Revista Humanitas 84

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LA IDEOLOGÍA DE “GÉNERO” Y EL “LIBERALISMO GNÓSTICO” Robert P. George

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R E V I S T A DE A n t r op ol o gí a y C u lt u r a C r i s t i a n a s / N º 8 4 / A ÑO X X I I

A 30 años de su visita Chile PUBLICAMOS INÉDITO EN ESPAÑOL DE SAN JUAN PABLO II, PAPA

AÑO XXII

LA RESURRECCIÓN DE JESÚS Y EL SENTIDO DE LA VIDA Enrique Cattaneo

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE


HUMANITAS

Consejo de Consultores y Colaboradores

Revista de Antropología y Cultura Cristianas Publicación trimestral de la Pontificia Universidad Católica de Chile La revista HUMANITAS nace de la conveniencia de que la Universidad disponga para el servicio de la comunidad universitaria y de la opinión pública en general, de un órgano de pensamiento y estudio que busque reflejar las preocupaciones y enseñanzas del Magisterio Pontificio (Decreto Rectoría Nº 147/95, visto 2º). DIRECTOR Jaime Antúnez Aldunate COMITÉ EDITORIAL Francisco Claro Huneeus Hernán Corral Talciani Carmen Domínguez Hidalgo Gabriel Guarda, O.S.B. Pedro Morandé Court Rodrigo Polanco Fermandois Ricardo Riesco Jaramillo Eduardo Valenzuela Carvallo Juan de Dios Vial Correa Juan de Dios Vial Larraín Arturo Yrarrázaval Covarrubias SECRETARIA DE REDACCIÓN Marta Irarrázaval Zegers

CONSEJO DE CONSULTORES Y COLABORADORES Presidente Honorario: S.E.R. Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, Arzobispo Emérito de Santiago. Héctor Aguer, Anselmo Álvarez, OSB., Carl Anderson, Andrés Arteaga, Francisca Alessandri, Antonio Amado, Felipe Bacarreza, Enrique Barros, Rafael Benguria, Rémi Brague, Jean-Louis Bruguès, O.P., Rocco Buttiglione, Massimo Borghesi, Sofía Brahm, Carlos Francisco Cáceres, Inés de Cassagne, José Manuel Castro, Cardenal Antonio Cañizares, Guzmán Carriquiry, William E. Carroll, Fernando María Cavaller, José Luis Cea, Fernando Chomali, Francesco D’Agostino, Adriano Dell’Asta, José Granados, Vittorio di Girolamo, José Manuel Eguiguren, Carlos José Errázuriz, José María Eyzaguirre, Samuel Fernández, Álvaro Ferrer, María Esther Gómez de Pedro, Juan Ignacio González, Stanislaw Grygiel, Gonzalo Ibáñez SantaMaría, Henri Hude, Reinhard Hütter, Raúl Irarrázabal, Lydia Jiménez, Paul Johnson, Mladen Koljatic, Jean Laffitte, Nicolás León, Alfonso López Quintás, Alejandro Llano, Raúl Madrid, Guillermo Marini, Javier Martínez Fernández, Patricia Matte Larraín, Carlos Ignacio Massini Correas, Livio Melina, René Millar, Fr. Ricardo Morales, O. de M, Rodrigo Moreno Jeria, Andrés Ollero, José Miguel Oriol, Bernardino Piñera, Aquilino Polaino-Lorente, Cardenal Paul Poupard, Javier Prades, Dominique Rey, Florián Rodero L.C., Cristián Roncagliolo, Gustavo Sánchez Rojas, Alejandro San Francisco, Cardenal Angelo Scola, Cardenal Fernando Sebastián, David L. Schindler, William Thayer Arteaga, Juan Velarde Fuertes, Alberto Vial, Aníbal Vial, Pilar Vigil, Richard Yeo, O.S.B.

NACIONALES

EXTRANJEROS

Andrés Arteaga: Obispo Auxiliar de Santiago. Francisca Alessandri: Profesora de la Facultad de Periodismo, UC. Antonio Amado: Profesor de Metafísica de la Universidad de los Andes. Felipe Bacarreza: Obispo de Los Ángeles, Chile. Enrique Barros Bourie: De la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales, del Instituto de Chile. Profesor Facultad Derecho UCH. Rafael Benguria: Premio Nacional de Ciencias Exactas 2005. Profesor Titular del Instituto de Física, UC. Sofía Brahm. Licenciada en Sociología. Carlos Francisco Cáceres: De la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile. José Manuel Castro. Magíster en Historia, UC. José Luis Cea Egaña. Presidente de la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile. Fernando Chomali: Arzobispo de Concepción. Miembro de la Pontificia Academia Pro Vita. Vittorio di Girolamo: Historiador del arte. María Esther Gómez de Pedro: Miembro del nuevo círculo de discípulos de Joseph Ratzinger / Papa Benedicto XVI. José Manuel Eguiguren Guzmán: Fundador del Movimiento Apostólico Manquehue. Carlos José Errázuriz: Consultor Congregación para la Doctrina de la Fe. Profesor de la Pontificia Università della Santa Croce. José María Eyzaguirre: Profesor de la Facultad de Derecho, UC. Samuel Fernández: Doctor en Teología y Ciencias patrísticas. Director de Investigación y Posgrado y Profesor Titular de la Facultad de Teología UC. Álvaro Ferrer: Profesor de la Facultad de Derecho, UC. Juan Ignacio González: Obispo de San Bernardo, Chile. Gonzalo Ibáñez Santa-María: Profesor y ex rector de la Universidad Adolfo Ibáñez. Raúl Irarrázabal Covarrubias: Arquitecto. Mladen Koljatic. Profesor Titular de la Facultad de Ciencias Económicas, UC. Nicolás León Ross: Ex Director Ejecutivo de IdeaPaís. Raúl Madrid: Profesor de la Facultad de Derecho, UC. Guillermo Marini: Profesor de la Facultad de Educación, UC. Patricia Matte Larraín: De la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile. René Millar. De la Academia de Historia del Instituto de Chile. Fr. Ricardo Morales, O. de M.: Provincial de la Orden de la Merced en Chile. Rodrigo Moreno Jeria: De la Academia de la Historia del Instituto de Chile. Bernardino Piñera: Arzobispo Emérito de La Serena. Cristián Roncagliolo: Vice Gran Canciller, UC. Doctor en Teología por la Universidad Salesiana, Roma. Alejandro San Francisco: Profesor del Instituto de Historia, UC. William Thayer Arteaga: De la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile. Alberto Vial: Doctor en Filosofía por la Universidad de La Sorbona. Aníbal Vial: Ex rector Universidad Santo Tomás. Pilar Vigil: Médico. Miembro de la Pontificia Academia Pro Vita.

Héctor Aguer: Arzobispo de la Plata, Argentina. Anselmo Álvarez, OSB: Abad de Santa Cruz del Valle de los Caídos. Carl Anderson: Caballero Supremo de los Caballeros de Colón. Rémi Brague: Filosófo francés. Premio Ratzinger 2012. Jean-Louis Bruguès, OP: Archivista y Bibliotecario de la Santa Iglesia. Obispo emérito de Angers, Francia. Massimo Borghesi: Filósofo italiano. Catedrático de la Universidad de Perugia. Rocco Buttiglione: Filósofo y político italiano. Cardenal Antonio Cañizares: Arzobispo de Valencia, España. Guzmán Carriquiry: Secretario de la Comisión Pontificia para América Latina. William E. Carroll: Cátedra de Tomás de Aquino, Blackfriars, Oxford. Fernando María Cavaller. Presidente de la Asociación de Amigos de Newman, Argentina. Francesco D’Agostino: Filósofo del Derecho. Ex presidente del Comité Nacional de Bioética en Italia. Inés de Cassagne: Escritora argentina. Adriano Dell’Asta: Vicepresidente de la Fundación Rusia Cristiana. José Granados: Vicepresidente del Instituto Juan Pablo II para estudios sobre Matrimonio y Familia en Roma. Stanislaw Grygiel: Filósofo polaco. Titular de la Cátedra Juan Pablo II en la Universidad Lateranense, Roma. Reinhard Hütter: Teólogo. Profesor en The Catholic University of America. Henri Hude: Filósofo francés. Ex rector del Colegio Stanislas, París. Lydia Jiménez: Directora General del Instituto Secular Cruzadas de Santa María. Paul Johnson: Historiador inglés. Jean Laffitte: Obispo de Entrevaux. Secretario del Consejo Pontificio para la Familia. Alfonso López Quintás: Filósofo español. De la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Alejandro Llano: Filósofo español. Javier Martínez Fernández: Arzobispo de Granada, España. Carlos Ignacio Massini Correas: Catedrático de la Universidad Nacional de Cuyo, Argentina. Livio Melina: Profesor del Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia. Andrés Ollero. Catedrático de Filosofía del Derecho. Magistrado del Tribunal Constitucional español. José Miguel Oriol: Presidente de Editorial Encuentro, Madrid. Aquilino Polaino-Lorente: Psiquiatra español. Cardenal Paul Poupard: Presidente emérito del Pontificio Consejo de Cultura. Javier Prades: Rector de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, Madrid. Miembro de la Comisión Teológica Internacional. Dominique Rey: Obispo de Fréjus-Toulon, Francia. Florián Rodero L.C: Profesor de Teología del Ateneo Regina Apostolorum en Roma. Gustavo Sánchez Rojas: Director de la «Revista Teológica Limense». Miembro de la Comisión Teológica Internacional. Cardenal Angelo Scola: Arzobispo de Milán. Cardenal Fernando Sebastián: Arzobispo emérito de Pamplona. David L. Schindler: Director del Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre Matrimonio y Familia, Washington D.C. Juan Velarde Fuertes: Presidente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Premio Príncipe de Asturias en Ciencias Sociales (1992). Richard Yeo, OSB: Abad Presidente de la Congregación Benedictina de Inglaterra.


H U M A N I T A S

H umanitas Nº 84 OTOÑO 2017 – AÑO XXII

LA RESURRECCIÓN DE JESÚS Y EL SENTIDO DE LA VIDA Enrique Cattaneo

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Entrevista Rodrigo Guerra «LA MODERNIDAD: NO UN ADVERSARIO A DESTRUIR, SINO UN TERRENO A CONQUISTAR» Jaime Antúnez Aldunate / Pablo Maillet

26

Matrimonio y Misericordia: LA SACRAMENTALIDAD DEL AMOR CONYUGAL PUESTA EN DISCUSIÓN Jean Laffitte

40

A 30 años de la visita del Papa a Chile SOBRE EL DON DE DONARSE San Juan Pablo II

54

LA IDEOLOGÍA DE “GÉNERO” Y EL “LIBERALISMO GNÓSTICO” Robert P. George

70

Entrevista a Juan José Pérez Soba EL ANUNCIO DE LA BUENA NUEVA A LAS FAMILIAS Jaime Antúnez Aldunate / Javiera Corvalán

86

POR QUÉ NECESITAMOS A PAUL CLAUDEL D. C. Schindler

94

A 100 años de la revolución rusa KARL MARX André Frossard

116

La Pintura del Siglo XX: Matisse - Rothko - Congdon ENTRE LIBERTAD CREATIVA Y BÚSQUEDA DE UN CANON Rodolfo Balzarotti

130

Destacamos en APUNTES Y NOTAS TODOROV, OBSERVADOR DEL SER HUMANO Sante Maletta

146

Destacamos en LIBROS Cardenal Gerhard Ludwig Müller BENEDICTO Y FRANCISCO. SUCESORES DE PEDRO AL SERVICIO DE LA IGLESIA Jorge Precht

207

Portada: “Cristo resucitado aparece a los apóstoles”. Rembrandt. Contraportada: “Estudios de un pájaro del paraíso”. Rembrandt.

Sumario Editorial La Palabra del Papa Panorama Libros Sobre los Autores

7 12 158 172 207 228


En orden a facilitar el contacto con nuestros lectores y eventuales suscriptores, se pueden consultar los contenidos de este y de los anteriores números de Humanitas en Internet. Dicha información se entrega por medio de resúmenes de cada uno de los trabajos publicados en www.humanitas.cl VER REVISTA DIGITAL

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AÑOS

XXII

Sirviendo al encuentro de la Fe y la Cultura

HUM A NITAS

HUMANITAS (ISSN 07172168) recoge los trabajos de sus colaboradores regulares, nacionales y extranjeros. Asimismo, de otros autores cuya temática resulta afín con los objetivos de esta publicación. Toda reproducción total o parcial de los artículos publicados por HUMANITAS requiere de la correspondiente autorización, a excepción de comentarios o citas que se hagan de los mismos. Diseño y Producción: DISEÑA UC Impresión: Ograma Impresores Suscripciones y correspondencia HUMANITAS, Centro de Extensión de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Av. Libertador Bernardo O’Higgins 390, 3er piso, Santiago, Chile. Teléfono (56) 22354 6519, Fax (56) 22354 3755, E-mail: humanitas@uc.cl Suscripción anual, $28.000; estudiantes, $18.000. Valor por ejemplar, $7.000.


D E

E X T E N S I Ó N

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La Esperanza Cristiana “Quien tiene esperanza vive de otra manera; se le ha dado una vida nueva” (Spe Salvi - Benedicto XVI)

R E V ISTA

DE

A ntropologí a

y

Cult ur a

Cr isti a na s

C U R S O

1. La Esperanza Cristiana y los signos de los tiempos Lunes 29 de mayo, 19:00 hrs. 2. La Virgen María, Madre de la Esperanza Lunes 5 de junio, 19:00 hrs. 3. La Esperanza: de San Juan Pablo II a Francisco Lunes 12 de junio, 19:00 hrs.

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE

4. Esperanza y Misericordia Lunes 19 de junio, 19:00 hrs.

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EXPOSITOR Antonio Amado, profesor de Metafísica de la Universidad de los Andes. Miembro del Consejo de Consultores y Colaboradores de Revista HUMANITAS. Lugar: Auditorio 1, segundo piso, Centro de Extensión de la Pontificia Universidad Católica (Alameda 390, cuarto piso). Precio general: $30.000 (incluye suscripción anual a revista HUMANITAS) Precio estudiantes: $ 18.000 INFORMACIONES E INSCRIPCIONES

Revista Humanitas, Centro de Extensión, Pontificia Universidad Católica. Alameda 390, tercer piso. Teléfono: 22354 6519

humanitas@uc.cl


A NTROPOLOGí A

Y

C U LT U R A

CR ISTI A NAS

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Pu

no de r a u c e st e l e d DF as. c C U A D E R N O H U M A N I T A S N 3 5 se P manit r a u rg sca ww.h e d ed e en w

INTRODUCCIÓN A LA

IDEOLOGÍA DE GÉNERO Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa · Piersandro Vanzan, S.J. Robert P. George · Tomás Henríquez · Hernán Corral Conferencia Episcopal Venezolana Francisco · Benedicto XVI · Juan Pablo II ABRIL 2017




HUMANITAS Sumario n° 84 (enero-abril 2017)

LA RESURRECCIÓN DE JESÚS Y EL SENTIDO DE LA VIDA, por Enrique Cattaneo. Una de las habituales maneras de resolver el enigma de la existencia consiste en “domar” la muerte, es decir, considerarla un hecho natural, que debe aceptarse sin demasiada angustia ni demasiadas interrogantes. Algunos llegan a encontrar en esta aceptación de la muerte una suerte de paz del alma, al menos en apariencia. Contra esa tendencia, tan antigua como el hombre, la Biblia reacciona enseñando que la muerte humana no constituye en realidad algo “natural”, sino la consecuencia de un rechazo de Dios. San Hilario de Poitiers, según explica el autor de este artículo, traza una especie de recorrido que muestra cómo él superó la trampa del ateísmo beato, siguiendo su rebelión interior. Humanitas 2017, LXXXIV, págs. 14 - 25

“LA MODERNIDAD: NO UN ADVERSARIO A DESTRUIR, SINO UN TERRITORIO A CONQUISTAR”. Entrevista a Rodrigo Guerra. En una conversación con el profesor mexicano colaborador de la CELAM y miembro del Pontificio Consejo Justicia y Paz, nos adentramos en el necesario diálogo entre modernidad y cristianismo, y en los matices y distinciones imprescindibles al momento de estudiar las épocas históricas y sus filosofías. Esto último ha sido, a juicio de Rodrigo Guerra, comprendido y enseñado de modo loable por el Papa Francisco, quien “vive bajo la premisa de tener una simpatía elemental con todas las personas, con todas las posiciones, con todas las ideas; no porque todas las ideas estén igualmente avaladas o sean verdaderas, sino porque siempre logra detectar el punto de encuentro, la posibilidad de construir un puente, el lugar donde hay un factor de comunión”. Humanitas 2017, LXXXIV, págs. 26 - 39

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LA SACRAMENTALIDAD DEL AMOR CONYUGAL PUESTA EN DISCUSIÓN. MATRIMONIO Y MISERICORDIA, por Jean Laffitte. La configuración de los esposos con respecto a Cristo, definida a menudo como su consagración, nada tiene de imitación exterior o de lejana analogía: es obra del Espíritu Santo, que transforma en profundidad la subjetividad de los esposos y su capacidad de amar como Cristo nos ha amado. En esta línea se comprende mejor la indisolubilidad del matrimonio cristiano y de su sacramentalidad, cuestión que hoy es puesta en discusión, según el autor. A su juicio, sin embargo, no hay que dejar de insistir en la importancia de la segunda, la que debe formularse a partir de lo que en verdad el amor conyugal está llamado a expresar: el amor del que Cristo hace don para todos los hombres. Humanitas 2017, LXXXIV, págs. 40 - 51

SOBRE EL DON DE DONARSE. MEDITACIÓN DE SAN JUAN PABLO II. Con motivo de los 30 años de la visita de San Juan Pablo II a Chile y como homenaje conmemorativo, Humanitas presenta una versión inédita en español de una meditación suya, que data del año 1994. En el bello lenguaje de la Teología del Cuerpo, el gran Papa que guio a la Iglesia en el cruce del milenio sostiene que “Dios abarca al varón y a la mujer en toda la verdad de su humanidad. Dios basa su favor creativo y paternal, su predilección, en esta verdad. Él injerta, por así decir, su desinteresado afecto, su predilección, en nuestros corazones. Nos vuelve capaces del mutuo amor, del gozo de uno con el otro. A los ojos del varón, la mujer es una especial síntesis de la belleza de toda la creación, así como él, y de modo similar, lo es a los ojos de ella”. Humanitas 2017, LXXXIV, págs.54 - 69

LA IDEOLOGÍA DE “GÉNERO” Y EL “LIBERALISMO GNÓSTICO”, por Robert P. George. Con sed de venganza y una legión de seguidores, ha vuelto a cobrar fuerza la noción gnóstica de que los seres humanos son personas no-corporales que habitan cuerpos no-personales. Según esta posición, que subyace en todas las variantes de la denominada “ideología de género”, es lo inmaterial, lo mental o lo afectivo lo que en última instancia importa. Aplicado a la persona humana, esto significa que lo material o corporal resulta ser inferior; si es que no se trata de una prisión de la cual se debe buscar escapar, cuando mucho sería un mero

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instrumento para ser manipulado a fin de servir a los objetivos o fines de la “persona” (entendida esta como el espíritu, la mente o la psique). Haciendo frente a tal ideología que pretende “deconstruir” la cultura y al hombre mismo desde lo más profundo de su ser, el filósofo del derecho Robert P. George propone, con lucidez y de la mano de la antropología clásica y judeocristiana, una concepción de la persona humana como radical unidad de cuerpo y alma. Humanitas 2017, LXXXIV, págs. 70 - 85

EL ANUNCIO DE LA BUENA NUEVA A LAS FAMILIAS. Entrevista al Padre Juan José Pérez Soba. Desde la indisolubilidad del matrimonio hasta la dignidad de la conciencia, pasando por la homosexualidad, la llamada “ley de la gradualidad” y la libertad humana, el Padre Pérez Soba expone con claridad cuestiones que son de la mayor importancia doctrinal, y particularmente trascendentes a la hora de pensar una pastoral que responda a los actuales desafíos que enfrenta la Iglesia en su misión de nueva evangelización a las familias. Humanitas 2017, LXXXIV, págs. 86-93

POR QUÉ NECESITAMOS A PAUL CLAUDEL, por D.C. Schindler. Según el diagnóstico de diversos pensadores cristianos, desde el siglo XIX —y especialmente hoy en día— existe una tendencia a reducir la religión a la moralidad. El problema de esta reducción es que aquello que esencialmente es un misterio se convierte en mero mensaje que se “vive” individualmente, de manera más o menos exitosa. Semejante escenario nos deja de inmediato en el pragmatismo, el moralismo y en un esteticismo vacío. En contraste con esta fragmentación, Paul Claudel ofrece una visión integral, cuya totalidad proviene de la alabanza y la celebración, de la glorificación de Dios y la elevación agradecida del mundo, que se encuentra en su centro. Esta totalidad en su arte refleja la totalidad de la verdad cristiana y hace justicia a la totalidad de la existencia humana: hay un juicio moral inexorablemente agudo en su poesía y su obra dramática. Humanitas 2017, LXXXIV, págs. 207-227

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KARL MARX. A 100 AÑOS DE LA REVOLUCIÓN RUSA, por André Frossard. Quien viviera su adolescencia y juventud bajo el fuerte influjo de la ideología marxista y se convirtiera súbitamente al catolicismo tras una experiencia espiritual que relata en su famoso libro “Dios existe, yo me lo encontré”, expone en el presente artículo, a 100 años de la revolución rusa, los alcances del pensamiento de Karl Marx, principalmente en lo que respecta a sus pretensiones escatológicas: “Se trata de una doctrina en la que es imposible no ver un desarrollo religioso, de modo subrepticio. Es un contratipo ateo que llegará a ser muy pronto una insolente caricatura totalitaria del judeo-cristianismo”. Humanitas 2017, LXXXIV, págs.116 - 129

ENTRE LIBERTAD CREATIVA Y BÚSQUEDA DE UN CANON. LA PINTURA DEL SIGLO XX, por Rodolfo Balzarotti. La “creación artística” encuentra su lugar en una región del alma donde esta mantiene con la realidad, con las cosas, una relación primordial, prerracional, no conceptual, pero no irracional, que podríamos definir como “intuición creativa”: una especie de iluminación —y también una herida— proveniente del Ser. El arte, de este modo, constituye una vía de acceso a un sentido auténtico del Ser; se trata de una intuición creativa propia de la intimidad y singularidad de la persona que adentra al hombre en las profundidades del Misterio. Humanitas 2017, LXXXIV, págs. 130 - 145

APUNTES Y NOTAS TODOROV, OBSERVADOR DEL SER HUMANO, por Sante Maletta. El filósofo búlgaro-francés, fallecido a los 78 años en París, fue uno de los grandes intelectuales contemporáneos. Apasionado observador de lo humano, encarnó el humanismo auténtico, escudriñando las profundidades del hombre y de su historia. Esta última, y particularmente la historia contemporánea, es, a su juicio, comprensible únicamente a la luz de la lucha mortal entre democracia y totalitarismo. Pero paradójicamente eso que Todorov llama “pulsión totalitaria” afecta también a la democracia misma, en el momento en que se comienza a pensar que el mal es algo extirpable del mundo mediante la violencia y la acción militar; convicción que no es en absoluto compartida por el filósofo, quien,

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pese a no tener recetas pragmáticas para hacer frente al misterio de la iniquidad, ve en el diálogo la posibilidad de experimentar la radical dependencia entre los hombres y, de este modo, una vía para combatir el mal reconociendo la dignidad del “otro yo”. Humanitas 2017, LXXXIV, págs. 146 - 150

LA PRIMERA PALABRA DE LA MISERICORDIA, por Martin Steffens. Para un padre, querer a su hijo no es amarlo cada vez menos en proporción a sus faltas, sino cada vez más. Es saberse más requerido por su hijo por el hecho de estar perdido o, para hablar como Jesús, por la oveja en la medida en que se encuentre extraviada. Querer a mi hijo es rebasar en el amor: es ser con él tanto más fiel cuanto más pone a prueba mi paciencia. Es a partir de esta constatación que el autor del presente artículo llega a afirmar: “La Misericordia es la mejilla extendida. Son esos brazos cada vez más abiertos, hasta ser clavados en la madera de la Cruz para no ofrecer más que un costado donde vengan a parar nuestras faltas, para que de este costado ofrecido brote la fuente de vida”. Humanitas 2017, LXXXIV, págs. 151 - 157

LIBROS “Benedicto y Francisco. Sucesores de Pedro al servicio de la Iglesia”, por Gerhard Ludwig Müller (Edizioni Ares); “No digas adiós a Dios”, por Rodrigo Figueroa (Editorial Monte Carmelo); “El arte de educar”, por Franco Nembrini (Ediciones Encuentro); “La piadosa idea de Darwin”, por Conor Cunningham (Editorial Nuevo Inicio); “De la Piedra al Maestro”, por Etsuro Sotoo y José Manuel Almuzara (Editorial Palabra); “Mitos de la Edad Media”, por Remi Brague (Editorial Nuevo Inicio); “De asombros y nostalgia”, por Jorge Rivera (Ediciones UC); “Homo Adulescens”, por José María Barrio Maestre (Editorial Teseo); “El viejo trueno. Biografía de Hilaire Belloc”, por Joseph Pierce (Editorial Palabra); “Decir el hombre”, por Marko Ivan Rupnik SJ (Biblioteca de Autores Cristianos); “Madurez psicológica y espiritual”, por Wenceslao Vial (Editorial Palabra); “Aquiles y la guerra de Troya”, por Angélica Edwards Valdés (LOM Ediciones); “El viejo y el mar”, por Ernest Hemingway (Editorial Debolsillo); “A cada uno un denario”, por Bruce Marshall (Editorial Nuevo Inicio). Humanitas 2017, LXXXIV, págs. 207 - 227

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“La época del pecado contra Dios Creador” E

n un discurso de la pasada Jornada Mundial de la Juventud en Polonia, en la Catedral de Cracovia, el Papa Francisco dijo a los obispos de ese país: “Estamos viviendo un momento de aniquilación del hombre como imagen de Dios. (…) Detrás de esto hay ideologías (…), verdaderas colonizaciones ideológicas. (…) Hoy, a los niños —¡a los niños!— en la escuela se enseña esto: que cada uno puede elegir el sexo (…). Hablando con el Papa Benedicto, me decía: ´Santidad, esta es la época del pecado contra Dios Creador´” (Cfr. Palabra del Papa, pp. 158-171 de esta edición). A lo que directamente apuntó el Santo Padre en esas elocuentes palabras —como también allí lo dice, “con nombre y apellido”—es a la ideología de género (o del Gender). Consciente de la gravedad y urgencia que tiene para nuestro país—y en realidad para toda la humanidad… el estudio de este desafío moral y religioso, revista Humanitas ha publicado su Cuaderno Humanitas n° 35, que ha titulado “Introducción a la IDEOLOGÍA DE GÉNERO”.* En la presente edición, Humanitas 84, reproducimos, del mencionado Cuaderno, el artículo del estudioso de esta materia y profesor de la Universidad de Princeton, Robert P. George (Cfr. p. 70). Su reflexión profundiza con lucidez en un tema de suma actualidad, al que se refiere también el Papa Francisco en su discurso de Cracovia. Es la gran cuestión tratada por San Juan Pablo II, cuando proclamó, desde la tribuna de la UNESCO, en París, en 1980: “Ecce homo! (¡He aquí al hombre!), único sujeto óntico de la cultura”. En una hermenéutica muy afín a la del Papa Wojtyla, el actual Pontífice señala también, en el citado discurso de Cracovia, que Dios creó “inculto” a este único ser óntico de la cultura, mas este, en estado de rebeldía, actúa de tal modo que vuelve al estado de “incultura”. He ahí el gran pecado contemporáneo contra Dios Creador. La reflexión de Robert P. George vincula este problema con el resurgimiento moderno de una antropología filosófica contra la cual la Iglesia católica dio las primeras grandes batallas de la pedagogía cristiana: el gnosticismo. La aceptación de nuestros cuerpos como un regalo de Dios, que da la bienvenida y acepta al mundo entero como un regalo del Padre y nuestro hogar común —señala

* El Cuaderno Humanitas 35 ―Introducción a la IDEOLOGÍA DE GÉNERO― puede leerse y descargarse en formato PDF en el sitio www.humanitas.cl

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EDITORIAL el profesor de Princeton— representa la actitud per diametrum contraria a ese “gnosticismo neoliberal”, que piensa que disfrutamos de un poder absoluto sobre nuestros propios cuerpos y, sutilmente, sobre la misma Creación.

Consciente de la gravedad y urgencia que tiene para nuestro país —y en realidad para toda la humanidad— el estudio de este desafío moral y religioso, revista Humanitas ha publicado su Cuaderno Humanitas n° 35, que ha titulado “Introducción a la IDEOLOGÍA DE GÉNERO”.

Esto, que podríamos denominar como los elementos esenciales de una genuina ecología humana, es aquello contra lo que embiste con violencia el transexualismo y el transgenerismo; y aquí, una vez más, la interpelación de George: “Si somos compuestos de cuerpo-mente (o cuerpo-alma), y no simplemente mentes (o almas) que habitan cuerpos materiales, entonces el respeto por la persona exige respeto por el cuerpo, lo que descarta las mutilaciones y otros ataques directos e intencionados contra la salud humana”. Realidad profunda de la naturaleza que, más allá de cualquier proclama o dogmatismo —como se quiere artificiosamente hacer suponer—, condena también el aborto humano, causa ideológicamente organizada y financiada por similares poderes en el mundo entero, que se erige contemporáneamente como principal bandera de muerte. Precisamente al inicio de este mismo número, otro autor, Enrique Cattaneo, nos sitúa frente a la tendencia, tan antigua como el mismo hombre, que figura sentir la muerte como algo “natural” y, por tanto, concluimos nosotros, a merced de una ideología, como tantas veces lo ha comprobado la historia, particularmente en el siglo XX, y como lo corrobora hoy día. Comentando con hondura la ruta de San Hilario de Poitiers y, a su luz, meditando en el sentido de la vida que entrega al hombre (Ecce homo!) la Resurrección de Jesús, señala el mencionado autor: “Contra esa tendencia tan antigua como el hombre, la Biblia reacciona vigorosamente, enseñando que la muerte humana no constituye en realidad algo ‘natural’, sino la consecuencia de un rechazo de Dios”. Consideración, esta, que refuerza aquella luz que da su sentido unitivo al presente número de Humanitas. JAIME ANTÚNEZ ALDUNATE Director de Humanitas

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La resurrección de Jesús y el sentido de la vida POR ENRIQUE CATTANEO, S.J.

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na de las habituales maneras de resolver el enigma de la existencia consiste en “domar” la muerte, es decir, considerarla un hecho natural, que debe aceptarse sin demasiada angustia ni demasiadas interrogantes. Hay quienes llegan a encontrar en esta aceptación de la muerte una especie de paz del alma, una serenidad envidiable, al menos aparentemente. Contra esa tendencia, tan antigua como el hombre, la Biblia reacciona vigorosamente, enseñando que la muerte humana no constituye en realidad algo “natural”, sino la consecuencia de un rechazo de Dios (Gn 3; Rm 5, 12); no tiene cabida en el proyecto de Dios (Sb 2, 23-24) y lanza una sombra sobre todas las actividades humanas, hasta las más nobles y santas. Dios es el Dios de la vida (ver 1 Jn 1, 1) y la muerte no puede convivir con Él. Mientras no se resuelva el problema de la muerte, la existencia humana en la tierra siempre será un enigma indescifrable. Para que no se olvide esta realidad, la Biblia ha conservado un pequeño libro perturbador llamado Qohélet. Su autor es alguien que toma en serio la muerte, no hace pactos con ella y afirma que “todo es vanidad” (Qo 1, 2), es decir, vacío, nada, descomposición. ¿De qué sirve estudiar, esforzarse, hacer el bien, servir a Dios? La respuesta es tajante: no sirve de nada, si es verdad que la muerte en todo tiene la última palabra. O mejor dicho, como buen israelita, sabe que, tal como la primera palabra es de Dios, asimismo la última palabra será de Dios (ver Qo 12, 13); pero no sabe cómo Dios desea resolver el problema. En este nivel, el Antiguo Testamento no es superior a todas las demás religiones y filosofías: ninguna de ellas ha sabido jamás dar una solución para el problema de la muerte, fuera de “domarla”, es decir, reducir al hombre

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CONTRA ESA TENDENCIA,TAN ANTIGUA COMO EL HOMBRE, LA BIBLIA REACCIONA VIGOROSAMENTE, ENSEÑANDO QUE LA MUERTE HUMANA NO CONSTITUYE EN REALIDAD ALGO “NATURAL”, SINO LA CONSECUENCIA DE UN RECHAZO DE DIOS (GN 3; RM 5, 12); NO TIENE CABIDA EN EL PROYECTO DE DIOS (SB 2, 23-24) Y LANZA UNA SOMBRA SOBRE TODAS LAS ACTIVIDADES HUMANAS, HASTA LAS MÁS NOBLES Y SANTAS (…)

Tiziano. “Noli me tangere” (detalle).

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(…) DIOS ES EL DIOS DE LA VIDA (1 JN 1, 1) Y LA MUERTE NO PUEDE CONVIVIR CON ÉL. MIENTRAS NO SE RESUELVA EL PROBLEMA DE LA MUERTE, LA EXISTENCIA HUMANA EN LA TIERRA SIEMPRE SERÁ UN ENIGMA INDESCIFRABLE.

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únicamente a su “cuerpo” (y entonces todo termina con la muerte) o únicamente a su “alma”, y entonces es necesario proyectar un “más allá”, ya sea opaco o feliz. Sin embargo, el Antiguo Testamento, a diferencia de las demás religiones y filosofías, ha puesto algunos pestillos seguros: Dios y el mundo no son lo mismo; el mundo no es divino; el sol y los astros no son divinidades, sino criaturas; este mundo no es eterno, y terminará; el hombre es al mismo tiempo de la tierra y de Dios (Gn 2, 7) y está dotado de libre arbitrio; en la existencia humana ha habido una explícita desobediencia del hombre a Dios; esta confusión de la existencia humana solo puede resolverse restableciendo la relación con Dios, es decir, observando sus mandamientos y en comunión con Él. Al respecto, la Biblia ha conservado otro pequeño libro precioso, el Cantar de los Cantares, que señala simbólicamente el camino del enamoramiento como manera de salir del enigma de la existencia humana. Detrás del cortejo entre el amante y la amada se vislumbra un posible diálogo de amor entre Dios y la humanidad. Sin embargo, también el autor del Cantar de los Cantares debe detenerse ante el muro de la muerte: intuye que “es fuerte el amor como la muerte” (Ct 8, 6), pero no ve cómo superarla. El judaísmo tardío profesará la creencia en la resurrección de los muertos, pero esta se remitirá al último día (Jn 11, 24), es decir, al final de la historia. Alrededor del año 30 de esta era, aparece en Galilea un hombre, un profeta llamado Jesús, que predica la inminente venida del reino de Dios a la tierra (Mc 1, 15). ¿Es el Mesías esperado? Muchos se lo preguntan (Jn 4, 29). Sin embargo, su predicación provoca hostilidad de parte de las autoridades religiosas: este Jesús se cree superior al mandamiento del sábado (Mc 2, 27-28), no respeta las tradiciones de los antepasados (Mc 7, 5) y al parecer ha dicho palabras blasfemas contra el Templo (ver Mc 14, 58). Capturado y conducido a proceso, al preguntársele si era el Mesías, hijo de Dios, dio una respuesta considerada una blasfemia, por lo cual fue condenado a muerte (Mc 14, 63-64). La ejecución se encomendó a los romanos, que aplicaron el suplicio de la cruz. Después de su muerte, los discípulos pensaron en la sepultura, pero siendo inminente el sábado, en el cual estaban


prohibidos los trabajos manuales, la postergaron para el día siguiente. El tratamiento del cadáver con aromas y especias se encargaba a las mujeres (Mc 16, 1). Los discípulos estaban sumidos en estos pensamientos cuando, como un rayo en el cielo sereno, llega la noticia de que ha desaparecido el cadáver y que algunas mujeres, al dirigirse al sepulcro, vieron a Jesús vivo (Lc 24, 22-23). Tras las primeras dudas, llega la certeza: los discípulos ven al Señor resucitado, hablan con él, lo tocan, comen juntos (Lc 24, 36-43). Sin embargo, él no ha vuelto a la vida simplemente para morir de nuevo: ha entrado en otra dimensión, no menos real, pero distinta a aquella conocida hasta ese momento. ¿Es alucinación? ¿Es realidad? ¿Pero qué realidad? Los discípulos ciertamente se habrán planteado estas interrogantes, pero luego han debido rendirse ante la evidencia del hecho: ¡Jesús se ha mostrado resucitado! Es precisamente Él, aquel que fue puesto en la cruz. Se les abren entonces los ojos: por lo tanto Él es el Mesías, Él es el Hijo de Dios. Se comprende entonces toda la historia de la salvación, se comprenden todos los discursos de los profetas, se comprenden todos los dolores del mundo y las promesas de Dios: ¡la muerte, último enemigo, ha sido derrotada! El enigma de la existencia está resuelto. Ahora es posible vivir, tener esperanza, amar, sufrir e incluso morir por la justicia, porque existe la vida eterna, la vida de la resurrección. No se trata tanto de entrar a “otro mundo” (en francés, un autre monde), sino a un “mundo distinto” (dans un monde autre). El encuentro entre la realidad del viejo mundo y la nueva linfa de la vida resucitada ya ha tenido lugar, de tal manera que este mundo se encuentra como traspasado por los dolores de un parto: sufre y gime (Rm 8, 20-22), queriendo de pronto experimentar con plenitud esta vida “distinta”, donde ya no se encuentra el veneno de la corrupción, del pecado, del odio, de la mentira, de la codicia, sino alegría, felicidad, paz, fraternidad, en una palabra la vida en el Espíritu Santo. Es preciso reconocer que también entre cristianos de hoy el tema de la resurrección de Cristo ha llegado a ser prácticamente irrelevante. Ya no se entiende qué sentido puede tener afirmar que Él resucitó “en su verdadero cuerpo”. Se tiende por este motivo a una interpretación de tipo espiritual. Cristo resucitado significa que su mensaje es tan vital e importante

ALREDEDOR DEL AÑO 30 DE ESTA ERA, APARECE EN GALILEA UN HOMBRE, UN PROFETA LLAMADO JESÚS, QUE PREDICA LA INMINENTE VENIDA DEL REINO DE DIOS A LA TIERRA (MC 1, 15). ¿ES EL MESÍAS ESPERADO? MUCHOS SE LO PREGUNTAN (JN 4, 29).

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que ha continuado incluso después de su muerte, mantenido por sus discípulos. De acuerdo con el exegeta protestante Rudolf Bultmann (1884-1976), muchos consideran que la resurrección de Jesús es un “mito”, que incluye en todo caso un contenido de fe: el poner enteramente la confianza en Dios. A Bultmann no le interesa si la tumba de Jesús estaba vacía o si todavía se encontraba allí el cadáver: es un detalle histórico, de la crónica, que nada tendría que ver con la fe. Sin embargo, para los primeros testigos no era así: si el cadáver de Jesús hubiese permanecido en la tumba, entonces la resurrección sería un mito. Ciertamente, el sepulcro vacío por sí mismo no lo decía todo, pero habiéndose determinado que no se trataba ni de un robo ni de un truco de los discípulos (Mt 27, 62-65), quedaba abierta la puerta que únicamente la aparición de Jesús resucitado podía traspasar. El Evangelio, “la buena nueva”, es esencialmente esto, y por cuanto la resurrección supone una verdadera muerte, precisamente también la muerte de Jesús es anunciada (1 Co 11, 26) no por sí misma, sino porque tiene su desenlace perturbador en la resurrección. La resurrección es el comienzo del nuevo mundo, de la nueva era, es decir, de una existencia distinta, que ha sido posible gracias al don del Espíritu Santo, que es el Espíritu del Resucitado. Escuchemos a Pablo: “Y cuando este ser corruptible se revista de incorruptibilidad y este ser mortal se revista de inmortalidad, entonces se cumplirá lo que está escrito: La muerte ha sido devorada por la victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? (Is 25, 8; Os 13, 14). El aguijón de la muerte es el pecado, y la fuerza del pecado la Ley. Pero ¡gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo!” (1 Cor 15, 54-57). La muerte es “el último enemigo en ser destruido” (1 Cor 15, 26). La resurrección de Jesús es entonces la única respuesta verdadera al problema de la existencia, tanto que “si no resucitó Cristo, vacía es nuestra fe” (1 Cor 15, 17). Pablo puede entonces decir a sus correligionarios israelitas: “Nosotros os anunciamos que la Promesa hecha a los padres Dios la ha cumplido en nosotros, los hijos, al resucitar a Jesús” (Hch 13, 32-33). El apóstol distingue entre “muerte” y “corrupción”, y hace una comparación entre David y Jesús: “David (…) murió y experimentó la corrupción. En cambio aquel a quien

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Dios resucitó no experimentó la corrupción” (Hch 13, 36-37). Así, también Jesús experimentó la muerte, como todos, pero fue el único que no estuvo sujeto a la “corrupción”, lo cual indica que la resurrección tiene relación precisamente con el cuerpo de Jesús. Pablo se apoya en el Sal 16 (15): No dejarás a tu santo ver la corrupción, según la versión griega, mientras el texto hebreo señala: No dejarás a tu amigo ver la fosa, es decir, la muerte. La diferencia no es pequeña, pero ambos textos se consideran inspirados. Pedro, en su anuncio después de Pentecostés, ya había citado este Salmo, haciendo una comparación con David, el cual “murió y fue sepultado, y su sepulcro sigue estando entre nosotros”, mientras Cristo “no fue abandonado en los infiernos ni su carne experimentó la corrupción” (Hch 2, 27-31). Pablo sabía que la esperanza en la resurrección de los muertos era uno de los puntos fundamentales del judaísmo, si bien no era compartido por todos, y estaba dispuesto a dar testimonio, incluso ofreciendo su vida, de que esa resurrección había tenido lugar en Jesús (Hch 23, 6-10; 24, 21). Paradojalmente, mientras fariseos y saduceos discuten entre ellos sobre la resurrección, el Señor Jesús se presenta a Pablo para darle ánimo (Hch 23, 11). La resurrección de Jesús es una “bella noticia”, porque no solo tiene que ver con él, sino también con todos los que creen en él siempre que vivan de acuerdo con sus enseñanzas: “Cristo resucitó de entre los muertos como primicia de los que murieron” (1 Cor 15, 20). “Porque si creemos que Jesús murió y que resucitó, de la misma manera Dios llevará consigo a quienes murieron en Jesús” (1 Ts 4, 14). En todo caso, la resurrección no es solamente un hecho futuro, sino experimentable en el presente en una “vida nueva” (ver Rm 6, 4), ya no a merced del pecado, sino guiada por el Espíritu (ver Rm 8, 9-11), es decir, “por el amor de Dios derramado en nuestros corazones” (Rm 5, 5). Para captar toda la estupenda novedad de esta “buena nueva”, es preciso sin embargo tener el valor de mirar de frente a la muerte en toda su terrible verdad: ella es el fin a cuyo encuentro va inexorablemente todo cuanto tiene vida en la tierra. También ella, como dice la ciencia, no es eterna, y terminará su trayecto. También las grandes obras de arte algún día dejarán de existir. También de la Basílica de San Pedro no quedará piedra sobre piedra. ¿Qué sentido

SE LES ABREN ENTONCES LOS OJOS: POR LO TANTO ÉL ES EL MESÍAS, ÉL ES EL HIJO DE DIOS. SE COMPRENDE ENTONCES TODA LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN, TODOS LOS DISCURSOS DE LOS PROFETAS, TODOS LOS DOLORES DEL MUNDO Y LAS PROMESAS DE DIOS: ¡LA MUERTE, ÚLTIMO ENEMIGO, HA SIDO DERROTADA! EL ENIGMA DE LA EXISTENCIA ESTÁ RESUELTO. AHORA ES POSIBLE VIVIR, TENER ESPERANZA, AMAR, SUFRIR E INCLUSO MORIR POR LA JUSTICIA, PORQUE EXISTE LA VIDA ETERNA, LA VIDA DE LA RESURRECCIÓN. NO SE TRATA TANTO DE ENTRAR A “OTRO MUNDO” (EN FRANCÉS, UN AUTRE MONDE), SINO A UN “MUNDO DISTINTO” (DANS UN MONDE AUTRE).

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PARA CAPTAR TODA LA ESTUPENDA NOVEDAD DE ESTA “BUENA NUEVA”, ES PRECISO TENER EL VALOR DE MIRAR DE FRENTE A LA MUERTE EN TODA SU TERRIBLE VERDAD: ELLA ES EL FIN A CUYO ENCUENTRO VA INEXORABLEMENTE TODO CUANTO TIENE VIDA EN LA TIERRA. TAMBIÉN ELLA, COMO DICE LA CIENCIA, NO ES ETERNA, Y TERMINARÁ SU TRAYECTO. TAMBIÉN LAS GRANDES OBRAS DE ARTE ALGÚN DÍA DEJARÁN DE EXISTIR.(…)

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«Así, también Jesús experimentó la muerte, como todos, pero fue el único que no estuvo sujeto a la “corrupción”, lo cual indica que la resurrección tiene relación precisamente con el cuerpo de Jesús.»

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(…) TAMBIÉN DE LA BASÍLICA DE SAN PEDRO NO QUEDARÁ PIEDRA SOBRE PIEDRA. ¿QUÉ SENTIDO TIENE ENTONCES NUESTRA VIDA? HOY PREFERIMOS NO PLANTEARNOS ESTA INTERROGANTE, YA QUE TODOS SOMOS PRESA DE LAS PREOCUPACIONES DE LA VIDA. TODO ES BUENO PARA ATURDIRSE, DISTRAERSE, DIVERTIRSE, PROCURANDO SATISFACER LO MÁS POSIBLE EL “HAMBRE DE MUNDO” Y ANULAR LA “SED DE DIOS”.

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tiene entonces nuestra vida? Hoy preferimos no plantearnos esta interrogante, ya que todos somos presa de las preocupaciones de la vida. Todo es bueno para aturdirse, distraerse, divertirse, procurando satisfacer lo más posible el “hambre de mundo” y anular la “sed de Dios”. Con todo, para hacer esto es preciso visualizar la muerte no como una “enemiga” (así la llamaba Pablo), sino como una “amiga” (así la llamaban los impíos del libro de la Sabiduría, 1, 16). Una vez domada, convertida en amiga, la muerte ya no da miedo (aparentemente), porque —se dice— “luego no habrá nada”, de manera que conviene aprovechar lo más posible esta vida, ciertamente con mucha sagacidad, sin hacer demasiado por los demás ni atropellarlos, pero usando guantes aterciopelados. Así razonaban ya algunos hace más de dos mil años: “Corta y triste es nuestra vida; la muerte del hombre no tiene remedio y de nadie consta que haya vuelto de la tumba. Nacimos por azar y pasaremos como si no hubiéramos existido. (…) Venid, pues, y disfrutemos de los bienes presentes, gocemos de la realidad con impaciencia juvenil; embriaguémonos de vinos exquisitos y perfumes, que no se nos escape la flor primaveral; coronémonos de rosas antes que se marchiten (…), que ésta es nuestra suerte y nuestra herencia” (Sb 2, 1-9). Quienes tienen menos escrúpulos usan métodos inmorales; quienes en cambio tienen más conciencia procuran conducirse honestamente. ¿Pero en el fondo dónde está la diferencia si todo termina? Escribe el Qohélet: “Hay un destino común para todos, para el justo y para el malvado, (…) lo mismo el bueno que el pecador (…): todos se van con los muertos” (Qo 9, 2-3). Desde este punto de vista, no hay diferencia con los animales: “El hombre y la bestia tienen la misma suerte: muere el uno como la otra, y ambos tienen el mismo aliento de vida. En nada aventaja el hombre a la bestia, pues todo es vanidad” (Qo 3, 19). Hoy muchos de los que hacen profesión de ateísmo se presentan ante la muerte con una serenidad y una imperturbabilidad envidiables. Al parecer, para ellos la negación de Dios no solo no constituye un problema, sino además es prácticamente una conquista de la mente. Un astrofísico que participó recientemente en una transmisión televisiva decía substancialmente lo siguiente: “Soy ateo, y esto


«Tras las primeras dudas, llega la certeza: los discípulos ven al Señor resucitado, hablan con Él, lo tocan, comen juntos (Lc 24, 36-43). Sin embargo, él no ha vuelto a la vida simplemente para morir de nuevo: ha entrado en otra dimensión, no menos real, pero distinta a aquella conocida hasta ese momento. ¿Es alucinación? ¿Es realidad? ¿Pero qué realidad? » (“Cristo resucitado, con los discípulos de Emaús”. Grabado de Rembrandt)

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significa que la vida en la tierra nació por azar y que mi existencia carece de sentido; pero esto no me altera, no me impide ver la naturaleza y la vida con sentido de asombro, y por el contrario me ayuda a ser humilde, porque veo mi pequeñez, y me anima a la solidaridad con los demás, porque todos estamos en la misma embarcación” (“hacia la nada”, agrego yo). Esta posición tiene su propia dignidad, dado el esfuerzo moral que la sostiene, pero de hecho se basa “en la nada”. Hay quienes, sin embargo, no se resignan a ser equiparados con su propio gato o cachorro, o con el chimpancé más inteligente del mundo, todos los cuales no se plantean ni se plantearán jamás el problema de por qué existen, del sentido de la vida, de la estructura de la materia y del universo; nunca han escrito ni escribirán jamás libros de ciencia, de historia, de filosofía, de literatura, de poesía; nunca han compuesto ni compondrán jamás una sinfonía o un concierto para piano y orquesta; nunca han pintado ni pintarán jamás un fresco, como Giotto, o un cuadro, como Caravaggio; nunca han construido ni construirán jamás una catedral como la de Chartres. Existe en español la traducción de la obra La Trinidad, de Hilario, obispo de Poitiers, que vivió en la Galia en el siglo IV1. En el primer libro, que es una introducción, este converso al cristianismo explica por qué sintió la necesidad de escribir sobre Dios y sobre el Dios de Jesucristo. Traza de este modo una especie de recorrido de tipo intelectual, pero también existencial, donde muestra cómo salió de la trampa del ateísmo, guiado por su rebelión interior: “¡No es digno del hombre!” (1, 2). No es digno del hombre contentarse con alcanzar la tranquilidad y el bienestar, sin pensar en su propio origen o en su propio fin. Desde este punto de vista, los animales serían más felices que el hombre, porque no trabajan y tienen comida hasta la saciedad. Sería indigno de los hombres “creer que han nacido únicamente para estar al servicio del vientre y la indolencia: creer que han venido a esta vida no para alguna ilustre empresa o para dedicarse a una noble preocupación; creer que esta vida misma no nos ha sido dada para recorrer un camino hacia la eternidad” (1, 2). Con todo, habiendo llegado a la 1 Ver HILARIO DE POITIERS, La Trinità, 2 volúmenes, edición a cargo de ANTONIO ORAZZO, Roma, Città Nuova, 2011.

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hipótesis de Dios, “no sería digno de Dios haber introducido al hombre en esta vida (…) si luego estuviese obligado a dejar de vivir y a morir para siempre” (1, 9). La religión judía da la más bella definición de Dios, como “El que es”: “En realidad, nada es más propio de Dios que el ser” (1, 5). Además, enseña a remontarse desde la belleza de las criaturas a la Belleza del Creador (1, 6-7). Pero también ella se detiene ante el muro de la muerte. Esta es entonces la doctrina evangélica y apostólica, que enseña la encarnación del Verbo, nuestra adopción como hijos mediante la fe, revelándonos que Dios es Padre. Este “nuevo nacimiento” significa liberación de los vicios, purificación de los pecados, participación en la resurrección de Cristo: “Por lo tanto, nosotros hemos resucitado por obra de Dios junto con Cristo, mediante su muerte” (1, 13). ¿Pero por qué Cristo realiza todo esto? Porque “en Cristo se encuentra la plenitud de la divinidad” (ibid), lo cual significa que Dios no puede sino ser el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Esta es la verdadera fe en el único Dios, y no la del que niega al Hijo o lo identifica con el Padre (1, 23). Solo con esta fe Hilario encuentra la paz: “Mi espíritu por lo tanto se serenaba, alegre en sus esperanzas, en este reposo consciente de su propia seguridad, sin temer que interviniese la muerte, hasta el punto de considerarla un paso hacia la eternidad” (1, 14). En este punto cambia la perspectiva de la vida: “No sólo (mi espíritu) no consideraba molesta o penosa la vida en este cuerpo, sino que la comparaba con lo que son los estudios para los niños, la medicina para los enfermos, la natación para los náufragos”, en suma, una preparación “para el premio de la inmortalidad bienaventurada” (1, 14). Entonces Hilario decide no poseer estas cosas solamente para sí, sino anunciarlas también a los demás, asumiendo el ministerio sacerdotal, extendiendo de este modo su esfuerzo “hasta ocuparse de la salvación de todos” (ibid). He aquí un recorrido realmente digno del hombre.

¿PERO POR QUÉ CRISTO REALIZA TODO ESTO? PORQUE “EN CRISTO SE ENCUENTRA LA PLENITUD DE LA DIVINIDAD”, LO CUAL SIGNIFICA QUE DIOS NO PUEDE SINO SER EL PADRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO. ESTA ES LA VERDADERA FE EN EL ÚNICO DIOS, Y NO LA DEL QUE NIEGA AL HIJO O LO IDENTIFICA CON EL PADRE.

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Entrevista con Rodrigo Guerra López:

La modernidad no es un enemigo a vencer, sino un territorio a conquistar

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ste joven humanista mexicano, Rodrigo Guerra, que no cumple aún los 50, es profesor en diversas universidades de su país y de otros, colaborador del Celam, miembro del Pontificio Consejo Justicia y Paz y de la Academia Pro Vita, en Roma. En Chile ha sido profesor visitante de la PUC y ha colaborado con el Centro UC para la Familia. Autor de libros sobre antropología, ética y filosofía social, estuvo recientemente en Santiago para cumplir diversos compromisos académicos y dictar un curso a lideres católicos sobre Doctrina Social de la Iglesia en el Papa Francisco. En el último tiempo su nombre ha estado particularmente en las redes sociales y son de destacar sus clarificadoras intervenciones en discusiones respecto de la exhortación Apostólica postsinodal Amoris laetitia. Invitado por el Papa, Guerra participó como consultor experto en el Sínodo extraordinario sobre la Familia. Humanitas conversó con él. —En su célebre discurso “Pro eligendo pontifice” (2005), Benedicto XVI hizo época con su advertencia respecto de una “dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo…”. El Papa Francisco, en su exhortación apostólica Evangelii gaudium y en la encíclica Laudato si’ habla de la predominancia hoy de un relativismo práctico, peor aún que el doctrinal. En buenas cuentas, el que quiere y puede, hace, sin reparar en razones… En este marco actual —expresado en términos muy genéricos— qué significado tiene “la ontología” y cuál el “ kerygma”.

HUMANITAS Nº 84 pp. 26 - 39

RACIONALIDAD DE UN SER PERSONAL QUE HACE, DE LA ADHESIÓN A LA VERDAD, UN CAMINO EXISTENCIAL, NO UNA MERA “ADAEQUATIO REI ET INTELLECTUS”. EN OTRAS PALABRAS, PARA BENEDICTO XVI LA VERDAD PRINCIPALMENTE ES ACONTECIMIENTO ANTES QUE ADECUACIÓN. (…)

La Biblia de San Juan. Ilustraciones Donald Jackson. (págs. 26 y 34)

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(…) NO SIGNIFICA QUE NO SEA ADECUACIÓN, SINO QUE SIGNIFICA QUE HAY UNA PRIMACÍA DE LA VERDAD PERSONAL QUE SE REVELA EN CRISTO, POR ENCIMA DE LA COMPRENSIÓN INTELECTUAL, MÁS O MENOS AFORTUNADA, DE UNA VERDAD EN TÉRMINOS CONCEPTUALES.

—El Papa Juan Pablo II, el Papa Benedicto XVI y el Papa Francisco, cada uno tiene sus diferencias de personalidad y estilo, y sin embargo, hay varias líneas por donde se ve una profundísima continuidad y una de ellas es precisamente en que los tres han anunciado con gran fuerza la irreductibilidad de la persona de Jesucristo a cualquier planteamiento doctrinal o ético. ¿Qué quiere decir esto? Que la persona —no el concepto de persona, sino la real y empírica—, siempre es más grande que las teorías sobre la persona. Un buen manual de filosofía del hombre no agota la riqueza que se encuentra al interior de la vida de un hombre real. Esto, que es muy sencillo de enunciar, tiene importancia capital para entender el método cristiano. El cristianismo no solamente es una propuesta de ciertas verdades, sino que es principalmente un método de seguimiento no de una idea, sino de una persona. Lo digo con las palabras del Papa Benedicto XVI: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o con el encuentro con una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento (ereignis en alemán) a partir del cual la vida adquiere una nueva orientación, una orientación decisiva” (Deus caritas est, n° 1). Esta afirmación de Benedicto XVI lo que coloca en el centro de la vida cristiana es, justamente, la proclamación alegre y gozosa de que Jesús es una persona viva que se hace encuentro, que está resucitado y que la resurrección significa que ha vencido mi pecado y mi muerte. Entonces, la esencia, el anuncio inicial —inicial no solamente en el tiempo, sino el anuncio base que sostiene todo otro anuncio al interior de la vida cristiana— no es una afirmación teológico-doctrinal de ningún tipo, sino que es el testimonio alegre y gozoso de que Jesucristo resucita y resucita en mi vida venciendo mi pecado. Dicho de otra manera el kerygma es la persona viva de Jesucristo. Así las cosas hay una relación muy íntima entre doctrina y acontecimiento cristiano. La doctrina ha de expresar de la manera conceptualmente más exacta ese acontecimiento cristiano, pero ese acontecimiento cristiano siempre será más grande que la expresión conceptual más afortunada. ­ A la luz de esa explicación, ¿cómo se sigue entendiendo la ex— presión tan querida de Benedicto XVI: “El Logos precede al Ethos”?

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—La palabra Logos en Benedicto XVI —a la hora de mirar el primer renglón del Evangelio de San Juan— es principalmente explorada en su significación analógica. Y él se da cuenta de que Dios, al principio, aparece, en San Juan, como el Logos: “Y el Logos de Dios se hace carne y habita entre nosotros” (Jn. 1). La palabra Logos la explora sobre todo Ratzinger, y luego Benedicto XVI, entendiendo por ella racionalidad. Racionalidad de un ser personal que hace, de la adhesión a la verdad, un camino existencial, no una mera “adaequatio rei et intellectus”. En otras palabras, para Benedicto XVI la verdad principalmente es acontecimiento, antes que adecuación. No significa que no sea adecuación, sino que significa que hay una primacía de la verdad personal que se revela en Cristo, por encima de la comprensión intelectual, más o menos afortunada, de una verdad en términos conceptuales. —En su libro reciente, “Últimas conversaciones” del Papa Benedicto XVI con Peter Seewald, el Papa emérito se refiere de un modo muy hermoso, afectivo, al Papa Francisco. Relata ahí que, a la sorpresa de su elección, sigue una gran satisfacción, muy explicable también en el marco de la inmediata recepción que tiene en el pueblo romano. Es asimismo para él la constatación de una Iglesia que está viva, que en ella suceden siempre cosas inesperadas. Comenta por su parte que lo ve latinoamericano y europeo también por su ascendencia. ¿Qué significa la figura de este Papa argentino, de raíces italianas, para la Iglesia latinoamericana? Recuerdo que el cardenal Ezzati, cuando fue recién elegido Francisco, dijo, en una conferencia de prensa: “esto prueba cómo 500 años después la fe ha madurado en América, este continente puede dar a la Iglesia un Papa”.

EL PAPA FRANCISCO, PRINCIPALMENTE LO QUE SIGNIFICA, ES QUE EXISTE LA PROVIDENCIA DE DIOS. DESDE MI PUNTO DE VISTA ES UN DON PROVIDENCIAL QUE DIOS LE REGALE A LA IGLESIA ESTE PAPA PARA RESPONDER A LOS DESAFÍOS DE NUESTRO TIEMPO.

—Sí, yo creo que el Papa Francisco, principalmente lo que significa, es que existe la providencia de Dios. Desde mi punto de vista es un don providencial que Dios le regale a la Iglesia este Papa para responder a los desafíos de nuestro tiempo. El Papa Francisco es un Papa para nuestro tiempo. ¿Qué significa esto? Que su particularísimo perfil humano y biográfico, como sacerdote, como argentino, como metido en ciertas coyunturas sociales, peculiarísimas en la historia argentina, como el peronismo, luego su formación jesuítica y luego su ministerio pastoral como obispo, todo va forjando un perfil que hoy, providencialmente, responde, de manera particularmente afortunada, al cambio de época en que vivimos.

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PARA EL PAPA FRANCISCO LA MODERNIDAD NO ES UN ENEMIGO A VENCER, SINO QUE ES UN TERRITORIO A CONQUISTAR. ESTO YO CREO QUE LO APRENDE EN BUENA MEDIDA, A NIVEL CONCEPTUAL, DE METHOL. Y METHOL LO APRENDIÓ DE AUGUSTO DEL NOCE.

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—Aquí también se inserta, por ejemplo, su amistad con un pensador como Methol Ferré… —También, como un ingrediente importante de su biografía, ¿no? Todo esto es muy afortunado. ¿Por qué? Porque le permite varias cosas, en su biografía y en su perfil. Primero, tener una interpretación analítica y diferenciada de la modernidad. Es decir, para el Papa Francisco la modernidad no es un enemigo a vencer, sino que es un territorio a conquistar. Esto yo creo que lo aprende en buena medida, a nivel conceptual, de Methol. Y Methol lo aprendió de Augusto Del Noce que, a diferencia de Cornelio Fabro y Etienne Gilson, juzgan —particularmente Del Noce— que la modernidad no es un camino indefectible, más o menos determinista hacia la decadencia, hacia el inmanentismo, sino que hay múltiples vías. Así Del Noce ve que no es la misma la vía que va de Descartes a Kant y de Kant a Hegel y de Hegel a Marx; que aquella otra que va de Descartes a Pascal, de Pascal a Malebranche, de Malebranche a Rosmini, de Rosmini a Max Scheler y de Max Scheler a Wojtyla. En otras palabras, hay distintas modernidades al interior de la gran modernidad. Unas tienen un perfil ilustrado o materialista y otras tienen un perfil espiritualista, de recuperación de un cierto neoagustinismo. Esto a mí me parece que también se aplica en buena medida a Ratzinger. En el caso de Francisco es fundamental, porque se nota que él vive bajo la premisa de tener una simpatía elemental con todas las personas, con todas las posiciones, con todas las ideas. No porque todas las ideas estén igualmente avaladas o sean verdaderas, sino porque siempre logra detectar el punto de encuentro, la posibilidad de construir un puente, el lugar donde hay un factor de comunión. Yo creo que esto es muy providencial y afortunado. Y segundo, ya desde el punto de vista cristiano, también su perfil biográfico e intelectual le ayuda mucho a re-proponer que la esencia del cristianismo, como decía Guardini, es Cristo. Y no un ideal de esencia.

DEL NOCE VE QUE NO ES LA MISMA LA VÍA QUE VA DE DESCARTES A KANT Y DE KANT A HEGEL Y DE HEGEL A MARX; QUE AQUELLA OTRA QUE VA DE DESCARTES A PASCAL, DE PASCAL A MALEBRANCHE, DE MALEBRANCHE A ROSMINI, DE ROSMINI A MAX SCHELER Y DE MAX SCHELER A WOJTYLA. (…)

—Esto que recuerda de Benedicto XVI aparece también en la biografía que Ratzinger hace de sí mismo, “Mi vida”. Después de la guerra, al retomar sus estudios, dice él que se siente en cierta

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dificultad ante la escolástica; no al tomismo, pero sí al lenguaje de la escolástica. Por su inquietud en conocer a los pensadores modernos y dialogar con ellos, justamente en la línea de esa modernidad como un territorio a conquistar.

(…) HAY DISTINTAS MODERNIDADES AL INTERIOR DE LA GRAN MODERNIDAD. UNAS TIENEN UN PERFIL ILUSTRADO O MATERIALISTA Y OTRAS TIENEN UN PERFIL ESPIRITUALISTA, DE RECUPERACIÓN DE UN CIERTO NEO-AGUSTINISMO. ESTO A MÍ ME PARECE QUE TAMBIÉN SE APLICA EN BUENA MEDIDA A RATZINGER.

—Así es. En el libro “Mi vida” de Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, él lo dice taxativamente: “yo no me sentía a gusto con la fría escolástica”. No con Santo Tomás, sino con los manuales tomistas, escolásticos, que se estudiaban en las universidades romanas a mediados del siglo XX. Dice que él se sentía más cómodo con el personalismo. Particularmente en su interpretación teológica. Y pone de ejemplo, justamente, a Romano Guardini, precisamente como una manera de recuperar la reflexión teológica viva de la Iglesia, con carácter personalista y, por lo tanto, neo-agustiniano.

El tiempo es superior al espacio La conversación con nuestro entrevistado bordea algunas arduas polémicas que a través de las redes han cruzado los cinco continentes en los meses pasados. En ellas, el profesor Rodrigo Guerra ha tenido una destacada participación, clarificando y respondiendo oportunamente a objeciones provenientes de sectores eclesiales o académicos, que se han parapetado, frente al magisterio del Papa Francisco, en una trinchera calificada por los medios como “neo-conservadora”, estereotipo a lo mejor artificial e impreciso. —Tengo la impresión de que algunas de las discusiones, en distintos temas, que se han suscitado al interior de la Iglesia en los últimos meses o años —más que problemas doctrinales, que pueden explicarse desde el punto de vista de corrientes filosóficas y teológicas— son controversias que se esclarecen mejor cuando entendemos que el Papa Francisco las afronta, aun las mismas discusiones doctrinales, desde un enfoque que privilegia la sabiduría y la experiencia de la Iglesia en materia de la Teología de Vida espiritual y de Teología Pastoral. Muchas de las enseñanzas doctrinales del Papa Francisco nacen más bien de una aproximación teológico-espiritual y pastoral que de una aproximación puramente teológico-moral.

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Aun las afirmaciones en el ámbito teológico-moral que se puedan encontrar, por ejemplo, en un documento como Amoris laetitia están al interior de una matriz mayor, que es la del itinerario vital-existencial del alma hacia su encuentro, transformador, con Jesucristo. Pongo un ejemplo para ilustrar esto. Un tema muy estudiado al interior de la Teología Moral es justamente el de la indisolubilidad del matrimonio, el de los divorciados vueltos a casar, el del acceso a la eucaristía. Y la teología moral nos ha enseñado principios muy fundamentales: qué condiciones hay que tener para poder acercarse a la eucaristía, es decir, estar en estado de Gracia, no cometer pecado mortal; cuáles son las características del pecado mortal: materia grave, pleno conocimiento, deliberado consentimiento, etc. El Papa asume del todo esta enseñanza, pero al interior de algo que, principalmente, los grandes maestros de la vida espiritual descubren en su práctica pastoral y espiritual. Que es que la vida cristiana va teniendo etapas. Momentos de mayor alegría y consuelo, o momentos de aridez y purificación. Por decirlo de una manera esquemática: todas las moradas pares, en la explicación que da santa Teresa de Jesús, son muy áridas, son muy oscuras, son muy difíciles. Son momentos en donde el alma experimenta su verdad, es decir, su fragilidad constitutiva, su pecado. Todas las moradas “nones” (impares) son momentos, en el itinerario de la vida espiritual, donde hay consuelo, en donde hay una certeza de la compañía que Dios nos regala. Y el ir mirando que Dios va purificando poco a poco el alma través de momentos de consuelo y de oscuridad ha sido parte de la enseñanza de la Iglesia, de san Ignacio de Loyola, de santa Teresa, de san Juan de la Cruz, de la Madre Teresa de Calcuta y de tantos otros. Y hoy esa percepción la introduce el Papa en el mismo corazón de su exhortación Amoris laetitia, con el conocido principio de que el “tiempo es superior al espacio”. Que la vida cristiana es un proceso. Que hay que acompañar y discernir paso a paso. Y por eso es tan importante la expresión de Francisco sobre el “discernimiento dinámico” de la vida cristiana, aun en sus aspectos morales. Una misma persona en una situación compleja, en su vida propiamente conyugal, puede tener una valoración moral de un modo en un cierto momento, y de otro, en otro momento, dependiendo, por ejemplo, en la variación de las atenuantes, de

EN EL CASO DE FRANCISCO ES FUNDAMENTAL, PORQUE SE NOTA QUE ÉL VIVE BAJO LA PREMISA DE TENER UNA SIMPATÍA ELEMENTAL CON TODAS LAS PERSONAS, CON TODAS LAS POSICIONES, CON TODAS LAS IDEAS. NO PORQUE TODAS LAS IDEAS ESTÉN IGUALMENTE AVALADAS O SEAN VERDADERAS, SINO PORQUE SIEMPRE LOGRA DETECTAR EL PUNTO DE ENCUENTRO, LA POSIBILIDAD DE CONSTRUIR UN PUENTE, EL LUGAR DONDE HAY UN FACTOR DE COMUNIÓN.

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ALGUNAS DE LAS DISCUSIONES, EN DISTINTOS TEMAS, QUE SE HAN SUSCITADO AL INTERIOR DE LA IGLESIA EN LOS ÚLTIMOS MESES O AÑOS —MÁS QUE PROBLEMAS DOCTRINALES, QUE PUEDEN EXPLICARSE DESDE EL PUNTO DE VISTA DE CORRIENTES FILOSÓFICAS Y TEOLÓGICAS— SON CONTROVERSIAS QUE SE ESCLARECEN MEJOR CUANDO ENTENDEMOS QUE EL PAPA FRANCISCO LAS AFRONTA, AUN LAS MISMAS DISCUSIONES DOCTRINALES, DESDE UN ENFOQUE QUE PRIVILEGIA LA SABIDURÍA Y LA EXPERIENCIA DE LA IGLESIA EN MATERIA DE TEOLOGÍA DE LA VIDA ESPIRITUAL Y DE TEOLOGÍA PASTORAL.

