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LA COMPRENSIÓN DEL TIEMPO SOCIOPSICONEUROLÓGICO

GERMÁN ORTIZ

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Germán Ortiz @porahiandager

Es fundador de L.A.GRAM. Autor de libros para adolescentes y jóvenes, como Acceso Directo, El Amor de mi vida, Alto Voltaje y Vamos por más. Es Psicólogo social. Desde muy temprana edad está dedicado a la pastoral juvenil, actualmente pastor de jóvenes en la Iglesia Buenas nuevas (Bs. As.), conductor del programa de TV «Vamos x más». Reconocido orador internacional.

Todo cambia

Los líderes que aman a los preadolescentes consideran los cambios mentales, físicos, emocionales, culturales y sociales en los que están inmersos los chicos y chicas. La preadolescencia va a sorprenderte. No quiero hacer un tratado de desarrollo de la niñez a la adolescencia, pero sí creo que líderes, docentes, padres y madres no deberíamos ignorar estas transformaciones que involucran todo el ser de nuestros chicos y chicas. Las transformaciones de la biología humana, como muchas otras, son impresionantes. El elemento que viene a jugar de manera aún más relevante a partir del nacimiento es que los cambios internos, propios del crecimiento como individuo, ahora dependen en gran manera del éxito o el fracaso que se tenga en la relación con el medio externo. Esto complejiza aún más el sistema. Todo ese mundo interno en constante crecimiento y expansión ya es complejo en sí mismo pero la cosa no queda en lo que pasa por dentro. Aún nos falta considerar que ese mundo externo no solamente es inmensamente vasto en su extensión material sino que además existe un mundo espiritual que resulta aún más misterioso. Por todo esto, las últimas ideas que intentan definir al ser humano lo han llamado un ser biopsicosocioespiritual.

Cambios combinados

Cada uno de estos aspectos que definen al ser humano atraviesa por distintos procesos de cambio hacia una etapa adulta. Cada uno vivirá su propio y particular proceso de transformación pero todos ellos interactuarán con cada uno de los otros. Por ejemplo: la transformación biológica que sufre un niño atravesará, por sí misma, por cambios impresionantes. Los procesos biológicos no se darán de forma aislada: estos afectarán lo psicológico, lo social y lo espiritual, y lo psicológico, lo social y lo espiritual afectará a su vez lo biológico. Un ejemplo de esto último: en décadas pasadas, cuando mis padres y aun yo mismo, fuimos adolescentes, los cambios biológicos en las chicas tenían una repercusión particular en un gran número de ellas. En una sociedad mucho más moralista que la de hoy en día, muchas niñas vivían muy avergonzadas el crecimiento de sus senos.

Es decir, una instancia social influenciada por la cultura de la época incidía en la psiquis de una niña que experimentaba un cambio biológico. Esa vergüenza en muchos casos implicaba que la chica tendiera a encorvarse para ocultar sus senos, lo que afectaba su desarrollo físico e incidía también, aun en algunos casos, en sus relaciones sociales, lo que por consecuencia también afectaba sus emociones. Es más, en algún porcentaje de casos, estas chicas no dejaban de vivirlo con culpa o con cuestionamientos para con Dios, lo que de alguna manera

La comprensión de este complejo proceso resulta fundamental para poder acompañarla con amor. La sabiduría sumando al amor para generar mayor conexión. Mejor comunicación, mejor vínculo, mejor aprendizaje, más salud.

afectaba también su espiritualidad. Todo relacionándose con todo y afectándose mutuamente. Este es tan solo un ejemplo para observar lo que los chicos y chicas experimentan durante estos locos años en el marco de esta compleja instancia de desarrollo.

Maneras de pensar

Durante la infancia, a los niños y niñas les alcanza con dominar lo que se ha dado en llamar el «pensamiento concreto». Para mi hija Paz, que en este momento tiene apenas tres años, todo tiempo pasado es ayer. Haya ocurrido la mañana anterior o haya acontecido hace un mes, todo pasó ayer. Su cerebro la ayuda a procesar la información de una manera concreta, lo suficiente como para que los padres, que la tenemos a nuestro cuidado, podamos entenderla. La biología humana requiere del cuidado especial y prolongado del adulto como casi ninguna otra especie. De allí que la influencia de padres, madres y otros mayores sea tan importante en la formación de los niños y niñas. La responsabilidad es enorme.

Esos cuidados hacen que el niño o la niña no necesiten hacer mayores relaciones deductivas o preventivas, propias del pensamiento abstracto que no requiere de los sentidos para poder procesar. En esa etapa inicial todo el mundo se procesa por lo que se mueve y se siente. En los primeros dos años de vida a nuestro cerebro le bastará con eso; luego, la experiencia seguirá llevandolo por el sendero de lo concreto, pero comenzando a hacer conclusiones un poco más complejas, conclusiones difíciles de hacer si no se reciben los cuidados emocionales necesarios y se llena adecuadamente el tanque de combustible a través de la alimentación y la hidratación. Cuando la preadolescencia llegue, las hormonas por dentro y el mundo de relaciones por fuera complicarán tanto las cosas, que el cerebro necesitará actualizaciones novedosas para poder encarar con éxito la vida. Pero Paz aún está en un nivel principiante donde el pensamiento abstracto solo se encuentra en ínfimos destellos.

