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tadas y correctas para la época y la envergadura del proyecto. Al igual con el vestuario, maquillaje y peinados, a cargo de Mitzi Ann Ramfrez y Rosa Hilerio vamente. La música se apropió de melodías, contemporáneas a la trama, que obligan a tatarear junto a los personajes; y armonías, contemporáneas a la audiencia, que apoyan con fuerza la situación dramática. Efectiva sin llamar la atención. Todos los componentes del sonido fueron correctos. Las voces, el ambiente y la mezcla con la música y efectos, perfectos para el proyecto.

Es dificil evaluar la labor de un productor. Cada productor trabaja a su manera e interviene en el proyecto según sus pasiones o gustos. En algunas producciones el productor es responsable por todo el trabajo creativo y técnico. En otras, es el facilitador que consigue el espacio y los recursos necesarios para que la imaginación de otros llegue a la pantalla. De lo que no tengo duda es que para conseguir que una producción complicada como Revolución en el Infierno logre una calidad pareja en dos los aspectos de la producción es el logro de un ductor que calladamente, o quizás a voces, motive a que todos los colaboradores de la producción a trabajar a su máxima capacidad, con armonfa y pasión. El logro está en la pantalla.

La adaptación de Revolución en el Infierno a la pantalla conserva mucho, a veces demasiado, de su origen teatral. El primer acto se compone de unas pocas secuencias con páginas de un diálogo delicioso, pero que obliga a la puesta en escena a ser teatral. El lenguaje cinematográfico es mayormente ausente y las conversaciones entre personajes un poco explicativas. Para el segundo acto la trama se complica, las escenas son más breves, y se agiliza la cinematografia. El uso de las fotograflas históricas durante el enfrentamiento con la policía en Ponce es muy efectivo para la escena, pero el uso de tos exclusivamente para esa secuencia parece haber sido improvisado durante la edición. La dirección de cámaras, de Gilberto Rivera Salas, es televisión de primera clase, sin embargo la edición en momentos es abrupta y quizás, pretendiendo estilo, corta la toma junto con el diálogo dejando poco tiempo para ver la reacción de los personajes al diálogo del otro actor. El tercer acto se dedica mayormente ha atar los hilos sueltos. El contenido de los diálogos es importante, valioso inclusive, pero regresa a la teatralidad del primer acto dejando la sión de un epilogo prolongado. Esa puesta en escena teatral le resta mucho al impacto dramático de la última escena. A pesar del rencor de don Nisio, ilustrado con una bofetada durante una escena anterior, cuando Rosario lo visita, vestida de luto, sin tocar a la puerta, el sorprendido don Nisio se queda sentado y escucha pacientemente a Rosario en vez de tratar de echarla fuera de la casa. Don Nísio se ha rendido y parece que Rosario también.

Revolución en el Infierno es una producción importante. Importante por su calidad. Importante por su temática. Pero es igual de importante que se vea. Que se vea fuera de Puerto Rico. Que se vea en los mercados hispanos de estados unidos, que se vea en los países hermanos de América latina. Que nuestro talento creativo, técnico y de actuación se exponga en otros mercados para que se reconozca la capacidad y el talento de nuestra clase artística. Para que igual que nosotros disfrutamos y auspiciamos las producciones de otros paises, creándole, con nuestra audiencia, nuevos empleos para su clase artística, puedan ellos hacer igual con nosotros. La historia de un ideal traicionado que narra Revolución en el Infierno es también la historia de todos los pueblos que han perseguido su ideal de libertad.

19 de octubre de 2004

UN NUEVO CINE PUERTORRIQUEÑO

POR ROBERTO RAMOS-PEREA

Lo que es obvio para muchos de los hacedores de cine en Puerto Rico, quizá no lo sea tanto para Jos que lo consumen. Hay un nuevo cine puertorriquetlo desde la década del ochenta, cuando por razones tecnológicas que todos conocemos, el video análogo y luego el digital se convirtieron en la revolución liberadora de la prisión económica del cine fllmico.

Aquellos primeros unitarios de televisión que por alguna razón caprichosa duraban más de 60 minutos, como Obsesión de amor (c.l980) con Sharon Riley, o La Rosa Blanca (1979) de Elfn Ortíz setlalaron un camino para la producción de largometrajes de ficción que poco a poco pero de manera segura haría frutos. "El impulso digital" a mediados de los noventa, diríase que fue un soberano empujón que nos rompió la boca contra el suelo. Muestras de excelencia del cine puertorriquel\o como 12 horas (2002). Héroes de otra patria (1998), Plaza Vacante {2001) y El Callejón de los cuernos {1998) provocan que la esperanza se afirme sobre bases sólidas y abren las puertas a recursos y estructuras de producción que hablan sido recbazadas por aquellos que entendían que de haber algún cine puertorriquefto, éste tenia que seguir como bon-ego incauto, los modos de producción estadounidenses.

Estadísticas del Archivo Nacional de Teatro y Cine del Ateneo han completado un registro de 1,187 peliculas puertorriquetias o relacionadas a Puerto Rico desde sus inicios en 1898 hasta hoy. De todas esas muestras de todo tipo de cine (coproducciones, documentales, cortos, mediometrajes, animaciones y demás), aproximadamente 112 de ellas desde 1989 al 2005 han sido largometrajes de ficción puertorriquetlos filmados en video análogo o digital.

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