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los condicionamientos interiores o exteriores que pueda sufrir al enfrentar un cierto desafío. El mismo tema de la “gradualidad pastoral” consiste en esto. La gradualidad pastoral, dice Francisco, “no es una gradualidad doctrinal, sino es la paciencia que ha de tener el pastor de almas con el ritmo y la velocidad con la que Dios obra al interior de la vida del penitente”. Y en algunos casos será más rápida, y en otros será más lenta. Y en algunos casos habrá más fragilidad y en otros menos. Y habrá retrocesos, y avances misteriosos, pero en todos los casos se requerirá un acompañamiento dinámico, un “discernimiento dinámico”, y un esfuerzo de integración dinámica, a la plenitud de vida en Cristo en comunión de vida con la Iglesia. Entonces tengo la impresión de que el Papa realmente no innova doctrinalmente, sino lo que hace es mostrar, principalmente, que el cristianismo requiere de un camino educativo, espiritual, al momento de tener que afirmar las verdades de siempre en el ámbito de la moral cristiana. —El Papa ha acuñado un término, que es el de “rigidismo”, incluso antes de publicar la Amoris laetitia. —Rigidismo, rigorismo, fariseísmo y otros términos que ha usado Francisco tienen una rancia tradición al interior de la enseñanza de la Iglesia. Para no remontarnos a los Padres y demás, basta recordar el libro “Amor y Responsabilidad” de Karol Wojtyla, donde hace una fuerte crítica al rigorismo moral en materia de vida sexual. El segundo capítulo de “Amor y Responsabilidad” incluye, en efecto, una reflexión muy fuerte sobre que hay dos extremos que distorsionan la vida cristiana. Algunas personas, sin querer tal vez, creemos que entre más rígidos seamos, más a la segura vamos. Como diciendo: “si yo no sé muy bien por dónde hay que resolver una cuestión moral, pues opto por la solución mas rigorista como para no equivocarme”. Ese problema lo afrontó la Iglesia hace muchos años, a la hora en que se meditaba sobre los llamados “sistemas de moralidad”, y tiene un nombre, se llama “tuciorismo”, que en su versión más extrema es rechazado por la Iglesia, en el Denzinger. Se impugna al que sostenga que cuando la conciencia está perpleja, dudosa, no sabe qué hacer, opta, de manera automática, por la

AUN LAS AFIRMACIONES EN EL ÁMBITO TEOLÓGICOMORAL QUE SE PUEDAN ENCONTRAR, POR EJEMPLO, EN UN DOCUMENTO COMO AMORIS LAETITIA ESTÁN AL INTERIOR DE UNA MATRIZ MAYOR, QUE ES LA DEL ITINERARIO VITAL-EXISTENCIAL DEL ALMA HACIA SU ENCUENTRO, TRANSFORMADOR, CON JESUCRISTO.

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HOY ESA PERCEPCIÓN LA INTRODUCE EL PAPA EN EL MISMO CORAZÓN DE SU EXHORTACIÓN AMORIS LAETITIA, CON EL CONOCIDO PRINCIPIO DE QUE EL “TIEMPO ES SUPERIOR AL ESPACIO”. QUE LA VIDA CRISTIANA ES UN PROCESO. QUE HAY QUE ACOMPAÑAR Y DISCERNIR PASO A PASO. Y POR ESO ES TAN IMPORTANTE LA EXPRESIÓN DE FRANCISCO SOBRE EL “DISCERNIMIENTO DINÁMICO” DE LA VIDA CRISTIANA, AUN EN SUS ASPECTOS MORALES.

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aplicación a rajatabla de la norma, sin comprender la circunstancia en la que hay que aplicarla. Es decir, este rigorismo, está rigidez, de aplicación mecánica, no prudencial de la norma, es contraria a la doctrina de la Iglesia más clásica. De hecho lo sabemos quienes de repente nos acercamos al estudio, por ejemplo, de Tomás de Aquino, y vemos que por un lado la razón práctica descubre la norma moral. Pero también sabemos que existe en el proceso, digamos interior, de la persona, para juzgar su propia conducta, o la conducta de un tercero, no solamente la norma moral, sino también la prudencia, que es el auriga de las virtudes, que es como el cochero, que nos dice: “en este momento sé fuerte, en este momento sé templado, en este momento sé justo”. La prudencia va moderando el modo de proceder virtuosamente, que no siempre es el mismo, sino que, como diría el Papa Francisco, habrá que descubrir en cada caso cómo es que prudencialmente hay que proceder para vivir la norma universal. Por supuesto, que es realmente universal, pero que requiere de un discernimiento prudencial. —Las discusiones actuales sobre Amoris laetitia pareciera que reviven ese episodio que se produjo cuando el Papa Benedicto XVI habló sobre el “preservativo” y la conciencia moral. —El caso que yo recuerdo es el del libro “Luz del Mundo”, otra entrevista con Peter Seewald, en donde el Papa Benedicto dice: Habrá que mirar que una prostituta mujer que se coloca un condón femenino antes de tener una relación sexual con su cliente, lo hace justamente para prevenirlo del contagio de enfermedades de transmisión sexual, y esto es un indicador de que esta mujer tiene una incipiente toma de conciencia moral. Más o menos esto dice Benedicto. Y entonces, muchas personas —por ejemplo, compañeros míos de la Academia Pro Vita— dijeron: “esto está mal, porque legitima —aparentemente— el uso de un preservativo en una relación altamente promiscua como puede ser el consumo de los servicios sexuales de una prostituta”. Mi modo de explicar esto, en algunas entrevistas de aquella época, fue el siguiente: cuando un grupo de ladrones planea un asalto, está sin duda planeando algo muy malo. Pero en una de esas, este grupo de asaltantes decide usar armas de juguete, para amedrentar a los encargados del banco. Esto no legitima ni avala el robo del banco, pero sí muestra que hay una incipiente toma de conciencia


sobre la dignidad de la vida humana, que no debe ser lastimada. Esta reflexión que hago sobre los ladrones no es ninguna novedad al interior de la teología moral. Siempre se ha conocido que dentro de los pecados aun mortales… ¡hay grados!, y que puede haber conductas que, al interior de la comisión de un grave pecado mortal, puedan hacer de ese pecado un pecado menos grave por haber introducido un imperfecto e incipiente elemento de virtud. Que no transforma la especie moral del acto completo, que es el asalto al banco, pero que sí ayuda. Me parece que esto sí tiene que ver con el Papa Francisco. Porque justamente es sabiduría pastoral —de pastor de almas— que se desarrolla cuando el sacerdote confiesa o cuando el director espiritual realmente es verdadero director espiritual y pastor de almas, y ve que hay procesos complejos al interior de la vida de la gente. Es la que aplica Benedicto XVI al resolver estas preguntas de Peter Seewald, y ahora Francisco, introduciéndola al momento de enfrentar los desafíos muy contemporáneos del matrimonio y la familia.

EL PAPA REALMENTE NO INNOVA DOCTRINALMENTE, SINO LO QUE HACE ES MOSTRAR QUE EL CRISTIANISMO REQUIERE DE UN CAMINO EDUCATIVO, ESPIRITUAL, AL MOMENTO DE TENER QUE AFIRMAR LAS VERDADES DE SIEMPRE EN EL ÁMBITO DE LA MORAL CRISTIANA.

Gnosis contemporáneas A Roberto Guerra le interesa el tema de las formas de gnosis contemporáneas cuya presencia no es extraña en los ámbitos cristianos. Comenzamos por las teologías de la liberación, lo que le permite hacer algunas diferenciaciones.

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RIGIDISMO, RIGORISMO, FARISEÍSMO Y OTROS TÉRMINOS QUE HA USADO FRANCISCO, TIENEN UNA RANCIA TRADICIÓN AL INTERIOR DE LA ENSEÑANZA DE LA IGLESIA. PARA NO REMONTARNOS A LOS PADRES, BASTA RECORDAR EL LIBRO “AMOR Y RESPONSABILIDAD” DE KAROL WOJTYLA, DONDE HACE UNA FUERTE CRÍTICA AL RIGORISMO MORAL EN MATERIA DE VIDA SEXUAL.

—Las “teologías de la liberación” nunca fueron una sola. Para ser justos, de ellas hay que hablar en plural. El Padre Juan Carlos Scannone (cfr. Humanitas 82) realizó hace muchos años una tipología básica de cuatro grandes corrientes, que a su vez se subdividen en muchas otras. Y, justamente, una de estas corrientes era la de esa forma peculiar conocida como Teología del Pueblo, porque asume, ante todo, la actitud de ser una reflexión crítica sobre la praxis liberadora de la Iglesia al interior de los desafíos sociales; pero evita metodológicamente asimilar las categorías del socio análisis marxista, que sí se encuentran, por ejemplo, en otros autores, como Giulio Girardi, como Jon Sobrino, como el propio Leonardo Boff. Aquella reflexión, la primera, de los argentinos Lucio Gera, Tello, del propio Scannone, y en cierto aspecto de Bergoglio, nunca será ideológica, nunca será marxista; sí será crítica de los modelos burgueses de vivencia del Cristianismo, como de los modelos burgueses económico-políticos. Y eso hoy nutre parte del perfil personal del Papa, lo cual, evidentemente, está resultando un bellísimo don, porque nos ayuda a poder vivir, de una manera muy latinoamericana, las tesis esenciales del Concilio, sobre todo la idea de que la Iglesia es el Pueblo de Dios que camina en la historia. —En esta misma línea, el Papa Francisco, antes incluso de ser Pontífice, ha advertido sobre la “gnosis” como una realidad que se hace hoy muy presente. Desde el New Age (esa moda de “gnosis spray”), a las formas más sofisticadas, que están cerca de esto que recién hablamos: las distorsiones que se pueden producir en una teología de la liberación; pero que, parece, también hoy se producen en la incomprensión que sectores de Iglesia manifiestan ante el magisterio del Papa. En la exhortación Evangelii gaudium Francisco habla incluso de una “fascinación gnóstica”. —La esencia de la gnosis, tanto de Simón el Mago como de tantos grupos posteriores, ha sido el querer domesticar la experiencia cristiana desde el conocimiento. Querer adueñarse del Reino de los cielos por vía cognitiva. A través de un camino ascensional, en donde a mayor profundización cognitiva se va depurando la aristocracia espiritual que es digna de presentarse ante Dios.

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Esta idea “ascensional” se verá luego repetida de otro modo, más bien voluntarista, en el Pelagianismo. Gnosis y Pelagianismo son distintos y, sin embargo, tienen ciertas estructuras comunes, sobre todo en eso del camino ascensional. De abajo hacia arriba. Del esfuerzo del hombre para alcanzar las alturas divinas. Y hoy, a la luz del magisterio de Benedicto y de Francisco, es muy claro a mi juicio ver que esa es una tentación recurrente; hasta el momento presente, en que se muestra bajo el rostro —digámoslo así— a veces de la “izquierda” y a veces también de formulaciones de “derecha”. A veces de un modo conservador, a veces liberal. En el momento en el que no se reconocen desde la fe cosas sencillas como, por ejemplo, que Dios es Misericordia, que Cristo a pesar de su condición divina no hizo alarde de su categoría de Dios, sino que, al contrario, se anonadó y pasó por uno de tantos, y actuando como un hombre cualquiera nos redimió, curiosamente ambos, conservadores y liberales, se olvidan de ese proceso “descencional”. Proceso en donde Dios se “anonada” en la segunda persona encarnada de la Trinidad. Cuando se olvida esto, surge el problema del gnosticismo. En todos los problemas doctrinales que surgieron en los años 60 y 70, y luego con las teologías de la liberación, sobre todo de inspiración marxista, esto fue muy evidente. Había un proceso de “domesticación” de la Palabra viva y de la experiencia viva del cristianismo. Desde un conjunto de metodologías de análisis socio-político se la trataba de domesticar, desmitificar, etc. “Jesucristo Liberador” de Leonardo Boff me parece, a este respecto, un ejemplo monumental de gnosticismo contemporáneo. Pero hoy está sucediendo eso mismo, curiosamente, desde las posiciones conservadoras. En donde pareciera, metodológicamente, querer afirmarse como kerygma, más la Ley natural y sus exigencias objetivas, que la persona viva de Jesucristo, su Misericordia, su camino paciente y compasivo para la vida de toda la gente, no importando cuán herida esté.

LA ESENCIA DE LA GNOSIS, TANTO DE SIMÓN EL MAGO COMO DE TANTOS GRUPOS POSTERIORES, HA SIDO EL QUERER DOMESTICAR LA EXPERIENCIA CRISTIANA DESDE EL CONOCIMIENTO. QUERER ADUEÑARSE DEL REINO DE LOS CIELOS POR VÍA COGNITIVA. A TRAVÉS DE UN CAMINO ASCENSIONAL, EN DONDE A MAYOR PROFUNDIZACIÓN COGNITIVA SE VA DEPURANDO LA ARISTOCRACIA ESPIRITUAL QUE ES DIGNA DE PRESENTARSE ANTE DIOS.

Entrevista realizada por JAIME ANTÚNEZ y PABLO MAILLET

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M atrimonio y Misericordia:

La sacramentalidad del amor conyugal puesta en discusión MONS. JEAN LAFFITTE

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n tema que me interesa doblemente: la misericordia y el La misericordia con matrimonio. Habiendo varios posibles enfoques, parto por el amor conyugal: aquello que fundamenta, en el orden de la gracia, el vínculo una y otra realidad que une la misericordia con el amor conyugal: una y otra dan lugar a dos realidad dan lugar a dos sacramentos. La sacramentalidad sacramentos. La de las mismas indica que su espesor y su substancia humana sacramentalidad de remiten al amor divino, que posee una dimensión nupcial en las mismas indica la ofrenda eucarística; y a la misericordia de Dios, que nos que su espesor y su salva y nos reinserta, por medio de Su perdón, en Su amistad. substancia humana El matrimonio, como la misericordia, expresan el don de la remiten al amor salvación. El amor de Dios es salvífico, lo cual expresa su divino, que posee una misericordia. Y al mismo tiempo el don sacramental hace dimensión nupcial en posible el ejercicio del amor entre los esposos y les concede la ofrenda eucarística. el poder de superar los obstáculos para la comunión. La misericordia, a la cual se dedicó el pasado Año Jubilar —de hecho el Jubileo es siempre, por definición, una expresión de la misericordia de la Iglesia—, es más amplia que el perdón, que no obstante es el corazón de la misma. Esto vale para toda la sociedad, pero más aún para la familia. El día 1º de enero del año 2002, con ocasión de la XXXV Jornada Mundial de la Paz, el Papa de esa época, San Juan Pablo II, pronunció un mensaje en el cual proponía el perdón como obra de justicia y de paz, apropiada para crear nuevamente las condiciones de una reconciliación en todos los niveles de la sociedad, comenzando por la sociedad familiar. “La persona, sin embargo, tiene una dimensión esencialmente social, por la cual establece una red de relaciones sociales en las que se manifiesta a sí misma: no sólo en el bien sino, por desgracia, incluso en Escultura de el mal. Consecuencia de ello es que el perdón es necesario también en el Innocenzo Spinazzi. ámbito social. Las familias, los grupos, los Estados, la misma Comunidad Florencia (1792).

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internacional, necesitan abrirse al perdón para remediar las relaciones interrumpidas, para superar situaciones de estéril condena mutua, para vencer la tentación de excluir a los otros, sin concederles posibilidad alguna de apelación. La capacidad de perdón es básica en cualquier proyecto de una sociedad futura más justa y solidaria”1. La familia es el lugar privilegiado donde se ejerce a diario la misericordia, disponiéndose cada uno, esposos, hijos, abuelos, a unirse para vivir plenamente las diversificadas relaciones interpersonales que constituyen el tejido familiar. Cada familia reconciliada vive de una comunión proveniente del vínculo indisoluble que une Mons. Jean Laffitte. a los esposos, vínculo sacramental y al mismo tiempo El matrimonio, como profundamente natural. La unidad de los esposos es la misericordia, tanto un don de Dios como un compromiso personal expresa el don de la al servicio del bien común. Cada comunión supone un salvación. El amor bien compartido, bien que paradojalmente aumenta de Dios es salvífico, precisamente por ser compartido. Es útil profundizar en lo cual expresa su la realidad sacramental del amor conyugal, en la cual se misericordia. Y al puede reconocer la fuente de todas las expresiones de mismo tiempo el don misericordia entre los esposos. Esto nos permitirá ver susacramental hace cesivamente cómo en el centro de toda la espiritualidad posible el ejercicio conyugal se encuentra la fidelidad, dimensión esencial del amor entre los de la vida común de los cónyuges. Sin embargo, para evitar cualquier malentendido, esposos y les concede el poder de superar conviene captar la intención amplia del Papa Francisco los obstáculos para en la exhortación apostólica Amoris laetitia en cuanto a la la comunión. misericordia. El Papa no desarrolla la conveniencia teológica de enfocar la misericordia en el seno de la pareja; desea proponerla a toda la Iglesia como un programa de verdadera conversión pastoral (“conversión misionera”) para todos: pastores, comunidades cristianas, familias. Por este motivo, comienza a partir del Himno a la caridad de San Pablo (1 Co 13, 4-7), que especifica el arte de vivir como cristiano. El Papa conjuga con el mismo las diversas expresiones posibles: paciencia, actitud de benevolencia, apartarse de toda envidia o violencia, confianza y perdón, obviamente. La confianza es esencial porque determina la actitud de amor y de amistad en las relaciones interpersonales; además, la confianza permite ir a la fuente de la misericordia cuando se pide perdón. La confianza es típica de la actitud del hijo frente a su padre. 1 JUAN PABLO II, Mensaje para la celebración de la XXXV Jornada Mundial de la Paz, No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón, 1° de enero de 2002, 9.

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Redescubrir la realidad sacramental del matrimonio Para profundizar en el significado de la misericordia en la vida conyugal, conviene redescubrir la realidad sacramental del matrimonio. A partir del Concilio Vaticano II y la constitución pastoral Gaudium et spes, que dedicó un desarrollo esencial al matrimonio, se asiste a una renovación bastante fecunda de la reflexión teológica y espiritual sobre el matrimonio y la familia. Amoris laetitia es la última de una larga serie de documentos, entre los cuales la encíclica Humanae vitae y la exhortación apostólica Familiaris consortio constituyen ciertamente los dos aportes Amoris laetitia es fundamentales, como destaca el Papa Francisco (AL la última de una larga 68 y 69), junto con numerosos otros textos como, por serie de documentos, ejemplo, la Carta a las familias del Papa San Juan Pablo entre los cuales la encíclica Humanae II, y hoy Amoris laetitia. No digo esto para disminuir la importancia de una vitae y la exhortación reflexión pastoral como aquella que nos ofrece precisa- apostólica Familiaris mente Amoris laetitia, sino más bien para tomar nota de consortio constituyen la intención del Santo Padre de no proponer a la Iglesia ciertamente los dos un texto magisterial (ver AL 3 y AL 300: “Si se tiene en aportes fundamentales, cuenta la innumerable diversidad de situaciones concretas, como destaca el Papa como las que mencionamos antes, puede comprenderse que no Francisco (AL 68 y 69), debía esperarse del Sínodo o de esta Exhortación una nueva junto con numerosos normativa general de tipo canónica, aplicable a todos los ca- otros textos como, por sos”)2, razón por la cual decidió no señalar las normas ejemplo, la Carta a las familias del Papa San y los principios de la ética conyugal. Consideremos la cuestión de la misericordia desde Juan Pablo II. un punto de vista teológico. Los debates de los últimos años han girado en torno a los temas de la sacramentalidad y la ministerialidad de los esposos. Si bien el Papa Francisco dedica un párrafo a la ministerialidad de los cónyuges, no quiso desarrollar la sacramentalidad de la unión entre bautizados. La visión clásica de una realidad natural elevada a la dignidad sacramental fue sustituida paulatinamente por una perspectiva que restituye el matrimonio a lo esencial de la sacramentalidad de la Iglesia. Lo que es válido para el conjunto de los Sacramentos, todos los cuales se comprenden en función del misterio que une a Cristo 2 PAPA FRANCISCO, exhortación apostólica post-sinodal Amoris laetitia, 19 de marzo de 2016, 300.

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con Su Iglesia, se aplica de manera totalmente especial para el Sacramento del Matrimonio: la comunidad de vida y de amor constituida por la pareja cristiana expresa, representa y encarna la unión nupcial de Cristo y la Iglesia. Tenemos entonces una realidad eclesial del matrimonio de carácter primordial. Familiaris consortio no dejó en su tiempo de destacarla: “En efecto, mediante el bautismo, el hombre y la mujer son inseridos definitivamente en la Nueva y Eterna Alianza, en la Alianza esponsal de Cristo con la Iglesia. Y debido a esta inserción indestructible, la comunidad íntima de vida y de amor conyugal, fundada por el Creador, es elevada y asumida en la caridad esponsal de Cristo, sostenida y enriquecida por su fuerza redentora”3 . Sobre esta base, el texto podía observar que el efecto principal e inmediato del matrimonio no es la gracia sacramental del mismo, sino el vínculo conyugal cristiano, una comunión de dos, típicamente cristiana, en cuanto es representativa del misterio de la Encarnación de Cristo y de Su misterio de alianza. Se encuentra ahí entonces una participación de los esposos en la ofrenda de la vida de Cristo: por cuanto los esposos manifiestan públicamente pertenecer a la Iglesia por medio de un don que los une en Cristo, ese don pertenece a la Iglesia. La participación de los esposos en el misterio nupcial de Cristo y de la Iglesia es un dato objetivo y permanente: esta es pública, y por lo tanto visible, tal como la realidad de su vida se convierte en señal eficaz del misterio de amor de Cristo a Su Iglesia. Podemos advertir que, en octubre de 1997, entre los problemas doctrinales del matrimonio cristiano, objeto de la sesión plenaria de la Comisión Teológica Internacional (CTI), se aborda la cuestión de la sacramentalidad. Una de las tesis, formulada en la época de G. Martelet, expresaba así este sentido, otorgado a la vida de los esposos por la gracia del sacramento: “La efusión especial del Espíritu, como gracia propia del sacramento, hace que el amor de estas parejas se convierta en la imagen misma del amor de Cristo por la Iglesia”4. Cuatro años más tarde, la exhortación post-sinodal Familiaris 3 JUAN PABLO II, exhortación apostólica Familiaris consortio, 22 de noviembre de 1981, 13. 4 COMISIÓN TEOLÓGICA INTERNACIONAL, La doctrina católica sobre el sacramento del matrimonio (16 tesis cristológicas de P. Martelet), 1977, 7.

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consortio será más explícita: “El contenido de la participación en la vida de Cristo es también específico: el amor conyugal comporta una totalidad en la que entran todos los elementos de la persona —reclamo del cuerpo y del instinto, fuerza del sentimiento y de la afectividad, aspiración del espíritu y de la voluntad—; mira a una unidad profundamente personal que, más allá de la unión en una sola carne, conduce a no hacer más que un solo corazón y una sola alma”5. ¿En qué sentido podemos decir que el amor de los esposos se convierte en imagen del amor de Cristo por la Iglesia? ¡No por el placer de un desarrollo simbólico, que cargaría sobre las espaldas de las personas casadas un peso desproporcionado! El vínculo entre ambos es precisamente el de la misericordia. Advertimos que el don que Cristo hace a la Iglesia de Su persona se realizó en Su humanidad. Esto no corresponde a una esfera ideal o inaccesible; por el contrario, es concretamente realizable en la naturaleza humana, cuando no está inhabilitada por el pecado. Y es imposible comprender este misterio de la misericordia al margen del sacrificio eucarístico. La sacramentalidad del matrimonio como realidad específicamente eclesial encuentra su luz en el misterio de la Eucaristía, que es la realidad por excelencia del don que Cristo hace de sí mismo a la Iglesia. Los esposos que se nutren del Cuerpo y la Sangre de Cristo se alimentan en la fuente de la gracia y de la caridad. La Eucaristía, como don extremo que Jesús hace de sí mismo, se inscribe en la lógica de la Encarnación del Verbo, lógica de un don total que llega hasta el límite extremo de la expoliación más radical de sí mismo. La Eucaristía reproduce el don realizado en la Cruz, y es ahí donde se sellan las bodas del Esposo y la Esposa: la alianza conyugal, en esta perspectiva, se configura en la alianza de Cristo con la Iglesia, representada por el Sacramento de la Eucaristía. La configuración de los esposos con respecto a Cristo, definida a menudo como su consagración, nada tiene de la imitación exterior o de una lejana analogía: es obra del Espíritu Santo, que transforma en profundidad la subjetividad de los esposos y su capacidad de amar como Cristo nos ha amado; santifica, purificándolo, el amor que ellos tienen 5 Familiaris consortio, 13.

Mosaico de la cúpula en el Baptisterio de San Juan, Florencia (c. 1280). Historias del Génesis (aquí los sacrificios de Caín y Abel).

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de uno para la otra, amor que se convierte en el amor mismo de Cristo, en un testimonio eclesial que se realiza día tras día. En esta línea, se comprende mejor la cuestión de la indisolubilidad del matrimonio cristiano. Esta puede formularse a partir de lo que en verdad el amor conyugal está llamado a expresar, es decir, el amor sin arrepentimiento del cual Cristo hace don para todos los hombres. Y este suceso es único, como único es el don que en el matrimonio sacramental un hombre o una mujer hacen de sí mismos. Esta idea se encuentra nuevamente en Amoris laetitia: “La indisolubilidad Lo que es válido para del matrimonio (Mt 19,6) no hay que entenderla ante todo como el conjunto de los un “yugo” impuesto a los hombres sino como un “don” hecho Sacramentos, todos los a las personas unidas en matrimonio [...] La condescendencia cuales se comprenden divina acompaña siempre el camino humano, sana y transforen función del ma el corazón endurecido con su gracia, orientándolo hacia su misterio que une a principio, a través del camino de la cruz”6. En otras palabras, la Cristo con Su Iglesia, indisolubilidad del matrimonio es fruto de la misericordia. Es interesante advertir, al respecto, que al adoptar se aplica de manera la Iglesia el fundamento de la norma de no consentir a totalmente especial para el Sacramento los divorciados vueltos a casar la comunión Eucarística, del Matrimonio: la nunca lo hizo tomando como punto de partida las percomunidad de vida y sonas y las acciones que las condujeron a determinada de amor constituida dificultad u otra incomprensión o bloqueo, sino más bien por la pareja a partir de la naturaleza misma de lo deseado, es decir, cristiana expresa, el Sacramento Eucarístico. Habla entonces la Iglesia de representa y encarna una condición de vida (estar comprometidos en una la unión nupcial de segunda unión), que es una “contradicción objetiva” de Cristo y la Iglesia. esa unión de amor entre Cristo y la Iglesia, expresada y Tenemos entonces actualizada por la Eucaristía. Precisamente, solo cuando una realidad eclesial se pierde de vista lo que el Sacrificio Eucarístico signifidel matrimonio de ca concretamente, dicha norma parece ser difícilmente carácter primordial sostenible y se reduce a una especie de sanción. Partir de la esencia de la indisolubilidad no invalida por lo tanto otro enfoque de tipo pastoral, a partir, por ejemplo, de la diversidad de las situaciones, como lo hace la Exhortación. La esencia del don eucarístico llama a una comunión (Comunión Eucarística), que a nivel de significado no puede ser (objetivamente) puesta en contradicción con un estado de vida asumido públicamente (visiblemente) y cuyo sentido haya dejado de ser un don mutuo irrevocable. 6 Amoris laetitia, 62.

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La Eucaristía y la Reconciliación sacramental en el corazón de la comunión conyugal La Eucaristía es así el corazón y la fuente de toda misericordia. Entre los motivos que a menudo se encuentran en el origen de las divisiones familiares y las separaciones definitivas entre los esposos, se encuentra la incapacidad de perdonar las ofensas graves, permitiendo así al amor conyugal renovarse. Directamente vinculada con el misterio del matrimonio cristiano, la Eucaristía es portadora, en semejante ámbito de perdón, de un sentido y una eficacia sobre los cuales indu- ¿En qué sentido dablemente la espiritualidad debería tomar aún podemos decir que el más conciencia. En un primer nivel, se encuentra amor de los esposos se ciertamente el provecho que cada cristiano puede convierte en imagen obtener al recibir un sacramento que es también del amor de Cristo el Sacramento de la purificación de los pecados. por la Iglesia? ¡No Los esposos cristianos también son lavados de por el placer de un sus culpas y pueden así amarse con un corazón desarrollo simbólico, purificado. Es absolutamente exacto que el Cuerpo que cargaría de Cristo es un remedio para los pecados que no sobre las espaldas destruyen la amistad con Dios. En este sentido, de las personas ¡nunca ha sido concebido por la Iglesia como una casadas un peso recompensa! Sobre la Eucaristía, el Papa San Juan desproporcionado! Pablo II dijo un día (en 1982) a los Equipes Notre- El vínculo entre Dame (Equipos de Nuestra Señora) que esta hace ambos es precisamente a los esposos cristianos ser capaces de un amor el de la misericordia. que perdona. La realización de la Alianza en la Eucaristía repercute en la alianza conyugal: cerca del Señor, los esposos cristianos aprenden a amar hasta el extremo, en el don y en el perdón: “El amor, como toda realidad humana, necesita ser salvado, rescatado; pero la frecuencia en la Eucaristía permite a los esposos convertir sus pruebas en un camino de comunión, una participación en el sacrificio del Señor, una nueva manera de vivir la alianza, y más allá de la cruz, más allá de todas las formas de muerte que limitan su existencia, acceder a la alegría”7. Para comprender debidamente la importancia de la Eucaristía en la vida espiritual de los esposos, conviene considerarla en su eficacia para la salvación. El Cuerpo y la Sangre de Cristo son el don del perdón por excelencia, ya que realizan esa absolución 7 JUAN PABLO II, Discurso a los miembros del Movimiento Internacional “Foyers des Equipes de Notre-Dame”, 23 de septiembre de 1982, 3.

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La configuración de los esposos con respecto a Cristo, definida a menudo como su consagración, nada tiene de la imitación exterior o de una lejana analogía: es obra del Espíritu Santo, que transforma en profundidad la subjetividad de los esposos y su capacidad de amar como Cristo nos ha amado (...).

de las ofensas que ellos mismos representan, y no de manera exterior con respecto a lo que constituye la trama cotidiana de la vida de los esposos, sino al contrario: por cuanto semejante don se ha realizado en la humanidad de Jesús y por medio de la misma, la salvación llega a los hombres en su humanidad, en lo íntimo de sus pensamientos y su querer. Especialmente, llega a los esposos en lo que es el acto de comunión más elevado posible: la ofrenda que Jesús hizo de Su vida. Los esposos están explícitamente llamados a la ofrenda recíproca de su propia vida. La forma misma de la comunión fecunda que los une se convierte

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en la forma de comunión que ha unido a Jesús con los suyos y fue sellada en el madero de la cruz. En el Sacramento de la Reconciliación, los esposos encuentran tanto el medio para su santificación como la ayuda sobrenatural para que entre ellos se restablezca la comunión. El primer elemento, la santificación personal, es obviamente común para todos los bautizados, los cuales, por ser pecadores, no siempre viven en coherencia con la santidad bautismal. Como medio sobrenatural, la penitencia sacramental reconcilia a cada uno de los esposos con Dios, fuente de toda comunión y de amor. Gracias a aquella, su relación llega a ser más sólida en la justicia y en el amor, y se purifica, fortificada y restablecida. Los esposos adquieren una nueva capacidad de crecer en la comu- (…) santifica, nión conyugal y familiar. Pocas parejas cristianas, sin purificándolo, el embargo, tienen conciencia de que el recurso normal amor que ellos para la Reconciliación sacramental reduce los posibles tienen de uno para conflictos y predispone al ejercicio de la misericordia. la otra, amor que se El sacramento no sustituye la necesaria comunicación, convierte en el amor cuya carencia se encuentra tan a menudo en el origen mismo de Cristo, de las crisis conyugales; pero vacía desde adentro la en un testimonio realidad de las ofensas, destruyendo la malicia que las eclesial que se realiza inspira, y restaura la alianza entre los esposos, incor- día tras día. porándola en la misericordia divina. El misterio sacramental que une a un hombre y una mujer en el matrimonio cristiano explica las disposiciones litúrgicas de la Iglesia para la celebración del sacramento. El vínculo con la Eucaristía es citado explícitamente por el Catecismo de la Iglesia Católica: “En el rito latino, la celebración del matrimonio entre dos fieles católicos tiene lugar ordinariamente dentro de la Santa Misa, en virtud del vínculo que tienen todos los sacramentos con el Misterio Pascual de Cristo”8.

El perdón en la vida de los esposos El perdón no es puramente acción de la gracia, que hace posible un nuevo inicio. Supone un compromiso de los esposos, ya que perdonar es un acto de la persona. En la reflexión en forma de examen de conciencia propuesta por el Papa Francisco a los cónyuges divorciados, se encuentra la interrogante sobre si ha habido tentativas de reconciliación. Al respecto, podríamos decir 8 CCC, 1621.

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que el perdón tiene relación con cada uno de los dos términos de la relación conyugal, que de vez en cuando se encuentran en la necesidad de recibir el perdón del otro o de ofrecerlo. Cuando los esposos se perdonan mutuamente las ofensas, siguen actuando como ministros del sacramento, que efectivamente y como subrayaba el Concilio Vaticano II, es un sacramento para toda la vida. Así, perdonarse recíprocamente es una exigencia directamente vinculada con la naturaleza misma del sacramento recibido. El perdón es un acto de fides conyugal. Desde hace largo tiempo, la Tradición ha reconocido, a partir de San Agustín, tres En esta línea, se bienes en el matrimonio: la proles, la fides y el sacramentum. comprende mejor Por cuanto la fides no se encuentra en primer lugar en el la cuestión de la plano estrictamente ontológico, es esencial para la validez indisolubilidad de la alianza conyugal aun cuando esta sea infecunda. La del matrimonio fidelidad conyugal es de tal manera importante que asume cristiano. Esta puede un gran rol simbólico en la descripción de la relación entre formularse a partir Dios y los hombres. Cuando el pueblo elegido rompe, con de lo que en verdad sus rebeliones, la alianza con Dios, es comparado con una el amor conyugal está esposa infiel. El simbolismo nupcial y la fidelidad que este llamado a expresar, implica son adecuados para representar la fidelidad misma es decir, el amor de Dios en Sus pensamientos y en Su proceder con los homsin arrepentimiento bres, y por este motivo los esposos cristianos son, para toda del cual Cristo hace la Iglesia, señales de la fidelidad divina. Y del mismo modo como entre Dios y el hombre uno de don para todos los hombres. los dos (y no puede ser sino el hombre) puede dejar de ser fiel a la alianza, en la pareja cristiana uno de los esposos puede, con una ofensa grave, ser infiel a la alianza conyugal. El cónyuge que perdona, en el momento en que libera al otro de su deuda, lo restablece en sus derechos de esposo o esposa: restaura la comunión conyugal herida por la culpa. Es conveniente observar aquí la naturaleza de la fidelidad conyugal: si bien ciertamente cada uno de los esposos está llamado a ejercerla y el compromiso de ser fiel se sobrentiende en el pacto conyugal, no constituye ante todo una realidad jurídica, sino teológica. No se es fiel al propio cónyuge porque el mismo sea fiel, sino incondicionalmente. Se trata, como dice G. Campanini9, de hacer propia la misteriosa lógica de Dios. El perdón se inscribe en esta misma perspectiva de don: la fidelidad remite a una confianza que no se regatea. Aquel al cual esta se ofrece no es percibido 9 G. CAMPANINI, Fedeltà e Tenerezza. La spiritualità familiare, ed. Studium, Roma, 2001, pp. 71-84.

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como una amenaza. Lo que permanece desconocido o a veces incomprensible en el otro se convierte en lugar de descubrimiento y aceptación. En la vida de los esposos, el perdón no pone énfasis ante todo en la respuesta generosa y heroica del que habría sufrido injusta o gravemente por culpa del otro. En cuanto comunión de amor de toda la vida, el matrimonio cristiano debería normalmente excluir toda ofensa grave. Esta no debería ser fatal, si bien es preciso admitir que a menudo se encuentra en el origen de las divisiones entre los esposos. El perdón de los esposos Al adoptar la Iglesia debería más bien caracterizar una actitud interior, realista, el fundamento de la basándose en la cual el otro es plenamente aceptado con norma de no consentir todos sus límites. En ese sentido, la fidelidad que perdo- a los divorciados na pone al matrimonio cristiano a resguardo del peligro vueltos a casar la mortal creado a veces por ciertas ofensas: la diferencia, comunión Eucarística, que en las crisis a menudo ha llegado a ser la fuente de las nunca lo hizo tensiones —después de haber sido inicialmente motor del tomando como punto impulso que condujo a cada uno de los esposos hacia el de partida las personas otro—, continúa, en el ejercicio de la fidelidad, recibiéndose y las acciones que las condujeron a como aquello que caracteriza al ser amado. El perdón produce por último una especie de paternidad: determinada dificultad crea nuevamente las condiciones de justicia en el seno de la u otra incomprensión relación conyugal y da a quien se perdona su propia culpa o bloqueo, sino más los medios para vivir en una fidelidad renovada. Quien bien a partir de la perdona actúa como un padre, como el Padre que está en naturaleza misma los Cielos, Él, que hace brillar su sol sobre buenos y malos. de lo deseado, es Perdonar es generar en la comunión. Nos preguntamos con decir, el Sacramento frecuencia si existe una obligación de tener que perdonar Eucarístico. siempre, y de ser así, sobre qué bases. Humanamente es difícil evocar algo fuera de la coherencia de una acción que apunta a salvaguardar el bien común de la unión. En un plano teológico y espiritual, este bien trasciende a los esposos, por cuanto es también el bien común de la Iglesia: la Iglesia es enriquecida por el sacramento del matrimonio intercambiado entre sus hijos, fieles a la alianza con Cristo. Los esposos cristianos son testimonios de la salvación, y por medio de su amor fiel, evangelizadores. A veces cuesta perdonar; otras, parece estar dramáticamente por encima de las fuerzas humanas. El amor fiel nunca se cansa de perdonar, ya que jamás deja de alimentarse sacramentalmente en la fuente de gracia de todo perdón.

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En recuerdo y homenaje

A 30 años de la visita se San Juan Pablo II a Chile

Humanitas ha recordado muchas veces que su

primer impulso arranca de aquella inolvidable proclama hecha por Juan Pablo II al ser elevado a la cátedra de Pedro. “¡No tengáis miedo!” ¡Abrid las puertas a Cristo!” Hoy, a 30 años de su visita a Chile, donde vino también para ayudar a abrir a Cristo las puertas de la sociedad, la cultura, los sistemas políticos y económicos, y las almas de quienes lo vieron y escucharon, rendimos homenaje a su persona con la publicación del su precioso texto suyo, inédito en español, “El don de donarse” (págs. 54-69)

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El Papa San Juan Pablo II (1920-2005) fue canonizado por el Papa Francisco en abril de 2014.

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«La creación es buena para el hombre en cuanto el hombre sea “bueno” con las creaturas que lo rodean: los animales, las plantas, así como la creación inanimada. Si el hombre es bueno para con ellas, si se refrena de causarles daño innecesario o de explotarlas irreflexivamente, entonces la creación forma un medio ambiente natural para el hombre. Las creaturas se convierten en sus amigas. Esto no solo le permite sobrevivir, sino que también encontrarse a sí mismo.» Duomo de Monreale, Nave central con mosaico de Eva presentada a Adán.

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Varón y hembra los creó. gn 1,27

Rescatando la tradición

Sobre el don de donarse SAN JUAN PABLO II

“Al crear al hombre varón y mujer, Dios signó a la humanidad con el misterio de aquella comunión que constituye la esencia de su vida interior”

1. Creación como Don ¿Puede un hombre decir1 a otro “Dios me dio a ti”? Cuando era un joven sacerdote, en cierta ocasión mi director espiritual me dijo: “Tal vez sea voluntad de Dios donarte a esa persona”. Estas fueron palabras de aliento, exhortándome a confiar en Dios y aceptar el don que un hombre puede llegar a ser para otro hombre. Sospecho que no comprendí de inmediato que estas palabras también escondían una profunda verdad sobre Dios, el hombre y el mundo. El mundo, precisamente ese mundo en que vivimos, el mundo humano… es el escenario de un permanente intercambio de regalos, de dones dados y recibidos de muchas maneras. Las personas no viven solamente la una junto a la otra, sino que también comparten múltiples formas de relacionarse. Viven las unas para las otras: son hermanos y hermanas, esposas y esposos, amigos, maestros, estudiantes… Pareciera que nada hay de extraordinario en ello, que solamente sería el patrón normal de la vida humana. En determinados momentos, este patrón se intensifica, y es allí, en esos puntos de “intensificación”, que el darse una persona a otra se vuelve más real. Cuando dos personas se unen la una con la otra, no solo se dan a sí mismas a esa otra. Por ese mutuo darse es que se realiza

DONÓ AL HOMBRE LA FEMINEIDAD DE LA MUJER, QUE ES DE SU ESPECIE; LE DONÓ UNA COMPAÑERA Y UN APOYO SEMEJANTE, Y LUEGO DONÓ EL VARÓN A LA MUJER. DE MODO QUE DESDE EL COMIENZO MISMO, EL HOMBRE FUE DADO A OTRO HOMBRE POR DIOS. SI LEEMOS ATENTAMENTE EL TEXTO DEL GÉNESIS, HALLAREMOS EN ÉL, DESDE EL COMIENZO MISMO, EL DAR, EL DONAR.

* En sus orígenes, esta meditación fue firmada el 8 de febrero de 1994 (seis días después de que san Juan Pablo II firmara la Carta a las familias), aunque no fue impresa hasta 2006 (Acta Apostolicae Sedis 98, Nº 8 [4 de agosto 2006]: 628-38). Las notas a pie de página son de la edición inglesa. 1 En esta meditación, el término hombre sirve para traducir tanto człowiek (como homo en latín) en algunos casos, y en otros mężczyzna (vir en latín). Ambos usos debieran ser fáciles de distinguir, dependiendo del contexto.

HUMANITAS Nº 84 pp. 54 - 69

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HAY UNA PROFUNDA RELACIÓN ENTRE SER PARA SÍ MISMO Y SER PARA LOS OTROS. SOLAMENTE ALGUIEN QUE TIENE DOMINIO SOBRE SÍ MISMO PUEDE LLEGAR A SER UN DON SINCERO PARA LOS DEMÁS. ESTO ES VERDAD A LA LUZ DE LA PRESENCIA DE DIOS EN EL INEFABLE MISTERIO DE SU VIDA INTERIOR. EL HOMBRE TAMBIÉN HA SIDO LLAMADO DESDE UN COMIENZO A TAL SEMEJANZA EN SU SER. (…)

el plan de Dios. Como leemos en el Génesis, Dios creó el mundo visible para el hombre y le manifestó que debía apropiárselo (véase Gn 1:28) y someter a las creaturas inferiores a su dominio. Sin embargo, semejante dominio sobre el mundo creado debe tomar en consideración el bien de las creaturas individuales. El libro del Génesis nos recuerda que Dios vio que toda la creación estaba bien. La creación es buena para el hombre en cuanto el hombre sea “bueno” con las creaturas que lo rodean: los animales, las plantas, así como la creación inanimada. Si el hombre es bueno para con ellas, si se refrena de causarles daño innecesario o de explotarlas irreflexivamente, entonces la creación forma un medio ambiente natural para el hombre. Las creaturas se convierten en sus amigas. Esto no solo le permite sobrevivir, sino que también encontrarse a sí mismo. Dios, al crear, reveló su gloria, y donó al hombre todas las riquezas del mundo creado; las entregó al hombre para su gozo, para que descansase en ellas. El poeta Norwid [1821, LaskowoGłuchy, Polonia - 1883, París, Francia] dice que para descansar, para restaurar, para ajustar, para renovar —para od-poczywa´c2, que denota tanto ser concebido como ser re-concebido—, Dios dio el mundo al hombre para que este pueda encontrar a Dios en aquel, como también para que el hombre se encuentre a sí mismo. En nuestros días a menudo hablamos de “ecología”, a saber, una preocupación por nuestro medio ambiente natural. Sin embargo, la base fundacional de semejante ecología es el misterio de la creación, que es un extenso e incesante flujo de dar todos los bienes del cosmos al hombre, tanto aquellos bienes que este encuentra directamente, como también aquellos que solamente descubre mediante la investigación y la experimentación, es decir, mediante los diversos métodos de la ciencia. El hombre sabe cada vez más acerca de las riquezas del cosmos, pero al mismo tiempo puede fallar en reconocer que estas vienen de la mano del Creador. Sin embargo, hay momentos en que todos los hombres, incluso los no-creyentes, atisban la verdad del carácter donado de la creación; entonces comienzan a orar, a reconocer que todo es un don de Dios. En el libro del Génesis podemos leer que el último día de la creación, “varón y mujer los creó” (1: 26-28). “Él creó”, que en este caso significa, en todo su alcance, que Dios los dio el 2 El poeta y escritor polaco Cyprian Kamil Norwid (1821–83) señaló que el término polaco para descansar —od-poczywać— comparte raíz con las palabras “concebir” y “comienzo” ­—początek.

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«(…) Norwid, que tuvo una intuición inmensamente perceptiva de esta verdad, escribió que la belleza es la forma del amor. No se puede crear belleza si no se mira con los ojos mediante los cuales Dios abrazó al mundo que creó en los comienzos, contemplando al hombre que creó en medio de ese mundo.»

uno al otro, mutuamente. Donó al hombre la femineidad de la mujer, que es de su especie; le donó una compañera y un apoyo semejante”3, y luego donó el varón a la mujer. De modo que desde el comienzo mismo, el hombre fue dado a otro hombre por Dios. Si leemos atentamente el texto del Génesis, hallaremos en él, desde el comienzo mismo, el dar, el donar. El varón, en tanto hombre, se siente solo en medio de las creaturas que no son de su especie, y como tal se ve colocado frente a un ser que le es semejante. En la mujer que recibe de Dios encuentra una compañera y un apoyo semejante a sí mismo (Gn 2:18). Debemos entender este término compañera y apoyo en su significado más esencial. La mujer es dada al hombre a fin de que este pueda entenderse a sí mismo y, recíprocamente, el hombre es dado a la mujer para aquel mismo fin. Ellos deben reafirmar mutuamente la humanidad del otro, impresionados por su dual riqueza. Al contemplar por primera vez a la mujer creada, seguramente el varón habrá pensado: “Dios te dio a mí”. Lo dijo, aunque con otras palabras —pero lo dijo (Gn 2:23).

(…) ESTA ES LA RAZÓN DE POR QUÉ DIOS LO CREÓ VARÓN Y MUJER. AL CREAR A LA MUJER, AL COLOCARLA AL LADO DEL VARÓN, DIOS ABRIÓ EL CORAZÓN DEL HOMBRE A LA CONCIENCIA DE DONAR EL DON. “ELLA ES DE MÍ Y PARA MÍ; A TRAVÉS DE ELLA ES QUE YO PUEDO CONVERTIRME EN UN DON, PORQUE ELLA MISMA ES UN DON PARA MÍ”.

3 Cf. Catequesis de la audiencia general de los miércoles por Juan Pablo II, 7 de noviembre de 1979 y 14 de noviembre de 1979 (Juan Pablo II, Hombre y mujer los creó: para una teología del cuerpo).

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A MENUDO HE LLAMADO LA ATENCIÓN SOBRE EL HECHO DE QUE ES EN LA MUJER QUE, POR ASÍ DECIR, SE HA DADO LA PALABRA ÚLTIMA DE DIOS, NUESTRO CREADOR. PUES LA FEMINEIDAD DENOTA EL FUTURO DEL HOMBRE. LA FEMINEIDAD DENOTA MATERNIDAD, Y LA MATERNIDAD ES LA PRIMERA FORMA DE UNA ENCOMIENDA DE UN HOMBRE A OTRO.

«La conciencia del don y del donar es algo que ya está inscrito claramente en el relato bíblico de la creación. Para el varón, la mujer es al comienzo algo que lo sobrecoge y asombra. Con su aparición, el mundo encuentra por vez primera lo que Gertrude von Le Fort llamó “das ewig Weibliche”: el eterno femenino.»

La conciencia del don y del donar es algo que ya está inscrito claramente en el relato bíblico de la creación. Para el varón, la mujer es al comienzo algo que lo sobrecoge y asombra. Con su aparición, el mundo encuentra por vez primera lo que Gertrude von Le Fort llamó “das ewig Weibliche”: el eterno femenino.

2. Don y Encomienda4 “Dios te dio a mí”. Como es manifiesto, esas palabras que escuché en mi juventud no son simplemente una observación al margen. Dios efectivamente nos da personas: nos da hermanos y hermanas en nuestra humanidad, comenzando por nuestros padres. Luego, en la medida que crecemos, Él va colocando más y más gente nueva en el camino de nuestra vida. De algún modo cada una de esas personas es un don para nosotros, y de cada una podemos decir: “Dios te dio a mí”. Tener conciencia de esto se convierte en un enriquecimiento para ambos. Nos hallaríamos en grave peligro si fuéramos incapaces de reconocer la riqueza de cada persona humana. Nuestra humanidad correría peligro si nos encerráramos solamente en nuestro yo 4 El término polaco zawierzenie puede denotar tanto encomendar, en el sentido de ser confiado a otro, para “custodiarlo”, así como en el sentido de confiar, de creer en ella o en él. En el transcurso de esta meditación, su significado es explorado en una serie de niveles. Juan Pablo II escribe zawierzenie refiriendo tanto a la pregunta de Caín: “¿Acaso soy el guardián de mi hermano?”, como a las palabras del ángel a José: “No temas tomar a María por mujer”. Como ha notado Pascal Ide, traductor de esta meditación al francés, en cada uno de estos usos, encomienda se abre a comunión.

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particular, rechazando el amplio horizonte que se va abriendo a los ojos de nuestras almas en la medida que transcurren los años. ¿Quién es el hombre? El Génesis afirma al comienzo mismo que el hombre es imagen y semejanza de Dios. Esto significa que en el hombre reside una especial plenitud del ser. Como nos enseña el Concilio Vaticano II, el hombre es la única creatura sobre la tierra a quien Dios ha amado por sí misma (Gaudium et spes, 24). Al mismo tiempo, él es la única creatura que solo puede encontrarse a plenitud por medio de un sincero y desinteresado don de sí misma (ibid.). De modo que hay una profunda relación entre ser para sí mismo y ser para los otros. Solamente alguien que tiene dominio sobre sí mismo puede llegar a ser un don sincero para los demás. Esto es verdad a la luz de la presencia de Dios en el inefable misterio de su vida interior. El hombre también ha sido llamado desde un comienzo a tal semejanza en su ser. Esta es la razón de por qué Dios lo creó varón y mujer. Al crear a la mujer, al colocarla al lado del varón, Dios abrió el corazón del hombre a la conciencia de donar el don. “Ella es de mí y para mí; a través de ella es que yo puedo convertirme en un don, porque ella misma es un don para mí”. A menudo he llamado la atención sobre el hecho de que es en la mujer que, por así decir, se ha dado la palabra última de Dios, nuestro Creador5. Pues la femineidad denota el futuro del hombre. La femineidad denota maternidad, y la maternidad es la primera forma de una encomienda de un hombre a otro. La palabra “encomendar” es aquí de gran importancia. “Dios quiere darte otra persona”, significa que Dios desea darte a otra persona. Y encomendar significa que Dios desea encomendarte a otra persona, confiando en que eres capaz de recibir el don, que eres capaz de abrazarla con tu corazón, que tienes la capacidad de responderle entregándote a ti mismo como un don. Dios impone a la humanidad el misterio de esa comunión que es la esencia de su vida interior. El hombre es llevado hacia el misterio de Dios por el hecho de que su libertad está sujeta a la ley del amor, y el amor genera la comunión interpersonal. Dios, el Creador del hombre, no es solamente el omnipotente Señor de todo lo existente, sino que también es un Dios de comunión. Es en la comunión donde se efectúa esa semejanza entre el hombre y Dios. Es a través del hombre que esta semejanza

DIOS INJERTA SU DESINTERESADO AFECTO, SU PREDILECCIÓN, EN NUESTROS CORAZONES. NOS VUELVE CAPACES DEL MUTUO AMOR, DEL GOZO DE UNO CON EL OTRO. A LOS OJOS DEL VARÓN, LA MUJER ES UNA ESPECIAL SÍNTESIS DE LA BELLEZA DE TODA LA CREACIÓN, ASÍ COMO ÉL, Y DE MODO SIMILAR, LO ES A LOS OJOS DE ELLA.

5 Cf. Mulieris dignitatem y Carta a las mujeres.

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debe radiar sobre toda la creación para que se convierta en el “cosmos” —la comunión del hombre con todo lo creado y la comunión de la creación con el hombre. San Francisco de Asís es una de aquellas figuras en que halló especial expresión la verdad de la comunión entre las creaturas. Sin embargo, el lugar correcto y apropiado para la comunión es, en primer y principal lugar, el hombre —el varón y la mujer que Dios ha llamado desde un comienzo a constituir un don sincero de uno para la otra. ESTOS ESFUERZOS DEL ALMA HUMANA QUE SE ASOCIAN CON EL ANHELO Y EL DESEO DE BELLEZA POR PARTE DEL HOMBRE, ASÍ COMO CON LA BELLEZA DE LA COMUNIÓN, TIENEN UN CIERTO UMBRAL. EL HOMBRE PUEDE TROPEZAR CUANDO ALCANZA DICHO UMBRAL. EN LUGAR DE ENCONTRAR BELLEZA, LA PIERDE, Y COMIENZA A CREAR ÚNICAMENTE SUSTITUTOS. (…)

3. Aprecio de la belleza El amor tiene diversas facetas. Pareciera que el primero implica una desinteresada predilección, una parcialidad o afecto, amor complacentiae. Dios, que es amor, concede al hombre esta forma de amor por encima de toda otra forma del mismo —una amorosa predilección. Los ojos del Creador, si bien abarcan todo el universo creado, descansan especialmente sobre el hombre, que es el objeto de su especial afecto. Descansan tanto en el varón como en la mujer en la medida que los creara. Tal vez sea por esto que el Génesis enfatiza que ambos estaban desnudos y no sentían vergüenza de ello (Gn 2:25) 6. El autor de la epístola a los hebreos escribe por su parte: “No hay creatura invisible para Él: todo está desnudo y patente a los ojos de Aquel a quien habremos de rendir cuenta” (4:13). Dios abarca al varón y a la mujer en toda la verdad de su humanidad. Dios basa su favor creativo y paternal, su predilección, en esta verdad. Él injerta, por así decir, su desinteresado afecto, su predilección, en nuestros corazones. Nos vuelve capaces del mutuo amor, del gozo de uno con el otro. A los ojos del varón, la mujer es una especial síntesis de la belleza de toda la creación, así como él, y de modo similar, lo es a los ojos de ella. Su desnudez no es en forma alguna una fuente de vergüenza. Esta es profundamente transformada por el amor que les tiene el Creador. Puede hablarse aquí de cierta absorción especial de la vergüenza por el amor7, esta vez por el amor mismo de Dios. Este amor les permite interactuar el 6 Cf. La pormenorizada discusión del fenómeno de la vergüenza en la catequesis de la audiencia general de los miércoles: 12 de diciembre de 1979, 2 de enero de 1980, 14 de mayo 1980 y 30 de julio de 1980, y anteriormente en: Karol Wojtyła Amor y responsabilidad (Editorial Razón y Fe). 7 Este es uno de los subtítulos de Amor y responsabilidad del santo papa Wojtyła.

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(…) EL HOMBRE PUEDE ATIBORRAR SU CIVILIZACIÓN CON SEMEJANTES SUSTITUTOS. DEJA DE SER UNA CIVILIZACIÓN DE LA BELLEZA PORQUE NO NACE DEL ETERNO AMOR A PARTIR DEL CUAL DIOS CREÓ AL HOMBRE Y LO HIZO BELLO, DEL MODO EN QUE LA COMUNIÓN DE LAS PERSONAS — DEL VARÓN Y DE LA MUJER-—HA SIDO CREADA PLENA DE BELLEZA. (…)

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uno con la otra y regocijarse con el don de uno a la otra con total sencillez e inocencia. Les permite experimentar el don de donar su ser hombres, que siempre conservará esa modalidad dual de ser varón y mujer. Vale la pena destacar que las palabras que instituyen el matrimonio no son las primeras palabras que dirige el Creador al varón y a la mujer. Estas primeras palabras más bien hablan de la unión corporal del varón y de la mujer en el matrimonio, vista desde el punto de observación de su futura opción, por así decir: el varón ha de dejar a su padre y a su madre y unirse a su mujer, volverse una sola carne con ella y concebir nueva vida8 (Gn 2:24). Desde el principio mismo, la preservación de la estirpe humana ya supone una amorosa predilección. El varón y la mujer deberán primero hallar en su respectivo interior una mutua predilección para así descubrir la belleza de cada ser humano; será entonces que sus corazones verán nacer en ellos la necesidad de dar una nueva vida —de transmitir el don de la humanidad a los nuevos seres que Dios podrá donarles a su debido tiempo. Todo aquel que opina que el relato bíblico de la creación del hombre es determinado por la biología cae en un profundo error. Dice el Creador: “Sed fecundos y multiplicaos, y henchid la tierra y sometedla” (Gn 1:28), aunque solo después de haber creado en sus corazones un espacio interior de amorosa predilección, que sea especialmente regido por la belleza. Podría decirse que de este modo —al crear a la mujer— Dios despierta el gran anhelo de belleza que habrá de convertirse en el tema central de la creatividad humana, del arte y de mucho más… Hay una cierta búsqueda de la belleza en toda espiritualidad creativa, una cierta búsqueda de cada vez nuevas formas de encarnación, nuevas fuentes de asombro, que son tan indispensables para el hombre como la comida y la bebida. El mismo Norwid escribió alguna vez: “La belleza existe para obligarnos a trabajar, y el trabajo existe para elevarnos por sobre los muertos”. Si, en efecto, el hombre vuelve a elevarse mediante su trabajo, mediante las variadas formas de trabajo que realiza, esto se deberá precisamente a la inspiración que obtiene de la belleza: del mundo visible, y —como parte del mismo— muy especialmente de la belleza de la femineidad. 8 Dać początek podría también traducirse como “engendrar”, “procrear”, o “transmitir”, aunque se prefirió el giro menos común de “dar comienzo” a fin de encapsular mejor tanto el dar como el comenzar en el tiempo, lo que se desprende del original polaco.

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«El culmen de esta historia es la Resurrección de Cristo, y la Resurrección es la revelación de la mayor de todas las bellezas, una revelación anticipada por la Transfiguración. Los ojos de los apóstoles se vieron encandilados por semejante belleza y desearon permanecer en su luz. La belleza de la Transfiguración fortaleció a los apóstoles para que pudiesen afrontar la humillante pasión del Cristo transfigurado. Pues la belleza es una fuente de fortaleza para el hombre.» Fra Angelico. La Transfiguración. Convento de San Marco. Florencia.

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Este hilo recorre toda la historia del hombre, especialmente aquella de la salvación del hombre. El culmen de esta historia es la Resurrección de Cristo, y la Resurrección es la revelación de la mayor de todas las bellezas, una revelación anticipada por la Transfiguración. Los ojos de los apóstoles se vieron encandilados por semejante belleza y desearon permanecer en su luz. La belleza de la Transfiguración fortaleció a los apóstoles para que pudiesen afrontar la humillante pasión del Cristo transfigurado. Pues la belleza es una fuente de fortaleza para el hombre. Inspira el trabajo, es una luz que nos guía por la oscuridad de la existencia humana y que mediante el bien nos permite sobreponernos a todo mal y a todo sufrimiento, ya que la esperanza de la Resurrección no puede ser extraviada. Todos los hombres lo saben —todo varón y toda mujer lo sabe—, pues ¡Cristo ha resucitado! La Resurrección de Cristo da comienzo a la renovación y a un nuevo nacimiento de aquella belleza que el hombre extravió mediante el pecado. San Pablo nos habla de un nuevo Adán (Rm 5:12-21). En otro pasaje habla de la ansiosa espera de la creación que desea vivamente la revelación de los hijos de Dios (Rm 8:19). Es verdad que en la especie humana existe un grande anhelo y gran sed de aquella belleza que Dios ha conferido al hombre al crearlo varón y mujer. Hay también una búsqueda de semejante belleza que encuentra expresión en toda creatividad humana. Si la creatividad es un modo especial para que se exprese el hombre, también es una expresión de aquel anhelo del que habla Pablo. Este anhelo implica sufrimiento, dado que toda la creación tiembla a la hora de los espasmos del nacimiento de un niño (Gn 8:22). El anhelo del corazón humano de alcanzar esta belleza primordial con que el Creador ha dotado al hombre es también un deseo de comunión en que se manifiesta el sincero don de sí mismo. Esta belleza y esta comunión no son bienes que se hayan perdido irreversiblemente, son bienes que han de redimirse, recuperarse; y en este sentido es que toda persona humana es dada a cada otra —la mujer es dada al varón, y el varón es dado a la mujer.

¿CÓMO HABREMOS DE CRUZAR EL UMBRAL? YO DIRÍA QUE DEBEMOS CRUZARLO CIÑÉNDONOS A LA CONVICCIÓN DE QUE DIOS DA EL HOMBRE AL HOMBRE Y LE ENTREGA TODA LA CREACIÓN, LA TOTALIDAD DEL MUNDO. CUANDO EL HOMBRE DESCUBRE ESTE DON DESINTERESADO QUE PARA ÉL CONSTITUYE LA OTRA PERSONA, ES COMO SI DESCUBRIERA EL MUNDO TODO EN AQUELLA OTRA PERSONA. (…)

4. Redención del cuerpo Estos esfuerzos del alma humana que se asocian con el anhelo y el deseo de belleza por parte del hombre, así como con la belleza de la comunión, tienen un cierto umbral. El hombre

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(…) ES IMPORTANTE RECONOCER QUE PUEDE OCURRIR QUE ESTE DON DEJE DE SER DESINTERESADO Y SINCERO EN LA ESFERA DEL CORAZÓN HUMANO. ES ESTA LA PEOR AMENAZA CONTRA NUESTRA CIVILIZACIÓN, ESPECIALMENTE PARA LA CIVILIZACIÓN DE UN MUNDO MATERIALMENTE PRÓSPERO. (…)

puede tropezar cuando alcanza dicho umbral. En lugar de encontrar belleza, la pierde, y comienza a crear únicamente sustitutos. El hombre puede atiborrar su civilización con semejantes sustitutos. Deja de ser una civilización de la belleza porque no nace del eterno amor a partir del cual Dios creó al hombre y lo hizo bello, del modo en que la comunión de las personas —del varón y de la mujer— ha sido creada plena de belleza. Norwid, que tuvo una intuición inmensamente perceptiva de esta verdad, escribió que la belleza es la forma del amor. No se puede crear belleza si no se mira con los ojos mediante los cuales Dios abrazó al mundo que creó en los comienzos, contemplando al hombre que creó en medio de ese mundo. Todo esto no quiere decir que nuestra era carezca de personas que luchen por esto con todas sus fuerzas9. Esos hombres nunca han faltado y esta es la razón de por qué el balance general de la civilización humana sigue siendo positivo a pesar de todo. Este balance es originado por aquellos pocos que son grandes genios o grandes santos. Todos ellos son testigos de cómo puede superarse la mediocridad y, especialmente, de cómo se puede superar el mal mediante el bien, de cómo el bien y la belleza pueden aún ser descubiertos a pesar de toda la miseria y degradación a que sucumbe la civilización humana. Como vemos, ese umbral en que tropieza el hombre no es imposible de superar. Debemos estar conscientes de que existe y debemos tener el coraje de volver a cruzarlo una y otra vez. ¿Cómo habremos de cruzar el umbral? Yo diría que debemos cruzarlo ciñéndonos a la convicción de que Dios da el hombre al hombre y le entrega toda la creación, la totalidad del mundo. Cuando el hombre descubre este don desinteresado que para él constituye la otra persona, es como si descubriera el mundo todo en aquella otra persona. Es importante reconocer que puede ocurrir que este don deje de ser desinteresado y sincero en la esfera del corazón humano. Es esta la peor amenaza contra nuestra civilización, especialmente para la civilización de un mundo materialmente próspero. La desinteresada y amorosa predilección es entonces suplantada por la urgencia de poseer al otro y de usarlo. Semejante urgencia es una gran amenaza, no solo para el otro, sino que especialmente para quien sucumbe a ella. Semejante persona destruye en su interior la capacidad de 9 Juan Pablo II, Audiencia en la ocasión del 180 aniversario del nacimiento del poeta Cyprian Kamil Norwid (1 julio 2001).

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ser un don y destruye la capacidad de vivir acorde al principio “sé más humano”, sucumbiendo a la tentación de vivir para “poseer más y más” —más placeres, más experiencias, menos valores reales, menos sufrimiento creativo para el bien, menos disposición a ser redimido… Es en virtud de nuestra Redención que la otra persona —la mujer para el varón y el varón para la mujer— constituye don tan grande e inestimable. La Redención se entiende correctamente como el pago de la gran deuda que recayó sobre la especie humana debido al pecado. Sin embargo, también es —y tal vez preponderantemente— un re-dar al hombre y a toda la creación aquella bondad y belleza que en el comienzo fueron dadas en el misterio de la creación. Con la Redención, todo parte de nuevo (Rev 21:5). El hombre recibe nuevamente, por así decir, su humanidad en el Misterio Pascual, a través de Cristo crucificado y resucitado. El hombre recibe de nuevo su propia virilidad o femineidad, su capacidad de ser para otro, su capacidad de hallarse en mutua comunión. Esto echa una nueva luz sobre las palabras “Dios te dio a mí”. Dios entrega el hombre al hombre de un modo nuevo a través de Cristo, en quien el pleno valor de la persona humana, aquel valor que tuvo en un principio y que ha recibido con el misterio de la creación, es una vez más puesto de manifiesto y hecho presente. Cada persona alberga en su interior un valor inestimable. Este valor lo recibe de Dios, quien se hizo hombre Él mismo, revelando la vida divina que confió, por así decir, al hombre. Así, creó un nuevo orden de relaciones interpersonales. En dicho nuevo orden, el hombre es tanto más “la única creatura sobre la tierra que Dios quiso por sí misma” (Gaudium et spes, 24). Y un ser personal que revela una semejanza con Dios, un ser que solamente puede encontrarse plenamente a través del “sincero donarse a sí mismo” (ibid.). La Redención, por lo tanto, es la apertura de los ojos del hombre a la totalidad del orden del mundo, basada en un donarse sincero y desinteresado, y también sacramental. La Redención reafirma el carácter sagrado del hombre creado varón y mujer. La fuente de este carácter sagrado yace en el carácter sagrado de Dios mismo hecho hombre. Como sacramento de Dios presente en el mundo, Cristo transforma este mundo en un sacramento para Dios. A la luz de nuestra Redención, consumada por medio del sacrificio del Cuerpo y la Sangre de Cristo, el carácter sagrado

(…) LA DESINTERESADA Y AMOROSA PREDILECCIÓN ES ENTONCES SUPLANTADA POR LA URGENCIA DE POSEER AL OTRO Y DE USARLO. SEMEJANTE URGENCIA ES UNA GRAN AMENAZA, NO SOLO PARA EL OTRO, SINO QUE ESPECIALMENTE PARA QUIEN SUCUMBE A ELLA. SEMEJANTE PERSONA DESTRUYE EN SU INTERIOR LA CAPACIDAD DE SER UN DON Y DESTRUYE LA CAPACIDAD DE VIVIR ACORDE AL PRINCIPIO, “SÉ MÁS HUMANO”, SUCUMBIENDO A LA TENTACIÓN DE VIVIR PARA “POSEER MÁS Y MÁS”.

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EN DICHO NUEVO ORDEN, EL HOMBRE ES TANTO MÁS “LA ÚNICA CREATURA SOBRE LA TIERRA QUE DIOS QUISO POR SÍ MISMA” (GAUDIUM ET SPES, 24). Y UN SER PERSONAL QUE REVELA UNA SEMEJANZA CON DIOS, UN SER QUE SOLAMENTE PUEDE ENCONTRARSE PLENAMENTE A TRAVÉS DEL “SINCERO DONARSE A SÍ MISMO”.

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del cuerpo humano se hace todavía más visible, lo que se evidencia como verdadero incluso cuando el cuerpo de Cristo es consumido y mutilado durante la Pasión. El cuerpo humano guarda su propia dignidad, que emana de este carácter sagrado. Esto es verdad tanto para el cuerpo del hombre como para el cuerpo de la mujer. La Redención del cuerpo confiere, por así decir, una nueva dimensión especial al carácter sagrado del cuerpo. Se trata de un carácter sagrado que excluye el convertirse en un mero objeto de uso. Cada uno de nosotros, especialmente cada varón, debe ser un guardián, un protector de este carácter sagrado y de la concomitante dignidad. “¿Acaso soy el guardián de mi hermano?”, interrogó Caín (Gn 4:9), dando paso al infeliz curso de la civilización de la muerte en la historia humana. Cristo arriba en medio de esta civilización, desciende para dar respuesta a la pregunta de Caín y dice: “Sí, tú eres un custodio, eres el guardián de lo sagrado, el guardián de la dignidad del hombre en cada varón y en cada mujer. Tú eres el guardián del carácter sagrado del cuerpo de la mujer, que por siempre habrá de ser objeto de tu respeto. Entonces podrás regocijarte con la belleza que Dios le confirió de principio, y ella se regocijará contigo. Ella se sentirá entonces a salvo bajo la mirada de su hermano y se regocijará con el don que es su femineidad creada.” Es entonces que el “eterno femenino” puede ser una vez más un don inviolable para la civilización del hombre, una inspiración de la creatividad y una fuente de belleza para que podamos levantarnos de entre los muertos (Norwid). ¿No es acaso por esto que tantas resurrecciones varoniles tienen su origen en la belleza femenina, la belleza de la maternidad, esa belleza filial y esponsalicia que encuentra su especial culminación en la madre de Dios? “Mira, qué hermosa eres, amada mía” (Canto 1:15). Si el Cantar de los Cantares es principalmente un canto referido al amor de los amantes humanos, entonces también será, en la plenitud de su carácter concreto, algo abierto a diversas profundidades de significado. La Iglesia emplea el Cantar de los Cantares en su liturgia, especialmente con ocasión de las conmemoraciones de las vírgenes y mujeres que fueron mártires por Cristo. Las palabras citadas nos hablan especialmente del gran resplandor de la belleza de la femineidad —no solamente, o al menos no primordialmente, de la belleza sensual de la femineidad, sino de su belleza espiritual—. Puede decirse también que esta


última es condición de la primera. La belleza sensual en sí no suele sobrevivir a la prueba del tiempo. Como tantas veces he experimentado en el curso de mi propia vida, esto es especialmente importante para aquella persona a la que Dios dona y encomienda a otra persona. Dios me ha dado muchas personas, tanto jóvenes como viejos, jovencitos y jovencitas, padres y madres, viudas, personas sanas y enfermas. Siempre, cada vez que me las ha dado, también me encomendó una tarea para con esas personas, y ahora veo que con facilidad podría escribir un libro acerca de cada una de ellas —y cada biografía sería, a fin de cuentas, un don desinteresado, en el sentido de que cada hombre siempre existirá para otro—. Entre estas personas también se contaron los iletrados, como, por ejemplo, los obreros fabriles; también hubo estudiantes, profesores universitarios, doctores y abogados y, finalmente, sacerdotes y consagrados a la vida religiosa. Desde luego que incluían tanto a hombres como a mujeres. Fue un largo camino el que me llevó a descubrir la genialidad de la mujer, y la Providencia misma veló por que con el paso del tiempo llegara a reconocerla realmente y deslumbrarme con ella, por decir lo menos. Pienso que cada hombre, cualquiera sea su posición en la vida o la vocación de su vida, debe en algún momento hacerse eco de aquellas palabras que escuchara José de Nazaret: “No temas tomar contigo a María, tu mujer, porque lo engendrado

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LA REDENCIÓN DEL CUERPO CONFIERE, POR ASÍ DECIR, UNA NUEVA DIMENSIÓN ESPECIAL AL CARÁCTER SAGRADO DEL CUERPO. SE TRATA DE UN CARÁCTER SAGRADO QUE EXCLUYE EL CONVERTIRSE EN UN MERO OBJETO DE USO. CADA UNO DE NOSOTROS, ESPECIALMENTE CADA VARÓN, DEBE SER UN GUARDIÁN, UN PROTECTOR, DE ESTE CARÁCTER SAGRADO Y DE LA CONCOMITANTE DIGNIDAD.

