DF: "La tarea evangelizadora de la universidad en el magisterio del Papa Francisco

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Diario Financiero - VIERNES 5 DE ENERO DE 2018

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“Se considera que hay una especie de conflicto entre fe y razón, así como entre fe y ciencia, pero también se precisa cierta conflictividad entre las mismas disciplinas que conforman el saber académico: conflicto entre humanidades y ciencia; conflicto entre disciplinas teóricas y disciplinas prácticas. Una de las consecuencias de esta “conflictividad”, además del secularismo laicista que vemos en muchas universidades, es la fragmentación del saber”.

La tarea evangelizadora de la Universidad en el magisterio del papa Francisco Por Gustavo Sánchez Doctor en Sagrada Teología y miembro de la Comisión Teológica Internacional.

¿Dónde radica lo específico de una institución universitaria que es católica, no solo de nombre, si no en su esencia más profunda? ¿Qué de particular le toca realizar a una universidad católica? La exhortación apostólica Evangelii gaudium propone una serie de criterios que bien analizados e interiorizados, establecen pautas de acción en orden a la evangelización que la universidad y quienes pertenecen a ella han de realizar. Presentamos párrafos seleccionados de este texto que se puede leer completo en www.humanitas.cl El capítulo tercero de la exhortación se titula “El anuncio del Evangelio”. Es la tarea que apremia a la Iglesia, y que, a juicio del Papa, involucra a todos sus miembros e instituciones, personas y estructuras. En este contexto, el Santo Padre Francisco señala el gran horizonte de la evangelización de la cultura, y allí se ubica el trabajo evangelizador de la universidad […]: “El anuncio a la cultura implica también un anuncio a las culturas profesionales, científicas y académicas. Se trata del encuentro entre la fe, la razón y las ciencias, que procura desarrollar un nuevo discurso de la credibilidad, una original apologética (véase Propositio 17) que ayude a crear las

disposiciones para que el Evangelio sea escuchado por todos. Cuando algunas categorías de la razón y de las ciencias son acogidas en el anuncio del mensaje, esas mismas categorías se convierten en instrumentos de evangelización; es el agua convertida en vino. Es aquello que, asumido, no solo es redimido sino que se vuelve instrumento del Espíritu para iluminar y renovar el mundo” ( Francisco, Papa. Evangelii gaudium, n°132) Si bien el Papa Francisco gusta de la dimensión esencialmente popular de la cultura, no deja de lado la necesaria evangelización de las élites culturales, que, como bien sabemos, conforman la realidad universitaria. En la universidad se produce el encuentro entre fe, razón y ciencias vinculadas por la búsqueda

En la universidad se produce el encuentro entre fe, razón y ciencias vinculadas por la búsqueda común de la verdad, y este debe ser el distintivo de la universidad católica (…)

común de la verdad, y este debe ser el distintivo de la universidad católica, donde las tres realidades mencionadas se hallan unidas armónicamente, pero al mismo tiempo en el mayor respeto a la identidad y legítima autonomía de cada una. La fe ilumina a la razón y la ayuda a superar sus propias limitaciones, pero a su vez la razón posibilita la profundización de la fe, y las ciencias sacan provecho de la orientación ética y trascendente que la fe y la razón creyente le pueden ofrecer. *** Toda universidad católica debe plantearse como uno de sus cometidos fundamentales el comprender la realidad desde la fe. Y esto es completamente lógico, ya que el dejar de lado la fe, y a Dios que es su objeto, conduce al desconocimiento de lo real, como denunciaba en su momento el Papa Benedicto XVI. Y para comprender la realidad desde la fe, la teología es imprescindible. Más aún, es necesaria. Sin ella no se puede dar correctamente esta comprensión. Personalmente considero que la teología es necesaria no solo para la universidad católica, sino para toda la universidad, porque hace posible un saber que va más allá de los límites de la razón y que permite a la razón comprenderse y superarse. Si la razón de ser de la universidad es la de buscar la Verdad, faltaría mucho de esta búsqueda si se prescinde de la verdad trascendente. ***


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VIERNES 5 DE ENERO DE 2018 - Diario Financiero

“La teología es necesaria no solo para la universidad católica, sino para toda la universidad, porque hace posible un saber que va más allá de los límites de la razón y que permite a la razón comprenderse y superarse”.

