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CAYETANO COLL Y CUCHI (Odon
¡Qué triste el haber sufrido 11io h1tber ánte11 gozado!
!Qué triste el haber llorado sin haber nunca reldol
JQué triste el placer mentido, ese placar engafioso que se vende licencioso por puñado de oro inmundo, as1 convirtiendo al mundo en mercado bochornoso1
Porque a veces yo me rfo y mi torpe carcajada no parece sazonada por tantos anos de hastío.
Cuando siento en redor mfo las C'lncioneb de la orgfa y se embria¡a el alma mfa entre copas y entre besos, no extrat\éis que a mis excesos, at'.in el mismo dolor ria.
Y cuando mi IRbio oprime otro labio enardecido. para ahogar ensordecido grito con que el alma gime. y en el vino que redime cuando mata, busco ansioso un momento de reposo, un solo instante de calma, estando llorando el alma yo me rfo bullicioso.
¡y al fango un honormentido, la virtud despedazada, la inocencia aniquilada, el amor envilecido, la mujer, ángel cafdo, el hombre, miseria y lodo, y después, pasado todo, en el alma solo resta: la vergüenza de la fiesta e ignominia del beodo!
¡Qué triste ea la vida as( llorandocuando se riel
¿Es de extraner queyo anafe pronta muerte para mi?
Si tan desgreoiadofui Al nacer, justo esque pida murienclogozar la vida y uoa tumba sola y fria donde descanse algún d1a de la jornada perdida..