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LAS PALABRAS CITADAS NOS HABLAN ESPECIALMENTE DEL GRAN RESPLANDOR DE LA BELLEZA DE LA FEMINEIDAD NO SOLAMENTE, O AL MENOS NO PRIMORDIALMENTE, DE LA BELLEZA SENSUAL DE LA FEMINEIDAD, SINO DE SU BELLEZA ESPIRITUAL. PUEDE DECIRSE TAMBIÉN QUE ESTA ÚLTIMA ES CONDICIÓN DE LA PRIMERA. LA BELLEZA SENSUAL EN SÍ NO SUELE SOBREVIVIR A LA PRUEBA DEL TIEMPO.

en ella viene del Espíritu Santo” (Mt 1:20), lo que significa “hacer todo para reconocer ese don que ella es para ti”. Teme solo a una cosa: que trates de apropiarte de este don. Eso es lo que debieras temer. En tanto ella siga siendo un don de Dios para ti, puedes regocijarte con ese don. Aún más, debes buscar hacer todo lo que puedas para reconocer ese don, para demostrarle a ella qué tesoro tan único es. Todo ser humano es único. El ser único no es una limitante, sino que una ventana sobre las profundidades. Tal vez sea la voluntad de Dios que seas tú quien le hable de su inestimable valor y especial belleza. Si eso es del caso, no temas a tu predilección. Una predilección amorosa es, o al menos puede ser, una participación en la eterna predilección que Dios tuvo para con el hombre que había creado. Si tienes motivos para temer que tu predilección pueda convertirse en una fuerza destructiva, no lo temas de un modo prejuicioso. Serán los frutos mismos los que mostrarán si acaso tu predilección es para bien. Es suficiente con mirar a todas las mujeres que aparecen junto a Cristo, empezando por María Magdalena y la mujer samaritana, luego las hermanas de Lázaro, culminando finalmente en la Más Sagrada Virgen, bendita entre todas las mujeres (Cf. Lc 1:42). Nunca debes abrigar prejuicios acerca del significado del don de Dios. Solo ora con toda humildad pidiendo saber cómo ser el guardián de tu hermana, de modo que ella pueda encontrar al interior de tu virilidad profunda el camino de su vocación y de su santidad. Una vez liberada, ella será capaz de un coraje todavía mayor y de una disposición al sacrificio tanto mayor, algo que los varones a menudo fallan en desentrañar. Reconociendo esto, la Iglesia repite con el Cantar de los Cantares: “Mira, qué hermosa eres, amada mía”. Finalmente, también se hace necesario decir que esta meditación en torno al don —al don de donar— tiene su origen en un largo viaje interior que me condujo desde aquel día en que recibí el consejo de mi director espiritual de juventud hasta las palabras Totus tuus10, que desde entonces me han acompañado permanentemente. Descubrí estas palabras durante la segunda gran guerra mientras trabajaba en la cantera de Solvay. Las descubrí leyendo el Tratado de la ver10 Totus Tuus significa “Soy todo tuyo, soy del todo tuyo, María.”

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Recuerdo una cita de un poema de Norwid, “El piano de Chopin”: Estuve contigo en aquellos días penúltimos De nexos incomprendidos Completos como un mito, Pálidos como el alba, Cuando el final de la vida susurró a su comienzo: No jugaré imprudentemente contigo, ¡oh no! ¡Sólo te sustentaré!

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dadera devoción a la Virgen María, escrito por San Luis Grignon de Montfort. Esto fue en un momento cuando ya había decidido seguir mi vocación al sacerdocio; así fue como, mientras realizaba un duro trabajo físico, también estudié filosofía. Estaba consciente de que la vocación sacerdotal iba a relacionarme con muchas personas durante mi camino y que Dios me encomendaría a cada una de ellas de algún modo especial: dándomelas a mí, y encomendándomelas. Fue entonces que nació en mí la gran necesidad de encomendarme a María —esa necesidad que está encapsulada en el llamado: Totus tuus—. Estas palabras no son en lo principal una declaración, sino que una súplica por no sucumbir a deseo alguno, aunque sutilmente camuflado. Son una oración para mantenerme puro y por tanto transparente a los ojos de Dios y de los hombres. Oro por que mi visión, mi capacidad de escuchar y mi intelecto se mantengan puros. Totus tuus: todos ellos deben estar al servicio de revelar la belleza que Dios ha dado al hombre.

PIENSO QUE CADA HOMBRE, CUALQUIERA SEA SU POSICIÓN EN LA VIDA O LA VOCACIÓN DE SU VIDA, DEBE EN ALGÚN MOMENTO HACERSE ECO DE AQUELLAS PALABRAS QUE ESCUCHARA JOSÉ DE NAZARET: “NO TEMAS TOMAR CONTIGO A MARÍA, TU MUJER, PORQUE LO ENGENDRADO EN ELLA VIENE DEL ESPÍRITU SANTO” (MT 1:20), LO QUE SIGNIFICA “HACER TODO PARA RECONOCER ESE DON QUE ELLA ES PARA TI”.

No jugaré imprudentemente… no ensuciaré… no arruinaré… no denigraré… sino que sustentaré, alabaré, magnificaré… Totus tuus. Todo tuyo. Sí. Nosotros debemos ser un don total, un don desinteresado y sincero en orden a reconocer, en cada hombre, el don que es, y agradecer al Donante por el don de la persona humana.

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La ideología de “género” y el “liberalismo gnóstico” ROBERT P. GEORGE

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CONTRA ESTE DUALISMO, LA POSICIÓN ANTIGNÓSTICA AFIRMA UNA CONCEPCIÓN DE LA PERSONA HUMANA COMO UNA UNIDAD DINÁMICA: UN CUERPO PERSONAL, UN YO CORPORAL. ESTA VISIÓN CONTRARIA AL GNOSTICISMO SE ENCUENTRA A LO LARGO DE TODA LA ESCRITURA HEBRAICA Y DE LAS ENSEÑANZAS CRISTIANAS.(…)

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a idea de que los seres humanos son personas no-corporales que habitan cuerpos no-personales nunca termina de desaparecer. Aunque las corrientes predominantes del Judaísmo y del Cristianismo la han rechazado hace ya mucho tiempo, lo que a veces se describe como el dualismo del “cuerpo y el yo” ha vuelto con sed de venganza, y sus seguidores son legión. Ya sea en los tribunales de justicia, en los campus universitarios, o en las mesas de directorios corporativos, ella sustenta y da forma al individualismo expresivista y al liberalismo social que se encuentra en alza. El rechazo de la Cristiandad al dualismo del cuerpo y el yo se constituyó como la respuesta al desafío planteado a la ortodoxia por parte de aquello que fuera conocido como “gnosticismo”. El gnosticismo se componía de una variedad de ideologías; algunas ascéticas, y otras directamente opuestas. Lo que tenían en común era el entendimiento del ser humano —una antropología— que dividía marcadamente lo material y corporal por una parte, y lo espiritual, mental o afectivo, por la otra. Para los gnósticos, era lo inmaterial, lo mental o lo afectivo lo que en última instancia importa. Aplicado a la persona humana, esto significa que lo material o corporal resulta ser inferior; si es que no se trata de una prisión de la cual se debe buscar escapar, cuando mucho sería un mero instrumento para ser manipulado a fin de servir a los objetivos o fines de la “persona”, entendida como el espíritu, la mente o la psique. El yo es una sustancia espiritual o mental; el cuerpo, un vehículo meramente material. Tú y yo, en cuanto personas, nos identificamos completamente con el espíritu, mente o psique, y no nos identificamos de forma alguna (o cuando mucho en una forma altamente atenuada) con el cuerpo que ocupamos (o con el que de alguna forma “estamos asociados”) y usamos. Contra este dualismo, la posición anti-gnóstica afirma una concepción de la persona humana como una unidad dinámica: un cuerpo personal, un yo corporal. Esta visión contraria al gnosticismo se encuentra a lo largo de toda la escritura hebraica y de las enseñanzas cristianas. Esto no implica sugerir que la doctrina cristiana descarte la concepción bajo la cual el individuo es numéricamente idéntico con su alma inmaterial. Los pensadores cristianos contemporáneos se encuentran divididos sobre la cuestión de si el alma separada del cuerpo es numéricamente

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distinta de la persona humana, o si se trata de la misma persona en una forma radicalmente mutilada. Sí se tiene acuerdo, sin embargo, sobre el punto esencial, que es que el cuerpo no es un instrumento meramente extrínseco de la persona humana (o del “yo”), sino que una parte integral de la realidad personal del ser humano. Cristo ha resucitado corporalmente. Aristóteles, quien rompió con su maestro Platón sobre este punto, defiende una forma de este “hilomorfismo”, como se le ha denominado. Sin negar la existencia del alma, afirma que la persona humana es un ser material (aunque no exclusivamente material). Nosotros no ocupamos o habitamos nuestros cuerpos. El cuerpo vivo, lejos de ser un vehículo o instrumento, es parte de nuestra realidad personal. Así que, sin poder existir apartados de su alma, no son inferiores a ella. El cuerpo comparte la dignidad personal; es un todo del cual nuestra alma es la forma sustancial. La idea del alma como la forma sustancial del cuerpo es la alternativa de la ortodoxia cristiana a la concepción herética del alma como “el fantasma dentro de la máquina”. Es posible que separemos el cuerpo vivo del alma en nuestro análisis, pero no en los hechos; somos compuestos de cuerpo y alma. Así que somos animales; animales racionales, sin duda, pero no mentes o intelectos puros. Nuestra identidad personal a través del tiempo consiste en la persistencia de los organismos animales que somos. De esto se sigue una proposición crucial: la persona humana comienza a ser al mismo tiempo que el organismo humano, y sobrevive —como una persona— al menos hasta que el organismo deja de ser. Y sin embargo, no somos animales brutos. Somos animales de naturaleza racional, organizados desde un inicio para el pensamiento conceptual, y para la deliberación práctica, el juicio y la elección. Estos poderes intelectuales no son reducibles a pura materia. Las creaturas que las poseen son capaces, con madurez y bajo condiciones favorables, de captar caracteres inteligibles (y no solamente sensibles) de las opciones de acción, y de responder a esas razones con elecciones que no están determinadas por eventos antecedentes. No es que actuemos de forma arbitraria o azarosa, sino que elegimos en base a juicios de valor que nos inclinan hacia diferentes opciones sin obligarnos a esas opciones. No existe contradicción, bajo la concepción hilomórfica, entre nuestra animalidad y nuestra racionalidad.

LA IDEA DEL ALMA COMO LA FORMA SUSTANCIAL DEL CUERPO ES LA ALTERNATIVA DE LA ORTODOXIA CRISTIANA A LA CONCEPCIÓN HERÉTICA DEL ALMA COMO “EL FANTASMA DENTRO DE LA MÁQUINA”. ES POSIBLE QUE SEPAREMOS EL CUERPO VIVO DEL ALMA EN NUESTRO ANÁLISIS, PERO NO EN LOS HECHOS; SOMOS COMPUESTOS DE CUERPO Y ALMA.

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QUIEN SE ADSCRIBE A LA CONCEPCIÓN GNÓSTICA Y SU ANTROPOLOGÍA QUE SEPARA A LA PERSONA DEL CUERPO VERÁ FACILITADO EL REFERIRSE A AQUELLOS QUE OSTENTAN CAPACIDADES MENTALES SUBDESARROLLADAS, DEFECTUOSAS O DISMINUIDAS, COMO NO-PERSONAS. LES PARECERÁ MÁS FÁCIL EL JUSTIFICAR EL ABORTO, EL INFANTICIDIO, LA EUTANASIA PARA LOS IMPEDIDOS COGNITIVOS, Y LA PRODUCCIÓN, USO Y DESTRUCCIÓN DE EMBRIONES HUMANOS PARA LA INVESTIGACIÓN BIOMÉDICA.

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Si adoptamos la posición gnóstica, entonces los seres humanos —miembros vivos de la especie humana— no son necesariamente personas, y algunos humanos son no-personas. Aquellos que se encuentran en las etapas embrionarias, fetales o de temprana infancia no serían aún personas. Aquellos que han perdido el ejercicio inmediato de ciertos poderes mentales — por ejemplo, las víctimas de la demencia avanzada, los que se encuentran en estado de coma prolongado o los mínimamente conscientes— habrían dejado ya de ser personas. Y aquellos que padecen de discapacidades cognitivas congénitas severas no serían ahora, nunca habrían sido, y nunca serán personas. Las implicancias morales de esto son claras. Es la vida personal la que nos da razones para afirmarla como inviolable y protegerla de todo daño; en contraste, podemos legítimamente usar otras criaturas para nuestros propósitos. Por lo mismo, quien se adscribe a la concepción gnóstica y su antropología, que separa a la persona del cuerpo en la forma que hemos descrito, verá facilitado el referirse a aquellos que ostentan capacidades mentales subdesarrolladas, defectuosas o disminuidas, como no-personas. Les parecerá más fácil justificar el aborto, el infanticidio, la eutanasia para los impedidos cognitivos, y la producción, uso y destrucción de embriones humanos para la investigación biomédica. Bajo la misma premisa, tal antropología es la que sustenta el rechazo del liberalismo social a la ética sexual y marital tradicional y su concepción del matrimonio como una unión masculino-femenina. Dicha concepción carece de sentido si el cuerpo es meramente un instrumento de la persona, a fin de ser usado para satisfacer metas o fines subjetivos o producir sentimientos deseables en la persona-sujeto-consciente. Si no somos nuestros cuerpos, el matrimonio no puede involucrar en su esencia una unión de una sola carne realizada por el hombre y la mujer, como lo sostienen las tradiciones judías, cristianas y clásicas de la ética. Pues si el cuerpo no es parte de la realidad personal del ser humano, no puede existir nada moral o humanamente importante de la unión “meramente biológica”, fuera de sus efectos psicológicos enteramente contingentes. El presuponer el dualismo del cuerpo y del yo hace más difícil apreciar que el matrimonio es un bien humano natural (pre-político e incluso pre-religioso) con su propia estructura objetiva. Si la sexualidad es solamente un medio para nuestros


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NATURALEZA-CULTURA: UNA DISTINCIÓN HUMANA EN TENSIÓN La distinción sexo-género es de carácter relativamente reciente. Fue el psicólogo John Money quien pidió prestado el término “género” al campo semántico para describir una sensación interior distinta a “sexo”, recurrida para designar la anatomía exterior. Véase su Gendermaps: Social Constractionism, Feminism and Sexosophical History (Nueva York: Continuum International Publishing Group, 1995), 19. Money se fascinó con la extraña condición del hermafroditismo y encabezó el trabajo sobre “deberes del sexo” —la compleja decisión de si acaso criar a un hermafrodita en particular como hombre o como mujer— estableciendo la primera clínica norteamericana para hermafroditas en la Universidad John Hopkins, donde las llamadas “re-atribuciones” se realizaban por vía quirúrgica en niños de genitalidad ambigua. Money pensaba que el “género” podría producirse culturalmente, antes que nada por la crianza. Por lo tanto, los padres eran instruidos en materia de elegir los nombres adecuados, usando los correspondientes pronombres y criando al infante acorde con el “género” asociado al sexo “atribuido”. Pero la teoría de Money de que el género realmente puede ser distinto de la propia fisiología va mucho más allá de los pocos casos de hermafroditismo. Su visión es que todos seríamos fisiológicamente hermafroditas, en otras palabras que el “sexo” no pasaría de arraigar bajo la epidermis. (Al respecto, véase Miriam Grossman, You’re Teaching My Child What? [Washington, DC: Regnery Publishing Inc., 2009], 159-60). En relación a su teoría general, Money logró un caso perfecto para sentar precedente cuando una pareja le presentó a sus hijos gemelos, uno de los cuales había sido sometido a una circuncisión mal realizada. Siguiendo su consejo, castraron a uno de los niños, criándolo como niña (“Brenda”). Money usó este caso como un ejemplo para defender su teoría. Véase su “Matched Pairs of Hermaphrodites: Behavioral Biology of Sexual Differentiation from Chromosomes to Gender Identity, Engineering and Science 33 (1970), 34-39; lo que sin embargo salió a luz cuando “Brenda” intentó suicidarse (a los once años). “Ella” había luchado contra “su” atribución sexual desde un comienzo, destruyendo sus vestidos, orinando de pie, etc. Cuando la psicóloga de la familia finalmente terminó urgiendo a los padres que le contaran al niño acerca de la “atribución”, este pudo manifestar el tremendo alivio de saber que después de todo no estaba loco. “Brenda” se rebautizó como David (porque en calidad de “niña” había debido luchar todos esos años contra un verdadero “Goliat”). Trágico es constatar que tanto David como su hermano cometieron suicidio a sus treinta años. John Colapinto nos entrega un informe de esta historia en As Nature Made Him: The Boy Who Was Raised as a Girl (Nueva York, Harper Collins Publisher, 2000). Escandaliza, sin embargo, que ninguno de estos acontecimientos cambiara el “éxito” de la teoría de Money, que se ha vuelto parte de la ortodoxia psicológica. Robert J. Stoller es otro de los tempranos usuarios de la distinción “sexo-género”, empleando “género” tanto para el estado psicológico interior como para connotaciones culturales, y “sexo” para las características biológicas (ya sean cromosomáticas, hormonales o anatómicas). Véase sus Sex and Gender: On the Development of Masculinity and Feminity (Nueva York: Science House, 1968), 9, y Presentation of Gender (New Haven: Yale University Press, 1985), 6.

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SOLO PODEMOS ENCONTRAR SENTIDO EN LA CONCEPCIÓN DEL MATRIMONIO COMO UNA UNIÓN DE UNA SOLA CARNE SI ENTENDEMOS AL CUERPO COMO VERDADERAMENTE PERSONAL. ES ENTONCES QUE PODEMOS VER LA UNIÓN BIOLÓGICA ENTRE UN HOMBRE Y UNA MUJER COMO UNA FORMA DISTINTIVA [Y ÚNICA] DE UNIÓN ENTRE DOS PERSONAS, LA QUE ES ALCANZADA, A LA MANERA DE LA UNIÓN BIOLÓGICA DE LAS PARTES AL INTERIOR DE LA PERSONA, POR MEDIO DE LA COORDINACIÓN HACIA UN FIN CORPORAL ÚNICO DEL TODO. PARA LA PAREJA, ESE FIN ES LA REPRODUCCIÓN.

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fines subjetivos, ¿no significa que ella es lo que sea que queramos que sea? ¿Cómo puede estar orientada a la procreación o requerir exclusividad en forma permanente, por su propia naturaleza? Solo podemos encontrar sentido en la concepción del matrimonio como una unión de una sola carne si entendemos al cuerpo como verdaderamente personal. Es entonces que podemos ver la unión biológica entre un hombre y una mujer como una forma distintiva [y única] de unión entre dos personas, la que es alcanzada, a la manera de la unión biológica de las partes al interior de la persona, por medio de la coordinación hacia un fin corporal único del todo. Para la pareja, ese fin es la reproducción. Su orientación hacia la vida familiar tiene por lo mismo una significancia humana y moral, y no “meramente biológica”. Los cónyuges, en su unidad corporal, renuevan la unión omnicomprensiva que es su matrimonio. Esta concepción, a su vez, nos ayuda a captar el sentido del deseo natural y espontáneo de querer criar a los propios hijos y la importancia normativa de comprometerse a hacerlo cada vez que ello sea posible, incluso a un costo personal elevado. (Una madre desea que la manden de la maternidad a su casa con el bebé que ella de hecho parió, y no con uno que le fuera asignado al azar de la reserva de bebés nacidos durante su estadía en el ala de maternidad.) Este instinto refuerza una ética sexual sensata, que especifica los requerimientos del amor conyugal y parental fiel; una ética que parece carecer de sentido y ser hasta cruel a los ojos de liberales sociales contemporáneos. Para ellos, después de todo, lo que importa es lo que sucede o se verifica en la mente o la conciencia, no en el cuerpo (o el resto del cuerpo). La unidad personal verdadera, en la medida de que algo así es siquiera posible, es una unidad al nivel afectivo, no al biológico. El “matrimonio” tiende a ser visto y tenido, entonces, como una institución socialmente construida que existe para facilitar los vínculos románticos y para proteger y favorecer los variados sentimientos e intereses de la gente que formaliza esos vínculos. No se trata de una sociedad conyugal en lo absoluto, sino de una forma de compañerismo románticosexual o bien de una asociación doméstica. La procreación y los niños son apenas contingentemente relacionados a ellas. No hay ningún sentido, ni siquiera en términos indirectos, en que el matrimonio es una asociación procreativa o una sociedad cuya estructura y normas reciban su forma de la orientación inhe-


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NOS ENCONTRAMOS ADEMÁS CON EL TRANSEXUALISMO Y EL TRANSGENERISMO. SI SOMOS COMPUESTOS DE CUERPO-MENTE (O CUERPO-ALMA) Y NO SIMPLEMENTE MENTES (O ALMAS) QUE HABITAN CUERPOS MATERIALES, ENTONCES EL RESPETO POR LA PERSONA EXIGE RESPETO POR EL CUERPO, LO QUE DESCARTA LAS MUTILACIONES Y OTROS ATAQUES DIRECTOS E INTENCIONADOS CONTRA LA SALUD HUMANA.

«Asimismo, valorar la propia femineidad o masculinidad del cuerpo es necesario si es que voy a ser capaz de reconocerme a mí mismo en el encuentro con otro que es diferente. En esta forma podemos aceptar con gozo los regalos específicos de otro hombre u otra mujer, la obra del Dios Creador, y encontrar un enriquecimiento mutuo. No es una actitud sana aquella que busca “cancelar la diferencia sexual porque ya no sabe cómo hacerle frente a la misma”.» Estudios de rostros. Miguel Ángel.

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ESTE INSTINTO REFUERZA UNA ÉTICA SEXUAL SENSATA, QUE ESPECIFICA LOS REQUERIMIENTOS DEL AMOR CONYUGAL Y PARENTAL FIEL; UNA ÉTICA QUE PARECE CARECER DE SENTIDO Y SER HASTA CRUEL A LOS OJOS DE LIBERALES SOCIALES CONTEMPORÁNEOS.

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rente de nuestra naturaleza sexual a la procreación y sustento de los niños. La concepción conyugal del matrimonio como una unión del tipo que se realiza en plenitud natural por la generación y sustento de los hijos en común se presenta como una idea ininteligible y hasta extravagante para el neo-gnóstico. En la misma línea, y de la forma en que el liberalismo social presenta esta materia, el sexo en sí no es un aspecto inherente del matrimonio o parte de su significado; la idea de la consumación marital por medio de las relaciones sexuales también aparece como extraña. Así como para los liberales sociales dos (o más) personas pueden tener sexo perfectamente legítimo y valioso sin necesidad de estar casados el uno con el otro, también sería el caso que dos (o más) personas pueden tener un matrimonio perfectamente válido y completo sin tener relaciones sexuales. Se trataría enteramente de una cuestión de preferencias subjetivas. El juego sexual consensual es valioso en la medida que permite a los involucrados expresar sus sentimientos deseados, como la afección, o bajo la misma medida, la dominación o sumisión ante el otro. Pero si es el caso que no tienen deseo por ello, el sexo carece de sentido incluso al interior de la relación matrimonial. Es meramente incidental y por lo mismo opcional, como es opcional el ser o no dueño de un auto, u optar por tener una cuenta corriente conjunta o separada. La esencia del matrimonio es el compañerismo, no la noción sexual, y por supuesto mucho menos la procreación. Y todo esto explica, por supuesto, por qué la ética liberal contemporánea apoya y patrocina el matrimonio entre personas del mismo sexo. Incluso sugiere que el matrimonio puede existir entre tres o más individuos en grupos poli-amorosos sexuales (o no sexuales). Dado que el matrimonio se desenvuelve con prescindencia de la biología y se distingue por su intensidad emocional y calidad —en atención a que la verdadera “persona” es el yo consciente y sintiente— los “matrimonios” entre personas del mismo sexo y los poli-amorosos son posibles y valiosos en la misma forma básica que la unión conyugal entre el hombre y la mujer. Pues los compañeros en estas otras agrupaciones también pueden sentir afecto los unos por los otros e incluso creer que la calidad de su relación romántica se verá favorecida o estimulada por el juego sexual mutuamente acordado (o por la inexistencia del mismo, según sea el caso). Si esto sería en definitiva la esencia del matrimonio aquello


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de lo que se trata, entonces negarles el estatus marital implica denegarles “igualdad matrimonial”. Y sobre todo esto encontramos además el transexualismo y el transgenerismo. Si somos compuestos de cuerpo-mente (o cuerpo-alma) y no simplemente mentes (o almas) que habitan cuerpos materiales, entonces el respeto por la persona exige respeto por el cuerpo, lo que descarta las mutilaciones y otros ataques directos e intencionados contra la salud humana. Esto significa que, excepto en casos extraordinariamente raros de deformidades congénitas que llevan al extremo de la indeterminación, nuestra masculinidad o femineidad [en cuanto pertenencia al conjunto macho o hembra] es discernible a partir de nuestros cuerpos. El sexo se constituye a partir de nuestra organización biológica básica en relación a nuestro funcionamiento reproductivo; es una parte inherente de qué y quiénes somos. Cambiar el sexo es una imposibilidad metafísica porque es una imposibilidad biológica. O al menos extremadamente improbable. Es posible que resulte ser tecnológicamente factible cambiar el sexo de un individuo humano en una etapa muy temprana del desarrollo embrionario, ya sea por medio de la alteración del genoma o, en el caso de un macho embrionario, por medio de la inducción de insensibilidad andrógina de forma suficientemente temprana como para que el desarrollo sexual proceda como lo haría si se tratara de una mujer genética. Pero, por supuesto, hacer esto sería inmoral, pues involucraría una intervención corporal radical sin consentimiento del afectado y con graves riesgos para su salud. Luego, los cambios de sexo son biológicamente imposibles siempre que se hace cierto que el cambiar las capacidades sexuales de una persona desde la raíz requeriría revertir una multiplicidad de órganos y otras características sexuales que ya se encuentran diferenciados sexualmente, al punto de que por hacerlo terminaríamos con un organismo distinto de aquel con el que empezamos (y sospecho que ese punto se alcanza cuanto menos en las etapas más tempranas dentro del útero). Como ha argumentado Paul McHugh, desear el cambio del propio sexo es una patología; un deseo de dejar de ser uno mismo y pasar a ser un alguien distinto. No es por lo mismo desear el bien propio, sino que desear la no-existencia propia de quien uno es. En contraste, la concepción liberal considera que ninguna dimensión de nuestra identidad personal está verdaderamente

LA CONCEPCIÓN LIBERAL CONSIDERA QUE NINGUNA DIMENSIÓN DE NUESTRA IDENTIDAD PERSONAL ESTÁ VERDADERAMENTE DETERMINADA POR LA BIOLOGÍA. SI TÚ CREES Y SIENTES QUE ERES UNA MUJER ATRAPADA EN EL CUERPO DE UN HOMBRE, ENTONCES ERES EXACTAMENTE ESO: UNA MUJER (“TRANSGÉNERO”). (…)

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(…) Y POR LO MISMO PUEDES LEGÍTIMAMENTE DESCRIBIRTE A TI MISMO COMO MUJER, A PESAR DEL HECHO DE QUE ERES BIOLÓGICAMENTE HOMBRE, Y TOMAR ACCIONES CONCRETAS —INCLUSO AL PUNTO DE REALIZARTE AMPUTACIONES Y TRATAMIENTOS HORMONALES CRUZADOS— PARA ALCANZAR LA APARIENCIA EXTERNA FEMENINA, ESPECIALMENTE DONDE CREES QUE EL HACERLO TE PERMITIRÁ “SENTIRTE” MÁS PLENAMENTE COMO MUJER.

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determinada por la biología. Si tú crees y sientes que eres una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre, entonces eres exactamente eso: una mujer (“transgénero”). Y por lo mismo puedes legítimamente describirte a ti mismo como mujer, a pesar del hecho de que eres biológicamente hombre, y tomar acciones concretas —incluso al punto de realizarte amputaciones y tratamientos hormonales cruzados— para alcanzar la apariencia externa femenina, especialmente donde crees que el hacerlo te permitirá “sentirte” más plenamente como mujer. Esta forma de plantear el asunto va demasiado lejos. ¿Qué es lo que está diciendo un individuo transgénero pre-operativo de “hombre-a-mujer” cuando afirma que él “es en realidad una mujer” y que desea la cirugía para confirmar ese hecho? No está diciendo que su sexo es femenino-hembra; eso es obviamente falso al no ajustarse a la realidad material. Tampoco está diciendo que su género es “mujer” o “femenino”, incluso si concedemos que el género es en parte o en todo una cuestión de auto-presentación o apariencia social. Es claramente falso el decir que este macho biológico es actualmente percibido como una mujer. Él quiere ser percibido de esa forma. Pero la premisa para su solicitud de cirugía es la afirmación del pre-operado de que es “en realidad una mujer”. Por lo mismo, ella debe ser previa. ¿A qué se refiere entonces? La respuesta no puede ser su sentido interior. Eso de todas formas exigiría que fuera su sentido interior de algo, en circunstancias de que parece que no existe “algo” de lo cual pueda tener un sentido interior (pues aún no lo tiene ni interior ni exteriormente, y desea tenerlo porque no lo tiene). Para el neo-gnóstico, el cuerpo sirve al placer del yo-consciente, a quien está sujeto, y por lo mismo las mutilaciones y otros procedimientos no presentan problemas morales inherentes. Ni tampoco es contrario a la ética médica el realizarlos; de hecho, puede ser para él contrario a la ética que un cirujano calificado se rehúse a realizar tales procedimientos. Al mismo tiempo, el neo-gnóstico insiste que los cambios quirúrgicos e incluso los puramente cosméticos no son necesarios para que un macho sea una mujer (o que una hembra sea un hombre). El cuerpo y su apariencia no importan, excepto en un sentido instrumental. Dado que tu cuerpo no es el verdadero “tú”, tu sexo (biológico) e incluso tu apariencia no tienen que estar necesariamente alineados con tu “identidad de género”. Tienes un


La aceptación de nuestros cuerpos como un regalo de Dios es vital para dar la bienvenida y aceptar el mundo entero como un regalo del Padre y nuestro hogar común, mientras que el pensar que disfrutamos de un poder absoluto sobre nuestros propios cuerpos deviene, a menudo en forma sutil, en el creer que disfrutamos de un poder absoluto sobre la creación. Aprender a aceptar nuestros cuerpos, cuidarlos y respetar su significado pleno, es un elemento esencial de una ecología humana genuina. Asimismo, valorar la propia femineidad o masculinidad del cuerpo es necesario si es que voy a ser capaz de reconocerme a mí mismo en el encuentro con otro que es diferente. En esta forma podemos aceptar con gozo los regalos específicos de otro hombre u otra mujer, la obra del Dios Creador, y encontrar un enriquecimiento mutuo. No es una actitud sana aquella que busca “cancelar la diferencia sexual porque ya no sabe cómo hacerle frente a la misma”.

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derecho, se nos dice en la actualidad, a presentarte a ti mismo de cualquier forma que sientas que eres. Y dado que los sentimientos, incluyendo los sentimientos acerca de qué o quién eres, caben o se posicionan en un espectro, y serían por lo demás fluidos, no nos encontraríamos limitados a solo dos posibilidades sobre la cuestión de nuestra identidad de género (pueden de igual forma ser de un “género no conforme”), ni se estaría permanentemente adherido o atado a un género en particular. Existen, por ejemplo, los 56, 58, o más géneros reconocidos por Facebook, y es posible que se encuentre el género cambiando a lo largo del tiempo, o de forma abrupta. Es incluso posible que se cambie el género por medio de actos de la voluntad. Puedes cambiar de género en forma temporal, por ejemplo, por razones políticas, o de solidaridad con otros [o por conveniencia]. Por supuesto, la mayoría de las observaciones aquí realizadas sobre el género pueden extenderse de igual forma a la “orientación sexual”, y la práctica de auto-identificarse en términos del deseo sexual; un concepto y práctica bien servido por una concepción del ser humano como una persona no-corporal que habita un cuerpo no-personal. La posición anti-dualista que ha sido históricamente abrazada por Judíos y Cristianos (tanto en el Oriente como en el Poniente, por Protestantes y Católicos) ha sido nuevamente articulada en forma potente por el Papa Francisco:

LA ACEPTACIÓN DE NUESTROS CUERPOS COMO UN REGALO DE DIOS ES VITAL PARA DAR LA BIENVENIDA Y ACEPTAR EL MUNDO ENTERO COMO UN REGALO DEL PADRE Y NUESTRO HOGAR COMÚN, MIENTRAS QUE EL PENSAR QUE DISFRUTAMOS DE UN PODER ABSOLUTO SOBRE NUESTROS PROPIOS CUERPOS DEVIENE, A MENUDO EN FORMA SUTIL, EN EL CREER QUE DISFRUTAMOS DE UN PODER ABSOLUTO SOBRE LA CREACIÓN. APRENDER A ACEPTAR NUESTROS CUERPOS, CUIDARLOS Y RESPETAR SU SIGNIFICADO PLENO, ES UN ELEMENTO ESENCIAL DE UNA ECOLOGÍA HUMANA GENUINA.

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VOCES DE LA “IDEOLOGÍA DE GÉNERO” Para algunos grupos organizados en torno a la “ideología del género”, la diferencia sexual hombre-mujer es el último bastión a superar en el camino hacia la liberación de sí mismo, la autodeterminación, la auto-construcción libre del hombre mismo. Anthony Giddens, el destacado sociólogo inglés, es representante de este pensamiento al demandar que sea el cuerpo mismo quien tome parte en su propio proyecto de emancipación mediante lo que el autor califica como la recién descubierta plasticidad del mismo: «Al igual que el sí mismo, el cuerpo ya no puede ser tomado como algo definido, como una entidad fisiológica [...] El cuerpo solía ser un aspecto de la naturaleza, regido de manera fundamental por procesos tan solo marginalmente sujetos a intervención humana. El cuerpo era algo ‘dado’, era ese tan a menudo inconveniente e inadecuado sostén del sí mismo. La creciente invasión del cuerpo por sistemas abstractos lo alteró todo. El cuerpo, al igual que el sí mismo, se convierte en un lugar de interacción, apropiación y re-apropiación que vincula reflexivamente procesos organizados y un conocimiento experto ordenado de modo sistemático. El cuerpo mismo se ha emancipado —condición de su reestructuración reflexiva—. Concebido alguna vez como el locus del alma, fue luego el centro de necesidades oscuras. Por las influencias de la modernidad tardía, el cuerpo se ha vuelto plenamente disponible “para que se trabaje” sobre él. A resultas de estos procesos se han alterado las fronteras. Tiene, por así decir, una ‘capa exterior’ completamente permeable por la que penetra rutinariamente el proyecto reflexivo del sí mismo (Modernity and Self-Identity [Stanford: Stanford University Press, 1991], 217-18). Algo bastante similar es lo que escribe Alberto Melucci: “El retorno al cuerpo inicia una nueva búsqueda de la identidad. El cuerpo semeja un dominio secreto, cuya clave tan solo pertenece al individuo y al que él o ella pueden regresar para buscar una autodefinición sin restricciones, ya por las reglas ya por las expectativas de la sociedad. En nuestros días, la atribución de la identidad invade todas las áreas tradicionalmente protegidas por una barrera de ‘espacio privado’”. (Nomads of the present [Londres: Hutchinson Radius, 1989], 123).

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El Papa, quien recientemente enfureció a los defensores del liberalismo social al denunciar la práctica de enseñar a los niños que su género es electivo y no dado como una cuestión vinculada a su sexo biológico, no está realizando un ejercicio ocioso o de filosofía puramente especulativa. Está respondiendo a un desafío concreto de la ortodoxia cristiana, representado por el resurgimiento moderno de una antropología filosófica contra la cual la Iglesia luchó en sus primeras batallas formativas contra el gnosticismo. Él sabe que esta antropología en sí se ha transformado en nuestros días en una especie de ortodoxia —la ortodoxia de una forma concreta de secularismo liberal a la que, siguiendo a Robert Bellah, me he referido como “individualismo expresivista”— que ha procurado una posición de dominación entre las élites culturales de Occidente. Ella presenta el sustento metafísico de prácticas sociales y desafíos ideológicos en contra de los cuales los judíos ortodoxos y los fieles cristianos (así como también muchos musulmanes y tantos otros) se encuentran batallando al día de hoy: aborto, infanticidio, eutanasia, liberación sexual, la redefinición del matrimonio, y la ideología de género. ¿Hacemos bien en resistir? ¿Es posible que la concepción dualista de la persona humana haya sido la correcta desde un inicio? Tal vez es real que la persona no es su cuerpo, sino que simplemente lo habita y que lo usa como un instrumento. Tal vez la persona real sí es el yo consciente y sintiente, la psique, y el cuerpo es simplemente materia: la máquina en la que reside el fantasma. Pensar así, sin embargo, exige ignorar el hecho de que la totalidad de nuestra experiencia es la experiencia de ser actores unificados. Nada nos da razón de suponer que nuestra experiencia es ilusoria. Incluso si la posición del dualismo del cuerpo y el yo pudiera cuadrarse en forma coherente —lo que dudo—, de todas formas no tendríamos más razones para creer en ella que las razones que tenemos para suponer que en este preciso instante estamos soñando, o que somos prisioneros de la Matrix sin saberlo. Pero hay más. Consideremos la más común de las experiencias humanas: el sentir (v.gr. oír o ver). Sentir es, obviamente, una acción corporal realizada por un ser viviente. El agente que realiza el acto de sentir es una creatura corporal, un animal. Pero es también claro que en los seres humanos, en cuanto animales racionales, es uno y el mismo agente quien

EL PAPA ESTÁ RESPONDIENDO A UN DESAFÍO CONCRETO DE LA ORTODOXIA CRISTIANA, REPRESENTADO POR EL RESURGIMIENTO MODERNO DE UNA ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA CONTRA LA CUAL LA IGLESIA LUCHÓ EN SUS PRIMERAS BATALLAS FORMATIVAS CONTRA EL GNOSTICISMO.

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EL “INDIVIDUALISMO EXPRESIVISTA” PRESENTA EL SUSTENTO METAFÍSICO DE PRÁCTICAS SOCIALES Y DESAFÍOS IDEOLÓGICOS EN CONTRA DE LOS CUALES LOS JUDÍOS ORTODOXOS Y LOS FIELES CRISTIANOS (ASÍ COMO TAMBIÉN MUCHOS MUSULMANES Y TANTOS OTROS) SE ENCUENTRAN BATALLANDO AL DÍA DE HOY: ABORTO, INFANTICIDIO, EUTANASIA, LIBERACIÓN SEXUAL, LA REDEFINICIÓN DEL MATRIMONIO, Y LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO.

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conjuntamente siente y entiende o busca entender (por medio de una actividad mental) qué es lo que él o ella está sintiendo o percibiendo por los sentidos. El agente que realiza el acto del entendimiento, por tanto, es un ente corporal, y no una sustancia no-corporal usando el cuerpo como una especie de artefacto cuasi-prostético. De no ser así, no seríamos nunca capaces de explicar la comunicación o la conexión que existe entre la cosa que realiza el acto de percibir o sentir y la cosa separada que realiza el acto de entender. Para ver el punto más claramente, permítanme invitarlos a considerar lo que están haciendo en este preciso instante. Ustedes están percibiendo —viendo— palabras en una hoja de papel o una pantalla. Y no solo están percibiendo, considerado como el acto de recibir impresiones (una especie de dato) a través del medio de la visión, sino que están entendiendo qué es lo que están percibiendo. Primero, están entendiendo que lo que están viendo son palabras (y no, por ejemplo, números o manchas o algo distinto), y segundo, están entendiendo que las palabras en sí tienen un significado (tanto individualmente consideradas, como cuando están junto a otras formando oraciones). Ahora, ¿qué exactamente es la entidad —es decir, ustedes— que está simultáneamente realizando el acto de percibir y entender? Y más precisamente, ¿se trata de una entidad o de dos? La percepción o el acto de percibir es de hecho un acto corporal, pero ¿no es el mismo actor (es decir, ustedes mismos en cuanto seres unificados) el que está viendo las palabras y entendiendo que son palabras y qué significan? No tendría sentido suponer que el cuerpo está realizando el acto de percibir y que la mente, considerada como una sustancia ontológicamente separada y distinta del cuerpo, está realizando el entendimiento. Por lo pronto, ello generaría una regresión infinita de explicaciones en tratar de explicar adecuadamente la relación existente entre las dos sustancias distintas y separadas. No seríamos capaces de entender la idea de que ustedes están realizando el entendimiento, pero que un instrumento que están usando —no ustedes mismos en cuanto agentes únicos y unidos— está realizando las percepciones. O consideren un caso simple de predicación gramatical y de pensamiento. Se aproximan a su escritorio y juzgan que lo


EL AGENTE QUE REALIZA EL ACTO DE SENTIR ES UNA CREATURA CORPORAL, UN ANIMAL. PERO ES TAMBIÉN CLARO QUE EN LOS SERES HUMANOS, EN CUANTO ANIMALES RACIONALES, ES UNO Y EL MISMO AGENTE QUIEN CONJUNTAMENTE SIENTE Y ENTIENDE O BUSCA ENTENDER (POR MEDIO DE UNA ACTIVIDAD MENTAL) QUÉ ES LO QUE ÉL O ELLA ESTÁ SINTIENDO O PERCIBIENDO POR LOS SENTIDOS.

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que ven encima de él —esa cosa ahí— es una revista. Ese es un solo juicio, y ambas partes del mismo (el sujeto y el predicado) deben tener un solo agente: un ser que hace o realiza tanto el ver como el pensar, es decir, que ve aquella cosa concreta y particular y que entiende la misma al aplicarle un concepto abstracto (revista). ¿Cómo podría ser de otra forma? ¿Cómo podría ser que un ser contuviera ambas partes unidas en un mismo acto de juicio —la imagen sensorial y el concepto abstracto— sin estar ejerciendo al mismo tiempo las capacidades sensoriales e intelectuales? Más aún, el agente que siente el particular —aquella cosa ahí— debe ser un animal, esto es, un cuerpo con órganos perceptivos. Y la predicación que va con la percepción es un acto personal; el agente que está aplicando un concepto universal (revista) debe ser una persona. (Una creatura no racional, como un perro, bien puede percibir, pero al carecer de la razón del tipo que permite o hace posible la formación de conceptos universales, no podría entender que lo que está percibiendo es una instancia particular de un universal.) Se sigue de esto que el sujeto que realiza el acto de juicio —aquella cosa ahí es una revista— es un ser, personal y animal. No somos dos entidades separadas. Ni es posible que la “persona” sea plausiblemente una etapa en la vida del animal humano. Si fuera el caso, después de todo, una diferencia categórica en el estatuto moral (persona vs. no persona) estaría basada exclusivamente en una mera diferencia de grado (en vez de ser una diferencia del tipo de cosa que el ser es), lo que es absurdo. Nosotros somos, en todo momento de nuestra existencia como seres humanos, yos-corporales y cuerpos personales. En el plano del pensamiento moral y la práctica, existen pocos proyectos más urgentes que el de recuperar la noción de sentido común de la persona humana como una unidad dinámica; creaturas cuyos cuerpos son partes de sus “yo”, y no solo instrumentos extrínsecos. El liberalismo social contemporáneo descansa sobre un error, que es la trágica equivocación detrás de tantos esfuerzos de justificar —e incluso de inmunizar de toda crítica moral— actos y prácticas que son, en verdad, contrarios a nuestra dignidad igual, inherente y profunda. Traducción: Tomás Henríquez

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Entrevista al padre Juan José Pérez Soba

El anuncio de la Buena Nueva a las familias T

ras doce horas de viaje y setenta y dos horas de estadía en Chile, el padre Juan José Pérez Soba se encuentra sentado en una banca en la mitad del patio de Derecho de la Universidad Católica. Desde ahí mantiene con nosotros una amena conversación que duraría casi una hora. La razón por la que se encuentra en Chile este doctor en Teología del Instituto Juan Pablo II para estudios del Matrimonio y la Familia de la Universidad Lateranense de Roma es el VII Congreso “Familia para Todos” (ver fotografía p. 91). Este último es organizado cada año por agrupaciones como el Centro UC de la Familia y el Instituto Berit de la Universidad Santo Tomás. Habiéndonos contado con entusiasmo algunas anécdotas de su infancia y juventud en Madrid, sobre sus años de seminario, sobre sus estudios de Teología en las universidades de Salamanca y de Comillas, y sobre sus años como vicedecano de la Facultad de Teología “San Dámaso”, comienza a responder con claridad y sencillez cada una de nuestras preguntas acerca de los actuales desafíos que enfrenta la Iglesia en lo que respecta a la pastoral matrimonial y familiar. —Dice el Cantar de los Cantares: “Ponme como un sello sobre tu corazón”. En una época como la nuestra, caracterizada por el legalismo y la judicialización, ¿cómo leer este llamado?

—Este llamado tiene hoy plena actualidad. Vivimos una época en que parece haber divergencia entre ciertas exigencias exteriores —que han sido recogidas por las leyes civiles, en HUMANITAS Nº 84 pp. 86 - 93

este caso de matrimonio— y las exigencias que brotan del corazón humano; siendo que, en realidad, las primeras deberían ser una respuesta a las segundas. La Iglesia insiste en que las estructuras exteriores al hombre —sean leyes, políticas públicas, etc.—, si bien tienen un papel muy importante en el orden social, son insuficientes,

LA PREVENCIÓN QUE HACE EL PAPA EN ESTE PUNTO SE REFIERE PRINCIPALMENTE A ESE IUSNATURALISMO QUE UTILIZA UN MÉTODO RACIONAL-DEDUCTIVO, QUE COMENZÓ A PRIMAR A FINES DEL SIGLO XVII, Y QUE PARTE DEL SUPUESTO DE QUE DIOS NO UNE A LOS HOMBRES, SINO QUE LOS DIVIDE.

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por muy bien hechas que estén en sí la misma línea de la Comisión Teológica mismas, para alcanzar el bien común. Internacional… Esto porque también es necesaria una —La prevención que hace el Papa en rectitud interior en las personas que este punto se refiere principalmente a conforman la sociedad. Tal rectitud ese iusnaturalismo que utiliza un méinterior, si bien puede promoverse o todo racional-deductivo, que comenzó facilitarse con medidas exteriores, no a primar a fines del siglo XVII, y que puede ser alcanzada por ellas, sino solo parte del supuesto de que Dios no une por la Gracia de Dios, única capaz a los hombres, sino que los divide. de sanar el corazón —¿Se refiere, entonces, herido del hombre. LO PROBLEMÁTICO al iusracionalismo? En esto último deDEL IUSRACIONALISMO bemos poner mucho —Exactamente. Lo ES, ENTRE OTRAS acento al proclamar la problemático del iusCOSAS, QUE MIRA LA Buena Noticia: la reforracionalismo es, entre LEY NATURAL COMO ma más necesaria es la otras cosas, que mira SI FUESE UNA LEY reforma del corazón. FÍSICA MÁS; Y, JUNTO la ley natural como CON ESTO, QUE LA VE Y son los corazones si fuese una ley físiCOMO UN LÍMITE A LA transformados por la ca más; y, junto con LIBERTAD HUMANA, Gracia de Dios —y no esto, que la ve como COMO UNA VIOLENCIA… las leyes civiles, aunun límite a la libertad EN VEZ DE VERLA COMO que claro que son imhumana, como una ALGO QUE PERFECCIONA portantes— los que a la violencia… en vez de Y VUELVE PLENA ESA larga sacarán adelante verla como algo que LIBERTAD. matrimonios santos. perfecciona y vuelve Al anunciar la bueplena esa libertad. na noticia del matrimonio, entonces, Para el cristianismo, en cambio, nunca debemos olvidar que este no la ley natural no es algo que se nos es un tecnicismo legal ni una cadena impone violentamente, ya que no es que esclaviza y que se impone “desde contraria a nuestra naturaleza; todo afuera”, sino una llamada a la libertad lo contrario: actúa, podríamos decir, y a la plenitud, que toca el mismo por atracción, pues está inscrita en el corazón del hombre. corazón de cada persona humana. Podemos conocer por la razón esa —En lo que respecta a la ley, según al- ley natural y, por lo tanto, podemos gunos, nuestra época está imbuida no solo conocer por la razón la diferencia entre del ya mencionado legalismo, sino también el bien y el mal; ¡que no son lo mismo y de resabios de cierto iusnaturalismo estre- que no dan lo mismo! Una vida plena cho y reductivo. Contra este último es que exige tener conciencia de esto. el Papa Francisco parece prevenirnos en la El Papa nos llama a dar a conoexhortación apostólica Amoris laetitia, en cer con renovada alegría la Buena

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PARA EL CRISTIANISMO, EN CAMBIO, LA LEY NATURAL NO ES ALGO QUE SE NOS IMPONE VIOLENTAMENTE, YA QUE NO ES CONTRARIA A NUESTRA NATURALEZA; TODO LO CONTRARIO: ACTÚA, PODRÍAMOS DECIR, POR ATRACCIÓN, PUES ESTÁ INSCRITA EN EL CORAZÓN DE CADA PERSONA HUMANA.

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Noticia: no transmitirla como un mero conjunto de normas, ya que esto sería reducirla, estrecharla. Algo habló sobre esto también Juan Pablo II en Veritatis splendor.

Pensar, en cambio, que existe una “gradualidad de la ley (natural)” es un error; es creer que cada cual está llamado a cumplir la ley de un modo distinto, en un grado distinto: en la medida de sus fuerzas y según su —¿Podría ahora explicarnos lo que dice situación. Si usamos ese criterio termiel Papa Francisco en Amoris laetitia (n. namos, por un lado, negando la ley; y, 295), haciendo implícita referencia al ma- por otro lado, negando la gracia: dejagisterio de Juan Pablo II, sobre la “ley de mos de confiar en la gracia y ponemos gradualidad” y la “gradualidad de la ley”, la confianza en las fuerzas humanas, que no son lo mismo? que sabemos que son EL PAPA NOS LLAMA A muy débiles. — Cuando habla-

DAR A CONOCER CON mos de la “ley de la RENOVADA ALEGRÍA —Quisiéramos hacergradualidad” nos reLA BUENA NOTICIA: NO le además una pregunta ferimos a una ley del TRANSMITIRLA COMO sobre la homosexualidad. conocimiento humaUN MERO CONJUNTO San Pablo usa términos no: conocemos progreDE NORMAS, YA QUE fuertes para referirse a sivamente las cosas, no ESTO SERÍA REDUCIRLA, ella, y relaciona los actos de golpe. Entre esas ESTRECHARLA. ALGO homosexuales con la idoHABLÓ SOBRE ESTO cosas está la ley natuTAMBIÉN JUAN PABLO II latría. ¿Por qué? ral, la cual se va conoEN VERITATIS SPLENDOR. ciendo poco a poco. —San Pablo en la Existe un proceso; y en Epístola a los Romanos ese proceso es bueno ir acompañado. condena con fuerza diversos pecados, Cuando afirmamos ese proceso para entre ellos la sodomía. El Apóstol conocer la ley natural, afirmamos se refiere a los vicios contra la natutambién, justamente, la ley natural: raleza, que son el más grave de los no se renuncia a su conocimiento, sino pecados de la carne, como un castigo que se aspira a que tal conocimiento por la idolatría. se realice de modo paulatino. Según la Biblia, los actos homosexuales parecen haber comenzado a —Esto lo vemos en Jesús… desarrollarse, o al menos a masificar—Justamente. Vemos en el Evan- se, tras el comienzo de la adoración de gelio, por ejemplo, que Jesús va reve- los ídolos, es decir, tras comenzar el lando el Reino de Dios poco a poco, pueblo elegido a poner explícitamente por medio de parábolas, por ejemplo. ciertas criaturas —cosas, animales, No da definiciones de golpe, sino que etc.— en el lugar que le corresponde revela, y se revela, de modo paulatino. al Creador. Hay bastante consenso en Hablar, entonces, de una “ley de la que esto último comenzó en la época gradualidad” tiene mucho sentido. de Abrahám. Se lee en el capítulo

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El VII Congreso “Familia para Todos”, en el que tuvo lugar la conferencia magistral del sacerdote Juan José Pérez Soba, se llevó a cabo con una gran asistencia el pasado sábado 5 de noviembre en la Casa Central de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Se trató de una convocatoria abierta, hecha a padres, apoderados, educadores, y agentes pastorales en general. El tratamiento de la familia desde las políticas públicas, el matrimonio y el acompañamiento pastoral fueron los ejes temáticos. El encuentro contó con la presencia del arzobispo de Santiago y gran canciller de la PUC, cardenal Ricardo Ezzati, y del rector Ignacio Sánchez, además de una decena de profesores expertos en materias de familia. Gran variedad de instituciones concurrieron en la organización del Congreso: Instituto Berit de la Familia de la Universidad Santo Tomás, Centro UC de la Familia, Centro de Estudio de Investigación sobre la Familia de la Universidad Finis Terrae, Instituto de Ciencias de la Familia de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, Instituto de Ciencias de la Familia de la Universidad de los Andes, Programa de Ciencias para la Familia de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Delegación para la Pastoral Familiar del Arzobispado de Santiago, Fundación Familias Mundi, Comisión Nacional de Pastoral Familiar de la Conferencia Episcopal de Chile, y Red por la Vida y la Familia. A todas las anteriores agradeció monseñor Ricardo Ezzati por su constante promoción de la familia en Chile, y les animó a continuar con perseverancia en esta misión.

diecinueve del Génesis que estos pecados fueron castigados por primera vez en los habitantes de Sodoma, y que aumentaron progresivamente en la medida en que creció la idolatría. Así, encontramos que existe un vínculo entre el progreso de la idolatría y el de los vicios contra la naturaleza. Lo primero es una falta directa contra la naturaleza divina. Lo segundo, según la Revelación y muchos Padres de la Iglesia, es con

frecuencia una consecuencia de lo anterior, y constituye una falta contra la naturaleza del hombre (y, por esa vía, también contra Dios mismo). —Nos gustaría también que nos hablara sobre la conciencia. Es frecuente en nuestro tiempo —casi una contradicción si se piensa en el contexto dominante de legalismo y judicialización— que se apele a ella. Sucede en todos los campos, desde luego en lo moral y lo político.

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La mencionada reducción de la conciencia es criticada fuertemente por Newman, quien nos recuerda que la dignidad de la conciencia está en su capacidad de buscar algo que la trasciende, algo objetivo; nos recuerda —Lo primero que debemos decir que la conciencia es capaz de escuchar es que el concepto cristiano de con- la voz de un Otro, que es Dios. Así, para Newman (y lo mismo para ciencia viene de las cartas de San PaBenedicto XVI y Franblo, quien entiende la cisco), la conciencia no conciencia como algo HABLAR, ENTONCES, es puro sentimiento; muy distinto de lo que DE UNA “LEY DE LA el hombre es capaz de entendían los estoicos GRADUALIDAD” TIENE encauzar racionalmen(quienes acuñaron el MUCHO SENTIDO. te sus sentimientos y término). PENSAR, EN CAMBIO, emociones, y de buscar QUE EXISTE UNA Sucedió durante el la verdad objetiva. Solo “GRADUALIDAD DE LA siglo XVII que primó LEY (NATURAL)”, ES de este modo la persoel subjetivismo: se coUN ERROR; ES CREER na humana logra salir menzó a entender la QUE CADA CUAL ESTÁ de sí misma: logra salir conciencia desde un LLAMADO A CUMPLIR de su egoísmo para ir al punto de vista puraLA LEY DE UN MODO encuentro de otros, formente subjetivo; ya DISTINTO, EN UN GRADO mando así comunidad. no en referencia a una DISTINTO: EN LA MEDIDA ¿Podría brevemente esbozar la evolución que ha tenido el concepto de conciencia, desde los pensadores ilustrados del siglo XVII, pasando por Freud, hasta lo que plantean en una misma línea Newman, Benedicto XVI y el Papa Francisco?

DE SUS FUERZAS Y verdad objetiva, sino —Por último, le agraSEGÚN SU SITUACIÓN. SI en sola referencia al USAMOS ESE CRITERIO deceríamos un consejo propio yo. Cada cual, TERMINAMOS, POR UN para los jóvenes que se entonces, pasa a ser LADO, NEGANDO LA preparan para el macriterio de verdad. Los LEY; Y, POR OTRO LADO, trimonio: ¿Cómo hacer ilustrados absolutizan NEGANDO LA GRACIA. frente a ese “sentimentala conciencia y la vuellismo ambiental” del que ven autorreferente. usted nos habla? Con Freud, lo anterior —el sub— Quizás lo primero que les diría jetivismo— se mantiene, y se le da, podríamos decir, una nota particular: a los novios es que se den un buen el emotivismo. Así, el propio yo, y par- tiempo para revisar y conversar la noticularmente el propio sentir, es lo que ción que tienen del matrimonio; que se mira como medida de la realidad. reflexionen sobre si están poniendo En palabras simples, podríamos arti- los afectos en un primer lugar, o si cular esta noción de conciencia como los están subordinando a algo supe“lo que siento es la verdad”. rior. Es necesario que tengan siempre

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presente que si bien los sentimientos perfectos desconocidos, viviendo pueden estar presentes, y es bueno cada una en su propio y minúsculo que así sea, el matrimonio no se basa mundo, sino que, al formar parte en esos sentimientos, que pueden ser de una misma sociedad y de una muy cambiantes, sino en algo más misma patria, deben cultivar víncuprofundo y estable: la firme decisión los con los demás sujetos políticos, de amarse, de buscar el bien del otro. entre ellos las demás familias. La Cuando dos personas se casan familia es el sujeto político por excomienzan una comunidad de vida. celencia. En esto podríamos extenY para que esa comudernos largamente. nidad subsista sanaY un tercer consejo PARA NEWMAN mente, debe existir que les daría a quie(Y LO MISMO PARA un ideal de vida en nes van a casarse, y BENEDICTO XVI común. Tal ideal coque está relacionaY FRANCISCO), LA mún, desde el punto do con lo anterior, es CONCIENCIA NO ES de vista natural, y la que se dejen ayudar. PURO SENTIMIENTO; Gracia de Dios, desde No es bueno que un EL HOMBRE ES CAPAZ DE ENCAUZAR el punto de vista somat r i mon io se enRACIONALMENTE brenatural, son fuente cierre en sí mismo, y SUS SENTIMIENTOS de una inquebrantable esto es así con mayor Y EMOCIONES, Y DE fuerza unitiva entre razón en época de BUSCAR LA VERDAD marido y mujer. dificultades. En tiemOBJETIVA. SOLO DE En segundo lugar, pos de crisis es neceESTE MODO LA PERSONA y a hora p e n s a ndo sario pedir ayuda, a HUMANA LOGRA SALIR en el caso de un maotros matrimonios y DE SÍ MISMA trimonio que llega a a algún sacerdote, por formar una familia, ejemplo. El llamado creo que es muy importante que del Papa a acompañar y a dejarse exista una meta común no solo in- acompañar ha sido constante. Para trafamiliar —de los cónyuges entre esto se requiere mucha humildad y sí y de los padres con los hijos—, realismo: sabernos parte de una cosino también interfamiliar. Es nociva munidad, sabernos frágiles, y saber la noción individualista de familia. que la plenitud de la persona huLas familias no pueden ser entre sí mana soo se alcanza en sociedad.

Entrevista realizada por JAIME ANTÚNEZ y JAVIERA CORVALÁN

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Por qué necesitamos a Paul Claudel POR D. C. SCHINDLER

CLAUDEL COMENZÓ A ESCRIBIR A TEMPRANA EDAD. DICE QUE YA ESCRIBÍA POEMAS “DE CIERTO TIPO” A LOS CINCO O SEIS AÑOS Y TUVO CLARO SENTIDO DE SER POETA POR VOCACIÓN TENIENDO SOLO TRECE AÑOS. (…)

P

I

aul Claudel nació en el pequeño pueblo de Villeneuve-surFère, en la región de Champaña, el 6 de agosto de 1868, siendo el cuarto y último hijo de Louis-Prosper y Louise Cerveaux1. Su hermana Camille, escultora que ha gozado de renovado interés en las últimas dos décadas, nació en 1864. Si bien la casa de Villeneuve siguió siendo el lugar de vacaciones de la familia, el trabajo de Louis-Prosper exigía a la familia cambiar frecuentemente de residencia. En 1882, los Claudel hijos se trasladaron con su madre a París para que Camille pudiese estudiar escultura con Auguste Rodin. Cuando Claudel daba cuenta de su juventud, hablaba orgullosamente de lo que llamaba sus “orígenes campesinos” y se describía a sí mismo desarrollando un amor intenso por la naturaleza. Era además un lector voraz. Indudablemente, las disputas permanentes en su hogar lo animaban a pasar 1 Las principales fuentes para los detalles biográficos son las siguientes: Harold Waters, Paul Claudel (Nueva York: Twayne Publishers, Inc., 1970); Louis Chaigne, Vie de Paul Claudel et genèse de son oeuvre (París, Mame, 1961); Paul-André Lesort, Paul Claudel par lui-même (París: Du Seuil, 1967); Wallace Fowlie, Paul Claudel (Londres: Bowes and Bowes, 1957).

HUMANITAS Nº 84 pp. 94 - 115

Fotografía p. 94: Portal del inmueble donde vivieron Paul Claudel y su hermana Camille Claudel desde 1886 a 1892.

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(…) PERO SU VERDADERO DESPERTAR A LA POESÍA SE PRODUJO EN EL AÑO QUE SERÍA MÁS SIGNIFICATIVO EN SU VIDA. EN 1886, CLAUDEL DESCUBRIÓ A RIMBAUD EN DOS NÚMEROS DE LA REVISTA LA VOGUE DE LITERATURA.

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mucho tiempo en soledad, en los bosques oscuros en torno a su pueblo natal o en su habitación, con un libro. La familia Claudel era católica, pero no especialmente devota, y de hecho, al parecer, siguió a Camille, que era bastante obstinada en sus opiniones y se alejó de la fe siendo mayor. Escribía Claudel que su práctica religiosa personal alcanzó la cima y terminó con su primera comunión. Siendo muchacho en el liceo, en París, absorbía el ateísmo general de su medio. El movimiento intelectual dominante en esa época era un naturalismo mundano, si bien compensado, como reacción, por los impetuosos entusiasmos de los simbolistas. Al graduarse Claudel en el liceo, obtuvo un premio que le entregó Renan, el cual supuestamente predijo en su discurso de ese día que uno de los jóvenes presentes podría algún día convertirse en feroz crítico suyo: de hecho, posteriormente en su vida, Claudel solía denunciar con vehemencia el naturalismo de Renan. Claudel comenzó a escribir a temprana edad. Dice que ya escribía poemas “de cierto tipo” a los cinco o seis años y tuvo claro sentido de ser poeta por vocación teniendo solo trece años; pero su verdadero despertar a la poesía se produjo en el año que sería más significativo en su vida. En 1886, Claudel descubrió a Rimbaud en dos números de la revista La Vogue de literatura: en primer lugar, sus Illuminations, y luego Une Saison en enfer. En esa época, estas obras, escritas en 1872 y 1873 respectivamente, se publicaron en esa revista. En la poesía de Rimbaud, es posible encontrar un amor apasionado por el mundo junto con una sensación de que encima, detrás y dentro del mismo se encuentra de alguna manera un mundo más verdadero, y esto marcó de principio a fin la obra de Claudel. En la Navidad de ese mismo año, Claudel, en busca de la belleza, asistió por inspiración a las vísperas en Notre Dame, y fue allí donde ocurrió lo que él llamó “el hecho que dominó la totalidad de mi vida”, hecho que a menudo describía (y está rememorado en una placa en el piso de la catedral, donde se encontraba Claudel al experimentar el golpe de gracia: “Ici se convertit Paul Claudel” [Aquí se convirtió Paul Claudel]). Mientras cantaban el Magnificat, “mi corazón se conmovió y creí”. La fe se apoderó de él con una fuerza que no dejaba lugar a dudas y al parecer nunca se debilitó en momento alguno de su vida. Cuando regresó esa noche a su hogar,


había sobre una mesa una Biblia regalada a Camille por uno de sus amigos protestantes, lo cual Claudel interpretó como clara señal de la “intervención divina”. La abrió en el relato de Emaús, en Lucas, y encontró una confirmación de la fe que acababa de recibir. La Biblia se convirtió a partir de ese momento en compañera permanente de Claudel, enriqueciendo tanto su vida en la fe como su imaginación literaria. Como veremos, una de las características más distintivas del arte de Claudel es que su poesía pasa con toda naturalidad a la plegaria y nuevamente vuelve de la misma. La fe que aceptó esa noche estableció el horizonte en relación con el cual en lo sucesivo comprendía todos los aspectos de su vida. Para él no existía un límite artificial entre la naturaleza y la gracia, un abismo entre los hechos naturales y su significado divino, que requiriese un puente, el cual a lo más podría ser producto de un acto arbitrario de la imaginación. Sin embargo, esta conexión no fue creada en primer lugar por su conversión; sería, en cambio, más correcto decir que la conversión elevó y llevó a cabo una relación que se encontraba profundamente dentro de él. Mirando retrospectivamente su primera juventud, siendo mayor, Claudel escribió que, en la belleza de la naturaleza, su corazón “se abría a la religión y a la poesía de una vez y al mismo tiempo”. No obstante, a pesar de la fuerza de su convicción, transcurrieron cuatro años hasta que pudiera dar a conocer su conversión a su familia y reiniciase formalmente su práctica de la fe como católico romano. Recibió la comunión en la Navidad de 1890. Mientras Claudel seguía escribiendo poesía —y de hecho empezó a participar de manera permanente en un grupo de poesía organizado por Mallarmé, en el cual estuvieron en algún momento Valéry y Gide—, también comenzó a escribir obras de teatro, aun cuando estas también eran de estilo más lírico que prosaico. En 1894 ya había publicado dos obras, Tête d’Or (1990) y La Ville (1893), habiendo escrito varias más (L’Endormie, 1887; La Jeune Fille Violaine, 1892, y L’Echange, 1894). Claudel tenía éxito en todas estas actividades. Llegó a ser bien conocido por su literatura en todo el mundo, siendo al mismo tiempo nombrado para cargos diplomáticos de alto rango en un lugar importante tras otro. Cuando llegó a los Estados Unidos en calidad de Embajador de Francia en 1926 (donde permaneció hasta 1933), sus obras fueron representadas con gran aclamación. En

EN LA POESÍA DE RIMBAUD, ES POSIBLE ENCONTRAR UN AMOR APASIONADO POR EL MUNDO JUNTO CON UNA SENSACIÓN DE QUE ENCIMA, DETRÁS Y DENTRO DEL MISMO SE ENCUENTRA DE ALGUNA MANERA UN MUNDO MÁS VERDADERO, Y ESTO MARCÓ DE PRINCIPIO A FIN LA OBRA DE CLAUDEL.

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«Cuando llegó a los Estados Unidos en calidad de Embajador de Francia en 1926 (donde permaneció hasta 1933), sus obras fueron representadas con gran aclamación. En 1927, apareció en la portada de la revista Time (que se refería a él como “el grande, el inexplicable Paul Claudel”).»

1927, apareció en la portada de la revista Time (que se refería a él como “el grande, el inexplicable Paul Claudel”). Cuando pudo dedicarse nuevamente a escribir con jornada más o menos completa, durante los últimos veinte años de su vida después de jubilar en 1935, hacía principalmente comentarios sobre las Escrituras o descripciones de relatos bíblicos, si bien seguían representándose producciones incluso de sus primeras obras de teatro. Hubo un momento, sin embargo, en el cual Claudel estuvo a punto de abandonar tanto su carrera diplomática como su poesía, momento que al parecer constituyó una preocupación central de su obra artística. Este fue indudablemente el tercero de los cuatro hechos más significativos de su vida. Mientras realizaba sus tareas consulares en China, entre 1895 y 1900, Claudel dedicaba mucho tiempo a reflexionar sobre el significado de su vida y se esmeraba por discernir la voluntad de Dios con respecto a él. Al cabo de un período de intensa lucha interior, decidió ingresar a los benedictinos y hacer un retiro en Solesmes al regresar a Francia. Su obra poética estaba floreciendo, pero decidió dejarla de lado para servir a Dios en el anonimato de la vida monástica. Sin embargo, por algún motivo desconocido, dejó Solesmes y pasó a otro monasterio, Ligugé, donde sólo permaneció dos semanas hasta ser rechazado: Y después de ser recibido como “oblato” en el monasterio de Ligugé, mis superiores, probablemente para probarme más, consideraron que debía regresar a China. Fue devastador para mí, porque un sacrificio como el que había hecho (a saber, la resolución de renunciar a su poesía) no ocurre dos veces en la vida de una persona. Recuerdo que en ese momento fui a la capilla de los novicios en Ligugé y permanecí ahí en medio de gran confusión en cuanto a lo que debía hacer. Y luego recibí una respuesta muy clara, totalmente categórica y bastante simple: NO. Ningún otro comentario, nada más que la respuesta, una negación pura y simple, que no podía ser más clara y directa. Por otra parte, no se indicaba alternativa alguna, simplemente eso: NO. No me permitían ingresar, el camino estaba vedado para mí2.

Como veremos, la consagración total del mundo a Dios, que no pudo concretar en su vida mediante los votos, encontró 2 Claudel, de Mémoires improvisées, citado en la “Introducción” de Jacques Madaule a la edición en la Pléiade del primer volumen de sus obras de teatro: Théâtre, I (París: Gallimard, 1967), xv.

