DF: "El caso Vincent Lambert"

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DIARIO FINANCIERO - VIERNES 26 DE JULIO DE 2019

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“Que Dios Padre acoja en sus brazos a Vincent Lambert. No construyamos una civilización que elimina a las personas cuya vida consideramos que ya no es digna de ser vivida: toda vida humana tiene valor, siempre.” Escribió el Papa Francisco el 11 de julio a través de su cuenta de Twitter. [©Ian Langsdon (EFE)]

El caso Vincent Lambert Este 11 de julio falleció en una cama de hospital Vincent Lambert, un francés tetrapléjico de 43 años cuyos médicos de cabecera lo dejaron morir tras retirarle las máquinas de alimentación e hidratación. La eutanasia, no es legal en Francia, pero desde el año 2005 está permitido acabar cualquier tratamiento “desproporcionado” y mantener al paciente bajo “sedación profunda y continua”. Vincent Lambert murió nueve días después de que fuera desconectado. Este caso, que ha estado en la discusión pública durante siete años, ha desencadenado profundas definiciones y reflexiones en torno a la muerte digna y la ética médica: cuándo debiesen terminar los tratamientos y cuándo se debiese permitir el comienzo del fin de la vida.

ne, al noreste de Francia. Para los médicos su situación era irreversible. Hasta julio de 2019 lo mantuvieron vivo con alimento y agua administrada por un tubo gástrico. Vincent podía respirar sin ayuda artificial y ocasionalmente abrió los ojos.

Hasta en tres oportunidades se autorizó desconectar el soporte de Vincent La Corte de Casación de Francia, la más alta autoridad judicial del país, autorizó el viernes 28 de junio de 2019 que se le retire definitivamente el soporte vital a Vincent Lambert. Antes de mayo de 2019, el hospital Chu de Reims ya había aprobado y luego detenido dos procedimientos para interrumpir los tratamientos. Uno fue presentado por el doctor Eric Kariger en 2013 y el otro por su sucesora, la doctora Daniela Simon, en 2015.

Vincent Lambert sufrió un trágico accidente en 2008

Hubo una disputa familiar por mantenerlo con vida

Vincent sufrió un daño cerebral severo tras un accidente en motocicleta ocurrido en 2008 en la ciudad de Chalons-en-Champag-

En el 2013 la esposa de Vincent, Rachel Lambert, y seis de los ochos hermanos del enfermo pidieron a los tribunales permitir

que se le desconectaran los aparatos que lo alimentaban. Ante esto, los padres del paciente –católicos practicantes–, iniciaron una lucha legal para proteger la vida de su hijo y que llegó a la Corte Europea de Derechos Humanos (CEDH). El lunes 1 de julio de 2019 la madre de Vincent pidió ayuda al Consejo de Derechos de los Discapacitados de Naciones Unidas para evitar la desconexión: “Me dirijo a usted hoy para pedir ayuda. Sin su intervención, mi hijo Vincent Lambert será sacrificado por un médico debido a su discapacidad cerebral. Está en un estado de conciencia mínima, pero no es un vegetal”, dijo Viviane durante su intervención. Horas antes, la madre se presentó en una mesa redonda organizada por una ONG con sede en Estrasburgo (Francia), en el marco de la 41° sesión del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra, en la que denunció que a Vincent se le “quiere asesinar”. Sin embargo, al día siguiente, 2 julio, el jefe de la unidad de cuidados paliativos del hospital de Reims, Vincent Sánchez, ordenó la suspensión definitiva del tratamiento. Los abogados de los padres anunciaron


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VIERNES 26 DE JULIO DE 2019 - DIARIO FINANCIERO

“Cambiar el sistema sin abrir una perspectiva nueva y creíble es muy difícil, pues se corre el riesgo de una revolución. Para reformarlo sin revolución, se requiere paradójicamente y, sobre todo, una revolución cultural, “una nueva síntesis humanista”, como pedía Benedicto XVI (…)”.

que presentarán una demanda por “asesinato premeditado” contra el médico.

La Iglesia Católica se pronunció en varias ocasiones La Iglesia Católica se ha pronunciado sobre este caso desde sus inicios. En julio de 2015, por ejemplo, los padres de Vincent recibieron un mensaje del Nuncio Apostólico que les transmitió la “profunda compasión del Santo Padre por la gran prueba” que debían enfrentar. Asimismo, envió su bendición y sus oraciones para que “tengan el coraje de enfrentar las pruebas que vendrán”. Asimismo, el 22 de mayo del 2019, ante la decisión del hospital de acabar con la hidratación y la alimentación, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, y la Pontificia Academia para la Vida publicaron un comunicado conjunto en el que afirman que “la suspensión del tratamiento representa, más

bien, una forma de abandono del enfermo, fundamentada en un juicio despiadado sobre la calidad de la vida”. Se señaló también en el comunicado que la desconexión de la única fuente que mantiene con vida a Vincent es “expresión de una cultura del descarte que selecciona a las personas más frágiles e indefensas”. En el comunicado se subraya, además que “la continuidad de la asistencia es un deber ineludible”. “Deseamos confirmar la grave violación de la dignidad de la persona que comporta la interrupción de la alimentación y de la hidratación. El estado vegetativo es, efectivamente, un estado patológico ciertamente grave que, a pesar de ello, no compromete en modo alguno la dignidad de las personas que se encuentran en esta condición, ni sus derechos fundamentales a la vida y a los cuidados entendidos como una continuidad de la asistencia humana básica”. Asimismo, se recuerda que “La alimentación y la hidratación constituyen una forma de cuidados esenciales proporcionados siempre al mantenimiento en vida: alimentar a un enfermo no constituye nunca una forma irrazonable de obstinación terapéutica mientras el organismo de la persona pueda absorber nutrición e hidratación a menos que no cause sufrimientos intolerables o resulte nociva para el paciente”. El 11 de julio de 2019, el Papa Francisco lamentó la muerte de Vincent y pidió que Dios lo “acoja en sus brazos”. También pidió no construir “una civilización que elimina a las personas cuya vida consideramos que ya no es digna de ser vivida: toda vida humana tiene valor, siempre”. FUENTE: ACI PRENSA

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REVISTA DE ANTROPOLOGÍA Y CULTURA CRISTIANA DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE

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Las explicaciones materialistas (económicas y políticas) son a veces pertinentes POR HENRI HUDE FILÓSOFO FRANCÉS, MIEMBRO DEL CONSEJO DE REVISTA HUMANITAS.

