Delhi (ToLCNDV) se producen en los cultivos de calabacín, el melón es también susceptible y entre los síntomas que pueden apreciarse en este cultivo se incluyen mosaicos amarillos muy intensos, rizados de las hojas y achaparramiento y pérdida de vigor de las plantas. Hasta hace poco no se conocían fuentes de resistencia a este virus en melón por lo que los medios de control de la enfermedad son muy limitados: control de mosca blanca, eliminación de plantas afectadas y evitar el solapamiento de cultivos susceptibles y mejora de los cerramientos de los invernaderos. Recientemente, se han identificado algunas entradas pertenecientes a la subespecie agrestis y se ha utilizado una de ellas para identificar hasta tres QTLs implicados en la resistencia. El Virus de las Manchas Necróticas del Melón (MNSV) puede ser una enfermedad muy importante en determinadas zonas de cultivo. Se trata de un virus muy dependiente de las condiciones ambientales, tanto para la infección como para su manifestación. La sintomatología de este virus se caracteriza por la aparición de pequeñas lesiones cloróticas en hojas de 1-2 mm de diámetro que posteriormente evolucionan a necróticas, lo que les da el aspecto de ‘cribado’ como se conoce también la enfermedad. La transmisión se realiza a través de las esporas del hongo de suelo Olpidium radicale cuando colonizan las raíces de la planta. Cuando las condiciones son adversas estas esporas se enquistan por lo que un nuevo cultivo puede ser invadido.

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Cultivo / Melón

La resistencia está controlada por el gen nsv aunque esta resistencia puede inactivarse por debajo de los 20ºC y algunos autores han descrito algún aislado sin mucha relevancia económica que puede sobrepasar esta resistencia. Los métodos de control incluyen la desinfección del suelo, aunque las esporas pueden localizarse a profundidades superiores a los 40 cm, la rotación de cultivos, o la adición de un agente tensoactivo al agua de riego y la esterilización de sustratos para los semilleros. No obstante, la mejor forma de actuar frente al MNSV es mediante la utilización de variedades resistentes que de hecho ya existen en el mercado, pertenecientes a los tipos Galia, principalmente, y Piel de Sapo. Existen varias especies del hongo perteneciente al género Pythium que pueden infectar a las plantas de melón en semilleros. Este hongo afecta principalmente al cuello de las plántulas recién nacidas. La temperatura del suelo de mayor riesgo para su presencia oscila entre 10 y 15º C y son también propicios los encharcamientos. El síntoma en semillero es una marchitez general de la plántula con podredumbre húmeda en el cuello que provoca que las plantas se doblen y caigan. Entre las medidas preventivas está especialmente el evitar el encharcamiento y exceso de abonado en los semilleros y también existen tratamientos dirigidos al cuello de la planta con diferentes productos como etridiazol, propamocarb… Recientemente se han desarrollado algunas variedades/híbridos con resistencia.

Hojas de melón con oídio

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Cultivo / Melón

Entre los hongos aéreos que afectan al melón destaca Podosphaera xanthii, principal agente causante del oídio en nuestro país. Se trata de un patógeno biotrofo obligado. Los síntomas iniciales consisten en la aparición en las hojas de pequeñas manchas redondeadas y blanquecinas con aspecto pulverulento. A medida que la enfermedad avanza estas manchas se unen y llegan a cubrir las hojas, tanto por el haz como por el envés y pueden extenderse hacia otras partes aéreas de la planta, peciolos, tallos e incluso frutos. Las hojas muy afectadas presentan clorosis y finalmente adquieren una tonalidad marrón y se secan. Su gran potencial de colonización reduce la superficie funcional de las hojas, produce pérdidas en el rendimiento y un descenso en la calidad de los frutos. Los frutos pueden sufrir una incompleta maduración con deformaciones y pérdida de sabor. Este hongo está siempre presente en todos los cultivos de esta especie y se han descrito numerosas razas fisiológicas del mismo. Sin embargo, en España solamente se han detectado las razas 1, 2, 5 y 3.5. Al ser un patógeno que se dispersa fácilmente por el aire, su control es bastante complicado. El uso de fitosanitarios es la práctica de control más extendida. Sin embargo, es un hongo que tiene gran capacidad para desarrollar resistencias a muchos de los compuestos químicos empleados y aparecen problemas por la no alternancia de las materias activas. Aunque el oído puede ser fácilmente accesible a los agentes de biocontrol son pocos los organismos que se han descrito como parásitos destacando Ampelomyces quisqualis, Lecanicillium lecanni y Bacillus subtilis. Estas medidas por sí solas no son suficientes, por lo que la incorporación de genes de resistencia a los cultivares comerciales es, en principio, la medida más adecuada para controlar la enfermedad. De hecho, existen híbridos con resistencia a algunas razas de oídio en todos los tipos comerciales de melón, aunque esta resistencia es poco duradera dadas las características poblacionales del hongo. El mildiu es causado por el hongo Pseudoperosopora cubensis, también aéreo y biotrofo obligado. El primer síntoma de la enfermedad es la aparición en el haz de la hoja de unas decoloraciones amarillentas irregulares. En pocos días las zonas afectadas adquieren un aspecto seco, apergaminado y aparecen manchas necróticas irregulares, rodeadas de un halo amarillento, de tamaño variable. En ataques muy fuertes las hojas afectadas se pliegan sobre sí mismas formando una especie de copa, la planta se deseca y los frutos no maduran bien. La enfermedad se ve favorecida por la alta humedad y la presencia de agua libre sobre las hojas por lo que es importante vigilar las plantas cuando se presentan condiciones favorecedoras de la enfermedad (alta humedad, rocío…).