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expresión en su literatura, no solo en el contenido, que a menudo trataba de lo místico y lo milagroso, revelando un sentido plenamente religioso de renuncia y separación, sino también en la forma misma de su poesía. En todo caso, esta aspiración siguió configurando su vida. Cuando respondió el famoso y de alguna manera irónico cuestionario “Marcel Proust” al final de su vida, a la pregunta “¿Qué le habría gustado ser?”, contestó simplemente: “Un prêtre” (sacerdote)3. El cuarto hecho más importante tuvo lugar inmediatamente después de su estadía en el monasterio. En el buque de regreso a China, conoció a una mujer joven casada y se enamoró de ella profundamente. Esto lo sumió nuevamente en un estado de confusión, que evoca con gran patetismo en una de sus obras de teatro más conocidas, Partage du Midi, de carácter impresionantemente autobiográfico. Cuando llegaron a China, la mujer dejó a su familia por Claudel y fueron amantes durante cuatro años. El título de su obra de teatro refleja al parecer, entre otras cosas, el drama de la crisis y la decisión. Mesa, el protagonista de la obra, está en la mitad de su vida, sacudido por una vocación rechazada y de regreso a China desesperadamente. Y se ocasiona un vuelco en su vida. Conocerla no le trae felicidad, pero provoca no obstante una transformación profunda y ciertamente necesaria. El desarrollo de la trama alcanza un punto casi insoportablemente paradojal: Mesa había “hecho cuidadosos planes para retirarse de la humanidad, sí, de toda la humanidad”, manifiestamente para servir a Dios; pero el amor imposible, que llega con una violencia para la cual no estaba preparado, le enseña a ocuparse de alguien más que de sí mismo, es decir, le enseña el significado del amor: “Los demás —los demás— los demás. Los demás, para bien o para mal, existen, y no únicamente tú. ¿Has aprendido eso en definitiva?”. Pero la transformación no constituye en sentido alguno una resolución fácil o armónica, ya que en todo eso el amor resulta ser un pecado que no se puede afirmar. La experiencia marcó la vida y el trabajo de Claudel: en todos sus escritos revela un agudo sentido de lo trágico (tampoco es accidental que haya experimentado un amor profundo, no solo por Shakespeare, sino también por Esquilo, aprendiendo por sí mismo griego para traducir su obra). Su monumental obra El

MIENTRAS CANTABAN EL MAGNIFICAT, “MI CORAZÓN SE CONMOVIÓ Y CREÍ”. LA FE SE APODERÓ DE ÉL CON UNA FUERZA QUE NO DEJABA LUGAR A DUDAS Y AL PARECER NUNCA SE DEBILITÓ EN MOMENTO ALGUNO DE SU VIDA.

3 Hay un facsímil del cuestionario reproducido en Vie de Paul Claudel, 8-9.

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MIRANDO RETROSPECTIVAMENTE SU PRIMERA JUVENTUD, SIENDO MAYOR, CLAUDEL ESCRIBIÓ QUE, EN LA BELLEZA DE LA NATURALEZA, SU CORAZÓN “SE ABRÍA A LA RELIGIÓN Y A LA POESÍA DE UNA VEZ Y AL MISMO TIEMPO”.

zapato de raso, indudablemente su magnum opus, escrita entre 1919 y 1924, que también trata de un amor imposible que llega a abarcar la totalidad del mundo en transparencia con Dios, tiene como epígrafe un proverbio portugués: “Dios escribe derecho con líneas torcidas”, al cual Claudel agrega las palabras de San Agustín “Etiam peccata”: y también con pecados. Esto no significa, en todo caso, que Claudel justificase cínicamente el pecado señalando lo bueno que este producía; más bien insistía únicamente en que Dios puede valerse de lo injustificable en sí mismo para generar algo bueno a pesar del mal del pecado, y esto solo puede verse desde la esfera trascendente de la divina providencia, lo cual, sin embargo, el artista, en la “trascendencia” de su propia obra, puede en cierto sentido imitar. La complejidad de la visión de Claudel del pecado en el arte y la vida resalta en una carta que escribió al autor de un ensayo sobre él: Hay una exageración que supongo se debe puramente a un descuido de edición. Está donde usted dice que para mí el único y gran pecado es no permanecer en el propio destino. Para mí, al igual que todos los cristianos, los pecados son infracciones a los Diez Mandamientos, y su gravedad depende absolutamente del asunto y la intención; pero, siendo artista, estoy en libertad de considerar el pecado desde otros puntos de vista, como símbolo, de la misma manera que Nuestro Salvador lo hace en la parábola en que elogia al mayordomo injusto, o como aplicación del texto de San Pablo: Omnia cooperantur in bonum: “Todas las cosas se dan conjuntamente para bien”, agregando la glosa de San Agustín, etiam peccata, “también los pecados”. Por ejemplo, el adulterio de David, tan severamente castigado, nos dio una de esas madres de las cuales descendió Jesucristo, como se señala específicamente en su genealogía4.

Como veremos, la ventaja artística, que permite una amplia aquiescencia, no opaca con todo la aversión cristiana al pecado como tal. Después de regresar Claudel a París en 1908, su vida finalmente adquirió la estabilidad que hasta ese momento lo había eludido. En su trigésimo séptimo año de vida, se casó con Reine Sainte-Marie-Perrin, hija de un arquitecto, que lo acompañó en 4 Paul Claudel, Letters to a Doubter, trad. H. L. Stuart (Nueva York. Albert y Charles Boni, 1927), 115-116.

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su tercera misión a China, tres días después de la boda. Fue un matrimonio feliz en el cual nacieron cinco hijos. Siguió escribiendo poesía y obras de teatro, así como pequeños tratados de teología y filosofía, mientras proseguía en su carrera diplomática. En 1928, se pidió a Claudel escribir un prefacio para una nueva edición en francés del Libro del Apocalipsis. Su lectura y relectura de este libro, así como sobre el universo en el resto del Nuevo y del Antiguo Testamento, a raíz de lo solicitado, lo llevaron finalmente a escribir, en vez del prefacio deseado, un extenso comentario sobre el Apocalipsis titulado Au milieu des vitraux de l’Apocalypse (En medio de los vitrales del Apocalipsis). Esto fue el comienzo de una serie de comentarios sobre las Escrituras, que constituyeron la ocupación principal en su actividad poética durante los últimos años de su vida. Si bien Claudel nunca fue especialmente conocido por su contribución a la exégesis bíblica —de hecho jamás se consideró a sí mismo un “exégeta” en sentido estricto, y ciertamente tenía algunas sospechas respecto de quienes convertían la lectura de las Escrituras principalmente en una disciplina académica “científica”—, en definitiva sus comentarios representaron alrededor de un tercio de la totalidad de su producción literaria: diez de treinta volúmenes en las obras completas. Además de sus escritos literarios, Claudel mantenía correspondencia con varios escritores en Francia, de la cual destaca principalmente la serie de cartas intercambiadas con Jacques Rivière y André Gide. Estos dos intercambios fueron publicados —y traducidos al inglés— estando Claudel vivo5. Los intercambios son notables, sobre todo por el fervor con que Claudel se expresa sobre la fe. Las cartas están llenas de disculpas: Claudel ruega en ambos casos a su corresponsal simplemente abrir los ojos ante la verdad evidente de la existencia de Dios y la necesidad de la Iglesia. Rivière se convirtió al catolicismo inmediatamente antes de su temprana muerte; Gide se volvió bastante hostil a Claudel y persistió aún más firmemente en su rechazo. Sin embargo, a pesar de su frustración con Claudel, Gide nunca dejó de admirar su genio literario. En esta correspondencia, vemos expresado el destino general de Claudel en la literatura francesa. Fue considerado uno de los escritores

Edición china del “Partage de midi” de Paul Claudel.

MIENTRAS CLAUDEL SEGUÍA ESCRIBIENDO POESÍA —Y DE HECHO EMPEZÓ A PARTICIPAR DE MANERA PERMANENTE EN UN GRUPO DE POESÍA ORGANIZADO POR MALLARMÉ, EN EL CUAL ESTUVIERON EN ALGÚN MOMENTO VALÉRY Y GIDE— TAMBIÉN COMENZÓ A ESCRIBIR OBRAS DE TEATRO.

5 Ver Letters to a Doubter, antes citada, y Correspondence 1899-1926 between Paul Claudel and André Gide, trad. John Russell (Nueva York: Pantheon, 1952).

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franceses más importantes del siglo XX, y sin embargo algunas de sus obras más grandes fueron inicialmente recibidas en silencio al aparecer por primera vez. Esto puede ser producto de la extraordinaria exigencia que a veces implican para el lector; pero, como mencionábamos al comienzo, también parece ser que los temas explícitamente religiosos, y ciertamente la tendencia al triunfalismo, provocaron cierta incomodidad. Pocos poetas del siglo XX de la estatura reconocida en general a Paul Claudel abordaron su fe con tanta disposición y de manera tan explícita. T. S. Eliot tal vez está cerca. Solo en 1946 fue invitado Claudel a ser miembro de la Académie Française. Murió en 1955, habiendo vivido con su familia desde que jubiló, en 1935, en la finca que adquirió en Bragues. Está enterrado en esa propiedad.

II Aquello que tal vez faltaba en el tomismo del siglo XIX, en el cual se formó Claudel, encuentra su respuesta en esta decisiva realidad cristiana, que se halla en lo esencial de la fe de Claudel: la Encarnación, el convertirse en carne, de Dios mismo. La necesidad que tiene el alma del cuerpo tiene su fundamento más profundo en el hecho de que el significado espiritual mediante el cual el alma posee su destino final no reside en la pureza de una divinidad que se ha separado del peso de la materia, sino más bien en una divinidad que ha transformado ella misma la materia asumiéndola de una vez para siempre6. Como señala Claudel, Dios no se hizo carne por un momento ni únicamente para algunas personas, sino eternamente y para todos, y esto significa que el Dios al cual contemplará el redimido es encarnado7. En lo sucesivo, las alturas más sublimes del espíritu se encuentran en las profundidades de la carne. Existe, ciertamente, una conexión lógica entre la doctrina de la Encarnación y la doctrina de la Resurrección del Cuerpo, y esta conexión ya revela ahora en sí misma el significado genuinamente eterno de la vida de los sentidos. Una vez más, la cristiandad resulta ser naturalmente poética. Pero el “carácter exhaustivo” que implica el conocimiento claudeliano no es producto únicamente de su insistencia en 6 Ver A Poet Before the Cross, 150: “Con todos nuestros sentidos contemplaremos la causa primera”. 7 Ibid., 62.

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la unión del cuerpo y el alma, sino incluso más directamente de la amplitud de su visión de las cosas. Difícilmente hay una palabra más querida para Claudel que “universo” y sus homólogos. Ciertamente, el poeta tiene una responsabilidad con la realidad, una vocación para ser el medio a través del cual las cosas encuentran su realización en el significado, y también sucede que el significado de cualquier cosa en particular nace en y con el significado de todas las demás cosas, de manera que se requiere nada menos que la totalidad del universo para que el poeta exprese su inspiración. Hablando en calidad de “hombre” universal, Claudel exclama: “Estoy presente en el mundo, en cada parte ejerzo mi connaissance (conocimiento). / Conozco todas las cosas y todas las cosas se conocen a sí mismas en mí. / Traigo liberación a todas las cosas. / A través mío / ninguna cosa se queda sola nunca más, sino que yo la conecto con otra en mi corazón”. Luego, después de una pausa de una línea en blanco, agrega: “¡Esto aún no es suficiente!”8. Se ve arrastrado a la Fuente original tanto del mundo como de su propio corazón, en el cual el mundo encuentra expresión, y en este Dios, el único capaz de liberarlo de sus limitaciones, puede abarcar de inmediato la totalidad del universo, en una aquiescencia incondicional en la cual se puede decir con propiedad que culmina su visión poética: “¡Salve a ti, entonces, Oh mundo nuevo para mis ojos, Oh mundo ahora total! ¡Oh credo de las cosas visible e invisible, te acepto con un corazón católico!”9. Tal vez aún más originaria que la trágica afirmación del pecado redimido es la paradoja que surge de la suma transparencia del mundo para su Creador. El amor de Claudel por el mundo es ardiente. Es inexorablemente humano, con el ardor del dolor y la pasión que existe cuando el amor es corporal; está enteramente libre de las trabas de la lógica a veces sutil, pero no menos real, del resentimiento y el desprecio de sí mismo, inevitables en el moralismo. Es sencillamente sin límites; pero, precisamente por no tener límites, trasciende el mundo. En esto surge una tensión dramática que nunca se resolverá fácilmente: para amar totalmente el mundo, uno debe amar algo más que el mundo; el deseo mismo que uno

INSISTÍA ÚNICAMENTE EN QUE DIOS PUEDE VALERSE DE LO INJUSTIFICABLE EN SÍ MISMO PARA GENERAR ALGO BUENO A PESAR DEL MAL DEL PECADO, Y ESTO SOLO PUEDE VERSE DESDE LA ESFERA TRASCENDENTE DE LA DIVINA PROVIDENCIA.

8 Oeuvre poétique, 238. 9 Ibid., 240.

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COMO SEÑALA CLAUDEL, DIOS NO SE HIZO CARNE POR UN MOMENTO NI ÚNICAMENTE PARA ALGUNAS PERSONAS, SINO ETERNAMENTE Y PARA TODOS, Y ESTO SIGNIFICA QUE EL DIOS AL CUAL CONTEMPLARÁ EL REDIMIDO ES ENCARNADO. EN LO SUCESIVO, LAS ALTURAS MÁS SUBLIMES DEL ESPÍRITU SE ENCUENTRAN EN LAS PROFUNDIDADES DE LA CARNE.

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«Al graduarse Claudel en el liceo, obtuvo un premio que le entregó Renan, el cual supuestamente predijo en su discurso de ese día que uno de los jóvenes presentes podría algún día convertirse en feroz crítico suyo: de hecho, posteriormente en su vida, Claudel solía denunciar con vehemencia el naturalismo de Renan.»

deposita en el mundo es un deseo en último término dirigido a Dios. Como señaló Claudel en esta famosa frase, “la mujer es una promesa que no se puede conservar”. La posesión de la promesa requiere una renuncia, y por ese mismo motivo la renuncia no es rechazo ni negación, sino una instancia suprema de afirmación. En El zapato de raso, los amantes son mantenidos despiadadamente separados durante todo el curso de la obra de teatro, y a una distancia que literalmente abarca el globo terráqueo, precisamente por cuanto su consumación reside (ya para siempre) en el cielo. Lo representado en la sorprendente integración de Claudel de eros y agape —que tal vez pueda decirse que une a ambos de manera aún más paradojal que Dante, por así decir—, en relación con el amor sexual entre el hombre y la mujer, es un paradigma que arroja luz sobre la relación del poeta con todo cuanto convierte en tema de sus cantos. Como vimos antes, el poeta se une con las cosas precisamente en el principio de las mismas, y esta unión es por consiguiente de inmediato de la máxima intimidad imaginable, unión que toma una respetuosa y a veces incluso anhelante distancia. Mientras más uno ama el mundo, más ama a Dios, y lo contrario ocurre al mismo tiempo a causa del amor mismo de Dios al mundo: el círculo es de carácter eterno y en sí mismo genera la energía dramática que anima toda gran tragedia, incluso ante las hermosas y dolorosas complejidades introducidas por el pecado.


“Vida de Jesús”. conocida expresión del naturalismo de su autor, E. Renan.

Llegamos aquí a la característica final de la obra poética de Claudel, que deseamos destacar en este contexto: su carácter inexorablemente dramático. Si bien intentó escribir poemas en su primera juventud, no por accidente las primeras producciones artísticas serias de Claudel fueron dramas. Lo dramático era ciertamente la inclinación natural de su mente. Claudel nunca tuvo interés, por ejemplo, en escribir novelas o cuentos cortos. En sus poemas, no se puede evitar advertir una tendencia permanente hacia lo dramático, que ocasionalmente llega a ser explícita —por ejemplo, en las Odas a las Musas, que parecen convertirse, como movidas por una necesidad interior, en diálogos con las Musas. Hay que decir que asimismo sus dramas revelan invariablemente un carácter poético, exhibiendo siempre un estilo lírico— pero esto ocurre simplemente porque lo poético y lo dramático brotan para Claudel de la misma fuente. “¡Ah! Una sola voz no era suficiente para el poeta. …”10. Una sola voz solo manifestaría una visión del mundo, pero un concierto de voces da lugar a un conjunto mayor que la suma de sus partes, y únicamente semejante conjunto es adecuado —o en todo caso menos inadecuado— para la totalidad de la aspiración del poeta. En otras palabras, el poeta adquirirá naturalmente carácter dramático si procura ayudar al mundo como un conjunto que da fruto en el significado. De nuevo, si conocimiento significa “nacer con”, entonces semejante evento es necesariamente dialógico. “No nacemos solos…”.

EL AMOR DE CLAUDEL POR EL MUNDO ES ARDIENTE. ES INEXORABLEMENTE HUMANO, CON EL ARDOR DEL DOLOR Y LA PASIÓN QUE EXISTE CUANDO EL AMOR ES CORPORAL; ESTÁ ENTERAMENTE LIBRE DE LAS TRABAS DE LA LÓGICA A VECES SUTIL, PERO NO MENOS REAL, DEL RESENTIMIENTO Y EL DESPRECIO DE SÍ MISMO, INEVITABLES EN EL MORALISMO.

10 Paul Claudel, Oeuvres en prose, 53, citado en Madaule, “Introduction”, Théâtre I, ix.

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PAUL CLAUDEL, HACE 130 AÑOS

AUTORRETRATO DE UNA CONVERSIÓN R eproducimos una narración del poeta y diplomático francés, sobre los inicios de su conversión a la Iglesia católica y el rayo fulminante que tocó su espíritu, a los 18 años, en Notre-Dame de París: «Nací el 6 de agosto de 1868. Mi con-

versión se realizó el 25 de diciembre de 1886. Tenía, por tanto, 18 años de edad. Pero, a esta altura, ya mi personalidad estaba muy desarrollada. Aunque mis antepasados, en ambas ramas, habían sido creyentes, dando a la Iglesia varios sacerdotes, mis padres eran indiferentes en materia religiosa. Y, después de habernos mudado a París, se alejaron completamente de la fe. Mi primera Comunión, anterior a la mudanza, había sido buena. Pero fue, como para la mayor parte de la juventud, la coronación y, al mismo tiempo, el término de mi práctica religiosa. Al principio fui educado, o antes, instruido, por un profesor particular; después, en escuelas laicas de la provincia, y, finalmente, en el Liceo Luis el Grande. Con la entrada a este establecimiento de enseñanza, acabé de perder la fe (...). La lectura de la «Vida de Jesús», de Renan, me proporcionó nuevos pretextos para este cambio de convicciones, que, para el resto, todo cuanto veía a mí alrededor facilitaba o animaba. Recordemos aquellos tristes años alrededor de 1880, cuando estaba en todo el apogeo la literatura naturalista. Jamás el yugo de la materia pareció más fuerte. Quien poseía un nombre en el arte, las ciencias o la literatura era no creyente. Todos los presuntos hombres inminentes de aquel siglo que declinaba se distinguieron particularmente por su hostilidad contra la Iglesia. Renan imperaba. En la última distribución de premios a la que asistí en el Liceo Luis el Grande, ocupaba él la presidencia, y creo que recibí el premio de sus manos. Víctor Hugo acababa de desaparecer en una aureola de gloria. A los 18 años A los 18 años, creía yo en aquello en que la mayor parte de las llamadas personas cultas de aquella época creía. El fuerte sentimiento de lo individual y lo concreto se oscureciera en mí.

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Acepté la hipótesis monista y mecanicista en toda su extensión. «Creía que todo estaba subordinado a leyes», y que este mundo era un íntimo encadenamiento de causas y efectos, que la ciencia no tardaría en aclarar plenamente. Además, todo esto me parecía lleno de tristeza y de aburrimiento. La idea kantiana del deber, tal como nos la expuso el Sr. Burdeau, nuestro profesor de filosofía, nunca pude digerirla. Además, vivía sin el freno de la moral e iba cayendo, poco a poco, en un estado de desesperación. La muerte de mi abuelo, cuya agonía duró meses enteros, debida a un cáncer en el estómago, al que yo asistí, me inspiró un pavor terrible, y la idea de la muerte no me abandonó más. Olvidara completamente la religión y, con respecto a ella, mi ignorancia era tan grande como la de un salvaje. El primer brillo de la verdad El primer brillo de la verdad me surgió del encuentro con los libros de un gran poeta, a quien debo eterna gratitud y que tomó parte preponderante en la formación de mi pensamiento: Artur Rimbaud. La lectura de las «Illuminations» y, algunos meses después, «Une saison en Enfer» es uno de los acontecimientos capitales de mi vida. Estos libros rasgaron la primera brecha en mi cárcel materialista, y me dieron una impresión viva, casi física de lo sobrenatural. Pero mi estado habitual de ansiedad y desesperación continuó siendo el mismo.

La noche de Navidad del día 25 de diciembre de 1886

Así pasaban las cosas con aquel pobre joven que, el día 25 de diciembre de 1886, entraba a la catedral de Notre Dame de París, para allí asistir al oficio divino de la Navidad. Comenzaba yo entonces a escribir, y tuve la impresión de que podría, con superior diletantismo, encontrar en las ceremonias católicas un medio adecuado y materia para algunos trabajos. En esta disposición de espíritu, apretado y empujado por la multitud, asistí a la Misa cantada, con moderada alegría. Como nada más interesante había para hacer, volví de nuevo por la tarde para asistir a las Vísperas. Los niños del coro de la catedral, de roquetes blancos, y los alumnos del Seminario de S. Nicolau du Chardonnet, que los auxiliaban, habían justamente comenzado a cantar cualquier cosa que más tarde reconocí era el Magníficat. Yo estaba de pie en medio de la multitud, junto a la segunda columna, cerca de la entrada para el coro, a la derecha, del lado de la sacristía.

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Y allí se dio el acontecimiento que domina toda mi vida. En un momento, mi corazón se sintió emocionado, y tuve fe. Tuve fe con tal intensidad de adhesión, con tal exaltación de todo mi ser, con una convicción tan poderosa, con tal seguridad, que no quedaba margen para ninguna especie de duda. Y, desde entonces, todos los libros, todos los raciocinios, todas las eventualidades de una vida agitada no consiguieron derribar mi fe; más que eso, ni siquiera consiguieron tocarla. Súbitamente, se apoderó de mí el sentimiento nostálgico de la inocencia, de la perpetua filiación divina: una revelación inefable. Cuando intento reproducir, como hago frecuentemente, el pasar de los minutos que siguieron a este momento excepcional, encuentro siempre los siguientes elementos que, todavía, representan un único rayo, una única arma, de que la Providencia divina se sirvió para alcanzar y abrir el corazón de un pobre hijo desesperado: «¡Qué felices son, de hecho, los que creen! ¿Y si fuese verdad? ¡Verdad! - ¡Dios existe; está aquí presente! ¡Es alguien! ¡Es un ser tan personal como yo! - ¡Me ama! ¡Llama por mí!» Me invadieron las lágrimas y los sollozos y el cántico tan delicado del «Adeste» aumentó todavía mi conmoción. ...mis ideas filosóficas se mantenían intactas ¡Dulce conmoción, en la cual, todavía, se mezclaba una sensación de terror y casi de espanto! Porque mis ideas filosóficas se mantenían intactas. Dios las despreciara, dejándolas tal cual estaban, y yo no comprendía lo que en ellas debería cambiar. La religión católica continuaba surgiéndome como un montón de anécdotas disparatadas. Sus sacerdotes y fieles continuaban inspirándome la misma antipatía, que iba hasta el odio y la náusea. El edificio de mis opiniones y conocimientos se mantenía, y no veía en él ningún defecto; me limitara, solo, a salir de él. Me había sido revelado un nuevo y terrible ser, con terribles exigencias para un joven artista como yo, y no veía manera de satisfacerlo con nada de lo que me rodeaba. El estado de un hombre, a quien de repente se arrancó de su piel para introducirlo a un cuerpo extraño, en medio de un mundo desconocido, es la única comparación que puedo encontrar para expresar este estado de completo desorden. Lo que más repugnaba a mis ideas y mi gusto era lo que precisamente se venía a mostrar verdadero; y, para bien o para mal, tenía que acomodarme a eso. ¡Ah! Por lo menos no sería sin que yo buscase oponer la mayor resistencia posible

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¿Qué ocurrió a raíz de los comentarios a las Escrituras que ocuparon los últimos veinte años de su vida, durante los cuales no dejó en absoluto de componer nuevos poemas y dramas en sentido estricto? ¿Podemos pensar que el sentido de lo dramático se opacó por ese motivo en sus últimos años? La carta a Le Temps sugiere otra interpretación. Podríamos especular en el sentido de que la conversión de Claudel lo impregnó de manera tan total en su juventud precisamente porque sentía que su ser coincidía con su vocación poética (de hecho dramática) y porque a raíz de la revelación de Cristo y del significado del mundo a la luz del mismo se realizó en su vocación. En este sentido, la cristiandad representa la verdad misma de lo que impulsó la obra literaria de Claudel, de lo que buscaba en su arte; es la realidad misma de la cual el arte poético del drama constituye la bella imagen. Cuando Claudel pasa explícitamente a sus reflexiones sobre los misterios cristianos enunciados en la Biblia, ahí, más que cambiar de dirección en sus escritos, se está ocupando más directamente del tipo de meditación que siempre alimentó su poesía. Debemos recordar que desde el comienzo era lector de las Escrituras, y que sus comentarios son fruto de una actividad que lo ocupó desde su conversión a los dieciocho años. También debemos recordar que Claudel afirmaba una analogía entre la oración y la inspiración poética. Es interesante advertir que, si bien había en general una tendencia autobiográfica en su poesía y sus dramas, eran no obstante producciones artísticas, es decir, ficciones; en sus comentarios, en cambio, habla directamente como Paul Claudel, y de hecho ya da a conocer esto en los títulos de algunas de estas obras: está el libro publicado como Paul Claudel Interroge le Cantique des Cantiques (Paul Claudel interroga al Cantar de los Cantares), y Paul Claudel Interroge l’Apocalypse (Paul Claudel interroga al Apocalipsis), por no mencionar el libro titulado simplemente J’aime la Bible (Amo la Biblia), así como la obra titulada A Poet Before the Cross (N.T. Original: “Un poète regarde la croix” [Un poeta mira la cruz]), que escribió refiriéndose a sí mismo. Al mismo tiempo, sin embargo, su presencia más directa en estas obras no las hace ser en absoluto más “subjetivas” y por consiguiente menos “católicas”. Curiosamente, su ficción refiere más a menudo hechos personales de su vida y el Paul Claudel de

Sello francés de rostro de Paul Claudel.

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«Fue considerado uno de los escritores franceses más importantes del siglo XX, y sin embargo algunas de sus obras más grandes fueron inicialmente recibidas en silencio al aparecer por primera vez. Esto puede ser producto de la extraordinaria exigencia que a veces implican para el lector.» (Busto del poeta por su hermana Camille Claudel).

¿QUÉ OCURRIÓ A RAÍZ DE LOS COMENTARIOS A LAS ESCRITURAS QUE OCUPARON LOS ÚLTIMOS VEINTE AÑOS DE SU VIDA, DURANTE LOS CUALES NO DEJÓ EN ABSOLUTO DE COMPONER NUEVOS POEMAS Y DRAMAS EN SENTIDO ESTRICTO?

los comentarios tiende a ser alguien totalmente impregnado de la objetividad de los misterios y su significado universal; el poeta de pie ante la Cruz se encuentra ahí simplemente como un cristiano que él mismo no produce (poesis) el misterio, sino que lo recibe con gratitud. En suma, el poeta dramático Claudel adquiere en estas obras un carácter transparente al verdadero drama de la vida cristiana11.

III En 1969, Henri de Lubac escribió que, si bien al parecer Claudel estaba siendo eclipsado en Francia, “(eso) constituye un fenómeno inevitable, pero pasajero, al cual estamos resignados, con la certeza de que su genio sigue siendo un capital inalienable para la alegría de las generaciones futuras”12. Podría resultar que Claudel nunca encuentre un sitio seguro ante la corriente principal del público literario: como hemos sugerido, no solo la relativa dificultad de sus escritos, con las exigencias que normalmente, sin disculparse, impone a los lectores, sería suficiente obstáculo, sino, tal vez aún más, lo que podríamos llamar la presencia “sin disculpas” de su 11 Al respecto, podríamos comparar a Claudel con Kierkegaard: las obras religiosas de Kierkegaard se publicaron con su propio nombre sin ser en lo más mínimo “subjetivas”. Las obras estéticas y éticas, en cambio, que invariablemente escribía con pseudónimo, solían contener relatos poetizados de episodios de la autobiografía de Kierkegaard. 12 Henri de Lubac, “Claudel as Theologian”, en Theological Fragments (San Francisco: Ignatius Press, 1989), 433-437, aquí: 436.

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fe católica en sus escritos al parecer lo haría accesible únicamente para los católicos. En respuesta a esta objeción, Claudel mismo insistía: Sólo puedo decir que para asimilar mis obras de teatro no se necesita precisamente ser cristiano; sencillamente, lo único que se necesita es ser, por así decir, un claudeliano, así como para asimilar a Homero no habría que creer en los distintos dioses, en los diversos poderes sobrenaturales que moviliza en el escenario; pero es necesario tener al menos cierto sentido de lo sobrenatural, cierto sentido de las grandezas morales, de las grandezas providenciales que continuamente forman parte de los asuntos humanos13.

En todo caso, antes de proponer qué debemos aprender de él, tal vez valga la pena mencionar un aspecto de su obra que parece más limitado temporalmente. Es difícil pasar por alto la tendencia al triunfalismo de algunas de sus expresiones de fe, que si bien pueden haber sido mucho más comunes a mediados del siglo XX, el lector contemporáneo indudablemente las encontrará algo desagradables. Por el hecho de haber experimentado una conversión radical, Claudel tenía una inclinación espontánea al proselitismo, que vemos en su famosa correspondencia con Gide, al cual le explicaba afirmaciones básicas de la Summa de Tomás de Aquino y le exigía adoptar una posición. La tendencia de Claudel al triunfalismo se manifiesta, como señala Fowlie en la introducción de Un poeta mira la cruz, en el sarcasmo que a veces dirige a los protestantes, de quienes se queja por convertir nuevamente el vino en agua, o en su ocasional nota de enojo con los judíos que rechazaron a Cristo. Es preciso señalar, sin embargo, que ese texto fue escrito antes de la Segunda Guerra Mundial y que las notas ocasionales de ese tipo forman parte de un coro más amplio que canta elogiando a Israel por haber sido elegido por Dios. La obra de Claudel en general revela un carácter casi dionisíaco en la intensidad de su pasión, y si dicho carácter adopta en distintas partes una forma en cierto modo ofensiva para sensibilidades contemporáneas, nuestra impresión puede

SEMEJANTE REDUCCIÓN NOS DEJA DE INMEDIATO EN EL PRAGMATISMO, EL MORALISMO Y UN ESTETICISMO VACÍO. EN CONTRASTE CON ESTA FRAGMENTACIÓN, CLAUDEL OFRECE UNA VISIÓN INTEGRAL, CUYA TOTALIDAD PROVIENE DE LA ALABANZA Y LA CELEBRACIÓN, DE LA GLORIFICACIÓN DE DIOS Y LA ELEVACIÓN AGRADECIDA DEL MUNDO, QUE SE ENCUENTRA EN SU CENTRO.

13 De Mémoires improvisés, 282, citado en Waters, Paul Claudel, 153.

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«Claudel representa un sorprendente ejemplo contrario a lo sostenido por Nietzsche, y ciertamente un paradigma del artista cristiano».

suavizarse en alguna medida si visualizamos estos estallidos, con todo imperdonables, como producto del deseo que tenía Claudel de celebrar la redención del mundo como totalidad, y la hostilidad que por consiguiente sentía con todo cuanto le parecía que impediría esta redención. Este último comentario nos lleva a la primera de dos observaciones que haremos respecto a la especial importancia de Claudel para nuestra época. Ambas observaciones tienen relación con la “catolicidad” o “universalidad” de su visión. Ha existido una decidida inclinación, ciertamente desde el siglo XIX —pero especialmente común hoy en día— de reducir la religión a la moralidad. En esta reducción, lo que esencialmente es un misterio —a saber, una forma envolvente en la cual uno participa con la totalidad del propio ser, una forma que realiza el significado que expresa: el término latino sacramentum es una posible traducción del griego μνσtζριΟν— se convierte en mero mensaje que se “vive” aisladamente como individuo, de manera más o menos exitosa. Semejante reducción nos deja de inmediato en el pragmatismo, el moralismo y un esteticismo vacío. En contraste con esta fragmentación, Claudel ofrece una

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visión integral, cuya totalidad proviene de la alabanza y la celebración, de la glorificación de Dios y la elevación agradecida del mundo, que se encuentra en su centro. Esta totalidad en su arte refleja la totalidad de la verdad cristiana y hace justicia a la totalidad de la existencia humana: hay un juicio moral inexorablemente agudo en su poesía y su obra dramática, que algunos lectores pueden encontrar desmoralizador, y sin embargo sería imposible descalificar su obra por tener carácter didáctico. En cambio, la última palabra invariablemente corresponde a la compasión y la piedad —o tal vez la misericordia— que según Iris Murdoch necesariamente va unida a la justicia en el arte más grande14. Nietzsche, como muy bien se sabe, lamentaba el moralismo que veía en la cristiandad, e insistía en que no puede haber una auténtica tragedia cristiana, ya que para un cristiano el juicio moral, que debe simplificar excesivamente para poder distinguir, siempre vencerá al juicio estético, que reconoce y celebra la profunda complejidad propia del ser en la historia15. Claudel muestra de manera convincente que ambos pueden converger, y que una visión profundamente moral puede coincidir con el “sentido trágico” que dice “¡Sí y Amén!”. Ciertamente, para él, la visión moral eleva el carácter trágico, como se puede ver muy claramente en El zapato de raso, que podría considerarse una de las más grandes tragedias explícitamente cristianas. Al respecto, Claudel representa un sorprendente ejemplo contrario a lo sostenido por Nietzsche, y ciertamente un paradigma del artista cristiano.

CUANDO HAY CARENCIA DE INTEGRACIÓN, ESTO SE SIENTE EN PRIMER LUGAR EN LA IMAGINACIÓN, YA QUE ESTA CONSTITUYE PRECISAMENTE EL LUGAR DONDE SE PRODUCE LA INTEGRACIÓN: ES AHÍ DONDE LOS CONCEPTOS SE ENCARNAN Y POR CONSIGUIENTE DONDE LOS SENTIDOS Y EL SIGNIFICADO ESPIRITUAL SE UNEN; ES DONDE UNO RECIBE AL MUNDO Y TAMBIÉN DONDE UNO DA FORMA A ESE MUNDO.

Por último, Claudel es importante para nosotros por su rescate de la imaginación. Y terminamos con una referencia a la crisis que mencionábamos al comienzo. Si bien el siglo XIX padeció de hambre de la imaginación, como lamentaba Claudel16, lo mismo podría decirse del siglo XXI, a pesar del hecho que, con la explosión mediática, estamos inundados 14 Iris Murdoch, The Sovereignity of Good (Londres: Routledge, 1970), 87. 15 Ver, por ejemplo, la sección 5 del “Versuch einer Selbstkritik” escrito por Nietzsche como prefacio de la reedición de su primer libro, Die Geburt der Tragödie: Sämtliche Werke, vol. 1, ed. Colli and Montinari (Berlín: de Gruyter, 1999), 17-19. 16 “La crisis, que llegó a su nivel más agudo en el siglo XIX, no era sobre todo una crisis de la inteligencia. Yo diría más bien que era el drama de una imaginación hambrienta” (“Introduction à un poème sur Dante”, 174-175).

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DECIR QUE LA IMAGINACIÓN TIENE HAMBRE NO ES ENTONCES OBSERVAR SIMPLEMENTE QUE SE CARECE DE CIERTO GOCE ESTÉTICO O QUE SE HAN DEBILITADO LAS FACULTADES DE LA CREATIVIDAD. ES EN CAMBIO INDICAR UNA CRISIS FUNDAMENTAL EN EL SER HUMANO. CLAUDE TENÍA DOLOROSA CONCIENCIA DE LO QUE AQUÍ ESTABA EN JUEGO (…)

de imágenes provenientes de todos lados. En sí mismo, el estímulo sensorial inmediato no activa ni alimenta la imaginación. Cuando hay carencia de integración, esto se siente en primer lugar en la imaginación, ya que esta constituye precisamente el lugar donde se produce la integración: es ahí donde los conceptos se encarnan y por consiguiente donde los sentidos y el significado espiritual se unen; es donde uno recibe al mundo y también donde uno da forma a ese mundo; es donde uno se extiende en lo que recibe en paciente ánimo de contemplación, y al mismo tiempo donde las propias emociones se avivan y uno siente en primer lugar el impulso para actuar. En suma, es el lugar de encuentro del cuerpo y el alma. Decir que la imaginación tiene hambre no es entonces observar simplemente que se carece de cierto goce estético o que se han debilitado las facultades de la creatividad. Es en cambio indicar una crisis fundamental en el ser humano. Claudel tenía dolorosa conciencia de lo que aquí estaba en juego, y si lamentaba la pérdida de imágenes del cielo del hombre contemporáneo en su presentación de la importancia de Dante, es debido a su convicción de que sin esas imágenes no se puede decir que uno tenga esperanza en el verdadero sentido. La esperanza es al fin y al cabo un anhelo de la totalidad de la persona. La pérdida de imaginación es por consiguiente una crisis de desesperación. Pero no solo la esperanza se ve afectada si la imaginación tiene hambre; la fe misma comienza a perder su substancia. Para Claudel, sin una imaginación transformada no se puede decir a ciencia cierta que uno tenga fe. La reducción de la religión a la moralidad que acabamos de mencionar tiende a ser la causa o el efecto de la degeneración de la fe en una aceptación aparentemente arbitraria de un mero mensaje o idea; pero la fe no es puramente una aquiescencia intelectual o un acto de la voluntad, sino más bien un acto de la totalidad del hombre elevado a un orden amplio. Si bien aquí no emplea el término explícitamente, Claudel está claramente considerando la imaginación, la “parte formativa de nosotros anterior a nuestras facultades”, cuando describe la acción de la gracia en un hombre al ocurrir un milagro en Un poeta mira la cruz:


La característica de un milagro es ir directamente de Dios al hombre. Es dirigido al corazón por un poder inmediatamente creativo. El rayo de la Gracia nos ataca, siguiendo las disposiciones latentes de la necesidad, el deseo y el fruto, que sólo ella distingue, en esa parte formativa fundamental de nosotros anterior a nuestras facultades. La inteligencia, el aparato de análisis y gusto en nosotros, tiene otros medios para alcanzar la verdad. El milagro pasa por la zona de elaboración dialéctica. Es el Ser asiendo directamente al ser17.

Volvemos aquí a un punto antes señalado: la verdad cristiana es dramática en cuanto no es simplemente un mensaje del cual uno se apropia, sino un “objeto exterior y real”; es esencialmente una persona dentro de la cual uno es apropiado. La imaginación es donde la vida espiritual se vuelve corporal, donde el cuerpo adquiere la redención del significado espiritual. Si la fe se comunica sin incorporar la imaginación, se transmite algo menos —peligrosamente menos— que la verdad cristiana, y algo menos que la totalidad de la persona está respondiendo a la misma. Al respecto, la exégesis poética de Claudel es especialmente significativa. Su meditación sobre las escrituras no es un estudio de erudito, una investigación histórica o crítica. Es más bien un saborear el misterio de la Cruz que potencia ampliamente la imaginación y así procura permitir al misterio arraigarse en el ser del lector. Las reflexiones constituyen en sí mismas una especie de oración, pero una oración que afirma algo sobre quien reza y así inicia el drama al servicio del cual Claudel quería situar la totalidad de su arte: el drama de la salvación18.

(…) SI LAMENTABA LA PÉRDIDA DE IMÁGENES DEL CIELO DEL HOMBRE CONTEMPORÁNEO EN SU PRESENTACIÓN DE LA IMPORTANCIA DE DANTE, ES DEBIDO A SU CONVICCIÓN DE QUE SIN ESAS IMÁGENES NO SE PUEDE DECIR QUE UNO TENGA ESPERANZA EN EL VERDADERO SENTIDO.

17 Claudel, A Poet Before the Cross, 19-20, fn. 12. 18 Este ensayo es una versión modificada de la introducción escrita para la reedición de A Poet Before the Cross de Claudel, titulada “Presentando nuevamente a Paul Claudel”.

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A 100 años de la Revolución Rusa (octubre 1917)

K arl M arx POR ANDRÉ FROSSARD

El texto seleccionado que sigue fue escrito por alguien que nació y vivió su adolescencia y juventud bajo el fuerte influjo de la ideología marxista. En efecto, el escritor y miembro de la Academia Francesa (1988) André Frossard fue hijo de Oscar Frossard, secretario general del Partido Comunista francés. Convertido al catolicismo súbitamente (1931) al cabo de una experiencia espiritual que relata en su famoso libro “Dios existe, yo me lo encontré”, fue una figura destacada del pensamiento y del periodismo europeo en la segunda mitad del siglo XX, conocido como muy próximo a San Juan Pablo II, de cuya persona y obra dio importantes testimonios.*

E

n millones de hogares, su retrato reemplazó por mucho tiempo a las difuntas imágenes de la piedad popular. Millones de niños fueron despertando a la vida bajo la mirada sin dulzura de esta figura maciza, rodeada por una tupida aureola de cabellos blancos, en que el contorno del bigote ofrece una ilusión de sonrisa. La frente monumental, hecha para abarcar dos cerebros ordinarios en un mármol impenetrable a toda objeción, proyecta hacia atrás una melena de hilos de plata, que se enmarañan a nivel de las orejas, ensanchándose como tocado de esfinge. De línea quebrada, las cejas abrigan bajo sus aleros, puntiagudos a manera de chalet de montaña, dos ojos de extraordinaria agudeza que persiguen en todas direcciones a cualquier contradictor y ven, a través de su personalidad enclenque, el muro donde pretenden clavarlo. Una figura de piedra, resistente a la erosión, en que la barba misma parece hecha de un calcáreo esponjoso; una inexpugnable torre de pensamientos que ha dominado durante

ES OBVIO QUE ESTA “CONVERSIÓN” NO DEJARÍA RASTRO ALGUNO EN EL ESPÍRITU DEL JOVEN MARX, QUIEN DURANTE TODA SU VIDA NO TENDRÁ MÁS QUE DESPRECIO POR LAS CREENCIAS RELIGIOSAS Y POR EL SENTIDO DE LO SOBRENATURAL, HASTA QUE SIN ADVERTIRLO ACABARÍA ÉL MISMO POR FUNDAR UNA RELIGIÓN DEL ATEÍSMO, SOBREPASANDO A LA INQUISICIÓN EN RIGOR DOGMÁTICO Y REMITIENDO LA ESPERANZA DE LOS HOMBRES AL INACCESIBLE MÁS ALLÁ DE LA “SOCIEDAD SIN CLASES”.

* André Frossard fue invitado a Chile en 1988, entre otros, por la Facultad de Periodismo de la PUC. Fue nombrado profesor honorario por la UCV.

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lustros el tumulto de las guerras civiles y de las asambleas revolucionarias, el rugido de multitudes que tomaron conciencia de su poder y que rendían a su genio el culto turbulento de la esperanza y de la cólera: Karl Marx, “guía inmortal de la clase obrera”, único personaje de la historia comunista cuya biografía nunca reacomodó la enciclopedia soviética, profeta de la revolución mundial y, a cien años de su muerte, divinidad ideológica aún asentada sobre una parte del mundo. Cuando nació, en 1818, en la pequeña ciudad renana de Tréveris, la sombra imponente de Napoleón se disipaba lentamente sobre Europa como humareda rezagada de una batalla. Aún no repuestos de sus emociones, los reyes tanteando sus coronas, pretendían asegurarse de que la pesadilla había terminado. En Francia, Luis XVIII, llegado en furgón, para partir en calesa y retornar en carroza, como príncipe demasiado movilizado por los acontecimientos y, por otra parte, demasiado inteligente para no percibir el desgaste del régimen restaurado bajo su patrocinio bonachón y ligeramente sarcástico, traducía a Horacio y practicaba a Marco Aurelio. Si bien el exilio le había enseñado la paciencia, la gota lo volvía estoico. Federico Guillermo III, para quien Leipzig, Waterloo y el tratado de Viena no pudieron hacerle olvidar la humillación de la derrota de Jena, cronometraba la infantería prusiana y se comprometía en los primeros devaneos de una política de destreza y fuerza combinadas que conducirían, cincuenta años después, a la coronación imperial de Guillermo I, en Versalles, en medio de los escombros franceses.

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Desamparadas temporalmente por el ciclón de la Revolución, las cortes habían retornado a sus antiguas costumbres: violines, carruseles, secretos de Estado, falbalás, distinguida ignorancia. Sin embargo, a su alrededor todo había cambiado. Al morir, la Revolución Francesa había dado a luz una sociedad nueva, burguesa, liberal, ávida de producir, intercambiar y alcanzar el éxito, a fin de cuentas muy poco parecida a su madre. La peluca empolvada ya solo adornaba las cabezas apergaminadas de viejos diplomáticos, y las medias de seda pronto no se verían ya más que en las pantorrillas de la servidumbre de élite. El ciudadano llevaba el sombrero galera, con forma de chimenea de locomotora, y sus pantalones tubulares anunciaban la era de la biela. El mobiliario mismo había experimentado también su propia revolución. Después del arco tensado apto para el parloteo o el retorno al estilo Luis XV, después de la depuración ideal de la línea durante el Directorio y el estilo Imperio, la voluta y el crucero estándar anunciaban la industrialización para lo funcional. La literatura alemana tenía por nombre Goethe y la francesa, Chateaubriand; pero el “genio del cristianismo” penetraba en uno de los numerosos túneles de su historia y el joven Lammenais meditaba sobre la “indiferencia en materia religiosa”. Aunque el espíritu religioso no estaba muerto, al menos sí había replegado sus alas. El siglo del vapor se ponía en marcha hacia el mañana triunfante de la técnica y el progreso, con las flores de la retórica humanitaria y las aclamaciones de los burgueses, deslumbrados por su cercano triunfo sobre las últimas tutelas de la aristocracia y el clero. Ya solo se pensaba a lo grande. Conducido por la Ciencia y atrapado por el Progreso, el hombre avanzaba hacia el descubrimiento de las riquezas de este mundo. Una palabra puede resumir su filosofía de la felicidad en la tierra: materialismo. Con un simple adjetivo, que generalmente es misterioso para la mayoría de los que lo emplean, un joven judío alemán con melena de león haría de esta palabra henchida de promesas explotables, el arma más terrible que jamás haya amenazado a la civilización occidental. El materialismo había emancipado al burgués. El materialismo “dialéctico” de Karl Marx lo condenaba a muerte sin remisión. Era el hijo mayor de una familia de ocho hermanos (cinco mujeres y tres varones), establecida en una casa burguesa de Tréveris, con mero aspecto de casa comunal o de escuela primaria en la

KARL MARX, DISCÍPULO IRRESPETUOSO, INVERTIRÁ COMO UN GUANTE LA LÓGICA DE HEGEL, LA QUE ENTONCES IRÁ DESDE LO REAL HACIA LA IDEA Y, COMO POR ARTE DE MAGIA, TODO LO QUE CONDUCÍA A POSTURAS CONSERVADORAS EN LA FILOSOFÍA DEL HIJO DE UN PASTOR, CONDUCIRÁ A LA REVOLUCIÓN EN LA DEL NIETO DE UN RABINO.

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ES EL ESQUEMA DE UNA DOCTRINA EN LA QUE ES IMPOSIBLE NO VER UN DESARROLLO RELIGIOSO, DE MODO SUBREPTICIO. ES UN CONTRATIPO ATEO QUE LLEGARÁ A SER MUY PRONTO UNA INSOLENTE CARICATURA TOTALITARIA DEL JUDEO-CRISTIANISMO TRADICIONAL (...).

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cabecera de un cantón. Su padre, el abogado Heinrich Marx, hijo de un antiguo rabino de la ciudad, había alcanzado una sólida posición en la corte de apelaciones de Tréveris. Su madre, perteneciente a una vieja familia de rabinos holandeses, es considerada por los historiadores como una mujer prosaica, poco dotada para la controversia y siempre lista para hacer aterrizar a los oradores de la familia en las realidades domésticas. Un día se le reprochará la inconveniencia de esta reflexión irónica: “En lugar de escribir sobre el capital, mejor haría mi hijo acumulándolo”. Heinrich Marx, por el contrario, de espíritu brillante y liberal, se apasionaba con el juego de las ideas y su influencia sobre su hijo fue por cierto muy grande, por lo menos hasta el punto en que el carácter del joven Marx lo admitía. Para asegurar el porvenir de sus hijos, amenazado por las medidas antisemitas del gabinete prusiano, que acababa de prohibir a los judíos el acceso a los cargos públicos y a la mayor parte de las carreras liberales, se había convertido junto a su familia al protestantismo, lo que hizo sin reparos, ya que desde hacía tiempo estaba apartado de toda práctica religiosa. Es obvio que esta “conversión” no dejaría rastro alguno en el espíritu del joven Marx, quien durante toda su vida no tendrá más que desprecio por las creencias religiosas y por el sentido de lo sobrenatural, hasta que sin advertirlo acabaría él mismo por fundar una religión del ateísmo, sobrepasando a la Inquisición en rigor dogmático y remitiendo la esperanza de los hombres al inaccesible más allá de la “sociedad sin clases”. Fue un estudiante como los demás, incluida la tendencia a escribir versos románticos, aunque quizás con algo más de ardor tanto en el trabajo como en la disipación, pasando sin transición de la vigilia del estudio a las noches miedosas. Escribió poemas en que las jóvenes, con el vestido empapado por las lágrimas, mueren de amor bajo las estrellas impasibles, mientras los jóvenes caballeros incomprendidos se suicidan en la iglesia donde se desposa la infiel. Es una pena que estos escritos tan conmovedores no hayan aparecido aún con su prestigiosa firma, en historietas ilustradas. Pero este desborde de fiebre sentimental, tratado con la cerveza, desaparece muy pronto. El joven Marx no tiene vocación lírica. Después de un año de ensoñaciones infructuosas en la Universidad de Bonn, renuncia a sollozar junto a la literatura de su siglo e ingresa a la Universidad de Berlín. Será finalmente la Universidad de Jena la que le otorgará su diploma de doctor en filosofía.


«Karl Marx, “guía inmortal de la clase obrera”, único personaje de la historia comunista cuya biografía nunca reacomodó la enciclopedia soviética, profeta de la revolución mundial.» Estatua de Karl Marx en plaza frente al teatro Bolshoi, en Moscú.

Su vigorosa inteligencia destrozó sin esfuerzo el papel-maché de las construcciones románticas, a la búsqueda de realidades más profundas. La violencia natural de su temperamento cambia de dirección, se eleva y pasa del decorado de la ficción novelesca al plano superior de las ideas. Ya es tal como permanecerá hasta el final: combativo, seguro de sus recursos intelectuales a la vez que lógico, realista y proclive a la ironía, animado por la convicción inquebrantable de que su primero y último deber es “trabajar por la felicidad de la humanidad”, tal como lo escribiera en una disertación, a los quince años, sobre “reflexiones de un joven antes de escoger una carrera”. No sin aprensión, su padre liberal y tierno ve cómo su personalidad adquiere poco a poco ese modo duro y pulido que le permitirá cruzar el siglo como bala de cañón impulsada por un pensamiento explosivo. “A veces —le escribe su padre, en una carta conmovedora descubierta por el erudito Augusto Cornu—, no puedo resistirme a ideas que me entristecen y me inquietan, como presentimiento sombrío: de repente me siento invadido por la duda, preguntándome si tu corazón responde a tu inteligencia y a las cualidades de tu espíritu; si es permeable a los sentimientos de ternura que aquí abajo son una fuente tan grande de consuelo para un espíritu sensible, y si ese demonio singular, que sin duda se ha apoderado de tu corazón, es el espíritu de Dios o, por el contrario, el de Fausto. Me pregunto si alguna vez serás

(...) YENDO DESDE EL PECADO ORIGINAL (LA CAÍDA DEL HOMBRE EN LA PROPIEDAD PRIVADA) HASTA LA REDENCIÓN POR EL POBRE (CRISTO, COMO DIOS HECHO HOMBRE, Y EL PROLETARIO COMO HOMBRE HECHO DIOS), DESDE LA CAUTIVIDAD EN EGIPTO (EN LAS CADENAS CAPITALISTAS) HASTA LA TIERRA PROMETIDA DEL COLECTIVISMO (...)

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(…) PASANDO POR LA IGLESIA (FUERA DEL PARTIDO NO HAY SALVACIÓN), CON EL MAGISTERIO INFALIBLE DE MOSCÚ Y LA CONFESIÓN LLAMADA “AUTOCRÍTICA”, SIN OLVIDAR, EN EL SUPREMO NIVEL DE LA MÍSTICA, UNA ESPECIE DE DIÁLOGO DEL HOMBRE CON EL HOMBRE, EN UNA ESPECIE DE DIVINIZACIÓN SIN AMOR. PORQUE SI EL ADVENIMIENTO DEL REINO DE DIOS ES OBRA DE LA CARIDAD, EL DE LA SOCIEDAD SIN CLASES SOLO PUEDE SER PRECIPITADO POR UN ESFUERZO CONJUGADO DE VIOLENCIA Y ODIO.

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André Frossard durante una conferencia en Valparaíso.

capaz de gozar de una felicidad simple, de las alegrías de la familia y de hacer felices a los que te rodean”. Pero al joven Marx ya no le alcanzan discursos de esta naturaleza. Su espíritu, en busca de un ideal, sufre todas las agitaciones y todas las perturbaciones propias del misionero, más seguro de los principios de su misión que del contenido de su doctrina, o del profeta urgido a hablar pero que aún no sabría muy bien qué decir. Está entregado a ideas hoy llamadas de extrema izquierda, pero que existían en ese entonces solo de modo difuso, porque aún ninguna mente ha llegado a consolidarlas en forma de doctrina. Dos veces su salud, sobreexigida, se quebranta: su familia le reprocha el abandono en que tiene a la amable joven de Tréveris destinada a ser su compañera y único amor de su vida, Jenny, hija del imponente barón Von Westphalen. Su padre muere sin haber obtenido respuesta aceptable a sus inquietas preguntas, las que del mismo modo se hacen sus biógrafos. Su madre se queja de faltas de consideración para con la familia Westphalen. Jenny, modelo de tenacidad, encara la oposición de los suyos, que se resisten a aceptar la unión de una hija de la nobleza más altanera de Europa con un joven burgués, revolucionario para mayor desgracia, y al que con demasiada frecuencia se comienza a ver en asambleas políticas. Es el momento en que la luz llega al joven Marx, bajo el aspecto helado de la filosofía de Georg Wilhelm Friedrich Hegel, maestro de la dialéctica, ex seminarista luterano de Tubinga, proveedor refinado de una doctrina hiperintelectualista que en el origen de todo sitúa el principio mismo de la Idea, cuyo


desarrollo a través de las contradicciones de la historia constituye la realidad de todas las cosas. La famosa “dialéctica” de Hegel consiste en conciliar una afirmación y la negación que le sigue en la unidad superior de una síntesis. Ejemplo: la idea de “ser” introduce la de “no ser”, o la de “nada”, y estas dos ideas contradictorias reunidas forman la noción de “devenir”: en efecto, las cosas que “devienen” son y no son al mismo tiempo, puesto que “cambian” o se “transforman”. A su vez, la noción de “devenir” anuncia un grupo de pensamientos antagónicos sobre la “vida” y la “muerte”, ambas reconciliables en la unidad conceptual de “evolución”, y así sucesivamente; puesta en marcha esa mecánica, ya nada puede detener su movimiento en tres tiempos: tesis, antítesis y síntesis, hasta la total reabsorción de lo real en la lógica. Este tejido hegeliano (una malla al derecho y una malla al revés), modo original de conducir el espíritu a la identidad mediante la contradicción, proporcionaba a Karl Marx el instrumento definitivo para su pensamiento, el método que necesitaba para poder explorar la historia de las sociedades humanas, criticar la civilización de su tiempo y formular su propia concepción del mundo, en la que las oposiciones hegelianas de “capitalismo” y “proletariado” se resolverán en la unidad de la “sociedad sin clases”. Estamos en 1843: a los veinticinco años tiene éxito en su primera síntesis dialéctica al desposarse con su antítesis social, Jenny von Westphalen, con la que parte hacia París, sede favorita de todas las esperanzas revolucionarias de Europa. Cuando llega a orillas del Sena, para todo y en todo hay una sola ley social en Francia, y ¡qué ley! Defendida en la cámara de los pares por Montalembert, que había atacado fuertemente “las industrias que arrancan al pobre, a su mujer y a sus hijos de las costumbres familiares, de las bondades de la vida campesina, para confinarlos en cuartuchos malsanos, en verdaderas prisiones, donde todas las edades y todos los sexos están condenados a una degradación sistemática y progresiva”, la ley que fijaba en “ocho años” la edad mínima de admisión de los niños en las fábricas, limitaba a ocho horas la jornada de trabajo para los niños de ocho a doce años y a doce horas para los de doce a dieciséis. Y nada más. Incluso el ilustre físico Gay-Lussac, honrado con el nombre de una calle en el barrio de las escuelas, se había opuesto al proyecto manifestando que “el patrón es dueño en su casa”. Esta

LAS ÚNICAS NOTICIAS QUE ESPERA Y RECIBE CON ALEGRÍA SON LAS QUE LE TRAEN LA CONFIRMACIÓN DE SUS TEORÍAS: DEPRESIONES, CRISIS ECONÓMICAS, HUELGAS, RUGIDOS REVOLUCIONARIOS, MOTINES. DÍA TRAS DÍA, SU FIGURA HISTÓRICA SE GRABA EN TRAZOS CADA VEZ MÁS NÍTIDOS SOBRE ESTE CIELO DE TORMENTAS.

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PROUDHON, EXPUESTO POR SUS TEORÍAS IMPRACTICABLES A LA MOFA DEL MAESTRO, BAKUNIN Y TODOS LOS DEMÁS EXPERIMENTAN SU INFLUENCIA A PESAR SUYO. HASTA EL MISMO CONDE TOLSTOI, AMABLE BROMISTA, QUE ACUDE PARA PONER A SU DISPOSICIÓN SU INMENSA FORTUNA… Y PARTE ANTES QUE PUDIERA MENGUARLA.

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modesta ley de 1840 es la primera “ley social” votada en Francia. Anteriormente solo existía, como única legislación del trabajo, la ley Le Chapelier, del 14 de junio de 1791, que prohibía toda coalición “entre ciudadanos de un mismo estado o profesión”, dirigida en la práctica contra los obreros de la construcción, que reclamaban colectivamente un aumento de salario, y un decreto del 3 de enero de 1813, prohibiendo el empleo en las minas “de niños menores de diez años”. Ninguno de los grandes hombres de la Revolución tuvo intuición alguna sobre los problemas obreros. Ni Mirabeau, ni Danton, ni Robespierre, ni “el amigo del pueblo”, Marat, presintieron la evolución económica de la sociedad de su tiempo. La ley Le Chapelier se adoptó y aplicó sin oposición, incluso de parte de los obreros, y durante cerca de treinta años el decreto imperial de 1813 fue el único texto que expresaba algún interés por los innumerables niños literalmente encarcelados, desde muy baja edad, en verdaderos presidios industriales. En conjunto, la situación obrera era miserable. Un niño ganaba de treinta a cincuenta centavos por día y según las profesiones, el salario de un adulto variaba entre uno y dos francos, salvo en caso de depresión económica. En Lyon, cuenta Blanqui, “las obreras ganan trescientos francos al año, trabajando catorce horas por día en telares donde son suspendidas con una correa a fin de que puedan servirse a la vez de pies y manos, cuyo movimiento continuo y simultáneo es indispensable para tejer la tela”. Un investigador oficioso señala la existencia de ciertos establecimientos de Normandía donde el látigo de tendón de buey está sobre el telar, entre los instrumentos de trabajo. De este modo, mientras Stendhal describía con gran detalle los delicados amores de sus coleópteros mundanos, mientras Musset dolorosamente observaba el reflejo de su palidez en el Gran Canal y la burguesía, maravillada por el auge del comercio y la industria, dejaba la religión a sus mujeres para consagrarse a la mística rentable de los “negocios”, detrás de ese decorado, todo un pueblo de desheredados vivía sin alegría, sin esperanza y a veces aun sin pan. El sistema feudal estaba destruido, pero, en el seno del “régimen burgués”, una nueva categoría de siervos había reemplazado a la anterior. No había ya campesinos “amarrados a la gleba” alrededor de los castillos, pero en torno a las manufacturas que se habían multiplicado por el genio emprendedor de la época, las grandes concentraciones obreras van formando


poco a poco esa clase diferente, ignorada por la ley, de existencia mezquina y limitada, que recibirá el nombre de “proletariado”. El método hegeliano proporcionó a Karl Marx la herramienta que su pensamiento necesitaba. Se rebela contra la crueldad de la “condición proletaria” que multiplica su voluntad de acción y convierte al pensador joven y apasionado por las especulaciones filosóficas, en el más consecuente y temido general revolucionario de todos los tiempos. El marxismo, que está por nacer, será una mezcla explosiva de lógica y de indignación. La carcasa de su máquina de guerra contra el siglo del beneficio está preparada. La voraz anarquía de la sociedad de ese tiempo le señala al enemigo: es el “capitalismo burgués”; el proletariado es su ejército y el campo de batalla es la mina, la fábrica, la cantera, todos los lugares de trabajo o de miseria de la ciudad y de los campos. El destino le trae un aliado inestimable en la persona del joven Friedrich Engels, nacido en 1820 de una rica familia industrial de Bremen, de mente aguda, tan hábil en los negocios como rápido en las decisiones políticas, personaje elegante que será el SaintJust del nuevo Robespierre, un Saint-Just previsor que salvará a su amigo de la miseria y sostendrá hasta el final la desastrosa economía doméstica del teórico de la economía universal. Desde entonces, numerosos textos políticos llevarán la firma conjunta de los dos amigos, sin que sea posible distinguir, aunque no siempre, el aporte de cada uno a la obra compartida. Juntos redactan el famoso Manifiesto del Partido Comunista, cuya publicación coincide con la revolución de 1848 y contiene los principales rasgos de la doctrina por largo tiempo impuesta, bajo una forma agravada por el fanatismo, a centenares de

LA MAYOR PARTE DE LOS MARXISTAS NO CONOCEN EL CAPITAL MEJOR QUE LOS CATÓLICOS LA SUMA DE SANTO TOMÁS DE AQUINO. ESTE PENSAMIENTO, QUE TAMBIÉN PARECE PROVENIR DE LA INDUSTRIA PESADA, HA DEJADO UN MÉTODO POMPOSAMENTE CALIFICADO DE CIENTÍFICO (...),

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millones de seres humanos. Tal como Engels, Karl Marx es un perfecto ateo y, pese a las ilusiones de ciertos cristianos contemporáneos, el ateísmo es lo que constituye la esencia misma del marxismo. Es vano soñar con un marxismo separado de su irreligión orgánica, limitando su ambición únicamente a la reforma de las estructuras económicas. Es el ateísmo integral el que otorga a “Marx-Engels” la base de su doctrina, ese “materialismo histórico” para el cual la sociedad y la moral de los individuos están determinados por los modos de producción. A partir de esta constatación, se va desarrollando el movimiento “dialéctico” del marxismo, que ve en la historia una lucha de clases permanente entre los que poseen, a quienes la defensa de sus intereses “deshumaniza”, y los que no poseen, cuya condición de dependencia “enajena”. Hegel, cuyo pensamiento iba desde la idea hacia lo real, desembocaba en un vago espiritualismo conservador, agradable en gran manera para el gobierno prusiano que resultaba ser así, en virtud de esa doctrina, como el mejor de los gobiernos posibles, puesto que era, bajo la jurisdicción del soberano, la postrera encarnación de la Idea. Pero Karl Marx, discípulo irrespetuoso, invertirá como un guante la lógica de Hegel, la que entonces irá desde lo real hacia la Idea y, como por arte de magia, todo lo que conducía a posturas conservadoras en la filosofía del hijo de un pastor, conducirá a la revolución en la del nieto de un rabino. En tanto, emanación de las clases poseedoras, el gobierno prusiano, como todos los gobiernos del mundo, ya no es otra cosa que un instante de la dialéctica: también la burguesía, cuyo inevitable conflicto con su antítesis social, el proletariado, lleva necesariamente a la revolución, en la que dicha burguesía, reducida por la concentración de las riquezas en manos de un número cada vez más pequeño de propietarios, será sumergida y liquidada por la masa creciente de los proletarios. La clase obrera, victoriosa, suprimirá la propiedad privada de los medios de producción y de cambio, salvando al mismo tiempo, en el paraíso sintético de la sociedad sin clases, a todos los hombres liberados de un sistema económico que deshumanizaba a unos y alienaba a otros. Tal es el esquema de una doctrina en la que es imposible no ver un desarrollo religioso, de modo subrepticio. Es un contratipo ateo que llegará a ser muy pronto una insolente caricatura totalitaria del judeo-cristianismo tradicional, yendo

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desde el pecado original (la caída del hombre en la propiedad privada) hasta la Redención por el Pobre (Cristo, como Dios hecho hombre, y el proletario como hombre hecho dios), desde la cautividad en Egipto (en las cadenas capitalistas) hasta la Tierra prometida del colectivismo, pasando por la Iglesia (fuera del partido no hay salvación), con el magisterio infalible de Moscú y la confesión llamada “autocrítica”, sin olvidar, en el supremo nivel de la mística, una especie de diálogo del hombre con el hombre, en una especie de divinización sin amor. Porque si el advenimiento del reino de Dios es obra de la caridad, el de la sociedad sin clases solo puede ser precipitado por un esfuerzo conjugado de violencia y odio. Por largos años, Karl Marx, pasando de un exilio a otro y de hoteles a piezas amuebladas, llevará la existencia de un proscrito insolvente, dejando a su paso por Francia, Bélgica, Alemania y finalmente Londres, donde terminará sus días, grupos variables de discípulos que un día de 1864 formarán el elemento motor de la Primera Internacional de los trabajadores, como fruto indirecto, en fin, de sus desplazamientos forzados. Su itinerario está sembrado de hojas muertas, gacetillas sin lectores, libros y folletos requisados, que aniquilan sus pequeños ingresos, la pequeña fortuna de su mujer y el dinero de sus amigos; salvo el avispado Engels, que conduce su barca fraternal como un bote salvavidas, sin avaricia pero con discernimiento. Karl Marx experimenta hasta el límite de la náusea la deprimente dialéctica de necesidad y crédito, hostigado por proveedores impagos, en perpetuo estado de tensión doctrinal e inepto para todo empleo que no sea el de profeta social. En él, cualquiera sea el amor que experimente por los suyos, la vida pública tiene absoluta prioridad sobre la vida privada. Por lo demás, su capacidad de resistencia ante la miseria y la desdicha es prodigiosa. Abrumado por las lágrimas y las justificadas recriminaciones de su esposa, en varias ocasiones fulminado por el golpe más terrible que pueda golpear a un ser humano, la muerte de un hijo, se mantiene en pie, indestructible y como protegido contras las violencias del destino por la violencia de su propio pensamiento. Las únicas noticias que espera y recibe con alegría son las que le traen la confirmación de sus teorías: depresiones, crisis económicas, huelgas, rugidos revolucionarios, motines. Día tras día, su figura histórica se graba en trazos cada vez más

(...) Y UN CATECISMO REVOLUCIONARIO QUE HA DADO LA VUELTA AL MUNDO. PERO LAS TEORÍAS FILOSÓFICOECONÓMICAS EXTRAÍDAS DEL MARXISMO FUERON REFUTADAS EN TODOS LADOS POR LOS HECHOS, Y SIN DAR BUENOS RESULTADOS EN NINGUNA PARTE.

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A PESAR DE LA SUPRESIÓN DE LA PROPIEDAD PRIVADA, DEL FIN SIMBÓLICO DE LA “EXPLOTACIÓN DEL HOMBRE POR EL HOMBRE” EN LOS PAÍSES SOCIALIZADOS Y DE LA LIQUIDACIÓN DIRECTA O INDIRECTA DE MILLONES DE SERES HUMANOS SACRIFICADOS A LA IDEOLOGÍA, O A LA “IDEOLOGÍA” DEL PARTIDO, NADIE HA VIVIDO, NI SIQUIERA POR UN SOLO DÍA, EL IDEAL DE LA SOCIEDAD SIN CLASES.

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nítidos sobre este cielo de tormentas. En los comités extremistas admiran a este filósofo capaz de utilizar con tal autoridad un misterioso lenguaje escolástico, que sería totalmente incomprensible si no fuera porque se resuelve fácilmente en las más simples fórmulas de acción: explotación del hombre por el hombre, clase contra clase, revolución, liquidación, liberación. A la admiración sucede el respeto y a este la veneración. Es el primer papa del “comunismo” (supo adaptar una palabra antigua para designar algo nuevo, a la inversa de lo que hace la mayoría de los políticos). Proudhon, expuesto por sus teorías impracticables a la mofa del maestro; Bakunin y todos los demás experimentan su influencia a pesar suyo. Hasta el mismo conde Tolstoi, amable bromista, que acude para poner a su disposición su inmensa fortuna… y parte antes que pudiera menguarla. La reputación del doctrinario se extiende mucho más allá de los círculos revolucionarios, y sus prestigiosos éxitos no contribuyen a suavizar su carácter ni la dureza de sus réplicas. Él no discute, sino que maneja el argumento como un fanático, aplasta al contradictor y se marcha sacudiendo la melena. Las celebridades llegan a él con más dificultad que los obreros. Reclus se queja de que no haya dejado el extremo de su sala para ir a recibirle y que “se mantuviera constantemente junto a un busto de Júpiter Olímpico, como haciendo alusión a su lugar entre los grandes personajes de la humanidad”. Este carnívoro sobre todo devoraba papel. En Londres, donde pasó la mayor parte de sus últimos treinta años, mudándose de un barrio a otro, conforme al estado de sus recursos, a la paciencia de los propietarios y las amistosas subvenciones de Engels, escribe su obra mayor, El capital, con frases complicadas, enrolladas como resortes de prueba y fabricadas sin preocupación por su acabado. El punto crucial de su exposición es la teoría según la cual el trabajo, como cualquier otra mercancía, tiene su valor determinado por las necesidades para la supervivencia del obrero; constituyendo el exceso la “plusvalía”, cuyo beneficio es para el capital. Protegido en adelante de todo apuro gracias a Engels, que supo conducir sus propios negocios en la forma más conveniente para el interés común, Marx modifica, abandona y retorna continuamente al gran trabajo de su vida, que quedará inconcluso. Después del día en que el Manifiesto Comunista lanzara al


mundo su explosivo y sombrío “Proletarios de todos los países, uníos”, sus teorías solo recibieron un principio de aplicación durante las breves jornadas de la Comuna de París. Pero él está seguro, con la seguridad del creyente, de la victoria final de su doctrina. Cierta paz desciende sobre los últimos años de su vida, penetrada sin embargo por dos agudos sufrimientos: la muerte de su esposa y la de su hija, Jenny Longuet. Poco después de este último golpe, Engels, al entrar en su habitación el 14 de marzo de 1883, lo encontró sosegadamente dormido para siempre. Su tumba se encuentra en Highgate. La mayor parte de los marxistas no conocen El Capital mejor que los católicos La Suma de Santo Tomás de Aquino. Este pensamiento, que también parece provenir de la industria pesada, ha dejado un método pomposamente calificado de científico, y un catecismo revolucionario que ha dado la vuelta al mundo. Pero las teorías filosófico-económicas extraídas del marxismo fueron refutadas en todos lados por los hechos, y sin dar buenos resultados en ninguna parte. A pesar de la supresión de la propiedad privada, del fin simbólico de la “explotación del hombre por el hombre” en los países socializados y de la liquidación directa o indirecta de millones de seres humanos sacrificados a la ideología, o a la “ideología” del partido, nadie ha vivido, ni siquiera por un solo día, el ideal de la sociedad sin clases. Ningún pueblo en el mundo ha pasado al comunismo como resultado de la lógica marxista, y todos los que vivieron esta experiencia lo hicieron constreñidos por la fuerza de las armas en la coyuntura favorable de dos guerras mundiales. Para colmo de desgracia doctrinal, al obligar a los gobiernos “burgueses” a concebir finalmente una política social, la que frecuentemente demostró ser eficaz, el marxismo ha contribuido así a la consolidación del capitalismo. Karl Marx deseaba sinceramente liberar a la humanidad, pero sus discípulos la encerraron en un totalitarismo sin precedentes; él quería un hombre nuevo y este hombre nuevo tuvo cabeza de comisario político de policía; pensaba que la “dictadura del proletariado” solo duraría pocas semanas y se mantuvo setenta años. Se puede decir que Marx había previsto todo, salvo el marxismo, que a manera de sacramento de las tinieblas, produjo en todas partes lo contrario de lo que significaba. “La razón truena en su cráter”, expresaba el canto magnífico de la clase obrera. Hoy solo se ve el cráter, donde se hundió la patria del socialismo y con ella las esperanzas que había traicionado.

