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BUENOS AIRES, VIERNES 31 DE MARZO DE 2017
Educar es responsabilidad social El discurso y la acción en la sociedad argentina tomaron caminos diferentes al hablar de educación. Si la formación de los más chicos es el futuro del país, la semilla que en ellos se deposita debe engendrar el compromiso de todos los sectores.
Por Luis Alberto Ulla - Director de Investigación y Desarrollo del Instituto Argentino de Responsabilidad Social Empresaria (IARSE)
E
l concepto de responsabilidad social remite de manera inapelable a la idea de responder, de rendir cuentas por el lugar que ocupamos. Pero, ¿rendir cuentas a quiénes? Umberto Eco nos enseñó que “la ética nace cuando aparece el otro”, es decir que debemos obrar sabiendo que existen unos otros a quienes impactamos con lo que hacemos bien o mal, y también con lo que dejamos de hacer. Si trasladamos este esquema a la educación que nos
damos como sociedad, el panorama se nos pone complicado. Primero, porque los “resultados materiales” de la educación que están recibiendo las actuales generaciones de niños, adolescentes y jóvenes, en términos promedio como país, son bastante flojos, para ser condescendiente con la crítica. Me refiero a “resultados materiales” para englobar en ellos a todos los contenidos e información que reciben los niños y niñas de la Argentina. En eso, estamos ocu-
pando los últimos lugares de la tabla en cuanto a matemáticas, lectura y ciencia; algo que nos debiera dar una enorme vergüenza, sabiendo de dónde venimos. Pero, si lo miramos desde otra perspectiva, deberíamos agradecer que los sistemas de evaluación educativa solo se queden en lo que actualmente miden, y no incluyan el tema de los valores y las actitudes, ya que en ese caso directamente quedaríamos descalificados absolutamente. Sigue en Pág.2