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Utilización de los plásticos en el cultivo de melón
Josefa López-Marín josefa.lopez38@carm.es
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Plásticos en melón
Utilización de los plásticos en el cultivo de melón Josefa López-Marín Departamento de Hortofruticultura, Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario, IMIDA La Alberca, Murcia, España
Índice Cultivo al aire libre Semiforzado del melón Cultivo en invernadero
Información comercial
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El melón es una de las hortalizas en la que la aplicación de los plásticos de uso agrícola, en sus más diversas vertientes, ha repercutido más en los avances de su tecnología de cultivo. Ello ha influido en todas las modalidades de cultivo que se practican con él, tanto cuando se lleva a cabo al aire libre, bajo condiciones de semiprotegido con el uso de pequeñas protecciones, o como en régimen de protegido, realizado en invernadero. Cultivo al aire libre En CULTIVO AL AIRE LIBRE, así como en el resto de modalidades de cultivo, el riego localizado se ha mostrado como el sistema más eficiente para la distribución y aprovechamiento de los caudales del agua de riego. Todos los elementos que componen la infraestructura de distribución de estos volúmenes de agua, integradas por canalizaciones primarias para el transporte, redes secundarias de distribución y ramales de riego, así como los propios emisores, son de plástico. Los materiales a partir de los que se fabrican estas conducciones son de Policloruro de vinilo, PVC, Polipropileno, PP, y Polietileno, PE. Aunque la mayoría están construidas de este último, por su menor coste y excelentes características físicas y técnicas. Siendo factible utilizarse también cintas de exudación con pared de poco espesor con gotero integrado de régimen turbulento, aunque ello suponga una atención especial a la textura del suelo donde se va a colocar, así como a una revisión continuada del sistema de filtrado, para evitar obturaciones potenciales. El polietileno puede poseer una estructura molecular lineal o ramificada. El polietileno de baja densidad la tiene ramificada, y sus cadenas son largas, irregulares y se disponen de forma desordenada, y el polietileno lineal de baja densidad o polietileno de alta densidad, tiene las ramificaciones cortas y regulares. Pudiendo fabricarse manufacturados distintos según la densidad utilizada, pudiendo contarse con tuberías fabricadas con Polietileno de Baja Densidad, inferior a 930 kg/m3; Polietileno de Densidad Media, entre 931 y 940 kg/m3; y Polietileno de Alta Densidad, superior a 940 kg/m3.
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En general de color negro, las mangueras de distribución que se usan desde dimensiones 10/12 mm, de diámetros interior/exterior, respectivamente, pueden absorber una gran cantidad de calor que podría alterar su estabilidad estructural,
de
aquí que
recomienden
sean
formuladas
con
aditivos
antioxidantes y amortiguadores de la radiación ultravioleta. El otro elemento plástico utilizado en el cultivo de melón al aire libre, y más propio de zonas hortícolas de menor desarrollo y de plantación estacional, lo constituiría el acolchado simple, integrado solo por la lámina, sin otro complemento. Para este uso se utiliza una banda continua de polietileno transparente de unos 60 a 100 cm de ancho y alrededor de 25 micras de espesor, que protege parcialmente solo una cara del caballón, o incluso es colocado como acolchado plano, donde de forma alternativa, y de acuerdo con la densidad de plantación fijada, se hacen huecos donde se depositarán las semillas. El acolchado se coloca fundamentalmente para promover una mayor inercia térmica y mantener la humedad de la zona del suelo en las oquedades del caballón donde se deposita el golpe de semillas, en número de 3 ó 4, para propiciar su germinación, y que, tras ello, las plántulas emergidas, son repicadas y eliminadas, menos una que seguirá a cultivo definitivo. Ya que con ello se facilita que los cotiledones de todas ellas al crecer puedan romper con mayor facilidad la pequeña costra de tierra que se forma sobre el golpe. Esto es también posible en este tipo de cultivo al utilizarse variedades locales o población, cuyas semillas son recolectadas y seleccionadas el año anterior por el agricultor, incluso en su misma plantación, y que no alcanzan el elevado precio de los híbridos, no constituyendo un coste añadido del cultivo. De acuerdo con la evolución de las condiciones climáticas y el crecimiento de la planta, a la lámina de plástico se le da un corte longitudinal sobre ella, para que por la abertura pueda ventilarse y posteriormente asomarse paulatinamente y proseguir su crecimiento vegetativo.