KARL MARX PENSABA QUE LA “DICTADURA DEL PROLETARIADO” SOLO DURARÍA POCAS SEMANAS Y SE MANTUVO SETENTA AÑOS. SE PUEDE DECIR QUE MARX HABÍA PREVISTO TODO, SALVO EL MARXISMO, QUE A MANERA DE SACRAMENTO DE LAS TINIEBLAS, PRODUJO EN TODAS PARTES LO CONTRARIO DE LO QUE SIGNIFICABA.

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Henri Matisse

Mark Rothko

William Congdon


Arte y Antropología

La pintura del siglo xx

Entre libertad creativa y búsqueda de un canon POR RODOLFO BALZAROTTI

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omienzo con dos textos del siglo pasado, que ya son clásicos del pensamiento cristiano sobre el arte, uno de Oriente y el otro de Occidente, en los cuales se refleja debidamente la diferencia y también el contraste entre las dos Maritain, por su parte, habiendo perspectivas. El primero es el ensayo sobre el ícono del Padre Pavel tomado nota de este Florenskij, Las puertas reales1, texto que data de 1922. divorcio, procura El otro es el monumental estudio de Jacques Maritain, más bien captar la La intuición creadora en el arte y en la poesía2, publicado semilla positiva del en inglés en 1953. Ambos pensadores son coetáneos, mismo, atesorando sus encuentros con habiendo nacido los dos en 1882. Del texto de Florenskij quisiera destacar sobre todo los mayores artistas algunos pasajes sobre el concepto de canon eclesiástico, de su época, desde que según él no debe interpretarse como mero con- Rouault hasta Chagall. servatismo opuesto a toda creatividad. Así, se refiere a dicho concepto como un “don que la humanidad hace al artista”3. Escribe: “La adopción del canon es la adquisición de una relación con la humanidad y la conciencia de que esta no se vive en vano ni ha carecido de verdad… El esfuerzo por fundir nuestra inteligencia individual en la forma humana común abre la fuente de la creatividad”4. Por consiguiente, según Florenskij, el artista necesita “apoyarse en los cánones artísticos universalmente humanos”5, que para determinados elementos —otra observación importante— también están radicados “en la oscuridad de la historia precristiana”6. 1 P. Florenskij, Le porte regali, Saggio sull’icona, Milán, 1977 2 J. Maritain, Creative Intuition in Art and Poetry, Princeton University Press, 1981. El volumen abarca una serie de clases del filósofo en 1952. 3 P. Florenskij, op. cit., p. 79. 4 Ivi, pp. 80-81. Las letras en bastardilla son nuestras 5 Ibidem. 6 Ivi, p. 79.

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El texto de Florenskij, como sabemos, denuncia luego la decadencia metafísica presente —a partir del Renacimiento— en el régimen de las imágenes eclesiásticas de Occidente. Y resultan ser páginas inolvidables aquellas en las cuales percibe los síntomas de este debilitamiento incluso en la adopción de los materiales: la pintura al óleo en el mundo católico, y el grabado y el aguafuerte en el protestante. En todo caso, es un dato de hecho que en Occidente se ha consumado un divorcio entre la tradición del arte y la tradición de la Iglesia, al menos a partir del Iluminismo. La tradición del arte llega a ser cada vez más “tradición de lo nuevo”, según la paradojal expresión del crítico La “creación estadounidense Harold Rosenberg7. Después del Roartística” encuentra manticismo —como ha observado Edgar Wind—, la su lugar en una soledad del poeta-artista ante su propio corazón se región del alma erige en “templo del arte” propiamente tal8. Pasemos donde esta mantiene al ámbito occidental: Maritain, por su parte, habiencon la realidad, do tomado nota de este divorcio, procura más bien con las cosas, una captar la semilla positiva del mismo, atesorando sus relación primordial, encuentros con los mayores artistas de su época, desde prerracional, no Rouault hasta Chagall. conceptual, pero La gran proeza de su texto es precisamente transcrino irracional, bir en términos de ontología tomista, reinterpretada definida por él de manera sumamente original, esa experiencia de la precisamente como Belleza como valor trascendental que el artista román“intuición creativa”. tico, sobre todo a partir de Baudelaire, ha reivindicado para sí mismo. Y lo hace ante todo desmitificando el mito romántico de la creatividad, mediante una nueva interpretación personalista del fenómeno de la producción poética y artística. La “creación artística” encuentra su lugar en una región del alma donde esta mantiene con la realidad, con las cosas, una relación primordial, prerracional, no conceptual, pero no irracional, definida por él precisamente como “intuición creativa”: una especie de iluminación —y también una herida— proveniente del Ser y acogida en lo que Maritain llama sugerentemente “nocturno preconsciente del espíritu”, y en la cual se da testimonio —¡atención!— de la integridad 7 H. Rosenberg, The Tradition of the New, 7, trad. it. La tradizione del nuovo, Milán, 1964. 8 E. Wind, Arte e anarchia, Milán, 1968, p. 131 y passim

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ontológica última 9 del alma misma, más allá incluso de su falibilidad en el plano moral. Según Maritain, entonces, el arte y la poesía, también en el contexto de secularización y fragmentación que caracteriza el mundo moderno, constituyen una vía de acceso a un sentido auténtico del Ser. Pero hay más: esta intuición creativa, que también es propia de la intimidad y singularidad de la persona humana, tiene una dinámica intrínseca que la lleva a objetivarse —más allá de todo riesgo de solipsismo— en la unidad de un tema, que por este motivo la hace ser participable. Lo que él llama “tema” —que no es precisamente el argumento exterior de una obra— es aquello por lo cual la obra de arte no solo es lo que es, sino también actúa, es también acción , en un sentido análogamente dramatúrgico y —agre- Según Maritain, go yo— también ritual: no es puramente una acción el arte y la reproducida, representada, sino una acción intrínseca poesía, también de la obra misma en su actuar hic et nunc en el lector en el contexto de secularización y y el espectador. Me parece que Maritain intercepta ciertas dinámicas fragmentación que propias del arte del siglo XX, por lo menos en algunos caracteriza el mundo de sus momentos cruciales. Más allá de la proliferación moderno, constituyen de los estilos y los lenguajes a los cuales nos ha acos- una vía de acceso a tumbrado el fenómeno de las vanguardias, existe como un sentido auténtico tendencia contraria el propósito de ofrecer a la obra de del Ser. arte un contexto, un espacio de resonancia colectiva al interior también de formas, por así decir, canónicas. En esta dirección se mueve el primitivismo que ha caracterizado gran parte del arte del siglo XX, así como el interés en la antropología y la etnología o incluso en el psicoanálisis: ¿qué es todo aquello sino el deseo de volver a encontrar ese “don que la humanidad hace al artista” del cual habla Florenskij? En este contexto, quiero examinar aquí dos casos de artistas agnósticos, que encontraron el espacio litúrgico de la Iglesia precisamente a partir de sus exigencias expresivas. Estos dos casos, sin embargo, nos enseñan en qué medida ese encuentro es problemático, en realidad dramático, y para nada expiado en sus resultados. 9 “La poesía es el paraíso de la razón operativa. La poesía es una adivinación de lo espiritual en las cosas sensibles”, Maritain, op. cit., p. 235. La traducción es nuestra. 10 Ver especialmente el capítulo 9, pp. 355-362.

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HENRI MATISSE EN VENCE El primero es la capilla de Matisse en Vence, realizada entre 1947 y 1951 (cfr. Humanitas nº 69). La historia de la capilla es muy simple: hay una comunidad de religiosas dominicas en la pequeña ciudad de Vence, que necesita una nueva capilla para el convento. Y hay un gran pintor, que ha llegado ya al final de su larga carrera y tiene como exigencia alcanzar una síntesis más elevada y universalmente participable del sentido de toda su búsqueda artística. El afecto y la amistad de Matisse con una de las religiosas lo inducen a embarcarse en el proyecto de una nueva capilla, sin que haya habido jamás un encargo propiamente tal: Matisse trabajará en el proyecto a sus expensas. Recuerdo que el último Matisse dio un paso epocal hacia la superación de la pintura de atril, que es por lo demás el género típico de la pintura burguesa y secularizada del siglo XIX. La capilla, en este sentido, es la gran ocasión de su vida, como él mismo confiesa: “No es un trabajo elegido por mí, sino un trabajo para el cual fui elegido por el destino al final de mi camino, donde sigo «La capilla es el nuevo apoyo para su avanzando en conformidad con mis investigaciones, pintura, cuyo tema permanente había sido la celebración de la luz a través unificándolas y fijándolas gracias a la ocasión que del color y modelada por el diseño. me ha ofrecido la capilla”11. Los dos elementos —diseño y color— Fue enteramente fiel a las indicaciones y exigense encuentran aquí presentes, cada uno por su propia cuenta, en una dimensión cias litúrgicas de las religiosas, con un escrúpulo mural: los vidrios coloreados, por que lo llevó a proyectar hasta los ornamentos una parte, y las baldosas de cerámica sagrados y la vestimenta litúrgica: ciertamente, diseñadas en blanco y negro, por otra, un gesto de afectuosa humildad con esta familia casi como en un gran libro con dos páginas frente a frente.» dominica, pero más que eso. Nada existe en este espacio de acción litúrgica que no tenga su inconfundible marca. En el fondo, su preocupación es garantizar una especie de unidad estilística no solo en las paredes, sino en todo el ambiente y también en la acción litúrgica misma, en algo que se proyecta realmente como una obra de arte total. 11 H. Matisse, Scritti e pensiero sull’arte, Turín, 1979, p. 221. Las letras en bastardilla son mías.

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Altar de la Capilla de Saint Paul de Vence. 135


« “Vosotras rezáis por mí. Yo os agradezco. Pedidle a Dios darme en mis últimos días la luz del espíritu que me mantenga en contacto con él, que me permita hacer llegar mi carrera larga y laboriosa al objetivo que siempre he buscado: hacer Su gloria evidente para los hombres enceguecidos por un alimento exclusivamente terrestre…”.» (Henri Matisse)

La capilla es el nuevo apoyo para su pintura, cuyo tema permanente había sido la celebración de la luz a través del color y modelada por el diseño. Los dos elementos —diseño y color— se encuentran aquí presentes, cada uno por su propia cuenta, en una dimensión mural: los vidrios coloreados, por una parte, y las baldosas de cerámica diseñadas en blanco y negro, por otra, casi como en un gran libro con dos páginas frente a frente. Así resuelve Matisse lo que siempre reconociera como el gran conflicto, en la pintura, entre diseño y color12: ambos componentes no están mezclados, sino puestos frente a frente de tal manera que cada uno pueda alcanzar el diapasón de su expresividad, sin subordinarse al otro. Y es el espacio intermedio, el espacio ocupado por los fieles y las religiosas, lo que proporciona su recíproca resonancia. Uno puede preguntarse: ¿pero por qué precisamente el espacio de una capilla? Aquí entra en juego esa categoría de la acción o del tema que hemos introducido con Maritain: la capilla era el lugar privilegiado para hacer surgir y otorgar carácter operativo y activo al gran tema matissiano de la luz. Al parecer, el artista acostumbraba decir: “No trabajo en la tela, sino en quienes la miran (…) mis cuadros, mis diseños nada son en la tela, 12 Ibidem, ver el capítulo 4, L’eterno conflitto del disegno e del colore, p. 112 y ss.

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en el papel. Aquí no queda prácticamente nada. Están en la imaginación de quienes los miran”13. El deseo de poder actuar lo más posible en forma directa sobre el observador encontraba su satisfacción más natural y plena en el espacio de silencio y recogimiento ofrecido por un lugar de oración. De hecho, con la capilla, Matisse afirma haber querido “tomar un espacio cerrado de proporciones muy reducidas y otorgarle, puramente con el juego de los colores y las líneas, dimensiones infinitas”14. Y además: “deseo que los que entren en mi capilla se sientan purificados y liberados de sus propias cargas”15. Y por otra parte, escribiendo a las religiosas, reivindica también para sí mismo una especie de vocación religiosa, si bien en términos de una “religión en el arte”, donde, por analogía, también es posible vivir los consejos evangélicos de la obediencia, la castidad y la pobreza: “Vosotras rezáis por mí. Yo os agradezco. Pedidle a Dios darme en mis ¿Qué es todo aquello últimos días la luz del espíritu que me mantenga en sino el deseo de volver contacto con él, que me permita hacer llegar mi carrera a encontrar ese “don larga y laboriosa al objetivo que siempre he buscado: que la humanidad hacer Su gloria evidente para los hombres enceguecidos hace al artista” del cual habla Florenskij? por un alimento exclusivamente terrestre…”. Y son aún más conmovedoras las siguientes palabras: “Como todas las mañanas, en este momento voy a hacer mi oración, con el lápiz en la mano, frente a un granado cubierto de flores en los diversos estados de floración y espío su transformación… compenetrado de admiración por la obra divina. ¿No es esta una forma de orar? Y no hago sino (pero en el fondo no hago nada, porque es Dios quien conduce mi mano) hacer evidente para los demás el enternecimiento de mi corazón”16. Es un conmovedor diálogo entre el viejo artista y la comunidad de religiosas, donde Matisse, en el momento en que reivindica su justo derecho a acompañar la oración de ellas con su trabajo, reconoce también un límite, un umbral que su libertad no puede atravesar. Es esta una mezcla de proximidad y distancia, que hizo posible en esta capilla el encuentro y el diálogo entre la luz del arte y la luz de la fe. 13 Las frases son citadas por el Padre Marie-Alain Couturier en Un’avventura dell’arte sacra, Milán, 2011, p. 66. 14 Ibidem. 15 Ivi, p. 68. 16 En Soeur Jacques-Marie, Henri Matisse. La chapelle de Vence, Niza, 2003, pp. 222-223.

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El Padre Couturier, quien fuera el gran promotor de este diálogo en las páginas de “Art Sacré”, escribió al respecto: “El hecho de haber pasado Matisse cuatro años realizando una capilla para religiosas dominicas es un milagro… también es un milagro que la Iglesia… la haya aceptado, se complazca con ella y diga que se siente honrada… Vence es un ‘milagro’, pero desde hace dos mil años hasta ahora… la Iglesia ha vivido únicamente de milagros”17.

MARK ROTHKO EN HOUSTON Ciertamente, el milagro también puede no repetirse a pesar Quiero examinar de todas las buenas premisas y las mejores intenciones. En 1964, dos mecenas tejanos católicos, John y Domiaquí dos casos de nique de Menil, deseando repetir en suelo americano el artistas agnósticos, que encontraron el milagro de Vence, proponen al pintor Mark Rothko llevar espacio litúrgico de la a cabo una serie de cuadros para una capilla por edificarIglesia precisamente se en la Universidad Católica de Houston, administrada a partir de sus por los Padres Basilianos. Rothko acepta la propuesta exigencias expresivas. con gran entusiasmo. Mark Rothko, pintor de origen judío ruso, tiene poco Estos dos casos, sin embargo, nos más de 60 años. Es uno de los exponentes más prestienseñan en qué giosos de la Action Painting y —yo diría— también el medida ese encuentro más “religioso”, si bien en sentido muy amplio. Desde es problemático, en comienzos de los años 40, declaró que en la pintura lo realidad dramático. más importante es el contenido, es decir, lo que Maritain define como tema: “Nosotros sostenemos que el tema es el aspecto crucial… y únicamente ese tipo de tema que es trágico y eterno. Es por eso que profesamos una proximidad espiritual con el arte primitivo y arcaico”18. En esta línea, a fines de los años 40, Rothko llegó a una pintura en sentido amplio minimalista: dos o tres masas de color-luz superpuestas, en telas de grandes dimensiones, que requieren una visión de cerca para involucrar al espectador en una relación de absoluta intimidad con lo que se anuncia en la bruma luminosa de sus colores, “personas del drama” propiamente tales, que velándose se re-velan. Alguien ha evocado al respecto la Shekinah bíblica. 17 Marie-Alain Couturier, op. cit., p. 72. 18 Citado en I. Sandler, The Triumph of American Art, Nueva York, 1970, p. 62. La traducción es nuestra.

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Arte y Antropología «Más que el lugar para una liturgia —“acción o servicio común, público— parece por consiguiente el lugar para una mono-urgia, “acción privada o individual”.» Capilla “Rothko”, Houston, Texas.

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«A fines de los años 40, Rothko llegó a una pintura en sentido amplio minimalista: dos o tres masas de color-luz superpuestas, en telas de grandes dimensiones, que requieren una visión de cerca para involucrar al espectador en una relación de absoluta intimidad con lo que se anuncia en la bruma luminosa de sus colores.»

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Arte y Antropología

La superación de la pintura de atril culmina en él en las llamadas Rothko Rooms, desarrolladas en el interior de algunos museos: su pintura debe cubrir el espacio total en el cual se encuentra el observador. Por este motivo a Rothko le fascina el proyecto de una capilla. Pero lo que sucederá es también sumamente instructivo: el artista concibe la capilla exclusivamente en función de sus telas, y por consiguiente, en el curso de esta campaña de pintura —que se extiende desde 1964 hasta 1967— quedan excluidos, por así decir, los dos socios que no se adaptan a sus condiciones: el arquitecto Philip Johnson, que Se trata de proceder abandona los trabajos por no llegar a un acuercon valentía y do con el pintor, y los mismos Padres Basilianos, discernimiento, que se retiran del proyecto, preocupados de que como nos pide el la capilla no responda a sus exigencias litúrgicas. Papa Francisco, En definitiva, la capilla se construirá sobre la base del quien también modelo a escala real realizado por el artista mismo en nos ha animado su estudio para pintar las telas; ya no tendrá una denorecordándonos minación religiosa específica y surgirá en otro lugar, en que la Verdad, una propiedad de los De Menil. Y hoy todos la conocen sin ser relativa, como “Capilla Rothko”. es no obstante La construcción, muy pequeña y vacía, tiene una “relacional”, es decir, planta octogonal, y en las ocho paredes hay 14 grandes se hace alcanzar telas, dispuestas individualmente o en trípticos. Las desde lugares referencias a la iconografía cristiana están presentes, más distantes y a pero como una especie de palimpsesto mudo: la fortravés de recorridos ma octogonal, el ábside que se abre en la parte frente sumamente distintos. a la entrada, el tríptico que recuerda los retablos y el desfase de las telas en los otros trípticos —tal vez una alusión a la cruz. Impresiona, en todo caso, la insólita severidad de estos cuadros, de los cuales ha desaparecido el fulgor sumiso, pero sumamente irradiante, de su pintura clásica. Sheldon Nodelman, principal investigador de la capilla, observa que la pobreza extrema y la severidad del conjunto producen en el observador, al primer impacto, “un efecto opresor… de un ambiente urgentemente exigente y al mismo tiempo distante e indiferente hasta el límite de la frustración”19. 19 S. Nodelman, The Rothko Chapel Paintings. Origins, Structure, Meaning, University of Texas Press, 1997, p. 301. La traducción es nuestra.

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Situado en este ambiente exasperadamente mudo, el ojo del observador está obligado en cierto punto a moverse, desplazándose de una pared a otra como para abarcar toda la composición, y así, por consiguiente, como también dice Nodelman, “el locus de la obra de arte llega a desplazarse del objeto al observador… involucrado en una secuencia giratoria continua que vuelve sobre sí misma… donde no hay punto de interrupción ni una conclusión… El espectador se convierte en actor… sujeto a la interrogación… de los cuadros”20. La capilla —concluye Nodelman— se convierte en un “teatro del sí mismo”21. Más que el lugar para una liturgia —“acción o servicio común, público”— parece por consiguiente el lugar para una mono-urgia, “acción privada o individual”. Por lo demás, uno de los lugares que más fascinaron a Rothko en sus viajes a Italia fue el convento de San Marcos en Florencia, con sus celdas pintadas por Beato Angélico: su modelo, en Houston, es precisamente el de la “celda”, en este caso en una acepción incluso claustrofóbica. En efecto, igualmente sugerente para él fue el vestíbulo de la Biblioteca Laurenciana de Miguel Ángel, con su espacio sumamente complejo, casi sin aberturas, con las ventanas ciegas en las paredes, que exasperan la sensación de clausura. El movimiento giratorio impuesto al espectador por la capilla, parece entonces una especie de camino de fuga de lo insoportable de este espacio, como para buscar un camino de salida hacia lo alto, desde donde llueve la luz. En la capilla Rothko, se alarga la sombra que desciende sobre la etapa final de su obra. Él se quitó la vida en febrero de 1970, un año antes de colocarse sus telas en la capilla. Termino con dos fotos y una pregunta: en la primera, vemos una misa católica celebrada en la capilla; en la segunda, una danza sufí. ¿Cuál de las dos acciones es la representación más adecuada para la estructura profunda, para el tema de la Capilla?

WILLIAM CONGDON Es también parte del mismo ambiente de la escuela de Nueva York de fines de los años 40 William Congdon, al cual 20 Nodelman, op. cit., pp. 330-331. 21 Ibidem.

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Arte y Antropología «El único tema religioso al cual Congdon permaneció fiel durante muchos años es el de Cristo crucificado, del cual hizo numerosísimas versiones en el curso de veinte años; pero en el paso de las primeras a las últimas, podemos captar realmente este cambio de tema extrínseco a tema intrínseco.»

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«William Congdon se dio cuenta de que la Iglesia a la cual estaba destinado su trabajo de pintor no era ante todo la iglesia de piedra, sino la Iglesia de Pedro: en otras palabras, solo viviendo la realidad sacramental y de comunión de la Iglesia, quizás se le habría dado, en el curso del tiempo y por gracia, ver surgir el tema nuevo de su pintura.»

cito aquí en cambio en la lista contraria: un artista que, convertido a la fe católica, se negó sin embargo coherentemente a producir arte para las iglesias. En el entusiasmo inmediato después de la conversión, durante algunos años pintó efectivamente temas religiosos, inspirados en la Escritura y la liturgia de la Iglesia, pero es una etapa muy breve que pronto se interrumpe. Él se dio cuenta de que la Iglesia a la cual estaba destinado su trabajo de pintor no era ante todo la iglesia de piedra, sino la Iglesia de Pedro: en otras palabras, solo viviendo la realidad sacramental y de comunión de la Iglesia, quizás se le habría dado, en el curso del tiempo y por gracia, ver surgir el tema nuevo de su pintura. La iconografía tradicional no podía asumirse de manera extrínseca; debía, por así decir, pasar al examen, encontrar una verificación, al interior —siempre en el lenguaje de Maritain— de su intuición creativa personal. Así, del mero tema o contenido extrínseco, descriptivo, se habría elevado al rango de verdadero tema, como hasta ahora lo hemos definido. Valga un ejemplo para hacernos comprender mejor esto: el único tema religioso al cual permaneció fiel durante

El único tema religioso al cual permaneció fiel durante muchos años es el de Cristo crucificado, del cual hizo numerosísimas versiones en el curso de veinte años; pero en el paso de las primeras a las últimas, podemos captar realmente este cambio de tema extrínseco a tema intrínseco.

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muchos años es el de Cristo crucificado, del cual hizo numerosísimas versiones en el curso de veinte años; pero en el paso de las primeras a las últimas, podemos captar realmente este cambio de tema extrínseco a tema intrínseco. Lo vemos comparando el Crucifijo 2 de 1960 con el Crucifijo 165 de 1976. La iconografía clásica de la cruz, muy evidente todavía en el primero, desaparece, pero solo para exaltar la presencia del Cuerpo, más bien de la carne de Cristo, llevada hasta esta consumación extrema. De aquí sin embargo surge la invención de una nueva forma iconográfica, donde el Viernes Santo pasa al Sábado Santo, es decir, al descenso a los Infiernos, como primera chispa de la Resurrección. Para terminar: en esta breve reseña, he querido dar una idea de la complejidad, del carácter dramático, pero también de la formidable actualidad del tema del arte sacro en la actualidad. Y me parece que es preciso evitar, por una parte, lo cerrado y la timidez del pasado, y por otra la indiscriminada apertura del espacio litúrgico a cualquiera, aun cuando esté acreditado como artista de moda, lo cual es en cambio un riesgo del presente. Se trata de proceder con valentía y discernimiento, como nos pide el Papa Francisco, quien también nos ha animado recordándonos que la Verdad, sin ser relativa, es no obstante “relacional”, es decir, se hace alcanzar desde lugares más distantes y a través de recorridos sumamente distintos. Y sobre todo, citando una vez más al Padre Couturier, debemos confiar en los milagros.

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APUNTES Y NOTAS

TODOROV, OBSERVADOR DEL SER HUMANO por Sante Maletta

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l filósofo búlgaro-francés, fallecido a los 78 años en París, fue uno de los grandes intelectuales contemporáneos. Apasionado observador de lo humano, encarnó el humanismo auténtico, si bien limitándose a la dimensión exclusivamente horizontal. Tuvo razón un conocedor de su obra como Doninelli, al comparar la muerte de Tzvetan Todorov, el 7 de febrero pa-

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sado, con la desaparición de un tío de familia, de plena confianza, que custodió durante largo tiempo la memoria del tesoro de esta. Siendo uno de los últimos grandes cultores del humanismo (es este el tesoro) y de sus valores, puestos en práctica en un trabajo intelectual difícil de catalogar desde el punto de vista disciplinario, Todorov fue un historiador de las ideas, un teórico de la literatura, un

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filósofo y ­— como le encantaba decir de está motivada, de manera más o menos sí mismo— sobre todo un “antropólogo” consciente, por la intuición de que esta en sentido amplio, es decir, un observador perspectiva ilumina la alteridad radical del ser humano, tarea que no desarrollaba que habita en el ser humano desde su con observaciones experimentales, sino nacimiento, constituida por el lenguaje. más bien mediante el análisis y la in- Ninguno de nosotros ha elegido su proterpretación de productos culturales de pia lengua materna, y no se puede decir, carácter múltiple: novelas, documentos en sentido propio, que el lenguaje nos históricos, escritos filosóficos, y más pertenezca en la misma medida en que recientemente también obras de arte nosotros pertenecemos al mismo, en que figurativo. Precisamente por ese eclecti- “somos hablados”. cismo —como dice Giulia Cosio, autora El problema es que en la perspectiva de «La firma humana» estructuralista el lenguaje (Jouvence, 2016), una de habla sin decir nada: el esSU VISIÓN OSCILA las escasas monografías tructuralismo es incapaz CONSCIENTEMENTE dedicadas al pensador— de percibir la i neludiENTRE DOS POLOS: es Todorov un autor muy ble exigencia de sentido y EL TOTALITARISMO estudiado (en sus obras) y de verdad que reside en COMO poco conocido (en cuanto la palabra humana. De FENÓMENO ANTIa su persona). hecho, no se respeta realMODERNO Y ARCHI-MODERNO. Nacido en 1939, en una mente una obra literaria EL PRIMER FACTOR culta familia búlgara peral considerarla exclusivaPROVIENE DE SU seguida por el régimen mente en sus dimensiones CARÁCTER UTOPISTA. comu nista, Todorov se lingüísticas formales, destraslada a París en 1963, atendiendo su veracidad entrando en los círculos estructuralistas, y su afirmación del sentido. Detrás de y permanecerá el resto de su vida en la la palabra hay siempre un tema, con su capital francesa. Constituye una tran- ineludible intuición de un misterioso sición decisiva su gradual alejamiento destino propio, que se expresa en la predel estructuralismo, que encuentra en el gunta “¿cómo debo vivir?”, considerada volumen dedicado a Michail Bachtin y a por Todorov la cuestión humana por su “principio dialógico” (1981) un punto excelencia. Como argumenta el hermoso de inflexión fundamental. Todos los te- folleto de 2007 «La literatura en peligro», mas fundamentales de su pensamiento esta posee por consiguiente no solo una maduro se encuentran ya en una de las dimensión cognoscitiva, sino también obras más conocidas de Todorov, «La y sobre todo una dimensión moral en conquista de América», cuyo subtítulo cuanto tiene relación con la conducta es bastante revelador: “El problema del de la vida. Y esas dos dimensiones se otro” (1982). Se puede decir que la adhe- encuentran estrechamente interrelasión inicial misma al estructuralismo cionadas en cuanto la única verdadera

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exigencia moral presente en una obra tor depende en cambio de su carácter literaria consiste en decir la verdad sobre cientificista, es decir, de la ideología que lo real creando un universo ficticio, pero considera la ciencia como un saber absoverosímil, que nos permita comprender luto y tendencialmente terminado, capaz quiénes somos y qué estamos llamados de identificar las leyes de los procesos a hacer en el mundo, comprensión que naturales e históricos, y por consiguiensolo puede nacer mediante una práctica te de someterlas a los fines humanos. virtuosa del arte de la interpretación. Según el pensador búlgaro, solo así es Como muchos intelectuales prove- posible explicar el paradojal connunientes de la Cortina de bio entre voluntarismo Hierro, Todorov ten ía, político y determinismo EL SEGUNDO FACTOR con respecto a sus colegas doctrinal que caracteriza DEPENDE EN CAMBIO “occidentales”, una visión los regímenes totalitarios. DE SU CARÁCTER más realista no solo de los El resultado del utopismo CIENTIFICISTA, países socialistas, sino cientificista totalitario es ES DECIR, DE LA IDEOLOGÍA QUE también de las sociedades sin embargo un fracaso y CONSIDERA LA liberales democráticas con arrastra consigo también CIENCIA COMO UN econom ía de mercado. los grandes ideales sociaSABER ABSOLUTO Y También él aprovechó el listas. Así explica Todorov TENDENCIALMENTE “espejo convexo del toel nihilismo imperante TERMINADO, CAPAZ talitarismo”, de memoria en los países socialistas DE IDENTIFICAR haveliana, para el análisis después del final del seLAS LEYES DE de las sociedades contemgundo conflicto mundial LOS PROCESOS NATURALES E poráneas. A diferencia y persistente también con HISTÓRICOS, Y POR de los intelectuales composterioridad a la caída CONSIGUIENTE DE prometidos en el frente del Muro de Berlí n: el SOMETERLAS A LOS del disentimiento, como homo sovieticus ya no es FINES HUMANOS. Solzhenitsyn, Patocka y capaz de grandes ideales. ̆ el mismo Havel, Todorov no contribuye de manera original a la Un demócrata crítico comprensión del fenómeno totalitario. Su visión oscila conscientemente entre Desde el punto de vista político, Tododos polos: el totalitarismo como fenó- rov sostiene sinceramente la democracia meno anti-moderno y archi-moderno. El y el libre mercado, sin renunciar en todo primer factor proviene de su carácter caso al sentido crítico. La historia conutopista, que convierte al totalitarismo temporánea es comprensible únicamente en heredero de los milenarismos me- a la luz de la lucha mortal entre demodievales y del primer modernismo, aun cracia y totalitarismo; todas las demás cuando desprovisto de la trascendencia parejas conceptuales (especialmente la de la persona divina. El segundo fac- pareja derecha/izquierda) deben estar

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subordinadas a esta. Con la muerte del ¿Cuál es entonces el camino indicado ideal socialista y la ausencia de un ene- por Todorov para conducir a la democramigo, la democracia se encuentra ante cia fuera de esta crisis? Obviamente, el una nueva constelación histórica que pensador búlgaro no tiene recetas polítila sitúa en una crisis. Lo que Todorov cas, pero indica una dimensión cultural: llama “pulsión totalitaria” atrae también la del diálogo. No se trata de una solua la democracia en el momento en que ción simple y de bajo costo, sino todo comienza a pensar que el mal es algo lo contrario. De hecho, en el diálogo el extirpable del mundo meyo experimenta su propia diante la acción política y ineludible dependencia CON LA MUERTE DEL militar. La construcción y del otro en cuanto esta IDEAL SOCIALISTA Y LA AUSENCIA la demonización del nuerelación es constitutiva de DE UN ENEMIGO, vo enemigo fundamentasu identidad misma. En LA DEMOCRACIA lista islámico desemboca otras palabras, la identiSE ENCUENTRA en acciones moralmente dad no es algo anterior al ANTE UNA NUEVA erróneas, que producen diálogo, sino más bien se CONSTELACIÓN víctimas inocentes y desconstituye en el mismo, HISTÓRICA QUE LA estabilizan ulteriormente en cuanto el otro me refleSITÚA EN UNA CRISIS. el contexto internacional. ja a mí mismo y así me da LO QUE TODOROV LLAMA “PULSIÓN El carácter ideológico de la posibilidad de verme TOTALITARIA” ATRAE semejante fenómeno es desde un punto de vista TAMBIÉN A LA evidente en la construcexterno. Entre el yo y el DEMOCRACIA EN EL ción de una nueva “lengua otro, se produce una diaMOMENTO EN QUE de madera” políticamente léctica carente de síntesis COMIENZA A PENSAR correcta según la cual, por constitutiva de los dos en QUE EL MAL ES ALGO ejemplo, las acciones bélijuego, que de ese modo EXTIRPABLE DEL cas se ocultan tras nuevos salen de su relación signiMUNDO MEDIANTE LA ACCIÓN POLÍTICA eufemismos (policía inficativamente cambiados. Y MILITAR. ternacional, peace keeping, Todorov no entiende la peace enforcing, etc.). Si el relación entre el yo y el totalitarismo ha sido el “imperio del otro como algo enteramente ficticio, mal”, esto no implica que la democracia como si fuese un juego de espejos; quiere siempre encarne el “imperio del bien”… en cambio destacar que la dinámica del La tentación inherente en la pulsión encuentro no es dominable y es peligrosa totalitaria es peligrosa en cuanto la en cuanto involucra la identidad misma mayoría de las veces los seres humanos de los sujetos en juego. Y esto es válido no hacen daño conscientemente, sino no solo para quienes tienden a “democonvencidos de estar haciendo el bien. nizar” al otro en la perspectiva de una El camino del infierno está pavimentado supuesta superioridad de su civilización, con buenas intenciones. sino también para quienes en cambio

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entregan del otro una versión “angelizada”. la existencia solo si hubiese puesto en El mensaje que nos deja Todorov tela de juicio la tesis de la solución de consiste en prestar atención a las di- continuidad entre humanismo religioso námicas que caracterizan el encuentro y humanismo laico clásico y moderno, con el otro en cuanto estas nos consti- el primero construido sobre la primacía tuyen en nuestra identidad. Con todo, de una divinidad en la cual los homél no está en condiciones de identificar bres descargarían su ilusorio ideal de los elementos normativos que deberían perfección (supuestamente intolerante i n s pi ra r u n aut é nt ic o con otras visiones); el sediálogo. Una posible caugundo, constituido por la ¿CUÁL ES ENTONCES sa de esto puede tal vez aceptación consciente de EL CAMINO identificarse en el énfasis los límites de la existencia INDICADO POR excesivo puesto en la rehumana (supuestamente TODOROV PARA lación yo/tú —un legado tolerante y capaz de enCONDUCIR A LA DEMOCRACIA FUERA del pensamiento bubecontrar al otro). Todorov DE ESTA CRISIS? riano, probablemente a nunca se enfrentó seriaOBVIAMENTE, través de la mediación mente con la tradición del EL PENSADOR de Bachtin— a expensas humanismo religioso, un BÚLGARO NO TIENE de otras formas de altelímite que nuestro autor RECETAS POLÍTICAS, ridad igualmente conscomparte con gran parte PERO INDICA titutivas desde el punto de la cultura contempoUNA DIMENSIÓN de vista de la condición ránea. Punto de partida, CULTURAL: LA DEL DIÁLOGO. NO humana. Con todo, Todoentre tanto, desde el cual SE TRATA DE UNA rov habría podido evitar cabe reiniciar nuevamenSOLUCIÓN SIMPLE semejante reducción de te el camino, en una época Y DE BAJO COSTO, su perspectiva de invesen la cual muchos dudan SINO TODO LO tigación puramente a la que esté bien que el homCONTRARIO. dimensión horizontal de bre resida en la Tierra.

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LA PRIMERA PALABRA DE LA MISERICORDIA por Martin Steffens

«Cuando Dios, mediante el arcoíris, jura responder al mal con algo que nunca más será tabla rasa, es como si comenzase a permitir que en Él crezca el árbol de la vida que será la Cruz. Cada vez que en lo sucesivo el hombre peque (y Dios sabe que pecará después del Diluvio), Dios, conteniendo las lágrimas diluvianas, exaltará dolorosamente su amor en conformidad con las dimensiones exigidas por el pecado de los hombres.»

Interior del baptisterio. Mosaicos de la cúpula Historia del Génesis, El Diluvio Universal y el retorno de la paloma.

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¿Cuál es la primera palabra de la mi-

manifestaría precisamente aquí, en esta última palabra que le roba al Maligno, en la recuperación, audaz e imprevisible, del pecado en el plano del amor divino.

sericordia? ¿Es el amor que Dios tiene por sus criaturas y que a decir verdad Él tiene en primer lugar por Sí mismo, en la íntima pulsación de su ser trinitario? ¿O esta palabra es arrancada de Dios por la La aporía desfiguración de ese amor, debido y a raíz Para desenredar las cosas y resolver del mal y el pecado de los hombres? En otras palabras: ¿se sitúa la Misericordia por entre estas dos hipótesis, podríamos retoencima o por debajo del pecado? ¿Tiene, mar una distinción clásica entre el orden en relación con el mismo, la primera o la lógico y el orden cronológico: en el orden lógico, la Misericordia, última palabra? como atributo esencial de La primera palabra, en ES PORQUE DIOS ES Dios, es anterior al pecado; cuanto estaría inscrita en AMOR, EN SU SER Y pero en el orden cronológiel ser mismo de Dios: Dios, ANTES DE LA CREACIÓN co, el hombre no descubre por su naturaleza, no poDEL MUNDO, QUE SU esta anterioridad sino a tradía no ser misericordioMISERICORDIA SE LIGA vés de la falta y mediante la so. La última palabra, por CON LA HISTORIA DE confesión de esta. el contrario, en cuanto el NUESTRO PECADO HASTA OBTENER, Razonar así sería, sin amor de Dios triunfaría MEDIANTE LA CRUZ, LA embargo, olvidar que Dios finalmente sobre el mal: la ÚLTIMA PALABRA. (...) no es un principio de amor crucifixión de Jesús por y perdón, lógicamente anla multitud se manifestaría entonces como el acto bárbaro que terior a sus manifestaciones específicas. Dios ha utilizado en último término, sin La Misericordia revela, por el contrario, el que aquellos que lo cometen “sepan lo rostro de un Dios personal: no es un atributo que hacen”1, para declarar al hombre su que pueda desprenderse de un análisis de amor. En conformidad con esta segunda la noción de Dios (como puede hacerse hipótesis, la Misericordia respondería al con los atributos de perfección, infinitud, pecado y dependería del mismo: tendría la eternidad…); por consiguiente, no es una medida del mal, que en definitiva adopta. consecuencia lógica del pecado, como si, En esta dinámica, cuyo final es la Cruz (el admitiéndose que Dios es amor, Dios no mal mayor, envuelto, adoptado, abordado pudiese revelarse como misericordioso. frontalmente por el amor mayor), Satanás Pensar en la Misericordia como atributo sería objeto de algo así como un ardid divino constituye un problema doble: por divino: creyendo desencadenarse sobre una parte, en el plano teórico, se enfoca a el cuerpo ofrecido de Cristo, en realidad Dios, como decíamos, como un principio encadenaba a la totalidad de la humanidad o un concepto, precisamente donde Él se al amor del ajusticiado. La Misericordia se revela como una persona; por otra, en el 1 Lc, 23 34.

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plano práctico, esta reducción de Dios a La sorpresa misma que experimentamos una idea da más libre curso al pecado: si el al volver a encontrar a Cristo en otros perdón de los pecados está incluido lógica- horizontes, como tantas “intuiciones premente en la noción de Dios, ¿no es entonces cristianas”, parece confirmar el carácter de la Misericordia “automática”, independien- evento de la Cruz4. temente de qué pecados yo cometa? Por otra parte, en todo caso, sería peliContra esta inclinación a pensar en groso creer que la Misericordia de Dios no la Misericordia como atributo lógico de es en modo alguno consubstancial con Él. Dios, debemos recordar que la Cruz es Sería de hecho plantear que Dios, consideun evento, ciertamente definitivo, pero rado en Sí mismo, ya no es todo lo que Él contingente. “De una vez es. Una de las originalidades (...) PORQUE EL AMOR por todas”, nos dice San del cristianismo es precisaES CIERTAMENTE UN Pablo2. Si es “por todas”, mente reconocer un Dios ATRIBUTO DE DIOS, PERO ciertamente se puede pentrinitario, es decir, un Dios QUE LE PERTENECE sar que este acto, respecto que no necesitaba la CreaEN EL MODO DEL del cual Dios no volverá ción para ser lo que Él es. En DON, ES DECIR, EN EL atrás, expresa una parte de el cristianismo, la Creación MODO PARADOJAL su propia naturaleza; pero es “por añadidura” posición DEL DESPOSEIMIENTO. como es “una vez”, hay que gratuita, extra-trinitaria, de EL AMOR ES LA ÚNICA CUALIDAD QUE SE dejar pleno espacio a la un nuevo Otro (“nuevo”, POSEE PARA SER particularidad del evento, por cuanto el Hijo ya era el CONTINUAMENTE a su contingencia y por Otro del Padre, y recíprocaDESPOSEÍDO DE consiguiente a la libre dismente). Ahora bien, negar a LA MISMA. posición de sí que revela en Dios ser siempre-ya un Dios Dios. Dios, que lo hizo, hade amor y de Misericordia, bría podido no salvarnos. De lo que Él hizo, eso viene a ser de facto plantear que Dios es posible deducir que Él podía hacerlo, no necesitaba a los hombres para ser lo que que Él lo debía necesaria o lógicamente. La Él es. Es olvidar que Dios, uno y trino, se Cruz, a la cual el hijo consintió libremente, ama y se conoce perfectamente, antes de la no es ni algo debido en el plano práctico ni Creación del mundo. Esta nada agrega ni una consecuencia de la naturaleza divina quita a lo que Él es. El llamado hadiz del en el plano teórico. Además, aun cuando “tesoro oculto” hace hablar a Dios de este se encuentra un presentimiento de Cristo modo: “Yo era un tesoro oculto y quise conoen Platón3, nadie previó la Cruz, nadie cerme, también creaba yo el mundo”. Hegel, supo hasta dónde Dios sería Dios: que por su parte, visualiza en el mundo creado lo sería hasta la muerte y la humillación. la objetivación que Dios necesitaba para 2 Por ejemplo, Rm 6 10. 3 La República II, 360e 4 ¿Qué es un evento? “Todo evento es […] de pronto eruptivo, brutal, inesperado, ni calculable ni computable, y no corresponde al ámbito de la causalidad sino de manera sutil y tenue. […] Sólo es concebible retrospectivamente y bajo el aspecto de sus consecuencias”. Manuel Dieudonné, Le Temps presse, Lecture philosophique de saint Paul, Hermann, De Visu, 2016, p. 42.

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revelarse a sí mismo y completar su ser en lógicamente contradictorio, corre riesgo la epopeya histórica del Espíritu. Eso no es de ser una locura ante la sabiduría de cristiano, sino gnóstico. Para un cristiano, los hombres. Digámoslo primero para las múltiples formas de vida, humana, luego hacerlo explícito: esta locura es la animal y vegetal, su generosa abundancia del amor. Es porque Dios es amor, en su y su inútil esplendor, dan cuenta de algo ser y antes de la Creación del mundo, que de la gratuidad de la Creación del mundo. su Misericordia se liga con la historia de He aquí entonces el impase: si la Mise- nuestro pecado hasta obtener, mediante ricordia está en Dios, negamos que esté la Cruz, la última palabra. Porque el ligada a la historia de la amor es ciertamente un Salvación o —lo que viene a at ributo de Dios, pero EL AMOR ES LA ser lo mismo— negamos de que le pertenece en el ÚNICA CUALIDAD tal modo que la Salvación modo del don, es decir, QUE SE POSEE sea una historia; pero si la en el modo paradojal del PARA SER vinculamos con esta histodesposeimiento. El amor CONTINUAMENTE ria, aun para constituir así es la única cualidad que DESPOSEÍDO DE LA uno de los capítulos más se posee para ser contiMISMA. EL AMOR sorprendentes, negamos nuamente desposeído de ES UN ATRIBUTO que Dios es Dios antes de la la misma. El amor es un RELACIONAL, NO UN ATRIBUTO QUE Creación del mundo. atributo relacional, no un DIOS POSEE, SINO O para formular de otro atributo que Dios posee, QUE, POR ASÍ DECIR, modo nuestra aporía: si sino que, por así decir, POSEE A DIOS, se concibe la Misericordia posee a Dios, envolviéndoENVOLVIÉNDOLO como un atributo divino, se lo sin limitarlo: el Espíritu SIN LIMITARLO. niega el Dios personal; pero envuelve al Padre y al Hijo si se la concibe únicamente en la medida en que Él es a partir del pecado del mundo y como de- aquello mediante lo cual el Uno y el Otro pendiente de este, se comete en el fondo el se envuelven con el amor que se tienen. mismo error, ya que de este modo se olvida El amor no es un atributo que Dios posea, que nada de lo que Dios nos ha dado no se lo sino mediante el cual Dios se posee: Dios ha dado Él a Sí mismo, eternamente, en y por no es en rigor Uno sino por ser Unión, el amor que se tienen las Personas divinas. libre desposeimiento del Padre en el Hijo, La Misericordia: ¿atributo divino o res- del Hijo recibiéndose del Padre, del Espuesta inesperada de Dios al pecado de los píritu que es su vínculo y así nada puede hombres? ¿Cómo resolver? reivindicar para sí (salvo romperlo). Atributo relacional, como la herida de amar es para el amante lo que lo fundaMantener la contradicción menta descentrándolo de sí mismo, no solo Mantengamos la contradicción hasta el amor únicamente se posee en el modo el final, ya que tal vez lo que aquí de- del desposeimiento, sino que en sí mismo bemos pensar corre riesgo de parecer está siempre ya desposeído de lo que es: su

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medida no la tiene en sí mismo. No está ni en la intención a la cual aspira ni en la intensidad desplegada con respecto a lo que aspira. Su propia medida la tiene el amor del ser amado, ese otro o ese prójimo con el cual se liga. Así, la intensidad del amor podrá llegar a alcanzar una total retención hasta casi extinguirse si ocurriese que el ser amado viviese el amor como algo sofocante. El amor asimismo desconfía de sus buenas intenciones, con las cuales podría llenar el infierno del prójimo. Así, el amor se manifiesta inicialmente libre de sí mismo, para estar disponible para el ser amado. Se arma de paciencia, se aparta, no obliga. Amoldándose al objeto cuya dignidad promueve de este modo, exaltándose si es preciso, reduciéndose si lo que ama lo exige, no contando jamás, por así decir, únicamente consigo mismo, no pasará. Solo pasa aquello que obtiene su subsistencia únicamente de sí mismo, hasta quedar así agotado. El amor, muy por el contrario, solo mantiene su unidad mediante aquello que siempre está dispuesto a postergar de sí mismo, soportando la diferencia y la distancia mediante las cuales se acerca al objeto de su elección, abriéndose más para darle espacio, ofreciéndose sin garantía de recuperación. Además, el amor renace en cada ser amado o por amar. Es el atributo divino por excelencia, ya que, así concebido, el amor descubre que amar y ser eterno son una sola y la misma cosa.

El amor en sus diferencias Si, por no tener su centro en sí mismo, el amor mismo no es tal sino con la condición de diferir de sí, es preciso de aquí inferir dos cosas: la primera tiene relación

con el amor mediante el cual Dios se ama a Sí mismo; la segunda, con el amor mediante el cual Dios ama a sus criaturas. En cuanto al amor en Dios, por cuanto su esencia consiste en satisfacer en primer lugar al objeto de su elección, entonces el amor con el cual el Padre ama al Hijo es a la vez el mismo y otro además de aquel con el cual el Hijo lo ama. Es el mismo Espíritu, en conformidad con dos movimientos distintos, según sea el sujeto del amor el Padre o el Hijo. Existe el amor que se da, el que se recibe, y por último el que se da sabiéndose recibido. La circumincesión trinitaria es un círculo virtuoso que no deja indemne al amor dado en primer lugar (el don del Padre al Hijo); pero por el hecho de ser dado y recibido, lo hace ser cada vez más fuerte y más loco. Si de alguna manera existe la necesidad de crear gratuitamente el mundo, tal vez reside ahí: en esa insostenible plenitud de amor con la cual late el corazón de Dios. Ahora, en cuanto al amor de Dios al hombre (que nos interesa más específicamente en relación con el tema de la Misericordia), este también es distinto al que experimentan las Personas divinas entre ellas, y eso en los planos cualitativo y cuantitativo (siendo el segundo de estos planos decisivo para resolver nuestra aporía). Cualitativamente, amar a sus criaturas no es para Dios lo mismo que amarse a Sí mismo. El amor, como se ha dicho, se inventa arriesgándose con su elegido: lo que se experimenta por un amigo es distinto de lo que se siente por la propia esposa o por cualquier otro amigo. Se ha dicho: esa generosa diferenciación del amor es para-

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dojalmente lo que le confiere su unidad. extraviada. Querer a mi hijo es rebasar en En ese sentido, para retomar la famosa fór- el amor: es ser con él tanto más fiel cuanto mula aplicada al Ser por Proclo, el amor es pone a prueba mi paciencia. “compartido sin dividirse” o, mejor dicho, Eso ya lo comprendía el episodio bíblise comparte para ser unificador. co del Diluvio: cuando Dios, mediante el Pero el amor de Dios a sus criaturas arcoíris, jura responder al mal con algo también difiere cuantitativamente en com- que nunca más será tabla rasa, es como paración con el que experimenta por Sí si comenzase a permitir que en Él crezca mismo, ya que hay una carencia. Amar el árbol de la vida que será la Cruz. Cada una Creación herida no requiere, de parte vez que en lo sucesivo el hombre peque de Dios, la misma inten(y Dios sabe que pecará sidad amorosa, la misma después del Diluvio), Dios, EL AMOR NO ES UN fidelidad paterna, la misconteniendo las lágrimas ATRIBUTO QUE DIOS ma “apertura-herida” del diluvianas, exaltará doPOSEA, SINO MEDIANTE corazón que al amarse a Sí lorosamente su amor en EL CUAL DIOS SE POSEE: DIOS NO ES mismo en su circuminceconformidad con las diEN RIGOR UNO SINO sión. Se requiere más amor mensiones exigidas por POR SER UNIÓN, LIBRE en Dios para salvar a un el pecado de los hombres. DESPOSEIMIENTO DEL mundo desfigurado por Llega de pronto la Cruz, PADRE EN EL HIJO, DEL nuestra violencia que para al mismo tiempo revelaHIJO RECIBIÉNDOSE DEL gozar de su propio ser, que ción de todo el mal que PADRE, DEL ESPÍRITU es infinitamente amable. el hombre puede hacer al QUE ES SU VÍNCULO Si bien el amor se inventa hombre y a Dios, y la más Y ASÍ NADA PUEDE en el curso de la relación fuerte y loca declaración REIVINDICAR PARA SÍ (SALVO ROMPERLO). en la cual se arriesga, es al de amor. mismo tiempo el siempreLa Cruz es ese amor ya-ahí de la vida divina, el atributo de tanto más herido y abierto, por cuanto Dios, y esa respuesta inesperada de la un día se prometió ante un arcoíris que salvación de los hombres por existir su seguiría operando a pesar del mal, y pecado y a raíz del mismo. Dios ama a tanto más fuerte en la medida en que la Creación herida con un amor no solo el mazo del mal fuese más hiriente. La distinto al que experimenta por Sí mismo, Cruz es Dios acuartelado por haberse un sino tanto más loco en la medida que el día prometido a sí mismo, en conformihombre haya pecado. dad con el amor que Él es, no volver a Ahí reside el amor propiamente paterno: cerrar sus brazos. Es el evento de Dios, para un padre, querer a su hijo no es amar- su advenimiento como Dios de amor, al lo cada vez menos en proporción con sus mismo tiempo revelación y acto: acto de faltas, sino cada vez más. Es saberse más amar, que es revelación de lo que Dios requerido por su hijo por el hecho de estar es desde siempre. O para decirlo en perdido o, para hablar como Jesús, por la sentido contrario, revelación que pide oveja en la medida en que se encuentre al amor-Dios un acto por añadidura,

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al menos tan inesperado como lo era aquello que le confiere paradojalmente la Creación. Inesperado, desde siempre su identidad) consiste en desprenderse inesperado, como el amor en el cual vive perfectamente de sí mismo para acoger Dios. Y trinitariamente, en la adoración al ser amado, entonces el siempre-ya-ahí siempre renovada que experimentan las incluye aquello que lo excede: lo inaudito de la salvación. En este sentido, el amor Personas divinas. p.,Cuando el Cura de Ars pide ver su es lo único que es al mismo tiempo previsible (y de hecho es posible alma y Dios acepta mosesperar razonablemente trársela, es presa del horror. AHÍ RESIDE EL AMOR en Dios, poner la propia Precisamente por ella Dios PROPIAMENTE confianza en su fidelidad) quiso morir, y murió en PATERNO: PARA UN e imprevisible: ¿hasta qué proporción con su fealdad. PADRE, QUERER A SU punto nos amó Dios por Lo único que podemos haHIJO NO ES AMARLO la Cruz? ¿A qué límites Lo cer, al sorprendernos ante CADA VEZ MENOS EN condujo nuestro pecado? PROPORCIÓN CON SUS la fealdad de nuestro proFALTAS, SINO CADA VEZ ¿Hasta qué punto debió pio pecado, no es en modo MÁS. ES SABERSE MÁS Él descender tan abajo? alguno detenernos allí, sino REQUERIDO POR SU Eso lo descubriremos más mirar el esplendor de Aquel HIJO POR EL HECHO tarde, en la Visión cara a que no teme adoptarlo. DE ESTAR PERDIDO O, cara, para la cual toda esta PARA HABLAR COMO vida es la preparación. JESÚS, POR LA OVEJA Conclusión La Misericordia es la EN LA MEDIDA EN mejilla extendida. Son tamQUE SE ENCUENTRE Tenemos los dos extreEXTRAVIADA. QUERER bién los mil pasos que es mos: la Misericordia ya A MI HIJO ES REBASAR preciso dar con aquel que está presente, siempre ya, EN EL AMOR: ES SER no pedía tanto. Son esos en la intimidad de Dios, CON ÉL TANTO MÁS FIEL brazos cada vez más abiery también está presente CUANTO PONE tos, hasta ser clavados en la en la idea correcta que A PRUEBA madera de la Cruz para no nos hacemos de Él; pero MI PACIENCIA. ofrecer más que un costacomo la lógica de esta Mido donde vengan a parar sericordia corresponde a una economía del amor, y como el amor nuestras faltas, para que de este costado es un atributo cuya propiedad (es decir, ofrecido brote la fuente de vida.

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La Palabra del Papa

ECONOMÍA DE COMUNIÓN El pasado 4 de febrero, durante el último encuentro sobre Economía de Comunión organizado por el Movimiento de los Focolares, el Papa Francisco se dirigió a un auditorio de más de 1.200 participantes, exhortándolos a trabajar por una economía justa y más acorde con el Reino de Dios. A continuación, un fragmento de su discurso.

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conomía y comunión. Dos palabras que la cultura actual tiene bien separadas y a menudo consideradas opuestas. Dos palabras que vosotros sin embargo habéis unido, recogiendo la invitación que hace veinticinco años os dirigió Chiara Lubich, en Brasil, cuando frente al escándalo de la desigualdad en la ciudad de San Pablo, pidió a los empresarios convertirse en agentes de comunión (…). Pensando en vuestro compromiso, quisiera deciros hoy tres cosas. La primera se refiere al dinero. Es muy importante que en el centro de la economía de comunión esté la comunión de vuestras ganancias. La economía de comunión es también comunión de los provechos, expresión de la comunión de la vida. Muchas veces he hablado del dinero como ídolo. La HUMANITAS Nº 84 pp. 158 - 171

Es necesario ir hacia el cambio de las reglas del juego del sistema económicosocial. Imitar al buen samaritano del Evangelio no es suficiente. Cierto, cuando el empresario o una persona cualquiera se tropieza con una víctima, está llamado a cuidarla. Pero es necesario actuar sobre todo antes de que el hombre se encuentre con los ladrones, combatiendo las estructuras de pecado que producen ladrones y víctimas.

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El capitalismo conoce la filantropía, no la comunión. Es sencillo donar una parte de los beneficios, sin abrazar y tocar a las personas que reciben esas “migajas”. Sin embargo, también sólo cinco panes y dos peces pueden quitar el hambre a las multitudes si son el compartir de toda nuestra vida. En la lógica del Evangelio, si no se dona todo no se dona nunca suficiente. Biblia nos lo dice de distintas maneras. No es casualidad que la primera acción pública de Jesús, en el Evangelio de Juan, sea la expulsión de los mercaderes del templo (cf 2, 13-21). No se puede comprender el nuevo Reino traído por Jesús si no nos liberamos de los ídolos, de los cuales uno de los más poderosos es el dinero. ¿Cómo poder ser de los mercaderes que Jesús no expulsa? La mejor forma y más concreta para no hacer del dinero un ídolo es compartirlo, compartirlo con otros, sobre todo con los pobres, o para hacer estudiar y trabajar a los jóvenes, venciendo a la tentación idolátrica con la comunión. Cuando compartís y donáis vuestros beneficios, estáis haciendo un acto de alta espiritualidad, diciendo con los hechos al dinero: ¡tú no eres Dios, tú no eres señor, tú no eres patrón! Y no olvidar tampoco esa alta filosofía y esa alta teología que hacía decir a nuestras abuelas: “El diablo entra por el bolsillo”. ¡No olvidéis esto!

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La segunda cosa que quiero deciros es sobre la pobreza, un tema central en vuestro movimiento (…). El capitalismo continúa produciendo descartados que después quisiera cuidar. El principal problema ético de este capitalismo es la creación de descartados para después tratar de esconderlos o cuidarlos para hacerles ver más. Una grave forma de pobreza de una civilización es no conseguir ver más a sus pobres, que antes son descartados y después escondidos. Los aviones contaminan la atmósfera, pero con una pequeña parte del dinero del billete plantarán árboles, para compensar parte del daño creado. Las empresas del juego financian campañas para cuidar a los jugadores patológicos que ellas crean. Y el día en el que las empresas de armas financien hospitales para curar a los niños mutilados por sus bombas, el sistema habrá llegado a su culmen. ¡Esta es la hipocresía! La economía de comunión, si quiere ser fiel a su carisma, no debe solamente cuidar a las víctimas, sino construir un sistema donde las víctimas sean cada vez menos (…). Por lo tanto es necesario ir hacia el cambio de las reglas del juego del sistema económico-social. Imitar al buen samaritano del Evangelio no es suficiente. Cierto, cuando el empresario o una persona cualquiera se tropieza con una víctima, está llamado a cuidarla. Pero es necesario actuar sobre todo antes de que el hombre se encuentre con los ladrones, combatiendo las estructuras de pecado que producen ladrones y víctimas. Un empresario que es solo buen samaritano hace la mitad de su deber: cura a las víctimas de hoy, pero no reduce las de mañana. Fnalmente, la tercera cosa se refiere al futuro (…). La economía de comunión tendrá


futuro si la regaláis a todos y no permanece solo dentro de vuestra “casa”. ¡Regaladla a todos, y primero a los pobres y a los jóvenes, que son los que más la necesitan y saben hacer fructificar el don recibido! Para tener vida en abundancia es necesario aprender a regalar: no solo los beneficios de las empresas, sino vosotros mismos. El primer regalo del empresario es la propia persona: vuestro dinero, aunque también importante, es demasiado poco. El dinero no salva si no está acompañado del don de la persona. La economía de hoy, los pobres, los jóvenes necesitan antes que nada vuestra alma, vuestra fraternidad respetuosa y

humilde, de vuestras ganas de vivir y solo después vuestro dinero. El capitalismo conoce la filantropía, no la comunión. Es sencillo donar una parte de los beneficios, sin abrazar y tocar a las personas que reciben esas “migajas”. Sin embargo, también solo cinco panes y dos peces pueden quitar el hambre a las multitudes si son el compartir de toda nuestra vida. En la lógica del Evangelio, si no se dona todo no se dona nunca suficiente. Os deseo continuar siendo semilla, sal y levadura de otra economía: la economía del Reino, donde los ricos saben compartir sus riquezas, y los pobres son llamados beatos. Castel Gandolfo (17-IV-2017)

Ideología de género

EL MAGISTERIO PONTIFICIO Y LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO Durante la última década, los Pontífices han insistido en la necesidad de reconocer la riqueza de la diferencia sexual como sabio designio de Dios Creador, y de custodiarla frente a ideologías que promueven una “deconstrucción” de las nociones de varón y mujer, como hace la llamada ideología de género —denunciada con esa expresión tanto por el Benedicto XVI como por Francisco; y tratada también, aunque en otros términos, por San Juan Pablo II. A continuación, una selección de los pronunciamientos papales más importantes sobre el hombre como imagen de Dios, sobre la radical unidad de cuerpo y alma, y sobre la complementariedad del varón y la mujer, como sustentos imprescindibles de una antropología que reconoce la inalienable dignidad del ser humano.

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PAPA FRANCISCO “La complementariedad del hombre y la mujer, vértice de la creación divina, está siendo cuestionada por la llamada ideología de género, en nombre de una sociedad más libre y más justa. Las diferencias entre hombre y mujer no son para la contraposición o subordinación, sino para la comunión y la generación, siempre a «imagen y semejanza» de Dios”. (Discurso a los Obispos de la Conferencia Episcopal de Puerto Rico, año 2015).

Encíclica Laudato si´ (2015) “155. La ecología humana implica también algo muy hondo: la necesaria relación de la vida del ser humano con la ley moral escrita en su propia naturaleza, necesaria para poder crear un ambiente más digno. Decía Benedicto XVI que existe una «ecología del hombre»

porque «también el hombre posee una naturaleza que él debe respetar y que no puede manipular a su antojo»1. En esta línea, cabe reconocer que nuestro propio cuerpo nos sitúa en una relación directa con el ambiente y con los demás seres vivientes. La aceptación del propio cuer-

1 Discurso al Deutscher Bundestag, Berlín (22 septiembre 2011): AAS 103 (2011), 668.

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po como don de Dios es necesaria para acoger y aceptar el mundo entero como regalo del Padre y casa común, mientras una lógica de dominio sobre el propio cuerpo se transforma en una lógica a veces sutil de dominio sobre la creación. Aprender a recibir el propio cuerpo, a cuidarlo y a respetar sus significados, es esencial para una verdadera ecología humana. También la valoración del propio

cuerpo en su femineidad o masculinidad es necesaria para reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente. De este modo es posible aceptar gozosamente el don específico del otro o de la otra, obra del Dios creador, y enriquecerse recíprocamente. Por lo tanto, no es sana una actitud que pretenda «cancelar la diferencia sexual porque ya no sabe confrontarse con la misma»2.”

Exhortación Apostólica Amoris laetitia (2016)

En Europa, América, América Latina, África, en algunos países de Asia, hay verdaderas colonizaciones ideológicas. Y una de estas —lo digo claramente con «nombre y apellido»— es el gender. Hoy a los niños —¡a los niños!— en la escuela se enseña esto: que cada uno puede elegir el sexo. ¿Por qué enseñan esto? Porque los libros son los de las personas y de las instituciones que dan el dinero. Son las colonizaciones ideológicas, sostenidas también por países muy influyentes. Y esto es terrible.

Ideología de género

“56. Otro desafío surge de diversas formas de una ideología, genéricamente llamada gender, que «niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y de mujer. Esta presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia. Esta ideología lleva a proyectos educativos y directrices legislativas que promueven una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y mujer. La identidad humana viene determinada por una opción individualista, que también cambia con el tiempo»3. Es inquietante que algunas ideologías de este tipo, que pretenden responder a ciertas aspiraciones a veces comprensibles, procuren imponerse como un pensamiento único que determine incluso la educación de los niños. No hay que ignorar que «el sexo biológico (sex) y el papel sociocultural del sexo (gender), se pueden distinguir pero no separar»4.

2 Catequesis (15 abril 2015): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (17 abril 2015), p. 2. 3 XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, Relación final (24 octubre 2015), 8. 4 Ibid., 58.

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Por otra parte, «la revolución biotecnológica en el campo de la procreación humana ha introducido la posibilidad de manipular el acto generativo, convirtiéndolo en independiente de la relación sexual entre hombre y mujer. De este modo, la vida humana, así como la paternidad y la maternidad, se han convertido en realidades componibles y descomponibles, sujetas principalmente a los deseos de los individuos o de las parejas»5. Una cosa es comprender la fragilidad

humana o la complejidad de la vida, y otra cosa es aceptar ideologías que pretenden partir en dos los aspectos inseparables de la realidad. No caigamos en el pecado de pretender sustituir al Creador. Somos creaturas, no somos omnipotentes. Lo creado nos precede y debe ser recibido como don. Al mismo tiempo, somos llamados a custodiar nuestra humanidad, y eso significa ante todo aceptarla y respetarla como ha sido creada.”

Discurso de SS Francisco a los Obispos de la Conferencia Episcopal de Puerto Rico (2015) “…Permítanme llamar su atención sobre el valor y la belleza del matrimonio. La complementariedad del hombre y la mujer, vértice de la creación divina, está siendo cuestionada por la llamada ideología de género, en nombre de una sociedad más libre y más justa. Las diferencias entre hombre y mujer no son para la contraposición o subordinación, sino para la comunión y la generación, siempre

a «imagen y semejanza» de Dios. Sin la mutua entrega, ninguno de los dos puede siquiera comprenderse en profundidad (cf. Audiencia general, 15 abril 2015). El sacramento del matrimonio es signo del amor de Dios por la humanidad y de la entrega de Cristo por su Esposa, la Iglesia. Cuiden este tesoro, uno de los «más importantes de los pueblos latinoamericanos y caribeños» (Aparecida, 433).”

Discurso de SS Francisco a los Obispos de Polonia en la Catedral de Cracovia (2016) “…Pero el problema es mundial. La explotación de la creación, y la explotación de las personas. Estamos viviendo un momento de aniquilación del hombre como imagen de Dios. Quisiera concluir aquí con este aspecto, porque detrás de esto hay ideologías. En

5 Ibid., 33.

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Europa, América, América Latina, África, en algunos países de Asia, hay verdaderas colonizaciones ideológicas. Y una de estas —lo digo claramente con «nombre y apellido»— es el gender. Hoy a los niños —a los niños— en la escuela se enseña esto: que cada uno puede elegir el sexo. ¿Por qué en-


señan esto? Porque los libros son los de las personas y de las instituciones que dan el dinero. Son las colonizaciones ideológicas, sostenidas también por países muy influyentes. Y esto es terrible. Hablando con Papa Benedicto, que está bien y tiene un pensamiento claro, me decía: «Santidad, esta es la época del pecado contra Dios creador». Es inteligente. Dios ha creado al hombre y

a la mujer; Dios ha creado al mundo así, así, y nosotros estamos haciendo lo contrario. Dios nos dio un estado «inculto» para que nosotros lo transformáramos en cultura; y después, con esta cultura, hacemos cosas que nos devuelven al estado «inculto». Lo que ha dicho el Papa Benedicto tenemos que pensarlo: «Es la época del pecado contra Dios creador». Esto nos ayudará.”

“El eros, degradado a puro «sexo», se convierte en mercancía, en simple «objeto» que se puede comprar y vender; más aún, el hombre mismo se transforma en mercancía. En realidad, este no es propiamente el gran sí del hombre a su cuerpo. Por el contrario, de este modo considera el cuerpo y la sexualidad solamente como la parte material de su ser, para emplearla y explotarla de modo calculador…” (Encíclica Deus caritas est, 2005).