En el numeral 134 el Papa Francisco se refiere directamente a la teología. La mención es muy breve, y está acompañada por la referencia a las escuelas católicas, pero en su brevedad encierra un contenido muy hondo. Dice así: “Las universidades son un ámbito privilegiado para pensar y desarrollar este empeño evangelizador de un modo interdisciplinario e integrador. Las escuelas católicas, que intentan siempre conjugar la tarea educativa con el anuncio explícito del Evangelio, constituyen un aporte muy valioso a la evangelización de la cultura, aun en los países y ciudades donde una situación adversa nos estimule a usar nuestra creatividad para encontrar los caminos adecuados (véase Propositio 27)”. (Ibídem, n° 134). Qué mejor estructura y ambiente que el de la universidad para concretizar la evangelización de las más elevadas expresiones de la cultura. Se trata de “pensar” la mejor manera de hacer presente la Buena Nueva en ambientes caracterizados por las más refinadas formas de estudio y reflexión, donde, además, se produce cultura, y en ese sentido las universidades son “verdaderos laboratorios de cultura” en los que todas las disciplinas tienen su lugar, en la configuración de un saber que sea al mismo tiempo universal y auténticamente humano, como bien decía Benedicto XVI. El Papa Francisco subraya que el esfuerzo evangelizador debe realizarse “de modo interdisciplinario e integrador” […]. ¿Cómo alcanzar esta interdisciplinariedad e integración en la tarea evangelizadora que ha de realizar la universidad? Para responder a esta interrogante, vamos a tomar inspiración de la propuesta hecha por el Papa Francisco cuando señala los principios que permiten la construcción de la paz social en un pueblo (Ibídem, n° 221) .Si

bien estos principios se refieren a una cuestión muy específica, más vinculada a la enseñanza social de la Iglesia, podemos aplicarlos análogamente al esfuerzo de la universidad por evangelizar superando obstáculos como el aislamiento de las disciplinas, la fragmentación del saber y la oposición de los diversos conocimientos y materias presentes en el ámbito intelectual y universitario. “El tiempo es superior al espacio”: el Papa señala este principio como respuesta al problema suscitado por la tensión bipolar entre la plenitud y el límite. […] Cuenta más el futuro de plenitud al que se dirige la acción que el presente al que uno se ve tentado de sacrificarlo todo: “Darle prioridad al espacio lleva a enloquecerse para tener todo resuelto en el presente, para intentar tomar posesión de todos los espacios de poder y autoafirmación. Es cristalizar los procesos y pretender detenerlos. Darle prioridad al tiempo es ocuparse de iniciar procesos más que de poseer espacios. El tiempo rige los espacios, los ilumina y los transforma en eslabones de una cadena en constante crecimiento, sin caminos de retornos” (Ibídem, n° 223). Aplicado al caso de la universidad, se trata de privilegiar lo esencial sobre lo urgente. Ahora bien, lo esencial en una universidad católica es, junto con su labor docente y de investigación, su misión evangelizadora, que no debe dejarse ni ponerse entre paréntesis por ningún tipo de urgencias. […] Con sus palabras, el Papa nos ayuda a tomar conciencia sobre lo relativo de lo contingente y lo permanente del proyecto, que remite a la esencia real a ser alcanzada en el tiempo, y nos recuerda que “este criterio también es muy propio de la evangelización, que requiere tener presente el horizonte, asumir los procesos posibles y el camino largo” (Ibídem, n° 225).

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(…) las tres realidades mencionadas se hallan unidas armónicamente, pero al mismo tiempo en el mayor respeto a la identidad y legítima autonomía de cada una.