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Plรกsticos en melรณn
Foto 1 - Cultivo de melรณn
Foto 2 - Planta de melรณn sobre acolchado de polietileno transparente
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Foto 3 - Cultivo de melón en diferentes tipos de acolchados Cultivo semiforzado En CULTIVO SEMIPROTEGIDO o EN SEMIFORZADO, ya propio de zonas con gran desarrollo hortícola y gran expansión de esta tecnología, como diversas comarcas de la Región de Murcia, entre otras, se incrementan las prestaciones que se pueden aplicar con elementos plásticos en este cultivo, teniendo más trascendencia en las innovaciones tecnológicas introducidas. Lo cual, si se quiere, se podría considerar ya hasta desde el mismo momento de la siembra, que se realiza, en general, en semilleros profesionales para producir una plántula con la cual iniciar el cultivo en terreno definitivo, y ello se efectúa en bandejas alveoladas, con celdillas troncopiramidales de secciones diversas, hechas de poliestireno expandido, suplementadas, a veces, por otras bandejas secundarias en su base, éstas de PVC ó PE, que se usan como soporte de las primeras. Estas plántulas ya proceden de híbridos cualificados que justifican su elevado precio con resultados adecuados posteriores, tanto a nivel de rendimiento productivo como al de las características cualitativas de su producción.
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Ya en el terreno definitivo, la aplicación de los acolchados fabricados con PE, son los máximos exponentes. Estos se aplican en dos opciones de color, transparente y negro; dependiendo de la prioridad de los objetivos que se pretendan alcanzar con su colocación. En el caso de los transparentes, la dinámica de potenciar la inercia térmica del suelo es el fin principal perseguido, con lo que se consigue aumentar la precocidad del cultivo; su mayor transparencia a la radiación solar permite un calentamiento más elevado del suelo que cubren, tanto en extensión como en profundidad, permitiendo un desarrollo radicular de la planta más potente. Al mismo tiempo provoca un ligero “efecto invernadero”, ya que por la noche el suelo emite parte de la radiación absorbida durante el día,
en
particular la fracción infrarroja de onda larga, con lo que se palian los descensos térmicos nocturnos, propios de los saltos térmicos día/noche de estas épocas del año, que provocarían detenciones irregulares del crecimiento de la parte aérea de la planta. A ello además hay que añadir, que cumple otras funciones como la de mantener la humedad del suelo y reducir su ETP, aunque por el contrario estimule bajo su superficie el crecimiento de la flora arvense, pero que al final anula al dificultar su desarrollo normal. El aislar el fruto del contacto con el suelo en una planta rastrera como el melón, permite obtener frutos más limpios, lo cual facilita su posible elaboración directa en campo con destino a su comercialización. Aunque la mayor cantidad de este tipo de acolchado es de PE, también existen en el mercado los fabricados con copolímero EVA (Etil Vinil Acetato), que tienen mayores propiedades térmicas aunque ciertas propiedades físicas son inferiores a las del PE, como las resistencias al rajado o punzado. Las anchuras utilizadas en ambos materiales oscilan entre los 90 y 100 cm, y se manejan en espesores entre las 25 micras, 100 galgas, en los usados tradicionalmente, y en las 18 micras de posterior aparición.