Lo digo con toda libertad, no habiendo sido jamás ni materialista, ni marxista. Tomemos el triste caso de Vincent Lambert. ¿De qué se trata en realidad? Los sistemas de seguridad social puestos en funcionamiento –en Francia y Europa– por los socialdemócratas al fin de la Segunda Guerra Mundial han entrado virtualmente en bancarrota, no porque fueran mal diseñados, sino a causa de la disminución de las tasas de natalidad y del envejecimiento de la población. Cambiar el sistema sin abrir una perspectiva nueva y creíble es muy difícil, pues se corre el riesgo de una revolución. Para reformarlo sin revolución, se requiere paradójicamente y, sobre todo, una revolución cultural, “una nueva síntesis humanista”, como pedía Benedicto XVI, capaz de inspirar una nueva forma de justicia y de paz. Si, por el contrario, preferimos ceñirnos al humanismo posmoderno, a su individualismo arbitrario, no hay entonces otra solución que reducir el número de personas ancianas, de discapacitados y de aquellos que no tienen cura. Esto se llama eutanasia. Y la legalización de la eutanasia no significa nada más que un intento de salvar la “Secu” (Sécurité sociale) sin ir más allá del marco de esta filosofía bárbara. El pensamiento del 68 se ha convertido hoy en la ideología que permite la subyugación de los nuevos proletarios. Ningún poder injusto, ninguna agrupación de intereses injustos, puede mantenerse sin ideología, en el sentido marxista de la palabra, que es simplemente sinónimo de impostura intelectual: por medio de un vocabulario calibrado, de discursos inteligentes, conmovedores, de pseudo-teorías, garantizados por pseudo-intelectuales. Los poderes injustos disponen de máscaras para sus ambiciones y de ficciones para engañar a la gente. El pensamiento libertario fue originalmente el de los revolucionarios marxo-freudianos (Reich, Marcuse, etc.), según los cuales la revolución sexual aceleraría la revolución socialista. La experiencia ha demostrado lo contrario de su teoría. La revolución sexual vino a ser la mejor manera de evitar la revolución socialista como una realidad efectiva. Era fácilmente predecible. El libertino es, de hecho, un individualista buscador de placer, poco capaz de organización, de disciplina y sacrificio por una causa. Un pueblo libertino hará juergas, pero no la revolución. Esta es la razón por la cual la doctrina liberal es hoy en día el núcleo

duro de la ideología dominante y no se toca. Es absolutamente indispensable para la preservación del orden neoliberal. Mientras más proletarios forniquen frenéticamente en sus mazmorras, menos pensarán en salir de ella. Y de todos modos, ya no tendrían la fuerza moral. La legalización de la eutanasia es necesaria para mantener en funcionamiento la ideología dominante. Es por esto. Pensemos: si el placer es el bien soberano, la vida sin placer ya no tiene sentido. El sufrimiento, la enfermedad, la mala salud son el mal absoluto. Son el equivalente al infierno. Poner fin a esto es, por lo tanto, un acto sublime: matar por amor, matar por amabilidad, desconectar por compasión. Eso se merece una medalla. Hermandad, solidaridad, generosidad, se lo llama. Al revés, si la eutanasia permanece prohibida, esto significaría que habría valores más altos que el placer y el bienestar. Sería el fin de la ideología, por lo tanto, del poder y de los intereses que se apoyan en ella. Así que la eutanasia debe ser permitida. Es por eso que Vincent Lambert tuvo que morir. Para que la regla suprema sea establecida de manera ejemplar por la solemnidad de la muerte. Era el viejo sentido de la pena capital. La otra solución sería, si aún hubiese tiempo, remediar la extrema desnatalización. Mas eso supondría restaurar la familia y dejarse de abundantes delirios sociales. Significaría, concretamente, permitir que los jóvenes formen una familia. Para hacer esto, invertir en Francia, o al menos en Europa, y dejar de sacrificar todo a una lógica económica y comercial que solo toma en cuenta los intereses del capital sacrificando los del trabajo. Detener una política monetaria que, por falta de inversión, resulte en un aumento continuo del valor de los activos inmobiliarios y la imposibilidad, para los jóvenes, de salir del “compañero de cuarto”, de papá y mamá, de la inseguridad laboral, y de acceder a las viviendas dignas necesarias para la instalación de una familia. Detener una política educativa delirante que no prepara a los jóvenes para el trabajo, la familia y las responsabilidades cívicas. Parar de criticar sin discernimiento una inmigración que solo compensa parcialmente esta disminución, y sin la cual nuestras cuentas sociales estarían en bancarrota hace mucho tiempo. Entre tanto, la otra solución es descartar el humanismo posmoderno, inevitablemente disfuncional. Hacer así abandono de la ideología. Abordar la necesidad de cambiar el orden existente. Lo que rechaza el egoísmo de los intereses dominantes.


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