Ideología de género

PAPA EMÉRITO BENEDICTO XVI

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Encíclica Deus caritas est (2005) “5… Esto depende ante todo de la constitución del ser humano, que está compuesto de cuerpo y alma. El hombre es realmente él mismo cuando cuerpo y alma forman una unidad íntima; el desafío del eros puede considerarse superado cuando se logra esta unificación. Si el hombre pretendiera ser solo espíritu y quisiera rechazar la carne como si fuera una herencia meramente animal, espíritu y cuerpo perderían su dignidad. Si, por el contrario, repudia el espíritu y por tanto considera la materia, el cuerpo, como una realidad exclusiva, malogra igualmente su grandeza. El epicúreo Gassendi, bromeando, se dirigió a Descartes con el saludo: « ¡Oh Alma! ». Y Descartes replicó: « ¡Oh Carne! »6. Pero ni la carne ni el espíritu aman: es el hombre, la persona, la que ama como criatura unitaria, de la cual forman parte el cuerpo y el alma. Solo cuando ambos se funden verdaderamente en una unidad, el hombre es plenamente él mismo. Únicamente de este modo el amor —el eros— puede madurar hasta su verdadera grandeza. … Hoy se reprocha a veces al cristianismo del pasado haber sido adversario de la corporeidad y, de hecho, siempre se han dado tendencias de este tipo. Pero el modo de exaltar el cuerpo que hoy constatamos resulta engañoso. El eros, degradado a puro «sexo», se convierte en mercancía, en simple «objeto» que se puede comprar y vender; más aún, el hombre mismo se transforma en mercancía. En realidad, este no es propiamente el gran sí del hombre a su cuerpo. Por el contrario, de este modo considera el cuerpo y la sexualidad solamente como la parte material de su ser, para emplearla y explotarla de modo calculador…”

[Hay] una afirmación que se ha hecho famosa de Simone de Beauvoir: «Mujer no se nace, se hace» (“On ne naît pas femme, on le devient”). En estas palabras se expresa la base de lo que hoy se presenta bajo el lema «gender» como una nueva filosofía de la sexualidad. Según esta filosofía, el sexo ya no es un dato originario de la naturaleza, que el hombre debe aceptar y llenar personalmente de sentido, sino un papel social del que se decide autónomamente (…). La falacia profunda de esta teoría y de la revolución antropológica que subyace en ella es evidente. “11… En la narración bíblica no se habla de castigo; pero sí aparece la idea de que el hombre es de algún modo incompleto, constitutivamente en camino para encontrar en el otro la parte complementaria para su integridad, es decir, la idea de que solo en la comunión con el otro sexo puede considerarse «completo». Así, pues, el pasaje bíblico concluye con una profecía sobre Adán: «Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer

6 Cf. R. Descartes, Œuvres, ed. V. Cousin, vol. 12, París, 1824, pp. 95 y ss.

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y serán los dos una sola carne» (Gn 2, 24). En esta profecía hay dos aspectos importantes: el eros está como enraizado en la naturaleza misma del hombre; Adán se pone a buscar y «abandona a su padre y a su madre» para unirse a su mujer; solo ambos conjuntamente representan a la humanidad completa, se convierten en «una

sola carne». No menor importancia reviste el segundo aspecto: en una perspectiva fundada en la creación, el eros orienta al hombre hacia el matrimonio, un vínculo marcado por su carácter único y definitivo; así, y solo así, se realiza su destino íntimo. A la imagen del Dios monoteísta corresponde el matrimonio monógamo…”

Discurso de SS Benedicto XVI a los participantes en la plenaria del Consejo Pontificio “Cor Unum” (2013) “…La visión cristiana del hombre en efecto es un gran sí a la dignidad de la persona llamada a la comunión íntima con Dios, una comunión filial, humilde y confiada. El ser humano no es ni individuo independiente ni elemento anónimo en la colectividad, sino más bien persona singular e irrepetible, intrínsecamente ordenada a la relación

y la socialización. Por eso la Iglesia reafirma su gran sí a la dignidad y a la belleza del matrimonio como expresión de alianza fiel y fecunda entre un hombre y una mujer, y su no a filosofías como la del gender se motiva en que la reciprocidad entre lo masculino y lo femenino es expresión de la belleza de la naturaleza querida por el Creador…”

Discurso de SS Benedicto XVI a la Curia Romana con motivo de la Navidad (2012) “El gran rabino de Francia, Gilles Bernheim, en un tratado cuidadosamente documentado y profundamente conmovedor, ha mostrado que el atentado, al que hoy estamos expuestos, a la auténtica forma de la familia, compuesta por padre, madre e hijo, tiene una dimensión aún más profunda. Si hasta ahora habíamos visto como causa de la crisis de la familia un malentendido de la esencia de la libertad humana, ahora se ve claro que aquí está en juego la visión del ser mismo, de lo que significa realmente ser hombres. Cita

una afirmación que se ha hecho famosa de Simone de Beauvoir: «Mujer no se nace, se hace» (“On ne naît pas femme, on le devient”). En estas palabras se expresa la base de lo que hoy se presenta bajo el lema «gender» como una nueva filosofía de la sexualidad. Según esta filosofía, el sexo ya no es un dato originario de la naturaleza, que el hombre debe aceptar y llenar personalmente de sentido, sino un papel social del que se decide autónomamente, mientras que hasta ahora era la sociedad la que decidía. La falacia profunda de esta

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teoría y de la revolución antropológica que subyace en ella es evidente. El hombre niega tener una naturaleza preconstituida por su corporeidad, que caracteriza al ser humano. Niega la propia naturaleza y decide que esta no se le ha dado como hecho preestablecido, sino que es él mismo quien se la debe crear. Según el relato bíblico de la creación, el haber sido creada por Dios como varón y mujer pertenece a la esencia de la criatura humana. Esta dualidad es esencial para el ser humano, tal como Dios la ha dado. Precisamente esta dualidad como dato originario es lo que se impugna. Ya no es válido lo que leemos en el relato de la creación: «Hombre y mujer los creó» (Gn 1,27). No, lo que vale ahora es que no ha sido Él quien los creó varón o mujer, sino que hasta ahora ha sido la sociedad la que lo ha determinado, y ahora somos nosotros mismos quienes hemos de decidir sobre esto. Hombre y mujer como realidad de la creación, como naturaleza de la persona humana, ya no existen. El hombre niega su propia naturaleza. Ahora él es solo espíritu y voluntad. La manipulación de la naturaleza, que hoy deploramos por lo que se refiere al medio ambiente, se convierte aquí en la opción de fondo del hombre respecto

a sí mismo. En la actualidad, existe solo el hombre en abstracto, que después elige para sí mismo, autónomamente, una u otra cosa como naturaleza suya. Se niega a hombres y mujeres su exigencia creacional de ser formas de la persona humana que se integran mutuamente. Ahora bien, si no existe la dualidad de hombre y mujer como dato de la creación, entonces tampoco existe la familia como realidad preestablecida por la creación. Pero, en este caso, también la prole ha perdido el puesto que hasta ahora le correspondía y la particular dignidad que le es propia. Bernheim muestra cómo esta, de sujeto jurídico de por sí, se convierte ahora necesariamente en objeto, al cual se tiene derecho y que, como objeto de un derecho, se puede adquirir. Allí donde la libertad de hacer se convierte en libertad de hacerse por uno mismo, se llega necesariamente a negar al Creador mismo y, con ello, también el hombre como criatura de Dios, como imagen de Dios, queda finalmente degradado en la esencia de su ser. En la lucha por la familia está en juego el hombre mismo. Y se hace evidente que, cuando se niega a Dios, se disuelve también la dignidad del hombre. Quien defiende a Dios, defiende al hombre.”

Discurso de SS Benedicto XVI en su visita al Parlamento Federal de Alemania (2011) “…Sin embargo, quisiera afrontar seriamente un punto que —me parece— se ha olvidado tanto hoy como ayer: hay también una ecología del hombre. También el hombre posee una naturaleza que él debe respetar y que no puede manipular a su antojo. El hombre no es solamente una libertad que él

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se crea por sí solo. El hombre no se crea a sí mismo. Es espíritu y voluntad, pero también naturaleza, y su voluntad es justa cuando él respeta la naturaleza, la escucha, y cuando se acepta como lo que es, y admite que no se ha creado a sí mismo. Así, y solo de esta manera, se realiza la verdadera libertad humana…”


SAN JUAN PABLO II, PAPA “La femineidad, en cierto sentido, se encuentra a sí misma frente a la masculinidad, mientras que la masculinidad se confirma a través de la femineidad. Precisamente la función del sexo, que, en cierto sentido, es «constitutivo de la persona» (no solo «atributo de la persona»), demuestra lo profundamente que el hombre, con toda su soledad espiritual, con la unicidad e irrepetibilidad propia de la persona, está constituido por el cuerpo como « él» o «ella».

Ideología de género

(Audiencia General, 21, XI, 1979)

Carta Apostólica Mulieris dignitatem, n. 10 (1988) En nuestro tiempo la cuestión de los «derechos de la mujer» ha adquirido un nuevo significado en el vasto contexto de los derechos de la persona humana. Iluminando este programa, declarado constantemente y recordado de diversos modos, el mensaje bíblico y evangélico custodia la verdad sobre la «unidad» de los «dos», es

decir, sobre aquella dignidad y vocación que resultan de la diversidad específica y de la originalidad personal del hombre y de la mujer. Por tanto, también la justa oposición de la mujer frente a lo que expresan las palabras bíblicas «él te dominará» (Gn 3, 16) no puede de ninguna manera conducir a la «masculinización» de las mujeres.

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La mujer —en nombre de la liberación del «dominio» del hombre— no puede tender a apropiarse de las características masculinas, en contra de su propia «originalidad» femenina. Existe el fundado temor de que por este camino la mujer no llegará a «realizarse» y podría, en cambio,

deformar y perder lo que constituye su riqueza esencial. Se trata de una riqueza enorme. En la descripción bíblica la exclamación del primer hombre, al ver la mujer que ha sido creada, es una exclamación de admiración y de encanto, que abarca toda la historia del hombre sobre la tierra.

Carta a las Familias de Juan Pablo II (1994) “6… El hombre es creado desde «el principio» como varón y mujer: la vida de la colectividad humana —tanto de las pequeñas comunidades como de la sociedad entera— lleva la señal de esta dualidad originaria. De ella derivan la «masculinidad» y la «femineidad» de cada individuo, y de ella cada comunidad asume su propia riqueza característica en el complemento recíproco de las personas. A esto parece referirse el fragmento del libro del Génesis: «Varón y mujer los creó» (Gn 1, 27). Esta es también la primera afirmación de que el hombre y la mujer tienen la misma dignidad: ambos son igualmente personas. Esta constitución suya, de la que deriva su dignidad específica, muestra desde «el principio» las características del bien común de la humanidad en todas sus dimensiones y ámbitos de vida. El hombre y la mujer aportan su propia contribución, gracias a la cual se encuentran, en la raíz misma de la convivencia humana, el carácter de comunión y de complementariedad.” “19… La separación entre espíritu y cuerpo en el hombre ha tenido como con-

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secuencia que se consolide la tendencia a tratar el cuerpo humano no según las categorías de su específica semejanza con Dios, sino según las de su semejanza con los demás cuerpos del mundo creado, utilizados por el hombre como instrumentos de su actividad para la producción de bienes de consumo. Pero todos pueden comprender inmediatamente cómo la aplicación de tales criterios al hombre conlleva enormes peligros... En semejante perspectiva antropológica, la familia humana vive la experiencia de un nuevo maniqueísmo, en el cual el cuerpo y el espíritu son contrapuestos radicalmente entre sí: ni el cuerpo vive del espíritu, ni el espíritu vivifica el cuerpo. Así el hombre deja de vivir como persona y sujeto. No obstante las intenciones y declaraciones contrarias, se convierte exclusivamente en objeto. De este modo, por ejemplo, dicha civilización neomaniquea lleva a considerar la sexualidad humana más como terreno de manipulación y explotación, que como la realidad de aquel asombro originario que, en la mañana de la creación, movió a Adán a exclamar ante Eva: «Es hueso de mis huesos y carne de mi carne» (Gn 2, 23).


Es el asombro que reflejan las palabras del Cantar de los cantares: «Me robaste el corazón, hermana mía, novia, me robaste el corazón con una mirada tuya» (Ct 4, 9). ¡Qué lejos están ciertas concepciones modernas de comprender profundamente la masculinidad y la femineidad

presentadas por la Revelación divina! Esta nos lleva a descubrir en la sexualidad humana una riqueza de la persona, que encuentra su verdadera valoración en la familia y expresa también su vocación profunda en la virginidad y en el celibato por el reino de Dios.”

“Hombre y Mujer los creó: una teología del cuerpo”

En semejante perspectiva antropológica, la familia humana vive la experiencia de un nuevo maniqueísmo, en el cual el cuerpo y el espíritu son contrapuestos radicalmente entre sí: ni el cuerpo vive del espíritu, ni el espíritu vivifica el cuerpo. Así el hombre deja de vivir como persona y sujeto. No obstante las intenciones y declaraciones contrarias, se convierte exclusivamente en objeto. “La masculinidad y la feminidad expresan el doble aspecto de la constitución somática del hombre («esto sí que es carne de mi carne y hueso de mis huesos»), e indican, además, a través de las mismas palabras del Génesis 2, 23, la nueva conciencia del sentido del propio cuerpo:

sentido, que se puede decir consiste en un enriquecimiento recíproco” (n 5. Audiencia General, 14, XI, 1979). “La feminidad, en cierto sentido, se encuentra a sí misma frente a la masculinidad, mientras que la masculinidad se confirma a través de la feminidad. Precisamente la función del sexo, que, en cierto sentido, es «constitutivo de la persona» (no solo «atributo de la persona»), demuestra lo profundamente que el hombre, con toda su soledad espiritual, con la unicidad e irrepetibilidad propia de la persona, está constituido por el cuerpo como «él» o «ella». La presencia del elemento femenino junto al masculino y al mismo tiempo que él, tiene el significado de un enriquecimiento para el hombre en toda la perspectiva de la historia, comprendida también la historia de la salvación” (n 1. Audiencia General, 21, XI, 1979). “El cuerpo, que expresa la feminidad «para» la masculinidad, y viceversa, la masculinidad «para» la feminidad, manifiesta la reciprocidad y la comunión de las personas”. (n 4. Audiencia General, 9, I, 1980).

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PANORAMA

EL PAPA VIAJA A FÁTIMA A 100 AÑOS DE LAS APARICIONES DE LA VIRGEN 13 MAYO 2017

Francisco y Jacinta

El Papa aprueba milagro que hará santos a pastorcitos de Fátima Los pastorcitos de Fátima, Francisco y Jacinta Martos, serán declarados santos pronto, luego que el Papa Francisco aprobase en marzo último el decreto que reconoce el milagro atribuido a la intercesión de ambos hermanos, que junto a Sor Lucía fueron testigos de las apariciones de la Virgen en Portugal en 1917. El Vaticano informó que el Pontífice recibió al Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, cardenal Angelo Amato, y aprobó la promulgación del decreto que reconoce “el milagro atribuido a la intercesión del Beato Francisco Marto, nacido el 11 de junio de 1908 y muerto el 4 de abril de 1919, y de la Beata Jacinta Marto, nacida el 11 de marzo de 1910 y muerta el 20 de febrero de 1920”. El milagro que permitirá la canonización de ambos pastorcitos es la curación de un niño brasileño. Los hermanos Francisco y Jacinta fueron beatificados en el año 2000 por el Papa San Juan Pablo II. Junto con su prima Lucía, fueron testigos de las apariciones de la Virgen María en Cova de Iría, en Fátima, entre mayo y octubre de 1917. Francisco tenía nueve años, Jacinta siete y Lucía diez. En total, la Virgen se les apareció seis veces. En la tercera aparición, el 13 de julio, la Virgen les reveló el Secreto de Fátima.

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Durante el período en que se produjeron las apariciones, los tres niños tuvieron que hacer frente a las incomprensiones de sus familias y vecinos, y a la persecución del gobierno portugués, profundamente anticlerical. Pero aceptaron esas dificultades con fe y valentía: “Si nos matan, no importa. Vamos al cielo”, decían. Tras las apariciones, los tres pastorcitos siguieron su vida normal, hasta la muerte de Francisco y Jacinta. Francisco mostró un espíritu de amor y reparación para con Dios ofendido, a pesar de su vida tan corta. Su gran preocupación era “consolar a Nuestro Señor”. Pasaba horas pensando en Dios, por lo que siempre fue considerado como un contemplativo. Su precoz vocación de eremita fue reconocida en el decreto de heroicidad de virtudes, según el cual después de las apariciones “se escondía detrás de los árboles para rezar solo; otras veces subía a los lugares más elevados y solitarios y ahí se entregaba a la oración tan intensamente que no oía las voces de los que lo llamaban”. La vida de Jacinta se caracterizó por el espíritu de sacrificio, el amor al Corazón de María, al Santo Padre y a los pecadores. Llevada por la preocupación de la salvación de los pecadores y del desagravio al Corazón Inmaculado de María, de todo ofrecía un sacrificio a Dios.

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Fátima acogerá 500 mil peregrinos en visita del Papa Los organizadores de la visita del Papa Francisco a Fátima en Portugal, por los 100 años de las apariciones de la Virgen María, indicaron que esperan recibir durante esos días a unos 500 mil peregrinos. “Esperamos que de las muchas y grandes peregrinaciones jubilares del 2017, la mayor será sin duda la del 12 y el 13 de mayo con la presencia del Papa Francisco”, manifestó el sacerdote.

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El coordinador de la visita del Papa a Fátima señaló que el Santo Padre irá “como peregrino para rezar con los peregrinos presentes en Fátima y con los que lo acompañarán a través de los medios de comunicación social”. El Papa Francisco será el cuarto Pontífice en visitar Fátima. El primero fue Pablo VI en 1967, le siguió Juan Pablo II, que estuvo en 1982, 1991 y 2000; y el último fue Benedicto XVI en el 2010.


Programa del viaje del Papa Francisco a Fátima El Pontífice llegará a Portugal el viernes 12 de mayo a las 16:20 (hora local). Aterrizará en la base aérea de Monte Real, donde mantendrá un encuentro privado con el Presidente de la República. Posteriormente rezará brevemente en la capilla de la base aérea, desde donde se trasladará en helicóptero a Fátima. A las 18:15 visitará Capilla de las Apariciones, frente a la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, y bendecirá las velas de la capilla. Luego, el Papa rezará

el Rosario delante de la imagen de la Virgen. El sábado 13 de mayo, a las 9:10, el Pontífice se reunirá con el Primer Ministro de Portugal. Más tarde, a las 9:40, visitará la Basílica y a las 10:00 presidirá la celebración de la Santa Misa. Al finalizar la Misa, el Papa saludará y bendecirá a los enfermos. A las 12:30 comerá con los obispos de Portugal en la casa “Nuestra Señora del Carmen”. Finalmente, a las 14:45, llegará a la base aérea de Monte Real, donde tendrá lugar la ceremonia de despedida antes de regresar a Roma.

Cardenal Arinze publica libro sobre devoción a la Santísima Virgen en centenario de Fátima El cardenal Francis Arinze, prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, publicó un nuevo libro dedicado a la Santísima Virgen: “Marian Veneration: Firm Foundations” (Veneración Mariana: Firmes Fundamentos), el cual busca, según señaló a National Catholic Register, explicar a creyentes y no creyentes la importancia de la devoción a la Santísima Virgen y el significado de las apariciones marianas en la vida de la Iglesia. “Una motivación fue el aniversario, el centenario de hecho, de Fátima”, explicó el purpurado. Uno de sus sacerdotes amigos lo invitó a realizar esta tarea recordándole que nunca había escrito un libro sobre la Santísima Virgen. “Así que pensé en eso, pero la mayor motivación es equipar a las personas que son devotas a Nuestra Señora con argumentos (de la Escritura y dogmáticos) sobre los fundamentos de la veneración mariana, de forma que no estén a la defensiva. Deben estar en paz, sabiendo que esto de hecho está fundado en la Sagrada Escritura, en la Tradición de la Iglesia y en la buena teología, por no enfocarse en la práctica de los

Santos o las enseñanzas de los Papas y la vida concreta de cristianos en todo el mundo”. El libro también fue escrito para ser compartido con los no creyentes que tienen curiosidad sobre el culto a la Santísima Virgen y desean conocer las razones de los católicos para venerarla. El cardenal Arinze recordó que María es modelo de fe para los creyentes, ya que cumplió la voluntad de Dios incluso cuando no podía comprenderla. “Dos o tres veces, San Lucas nos dice que ella no entendía lo que (el ángel) dijo: ‘Ella mantuvo esas palabras y reflexionó sobre ellas en su corazón’, lo cual significa que ella hizo lo que el Vaticano II llama una peregrinación de fe”, explicó. “Ella creció en la fe. Ella creyó”. El cardenal dedica un capítulo de su libro a las apariciones de la Santísima Virgen “porque es un hecho real en la vida y la historia de la Iglesia”, recordando que las revelaciones cristianas no son de verdades de fe de obligatoria aceptación para los creyentes: “Nuestra fe no está edificada sobre una aparición, pero una aparición puede ayudarnos y nos ayuda”.

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2018: Encuentro Mundial de las Familias en Dublín “El Evangelio de la familia: alegría para el mundo”

El Papa Francisco escribió una carta para ayudar a las familias en la preparación del Encuentro Mundial de las Familias que se celebrará en agosto de 2018 en Dublín, Irlanda. Texto de la carta del Papa Francisco: “Al final del VIII Encuentro Mundial de las Familias, celebrado en Filadelfia en septiembre de 2015, anuncié que el encuentro sucesivo con las familias católicas de todo el mundo tendría lugar en Dublín. Ahora, con el deseo de comenzar su preparación, me complazco en confirmar que se desarrollará del 21 al 26 de agosto de 2018, sobre el tema: ‘El Evangelio de la familia: alegría para el mundo‘. Y con respecto a este tema y a su desarrollo quisiera ofrecer algunas indicaciones más precisas. Deseo, efectivamente, que las familias puedan profundizar en la reflexión y la condivisión de los contenidos de la Exhortación Apostólica postsinodal Amoris laetitia. Nos podríamos preguntar: ¿El Evangelio sigue siendo alegría para el mundo? Y también: ¿La familia sigue siendo una buena noticia para el mundo de hoy? ¡Yo estoy seguro de que sí! Y este ‘sí’ está firmemente fundado en el plan de Dios. El amor de Dios es su ‘sí’ a toda la creación y al corazón de la misma, que es el hombre. Es el ‘sí’ de Dios a la unión entre el hombre y la mujer, abierta a la vida y al servicio de ella en todas sus fases; es el ‘sí’ y el compromiso de Dios con una humanidad a menudo herida, maltratada y dominada por la falta de amor. La familia, por lo tanto, es el ‘sí’ del Dios Amor. Solamente partiendo del amor la familia puede manifestar, difundir y regenerar el amor de Dios en el mundo. Sin amor no se puede vivir como hijos de Dios, como cónyuges, padres y hermanos. Quiero hacer hincapié en la importancia de que las familias se pregunten a menudo si viven partiendo del amor, por el amor y en el amor. Esto significa concretamente darse, perdonarse, no perder la paciencia, anticiparse al otro, respetarse. ¡Cómo mejoraría la vida familiar si cada día se vivieran las tres sencillas palabras ‘permiso’, ‘gracias’, ‘lo siento’! Todos los días experimentamos la fragilidad y la debilidad, y por eso todos nosotros, familias y pastores, necesitamos una humildad renovada que plasme el deseo de formarnos, de educarnos y de ser educados, de ayudar y de ser ayudados, de acompañar, discernir e integrar a todos los hombres de buena voluntad. Sueño con una Iglesia en salida, no autorreferente, una Iglesia que no pase lejos de las heridas del hombre, una Iglesia misericordiosa que anuncie el corazón de la revelación de Dios Amor que es la Misericordia. Es la misma misericordia que nos hace nuevos en el amor; y sabemos cuánto las familias cristianas sean lugares de misericordia y testigos de misericordia; después del Jubileo extraordinario lo serán todavía más, y el Encuentro de Dublín podrá dar señales concretas. Invito, pues, a toda la Iglesia a recordar estas indicaciones en la preparación pastoral para el próximo Encuentro Mundial. Ante Usted, querido Hermano, junto con sus colaboradores, se presenta la tarea de conjugar de una forma especial la enseñanza de Amoris laetitia, con la cual la Iglesia desea que las familias estén siempre en camino, en esa peregrinación interior que es una manifestación de vida auténtica. Mi pensamiento se dirige de manera especial a la arquidiócesis de Dublín y a toda la querida Nación irlandesa, por la generosa hospitalidad y el esfuerzo que implica organizar un evento de esta magnitud. ¡Que el Señor os recompense a partir de ahora, concediéndoos en abundancia favores celestes! La Sagrada Familia de Nazaret guíe, acompañe y bendiga vuestro servicio y a todas las familias involucradas en la preparación del gran Encuentro Mundial de Dublín. Vaticano, 25 de marzo de 2017

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en el á m bito de

HUM A NITAS Cartas Recibidas 2017

Mi querido amigo, Acabo de recibir el nº 83 de vuestra revista. Os digo lo mismo que el Cardenal Madariaga, hay que dar gracias a Dios por vuestra presencia y vuestro trabajo. Adelante. Somos testigos del Señor. No podemos desanimarnos nunca, pase lo que pase. Un saludo cordial, con mis mejores deseos para el nuevo año. Cardenal Fernando Sebastián​ *Arzobispo emérito de Pamplona

Acuso recibo y agradezco el envío de dos ejemplares para la Biblioteca Apostólica Vaticana de “Grandes Textos de Humanitas”, publicado por la Pontificia Universidad Católica de Chile con ocasión de los 20 años de la Revista. Gracias por su atención (…) y siempre es un placer para mí recibir revista HUMANITAS que leo con gran interés.

Jean-Louis Bruguès, O.P

*Archivista y Bibliotecario de la Santa Iglesia

Estimado Jaime: Muchas gracias por su gentileza de enviarme Humanitas 83 que contiene una entrevista que Ud. le hace al Cardenal Rodríguez Madariaga. Efectivamente en una visita de Estado a Honduras, se programó un diálogo con el Cardenal. Fue para mí una experiencia enriquecedora donde afloraron su análisis y conocimientos del complejo escenario internacional que nos rodea. Reiterándole mis agradecimientos, aprovecho esta nota para desearle éxito en el año que viene… y que Humanitas nos siga iluminando en tantos temas. Cordialmente, su amigo

Ricardo Lagos Escobar

*Ex Presidente de la República de Chile

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CURSO DE EXTENSIÓN 2107 LA ESPERANZA CRISTIANA “Quien tiene esperanza vive de otra manera; se le ha dado una vida nueva” (2. Spe salvi) E X T E N S I Ó N

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“Quien tiene esperanza vive de otra manera; se le ha dado una vida nueva” (2. Spe Salvi)

A ntropologí a

y

Cult ur a

Cr isti a na s

D E

La Esperanza Cristiana

DE

revista HUMANITAS en este primer semestre del año. En esta oportunidad el curso versará sobre “la esperanza cristiana” y se extenderá por cuatro sesiones. Estas serán: “La Esperanza Cristiana y los signos de los tiempos”, “La Virgen María, Madre de la Esperanza”, “La Esperanza: de San Juan Pablo II a Francisco” y “Esperanza y Misericordia”. El curso estará a cargo de Antonio Amado, profesor de Metafísica de la Universidad de los Andes y miembro del Consejo de Consultores y Cola-

C U R S O

R E V ISTA

Un nuevo curso de extensión realizará

1. La Esperanza Cristiana y los signos de los tiempos Lunes 29 de mayo, 19:00 hrs. 2. La Virgen María, Madre de la Esperanza Lunes 5 de junio, 19:00 hrs.

Lugar: Auditorio 1, segundo piso, Centro de Extensión de la Pontificia Universidad Católica (Alameda 390, cuarto piso).

3. La Esperanza: de San Juan Pablo II a Francisco Lunes 12 de junio, 19:00 hrs.

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE

4. Esperanza y Misericordia Lunes 19 de junio, 19:00 hrs.

www.humanitas.cl

EXPOSITOR Antonio Amado, profesor de Metafísica de la Universidad de los Andes. Miembro del Consejo de Consultores y Colaboradores de Revista HUMANITAS.

Precio general: $30.000 (incluye suscripción anual a revista HUMANITAS) Precio estudiantes: $ 18.000 INFORMACIONES E INSCRIPCIONES

Revista Humanitas, Centro de Extensión, Pontificia Universidad Católica. Alameda 390, tercer piso. Teléfono: 22354 6519

humanitas@uc.cl

AVISO HUMANITAS 84.indd 2

boradores de Revista HUMANITAS. Las cuatro conferencias de este curso se dictarán los días lunes 29 de mayo, 5, 12 y 19 de junio a las 19:00 hrs., en el Auditorio 1, segundo piso, Centro de Extensión de la Pontificia Universidad Católica (Alameda 390, cuarto piso). Informaciones e Inscripciones: revista HUMANITAS Teléfono: 22354 6519 www.humanitas.cl humanitas@uc.cl Ver aviso en pág. 3

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In Memoriam Olga Ulianova

En diciembre pasado falleció Olga Ulianova, la destacada historiadora ruso-chilena y miembro del Consejo de Humanitas desde sus inicios. Olga Ulianova nació en la ex Unión Soviética en 1968. Allí se tituló como historiadora en la Universidad Lomonosov de Moscú, mismo plantel donde obtuvo un Master of Art en Historia (1985) y un doctorado en Historia con mención en Historia Universal (1989). En 1992 se trasladó a Chile junto a su esposo y en 1993 ingresó a la Universidad de Santiago, como docente. Además, entre 2010 y 2014 se desempeñó como directora del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de la misma casa de estudios. El trabajo de la historiadora se centró en la historia de las relaciones internacionales contemporáneas, Europa del Este y Asia Central, la historia política contemporánea de América

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Latina y en la recuperación de información documental proveniente de los archivos del Komintern o Internacional Comunista y en general de la ex Unión Soviética. La historiadora Olga Ulianova fue autora de siete libros, once capítulos y 26 artículos en revistas tanto nacionales como extranjeras. Dentro de su obra destacan dos volúmenes de Chile en los archivos soviéticos, Rusos en Chile, y el libro 1912-2012: El siglo de los comunistas chilenos. También participó como editora en tres obras colectivas. Revista Humanitas la recordó en una misa realizada en la capilla de la Casa Central de esta Universidad, en la que el Padre Antonio Giacona, en su homilía, y el director de la revista, Jaime Antúnez, al término del acto, se refirieron a las cualidades y cercanía de su persona con nuestros trabajos y al valor e importancia de su obra.


A 30 AÑOS DE LA VISITA A CHILE DE JUAN PABLO II Exposición en Maipú “GRACIAS POR LA PAZ”

El Museo del Carmen de Maipú se ha sumado a las celebraciones que recordarán los treinta años de la visita de S.S. Juan Pablo II a nuestro país, en abril de 1987. Como museo, ha destacado, respecto de ese acontecimiento, el rol que jugó Su Santidad como mediador y artífice de la paz entre Chile y Argentina, por el cual fue recibido y aclamado en esa visita como Mensajero de la Paz. El Museo, depositario de un patrimonio que testimonia los vínculos de amistad que han unido a Chile y Argentina desde el inicio del proceso libertador, ha organizado una exposición que bajo el título “Gracias por la paz”, exhibirá objetos y documentos relacionados con hechos y personajes que a lo largo de los años trabajaron y afianzaron las relaciones de amistad entre chilenos y argentinos, desde el proceso de independencia hasta el Acuerdo de Paz firmado en el Vaticano en 1984, entre los que destacan: Una carta firmada por José de San Martín, enviada desde Francia a un buen amigo suyo, describiendo su especial estima por Chile y su deseo de pasar sus últimos años de vida en nuestro país; la carta dirigida a doña Emilia Herrera de Toro, distinguida dama chilena, firmada en Tucumán, donde el gobierno argentino agradece sus innumerables muestras de aprecio hacia sus compatriotas, haciendo alusión al hospedaje que proporcionó a Bartolomé Mitre, Domingo Faustino Sarmiento, Juan Alberdi, entre otros, en Chile; documentos relacionados con el Abrazo del Estrecho de 1899 entre los presidentes

Julio Roca y Federico Errázuriz; y documentos y objetos relacionados con el Papa Juan Pablo II y la Mediación Vaticana en el Conflicto del Beagle. Como acto destacado de esta exposición, se realizará la Conferencia “Su Santidad Juan Pablo II y la Mediación por la Paz entre Chile y Argentina” el día 12 de mayo a las 11:00 horas, con la participación del Embajador y representante del Ministerio de Relaciones Exteriores, Sr. Milenko Skoknic; la Embajadora de Polonia, Sra. Aleksandra Piatkowska, y el Embajador de Argentina, Sr. Octavio Bordón. PROGRAMA: Miércoles 26 de abril, 12:00 hrs. Inauguración de la Exposición Gracias por la Paz. Con la participación de autoridades diplomáticas, eclesiales y municipales. Viernes 12 de mayo, 11:00 hrs: Conferencia “Su Santidad Juan Pablo II y la Mediación por la Paz entre Chile y Argentina”. La exposición contará con visitas guiadas durante el tiempo de su exhibición a grupos de visitantes e instituciones educativas, previa reserva. Museo del Carmen de Maipú Costado norte Templo Votivo de Maipú Entrada por calle Carmen Metro Plaza de Maipú reservas.museodelcarmen@gmail.com Teléfono: +562 253 141 52

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PERDÓN, JUSTICIA U OLVIDO La iniciativa encabezada por los sacerdotes Fernando Montes y Mariano Puga en torno al pedido de perdón de algunos castigados en Punta Peuco ha suscitado juicios no siempre calibrados. El perdón sería lo opuesto a la justicia, opina uno de sus contradictores. “¡Ni perdón ni olvido!”, proclaman activos dirigentes de los derechos humanos. Afirmar que el perdón y la justicia se oponen implica en primer lugar una confusión de perspectivas, pues son realidades de ámbito diferente. El primero es esencialmente interior; la segunda, exterior e interpersonal. El perdón dice relación con los sentimientos, las emociones y una autoevaluación interior; la justicia, en cambio, apunta a lo jurídico-institucional. Por esta razón es posible obtener justicia sin perdón, y perdón sin justicia. Es común confundir también perdón con reconciliación. Se trata otra vez de procesos diversos, porque la reconciliación, como la justicia, concierne al ámbito externo e interpersonal, a diferencia del perdón. Acercar posiciones y entablar cierta relación con el ofensor son actos generalmente graduales, que pueden completar el proceso de perdón, pero que no necesariamente coinciden con él. Sin un trabajo previo sobre los propios sentimientos, en particular sobre la rabia, se corre el riesgo de que haya una reconciliación forzada y superficial, que a la larga, en lugar de acercar, más bien pueda alejar a las personas. El rechazo al proceso del perdón, considerado como una renuncia a la propia dignidad y a los propios derechos (Nietzsche), acompañado generalmente de una inclinación a hacerse justicia por sí mismo, redunda en el ánimo de venganza. Ese “arreglo de cuentas” que supone la venganza tiene su íntimo soporte en el resentimiento y en el ininterrumpido mascullar interior, que trastornan el ánimo de la persona, exasperándola hasta el punto de no poder ya encontrar satisfacción en la vida. No está de más recordar hasta dónde el rencor y el odio son fenómenos destructivos en el plano de la salud personal, así como vastamente intoxicantes en el plano social. La decisión de perdonar, por el contrario, tiene un muy tangible impacto somático-biológico y un efecto social históricamente comprobado La venganza jamás alivia el sufrimiento ni es tampoco de su naturaleza asegurar la justicia a través de una suerte de empate en los daños que se inflijan las partes. Más bien envilece y destruye a unos y a otros, confunde toda mesura y agrega injusticia a la injusticia. Tampoco la venganza restaura el honor (como se figuraba con los antiguos “retos a duelo”), sino más bien propicia el abuso y la completa pérdida de credibilidad. En cuanto a la clásica consigna de las más emblemáticas contiendas civiles del siglo XX, “¡Ni perdón ni olvido!” —no así de las catastróficas guerras mundiales, según dieron ejemplo dos grandes como De Gaulle y Adenauer (Reims, julio 1962)—, estamos ante una contradicción en los términos. Pues mientras el primero, el perdón, es voluntario; el segundo es involuntario. Determinar el olvido es como decir: “acuérdate que debes olvidar”. Acto que resultaría no solo contradictorio, sino también mórbido y de un efecto contrario, pues al fin reforzaría la memoria

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del agravio, según lo que la psicología llama “intención paradójica”. Distinto sería desincentivar las inclinaciones que hacen difícil el perdón: el rencor, el mascullar rabia, el odio; y sustituirlas por inclinaciones en sentido contrario. El olvido, a diferencia del recuerdo, no es fruto de una decisión, por lo que no tiene propiamente que ver con el perdón: si un episodio ha sido realmente olvidado, nada habría que perdonar. El perdón nace, en cambio, de la constatación de algo que, provocando sufrimiento, se llega a considerar injusto, moviendo a una forma distinta de afrontar la situación. En el trasfondo de este prolongado calvario nacional yace la falsa consideración de que el perdón sería una forma de debilidad. En verdad es al revés. Solo puede perdonar quien es interiormente fuerte, quien ha sabido dar lugar a sentimientos e inclinaciones que conducen a afrontar y controlar su propia vida, como la empatía, el replanteamiento cognitivo, los buenos deseos y la bondad. Índices, todos ellos, de una libertad interior capaz de escapar al mecanismo estímulo-respuesta, que caracteriza las reacciones emotivamente primarias del niño o del hombre inmaduro. No ha faltado quien funde su alegato en el argumento de que el inculpado debe sufrir por lo que ha obrado. Tras esta afirmación prevalece la creencia errónea de que rechazar el perdón es una forma de castigar al otro. Sucede, en realidad, exactamente lo contrario: el que rechaza el perdón se castiga él a sí mismo, torturándose interiormente, amargándose sin piedad e impidiéndose de vivir en paz, de recomenzar y hasta de descubrir que el otro es muy diferente a como su fantasía herida lo imaginaba. Perdonar es, en definitiva, un ejercicio de realidad, que puede hacer bien a ese otro, pero sobre todo a sí mismo*. JAIME ANTÚNEZ ALDUNATE De la Academia de Ciencias Políticas y Morales del Instituto de Chile

* Son innumerables las encuestas realizadas por grandes universidades en el mundo, que dan cuenta, en personas de todas las edades, de una estrecha relación entre gozar de contento y bienestar interior, y la práctica del perdón. McCullogh y Worthington citados por G. Cucci en su precioso ensayo sobre el perdón (del que aquí tomamos pie), como los responsables de las más autorizadas publicaciones sobre el tema, definen el perdón, desde el punto de vista psicológico, como “un conjunto de cambios motivacionales gracias a los cuales un individuo llega a ser 1) siempre menos motivado a vengarse contra la persona conocida que lo ha herido; 2) siempre menos motivado a distanciarse de la ley; y 3) siempre más inclinado a ser benévolo y conciliatorio con sus adversarios, no obstante sus acciones ofensivas”.

Publicado por El Mercurio, 28.XII.16

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In Memoriam Romano Scalfi: Apóstol del ecumenismo, evangelizador en la URSS y fundador de Rusia Cristiana

extensión, también por los gobiernos comunistas de Europa Oriental) durante la denominada Guerra Fría. Reproducimos en su idioma materno —el italiano— un párrafo del Testamento Espiritual de nuestro inolvidable P. Scalfi. Padre Romano Scalfi (1923-2016)

La amistad del Padre Romano Scalfi con HUMANITAS —a cuyo consejo perteneció desde la fundación de la revista— data de 1988, antes de que nuestra publicación circulara. Tuvo su origen en la mesa de un café de la ciudad de Milán, donde siempre acompañado por el profesor Adriano Dell’Asta, se inició un vínculo hasta hoy. El padre Romano Scalfi (1923-2016) falleció el 25 de diciembre, a los 93 años, tras una vida dedicada a Rusia y al cristianismo del Este de Europa, primero para liberarlos de la opresión comunista y después para llevar a Occidente la belleza de la liturgia, la literatura y la iconografía ruso-bizantina. Así es como en 1957 este joven sacerdote italiano fundó la asociación Rusia Cristiana (www.russiacristiana. org) y se empeñó en dar a conocer las riquezas de las tradiciones espirituales, culturales y litúrgicas de la Rusia ortodoxa, así como en favorecer el diálogo ecuménico y contribuir a la presencia cristiana en ese país entonces comunista. Con su solemne barba monástica, para muchos jóvenes él se convirtió en el starets [anciano maestro espiritual en Rusia] de Occidente, maestro de fe y de vida, amante de los alejados y defensor de los perseguidos, apasionado lector de los Padres de la Iglesia y voz de la “Iglesia del Silencio” de Europa, de la cual publicaba testimonios clandestinos. Y a esto dedicó su vida, que más parece una epopeya; como se las arregló para lograr evangelizar en la URSS y sacar los textos prohibidos allí para darlos a conocer en Occidente, gracias a los colaboradores del Centro “Rusia cristiana” que había fundado, los intercambios fueron intensos. Por obra de la asociación llegaron a Italia unos 900 textos del samizdat (copia y distribución clandestina de literatura prohibida por el régimen soviético y, por

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Ringrazio il Signore per tante grazie ricevute e confido nella Sua misericordia. Ringrazio uno per uno i collaboratori e gli amici di Russia Cristiana e di Comunione e Liberazione e tutti quelli che ho incontrato. A tutti chiedo perdono per le mancanze mie nei loro confronti. Non vi è nulla che appaghi come la felicità di sapersi amati da Cristo e poterlo incontrare in ogni volto, in tutte le circostanze. Affido me stesso e tutti alla protezione della Madre di Dio alla cui intercessione e protezione devo la mia vocazione sacerdotale, e chiedo agli amici di Russia Cristiana di amare la Russia nonostante tutto.

Colección Joaquín Gandarillas Infante De la Mesa al Altar: Platería Virreinal

Hasta el 29 de julio estará abierta para el público general la exposición de la producción y elaboración artística de la plata utilizada en el Virreinato del Perú, entre los siglos XVI y XVIII. Esta muestra busca recrear, a través de u n a s e l e cc i ó n d e objetos civiles y litúrgicos, el esplendor de este material que confirió a la vida cotidiana y a las ceremonias religiosas un sello singular. En la muestra se exhiben más de 100 piezas de la colección Joaquín Gandarillas de arte colonial que atestiguan que la producción y elaboración artística de la plata en el Virreinato del Perú entre los s. XVI y XVIII fue un fenómeno capital de la vida en el Sur Andino, siendo sus repercusiones múltiples y en-


trecruzadas, económicas y políticas, demográficas, estéticas y culturales. Isabel Cruz, curadora de la colección Joaquín Gandarillas Infante, explica que la exhibición “es una aproximación diferente a la historia de la región, a sus diversas actividades que abarcan desde las técnicas de explotación a la puesta en escena de las piezas concluidas; sus artistas, artesanos, mandantes y trabajadores mineros, que hicieron de la plata material preciso —y precioso— para singulares y originales creaciones artísticas”. La exposición se presenta en la Sala Joaquín Gandarillas Infante, Centro de Extensión. Alameda 390, Metro Universidad Católica, y la entrada es liberada.

Revista La Civiltà Cattolica Llega a su número 4 mil, con 167 años de labor realizada

La revista La Civiltà Cattolica publicó su número 4 mil, y por la ocasión el Papa Francisco recibió a sus redactores, asegurando que se trata de “un hito único: la revista ha hecho un viaje de 167 años en el tiempo y continúa con coraje su navegación en el mar abierto”. El Papa los exhortó: “Permanezcan en el mar abierto”, y como jesuitas “no se aferren a certezas y seguridades” porque “el Señor nos llama a salir en misión, a remar mar adentro y a no jubilarnos para conservar certezas”. Y señaló que confirma “los estatutos originarios de vuestra revista que Pío IX escribió en 1866 instituyendo La Civiltà Cattolica a perpetuidad”. Señaló que por primera vez en 167 años la difusión pasa a partir de hoy a extenderse más allá de las fronteras de la lengua italiana: “Tengo el placer de bendecir las ediciones de La Civilización Católica en español, inglés, francés y coreano. Es una evolución que vuestros predecesores ya tenían en mente en los tiempos del Concilio pero nunca se puso en marcha. Ahora que el mundo está

cada vez más conectado, la superación de las barreras del idioma ayudará a difundir mejor el mensaje en una escala más grande…”. “La Civiltà Cattolica será una revista cada vez más abierta al mundo” con una misión específica: “ser una revista católica. Pero ser revista católica no significa simplemente defender las ideas católicas”, porque una revista “es verdaderamente católica solo si tiene la mirada de Cristo sobre el mundo, y si lo transmite y da testimonio”. En la tarjeta de felicitación que ha enviado al número 4.000, el Papa utilizó la imagen del puente. Una revista que es a la vez ‘puente’ y ‘frontera’. Y ofreció tres palabras para reflexionar: Inquietud. “Los valores y las tradiciones cristianas no son piezas raras para guardar en las cajas de un museo. La certeza de la fe sea más bien el motor de vuestra búsqueda”, como hizo san Pedro Favre (1506-1546), hombre de grandes deseos, espíritu inquieto, nunca satisfecho, pionero del ecumenismo, dijo. La segunda palabra es Incompleto. Dios es el Deus semper maior, el Dios que siempre nos sorprende. Por eso tienen que ser “escritores y periodistas del pensamiento incompleto, es decir, abierto y no cerrado y rígido”…. Dejándose guiar “por el espíritu profético del Evangelio para tener una visión original, vital, dinámica, no obvia”. Y así como el siervo de Dios padre Matteo Ricci (1522-1610) compuso un gran mapamundi chino con los continentes y las islas desconocidas hasta entonces, Francisco invitó a los redactores a “componer un mapamundi” mostrando el significado de la civilización católica, “pero también den a conocer a los católicos que Dios actúa también afuera de las fronteras de la Iglesia, en toda verdadera civilización, con el soplo del Espíritu”. La tercera palabra es Imaginación, porque “en la Iglesia y en el mundo es el tiempo del discernimiento” que “se realiza siempre en la presencia del Señor, mirando a los signos, escuchando las cosas que suceden, el sentir de la gente que conoce el camino humilde de la obstinación diaria y especialmente de los pobres”. “Sí, la vida es fluida y se agita sin descanso como se agita el aire en el cielo y el mar en el mar. El pensamiento de la Iglesia debe recuperar genialidad y comprender cada vez más cómo el hombre se concibe hoy para desarrollar y profundizar su enseñanza”. Porque esta genialidad ayuda a entender que “la vida no es un cuadro en blanco y negro. Es un cuadro en colores. Algunos claros y otros oscuros, algunos sutiles y otros brillantes. Pero los matices prevalecen”.

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RENUNCIA BENEDICTO XVI

HACE CUATRO AÑOS, UNA DECISIÓN EXCEPCIONAL EN LA HISTORIA DEL PAPADO

Hace ya cuatro años, el 11 de febrero de 2013, el Papa Benedicto XVI renunció al ministerio petrino. Lo hizo ante los cardenales reunidos en un consistorio que debía aprobar decretos de procesos de canonización, algo que parecía de tal manera rutinario que ese día la Sala de Prensa estaba casi vacía. Benedicto XVI dijo: “He convocado a este Consistorio no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicar una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia”. Y llegó el anuncio: “Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino”. Y prosiguió: “Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, sucesor de san Pedro, que me fue confiado por medio de los cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice”. Así precisó que permanecería hasta el 28 de febrero, día que se despidió definitivamente desde el balcón de la residencia de Castel Gandolfo, en donde se retiró aproximadamente un mes hasta que regresó al monasterio Mater Ecclesiae, ubicado en el interior del Vaticano, para ser “simplemente un peregrino que empieza la última etapa de su peregrinación en esta tierra”. El último día de su pontificado, cuatro años atrás, resonará como una preciosa herencia teológica y espiritual para toda la Iglesia.

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“Antes de despedirles personalmente, deseo decirles que estaré cerca de ustedes con la oración, especialmente en los próximos días, para que sean enteramente dóciles a la acción del Espíritu Santo para la elección del nuevo Papa. Que el Señor les muestre la que es su voluntad. Entre ustedes, en el Colegio de Cardenales, está también el futuro Papa al que ya hoy prometo mi incondicional reverencia y obediencia. Por todo esto con afecto y reconocimiento les imparto la bendición apostólica”, declaró solemnemente el Papa Benedicto XVI en su último encuentro del pontificado con los cardenales. Y citó algunos pensamientos de Romano Guardini sobre la Iglesia, como una herencia espiritual que él le confía, y que entrega a cada católico: “Querría dejarles un pensamiento simple que llevo en el corazón, un pensamiento sobre la Iglesia, sobre su misterio, que es para todos nosotros, podemos decir la razón y la pasión de la vida. Me ayudo con una expresión de Romano Guardini, escrita justamente en el año en el que el Concilio Vaticano II aprobaba la constitución Lumen gentium. Un último libro con una dedicatoria personal para mí, por lo que estas palabras en este libro me son muy queridas. Romano Guardini decía: ‘La Iglesia no es una institución elucubrada y construida calculadamente. Es una realidad viviente, ella vive a lo largo del curso del tiempo para evolucionar, como cada ser viviente, transformándose, y aún así en su naturaleza permanece siempre la misma, y su corazón es Cristo’. Verdadera y elocuente es otra expresión de Guardini: ‘La Iglesia se despierta en las almas’. La Iglesia vive, crece y se despierta en las almas que como la de la Virgen María acogen la palabra de Dios y la conciben por obra del Espíritu Santo. Ofrecen a Dios su propia carne y justamente en su pobreza y humildad se vuelven capaces de generar a Cristo hoy en el mundo. A través de la Iglesia el misterio de la Encarnación permanece presente por siempre. Cristo sigue caminando a través de los tiempos y en todos los lugares. “Queridos hermanos —exhortó el Papa hoy emérito—, en estos ocho años hemos vivido con fe momentos bellísimos de luz radiante en el camino de la Iglesia, junto a momentos en los que alguna nube se volvió densa en el cielo. Hemos buscado servir a Cristo y a su Iglesia, con amor profundo y total que es el alma de nuestro ministerio. Hemos dado esperanza, aquella que nos viene de Cristo, el único que puede iluminar el camino”. “Juntos podemos agradecer al Señor que nos hizo crecer en la comunión y juntos rezarle para que les ayude a crecer aún más en esta unidad profunda, de manera que el colegio de cardenales sea como una orquesta donde la diversidad, expresión de la Iglesia universal, lleve siempre a la superior concorde armonía”.

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HOMENAJE AL PAPA EMÉRITO BENEDICTO XVI EN SUS 90 AÑOS Presentan el libro ‘Cooperatores Veritatis’, escrito en honor del Papa emérito

La fundación vaticana Joseph Ratzinger-Benedicto XVI realizó en abril pasado un encuentro en el Instituto Patrístico Augustinianum de Roma, con motivo de los 90 años del Papa emérito, que cumplió el 16 de abril. Tras los saludos del padre Giuseppe Caruso, rector dell’Augustinianum y del sacerdote salesiano Giuseppe Costa, director de la Librería Editora Vaticana, habló el presidente de la Fundación Ratzinger, el padre Federico Lombardi, ex director de la oficina de prensa de la Santa Sede. El padre Lombardi presenta así el libro Cooperatores Veritatis, escrito en honor del Papa emérito Benedicto XVI con motivo de su 90º cumpleaños, por el realizado junto a Pierluca Azzaro. La obra reúne las contribuciones de 13 estudiosos que desde el 2011 hasta el día de hoy fueron galardonados con el Premio Ratzinger. El cardenal Kurt Koch, presidente del Consejo pontificio para la promoción de la unidad de los cristianos y miembro del Comité científico de la Fundación, disertó sobre el tema “Una sinfonía de amor y verdad en la

libertad. Joseph Ratzinger/Benedetto XVI, testimonio grato de la fe pascual”. El libro “constituye un camino original para tomar contacto con un grupo internacional de prestigiosos estudiosos, que se han confrontado con el pensamiento de Joseph Ratzinger”, escribe el padre Lombardi en la introducción. Los autores de los ensayos son Mons. Inos Biffi, el filósofo francés Rémi Brague, el biblista anglicano Richard Burridge, el teólogo polaco Mons. Waldemar Chrostowski, el jesuita estadounidense Brian E. Daley, el jesuita brasileño Mario De França Miranda, el teólogo español padre Olegario González de Cardedal, el abad cisterciense de Heiligenkreuz (Austria), Maximilian Heim; el estudioso libanés Nabil el-Khoury, el teólogo griego-ortodoxo Ioannis Kourempeles, la teóloga francesa Anne-Marie Pelletier, el teólogo alemán Christian Schaller, curador de la Opera omnia de Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, y el italiano Manlio Simonetti, experto en Patrística.

Ver especial 90 años Benedicto XVI en www.humanitas.cl

Padre Cristián Roncagliolo Nuevo Obispo Auxiliar de Santiago

El

Santo Padre Francisco nombró Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Santiago de Chile al presbítero Cristián Roncagliolo Pacheco, Vice Gran Canciller de la Pontificia Universidad Católica de Chile, asignándole la Sede Titular de Ospita. Mons. Cristián Carlos Roncagliolo Pacheco nació en Santiago de Chile el 10 de septiembre de 1969. Cursó por tres años la carrera de Derecho en la Pontificia Universidad Católica de Chile y posteriormente ingresó al Seminario Pontificio Mayor de Santiago, donde cursó los estudios eclesiásticos para el sacerdocio. Fue ordenado diácono el 24 de octubre de 1998 y sacerdote el 3 de julio de 1999. En 2006 obtuvo en la Pontificia Universidad Católica de Chile la Licenciatura en Teología Dogmática con

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la tesis “La vocación laical en los escritos de Manuel Larraín”. Participó en la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano (Aparecida, Brasil, 2007) como ayudante en la Comisión de Redacción del Documento final. En 2009 obtuvo el Doctorado en Teología en la Pontificia Universidad Salesiana de Roma con la tesis “El discipulado en Aparecida. Estudio de un tema central en el Documento de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano” (2009). Durante los estudios de Doctorado fue elegido por sus pares Vicerrector del Collegio Ecclesiastico Internazionale San Carlo Borromeo en Roma. Desde 2011 es Vice Gran Canciller de la Pontificia Universidad Católica de Chile y, desde 2014, también es Capellán General de DUOC-UC.


Por su parte, el rector Ignacio Sánchez, a nombre de la comunidad de la Universidad Católica, destacó su trabajo dentro de la universidad, asesorando a la pastoral desde el 2010 y como Vice Gran Canciller. “Consideramos que el Padre Cristián representa lo que realmente nuestra Iglesia debiera proyectar, en el sentido de su cercanía, de su energía, de su cercanía con los más marginados. Además de la ‘cultura del encuentro’ que él representa tanto dentro

de la pastoral universitaria como ha representado desde la pastoral de la universidad hacia afuera”, Además, la máxima autoridad académica de la UC destacó algunos atributos como “su bondad, la mirada de bien común, la energía con que emprende todas las acciones que realiza, su profunda fe y compromiso con su labor pastoral y una gran cercanía con todas las personas de la comunidad”. Por esto es que manifestó sentirse esperanzado por su labor pastoral como obispo.

Tranquilidad, Dios asume siempre el riesgo

A veces, todo lo que se emborrona parece claro como el agua. La claridad es siempre cosa de los sencillos, que no significa de los simplones o de los tontos. Pero huye de las intenciones aviesas, aunque se revistan de sabia complejidad. Me ha venido a la mente todo esto al leer la magnífica y sabrosa explicación de Francisco a los niños de una parroquia romana sobre cómo se elige al Papa. Francisco les ha explicado que el elegido no sale por sorteo ni es fruto de una puja… pero tampoco viene anunciado por una trompeta celestial. Hay que rezar, pensar y decidir. Es lo que hacen los cardenales reunidos en cónclave: “hablan entre ellos sobre lo que necesita la Iglesia hoy, y por esto es mejor una personalidad de este perfil o de ese otro… todos razonamientos humanos. Y el Señor envía al Espíritu Santo, y el Espíritu Santo ayuda en la elección. Después, cada uno da su voto y se cuentan los sufragios, y el que tiene dos terceras partes de los números es elegido Papa”. Después, Francisco explicó a los niños que el que resulta elegido puede no ser el más inteligente, tal vez no es el más rápido para hacer las cosas… Lo que le acredita es que a través de todo el proceso (tan humano, podríamos objetar) es el que Dios quiere para ese momento de la Iglesia. Porque a la hora de elegir había 115 (en el caso de Francisco), pero “Dios es el 116”. Todo esto podría no ser más que una catequesis

chispeante y eficaz, pero en el fondo es mucho más. Es una desautorización de algunas épicas que en estos tiempos se deslizan por el continente digital, es una explicación de la naturaleza de la Iglesia llena de realismo y de conmoción. Porque lo conmovedor no es que desde el cielo baje un decreto, una especie de tabla de piedra con la respuesta grabada, sino que Dios se ha implicado con los hombres, corre el riesgo de contar con su razón y su libertad. También es extremadamente saludable contemplar el realismo y la serenidad con los que Francisco traza la dinámica histórica de todo esto: “como en todas las cosas de la vida, el tiempo pasa, el Papa debe morir como todos, o jubilarse, como hizo el gran Papa Benedicto, porque no tenía buena salud, y llegará otro, que será diferente, será diverso, tal vez será más inteligente o menos inteligente, no se sabe. Pero llegará otro de la misma manera: elegido por el grupo de los cardenales bajo la luz del Espíritu Santo. ¿Entendieron?”. Me pregunto si entendemos todos… Si entienden, por ejemplo, los que pregonan lunáticamente el desastre de la Iglesia guiada por Francisco y los que, desde la otra orilla, anuncian el apocalipsis si sale de escena sin dejarlo todo “atado y bien atado”. Menos mal que el buen pueblo de Dios recela siempre de este tipo de profetas y, como los niños de la parroquia romana de Santa María Josefa, está encantado de escuchar a Pedro y se siente seguro anclado a su roca, porque la hace fuerte el número 116. José Luis Restán Páginas Digital

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VISITA AD LIMINA DE OBISPOS CHILENOS

L os obispos chilenos efectuaron su Visita ad limina Apostolorum, que, en latín, quiere decir “a la morada de los apóstoles”, desde el 20 al 28 de febrero pasado y que se desarrolló en Roma. Esta visita, que todos los obispos del mundo realizan cada cinco años, es una manifestación del profundo espíritu de comunión de los pastores con el sucesor de San Pedro, junto al sepulcro del apóstol, primer Papa de la Iglesia. En este viaje, los obispos se reunieron con el Papa Francisco en audiencia y también visitaron las diversas Congregaciones, Consejos y Comisiones Pontificias y a la Secretaría de Estado, entre otros organismos vaticanos. Previo a la visita tuvieron un retiro espiritual en Asís, el que fue predicado por el padre Cesare Vaiani, OFM. Durante el período de la visita, los obispos celebraron la Eucaristía en las cuatro basílicas mayores (San Pedro,

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San Juan de Letrán, San Pablo Extramuros y Santa María la Mayor). Los obispos de Chile en visita Ad Limina tuvieron, el 23 de febrero, una reunión en el Vaticano con el santo padre Francisco, que además de tres horas de duración contó con la presencia de siete cardenales y prefectos de dicasterios. El cardenal arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, señaló que “ha sido un diálogo muy cordial, muy sincero y profundo, con mucha perspectiva de renovación para la Iglesia universal y también para la Iglesia en América Latina y Chile en particular”. Se abordó, entre otros, el tema de las leyes contrarias al pensamiento cristiano promulgadas o que están en discusión en Chile, como el aborto, los matrimonios igualitarios, el proyecto de identidad de género. (Ver pág. 70 de esta edición).


Cardenal Ricardo Ezzati

“La ideología de género es de algunos, no de la gente común” La ideología de género es contraria a la revelación cristiana, no viene de la gente común, sino de grupos interesados. Este ha sido uno de los temas que los obispos de Chile, en visita ad limina, conversaron con el Papa Francisco, le indicó a Zenit el arzobispo de Santiago de Chile, cardenal Ricardo Ezzati. “Tocamos también el tema de la ideología de género y el Papa Francisco nos hizo ver lo que significa desde la perspectiva teológica y pastoral este desafío grande”. Francisco subrayó, dijo el cardenal, que “en primer lugar toda esta doctrina del género es contraría a la revelación cristiana, de Dios que es padre, de Dios que nos llama a ser miembros

de una comunidad, de amarnos y de ser fecundos”. Y por consiguiente —prosiguió el cardenal salesiano— nos hizo una gran invitación a entrar en este mundo muy marcado por esto, con la novedad del Evangelio y con la capacidad de hacerlo también de la manera pedagógicamente y pastoralmente adecuada”. “La teoría de género —prosiguió el purpurado— no viene de la gente, sino de algunos, que también son gente, pero no de quienes uno encuentra todos los días en la calle. Es una ideología que proviene de grupos interesados”. Concluyó recordando que “la verdad hay que decirla y testimoniarla de manera respetuosa, porque tenemos una buena noticia que entregar”.

Papa Francisco habla del Padre Hurtado Durante la homilía del 28 de febrero en Santa Marta, el Papa Francisco se refirió a San Alberto Hurtado. Presentamos algunos párrafos de esa prédica. “…Da al Altísimo como él te ha dado a ti, con generosidad, según tus posibilidades. Cara alegre, de buena gana, con generosidad, con alegría. La señal de que vamos por esa senda del todo y nada, de la plenitud anonadada, es la alegría. Al joven rico, en cambio, se le oscureció el semblante y se fue triste. No fue capaz de recibir, de acoger esa plenitud anonadada. Los Santos, Pedro mismo, sí la acogieron. Y en medio de las pruebas, de las dificultades, tenían contento el rostro, la cara

alegre y la alegría del corazón. Esa es la señal. “Recordemos al santo chileno Alberto Hurtado. Trabajaba siempre, dificultad tras dificultad, por los pobres. Fue un hombre que hizo camino en aquel país. ¡Su caridad por la asistencia a los pobres! Pero fue perseguido y tuvo muchos sufrimientos. Y cuando estaba precisamente ahí, anonadado en la cruz, su frase era: Contento, Señor, contento. Que él nos enseñe a ir por esa senda, que nos dé la gracia de ir por ese camino, un poco difícil, del todo y nada, de la plenitud anonadada de Jesucristo, y decir siempre, sobre todo en las dificultades: Contento, Señor, contento.”

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Madre Irene García de Prado Falleció fundadora de las Hermanas del Buen Samaritano

En la ciudad de Molina, el 17 de febrero pasado, falleció la Madre Irene García de Prado, a la edad de 89 años, rodeada de sus hijas de la congregación Hermanas del Buen Samaritano, después de una vida intensa de trabajo por Dios y los pobres. Presentamos algunos párrafos de la Homilía de la Misa exequial por la Madre Irene García, pronunciada por S.E. Monseñor Ivo Scapolo, Nuncio Apostólico, en la Iglesia Parroquial de Molina, el domingo 19 de febrero de 2017. “Acabamos de escuchar la famosa parábola del buen samaritano. Las mismas Hermanas del Buen Samaritano han pedido que se lea esta página del Evangelio de San Lucas, que expresa de manera tan clara y emblemática el mensaje de misericordia de Jesús y la esencia del carisma del Instituto fundado por la Madre Irene García de Prado. Al final de la parábola, Jesús termina diciendo: «Vete y haz tú lo mismo». ….“Durante el Año Santo Extraordinario de la Misericordia, el Papa Francisco ha afirmado que “el Evangelio de la misericordia continúa siendo un libro abierto, donde se siguen escribiendo los signos de los discípulos de Cristo, gestos concretos de amor, que son el mejor testimonio de la misericordia. Todos estamos llamados a ser escritores vivos del Evangelio, portadores de la Buena Noticia a todo hombre y mujer de hoy. Lo podemos hacer realizando las obras de misericordia corporales y espirituales, que son el estilo de vida del cristiano” (Homilía del 3 abril de 2016). “A la luz de estas palabras del Papa Francisco podemos decir que sin duda la Madre Irene, en su larga vida de consagrada, ha sabido escribir con su testimonio páginas enteras y maravillosas de este libro abierto que es el Evangelio de la misericordia. Caracterizándose siempre por una entrega total al Señor y a los hermanos más necesitados, realizando

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innumerables actos de caridad y de servicio como cuando se trataba de acoger una nueva persona necesitada, muchas veces en condiciones deplorables; o cuando haciendo tesoro de su larga experiencia de enfermera en España, se ponía ella misma a curar las heridas o tratar las enfermedades; también cuando acogía a todos no obstante la falta de espacio, de recursos materiales y humanos. Ha escrito con su vida palabras de misericordia cuando también se preocupaba que ninguno de los enfermos terminales concluyera su vida sin recibir los sacramentos o cuando trabajaba incansablemente incluso hasta altas horas de la noche para encontrar una solución a los varios problemas que debió enfrentar. Todos estos “gestos” constituyen un luminoso mensaje evangélico de misericordia que Madre Irene nos deja y que nosotros tenemos que mantener vivo y expandir mediante nuestros actos de misericordia. “Uno de los aspectos encantadores de Madre Irene era su gran amor a los enfermos, ancianos y abandonados. Ella creía profundamente —y lo repetía continuamente— que en cada enfermo y necesitado está Jesús. Ha actuado concretamente conforme a las palabras de Jesús que dice:“Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo” (Mt 25,40). Por este motivo amaba celosamente a sus enfermos y deseaba que fueran tratados de una manera digna y adecuada, preocupándose de su bien corporal y sobre todo espiritual. Ella veía a Jesús en cada persona necesitada que encontraba. Era profundamente consciente de lo que nos ha recordado el Apóstol Pablo en la segunda lectura de hoy: “¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?”. Consciente de lo precioso que es cada ser humano, de su dignidad, ha cuidado de todos con ejemplar generosidad, cuidado y cariño. “Madre Irene cultivó siempre un gran amor a la Iglesia, a la Santa Sede, de manera especial al Papa que, como me dijo en varias ocasiones, ella deseaba vivamente poder un día saludar. Durante su enfermedad, rezaba por él y seguía mediante la televisión su incansable apostolado de Vicario de Cristo y Sucesor de Pedro. Creo oportuno en este momento agradecer públicamente a Madre Irene porque ha expresado concretamente este amor al Papa poniendo a disposición de la Nunciatura Apostólica una comunidad de hermanas de su Instituto. “El deber de mantener vivo el ejemplo de Madre Irene lo tenemos todos nosotros; sin embargo de manera especial lo tienen las Hermanas del Buen Samaritano que, bajo la guía de la Madre General Patricia Ibarra, tienen la responsabilidad de custodiar el carisma que el Señor les ha donado mediante Madre Irene”.


http://omnisterra.fides.org ‘Omnis Terra’, edición digital: revista de cultura y misión La revista “Omnis Terra” de cultura, misión y análisis de noticias editada por los secretariados internacionales de las Obras Misionales Pontificias vuelve a lanzarse en edición digital, y puede ser consultada online en la web: http://omnisterra.fides. org o desde la página principal del sitio web de la Agencia Fides (www.fides.org) que se encarga de la publicación a través de su equipo de redacción. Lo indicó la agencia de noticias Fides, precisando que “Omnis Terra” nació en 1961 en francés, como boletín interno del Secretariado Internacional de la Pontificia Unión Misional (PUM). “Eran los años del despertar primaveral de la identidad misionera de toda la Iglesia y en los albores del Concilio Ecuménico Vaticano II, la Iglesia, los Padres del Concilio, comenzaron a tomar conciencia de que la misión no era solo para unos pocos, es decir, solo para los misioneros”, dice el padre Fabrizio Meroni, PIME, secretario general de la PUM y director de “Omnis Terra”. Hoy “Omnis Terra” vuelve a proponerse a los lectores en una fase experimental que, durante el 2017, contará con la publicación de tres números. En su versión multilingüe en línea, la revista vuelve con la “intención de dar a conocer las riquezas de la experiencia cristiana y de la reflexión teológica, espiritual, misionera y pastoral de las Iglesias particulares, de sus centros de estudio e investigación, dispersos por el mundo”.

www.allstandtogether.com StandTogether: Apoyo a los cristianos perseguidos La iniciativa #StandTogether (Estemos juntos) para dar voz a todos los cristianos que sufren persecución o discriminación, en particular a quienes viven en Oriente Medio, fue presentada el 23 de febrero

pasado en la Embajada de España ante la Santa Sede. La iniciativa cuenta con el apoyo de diversas instituciones y quiere reforzar una cultura del diálogo y de la paz a través de los testimonios que llegan desde los lugares en donde se viven situaciones dramáticas. Entre los iniciadores del proyecto figuran el Centro internacional de Comunión y Liberación, que en la Feria de Rimini en agosto de 2016 había dedicado un espacio; la Asociación Amigos de Rome Reports; la Fundación Promoción Social de la Cultura y la Asociación Iscom. Se ha sumado además la Orden de Malta. La filosofía del proyecto Stand Together es que conocer las historias de los cristianos o pueblos perseguidos y para ello apoyarse a través de las redes sociales es de gran importancia. El Patriarca siro-católico de Antioquía, Ignace Youssef III Younan, indicó que antes de la guerra de Irak de 2003 se calculaba que en su patriarcado vivían más de un millón de cristianos y ahora quedan menos de 300 mil. Y precisó que el patriarcado no es un territorio como el de una diócesis, sino extendido en varios países, de Siria al Líbano e Irak. Roberto Fontolán, por su parte, indicó la importancia de dar a conocer el bien que supone la presencia de cristianos en estas regiones marcadas por la violencia y la tribulación. Y el CEO de Rome Reports añadió que es de gran importancia transmitir bien lo que está sucediendo en esta región del mundo para obtener resultados concretos y esto se hace en la web www.allstandtogether.com y en las redes sociales. www.gallica.bnf.fr Biblia original de Gutenberg versión online publicada por la Biblioteca Nacional Francesa

La Biblia elaborada por el tipógrafo Johannes Gutenberg fue el primer libro impreso en Occidente con la técnica denominada como “de caracteres móviles”. Los chinos ya dominaban esa técnica desde el siglo IV y la primera Biblia de Gutenberg fue elaborada, montada e impresa en Maguncia, mucho más tarde, alrededor del año 1455. La impresión de esta obra de Gutenberg tiene importancia capital para Europa en la historia moderna. De ella existen apenas 50 ejemplares esparcidos por el mundo. Dos de esos ejemplares aún existentes forman parte de la colección de libros raros de la Biblioteca Nacional de Francia, una de las mayores instituciones literarias en el mundo. Se estima que su acervo sea de más de 30 millones de volúmenes. Uno de los ejemplares de la BNF es una copia de la Biblia totalmente impresa en pergamino, que preserva todavía hoy una luminosidad y una nitidez excepcionales. La otra copia perteneciente a la BNF fue impresa en papel, pero adquiere una gran importancia histórica por ser la única que trae una nota manuscrita que certifica que la impresión fue concluida en 1456, ofreciendo, por tanto, una de las pocas informaciones cronológicas sobre el período en cuestión. La copia online fue sacada de la Biblia impresa en pergamino. Las partes de la Biblia que aparecen en los colores rojo o azul (los títulos de los capítulos, la apertura y la conclusión de los libros bíblicos, las referencias, los números romanos de los capítulos) fueron todos coloreados después del proceso de impresión, tornando cada ejemplar en original e irrepetible. Estos verdaderos tesoros de arte y cultura pasan, a partir de ahora, a estar disponibles para consulta gratuita en el sitio www.gallica.bnf.fr que llenó la edición online con comentarios, imágenes, notas.

La Biblioteca Nacional de Francia (BNF) acaba de publicar, online, la Biblia de Gutenberg. De los cuatro ejemplares existentes en Francia y hasta hoy conservados, la BNF posee dos de ellos. Una de las copias está impresa en pergamino y la otra en papel.

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Fundación “Centesimus Annus-Pro Pontifice” III Premio Internacional “Economía y Sociedad”

El III Premio Internacional “Economía y Sociedad” de

Coordinador del C9, cardenal Rodríguez Maradiaga: “Francisco ya hizo 18 reformas importantes en la Iglesia”

la Fundación “Centesimus Annus-Pro Pontifice” y del Congreso Internacional “Constructives alternatives in an Era of Global Turmoil” fue presentado el 15 de febrero pasado en la Sala de Prensa de la Santa Sede, en donde intervinieron el cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Múnich y Freising, y el presidente de la Fundación Centesimus Annus Pro Pontifice, Domingo Sugranyes Bickel.