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Cultivo / Melón

Un diagnóstico precoz es fundamental para controlar la enfermedad y se recomienda hacer aplicaciones con la aparición de los primeros síntomas con productos curativos de acción sistémica, alternando las materias activas en los sucesivos tratamientos.

Planta afectada por CYSDV

El hongo vascular de mayor incidencia en los cultivos de melón bajo plástico es Fusarium oxysporum fsp melonis. Se conocen 4 razas, 0, 1, 2, y 1.2 de la que se conocen dos patotipos, 1.2y, causante de una sintomatología asociada a amarillamiento de las hojas (‘tipo yellow’) y el 1.2w responsable del marchitamiento de las plantas afectadas (‘tipo wilt’). En el ‘tipo yellow’, los primeros síntomas visibles son el clareamiento de las nerviaciones de las hojas seguido de un amarillamiento unilateral o generalizado del limbo junto con la aparición de estrías necróticas en tallos y peciolos que pueden ir acompañadas de una exudación gomosa.

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Cultivo / Melón

En el ‘tipo wilt’ se produce un brusco marchitamiento de la planta, desde el ápice hasta la base de la planta, que puede permanecer verde sin que el tallo presente síntomas externos. Este hongo se transmite por semilla, por el viento, por el agua de riego o por las propias labores de cultivo que dañan las raíces, lo que facilita su penetración. En el mercado hay variedades con genes de resistencia frente a 3 de las 4 razas, siendo el uso de variedades resistentes la manera más sencilla y económica de combatir la enfermedad. Existen otros métodos como la desinfección del suelo con fumigantes o la solarización que aunque pueden eliminar el hongo de las capas superficiales del suelo siempre hay riesgo de reinfección. Otra técnica ampliamente utilizada para control de las razas/patotipos para los que no existe resistencia es el uso de injertos en patrones resistentes. Estos portainjertos suelen pertenecer a Cucurbita spp o a especies silvestres de melón. Entre las plagas más importantes en invernadero destacan las ocasionadas por mosca blanca, araña roja, pulgones, trips y minadores. La especie de mosca blanca más frecuente en los cultivos de melón bajo plástico actualmente es B. tabaci, aunque también pueden encontrarse individuos de Trialeurodes vaporariorum. Los daños producidos por estos insectos son directos, debido a la succión de la savia por parte de larvas y adultos, e indirectos, actuando como transmisores de virus principalmente y también produciendo daños por la secreción de melaza y posterior asentamiento de negrilla. De B. tabaci se han descrito varios biotipos, siendo el más extendido en nuestro país y en melón el biotipo Q. Su control es fundamentalmente químico, pese a que se han descrito resistencias a varios productos; el control biológico es de eficacia discutible y ligada al mayor o menor cerramiento de los invernaderos. Los principales agentes biológicos utilizados son Amblyseius swirskii, Encarsia formosa y Eretmocerus eremicus entre los insectos y Verticillium lecanii o Beauveria bassiana entre los hongos patógenos. La araña roja es un ácaro frecuente en los cultivos de melón, siendo las especies Tentranynchus urticae y T. turkestani las más extendidas. Los daños de la plaga se deben

a

su

acción

directa

durante

la

alimentación

manifestándose

por

decoloraciones punteadas o manchas amarillo-verdosas en el haz de las hojas infectadas. Si el ataque se produce al inicio del desarrollo vegetativo puede provocar retraso importante en el crecimiento de la planta.