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La otra opción, de color negro, tono provocado por la adición de negro de carbono, proporciona también mayor temperatura en su entorno, pero solo en la zona muy próxima a la lámina y que procede del elevado calentamiento que sufre como todo cuerpo negro, pero no calentando los horizontes profundos inmediatos de suelo al ser opacos a la radiación y enfriándose rápido por la noche. De aquí que su uso sea más adecuado para zonas .más cálidas que las de los transparentes. Al igual, y tal vez mejor que los transparentes, regulan la evaporación del agua del suelo y por tanto de su nivel higrométrico. Propician igualmente un buen aprovechamiento de las dotaciones nutritivas aportadas. Tienen un gran efecto herbicida, al promover la germinación de las semillas de las malas hierbas, y a cuyos hipocotílos y cotiledones queman al contactar con la lámina plástica, eliminándolas. Las dimensiones en anchura que se fabrican son similares a las de los transparentes, difiriendo en los espesores, y que en este caso, se ha pasado del normalmente usado de 25 micras hasta llegar a las 15 actuales, con idénticos buenos resultados. Para otros cultivos se fabrica hasta en 2 m de anchura, Además de estos acolchados, y debido al efecto contaminante que se ha constatado provocan, de tipo estructural edáfico y paisajístico, a causa de la extraordinaria duración de su vida útil, ayudada por unas inadecuadas prácticas agrarias que no obligan a retirar sus restos tras su utilización en los cultivos, han aparecido de manera un tanto desordenada los denominados acolchados degradables. Este hecho se ha comprobado que lo provocan las porciones de polietileno y otros filmes similares de las láminas de acolchados tradicionales cuando son enterradas en el soporte edáfico, en las labores preparatorias del terreno en parcelas donde se ha utilizado el acolchado. Este efecto que se multiplica en zonas de monocultivo de melón, con escasas rotaciones o con el uso de especies diversas, pero en las que se emplea el acolchado, producen una fuerte contaminación edáfica que hacen peligrar la sostenibilidad de los ecosistemas utilizados y por tanto la continuidad futura de esos cultivos en esos parajes.
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Como efecto añadido, también inducen a una contaminación ambiental al producirse el traslado de estos fragmentos por medio de diversos agentes climáticos, como el viento, hacia lugares colindantes donde no se emplean los acolchados o en los que pueda residir algún interés ecológico o paisajístico. Los acolchados degradables, son llamados así porque el fundamento de su funcionamiento teórico consiste en que al tener una vida útil prevista de entre seis y doce meses, deberían descomponerse en partículas e incorporarse al suelo, sin afectarlo al ser inocuos sus componentes. Estos son formulados con dos bases poliméricas, una en la que ésta es un polímero vegetal, normalmente el almidón, y que son conocidos bajo la denominación de biodegradables, y la otra, a partir de polietileno, y que se citan como oxobiodegradables. Ambos grupos han sido estudiados a nivel de laboratorio mediante diversos test de compostaje, mostrando un buen comportamiento degradativo, pero sin embargo otros trabajos realizados a nivel práctico de campo no han podido certificar esos resultados para ambas modalidades. Entre los diversas entidades públicas y privadas que han intervenido en la ejecución de los ensayos prácticos, y por la gran importancia que reviste esta modalidad de cultivo en el perfil agrario de la comunidad autónoma, con 20.000 ha totales de cultivos semiprotegidos, el IMIDA de la Región de Murcia, en varios años de trabajo de campo ha constatado que ambas modalidades generan resultados agronómicos similares a los que se obtienen con los acolchados tradicionales, de PE y EVA, y que los prototipos evaluados de los clasificados como biodegradables ofrecen la mayoría de las veces un buen comportamiento degradativo, y que en breve podría generalizarse su uso. Sin embargo, los oxobiodegradables, compuestos por polietileno aditivado con un agente prooxidante, el envirocard entre ellos, deberá continuar siendo estudiado exhaustivamente ya que su degradación es mínima y muy irregular. Los filmes de los dos tipos se pueden fabricar en las dimensiones que se hacen del polietileno. En cuanto al espesor, y motivado por el precio mucho más elevado de los biodegradables y mayor de los oxobiodegradables, que el del polietileno, tienden a reducirlo, habiéndose