Su hermano Franco, con once años, maneja explicaciones y argumentos novedosos que lo instrumentan un poco mejor para encarar el mundo y su cotidianeidad. No es un experto deductivo. Aún le cuesta dominar este mundo del pensamiento abstracto. La ciencia dice que está ahí, justo en el momento donde el cerebro está listo para dominar esta capacidad; sin embargo, entre sus procesos de transformación biológica y el software con el que va actualizandose, comienza a hacer sorprendentes lecturas abstractas con asombrosa habilidad. Todo esto no es para nada sencillo. Adelante de Franco, se encuentra la más grande de mis hijas: la maravillosa Flor, de quince enormes años, devoradora de novelas de ficción y lectora profunda de la realidad. Ella recorre los laberintos del pensamiento abstracto con un desparpajo inquietante. Por momentos es temeraria, irrespetuosa; ya ha atravesado innumerables veces por ese atajo que Franco recién descubre. Ha desarmado y vuelto a armar conceptos, ideas, planteos y deducciones. Ha desarrollado la capacidad de simbolizar, sintetizar, comparar y hacer hipótesis, trasladando conclusiones para entender otras situaciones o experiencias similares.

Muchas veces, vive con profunda frustración el resultado de algunas de esas conclusiones, y es aquí donde el auxilio de los adultos que la aman, y su propia experiencia con el Espíritu de Dios, llegan para brindarle contención y saludable compañía para crecer en el entendimiento de la realidad. La comprensión de este complejo proceso resulta fundamental para poder acompañarla con amor. La sabiduría sumando al amor para generar mayor conexión. Mejor comunicación, mejor vínculo, mejor aprendizaje, más salud. Si aceitamos la comunicación y ofrecemos vínculos sanos, esa interacción dará como fruto el aprendizaje necesario para vivir saludablemente.

Aun cuando mi hija Paz no está lista para leer, sé que puedo ir ayudándola a identificar algunas letras. Algo parecido pasa con Franco y Florencia: el amor, los límites y la enseñanza de principios y valores generan condiciones favorables para que sus cerebros, poco a poco, se desarrollen debidamente y, de paso, vaya adquiriendo la información necesaria para que sus cuartos puedan estar, al menos, un poco más organizados. Estos datos, deberían ayudarnos a comprender mejor la situación en la que se encuentran nuestros preadolescentes. Nos generan mejores posibilidades para brindarles la compañía que necesitan. Aun

Tomado de 7 secretos que todo líder de preadolescentes debe saber - Germán Ortiz será todavía mejor si podemos ayudarlos a que, en medio de todos estos procesos de transformación, puedan poner al Espíritu de Dios en el lugar que le corresponde. Lo mejor que podemos hacer por los chicos y chicas de esta edad es ayudarlos a que tomen la misma decisión que Jesús tomó cuando tenía la edad de ellos: considerar los negocios del Padre como su primera necesidad.

Crianza, educación y discipulado tienen el desafío de acompañar este proceso. No podemos entrar en sus cabezas y cambiar el cableado de los preadolescentes. No sería honesto trazar los senderos por ellos. No podemos adueñarnos de su cerebro: no nos pertenece. Nuestro desafío es ayudarlos a pensar, no pensar por ellos. Es importante brindarles la contención, el respaldo, la conexión emocional y el estímulo intelectual que los potencie para el cambio positivo, que los ayude a alcanzar la vida adulta como un salto superador a la aventura y no con la resignación frente a una triste decadencia. El cambio es posible. A los neurocientíficos les gusta llamarlo neuroplasticidad: la posibilidad de trazar nuevos senderos en el pasto, mejores senderos que nos ayuden a obtener mejores resultados. Las conexiones neuronales tienden a ser rudimentarias, nuestro cerebro prefiere naturalmente la pereza. Le basta con la supervivencia. Una vez que traza un sendero, la tendencia natural no será buscar otros nuevos: elegirá el modo automático que le permite economizar energía. Pero no estamos obligados a quedar sujetos a la pereza de nuestro hardware. No tenemos por qué amoldarnos a estructuras mentales rígidas. Mira como lo dice el apóstol Pablo. «No se amolden a la conducta de este mundo; al contrario, sean personas diferentes en cuanto a su conducta y forma de pensar. Así aprenderán lo que Dios quiere, lo que es bueno, agradable y perfecto». (Romanos 12:2). Las neurociencias vienen a descubrir que las estructuras de nuestro cerebro no son tan rígidas como para atraparnos en moldes aprendidos por sistemas de mediocridad… ¡Ups! Parece que Pablo ya lo tenía claro. Existe esperanza para cualquier cerebro, aun para el de los adultos y ¡cuánto más para los preadolescentes con los que trabajas! Nuestra mente puede ser renovada. Eso requiere de energía, necesita que le pongamos ganas al aprendizaje, pero es posible. Podemos reescribir nuestros senderos, recablear nuestras conexiones; podemos permitir que el Espíritu de Dios disponga de las enseñanzas del Maestro para hacer novedosas sinapsis que nos lleven a dejar de ser supervivientes rasos y nos trasladen a la experiencia de la vida en abundancia.