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“La unidad prevalece sobre el conflicto”: lo que implica reconocer la presencia del conflicto en la realidad, pero no para quedarse allí sin más, sino para trascender la conflictividad para alcanzar el sentido de la unidad profunda de la realidad. Llevado este principio al ámbito universitario, podemos constatar que, en efecto, se considera que hay una especie de conflicto entre fe y razón, así como entre fe y ciencia, pero también se precisa cierta conflictividad entre las mismas disciplinas que conforman el saber académico: conflicto entre humanidades y ciencia; conflicto entre disciplinas teóricas y disciplinas prácticas. Una de las consecuencias de esta “conflictividad”, además del secularismo laicista que vemos en muchas universidades, es la fragmentación del saber. Esta orientación conflictual es fiel reflejo de la Modernidad y está bien representada por Kant en su célebre opúsculo La contienda entre las facultades de filosofía y teología. Plantea Kant en esta obra que las diversas facultades de la universidad buscan bienes diversos, partiendo de verdaderas distintas. La universidad católica está llamada a ser signo de contradicción

frente a esta realidad, y por lo mismo a resaltar la unidad del saber, cuya base es la unidad de la verdad. Es cierto que hay conflictualidad y tensión, pero también es cierto que la Verdad no es más que una […]. “La realidad es más importante que la idea”: principio importantísimo de mucha relevancia en la vida universitaria y en la evangelización a realizarse allí. No olvidemos que las ideologías de todo tipo, pero especialmente las sociales, encontraron mucho eco y desarrollo en las universidades. Y lo que surgió de esta acogida fue la generación de utopías imposibles, que se quisieron imponer violentamente sobre la realidad, causando destrucción, muerte y frustración. Una ideología, por definición, implica el primado absoluto de una determinada concepción o idea por encima de la realidad, como mediación para una praxis transformadora. En ese sentido, las palabras del Papa Francisco advierten de los peligros de la idea desgajada de la realidad y opuesta a ella: “La idea –las elaboraciones conceptuales– está en función de la capacitación, la comprensión y la conducción de la realidad. La idea desconectada de la realidad origina idealismos y nominalismos ineficaces, que a lo sumo clasifican o definen, pero no convocan. Lo que convoca es la realidad iluminada por el razonamiento. Hay que pasar del nominalismo formal a la objetividad armoniosa. De otro modo, se manipula la verdad, así como se suplanta la gimnasia por la cosmética (véase

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Platón, Gorgias, 465)”. (Francisco, Papa. Evangelii gaudium, n°232). Evangelizar en el ámbito universitario exige resaltar el primado de la realidad, y aquí es fundamental destacar que no se podrá comprender correctamente la realidad si se niega a Dios. Afirmar a Dios es afirmar la realidad y poner las condiciones para conocerla adecuadamente, en orden a un saber auténtico. Se sigue de todo esto que la universidad que evangeliza, que habla de Dios y de Jesucristo, realiza una tarea que beneficia no solo a los creyentes, sino a todos los hombres y mujeres cuya realización pasa por el contacto e involucración con la realidad y no con ideologías que se apartan de ella. Se deja ver con claridad que la evangelización es un servicio que la Iglesia –y con ella, la universidad católica– hace al mundo, más aún, en palabras de Juan Pablo II, es “la lucha por salvar el alma de este mundo”. No es una labor accesoria ni meramente complementaria, para la universidad católica evangelizar es fundamental. “El todo es superior a la parte”: Si bien es verdad que la universidad está conformada por distintas “partes” o facultades, ha de entenderse como unidad, como un “todo”. Aplicado a la universidad, este principio muestra que, habiendo diversas facultades, y algunas tal vez más relevantes que otras, se trata de una sola realidad que debe estar integrada, en el reconocimiento de lo propio y específico de cada facultad y de cada disciplina. […] “A los cristianos, este principio nos habla también de la totalidad o integridad del Evangelio que la Iglesia nos transmite y nos envía a predicar. Su riqueza plena incorpora a los académicos y a los obreros, a los empresarios y a los artistas, a todos […]. El Evangelio tiene un criterio de totalidad que le es inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino. El todo es superior a la parte”. ( Ibídem, n° 237). Un campo en el que se puede plasmar este principio de totalidad en la misión evangelizadora es el de la extensión universitaria, por la cual la universidad se proyecta servicialmente a la sociedad alcanzándole a esta lo que se ha aprendido e investigado, y proponiéndole así el saber transformado por el mensaje evangélico, el “agua convertida en vino” del que hablaba el Papa Francisco, y que así transformado es instrumento del Espíritu para iluminar y renovar el mundo.

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REVISTA DE ANTROPOLOGÍA Y CULTURA CRISTIANA de la pontificia universidad católica de chile

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