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valorado láminas de hasta 10 micras, lo que conlleva una reducción de sus propiedades mecánicas que les hace más susceptibles ante las duras condiciones ambientales de la época estival en ambientes mediterráneos, y el tener que considerar ciertas precauciones de manejo en el caso de ser mecanizados. Al igual que los polietilenos, se están fabricando en tonos transparentes y de coloración opaca, negros, grises de distintas intensidades, verdes, etc. Siendo más inestables los primeros y aun no estando totalmente “definido” su formulado final, mientras que los opacos son más consistentes, posiblemente debido a la adición del negro de carbono. Así como en cultivos realizados en ciclos de otoño, invierno o inicios de primavera, estos filmes se pueden utilizar en ciertas latitudes con pocos elementos de soporte, para cultivos de verano y en parajes de climatología mediterránea con alta irradiación solar, se corre el riesgo de provocar graves quemaduras en todos los órganos de la planta que contacten directamente con el filme. Hecho que también ocurre en el momento del trasplante, si la planta está muy desarrollada o si hay deficiencias en el riego de plantación, ya que la plántula se tumba y al contactar con la lámina del acolchado, negro o transparente, sufre la abrasión; ello es más grave con acolchado negro, ya que la lámina se calienta más que cuando es transparente. De aquí una práctica de cultivo de la que se puede auxiliar el agricultor y que consiste en echar un poco de tierra sobre el acolchado, para que en caso de doblar la planta contacte con ella y no con el filme. En el caso de la utilización de agrotextiles, el más representativo ha sido el Agril-P17, tejido de polipropileno coextruido de forma discontinua, que pesa 17 g/m2, contra los 46 g/m2 que pesa el polietileno. Entre sus efectos positivos se encuentran: elevar ligeramente la temperatura a nivel de la parte aérea de la planta manteniendo cierta estabilidad ambiental; los incrementos térmicos oscilan entre 2 ó 3 grados, que si aparentemente parece poco, a efectos de integral térmica sí son notables. Su elevada transmisión de la luz, más del 80 % en sus distintos espesores, se ve incrementada
por las
dotaciones de la radiación difusa y
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la turbidez. Reduce la velocidad del viento con lo que se mantiene la apertura estomática de las hojas favoreciendo la continuidad de la fotosíntesis. Dificulta la acción de plagas, de todos los tamaños, tanto insectos como pájaros; aunque entorpece la detección de algunas muy habituales de la estación y del cultivo de melón, como son los pulgones, por lo que habrá que tenerlo en cuenta y revisar las plantas mientras esté colocada la cubierta. Permite efectuar tratamientos fitosanitarios sobre ella con una efectividad de localización del producto superior al logrado en las cubiertas microperforadas. Su permeabilidad continua proporciona mantener un grado higrométrico relativo adecuado, conservando niveles entre el 75 y el 80 % tras el riego. Aún a pesar de su elevada permeabilidad permite aumentar el blanqueado de ciertas especies, como la escarola Un manejo adecuado de algunas nuevas opciones de mayor espesor existentes en el mercado permite su reutilización, etc. Sus distintos distribuidores, como Fiberweb, Agrisoft, Tildenet, PGI, etc., en sus fichas técnicas hacen referencia a sus propiedades mecánicas como resistencia a la tensión y a la elongación (rasgado), en Dirección Máquina y Dirección Transversal, además de su peso por unidad de superficie (g/m2), permeabilidad al aire (l/m2/s) y transmisión de la radiación (%), completándola con su composición, de 100 % polipropileno, y de la aplicación de tratamientos anti-UV que asegura la vida útil recomendada. Entre las opciones comerciales existentes, además de las cubiertas habituales de 17 g/m2, permeabilidad de 8500 l/m2/s, transmisión del 85 % y con valores de tensión y elongación similares, entre los que se encuentran Agryl-P17, Growth P 17 y Reicrop, existe otra, de 18 g/m2, el FL18 Thermagro fleece. Y como más novedosas han aparecido las cubiertas con 19 g/m2, donde al incrementarse el tejido se reduce un tanto, la permeabilidad, pasando a 5700 l/m2/s, y la transmisión de la radiación cae al 82 %, pero reforzándose las propiedades mecánicas; entre estas cubiertas de mayor grosor están Agryl P-19 y Novagryl 19, las cuales tienen la ventaja de poder ser reutilizadas al ser más consistentes y soportar mejor las manipulaciones.