El Consejo de los nueve cardenales, llamado también el

El Premio Internacional recayó en el alemán Markus Vogt por su obra Prinzip Nachhaltigkeit. Ein Entwurf aus theologisch-ethischer Perspektive, Múnich, 2013. Su obra, explicó el cardenal Marx, destaca el papel de la sostenibilidad como uno de los principios fundamentales de la Doctrina Social, junto a los de la personalidad, la solidaridad y la subsidiariedad. De hecho, considera la sostenibilidad como un desarrollo para nuestro tiempo del principio tradicional del bien común. El Premio a los periodistas, instituido este año, va al religioso asuncionista francés Dominique Greiner por su blog “La doctrine social sur le fil”, publicado en la página web del diario “La Croix”, y al alemán Burkhard Schäfers, por su programa radiofónico “Oswald von Nell-Breuning – Was ist von der katholischen Soziallehre geblieben”. El premio se les otorgará el 18 de mayo en el romano Palazzo della Cancelleria, en el contexto del congreso internacional anual de la Fundación Centesimus AnnusPro Pontifice, que tiene como finalidad promover la difusión de la doctrina social de la Iglesia. El cardenal Marx, presidente del jurado del Premio “Sociedad y Economía”, ilustró los motivos del galardón, al que se han presentado esta vez más de 57 obras procedentes de 12 países de los cinco continentes y explicó que con la institución del premio a los periodistas ese organismo quería reconocer la importancia de esa profesión en la difusión de la Doctrina Social de la Iglesia.

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C-9, que asesora al Santo Padre en la reforma de la Curia Romana y en temas de la Iglesia, ha realizado 18 reformas importantes. Lo indicó el cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga, el coordinador del C-9, en una entrevista al semanal de Turín, ‘La voce del tempo’, publicado el 13 de febrero pasado, precisando que muchas de ellas han pasado desapercibidas porque no hacen ruido. Entre las tareas, explica el cardenal hondureño, “un número excesivo de dicasterios”, motivo por el cual se procedió a unificar a algunos consejos en dicasterios, “para simplificar la burocracia y trabajar más ágilmente”, o sea, no un centralizar, sino un agilizar. El coordinador del C-9 añade que “cuando las reformas habrán terminado”, saldrá la nueva constitución sobre el gobierno de la Iglesia: “No será el inicio pero el final de un proceso”. Precisa que se modificará la ‘Pastor Bonus’, el actual reglamento promulgado por san Juan Pablo II sobre el gobierno de la curia y sus congregaciones pero que el trabajo del C-9 proseguirá, porque ha sido constituido también “para ofrecer consejos al Santo Padre cuando él los pide”. El cardenal latinoamericano indica que “cuando el Papa Francisco habla de Iglesia en salida, nos dice que no debemos detenernos en nuestras curias, en nuestras sacristías, pero salir hacia aquellos que se alejaron o que nunca hemos encontrado porque nunca nadie les ha hablado de Dios”. Es necesario, asegura, difundir “la alegría del Evangelio” que emerge de la Evangelii gaudium, que “resume el estilo latinoamericano del Papa Francisco: el gozo y la alegría”. Sobre el próximo sínodo de los obispos que se celebrará en Roma en octubre de 2018 sobre el tema de los jóvenes, el cardenal indica que “debemos prepararnos bien, escuchando también a los jóvenes que no vienen


a la Iglesia, a aquellos marginalizados por la droga, tenemos que atraerlos hacia Dios”. Y concluye recordando que así obraba Don Bosco y quiere Francisco, “mirando a una Iglesia que camina con ellos, abierta al cambio, en salida para estar cerca de cada uno”.

Musulmanes y católicos Encuentro en la Universidad sunita de Al-Azhar

“una nueva etapa” en las relaciones con los musulmanes: “Hemos deliberadamente dicho que nosotros queremos trabajar juntos hoy y mañana, y yo creo que es importante porque es algo concreto”, subrayó. Y añadió: “Digamos que el camino se puede nuevamente recorrer”.

Academia de las Ciencias: ‘Energía limpia, nueva agricultura y ciudades inteligentes’

El encuentro sobre la Extinción biológica y cómo salvar

Los terroristas querrían “demostrar que no es posible vivir juntos con los musulmanes; nosotros afirmamos lo contrario”, declaró el cardenal francés Jean-Louis Tauran, al regresar de Egipto de un encuentro que concluyó el domingo 26 de febrero en el Cairo, Egipto, en la Universidad Al-Azhar, la principal institución del islam sunita. “Los encuentros como estos que se han realizado aquí son dones hechos a la humanidad, porque ellos demuestran que existe la posibilidad de trabajar juntos”, dijo el cardenal, en este encuentro que se realiza nueve meses después del histórico encuentro el 23 de mayo de 2016, entre el papa Francisco y el gran imán de AlAzhar, Ahmed al-Tayeb. “Más aumenta la violencia —y esto es grave—, más se vuelve necesario multiplicar este tipo de encuentros”, afirmó el cardenal. “Hemos buscado juntos la causa de la violencia y nos hemos encontrado de acuerdo —en particular los musulmanes— en afirmar que no se puede invocar la religión para justificar la violencia. Tenemos que seguir en este camino”. Aseguró también que los musulmanes y católicos “se encontraron de acuerdo sobre la gravedad de la situación de violencia y sobre la necesidad de transmitir valores a las jóvenes generaciones”. El cardenal subrayó que este encuentro ha marcado

el ambiente natural del cual depende la humanidad se realizó en la Academia Pontificia de las Ciencias en el Vaticano, en marzo pasado. Para dar a conocer los resultados del ‘Workshop‘ intervinieron el profesor Werner Arber, premio Nobel de medicina y presidente de la Pontificia Academia de las Ciencias, y dos académicos de la misma: Peter Hamilton Raven y Partha Sarathi Dasgupta, así como su canciller, Mons. Sánchez Sorondo, en una conferencia de prensa. “Estamos convencidos de que —señaló Mons. Sánchez Sorondo— la actividad humana con elementos fósiles, principalmente el petróleo y el carbón, acaba produciendo calentamiento global, alterando el ciclo del agua y produciendo la extinción de la biodiversidad”. Añadió que las actividades de este tipo son realizadas principalmente por los países industrializados, y todos sienten estos cambios, pero los sufren especialmente las poblaciones más pobres. Los países industrializados son los principales responsables, pero también las poblaciones pobres que tienen que vender sus junglas o bosques a precios ridículos para poder sobrevivir, dijo. Y las soluciones que se proponen, indicó Mons. Sánchez Sorondo, son: “el cambio hacia una energía limpia, nuevas técnicas agrícolas, nuevas ‘ciudades inteligentes’, pequeñas y autosuficientes en energía”. Pero ello no solo para las nuevas urbanizaciones, porque “hay ciudades antiguas como New Orleans que están realizando cambios importantes”, y estas ‘ciudades inteligentes’ les permiten “vivir mejor también a las periferias”. Es necesario en un cuadro más global, explicó el canciller, la erradicación total de la pobreza, causa directa o indirecta de esta situación, “no solamente porque lo necesita la vida humana, sino para vivir también gracias a la biodiversidad”.

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Sobre la población, aseguró, la mejor forma de progresar es la existencia de familia en el sentido cristiano, y subrayó que “la carbonización del aire no es a causa de la cantidad de población, sino por la actividad humana que usa materiales fósiles”.

Por su parte, el profesor Werner Arber, premio Nobel, consideró de gran importancia iniciar este cambio, no solo a medio término, sino también pensando a los próximos siglos, y educando las poblaciones desde ahora para eso.

CÓMO APLICAR AMORIS LAETITIA

EL CARDENAL MARTÍNEZ SISTACH, EXPLICA, Y APLICA, LA COMUNIÓN A DIVORCIADOS VUELTOS A CASAR “Si no damos importancia a la conciencia en la Iglesia, hacemos un teatro. ¿Le pedimos a la gente la partida de bautismo o si han confesado antes de darles la comunión? Estamos llamados a formar las conciencias, pero no a pretender sustituirlas”. En apenas medio minuto, el cardenal emérito de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, sintetizó el pensamiento del Papa Francisco en lo tocante a la polémica de los divorciados vueltos a casar. Sencillo, claro y conciso, como su libro “Cómo aplicar Amoris Laetitia” (Claret), que se presentó en Madrid el 8 de febrero pasado. Un “manual” para concretar los principios de la exhortación pastoral de Francisco, en especial en lo tocante al famoso —y polémico— capítulo VIII de la misma. “Si el interesado, en conciencia y ante Dios, constata que se da alguna circunstancia que hace que a la situación objetiva de pecado no le corresponde imputabilidad subjetiva grave, puede acceder a los sacramentos”. El primado de la conciencia. “Rectamente formada, pero de la conciencia”. Así de sencillo. Sin más interpretaciones, como el propio Papa ya comentó, aunque algunos, los de siempre, sigan sin querer darse por enterados. Haciendo hincapié en las “circunstancias atenuantes y eximentes en situaciones concretas”. Porque el Papa Francisco no “bendice” el divorcio ni el “adulterio”, como se afanan en asegurar los “profetas de desventuras”, pero sí se centra en la acogida y la integración. «Hoy, más importante que la pastoral de los fracasos, es el esfuerzo para consolidar los matrimonios y no las rupturas. Es preferible prevenir que curar”, apuntó Sistach, quien defendió la “naturaleza magisterial” de AL frente a los que quieren “desdibujar su carácter doctrinal”. “No son simples orientaciones pastorales. Es un documento pastoral, pero también de magisterio ordinario, que pide una aceptación y adhesión de los cristianos”. «Acompañar, discernir e integrar”. Estas son las claves de la Iglesia de Francisco, que “no cambia nada de la doctrina de la Iglesia”, señaló Sistach, pero sí pone hincapié en algunas actitudes: la misericordia hacia todas las familias; acompañar y discernir para integrar más en la comunidad cristiana; discernimiento espiritual en conciencia y en el fuero interno con la ayuda de un sacerdote; doctrina moral de las circunstancias atenuantes y eximentes aplicable a los actos humanos; discernimiento de los divorciados y vueltos a casar civilmente sobre el precedente matrimonio y sobre la nueva unión; y los criterios de los obispos de la región de Buenos Aires. “El eje es la mayor integración de los bautizados en la comunidad cristiana”, señaló el purpurado. O, en otras palabras, “ser más cristianos, personas cristianas en la Iglesia”. Esta posible mayor integración de los divorciados y vueltos a casar “incluye diversas formas, pudiendo llegar a los sacramentos de la penitencia y la Eucaristía».

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Sistach relató cómo él fue uno de los tres padres sinodales (los otros fueron el argentino Víctor Manuel Fernández —el teólogo del Papa— y el hoy cardenal de Panamá) que modificaron el número 85 del documento en estudio durante el Sínodo. “Al principio, se hablaba directamente de confesión y comunión —confesó—. Pero, después del café, en el camino hacia el Aula, hablando con el Papa, me dijo que valía más hablar de integración. Entonces me apresuré a preparar una propuesta en esta nueva orientación, y la repartí a cardenales y amigos de distintos grupos. En el nuestro, tres miembros habíamos preparado una propuesta nueva, para una mayor integración. De las tres similares, nos dijeron que hiciéramos una. Aprobada por el grupo, pasó al documento final”. Este cambio de orientación, recordó Sistach, resultó “muy positivo”, porque “más que centrarse en que pudieran confesar y comulgar, convenía hablar de una mayor integración. Y para saberlo, es necesario un acompañamiento y un discernimiento, que son medios para la integración». Pero, ¿pueden o no comulgar? “En AL, el Papa dice que a causa de los condicionamientos o factores atenuantes, es posible que en medio de una situación objetiva de pecado, que no sea subjetivamente culpable, o no de modo pleno, y se pueda vivir en gracia de Dios, se puede crecer recibiendo para ello la ayuda de la Iglesia (305 de AL). La nota al texto decía que esta ayuda sería, en ciertos casos, la de los sacramentos”. Todo ello, siguiendo un “proceso de discernimiento”. ¿En qué consiste? “El discernimiento en divorciados y vueltos a casar ha de considerar aspectos del anterior matrimonio y la nueva unión. Si en algún momento, el interesado, en conciencia y ante Dios, constata que se da alguna circunstancia que hace que a la situación objetiva de pecado no le corresponde imputabilidad subjetiva grave, se puede acceder a los sacramentos”. La conciencia como categoría fundamental, como apuntaba el Concilio y como consagraba el propio Juan Pablo II en la Familiaris consortio. “AL no admite a los divorciados y vueltos a casar a los sacramentos, porque el Papa no habla de categorías, sino de personas, por lo que hay que hacer, en cada caso, el proceso de discernimiento, para ver si se puede, o no se puede, en cada caso. El Papa no hace otra cosa que lo que Juan Pablo II decía en la Familiaris consortio, y lo ha llevado a las últimas consecuencias”, aclaró Sistach. “Hay que revisar estas ‘prohibiciones’, eso es la integración», culminó Sistach, respondiendo a los sectores más inmovilistas, que entienden la Iglesia como una cárcel y no como la casa de misericordia por la que aboga Francisco. Y es que “AL nos llegó dentro del Año Santo de la Misericordia. No es ninguna casualidad, sino que responde al deseo del Papa”. En las preguntas posteriores, ambos fueron preguntados por la aplicación práctica de la Amoris laetitia. Porque una cosa es la teoría, y otra distinta, la práctica. Por eso Sistach quiso escribir este libro. “Es más fácil de lo que puede parecer”, proclamó, “porque es la decisión de la conciencia del interesado, el sacerdote solo tiene que ayudarle para ver en qué situación se encuentra”. El cardenal de Madrid sí reconoció haberse encontrado con bastantes casos, que “he acompañado en el primer momento, y luego los he derivado a las personas que están dedicadas a esto”. Sistach fue expresamente crítico con los cuatro cardenales que presentaron públicamente sus “dubia” a Amoris laetitia, y que amenazaron con “corregir” públicamente al Papa. “Es lamentable que las publiquen. Hay un principio de moral tradicional que dice que las circunstancias atenuantes y eximentes se pueden aplicar” al caso de los divorciados. En opinión del cardenal, “el documento es claro. Y es que, además, salió un documento de los obispos de la región de Buenos Aires, y el Papa les contestó diciéndoles que no hay otra interpretación. Si el autor del documento considera que esa es la interpretación, no es necesaria otra aclaración. El Papa ya les ha respondido escribiendo AL”. (Resumen de Jesús Bastante, Religión Digital)

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Música sacra: “Valorizar la tradición, saber ‘inculturar’, evitando la mediocridad”

Invitó así a “promover una adecuada formación musical, también entre quienes se preparan para ser sacerdotes” y elogió la “reflexión sobre la formación estética y musical, sea del clero como de los religiosos y de los laicos empeñados en la vida pastoral, y más directamente en las scolae cantorum”. Porque “encarnar y traducir la Palabra de Dios en cantos, sonid7os, armonías que hagan vibrar el corazón de nuestros contemporáneos, creando también un clima emotivo oportuno, que disponga a la fe y suscite la acogida y la plena participación al misterio que se celebra”. Es necesario, concluyó el Papa, “que la asamblea litúrgica y el pueblo de Dios perciban y participen con todos los sentidos, físicos y espirituales, al misterio de Dios”.

La música sacra y el canto litúrgico tienen una tarea: “donarnos el sentido de la gloria de Dios, su belleza, su santidad que nos envuelve como una “nube luminosa”. Lo indicó el Papa Francisco el 4 de marzo pasado en el Vaticano, en la audiencia que concedió a los participantes del Congreso internacional de música sacra, que llevó por título: ‘Música e Iglesia: culto y cultura 50 años después del documento Musicam sacram”. El congreso fue organizado por el Consejo pontificio de la cultura, por la Congregación para la educación católica, en colaboración con el Consejo pontificio de música sacra, y del Instituto pontificio litúrgico del Ateneo de San Anselmo. El Santo Padre recordó que el Concilio Vaticano II advirtió la dificultad de los fieles para participar en la liturgia, en su lenguaje y signos. Así fueron emanadas instrucciones, entre las cuales el documento Musicam Sacram. La finalidad era la de una participación más intensa de la asamblea de los fieles, y se señalaba que la verdadera solemnidad no dependía tanto de las formas ricas o del aparato y fausto, sino “del modo digno y religioso de la celebración”, respetando el religioso silencio y la musicalidad del lenguaje con la cual el Señor nos habla. Señaló también a los presentes reunidos en la Sala Clementina que se trata de “custodiar y valorizar el rico y multiforme patrimonio heredado del pasado, utilizándolo con equilibrio en el presente y evitando el riesgo de una visión nostálgica o ‘arqueológica’”. Por ello se invitó a que la música sacra y el canto litúrgico sean “plenamente inculturados en los lenguajes artísticos y musicales actuales”. El Papa reconoció entretanto que, en esta tarea, aparecieron diversas problemáticas relacionadas con el lenguaje, las formas y los géneros musicales y que a veces prevaleció una cierta mediocridad, superficialidad y banalidad, en perjuicio de la belleza y de la intensidad de las celebraciones litúrgicas.

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Exhibición de arte sacro Obras maestras de arte sacro del siglo XVIII de los templos de París

El Petit Palais, el Museo de Bellas Ar tes de París, presenta la exposición “El Barroco durante la Ilustración”, una colección de obras maestras de arte sacro del siglo XVIII de los templos de París. La muestra es organizada por la Fondation Avenir du Patrimoine in Parisen (FAPP) en los 25 años de la Fundación Notre Dame y reúne 200 obras de gran valor artístico y religioso. “Por primera vez, el Petit Palais presenta al público una espectacular colección de obras realizadas para la Iglesia, algunas de extraordinarias dimensiones, en un montaje excepcional”, informó la Arquidiócesis de París. “De hecho, (la exhibición) sugiere el interior de un templo y sus espacios adjuntos (capilla, sacristía) en un viaje que revela entre otras cosas el trabajo de restauración y conservación del que se benefician las pinturas, con una iluminación adaptada”. El museo destacó el gran valor artístico de las piezas exhibidas y recordó que en todas las épocas “los templos de París eran conocidos como lugares donde admirar la pintura contemporánea: los artistas por tanto exhibían su mejor trabajo”. De igual manera, “las parroquias y congregaciones que buscaban renovar los templos de la capital estaban entre los mayores


patrocinadores de los pintores en toda la historia”. La Arquidiócesis destacó la muestra como una oportunidad para que todos los promotores del cuidado

del patrimonio de la Iglesia hagan conocer a los jóvenes los esfuerzos que se requieren para poderlo heredar a las futuras generaciones.

A 100 AÑOS DE LA REVOLUCIÓN RUSA

RUSIA, DE FEBRERO A OCTUBRE

Se conmemoran los cien años de la Revolución Rusa, acontecimiento trágico que proyectó su sombra a todo el siglo XX. Al poco tiempo, el experimento ruso —soviético— había fundado no solo una sociedad humana radicalmente nueva como ninguna revolución lo había antes alcanzado, sino también se creaba el comunismo de manera casi instantánea en Europa, en América y en una parte de Asia. Sabemos cómo también tuvo una presencia simultánea en Chile, por la irradiación, por vinculaciones directas y por una corriente favorable a esa perspectiva que existía desde 1900. Después de 1945, con el triunfo de Mao en China y que una parte del mundo intelectual y cultural viera inevitable o deseable a los sistemas surgidos como emulación o que fueron impuestos, muchos creían que su triunfo final en el mundo era necesario e irreversible, se les temiera o se les apeteciera. Se decía que la revolución había sido el resultado de un proceso imparable y se expresaba un mensaje codificado de que en eso consistía el futuro radiante de la humanidad. Como en tantas cosas, en la revolución hubo lo inevitable y también mucho de azar. Era claro que Rusia desde fines del XIX iba a pasar por un período de convulsiones; el mismo progreso acelerado que experimentaba carcomía al sistema político. Quizás hasta el zarismo hubiese sobrevivido; Nicolás II podría haberse desempeñado bien en el siglo XVIII, en un medio donde no se cuestionaba su legitimidad; da la impresión de que hubiese sido un excelente monarca constitucional, como los de Europa Occidental en el siglo XX. Naufragó en el torbellino de la Primera Guerra Mundial. Lo más decisivo, la guerra debilitó al ejército zarista por derrotas, desgaste y descontento. La revolución de febrero (fue en marzo, pero en Rusia se usaba otro calendario) expresó ese malestar y derrocó fácilmente a la monarquía. El gobierno provisional, encabezado por liberales y socialistas

moderados, apoyó la “democratización” del ejército, lo que obviamente lo destruyó. El poder recayó en los grupos armados. Como dijo un dirigente revolucionario, “el gobierno tiene la responsabilidad pero carece de poder; nosotros tenemos el poder y ninguna responsabilidad”. No cabía duda quién se tomaría el poder, los bolcheviques con Lenin en la revolución de octubre (noviembre, ídem). Construyeron la primera y más simbólica experiencia totalitaria del siglo XX, un colosal derroche de energía con sus creaciones y exterminios. El radicalismo ya estaba anunciado con el cruel asesinato de la familia imperial en 1918 y de todos sus acompañantes. La sociedad soviética no fue creativa en nada que no estuviera en otra parte, aunque con mucha propaganda asumida como verdad por tanto intelectual crítico. Aparecía como una perfecta “aldea Potemkin” (el favorito de Catalina la Grande, se decía que prefabricaba aldeas perfectas para mostrar el progreso), una sociedad congelada en lo demás, y amurallada como todo sistema marxista, no para que no llegara nadie (nadie inmigraba), sino para que nadie saliera. Para mí, lo más decisivo es que hasta el mismo pensamiento marxista fue aniquilado. Una vez derrumbado el régimen, la Rusia de Putin corresponde al nacionalismo más extremo del zarismo, desprovisto de la gracia de este último. Se puede decir que sin la revolución de octubre hubiéramos tenido la misma historia ideológica a lo largo del siglo XX. Existía un marxismo revolucionario antes de 1914, así como las otras expresiones propias a esta era, al menos en germen. El triunfo de Lenin, sin embargo, le daría rostro y desgarro a todo el globo en el siglo de las guerras mundiales y de la Guerra Fría. Ver artículo “Karl Marx. A 100 años de la Revolución Rusa”, en pág. 116. JOAQUÍN FERMANDOIS *Artículo publicado en El Mercurio, 28.II.17

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ENTREVISTA DEL PAPA FRANCISCO CON DIE ZEIT:

“LOS POPULISMOS SON MESIÁNICOS Y TERMINAN MAL” “La idealización de una persona es una forma sutil de agresión” y “cuando me idealizan, me siento agredido”. Lo indica el Papa Francisco en una entrevista recién publicada a inicios de marzo, en el semanario alemán Die Zeit. Y precisa: “No me considero un hombre excepcional”. “Soy un pecador”, “un hombre que hace lo que puede”. La entrevista trata de muchos temas, pero se inicia con algunos ataques que el Pontífice ha sufrido, como unos afiches pegados en la zona del Vaticano que le acusaban de ser “poco misericordioso”. Así el Papa señala que “desde el momento en que he sido elegido Papa, no he perdido la paz. Comprendo que a alguien no le guste mi modo de actuar, pero lo entiendo; hay tantos modos de pensar, es legítimo y también es humano, es una riqueza”. Señaló que en los afiches el dialecto usado “era muy bello”, y “no lo ha escrito uno de la calle”, sino se ve que ha sido una persona culta. Recordó también que todos los días reza una oración de Santo Tomás Moro para “pedir el sentido del humor” y que el Señor se lo concede. Interrogado sobre el caso de la Orden de Malta, Francisco explicó que existían problemas difíciles de gestionar, que el cardenal Burke sigue siendo el Patrono, pero que ha nombrado a un delegado capaz de arreglar las cosas. A propósito de las vocaciones, el Santo Padre reconoce que “es un problema grande y grave”, porque si no hay sacerdotes, falta la Eucaristía, y “la Eucaristía hace Iglesia”. Consideró que si faltan las vocaciones sacerdotales, también es porque falta la oración, sin subestimar el problema de la baja natalidad. Calificó como importante el trabajo con los jóvenes, pero advirtió que no se puede caer en el proselitismo, y que además es necesario seleccionar, porque si no existe una vocación verdadera, después será todo el pueblo quien sufrirá. Añadió entretanto que el “celibato opcional no es la solución”. El Pontífice respondió sobre sus momentos de dificultad en la Fe, y reitera que ha tenido “momentos oscuros” y también “momentos vacíos”. Incluso situaciones que han hecho que se enojara con Dios; si bien “no se puede crecer sin crisis”, contrariamente “uno se queda infantil”. ¿Cómo volver a la fe? Francisco le indica al entre-vistador que la fe es un don: “La pido, y Él responde. ¡Antes o después¡ Pero a veces es necesario esperar una crisis”. Interrogado sobre si el hombre es bueno o malo, Francisco responde que “el hombre está hecho a imagen de Dios”, pero “ha sido tentado y está herido”, por tanto, “es débil”. “Adán no fue malo. Fue débil, fue tentado por el diablo. En cambio, la primera maldad es la del hijo, la de Caín”, que mata no por debilidad, sino “por celos, por envidia, por deseo de poder… es la maldad de las guerras” como “la maldad de quien fabrica armas”. Sobre el reaparecer de los movimientos populistas en Europa, el pontífice no niega su preocupación, porque detrás de ellos “hay un mesianismo” y se justifican porque hablan de defender la identidad de un pueblo. Lo contrario de lo sucedido después de la II Guerra Mundial, con la unidad europea, realizada por líderes “que son capaces de llevar adelante el bien del país sin estar ellos en el centro”. Porque “el populismo es malo y al final termina mal, como nos lo demuestra el siglo pasado”.

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Raíces cristianas del método de aprendizaje María Montessori, la mujer que revolucionó la educación

El carácter cristiano de su pedagogía no da lugar a dudas en la forma en que termina su capítulo sobre el recién nacido donde encontramos una dimensión crística sin equívocos: “Llegó al mundo Y el mundo fue hecho para él. Pero el mundo no lo reconoció. Llegó a su propia casa Y los suyos no le recibieron… ”

México Canonización de primeros mártires de América

L a próxima canonización de los Niños Mártires de Nacida en 1870, María Montessori fue una médico y educadora italiana cuyo trabajo fue elogiado por los papas Pablo VI y Benedicto XVI. Su visión del niño como una persona completa, compleja y frágil destinada a desarrollarse y su método educativo para ayudarle a lograrlo con éxito cuentan con una importante reputación internacional. Gracias a sus primeros escritos, publicados en 1935, su pedagogía destacó por su originalidad impregnada de la sabiduría tradicional. El método Montessori, aplicado todavía hoy por miles de personas alrededor del mundo, tiene sus raíces en la fe de su autora. Su intención es ofrecer a los niños una educación respetuosa de sus intereses y atenta a ellos para adaptar su entorno de aprendizaje a su nivel de desarrollo. María Montessori lo explica en “Dios y el niño”, un escrito inédito en el que rescata las convicciones profundas de esta célebre pedagoga. Para María Montessori el niño está dotado de una grandeza natural que busca desarrollarse en un entorno propicio. Ella es católica y su pensamiento toma la imagen de Cristo para proporcionar al niño una misión divina. Su pedagogía sigue su propio camino, pero nunca se aleja de las palabras de Cristo a los niños. Y es a través de la observación de sus comportamientos durante años que llega a la conclusión de que los niños están dotados de una riqueza interior innata que podrían perder o ignorar si su entorno les impide desarrollarla. En numerosas ocasiones, María Montessori expresa su entusiasmo por el desarrollo del niño y el misterio que lleva consigo. Y la palabra “milagro” se plasma con regularidad a lo largo de su escritura.

Tlaxcala, de México, los primeros mártires de América, podría tener un profundo impacto en las familias, aseguró el arzobispo mexicano que ha acompañado la causa en los últimos años.

El hoy Arzobispo de Tijuana, Mons. Francisco Moreno Barrón, fue hasta hace apenas medio año Obispo de Tlaxcala, y con esa responsabilidad pastoral encabezó durante los últimos años el esfuerzo por llegar al final de la causa de canonización de los beatos Cristóbal, Antonio y Juan. En declaraciones para ACI Prensa, Mons. Moreno Barrón destacó que la canonización de los niños mártires mexicanos “es un momento de gracia, de bendición para la Iglesia universal” y un llamado a que “valoremos la familia como un don de Dios”. Los Niños Mártires de Tlaxcala fueron asesinados por odio a la fe entre 1527 y 1529, mientras evangelizaban y combatían la idolatría en sus comunidades, luego de recibir la catequesis y el bautismo de los misioneros franciscanos y dominicos. Apenas tres décadas atrás, en 1492, Cristóbal Colón llegaba a tierras americanas.

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En el caso del Beato Cristóbal, fue asesinado por su propio padre, quien lo golpeó y luego quemó, furioso por la labor evangelizadora de su hijo. Antonio y Juan fueron muertos a palos por miembros de su comunidad. Los tres tenían alrededor de 12 años al momento de su muerte. El arzobispo aseguró que la canonización será un “regalo para la Iglesia universal”, que debe acogerse “con una gran alegría, una gratitud especial a Dios”, al tiempo que debe asumirse el compromiso “de promover a estos niños, particularmente, entre muchas niñas y niños que podrán imitarles en su vida humana y cristiana”. Mons. Moreno Barrón explicó que no se necesitó un milagro para la aprobación de la canonización de los tres niños, porque se siguió el proceso “por la vía de la fama de santidad”. “No olvidemos que se trata de niños mártires. Ya el martirio les da el acceso a la santidad”, dijo. El prelado mexicano indicó que el Papa Francisco tomó en cuenta que los cardenales y obispos miembros de la Congregación para las Causas de los Santos, que analizaron a profundidad la documentación sobre los tres beatos, dieron su voto favorable para la canonización. Solo quedaría esperar que el Papa Francisco anuncie la fecha para la canonización, en un próximo consistorio, dijo el arzobispo. Esta canonización, subrayó, “será un impulso muy fuerte para descubrir el llamado a la santidad de una manera especial de los niños, adolescentes y jóvenes”.

Nueva beatificación 115 mártires de la guerra española

El Papa Francisco celebró la beatificación de 115 mártires de la guerra española, muertos por el odio de la fe en 1936; entre ellos hay 94 sacerdotes, la mayoría diocesanos –liderados por el P. José Alvarez-Benavides y de la Torre–, y también algunos franciscanos y una veintena de laicos, dos de ellos mujeres, quienes han sido beatificados en la ciudad española de Almería, el 25 de marzo del 2017 por el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación por la causa de los santos. Evocando este acontecimiento después de rezar el ángelus, en la plaza San Pedro, un día después de la beatificación, el Pontífice subrayó que fueron “testigos heroicos de Cristo y de su Evangelio de paz y de reconciliación fraterna”. Entre los mártires figura una gitana, Emilia Fernández Rodríguez.

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AMATRICE Y EL “SILENCIO DE DIOS” EXPLICAR A LOS FIELES DESCONCERTADOS EL VERDADERO SENTIDO DEL “SILENCIO DE DIOS” En una emotiva homilía, pronunciada en el primer funeral de Estado por las víctimas del terremoto en Amatrice, que tuvo lugar el año pasado en agosto, un obispo italiano confesó que le había dirigido a Dios esta pregunta desolada: «¿Y ahora qué hacemos?». Con todo el afecto que me provocó tan enorme tragedia, quisiera ahora reflexionar sobre esa pregunta y su eventual respuesta.

Tras la doble tragedia que golpeó a Japón en 2011, alguien manifestó en un programa de radio: «Fueron horribles el terremoto y el tsunami. No lo entiendo, pero lo acato. Esta fue la voluntad de Dios. La acepto porque tengo fe». Esta declaración denota una buena actitud, pero convendría que llevara el apoyo de una explicación bien articulada. Ante experiencias semejantes, celebraríamos que tuvieran lugar golpes de efecto, por parte de Dios, que dejaran patente la conexión entre el carácter amoroso del Creador y la marcha de los acontecimientos en el mundo. Ello permitiría a los hombres palpar lo religioso, tocarlo, convertirlo en una experiencia cotidiana irrefutable. En cambio, todo parece indicarnos que debemos arreglar nuestra vida por cuenta propia, en una indefensión absoluta. Para que el silencio de Dios ante nuestra angustia no consuma nuestra fe religiosa, debemos analizar si tiene algún sentido el ocultamiento divino. Para ello hemos de poner en relación varias ideas, dejar que se enriquezcan mutuamente al formar un


“círculo virtuoso” y hagan surgir el sentido de lo que deseamos clarificar. Tales ideas son las siguientes: 1. Dios quiere revelarnos su existencia, pero lo hace

de forma velada para que no sea forzosa su aceptación, y seamos libres para aceptarla o rechazarla. 2. Por eso creó el mundo de tal forma que pueda explicarse por leyes internas, de modo que parezca innecesaria una intervención divina y haga plausible una interpretación agnóstica del universo. 3. Jesús —en quien se realiza la revelación perfecta de Dios Padre— cumplió en silencio la voluntad del Padre, que pareció desoír su oración en Gesetmaní y dejarlo a su suerte. 4. Jesús, velando su divinidad –es decir, guardando silencio— dio la vida por amor; al hacerlo, nos reveló con toda claridad que Dios –en sus tres personas— nos ama hasta el extremo. 5. Este amor absoluto nos inspira una confianza absoluta en el Dios que guarda silencio. Tal confianza suscita en nosotros una fe firme, capaz de superar la amargura que nos produce pensar que no somos escuchados por el Altísimo. Entrevemos, así, que el silencio de Dios no implica indiferencia sino amor, un amor que respeta la libertad del amado y da la vida por él. 6. Este amor lo hizo palpable el Padre al resucitar a Jesús a una vida nueva, transfigurada, invulnerable. La Resurrección de Jesús es la última palabra de Dios, ciertamente; pero es una palabra que cobra toda su fuerza expresiva al ser oída al mismo tiempo que los mensajes contenidos en los puntos anteriores. Hagamos el esfuerzo de pensar los seis puntos en su interna conexión y veremos surgir el sentido del llamado “silencio de Dios”, pues bien sabemos que el sentido de un acontecimiento brota siempre en el contexto en que se da. Cuando ese sentido se alumbra en la mente, se descubre que el “silencio de

Dios”, bien visto, no solo no nos aleja de la fe cristiana, sino que nos lleva a admirar como nunca la figura de Jesucristo muerto y resucitado. Entonces sí que obtenemos una respuesta luminosa y consoladora a la pregunta que al principio nos inquietaba: Dios ocultó, en parte, su inmenso poder al crear el universo, a fin de respetar nuestra libertad de aceptar su existencia o negarla. Jesús veló en buena medida su divinidad al tiempo que la revelaba. Quería evitar que se entendiera su condición mesiánica como una especie de poderío humano. No hizo jamás un milagro en beneficio propio, ni cuando era vejado en la cruz e instado a salvarse a sí mismo. Antes de la Pasión, pidió auxilio a su Padre y no obtuvo respuesta. Su reacción fue ofrecer su vida en aras de un amor incondicional. Ahora entrevemos que en los designios de Dios el silencio humilde, el respeto de la libertad humana, el dolor y el amor incondicional están fecundamente vinculados. Dios ha querido siempre respetar nuestra libertad para conseguir que, al contemplar el ejemplo de Jesús, perfeccionemos nuestra libertad hasta convertirla en el poder de entregarnos al amor más exigente, el de dar la vida por los demás. Al contemplar todo esto en conjunto, se alumbra en nuestro interior una gran luz, y vemos que entre el silencio de Dios y el ocultamiento de Jesús hay un lazo de unión muy fuerte: el amor en plenitud de Dios a los hombres. La contemplación de este amor suscita en nosotros una confianza sin límites. Y tal confianza inspira una fe inquebrantable, capaz de superar la decepción y la desconfianza que produce la sospecha de que no somos escuchados por el Altísimo. «¿Cómo no vamos a darle un voto de confianza absoluta si vemos que ha llegado al amor máximo de entregarse a la muerte por nosotros?». Esta frase es de Javier Monserrat, autor de una clarificación convincente del enigmático tema del “silencio de Dios” (cf. Nuestra fe, BAC, Madrid, 1974). ALFONSO LÓPEZ QUINTÁS de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas

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Diplomado Arte y Literatura Cristiana

inicio 9 de mayo 2017 Martes de 18:30 a 20:30 hrs. Universidad Gabriela Mistral

Av. Ricardo Lyon 1177, Providencia.

Información: felipe.rubiao@ugm.cl | www.ugm.cl

Esta es la tercera versión de un recorrido por los autores, obras y estilos que han dado forma estética a la fe católica. Se trata de un estudio único en su categoría, enfocado a un amplio público, desde académicos o estudiantes universitarios hasta catequistas, sacerdotes y religiosos, público interesado en la cultura humana. Un Diplomado muy cuidado tanto en la calidad de sus programas como en la de sus profesores, entre los que destacan Gonzalo Larios Doctor en Historia, Christian León Doctor en Historia del Arte, Padre Sebastián Correa Director del Centro de Estudios Católicos, entre otros. Un enfoque multidisciplinario que abarca Estética, Historia del Arte, Literatura, Poesía, Historia de la Cultura, entre otras disciplinas, permiten al finalizar tener una visión panorámica del Arte y la Literatura Cristiana. Ofrecido por la Universidad Gabriela Mistral en conjunto con el Instituto Persona y Cultura y el el Centro de Estudios Católicos (CEC). Inicia en Mayo y las clases serán los Martes de 18:30 a 20:30. Información: Felipe Rubiao, felipe.rubiao@ugm.cl

Caballeros de Colón Caballero Supremo recibe premio por su ayuda a los cristianos perseguidos

La

Universidad Belmont A bbey de Estados Unidos otorgó el Premio Benedict Leadership (Liderazgo Benedictino) a Carl Anderson, Caballero Supremo de los Caballeros de Colón, por su “decidida defensa de los cristianos perseguidos”. La institución

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entregó el galardón en una ceremonia pública el día 24 de marzo. “Mientras que su vida demuestra numerosas razones para ser digna del Premio Benedict Leadership, la junta deseó honrar y destacar su liderazgo en un área particular: Su decidida defensa de los cristianos perseguidos”, afirmó el Director Ejecutivo del Leadership Institute de la Universidad Belmont Abbey, Conor Gallagher. La ayuda de los Caballeros de Colón a los creyentes perseguidos, que suma más de 11 millones de dólares en favor de los refugiados cristianos de Oriente Medio, “es un área de gran preocupación para la Junta, y es nuestra esperanza que el premio traiga atención y alivio a los cristianos perseguidos y mueva al público a actuar más decididamente en su beneficio”, agregó Gallagher. El Benedict Leadership Institute fue creado en 2016 para inspirar y apoyar a los líderes católicos en su misión de transformar la sociedad a la luz de la fe. El premio fue constituido en 2017 y será entregado anualmente a los hombres y mujeres “cuyos logros reflejan el liderazgo heroico de San Benito”. Además del galardón, los ganadores recibirán un aporte de 10 mil dólares en efectivo.

Nuevo prelado del Opus Dei Monseñor Fernando Ocáriz

Monseñor Fernando Ocáriz es el nuevo prelado de la prelatura personal de la Santa Cruz y del Opus Dei. El Papa ha confirmado su elección, acaecida el 23 de enero, por parte del congreso general electoral de la prelatura, convocado desde el sábado 21. Sucede a monseñor Javier Echevarría Rodríguez, fallecido el 12 de diciembre de 2016. Nacido en París el 27 de octubre de 1944, en el seno de una familia española exiliada en Francia a causa de la guerra civil, es el más joven de ocho hermanos. Licenciado en Física por la Universidad de Barcelona en 1966, y en Teología por la Pontificia Universidad Lateranense en 1969. Durante sus estudios en Roma


vivió con el fundador, san Josemaría Escrivá. Después obtuvo su doctorado en la Universidad de Navarra en 1971, año en el que fue ordenado sacerdote. Inicialmente se dedicó a la pastoral de los jóvenes y de los universitarios. Consultor de las Congregaciones para la Doctrina de la Fe (desde 1986) y para el Clero (desde 2003) y del Pontificio Consejo para la promoción de la Nueva Evangelización (desde 2011), es miembro de la Pontificia Academia de Teología desde 1989. Fue uno de los primeros docentes de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, donde enseñó Teología Fundamental. Además de publicaciones sobre estudios teológicos y filosóficos, escribió en 2013, con el periodista Rafael Serrano, el libro entrevista Sobre Dios, la Iglesia y el mundo. Fue nombrado vicario general del Opus Dei el 23 de abril de 1994 y vicario auxiliar de la prelatura en diciembre de 2014. Durante los últimos veintidós años ha acompañado a su predecesor, Mons. Javier Echevarría, durante sus visitas pastorales a más de setenta países.

Hong Kong Crece el número de católicos y de los servicios ofrecidos por la Iglesia

De una población de minoría cristiana, al final de agosto de 2016, los católicos en Hong Kong llegaban a la cifra de 591.000 en una población de 7.346.700 habitantes. Esos números están registrados en el nuevo Anuario de la Iglesia en Hong Kong que fue publicado recientemente. Las cifras referentes a la población son proporcionadas por las autoridades estatales. Según informaciones del Hong Kong Catholic Church Directory, que se publica también en el sitio semanal diocesano Kong Kao Po, de los 591.000 católicos de Hong Kong, 389.000 son residentes en Hong Kong (con un aumento de 5.000 personas en relación al año precedente), mientras los otros 202.000 son inmigrantes, y, entre estos, los filipinos son los más numerosos, al llegar a 166.000 fieles. En los últimos seis años, se registró un promedio de cerca de 6.000 bautizados por año. El año pasado hubo 6.633 bautismos. Además, 1.100 parejas celebraron el sacramento del matrimonio. Según el Anuario, en Hong Kong existen 98 iglesias, de las cuales 52 son parroquias.

Dos cardenales residen en Hong Kong, además de un obispo coadjutor y un auxiliar. Los sacerdotes llegan a 288. De estos, 68 son diocesanos y 220 religiosos de 18 congregaciones que allí hacen trabajo de apostolado. Son 27 congregaciones religiosas femeninas que registran un contingente de 469 religiosas. Los hermanos religiosos son 58, los diáconos permanentes son 25. El número de catequistas llega a 1.558, los seminaristas son 24 y los novicios 28. De estos novicios, 13 son religiosos y 15 religiosas. En el campo social, la diócesis de Hong Kong ofrece un vivo testimonio de fe a través de un variado y prolífico trabajo social. En el ámbito de la salud la diócesis ofrece 19 hospitales y clínicas especializadas, 26 centros de rehabilitación; en el campo educativo y de instrucción son 249 institutos católicos con 150.640 alumnos. De esos alumnos, 16.615 son estudiantes católicos, lo que corresponde al 11,03%. La Diócesis además posee un bien montado servicio ofrecido a la tercera edad: 14 hogares para ancianos. Son 42 centros sociales que asisten a familias necesitadas.

Iglesia en el mundo Cinco cifras que todo católico debe saber

¿Cuántos católicos hay en el mundo? La Tipografía Vaticana ha publicado recientemente el Anuario Pontificio 2017 y el Anuario de Estadísticas de la Iglesia 2015, en donde se dan a conocer las últimas cifras al respecto. Entre las cifras más importantes: 1. Hay 1.285 millones de católicos, que es el 17,7% de la población total del mundo En el año 2014 esta cifra era de 1.272 millones, lo que quiere decir que se ha visto un aumento de 1%. Un estudio del Pew Research Center indicó que entre 2010 y 2015, los cristianos —incluyendo a católicos y cristianos de distintas denominaciones— son el grupo religioso más grande del mundo, con 2.263 millones de personas. Los musulmanes constituyen el segundo grupo religioso más grande, con 1.800 millones de personas. 2. América tiene al 49% de católicos América sigue siendo el continente donde está la mayor cantidad de católicos en todo el mundo,

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seguido por Europa, donde está el 22,2% por ciento, en comparación con el 23,8% que había en 2010. En África los católicos son el 17,3% de los católicos del mundo, mientras que en Asia está aproximadamente el 11%. En Oceanía la cantidad de católicos llega aproximadamente al 0,7%. 3. Brasil es el país con más católicos en el mundo En Brasil viven 172,2 millones de católicos, lo que representa al 26,4% de fieles de América, seguido por México con 110,9 millones y Filipinas con 83,6 millones. 4. Hay 136 sacerdotes menos El año 2015 marca un descenso en el número de sacerdotes respecto de 2014, cambiando así la tendencia al alza que caracterizó los años de 2000 a 2014. La disminución entre 2014 y 2015 es de 136. Ahora hay en total 415.656 sacerdotes en el mundo. En Europa se registró un descenso de 2.502, pero en todos los demás continentes la cifra creció: 1.133 más en África, 1.104 más en Asia, 82 más en Oceanía y 47 más en América. 5. El aumento de los católicos se debe a África En comparación con el año 2010, el crecimiento que se aprecia en 2015 es de 7,4%, ya que en ese año los católicos eran 1.196 millones y ahora son 1.285 millones. En ese mismo período de cinco años, el aumento de los católicos registrado en África ha sido de 19,4%, lo que superó al índice de crecimiento de la población en general. En Europa, América y Asia el número de católicos aumentó o disminuyó casi en correlación con el aumento o disminución de la población en general.

India Creciente interés por la literatura católica

S egún informa el padre Saju Chackalackal, carmelita de María Inmaculada (CMI) y director de evangelización y pastoral de su congregación, en la India ha crecido enormemente la búsqueda de literatura cristiana.

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El mercado editorial está en franca expansión, cuenta el Padre Saju: “Muchos, tanto las personas cultas cuanto las personas de los pueblos y ciudades, expresan su deseo de obtener y poseer una copia de la Biblia, especialmente del Nuevo Testamento”. “Hay un deseo generalizado de tener acceso a la literatura cristiana que ayuda a los fieles a tener una idea clara y completa sobre los contenidos de la fe del cristianismo y sobre la Iglesia Católica en particular”. El sacerdote dice además, en una entrevista dada a la Agencia Fides, que los misioneros carmelitas y de otras congregaciones piden Biblias y textos cristianos para dar a las personas con quienes tienen contacto. “Son cristianos y no cristianos que, sinceramente, desean conocer y saber más sobre Nuestro Señor Jesucristo”, dijo. El sacerdote carmelita de la congregación de María Inmaculada informa además que “dado el número creciente de pedidos en ese sentido, los fondos disponibles de nuestro departamento de evangelización y pastoral son insuficientes, especialmente si pensamos en las misiones del Norte de la India”. El Padre Saju comentó además que los misioneros “precisan de Biblias en inglés y en lenguas locales y eso, de acuerdo con nuestros misioneros, abre una oportunidad muy significativa para las comunidades cristianas: satisfacer la sed de conocimiento sobre la persona de Jesucristo”... El CMI es un instituto religioso masculino, nacido en la Iglesia sirio-malabar. Es la primera congregación religiosa católica fundada en la India. Sus miembros trabajan en Asia, Brasil, América del Norte, África del Sur, Kenia y Europa.

Bandera a media asta Templo Votivo de Maipú “en duelo” por aborto

“A media asta flamearán las banderas en nuestro Santuario Nacional de Maipú en duelo por la decisión de la Comisión del Senado que aprobó la interrupción del embarazo”, se leyó en el comunicado emitido, en enero pasado, por el padre Carlos Cox, rector del Santuario Nacional Templo Votivo de Maipú. “Hace 200 años, miles de patriotas cruzaron heroicamente la cordillera y dieron su vida para que nuestra Patria creciera fortaleciendo la dignidad de cada persona, cualquiera fuera su cuna, su historia y su condición humana. Miles de ellos entregaron su vida


en lo que fueron las batallas de Chacabuco y Maipú y esto se ha desarrollado a lo largo de nuestra historia”, explica el Equipo Pastoral de Maipú en la misiva que han hecho circular. El padre Cox termina afirmando que “en este lugar Santo de nuestra Patria asumimos el dolor de esta decisión y colocamos esas vidas indefensas y adoloridas en manos de la Virgen y el Señor para que la generosidad y sabiduría de Dios primen en los futuros pasos de esta decisión parlamentaria para bien de todos”.

Arzobispo australiano Rechaza duramente propuesta de legalización del aborto E l Arzobispo de Brisbane, Australia, Mons. Mark Coleridge, rechazó con firmeza una nueva propuesta legal de despenalización del aborto, recordando cómo algunos de los argumentos de los promotores tienen su raíz en la eugenesia, es decir, la búsqueda de una supuesta mejora de la raza humana a través del descarte de las personas consideradas menos sanas o deseables. El prelado comparó la propuesta con sus controvertidos antecedentes históricos. “El término clásico para esto es eugenesia. Es el tipo de cosas que se hacían en la Alemania Nazi”, señaló el arzobispo. Mons. Coleridge, recordando que el aborto fue empleado en China para imponer la política del hijo único, expresando su preocupación sobre la posibilidad de que los padres australianos puedan llegar a optar por el aborto, por ejemplo cuando el hijo concebido no sea del sexo esperado por la pareja. El prelado señaló otros ejemplos reales de los efectos del aborto que no son mencionados por los promotores de la despenalización, como la realización del procedimiento por motivos evidentemente banales. “Sabemos que esto está pasando en China. Hay incluso mujeres que abortan porque están preocupadas por su figura”, relató. “En ese punto usted tiene una cultura en problemas”. La propuesta rechazada por el arzobispo significaría una ampliación de la legalidad del aborto, ya permitido en algunos casos. La norma busca remover el aborto del código criminal e incluso crearía áreas protegidas alrededor de las clínicas de aborto. “Yo creo que un gobierno muy fuertemente opuesto a

la violencia doméstica pero fuertemente a favor del aborto tiene una contradicción en su corazón”, señaló Mons. Coleridge. “Es una contradicción y probablemente una hipocresía”.

El “León de Münster” Resistió a los nazis y hoy ilumina la causa provida

El testimonio muy conocido de lucha contra los nazis del beato Clemens von Galen (cfr Humanitas 42) se presenta hoy como una gran luz para la batalla por la defensa de la vida y la libertad religiosa. Clemens von Galen, Obispo de Münster en Alemania, no tuvo miedo de rechazar públicamente el programa de eutanasia de los nazis y las teorías raciales, y de expresarse en favor de los derechos humanos. El Beato nació en 1878 en el seno de una familia noble en Alemania. Fue ordenado sacerdote en mayo de 1904 y tras su ordenación se dedicó a escribir sobre los orígenes y los límites del poder estatal, así como la importancia de votar considerando el bien común y no los intereses privados. En los últimos años de la República de Weimar, el P. Von Galen apoyó al Partido de Centro Alemán, que buscaba insertar en la esfera pública una voz cristiana en defensa de los intereses católicos y los derechos humanos, que se unió con otros partidos en un esfuerzo por equilibrar el poder. Muchos obispos se propusieron disuadir a los católicos de ser miembros del movimiento nacionalsocialista, pero cuando Hitler suavizó su postura antirreligiosa y a principios de 1933 declaró que el cristianismo sería prominente en el gobierno de Alemania, los obispos le tomaron la palabra y comenzaron a permitir que los fieles se le unieran. Pese a ello, Von Galen, ordenado obispo el 28 de octubre de ese mismo año, mantuvo su postura antinazi y no tardó en enfrentarse a funcionarios del gobierno por los derechos de las escuelas católicas, así como la ideología racial y antijudía de los nazis. El Beato repudió públicamente el programa de eutanasia de los nazis, con el que asesinaron a más de 70 mil personas con discapacidad, enfermos mentales, personas con deformidades, con síndrome de Down y enfermos que no tenían cura.

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Al liderar las manifestaciones católicas contra la eutanasia, el obispo Von Galen comenzó a dar sermones en los que condenaba el régimen nazi y sus ataques contra la Iglesia. De esta manera, elevó la conciencia pública de lo que pasaba y se ganó el apodo de “El León de Münster”, lo que llevó a un ministro nazi de propaganda, Walter Tiessler, a recomendar su ejecución. Von Galen fue uno de los obispos alemanes más firmes durante esa época y asistió a la escritura de la encíclica antinazi Mit brennender Sorge (Con profunda preocupación) escrita por el Papa Pío XI antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial. El obispo Von Galen fue creado cardenal en febrero de 1946, apenas un mes antes de su muerte el 22 de marzo. En 2005 fue beatificado por el Papa Benedicto XVI. Von Galen se mantuvo firme en contra de las atrocidades de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial y luego contra las injusticias cometidas por las fuerzas aliadas ocupantes. Cuando fue consagrado Obispo de Münster, en octubre de 1933, Von Galen eligió como lema “nec laudibus, nec timore” (ni por elogios ni por miedo). Refiriéndose a su lema, Mons. von Galen escribió en su primera carta pastoral que “ni las alabanzas de los hombres ni el temor de los hombres nos moverán. Más bien, nuestra gloria será promover la alabanza de Dios, y nuestro firme esfuerzo será caminar siempre en un santo temor de Dios”.

Japón Aislamiento y almas vacías llevan a 30 mil suicidios anuales

Más de 30 mil personas se suicidan anualmente en Japón. Las tasas se refieren a un estudio realizado en un período comprendido entre 1998 y 2010. Una reciente pesquisa gubernamental además apunta que 20% de los suicidios practicados son por motivos económicos y que 60% de ellos son atribuidos a motivos relacionados con la salud física y la depresión. En un artículo divulgado por la Agencia Asianews, Mons.

Isao Kikushi trata de ese asunto. El obispo japonés muestra que “en el transcurso de los últimos años, en Japón, más de 30 mil personas se suicidaron cada año”. Dice el obispo que un estudio informa que “todo comenzó en 1998, cuando diversos bancos japoneses se declararon en bancarrota, la economía del país entró en recesión y el tradicional ‘sistema de empleo definitivo’ comenzó a colapsar”. Este alarmante número es cinco veces mayor que el número anual de muertes provocadas por accidentes en las carreteras. Rodeados por riquezas terrenas de todo tipo, por los bienes materiales más diversos, los japoneses tuvieron dificultades en encontrar esperanza en el propio futuro, perdieron esperanza para continuar viviendo, dice el obispo japonés. Para Mons. Isao Kikushi, los motivos que están detrás de estos casos de suicidio son realmente muy complejos y no es fácil apuntar una única causa para todos ellos. Con todo, dice el obispo, es correcto afirmar que una de las razones de este fenómeno es la falta de religión en la vida cotidiana de las personas en Japón. Para él, una abundancia de riquezas terrenas y bienes materiales sumados a un desarrollo tecnológico extraordinario no pueden conducir a un desarrollo espiritual, a un enriquecimiento del alma. Al contrario, resalta el prelado, estas circunstancias alimentan el vacío en los corazones de muchos. Mientras la sociedad continuó buscando el desarrollo material, la espiritualidad religiosa perdió su lugar en la sociedad y las comunidades locales y hasta fue destruida: las personas se aislaron y las almas quedaron vacías. Y es sabido que el aislamiento y el vacío de alma son dos de las principales causas que llevan a las personas al desespero último de colocar fin a la propia vida. La Iglesia Católica en Japón trabajó en esta cuestión por mucho tiempo. En dos mensajes a los fieles japoneses, los obispos católicos de Japón hicieron alertas. Los obispos allí tratan de este problema del suicidio y a propósito de él, un apelo fue lanzado a la población en general: tener una atención al caso del “aislamiento” de las personas. (JSG)

*Algunas de las noticias de esta sección se han obtenido con información de las siguientes agencias de noticias católicas: Aciprensa, Gaudium Press, Zenit, Aleteia, Páginas Digital, Religión Digital

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LIBROS Benedicto y Francisco. Sucesores de Pedro al servicio de la Iglesia Un libro* oxigenante, claro, directo y en consecuencia particularmente útil para el laicado católico, llamado a no autosecularizarse y a reaccionar creativamente en medio de una sociedad que retorna al paganismo, en una versión más insidiosa y potente que el de otrora.

E

sta obra, aparecida en librerías en noviembre de 2016, es un concentrado teológico y espiritual que abre amplios horizontes al tocar temas de primaria importancia en la cultura actual. En pocas páginas, en edición de bolsillo, se incluyen cuatro escritos sobre el Primado de Pedro, la laicidad del Estado, la pobreza como el camino de evangelización y criterios para la reforma de la Iglesia, en especial de la Curia Romana. Pese a su título no se trata solo de un resumen de las aportaciones de Benedicto XVI y del Papa Francisco, sino que con esta partitura destaca claramente la ejecución

teológica y pastoral del actual prefecto de la Sagrada Congregación de la Doctrina de la Fe. Son temas basilares: razón y verdad, verdad y libertad, libertad y conciencia, naturaleza y misión de la Iglesia en la hora actual, primado petrino y colegialidad episcopal. No obstante su profundidad, es un libro de fácil lectura. Lectura que debe ser seguida de pensamiento y meditación, cuando no de discernimiento y acción. El cardenal Müller resalta en la Iglesia sus elementos esenciales: comunidad de fe y esperanza, vertebrada en Cristo, sacramento de la más íntima unión con Dios Salvador y de salvación para los hombres.

* Gerhard Ludwig Müller, Benedicto y Francisco. Sucesores de Pedro al servicio de la Iglesia, Edizioni Ares, 2016, 108 páginas.

HUMANITAS Nº 84 pp. 207 - 227

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Es comunidad espiritual y asamblea visible “al servicio del Papa en pro de la Iglesia destinada a la evangelización. Siguiendo a y al servicio de los pastores sagrados” Ratzinger se muestra el servicio personal- (Christus Dominus, 9). mente encomendado a Pedro y sus sucesoEn relación con la laicidad, el cardenal res por el mismo Señor, a saber, apacentar Müller determina el rol del Estado en la sus ovejas, velando por su unidad. A su vez, regulación de los asuntos temporales de el obispo es vicario y delegado de Cristo, los ciudadanos y la garantía de los dereprincipio y fundamento de unidad en la chos fundamentales. La laicidad implica Iglesia a él confiada. entonces el pleno respeto a la libertad La misión de la Iglesia, en medio de la religiosa. Ella no se limita a una visión “dictadura del relativismo” y en “la glo- individualista reducida a la libertad de balidad de la indiferencia” conciencia y al ejercicio del es ser una Iglesia pobre y culto, sino que trasciende EL CARDENAL MÜLLER para los pobres, como lo a la esfera pública no solo ENSEÑA QUE EL POBRE postula el Papa Francisco. en la formulación de ideas DE ESPÍRITU ES EL QUE El cardenal Müller enseña y proyectos en relación al TIENE LOS MISMOS SENTIMIENTOS QUE que el pobre de espíritu bien común, efectuadas CRISTO JESÚS. ELLO es el que tiene los mismos comunitaria e institucioDEBERÍA LLEVAR A sentimientos que Cristo nalmente. Finalmente, la UNA VERDADERA Y Jesús. Ello debería llevar a libertad religiosa exige NECESARIA TEOLOGÍA una verdadera y necesaria que sea valorada y apoyaDE LA LIBERACIÓN QUE Teología de la Liberación da la colaboración con el NO SE DEJE MANIPULAR que no se deje manipular Estado en tareas comunes POR LAS IDEOLOGÍAS por las ideologías y que no de connotación social. Y QUE NO SE LIMITE A se limite a mejorar la vida El cardenal Müller llaMEJORAR LA VIDA DE LOS DESPOSEÍDOS SIN de los desposeídos sin llema entonces a “redefinir LLEVARLES AL MISMO varles al mismo tiempo a positivamente la laicidad TIEMPO A DIOS Y Dios y al Evangelio. Dado del Estado”, “a superar AL EVANGELIO. que existen estructuras de el conflicto dañino entre pecado —como lo admite clericalismo y laicismo” e Juan Pablo II— se requieimpulsa a los cristianos a re “una nueva reflexión sobre lo que cumplir “el deber de aportar en la construcconstituye la relación del Mandamiento ción crítica y constructiva de la laicidad”. Supremo del Amor con el orden social En suma, un libro oxigenante, claro, considerado en toda su complejidad”. directo y en consecuencia particularmente Aplicado a la reforma de la Curia, lo dicho útil para el laicado católico, llamado a no implica considerarla no como una mera autosecularizarse y a reaccionar creatiestructura administrativa, sino como vamente en medio de una sociedad que una institución espiritual, radicada en la retorna al paganismo, en una versión más misión específica de la Iglesia de Roma insidiosa y potente que el de otrora. JORGE ENRIQUE PRECHT

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No digas Adiós a Dios. R azones para creer La presente obra* logra demostrar que si bien la fe es un don de Dios, el contenido de esa fe no es absurdo ni irracional; y si el raciocinio no nos lleva a alcanzar la verdad, al menos nos enseña la dirección en que se encuentra. No es tarea de la razón ser causa de la fe, pero la razón sí puede atestiguar el carácter razonable de la creencia religiosa y declarar del todo sensato creer en Dios.

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s un acierto literario el título de este libro “No digas adiós a Dios. Razones para creer”. Se trata de un juego de palabras que interpela al lector. Su largo subtítulo especifica lo que el autor se propone: Estudio filosófico sobre la racionalidad dela creencia religiosa, con énfasis en la teoría de J.H. Newman. En el primer capítulo analiza y describe el aporte de diversos autores que han profundizado en la noción de creencia religiosa (Kierkegärd, San Juan de la Cruz, Ratzinger, Von Balthasar, Paul Claudel, Edith Stein, Jaspers, Pascal, Pieper, Butler, Unamuno, Wittgenstein). Al convocar y pasar revista al aporte de estos importantes pensadores cristianos, se quiere establecer, por así decir, el Status quaestiones sobre el que se destaca la insigne obra de John Henry Newman. Fue creado cardenal en 1879 por el Papa León XIII, murió en Birmingham el 11 de febrero de 1890, y en esa misma

ciudad fue beatificado el 19 de septiembre de 2010 por Benedicto XVI, gran admirador del cardenal inglés. Ratzinger coincidiría plenamente con Newman cuando este sostiene: “Yo sentía entonces, y he sentido siempre, que era una cobardía intelectual no encontrar una base racional para mi fe, y una cobardía moral no reconocer esa base”. Si bien la fe es un don de Dios, el contenido de esa fe no es absurdo ni irracional; y si el raciocinio no nos lleva a alcanzar la verdad, al menos nos enseña la dirección en que se encuentra. No es tarea de la razón ser causa de la fe, pero la razón sí puede atestiguar el carácter razonable de la creencia religiosa y declarar del todo sensato creer en Dios. Es verdad que el discurso humano es incompetente para abordar el tema de Dios, pero ello no significa que sea del todo inexplicable, sobre todo cuando se cree que Él es la fuente de la inteligibilidad

* Rodrigo Figueroa, No digas Adiós a Dios. Razones para creer, Editorial Monte Carmelo, Burgos, 2014, 373 páginas.

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de todas las cosas. Que la creencia sea ver a Dios se requiere de esas disposiciones: razonable y verdadera no significa que pureza de corazón en el amor al prójimo sea del todo explicable y comprensible. versus el egoísmo, desprendimiento más que Dios no ha querido para nosotros eviden- la codicia, la castidad versus la lujuria, la cias irrebatibles, que pondrían en jaque a humildad antes que la soberbia intelectual. nuestra libertad, sino un sendero de muchos Sin esas virtudes es difícil ver a Dios pues indicios, todos los cuales atestiguan en favor el alma estará dominada por otros señores, de su existencia: la creación, siendo el más implacable la conciencia, y de modo el propio yo. Por ello, la NO ES TAREA DE LA más explícito, la revelación. fe pone en juego todas las RAZÓN SER CAUSA DE Newman otorga mucha disposiciones morales del LA FE, PERO LA RAZÓN importancia al testimonio corazón humano. SÍ PUEDE ATESTIGUAR moral de la conciencia y a Newman fue un ardoroEL CARÁCTER la convergencia de posibiliso buscador de la verdad, RAZONABLE DE LA dades. Estos indicios de la practicante de la verdad y CREENCIA RELIGIOSA Y DECLARAR DEL TODO existencia de Dios no logran un eximio defensor de la SENSATO CREER EN aplacar el reclamo que exige verdad: “Creo que lo que DIOS. ES VERDAD QUE y alega una manifestación verdaderamente deseo es EL DISCURSO HUMANO más convincente y seguirá la verdad y donde quiera ES INCOMPETENTE siendo un misterio cierto que la encuentre estoy disPARA ABORDAR EL deseo de ocultarse. Pareciera puesto a abrazarla (…) Los TEMA DE DIOS, PERO preferir nuestra fe a una cerque deliberadamente se ELLO NO SIGNIFICA teza incuestionable. En todo niegan a formar su juicio QUE SEA DEL TODO INEXPLICABLE, SOBRE caso la presunta ausencia de sobre el más importante de TODO CUANDO SE CREE Dios nunca será extrema, todos los asuntos; los que se QUE ÉL ES LA FUENTE aunque su presencia no sea contentan con pasar por la DE LA INTELIGIBILIDAD del todo evidente. Y si la vida permaneciendo en la DE TODAS LAS COSAS. razón y la ciencia se nutren ignorancia sobre quien nos QUE LA CREENCIA de demostraciones, la fe lo la ha otorgado, y por qué, y SEA RAZONABLE hace por indicios que llevan cuál es su destino; los que se Y VERDADERA NO a confiar y creer. resignan a estar sin criterios SIGNIFICA QUE SEA DEL TODO EXPLICABLE Y Sin embargo no basta con de verdad y error en su conCOMPRENSIBLE. mostrar el carácter razonaducta, sin norma ni medida ble de la fe. Se requiere de para los principios, persona lo que Newman denomina y hechos con que se encuen“disposiciones”. “Él mismo —Cristo— es el tran cada día; a estos, aun cuando a menudo Autor y Fin de la fe, de la que es también el lo reclaman, ningún cristiano concederá el Objeto; pero, comúnmente, Él no implanta la nombre de auténticos filósofos”. fe en nosotros en forma repentina, sino que El pecado original, cuestión que comproprimero crea ciertas disposiciones, y estas bamos existencialmente, no solo comporta conducen a la fe como recompensa”. Para debilidad de nuestra inteligencia y volun-

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tad, sino que nos convierte en rebeldes no filosófica; exige que lo consideren como sadispuestos a deponer nuestras armas y biduría”. Son gente que cree que Dios les ha aceptar la revelación: “Nuestra resistencia instruido, y les pone una palabra en su boca. a los principios de la fe, no proviene solo La verdadera fe no es fanática, aunque sea de nuestro apego a los objetos sensuales segura, apasionada e intensa. y visuales, sino de un principio innato de Newman no deja de sostener que cuando rebeldía, que desobedece casi por ganas la recta razón accede a la verdad, y entre de desobedecer”. Que una verdad supere esas verdades, a la primera y más suprelas capacidades y atribuciones de nuestra ma de todas, la de Dios, su consecuencia inteligencia, por su excesivo fulgor, no anula y recompensa es el sentido de la vida y la esa verdad, sino que solo felicidad eterna. muestra las limitaciones de Rodrigo Figueroa tiene NO SE TRATA SOLO la razón humana. “Las gaun conocimiento exhaustiDE UNA APERTURA rantías racionales en general vo de la abundante y heteroINTELECTUAL A no son el cimiento esencial génea obra de Newman. No LA REVELACIÓN de la fe, sino su recompensa; solo de sus grandes libros SOBRENATURAL, SINO dado que la sabiduría es el Apología provita sua, The idea QUE “LA FE, DESDE EL último don del Espíritu, y of university, El asentimiento PRINCIPIO, PRODUCE la fe el primero”. Newman religioso, sus ensayos críticos HOMBRES DISPUESTOS, considera que la fe amplía y e históricos, sus novelas, COMO EL APÓSTOL, A SER LOCOS POR CRISTO. LA ensancha el horizonte de la sino también los varios toFE SE PONE EN MARCHA razón, provoca “una expanmos de sus Sermones parroDEJANDO A UN LADO sión de la mente”. Pero no quiales y volúmenes sobre LOS RAZONAMIENTOS se trata solo de una apertura sus diarios y cartas, entre PORQUE ESTÁN FUERA intelectual a la revelación las cuales destaca la larga y DE LUGAR, Y PROPONE A sobrenatural, sino que “la fe, sustanciosa Carta al duque de SU VEZ LA OBEDIENCIA desde el principio, produce Norfolk. Este dominio de los SENCILLA A UN hombres dispuestos, como el diversos géneros cultivados MANDATO REVELADO”. apóstol, a ser locos por Crispor Newman le ha permito. La fe se pone en marcha tido recoger textos de gran dejando a un lado los razonamientos porque belleza literaria sobre la fe, la revelación y la están fuera de lugar, y propone a su vez la tradición cristiana. Esto ya justifica del todo obediencia sencilla a un mandato revelado”. la lectura de este libro. Solo le reprocharía la Destaca que se da una sencillez intelectual morosa exégesis que hace de esos textos, los que trasciende sofisticadas elucubraciones que suele parafrasear y “saborear” en exceso. intelectuales que puede poner cortapisas a Abundan frecuentes soliloquios en torno a lo que alguien con fe viva asume con con- los mismos y con expresiones “según nuesfianza y sin tardanza. Es una actitud lejos de tra interpretación”, “con palabras nuestras”, todo fanatismo: “El fanatismo declara que “el ejemplo es nuestro”, “con nociones más entiende lo que afirma, pero no lo entiende personales”, “con imágenes nuestras” que (…) toma una posición no religiosa, sino hacen más reiterativa su lectura.