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Cultivo / Melón

En ataques severos se observan claramente las telas de seda envolviendo a las hojas y tallos. Aunque se emplean tratamientos químicos, el control biológico da muy buen resultado y es el más aconsejado siendo Phytoseiulus persimilis, Neoseiulus californicus y Feltiella acarisugal los depredadores más comunes. La especie de pulgón más frecuente en melón es Aphis gossypii. La colonización se realiza principalmente a través de las formas aladas que se asientan en la planta iniciándose la colonia con formas ápteras e inmaduras. Los daños provocados por pulgón pueden ser directos, debido a la absorción de la savia durante la alimentación de las larvas y adultos y que se manifiestan por deformaciones, abullonaduras y enrollamiento de las hojas. Pero también el pulgón es transmisor eficiente de virus. Además, eliminan una sustancia azucarada durante la alimentación que es un medio ideal para el desarrollo de hongos saprofitos. El medio más usado de control es el químico, aunque se han descrito resistencias a insecticidas organofosforados y organoclorados y concretamente en nuestro país se ha descrito la resistencia de A. gossypii al pirimicarb. Existen varias especies de parasitoides de pulgones (Aphidius matricariae, A. colemani, A. ervi, A. smithi…) y depredadoras (Chrysopa formosa, Crysoperlacarnea, Coccinelida septempunctata y Sirfidos…) algunas de ellas utilizadas en el control biológico. Frankliniella occidentalis es la especie de trips más importante en melón produciendo daños debido a su alimentación. Estos daños consisten en picaduras en el haz y envés de las hojas que se necrosan. Los daños comienzan en las hojas más bajas y luego continúan hacia las partes más jóvenes en los cultivos entutorados. En los cultivos rastreros los daños son más apreciables en las hojas superiores. En los frutos producen manchas plateadas que a veces pueden ser muy numerosas y extensas. Debido a que se refugia en las flores ocasiona un daño indirecto, disminuyendo la cantidad de polen en las mismas con las consiguientes mermas en las polinizaciones. En la aplicación de insecticidas hay que tener en cuenta que el insecto se refugia en las flores y en el envés de las hojas. Para su control biológico se utilizan Ambyseius cucumeris, A. degenerans, A. swirski, Orius laevigatus, O. majusculus y O. insidiosus que se pueden encontrar en el mercado. Los minadores son larvas de dípteros que se desarrollan en el interior de las hojas produciendo daños con aspecto de minas o galerías. Las especies más frecuentes en los cultivos de melón son Liriomyza bryoniae, L. huidobrensis, L. strigatta y L. trifolii.

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Cultivo / Melón

Los daños más importantes son los ocasionados por el desarrollo y alimentación de las larvas a través de galerías, que producen una disminución de la capacidad fotosintética de la planta. Existe diversas materias activas para el control químico, pero son muchas las especies de parasitoides que afectan a los minadores de forma espontánea y que son favorecidas por los programas de lucha integrada. En el mercado existen preparados biológicos con las especies Dyglyphus isaea y Dacnusa sibirica. Como norma general y cuando se aplique un tratamiento fitosanitario hay que extremar los cuidados ya que el melón es extremadamente sensible a la mayoría de los productos químicos y esta sensibilidad se incrementa con las altas temperaturas que se alcanzan en invernadero. Por ello, los tratamientos deberán hacerse prioritariamente a la caída de la tarde, incluso con aquellos productos químicos recomendados para el cultivo. 6. Recolección El ciclo del melón en invernadero depende fundamentalmente de la fecha de siembra, de la variedad y del sistema de cultivo, entutorado o no. Normalmente, el inicio de la recolección comenzará entre los 70 y 100 días después del trasplante. El principal indicador de la madurez es el contenido total de azúcares. Este se mide en grados Brix, siendo aconsejable que sea superior a los 12-14 º Brix en el momento de la recolección. Dependiendo de las variedades pueden tenerse en cuenta distintos indicadores visuales, ya que no es posible analizar el contenido en azúcares de cada fruto a la hora de la recolección. Así, en algunas variedades un indicador visual puede ser el marchitamiento de la primera hoja que hay por encima del fruto, en otros, como los cantalupos puede ser la clara detección de la capa de abscisión entre el pedúnculo y el fruto; en otros, como Piel de Sapo, la cama, esto es el color del fruto amarillo en contacto con el suelo; cuando el peciolo del fruto comienza a secarse, adecuada relación peso/tamaño, aparición de una grieta o cicatriz en el extremo peduncular del fruto… La frecuencia de recolección debe ser de al menos 2 veces en semana. La recolección se debe realizar preferentemente a primera hora de la mañana cuando las temperaturas aún son bajas, evitando las horas de mayor temperatura dentro del invernadero. Los frutos una vez recolectado se depositarán en lugares frescos y sombreados.

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Cultivo / Melón

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Dr. Manuel Candela, 26 -11ª. 46021 Valencia, España Tel +34 – 649 485 677 info@poscosecha.com info@bibliotecahorticultura.com http://www.poscosecha.com

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