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Con estas cubiertas flotantes ha de tenerse la precaución de que deben ser recuperadas, lo cual no es nada problemático, debiendo ser adecuadamente gestionados sus residuos debido al alto poder contaminante del polipropileno, entre los que se encuentra su reutilización como componente de firmes en autopistas, etc. Para completar el semiforzado del cultivo del melón como alternativa de semiprotegido, el acolchado se puede suplementar con la adición de túneles de semiforzado, no visitables, o con cubiertas flotantes de polietileno microperforado o de un agrotextil, de polipropileno. Las cubiertas de polietileno microperforado suelen llevar de 500 a 800 orificios circulares, por m2, de 1cm de diámetro; estas perforaciones reducen que se fije en ella la condensación del agua, y la evitan, incluso usando filmes sin aditivos antivaho. A su vez en los túneles de semiforzado, se despliega la cubierta elegida, sobre arquillos de alambre acerado, de unos 50 cm de altura y casi 100 cm de anchura, distribuidos cada 150 cm a lo largo de la línea de cultivo, pudiendo ser ésta, una lámina de superficie continua uniforme, microperforada o tejida. En el caso de láminas continuas, las más utilizadas son las de polietileno transparente, con unas 50 micras de espesor, 200 galgas. Estas son fijadas a ras de suelo por medio de hilos de rafia o polipropileno que discurren sobre el tunelillo, cruzándose para propiciar mayor sujeción, siendo como variantes del utilizado túnel nantés. El cerramiento ambiental que proporciona la cubierta hace necesario realizar maniobras de ventilación para rebajar las elevadas temperaturas y reducir el grado higrométrico que se dan en el interior. Ello se hace a través de levantar, a todo lo largo o parcialmente, los faldones, bien en una o en las dos caras, de acuerdo con las necesidades del cultivo; pudiendo terminar la lona recogida totalmente en la cumbrera de los arquillos, una vez que no es útil el uso de la protección. También se puede realizar la ventilación, perforando el plástico con agujeros de distinto tamaño y a diferente altura, ya que el aire caliente se localiza en la parte alta de la cumbrera,
según las
necesidades de la planta, siendo esto más problemático al ser irreversible y peligroso, en caso de que las condiciones ambientales se tornen adversas.
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Cuando se usan cubiertas microperforadas, ello ya supone una ventilación inicial añadida y que, igualmente que la anterior, en caso necesario, se van remangando paulatinamente los faldones hasta quedar finalmente recogida en la cumbrera de los arquillos. Uno de los productos de este tipo que se distribuyen actualmente es el multiperforado de Trioplast, que no indican el polímero base aunque presumiblemente será polietileno o EVA, pero sí que tiene 500 perforaciones/m2, 40 micras de espesor (160 galgas), tonalidad transparente, transmisión de la luz del 95 % y anchura de hasta 16 m; recomendando en su colocación un anclaje perfecto por sus cuatro lados, en especial en sus vértices, para evitar ser levantada y arrastrada por el viento.