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Delicioso y muy instructivo es el capítulo objeto es ayudar a ponerse en camino y conV titulado “El papel de la emoción dentro de trarrestar el desagrado inicial y la molestia de la fe”. Si hay un autor en el que no cabe en- cumplir el deber. Como tal debe ser usado; contrar una gota de sentimentalismo —fre- sino, será inútil o peor que inútil”. cuente patología religiosa que exalta una esEl capítulo VI analiza la relación de la piritualidad del corazón— ese es Newman. conciencia con la creencia religiosa. Este es Es perfectamente posible que una sólida fe uno de los grandes aportes del beato inglés: vaya acompañada de un sentimiento bastan- “la conciencia es un vínculo de la razón con te exiguo. Para él la religión no es expresión la verdad. La conciencia es la Voz de Dios, de emociones ni de sentimientras que hoy está muy miento exultantes, sino de de moda considerarla, de RODRIGO FIGUEROA convicciones. La verdadera un modo u otro, como una TIENE UN CONOCIMIENTO devoción es algo totalmente creación del hombre”. NewEXHAUSTIVO DE distinto del sentimentalisman la considera un verdaLA ABUNDANTE mo. No se puede confundir dero “Vicario de Cristo”. Es Y HETEROGÉNEA un impulso momentáneo, célebre en este sentido el OBRA DE NEWMAN por muy intenso que sea, brindis por el Papa, “pero (…). ESTE DOMINIO con una decisión arraigada primero ¡Por la ConcienDE LOS DIVERSOS que sea operativa. En vacia!, después ¡Por el Papa!”. GÉNEROS CULTIVADOS rios Sermones parroquiales Como escribe en su novela POR NEWMAN LE HA ante este generalizado virus Calixta: “no es una mera PERMITIDO RECOGER TEXTOS DE GRAN sentimental suele argumenley de la naturaleza… es BELLEZA LITERARIA tar del siguiente modo: “A el eco de una persona que SOBRE LA FE, LA todos aquellos que se sienme habla. Un eco implica REVELACIÓN Y LA ten perplejos de cualquier una voz; una voz, un haTRADICIÓN CRISTIANA. manera, que buscan la luz blante. A este hablante es al ESTO YA JUSTIFICA DEL pero no la encuentran, hay que amo y temo”. Después TODO LA LECTURA DE que darles un precepto: analiza la conexión que ESTE LIBRO. obedecer”. La religión es, en tiene la conciencia con la principio, serena, moderada religión natural. Dios nunca y consciente. Tiene que ver con la obedien- se ha olvidado de los hombres y la religión cia y no con momentáneos entusiasmos de natural es una especie de “credo que está a ánimo carentes de consecuencias y que solo nuestro alcance”. La revelación confirmará y sirven como impulso inicial. Si una persona continuará esa religión natural que permite se arrepiente sinceramente, será consecuen- discernir entre el bien y el mal. cia no de esos sentimientos, sino de una En definitiva, este libro es una excelente convicción firme de su culpa y un propósito fundamentación racional de la fe religiosa consciente de abandonar sus pecados y servir y un aperitivo sustancioso que invita a leer a Dios. Esas emociones no son la religión, a este gran teólogo, literato y santo que fue aunque accidentalmente vengan a la vez. “Su John Henry Newman. JORGE PEÑA

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El arte de educar. De padres a hijos Franco Nembrini Editorial Encuentro Madrid, 2014 255 páginas

L a educación “es un acto de misericordia, un gran perdón continuo”. Con estas provocadoras palabras Franco Nembrini, profesor italiano de Literatura e Historia en la enseñanza media, y autor de diversos ensayos sobre Dante y la Divina Comedia, ilumina la difícil tarea del educador en este ameno y reconfortante “manual” educativo. Fruto de la recopilación de diversas charlas, encuentros y conferencias con familias y profesores, el profesor Nembrini huye de abstracciones educativas y habla desde su experiencia personal como hijo, alumno, padre y profesor. En los diversos capítulos se percibe la influencia del libro “Educar es un riesgo” de Luigi Giussani al que Franco Nembrini considera un referente. Para el profesor italiano “las cosas se aprenden dentro de una relación”, nunca a través del miedo, del chantaje, o de la reducción de la educación a una cuestión de imposición de normas. Según el autor la educación se basa en el amor, en afirmar el valor del otro. Y ese amor conlleva no solo el perdón, sino la acogida del otro tal y como es. “Yo te quiero antes de que cambies, antes de que seas como yo quiero, antes de que seas bueno, antes de que saques buenas notas en la escuela, yo afirmo tu valor antes de cualquier expectativa”. Uno de los pilares fundamentales para construir esta relación pasa por la certeza de que el alumno vea que te importa su destino, es decir, su felicidad. ¿Significa esto que tenemos que ser perfectos? No.

Para Nembrini lo que el alumno busca del educador es un “hombre viviendo”, un hombre esperanzado que le permita crecer seguro. Lo que significa que en muchas ocasiones sobran los discursos. “Papá asegúrame que merece la pena haber venido al mundo”. Para el autor esta es la demanda que tienen todos los hijos en el fondo de su corazón. Frente al misterio de la libertad, presente siempre en todo acontecimiento educativo, Franco Nembrini recurre a la parábola del hijo pródigo. Según el educador italiano, el padre podría haberle dicho al hijo: “¡No te vas!” (optando por una solución autoritaria), o bien: “¡Me voy contigo!” (propuesta muy recurrente hoy). “Son dos errores: cerrar la casa para que no puedan salir o irnos con ellos”. Lo que ellos piden es “gente que está, que aguanta por el bien de su hijo, para que él tenga esperanza”. “Quieren saber si su casa está fundada sobre roca, y te ponen a prueba, tiran y aflojan para ver si la cuerda se rompe; pero tú permaneces”. Para Franco Nembrini hoy existe un tipo de cultura que es devastadora ya que anula en los chicos “los parámetros de juicio en cuanto a lo feo, lo bello, el bien y el mal”. Y promueve modelos vacíos a través de la televisión y del cine. En definitiva, “una cultura de la soledad que exaspera la competencia y la rivalidad”. Lo que les hace superficiales, excesivamente instintivos y estar “totalmente en manos del poder” produciéndose así lo que Giussani llama una “invasión despótica de las conciencias”. Frente a esto, Nembrini propone un “movimiento de resistencia cultural” que ofrezca una experiencia de bien, verdad y belleza. Una propuesta educativa positiva y de carácter unitario, que no elimine las preguntas de la vida, el porqué de las cosas y que huya del cinismo imperante. Una propuesta que realce la conveniencia del bien para nuestros hijos, para crecer e incrementar su personalidad. Para el autor un profesor es alguien que se deja educar, cuya virtud es la paciencia y que no se deja dominar por el miedo. Que respeta la gradualidad, un crecimiento progresivo en el alumno y sobre todo alguien que nunca dice: “¡Ya es demasiado tarde!”, que no niega la posibilidad de cambio. El educador es un adulto que tiene delante de sí un desafío siempre abierto ya que está en juego el misterio de la libertad humana. Sin embargo, Nembrini considera que este desafío no se puede acometer en soledad. Necesitamos a nuestros amigos, “es siempre y solo un pueblo el que genera verdadera vida”.

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Finalmente, Nembrini insiste en que es de vital importancia, que no nos señalemos a nosotros mismos en el proceso educador. “No os digo, seguidme a mí, sino que tenéis que ir detrás de ese hombre que veis ahí…” Jesús es el gran educador, el único que permite desde la humildad acoger a nuestros hijos. En definitiva Aquel que vino al mundo no para solucionar nuestros problemas, sino para ofrecernos un punto de vista totalmente nuevo para afrontarlos. Javier Aparicio Adquirir vía internet en www.edicionesencuentro.com

La piadosa idea de Darwin. ¿Por qué se equivocan igualmente ultradarwinistas y creacionistas? Conor Cunningham Editorial Nuevo Inicio 2015 655 páginas

Hace unos años el cardenal Joseph Ratzinger afirmaba: “La teoría de la evolución se ha mostrado cada vez más como el camino para que la metafísica desaparezca del todo, para hacer parecer superflua la ‘hipótesis de Dios’ (Laplace) y para formular una interpretación del mundo estrictamente ‘científica’”. Como respuesta a este camino, la cuestión que un creyente le plantea a la razón moderna no hace referencia a los descubrimientos a nivel de micro evolución ni macroevolución, sino a la “expansión hacia una philosophia universalis que pretende convertirse en una explicación global de lo real y no quisiera ya aparte ningún otro nivel del pensamiento”.

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Lo que en el fondo se pone en juego con este anhelo de totalidad es “si la razón o lo racional están o no al comienzo de todas las cosas y en su fundamento” o si “la razón es un subproducto casual de lo irracional”. La fe cristiana es, hoy como ayer, la opción de la prioridad de la razón y lo racional” (D’Arcais - Ratzinger, ¿Dios Existe? Ed.Espasa, pg.20-23). El trabajo del profesor de la Universidad de Nottingham Conor Cunningham publicado en 2010 y traducido al español en 2015, es un aporte para la recta aproximación a Dios y al hombre al realizar un detallado análisis de los alcances y los supuestos de la teoría de la evolución como fue propuesta por Charles Darwin. En su análisis, el profesor Cunningham muestra las diversas etapas por las que ha pasado el debate a través de la exposición de las soluciones que diversos científicos han propuesto a los problemas de la teoría de la evolución, algunos de los cuales fueron evidenciados por el mismo Darwin. Entre otros temas, el autor expone el significado y las implicancias de las posiciones sobre la selección natural y también sobre las unidades de selección. Respecto de la primera, cita a Hugo de Vries, quien afirma que “la selección natural puede explicar la supervivencia del más apto, pero no puede explicar la llegada del más apto” (p. 186). De acuerdo al autor, “la selección natural es solamente uno de los varios mecanismos evolutivos, y la incapacidad de reconocer esto es probablemente el impedimento más significativo para una provechosa integración de la teoría evolutiva con la biología molecular, celular y del desarrollo” (p. 149). Parte de esta integración requiere la referencia al principio de finalidad que permite entender la dirección de la evolución y el motivo de la misma. El libro entra explícitamente en el debate con ateos que consideran como definitivas y ciertas algunas de las teorías que la comunidad científica ha ido proponiendo, sin razones que las sustenten. Se trata de teorías que van desde el plano biológico y físico, hasta afirmaciones categóricas en el plano psicológico y sociológico. Como parte de este debate muestra los supuestos de fondo de otras disciplinas que tienen como fundamento la teoría de la evolución como la psicología evolutiva y algunas corrientes de la sociología, en particular aquellas que parten de la separación y casi total independencia entre cultura y naturaleza dando a la primera total control sobre la segunda. El desarrollo de estas disciplinas se fundamenta en la teoría sobre el adaptacionismo, es decir,


que “cada uno de los rasgos o características de un organismo es resultado de la selección natural”. Desde el adaptacionismo la psicología evolutiva considera la mente dividida en módulos “predeterminados desde el nacimiento”, cada uno de los cuales debe ser considerado en particular y para los que se debe “imaginar el problema para el que constituyen una solución”. En la psicología evolutiva lo importante es la “transferencia de genes entre generaciones” (p. 325) Esta tarea es realizada a nivel cultural por los ‘memes’. Un ‘meme’ “es una unidad de transmisión cultural o una unidad de imitación, lo mismo que los genes se propagan por si mismos en el acervo genético, saltando de cuerpo a cuerpo a través del esperma o de los óvulos, los memes se propagan por si mismos saltando de cerebro a cerebro a través de un proceso que en un sentido amplio podemos llamar imitación” (p. 326). Este constante devenir de genes y ‘memes’ lleva a concluir a los ultradarwinistas más extremos que no hay identidad y que solo hay cambio. Para Cunningham “lo que necesitamos […] es una biología del ser que acompañe a la biología del devenir que es ciertamente legítima y fructífera pero que por sí sola amenaza con presentar una concepción parcial de la evolución y, por tanto engañosa si no completamente desfigurada” (p. 247). En paralelo, el autor presenta las diversas posiciones del llamado “creacionismo” (que busca convertir la verdad bíblica en ciencia). Entre los diversos argumentos expuestos se presenta a un primo (lejano) del creacionismo, el Diseño Inteligente, el que según Cunningham “es erróneo porque no es ciencia, la ciencia reclama más ciencia, no religión (ni ateísmo) […] el problema del DI es que presupone igualmente que la ciencia es el único criterio de verdad” (p. 429). En el fondo hay una renuncia al pensamiento metafísico para asumir solo la lógica científica para entender el mundo. La lectura de este texto es una ayuda para comprender los temas de fondo de un debate que incluso tiene consecuencias políticas, y que a nivel mediático ha sido tomado por posiciones ideológicas que parecen impulsar agendas que no tienen mucho que ver con la búsqueda de la verdad que impulsa a la buena ciencia. Guillermo Toro Adquirir vía internet en www.nuevoinicio.es

De la piedra al maestro Etsuro Sotoo y José Manuel Almuzara Editorial Palabra 2015 152 páginas

El libro relata la vida del escultor a través de un diálogo fraternal con su buen hermano en la Fe y padrino de Bautismo José Manuel Almuzara. Etsuro Sotoo nació en Japón y empezó a trabajar con la piedra considerándola como un ser vivo. En Japón existen muchos dioses y no un solo Dios. En la piedra el escultor encontró un camino hacia Dios. Sintió que era mucho más fuerte y sabia que él. Para esculpirla se necesita mucho amor, tanto a la piedra como a sus herramientas. Siempre en la búsqueda vital de Dios, en el año 1978 empezó a colaborar en la Sagrada Familia. Consideraba que la obra de piedra de Antonio Gaudí podía encaminarlo hacia Dios. Fue aceptado, después de haber rendido un examen que consistió en esculpir una hoja de níspero. Realizó una gran variedad de esculturas: los escudos de los artesanos en las naves laterales, los pináculos de la fachada de la Pasión, las hojas y los frutos de los ventanales de las naves laterales, restauró el portal del Rosario, hizo el ángel del arpa, el ángel del fagot, el ángel de la viola, los ángeles de la dulzaina y el tambor, los nueve ángeles cantores en la fachada del Nacimiento, las gárgolas de las torres de la Eucaristía. Cada una de estas esculturas es una oración y significó un paso hacia la conversión: Los escudos representan a los diferentes artesanos que están trabajando bajo la mirada de Jesús, María y José. Los pináculos coronados con cruces escultóricas revestida con mosaicos de vivos colores que brillan con la luz del Mediterráneo, los seis ángeles músicos y los nueve ángeles cantores son

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ejemplos de alabanza a Dios y son múltiplos del número 3 de Jesús, María y José. Su obra más difícil es la reconstrucción del Portal del Rosario, destruido en la Guerra Civil de España. Este Portal, junto con la fachada del Nacimiento, la Torre de San Bernabé y parte del ábside son el testamento de Gaudí, quien personalmente los dirigió con la idea de que él no iba a estar para la terminación del Templo. Durante 39 años trabajó pacientemente siguiendo las instrucciones que dejó Antonio Gaudí. Descubrió que el Templo de la Sagrada Familia representa a la familia universal. Y que es una escuela de trabajo, de convivencia, de entrega, un buen modelo para todo el mundo. En una época de ataques y debilitamiento de la familia se construye un templo a la Sagrada Familia, como un ejemplo de vida. Estando nosotros muy sometidos al tiempo material, este Templo nos muestra un tiempo trascendente, el tiempo y el espacio de los hijos de Dios. Diversos hechos influyeron en su espíritu: Antonio Gaudí decía que “la vida es amor, y el amor es sacrificio”. El Templo de la Sagrada Familia es “expiatorio”, es decir, se construye como acto de reparación y con el sacrificio de los fieles. Como un ejemplo del sacrificio de Cristo, Gaudí ubicó en una posición central la figura del pelícano, que se abre las entrañas para alimentar a sus hijos. También el Templo es universal pues cada artista hace un aporte diferente con la mirada puesta en Dios. Etsuro Sotoo encontró en el duro trabajo de la piedra una verdadera catequesis. Las esculturas no las completa el autor, sino que las termina quien las contempla. Por eso en el Ángel que toca el arpa el instrumento no tiene cuerdas de modo que cada persona oye la música que Dios le envía. El escultor confirma en el Templo que en el principio era el Verbo. El Verbo es la Palabra. Nosotros nos enriquecemos con la Palabra. Las esculturas de la Sagrada Familia son nuestras Palabras. La Palabra de Dios pasa a través de la Naturaleza. Las imágenes representan la vida cotidiana, pues lo natural es lo más bello El arte es la Luz de la verdad. En la Sagrada Familia el escultor realizó diversas obras como semillas de arte que esperan ser descubiertas. Cada una de estas semillas fructificó como parte de un gran rayo de Luz espiritual, y para el escultor se abrieron las puertas de la Fe. Etsuro Sotoo recibió la gracia de la conversión. Al ver la ternura de una madre con su pequeño hijo, el escultor se preguntó: ¿Cómo será el amor divino? Quiero ser partícipe del Amor divino. Se confesó, fue bautizado y recibió la Eucaristía, conociendo al verdadero Maestro.

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El escultor relata con sus palabras: “El Obispo me preguntó en público: ¿Para qué estás aquí? Yo respondí: “Busco la Fe”. El Obispo puso la mano sobre mi hombro y recibí el agua sobre mi cabeza. Tuve la sensación de encontrarme sobre algo sólido, seguro, como estar encima de la roca firme”. Así se cumple el título del libro: “De la piedra al Maestro”. La Fe de Etsuro Sotoo es un hermoso ejemplo de conversión por el arte, a la altura de Fra Angélico, Giotto, Miguel Angel, Zurbarán. Raúl Irarrázabal Covarrubias Adquirir vía internet en www.palabra.es

Mitos de la Edad Media La filosofía en el cristianismo, el judaísmo y el islam medievales Rémi Brague Editorial Nuevo Inicio 2013 344 páginas

El libro que nos presenta el profesor Brague es sin duda un texto reflexivo más que informativo, que responde en gran medida a un deseo profundo, después de años dedicado a la filosofía medieval en la Universidad de París, de dar a conocer la Edad Media más allá de sus mitos. Esto se ve reflejado al comienzo cuando ya en el prólogo afirma con un tono un tanto molesto que “no tiene nada de sorprendente que menudeen acerca de la Edad Media. Me he esforzado lo más posible en acabar con esa plaga de parásitos”. En efecto, este es un libro muy bien escrito, especialmente cercano y de


gran profundidad, cuestión nada fácil; permitiendo así al lector acercarse al medioevo desde el sentido común y la experiencia de una persona que pretende, como él mismo lo dice, hacer lo que todo profesor universitario debe realizar, a saber: “restablecer lo que él cree que es la verdad, sea agradable o no lo sea”. Para estos efectos, en la primera parte del libro, el profesor Brague centra su investigación en dar a conocer un panorama de la Edad Media, tanto en la consideración misma de ella como tiempo histórico, como también de las culturas principales que la constituían. Al mismo tiempo, se interioriza en la unidad y relación de pensamiento filosófico existente entre religiones y/o culturas diversas durante el medioevo. En concordancia, en vez de intentar analizar a cada autor por separado, Brague intenta comprender el modo en que teorizaron sobre cuestiones propias del pensar filosófico, pudiendo así hablar de pensamiento medieval. Para ello, en la segunda parte, hace un análisis en torno a los rasgos comunes de las denominadas filosofías islámica, judía y cristiana. Y señalo denominadas porque uno de los temas que precisamente trata Brague es sobre la existencia de tales filosofías o, si se prefiere, si tienen real contenido inteligible tales términos. En efecto, ¿es posible separar los pensamientos de las personas que lo elaboraron, o de las culturas a las cuales pertenecen? Esto le da la posibilidad de precisar el modo en que son tratados los mismos temas por pensamientos distintos, teniendo como principal preocupación a la filosofía islámica, llevándolo a su vez a elaborar un capítulo completo en torno a este tema, titulado: “¿Qué tiene de islámico la filosofía islámica? Lo mismo ocurre al precisar otro tema central dentro del mundo medieval, aunque también minimizado y a veces despreciado en el mundo moderno y contemporáneo: la física. El autor trata este tópico emplazando al lector a preguntarse la efectividad de la física moderna en su intento de eliminación de la física antigua. Si acaso esta nada tiene que aportar al mundo moderno, y no necesariamente desde sus conclusiones o hallazgos. El profesor Brague continúa su análisis mediante el examen de un tópico poco ortodoxo para un libro de filosofía que pretende precisiones de orden especulativo con un objetivo más bien teorético, pues utiliza el tema de la carne para demostrar que los pensadores modernos no deben únicamente dirigirse al mundo antiguo y moderno para acceder a un nivel de profundidad en el conocimiento y así dialogar. Sus argumentos no

solo manifiestan originalidad, sino también alto nivel especulativo y de manejo de fuentes. La tercera parte del libro tiene por objeto dar a conocer lo esencial de la filosofía islámica mediante el análisis de tópicos centrales, fundamentalmente de Avicena, Alfarabi y Averroes, y así establecer una comparación precisa con el pensamiento cristiano. En este propósito, debido a que su análisis del islam es más bien a modo de cultura que de pensamiento, le es indisoluble el análisis de dichos autores en relación con la guerra, no solo como un hecho, sino como objeto de estudio y lugar en el pensamiento de estos filósofos. Toda esta revisión también permite al lector distinguir lo que el profesor Brague les presenta a modo de oportunidad teórica, a saber, distinguir entre el contenido inteligible de guerra pronunciado desde la religión y desde la filosofía, más aún cuando se trata de una guerra denominada como santa. En la cuarta parte del libro, el autor se hace cargo de la unión existente entre las filosofías o pensamientos, tanto desde el punto de vista material, como puede ser el advenimiento de autores desconocidos para una de las partes, como también teórico, como ocurriría con una eventual originalidad de algún pensamiento filosófico que hubiese permitido una especulación novedosa antes inexistente. Al respecto Brague no elude uno de los temas más discutidos en torno a la herencia del mundo islámico, en particular del pensamiento griego clásico, en el pensamiento cristiano occidental medieval, siendo tajante en sus conclusiones, aunque debidamente respaldado tanto por la calidad de sus argumentos como por las fuentes solicitadas en dicha cuestión. El libro concluye, en la última parte, derribando algunos mitos, presentándolos a modo de cuestionamientos. Sin duda, esta manera de encarar los tópicos antes mencionados da originalidad al estudio realizado por el autor y permite desmitificar muchos juicios del mundo moderno y contemporáneo en torno a la Edad Media, como la idea de que el período medieval habría sido algo oscuro, sin diálogo intercultural y con un pensamiento filosófico y científico que escasamente valdría el esfuerzo estudiarlo. Por el contrario, Brague nos presenta un libro que invita a renunciar a muchos prejuicios en torno a la Edad Media, a la vez que interiorizarnos en un mundo interesante y edificador para el hombre contemporáneo, mediante el reconocimiento de aspectos comunes y muchas veces olvidados, mas no inexistentes. Sebastián Buzeta Adquirir vía internet en www.nuevoinicio.es

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De asombros y nostalgias Jorge Eduardo Rivera Cruchaga Ediciones UC 2016 366 páginas

En este libro el lector se encontrará una veintena de ensayos, algunos de ellos inéditos, del filósofo, traductor y docente Jorge Eduardo Rivera Cruchaga. Por de pronto, hay dos rasgos que saltan a la vista de inmediato en una primera revisión de estos textos; uno afectivo que, para el propio Rivera, es esencial en la tarea del pensar, y el otro, relativo al estilo. En efecto, en estos ensayos, cualquiera sea el tema que aborden, se advierte una pasión, un entusiasmado compromiso, un temple de ánimo vigoroso y exaltante. Se trata, pues, de escritos —algunos de ellos provenientes de una conferencia u otro tipo de exposición oral— que, sin perjuicio de su rigor, se encuentran lejos de la seca y neutral disquisición académica, del artículo de investigación que disecciona fríamente el objeto de su indagación: muy por el contrario, irradian abundantemente una calidez que brota de un afecto muy distinto: Rivera es un verdadero enamorado del pensar y filosofar, logrando transmitir al lector su vibrante entusiasmo por lo dicho. Juntamente con lo anterior, estos ensayos sobresalen por un segundo rasgo: en ellos Rivera no se limita a transmitir las conclusiones a que llega en su camino del pensar y a detallar los escollos sorteados en ese camino, sino que va mostrando el camino mismo de la meditación, el filosofar filosofando, el ejercicio del pensamiento en acto. Y esto es importante, ya que uno de los temas que el autor toma una y otra vez es la interrogación por la naturaleza de la filosofía misma y su respuesta a esa pregunta es perfectamente concordante con la forma

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como Rivera aborda los problemas filosóficos en los distintos escritos reunidos en “De asombros y nostalgias”. La filosofía para Rivera se enlaza esencialmente con su origen griego. No solo en los ensayos iniciales que abordan más bien ese período en la historia de la disciplina, sino que en todos los restantes, el filosofar es, por así decirlo, una “invención” griega que es preciso mostrar desde sus orígenes. Una idea eje de este libro consiste, precisamente, en que el modo de desplegarse del saber filosófico hunde sus raíces de modo consubstancial en un talante anímico llamado por Rivera la “extrañeza” o simplemente asombro, experimentado por vez primera en Grecia en un lapso que cubre el final del siglo VI y mediados del siglo V. Expone Rivera con su mezcla de erudición, vitalidad y persuasión que allí y entonces algunos grandes pensadores —sobre todo Parménides y Heráclito— se sintieron estremecidos y embelesados al intuir que tras la multivariedad de entes y cosas hay “el ser”, que no es ningún ente, pero cuyo retiro y apertura da lugar a que los entes sean. El momento de ese descubrimiento es tan fuerte en la historia del pensar que marcará su devenir y el de nuestra cultura hasta nuestros días. Es verdaderamente ejemplar la claridad, insistencia y vigor con que Jorge Eduardo Rivera expone y explica este momento clave del pensar en las figuras de Parménides —hay un magnífico ensayo dedicado al célebre y abstruso “poema”—, Heráclito y Platón. El mito de la caverna comparece una y otra vez a lo largo de estos textos, dilucidado de un modo magistral, como la gran alegoría que narra el pasaje desde el mundo aparencial de los entes al mundo abierto y verdadero del Ser. Es indudable que en su interpretación de la historia de la filosofía aparece la huella no lánguida de su maestro del pensar, el filósofo alemán Martin Heidegger, mencionado a menudo en estos ensayos, y al cual dedicó largo años para la traducción de su magna obra “Ser y tiempo”, tarea extraordinaria que comparece también aquí ya que Rivera dedica una lúcida meditación al sentido del traducir y, particularmente, al de una traducción filosófica a partir de su experiencia con el texto heideggeriano. La influencia patente del pensador germano no impide a Rivera una aproximación personal y armónica a otros grandes maestros de la filosofía de Occidente como Aristóteles —se incluye una interesante reflexión sobre su teoría del movimiento—, Santo Tomás —sobre el conocimiento por connaturalidad—, Hegel, Leibniz, Kierkergaard o Xavier Zubiri, acerca del cual profundiza su relación con Heidegger.


En muchos de estos escritos aflora aquí y allá su amor por la música y la poesía y, en general, su espiritualidad cristiana. Rivera es un cristiano que filosofa, pero desde el primer ensayo, en el cual traza una nítida distinción entre “comienzo” y “principio”, define, sin separar, los ámbitos respectivos del filosofar y el de la fe. Eso no le impide aproximarse con especial penetración filosófica a los pensadores místicos medievales —a quienes les dedica un espléndido ensayo— y a la poesía mística de San Juan de la Cruz. En un luminoso ejercicio de pensamiento Rivera propone la complementariedad entre la “acedia”, tal como la concibe el Aquinate en la Suma Teológica y en De Malo, y la “noche oscura”, poetizada y explicada por San Juan de la Cruz en La subida del Monte Carmelo y La Noche oscura de la Fe. Este conjunto de ensayos contiene una riqueza que es imposible de poner de manifiesto tan solo en una sola reseña, pero, sin dudarlo, son una invitación a la meditación y a la gratitud hacia la obra y la persona de Jorge Eduardo Rivera Cruchaga, maestro de tantas generaciones, fallecido en enero de este año. Pedro Gandolfo Adquirir vía internet en www.ediciones.uc.cl

como una presentación sistemática de la Teoría de la Educación; pero aun en sus pasajes un tanto fragmentarios resulta un anfitrión de pensamiento profundo, al modo de una colección de aforismos. Dicho esto, destaco tres puntos que presentan énfasis tangenciales o directamente extraños al discurso educativo actual y que, por lo mismo, podrían contribuir a repensar los desafíos de la educación en el siglo XXI. En primer lugar, la valoración de Immanuel Kant como maestro de la educación a través de la consideración de los textos que más explícitamente abordan esta tarea. Es importante el recurso a Fundamentación metafísica de las costumbres para dar cuenta de la distinción entre la dignidad en cuanto fin en sí mismo que posee toda persona, y el precio como valoración de la utilidad de una cosa. La argumentación de Barro Maestre, si bien breve, contribuye a la compresión de lo que suele verse como una falla en la argumentación kantiana: parece ser mucho más claro qué es la dignidad de las personas antes de por qué debemos respetarla. En una época en la cual cada vez existen más asociaciones y movimientos que reclaman ser legitimados por la dignidad de quienes representan, es necesario detenerse a ponderar que la dignidad intrínseca de quienes defienden una causa no hace necesariamente digna a la misma.

Homo Adulescens Elementos para una teoría antropológica de la educación José María Barro Maestre Editorial Teseo 2016 300 páginas

Como señala su autor, este texto fue pensado originalmente como un glosario de los términos fundamentales para presentar su Teoría de la Educación. Es decir que partiendo por la noción de teoría, y siguiendo por la de educación Barro Maestre ofrece al lector nociones antropológicas tales como persona, dignidad, libertad, valor, hábitos, afectos, entre otras, proponiendo definiciones de las mismas que beben de la tradición Bíblica, Aristotélica, y Kantiana fundamentalmente. Se puede anticipar entonces que Homo Adulescens resulta incómodo si se lo aborda

En segundo lugar, la recuperación del trabajo de Max Scheler en torno a la Axiología. Durante la primera mitad del siglo XX, la propuesta Scheleriana de que los valores son independientes de los hechos, no por indiferencia sino por la exigencia o atracción que ellos pueden ejercer, estuvo en el centro de la escena filosófica mundial. San Juan Pablo II, entre otros educadores destacados, leyó durante las dos

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guerras mundiales que la obra de Scheler resguardaba la apertura y orientación hacia valores eternos trascendentes. Barro Maestre retoma el argumento y ofrece dos críticas que merecen ser atendidas. Sin embargo, después de esta sección del libro el lector se encontrará —sin relación manifiesta— con un nuevo apartado dedicado a los hábitos. Ya que estamos inmersos en una cultura pedagógica en la cual la exhortación a los valores es pan de cada día, hubiera sido una contribución todavía mayor para Homo Adulescens, el discutir la noción de valor desde las exigencias que pone a esta la virtud. El lector interesado puede continuar este contrapunto, por ejemplo, de la mano de André Comte-Sponville en su libro Un pequeño tratado sobre Grande Virtudes: Los Usos de la Filosofía en la Vida Cotidiana. Finalmente, entre las secciones a las que Barro Maestre dedica más lugar están cuatro hojas que versan sobre la Capacidad Simbólica, entendida como la relación entre imagen y concepto. Aquí se lee una de las afirmaciones más contundentes acerca de lo que el autor considera es una nota esencial de la pedagogía, “proponer ejemplos eficaces”. Quizás el punto más alto de este acápite está dado por la crítica sobre el estado de situación de una época sobreestimulada de imágenes como la nuestra, que carece de la lucidez necesaria para aprovechar tales estímulos en favor de una experiencia educativa más rica: en palabras del autor “es falso que una imagen vale más de mil palabras”, pues para que una imagen valga algo hay que poder interpretarla no como un signo aislado sino fundamentalmente en relación con la realidad significada. El lector interesado puede continuar este contrapunto, por ejemplo, de la mano de Santo Tomás de Aquino en la Cuestión 11, artículo 1 de De Veritate donde se pregunta “Si el hombre puede enseñar”, a lo que ofrece 18 objeciones que sirven como estructura para defender una respuesta semejante a la de Barro Maestre. Guillermo Marini Adquirir vía internet en www.teseopress.com

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El Viejo Trueno. Biografía de Hilaire Belloc Joseph Pearce Ediciones Palabra 2016 382 páginas

Ni los enemigos más acérrimos y anticatólicos que aún subsisten en los rescoldos ingleses pueden negar que Hilaire Belloc sea uno de los escritores más importantes e influyentes del siglo XX. Sin perder la rigurosidad intelectual, que conlleva necesariamente el arduo trabajo de escribir una biografía, Joseph Pearce contrapone constantemente y de manera grata, el fuero interno del escritor con la realidad que le circunscribe. A diferencia de otras biografías de Belloc, Pearce inserta en una justa medida un gran número de extractos de cartas no publicadas hasta la fecha, investigaciones respecto de su época como estudiante en el colegio del Oratorio de Birmingham, así como detalles de su carrera parlamentaria. A su vez, la admiración de Pearce por el biografiado no desdibuja el retrato y no duda, por ejemplo, en poner de manifiesto el resentimiento que permaneció hasta sus últimos días por no haber obtenido una beca en Oxford, por el mero hecho de ser católico. En primer lugar, se nos presenta a Belloc como fruto del Renacimiento Católico Inglés, del cual el cardenal Newman fue su precursor. De hecho, Hilaire conoció al cardenal mientras estudiaba en Edgbaston, el colegio del Oratorio en la ciudad de Birmingham, recibiendo de sus manos El sueño de Geroncio, autografiado por él. Pero por sobre todo, Belloc será testigo y parte de este nuevo pentecostés anglosajón, que recibirá dentro de la fe a escritores de la talla de Gerard Manley Hopkins, Maurice


Baring, R.H. Benson, Christopher Dawson, Ronald Knox, Evelyn Waugh, Muriel Spark, Alec Guiness y G.K. Chesterton, por mencionar algunos. Newman había logrado unir, invisible y atemporalmente, a una compañía de intelectuales en búsqueda de la Verdad y de la Belleza. De igual modo, también es fruto de la búsqueda de sus padres especialmente de su madre Elizabeth, quien tras breves entrevistas con el cardenal Manning, termina convirtiéndose al catolicismo. Belloc vivió una niñez anglofrancesa, atendiendo a la nacionalidad de sus padres, envuelta en los círculos intelectuales de primer nivel a los que ellos acudían, fuera en Londres o en el continente. Todo esto nutrió al joven escritor desde temprana edad, brindándole la oportunidad no solo de conocer los hechos, sino de interpretarlos a la luz de realidades ulteriores, que serían más tarde unificadas en su Fe. Junto a Belloc, recorremos en su biografía una gran cantidad de kilómetros que nos contrapone ante diversos escenarios, que van desde Sussex, pasando por Jerusalén hasta el Lejano Oeste. Hasta ya su avanzada edad, su espíritu vagabundo seguía siendo insistente e insaciable. Dos lugares reservan nuestra atención. Por una parte, sus viajes a California en búsqueda de su futura mujer, Elodie Hogan, con quien tendrá cinco hijos. Por otra, sus constantes peregrinaciones a Roma. Estos viajes dan origen a sus obras: Los cuatro hombres, El viejo camino, y por sobre todo, El Camino de Roma (Editorial El Buey Mudo, 2011), que lo situó en la popularidad literaria en el año de su publicación, logrando vender más de trescientas mil copias, siendo considerada su mejor obra y según sus propios dichos, “la única que escribió por amor”. Belloc, como inglés de padre francés y no francés de madre inglesa, será un admirador de Sussex y la cerveza inglesa, al extremo de que H.G. Wells hablará de la “aureola alcohólica” que rodea tanto su cabeza como la de G.K Chesterton. Hilaire es un hablador innato, un trueno en los salones literarios, en las infatigables conferencias que dará a lo largo de su vida, como en el Parlamento, del cual fuera miembro como representante del Partido Liberal en la Cámara de los Comunes. En contra de las posturas políticopartidistas, Belloc promoverá dos leyes plenamente actuales. La primera es la defensa de la libertad de los padres a educar a sus hijos, votando en contra de la Ley de Educación de 1906. La segunda, en 1908, en

la que propondrá una auditoría pública de los fondos de los Partidos, afirmando que “cuando un gobierno se comporta de forma insensata, especialmente un gobierno liberal, uno puede estar seguro de que se debe a la presión de uno de los grandes donantes”. El amor a su patria encontraba obstáculos a diario en la política contingente, al punto de admitir que “creo que tiene poco sentido estar en la Cámara de los Comunes, excepto para dar publicidad a mi obra. La Cámara no gobierna y ni siquiera discute. Es completamente irrelevante”. Su amistad con Chesterton guarda sus propios capítulos, así como los guarda en la otra biografía de Pearce sobre el creador del misterioso Padre Brown (G.K. Chesterton, Sabiduría e Inocencia, Ediciones Encuentro, 2009). El monstruo “chesterbelloc”, como lo denominó Bernard Shaw, dejaba estragos en la intelectualidad inglesa, como un “elefante de ficción muy gracioso”. A estos amigos no solo los unió la literatura, el cristianismo y la cerveza, sino también el distributismo, del cual Belloc fue el misionero, mientras Chesterton y otros, sus discípulos. Como viajero sediento que seguía adelante tenaz y dogmáticamente por un desierto espiritual, Belloc fue presa de una constante melancolía que, junto a las estrecheces económicas por las que tuvo que atravesar, le sirvieron como motor para escribir numerosos libros, llegando a producir tres a cuatro títulos en un año calendario, sin contar las incesantes publicaciones en la prensa escrita de la época. Las más conocidas en castellano son las que tratan de los personajes reformados, y que corresponden a la etapa final de su producción literaria, y responden a los esfuerzos de Belloc por contrarrestar y corregir la historia “oficial” de Inglaterra, convirtiéndose en una cruzada personal contra la falsedad, real o supuesta. Joseph Pearce, en su obra, nos ofrece no solo la luz del viejo trueno, sino un trazo contorneado del rayo que ha caído en el suelo inglés; una lectura obligatoria para quienes no dejan de sorprenderse de la locuacidad católica de las islas angloparlantes. Cristián Águila Adquirir vía internet en www.palabra.es

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Decir el hombre. Persona, cultura de la Pascua Marko Iván Rupnik Biblioteca de Autores Cristianos Madrid, 2014 273 páginas

El teólogo y artista Marko Iván Rupnik, jesuita de nacionalidad eslovena, ha publicado en 2014 el libro Decir el hombre. Persona, cultura de la Pascua, bajo el sello Biblioteca de Autores Cristianos en coedición con la Universidad Francisco de Vitoria. La obra, traducida del italiano por el sacerdote Pablo Cervera Barranco, tiene por título original Dire l’uomo. Volume 1. Persona, cultura della Pasqua (1996), que cuenta con tres ediciones. Entre otras publicaciones recientes de Rupnik en español se encuentran El arte de la vida. Lo cotidiano en la belleza (2013), El conocimiento integral. La vía del símbolo (2014), Teología de la evangelización desde la belleza (2014), Profecía de amor. La Vida Consagrada, testimonio de misericordia (2015), Lo abrazó y lo besó ‘Lectio Divina’ sobre la parábola del padre misericordioso (2016) y El camino de la vocación cristiana. De resurrección en resurrección (2016). No cabe duda de que Rupnik ha dejado su sello en Decir el hombre. Persona, cultura de la Pascua, ensayo en el que plasma una mirada profunda sobre el hombre, combinando reflexiones teológicas, artísticas, estéticas, propias de su formación, con el inconfundible aporte que realiza desde su interés por el Oriente cristiano. Por esto, el libro está lejos de ser un tratado académico, riguroso e incluso aséptico, en el que solo se describen sucesiones de doctrinas. Muy por el contrario, el estilo ensayístico de la obra permite penetrar en la belleza de los misterios más

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profundos de la antropología teológica cristiana. La naturaleza humana ha quedado definida desde los inicios de la historia de la salvación con un hombre creado a imagen y semejanza de Dios, realizado como un acto libre y amoroso de Dios por el hombre. El libro está organizado en cinco capítulos, en que Rupnik profundiza en cuestiones centrales de la antropología teológica cristiana, como la verdad, la persona, la vida, el conocimiento de Dios y el saber, el pecado, el mal, la redención y el amor. A través de ellos, logra expresar la vitalidad de las enseñanzas bíblicas junto con integrar el aporte fundamental de los Padres de la Iglesia con la contribución de autores provenientes de la Iglesia oriental. Es un relato que ilumina la realidad del hombre y los desafíos del mundo actual no desde ideas o conceptos abstractos, sino desde la propia experiencia humana y su relación con Dios. Ya el Papa Francisco ha expresado en Evangelii gaudium el principio “la realidad es superior a la idea”, según el cual las elaboraciones conceptuales desconectadas de la realidad “origina idealismos y nominalismos ineficaces, que a lo sumo clasifican o definen, pero no convocan”. El cristiano es testigo no de una teoría ni de una idea, sino de Dios que se ha hecho Hombre. De acuerdo a este principio esbozado por Francisco, la obra de Rupnik constituye un aporte relevante. En el primer capítulo “La verdad, memoria eterna de la vida”, Rupnik trata la crisis de la verdad, el “pluralismo de verdades” de la época contemporánea, en que lejos de primar un encuentro entre razón y fe, abunda la simple autoafirmación de subjetividades. Con una mirada optimista, señala que los tiempos actuales se presentan como una oportunidad para vincular la verdad a la vida: el conocimiento no debe fundamentarse en un idealismo abstracto sino que debe enfocarse en enriquecer la vida verdadera del hombre. El segundo capítulo, titulado “La Persona”, aborda cuestiones relativas a la naturaleza humana: su creación a imagen de Dios, su unidad, la exigencia de vida en comunidad y en el amor, y la participación del hombre en el amor trinitario en cuanto hijo de Dios. En el capítulo 3, “El conocimiento de Dios y el saber integral”, el autor profundiza en temas ya planteados en el libro respecto de la verdad, en que el hombre es capaz de esta a partir de la posibilidad del conocimiento de Dios, en cuanto criatura y partícipe del amor de Dios. La relación de amor de Dios con el hombre


tiene por característica el darse a conocer precisamente en el amor, razón por la cual el conocimiento de Dios es posible e integral, incluye al hombre en su unidad y en su totalidad. En los capítulos finales, titulados “Según una imagen falsa” y “El amor que salva en la historia” el autor profundiza en el problema del pecado y la redención. El pecado, con el cual el hombre participa en la tragedia de Adán, constituye una herida en el hombre creado a imagen y semejanza de Dios, alterando la comunión de amor de la criatura con el Creador. El hombre solo puede ser liberado del pecado gracias al amor eterno de Dios, manifestado primero en la pascua hebrea y luego en el sacrificio de Cristo en la cruz. El libro cuenta con un Prólogo de José Ángel Agejas, profesor titular de ética de la Universidad Francisco de Vitoria, y con una Introducción de Olivier Clément, teólogo cristiano ortodoxo. José Manuel Castro Adquirir vía internet en www.bac-editorial.es

Madurez psicológica y espiritual Wenceslao Vial Editorial Palabra 2016 432 páginas

«Madurez psicológica y espiritual» es un libro que presenta una mirada integrativa acerca de la salud mental y sus manifestaciones, en la que se combinan consideraciones de orden físico, psíquico y espiritual.

La psicología y la salud mental hoy día son temas recurrentes y presentes en el uso cotidiano. Expresiones como “es tan inestable”, “parece bipolar”, “se deprimió”, “tiene problemas de autoestima”, “se puso maniaco”…, son parte de los discursos comunes entre amistades, conocidos, profesores, padres y compañeros de trabajo, entre otros. Generalmente muchos utilizan estas expresiones de forma más o menos intuitiva, sin conocer exactamente su verdadero significado, sobrevalorando o subestimando los factores mentales. En este contexto resulta muy importante poder orientar a la gente en una comprensión general, de forma precisa, científica y práctica acerca de este tipo de situaciones; de una manera que además permita distinguir entre los posibles factores mentales, físicos y espirituales involucrados Y es aquí que nos encontramos con una primera virtud de este texto: la facilidad con que introduce al lector, más allá de sus conocimiento previos, con un lenguaje fácil y al mismo tiempo preciso, en el mundo de la psicología y de la salud mental, mediante una reseña clara de algunos términos clave y un recorrido breve y esencial acerca de las principales corrientes psicológicas y sus teorías sobre el funcionamiento de la psique y de sus perturbaciones. Cada tema viene tratado de manera científica y al mismo tiempo personal. El autor integra teorías psicológicas clásicas y modernas con escritos de eclesiásticos de una forma ágil y entendible, alternando estas consideraciones con otras de orden práctico provenientes de su formación profesional, conocimientos teológicos y éticos. Avanzando en la lectura del texto, se presenta una segunda virtud que dice relación con un enfoque práctico que facilita el entendimiento de aspectos de la conducta propia y de otros, orientando la reflexión hacia posibles soluciones para enfrentar distintas situaciones o dificultades. Junto con las dos anteriores, se muestra una tercera virtud: la mirada integradora con la que los distintos temas son tratados, tanto en su comprensión y análisis como en las sugerencias en relación a cómo enfrentarlos. La intención de mirar la salud mental desde una comprensión integrativa del hombre, que combine consideraciones de orden somático, psíquico y espiritual, viene declarada al comienzo del texto y se presenta de forma coherente a lo largo de todo su

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desarrollo, en la medida en que se aplica a cada tema. Los elementos de orden espiritual se presentan como propuestas útiles tanto en la prevención como, en otros momentos, en la recuperación de las personas afligidas por ciertos malestares. Esto se evidencia claramente en el capítulo acerca de la sexualidad y sus trastornos, donde la sexualidad se entiende como parte integrante de la persona humana y los distintos temas tratados se abordan de manera respetuosa y delicada, y las sugerencias relativas se tiñen de optimismo y de una esperanzadora visión cristiana. En el capítulo acerca de la psicoterapia y la dirección espiritual se reflexiona, entre otros, acerca de las diferencias entre psicoterapia, dirección espiritual y confesión, presentando al mismo tiempo una visión interesante sobre el sentido de culpa y del actuar moralmente incorrecto. En cuanto al sentido de culpa, se plantea su utilidad y potencial de cambio en términos terapéuticos así como potencial redentor en términos espirituales, diferenciando cuando, contrariamente a estos casos, se presenta de forma patológica o escrupulosa. En relación con el actuar moralmente incorrecto se tratan las diferencias y posibles relaciones entre conductas patológicas y conductas moralmente negativas, entre personas afligidas por algunos rasgos o trastornos y personas que actúan mal o personas “malas”. La distinción entre conciencia moral y psicológica también llama la atención por su claridad e introduce a la lectura del capítulo acerca de la libertad humana, sus implicancias personales y para otros. ¿Cuál es el límite entre mal mental y mal moral?, ¿cuál es la conciencia moral de una persona que presente algún tipo de trastorno de personalidad o sintomatología?, ¿cuán condicionada o cuántos grados de libertad pueda aún presentar su accionar?, son preguntas interesantes que surgen desde la lectura de estos capítulos. Así como la reflexión acerca de la importancia de no reducir todo el mal accionar a un trastorno mental y no dejar de pensar que el hombre es libre en su actuar. Seguramente esta reflexión es relevante y actual en una sociedad en la que, con el afán de entender, se buscan las condicionantes contextuales y psíquicas de actuares dañinos de uno y de otros, tendiendo a veces a explicarlo todo y no facilitar el asumir responsabilidades personales, que sin duda es un proceso

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fundamental para poder cambiar y redimirse. Pensamos por ejemplo que hay aspectos de la sintomatología depresiva, como lo son la desmotivación, el desánimo y el desinterés hacia actividades, ocupaciones e intereses habituales, que podrían hacer pensar en una crisis de fe. Resulta fundamental en estas situaciones que el sacerdote o guía espiritual pueda derivar a un profesional capacitado para evaluar la situación. Seguramente esto resulta bastante común, y por la frecuencia con que se presentan cuadros sintomatológicos de orden depresivo, valdría la pena tener presentes consideraciones de este tipo en las más variadas situaciones, ahí donde se empiecen a ver manifestaciones o situaciones que no pertenecen al propio ámbito de conocimientos. Se podría pensar en el valor que se reconoce al sacrificio, al ceder y al darse en la visión cristiana de la vida y a las formas que esta donación podría asumir, por ejemplo, en la vida de una madre dedicada a su familia y a su casa. Es interesante en muchos casos reflexionar acerca de cómo llevar a cabo esta vocación de una manera en que la donación de sí mismo favorezca también el compromiso de los demás y no termine anulando a la persona hasta menoscabarla o enfermarla. Claramente la forma en que las personas viven su religión se entrelaza con las características de personalidad propias de cada una. Armónicamente con lo tratado a lo largo de todo el texto, el autor termina sus reflexiones acerca de la integración entre cuerpo, mente y espíritu argumentando acerca de las relaciones entre salud mental y salud espiritual. Hoy en día se sabe que una fe religiosa vivida de forma coherente es un importante factor protector para la salud mental. El equilibrio y la salud en el desarrollo de las personas se dan cuando los aspectos físicos, mentales y espirituales se llevan de manera coherente. Es así como el libro termina su recorrido tratando temas donde lo físico, lo mental y lo espiritual están claramente entrelazados de forma inseparable; y que, sin embargo, hoy en día están amenazados por medidas como la eutanasia o el ensañamiento terapéutico, las que lejos de ser integradoras tienden a la escisión entre las distintas dimensiones de la persona humana. Mariarita Bertuzzi Adquirir vía internet en www.palabra.es


Aquiles y la Guerra de Troya Angélica Edwards Valdés LOM Ediciones Santiago 2016 172 páginas

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la autora en el prefacio de este excelente libro: “Dedico esta versión de ‘Aquiles y la guerra de Troya’ a jóvenes adolescentes, a narradores orales y a adultos que aún no hayan leído y quisieran leer esta versión breve de ’La Ilíada’ que recoge algunos episodios del poema y que pretende crear en el lector el deseo de abordar la obra completa en algún momento de su vida”. Nosotros pensamos, a la vez, que sin “La Ilíada” y “La Odisea”, cumbres de la poesía universal, Occidente estaría vacío e incompleto, y le faltaría algo esencial en la formación de su espíritu, como son los poemas homéricos, donde el vate “cantaba la epopeya, el poema de la voz”. Los aedas, según el Diccionario de la RAE, eran cantores épicos de la antigua Grecia, personajes comparables al juglar medieval, quienes acompañados de un instrumento musical, la lira, contaban el poema de la guerra entre griegos y troyanos, invocando a la Musa, divinidad femenina. Durante siglos, refiere nuestra autora en el prefacio, el poema de “La Ilíada”, compuesto por 15.693 versos distribuidos en 24 cantos, se transmitió de generación en generación gracias a la tradición oral. El argumento de “La Ilíada” es el rapto que hace Paris de Helena arrebatándosela al atrida Menelao. Helena era “de hermosa cabellera” y la mujer más bella del mundo. A la vez Aquiles, cuenta el relato, se queja diciendo: “¿Son los troyanos los únicos que aman a sus esposas entre los mortales? Un hombre

leal y honesto ama y cuida a su mujer; así también, yo amé y cuidé a Briseida con todo mi corazón a pesar que la obtuve en una batalla como cautiva. Agamenón me la arrebató de mis manos”. El héroe de los troyanos es Héctor “de yelmo refulgente” y el héroe de los griegos es “el inmortal Aquiles”. Dos causas desatan la cólera de Aquiles: el rapto de Briseida su mujer y la muerte de Patroclo su querido amigo. Nos dice la autora que “los griegos se sienten agobiados por la incesante presión de los troyanos en la batalla. La victoria final depende de los dioses”. Recordamos la historia bíblica, cuando en la guerra entre Israel y los amalecitas, “mientras Moisés tenía alzada la mano llevaba Israel la ventaja, y cuando la bajaba, prevalecía Amalec” (Éxodo 17). Mencionamos esto por la importancia de la oración, tanto en la guerra como en la paz, a fin de obtener la victoria final que para nosotros los cristianos sería la Vida Eterna. Nos llama la atención el Cap. IX, donde el ilustre cojo Hefesto, dios de la fragua, forja las armas de Aquiles. Cito: “Primero fabricó un escudo grande y robusto con cinco capas y sobre él cinceló escenas del universo. Cinceló enseguida dos ciudades pobladas con hombres mortales que habitan hermosas urbes. En la primera ciudad representó la vida de los hombres que viven en paz. En ella se celebraban bodas y fiestas bajo la luz de las antorchas, las novias salían de sus moradas escoltadas por los novios que las llevaban por la calles de la villa. Grupos de jóvenes acompañaban a los novios; unos bailaban formando ruedos, otros iban tocando flautas y cítaras”. Sabemos que “La Divina Comedia” de Dante nos representa el Paraíso con los novios al centro del ruedo quienes bailan y las parejas también danzan a su alrededor celebrando la fiesta, lo cual anticipa una imagen del Cielo prometido. Otras analogías halladas en esta interesante como bella versión de “La Ilíada” son los pretendientes de Porcia en “El mercader de Venecia” de Shakespeare y los diversos preparativos antes de las batallas (Borodino) en “Guerra y Paz” relatados por el genio de Tolstoi. Creemos que “Aquiles y la guerra de Troya” de Angélica Edwards Valdés interpreta cabalmente el deseo y la búsqueda de los jóvenes, pero también de nosotros los adultos, de leer libros como el que comentamos, que, primero, sean muy bien escritos segundo, nos entretengan y formen,

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y, tercero, nos abran las puertas de la imaginación artística, la belleza poética y el amor humano y divino. Angélica Edwards lo logra ampliamente en su hermoso libro recién lanzado. Marcelo Jarpa Fabres Adquirir vía internet en www.lom.cl

El viejo y el mar Ernest Hemingway Editorial Debolsillo 2010 160 páginas

Para un aficionado a la pesca, como Ernest Hemingway, merecer el Nobel por un libro que trata sobre la batalla que entabla un experimentado pescador contra un pez que pesa más de mil libras debe significar mucho. Sobre todo, cuando el encuentro termina con la captura de la criatura, luego de horas de desgaste tanto físico como espiritual. El viejo y el mar constituye la cumbre literaria de su autor, quien puede colocar su obra en la misma repisa que sostiene a Moby Dick de Melville. El lenguaje sencillo de Hemingway no impide significar sentimientos humanos puros, como la melancolía, la angustia o la desesperación, sin tener que recurrir a la gramática sofisticada. Hay en todo esto algo de nuestro Parra, de querer hablarle al hombre común

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con su lenguaje común. Mucho se puede decir de este pequeño libro. Como escribió Juan Villoro, las interpretaciones de El viejo y el mar pueden ser indefinidas. Por eso me atrevo a escarbar en esta tierra fértil –siguiendo la teoría del iceberg de Hemingway– 64 años después de su publicación. El viejo y el mar tiene un sentido biográfico, deportivo, guerrillero. Hemingway lo sabe, y por eso las alusiones a la guerra, el boxeo y el béisbol no pasan desapercibidas. Existe, también, una cuota de orgullo de quien quiere cazar su última gran presa. Sin embargo, hay algo más. Un mensaje más profundo que no cabe en la lógica de la derrota y el sufrimiento. Y ese mensaje se advierte en el profundo cariño que experimenta aquel muchacho a quien poco le importa el esqueleto que cuelga del barco de Santiago. Estamos acostumbrados, para explicar que vale la pena tenernos en cuenta, a demostrar que aún servimos de algo, que todavía somos capaces de lograr una hazaña de gran envergadura. Que podemos, en definitiva, saltar la valla con la que supuestamente nos están midiendo, y así otorgar una razón para querernos de verdad. El viejo no quiere defraudar a su amigo que cuenta con décadas menos que él, y arriesga su vida en un mar lleno de tiburones. Su sufrimiento (las llagas en las manos, el sudor en la frente, la sed y la piel reseca por el sol) no es en vano; puede entenderse como una muestra de afecto, aunque en realidad es un signo de desesperación. Lo que no sabe Santiago es que el cariño del muchacho no se forjó por los buenos peces que habían capturado juntos ni tampoco depende de que pueda seguir haciéndolo. Él lo quiere por lo que es, no por lo que puede hacer ni lo que representa. Simplemente lo quiere, con ese amor de verdad, que es irracional, que no depende de nada. Muchas personas lo ignoran, pero El viejo y el mar tiene un final feliz. Cristóbal Aguilera Adquirir vía internet en www.casadellibro.com


A cada uno un denario Bruce Marshall Editorial Nuevo Inicio Granada, 2010 538 páginas

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embargo, creía empezar a comprender uno (de los misterios del Señor), y era por qué todos los jornaleros de la viña habían recibido en pago un denario, tanto los que habían soportado el peso y los calores de la jornada, como los otros”. Es la historia del abate Gastón, un sacerdote francés que participa en la primera y segunda guerra mundial y vive intensamente el período entre ambas. Ejerce su ministerio en la iglesia de Saint Clovis que es un espejo en miniatura de París. Un hombre profundo, muy rezador, que ayuda a quien se le ponga por delante, y por eso cae en situaciones muy conflictivas. Algunas son graciosas pero otras lo ponen en peligro de muerte, como sus encuentros con la Gestapo y la Resistencia francesa. Cree firmemente que las guerras en que interviene Francia son guerras santas. Contrapunto de su historia es la del cardenal de París, que muestra un panorama de toda la Iglesia

Católica francesa en ese tiempo. Gastón vive en carne propia la lucha entre el fascismo y el comunismo, siempre argumentando que el cristianismo es la única solución verdadera. Es muy pobre por propia elección y también porque la pequeña renta que le dejó su madre hace agua, como le sucede a tantos compatriotas durante la guerra. El autor, Bruce Marshall, escocés converso al catolicismo en el siglo pasado, escribe con frases cortas en un tono humorístico, agrupadas en 80 capítulos que pueden ser de una línea o de tres páginas. Aparecen muchos sacerdotes —son el tema del libro— con sus virtudes y pequeñas miserias, con sus dificultades para evangelizar y su lucha contra la corriente. Por otra parte, el autor tiene una visión muy negativa de “los ricos”, por lo menos de los ricos de Francia en ese tiempo y vuelve constantemente sobre el tema. “Las limusinas cargadas de ricos, los ricos sentados con sus concubinas en las terrazas de los café, los ricos de duras fisonomías, los ricos estúpidos…” Esta reiteración simplista, sin ir al fondo, le quita fuerza a unos argumentos, que tampoco desarrolla. Pero el abate Gastón, que quizás también piensa así, está por encima de todo por su santidad. “De pronto el abate Gastón descubrió que había sido muy feliz como sacerdote. Y aún ahora, casi tullido y casi ciego, obligado a aprenderse de memoria kilómetros de Evangelios y de Epístolas, supo que iba a ser muy feliz como capellán residente del convento”. Una característica curiosa de este libro es que, a partir de la segunda mitad, se convierte en una novela de aventuras, casi policial, llena de misterios y acontecimientos que no dejan respirar al lector… Elena Vial Adquirir vía internet en www.casadellibro.com

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Sobre los Autores JEAN LAFFITTE. Obispo titular de Entrevaux (Francia). Prelado de la Soberana Orden de Malta. Miembro del Consejo de revista Humanitas. JAIME ANTÚNEZ ALDUNATE. Director de revista Humanitas. Miembro de número de la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile. PABLO MAILLET. Licenciado en Filosofía. Colaborador de revista Humanitas. ROBERT P. GEORGE. Titular de la cátedra McCormick de Filosofía del Derecho de la Universidad de Princeton, Estados Unidos. Director del James Madison Program in American Ideals and Institutions en la misma casa de estudios. ENRIQUE CATTANEO. Sacerdote jesuita. Redactor de la revista La Civiltà Cattolica. El presente texto fue publicado originalmente en el nº 3884 de dicha publicación. D. C. SCHINDLER: Director del Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre Matrimonio y Familia, Washington D.C. Miembro del Consejo de Consultores y Colaboradores de revista Humanitas. ANDRÉ FROSSARD: Escritor francés. Miembro de la Academia francesa. Falleció el 2 de enero de 1995. RODOLFO BALZAROTTI: Crítico de arte. Es autor de varios ensayos, entre ellos una monografía sobre William Congdon (1992). Director científico de la William Congdon Foundation. JAVIERA CORVALÁN: Licenciada en Derecho. Asistente de redacción de revista Humanitas.

SANTE MALETTA: Profesor de Filosofía en las universidades de Bergamo y Calabria. Entre sus obras publicadas: «Hannah Arendt e Martin Heidegger”.”L’esistenza in giudizio” (2001), “Biografia della ragione. Saggio sulla filosofia politica di MacIntyre” (2008), “Il giusto della politica. Il soggetto dissidente e lo spazio pubblico” (2012). MARTIN STEFFENS: Nació en 1977 en Francia. Es profesor de filosofía, especialista Simone Weil. Autor de varios libros, entre ellos: “Petit traité de la joie, consentir à la vie”, “La vie en bleu “ y “Rien que l’amour: repères pour le martyre qui vient” (traducido y publicado en España por Ediciones Encuentro, Madrid). AUTORES EN LIBROS Y PANORAMA Adriano Dell’Asta. Profesor de literatura de la Universidad del Sacro Cuore. José Luis Restán. Periodista español. Redactor Páginas Digital. Alfonso López Quintás. De la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Jorge Enrique Precht. Profesor de Derecho Público, Universidad Católica de Chile. Jorge Peña. Filósofo. Director del Instituto de Filosofía, Universidad de Los Andes. Raúl Irarrázabal Covarrubias. Del Consejo de revista Humanitas. Pedro Gandolfo. Academia CSPM Inst. de Chile Guillermo Marini. Secretario Facultad de Educación UC José Manuel Castro. Del Consejo de revista Humanitas.

COMITÉ EDITORIAL DE HUMANITAS Jaime Antúnez. Director de revista Humanitas. Doctor en Filosofía. Miembro de número de la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile.

Rodrigo Polanco. Profesor Titular de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Ex rector del Seminario Pontificio de Santiago. Doctor en Teología Sagrada.

Francisco Claro. Doctor en Física. Profesor Titular de la Facultad de Física de la Universidad Católica de Chile. Miembro correspondiente de la Academia de Ciencias del Instituto de Chile y Fellow de la American Physical Society (EE.UU.).

Ricardo Riesco. Doctor en Geografía. Miembro de Número de la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile.

Carmen Domínguez. Doctora en Derecho. Profesora Titular de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de Chile. Directora del Centro UC de la Familia. Gabriel Guarda O.S.B. Abad emérito del Monasterio Benedictino de la Santísima Trinidad de Las Condes. Premio Nacional de Historia 1984. Miembro de número de la Academia de la Historia del Instituto de Chile. Pedro Morandé. Doctor en Sociología. Profesor Titular de la Facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Miembro de número de la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile.

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Eduardo Valenzuela Carvallo. Doctor en Sociología. Decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Juan de Dios Vial Correa. Ex rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Ex presidente de la Pontificia Academia para la Vida. Miembro de número de la Academia de Ciencias del Instituto de Chile. Juan de Dios Vial Larraín. Ex rector de la Universidad de Chile. Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 1997. Miembro de número de la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile. Arturo Yrarrázaval. Doctor en Derecho por la Universidad de Yale. Ex decano de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile y Profesor Titular de la misma.


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Consejo de Consultores y Colaboradores

Revista de Antropología y Cultura Cristianas Publicación trimestral de la Pontificia Universidad Católica de Chile La revista HUMANITAS nace de la conveniencia de que la Universidad disponga para el servicio de la comunidad universitaria y de la opinión pública en general, de un órgano de pensamiento y estudio que busque reflejar las preocupaciones y enseñanzas del Magisterio Pontificio (Decreto Rectoría Nº 147/95, visto 2º). DIRECTOR Jaime Antúnez Aldunate COMITÉ EDITORIAL Francisco Claro Huneeus Hernán Corral Talciani Carmen Domínguez Hidalgo Gabriel Guarda, O.S.B. Pedro Morandé Court Rodrigo Polanco Fermandois Ricardo Riesco Jaramillo Eduardo Valenzuela Carvallo Juan de Dios Vial Correa Juan de Dios Vial Larraín Arturo Yrarrázaval Covarrubias SECRETARIA DE REDACCIÓN Marta Irarrázaval Zegers

CONSEJO DE CONSULTORES Y COLABORADORES Presidente Honorario: S.E.R. Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, Arzobispo Emérito de Santiago. Héctor Aguer, Anselmo Álvarez, OSB., Carl Anderson, Andrés Arteaga, Francisca Alessandri, Antonio Amado, Felipe Bacarreza, Enrique Barros, Rafael Benguria, Rémi Brague, Jean-Louis Bruguès, O.P., Rocco Buttiglione, Massimo Borghesi, Sofía Brahm, Carlos Francisco Cáceres, Inés de Cassagne, José Manuel Castro, Cardenal Antonio Cañizares, Guzmán Carriquiry, William E. Carroll, Fernando María Cavaller, José Luis Cea, Fernando Chomali, Francesco D’Agostino, Adriano Dell’Asta, José Granados, Vittorio di Girolamo, José Manuel Eguiguren, Carlos José Errázuriz, José María Eyzaguirre, Samuel Fernández, Álvaro Ferrer, María Esther Gómez de Pedro, Juan Ignacio González, Stanislaw Grygiel, Gonzalo Ibáñez SantaMaría, Henri Hude, Reinhard Hütter, Raúl Irarrázabal, Lydia Jiménez, Paul Johnson, Mladen Koljatic, Jean Laffitte, Nicolás León, Alfonso López Quintás, Alejandro Llano, Raúl Madrid, Guillermo Marini, Javier Martínez Fernández, Patricia Matte Larraín, Carlos Ignacio Massini Correas, Livio Melina, René Millar, Fr. Ricardo Morales, O. de M, Rodrigo Moreno Jeria, Andrés Ollero, José Miguel Oriol, Bernardino Piñera, Aquilino Polaino-Lorente, Cardenal Paul Poupard, Javier Prades, Dominique Rey, Florián Rodero L.C., Cristián Roncagliolo, Gustavo Sánchez Rojas, Alejandro San Francisco, Cardenal Angelo Scola, Cardenal Fernando Sebastián, David L. Schindler, William Thayer Arteaga, Juan Velarde Fuertes, Alberto Vial, Aníbal Vial, Pilar Vigil, Richard Yeo, O.S.B.

NACIONALES

EXTRANJEROS

Andrés Arteaga: Obispo Auxiliar de Santiago. Francisca Alessandri: Profesora de la Facultad de Periodismo, UC. Antonio Amado: Profesor de Metafísica de la Universidad de los Andes. Felipe Bacarreza: Obispo de Los Ángeles, Chile. Enrique Barros Bourie: De la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales, del Instituto de Chile. Profesor Facultad Derecho UCH. Rafael Benguria: Premio Nacional de Ciencias Exactas 2005. Profesor Titular del Instituto de Física, UC. Sofía Brahm. Licenciada en Sociología. Carlos Francisco Cáceres: De la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile. José Manuel Castro. Magíster en Historia, UC. José Luis Cea Egaña. Presidente de la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile. Fernando Chomali: Arzobispo de Concepción. Miembro de la Pontificia Academia Pro Vita. Vittorio di Girolamo: Historiador del arte. María Esther Gómez de Pedro: Miembro del nuevo círculo de discípulos de Joseph Ratzinger / Papa Benedicto XVI. José Manuel Eguiguren Guzmán: Fundador del Movimiento Apostólico Manquehue. Carlos José Errázuriz: Consultor Congregación para la Doctrina de la Fe. Profesor de la Pontificia Università della Santa Croce. José María Eyzaguirre: Profesor de la Facultad de Derecho, UC. Samuel Fernández: Doctor en Teología y Ciencias patrísticas. Director de Investigación y Posgrado y Profesor Titular de la Facultad de Teología UC. Álvaro Ferrer: Profesor de la Facultad de Derecho, UC. Juan Ignacio González: Obispo de San Bernardo, Chile. Gonzalo Ibáñez Santa-María: Profesor y ex rector de la Universidad Adolfo Ibáñez. Raúl Irarrázabal Covarrubias: Arquitecto. Mladen Koljatic. Profesor Titular de la Facultad de Ciencias Económicas, UC. Nicolás León Ross: Ex Director Ejecutivo de IdeaPaís. Raúl Madrid: Profesor de la Facultad de Derecho, UC. Guillermo Marini: Profesor de la Facultad de Educación, UC. Patricia Matte Larraín: De la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile. René Millar. De la Academia de Historia del Instituto de Chile. Fr. Ricardo Morales, O. de M.: Provincial de la Orden de la Merced en Chile. Rodrigo Moreno Jeria: De la Academia de la Historia del Instituto de Chile. Bernardino Piñera: Arzobispo Emérito de La Serena. Cristián Roncagliolo: Vice Gran Canciller, UC. Doctor en Teología por la Universidad Salesiana, Roma. Alejandro San Francisco: Profesor del Instituto de Historia, UC. William Thayer Arteaga: De la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile. Alberto Vial: Doctor en Filosofía por la Universidad de La Sorbona. Aníbal Vial: Ex rector Universidad Santo Tomás. Pilar Vigil: Médico. Miembro de la Pontificia Academia Pro Vita.

Héctor Aguer: Arzobispo de la Plata, Argentina. Anselmo Álvarez, OSB: Abad de Santa Cruz del Valle de los Caídos. Carl Anderson: Caballero Supremo de los Caballeros de Colón. Rémi Brague: Filosófo francés. Premio Ratzinger 2012. Jean-Louis Bruguès, OP: Archivista y Bibliotecario de la Santa Iglesia. Obispo emérito de Angers, Francia. Massimo Borghesi: Filósofo italiano. Catedrático de la Universidad de Perugia. Rocco Buttiglione: Filósofo y político italiano. Cardenal Antonio Cañizares: Arzobispo de Valencia, España. Guzmán Carriquiry: Secretario de la Comisión Pontificia para América Latina. William E. Carroll: Cátedra de Tomás de Aquino, Blackfriars, Oxford. Fernando María Cavaller. Presidente de la Asociación de Amigos de Newman, Argentina. Francesco D’Agostino: Filósofo del Derecho. Ex presidente del Comité Nacional de Bioética en Italia. Inés de Cassagne: Escritora argentina. Adriano Dell’Asta: Vicepresidente de la Fundación Rusia Cristiana. José Granados: Vicepresidente del Instituto Juan Pablo II para estudios sobre Matrimonio y Familia en Roma. Stanislaw Grygiel: Filósofo polaco. Titular de la Cátedra Juan Pablo II en la Universidad Lateranense, Roma. Reinhard Hütter: Teólogo. Profesor en The Catholic University of America. Henri Hude: Filósofo francés. Ex rector del Colegio Stanislas, París. Lydia Jiménez: Directora General del Instituto Secular Cruzadas de Santa María. Paul Johnson: Historiador inglés. Jean Laffitte: Obispo de Entrevaux. Secretario del Consejo Pontificio para la Familia. Alfonso López Quintás: Filósofo español. De la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Alejandro Llano: Filósofo español. Javier Martínez Fernández: Arzobispo de Granada, España. Carlos Ignacio Massini Correas: Catedrático de la Universidad Nacional de Cuyo, Argentina. Livio Melina: Profesor del Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia. Andrés Ollero. Catedrático de Filosofía del Derecho. Magistrado del Tribunal Constitucional español. José Miguel Oriol: Presidente de Editorial Encuentro, Madrid. Aquilino Polaino-Lorente: Psiquiatra español. Cardenal Paul Poupard: Presidente emérito del Pontificio Consejo de Cultura. Javier Prades: Rector de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, Madrid. Miembro de la Comisión Teológica Internacional. Dominique Rey: Obispo de Fréjus-Toulon, Francia. Florián Rodero L.C: Profesor de Teología del Ateneo Regina Apostolorum en Roma. Gustavo Sánchez Rojas: Director de la «Revista Teológica Limense». Miembro de la Comisión Teológica Internacional. Cardenal Angelo Scola: Arzobispo de Milán. Cardenal Fernando Sebastián: Arzobispo emérito de Pamplona. David L. Schindler: Director del Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre Matrimonio y Familia, Washington D.C. Juan Velarde Fuertes: Presidente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Premio Príncipe de Asturias en Ciencias Sociales (1992). Richard Yeo, OSB: Abad Presidente de la Congregación Benedictina de Inglaterra.


LA IDEOLOGÍA DE “GÉNERO” Y EL “LIBERALISMO GNÓSTICO” Robert P. George

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R E V I S T A DE A n t r op ol o gí a y C u lt u r a C r i s t i a n a s / N º 8 4 / A ÑO X X I I

A 30 años de su visita Chile PUBLICAMOS INÉDITO EN ESPAÑOL DE SAN JUAN PABLO II, PAPA

AÑO XXII

LA RESURRECCIÓN DE JESÚS Y EL SENTIDO DE LA VIDA Enrique Cattaneo

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE


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