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Nostalgia urbana
México en el tiempo
Cada época de la ciudad se ha caracterizado por tener alcurnia distinguida, y a cada etapa le corresponde una zona distinta para la residencia en la que habita la gente de abolengo. Durante la Colonia, fue, de norte a sur de la Plaza Mayor, ¿y como no?, si las residencias se alineaban con el Palacio de los Virreyes. En el arranque de la actual avenida José María Pino Suárez, se establecieron los mercaderes flamencos, dando nombre a ese primer tramo en el que aún pueden verse, escudos y dinteles representativos de la nobleza de aquellos tiempos.
En el tiempo transcurrido, muchos capitalinos y visitantes piensan que lo más relevante de la avenida Pino Suárez, es el tráfico y la enorme conglomeración de personas que todos los días transitan esta calle. Sin embargo, detrás del griterío, del ruido y los coches, se esconden lugares espectaculares que le da a cada edificio el honor de formar parte de un pasado ilustre.
Para los que pasan junto a la suntuosa residencia de los Condes de Calimaya, solo ven un viejo edificio en el que se han establecido vendedores de toda suerte de mercaderías. Pocos son los que levantan la vista y logran distinguir la base en la que se colocó una de las cabezas de serpiente que rodeaban al Gran Teocalli, por tanto, nunca ha sido una calle cualquiera, en sus inicios fue la continuación de la Calzada Iztapalapa, por la que entraron los españoles a Tenochtitlán para reunirse con Moctezuma en 1519.
Esta avenida destaca por tener uno de los recintos religiosos más importantes de México, construida en honor de San Miguel Arcángel en 1689 por el arquitecto Pedro de Arrieta, quien diseñó una representación en mármol del arcángel San Miguel que aún puede contemplarse. El Templo de Jesús Nazareno, parte del antiguo Hospital de Jesús, primera clínica fundada en América. y el famoso mural Apocalipsis, obra del muralista tapatío José Clemente Orozco.
Así como no queriendo la cosa, ya tenemos encima la primavera, alardeando sus principales galas, luciendo mil colores de su acostumbrada florescencia, lo que invita a disfrutar del aire y sus variados aromas que desprenden las flores, durante esta estación se disfruta el ascenso gradual de la temperatura, la dispersión de las lluvias, días más largos y soleados que invitan a hacer caminatas al atardecer. El reverdecimiento de las plantas ha ocasionado que culturalmente se asocie la primavera a las ideas del renacimiento, la resurrección, la alegría y la juventud, contra la asociación del invierno con la muerte.
Esto puede percibirse perfectamente en obras artísticas y musicales que le rinden tributo a la estación, como el fragmento correspondiente de Las cuatro estaciones de Vivaldi. Presentada como “Fantasía”, película musical animada creada en 1940, producida con piezas de música clásica dirigidas por Leopold Stokowski, siete temas de los cuales fueron interpretados por la
Orquesta de Filadelfia. Se comentaba sobre un concierto novedoso, sonorizado con sonido envolvente de alta calidad, inicialmente antes de cada obra musical, el maestro de ceremonias interactuaba con el público. Hubo nuevos lanzamientos en 1969, 1977, 1982 y en 1985 la película fue remasterizada y grabada con una nueva banda sonora en DOLBYSTEREO, una novedad distribuida a nivel mundial, y para el 90 y 2000 las ediciones de aniversario en VHS Y DVD, versiones para llevar a casa.
Las estaciones han tenido una explicación cultural o mitológica en los pueblos, y la primavera en ellas ha jugado siempre un rol festivo. Los griegos, por ejemplo, lo explican mediante el rapto de Perséfone por el dios del inframundo. Hades, Cuenta la tradición, era hija de Deméter, una diosa agrícola y de la tierra, y al ser llevada por la fuerza bajo tierra al mundo de los muertos, se entristeció tanto y fue tan infeliz, que a Hades no le quedó más reme- dio que llegar a un arreglo: ella pasaría seis meses con él bajo tierra (correspondientes al otoño e invierno) y luego seis meses de vuelta con su madre (primavera y verano). Así, la época primaveral era para los griegos la celebración del retorno de la hija con Deméter, quien de alegría hacía florecer las plantas.
Mientras tanto en Asturias, una parvada de golondrinas revolotea el cantábrico, pero, al llegar el invierno solían desaparecer, teniendo la costumbre de regresar a su nido. Un poco extrañado Faustino Martínez, observador de aves, tuvo la genial idea de poner una nota en la pata de una golondrina que anidaba en su jardín, diciendo: “Dime golondrina dónde pasas el invierno”. Y para sorpresa suya, recibió la siguiente respuesta, “En las islas Baleares en el portal de un herrero”.
Y dicen también, que es para festejar el aniversario del “Beni”, así como le llaman ahora, sin respeto alguno al Benemérito de las Américas.