Foto 4 - Cubierta flotante de polietileno perforado
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Foto 5 - Cubierta flotante de polietileno
Foto 6 - Plantaciรณn de melรณn sobre acolchado y colocaciรณn mecanizada de agrotextil
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Foto 7 - Microtúnel con agrotextil
Foto 8 - Gran extensión de microtúnel con agrotextil
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Cultivo en invernadero Finalmente, en CULTIVO EN INVERNADERO, ésta es otra de las modalidades de cultivo en melón, y dentro de la misma se pueden dar diferentes variantes y en cada una de ellas usar unos u otros implementos de cultivo cuyo material base sea plástico. Para todas esas opciones, el material de cubierta del invernadero, en el caso de que se utilicen filmes flexibles transparentes, podrá optarse por un polietileno, normal, Termoaislante o de Larga Duración, o un copolímero EVA; y en todos los casos con un espesor de 200 micras, 800 galgas, menos con el polietileno de Larga Duración, que será de 180 micras, 720 galgas. La anchura general de las lonas para todos es de 10 a 12 m. Estas cubiertas se utilizan para todo tipo de estructura de invernadero, parral, capilla y multitúnel. En algunas zonas con vientos fuertes predominantes y si la distancia entre arcos en el multitúnel es igual o superior a los 8 m, pueden utilizarse mallas de sujeción sobre la cubierta, siendo su polímero base diverso. Para potenciar más la inercia térmica del invernadero, se puede utilizar una doble cubierta, situándola a unos 2 m del suelo, normalmente sobre la parrilla de alambre del entutorado, y bajo la cubierta exterior. Son de polietileno, de 50 micras de espesor, 200 galgas, y pueden ser de lámina continua o microperforada. Cubren horizontalmente toda la superficie del invernadero y para evitar bolsas de agua procedente de la condensación de la cubierta exterior, se pinchan los embolsamientos o se utilizan perforadas. Cuando el cultivo se hace en invernadero con el sistema más sencillo, con desarrollo de las plantas y los frutos en el suelo, no hay ningún elemento plástico novedoso más que enumerar. Pero si el crecimiento de la planta se hace en altura, aparecen otros implementos plásticos en el cultivo, ya que se precisa el tutorado y este se puede realizar con mallas de polietileno, que se colocan a lo largo de la línea de cultivo, fijándose a nivel del suelo y en altura, para que la planta vaya enredando sus zarcillos y se fije a ella; para orientar las guías al inicio del
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crecimiento de la planta, éstas se pueden fijar en la parte inferior de la malla con unos clips de plástico, que pueden ser de materiales plásticos reciclados. Las mallas son color verde o negro, con cuadros desde 12 x 12 a 20 x 20 cm de ventana., diámetro del macarrón entorno a 1 mm. y 2 m de anchura. En el melón entutorado se puede, dejar el suelo sin cubrir o acolcharlo, o también utilizar un geotextil trenzado y permeable, como el polifibril, de color negro, de polipropileno y 2 mm de espesor, con el cual se separa el cultivo del suelo y se combaten las malas hierbas, siendo su uso más propio de cultivos en contenedor. Para cultivos más sofisticados en invernadero, como el hidropónico, intervienen otros elementos plásticos en la infraestructura de cultivo, tal como puede ser el acolchado de polietileno de doble cara, blanca y negra, debiendo orientarse hacia el exterior la cara blanca para incrementar la dotación de radiación en las primeras fases de crecimiento de las plantas, al reflejar la radiación incidente con un porcentaje del 60 %; teniendo este efecto una acción añadida como repelente de insectos y pulgones, sobre todo en las primeras etapas de crecimiento de las plantas. También el hecho de reflejar la radiación propicia un menor calentamiento en épocas más calurosas. La cara negra, en contacto con el suelo, actuará de control de malas hierbas, impidiendo su germinación. Está fabricado por coextrusión, alcanzando un espesor de unas 38 micras, 150 galgas. También, en estos cultivos, los sustratos utilizados de soporte edáfico, vienen preparados en fundas de polietileno color blanco, con forma de salchichas, En otros casos en vez de utilizar los sustratos en salchichas, el cultivo se realiza en macetas o contenedores de poliestireno expandido, de sección superior de 40 x 40 cm, y unos 50 cm de altura, y de forma troncopiramidal. Para estos casos, los emisores de agua pasan a ser latiguillos hechos de macarrón perforado de polietileno con secciones de alrededor del milímetro.
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Algunos de estos elementos usados, como los clips de entutorado y sujeción son preconizados como fabricados con materiales biodegradables, lo que permitiría evitar recogerlos a la finalización del cultivo y poder enterrarlos con el material vegetal, sin riesgo de provocar efectos contaminantes en el suelo.
Foto 9 - Cultivo de melón en invernadero
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Utilización de los plásticos en el cultivo de melón
Josefa López Marín josefa.lopez38@carm.es
Departamento de Hortofruticultura, Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario, IMIDA Estación Sericícola, Calle Mayor s/n. 30150, La Alberca, Murcia, España
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