¿Por qué se van los jóvenes de Facebook?

SUS PADRES ESTÁN EN FACEBOOK

LO ENCUENTRAN ABURRIDO

MUCHA PUBLICIDAD

SPAM DE AMIGOS, MARCAS Y JUEGOS

QUE LOS PADRES ESTÉN EN FACEBOOK AYUDA A DISMINUIR EL INTERÉS DE LOS JÓVENES POR ESTA RED SOCIAL

LOS JÓVENES ESTÁN ENCONTRÁNDOSE EN OTRAS PLATAFORMAS

WhatsApp Instagram Tumblr

entre los chicos menores de 13 años El 21% usa redes sociales El 26% dice que tiene una cuenta de YouTube 23%

DE LAS PREADOLESCENTES LA VOTÓ COMO SU APP FAVORITA EN SMARTPHONES44% DE LAS CHICAS SE DIVIERTE USANDO INSTAGRAM

LA IMPORTANCIA DE AFIRMAR A NUESTROS PREADOLESCENTES

GABY FRATTI

Gabriela Fratti

@ gabyfratti

Gaby es actualmente parte del Equipo de E625 El Salvador, siendo encargada del área de comunicaciones y multimedla. Pastoreó jóvenes y señoritas en Iglesia Escala, y ahora sirve en Iglesia Cristiana Jerusalén. Esposa y madre de tres princesas. La preadolescencia es una transición de la niñez a la adolescencia, y cualquier tipo de transición tiene un lugar de partida y un destino, así como un viaje. A este viaje se le llama autoafirmación. La autoafirmación es un término utilizado para describir una práctica muy importante en la salud emocional de un ser humano, y es una base sólida para vivir de una manera más genuina y para mostrar quién se es en realidad, alejándose de esa «apariencia» que generalmente existe en cada individuo. Parece algo muy complicado de explicar a los preadolescentes, ¿no es cierto? Pero este es un hábito que se adquiere, y ¿qué crees? Según la psicología, este se adquiere entre los 12 y 20 años de edad, y sobre todo en la preadolescencia que es la antesala a la toma de decisiones que marcarán la adultez. Mi esposo y yo decidimos adquirir una VW Kombi del '72, pues tenemos tres pequeñas nenas de 5, 3 y 1 año. Los padres con niños de edad preescolar comprenderán que son edades de inquietud total, así que esta van les provee el espacio necesario que ellas necesitan para disfrutar más el recorrido. De vez en cuando hacemos viajes locales y compartimos como familia, y es muy curioso todo lo que puede suceder en un viaje, mucho más cuando no conocemos el lugar donde vamos. No todo es alegría en estos viajes: hay incomodidades, paradas inesperadas por falta de gasolina, comida o baño. Nuestras hijas a veces se desesperan por las distancias, y nosotros logramos descansar hasta que ellas se duermen durante el camino. Hemos aprendido que durante un viaje familiar hay momentos inolvidables pero también adversidades, y nuestro enfoque es siempre estar juntos y aprender juntos. En la actualidad, el neuromarketing maneja mejor este tema que cualquier padre de familia, maestro, líder, pastor o cualquier tipo de influencia que un preadolescente llegase a tener. Juliet Schor, una profesora de sociología en la Universidad de Boston, especialista en economía, familia y consumismo, menciona en su libro Nacidos para comprar (2004): «Los publicistas son conscientes de las nuevas tendencias sociales. Entre ellas, la creciente influencia de los niños en los hogares, su mayor poder económico, lo ocupados que están los padres y la culpa que sienten por no poder atender a sus hijos». Las comunicaciones han modificado la forma de crianza, desde el tiempo de calidad hasta el bolsillo. La sencillez de los momentos se ha sobrevalorado a darle un celular al preadolescente aburrido para que los padres puedan ocuparse de «sus pendientes». La preadolescencia es una etapa crucial para la autoaceptación, la afirmación de la personalidad, el ser reconocidos como parte de algo (sobre todo en los deportes o juegos virtuales es sumamente importante), también estar a la moda y adquirir modelos de belleza que tienen dos o tres años más que ellos, formar sus propios argumentos lógicos para convencer a los padres, etc. Y es en este viaje de autodescubrimiento neuronal, emocional y social en el que las marcas toman ventaja para crear un cuadro de «felicidad», manipulando muchas veces a preadolescentes faltos de afecto y atención en sus hogares. La autoafirmación comienza en casa, recordando con amor que no se puede amar a otros si no se ama lo que Dios ha puesto en cada uno, y se alimenta en la iglesia creando una firme convicción de este principio. La repercusión de esta autoafirmación será adultos seguros de sus capacidades y limitantes, sin sentirse avergonzados, ¡pero sobre todo, creyentes genuinos!

NADIE TIENE MAYOR POTENCIAL PARA INFLUENCIAR A TUS HIJOS QUE TÚ

LOS PADRES QUE TUS HIJOS NECESITAN (Reggie Joiner-Lucas Leys)

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